Gestión Estratégica Del Clima Laboral PDF
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CAPÍTULO 1. INTRODUCCIÓN
7. BIBLIOGRAFÍA
Capítulo 1
INTRODUCCIÓN
cómo, a través de su Teoría sobre los Recursos y Capacidades, pone un foco es-
pecial en la gestión de intangibles o capital intelectual (con sus componentes de
capital humano, capital relacional y capital estructural), siendo la gestión estraté-
gica del clima laboral un aspecto clave dentro de dicho enfoque.
SOCIEDAD DEL
CONOCIMIENTO
DIRECCIÓN ESTRATÉGICA
DE LA EMPRESA: Teoría de
Recursos y Capacidades
GESTIÓN DE
INTANGIBLES:
CAPITAL
INTELECTUAL
GESTIÓN
DEL CLIMA
LABORAL
Cabe destacar, así mismo, que este libro, tras el correspondiente análisis teó-
rico, incluye una importante dimensión aplicada: El diseño de un modelo estra-
tégico de gestión del clima laboral y el análisis y descripción detallada de los
mejores métodos y técnicas para el diagnóstico y la gestión del clima laboral en
las empresas.
A todo ello nos mueve la necesidad, que a nuestro juicio existe, de unir las
aportaciones y hallazgos de la Psicología de las Organizaciones con el enfoque
económico y empresarial, especialmente el relativo a la Dirección Estratégica de
la empresa; de modo que los valiosos hallazgos provenientes de los estudios teó-
ricos y empíricos, tradicionalmente llevados a cabo desde la Psicología, tengan su
aplicación práctica en el ámbito que naturalmente le corresponde, la práctica
cotidiana de la gestión empresarial.
Capítulo 2
CLIMA LABORAL: CONCEPTOS
Hemos mencionado tres etapas para entender, a un nivel global, la evolución del
concepto de trabajo, desde la sociedad preindustrial, pasando por la sociedad indus-
trial, hasta llegar a la etapa o sociedad postindustrial.
A continuación se analiza en detalle la evolución del pensamiento organiza-
tivo y de los conceptos de trabajador y organización, habiendo identificado
cinco corrientes principales en su evolución. En cada una de estas corrientes
del pensamiento organizativo, subyacen diferentes supuestos o postulados sobre
la naturaleza humana en el contexto de las organizaciones.
Para cada una de estas cinco corrientes hemos señalado:
El concepto del hombre trabajador que subyace cada corriente.
El concepto de organización característico de dicha corriente.
A lgunos de los principales representantes de cada corriente desde una
perspectiva multidisciplinar.
Se concibe al hombre como ser social, cuya conducta individual se ve inf lui-
da por las interacciones sociales, buscando en su trabajo, ante todo, satisfacer
necesidades sociales. Frente al concepto mecánico o psicofisiológico del trabaja-
dor, propio de la corriente anterior, se considera al trabajador como un ser social
que responde más a la fuerza de los grupos de trabajo que a los incentivos econó-
micos y controles de la empresa.
Al pasar de un modelo psicofisiológico a un modelo socioemocional en la
concepción del trabajador, se considera que las causas del rendimiento laboral ya
8
Smith, A., La riqueza de las naciones (moderna edición de la obra publicada en 1776), Alianza Editorial,
Madrid, 1994.
Gestión estratégica del clima laboral
los factores higiénicos (que si faltan generan insatisfacción pero no son grandes
motivadores y se identifican con las condiciones básicas del puesto de trabajo) y los
factores verdaderamente motivadores a largo plazo como: autonomía, responsabi-
lidad, reconocimiento o promoción; y finalmente, Douglas Mc Gregor (1960) con
su Teoría X e Y (que constituye un enfoque integrador sobre la motivación, basa-
do en dos supuestos contrarios a la hora de concebir al ser humano, el «X» más
próximo al hombre económico–racional del taylorismo y el «Y», más cercano al
hombre que se autorrealiza de Maslow).
Desde la economía destacamos a James March y Herbert Simon (1958), con
sus importantes aportaciones en materia de teoría de la decisión y sus modelos
económico-decisores, de interesante aplicación a la administración de empresas.
Desde principios del siglo xxi asistimos al desarrollo de lo que podemos de-
nominar la perspectiva estratégica en el pensamiento organizativo.
Se constata las profundas transformaciones en los valores, la estructura, los
procesos y los estilos de dirección de las organizaciones, como consecuencia de
los grandes cambios en el entorno en que éstas operan: creciente complejidad
de la economía, globalización e interdependencia de los mercados, altos niveles de
competitividad, incorporación masiva de nuevas tecnologías, etc.
Gestión estratégica del clima laboral
Se promueve una gestión estratégica que propicie una cultura peculiar y sig-
nificativa, en la que el cambio, la transformación, la evolución y la transición se
perciban como un estado natural13. En este sentido, la dirección estratégica de
los recursos humanos se basa en una metodología que invita a una ref lexión sis-
tematizada y una actitud activa orientada al futuro14.
Son numerosos los autores que participan de este enfoque estratégico, tal y
como detallaremos en próximos capítulos, especialmente el capítulo 3, sobre
Dirección Estratégica de la Empresa en la Sociedad del Conocimiento; en cual-
quier caso sí parece razonable aceptar que nos encontramos ante un verdadero
cambio de paradigma.
En relación a la perspectiva estratégica, y a modo de resumen, nos parecen
interesantes las ref lexiones de dos autores como son Quintanilla Pardo (2003) y
Morales Arce-Macías (2003) que explican muy claramente este enfoque en la
consideración del trabajo, el trabajador y la organización.
Conviene tener presente que el mercado son personas, las empresas son per-
sonas y las personas hacen la empresa. Sin su capacidad, sin su creatividad, sin su
trabajo es imposible que las organizaciones de la era de la información y de la
gestión del conocimiento puedan funcionar óptimamente. No sólo se trata de
negociar, comunicar y colaborar con los empleados para que ellos hagan lo pro-
pio respecto de la empresa. Hay que cambiar de perspectiva. Habrá que situar a
las personas en un lugar diferente y no olvidar, como se ha hecho en ocasiones,
que los empleados son seres humanos con emociones y sentimientos.
De este modo, la aspiración hacia una empresa más humana, que promueva
valores como el respeto a los demás, la justicia retributiva, la reciprocidad, la ética
en las organizaciones y la responsabilidad compartida, no se contrapone a las trans-
formaciones que se están experimentando, sino que contribuye a hacer más sólidas
y duraderas las relaciones estratégicas con los recursos humanos de la empresa15.
Asumir que el factor humano es la empresa implica aceptar la relevancia de
las necesidades, deseos y opiniones de los trabajadores y asumir que el trabajo
puede producir al unísono, satisfacción y eficacia, implica ensayar nuevos siste-
13
Gómez Roldán, I., Innovación y cultura organizacional (tesis doctoral), Uned, Madrid, 2014.
14
Menguzzato, M. y Renau, J. J., La dirección estratégica de la empresa. Un enfoque innovador del Management. Ariel,
Barcelona, 1991.
15
Chernyak-Hai, L.,y Tziner, A., «Relationships between counterproductive work behavior, perceived justice and
climate, occupational status, and leader-member Exchange», en Journal of work and organizational psychology, vol. 30, n.º 1,
2014, pp. 1-12.
Gestión estratégica del clima laboral
está ligando el Análisis Económico con las Ciencias Sociales (como la Psicología
o la Sociología)18.
En este sentido, algunos industriales empiezan a considerar que las inversio-
nes en recursos humanos pueden producir ganancias mayores que las inversiones
en equipo capital19. El trabajador está dejando de ser considerado como un asala-
riado para ser tratado como un cliente, como el cliente más importante de la
explotación empresarial.
En esta línea de pensamiento, la característica más peculiar de nuestro siste-
ma económico actual es el desarrollo del capital humano, pues sin el capital hu-
mano existiría únicamente el trabajo duro, manual, y la pobreza, excepto para
las personas que perciben ingresos por sus propiedades.
Son evidentes las limitaciones para evaluar de forma precisa el capital huma-
no. Pero quedan bien patentes algunos criterios (de naturaleza matemática, de
buena práctica social o de filosofía organizativa) para concluir que el desarrollo
de la sociedad está ligado de manera unívoca a la adecuada consideración del
capital humano, de la persona, ya sea enfocado desde la perspectiva de sus dere-
chos básicos, como desde la asunción de que su formación, actualización e inte-
gración motivada en el sistema productivo.
Para abordar el estudio del capital humano en el entorno empresarial, debe-
mos tener en cuenta las siguientes consideraciones:
• Los recursos humanos, aún teniendo en cuenta las valiosas contribuciones de
la automatización, son los de mayor complejidad y coste en el seno de una
empresa.
• La falta de capital humano, en la cuantía y cualificaciones profesionales co-
rrespondientes, puede ser la principal limitación al crecimiento efectivo de la
organización.
• El estilo de mando de la dirección, que hasta tiempo reciente no había sido
adecuadamente considerado, es uno de los principales factores condicionantes
de la productividad. En una época en que se ha pasado del dirigente-propie-
tario al dirigente-profesional, y en el que af loran los conf lictos, este hecho
18
Morales Arce-Macías, R., En torno al capital humano. Aspectos básicos en su consideración empresarial. Editorial Centro
de Estudios Ramón Areces, Madrid, 2003.
19
Velasco Caballero, F. J., «Invertir en talento, la única ventaja competitiva», en Agenda de la empresa andaluza: ideas,
personas e instrumentos para dirigir la empresa, n.º 197, 2015, p. 60.
Gestión estratégica del clima laboral
alcanza una especial relevancia. La gerencia será el motor que permita la ade-
cuada utilización y dinamismo de los demás factores productivos.
• Sólo encontraremos organizaciones autónomas cuando sus estructuras inter-
nas posibiliten el éxito en entornos de competencia global y ello exige un
gran esfuerzo para buscar la estrategia conveniente; crear el clima adecuado;
fomentar la creatividad en la toma de decisiones; interés por la calidad de la
producción o los servicios prestados; racionalidad en los costes; flexibilidad y
agilidad para adaptarse a las nuevas tecnologías, etc.
• Finalmente, la buena gestión empresarial vendrá muy condicionada por el
marco de moral social que define la actitud del hombre en lo concerniente a
su trabajo y deberá poder integrar las aspiraciones y expectativas de todos los
actores de la empresa y de la comunidad social en su conjunto.
Una vez realizada esta introducción, relativa a la evolución en el tiempo de los
conceptos de trabajo, trabajador y organización y una vez posicionado el enfoque
de este libro en la perspectiva estratégica, pasamos a continuación a profundizar
en un concepto, como es el de clima laboral, que, como argumentamos en el
capítulo 3, posee especial relevancia de cara a la gestión estratégica de la empresa.
