Archivística, Objeto e Identidad. Síntesis
Archivística, Objeto e Identidad. Síntesis
Archivística, Objeto e Identidad. Síntesis
El Principio de Procedencia
Síntesis
Archivística
Todos los autores coinciden en que este principio de procedencia fue formulado en
1841 por el historiador francés Natalis de Wailly, sin embargo, hay discordancia en cuanto
a sus antecedentes. Jean Yves Rousseau menciona que su antecedente está en Baltasar
Bonifacio quien en el siglo XVII ya hablaba del valor testimonial o de evidencia de los
documentos; por su parte, Antonio Heredia argumenta que estos antecedentes vienen de las
ordenanzas de Carlos IV para el archivo de Indias; Elio Lodolini afirma que fueron
aplicados por primera vez en Dinamarca en 1791 con la instrucción de la Comisión para la
Ordenación de Archivos y él considera precursor de este principio a Filippo Ernest Spier en
su obra Von arquive.
De Francia pasa a Prusia, donde se decidió que los documentos públicos debían
agruparse de acuerdo con las unidades administrativas que lo crean y que la ordenación
dada a estos documentos por ciertas dependencias, deberían conservarse en las instituciones
archivísticas. A este lugar se le denominó provenienzprinzip y fue desarrollado en 1881 por
el historiador Henrich Von Sybel a partir de una serie de reglamentos. Otro principio
denominado registraturprinzip disponía que los documentos deberían mantenerse en la
institución en el orden en que fueron dados por la oficia registradora y que no debían
organizarse por grupos de asuntos o materias.
En los Países Bajos tuvo un fuerte desarrollo este principio, pues publicaron el
Manual para la organización y descripción de archivos, publicado en varios idiomas el
cual contenía ya normas específicas para la ordenación de los documentos como el que
dice: el sistema de ordenación debe basarse sobre el arreglo original de la oficina
registradora que esencialmente refleja la organización del cuerpo administrativo que los
produjo. Algo interesante, es que da ciertas reglas para reconstruir ese orden original y
menciona que se puede modificar el orden en que se reciben los documentos de una oficina
registradora para corregir desviaciones en el plan general de la oficina y a partir de esto,
reconstruir el orden original que se les dio en esa dependencia. Se observa aquí una
posibilidad de modificar el orden en cuanto se conozca que hubo errores o desviaciones en
el plan de la oficina.
Este principio fue adoptado en 1909 por Estados Unidos, gracias al archivista
Waldo G. Leland. En 1913 elaboró un informe de recomendaciones sobre el manejo de
archivos estatales, donde mencionaba que la primera necesidad era tener una guía de las
oficinas públicas y de su historia, que mostrara el origen de cada una de ellas, su
organización, sus funciones y las modificaciones a éstas. Así el principio que debe tenerse a
consideración es que los archivos tienen que estar clasificados de modo que reflejen
claramente la organización y las funciones que los han producido. Todos estos principios de
Leland y de los archivistas holandeses fueron aplicados por primera vez en América, en los
Estados Unidos en 1934.
Entre las características que presenta el principio, según Schellenberg, están estas
tres: