Plan de Marketing 4

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Plan de Marketing 4: Elección de las

estrategias de marketing
Cuando hablamos de estrategias dentro de un Plan de Marketing, nos
referimos a un conjunto de decisiones sobre acciones y recursos a utilizar
que nos permitirán alcanzar los objetivos finales de la empresa u
organización.

La estrategia consiste en adecuar nuestros factores internos a los factores


externos, con el fin de obtener la mejor posición competitiva. No debemos
catalogar esta fase del Plan de Marketing como “racional”, sino al contrario, la
definición y selección de estrategias es el ejercicio más útil para la planificación de
marketing.

Estrategia de cartera
La estrategia de cartera es la encargada de fijar la marcha a seguir para el
establecimiento de cada unidad estratégica empresarial, detallando para las
mismas las diferentes combinaciones producto-mercado que deberá desarrollar
la empresa.

Para definir la estrategia de cartera, contamos con las siguientes herramientas:

– La matriz BCG (Matrices del Boston Consulting Group).

– La matriz de Ansoff (Matriz de dirección de crecimiento).

– La matriz de posición competitiva.

– Método de posicionamiento estratégico.

De la aplicación de estas herramientas obtendremos las conclusiones necesarias


para determinar una estrategia de penetración, desarrollo de nuevos productos,
entrada en nuevos mercados, diversificación…
Estrategias de segmentación, de posicionamiento y de fidelización
Estrategia de segmentación
La estrategia de segmentación implica decidir sobre cuáles de los segmentos en
los que hemos clasificado el mercado va actuar la empresa. La segmentación
puede ser de tres tipos:
1) Diferenciada: cuando nos dirigimos a cada uno de los segmentos de mercado
con una oferta y un posicionamiento diferente.
2) Indiferenciada: cuando la empresa decide dirigirse, pese haber identificado
segmentos de clientes con necesidades distintas, con la misma oferta de
productos y el mismo posicionamiento.
3) Concentrada: consiste en adaptar la oferta a las necesidades de varios
segmentos determinados.

La empresa tratará de identificar los segmentos en diferentes categorías,


denominados: segmentos estratégicos, segmentos estratégicos prioritarios y
segmentos no estratégicos.

Definimos el segmento estratégico como aquel segmento al que la empresa se


va a dirigir o concentrar a sabiendas de que tenemos una ventaja con respecto a
nuestros principales competidores en aquello que los consumidores valoran
(generación de valor: calidad, precio, gama, imagen, servicio, etc.).
La estrategia de segmentación supone una toma de decisiones por parte de la
dirección de marketing respecto a por cuál o por cuáles de los segmentos en los
que hemos clasificado un mercado vamos a apostar en nuestra empresa. Esta
clasificación puede derivar de un análisis de la situación o ser consecuencia de
una investigación de mercado.
Estrategia de posicionamiento
La estrategia de posicionamiento consiste en definir, en sentido global, cómo
queremos que nos perciban los segmentos estratégicos decididos, esto quiere
decir, con qué atributos queremos que nos identifiquen en la mente del
consumidor.

Tenemos muchas formas de plantear al posicionamiento: en comparación con la


competencia, por una ventaja aportada por el producto, utilizando la imagen de la
empresa, las características de uso del producto, una situación de consumo o
algún tipo de consumidor.

A la hora de definir la estrategia de posicionamiento, es conveniente respetar un


cierto número de reglas:
– Conocer el posicionamiento presente de nuestra marca así como de los
principales consumidores.

– Decidir la posición a adoptar e identificar los elementos más importantes y que


nos permitan reivindicar el posicionamiento.

– Evaluar el interés de esa posición.

– Analizar los componentes del producto o de la marca que nos dirigen al


posicionamiento en la mente del consumidor.

– Estimar el grado de vulnerabilidad de esa posición.

– Velar por la coherencia del posicionamiento deseado de los elementos


del marketing mix.

