TESIS CUENCA CALAMA - U Barcelona - NBLANCO-2008

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Master de Geología Experimental

Universidad de Barcelona

ESTRATIGRAFÍA Y EVOLUCIÓN TECTONO-SEDIMENTARIA DE LA


CUENCA CENOZOICA
DE CALAMA (CHILE, 22º S)

Nicolás Blanco Pavez

Especialidad Estratigrafía y Sedimentología


Tutor: Dr. Alberto Sáez
Barcelona, Octubre 2008
2

CONTENIDO

RESUMEN..................................................................................................................................................... 3

ORIGEN Y OBJETIVOS DEL TRABAJO ...................................................................................................... 4

1.- INTRODUCCIÓN...................................................................................................................................... 5

2.- ESTRATIGRAFÍA..................................................................................................................................... 7

EOCENO
2.1.- Formación Calama Ec..................................................................................................................... 8

OLIGOCENO-PLIOCENO
2.2.-Grupo El Loa.................................................................................................................................... 16
2.2.1.- Formación Yalqui OMy....................................................................................................... 17
2.2.2.- Formación El Yeso My........................................................................................................ 20
2.2.3.- Formación Jalquinche Mj.................................................................................................... 22
2.2.4.- Formación Lasana Ml......................................................................................................... 25
2.2.5.- Gravas antiguas Mga......................................... ................................................................ 29
2.2.6.- Ignimbrita Artola Msia......................................................................................................... 30
2.2.7.- Formación Chiquinaputo MPch........................................................................................... 31
2.2.8.- Ignimbrita Sifón Msis........................................................................................................... 36
2.2.9.- Depósitos de piedemonte MPg........................................................................................... 37
2.2.10.- Formación Opache MPo................................................................................................... 38

PLIOCENO-PLEISTOCENO
2.3.- Formación Chiuchiu PPlch……………………………………………………………..............……... 41

PLEISTOCENO-HOLOCENO
2.4.- Depósitos aluviales antiguos PHa………………………………………..................…………… 43
2.5.- Depósitos fluviales o de ciénagas antiguas PlHf………………………...........………………… 43

3.- ARQUITECTURA DE LA CUENCA CALAMA.......................................................................................... 45

4.- EVOLUCIÓN PALEOGEOGRÁFICA DE LA CUENCA CENOZOICA DE CALAMA................................ 53

5.- EVOLUCIÓN TECTONO-SEDIMENTARIA DE LA CUENCA CENOZOICA DE CALAMA...................... 60

6.- COMPARACIÓN CON OTRAS CUENCAS CENOZOICAS DE LOS ANDES CENTRALES::


Consideraciones tecónicas y paleoclimáticas............................................................................................ 61

7.- CONCLUSIONES..................................................................................................................................... 64

AGRADECIMIENTOS................................................................................................................................... 65

REFERENCIAS............................................................................................................................................. 66
3
RESUMEN

A partir de datos cartográficos, estratigráficos, sedimentológicos, geocronológicos y sísmicos de la


Cuenca de Calama recogidos en proyectos de cartografía 1:50.000 de SERNAGEOMIN y de otros datos
sobre cuencas cenozoicas de los Andes Centrales, finaciados por proyectos FONDECYT, desarrollados
durante los años 1999-2006, se propone: (1) un nuevo esquema crono-estratigráfico y arquitectural de la
Cuenca cenozoica Calama, (2) se reconstruye la evolución paleogeográfica y tectónica de la cuenca
desde el Eoceno hasta la actualidad, documentando los principales eventos tectónicos, volcánicos y
climáticos, y (3) se establece una comparación con los enventos tectono-sedimentarios y los episodios
lacustres como potenciales indicadores de fase paleoclimáticas húmedas, documentados en otras
cuencas cenozoicas de los Andes Centrales (cuencas Lauca, Quillagua-Llamara, Salar de Atacama y
Arizaro).

La evolución tectóno-sedimentaria de la Cuenca Calama presenta cinco estadios de evolución: (1) en el


Eoceno (Fm. Calama), con un episodio volcánico de configuración desconocida (ca. 52-47 Ma), y una
fase aluvial (ca. 47-¿35?) acumulada en cubetas aisladas, con un depocentro mayor en el extremo SW
de la cuenca Calama, (2) en el Oligoceno-Mioceno Inferior (Fm. Yalqui) se configura la cuenca como de
tipo hemigraben, con sus cuatro margenes en un régimen extensional con la tasa de sedimentacion más
elevada de toda la evolución de la cuenca, (3) en el Mioceno Inferior a Superior bajo (Fms. Yeso,
Jalquinche, Lasana) se inicia la expansión de la cuenca por retrotraimiento erosivo de sus bordes, bajo
un periodo de escasa o nula actividad tectónica, (4) del Mioceno Superior al Plioceno (Fms. Chiquinaputo
y Opache) se produce la expansión máxima de la cuenca con fuerte retrotraimiento de sus márgenes,
con una red hidrológica similar a la actual y, contemporáneamente, se registra un intenso volcanismo de
arco localizado al oriente de la cuenca y, (5) en el Plioceno-Pleistoceno (Fm. Chichiu) se produce una
fuerte contracción de sus margenes inducida por una flexura monoclinal que restringe considerablemente
el espacio de sedimentación, y se produce la apertura hidrológica hacia la Cuenca de Quillagua.
Posteriormente, el descenso del nivel de base provoca el encajamiento del sistema fluvial, formación de
terrazas y un proceso de abarrancamiento de las unidades previas.

En la Cuenca de Calama se identifican dos eventos tectónicos a través de discordancias angulares


mayores que se correlacionan con otras de las cuencas de Lauca, Salar de Atacama y Arizaro: (1) la
fase Incaica (Eoceno Medio a Oligoceno Inferior bajo) y (2) la fase Quechua, del Mioceno Superior bajo
(ca. 10 Ma). Los episodios lacustres potenciales indicadores de intervalos paleoclimáticos húmedos
documentados en la Cuenca de Calama son tres: (1) Oligoceno-Mioceno Inferior, dominado por
ambientes lacustres evaporíticos efímeros (playa lake, Fm. Yalqui), (2) Mioceno Medio, peor definido,
representado por abanicos fluviales que culminan en lagos someros y efímeros o lagunas de inter canal
o inter lóbulos terminales (Fm. Lasana) y, (3) Mioceno Superior-Plioceno, caracterizado por abanicos
fluviales con lagunas temporales localizadas entre canales o lóbulos terminales de canales, con
sedimentación carbonática y diatomítica (Fm. Opache).
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ORIGEN Y OBJETIVOS DEL TRABAJO

Este trabajo se origina como parte de un estudio de geología y cartografía regional de detalle, de
cinco cuadrángulos, escala 1:50.000, a través de un convenio de cooperación entre el Servicio Nacional
de Geología y Minería Chile (SERNAGEOMIN) y la Corporación del Cobre de Chile (CODELCO Chile),
durante el lapso 2003-2006. El objetivo de dicho convenio fue obtener un marco actualizado de la
geología regional del distrito minero de Chuquicamata y su relación con el emplazamiento de sitemas de
pórfidos cupríferos en la zona.

Parte de la información estratigráfica, geocronológica y sedimentológica de las cuencas Calama


y Salar de Atacama se obtuvo a través de un proyecto FONDECYT (Fondo de Investigación y
Tecnología) orientado al estudio de la relación entre tectónica y sedimentación de las cuencas
cenozoicas de los Andes Centrales, liderado por el investigador C. Mpodozis, durante el lapso 1999-
2001. En ambos estudios han participado, junto al presente autor, los colegas A. Tomlinson
(Sernageomin), R. Somoza (Univ. Buenos Aires) y T. Jordan (Univ. Cornell), M. Gardeweg
(Sernageomin), F. Dávila, (Univ. Cornell), respectivamente. También se ha contado con la colaboración e
intercambio de información con J. Rech (Univ. Miami, Ohio) en relación al estudio de las terrazas
fluviales del Holoceno medio y tardío como así mismo en el estudio de los paleosuelos en la región y su
relación con el paleoclima.

Durante la elaboración de este trabajo, se utilizó como base cartográfica fotografías aéreas
blanco y negro, escala 1:30.000 del año 1981 (SAF) y Aero Service, escala 1:60.000 del año 1961.
Además, se realizaron levantamientos de columnas estratigráficas y sedimentológicas, toma de
muestras para estudios petrográficos y 48 determinaciones radiométricas 40Ar/39Ar y K-Ar efectuadas en
el laboratorio de geocronología de SERNAGEOMIN. Adicionalmente, se tuvo a disposición numerosos
sondeos en la cuenca Calama, proporcionados por CODELCO (sector central y occidental de la cuenca)
y NAZCA SA, a través de la cooperación con el geólogo J. Houston. Por otra parte, para el
reconocimiento a mayor escala de la estructura y arquitectura del subsuelo de la cuenca, se contó con
diversas líneas sísmicas facilitadas por la Empresa Nacional del Petróleo (ENAP). La interpretación de
las estas últimas se realizó en conjunto con T. Jordan y publicadas en Jordan et al (2006).

La cartografía geológica que cubre gran parte de la cuenca Calama está representada en los
cuadrángulos Calama, Chichiu y Conchi. El margen oriental de la misma no fue cubierto con cartografía
sistemática debido a las condiciones del convenio entre CODELCO y SERNAGEOMIN. Sin embargo,
para el reconocimiento de este margen se levantaron numerosas columnas estratigráficas, muchas de
las cuales corresponden a secciones tipo de las unidades más adelante descritas y un pequeño mapa
geológico del área de la confluencia de las quebradas Yalqui y Yeso.

Los datos cartográficos, estratigráficos, sedimentológicos, geocronológicos y sísmicos aportados


por este estudio tiene como objetivo: (1) proponer un nuevo esquema crono-estratigráfico y arquitectural
de la Cuenca cenozoica Calama, (2) reconstruir la evolución paleogeográfica y tectónica de la cuenca
desde el Eoceno hasta la actualidad, documentando los principales eventos tectónicos, volcánicos y
climáticos, y (3) establecer una comparacion con los enventos tectono-sedimentarios y los episodios
lacustres como potenciales indicadores de fase paleoclimáticas húmedas, documentados en otras
cuencas cenozoicas de los Andes Centrales.
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1. Introducción
La Cuenca cenozoica de Calama se ubica en los Andes Centrales a la latitud de los 22°15’ S /
68°45’ O, y constituye una depresión situada entre la Pecordillera y la Cordillera Principal (Fig. 1).
Actualmente, se encuentra a una altitud entre 2.000-3.000 m s.n.m., bajo condiciones de clima hiperárido
de altura con reducidas precipitaciones anuales (30-80 mm) y drenada por los ríos Loa y Salado.

Corresponde a una cuenca de ante arco situada entre otras dos cuencas cenozoicas: al oeste, la
Cuenca Quillagua-Llamara (Sáez et al., 1999) y al este, la cuenca del Salar de Atacama (Jordan et al.,
2007). Otras cuencas cenozoicas se localizan al sur del área de este estudio, tales como la cuenca del
Salar de Punta Negra (Mpodozis, com. oral) y, en una posición de intra arco, la Cuenca del Salar de
Arizaro (Jordan y Mpodozis, 2006) ubicada en el NO de Argentina (Fig. 1).

Fig. 1. Mapa morfológico de los Andes Centrales donde se muestra las cuencas cenozoicas
principales, de ante-arco, y la ubicación de la Cuenca Calama en esta parte del orógeno
andino.

El área donde se localiza la Cuenca Calama forma una franja más o menos alargada en sentido
N-S, entre la Precordillera y la Cordillera Principal de los Andes (Fig. 1) con características geológicas y
estructurales particulares. Está constituida por un núcleo predominantemente de rocas volcánicas y
plutónicas del Carbonífero Superior-Pérmico, sobre el cual se depositaron las secuencias marinas y
continentales mesozoicas del márgen oriental de la Cuenca de Tarapacá (García, 1967). En este núcleo
se emplaza el arco margmático Eoceno-Oligoceno Inferior con sus exponentes efusivos y plutónicos, al
cual se asocian los distritos cupríferos más importantes del mundo (Fig. 2). Esta zona de unidades del
Paleozoico, Mesozoico y eocenas, que corresponde a la continuación septentrional del bloque de la
Cordillera de Domeyko, se caracteriza por presentar fallas transcurrentes de rumbo norte-sur, Sistema de
Fallas de Domeyko (SFD), que es una zona de cizalla maestra, la cual ha concentrado movimientos
laterales mayores entre los bloque estructurales (Tomlinson et al., 2001). El extremo nororiental de la
zona de estudio corresponde a parte del Cordón Volcánico del Terciario Superior-Cuaternario (Zona
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Volcánica Central de Los Andes), constituida por estratovolcanes e ignimbritas, con escasa o nula
deformación tectónica, que ocupan el sector limítrofe entre Chile y Bolivia.

Fig. 2 Mapa geológico del área de la Cuenca Calama y su entorno regional


(simplificado de SERNAGEOMIN, 2002).

Durante el Eoceno Medio al Eoceno Superior (ca. 42-35 Ma) tiene lugar en la región una
importante fase tectogenénica (fase Incaica) (Tomlinson et al., 2001) que genera la exhumación de
grandes bloques de basameto paleozoico y de unidades pre-eocenas (Andriessen y Reutter, 1994;
Maksaev y Zentilli, 1999), lo que origina prominentes relieves y cuencas asociadas a estos bloques
alzados (Arriagada et al., 2000; Blanco et al., 2003; Blanco y Tomlinson, 2006). Contemporáneamente, el
segmento en esta región del SFD registra desplazamientos de rumbo dextral (Tomlinson y Blanco,
1997a). En dicho lapso, el arco magmático se estaba emplazando a lo largo de esta franja, lo que facilitó
la debilitación térmica de la corteza y la generación del SFD (Maksaev, 1990; Maksaev y Zentilli, 1999).
Durante el Oligoceno-Mioceno Inferior se registra una fase extensional, documentada en las cuencas del
Salar de Atacama y Calama, que determinan los depocentros de sedimentación aluvial (Pananont et al.,
2004; Jordan et al., 2007). Durante la extensión, el segmento del SFD, situado al occidente de la cuenca
Calama, registraba desplazamiento de rumbo sinistral (Tomlinson y Blanco, 1997b). En este lapso, el
volcanismo se encuentra casi ausente a excepción de erupciones piroclásticas de reducida extensión
(Blanco y Tomlinson, 2006). La evolución durante el Mioceno Medio y Superior, se caracteriza por
deformaciones de pequeña magnitud, con rectivaciones menores del SFD. Sin embargo, en algunos
sectores (Sierra de Moreno) se registra la reactivación de fallas eocenas que producen una discordancia
angular local entre depósitos aluviales de 25 y 6 Ma (Tomlinson et al., 2001).
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Cercano al limite Mioceno Medio-Superior (ca. 10 Ma), se ha determinado un alzamiento regional


del plateau central de los Andes (18,5°- 22° S) sobre la base de un estudio geomorfológico de los
knickponts en los sitemas aluviales que drenan la pendiente occidental de los Andes, estimándose un
incremento de relieve de 1 km (Hoke et al., 2007). En este proceso se ha descartado la actividad de
fallas o plegamiento como mecanismos de generación de este relieve, si no más bien procesos
asociados a la corteza inferior (flujo cortical inferior) o el manto superior (delaminación tectónica ) (Hoke
et al., 2007).

Por el contrario, en la cuenca del Salar de Atacama, se documenta un comportamiento diferente


durante el Mioceno Superior, a través una deformación compresiva situada entre 8 y 6 Ma (Mpodozis et
al., 2000). Lo conspícuo del Mioceno Medio-Superior es el inicio del volcanismo extensivo en la franja
oriental, caracterizado tanto por el emplazamiento de edificios volcánicos como la emisión de grandes
flujos piroclásticos asociados a generación de calderas (ignimbritas Artola, Sifón, Pelón, Carcote,
Puripicar, entre otras) (Ramírez y Gardeweg, 1982; Marinovic y Lahsen, 1984).

2. Estratigrafía de la Cuenca Calama


El relleno sedimentario de la Cuenca Calama se divide en cuatro secuencias principales
compuestas por depósitos continentales (aluviales y lacustres) separadas por discordancias angulares
de extension regional: la Fm. Calama (Eoceno), Grupo El Loa (Oligoceno-Plioceno) y la Fm. Chiuchiu y
sus equivalentes laterales (Plioceno-Pleistoceno), cuya arquitectura cronoestratigráfica se resume a en la
figura 3.
8

Fig. 3. Cuadro cronoestratigráfico de las unidades terciarias que rellenan la Cuenca Calama.

EOCENO

2.1.- Formación Conglomerados de Calama Ec (Eoceno Inferior-Medio; Naranjo y Paskoff, 1981


enmend. Blanco et al. 2003)

Definición y relaciones estratigráficas. La Formación Calama fue definida por Naranjo y Paskoff
(1981) para designar a gravas que forman una colina sobresaliente en el curso medio del río Loa (Cerro
Calama), aledaño a la ciudad homónima. Estos autores le asignaron un rango de edad Mioceno Inferior-
Medio por una posible correlación con la unidad Gravas de Atacama (Mortimer, 1973). Posteriormente,
May (1997) y May et al (2005) modifican sustancialmente la edad de esta unidad sobre la base de una
datación de 30,15 ± 0,26 Ma (40Ar/39Ar en biotita) obtenida en conglomerados expuestos
aproximadamente 50 km al ENE de la localidad tipo, en las nacientes de quebrada Yalqui, donde
subyacen, discordantemente, a una secuencia clástica (Formación Lasana sensu May, 1997; May et al.,
2005) que contiene una toba de 19,62 ± 0,36 Ma (40Ar/39Ar en biotita). Estos conglomerados los
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correlaciona y asigna a la Formación Calama, situando así a dicha formación en el rango Oligoceno-
Mioceno Inferior.

