Padilla, Ivan-Relatoría-Seminario de Estética

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UNIVERSIDAD EL BOSQUE 26/11/2019

JORGE ENRIQUE AROCA LUNA SEMINARIO DE ESTÉTICA

ESTUDIANTE DE FILOSOFÍA JUAN MANUEL DÍAS

Palabras clave: Conflicto bipartidista, circunstancias sociohistó ricas y culturales,


realidad polimorfa de la violencia, crítica literaria, categoría estética, tradició n
literaria, cará cter nacional, naturaleza literaria ficcional, realismo má gico1, valor
literario.

SOBRE EL USO DE LA CATEGORÍA DE LA VIOLENCIA EN EL ANÁLISIS Y


EXPLICACIÓN DE LOS PROCESOS ESTÉTICOS COLOMBIANOS
(Iván Padilla2)

1. Problemática de la periodización y unidad temática de la violencia en


Colombia:

El filó sofo colombiano Ivá n Padilla en “sobre el uso de la categoría de la violencia en el


análisis y explicación de los procesos estéticos colombianos” desarrolla un aná lisis
correspondiente con las causas desencadenantes de dicho fenó meno y con la
comprensió n y expresió n del mismo por parte de los historiadores o de nuestros
á mbitos literarios. En primera instancia, el autor identifica que el establecimiento de
la periodizació n del fenó meno, es decir, su origen o causas principales, se encuentran
en desacuerdo, pues para unos, la violencia corresponde con el periodo anterior al 9
de abril de 1948, con el asesinato de Jorge Eliecer Gaitá n, denominado el Bogotazo.
Para algunos historiadores, el desencadenamiento de la violencia tiene que ver má s
bien con un periodo posterior a la muerte de Gaitá n, por ejemplo: con el conflicto
bipartidista entre el partido conservador y el partido liberal, denominado frente
nacional (1946-1966). Otros autores, má s bien sostienen que fue a partir de la muerte
misma del abatido candidato presidencial, etc.

En pos del deber del gobierno colombiano de darle respuesta a esta interrogante
sobre el periodo histó rico donde se desató la violencia de nuestro país; en Mayo de
1958, la junta militar crea la comisió n nacional investigadora, de las causas y
situaciones presentes de la violencia en el territorio nacional 3. Dicho estudio titulado
como la “bibliografía sobre la violencia” a mediados de los sesenta, es descrito por
1
Realismo má gico: Movimiento literario hispanoamericano surgido a mediados del siglo XX que se
caracteriza por la inclusió n de elementos fantá sticos en la narració n, con lo que se pretende
profundizar en la realidad a través de lo má gico que hay en ella.
2
Ivá n Vicente Padilla Chasing. Profesor asociado, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá ,
Colombia[[email protected]]
3
Parafraseo: (Padilla, Iván. 2018. Pg: 9)

1
Carlos Miguel Ortiz como una constatació n de libros que se escriben con vínculos má s
o menos orgá nicos, o al menos afectivos, con uno de los bandos en punga 4, esto es: el
partido conservador, liberal o comunista. Por consiguiente, se puede entender a partir
de Miguel Ortiz que: los estudios e investigaciones de dichos libros de la comisió n
nacional investigadora, obedecen a los intereses, interpretaciones, justificaciones […]
de cará cter sectario por parte de los bandos estipulados. No obstante, el autor nos
“señ ala que ante el incremento de mú ltiples formas de violencia hacia el final de la
década de 1980, el gobierno nacional convocó un nuevo grupo de consulta que al
estudiar el fenó meno trascendiera la circunscripció n temá tica y temporal vigente
hasta entonces” (10):
El resultado de esta segunda comisió n investigadora se conoce bajo el título
Colombia: Violencia y Democracia (1989). Aquí se orienta el estudio de la
violencia hacia toda actividad humana, individual o de grupo cuyo fin es
atentar contra la integridad y limitació n de los derechos humanos: estas
nuevas lecturas aunque consideran la década de 1940 como punto de quiebre
del orden social colombiano, van má s allá del puro fenó meno político, de la
exclusió n política generada por el Frente Nacional, el surgimiento y
proliferació n de las organizaciones armadas revolucionarias activas de 1970 y
1980, y lo relacionan con el problema de tenencia de tierras, el surgimiento de
economías de exportació n, la consolidació n de nuevos sectores econó micos y
la organizació n armada para conseguir fines políticos, territoriales y
econó micos, la violencia sistemá tica para tener el control sobre la població n y
asegurar el intercambio mercantil en condiciones de amenaza e
incertidumbre5. (Deas y Gaitá n 1995; Deas, 1999, Cote, 2007, Pizarro
2004; Posada, 2002.)

