Mandato (Apunte BCB 2018)
Mandato (Apunte BCB 2018)
Mandato (Apunte BCB 2018)
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EL MANDATO
ADVERTENCIA:
Las minutas que se entreguen durante el desarrollo del curso no pretenden ser
originales, sino tan sólo un instrumento que facilite el aprendizaje de los alumnos.
Para su elaboración se han consultado fundamentalmente los textos que figuran en
la bibliografía obligatoria y complementaria del curso, que se adjunta al programa del
mismo.
CONCEPTO
En nuestra legislación no cabe duda que el mandato es un contrato. Como tal, para
que se encuentre perfecto se requiere el consentimiento de las partes, mandante y
mandatario. Si el "mandante" ha conferido el "mandato" pero el "mandatario" no ha
aceptado, aún no existe el mandato, puesto que para que éste se perfeccione se requiere la
voluntad del mandatario (las comillas se justifican puesto que mientras no se ha
perfeccionado el contrato ni siquiera podemos hablar de "mandato", "mandante" ni
"mandatario"). Así lo señala el art. 2.124, que dispone que "el contrato de mandato se
reputa perfecto por la aceptación del mandatario". El mismo art. 2.116, al definir la
institución, señala que es un contrato. No hay contrato de mandato sin aceptación, requiere
del acuerdo de voluntades. Debe existir consentimiento para poder identificar las calidades
de las partes.
La practica ha incorporado nuevas figuras que alteran un poco el hecho de cuando
nace el contrato. Existen mandatos a personas indetermindas.
Sin embargo, con frecuencia nos encontramos ante la situación de que una persona
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MINUTA DE DERECHO CIVIL
PROF.: BRUNO CAPRILE BIERMANN.
VERSIÓN AÑO 2018.
otorgue un "mandato" sin que el mandatario manifieste su consentimiento; incluso se
otorga "mandato" a persona indeterminada (por ej. se faculta al portador de copia
autorizada de una escritura para requerir inscripciones). Según lo expuesto, en esos casos el
contrato de mandato aún no se ha perfeccionado. Nada impide que el mandatario acepte con
posterioridad, de modo que en el momento de la aceptación se perfecciona el mandato. Aún
más, veremos que la aceptación puede ser expresa o tácita (art. 2.124), e incluso la ley
admite el silencio circunstanciado art. 2.125.
Esto ha dado discusión:
- Es un mandato a persona indeterminada que solo produce efectos cuando exista
la aceptación …
Esa aceptación puede ser expresa o tacita.
La doctrina ha dicho que ese mandato admite dos etapas:
1. Una oferta a persona indeterminada, la cual puede ser revocado o ser objeto
de caducidad (muerte o incapacidad legal). Una vez aceptada por el destinatario
indeterminado, ahí nace el contrato de mandato.
2. El contrato de mandato (punto 137 del libro de bienes de Daniel Peñailillo)
Se discute.
La doctrina contemporánea ya no concibe el mandato como un contrato. Se entiende
que basta con el otorgamiento del poder, de modo que el apoderado está facultado para
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obrar por el mandante por el sólo hecho del otorgamiento del poder, sin necesidad de la
aceptación del mandatario. De esta forma, el mandato deja de ser un contrato y pasa a ser
un acto jurídico unilateral. No significa que el mandatario desde ya esté obligado, pero está
dotado de poder, es lo que la doctrina llama Acto de Apoderamiento.
Podría ser una acto de apoderamiento, por parte de quien otorga este poder a otro. cuando
se dice que es a persona indeterminada en realidad seria un acto de apoderamiento, el cual
solo se consolida por ese acto y degenera al contrato de mandato como unilateral, no dando
lugar a la revocación o caducidad.
En nuestro derecho, de acuerdo al art. 2116 CC., el mandato es un contrato.