Observaciones posteriores realizadas en la localidad tipo por el presente autor, indican que en
las lavas andesíticas expuestas en la base de la formación no constituyen su basamento si no que se
encuentran intercaladas en ella. Las edades absolutas obtenidas en la localidad tipo de esta formación
(Fig. 4) la sitúan en el Eoceno, lo cual difiere substancialmente con la asignación de edad propuesta por
May (1997) y May et al (2005) y su correlación con la unidad expuesta en quebrada Yanqui, cuyos
depósitos en este trabajo se separa como otra formación (Fm. Yalqui).

La Formación Calama subyace, en discordancia angular (d4), a limolitas rosadas de la


Formación Limos de Jalquinche, del Mioceno Medio (May, 1997; May et al., 2005), mientras que su base
no está expuesta. Sin embargo, un sondaje situado a 2 km al sur de cerro Calama y aproximadamente
100 m bajo la superficie aparece basamento triásico cubierto por depósitos sedimentarios neógenos, lo
que sugiere que la Formación Calama se apoyaría, discordantemente, sobre rocas sedimentarias
triásicas. Por otra parte, los afloramientos expuestos en Pampa Moctezuma (10 km al SE de cerro
Calama) se apoyan, con igual relación, sobre sedimentitas triásicas continentales y jurásicas marinas.

Distribución y litología. Los restringidos afloramientos de esta unidad se exponen en cerro Calama, a
través de un suave pliegue anticlinal, de eje este-oeste, alcanzando manteos de hasta 53º
aproximadamente a 1 km al oeste de la localidad de Jalquinche. En el sector de cerro Milagro afloran los
niveles basales de la formación, esto es, conglomerados con lavas andesíticas intercaladas, a través de
un sistema de pliegues de interferencia con ejes ortogonales que se orientan al NE-SW y NW-SE,
pliegues que muestran una progresiva disminución de su longitud de onda hacia una falla inversa,
vergente al sur, que la pone en contacto con basamento granítico paleozoico. En el área de los Morros
los Cerrillos, sector suroccidental del cuadrángulo Conchi, conglomerados asignados a esta unidad,
sobre la base de criterios morfoestratigráficos (superficies altas y abandonadas por sobre gravas mio-
pliocenas, MPg) y sedimentológicos se apoyan, discordantemente, sobre rocas volcánicas triásicas, con
suave manteo al sureste. Afloramientos expuestos inmediatamente al sur de Pampa Moctezuma,
extremo austral de la cuenca, se asignan a esta formación por la similitud de facies y su grado de
deformación. Allí, con manteo de 60-45º al norte y con un espesor aproximado de 250 m, se apoya, en
discordancia angular, tanto sobre rocas sedimentarias del Triásico Superior como en calizas marinas
liásicas, y subyace con igual relación (d1) a gravas medianamente consolidadas, en capas delgadas
tabulares (sheetfloods) , inclinadas 25º al noroeste asignadas a la Formación Brechas y Limos de Yalqui.

En cerro Calama se expone una sucesión de lavas, brechas volcano-sedimentarias y


conglomerados medianamente consolidados de 535 m de espesor mínimo expuesto, cuya base no
aflora. Sin embargo, en sondajes se han reconocido espesores de ca. 800 m sin alcanzar su base
(sondajes DDD-23; TL-21). En la localidad tipo de esta formación se han distinguido dos miembros (Fig.
4):

Miembro Topater Ec1: este miembro tiene un espesor de 105 m expuestos en la localidad
homónima, en el área del cerro Calama, y en el sector de cerro Milagro. Las facies diferenciadas en este
miembro son (Fig. 4):

Ec1(a): en la sección tipo expuesta en el área de Topater, afloran andesitas macizas, de color
café grisáceo y café rojizo (Fig. 5a), con espesores individuales de 7-10 m, cuyo techo se encuentra
brechizado y relleno con vetillas de yeso y halita. Petrográficamente corresponden a andesitas porfíricas
de piroxeno (hiperstena, augita) y hornblenda (con coronas de oxidación), incluidos en una masa
fundamental de plagioclasa y piroxeno. La unidad se encuentra fuertemente fracturada y diaclasada, con
relleno yeso, halita y carbonato. Su base no se encuentra expuesta y se interestratifica con brechas
volcano-sedimentarios (Ec1b). Otros afloramientos de esta facies se encuentran en el área de cerro
Milagro, aproximadamente 10 km al noreste de Calama. Allí se exponen los niveles basales de la unidad,
equivalentes a los descritos en el sector de Topater. Consisten en lavas andesíticas de piroxeno
(hiperstena) y hornblenda, de color café, y daciandesitas negras de igual mineralogía máfica incluidos en
una masa fundamental pilotaxítica fluidal y vidrio intersticial, con vesículas orientadas al flujo. Estas lavas
se intercalan en conglomerados gruesos de color marrón, en cuya base se disponen grandes bloques
(30-60 cm de diámetro) erodados de las lavas subyacentes.

Ec1(b): brechas volcano-sedimentarias, matriz soportadas, mal estratificadas, en bancos


pobremente definidos de 1-2 m de espesor (Fig 5b). Internamente, presentan mala selección, con clastos
subangulares a angulares, de 0,3-1 m de diámetro, constituidos por clastos andesíticos frescos (de
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hornblenda y piroxeno, andesitas basálticas y brechas andesíticas), de diferentes texturas y colores,
como también diferentes grados de alteración (argílica o propilítica), incluidos en una matriz clástica tanto
de volcarenita gruesa, de color gris verdoso, tufitas fina gris y limonita arenosa rojiza. Los clastos
mayores están recubiertos por una corona de halita, de 0,5-2 cm de espesor, probablemente
removilizada por acción eólica y redepositada como cemento secundario. Hacia el techo de esta
secuencia de brechas, se registra un mayor ordenamiento interno de los clastos (tienden a ser clasto
soportados), los clastos progresivamente son más redondeados y la estratificación es maciza aunque se
discierne por variaciones granulométricas, lo cual sugiere iatos ta por corrientes aluviales. Las
características del depósito son compatibles con procesos de transporte y depositación en masa, tales
como flujos de detritos, asociado a un ambiente volcánico, por lo que se interpretan como depósitos
laháricos, que progresivamente pasan a ser retrabajadas por sistemas aluviales.

Fig. 4. Columna estratigráfica de la


Formación Conglomerados de
Calama en su localidad tipo, cerro
homónimo.
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Fig. 5. Miembro Topater: se


muestra contacto entre lavas
andesíticas (a) y brechas
volcano-sedimentarias
(laháricas) (b)

Miembro Chorrillos: se han diferenciado dos facies en este miembro:

Ec2(a): sucesión de ruditas, de color marrón claro (mitad inferior) y marrón anaranjado (mitad
superior), medianamente consolidados, expuestos inmediatamente al sur de la localidad homónima. Los
afloramientos expuestos alcanzan un espesor aproximado de 205 m. Se compone de conglomerados
gruesos y de bloques, clasto soportados, de color pardo claro, polimícticos, con moderada a buena
consolidación. Incluye ortoconglomerados gruesos y de bloques, de color marrón muy claro,
medianamente estratificados a masivos, con niveles de 0,6-1,5 m definidos por cambios granulométricos
(de grava de bloque a grava gruesa). Son mal seleccionados (trimodales, de 1-3 cm; 3-7 cm y 10-30 cm),
con cantos subredondeados a redondeados, ocasionalmente subangulares, con matriz intersticial de
arena gruesa limosa (3-5%) parcialmente cementada por yeso. Se componen de clastos de andesitas de
variada textura y en parte propilitizadas y frescas 65%, dacitas silicificadas con textura porfírica relicta
con alteración de jarosita-goethita (10%), pórfido dacítico gris oscuro con ojos de cuarzo y escasas
plagioclasas (5%) calizas fosilíferas del Jurásico (4%), conglomerado con clastos de cuarzo blanco y
esquisto cuarzo-muscovítico incluidos en matriz de arena gruesa de cuarzo y iatos ta detrítica, no
córneos (10%), ignimbrita fuertemente soldada de color marrón pálido (3%) y areniscas laminadas
pardas y bandeadas con limolitas, bien litificadas (3%). En otras localidades incluyen clastos de
monzodioritas cuarcíferas (10%), conglomerados de cuarzo y esquistos micáceos, de color café rojizos
(5%), brechas volcánicas propilitizadas (10%) y andesitas frescas y alteradas, de variada textura (75%).
La base de esta sección incluye abundantes bloques de ignimbrita dacítica, cuyos diámetros varían entre
0,5 y 2 m. La apariencia de los coglomerados, vistos de lejos, es la de paquetes tabulares masivos, con
escasas variaciones granulométricas. Sin embargo, a escala del afloramiento, los paquetes
conglomeráticos muestran dominatements estratificación en capas plano-tabulares delgadas (flujo en
lámina, sheetfloods), y en menor medida estratificación cruzada en artesa. En la parte alta del miembro
se encuentran intercalaciones de niveles canalizados, de base cóncava erosiva y techo plano, de 0,5-1
m de espesor y de continuidad lateral a escala métrica, internamente con estratificación en artesa. Hacia
arriba, también, se reconoce una mejor estratificación debido a una mayor variabilidad de granulometría
y al desarrollo de estructuras tractivas (estratificación en artesa).

También incluye, en forma subordinada, areniscas gruesas de guijarro ya sea con estratificación
en artesa (facies St) o laminación plana paralela (facies Sh), en niveles de 15-35 cm de espesor.

En algunas localidades, la base de esta unidad muestra direcciones de paleoflujo que varían entre N60-
95ºE, con promedio en N76ºE (n= 30 medidas). En el sector de cerro Milagro, las paleocorrientes
(imbricación de clastos) en estos niveles indican flujos hacia el NE (N50-53ºE, n= 50 medidas). Sin
embargo, la mayor parte de los datos colectados en estas facies, las paleocorrientes indican un flujo
promedio dirigido hacia el N (N3ºE) (n= 227 medidas), el que se compone de dos modas principales: una
dirigida hacia el NNW (N15ºW, n = 143 medidas) y otra hacia el NNE (N30ºE, n= 84 medidas).

Ec2(b): sucesión de 240 m de potencia de ortoconglomerado gruesos y de bloques, de color gris


verdoso claro, con estratificación maciza, bien compactados, con intercalaciones subordinadas (10-30
cm) de conglomerados con sostén de matriz limosa de color rojo. Localmente, se intercalan niveles
lenticulares, canalizados, con base cóncava erosiva que erodan a niveles masivos. En forma ocasional
se intercalan niveles de areniscas limosas de color marrón claro, en niveles de 30-40 cm de espesor. Los
conglomerados presentan, por lo general, mala selección (trimodales, 0,5-4 cm; 4-10 cm; 15-35 cm) de
formas subprismoidales, con cantos redondeados a subredondeados, con buen redondeamiento y mejor
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esfericidad en la moda menor. Los clastos se componen de monzodioritas y dioritas gruesas de biotita
gris oscuro (15%-25% ), rocas silicificadas pervasivamente con jarosita-goethita (3-5%), dacitas gris
clara, silicificada, con relictos de fenocristales de plagioclasa (5%) conglomerados y brechas
sedimentarias propilitizadas bien litificadas (10%), conglomerado de cuarzo y esquistos de cuarzo-
muscovita grises en matriz de arenisca compuesta de cuarzo y muscovita detritica, de color cafe morado,
no córneos (3%), andesitas frescas y propilitizadas, de variada textura (65%), pórfido granodorítico-
riolítico con ojos de cuarzo (5%), pórfidos andesíticos grises verde claro de hornblenda (2%) y pórfidos
granodioríticos de biotita y hornblenda tipo ‘Pórfidos Sn. Lorenzo’ (5-7%). Los clastos contienen una
matriz, de hasta 5%, de arena gruesa de guijarro fino parcialmente cementada por carbonato de calcio.

En términos generales, esta litofacies presenta estratificación masiva con fábrica imbricada
(facies Gm), estratificación horizontal (facies Gh) y estratificación cruzada en artesa con fábrica
imbricada (facies Gt) (Fig. 6). En esta última facies, se reconocen cuerpos canalizados, con base
cóncava erosiva, de 1-3 m de espesor, siendo lateralmente contínuos a escala métrica-decamétrica y
frecuentemente gradan (verticalmente) a conglomerados de grano medio con estratificación horizontal,
formando una secuencia granodecreciente. Este tipo de secuencias se encuentran principalmente en la
base de esta unidad (Ec2a), que culmina con niveles lenticulares de limolitas laminadas, con extensión
lateral de no más de 30-40 m.

Direcciones de paleoflujo en esta unidad son variables, dirigiéndose progresivamente, de base a


techo, hacia N15ºE, N50ºE, N93ºE, N100ºE y finalmente hasta N115ºE (n= 110 medidas).

Los afloramientos en Pampa Moctezuma (Fig. 7) se asignan indiferenciadamente al Miembro


Chorrillos. Consisten en conglomerados medianamente consolidados, pardo grisáceos, mal
seleccionados (5-40 cm) con cantos angulares a subangulares. Constituyen paquetes con estratificación
maciza (facies Gm), en sectores con difusa estratificación plana paralela (facies Gh) a cruzada en artesa
de bajo ángulo, intercalando niveles lenticulares de base cóncava erosiva (facies Gt) que concentran
clastos de mayor diámetro (20-40 cm, ocasionalmente 70 cm). Estos depósitos alternan con
conglomerados finos con estratificación delgada, plana paralela (facies Gh), con clastos mal
seleccionados (3-10 cm y bloques mayores de 15-45 cm ). Incluyen clastos de pórfidos riolíticos y
dacíticos morados y grises paleozoicos (90-80%) y granitoides (10-20%). En la parte media del
afloramiento se registra una discordancia, de tipo progresiva, con disminución rotatoria del manteo entre
10 a 20°, asociada a una morfología de estratificac ión en cuñas (estratos de crecimiento). Sobre el inicio
de la discordancia se registra un cambio leve de facies, caracterizado por conglomerados masivos matriz
sostén, de color anaranjado, con clastos angulares de 10-30 cm de diámetro, constituidas por esquistos
micáceos, cuarcitas, graitoides, rocas silicificadas finas y pórfidos riolíticos. Direcciones de paleoflujo
medidas en este sector indican flujos dirigidos hacia el N (N7°E, n= 35 medidas).
13

Fig. 6. Facies características del Mb. Chorrillos (Ec2). Destacan conglomerados canalizados con
estratificación en artesa de bajo ángulo (a) y conglomerados masivos, clasto soportados con laminación
gruesa plana y cóncava de bajo ángulo (b). En esta última, destaca discontinuidad erosiva de magnitud
desconocida, que representa, probablemente, la coalescencia de lóbulos de abanico. Cerro Calama,
vista al E.

Finalmente, los conglomerados expuestos en el área de los Morros los Cerrillos (sector SW
cuadrángulo Conchi) asignados tentativamente a esta formación, consisten en conglomerados clasto
soportados, de color marrón amarillento, mal seleccionados (trimodal: 5, 10 y 20-40 cm de diámetro), con
cantos suredondeados a subangulares aunque aquellos menores a 5 cm son redondeados a
subredondeados. Se componen de andesitas verdosas finas propilitizadas (30%), monzogranito de
biotita (tipo Granito Bayo, 40%), pórfidos riolíticos rosados (10%), daciandesitas gris rosáceas de
hornblenda (15%) y diorita gruesa de hornblenda gris oscura (5%). Estos conglomerados rellenan una
marcada paleosuperficie labrada en las rocas triásicas que los subyacen. Direcciones de paleocorrientes
en estas facies indican flujos dirijidos hacia el SSW (S15°W, para n= 10 medidas).
14

Fig. 7. Sucesión de Pampa Moctezuma asignada a la Fm. Calama (Ec2), en la que destacan
discordancias progresivas con estratos de crecimiento, sedimentación sintectónica al diastrofismo
Incaico. Vista al W.

Edad y correlaciones. Para la Formación Calama se disponen cinco edades radiométricas por los
métodos K/Ar y 40Ar/39Ar efectuadas en el Miembro Topater (Ec1a). En una de las capas de lava andesítica
intercalada hacia la base de la formación, expuesta en el sector homónimo, se efectuó una datación K-Ar
en roca total obteniéndose una edad de 51,9 ± 1,7 Ma que corresponde al Eoceno Inferior (Blanco et al.,
2003). En este mismo sector, se dató un clasto de andesita (de idéntica petrografía a las lavas
intercaladas) tomado de un nivel de conglomerado que sobreyace a una lava andesítica y que subyace a
la lava antes datada, y se obtuvo una edad de 51,8 ± 0,5 Ma (40Ar/39Ar en hornblenda, plateau de 68% en 6
pasos; Blanco et al., 2003). Esta última edad, por una parte, confirma y valida la edad K/Ar del flujo lávico
suprayacente y, por otra parte, indica que el clasto datado fue erodado de las lavas infrayacentes, y en
consecuencia, esta edad representa la edad más antigua de depositación de la unidad.