Los antecedente teóricos para el estudio del clima en las organizaciones co-
mienzan a desarrollarse con los trabajos de Lewin, Lippitt y White (1939) quie-
nes en sus estudios de campo sobre los procesos sociales que ocurrieron en gru-
pos de niños participantes en un campamento de verano, encontraron que el
comportamiento del individuo en el grupo no depende solamente de sus carac-
terísticas personales, sino también de la atmósfera o clima social en que está in-
merso el grupo, clima que es percibido por el individuo y que inf luye en su
conducta; considerando además que buena parte de esa atmósfera o clima social
estaba relacionado con los estilos de liderazgo que se utilizaran en cada caso.
Posteriormente, Morse y Reimer (1956) publicaron un estudio realizado en
cuatro Divisiones de una gran compañía, que analizaba la influencia que tiene la
participación de los empleados en el proceso de toma de decisiones, detectando que
en los casos de no participación se producía una significativa disminución de la leal-
tad, interés y compromiso con el desarrollo del trabajo por parte de los empleados.
Clima Laboral: Conceptos
Continuando esta línea, Rensis Likert, a partir de 1961, desarrolla una serie
de estudios de gran alcance, en los que, enfatizando el contexto humano de la
organización, llega a la conclusión de que las condiciones, la atmósfera o el clima
creado en el lugar de trabajo, en función de distintos estilos de liderazgo emplea-
dos, tiene importantes consecuencias sobre el comportamiento de los empleados
y sobre los resultados de la empresa en términos de productividad y rentabilidad.
En este sentido destaca su obra publicada en 1976 junto a Jane Gibson Likert
(y publicada en español en 1986, cinco años después de su fallecimiento) en que
desarrolla su teoría sobre los cuatros sistemas de clima laboral y su impacto deci-
sivo sobre los resultados de la empresa. Considerando la importancia de esta
aportación, resumimos a continuación sus ideas clave.
Likert (1976) propone la existencia de dos grandes tipos de clima organiza-
cional, o de sistemas, cada uno de ellos con dos subdivisiones. Estos sistemas son
explicados con gran claridad por Brunet (1987).
➢ Clima de tipo autoritario: Sistema I–Autoritarismo explotador: Se caracteriza
por la falta de confianza en sus empleados por parte de la dirección. Es la alta
dirección quien toma las decisiones y fija los objetivos y los impone a la orga-
nización. Los empleados trabajar dentro de una atmósfera de miedo, de casti-
gos, de amenazas, ocasionalmente de recompensas, y la satisfacción de las
necesidades permanece en los niveles básicos y de seguridad. Este tipo de cli-
ma presenta un ambiente estable y aleatorio en el que la comunicación de la
dirección con sus empleados no existe más que en forma de directrices y de
instrucciones específicas.
➢ Clima de tipo autoritario: Sistema II–Autoritarismo paternalista: La dirección
tiene una confianza condescendiente en sus empleados. La mayor parte de las
decisiones se toman en la cima, pero algunas se toman en los escalones infe-
riores. Las recompensas y algunas veces los castigos son los métodos utilizados
por excelencia para motivar a los trabajadores. Bajo este tipo de clima, la di-
rección juega mucho con las necesidades sociales de sus empleados que tienen,
sin embargo, la impresión de trabajar dentro de un ambiente estable y estruc-
turado.
➢ Clima de tipo participativo: Sistema III–Consultivo: La dirección que evolu-
ciona hacia un clima participativo tiene confianza en sus empleados. La polí-
tica y las decisiones se toman generalmente en la cima pero también se permi-
te a los subordinados que tomen decisiones más específicas en los niveles
inferiores. La comunicación es de tipo descendente. Las recompensas, los cas-
Gestión estratégica del clima laboral
Una vez mencionados los principales antecedentes, hay que señalar, sin em-
bargo, que el estudio del clima en las organizaciones, tal y como se concibe
en la actualidad, surge desde la perspectiva sistémica del pensamiento organiza-
tivo (que fue analizada en el epígrafe anterior) siendo una de las primeras apor-
taciones significativas a este enfoque el de Litwin y Stringer (1968).
Desde este enfoque global y dinámico, se considera a las organizaciones
como contextos ambientales y culturales, psicológicamente significativos para
sus miembros, en los que todos los comportamientos, individuales, grupales y
organizacionales están en interacción y se inf luyen entre sí. En este sentido, el
contexto organizacional condiciona el desempeño de las tareas, la consecución
de objetivos y el grado de bienestar psicológico de sus miembros.
Existen diversas definiciones del clima en las organizaciones en función de
los aspectos principales en los que se ponga especial énfasis20.
Las orientaciones teóricas de mayor uso en el estudio del clima organizacio-
nal distinguen entre tres perspectivas: la perspectiva realista u objetiva, la feno-
menológica o subjetiva y la perspectiva interaccionista21.
20
Olaz, Á., «El clima laboral en cuestión. Revisión bibliográfico-descriptiva y aproximación a un modelo explica-
tivo multivariable», en Aposta. Revista de ciencias sociales, n.º 56, 2013, pp. 1-35.
21
Rodríguez, A. (coord.), Psicología de las organizaciones. Editorial UOC, Barcelona, 2004.
Gestión estratégica del clima laboral
consideramos que dichos autores realizaron sus propuestas tras aplicar distintos
tipos de análisis estadísticos en sus estudios (fundamentalmente, análisis factoria-
les) y después de revisar el trabajo de otros muchos autores, llegamos a obtener
un conjunto de dimensiones relativamente sólidas en cuanto a consenso dentro
de la literatura existente sobre este tema.
Así pues, como dimensiones principales del clima laboral proponemos las si-
guientes:
1) Autonomía: El grado en que los miembros de la organización perciben que
pueden tomar decisiones y solucionar problemas sin consultar cada paso a sus
superiores y en general, el grado en que se anima a los empleados a ser autosu-
ficientes y a tomar iniciativas propias.
2) Cooperación
y apoyo: Grado en que los miembros perciben que en la orga-
nización existe un buen ambiente de compañerismo, cordialidad y apoyo a su
desarrollo en la organización.
3) Reconocimiento: El grado en que los miembros de la organización perciben
que reciben un reconocimiento adecuado a su trabajo y su contribución a la
organización.
4) Organización y estructura: Grado en que los miembros perciben que los pro-
cesos de trabajo están bien organizados y coordinados, son claros y eficientes,
sin excesivas restricciones organizacionales o formulismos burocráticos.
5) Innovación: Grado en que los miembros perciben que existe receptividad para
expresar e implantar nuevas ideas, métodos y procedimientos y en general,
para la creatividad y el cambio, aceptando los riesgos que supone.
6) Transparencia y equidad: Grado en que los miembros de la organización
perciben que las prácticas y políticas organizacionales son claras, equitativas y
no arbitrarias, especialmente en cuanto a valoración del desempeño y oportu-
nidades de promoción.
7) Motivación: Grado en que los miembros perciben que en la organización se
pone énfasis y se motiva el buen desempeño y la producción destacada, gene-
rándose implicación y compromiso con la actividad realizada.
8) Liderazgo: Modo en que los miembros de la organización perciben a la direc-
ción y a los líderes, su comportamiento, así como su estilo de relación con el
resto de los empleados.
Nuestro enfoque propone considerar estas dimensiones como dimensiones relevantes
en la mayoría de los estudios de clima laboral, pero sin dejar de incluir o añadir aquellas
otras dimensiones que sean pertinentes y específicas para cada organización, en función
Clima Laboral: Conceptos
política que considera que la ventaja política debe aprovecharse para imponer el
cambio, consiguiendo cambios negociados sobre una base de compromisos.
En la literatura sobre desarrollo organizacional existen numerosos ejemplos
de cómo el inducir determinados cambios en el clima ha producido efectos po-
sitivos en la mejora de la satisfacción, aunque como señala Golembiewski et al.
(1976) es difícil establecer claramente la parte que corresponde al clima organi-
zacional en los procesos de cambio.
Como modelo de intervención sobre el clima organizacional, desde el punto
de vista del Desarrollo Organizacional, se resume el propuesto por Brunet (1987)
y que consta de cinco etapas. En la primera etapa el objetivo es conocer los po-
sibles cambios a efectuar por las partes implicadas; en la segunda etapa y teniendo
esto en cuenta, se comienzan a realizar cambios, ajustes o mejoras en la estructu-
ra y procesos y tanto en los fines, filosofías y políticas de dirección, como en las
actitudes de los empleados. En la tercera y cuarta etapa se realiza una evaluación y
reajuste del proceso de cambio y en la quinta etapa se formalizan y consolidan
los cambios establecidos mediante una serie de controles y refuerzos para que se
produzca una integración global de los cambios en la organización.
Otro enfoque o estrategia de intervención es el que promueve el cambio a
través de Programas de Entrenamiento y Perfeccionamiento. Este enfoque,
aunque produce resultados interesantes, como los aportados por una serie de au-
tores mencionados por Silva (1994), adolece de una serie de problemas sobre la
forma de evaluar lo conseguido, pues carece en muchos casos de una base teóri-
ca sólida y un diseño riguroso. En este sentido se destacan autores como Hand,
Richards y Slocum (1973) y Evans y Hopkings (1988), pues a pesar de los proble-
mas mencionados ofrecen datos interesantes que apuntan a cambios positivos,
especialmente a medio y largo plazo, a raíz de la implantación de distintos pro-
gramas de entrenamiento dirigidos al cambio organizacional.
No deseamos finalizar este apartado sin señalar la importancia que en todo pro-
ceso de cambio organizacional tienen la solución de conflictos y la comunicación.
Es previsible que ante los cambios se activen distintas resistencias en la organi-
zación y que a lo largo de la implementación de los cambios se generen conf lictos,
conf lictos que no deben ser eludidos sino abordados de un modo participativo
para adoptar soluciones, conjuntamente con los afectados. Así mismo es muy im-
portante «empoderar» a los empleados para que en la medida de lo posible los
cambios propuestos puedan provenir de ellos mismos, de su ref lexión conjunta
Clima Laboral: Conceptos
que son compartidos por la mayoría de los miembros de una organización y son
distintivos de la misma.
Existe cierta confusión en la literatura sobre los conceptos de clima y cultura,
conceptos que en algunos casos se han llegado a considerar sinónimos.
Sin embargo, la mayoría de los autores distinguen de forma clara dichos con-
ceptos. En este sentido, las diferencias entre clima y cultura son notables:
• El clima es descriptivo y la cultura es en gran parte, normativa.
