Egipto, Un Largo Oasis Junto Al Nilo

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Colegio Santa Marta Osorno

Historia, Geografía y Ciencias Sociales


Profesora Ma. Paz Uribe Saldivia

Egipto, un largo oasis junto al Nilo


En el noroeste de África, en medio de las áridas tierras del desierto, se desarrolló una de las civilizaciones más
importantes de la Antigüedad. Esto fue posible gracias al desafío que planteó la naturaleza, ya que el paulatino
desecamiento de la región exigió un extraordinario esfuerzo de cooperación social entre los egipcios a fin de garantizar la
supervivencia. En este sentido, supieron aprovechar las ventajas que ofrecía la presencia del Río Nilo y sus regulares
crecidas, que contribuían a fertilizar extensas franjas de tierra en sus márgenes.
Durante el período neolítico, la región estaba habitada por pueblos pastores, pero hacia el 3000 a.C., Egipto se
convirtió en el primer Estado unificado. A lo largo de los siglos que siguieron, la civilización egipcia desarrolló una
cultura muy particular, caracterizada por una singular forma de organización política y económica, y por una vida social
fuertemente atravesada por sus profundas creencias religiosas.

El Nilo: fuente de riqueza


El río Nilo, el principal recurso natural de Egipto,
recorre más de 5.500 km y desemboca en el mar Mediterráneo.
Se divide en numerosos brazos que forman una delta de
más de 200 km. En la temporada de verano, en los meses
comprendidos entre julio y octubre, el Nilo crece e inunda la
región. Durante este período, es de vital importancia controlar a
la perfección los canales de riego, porque el más mínimo error
podía significar que miles de egipcios quedaran bajo el agua.
En los siguientes cuatro meses, las aguas se retiran y las tierras
quedan cubiertas de una capa negra conocida con el nombre de
limo, que es un fertilizante natural. Durante este período, se
realiza el arado y la siembra (trigo, cebada, vid, entre otros)
Entre los meses de marzo y junio, se cosecha, y así comienza la
etapa de transporte y almacenamiento de lo producido.
La agricultura egipcia se basó en el cultivo del trigo,
la cebada y el lino. Abundaban los árboles frutales, las
higueras, los granados y las viñas. Además los egipcios
desarrollaron el cultivo de hortalizas y la cría de ganado. Pero
también necesitaron algunos recursos que no existían en la región: madera, para fabricar barcos y edificar; y metales, para
las construcciones y para confeccionar herramientas. Para eso, el Estado Faraónico se organizó mediante expediciones con
fines comerciales y de guerra.