Similar situación se registra en el sector de cerro Milagro, situado al noreste de Calama. Allí, en un
nivel de lava andesítica intercalado en conglomerados de la porción basal del Miembro Topater, se obtuvo
una edad de 51,0 ± 0,6 Ma (40Ar/39Ar en hornblenda, isócrona) y 52,8 ± 0,8 Ma (40Ar/39Ar en plagioclasa,
plateau de 100% en 8 pasos), mientras que un clasto de andesita del conglomerado que sobreyace a las
lavas estratigráficamente más altas expuestas en esa sección se obtuvo una edad de 46,9 ± 0,5 Ma (Ma
(40Ar/39Ar en hornblenda, plateau de 99,3% en 8 pasos; Blanco et al., 2003). Este último valor indica que el
clasto datado proviene de una lava depositada en la unidad y que, posteriormente, fue completamente
erodada por las facies aluviales. Además, indica que la sedimentación del Miembro Topater (Ec1a) se
extendió, al menos, hasta los 46,9 Ma.

La edad del miembro Chorrillos se desconoce con precisión, pero su posición estratigráfica sobre
el Miembro Topater indica una edad máxima de 46,9 Ma. Adicionalmente, se disponen dos edades máximas
obtenidas en clastos de esta unidad. En una de ellas se obtuvo una edad de 44,9 ± 0,8 Ma (40Ar/39Ar en
biotita; sondaje DG-5549, a 157 m de profundidad; este trabajo) y la otra, situada en la parte alta de este
Miembro, en el área del cerro Calama, es de 36,7 ± 0,3 Ma (40Ar/39Ar en hornblenda, CODELCO, datos no
publicados). Por otra parte, sobre la base de datos sedimentológicos (direcciones de paleocorrientes y
composición de clastos) es posible inferir una edad eocena media-alta para este miembro. Las direcciones
de paleocorriente estan dirigidas dominantmente hacia el norte, en conjunto con la composición de los
clastos, que entre otros incluye entre el 20 y 35% de rocas volcánicas ácidas y granitoides gruesos, de
probable edad paleozoica y rocas sedimentarias triásicas que erosionan basamento paleozoico
metamórfico, sugieren en su conjunto que la zona fuente de sedimentos fue una similar a aquella situada
en la actualidad al S y SE de Sierra de Limón Verde (SERNAGEOMIN, 2002). Adicionalmente,
discordancias progresivas registradas en los afloramientos de Pampa Moctezuma (Blanco et al., 2003),
los cuales fueron asignados al Miembro Chorrillos por dichos autores, indican que parte de esta
sedimentación tuvo un carácter sintectónico. Esta deformación habría ocurrido con posterioridad a los
46,9 Ma, que es la edad más moderna registrada en el Miembro Topater y, además, habría sido
responsable del alzamiento del bloque “Limón Verde”. Diversos trabajos regionales han documentado la
existencia de una fase compresional durante el Eoceno Medio-Superior en la región (Maksaev, 1990;
Mpodozis et al., 1993; Marinovic et al., 1996; Tomlinson y Blanco, 1997a; Arriagada et al., 2000) y datos
de trazas de fisión en apatita indican un alzamiento y denudación importantes de los bloques paleozoicos
en la precordillera durante esta fase de deformación (Andriessen y Reutter, 1994; Maksaev y Zentilli,
15
1999). Más aún, eventos de exhumación datados directamente en el “bloque Limón Verde” indican
edades de alzamiento alrededor de los 40 Ma (Olivares, 2001). Dicho alzamiento se habría originado
durante la transcurrencia siniestral eocena en este segmento del Sistema de Fallas de Domeyko (SFD),
la cual se habría iniciado en la zona entre los 43-40 Ma (Mpodozis et al., 1993). De este modo, se puede
establecer una buena correlación entre esta deformación y la sedimentación del Miembro Chorrillos,
deformación que ha sido ligada al Sistema de Fallas de Domeyko y asociada a la Orogénesis Incaica
(Maksaev, 1990; Reutter et al., 1991; Mpodozis et al., 1993; Tomlinson y Blanco, 1997a). Dicha fase en
la región se habría desarrollado entre los 43-35 Ma (Tomlinson y Blanco, 1997a; Tomlinson et al., 2001),
por lo que se interpreta que el miembro Chorrillos se habría depositado en ese lapso.

En síntesis, los elementos antes expuestos permiten señalar que los dos miembros diferenciados
en la Formación Calama representan dos fases de acumulación desarrolladas durante el Eoceno. La
primera, de carácter volcánico y volcanoclástico (Miembro Topater) habría ocurrido entre los 52-47 Ma,
mientras que la segunda fase, de origen sedimentario clástico (Miembro Chorrillos) se habría
desarrollado en el lapso 43-¿35? Ma y estaría estrechamente ligada al diastrofismo incaico.

La Formación Calama puede correlacionarse en la región con los Estratos de Loma Amarilla
(Arriagada et al., 2000; 2002), materiales que quedan expuestos a lo largo del borde occidental del Salar
de Atacama. Parcialmente, el Miembro Topater se correlaciona con la Formación Icanche (Maksaev,
1978) y es también, en parte (sus miembros Medio y Chorrillos), con la Formación Sichal (Maksaev,
1978; Tomlinson et al., 2001).

Interpretaciones. Las facies descritas en la Fm. Calama reflejan en general un ambiente aluvial en
condiciones de semiaridez, asociado, en sus inicios, a un volcanismo andesítico, probablemente
acumulado en una depresión volcano-tectónica. La primera fase de acumulación (Miembro Topater,
Ec1a,b) se inicia en el Eoceno Inferior (ca. 52 Ma), y sugiere condiciones proximales a intermedias a
centros de emisión volcánicos, como lo indicaría la asociación de facies lávicas interestratificadas con
facies laháricas.

La segunda fase de acumulación se caracteriza por el desarrollo de ambientes aluviales (Ec2a),


que erodan y retrabajan en parte las brechas laháricas subyacentes, probablemente a través de una
discontinuidad erosional (base Miembro Chorrillos), fase que, además, marca la desaparición
permanente de la actividad volcánica. La sedimentación en esta fase se caracteriza por la prevalecencia
de gravas con estratificación en lámina, depositados por flujos tractivos no canalizados. Dicha
sedimentación se habría desarrollado bajo condiciones climáticas de semiaridez, como lo sugiere la
presencia de yeso como cemento principal y el estilo de facies desarrollada (Hogg, 1982). Las
direcciones de aporte clástico de esta etapa se dirigen inicialmente hacia el NE para luego cambiar hacia
el N. Adicionalmente, aunque predominan los clastos de rocas volcánicas (65%), en uno de los cuales
(ignimbrita) se obtuvo una edad paleocena (60,0 ± 2,0 Ma; K/Ar en biotita, este trabajo), aparece una
importante componente (15%) de rocas volcánicas ácidas, de probable edad paleozoica, conglomerados
triásicos (10%). Y calizas fosilíferas jurásicas (3%). De acuerdo a estas características, la zona fuente de
los sedimentos parece corresponder a una similar a aquella situada en la actualidad al S y SE de Sierra
de Limón Verde, donde aflora esencialmente la Fm. Cinchado (Paleoceno-Eoceno Inferior), el Grupo
Caracoles (Jurásico) y volcanitas ácidas del Carbonífero-Pérmico (SERNAGEOMIN, 2002).
Posteriormente (Ec2b), se registra un progresivo cambio de facies, desde depósitos de flujos de corriente
en lámina a depósitos de flujos de corrientes canalizadas, caracterizados por eventos multiepisódicos de
crecidas de corrientes confinadas en canales de abanico proximal. Este paso probablemente se debió a
una mayor proporción de agua en el mecanismo de transporte y depositación del sedimento,
manifestándose tanto en esta geometría de los cuerpos sedimentarios, como una mayor variabilidad
granulométrica y mejor desarrollo de fábricas tractivas (imbricación y estratificación cruzada en artesa).
En concomitancia con esto, cambia el tipo de cemento en el sedimento, siendo el yeso reemplazado por
limonita y, localmente, por óxidos de manganeso. Finalmente, hacia el término de esta segunda fase de
sedimentación, iniciada luego de un episodio erosional (hiato de magnitud desconocida) prevalecen
depósitos de crecidas canalizadas, en un ambiente de abanico aluvial proximal. Las direcciones de
aporte clástico se mantienen dirigidas hacia el norte, pero progresivamente cambian hacia el NE, E y
finalmente hacia el ESE, con aportes de rocas volcanicas propilitizadas (Fm. Quebrada Mala), plutones
eocenos y pórfidos granodioríticos cupríferos (Pórfido San Lorenzo) asociados al ‘Complejo Inrusivo
Fortuna’, todos ellos situados al NW y WSW de los afloramientos de esta formación (Sierra San
Lorenzo), sugiriendo la activación de un sistema aluvial procedente desde esta serranía.

El lapso en el que tuvo lugar la primera fase de sedimentación (Miembro Topater), esto es,
contemporáneo al extendido volcanismo andesítico expuesto hacia el norte de Calama (Fm. Icanche, 53-
43 Ma, Maksaev, 1978; Tomlinson et al., 2001) e inmediatamente antes de la compresión Incaica, y en
16
concomitancia con el tipo de relleno de la cuenca (asociación de lavas y sedimentos volcanoclásticos),
se infiere tentativamente la existencia de una depresión volcanotectónica para hospedar los depósitos de
esta etapa. La segunda etapa en cambio (Miembro Chorrillos), indica la activación de un sistema aluvial
con una paleopendiente regional dirigida hacia el norte. Este sistema habría estado controlado por el
alzamiento del bloque “Limón Verde”, el cual se habría exhumado durante la transcurrencia siniestral
eocena en este segmento del Sistema de Fallas de Domeyko y asociado a la Orogénesis Incaica
(Maksaev, 1990; Reutter et al., 1991; Mpodozis et al., 1993; Tomlinson y Blanco, 1997), fase orogénica
documentada en la región entre los 43-35 Ma (Tomlinson y Blanco, 1997a; Tomlinson et al., 2001). Dicho
bloque alzado limitaría una zona deprimida que actuó como depocentro en el entorno de cerro Calama,
mientras que los afloramientos más septentrionales de esta formación (sector Morros los Cerrillos)
podrían corresponder a las facies del bloque pasivo de este sistema tectónico, aportando sedimentos
hacia el S. Por otra parte, el patrón de plegamiento de interferencia que muestran los afloramientos de
esta unidad se pueden atribuir a dos componentes principales de acortamientos desarrolladas durante el
Eoceno: una en sentido E-W, de carácter regional (Tomlinson y Blanco, 1997a) y la otra, en sentido N-S
y de carácter local, atribuible al alzamiento de Sierra Limón Verde, la que en parte fue responsable de la
sedimentación sintectónica en ella.

OLIGOCENO-PLIOCENO

2.2.- GRUPO EL LOA Oligoceno Plioceno Superior; May, 1997 enmend. Blanco et al, en prep.)

La denominación de Grupo El Loa corresponde a una redefinición de la Formación Calizas de El


Loa (Fuenzalida, 1957) cuyos afloramientos se localizan en la altiplanicie de Calama. Con anterioridad,
estas rocas fueron descritas, informalmente, por Wetzel (1927), Brüggen (1950) y Biese (1950).
Posteriormente, Naranjo y Paskoff (1981). Estos autores separan de ella una secuencia de limos y
arcillas, depositada, discordantemente (d3), sobre dicha formación, a la que denominaron Formación
Chichiu, de edad Plioceno Superior-Pleistoceno. Marinovic y Lahsen (1984) por su parte, incluyen en la
Formación El Loa los afloramientos expuestos en quebrada Yalqui, tanto por su posición estratigráfica
como por su relación de engrane lateral con la porción clástica de esta formación. Finalmente, May
(1997) y May et al. (2005) proponen un nuevo esquema litoestratigráfico de esta unidad y la eleva al
rango de ‘Grupo’. Dicha definición incluyó cuatro nuevas formaciones, cuyo conjunto quedó comprendido
en el lapso Mioceno Inferior-Plioceno Inferior (Fig. 8).

Fig. 8. Cuadro cronoestratigráfico propuesto


por May et al. (2005) para la cuenca Calama y,
en particular para el Grupo El Loa.
17

El mapeo detallado de las unidades que rellenan la Cuenca Calama, ha permitido proponer
(Blanco et al., en prep.) una redefinición del Grupo El Loa, sobre la base de nuevos antecedentes
geocronológicos, litoestratigráficos y sedimentológicos. En efecto, las rocas basales de la cuenca,
expuestas en su margen oriental (eg. quebradas. Yanqui y Tuina) fueron asignadas por May et al. (2005)
a la Fm. Calama. Sin embargo, los antecedentes geocronológicos, litofacies y sedimentológicos aquí
presentados no permiten sustentar dicha correlación, por lo que esas rocas se agrupan bajo la nueva
denominación: Formación Brechas y Limolitas de Yalqui. De igual modo, lo que May (1997) y May et al.
(2005) definieron como “sección inferior” de la Formación Lasana, expuesta en quebrada Yalqui, y que
cronoestratigráficamente la situan debajo de la “sección superior” de la misma, definida en la localidad de
Lasana, ubicada 30 km al NW de quebrada Yalqui, no se considera como argumento sólido para incluirla
en dicha formación, por cuanto no tiene continuidad lateral ni contacto con la sección expuesta en la
localidad de Lasana y tanto sus litofacies como edades son muy diferentes. Debido a que la sección de
quebrada Yalqui aflora a lo largo de gran parte del margen oriental de la cuenca, donde si se puede
seguir su continuidad lateral y mapear, ha sido separada de la Formación Lasana bajo la denominación
de Formación Yesos y Limolitas de El Yeso (Blanco et al., en prep.), cuyo contexto cronoestratigráfico y
paleogeográfico es discutido más adelante. Por otra parte, a consecuencia de lo anterior y
fundamentalmente sobre la base de cartografía geológica regional, la Formación Lasana (ahora
Formación Conglomerados de Lasana) se redefine con la diferenciación de dos miembros, Lloradero y
Talabre, y se ha precisado su rango cronoestratigráfico.

En consecuencia, en el presente trabajo el Grupo El Loa queda constituido por las formaciones
Yalqui, El Yeso, Jalquinche, Lasana, Chiquinaputo y Opache, abarcando, en su conjunto, desde el
Oligoceno al Plioceno Superior. La arquitectura estratigráfica de este grupo está conformada por tres
conjuntos de formaciones separados por dos discordancias angulares (d2 y d3): una, en el Mioceno
Inferior, y otra en el Mioceno Superior (ca. 10 Ma). El conjunto inferior está constituido por la Formación
Yalqui, expuesta en el sector norte, oriental sur y suroeste de la cuenca. El conjunto medio, por las
formaciones El Yeso, aflorada en el margen oriental de la cuenca, la Formación Jalquinche, que ocupa el
sector central y suroccidental de la cuenca, y que, a su vez, engrana lateralmente hacia NNE con la
Formación Lasana y al SW con depósitos aluviales de piedemonte (Gravas antiguas, Mga). El conjunto
superior en tanto, lo conforman la Formación Opache, que se sitúa en la porción centro occidental de la
cuenca, y engrana, lateralmente hacia el E con la Formación Chiquinaputo y al W con depósitos aluviales
de piedemonte (Depósitos de Piedemonte, MPg).

2.2.1.- Formación Brechas y Limolitas de Yalqui OMy (Oligoceno Inferior-Mioceno Inferior bajo;
Blanco et al., en prep.)

Definición y relaciones estratigráficas. Se propone esta denominación para a un conjunto de brechas


sedimentarias, conglomerados, areniscas, limonitas y brechas volcano-sedimentarias subordinadas, que
forman un sucesión de color rojiza, no litificada, de aproximadamente 100 m de espesor expuesta en la
quebrada homonima. Se deposita en discordancia angular sobre el Grupo Purilactis (Cretácico Superior)
y Formación Tuina (Paleozoico Superior) y subyace con igual relación (d2) a la Formación El Yeso (Fig.
9a y 10). Aflora a lo largo del margen oriental de la cuenca, desde quebrada Yalqui por el norte hasta
quebrada Tuina por el sur. Además, se asigna a esta formación, por correlación litológica y facies, los
brechas sedimentarias de reducidos afloramientos expuestas en el cañón del río Loa, aproximadamente
10 km al sur de la localidad de Estación Conchi. Allí las brechas subyacen discordantemente (d2) a la
Formación Lasana y se depositan, con la misma relación, sobre rocas volcánicas triásicas. Las brechas
que afloran en el extremo sur de la cuenca (sector Pampa Moctezuma), se asignan también a esta
formación, sobre la base de su grado de deformación y tipo de facies. Estas brechas sedimentarias están
deformadas (26°NW) y depositadas, en discordancia a ngular (d1), sobre conglomerados asignados a la
Formación Calama, y subyacen, con igual relación a gravas aluviales mio-pliocenas (MPg).