• El clima se basa en percepciones y la cultura en valores y creencias.
• El clima, como percepción descriptiva agregada, puede abordarse bien desde
un punto de vista analítico mediante estudios cuantitativos con cuestionario y
la cultura, como conjunto de valores y creencias, es un constructo más com-
plejo con diversidad de detalles que tal vez sólo pueden captarse mediante
estudios cualitativos basados en el análisis del discurso y la observación.
• El clima existe en toda organización, pero algunas organizaciones no tienen
cultura, o es una cultura muy débil, pues no existe una experiencia compar-
tida en el tiempo que haya llevado a un aprendizaje común de los valores,
normas, y creencias compartidas que componen la cultura.
De este modo, consideramos que existe suficiente relación entre los concep-
tos de clima y cultura como para que el investigar uno de ellos sea relevante de
cara a comprender el otro y, a la vez, son conceptos suficientemente diferencia-
dos como para que sea necesario mantener su estudio de manera independiente.
Podríamos decir que el clima o ambiente laboral se refiere a «qué» ocurre en la
organización y la cultura aporta una parte del «por qué» de lo que ocurre23.
23
Ostroff, C.; Kinicki, A. J. y Tamkins, M. M., «Organizational culture and climate» en Borman, W. y Elgen, D.
(eds.), Handbook of Psychology: Industrial and organizational Psychology, 12, 2003, pp. 565-593.
Clima Laboral: Conceptos
Por último, como concepto relacionado con el clima laboral hablaremos del
compromiso en el trabajo, un concepto al que desde los años noventa se da cre-
ciente importancia en el diagnóstico y gestión del clima laboral.
Según una de las definiciones más empleadas, el compromiso es un estado
psicológico que caracteriza la relación entre una persona y una organización y
que tiene tres componentes26.
• El compromiso afectivo o adhesión emocional hacia la empresa.
• El compromiso de continuación en la empresa.
• El compromiso normativo o deber moral y gratitud que siente el trabajador
para responder con reciprocidad por el buen trato recibido.
Es importante conocer, de cara a la implantación de procesos de acogida a
nuevos empleados dentro de la empresa, que el desarrollo del compromiso va
aparejado a los procesos de socialización laboral iniciales, en que además del con-
trato laboral se debe intentar implantar un contrato afectivo psicológico entre el
nuevo empleado y la misión y visión de una empresa.
24
Koys, D. J. y Decottis, T. A., «Inductive Measures of Psychological Climate», en Human Relations, vol. 44, n.º 3,
1991, pp. 265-285.
25
Márquez, A. J., «Clima Social y auto-eficacia percibida en estudiantes inmigrantes: una propuesta intercultural».
Tesis Doctoral, Universidad Complutense, Madrid, 2004.
26
Meyer, J. P.; Allen, N. J. y Smith, C. A., «Commitment to organizations and occupations: extension and test of a
three-component conceptualization», en Journal of Applied Psychology, 78, 1993, pp. 538-551.
Gestión estratégica del clima laboral
• como variable dependiente (al estudiar por ejemplo la relación entre los estilos
de liderazgo y el clima laboral)
• como variable moderadora, cuando se relaciona el clima laboral con la pro-
ductividad, no de forma directa, sino de forma indirecta a través de su influen-
cia sobre la satisfacción en el trabajo, que a su vez mejora la productividad.
Estructura
Organizativa y
Liderazgo
Procesos
D D
Clima Laboral
-Percepciones-
Satisfacción laboral
I Compromiso en el
trabajo
-Actitudes-
Desempeño
Productividad
Rotación
Absentismo
-Conductas-
I
M
Ingresos
Rentabilidad
Satisfacción de Clientes
-Resultados-
Tipo de relación:
I = Clima como variable independiente
D = Clima como variable dependiente
M = Clima como variable moderadora
Capítulo 3
CLIMA LABORAL Y DIRECCIÓN ESTRATÉGICA DE LA EMPRESA
EN LA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO
Sostenemos en nuestro libro que el análisis y la gestión del clima laboral son
elementos clave para la gestión estratégica de las empresas en la sociedad del co-
nocimiento y en este capítulo aportamos la ref lexión teórica que apoya esta afir-
mación.
Ref lexión teórica que nos lleva a aludir a los conceptos de estrategia y direc-
ción estratégica de la empresa, desde el enfoque de la teoría de los recursos y
capacidades y su especial atención a los intangibles como fuentes de creación de
valor, ventajas competitivas y resultados empresariales, especialmente en el mar-
co de la llamada sociedad del conocimiento.
Posteriormente pasamos a analizar los principales modelos de medición y
gestión estratégica de los activos intangibles o capital intelectual, con sus compo-
nentes de capital humano, capital estructural y capital relacional. Modelos de
medición y gestión estratégica del capital intelectual, en los que un concepto
como es el de clima laboral encuentra, como veremos, un lugar propio, que se
torna de vital importancia a nivel estratégico.
Desde los años 50 del siglo xx hasta nuestros días los sistemas de dirección
han evolucionado en función de la creciente intensidad y complejidad de los
cambios y turbulencias que se producen en el entorno empresarial.
Se distinguen cinco grandes etapas en la evolución de los sistemas de direc-
ción, desde la dirección por control de los años 50, propia de entornos estables,
con cambios lentos y fácilmente predecibles, hasta la dirección estratégica tal y
como hoy la entendemos, propia de entornos cada vez más turbulentos o cam-
biantes en que se vuelve vital una actitud que permita detectar con rapidez los
cambios del entorno y dar respuestas rápidas y f lexibles, casi en «tiempo real» a
los retos estratégicos planteados y a las oportunidades emergentes.
Las principales etapas en la evolución de los sistemas de dirección se resu-
men esquemáticamente a continuación:
1. Dirección por control, propia de entornos estables que permiten predic-
ciones recurrentes. El foco se centra en el control presupuestario y finan-
Gestión estratégica del clima laboral
Por nuestra parte, coincidimos con Bueno et al. (2006) en que la dirección
estratégica centra gran parte de sus esfuerzos en discernir las causas de las dife-
rencias que existen entre los resultados de las empresas, para lo cual identifica
aquellos factores y decisiones que inf luyen de manera sustancial en la competiti-
vidad empresarial y en la creación de valor por parte de la empresa.
Si en una primera etapa de la dirección estratégica el tema de interés era el exterior
de la empresa y su entorno, centrando el análisis en la competencia y el sector de activi-
dad; en la etapa actual de la dirección estratégica, este análisis se desplaza desde los aspec-
tos externos hacia los internos, en concreto, hacia el análisis de los recursos y capacidades
de la empresa, como base generadora de las competencias básicas que la empresa crea para
mantener sus ventajas competitivas. Este planteamiento pone de relieve la importancia de
la innovación y de los procesos internos de la empresa.
Según la Teoría de los Recursos y Capacidades, los factores esenciales del pro-
ceso de producción no son los recursos en sí sino los servicios que tales recursos rinden y
éstos a su vez son una función del modo en que se emplean, poniendo pues especial én-
fasis en las capacidades y habilidades que deben crear las organizaciones para extraer el
mayor beneficio de sus recursos. De este modo, el crecimiento de la empresa no
depende tanto de la situación en que se encuentra la demanda como de la acer-
tada utilización de los recursos internos, dando un papel determinante a las personas en
la organización, cuyas actitudes, conocimientos y habilidades rinden unos servicios de
primera importancia y son quienes se las ingenian para utilizar los recursos de una forma
eficiente e innovadora.
La teoría de los recursos y capacidades responde a la pregunta sobre las cau-
sas de la diferencia de resultados entre las empresas desde un enfoque micro-
económico y empresarial, centrándose en los factores endógenos a la organiza-
ción, enfoque que viene avalado por numerosos estudios que ponen de
Gestión estratégica del clima laboral
manifiesto que las diferencias de rentabilidad intra-sectoriales son mayores que las in-
tersectoriales.
A partir de estas evidencias se deduce que la fuente de ventajas competitivas no se
encuentra exclusivamente en las características del entorno, sino también en las característi-
cas internas de la empresa. De hecho, algunos estudios no sólo encuentran en los
recursos de la empresa el origen de la ventaja competitiva, sino que además ob-
servan que la parte de rentabilidad explicada por dichos recursos es notablemen-
te superior a la derivada del efecto sector1.
Así mientras en el modelo tradicional de la economía industrial, los recursos
de la empresa se consideraban homogéneos entre las empresas de un sector, bajo
el nuevo enfoque se entiende que los recursos entre empresas del mismo sector
son heterogéneos y que además presentan movilidad imperfecta.
Así, la forma de competir consiste en ir generando nuevas combinaciones de
recursos y capacidades que logren obtener nuevas ventajas competitivas, así como
diseñar los mecanismos de aislamiento que permitan proteger la fuente de ven-
taja competitiva del ataque de la competencia2.
Es muy importante subrayar este enfoque dinámico en la teoría de recursos y capa-
cidades ya que la posesión de recursos por parte de la empresa no explica ni garantiza el
control de una ventaja competitiva sostenible. Para conseguir tal ventaja la empresa debe
ser capaz de integrar dichos recursos mediante el empleo de unas rutinas organizativas
que desembocarán en unas competencias, que además deben ser dinámicas y renovarse
de forma continua, para afrontar con rapidez los cambios del entorno3.
1
McGahan, A. y Porter, M. E., «How much does industry matter, really?», en Strategic Management Journal, vol. 18,
n.º 1, 1997, pp. 5-14.
2
Lado González, E. M. y Calvo Dopico, D., «La importancia de los activos intangibles en la gestión y la estrategia
de la empresa. Una aplicación empírica al Banco Santander», en García Machado, J. J. ( coord.), Descubriendo nuevos hori-
zontes en administración, Escuela Superior de Gestión Comercial y Marketing Esic editorial, Madrid, 2013.
3
Urarte, M., «Estrategia, innovación y competitividad», en Harvard Deusto busisness review, n.º 243, 2015, pp. 16-23.
Clima laboral y dirección estratégica de la empresa en la sociedad del conocimiento
ral, a quienes corresponde combinar los diferentes elementos que tienen a su alcance, los
personales y los que la empresa pone a su disposición, para generar y renovar las compe-
tencias que aseguren las ventajas competitivas sostenibles que necesita la empresa.
Desde los últimos años del siglo xx numerosos autores han destacado la
importancia del conocimiento en la sociedad y en la economía, argumentando
su papel estratégico en la creación de valor económico y de rentas empresaria-
les, hasta el punto de estar transformando los enfoques de análisis y las teorías
explicativas de la empresa, de su estrategia y, en consecuencia, de la dirección
estratégica.