El art. 2123 CC. establece que no se admitirá la escritura privada para acreditarlo
"cuando las leyes requieran un instrumento auténtico". La norma concuerda con el art. 1701
CC., en virtud del cual la falta de instrumento público no puede suplirse por ninguna otra
prueba en los actos y contratos en que la ley requiere esa solemnidad.
Es solemne el mandato judicial, el mandato para contraer matrimonio,
De acuerdo con los términos del art. 2117 CC., "el mandato puede ser gratuito o
remunerado", esto es, oneroso.
Este es un elemento por la naturaleza. Además, otro elemnto de la naturaleza es la
representación. Hay contratos de mandato que no tienen representación.
a) El mandato es generalmente oneroso; el mandante debe pagar una remuneración,
estipulada o usual, al mandatario, aunque no medie una estipulación expresa. Tal
conclusión resulta claramente del art. 2158 Nº 3 CC., que señala como una de las
obligaciones del mandante la de pagar al mandatario la remuneración estipulada o usual.
(Se ha fallado que el mandato es oneroso salvo que se convenga su gratuidad).
Por regla general es remunerado. Si es gratuito, no necesariamente es unilateral.
La gratuidad se debe pactar expresamente.
b) La remuneración del mandatario, denominada honorario, se determina, en primer
término, por acuerdo de las partes, anterior o posterior al contrato. Puede determinarse,
asimismo, "por la ley, la costumbre o el juez" (art. 2117 inc. 2º CC.)
No es necesario que se pacte al momento de manifestar el consentimiento. Esto diferencia,
por ejemplo, de la CV.
Nótese que en el mandato, a diferencia de otros contratos, la falta de determinación
del honorario al momento de la celebración del contrato NO anula el contrato, pues puede
ser determinado con posterioridad. Para ilustrar la idea, compárese con la compraventa, en
que la falta de determinación del precio al momento de su celebración la invalida.
También puede ocurrir que el mandato nazca como un contrato unilateral pero que
durante su ejecución surjan obligaciones, por ejemplo si el mandatario debe incurrir en
gastos no previstos al tiempo de celebrar el contrato. En este caso se dice que nos
encontramos frente a un contrato sinalagmático imperfecto. El hecho de pagar es una de las
obligaciones que tiene el mandante, por lo que, aun cuando sea gratuito y no pague
remuneración, igual subsiste su obligacion de pagar estos gastos. Ahí, igualmente seguiría
siendo bilateral y gratutio.
…..
Puede nacer como unilateral y que después nazcan obligaciones en la persona que no se
encontraba obligada, estando frente a un contrato sinalagmático imperfecto.
Es rasgo característico y esencial del mandato que el mandatario obre "por cuenta y
riesgo" del mandante. El mandatario gestiona el negocio encomendado como algo ajeno, de
manera que serán para el mandante los beneficios que la gestión reporte y soportará las
pérdidas, como si tal gestión la realizara personalmente.
El mandatario no actua para si, por lo que los beneficios que provienen de ese encargo repercuten en el
patrimonio del mandante. Lo mismo pasa con las perdidas.
Eso mismo pasa, cuando es sin representación 2151.
ES UN CONTRATO PRINCIPAL
CONTRATO DE CONFIANZA
2116
……..
La agencia oficiosa una persona actua por otra sin poder de representación y es un caso en que hay
representación sin mandato y producen efecto desde que le resuktan útiles.
Si una vez se puede ratificar. Parece no ser necesario. La ratificación tiene relación con aquel mandante
cuyo mandatario a excedido sus facultades.
Pero también puede haber mandato sin representación: puede ocurrir que el
mandante no haya conferido al mandatario la facultad de representarlo, o bien que
habiéndosela conferido, el mandatario prefiera obrar a nombre propio.
En este caso el mandatario contratará a su propio nombre, de modo que los efectos
del negocio se radicarán en su patrimonio. Posteriormente será necesario un nuevo acto en
que el mandatario traslade los efectos del negocio al patrimonio del mandante. El art. 2151
agrega que obrando a nombre propio el mandatario, no obliga al mandante respecto de
terceros. Ejemplo:
Objeto del mandato: el encargo que constituye el objeto del mandato debe consistir en la
ejecución de actos jurídicos.