Litología. Las litofacies de esta unidad, en su localidad tipo, se estructuran en tres ciclos grano-estrato
decreciente de escala decamétrica. El primer ciclo de esta formación (60%), localizado preferentemente
en la mitad inferior de ésta, se registra una una leve discordancia angular con aparente desarrollo de
estratos de crecimiento sobre ella (Fig.9b). Litológicamente, corresponde a brechas sedimentarias café
rojizas, de grano medio, no litificadas pero fuertemente compactadas. Se componen por clastos
planares, con cantos angulares a subangulares, de 0,5-5 cm de diámetro, constituidos por dacitas y
riolitas moradas (70%), pórfidos riolíticos rosados (10%), andesitas gris oscuras (20%), y,
subordinadamente, areniscas y calizas (1%). Presentan estratificación maciza o forman bancos de 0,35-
2 m de espesor cuando se interestratifican con otras facies. Internamente, forman dobletes de capas
planas, con espesores variables de 5-40 cm, donde alternan niveles de grava media a gruesa, con
fábrica clasto soportada y medianamente imbricada, y niveles de grava fina o arenisca gruesa de
18
guijarro, con laminación plana paralela a ligeramente cóncava. Hacia el término de este primer ciclo se
intercalan, en forma subordinada, limolitas guijarrosas y areniscas limosas de guijarro, de color marrón
claro, en cuerpos lenticulares de 0,3-1 m de espesor y extensión lateral a escala métrica-decamétrica.
Presentan fábrica matriz sostén, sin ordenamiento interno, con escasos clastos angulares de 5-20 cm
sostenidos por la matriz. El segundo y tercer ciclo grano decreciente, representan el 40% de las facies
existentes en la mitad superior de la formación y están constituidos por litofacies de grano fino, con un
característico color marrón rojizo claro y conglomerados subordinados en la base de ambos. Predominan
en estos limolitas y arcillolitas laminadas, en ocasiones con grietas de desecamiento mal preservadas,
con intercalaciones centimétricas de areniscas finas que con laminación plana y, localmente, estructuras
de raíces y nódulos carbonáticos. En estrecha relación con estas pelitas se asocian areniscas finas a
gruesas, y de guijarro, marrón claro, en capas planas de 0,15-1 m de espesor, con laminación plana y
cruzada en artesa, y localmente muestran bioturbación de organismos excavadores. Dentro de las facies
arenosas, aunque de distribución subordinada, se desarrollan areniscas de grano medio, bien
seleccionadas con una conspicua laminación cruzada tabular de base festoneada, en sets de 30-60 cm
de espesor, incinadas al E, de origen eólico. Los conglomerados del inicio del segundo ciclo, aunque
reducidos en potencia, son de grano grueso, de color gris verdoso claro, con estratificación cruzada en
artesa, cuyos clastos son redondeados, compuestos por andesitas (70%), pórfidos dacíticos (25%) y
granitoides (5%). Los del tercer ciclo por su parte son similares a las brechas basales de esta formación.
Una de las facies más conspicuas, aunque representa sólo el 11% de la columna, es una brecha de
bloques y meso bloques (Fig. 9d), de color gris claro, constituida por clastos de andesitas de hornblenda
y piroxeno, de 10-40 cm de diámetro y mesobloques de hasta 4 m de diámetro constituido por brecha
volcánica gradada cuyos clastos presentan diaclasamiento prismático. Los bloques se encuentran
soportados por una matriz de limo rosado con deformación plástica sinsedimentaria (Fig. 9e).

Las paleocorrientes en la localidad tipo de la formación indican flujos dirigidos hacia el E


(N81°W, n= 50 medidas) con variaciones al WNW y WSW . La composición de los clastos dominantes
indica la erosión de terrenos constituidos por la Formación Tuina (Paleozoico Superior), situada en el
margen oriental de la cuenca.

Los afloramientos expuestos en el cañón del río Loa (cuadrángulo Conchi), están formados por
conglomerados masivos, marrón rosáceo, con estratificación en láminas planas de 3-20 cm de espesor,
alguna de las cuales presentan estratificación en artesas de bajo ángulo y, ocasionalmente pequeños
cuerpos de excavación de cauce. Los clastos son subangulares a subredondeados, mal seleccionados,
de 2-10 cm de diámetro (promedio en 5 cm), con esporádicos bloques angulares de 15-25 cm. Se
componen por granito de hornblenda (70%), andesitas gris verdosas propilitizadas (15%), pórfidos
dacíticos rosados (10%) y andesitas moradas (5%). Indicadores de paleocorrientes señalan flujos
dirigidos hacia el S y SSW (n= 78 medidas) y, junto a la composición de éstos, la zona fuente de los
sedimentos fue el área situada entre Cerro Bayo-Estación Conchi. En pampa Moctezuma en tanto,
corresponden a conglomerados finos (0,5-2 cm de diámetro), con cantos angulares y formas planares,
estratificados con una característica laminación plana paralela a ligeramente en artesa de bajo ángulo,
cortadas por cuerpos lenticulares de pequeña amplitud (15-30 cm) y extensión lateral decimétrica (40
cm) que incluyen guijarros mayores (5-10 cm). Los clastos se componen de granitos rosados gruesos
(40%), pórfidos riolíticos (30%), cuarcitas blancas (20%) y esquistos micáceos (10%), todos ellos
procedentes del bloque palezoico de Sierra de Limón Verde. Sus direcciones de paleocorrientes así lo
confirman, señalando flujos dirigidos hacia N20°W ( n= 20 medidas).

Edad. Para esta formación se disponen dos edades radiométricas. Una de ellas, localizada en la mitad
de la unidad, fue tomada de una toba retrabajada en la que se obtuvo una edad de 30,15 ± 0,23* Ma
(May,1997; May et al., 2005, 40Ar/39Ar en biotita, media ponderada de fusión total en 4 granos
individuales, (*) error recalculado a 2σ). La otra edad se localiza en la mitad superior de la formación, en
facies laharicas situadas aproximadamente a 16 m bajo el techo de la formación. En esta facies, se dató
un clasto volcánico obteniéndose una edad de 22,7 ± 0.28 Ma (40Ar/39Ar en hornblenda, isócrona, este
trabajo), la cual indicaría, en rigor, una edad máxima para el depósito. Sin embargo, el carácter exótico del
mismo, con características de evento único y catastrófico respecto de las otras facies en la columna, en
conjunto con la génesis de los mesobloques incluidos en el nivel datado (depósito volcánico de bloque y
ceniza), sugieren que el origen de la facies laharica habría sido originado por un evento volcánico
contemporáneo y marginal a la cuenca de sedimentación. En tal caso, se considera que la edad del clasto
corresponde también a la edad del depósito que lo contiene. Sobre la base de estimaciones del índice de
sedimentación para esta unidad, se estima que el techo de la formación podría aproximarse a los 21 Ma
de edad. En consecuencia, la Formación Yalqui queda comprendida entre el Oligoceno Inferior y el Mioceno
Inferior bajo.
19
La Formación Yalqui puede correlacionarse litoestratigráficamente con el Grupo Paciencia (Flint,
1985), que incluye las formaciones Tambores (Dingman, 1963) y San Pedro (Bruggen, 1942) expuestas en
la aledaña cuenca del Salar de Atacama.

Fig. 9. Afloramientos de la Fm. Yalqui (OMy) en su localidad tipo. En (a) se apoya, discordantemente,
sobre volcanitas paleozoicas (Fm. Tuina, Pzt) y sedimentitas cretácicas rojas (Fm. Purilactis, Kp), (b) el
intervalo basal brechoso presenta discordancia intraformacional, posiblemente progresiva (¿estratos de
crecimiento? línea punteada), (c) paso gradacional de brechas a limos de playa aluvial en secuencias
granodecrecientes, (d) porción superior que conforma el tercer ciclo grano decreciente, discordante bajo
Fm. El Yeso, que destaca la intercalación de un flujo lahárico datado en 22,7 Ma, (e) detalle de las facies
laharicas con deformación sinsedimentaria por carga (ds) de los mesobloques de origen volcaniclásticos.

Interpretaciones. Las facies descritas en la Fm. Yalqui reflejan en general un ambiente aluvial
desarrollado bajo condiciones climáticas de aridez. La mitad inferior de esta formación, fue construida
por facies proximales de abanico aluvial, donde la sedimentación estuvo dominada por flujos tractivos no
confinados, de alta energía, originados por crecidas en manto (‘sheetflood deposits’). En menor medida,
se desarrollaron flujos de detritos que alternan con los depósitos de crecidas en manto en las zonas
cercanas al borde de la cuenca. La existencia de una leve discordancia angular en la porción basal,
20
sugiere que hubo tectonismo activo durante la sedimentación de estas facies. La progresiva disminución
del tamaño de las gravas junto con el espesor de las capas que las contienen y la interestratificación
gradual de éstas con facies arenosas y limosas sugieren la distalización de las facies hacia ambientes de
abanico medio y distal. Esporádicos pulsos de crecidas en manto alcanzan estas zonas. El retrabajo
eólico de los depósitos de grano fino en las zonas distales da origen a dunas que migran hacia el E,
debido probablemente a la ausencia de vegetación y/o a la aridez climática. La actividad volcánica
contemporánea es muy restringida y sólo se expresa por un nivel de tobas retrabajadas y un evento
catastrófico local manifestado con la depositación de un flujo laharico en el margen oriental de la cuenca.
Las áreas que alimentaron la cuenca en esta etapa fueron los sectores oriental, constituidos por la
Formación Tuina (Paleozoico Superior), su márgen nornoroccidental, formado por volcanitas paleozoicas
y plutones triásicos y el extremo sur (Pampa Moctezuma) con aportes del bloque paleozoico de Sierra
Limón Verde.

Fig. 10. Columna estratigráfica del margen oriental de la cuenca Calama expuesta en quebrada Yalqui,
con las formaciones Yalqui, Yeso y Chiquinaputo, cuyo conjunto alcanza un espesor aproximado de 175
m.

2.2.2.- Formación Yesos y Limolitas de El Yeso My (Mioceno Inferior; Blanco et al., en prep. )

Definición y relaciones estratigráficas. Se denomina así a una sucesión mayoritariamente de yesos,


limolitas y limolitas yesíferas que intercalan subordinadamentes areniscas, tobas, tufitas y brechas. La
serie tipo se encuentra expuesta entre las quebradas Yalqui por el norte y Tuina por el sur. Se deposita
discordantemente (d2) sobre la Formación Yalqui (Oligoceno Inferior-Mioceno Inferior bajo) y subyace con
21
igual relación (d3) a la Formación Chiquinaputo (Mioceno Superior-Plioceno Superior) (Figs. 10, 11a y
11b).

Litología. Esta formación forma una secuencia grano decreciente, de potencia decamétrica, con brechas
en la porción basal, seguidas de areniscas, y una sucesión de limonitas y yeso masivo, con
intercalaciones subordinadas de tobas (Fig. 9b). En detalle, la sucesión se inicia con un paquete de
brechas, de grano medio a grueso, clasto soportadas, de color morado grisáceo oscuro, de 6-14 m de
espesor. Presenta clastos angulares y tabulares, mal seleccionados, de riolitas y pórfidos dacíticos, de 1-
10 cm de diámetro, con promedio en 4 cm. Internamente, las capas se estructuran en dobletes de grava
gruesa alternadas de grava fina laminadas planoparalelamente, ya sea en cuerpos tabulares o
rellenando superficies cóncavas, de 20-40 cm de espesor, con continuidad lateral decamétrica. También
incluye cuerpos cóncavos de conglomerados con estratificación en artesa y cuerpos tabulares de
areniscas gruesas de guijarro con laminación plana paralela. El paso a las litofacies finas superiores es
gradual a través de una sucesión granodecreciente de aproximadamente 1,5 m de espesor. La sucesión
continúa con areniscas medias a gruesas de 4 m de potencia, estratificadas en capas planas de 5-25 cm
de espesor, con laminación plano paralela y ocasionales lentes centimétricos de guijarro fino. Se
intercala en estos depósitos una capa de toba de ceniza blanca, de 40 cm de espesor, finamente
laminada (Fig. 11a, 11c). Esta sucesión da paso a un itervalo marrón claro, constituido por limonitas
laminadas, limonitas con nódulos aislados de yeso, limonitas con delgados lentes de areniscas de grano
medio, de 0,5-1 cm de espesor o hasta 10 cm, con laminación plana paralela. Los nódulos de yeso
desplazan por crecimiento al limo que los rodea, tienen 0,3-1 cm de diámetro y aumentan
progresivamente en frecuencia, llegando a formar niveles lenticulares o tabulares de yeso nodular
masivo, con impurezas relictas de limo (Fig. 11c, 11d, 11e). Así, estos niveles forman estratos planos de
0,1-1,5 m de espesor, de gran continuidad lateral alternando con bancos de limonitas nodulares de yeso
de 0,2-1,2 m de potencia. Hacia el techo de la suseción, se intercalan dos niveles de tobas de ceniza
blanca, de 20 y 50 cm de espesor; en el segundo caso, está estratificada en capas planas de 2-10 cm,
con biotitas de bordes redondeados e intercalaciones de láminas de arena lítica, lo que le confiere el
carácter de toba retrabajada. Mediciones de paleocorrientes en esta formación indican flujos dirigidos
hacia el W (N96°W, para n= 10 medidas) procedentes del cordón cerros de Tuina-Aiquina como área
fuente, consistente con los datos de May et al. (2005).

Edad. En esta formación se disponen de cuatro dataciones radiométricas ralizadas en intercalaciones de


tobas de ceniza de caída, una en la porción basal y tres con edades similares obtenidas en la parte alta
de la sucesión, todas ellas muestreadas en distintas localidades. Para la toba intercalada en la porción
inferior se obtuvo una edad de 20,62 ± 0.09 Ma (40Ar/39Ar en biotita, edad integrada, este trabajo) y de 20,3
± 0.4 Ma (40Ar/39Ar en plagioclasa, isócrona, edad preferida por su comportamiento analítico, este trabajo).
Para la parte alta de la formación, May et al. (2005) reportaron una edad de 19,62 ± 0,36 Ma (40Ar/39Ar en
biotita, media ponderada de fusión total en 4 granos individuales) tomada en quebrada Yalqui, mientras
que una tomada en quebrada Tuina les reportó una edad de 19,41 ± 0,34 Ma (40Ar/39Ar en biotita, media
ponderada de fusión total en 4 granos individuales). Finalmente, para una toba de ceniza expuesta en
quebrada Yeso se obtuvo una edad de 19,50 ± 0,30 Ma (Rech, J., com escrita, 40Ar/39Ar en biotita,
plateau). Estos valores en conjunto con la edad más moderna obtenida para la formación infrayacente
indican que la formación El Yeso se depositó durante el Mioceno Inferior.

Interpretaciones. La Formación El Yeso representa la sedimentación de un sistema aluvial


retrogradante en condiciones áridas, registrando en sus inicios facies intermedias de abanico que, pasan
rápidamente a facies de playa aluvial evaporítica. En sus inicios, las asociaciones de depósitos con
estratificación en lámina, tanto de gravas como arenas, formados por procesos de crecidas en manto
(sheetflood) en asociación con depósitos canalizados de gravas con estratificación en artesa configuran
un ensamble propio de un ambiente de abanico aluvial de facies intermedias (Boggs, 1995; Blair &
MacPherson, 1994). El rápido paso a una secuencia granodecreciente conformada por gravas finas,
areniscas y limonitas sugieren el retrotraimiento o cese del sistema de abanico aluvial para dar paso a
un ambiente marginal de llanura a playa aluvial. Este último, se habría caracterizado el desarrollo de una
cuenca endorreica donde el nivel de la napa freática habría alcanzado niveles muy someros, bajo
condiciones de intensa evaporación permitiendo la formación y crecimiento de nódulos de yeso y
nucleación de los mismos en la zona vadosa (Lowenstein y Hardie 1985; Boggs, 1994) con distintos
índices de crecimiento de acuerdo a las variaciones de la tasa de evaporación (Dávila y Astini, 2002). No
se registraron evidencias de la formación de un cuerpo de agua, permanente o efímero, que
condicionara la precipitación de estos sulfatos, sino que parece ser la recurrencia de períodos con nivel
freático muy somero (no expuesto), con intensa evaporación, alternando con fases de crecidas aluviales
dominadas por sedimentación de limos distales de crecidas en manto. Este tipo de depósitos indica la
predominancia de procesos de evaporación con baja tasa de sedimentación junto con variaciones
recurrentes del nivel freático (Lowenstein y Hardie 1985).
22

Fig. 11. Localidad tipo formación El Yesos y Limolitas de El Yeso (Qda. El Yeso), discordante a las
formaciones Yalqui y Chiquinaputo (a y b) estructurada en secuencia granodecreciente (b). En (c y d) se
destacan capas de tobas de caída (t), niveles de yeso nodular y nódulos (yn), yeso cristalino (yc) y yeso
nodular maciso (ynm) entrecrecidos en limos, (e) yeso nodudar maciso con guías irregulares de limo
desplazado (L).

2.2.3.- Formación Jalquinche Mj (Mioceno Inferior-Mioceno Superior bajo; May et al., 2005)

Definición y relaciones estratigráficas. La Formación Jalquinche fue definida por May (1997) y May et
al. (2005) como una sucesión interestratificada de areniscas finas y limolitas con evaporitas, de color
23
rojizo, expuesta en la localidad homónima (5 km al este de la ciudad de Calama) a lo largo del cañón del
río Loa. Allí se deposita, discordantemente (d1) sobre la Formación Calama y subyace, con igual relación
(d3), a las sedimentitas calcáreas de la Formación Opache (Fig.12). A través de sondajes, se ha podido
determinar que esta unidad presenta amplia distribución en el subsuelo de la cuenca, alcanzando
espesores de más de 250 m.

Fig. 12. (a) Formación Jalquinche expuesta en sulocalidad tipo en el cañón del río Loa, discordante a las
formaciones Calama y Opache. (b) Formación Jalquinche en un sondaje, ‘Chuca 4’, entre los 101 y 109
m de profundidad , aproximadamente 7 km al SW de cerro Calama; se muestra el detalle de sus facies
caracterizadas por limolitas rosadas dominantes, con nódulos de yeso aislados (yn) y niveles delgados y
restringidos de yeso nodular masivo (ynm).