Algunos de los principales autores que vienen destacando el papel estratégico
del conocimiento en la sociedad y economía actuales son: Drucker (1992, 1993
y 2000); Nonaka y Takeuchi (1995); Davenport y Prusak, (1998), Blumentritt y
Johnston (1999), Enebral (2008), Escribano (2010), Díaz (2012), González, Vila
y Schiuma (2015), Erickson y Rothberg (2015).
Este papel estratégico del conocimiento en la creación de valor se ha ido con-
trastando de forma efectiva, siendo reconocido por el mercado de forma sistemá-
tica y dando lugar al nuevo concepto de capital intelectual. En este sentido pue-
de consultarse: Collins (1997); Stewart (1997); Lev y Zarowin (1999), Bueno
4
Nevis E. C.; Di Bella, A. J. y Gould J. M. «Understanding organizations as learning systems», en Sloan Management
Review, vol. 36, n.º 2, 1995, pp. 73-85.
Gestión estratégica del clima laboral
(1998 y 2005), Royo y Cardona (2012), Aramburu, Sáez y Blanco (2015) y Pérez
(2015) entre otros.
El concepto de sociedad del conocimiento tiene sus orígenes en los años 60 del
siglo xx, aunque su desarrollo y expansión no tuvo lugar hasta finales de los 90.
Fue el sociólogo Peter Drucker (1959 y 1969) quien al analizar los cambios en
las sociedades industriales y el creciente papel del conocimiento, acuñó la noción
de sociedad postindustrial y habló de la tendencia hacia una sociedad del cono-
cimiento, en la que emergería una nueva capa social de trabajadores del conoci-
miento. Este tipo de sociedad se caracteriza por una estructura económica y so-
cial, en la que el conocimiento es el principal recurso o medio de producción
más allá de otros factores como las materias primas o el capital.
El peso económico de las actividades basadas en el conocimiento se va ha-
ciendo más patente desde principios del siglo xxi con una creciente importancia
de los productos y servicios intensivos en conocimiento y comunicación, a los
que el mercado reconoce un valor que se hace evidente en la estructura de costes
y beneficio de estos productos y servicios intensivos en conocimiento.
Así mismo, y según puede comprobarse en las estadísticas de la OCDE desde
el año 2000, en la evolución del empleo se observa un incremento considerable
de ocupaciones muy relacionadas con el uso de la inteligencia y el conocimiento
y con poca presencia del esfuerzo físico.
La sociedad del conocimiento, pues, se refiere a una nueva forma de vida y
organización social y empresarial en que la clave es el aprovechamiento y desarro-
llo del conocimiento y talento humano, en el cual, a su vez, la tecnología juega un
papel de apoyo al aprendizaje y a la aplicación intensiva de conocimiento.
En este sentido, el desarrollo de las tecnologías impulsa la sociedad del cono-
cimiento, pero representa sólo una parte de la misma. De este modo podría afir-
marse que la sociedad de la información es un puente entre la sociedad industrial
y la sociedad del conocimiento.
Así mismo, la sociedad del conocimiento tiene su ref lejo en el ámbito
económico, en lo que podríamos llamar una economía del conocimiento
protagonizada por la aparición de un nuevo capitalismo o capitalismo pos-
tindustrial.
Clima laboral y dirección estratégica de la empresa en la sociedad del conocimiento
Finalmente, nos parece interesante destacar con Bueno et al. (2006) cuál es el
esquema explicativo de la creación de valor en las empresas de la sociedad del
conocimiento.
Gestión estratégica del clima laboral
De entre los diferentes modelos de medición y gestión del capital intelectual, desta-
camos y exponemos a continuación el modelo de Cuadro de Mando Integral o «Balanced
Scorecard» desarrollado por Kaplan y Norton (1992 y 1996). En dicho modelo se con-
sidera a la satisfacción de los empleados y al clima laboral como elementos intangibles
que se integran en el capital intelectual (dentro de su componente específico de capital
humano) y que por tanto hay que medir y gestionar.
pues esta perspectiva inf luye en las restantes, incidiendo de modo directo o in-
directo en los resultados de la empresa.
En la perspectiva del aprendizaje, el factor humano adquiere una importancia
clave, pues el contar con empleados motivados y dispuestos a contribuir a que la
empresa obtenga las metas deseadas, se considera primordial para conseguir los
objetivos propuestos en el resto de perspectivas.
En la perspectiva de aprendizaje se hace indispensable la existencia de un
clima laboral que motive e impulse la iniciativa y compromiso de los empleados
(«empowerment»).
Además, teniendo en cuenta las evidencias empíricas (tratadas en el capítulo
2) acerca de la inf luencia del clima laboral sobre la satisfacción laboral y el com-
promiso de los empleados, que a su vez inf luye en su desempeño, productividad
y permanencia en la empresa, Kaplan y Norton (1997) ven el clima laboral como
uno de los aspectos clave de la perspectiva de aprendizaje y crecimiento.
Considerando así mismo que el estilo de dirección o liderazgo tiene un peso
fundamental en la puesta en práctica de la estrategia empresarial y en la genera-
ción del clima apropiado para el aprendizaje y la acción. Tema éste, el del lide-
razgo, que trataremos más ampliamente en el siguiente capítulo.
En cualquier caso, es importante destacar la interrelación entre los compo-
nentes del modelo de Kaplan y Norton (1997), que no funcionan de modo inde-
pendiente, sino interrelacionado. De este modo, el buen funcionamiento de
unos, incide sobre los restantes, en un proceso continuo tal como ref lejan las
f lechas de f lujo en la figura 2, proponiendo la existencia de relaciones causa
efecto, por ejemplo:
• La capacitación y motivación del personal (perspectiva de aprendizaje y cre-
cimiento) permite a la empresa ofrecer productos y servicios de calidad
(perspectiva de los procesos internos).
• Y los productos y servicios de calidad consiguen una mayor satisfacción de
los clientes, por lo que aumenta la probabilidad de que compren repetida-
mente (perspectiva de cliente).
• A su vez, la repetición de compras de dichos clientes incrementa la rentabi-
lidad de la empresa (perspectiva financiera).
• El incremento de rentabilidad provoca que los accionistas o titulares de la em-
presa estén satisfechos y continúen la inversión en programas de capacitación
y motivación de los empleados (perspectiva de aprendizaje y crecimiento).
Clima laboral y dirección estratégica de la empresa en la sociedad del conocimiento
Perspectiva
Financiera
Conjunto de indicadores de
resultado
Perspectiva de Perspectiva de
Clientes Aprendizaje y Crecimiento
Perspectiva de Procesos
Internos de Negocio
Desde mediados de los años 90 hasta nuestros días, numerosos autores han
estudiado la relación entre una adecuada gestión del capital intelectual, con sus
distintos componentes: capital humano, capital estructural y capital relacional, y
los resultados empresariales; entre otros Heskett et al. (1994); Pfeffer et al. (1999);
Ordóñez de Pablos (2002); Sanz y Sabater (2002); Calvo y López (2004); Ordiz
Gestión estratégica del clima laboral
(2004), Vargas et al. (2006), Rivero (2006), Lado y Calvo (2013), Martín, García
y Aragón (2013), García, Martín y Sánchez (2014), Romero (2014), Urarte (2015).
Heskett et al. (1994) aportan en su estudio evidencias sobre la relación entre
aspectos intangibles e indicadores objetivos del desempeño empresarial como
son el crecimiento de los ingresos y la rentabilidad.
De este modo, hablan de la cadena de beneficio del Servicio, que relaciona la
rentabilidad de la empresa con la lealtad y satisfacción de los clientes, la cual está
a su vez relacionada con el valor de los servicios ofertados al cliente, que a su vez
se relacionan con la satisfacción, lealtad y productividad de los empleados.
Sostienen estos autores que los empleados satisfechos generan servicios de alto valor
para los clientes y que ello redunda en el crecimiento y rentabilidad de los ingresos.
Por ello, Heskett et al. (1994) insisten en que los directivos de las empresas, en
la nueva economía de servicio, deben tener como foco de atención principal en
su gestión, las necesidades de los clientes y de los empleados.
Pfeffer et al. (1999) estudiaron la relación existente entre las prácticas de ges-
tión encaminadas a desarrollar el capital humano e impulsar la implicación y
compromiso de los empleados, y el desempeño empresarial en 968 empresas de
las principales industrias ubicadas en Estados Unidos y concluyeron que existe
una relación significativa entre las prácticas de gestión dirigidas al desarrollo del
capital humano y la disminución de la rotación, el aumento de las ventas, el valor
de mercado de las empresas y su rentabilidad.
En este mismo sentido, Sanz y Sabater (2002) sostienen en base a su investi-
gación, que las prácticas de recursos humanos de alto rendimiento inf luyen po-
sitivamente en los resultados de la empresa.
También Ordiz (2004) concluye, a partir del estudio realizado, que las em-
presas que gestionan estratégicamente sus recursos humanos, tanto si siguen una
estrategia de costes como si siguen una estrategia de diferenciación, presentan
mejores resultados en sus indicadores financieros y estratégicos.
Sostiene este autor que los recursos humanos son la base de las capacidades
que conducen a una ventaja competitiva sostenible pues son los que coordinan el
uso de los demás recursos de la empresa. Según este autor, son las prácticas de
gestión de recursos humanos encaminadas a aumentar la implicación y compro-
miso de los trabajadores, las que presentan especial inf luencia sobre los resultados
Clima laboral y dirección estratégica de la empresa en la sociedad del conocimiento
A lo largo del capítulo 3 de nuestra tesis hemos llevado a cabo una ref lexión
teórica que nos lleva afirmar que el análisis y gestión del clima laboral es un elemen-
to clave para la gestión estratégica de las empresas en la sociedad del conocimiento.
Hemos analizado los conceptos de estrategia y dirección estratégica de la
empresa, desde el enfoque de la teoría de los recursos y capacidades y hemos
destacado su especial atención a los intangibles como fuentes de creación de va-
lor, ventajas competitivas y resultados empresariales.
Hemos mostrado así mismo, cómo esta orientación teórica, que considera a
los activos intangibles basados en el conocimiento (el capital intelectual) como
una de las principales fuentes de ventaja competitiva para las empresas, tiene es-
pecial sentido en las llamadas sociedad y economía del conocimiento.
Hemos así mismo analizado un modelo fundamental en la medición y gestión
estratégica de los activos intangibles o capital intelectual (con sus componentes de
capital humano, capital estructural y capital relacional) y hemos mostrado cómo el
clima laboral tiene un lugar propio y un papel especialmente relevante en los mo-
delos de medición y gestión del capital intelectual de las empresas y por tanto un
papel de especial importancia en la gestión estratégica de las empresas.