Egipto en sus orígenes: Nomos y Reinos


Durante el período neolítico, atraídos por la fertilidad que ofrecían las tierras que rodeaban al río Nilo, diversos
pueblos nómades que provenían de la península arábiga, del Sudán y de regiones vecinas del norte de África llegaron a
Egipto. Estos fueron los primeros habitantes que realizaron trabajos para contener la crecida de las aguas y
desarrollaron nuevas formas de organización social. De hecho, la domesticación de las aguas del río demandó una
especialización del trabajo. Algunos se dedicaron a la organización y al planeamiento de las obras hidráulicas, y otros se
abocaron a su ejecución. Esta especialización condujo, a su vez, a una clara diferenciación social, y sólo algunos hombres
quedaron desafectados de realizar tareas manuales y se constituyeron en un sector social diferenciado que gozaba
privilegios.
En esta época, la población de Egipto se dividió en nomos, pequeñas comunidades, dirigidas por un nomarca, que
se instalaron en las orillas del Nilo. Hacia el 4000 a.C., probablemente buscando aprovechar mejor el agua, los nomos se
unieron en dos reinos: el Alto Egipcio, ubicado en la zona sur, la zona del valle poblada por pastores seminómades, y el
Bajo Egipto, situado en la zona norte, en la zona del delta, muy fértil y poblada por agricultores sedentarios.
Lentamente, en ambos reinos, aparecieron dinastías de nomarcas (está bien escrito, es diferente a monarca), y
esto reforzó el poder de los gobernantes. Si bien no existen evidencias definitivas por carecer de testimonios escritos, se
cree que estos reinos mantuvieron frecuentes conflictos bélicos que, con seguridad, eran originados por el control de
recursos naturales.
La economía
La agricultura fue la principal actividad económica y el recurso primordial de la región. Esta actividad no habría
sido posible sin la benefactora y periódica crecida del Nilo y el consiguiente depósito del fértil limo en sus orillas. A
mitad del verano, el Nilo se desbordaba; en otoño las aguas comenzaban a bajar y, en seguida, se preparaba la tierra y se
sembraba, sin ser necesario dejarla en descanso, lo que hubiera reducido la superficie cultivable. La tierra, beneficiada por
la inundación, sólo requería del sembrado de la semilla con un arado precario. La cría del ganado fue también una
actividad de importancia. Los egipcios criaron bueyes, asnos, cerdos, corderos y cabras y, entre las aves: gansos y patos.
Además de los campesinos, Egipto disponía de la mano de obra de los artesanos que transformaban la materia
prima en sus talleres. También se desarrolló la industria cerámica y textil y, en menor medida, la ebanistería, la orfebrería,
la industria de la piedra y la escultura. La mayor parte de esta producción estaba destinada a satisfacer las necesidades de
los sectores sociales más altos o se amontonaba junto a los tesoros de los templos.
El desarrollo del comercio fue mucho más modesto y, por ese motivo, la moneda fue desconocida hasta épocas
muy tardías. Fue Alejandro Magno quien generalizó su uso (siglo IV a.C.). Gran parte de los productos que intervenían en
los intercambios se transportaban en barcos por el río Nilo y el mar Mediterráneo. De ese modo, se mantenían contactos
comerciales con diversos pueblos y regiones, entre ellos: Libia, Palestina, Siria, Chipre y Creta.
El faraón era considerado el dueño de la tierra como de todo lo que en ella creciera. Por ese motivo, los súbditos
le debían tributos, en grano y ganado, y estaban obligados a la prestación personal de trabajo gratuito.

La sociedad
El faraón, era un monarca absoluto, considerado un dios en la tierra y, junto con su familia real, ocupaban el
lugar más alto jerárquico.
En una estructura social piramidal, y en orden de importancia, los seguían los altos funcionarios y servidores
del faraón. Entre estos, se hallaban los militares, los sacerdotes, la burocracia, es decir, los funcionarios del Estado: los
nomarcas, que gobernaban las regiones; los visires, o inspectores reales, y los escribas, encargados de registros contables,
entre otros asuntos que debían registrarse en forma escrita, como los impuestos o el censo de los trabajadores.
Por debajo de estos, se hallaban los artesanos, que trabajaban la madera y la piedra, practicaban la alfarería y
eran responsables de realizar las grandes construcciones.
La gran mayoría de la población estaba compuesta por campesinos, dedicados a las labores agrícolas, que debían
pagar tributo y ocuparse de cumplir con las pesadas tareas impuestas desde el Estado.
En el último escalón de la sociedad, se ubicaban los esclavos, extranjeros o prisioneros de guerra. Ellos debían
realizar los trabajos más pesados, como la construcción de los monumentos y edificios, o el trabajo en las canteras, que
proveían el material para realizar estas obras.
Uno de los rasgos distintivos de las civilizaciones de la Antigüedad fue la diferenciación de los hombres entre
libre y no libres. A su vez, entre los primeros, había una clara diferencia social en virtud de sus bienes, o de la función
que cumplieran en el marco del Estado.