Esta unidad aflora en el sector norte de cerro Milagro, en el extremo sur de cerro Negro y en una
depresión situada al noroeste de Pampa Talabre. En el sector de cerro Milagro (NE de Calama) engrana
lateralmente con gravas del Mioceno Medio, mientras que al sur de cerro Negro subyace,
concordantemente a la Ignimbrita Artola (ca. 10 Ma). Los afloramientos situados al noroeste de Pampa
Talabre subyacen, concordantemente, al Miembro Lloradero de la Formación Lasana.

Litología. Los afloramientos expuestos en el cañón del río Loa, de acuerdo a May (1997), corresponden
a una sucesión interestratificada de areniscas de grano fino a medio, con laminación cruzada en artesa o
24
plana paralela y limolitas macizas o pobremente laminadas planoparalelamente. Se estratifican en capas
planas de 10-50 cm de espesor, definiendo secuencias granodecrecientes de areniscas a limolitas, a
menudo con una cubierta de arcillolita. Cristales de yeso se desarrollan en ambas litologías.
Ocasionalmente, se presentan cuerpos canalizados de areniscas de guijarro de hasta 1 m de espesor
por 40 m de ancho, de base cóncava y erosiva, que en conjunto con las limolitas forman secuencias
granocrecientes de menos de 20 m de espesor.

En cerro Milagro se exponen 4 m de limolitas rosadas mal preservadas, con algunos niveles
bioturbados por raíces que evidencian el desarrollo de paleosuelos temporales. Las limolitas alternan con
intercalaciones decimétricas (10-25 cm) de areniscas de grano medio y grueso, con laminación plana
paralela o cruzada en artesa de bajo ángulo y, esporádicamente, areniscas gruesas de guijarro, grises,
con laminación cruzada en artesa, en niveles granodecrecientes de 60 cm de espesor; los clastos son
angulares compuestos de granitoides paleozicos derivados del cerro Milagro. Ocasionalmente presenta
intercalaciones delgadas (10-20 cm) de areniscas tobáceas gris claro, con fina laminación en artesa, y en
parte con desarrollo de pequeños cauces de erosión.

En quebrada El Lloradero (NW de Chiuchiu), afloran 10 m de sección de limolitas rosadas con


delgadas intercalaciones de areniscas. Allí, su base no aflora y su techo corresponde a conglomerados
del Miembro Lloradero de la Formación Lasana. Las limolitas son macizas o finamente laminadas,
cementadas por yeso. Presentan intercalaciones de areniscas finas en capas de 15-30 cm espesor,
pobladas con abundantes estructuras de raíces recubiertas por carbonato. También ocurren
conglomerados finos a medios, en capas de 30 cm con base cóncava erosiva y techo plano, con
estratificación en artesa y/o fábrica imbricada que señala flujo dirigido hacia SSW (S33ºW; n= 15
medidas) procedentes del área situada al este del sector Morros los Cerrillos. En la parte basal del
afloramiento se intercala una toba ignimbrítica blanca, de 60 cm de espesor, pobremente soldada, cuya
mitad inferior (35 cm) corresponde a una toba de ceniza de biotita, maciza, con un nivel de 5 cm en su
base que presenta laminación cruzada de bajo ángulo (facies de oleada piroclástica o ‘surge’), mientras
que la mitad superior en tanto (25 cm) se encuentra retrabajada por flujos tractivos con estratificación en
artesa.

Edad y correlaciones. Para esta formación se dispone de cinco edades radiométricas. Una de ellas,
obtenida de un sondaje (TL-19D) localizado en el sector de Salinas de Agua Verde (sector central de la
cuenca), a los 250,5 m de profundidad, dio una edad de 19,25 ± 0,14 Ma (40Ar/39Ar en biotita, edad
plateau de 100%, este trabajo). Aproximadamente 10 km al WSW de la ciudad de Calama, May (1997) y
May et al. (2005) obtuvieron una edad de 16, 23 ± 1,18* Ma (40Ar/39Ar en biotita, media ponderada de
fusión total en 10 granos individuales; (*) error recalculado a 2σ). Al WNW del pueblo de Chiuchiu, sector
centro norte de la cuenca, se dató una toba ignimbrítica intercalada y se obtuvo una edad de 15,8 ± 0,6
Ma (40Ar/39Ar en biotita, edad isócrona, este trabajo). Finalmente, en una toba de ceniza intercalada en
los afloramientos expuestos entre cerro Negro y Calama (margen suroccidental de la cuenca), se obtuvo
una edad, envejecida, de 10,6 ± 0,3 Ma (K/Ar en biotita, este trabajo) y 10,0 ± 0,18 Ma (isócrona 40Ar/39Ar
en biotita, este trabajo). Todas estas edades indican que la Formación Jalquinche se depositó en el lapso
Mioceno Inferior-Mioceno Superior bajo.

La formación Jalquinche es correlacionable litológica y cronológicamente con la Formación


Batea (May, 1997) y May et al., 2005), expuesta en mesetas sobresalientes inmediatamente al este de la
confluencia de los ríos Loa y San Salvador. En el centro de la cuenca engrana lateralmente con la
Formación Lasana, mientras que hacia el margen oriental engranaría con la Formación El Yeso.

Interpretaciones. Las facies descritas en la Formación Jalquinche reflejan, en general, un ambiente de


llanura aluvial distal a playa, en parte evaporítica. En efecto, la presencia de areniscas finas con
laminación plana interestratificadas con limolitas laminadas, en parte evaporíticas, fue interpretada como
una asociación de playa aluvial (May, 1997; Hartley y May,1998). La presencia de cuerpos canalizados
tanto de areniscas de guijarro como de conglomerados finos (facies fluviales) cortando a esta asociación
y que, en ocasiones, forman secuencias granocrecientes decamétricas, representarían la progradación y
migración de lóbulos de crecidas fluviales a través de una llanura arenosa de playa (May, 1997; Hartley y
May,1998). Direcciones de paleocorrientes tomadas en estas asociaciones de facies indican,
consistentemente, flujos provenientes desde el NNE (N33ºE), l que sugiere que su fuente se encontraría
en el área situada al este del sector Morros los Cerrillos. La depositación de las facies de llanura aluvial
distal a playa, en el área de los cerros Calama y Milagro, se encuentra fuertemente controlada por el
paleorelieve heredado de la fase tectogenética Incaica, depositándose preferentemente en depresiones
estructurales (sinclinales) que afectan a la Formación Calama.
25
2.2.4.- Formación Conglomerados, Limos y Carbonatos de Lasana Ml (Mioceno Medio-Mioceno
Superior bajo; May et al., 2005 enmed. Blanco et al., en prep.)

Definición y relaciones estratigráficas. La Formación Lasana fue definida por May (1997) y May et al.
(2005) como una unidad clástica conformada por dos secciones tipo: una inferior, expuesta en quebrada
Yalqui, y una superior, localizada en el poblado de Lasana. En el presente trabajo, se enmienda esta
definición con la redefinición de dos nuevos miembros, expuestos al SW de la sección de Lasana, los
cuales incluyen su ‘sección superior’, ahora denominada Miembro Lloradero, y se excluye la ‘inferior’,
esta última redefinida en este trabajo como Formación El Yeso, antes descrita. Hacia el centro de la
cuenca, inmediatamente al este del Salar de Talabre, aflora de modo restrigido la unidad superior
propuesta en este trabajo como Miembro Talabre. La Formación Lasana sobreyace, discordantemente
(d2), a brechas sedimentarias asignadas a la Formación Yalqui (Oligoceno-Mioceno Inferior), expuestas
en el cañón del río Loa (en la localidad de Sandía, cuadrángulo Conchi), como también a basamento
volcánico triásico, y subyace, con igual relación a la Formación Chiquinaputo del Mioceno Superior-
PliocenoSuperior bajo, al este del salar de Talabre. Lateralmente, en sentido meridional, engrana con la
Formación Jalquinche del Mioceno Inferior-Superior bajo.

Distribución y litología.

Miembro Lloradero Ml1: se agrupa con este nombre a una sucesión de conglomerados y areniscas
gruesas gris oscuras, de aproximadamente 100 m de espesor (Fig. 13), que afloran desde la localidad de
Mamadero (4,5 km al sur de Estación Conchi) por el norte, hasta el salar de Talabre por el sur. Se
reconocen fundamentalmente tres litofacies principales correspondientes a conglomerados de bloques,
areniscas gruesas y, subordinadamente, limolitas rosadas. Los conglomerados son de bloques (20-70
cm de diámetro), mal seleccionados, con clastos de formas subesféricas a oblongas y cantos bien
redondeados, constituidos por basaltos vesiculares de olivino y piroxeno (30%), andesitas de piroxeno y
hornblenda (60%) y volcanitas alteradas indiferenciadas (10%). Internamente, muestran estratificación
cruzada en artesa y una fábrica clasto soportada e imbricada. Conforman cuerpos canalizados de
extensión lateral métrica (3-7 m) y amplitudes de 0,4-1m de espesor, con base fuertemente erosiva. Las
areniscas por su parte, son color gris a gris claro, y corresponden a volcarenitas de grano medio a
grueso, en parte de guijarro medio, cementadas por carbonato. Se estratifican en capas planas de base
levemente cóncava, de extensión lateral métrica a decamétrica (5-20 m), con espesores variables entre
20-40 cm. Internamente presentan estratificación cruzada en artesa y también plano paralela, con
moderada a mala selección. Además, ocurren capas de areniscas finas a medias, muy bien
seleccionadas, de granos subesféricos, ya sea en capas planas con laminación plana paralela o
inclinada de base festoneada (tipo epsilon). Las limolitas se exponen en niveles planos, con espesores
de 5-40 cm, con laminación plano-paralela y, ocasionalmente, presentan grietas de desecamiento y
trazas de raíces, en ocaciones hasta 1 cm de diámetro. De modo muy subordinado, e intercalado con las
facies limosas y arenosas, afloran diatomitas laminadas, en capas planas de 10-25 cm de espesor,
frecuentemente como término de ciclos grano decrecientes de 30-60 cm de espesor.

Estas facies se agrupan en secuencias granodecrecientes de 0,6-1,3 m de espesor, con


conglomerados en la base, areniscas en la posición intermedia y limolitas en la parte superior de ellas.
Estas secuencias se repiten verticalmente, aunque no necesariamente en este orden, y dan origen a
sucesiones cíclicas de algunas decenas de metros de espesor.

Lateralmente, las intercalaciones de limolitas rosadas se hacen más potentes desde el Salar de
Talabre hacia el SW, y las litofacies de conglomerados y areniscas grises desaparecen por completo a la
latitud del cañón del río Loa en su curso W-E y meridionalmente a la latitud de la confluencia de los ríos
Loa y Salado.

Mediciones de paleocorrientes en este miembro, ya sea por imbricación de clastos o dirección


del eje de paleocanales, indican flujos dirigidos hacia el S13-40ºW, con un promedio general hacia
S33ºW (n= 40 medidas).
26

Fig. 13. Sección parcial del Mbro. Lloradero en la localidad de Lasana (río Loa). Aflora, en discordancia
(d3), debajo de la Igta. Sifón (a) y su aspecto general se muestra en (b).
27

Fig. 14. Columna del Miembro Talabre de la Fm. Lasana expuesta en el salar homónimo, discordante
(d3) debajo de la Fm Chiquinaputo. En (a) vista general Miembro Talabre inclinado al E, (b) facies
conglomerádicas cementadas por carbonatos alternados con limos rojizos y (c) facies de calizas
micriticas con trazas de raíces, gastrópodos ocasionales y niveles de diatomitas reemplazadas por ópalo,
localmente con laminación algácea y estromatolitos como término de ciclos subacua

Miembro Talabre Ml2: se asigna este nombre a una sucesión clástica y carbonática, bien estratificada,
de color marrón claro, constituida por limolitas, conglomerados finos, areniscas, areniscas tobáceas,
tobas y carbonatos palustres, de aproximadamente 150 m de espesor (Fig. 14). La unidad se apoya,
concordantemente, sobre el Miembro Lloradero y subyace, en discordancia angular (d3), a la Formación
Chinquinaputo (MPch). Las rocas de este miembro afloran entre el Salar de Talabre y la carretera que
une la ciudad de Calama con la localidad de Chiuchiu, y alcanzan una superficie expuesta de
aproximadamente 6,5 km2. La porción basal de la sucesión está constituida por 12 m de limolitas
rosadas, laminadas planoparalelamente, con intercalaciones de 10 a 30 cm de tobas de ceniza fina, en
ocasiones parcialmente retrabajadas, y areniscas líticas con laminación plano paralela dispuestas en
28
cuerpos lenticulares de 10-30 cm de espesor y extensión lateral de 5 a 10 m. Sobre ella, se dispone una
sucesión de aproximadamente 150 m (Fig. 14a) constituida por una alternancia de limolitas rosadas,
areniscas líticas gruesas y conglomerados finos a medios. Las limolitas se presentan en niveles planos,
de 0,3-1,5 m de espesor, masivos o con laminación plana y con frecuente bioturbación por estructuras de
raíces recubiertas por carbonato de calcio. Las areniscas afloran en capas de 20-35 cm de espesor, de
base cóncava erosiva y techo plano, internamente con laminación cruzada en artesa; localmente se
encuentran cementadas por carbonato de calcio. Las facies rudíticas corresponden a conglomerados
finos a medios, con formas canalizadas, de 15-40 cm de espesor y 5-8 m de extensión lateral (Fig.14b).
Internamente se estructuran con laminación cruzada en artesa y fábrica clasto soportada e imbricada;
presentan clastos bien redondeados constituidos por riolitas porfíricas rosadas, de probable edad
paleozoica (30%), basaltos gris oscuros (50%) tobas ignimbríticas (20%). Con relativa frecuencia y hacia
la parte superior de esta sucesión clástica, aparecen intercalaciones centimétricas de tufas y travertinos
(10-25 cm) cubiertos por capas de carbonatos (5-10 cm) con bandeamiento coloidal, y niveles de 20 cm
de carbonatos con laminación gruesa ondulada parcialmente reemplazados por ópalo. Con menor
frecuencia, se intercalan tufitas claras en capas de 20 cm de espesor, laminadas plano paralelamente y
en ocasiones cementadas por carbonato de calcio. Los 238 m restantes de este miembro corresponden
a un intervalo esencialmente carbonatado, de color gris claro, bien estratificada, con niveles clástico-
carbonatados intercalados. Secciones levantadas en el intervalo carbonatado evidencian la depositación
de secuencias de 35 a 60 cm, que de abaja a arriba muestran los siguientes términos: (1) limolitas
arenosas parcialmente cementadas por yeso, con nódulos centimétricos de carbonato de calcio (2)
carbonatos en capas centimétricas (2-5 cm) de calizas micríticas finamente laminadas, con abundantes
estructuras de raíces recubiertas por carbonato (Fig. 14c), con esporádicas intercalaciones (2-3 cm) de
diatomitas parcial a totalmente reemplazadas por sílice opalina, (3) calizas micríticas con laminación
plana a ondulante, de probable origen estromatolítico y, (4) calizas con estructuras estromatolíticas,
estratificadas en niveles de 7-15 cm de espesor. En todos los términos de calizas se encuentran trazas
de raíces finas y ocasionalmente gastrópodos.

Mediciones de paleocorrientes en este miembro, dadas por imbricación de clastos en


conglomerados, indican flujos dirigidos hacia WNW y SW, con promedio general dirigido hacia N104º W
(n= 30 medidas), lo que indica un área fuente situada en el área de los cerros de Aiquina.

Edad y correlaciones. La Formación Lasana está restringida al Mioceno Medio-Superior bajo, por
cuanto sobreyace, concordantemente, a la Formación Jalquinche, que en su techo tiene una toba de
15,8 Ma de edad, y subyace, en discordancia angular (d3), a la Formación Chiquinaputo que en su base
tiene una toba de 10 Ma. En en pómez de una de Ignimbrita pumicítica intercalada en el Miembro
Lloradero, al este del sector Morros los Cerrillos (cdglo. Conchi), se obtuvieron dos edades, una de 11,59
± 0,12 Ma (40Ar/39Ar en hornblenda, edad plateau 100%, este trabajo) y otra de 11,5 ± 0,7 Ma (K/Ar en
biotita). Para el Miembro Talabre en tanto, en una toba de ceniza intercalada en la porción basal
limolítica, se obtuvo una edad de 12,7 ± 0,6 Ma (K/Ar en biotita, este trabajo) y, en la misma muestra,
una edad de 12,6 ± 0,2 Ma (edad integrada 40Ar/39Ar en biotita, este trabajo). Por otra parte, en una toba
retrabajada intercalada en la porción media de este miembro, se obtuvo una edad de 11,3 ± 0,4 Ma (K/Ar
en biotita, este trabajo), la que se interpreta como edad máxima.

Los miembros Lloradero y Talabre, hacia el SSW, engranan lateralmente con la Formación Jalquinche.
Este último miembro, corresponde a un equivalente lateral de la sección superior descrita por May
(1997). Regionalmente, la Formación Lasana corresponde a un equivalente cronoestratigráfico de la
Formación Altos de Pica (Galli y Dingman, 1967) y a la Gravas de Atacama (Mortimer, 1971).