A continuación resumimos gráficamente el importante papel que desempeña
el clima laboral en la gestión estratégica de la empresa. En la figura n.º 3 se ref le-
ja cómo un constructo originario del campo de la psicología organizacional se
relaciona con la gestión estratégica de la empresa y es útil desde un punto opera-
tivo para ayudar en la gestión de los intangibles basados en el conocimiento o
capital intelectual. Y ello, en tanto que el clima laboral está inf luido por la fun-
ción directiva y, a su vez, inf luye sobre las actitudes y conductas en el trabajo y,
por lo tanto, sobre buena parte de los intangibles considerados en el capital inte-
lectual, con especial incidencia sobre el capital humano, y en última instancia,
sobre el desempeño y valor de la empresa.
Sobre este enfoque que interrelaciona los hallazgos de la psicología organiza-
cional con la dirección estratégica de la empresa, volveremos en el capítulo 5 del
libro al diseñar y proponer un modelo estratégico de gestión del clima laboral, lo
cual haremos tras estudiar en el capítulo 4 el liderazgo como el gran inductor de
cambios y agente activo de cara a la gestión del clima laboral en la empresa.
Clima laboral y dirección estratégica de la empresa en la sociedad del conocimiento
abajo
Capítulo 4
EL LIDERAZGO COMO FACTOR PRINCIPAL EN LA GESTIÓN
DEL CLIMA LABORAL EN LA EMPRESA
Existen numerosas definiciones de liderazgo. Una de las que nos parece más
clara es la de Yukl (1994) para quien el liderazgo es el proceso mediante el cual
1
Gilo Osorio, I. e Ibarra Lopesierra, S., «Incidencia del liderazgo en los factores críticos del éxito como estrategia
competitiva empresarial», en Dimensión empresarial, vol. 12, n.º 2, 2014, pp. 117-126.
2
Colom Gorgues, A. y Florensa Guiu, R., «El liderazgo y la dirección empresarial. Evolución de los estilos y mode-
los de liderazgo, comportamiento y motivación», en Anuario de la Fundación Ciudad de Lleida, n.º 24, 2013, pp. 267-312.
3
Segovia Díaz, S. C., «Modelo de gestión por competencias aplicado al proceso de capacitación en una institución
de salud pública», en Boletín Científico Sapiens Research, vol. 2, n.º 1, 2012, pp. 23-30.
El liderazgo como factor principal en la gestión del clima laboral en la empresa
un miembro del grupo (líder) inf luye a los otros miembros hacia el logro de ob-
jetivos específicos grupales.
Es importante destacar que el liderazgo es un proceso (y no un producto fi-
nal) que debe considerarse en términos de la interacción entre el líder y los su-
bordinados.
Como señalan Fiedler y Chemers (1985), los seguidores, ya sea de forma explí-
cita o implícita, han de aceptar la desigual distribución de poder e inf luencia
propia de este proceso de liderazgo. De algún modo, los seguidores tendrán la
expectativa de que la marcha del grupo será mejor si el líder dirige al grupo hacia
la consecución de sus objetivos, pero si el líder no consigue mantener o reforzar
dicha expectativa, el grupo puede retirarle su confianza y con ello su capacidad
de inf luencia.
Esa inf luencia que el líder ejerce sobre los seguidores puede ser dirigida hacia
el aumento del rendimiento del grupo y es por ello, que ha sido la empresa pri-
vada uno de los agentes más interesados en el estudio del liderazgo y los estilos
de dirección en las organizaciones.
Al revisar la literatura al respecto, detectamos tres enfoques principales a la
hora de estudiar el liderazgo:
• El enfoque de los rasgos.
• El enfoque conductual.
• Y el enfoque situacional.
Siendo así los primeros autores en introducir la idea de que ningún estilo de
liderazgo es óptimo por sí mismo en cualquier situación, sino que dependerá de
los factores o fuerzas mencionados, tal como comentaremos a continuación.
3) El enfoque situacional otorga una consideración explícita al contexto
organizacional a la hora de explicar la efectividad del liderazgo.
Fiedler (1953 y 1978) desarrolla un modelo de contingencia para estudiar la
efectividad del liderazgo, que tiene en cuenta las siguientes variables:
• Estilo de liderazgo (orientado a la tarea o las relaciones).
• El nivel de estructuración de la tarea (estructurada o no).
• La calidad de las relaciones entre dirigente y miembros (buenas o malas).
• El poder de la posición del líder (fuerte o débil).
Según éste modelo, la situación más favorable para el líder es aquella en que
las relaciones con los subordinados son buenas, el líder tiene mucho poder y la
tarea está muy estructurada.
En situaciones muy favorables o muy desfavorables, el líder orientado a la
tarea, sería más efectivo.
Mientras que en situaciones intermedias, los más efectivos serían los líderes
orientados a las relaciones.
Posteriormente, Hersey y Blanchard (1982) y Hersey, Blanchard y Johnson
(1998) desarrollan un modelo de liderazgo situacional en que prescriben que el
líder debe adaptar su estilo de liderazgo a las demandas de la situación.
En este enfoque se diferencian de Fiedler, según el cual, hay que buscar el
líder adecuado para cada situación o bien adaptar la situación al líder (ya que su
estilo de liderazgo se considera un rasgo estable de su personalidad).
Según la teoría del liderazgo situacional de Hersey y Blanchard (1982), exis-
ten cuatro estilos de liderazgo principales que el líder empresarial debe saber
manejar y adaptar a cada situación. Estos estilos son:
a) Ordenar (para tareas altamente estructuradas y bajo nivel de relación con los
subordinados): Implica dar instrucciones específicas y supervisar de cerca el
desarrollo del trabajo.
Gestión estratégica del clima laboral
b) Persuadir (para tareas altamente estructuradas y alto nivel de relación con los
colaboradores): Supone explicar la decisión tomada a los subordinados, acla-
rando sus ventajas y la facilidad de cumplir con lo que se pide.
c) Participar (para tareas poco estructuradas y alta relación): Supone compartir las
ideas con los colaboradores, facilitando el diálogo para llegar a decisiones con-
sensuadas o acordadas de forma conjunta.
d) Delegar (para tareas poco estructuradas y bajo nivel de relación): El líder deja al
colaborador las decisiones sobre el modo de actuar para lograr los objetivos de
la organización, en general, y de su puesto de trabajo en particular.
Este modelo teórico reconoce que un directivo puede tener preferencia por
manifestar alguno de los estilos mencionados, sintiéndose más cómodo mostran-
do un estilo determinado frente a otro.
Sin embargo, el directivo debe asumir su responsabilidad de cambiar su com-
portamiento cuando la situación lo demande y ser consciente además de que
tiene la oportunidad de mejorar las capacidades y la confianza en sí mismos de
los subordinados.
Estos autores incluyeron además una variable moderadora en su modelo, a la
que llamaron «madurez» de los subordinados o colaboradores y que, a su vez, se
compone de dos dimensiones independientes, como son la capacidad y la dispo-
sición para realizar la tarea.
De este modo, el nivel de madurez del subordinado debe ser también tenido
en cuenta para adaptar el estilo de liderazgo. Así, cuando un subordinado es muy
inmaduro con respecto a la tarea, el líder deberá ser muy directivo al definir las
funciones del subordinado, los objetivos que se quieren alcanzar y los procedi-
mientos que hay que seguir.
En cambio, al tiempo que aumenta la madurez del subordinado, el líder debe-
rá ir ajustando su comportamiento: persuadir, participar... hasta delegar en los
empleados más maduros, quienes tienen la capacidad y la confianza necesarias para
trabajar sin mucha dirección y sin mucho comportamiento de apoyo del líder.
Para finalizar este epígrafe, destacamos el enfoque, también situacional, de
Goleman et al. (2002), para quienes la formación continua de los líderes consti-
tuye una auténtica fortaleza cultural, clave en el éxito empresarial.
El cuadro adjunto resume los seis principales estilos de liderazgo señalados
por Goleman et al. (2002) y su impacto general sobre el clima laboral.
El liderazgo como factor principal en la gestión del clima laboral en la empresa
Según este autor, los mejores líderes son aquellos que se sirven de las seis mo-
dalidades diferentes del liderazgo, expuestas abajo, y que saben pasar diestramen-
te de uno a otro en función de las circunstancias.
Competencias de
Impacto
Modus operandi El estilo la inteligencia Situaciones en que
Estilo general en el
del líder en una frase emocional que funciona mejor
Clima Laboral
subyacen
En una crisis, para
Conducción para
Demanda emprender una
«Haz lo que te obtener logros,
Coercitivo acatamiento reestructuración o Negativo
digo» iniciativa y
inmediato con empleados
autocontrol
problemáticos
Cuando el cambio
Moviliza a la Autoconfianza, requiere una nueva
Orientativo gente hacia una «Ven conmigo» empatía, catalizador visión o cuando es Positivo
visión del cambio necesaria una
orientación clara.
Para reparar fisuras en
Crea armonía y Empatía, generación un equipo o motivar
«La persona está
Afiliativo construye lazos de relaciones, a la gente en Positivo
primero»
emocionales comunicación circunstancias
estresantes
Forja consenso a Colaboración, Para generar consenso
Democrático través de la «Qué piensas» liderazgo de equipo, u obtener datos de Positivo
participación comunicación empleados valiosos
Para obtener
Establece
Rectitud, guía para resultados rápidos de
estándares «Haz como yo
Marcapasos obtener logros, un equipo Negativo
elevados de hago ahora»
iniciativa competente y
rendimiento
altamente motivado
Para ayudar a un
Desarrolla a la Desarrollo de los empleado a mejorar
Coaching gente para el «Prueba esto» otros, empatía, auto- su rendimiento, o Positivo
futuro conciencia. desarrollar fortalezas a
largo plazo
Fuente: Goleman et al. (2002).
Por todo ello, parece necesario incorporar otro enfoque que, sin renunciar a
las ventajas de la dirección por objetivos, supere sus desventajas estableciendo las
directrices sobre el modo en que los objetivos han de ser logrados y eliminando
la tentación del «todo vale» para conseguir los objetivos.
Así pues, la pérdida de relevancia del puesto de trabajo como definición de
tareas a realizar y las limitaciones de la dirección por objetivos son paralelas al
cada vez mayor interés por las capacidades, conocimientos y actitudes de la per-
sona que desempeña ese conjunto de tareas: ésta es la base del enfoque basado en
competencias.