Es decir, en ú ltimas el gran meritó de la segunda comisió n investigadora de la


violencia en Colombia radicaba en la capacidad de identificar la variedad de
posibilidades que existen o existieron en un momento determinado en pos del
surgimiento y aumento de dicho fenó meno en nuestro país, logrando con esto no solo
liberarnos de la suscripció n temá tica que focalizaba los orígenes de la misma en aras
de un conflicto bipartidista, o proliferació n de las fuerzas revolucionarias, sino que
también cuestionando la periodizació n que la fijaba en X o Y momento de la historia.

2. Problemática de la producción institucionalizada del desenlace de la


violencia en la literatura colombiana:

De acuerdo a Ivá n Padilla, se puede entender que: así como el entendimiento de la


violencia está fuertemente asociado a la primera y segunda investigació n: bibliografía
de la violencia, 1958-Colombia: Violencia y Democracia, 1989; de esa misma forma se
4
(Padilla, Ivá n. 2018. Pg: 9)
5
(Padilla, Ivan, 2018. Pg: 10)

2
encuentra asociado no solamente el entendimiento de la violencia, sino que también
su representatividad en los á mbitos del arte o la literatura. En un primer momento, la
comprensió n de la violencia en Colombia tenía que ver exclusivamente con una
mirada al conflicto armado bipartidista o a las fuerzas revolucionarias. De igual modo,
la representació n de la violencia en el arte o en la literatura tenía que ver con la
representació n de la misma, pero de una manera cruda-realista en el á mbito de lo
visual, y de también de una manera tergiversada, en lo relacionado con la literatura.
“Todas las manifestaciones de violencia se han convertido en objeto estético no solo de la
literatura y el drama, sino también de las artes plásticas y visuales en general”. (Padilla,
Ivan, 2018. Pg: 12). Por ende, al convertirse las manifestaciones de violencia en objeto
estético del arte de esa época, de la política o la literatura, esta se justificaba o
recriminaba en pos de una narrativa particular. Por ejemplo: los actos de barbarie de
los conservadores seguramente eran justificados por X o Y razones, pero los de los
liberales, seguramente recriminados y viceversa.

Al parecer, la situació n sociohistó rica y la producció n constante por diversas


manifestaciones de barbarie de esta época dieron lugar a lo que la expresió n se
acuñ ara e institucionalizara en los estudios partidistas del mimo periodo y
permeara todos los discursos hasta el punto que resultara practico utilizarlo
también en la explicació n de la producció n literaria. (Padilla, Ivá n. 2018. Pg:
17)

Ahora, también tenemos el ejemplo de la literatura, por llamarla de algú n modo:


tradicionalista que segú n Padilla, representa la violencia de nuestro país de una
manera demasiada cruda, esto es: realista, pero no propiamente de un realismo
significativo, sino má s bien, de un realismo desnudo; así como también la representa
narrativamente en forma de “testimonio, tipo documental o denuncia 6”, aunque
seguramente el punto má s grave es que la literatura este permeada por sesgos
políticos que predisponen la narració n o representació n original y limitan su cará cter
fantá stico o adecuado a la hora de describir la historia correctamente.

En “La literatura colombiana, un fraude a la nació n”, después de reprocharles a


nuestros escritores de haber carecido de un autentico sentido de lo nacional,
considerando que esta era sin duda la condició n má s segura para que sus obras
[hubieran tenido] una proyecció n universal. García Má rquez consideró que
aunque en Colombia se habían ensayado todas las modalidades y tendencias
de la novela y la narració n, no se había consolidado una tradició n ni creado las
condiciones necesarias para que esto sucediera. (Padilla, Ivá n. 2018. Pg: 21)

Gabriel García Má rquez fue un escritor colombiano puede decirse que contemporá neo
a esa forma tradicionalista de representar la violencia en Colombia a través de la
6
(Iván Padilla. 2018, Pg: 34)

3
literatura. Fue a la vez un gran crítico de esta ú ltima, en la medida que consideraba
que esta no debe estar permeada por fuentes políticas sectarias e institucionalistas, ni
mucho menos debe representar la violencia de en forma de testimonios, tipo
documentales o tipo denuncias, ya que para este autor lo má s importante en la
narració n literaria tenía que ver con lo que esta lograba suscitar en nosotros como
seres humanos, porque a veces no importa que tan preciso es un testimonio, o un
documental, si no logra generar en el sujeto un estado reflexivo, de consciencia y de
valor estético.