Servicios Profesionales: El art. 2118 CC. establece que "los servicios de las profesiones y
carreras que suponen largos estudios, o a que está unida la facultad de representar y obligar
a otra persona respecto de terceros, se sujetan a las reglas del mandato". Esta disposición
debe relacionarse con el art. 2012. Ejemplo: contrato de patrocinio.
No son mandato pero se sujetan a las normas del mandato. Se pueden entender como
contrato de trabajo o arrendamiento de servicio s inmateriales.
En principio, todos los actos jurídicos pueden ser ejecutados por medio de
mandatarios. Esta regla tiene muy contadas excepciones. La más calificada de estas
excepciones la constituye el testamento; el art. 1004 CC. establece perentoriamente que la
facultad de testar es indelegable.
Si solo interesa al mandatario es un mero consejo, habiendo contradicción con la norma del 2120, pues
cuando solo interesa al mandario no hay mandato.
Capacidad de las partes.
1.- Atendido el objeto del mandato, extensión del mandato, éste se clasifica en
general o especial.
El mandato, al igual que todo negocio jurídico, no puede perseguir un objeto ilícito.
En consecuencia, el mandato para ejecutar un acto inmoral o ilícito es nulo absolutamente.
Ejemplo: mandato para adquirir cosas de contrabando, hurtadas o robadas, para transferir
bienes a personas incapaces de adquirirlos.
Se plantea la interrogante en orden a si el mandante que conocía la ilicitud del
negocio que encomendaba puede alegar la nulidad absoluta, atendida la regla que impide
alegarla al que ejecutó el acto o celebró el contrato sabiendo o debiendo saber el vicio que
lo invalidaba. Se ha resuelto que está impedido de invocar la nulidad absoluta.
“Por aplicación de las reglas generales de los negocios jurídicos (art. 1461), el
objeto del mandato debe también ser determinado, so pena de nulidad. Así, el mandato para
ejecutar un negocio, sin especificarlo, es nulo por indeterminación del objeto”. “Conforme
a la disposición citada, el mandato puede comprender uno o más negocios específicamente
determinados o un conjunto de negocios determinados en cuanto a su género”.
La ley define los conceptos de mandato general y especial. El art. 2130 CC.
establece que se llama especial el mandato que comprende "uno o más negocios
especialmente determinados". Añade la disposición que se denomina general el mandato "si
se da para todos los negocios del mandante" y, también, "si se da para todos, con una o más
excepciones determinadas". Ejemplo:
……..
Nótese que esta clasificación se efectúa atendiendo a la “extensión de los negocios”
que comprende el mandato y no a las “facultades” que se confieren al mandatario. Así, un
mandato puede ser general atendiendo al primer criterio, por darse para todos los negocios
del mandate, pero especial en cuanto a sus facultades, y viceversa.
El mandato especial equivale a la comisión, que según el art. 235 del C.Co versa
sobre “una o más operaciones mercantiles individualmente determinadas”.
2.- Atendidas las facultades que se confieren al mandatario: Mandato general de
administración; mandato con facultades especiales y mandato con cláusula de libre
administración
“El principio general que impera en este punto es que las facultades del mandatario
dependen exclusivamente de la voluntad del mandante”. La ley se limita a interpretar las
disposiciones del mandante cuando éstas no son claras. Ello justifica la regla del art. 2131,
que se analizará en detalle más adelante 11.
Ya se dijo que no debe confundirse el objeto del mandato con las facultades que
confiere. Un cosa es el negocio respecto del cual el mandante confiere mandato al
mandatario y otra las facultades con que se desempeñará el mandatario en el ejercicio de su
poder. Ejemplo: puedo conferir mandato general (para todos mis negocios: ferretería,
arriendos) pero con facultades especiales (sólo para recibir pagos) o bien un mandato
especial (sólo para un negocio) pero con facultades amplísimas (vender, hipotecar, etc).