Interpretaciones. La Formación Lasana representa, en general, un ambiente fluvial trenzado (Miembro


Lloradero) y palustre en depósitos de llanura aluvial (Miembro Talabre). En efecto, las facies detríticas
gruesas (Miembro Lloradero), se agrupan, internamente, en secuencias granodecrecientes de
conglomerados, areniscas y limolitas y forman sucesiones cíclicas de potencias decimétricas a métricas.
Estas facies se interpretan como depósitos de relleno y abandono de canales fluviales, en un sistema del
tipo trenzado (facies tipo Donjek de Miall, 1978; 1996) con repetición de sucesivos ciclos de inundación.
Estos ríos habrían sido temporales o efímeros puesto que se desarrollan facies eólica tanto en
barjanoides como mantos de arenas y, además, depósitos de limos con grietas de desecamiento y
vegetación asociada. La bimodalidad composicional de los clastos (andesitas y basaltos) y las
direcciones de paleocorrientes obtenidas, indican procedencias promedio desde el NNE (N33ºE), lo que
sugiere que el área fuente de sedimentos se encontraría al norte y noreste del complejo volcánico San
Pedro-San Pablo. En esa zona afloran flujos de lavas y remanentes de estrato-volcanes que han sido
datados entre 15,6 ± 0,8 Ma; 14,1 ± 1,8 Ma y 12,5 ± 0,5 Ma (Baker, 1977, recalculadas), edades que
coinciden con aquellas obtenidas para esta formación. Finalmente, las condiciones ambientales habrían
evolucionado a un ambiente de llanura aluvial intermedia a distal, para luego dar paso a condiciones
29
aluvio-palustres (Miembro Talabre) en el centro de la cuenca, controlada por la somerización y
exposición recurrente del nivel freático del agua, saturada en carbonato de calcio, originando lagunas
temporales y someras. La sedimentación en este último ambiente se ordena con una fase depositacional
fluvial, cementada por carbonato, y una fase lacustre carbonática, que representa la exposición subaérea
de la napa subterránea dando origen a lagunas temporales y someras. Dichas lagunas se caracterizan
por la sedimentación de carbonatos finamente laminados, los cuales pueden corresponder a eventos de
floraciones algales estacionales o sedimentación de fango calcáreo precipitado directamente de las
aguas (Ford y Pedly, 1996). Incluyen, además, estadios de floraciones algales silíceas (diatomitas). El
cíclo culmina con la formación de estructuras de biohermas algales o bacteriohermas (estromatolitos).
Los cuerpos de agua parecen ser, en ocaciones, muy someros ya que los carbonatos laminados incluyen
finas estructuras de raíces y, localmente, se interestratifican con depósitos de tufas. Datos de
paleocorrientes en esta etapa, indican que los sistemas aluviales drenaban hacia el WSW (N104ºW) y,
junto a la composición de los clástos, que incluyen una componente (30%) de riolitas de probable edad
paleozoica, sugieren que la zona fuente de los sedimentos se encontraría en el área de Cerros de
Aiquina, distantes unos 50 km al ENE del Salar de Talabre, y posiblemente transportados por un “paleo
río Salado”.

2.2.5.- Gravas aluviales antiguas Mga (Mioceno Inferior–Superior bajo)


(unidad informal)

Definición y relaciones estratigráficas. Unidad de gravas no consolidadas expuestas esencialmente


en el borde suroccidental de la cuenca (cuadrángulo Calama), principalmente en los faldeos orientales
de Cerro Negro, 1 km al oeste del Salar del Indio y afloramientos aislados en el sector occidental de
cerro Milagro. Se encuentran disecados por los Depósitos de Piedemonte (MPg) o cubiertos
discordantemente (d3) por la Formación Opache. La base de esta unidad se apoya en la formación
Quebrada mala (KPqm) en cerro Negro, sobre la Formación Calama en Loma Negra y engrana
lateralmente con la Formación Jalquinche en el borde occidental del cerro Milagro. Sus afloramientos no
presentan deformación tectónica y sólo una suave inclinación sedimentaria dado su carácter proximal a
la fuente de detritos.

Litología. A lo largo del borde oriental de Cerro Negro consiste en una ortobrecha gruesa y de bloques,
de color marrón verdoso claro, con estratificación maciza mal definida (por sutiles cambios
granulométricos), bien consolidada. Presenta un nivel de paleosuelo yesífero de 40-70 cm de espesor, y
en sectores con grietas contraccionales curvas, rellenas con areniscas cementadas por yeso y laminadas
en forma paralela a sus paredes. En el borde oriental de cerro Negro consiste en una brecha gruesa y de
bloques, muy mal seleccionada (0,5-3 cm; 3-7 cm; 7-20 cm; 20-60 cm), con cantos subredondeados en la
moda menor, subangulares en modas mayores y angulares en los tamaños máximos, y sus formas varían
de tabulares a prismáticas, con fábrica clasto soportada e imbricada. Matriz intersticial (3-6%) de arena
media a gruesa (0,5-1 mm) parcialmente cementada por yeso. Los clastos son de: andesitas y brechas
andesíticas finas gris verdosas (70%), areniscas y conglomerados finos propilitizados (10%), dioritas a
monzodioritas cuarcíferas de bt (5%), granodiorita de bt y hb con alteración propilítica (clorita-hematita
especular) (10%) y cuarzo blanco con boxwork rellenos con goethita pulverulenta (2%), pórfido
granodiorítico de bt y hb tipo Sn. Lorenzo (2%), dacita fina gris rosácea con laminación de flujo y escasos
fenocristales de plagioclasa (1%). Direcciones de paleoflujo promedio medido en este sector indican
direcciones dirigidas hacia N56°E, N75°E y, en el e xtremo norte se dirigen hacia S30-75°E (n= 30
medidas), lo que indica un área fuente localizada en la Sierra de San Lorenzo.

Los afloramientos expuestos en el sector de Loma Negra corresponden a una grava gris oscura, angular,
de 0,5-15 cm, compuesta por areniscas de guijarro y conglomerado fino córneos y epidotizados (50%),
andesitas negras córneas (40%) y granodioritas de biotita tipo Antena (10%). En otras partes de esta
localidad, la grava es de color marrón claro rosácea, pobremente consolidada, gruesa y mal seleccionada,
trimodal (0,5-2cm; 2-5 cm; 7-10 cm), con clastos angulares a subangulares de cuarzo blanco (15%),
aplitas graníticas rosadas de bt (70%) y andesitas porfíricas medias propilitizadas (10%). Contiene matriz
intersticial de arena gruesa a media, lítica. Tal variación de composición clástica sugiere una zona de
coalescencia de abanicos aluvials con procedencia desde el N y del W, lo que indica un área fuente
procedente desde los cerros de Chuquicamata y de Sierra San Lorenzo, respectivamente.

En Cerro Milagro la unidad alcanza un espesor de de 3 m y se apoya, concordantemente, sobre


limolitas rosadas de la Formación Jalquinche (Fig. 15a), la que contienen esporádicos niveles de guijarros
y abundantes cristales de yeso blanco entrecrecido (Fig. 15d). Las unidad se compone de gravilla con
laminación plano paralela, facies tipo ‘sheet flood’, fuertemente cementada por yeso, con clastos
angulares a subangulares, mal seleccionados, de 0,5- 4 cm de diámetro, compuesto por granito grueso
rosado (70%, tipo Mesa) y metadioritas grises (30%) (Fig. 15c). En su techo se desarrolla un nivel de
30
paleosuelo de 70 cm de espesor con profundas grietas contraccionales-dilatacionales de hasta 2 m (Fig.
15b). Internamente, también se desarrollan pequeños niveles de paleosuleos (10-20 cm) que reflejan,
comparativamente, una considerable menor temporalidad de la interrupción. Las gravas alternan en
capas de 10-20 cm espesor con arenas gruesas de guijarro (0,5-2 cm diámetro) con laminación plano
paralela en capas delgadas de 2-5 cm

Edad y correlaciones. Para esta unidad no se disponen dataciones radiométricas directas en ella, por lo
que su edad queda definida sobre la base de sus relaciones de contacto, esto es, engrana lateralmente
con la Formación Jalquinche y está cortada por los Depósitos de Piedemonte (MPg), quedando así
restringida al rango Mioceno Inferior-Superior bajo.

2.2.6.- Ignimbrita Artola Msia (Mioceno Superior; ca. 10 Ma; Ramírez, 1979)

Aflora exclusivamente en el borde suroccidental de la cuenca, en las nacientes del río San
Salvador, entre cerro La Cruz y el extremo sur de Cerro Negro. Se encuentra cubierta, en contacto
erosivo, por los Depósitos de Piedemonte (MPg) y se deposita, concordantemente, sobre la Formación.
Jalquinche (Mj). En este sector alcanza un espesor de aproximadamente 2 m mientras que,
aproximadamente 1 km al SE de esta localidad y en subsuperficie (sondajes) se le ha reconocido una
potencia de hasta 9 m (CODELCO, datos no publicados)

Corresponde a un depósito de flujo piroclástico de color pardo rosáceo, medianamente soldado,


de composición riolítica. Presenta cristales de biotita fresca (1-2%), de 0,12-1,6 mm de longitud, cristales
de cuarzo rosado (15-20%) y plagioclasa (10%), trazas de ortopiroxeno en cristales de 0,10-0,15 mm.
Matriz vitroclástica no desvitrificada con escasas pómez de 0,25-4,8 mm. Incluye, además, escasas
cavidades miarolíticas de 1-6 cm de diámetro y subordinados líticos angulares de color café de 1-8 mm
de diámetro.

En esta ignimbrita se ha efectuado una datación por el método K/Ar en biotita obteniéndose una
edad de 10,0 ± 0,5 Ma. Adicionalmente, se dispone una datación en subsuperficie de esta unidad
(muestra de sondaje), en la cual se obtuvo una edad de 9,6 ± 0,4 Ma (K/Ar en biotita, CODELCO, datos
no publicados). Ambas edades son concordantes dentro del rango de error y sitúan a este flujo
piroclástico en el Mioceno Superior bajo.
31

Fig. 15. Afloramientos de la unidad Gravas aluviales antiguas (Mga) de cerro Milagro (a). Destaca su
estratificación en láminas (b y c) apoyadas sobre la Fm. Jalquinche (Mj) y (b) un nivel de paleosuelo
yesífero (psy) asociado con grietas de contracción-expansión (gce). En esta última, se muestra (d) un
nivel de gravilla intercalado en los limos yesíferos de igual composición y forma que las gravas Mga.

2.2.7.- Formación Conglomerados y Areniscas de Chiquinaputo MPch (Mioceno Superior-Plioceno


Superior bajo; May et al., 2005 enmend. Blanco et al., en prep.)

Definición y relaciones estratigráficas. La primera referencia a esta unidad, aunque de carácter


informal, fue hecha por Marinovic y Lahsen (1984), para referirse a una sucesión sedimentaria clástica,
de ‘fanglomerados, arenas gruesas y limos, expuesta en la confluencia de las quebradas Yalqui y
Chinquinaputo’ (20 km al este de Chiuchiu), a la que denominaron Estratos Quebrada Chinquinaputo.
Dichos autores la describieron en contacto, por discordancia de erosión, sobre la Formación El Loa (Fm.
Opache de May et al., 2005.) y un posible engrane lateral con la Formación Chiuchiu, por lo que le
asignaron una edad pliocena superior-pleistocena. Posteriormente, May (1997) y May et al., 2005
redefinen la unidad y la eleva al rango de formación y señalan que su base se encuentra en contacto
concordante con la Ignimbrita Sifón, mientras que su techo engrana lateralmente con la Formación
Opache, por lo que le asignaron una edad Mioceno Superior-Plioceno Inferior.

En el presente trabajo, se enmienda la definición de esta formación al ampliar su límite inferior,


incorporando la Ignimbrita Sifón (Msis) como una unidad de flujo intercalada en la sucesión, y una serie
sedimentaria clástica que la subyace, concordantemente (Miembro Inferior, MPch1), y que a su vez, se
deposita en discordancia angular (d3) sobre la Formación Lasana (Fig. 16b) Una unidad intermedia
(Miembro Medio, MPch2) se deposita sobre la Ignimbrita Sifón y subyace a la Fm. Opache (MPo),
concordantemente en ambos casos. De igual modo, se extiende su límite superior a través de la
incorporación de un Miembro Superior (MPch3), que corresponde a una sucesión sedimentaria clástica
depositada concordantemente sobre la Fm. Opache y subyace, en discordancia angular (d4), a la Fm.
Chiuchiu (Fig. 16a). El espesor varía entre 20-50 m. En la cuenca Calama, la Fm. Chiquinaputo aflora en
el entorno del cañón del río Loa, entre el sector Angostura por el sur (cuadrángulo Chuchiu) y Pallinga
32
por el norte (cuadrángulo Conchi), mientras que al oriente, reducidos afloramientos se encuentran en el
área de quebrada Yalqui (borde sur oriental de la carta) y al norte del curso inferior del río Salado.

Figura 16: Relaciones de contacto, discordantes de la Fm. Chiquinaputo, en su techo con la Fm.
Chiuchiu (d4) (a) y en su base con la Fm. Lasana (d3) (b), curso inferior del río Salado y Salar de
Talabre, respectivamente.

Litología. La formación está conformada por tobas ignimbríticas, tufitas, conglomerados medios y finos,
de color gris oscuro, areniscas finas a medias, grises y marrón claro, limolitas rosadas y, en forma
subordinada y local, diatomitas y travertinos. Esta formación se ha dividido en tres miembros y, entre los
miembros 1 y 2 se intercala la Ignimbrita Sifón:

Miembro Inferior MPch1. Esta unidad está conformada por una toba ignimbrítica de color blanco,
tufitas grises a gris claro, conglomerados medios y finos, areniscas finas a medias y limolitas rosadas
que subyacen directamente a la Ignimbrita Sifón (Fig. 16b).

En la base de este miembro, inmediatamente al este del Salar de Talabre, aflora una toba ignimbrítica, de
composición dacítica, medianamente soldada, de color rosado pálido-blanquecino, de 50 cm de espesor.
Está constituida por un agregado de esquirlas vítreas, con escasos cristales (∼15%) de plagioclasa,
cuarzo y biotita. Sobre ella, se dispone un nivel de 30 cm de espesor, de una tufita con laminación
cruzada en artesa, de similares características, correspondiente al retrabajo parcial de la ignimbrita
subyacente. Los conglomerados afloran en niveles de 0,35-1 m de espesor, con estratificación cruzada en
artesa, base erosiva y granodecrecencia hacia el techo de cada capa. Presentan frecuentes
intercalaciones de cuerpos de areniscas con guijarros, con estratificación lenticular, de reducida extensión
lateral. Los conglomerados, presentan fábrica clásto soportada e imbricada, con escasa matriz arenosa
intersticial, moderada selección, clastos redondeados a bien redondeados, de 0,5-10 cm de diámetro,
constituidos por riolitas y porfidos dacíticos gruesos de probable edad paleozoica (70%), andesitas de
hornblenda (25%) y tobas ignimbríticas (5%). Las areniscas afloran en capas de 10-40 cm de espesor,
con base cóncava y erosiva, en parte con guijarro fino a medio, internamente con estratificación cruzada
en artesa de bajo ángulo a plana paralela. Forman cuerpos lateralmente extensos a escala decamétrica,
por lo general alternando con facies limolíticas. Estas últimas aparecen en niveles de 15-40 cm de
espesor, ocasionalmente hasta 2 m de potencia, parcialmente cementadas por yeso y, localmente, con
grietas de resecamiento. Presentan laminación plano paralela, frecuentemente destruida por intensa
bioturbación, ya sea por raíces o por organismos excavadores. Localmente se intercalan niveles
centimétricos (5-20 cm) de diatomitas con estratificación convoluta y abundantes estructuras de raíces.
De igual modo, se interestratifican pequeños y delgados cuerpos canalizados de areniscas gruesas con
33
guijarros, laminación cruzada en artesa de bajo ángulo. Direcciones de paleoflujo medidas en el áea del
Salar de Talabre indican flujos dirigidos hacia el W (n= 25 medidas) y, en el área del cañón del río Loa
inmediatamente al norte de Chiuchiu, se dirigen hacia el WSW (n= 50 medidas), lo que sugiere un área
fuente localizada en el sector de Cerros de Aiquina.

En el margen oriental de la cuenca (quebrada Yalqui y nacientes de quebrada Yeso ) y suroriental de la


misma (cuesta Barros Arana), este miembro aflora como una sucesión de gravas angulares grises, con
estratificación medianamente bien definida, caracterizada por cuerpos canalizados bien definidos, con
amplitudes de 3-6 m de espesor y extensión lateral de 10-30 m (ortogonal al rumbo depositacional) e
internamente con estratificación cruzada en artesa, que cortan a gravas de similares características pero
con laminación plano paralela (Fig. 17). Los conglomerados están mal seleccionados (0,5-7 cm de
diámetro), con cantos angulares-subangulares (90%) y bien redondeados (10%), compuestos por
riolitas, pórfidos riolíticos y andesitas de cantos angulares, probablemente derivados de basamento
palezoico (Fm. Tuina), areniscas granitos y pórfidos riolíticos redondeados derivados del retrabajo del
Cretácico Superior (Fm. Purilactis) y en menor proporción clastos subredodeados de tobas ignimbríticas
medianamente soldadas, calizas. Mediciones de paleocorrientes en estas tres localidades indican flujos
dirigidos hacia el NNE (n= 30 medidas), procedentes desde el área situada en Cerros de Tuina.

Miembro Medio MPch2. En el área del Salar de Talabre, esta unidad se deposita, concordantemente
sobre la Ignimbrita Sifón (Msis) y subyace, concordantemente, y al mismo tiempo engrana lateralmente
con las facies carbonáticas de la Formación Opache (MPo). Está constituida por limolitas rosadas,
conglomerados medios a gruesos, areniscas gruesas y de guijarro y, localmente, diatomitas cementadas
parcialmente por carbonatos.