LITERATURA DE LA VIOLENCIA: ¿LITERATURA SOBRE LA VIOLENCIA Y


REPRESENTACIONES Y VALORACIONES ARTISTICAS DE LOS EFECTOS DE LA
VIOLENCIA?

3. Las dos perspectivas de la categoría de la violencia:

En la identificació n de estas problemá ticas Ivá n Padilla, y creo que al igual que Gabriel
García Má rquez o Herná n Telles, entre otros, estos no nos tratan de decir que la
representació n de la categoría de la violencia debe ser ajena a periodizaciones que
traten de dar sentido a su origen, ni tampoco a los aná lisis y descripciones
socioculturales, pero lo que si nos tratan de decir, es que estos no son analó gicamente
similares que los procesos estéticos o literarios.

Si bien no se debe perder de vista el carácter social de la literatura y tampoco


desconocer que gran parte de esta literatura se escribe durante el periodo que
comprende la violencia bipartidista del frente nacional, es necesario no confundir los
procesos estéticos y literarios con los procesos histó ricos y sociales. (Padilla, Ivá n.
2018. Pg: 34)

Por un lado tenemos que los procesos histó ricos y sociales que describen el fenó meno
de la violencia de Colombia de una forma crudamente-realista, testimonial,
denunciante, o documentalista, que en ú ltimas pueden generar má s bien un ambiente
de entretenimiento e irreflexivo y de naturalismo. Por otro lado, tenemos los procesos
estéticos-literarios cuyo fin es suscitar la moral del sujeto, su perspectiva, generar
conciencia, expresar un significado […] De igual forma, el proceso literario debe ser
algo mucho má s representativo que un testimonio preciso u autentico, pues de él y su
metodología descriptiva en aras de un realismo má gico, se obtiene un valor estético de
las representaciones o manifestaciones de la violencia.

4. Los posibles y diversos detonantes de la violencia en Colombia en aras de


una literatura original-nacional:

Como ya se mencionó en los apartados anteriores, en un primer momento el origen de


la violencia en Colombia se trató de explicar de una forma tradicionalista, pues lo

4
ubica en unos momentos histó ricos que corresponden al surgimiento de unos
conflictos específicos. Sin embargo, de acuerdo a un segundo momento de
investigació n acerca de la violencia, y segú n el aná lisis de Ivá n padilla […] “la violencia
remonta la época de la colonia y es presentada como algo natural que nos ha hecho
indiferentes, apáticos e insolidarios, etc.”. (2018. Pg: 41) En otras palabras, el detonante
de la violencia no solo se considera como: “ una realidad polimorfa resultante de
diversos factores y actores sociales y como algo cuya práctica genera ventajas
económicas individuales: a los grupos armados, por ejemplo, que, en la transición de
grupos ideológicos de izquierda (guerrillas) a grupo terrorista, se benefician del negocio
del narcotráfico”. (Padilla, Ivá n. 2018. Pg: 10), sino también como un estado natural
propio de la vida de los colombianos. Esta problemá tica acerca de la naturalizació n de
la violencia tiene mucho que ver con las descripciones y manifestaciones violentas por
parte de la literatura […] en el entorno social. Por ejemplo: cuando se presentan
testimonios, documentales, series, novelas, películas, obras de arte, imá genes;
desprovistas de un sentido significativo, teleoló gico, o de valor estético y de cará cter
crítico, se corre el peligroso riesgo de normalizar y naturalizar la violencia debido a su
acaecer o sentido cotidiano, el cuá l constituiría solamente una literatura para el gran
pú blico (51).

Gabriel García Má rquez aclamo en distintos momentos la necesidad de un nuevo


orden de representació n literaria de la violencia, distinto del discurso de dimensió n
naturalista y socioló gico. De este modo, se puede entender desde una perspectiva
parecida a la de García Má rquez o Herná n Telles7 que la representació n literaria debe
conllevar una toma de conciencia política e histó rica respecto de nuestro país y el
fenó meno vielento, de orientació n en el proyecto estético, de rescate de una esencia
moral, de una ética del mundo y de ciertas circunstancias sociohistó ricas. La
propuesta de una literatura original-nacional, no es otra cosa que la propuesta de una
literatura mucho má s rigurosa, imparcial, verdadera, de un cará cter realista, pero a la
vez má gico y de valor estético.

Bibliografía:

Padilla, Ivá n. “Sobre el uso de la categoría de la violencia en el análisis y explicación de


los procesos estéticos colombianos”. Bogotá : Filonema, 2018.

7
(Padilla, Ivan, 2018. Pg: 30-31)

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