No confundir mandato general o especial (la omisión de este objeto es nulidad por falta de
objeto) al con facultades generales de administración (el silencio lo suple la ley)
Por mucho que diga que tiene las mas amplias facultades sin detallar, igualmente no
podrá ir mas alla que los actos de administración.
Según el art. 2.132 "El mandato no confiere naturalmente al mandatario más que el
poder de efectuar los actos de administración".
“Se trata de una disposición supletoria de la voluntad de las partes; bien puede el
mandante ampliar o restringir las facultades que en el art. 2132 se consignan”
Respecto al mandato judicial hay algunas facultades de las cuales es investido el
mandatario respecto de las cuales no puede ser limitado o restringido.
Se utiliza naturalmente, lo que implica que no debe mencionarse, se le entiende
pertenecerle de forma natural. El legislador suple el silencio por esta norma.
El art. 2132 señala dos importantes limitaciones a las facultades del mandatario: a)
sólo puede efectuar actos de administración; b) que pertenezcan al giro administrativo
ordinario, que se analizarán a continuación. 12
3.- Mandato con facultades especiales (actos que requieren de un poder especial) 14.
El art. 2132 inc. 2 (esta es su fuente) establece, como regla general, que para todos
los actos que salgan de los límites que señala el mandatario necesita de un poder especial.
Además, se ha cuidado el legislador de señalar algunos casos en que el otorgamiento de un
poder especial es indispensable.
Ej. art. 2448 CC. (poder especial necesario para transigir, en ningun caso la transacción
puede estar dentro del giro administrativo ordinario), art. 7 CPC. (requieren especial
mención las facultades del inciso 2º, se requiere especial mención).
Todos aquellos actos que salen del giro administrativo ordinario o que son de disposición
más allá de sus facultades. Requiere de un poder especial.
Según lo expuesto, para conferir a una persona las facultades necesarias para
administrar un negocio bastaría conferirle un mandato general de administración, sin
necesidad de enumerar in extenso cada una de las facultades de que estará investido
(mandato con facultades especiales). No seria necesario expresar cada una de las facultades,
pues habilita a todas aquellas que se encuentran en giro administrativo ordinario.
Sin embargo, la práctica comercial y bancaria dicen algo diverso. En la práctica, los
Bancos y comerciantes casi siempre exigen al mandatario que su mandato contenga
expresamente la facultad de realizar el acto que pretenden ejecutar. En otras palabras, los
Bancos y comerciantes casi siempre exigen un mandato con facultades especiales, que
contenga expresamente la facultad para realizar el acto que se proponen celebrar. Que se
expresen todas las facultades. No basta el mandato amplio y general. Vulnera la lógica del
código.
De esta forma eliminan el riesgo y el posible juicio que se trabaría si el mandante alegara
con posterioridad que el acto ejecutado por el mandatario no pertenecía al giro
administrativo ordinario, que por ende el mandatario se excedió en su mandato, de modo
que el acto ejecutado por éste no obliga al mandante, le es inoponible (art. 2.132 inc. 2).
Es por eso que en la actualidad los mandatos son extremadamente extensos,
contienen tediosas enumeraciones de facultades, vulnerando de esa forma la lógica y
sencillez del sistema empleado por el Código.
OBLIGACIONES DEL MANDATARIO.
Pesan sobre el mandatario dos obligaciones fundamentales:
I) ejecutar el encargo que se le ha confiado y
II) rendir cuenta de su gestión.
El contrato es bilateral, por regla general, existe la posibilidad, por ley, de que
existan ciertas manifestaciones de unilateralismo, alterando los efectos de este contrato
sinalagmático.
Solamente los actos que el mandatario ejecute dentro de los límites del mandato
obligan al mandante (art. 2160 inc. 1º CC.). salvo que sea ratificado por el mandante. Esto
no es tan simple, se debe complemetar con otras normas.