3) La dirección por competencias es el sistema de dirección basado en el
conocimiento, análisis y gestión de las competencias de los integrantes de la em-
presa, y la consideramos más adecuada que los sistemas anteriores a la hora de
facilitar una gestión más eficaz del verdadero capital humano de la empresa.
El centro de esta nueva forma de organización de la empresa es la definición
de su misión, del «para qué».
La misión de una empresa es aquel compromiso que caracteriza su identidad,
aquello que la empresa pretende ser a través de las acciones coordinadas de sus
miembros y de todos los que colaboran con ella.
A fin de que la estrategia y los objetivos conduzcan al logro de la misión es
necesario que ésta sea conocida y compartida, y que cada una de las personas que
trabajan en la empresa sepa cómo su trabajo contribuye a dicho logro.
En este tipo de organización en que prima la dirección por competencias, el
empleado conoce los objetivos y entiende el «para qué» final de su trabajo.
Tampoco se considera a sí mismo como un profesional free-lance, en pos de obje-
tivos cada vez más ambiciosos, cuyo logro le supone un beneficio económico y
una cierta dosis de desarrollo profesional.
El empleado de esta nueva forma de organización se siente miembro de un
equipo con una misión a cumplir y su actitud, por tanto, es cooperativa. Es más
que la simple actitud proactiva: pone toda su energía e iniciativa al servicio de la
misión, en cooperación con las necesidades del conjunto.
Este tipo de organización añade a la motivación intrínseca y extrínseca una
motivación «trascendente» relativa a la satisfacción del empleado por contribuir
con su desempeño al logro de la misión y objetivos de la empresa. Desarrolla un
Gestión estratégica del clima laboral
Como hemos comentado, en los últimos años se ha ido imponiendo una vi-
sión del liderazgo basado en comportamientos específicos y mesurables de los
directivos, que llamamos competencias, y este enfoque, que parte de las compe-
tencias de liderazgo es el adoptado en la presente tesis.
Gestión estratégica del clima laboral
En este sentido, los grandes líderes son personas muy movilizadoras, personas
que despiertan entusiasmo y alientan lo mejor que hay en cada uno.
De este modo, el rasgo distintivo de los mejores líderes reside en su com-
prensión del extraordinario papel que desempeñan las emociones en el entorno
laboral, no sólo en cuestiones tan patentes como el rendimiento, o saber conser-
var a los empleados más sobresalientes, sino también en variables tan intangibles
como la motivación o el compromiso.
El líder es la persona a quien los demás recurren en busca de la convicción y
claridad necesaria para hacer frente a una amenaza, superar un reto o llevar a
cabo una determinada tarea. En este sentido, el líder es la persona que mejor sabe
encauzar las emociones de un determinado grupo.
Cuando los líderes encauzan las emociones en una dirección positiva, movilizan
lo mejor de las personas y provocan un efecto al que Goleman llama «resonancia».
Cuando por el contrario lo hacen en una dirección negativa, generan una
«disonancia». Así pues la clave del liderazgo se asienta en las competencias de la
inteligencia emocional que posean los líderes, es decir, en el modo en que ges-
tionan la relación consigo mismos y con los demás. En este sentido se habla de
cuatro dominios de la inteligencia emocional:
1. Conciencia de uno mismo.
2. Autogestión.
3. Conciencia social.
4. Gestión de las relaciones.
Capítulo 5
DISEÑO DE UN MODELO ESTRATÉGICO PARA LA GESTIÓN
DEL CLIMA LABORAL
Pues bien, teniendo en cuenta estas aportaciones, hemos revisado desde una
perspectiva estratégica el flujo de las relaciones e influencias del clima laboral que
habíamos llegado a determinar en capítulo 2 de este libro. Y teniendo en cuenta
esta perspectiva, hemos derivado una serie de objetivos estratégicos básicos.
El razonamiento es el siguientes: si un liderazgo competente está relacionado
con un buen clima laboral y el buen clima laboral inf luye en las actitudes de sa-
tisfacción y compromiso de los empleados, en un buen desempeño, en mejoras
en la eficiencia (mejora de la productividad, disminución de la rotación y del
Diseño de un modelo estratégico para la gestión del clima laboral
Objetivos:
Estructura
Organizativa
y Procesos Liderazgo Líderes Competentes
Actitudes
Satisfacción laboral Satisfacción y
Compromiso en el Compromiso
trabajo de los Empleados
Figura 5. El flujo de relaciones e influencias del clima laboral desde una Perspectiva
Estratégica (objetivos para el cuadro de mando integral).
Gestión estratégica del clima laboral
Perspectiva Financiera
Mejora de Ingresos
Rentabilidad
Perspectiva de Aprendizaje
Perspectiva de Clientes
(Personas)
Perspectiva de Procesos
(Mejora de la Eficiencia)
Mejora de la Productividad
Disminución de la Rotación
Una vez que hemos definido e incluido en el cuadro de mando integral los
objetivos estratégico relacionados con el clima laboral, debemos definir los indi-
cadores que van a permitir evaluar el cumplimiento de los objetivos.
En la figura 7 se observan los indicadores propuestos al hilo del f lujo de rela-
ciones e inf luencias del clima laboral.
Para el objetivo de líderes competentes, se propone tener en cuenta el por-
centaje de evaluación positiva 360º de los líderes de la empresa.
El Sistema de Evaluación 360º de los jefes implica, como comentamos en el
capítulo 4 de este libro, una autoevaluación como líderes, pero también la eva-
luación por parte de su superior jerárquico, de sus compañeros (mismo nivel je-
rárquico) y de sus subordinados, con lo que se obtiene una evaluación muy com-
pleta y contrastada.
Para el objetivo de buen clima laboral, proponemos como indicador el
porcentaje de empleados que manifiestan una percepción positiva del clima.
Para ello, se pide a los empleados que describan su percepción del clima labo-
ral de la empresa (en las principales dimensiones del clima laboral estudiadas en
el capítulo 2 de este libro) obteniendo una percepción media del clima, en la que
el porcentaje de percepción positiva sería el llamado «TOP 2» (la suma de las dos
puntuaciones más altas de una escala tipo Likert de 5 puntos, empleada para des-
cribir el clima laboral).
Para el objetivo de empleados satisfechos y comprometidos el indicador
sería, así mismo, el porcentaje de empleados satisfechos y comprometidos defini-
dos por el «TOP 2» de satisfacción y compromiso (evaluando estas actitudes con
una escala Likert de 5 puntos, en la que el 1 representa mínima satisfacción/
compromiso y el 5 máxima satisfacción/compromiso).
Para el objetivo de empleados con buen desempeño, el indicador sería el
porcentaje de empleados que obtienen una valoración positiva del desempeño
por parte de sus jefes.
Los objetivos de mejora de la productividad y disminución de la rota-
ción y el absentismo, se medirían por el indicador de porcentaje de mejora o
disminución con respecto a un periodo temporal determinado que constituye la
base de comparación, por ejemplo el año anterior.
Gestión estratégica del clima laboral
Indicadores:
Estructura
Organizativa % de Evaluación
y Procesos
Liderazgo Positiva (360º) de los
jefes
% de empleados con
Clima laboral percepción positiva del
clima laboral
Actitudes
Satisfacción laboral % de empleados
Compromiso en el satisfechos y
trabajo comprometidos
% de empleados con
evaluación positiva del
Conductas desempeño
Desempeño % de Mejora de la
Productividad productividad
Rotación % de Disminución de la
rotación
Absentismo
% de Disminución del
absentismo
% de Incremento de los
Resultados ingresos
Ingresos % de Beneficio sobre
Rentabilidad ingresos
Satisfacción y Fidelidad % de Clientes satisfechos
de los Clientes % de Clientes que repiten
compra
Figura 7. El flujo de relaciones e influencias del clima laboral desde una perspectiva
estratégica (indicadores para el cuadro de mando integral).
Diseño de un modelo estratégico para la gestión del clima laboral
Perspectiva Financiera
Indicador: % de incremento de
ingresos
Objetivo: Rentabilidad
Perspectiva de Aprendizaje
(Personas)
Indicador: % de empleaos
satisfechos y comprometidos
Indicador: % de mejora de la
productividad
Objetivo: Disminución de la
rotación
Indicador: % de disminución de la
rotación
Dirección general
Pues bien, para aplicar el cuadro de mando integral en las distintas unidades
y direcciones de negocio de la empresa, ésta debe contar con una serie de siste-
mas de evaluación, diagnóstico y medición, tal como se ref leja en la figura 9.
Actitudes
Satisfacción laboral Medición de actitudes de
satisfacción y compromiso
Compromiso en el
en cada unidad de
trabajo
negocio
Hay que decir que los sistemas de evaluación, diagnóstico y medición que
ref lejamos en la figura 9 son relativamente habituales en las grandes empresas.
Gestión estratégica del clima laboral
Es relativamente habitual que las grandes empresas cuenten con algún tipo
de sistema de evaluación de sus líderes (a menudo a través de un método de 360º
como el sugerido); que cuenten con alguna encuesta (más o menos amplia y más
o menos rigurosa desde un punto de vista científico) para conocer el clima labo-
ral percibido y las actitudes de satisfacción y compromiso entre los empleados;
que cuenten con indicadores del desempeño de los empleados (a través de un
sistema de evaluación del desempeño que los jefes hacen anualmente con respec-
to a sus subordinados); así como encuestas de satisfacción de los clientes, indica-
dores de recompra o repetición de contratos por parte de los clientes; así como
indicadores de control de ingresos y rentabilidad.
Sin embargo, aunque no es difícil encontrar estos sistemas de medición en las
grandes empresas, sí ocurre a menudo que las mediciones son promovidas de
forma inconexa por distintas áreas funcionales o distintos departamentos de la
compañía.
Así, por ejemplo, el área de recursos humanos hace su encuesta de clima; el
área de marketing lanza sus encuestas de satisfacción y fidelidad de clientes; el
área de operaciones cuenta con indicadores de eficiencia como la productividad,
rotación, etc.; el área de finanzas cuenta con indicadores de ingresos y rentabili-
dad de la empresa, etc. Dichas áreas funcionales a menudo promueven y presen-
tan separadamente a la dirección general los resultados globales obtenidos con
sus mediciones, sin que exista en la práctica un auténtico cuadro de mando inte-
gral que incluya, de manera conjunta e interrelacionada, los objetivos e indica-
dores de las distintas perspectivas, y que permita un seguimiento y una gestión
integrada de dichos objetivos e indicadores para cada una de las direcciones y
unidades del negocio de la compañía con sus líderes correspondientes.