Las limolitas afloran en bancos de 30-60 cm de espesor, ocasionalmente hasta 2 m de potencia,


parcialmente cementadas por yeso. Internamente presentan laminación plano paralela, grietas de
resecamiento y frecuente bioturbación, tanto por raíces o por organismos excavadores. En los bancos
más potentes, se intercalan niveles de 20-40 cm de potencia de areniscas gruesas de guijarro con
laminación cruzada en artesa de bajo ángulo conformando pequeños y delgados cuerpos canalizados.
Los conglomerados, son de color gris oscuro violáceos, con fábrica clásto soportada e imbricada y
escasa matriz arenosa intersticial. Internamente presentan moderada selección, clastos redondeados a
bien redondeados, de 0,5-10 cm de diámetro, constituidos por riolitas y porfidos dacíticos gruesos de
probable edad paleozoica (60%), andesitas de hornblenda (25%) y tobas ignimbríticas (15%). Presentan
estratificación cruzada en artesa, base erosiva y los bancos estructuran sucesiones granodecrecientes
hacia su techo. Incluyen, además, intercalaciones de areniscas de guijarro, con estratificación lenticular,
de reducida extensión lateral.

Las paleocorrientes en las facies conglomerádicas, medidas en imbricación de clástos, en el


área del Salar de Talabre, indican flujos dirigidos hacia el WSW (N120ºW, n= 50 medidas) y WNW (N
70°W, n=15 medidas), con aportes procedentes del ár ea situada en los Cerros de Aiquina.

Los afloramientos expuestos en quebrada Yalqui se caracterizan por la recurencia de canales


fluviales multiepisodicos y efímeros, compuestos por conglomerados de bloques, con fábrica clasto
soportada e imbricada bien desarrollada, mediana a pobremente seleccionados (5-30 cm de diámetro),
bien redondeados, de formas subesféricas a oblongas, compuestos principalmente por clastos de la
Ignimbrita Sifón (90%) y pórfidos dacíticos miocenos (ca. 7 Ma) (10%). Dentro de estos cuerpos se
reconocen areniscas claras, de grano medio a fino, bien seleccionadas con estratificación cruzada tipo
épsilon, de origen eólico (Fig. 18a) que rellenan canales abandonados. Dichos cuerpos cortan capas
plana de 5-30 cm de espesor, compuestas por limolitas y areniscas con laminación plana paralela de
gran extensión lateral (Fig. 18a,b). Direccciones de paleocorrientes en estos conglomerados indican
flujos dirigidos hacia el SE y ESE (n= 25 medidas), con aportes procedentes de el área situada en Cerros
de Aiquina. En el tercio inferior de esta quebrada el conjunto de las facies arenosas y conglomerádicas
se encuentran parcialmente cementados por carbonato de calcio, y el grado de cementación aumenta de
oriente a occidente, lo que ha juicio de May (1997) sería indicativo de un probable engrane lateral con la
Formación Opache.
34

Fig. 17. Aforamientos del Miembro Inferior de la Fm. Chiquinaputo (MPch1) expuestos en quebrada
Yalqui. Se destaca su arquitectura en canales entrelazados cortando capas con estratificación plana (a)
e, internamente, presentan arreglos con estratificación en artesa (b). Las flechas blancas indican una
dirección de paleoflujo hacia el NNE. El techo de esta sección está cubierto por la Ignimbrita Sifón.

Miembro Superior MPch3. Se denomina así a una sucesión sedimentaria clástica expuesta
inmediatamente al sur de la confluencia de los ríos Loa y Salado, extremo sureste de la Carta Calama.
Se deposita, concordantemente, sobre la Formación Opache, y subyace, en discordancia angular (d4), a
la Formación Chiuchiu (Fig. 16a), y alcanza un espesor aproximado de 70 m. Consiste en
conglomerados gruesos, de color gris oscuro, medianamente litificados, con intercalaciones
subordinadas de areniscas cuarzo-feldespáticas gruesas, cementadas por carbonatos. Los
clonglomerados presentan fábrica clasto soportada e imbricada, medianamente seleccionados, con
clastos bien redondeados, de formas subesféricas a oblongas, de 1-20 cm de diámetro, constituidos por
basaltos de olivino (45%), andesitas grises de hornblenda (25%), dacitas porfíricas rojizas (20%) y tobas
ignimbríticas de biotita y hornblenda (10%). Presentan intercalaciones de areniscas calcáreas y
carbonatos palustres en niveles de 0,6-1,5 m de espesor, de colores gris claro.

Las paleocorrientes, medidas en clastos imbricados, indican flujos dirigidos hacia el SW (S52ºW,
n= 20 medidas) y un área fuente de los depositos situada en el área de Cerros de Aiquina.
Adicionalmente, se observa que desde los afloramientos más nororientales de esta unidad (norte de la
confluencia de la quebrada Yalqui con el río Salado) hacia el suroccidente (pampa Los Salares) hay una
disminución progresiva del tamaño máximo de los clástos (desde 25 cm a 12 cm de diámetro), mejora la
redondez y se registra un aumento progresivo en la esfericidad de los mismos, lo cual indica una
distalización de las facies hacia el SW, en concomitancia con el sentido de los paleoflujos medidos.
35

Fig. 18. Miembro Medio Fm. Chiquinaputo (MPch2) expuesto en quebrada Yalqui. Descacan las facies
multiepisodicas de canales fluviales efímeros (a), ortogonales al flujo sedimentario, con episodios de
sedimentación eólica que rellenan canales abandonados (eol), y una sección paralela a la dirección de
flujo (b), que en ambos casos cortan capas plana de limolitas y areniscas sedimentados por flujos en
lámina de llanura aluvial media a distal.

Edad y correlaciones. La posición estratigráfica que ocupa la Fm. Chinquinaputo indica que se depositó
en el lapso Mioceno Superior-Plioceno Superior bajo. Por otra parte, en la toba ignimbrítica situada en la
base de la formación (Miembro Inferior), dispuesta inmediatamente sobre la discordancia angular que la
separa de la Formación Jalquinche, se obtuvo una edad de 9,4 ± 0,7 Ma (K-Ar en biotita, este trabajo,
edad mínima) y, en la misma muestra, 10,3 ± 0,5 Ma (isócrona 40Ar/39Ar en biotita, este trabajo)
considerada como edad de enfriamiento del flujo por el método empleado.

Por el hecho que el Miembro Medio engrana lateralmente con la parte superior de la Formación
Opache, en la cual se obtuvo una edad 40Ar/39Ar de 3,37 ± 0,06* Ma (biotita, May, 1997; May et al., 2005,
media ponderada de fusión total en 10 granos individuales; (*) error recalculado a 2σ), su techo
alcanzaría al Plioceno Superior bajo (May, 1997). Por otra parte, la posición estratigráfica que ocupa el
Miembro Superior, indica que ella se depositó mayormente durante el Plioceno Superior.

La Formación Chinquinaputo es correlacionable, cronoestratigráficamente, con la unidad


Depósitos de piedemonte (MPg), que corresponde a un equivalente lateral, de facies aluviales, localizada
en los márgenes oriental y occidental de la Cuenca Calama. Por otra parte, en el extremo norte de la
cuenca del Salar de Atacama, Mpodozis et al. (2000) reconocieron una sucesión clástica aluvial con
intercalaciones de ignimbritas (ca. 9,8 y 8,8 Ma; K-Ar en biotita), cuyo conjunto se dispone, en
discordancia angular, sobre conglomerados de probable edad Mioceno Inferior (“Tambores II”) y
subyace, de igual forma, a la Ignimbrita Pelón (6,3-6,9 Ma; Mpodozis et al., 2000). Dicha sucesión es
correlacionable, en parte, con la Formación Chinquinaputo, dada su relación de contacto en su base
como las edades obtenidas en las ignimbritas intercaladas. De igual modo, la formación en referencia, es
36
correlacionable, cronoestratigráficamente, al menos el Miembro Inferior, con un delgado tramo de gravas,
denominadas informalmente “Gravas Hollingworth” (Naranjo et al., 1994), las cuales yacen, en
discordancia angular, sobre el Miembro La Teca (Formación Lasana, Mioceno Medio, May, 1997), cuyos
depósitos afloran en el sector de la cuesta de Barros Arana, al este de Calama. Dichos depósitos se
extienden hacia el sur, a lo largo de todo el borde occidental de la cuenca del Salar de Atacama, y en los
cuales se han datado cenizas intercaladas de ∼ 9 Ma de edad (Ramírez y Gardeweg, 1982).

Interpretaciones. Las litofacies que conforma la Formación Chinquinaputo se agrupan básicamente en


dos asociaciones de facies, que representan depósitos de un ambiente lacustre efímero, de abanico
fluvial distal (setor Salar de Talabre) y de abanico fluvial efímero (sector quebrada Yalqui). En efecto, la
asociación de limolitas con areniscas laminadas plano paralelamente se interpretan como depósitos
distales sedimentados por crecidas en lámina, caracterizados por poblamiento vegetacional bajo
condiciones de humedad temporal, puesto que las facies limolíticas muestran, además, evidencias de
desecación (grietas de barro, cemento yesífero), lo que sugiere que dicho conjunto de facies se habría
depositado, al menos, bajo condiciones climáticas semiáridas. Este conjunto de facies sería marginal o
adyacente a cuerpos de agua muy efímeros (setor Salar de Talabre), evidenciados por las facies
diatomíticas subordinadas (episodios temporales). Los conjuntos de facies anteriormente señaladas, se
encuentran cortados por restringidos cuerpos arenosos lenticulares, que corresponden a pequeños
canales distales de crecidas fluviales, interpretados como canales distributarios de abanicos fluviales
terminales. Por otra parte, las facies eólicas en los afloramientos situados al oriente del depocentro de la
cuenca (quebrada Yalqui), indica, por una parte, la existencia de condiciones de aridez o semiaridez en
la región y, por otra, que el área situada al oeste y suroeste de Chiuchiu (depocentro) constituyó una
zona de deflación eólica de sedimentos finos o distales del sistema de abanico fluvial, mientras que hacia
el oriente de ella correspondió a la zona de depositación en cuerpos dunarios.

En otro conjunto de facies (quebrada Yalqui) corresponde a canales fluviales que cortan a través
de los depósitos de llanura aluvial constituida por arenas y limos. Dichos canales tienen una morfología
linear y no muestran evidencia de acreción lateral (May, 1997; May et al.,1999). Alguno de estos canales
presentan relleno multiepisódico o acreción vertical en los mismos, lo cual sugiere períodos de cierta
estacionalidad del curso de agua antes del abandono definitivo del cauce. Al oriente de Chiuchiu (fuera
de los límites de la Carta), facies eólicas se asocian a cuerpos canalizados, lo que indica que los flujos
de agua fueron efímeros y de actividad periódica (ver Fig. 18a).

Tanto la arquitectura y el patrón de distribución de los canales incisos en los depósitos de llanura
aluvial como la cierta estacionalidad, rectitud y la escasa o ausencia de acreción lateral en los mismos,
sugieren que el sistema fluvial que dio origen a los depósitos habría sido del tipo anastomosado (Miall,
1996).

La zona fuente de los sedimentos, de acuerdo a los datos de paleocorrientes, que indican flujos
provenientes desde el ENE, y la composición de los clástos, que incluyen una componente (70%) de
riolitas de probable edad paleozoica, además de lavas e ignimbrita frescas, de probable
contemporaneidad, sugieren que dicha zona se encontraría en el área de Cerros de Aiquina-nacientes
de quebrada Yeso, aproximadamente 40 km al oriente de Chiuchiu, muy probablemente transportados al
depocentro de la cuenca en este período (sector Salar de Talabre) por el paleo río Salado.

2.2.8.- Ignimbrita Sifón Msis (Mioceno Superior; Guest, 1969)

En la Carta Calama, la Ignimbrita Sifón se incluye como una unidad de flujo dentro de la
Formación Chinquinaputo, pues se encuentra intercalada aproximadamente en la porción media de dicha
unidad, alcanzando un espesor de 15 m, con variaciones locales de 5-8 m de potencia. Aflora en el
cañón del río Loa y su entorno, desde el sector Pallinga por el norte hasta el borde oriental del Salar de
Talabre por el sur y en afloramientos aislados situados al norte del río Salado. Es de color gris verdoso
claro o rosáceo claro, con un característico nivel rojizo en su techo, de aproximadamente 1-1,5 m de
espesor, dado por la oxidación de los minerales máficos. Corresponde a una sola unidad de
enfriamiento, constituida por una toba de cristales mediana a fuertemente soldada, con cristales de
cuarzo redondeado, plagioclasas zonadas, hornblenda, biotita y ortopiroxeno (hiperstena), incluidos en
una masa de esquirlas vítreas frescas. Presenta, además, líticos andesíticos (∼1%) de 0,4-2 cm de
diámetro, pómez (<1%) de 0,3-3 cm de diámetro y cavidades miarolíticas de 2-10 cm de diámetro,
ligeramente aplastadas.

Edad. En la Ignimbrita Sifón se han realizado más de 30 dataciones por el método K-Ar en biotita,
hornblenda y plagioclasa por diversos autores, los que indican un rango entre 7,8 y 9,1 Ma, con un
promedio ponderado de 8,3 Ma. Dentro de la carta, estas edades K-Ar consisten en: 8,13 ± 0,44 Ma en
37
hornblenda; 8,21 ± 0,21 Ma en biotita (De Silva, 1989) y 8,5 ± 0,3 Ma y 8,7 ± 0,5 Ma en biotita (Baker,
1977, recalculadas). Análisis 40Ar/39Ar en biotita y hornblenda indican la presencia de exceso de argón, lo
que dificulta la determinación de su edad en biotita. Sin embargo, se determinó una edad isócrona en
hornblenda, bien definida, de 7,65 ± 0,1 Ma (Tomlinson et al., 2004), que se considera como la edad más
confiable para la Ignimbrita Sifón. Estudios de paleomagnetismo efectuados en ella, al norte de Chiuchiu,
muestran que posee una dirección de magnetización remanente anómala, consistente con un período de
cambio de polaridad magnética o una excursión en el campo magnético (Somoza et al., 1999). De
acuerdo a la edad 40Ar/39Ar en hornblenda obtenida, la dirección magnética anómala podría corresponder
a un cambio de polaridad magnética documentado a los 7,65 Ma (Cande y Kent, 1992; 1995). Datos
geocronológicos, paleomagnéticos y petrológicos indican que esta unidad es correlacionable con la
Ignimbrita Vilama, expuesta en el NW de Argentina y SW de Bolivia.

2.2.9.- Depósitos de piedemonte MPg (Mioceno Superior-Plioceno Superior bajo)


(unidad informal)

Distribución y relaciones estratigráficas. Estas gravas afloran en los margenes occidental y oriental
de la cuenca, cerrándose hacia el norte en el área del cuadrángulo Cochi. En el borde oriental, el entorno
de quebrada Tuina, forman suaves promontorios con superficie pedimentada, que sobresalen de las
llanuras conformadas por la gravas de la unidad Depósitos aluviales antiguos (PHa). Además, se
encuentra disecada por los cauces aluviales activos (Ha). En el borde occidental en tanto, afloran como
superficies sedimentadas como piedemontes seccionados en los cerros Quetena, Genoveva, Negro,
Sierra San Lorenzo y Cerros de Chuquicamata. En este margen disecan a las Gravas Aluviales Antiguas
(Mga), mientras que al sur de Cerro Negro, engranan con la Fm. Opache. Se encuentran cortadas por
los Depósitos Aluviales antiguos (PHa) en la zona occidental y en el área NE cubren al Complejo
Plutónico y Metaplutónico de Cerros de Chuquicamata. Hacia el norte, en el carta Conchi y al oeste del
río Loa, disecan a conglomerados de bolones asignados a la Formación Calama (Ec) y se encuentran
afectados por la Falla Cere, levantando el bloque sur. Al este del mencionado río, forman extensas
superficies sedimentadas, cortadas por los Depósitos Aluviales antiguos (PHa) y escasos aluvios activos
(Ha), y afetados por fallas normales de orientación meridional.