Pero hay más: para que se entienda que el mandatario se ciñe a las instrucciones del
mandante, debe emplear los medios que el mandante ha querido que se empleen para lograr
los fines del mandato.
El art. 2134 CC. dispone: "La recta ejecución del mandato comprende no sólo la del
negocio encomendado, sino los medios por los cuales el mandante ha querido que se lleve a
cabo".
Surge la interrogante de saber “cómo se determina la voluntad del mandante, que ha
de servir de pauta para establecer, a su vez, si el mandatario ha ejecutado el encargo en la
forma debida o se ha apartado de las instrucciones incurriendo en la responsabilidad
consiguiente”. Algunos estiman que el art. 2131, al disponer que el mandatario debe ceñirse
“rigorosamente a los términos del mandato”, impone una excepción al art. 1560, opinión
que es refutada por STITCHKIN, quien plantea que en las relaciones entre mandante y
mandatario hay que estar a la intención de los contratantes más que a lo literal de las
palabras 19.
Esta voluntad del mandante no se limita solo a la ejecución del encargo sino
también a los medios establecidos por el mandante para que estos sean ejecutados. Hay
excepciones a esto.
Excepciones:
El propio art. 2131 anuncia excepciones a la regla que formula. La ley suele
autorizar al mandatario para que no se ciña estrictamente a los términos del mandato, bien
porque las instrucciones recibidas resultan impracticables, bien porque de su rigurosa
aplicación se puede seguir daño al mandante.
Nótese que es necesario texto legal expreso para que el mandatario pueda apartarse
de las instrucciones del mandante sin comprometer su responsabilidad.
1.- En efecto, el art. 2149 CC. dispone que el mandatario "debe abstenerse de cumplir el
mandato cuya ejecución sería manifiestamente perniciosa al mandante". En consecuencia,
no puede el mandatario, a pretexto de ceñirse estrictamente a loa términos del mandato,
cumplir un encargo manifiestamente perjudicial para su comitente 20.
Con todo, el art. 2150 inc. 2º CC. añade: "Pero si no fuere posible dejar de obrar sin
comprometer sin comprometer gravemente al mandante, el mandatario tomará el partido
que más se acerque a sus instrucciones y que más convenga al negocio". No le bastará, en
tal caso, con adoptar providencias conservativas; deberá el mandatario cumplir el encargo.
De la forma que más se acerque a las intenciones del mandante.
4.- El art. 2147: “podrá el mandatario aprovecharse de las circunstancias para realizar
su encargo con mayor beneficio o menor gravamen que los designados por el mandante,
con tal que bajo otros respectos no se aparte de los términos del mandato”. Ejemplo: tomar
dinero a interés con uno menor al designado por el mandante.
Es decir, si ve que realizando una cuestión en otros términos que otorgan mayor beneficio
sin apartarse del objeto del mandato.
Por ejemplo: le dice que compre varios camiones chicos pero compra uno grande y es
mejor.
5.- El art. 2148 CC. consagra una regla justa: "Las facultades concedidas al mandatario
se interpretarán con alguna más latitud, cuando no está en situación de poder consultar al
mandante".
6.- El art. 269 C.Co., en relación con el art. 305 del mismo código, sienta una regla
semejante a la del art. 2131. Ver también los arts. 263 y 269 C.Co.
…
Si uno ve que existe una dificultad en cualquier momento. Buena fe contractual.
Pluralidad de Mandatarios.
d) Con tal que no se aparte de los términos del mandato, puede el mandatario
aprovecharse de las circunstancias para realizar el encargo con mayor beneficio y menor
gravamen para el mandante. Pero se le prohibe apropiarse lo que exceda el beneficio o
disminuya el gravamen designado por el mandante (art. 2147 inc. 1º CC.).
En cambio, "si negociare con menos beneficio o más gravamen que los designados
en el mandato, le será imputable la diferencia" (art. 2147 inc. 2º CC.).
22
Delegación del mandato.