Cuando hablamos de estrategia de posicionamiento como concepto, tenemos que


tener en cuenta que estamos diseñando y coordinando tres claves estratégicas de
marketing diferentes: el posicionamiento de la empresa, el del producto y el
posicionamiento ante el cliente.

a) Posicionamiento de la empresa
El marketing es un proceso de construcción de mercados y posiciones, no de
promoción y publicidad solamente. El marketing debe ser cualitativo y no
debemos olvidar que muchas de las decisiones de los clientes tienen que ver con
el servicio, la confianza, la imagen, etc.

b) Posicionamiento del producto


La posición en el mercado del producto debe ser significativa y para ello debemos
centrarnos en factores intangibles del posicionamiento tales como el servicio, la
calidad, el liderazgo, la imagen, etc. (debemos buscar lo intangible y ser buenos en
ello). Debemos dirigir nuestros productos a un público específico y ser excelentes
en él, estos nos ayudará sin lugar a dudas a entender mejor a nuestros clientes, a
tener menos competencia y a conocerla mejor.
c) Posicionamiento ante el cliente
Fijando la vista en el cliente, incidimos en la importancia de un valor clave en todo
el proceso de posicionamiento: la credibilidad. Este concepto va asociado a otros
de signo igualmente positivo como son la confianza, el prestigio, la fidelidad, etc.

Estrategia de fidelización

Cuando la empresa se haya fijado objetivos de fidelización de clientes será


relevante analizar las opciones que se le plantean para conseguirlos y elegir la
estrategia más idónea.

La estrategia de fidelización se sustenta sobre dos pilares básicos:

a) El marketing relacional
El marketing relacional es una herramienta que nos ayudará a conseguir la
confianza del cliente a largo plazo y que le llevará a comprar en nuestra empresa y
también a recomendarla. Esta estrategia se basa en crear lazos estables que
beneficien a ambas partes.

Cuando iniciamos una estrategia activa de relación es cuando nos estamos


preocupando por las necesidades, deseos y expectativas de nuestros clientes y les
mantenemos al tanto de lo que surge en el mercado.

Para poder llevar a cabo esta estrategia, es necesario:

– Conocer mejor a nuestros clientes, creando procedimientos para descubrir qué


es lo importante para ellos y no sólo desde el punto de vista del negocio.

– Ser capaces de satisfacer sus necesidades, diferenciando a dichos clientes.

– Establecer una relación a largo plazo con los mismos.

En resumidas cuentas, el marketing relacional se centra, por un lado, en gestionar


la cartera de clientes (captar, fidelizar y recuperar clientes) y, por otro lado, en
gestionar su lealtad (vinculación, fidelización…).
b) La gestión del valor percibido
La gestión del valor percibido tiene como objetivo aumentar el valor de la
compra realizada para el cliente, motivo por el cual estará más satisfecho y
aumentará la competitividad de nuestra empresa. En necesario disponer de la
información adecuada sobre las necesidades, deseos y expectativas de nuestros
clientes e interpretar bien esta información para elegir la estrategia de fidelización
más eficaz.

El valor percibido, depende de:

– Valor de compra: influyen aspectos como el envase, la imagen de marca o el


posicionamiento del producto.
– Valor de uso: dependerá del rendimiento, la seguridad, la calidad y la facilidad
de uso del producto, pero también de la imagen de marca.
– Valor final: este aspecto se refiere a la posible recuperación económica del
producto después de su uso (valor residual) como a los costes, reales y
psicológicos, necesarios para eliminar el producto y el paquete en el que va.

La empresa de éxito es aquella que consigue transmitir al cliente un mayor valor


percibido en estos tres aspectos.

Estrategia funcional
La estrategia funcional trata de seleccionar las herramientas del marketing que,
en cada caso en concreto y siempre en función de los objetivos marcados,
resultarán más eficaces y adecuadas (marketing mix).
Las principales áreas sobre las que trabaja el marketing mix son:
– Producto: amplitud de la gama, modificación y creación de productos, política
de marca, creación de la imagen de marca…
– Distribución: configuración y carácter, sistema de ventas, localización de los
puntos de venta…
– Precio: estrategia de precios y política de descuentos.
– Promoción: comunicación interna y externa, soportes, medios…
En este artículo, hemos realizado un recorrido por las 4 primeras etapas del Plan
de Marketing. El último paso que debemos dar es colocar las piezas para
componer la estructura del mismo. Éste será el objetivo de la quinta etapa del
Plan, y que será responsabilidad de las acciones de marketing.

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