La escritura egipcia
Egipto es una de las primeras civilizaciones que tuvo escritura, la que apareció hacia el 3000 a.C. Se le llamó
escritura jeroglífica, que consistía en representar una idea a través de un dibujo (pictograma). La variedad de signos y el
diferente significado que podía adquirir cada uno según su contexto hizo que esta escritura sólo estuviera reservada para
unos pocos. Con el tiempo, aparecieron formas más simples de escritura, como la hierática, utilizada por los sacerdotes, y
la demótica, que pudo ser comprendida por sectores más amplios de la sociedad.

La organización política
Los reinos del Alto y Bajo Egipto convivían como dos unidades administrativas independientes. Pero alrededor
del 3000 a.C., los pastores del reino del Alto Egipto lograron dominar a los agricultores de la zona fértil del delta, en el
Bajo Egipto. De esta forma, el rey Menes impuso su poder sobre el territorio y dio origen a la dinastía tinita (3000- 2278
a.C.).
A partir de ese momento, el Estado Egipcio se organizó como una monarquía absoluta y teocrática [del griego
teo: “Dios” y kratós: “poder”], por lo que el monarca, llamado faraón, ejercía el poder absoluto, sin límite alguno, por
ser considerado un dios viviente. Este poder absoluto condujo a que la monarquía egipcia fuera de carácter hereditario.
El gobierno y la administración de las distintas regiones estaban en manos de nomarcas, que debían cumplir con
las órdenes del faraón y que eran controlados por distintos funcionarios enviados desde el poder central. Entre estos
últimos, se destacaban los visires, encargados de imponer justicia y de supervisar el desarrollo agrícola, y los escribas.

Los períodos de la Historia Egipcia


Egipto se convirtió en un reino unificado hacia el 3000 a.C., durante el reinado de la dinastía tinita. Sin embargo,
durante los tres milenios siguientes atravesó períodos muy diversos, en los que se alternaron algunas etapas de gran
centralización política con otras en las que, por diversos motivos, reinó un gran desorden administrativo.
Los historiadores suelen dividir la historia de la civilización egipcia en los siguientes períodos:
- Imperio Antiguo (2850- 2052 a.C.): poco tiempo después de la unificación, el poder pasó del Alto al Bajo Egipto; y se
estableció Menfis como ciudad capital del Imperio.
- Primer período intermedio (2263- 2050 a.C.): fue una época de crisis y luchas internas, en la que perdieron poder los
faraones, y aumentó la autoridad de los señores locales.
- Imperio medio (2052- 1570 a.C.): los faraones recuperaron su poder y pusieron fin al intento de los nobles de querer
destronarlos. La capital del imperio que estaba originalmente en Menfis fue trasladada a Tebas.
- Segundo período intermedio (1778- 1610 a.C.): durante este período, Egipto fue invadido y dominado por los hicsos,
nombre con el que los egipcios designaron a un conjunto de pueblos que se desplazaban desde los desiertos sirio-
palestinos. Estos pueblos tenían una gran superioridad militar por emplear el carro de guerra y el caballo.
- Imperio Nuevo (1570- 715 a.C.): tras la expulsión de los hicsos, el Estado egipcio vivió el período de mayor esplendor
y expansión de su historia. Durante este tiempo, logró anexar parte de lo que hoy es Sudán, Siria, Palestina y el Líbano. La
expansión fue tan grande que pronto Egipto vio debilitadas sus fronteras y sufrió importantes amenazas externas, sobre
todo con la llegada al territorio egipcio de las Segundas Invasiones Indoeuropeas. Además, sobre el final de este período,
los sacerdotes intentaron poner fin al poder de los faraones, y esto produjo un gran debilitamiento interno. A estos
problemas, se sumó la invasión de pueblos extranjeros, como la de los hititas.
- Período tardío (715- 332 a.C.): en este último período, Egipto fue conquistado por los persas, y se alternaron breves
períodos de independencia. Finalmente sucumbió ante los embates militares de Alejandro Magno y luego de los romanos.