Consideramos que sólo una gestión integrada de los objetivos estratégicos de
las distintas perspectivas: personas, procesos, financiera y clientes, desde las uni-
dades de negocio básicas de la empresa (y no sólo desde la alta dirección) puede
permitir que la gestión del clima laboral (con sus indicadores relacionados) ob-
tenga todo su potencial de aportación estratégica a la empresa.
Para llevar a la práctica la implantación de este cuadro de mando integral del
clima laboral, la dirección general y cada dirección y unidad del negocio deben
contar con la información necesaria y suficiente para poder gestionar dentro de
su ámbito de acción.
Diseño de un modelo estratégico para la gestión del clima laboral
Capítulo 6
MEDICIÓN Y ANÁLISIS DEL CLIMA LABORAL.
MEJORES Y PEORES PRÁCTICAS
Existen dos técnicas fundamentales para la medición y análisis del clima la-
boral en las empresas: las técnicas de encuesta y las técnicas cualitativas de análi-
sis del discurso (reuniones de grupo y entrevistas en profundidad fundamental-
mente).
1. Técnicas de encuesta: Mediante aplicación de un cuestionario sobre el
clima laboral percibido, a una muestra representativa de empleados de la empre-
sa objeto de estudio. El tratamiento y análisis de las respuestas de los empleados
se realiza mediante la aplicación de técnicas estadísticas.
2. Técnicas cualitativas de análisis del discurso: Mediante conversación
abierta con los empleados (uno a uno, o bien en grupo); conversación que es
guiada o moderada por un especialista, normalmente psicólogo o sociólogo y, en
cualquier caso, diestro en la aplicación de técnicas de entrevista en profundidad
y técnicas de dinámica de grupos. El contenido de las conversaciones manteni-
das es explotado a través de métodos de análisis e interpretación cualitativa del
discurso.
Medición y análisis del clima laboral. Mejores y peores prácticas
pretenda llevar a cabo una encuesta de clima con rigor científico (Santos Peñas,
Muñoz Alamillos, Juez Martel y Cortiñas Vázquez, 2003).
A continuación, definimos los pasos que consideramos básicos de cara al diseño
de una encuesta de clima laboral, a la vez que señalamos los errores e inconsisten-
cias más frecuentes que se cometen en las empresas a la hora de medir el clima la-
boral, señalando, en cambio, cuáles serían las mejores prácticas al respecto.
Con estas ref lexiones pretendemos aportar a este libro la experiencia prove-
niente de más de veinte años en el ejercicio de labores consultivas relacionadas
con el diseño de encuestas.
Nuestra intención no es fiscalizar sin más una serie de prácticas que conside-
ramos poco adecuadas, sino sensibilizar a toda la comunidad interesada en la
medición del clima laboral respecto a cómo una serie de criterios, métodos y
controles básicos pueden mejorar sustancialmente la práctica y aplicación que
actualmente se está llevando a cabo.
Así pues, para medir o diagnosticar el clima laboral mediante encuesta mues-
tral en una determinada empresa y en un momento temporal determinado con-
sideramos necesario responder adecuadamente a una serie de cuestiones que de-
finen el modo en que vamos a diseñar la encuesta y que son las siguientes:
1. Universo del estudio.
2. Tamaño, distribución y selección de la muestra a emplear.
3. Sistema de entrevista.
4. Contenido y formato del cuestionario a emplear.
5. Organización y supervisión del proceso de recogida de información o traba-
jo de campo.
6. Tratamiento y análisis de resultados.
7. El informe de resultados.
A continuación profundizamos en cada uno de estos siete aspectos y señala-
mos cuáles son a nuestro juicio las mejores y peores prácticas al respecto.
Para llevar a cabo una encuesta de clima laboral en una empresa determina-
da, lo habitual es considerar como universo del estudio a todos los empleados
que componen su plantilla estable, conociendo además cómo se distribuyen los
empleados en función de una serie de variables relevantes, como pueden ser el
nivel jerárquico, el área funcional, centro de trabajo, la antigüedad en el puesto,
etcétera.
Es importante conocer esta distribución del universo según las variables
más relevantes y asegurarnos de que la muestra que obtengamos reproduzca las
mismas proporciones del universo, pues de lo contrario estaríamos dando un
mayor o menor peso a las respuestas de determinados grupos o colectivos con
el sesgo que ello puede suponer de cara a la extrapolación de los resultados
obtenidos en la muestra hacia el conjunto del universo o población total de los
empleados.
Las grandes empresas cuentan con un listado automatizado o base de datos de
todos sus empleados, base de datos que sirve como fuente para contactar con los
empleados y realizarles la entrevista.
Es fundamental que dichas bases de datos sean completas (incluyan los da-
tos de todos los empleados que componen el universo de la encuesta, sin ex-
cluir u omitir a ninguno) y estén perfectamente actualizadas, no sólo en lo que
refiere a las variables principales de nivel jerárquico, área funcional, etc., sino
también en lo que se refiere a los datos que nos servirán para contactar con el
empleado (por teléfono, e-mail o dirección postal) y pedir su participación en
la encuesta.
Sólo cumpliendo estas condiciones de tener las bases de datos completas y
actualizadas podemos estar seguros de que todos los empleados tengan la misma
probabilidad de partida de ser contactados para pedir su colaboración en la en-
cuesta.
El que en la base de datos falte un dato de contacto como el teléfono, el mail
o dirección postal en el caso de uno o más empleados, es una cuestión que debe
corregirse de forma anterior al lanzamiento de la encuesta pues de lo contario,
estaríamos eliminando la posibilidad de que determinados empleados puedan ser
requeridos a participar, y provocando por tanto que la muestra final tenga pro-
blemas de sesgo y representatividad.
Esta cuestión de la actualización de las bases de datos de los empleados no
siempre es tenida en cuenta con la importancia que merece.
Gestión estratégica del clima laboral
6.1.2. Muestra
Así mismo, el nivel de respuesta que alcancemos con la encuesta debe ser
suficiente. Por ejemplo, una encuesta lanzada a la totalidad de empleados y a la
que respondan sólo una cuarta parte, o menos de la mitad de los empleados,
debe considerarse con mucha precaución puesto que hay un colectivo importan-
te: el de los que no responden a la encuesta, que pueden tener opiniones muy
diferentes, a veces, especialmente negativas, siendo su no participación en la en-
cuesta un síntoma de ello.
En estos casos sería necesario analizar detenidamente el problema de la no
respuesta, explorándolo mediante vías alternativas a las técnicas de encuesta,
como son las técnicas cualitativas o proyectivas (de las que hablaremos más tarde)
analizando específicamente los motivos que pueden estar llevando a los emplea-
dos a no participar en el estudio. Por lo que se refiere a contar con un nivel de
respuesta suficiente suele considerarse aceptable a partir de un porcentaje de res-
puesta superior al 60%.
Una vez que finalizamos la recogida de información y que contamos con una
muestra representativa y suficiente de empleados que han respondido al cuestio-
nario de la encuesta podremos estimar la fiabilidad de la extrapolación de los
resultados obtenidos en la muestra al universo y para dicha estimación se puede
emplear la fórmula del cálculo del margen de error para muestras extraídas de
poblaciones o universos finitos (o menor de 100.000 empleados, tal y como sue-
le ser el caso de la mayoría de las empresas) y con un nivel de confianza definido.
Así, por ejemplo, en este caso la fórmula para calcular el margen de error,
con un nivel de confianza del 95,5% (k = 2) y en las condiciones más desfavora-
bles de muestreo o de máxima varianza (p= q= 50%) es la siguiente:
æN ö
k 2 . p . q . çç -1÷÷÷
èn ø
e=
N -1
técnica mixta, es decir, combinado los distintos sistemas: on-line, postal o telefó-
nico, pero siempre contestando el mismo cuestionario y velando porque no se
introduzcan sesgos debidos al tipo de entrevista empleado.
En general se recomiendan los sistemas de entrevista asistida por ordenador
(on-line y telefónica) frente a los sistemas de entrevista a papel por aportar ventajas
en cuanto a calidad de la entrevista y consistencia interna del cuestionario, sobre
todo porque en el sistema de entrevista asistida por ordenador, el cuestionario se
programa informáticamente incluyendo en su programación un completo siste-
ma de control de consistencia interna de las respuestas, de modo que si en algún
caso se percibe algún tipo de inconsistencia puede solucionarse o aclararse reca-
bando información adicional.
Así mismo un sistema de entrevista asistida por ordenador permite mejorar
los plazos en la ejecución de la encuesta, así como un control en tiempo real de
todo el proceso de recogida de información y, por tanto, la rápida resolución de
posibles incidencias.
6.1.4. Cuestionario
Proponemos pues que todo cuestionario de clima laboral tenga en cuenta las
principales dimensiones de clima que han sido empleadas en las investigaciones
científicas al respecto y que ya enumeramos y comentamos en el capítulo 2 de
este libro, donde explicamos que hemos realizado una revisión de los principa-
les autores y los instrumentos de medida que proponen: Litwing y Stringer
(1968), Campbell et al. (1970), Pritchard y Karasick (1973), Moos et al. (1974),
Likert (1976) y Koys y DeCottis (1991), con el objetivo de encontrar aquellas
dimensiones que son más empleadas y sobre las que existe un mayor consenso,
tras lo cual proponemos ocho dimensiones principales para el diagnóstico del clima
laboral, entendidas como dimensiones principales en cuanto a que son, en buena
medida, compartidas por los principales autores, quienes además realizaron sus
propuestas tras aplicar distintos tipos de análisis estadísticos en sus estudios (fun-
damentalmente, análisis factoriales) y después de revisar el trabajo de otros mu-
chos autores. Recordamos que estas dimensiones de clima que proponemos con-
templar en el cuestionario son las siguientes:
1) Autonomía: El grado en que los miembros de la organización perciben
que pueden tomar decisiones y solucionar problemas sin consultar cada paso a
sus superiores y en general, el grado en que se anima a los empleados a ser auto-
suficientes y a tomar iniciativas propias.
2) Cooperación y apoyo: Grado en que los miembros perciben que en la
organización existe un buen ambiente de compañerismo, cordialidad y apoyo a
su desarrollo en la organización.
3) Reconocimiento: El grado en que los miembros de la organización
perciben que reciben un reconocimiento adecuado a su trabajo y su contribución
a la organización.
4) Organización y estructura: Grado en que los miembros perciben que los
procesos de trabajo están bien organizados y coordinados; son claros y eficientes,
sin excesivas restricciones organizacionales o formulismos burocráticos.
5) Innovación: Grado en que los miembros perciben que existe receptivi-
dad para expresar e implantar nuevas ideas, métodos y procedimientos y en ge-
neral, para la creatividad y el cambio, aceptando los riesgos que supone.