¿Puede el mandatario confiar a otra persona la ejecución del encargo, esto es,
delegar el mandato? ¿Si lo hace, obliga al mandante? ¿Qué responsabilidad acarrea la
delegación para el mandatario, en caso que el delegado no cumpla cabalmente su encargo?
El mandatario responde al mandante de los hechos del delegado como de los suyos
propios. En definitiva, pese a que el mandatario está facultado para delegar, ello no lo libera
del vínculo contractual con el mandante, derivado del propio contrato de mandato, y de la
responsabilidad consecuente.
Se trata de un caso de responsabilidad contractual por el hecho de otro, que
consagra el art. 1679 (el deudor responde también del hecho o culpa de las personas por
quienes fuere responsable) (v. también arts. 1590, 1947, 2014)
A juicio de STITCHKIN se trata de una responsabilidad objetiva o sin culpa del
mandatario, que “no puede exonerarse de ella probando su inculpabilidad en la elección o
en los hechos del delegado”. Sólo podrá exonerarse probando que el delegado cumplió el
encargo o que no lo hizo por fuerza mayor o caso fortuito.
“En el segundo caso, esto es, cuando el mandatario delega la gestión a nombre de su
mandante, obliga a éste respecto del delegado y viceversa, en virtud de lo dispuesto en los
artículos 2151 y 1448.
En esta hipótesis, el mandatario celebra un contrato en iguales condiciones que
todos los demás para los cuales fue facultado y el mandante tiene acción directa contra el
delegado del mismo modo que la tiene contra cualquiera que haya contratado con el
mandatario, si éste obró en representación del mandante. En definitiva, se crea una nueva
relación jurídica entre el mandante y el delegado.
Atendido el tenor del art. 2136, que prescribe que “Art. 2136. La delegación no
autorizada o no ratificada expresa o tácitamente por el mandante no da derecho a terceros
contra el mandante por los actos del delegado”, “la mayoría de los autores opina que para
que la delegación surta efectos respecto de terceros, obligando al mandante por los actos del
delegado, es menester que aquél la haya autorizado o bien la ratifique expresa o
tácitamente”.
STITCHKIN opina distinto: “el delegado representa al mandante y le obliga
respecto de terceros en los términos del art. 1448 del CC, siempre que contrate a nombre de
éste y dentro de los límites de sus atribuciones” 24
No responde el mandatario, en tal caso, de los actos del delegado porque se entiende
constituido un nuevo mandato entre mandante y delegado. (art. 2137 CC.). 26
En todo caso, aunque la delegación no haya sido autorizada por el mandante, éste
podrá ejercer contra el delegado las acciones del mandatario que le confirió el encargo (art.
2138 CC.).
"El mandatario es obligado a dar cuenta de su administración", según art. 2155 CC.
El mandatario debe restituir al mandante cuanto hubiere recibido por él, en el desempeño
del mandato.
El art. 2157 CC. prescribe que el mandatario es responsable "de lo que ha recibido
de terceros en razón del mandato". La restitución comprende aún lo que el mandatario
recibió y que no se debía al mandante. Toca al mandante decidir la suerte de lo que recibió
el mandatario y que no se le debía.
Todavía más, la restitución debe incluir lo que el mandatario "ha dejado de recibir
por su culpa". Así, encargado de cobrar las rentas de arrendamiento de bienes del
mandante, deberá restituir lo que haya recibido por este concepto, así como las rentas que
dejó de percibir por descuido o negligencia.
Debe el mandatario intereses sobre los dineros del mandante que haya empleado en
su propio beneficio y sobre el saldo que en su contra arroje la cuenta.
a) El mandatario debe intereses corrientes por los dineros del mandante "que haya
empleado en utilidad propia" (art. 2156 inc. 1º CC.).
b) Debe asimismo el mandatario "los intereses del saldo que de las cuentas resulte en
contra suya, desde que haya sido constituido en mora" (art. 2156 inc. 2º CC.).