La religión y el culto funerario


Los egipcios, al igual que muchos dioses de la Antigüedad, fueron politeístas, es decir, creían en varios dioses.
Muchos de estos se representaban mediante la forma humana (antropomorfismo). La estrecha relación que esta
civilización mantuvo con diversas manifestaciones de la naturaleza permite comprender que muchos de sus dioses
estuvieran vinculados a ellas (panteísmo).
Aunque su importancia varió a través del tiempo y de las distintas regiones de Egipto, entre las divinidades más
importantes, podemos mencionar a Nut y Keb (el cielo y la tierra), Ra (el sol), Osiris (la vegetación y las aguas fértiles
del Nilo).
A menudo, los dioses eran representados con cuerpo de hombre y cabeza de animal (zoolatría), como Horus (el
halcón) y Khum (de quien se creía que, con su torno de alfarero y arcilla, era el creador del ser humano).
Un rasgo distintivo de las creencias religiosas de los antiguos egipcios era la concepción que tenían sobre la
muerte. La entendían como un tránsito hacia la vida eterna. No era percibida como un fin, sino como una continuación.
Los egipcios creían que el hombre estaba compuesto por tres elementos: el cuerpo, el alma y el ka (“fuerza virtual”).
Este último elemento, luego de la muerte del cuerpo, era juzgado en el Juicio de los Muertos.
Como creían que la vida continuaba luego de la muerte, el cuerpo debía preservarse en excelentes condiciones.
Para eso, desarrollaron el ritual de la momificación. Una vez realizado este ritual, la momia era alojada en un sarcófago
que, a su vez, era guardado en una tumba. Allí se colocaban provisiones y objetos personales para que el muerto los
utilizara en la próxima vida.

Las manifestaciones artísticas


El inicio del comercio y de la artesanía, la formación de ciudades y de mercados, y la aglomeración de la
población incidieron de manera notable en las transformaciones del arte. Su desarrollo estuvo fuertemente vinculado a
la suerte de la monarquía; en consecuencia, las máximas expresiones del arte coincidieron con los momentos de mayor
centralización del poder político.
Tanto en la arquitectura como en la escultura, prevaleció una tendencia hacia lo colosal, por encima de la escala
humana. En términos generales, el arte egipcio fue una manifestación del poder del Estado, encarnado en el faraón, y de fe
en los dioses, en la vida de ultratumba y en lo sobrenatural.
Los temas del arte se reducían, básicamente, a representar los cuidados que el faraón prodigaba a los dioses, las
grandes fiestas reales, la construcción y decoración de templos, el pago de los tributos por los extranjeros, la victoria sobre
el enemigo, entre otros.
El incremento de la riqueza y su acumulación en unas pocas manos crearon nuevas y más variadas necesidades de
productos artesanales. Los artesanos abandonaron el ámbito del trabajo doméstico y se volvieron especialistas en su
oficio. En consecuencia, se registró un notable perfeccionamiento de las obras, cuyos principales clientes eran los
sacerdotes.
El culto a los muertos exigía imágenes solemnes y estilizadas que eludieran cualquier tipo de innovación
artística. Tanto los sacerdotes como los príncipes temían todo cambio y, en consecuencia, una de las funciones
primordiales del arte fue conservar ese orden de cosas. Las obras que ellos encargaban seguían reglas tradicionales, y los
artistas debían respetar patrones fijos a fin de colaborar efectivamente con el prestigio y el poder del Estado.

Actividad_ De acuerdo a lo leído en la guía y -más importante aún- en base a tus conocimientos y reflexión, contesta las
siguientes preguntas:

1.- ¿Por qué es importante tener en cuenta la geografía de la zona para comprender estos hechos históricos?

2.- ¿Qué situaciones habrán permitido el logro del sedentarismo en la zona?

3.- ¿Por qué las primeras civilizaciones rendían culto a tantas deidades?

4.- Explica el concepto estructura social piramidal.

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