6) Transparencia y equidad: Grado en que los miembros de la organiza-
ción perciben que las prácticas y políticas organizacionales son claras, equitativas
y no arbitrarias, especialmente en cuanto a valoración del desempeño y oportu-
nidades de promoción.
Medición y análisis del clima laboral. Mejores y peores prácticas
efecto de las variables de clima laboral (descriptivas del entorno) sobre las varia-
bles actitudinales como es la de satisfacción en el trabajo; variables actitudinales
que son a su vez, según el modelo teórico explicado anteriormente (en el capí-
tulo segundo de este libro), las que inf luyen más directamente sobre la conduc-
ta en el entorno laboral.
Esta distinción conceptual no suele ser tenida en cuenta en muchas empresas
a la hora de diseñar sus cuestionarios de clima, lo que lleva a mezclar percepcio-
nes y actitudes de forma indiscriminada y sin un criterio claro, añadiendo con-
fusión a los análisis y a las conclusiones que puedan extraerse de los estudios de
clima laboral.
Más recomendaciones con respecto al cuestionario son: que sea lo más breve
posible, para maximizar la cantidad y calidad de las respuestas y que se lleve a
cabo una prueba piloto, de modo previo a su lanzamiento masivo para compro-
bar su pertinencia y adecuada comprensión por parte de los empleados.
Finalmente, considerando el carácter de continuidad del que se pretende
dotar a este tipo de estudios en las empresas y que normalmente se repiten cada
uno o dos años, debemos tener en cuenta que el cuestionario deberá mantener
la misma estructura, de modo que permita realizar los análisis comparativos
pertinentes entre una oleada y otra, a fin de ir construyendo un histórico de
resultados.
Histórico de resultados que, entre otras cosas, nos permitirá evaluar los resul-
tados obtenidos a partir de las diferentes líneas de actuación llevadas a cabo en la
gestión del clima laboral en la empresa.
Esta necesidad de continuidad a veces se olvida cuando se van añadiendo
preguntas año tras año para satisfacer las demandas de determinados directivos o
colectivos que participan en la revisión del cuestionario y se decide, para no alar-
gar el cuestionario, eliminar otras preguntas. Esta decisión debe ser plenamente
consciente, pues luego no se podrá demandar análisis comparativo alguno al
respecto.
Como vemos, el diseño del cuestionario es clave y las decisiones que se to-
men al respecto pueden repercutir en la calidad del estudio, no solo en un año u
oleada de estudio determinada, sino en los sucesivos años y oleadas del estudio,
por lo que deben ser muy meditadas y buscar el mayor sustento teórico posible.
No excluimos en cualquier caso, siempre que la duración del cuestionario lo
permita, el añadir algún módulo o apartado específico cada año, para incluir
Medición y análisis del clima laboral. Mejores y peores prácticas
posibles temas especialmente candentes del día a día de la compañía y que sea
interesante abordar.
1 2
IMPORTANCIA
3 4
PERCEPCIÓN
+
Gestión estratégica del clima laboral
Detectar las dimensiones y variables del clima laboral que más
inf luyen sobre la satisfacción y compromiso de los empleados,
es decir, las principales palancas de mejora del clima laboral en
la empresa.
Comprender cómo podemos activar esas palancas para
implementar mejoras del clima laboral y por tanto, de la
satisfacción y el compromiso de los empleados.
Analizar en qué medida está inf luyendo el liderazgo de la alta
dirección y también del jefe inmediato sobre la satisfacción y el
compromiso en el trabajo de los empleados de la compañía.
Descubrir qué comportamientos del líder o jefe inmediato son
los que más inf luyen para que el empleado se considere
satisfecho con su jefe.
Conocer cómo pueden segmentarse los empleados de la
compañía en tipologías en función de sus percepciones con
respecto al clima laboral y su nivel de satisfacción y compromiso,
analizando los aspectos que caracterizan a cada grupo.
Gestión estratégica del clima laboral
TOP 2
Motivación 14 46 19 13 7 1 60
Autonomía 14 46 21 13 51 60
Innovación 11 48 22 12 5 2 59
Reconocimiento 12 41 22 15 7 3 53
Liderazgo-Jefe inmediato 12 41 21 15 83 53
Cooperación y Apoyo 11 39 22 17 92 50
Servicio al cliente 8 41 24 19 44 49
Organización y estructura 7 37 25 21 73 44
Transparencia y equidad 4 27 22 28 16 3 31
Liderazgo-Dirección 5 26 27 24 14 4 31
0 25 50 75 100
Percepción Ni positiva
Muy Negativa Ns/Nc
Muy Positiva Positiva Ni negativa Negativa
1 2 3 4 5 6
78
Satisfacción global con la empresa 19 59 15 313
0 25 50 75 100
Actitud Ni positiva
Muy Negativa Ns/Nc
Muy Positiva Positiva Ni negativa Negativa
1 2 3 4 5 6
PRIORITARIO
PRIORITARIO
MEJORAR
MANTENER
Aspectos del Clima con:
Alta influencia sobre la
Alta influencia y
Satisfacción y
Percepción Positiva
Percepción Negativa
MEJORAR MANTENER
Aspectos a mejorar del clima laboral Aspectos a mantener del clima laboral
(Prioritario mejorar: puntos débiles) (Prioritario mantener: puntos fuertes)
— El número entre paréntesis indica el porcentaje de empleados con percepción positiva (TOP 2) señalando en rojo los porcentajes
significativamente por debajo del 50% y en verde, los significativamente por encima del 50%.
Medición y análisis del clima laboral. Mejores y peores prácticas
Implantar
un sistema de información a los empleados a través de
internet por el cual cada vez que se inicia un proceso de
selección en la compañía, los empleados conozcan previamente,
las características y funciones del puesto y, en caso de estar
interesados puedan enviar sus datos de contacto y curriculum,
vía internet.
Para
que el sistema sea efectivo y ningún proceso de selección
escape de esta comunicación interna previa, los responsables de
recursos humanos de la empresa deben saber que, antes de
iniciar cualquier búsqueda de profesionales, están obligados,
como requisito previo, a informar a los empleados vía web de
dicha búsqueda y sus características.
S NÓMADAS: COMPROMETIDOS:
A 22% 47%
T
I
S
F
A
C
C EN CRISIS ACOMODADOS
I 26% 5%
Ó
N
-
- COMPROMISO +
EN
COMPROMETIDOS ACOMODADOS NÓMADAS
CRISIS
47% 5%* 22%
26%
Debe tenerse en cuenta que la dinámica grupal viene inf luida a nivel estruc-
tural por factores personales: los participantes y el animador (cada uno con sus
personalidades y actuaciones dentro del grupo) y por factores físicos: el entorno
espacial en que se realiza la interacción grupal.
En cuanto a los participantes, es necesario que el animador o moderador esté
pendiente del nivel de participación, por un lado, y de la naturaleza de la inter-
vención, por otro.
Por lo que se refiere al nivel de participación, deberá conseguir que todos los
miembros tengan posibilidad de expresar sus opiniones, animando y reforzando
a los menos participativos y neutralizando o suavizando el efecto de los líderes
del grupo, que suelen tener un elevado nivel de participación y que, si bien pue-
den llegar a expresar brillantemente las percepciones y sentimientos grupales,
pueden, por un lado, inhibir la participación de otros miembros más tímidos
pero con opiniones altamente interesantes, y, por otro, silenciar las opiniones o
puntos de vista discordantes que pueden ser de gran riqueza para el análisis.
Por lo que se refiere a la naturaleza de la intervención de los miembros del
grupo, el animador deberá identificar y apoyarse en los miembros facilitadores
de la dinámica del grupo (individuos maduros, con capacidad de escucha y en-
focados a la tarea) y reconducir a los miembros no facilitadores (rígidos, excesi-
vamente racionales, manipuladores o centrados en sí mismos y no en la tarea).
Otro componente de la dinámica grupal es el propio moderador o animador.
Una parte de la actuación del moderador está perfectamente prevista, pues actúa
siguiendo un esquema o guía de la discusión, que ha elaborado tras un análisis
previo del fenómeno a estudiar y del tipo de información que se pretende obtener
de la dinámica grupal, pero existe una serie de aspectos que van desde el aspecto
físico, el género, su conducta no verbal o sus prejuicios respecto al fenómeno estu-
diado que deben ser expresamente analizados y controlados de modo que no in-
fluyan negativamente en la dinámica del grupo sesgando la información.
Se pueden diferenciar distintos tipos de reuniones de grupo en función del
número de participantes, su duración o las técnicas específicas que se apliquen.
Por lo que se refiere al número de participantes, una reunión de grupo estándar
suele tener alrededor de ocho participantes y no superar en ningún caso los diez.
La duración estándar de una reunión de grupo es de dos horas. No obstante, exis-
ten casos especiales en que la duración es mayor y puede llegar a una jornada entera.
Medición y análisis del clima laboral. Mejores y peores prácticas
Para dar el impulso necesario de la alta dirección, los planes de acción para la
mejora del clima laboral se deben presentar en comité de dirección de cara a su
priorización, aprobación y posterior implantación y seguimiento.
Así mismo, es muy conveniente que cualquier acción que se emprenda a par-
tir de los talleres de clima laboral y, por tanto, a partir del análisis e interpreta-
ción colectiva de la encuesta de clima, lleve un identificativo o comunicación
continua asociada, ligando las acciones que se emprendan a los resultados de la
encuesta de clima y a las propuestas realizadas por los propios empleados. En este
sentido, al igual que en la fase de diagnóstico del clima laboral, el diseño de la
comunicación es clave.
Para terminar, ref lejamos a continuación y a modo de ejemplo, dos gráficos
que ref lejan la dinámica propia y agenda-tipo para la celebración de un taller de
clima laboral.
Medición y análisis del clima laboral. Mejores y peores prácticas
15 minutos 1. Presentación
de alto nivel: importancia estratégica, retos,
filosofía de la jornada.
30 minutos 2. Presentación
por parte de RR. HH.: Explicación de la
iniciativa, y sus objetivos. Explicación del papel de recursos
humanos y del Consultor o facilitador de la Dinámica.
2 horas 3. Dinámica
de Grupo entre los empleados participantes en el
taller: como estímulo a la dinámica, se contará con el informe
ejecutivo y la matriz de mejora estratégica de la última
encuesta de clima laboral (ECL).
30 minutos Descanso.
1 hora 4. Selección
de los principales factores de clima sobre los que
actuar y generación de posibles propuestas de mejora para
cada factor.
1 hora 6. Elaboración
del prediseño de planes de acción para cada
propuestas de mejora seleccionada.
1 hora 7. Adopción
de compromisos para impulsar los planes de acción
propuestos.
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