Nada puede reprocharse al mandatario que ha dado a conocer sus poderes; los
terceros han tenido ocasión de percatarse de la insuficiencia de los poderes del mandatario
y probablemente contrataron con la esperanza de una ratificación del mandante.
b) Asimismo se convierte en agente oficioso el mandatario que excede los límites del
mandato por causa de una imperiosa necesidad.
Provisión de fondos:
Con arreglo al art. 2158 nº 1 CC. el mandante es obligado "a proveer al mandatario
de lo necesario para la ejecución del mandato".
La indemnización comprende:
a) El reembolso de los gastos razonables causados por la ejecución del mandato (art.
2158 nº 2 CC.).
b) El reintegro de los anticipos de dinero con los intereses corrientes (art. 2158 nº 4
CC.).
c) El pago de las pérdidas en que haya incurrido sin culpa, y por causa del mandato.
(art. 2158 nº 5 CC.).
El art. 2165 CC. deja en claro que la revocación es una facultad discrecional del
mandante, quien "puede revocar el mandato a su arbitrio".
Por lo mismo, el mandante no requiere fundar la revocación.
Tampoco ofende al mandatario por el solo hecho de la revocación al mandatario,
aún cuando la haga saber al público por avisos en los diarios: quien ejercita un derecho no
agravia (art. 2173)
Pacto de Irrevocabilidad.
“Como los contratos deben ejecutarse de buena fe, el mandante debe abstenerse de
ejecutar por sí el acto que encomendó al mandatario. Si contraviene y hace imposible al
mandatario ejecutar el encargo porque se adelanta a ejecutarlo personalmente, quedará
responsable de los perjuicios que de ello se sigan al mandatario, según reglas generales.
Falta a lo pactado y su responsabilidad será contractual.
"Se entiende que el mandato interesa a un tercero siempre que forma parte de un
contrato al cual accede como condición prevista por las partes para darle cumplimiento
total o parcial". En estos casos se aplica el art. 1545, según el cual no puede dejarse sin
efecto sino por consentimiento de las partes (mandante y tercero). 38 39
“La revocación expresa puede hacerse de palabra o por escrito, público o privado.
Basta que el mandante manifieste en forma clara su voluntad de dar término al encargo” 40
La revocación tácita se produce por "el encargo del mismo negocio a distinta
persona" (art. 2164 CC). STITCHKIN afirma que no es el único caso: “Bastará que
aparezca claramente la intención del mandante de poner término a la gestión para que se
entienda revocado el encargo, como si ejecuta por sí mismo el negocio que había confiado
al mandatario” 41. Sin embargo, pudiera cuestionarse que en este último caso el mandato ha
expirado por ejecución del encargo.
Ya se dijo que la revocación, sea expresa o tácita, "produce su efecto desde el día
que el mandatario ha tenido conocimiento de ella" (art. 2165 CC.). En consecuencia,
“desde que toma conocimiento de ella, el mandatario cesa en sus funciones y debe
abstenerse de seguir actuando para el mandante, salvo lo estrictamente indispensable para
evitarle el mayor daño que pudiere irrogarle la suspensión inmediata de la gestión
principiada”. Si el mandatario contraviene deberá indemnizar los perjuicios que irrogue al
mandante art. 2173 inc. 2. 48
"La revocación es inoponible a terceros de buena fe, esto es, aquellos que la ignoran.
Para éstos el mandato subsiste y los contratos que celebren con el mandatario obligan al
mandante, el cual no puede excusarse de cumplirlos alegando que revocó el encargo, pues
la revocación no les empece”.
“Incumbe al mandante probar que los terceros conocían la revocación (la buena fe
se presume. Art. 707).
“La prueba del conocimiento de los terceros puede aportarse por todos los medios
de prueba, incluso testigos (se trata de la prueba de un hecho, por lo que no rige la limitante
art. 1708).
Sin embargo, conforme al art. 2.173 inc. final, el legislador ha sido menos rigoroso
con el mandante, al facultar al juez para “.......................”
Atención: la publicación de avisos no obliga al juez a absolver al mandante; solo lo
autoriza, en su prudencia, para liberarlo de responsabilidad.
La notificación al público debe referirse concretamente al mandato de cuya
revocación se trata.
Aun cuando la revocación no hubiere sido notificada al público por periódicos, el
juez puede absolver al mandante en todos los casos en que no pareciere probable la
ignorancia del tercero. El legislador ha dejado entregado a la prudencia del juez establecer
si los terceros estuvieron o no de buena fe al tiempo de la contratar.
El mandatario que renuncia no incurre en responsabilidad por esa sola causa, sin
perjuicio de la obligación de proveer a los negocios por un tiempo razonable, que establece
el art. 2167. 51
Los mismos principios rigen la renuncia del mandatario efectuada antes de dar
inicio a la gestión, como se dispone en el art. 2124 inc. 3 CC 57.
Entre las causas que imposibiliten al mandatario para administrar, se cuenta, por
ejemplo, el incumplimiento de las obligaciones del mandante, como la de proveerle de los
medios adecuados para cumplir el mandato. El art. 2159 CC. autoriza en tal caso al
mandatario para desistir de su encargo y es claro que tal renuncia no le acarreará
responsabilidad por los perjuicios que experimente el mandante.
Si los mandatarios son dos o más, la renuncia de uno no oner término al mandato
respecto de los demás, salvo que deban obrar conjuntamente (art. 2127 y 2172)
Existen reglas especiales para la renuncia del mandato judicial: ver art. 10
“Se asimila a la muerte del mandate –o del mandatario en su caso- el término o fin
de la personalidad jurídica, si el mandante tiene esa condición y en tal calidad ha conferido
el mandato a través de sus representantes” 59
“La muerte del que hizo el encargo produce la terminación del mandato, pero
mientras el mandatario la ignore, lo que éste haya hecho en ejecución del mandato será
válido y dará derecho a terceros de buena fe contra los herederos del mandante (art. 2173).
El art. 2168 sienta el mismo principio: “sabida” la muerte ...” 60
La muerte del mandante pone fin al mandato, salvo las siguientes excepciones:
61
1.- "Es lícita la estipulación por lo cual se conviene que el mandato subsistirá no
obstante la muerte del mandante".
2.- “Es lícito, igualmente, conferir un encargo que debe ejecutarse después de la muerte
del mandante”. Art. 2.169, 1.270 y 1.311.
“Se acepta generalmente que no vale el mandato para donar una cosa después de la
muerte del mandante. Art. 1.000
Se suscitan dudas respecto de la forma que debe revestir el mandato para ejecutarse
después de la muerte del causante.
Algunos: forma testamentaria.
STITCHKIN: No es necesaria la forma testamentaria, dado que se trata de un simple
mandato. Exceptúa el caso del art. 1.312.
3.- La muerte del mandante no pone fin al mandato si éste interesa también al
mandatario o a terceros. 63
La insolvencia y con mayor motivo la quiebra del mandatario pone fin al mandato;
no merece confianza como gestor de negocios ajenos quien no ha sido capaz de gestionar
los negocios propios.
En cuanto al mandante que se encuentra en la misma situación, estará impedido para
cumplir las obligaciones del mandato o, como en el caso de quiebra, la administración de
sus bienes pasa al Síndico de Quiebras.
Los actos ejecutados por el mandatario, después que el mandato ha tenido fin, no
obligan al mandante, no le son oponibles.
Esta es la regla general. Este principio, sin embargo, tiene excepciones que
encuentran su fundamento en la buena fe de los terceros con quienes el mandatario
contrata.
El art. 2173 concluye: "Cuando el hecho que ha dado causa a la expiración del
mandato hubiere sido notificado al público por periódicos, y en todos los casos en que no
pareciere probable la ignorancia del tercero, podrá el juez en su prudencia absolver al
mandante".