Litología. En el borde oriental de la cuenca, a la latitud de ChiuChiu corresponde a depósitos no


consolidados de gravas y ripios polimícticos, mal seleccionados y estratificados, con clastos angulares a
subangulares incluidos en una matriz de arena gruesa de guijarro con cantidades variables (2-3%) de
limo-arcilla. Presentan estratificación maciza de gravas clasto soportadas que internamente presentan
estratificación plano paralela a ligeramente cruzada en artesa, evidenciada por cambios granulométricos
de laminas compuestas por arenas gruesa de guijarro fino y laminas de gravas clasto soportadas.
Incluye, además, pero en menor proporción, gravas matriz soportadas, sin fábrica organizada, y algunos
niveles canalizados de gravas clasto soportadas. Los clastos están constituidos por riolitas café rosáceas
y andesitas grises. En el margen occidental de la cuenca (sierra San Lorenzo), en los afloramientos
expuestos en la franja de cerro Negro, corresponden una grava gris oscura, bien consolidada con
estratificación maciza, en niveles de 30-70 cm de potencia, dada por diferencias granulométricas.
Internamente, presenta estratificación en artesa de bajo ángulo a plano paralela. Desarrolla en su techo
un nivel de paleosuelo yesífero, de 30-50 cm de espesor, con grietas contraccionales-dilatacionales
rellenas de arenas de guijarro cementadas por yeso. Constituye una grava clasto soportada, de fábrica
imbricada bien desarrollada, con clastos de 0,5-5 cm de formas tabulares y prismáticos, de cantos
angulares. Alternan con niveles más gruesos, mal seleccionados (1-7 cm y esporádicos 15-20cm),
angulares y de formas tabulares a subprismoidales, con fábrica cerrada, clastosoportada e imbricada.
Los contactos entre capas son levemente erosivos y ligeramente cóncavos. Presenta matriz intersticial
(3-6%) de arena media a gruesa, levemente cementada por yeso. Los clastos son de (98%) andesitas
porfíricas y brechas andesíticas finas propilitizadas y (2%) de arenisca media, lítico-cuarcífera, y
conglomerado medio, ambas propilitizados. Paleoflujo promedio dirigido hacia S35°E. Al sur de Cerros
de Chuquicamata en cambio, esta unidad está conformada por gravas gruesas y de bloques,
polimícticas, medianamente consolidadas, de color pardo rosáceo claro: presenta clastos
subprismoidales y subdiscoidales, de cantos angulosos a subredondeados, trimodal 0,5-3 cm (65%), 3-
10 cm (20%), 10-30 cm (15%), compuestos por monzogranitos (25%), dioritas cuarcíferas (20%),
tonalitas (15%) andesitas porfídicas y afaniticas (20%). sienitas, riolitas, cuarzo lechoso (5%). Matriz de
arena media a gruesa, intersticial (5-7%) parcialmente cementada por yeso.

Edad. En la Carta Calama esta unidad engrana lateralmente con la Formación Opache (MPo) y en esa
zona se han encontrado intercalaciones de cenizas volcánicas datadas entre 10 y 7 Ma (Tomlinson y
otros, 2001), mientras que para una toba intercalada en el techo de la unidad, al NW del yacimiento
Radomiro Tomic (fuera de el limite occidental de la cuenca), se obtuvo una edad de 2,8 ± 0,9 Ma (K-Ar
38
biotita, Cuadra et al., 1997). Estos antecedentes sitúan a esta unidad en el rango Mioceno Superior alto-
Plioceno Superior bajo.

2.2.10.- Formación Opache MPo (Mioceno Superior-Plioceno Superior bajo; May, 1997; May et al.,
2005)

Definición y relaciones estratigráficas. Esta denominación fue asignada a un conjunto de


conglomerados, areniscas cementados por carbonato y calizas, expuestos en la mayor parte de la
depresión de Calama. Cubren, concordantemente, a la Ignimbrita Carcote (ca. 5,8 Ma; Msic) y a la
Formación Chinquinaputo (MPch), que en parte engrana lateralmente con ella, y subyacen, en
discordancia angular (d4), a la Formación Chiuchiu (PPlch). May et al. (2005) le asignaron una edad
comprendida en el rango Mioceno Superior-Plioceno Inferior. En trabajos previos, estas rocas habían
sido incluidas en la parte superior de la denominada Formación El Loa (Naranjo y Paskoff, 1981;
Mariovic y Lahsen, 1984), sin embargo, este conjunto de rocas forman una unidad distintiva y mapeable,
con límites claramente establecidos, por lo que fue separada y propuesta como una unidad formacional
(May et al., 2005). La sección tipo de esta formación se encuentra situada adyacente a la quebrada
homónima, aproximadamente 11 km al WSW de Calama.

Los afloramientos de esta formación se encuentran ampliamente distribuidos en cuenca Calama,


los que configuran un triángulo cuyos vértices se encuentran en las localidades de Conchi Viejo por el
norte, 10 km al oriente de la localidad de Angostura y la ciudad de Calama al occidente. El espesor de la
formación es muy variable, desde 5 a 65 m, dado que su techo constituye la actual superficie de erosión.

Litología. Esta unidad está constituida por rocas clásticas cementadas por carbonatos y carbonáticas
puras y, en forma subordinada, margas diatomiticas (Fig. 19).

Fig. 19: Columna de litofacies de la Fm. Opache levantada en la quebrada homónima (W de Calama)
(Tomado de May et al., 2005).

La distribución de estas litofacies es función de la paleogeografía de la cuenca. En efecto, las


zonas de borde de los afloramientos de esta unidad se constituyen fundamentalmente por sedimentitas
clásticas gruesas fuertemente cementadas por carbonatos. Estas incluyen ortoconglomerados de grano
grueso, medio y fino, de cemento calcáreo, y areniscas calcáreas de grano grueso y medio, de guijarro.
Este conjunto de litofacies forman una sucesión grano y estrato decreciente, de aproximadamente 2,5-4
39
m de espesor. Los conglomerados forman cuerpos mal estratificados, de 30-45 cm de espesor por 20-6
m de ancho, con base sinuosa erosiva, estructurados, internamente, con estratificación cruzada en
artesa y fábrica imbricada mal preservada (Fig. 20a); se constituyen por gravas angulosas a
subangulosas, de 0,5-5 cm de diámetro, con esporádicos bloques de 10-20 cm (Fig. 20b). Presentan
matriz intersticial de arena gruesa, lítica, cementada por carbonato y, ocasionalmente, contienen
gastrópodos no fragmentados. Las areniscas por su parte, se presentan bien estratificadas, en capas de
10-25 cm de espesor, dispuestas como cuerpos tabulares de extensión lateral decamétrica, por lo
general de base plana a ligeramente cóncava (Fig. 20d). Son de grano grueso y de guijarro, con clastos
de 0,5-3 cm de diámetro. Internamente, presentan laminación plana paralela, preferentemente, y
laminación cruzada en cuenca de bajo ángulo, en menor grado. Contienen gastrópodos, estructuras del
tipo laminación algal y, localmente, estructuras de raíces. El techo de la serie arenosa está coronada por
una delgada sucesión de calizas oolíticas (0,7 m de espesor), estratificadas en capas planas de 5-15 cm
de espesor, cuyos ooides presentan núcleos de fragmentos monominerales (cuarzo, plagioclasa,
piroxeno) y líticos (magmáticos, metamórficos e intraclastos), y se encuentran ligados por cemento
esparítico.

Fig. 20. Afloramientos de la formación Opache (MPo) en el sector SO de la cuenca. Se detaca canales
fluviales (a) compuestos de conglomerados y areniscas de guijarro cementadas por carbonato, que
alternan con limolitas (L); (b) facies de conglomerados de base erosiva, con clastos de calizas (cc) y
líticos volcánicos (Li); (c) zona de engrane lateral entre Fm. Opache y los Depósitos de piedemonte
(MPg), con conglomerados y brechas de color grs oscuro, cementados por carbonatos, y lentes de
calizas lacstres con gastrópodos (cl); (d) sucesión de canales de areniscas de guijarro (c) y areniscas
laminadas (al) que erodan a limolitas (L) y calizas lacustres laminadas (cl).

Más al interior de la cuenca, predominan facies arenosas y areno-guijarrosas, las que se


estratifican en cuerpos tabulares, en ocasiones canalizados, de 20-60 cm de espesor, con base cóncava
erosiva e, internamente, con laminación plana paralela o cruzada en artesa de bajo ángulo (Fig.20d).
Corresponden a areniscas gruesas (0,1-0,7 mm), de cemento calcáreo, constituida por granos
subangulares y mal seleccionados de plagioclasa, feldespato potásico, cuarzo, piroxeno y líticos
plutónicos e intraclásticos, ligados al menos por dos fases de cementación carbonática. Alternan con
delgadas intercalaciones de limolitas rosadas, en parte calcáreas y, esporádicamente, se intercalan
cuerpos menores de conglomerados de grano medio, cementados fuertemente por carbonato de calcio.
Hacia el tope de la secuencia arenosa, aflora una sucesión de limolitas rosadas, cementadas
parcialmente por yeso, con finas intercalaciones (15-20 cm espesor) de tufitas finas cementadas por
40
carbonato de calcio, y calizas biomicríticas de ostrácodos, con escasos fragmentos de algas. El conjunto
de estas litofacies forman una secuencia grano y estrato decreciente de aproximadamente 15-20 m de
potencia, y en la porción superior se observan pequeñas secuencias granodecrecientes de 1 m de
espesor, consistentes en areniscas calcáreas en la base que gradan a una sucesión de calizas micríticas
intercaladas en limolitas calcáreas friables, de color rosáceo.

Asociado a las facies arenosas calcáreas, aparecen en algunas zonas cuerpos aislados de
travertinos de hasta 10 m de espesor por varias decenas de metros de ancho. Están formados por una
alternancia de margas con laminación ondulatoria y bancos constituidos por un agregado de tubos
calcáreos tanto verticales como oblicuos a la estratificación, de 5 cm de longitud por 5 mm de diámetro
(May, 1997). En algunos afloramientos, los tubos calcáreos de disposición oblicua muestran una
inclinación recurrente en una determinada dirección, probablemente inducida por corriente.

En sectores internos en la cuenca, aunque distribuidos irregularmente en ella, se han descrito


rocas propiamente carbonáticas (calizas biomicríticas), tales como wakestones peloidales e
intraclásticas, packestones y grainstones, gradando a margas (May, 1997). Dichas litofacies se
estratifican en capas de 5-90 cm de espesor, constituyendo alternancias de calizas masivas, bien
cementadas, y margas friables. Las capas contienen comúnmente, hacia su techo, parches de rocas
brechizadas, cavidades fenestrales alineadas subparalelamente a la estraificación y, en ocasiones,
orificios tipo pseudo-microkarts (May, 1997). Las calizas tipo mudstone, wackestone y packstone,
presentan estratificación ondulatoria y lateralmente son continuas (Fig. 20d); contienen abundantes
bioclastos de ostrácodos y gastrópodos no fragmentados, con oogonios de algas carophytas presentes
en algunas capas (May, 1997). Localmente, estas facies incluyen bancos de margas diatomiticas, de 40-
65 cm de espesor que se estratifican en capas planas de 5-15 cm y lateralmente se acuñan, formando
cuerpos lenticulares de escala métrica-decamétrica.

Para esta formación, se midieron direcciones de paleocorrientes en dos sectores de la cuenca,


uno en el extremo norte y otro en el extremo suroeste de la misma. En el primer caso, se obtuvo una
dirección de flujo dirigida hacia el WSW (N110ºW, n= 21 medidas; sector Chiuchiu). En el sector sur en
cambio, se obtuvieron flujos dirigidos hacia el SW (S53ºW, n= 24 medidas; al NNW de Calama). En esta
última zona, se produce un engrane lateral con las facies del borde occidental de la cuenca (‘Alto Sierra
San Lorenzo’), caracterizadas por la depositación de brechas y conglomerados gruesos cuyos
paleoflujos se dirigen hacia el SE (S15-40ºE, n= 15 medidas).

Edad y correlaciones. La edad de la Formación Opache está comprendida en el rango Mioceno


Superior-Plioceno Inferior (May, 1997). Dicho rango se sustenta tanto por la posición estratigráfica de la
formación como por dataciones radiométricas efectuadas en ella y la edad de la Ignimbrita Carcote, a la
cual sobreyace concordantemente. En efecto, al oeste de quebrada Opache (fuera del limite
suroccidental de la carta) y a 25 m sobre la base de la formación, se dató una toba de ceniza intercalada
en las facies carbonáticas obteniéndose una edad de 5,76 ± 0,1 Ma (40Ar/39Ar en biotita; media
ponderada de fusión total en 5 granos individuales, May, 1997). De igual modo, al sur de la confluencia
de los ríos Loa y Salado (1,5 km), se dató una toba de ceniza intercalada en la parte alta de la formación,
a 7,5 m debajo de la discordancia que la separa de la Formación Chiuchiu, se obtuvo una edad de 3,37 ±
0,06 Ma (40Ar/39Ar en biotita; media ponderada de fusión total en 5 granos individuales, May, 1997). Por
otra parte, en la localidad de Estación Conchi (serctor NE de la Carta), la formación Opache sobreyace,
concordantemente, a la Ignimbrita Carcote (Msc), para la cual se han obtenido dos edades K-Ar en
biotita: 5,8 ± 0,4 Ma (Baker, 1978; edad recalculada con constantes de Steiger y Jäger, 1977) y 6,1 ± 0,5
Ma (este trabajo), las que determinan la edad máxima de la formación.

La Fm. Opache se correlaciona, litoestratigráficamente, con la Fm. Vilama (Moraga et al., 1974
enmend. Blanco et al., 2000), expuesta en la mitad norte de la Cordillera de la Sal y, en la porción
septentrional de dicha cordillera, se correlaciona, cronológicamente, con la Fm. Campamento (Brügggen,
1942 en Ramírez y Gradeweg, 1982). De igual modo, se correlaciona con la Formación Quillagua (Rieu,
1975 en Jensen 1992), cuyos afloramiento se exponen en la localidad homónima (extremo sur de la
Pampa del Tamarugal).

Interpretaciones. La Formación Opache representa, en general, la depositación en un ambiente de


llanura fluvial con desarrollo de zonas palustres en las zonas de inundación entre canales. May (1997)
reconoce 4 facies tipo, que consisten en depósitos aluviales dominados por carbonatos, calcretas
masivas y laminadas, carbonatos lacustres marginales y calizas lacustres. En efecto, los sedimentos
clásticos cementados pervasivamente por carbonatos, se habrían formado en un ambiente aluvial distal
o de planicie aluvial trenzada sujeta a pedogénesis y formación de calcretas en la zona badosa por
interacción con aguas subterráneas saturadas en carbonato de calcio (May, 1997). Por otra parte, el
41
conjunto de litofacies formadas por calizas peloidales, calizas oolíticas y margas, de acuerdo con este
autor, representan facies marginales de lago, sujetas a desarrollo extensivo de calcretas, donde las
estructuras primarias han sido modificadas por procesos de pedogénesis (cavidades fenestrales y
pseudo-microkarts). Finalmente, las calizas micríticas se habrían depositado en lagos efímeros y
someros, de baja energía y dentro de la zona fótica (May, 1997). Su naturaleza efímera está indicada por
las estructuras de microkarst situadas hacia el techo de las capas como un proceso asociado a
pedogénesis.

La alternancia de facies aluviales y lacustres sujetas a un intenso desarrollo de calcretas y


pedogénesis, constituye una característica propia de lagos carbonatados de bajo gradiente y energía. La
evolución cíclica de facies aluviales a lagunas someras y efímeras está controlada por fluctuaciones en
el nivel freático del agua (May, 1997). Durante los periodos de nivel freático bajo se favorece el
desarrollo de pedogénesis y calcretas freáticas dentro de los sedimentos clásticos de origen aluvial.
Durante los períodos de nivel alto de la napa freática se forman pequeños lagos y charcas.donde se
produce la sedimentación carbonatada (May, 1997).

PLIOCENO-PLEISTOCENO

2.3.- Formación Chiuchiu PPlch (¿Plioceno Superior alto?-Pleistoceno; Naranjo y Paskoff, 1981)

Definición y relaciones estratigráficas. La Formación Chiuchiu fue definida como una susesión de
limos y arcillas multicolores, bien estratificada, dispuesta horizontalmente y expuesta en las
inmediaciones del poblado homónimo (Naranjo y Paskoff, 1981). Se deposita discordantemente (d4)
sobre las formaciones Opache (Mpo) y Chiquinaputo (MPch3) (Fig. 16a) y en ella se encuentran incisos
los Depósitos Fluviales y ciénagas antiguos (PlHf). La formación aflora a lo largo del río Loa, entre
Chichiu y el sector de Angostura y, además, en el curso inferior del río Salado. Sus espesores son
variables entre 5-20 m de potencia.

Litología. Corresponde a una secuencia clástica medianamente consolidada y carbonática subordinada.


Esta conformada por gravas gruesas y finas, arenas y arenas calcáreas, tufitas, limos, diatomitas,
margas, calizas palustres y travertinos (Fig. 21). Forman secuencias granodecrecientes, de 0,5- 1,5 m de
espesor, con facies gravosas en la base, preferentemente con estratificación cruzada en artesa,
areniscas medias y gruesas en la porción media, con laminación plana a cruzada en artesa de baja
amplitud, culminando el ciclo con limonitas y diatomitas laminadas con abundantes estructuras de raíces
y niveles ricos en materia orgánica. Junto a estas facies finas se desarrollan niveles de travertinos o
carbonatos palustres con gastrópodos, laminaciones algales y trazas de raíces. Localmente se intercalan
delgados niveles de tobas retrabajadas o tufitas. Direcciones de paleocorrientes indican flujos dirigidos
hacia el SO y SSO y un área fuente situada en el área de cerros de Aiquina y NE de ella.
42

Fig. 21. Alternacia de depósitos fluviales y lacustres de la Fm. Chiuchiu en la confluencia de los ríos
Loa y Salado.

Edad. No existen dataciones directas en esta formación que permitan precisar su edad. Su rango esta
determinado por la edad más moderna documentada en la Formación Opache (3,37 ± 0,06 Ma; May,
1997; May et al., 2005) como edad máxima y su techo está determinado por los depósitos fluviales y de
ciénagas antiguos con edades mayores a 45 ka, por lo que su rango queda comprendido entre el
¿Plioceno Superior alto?-Pleistoceno.

Interpretaciones. La Fm.Chiuchiu representa un ambiente de depositación fluvial en un cañon encajado,


influenciado por las variaciones de caudal y la formación local de zonas lacustres,, de forma similar a
como ocurre actualmente en el cauce del Río Salado.. En efecto, se interpreta que las secuencias
granodecrecientes y el tipo de facies asociadas, desde gravas a diatomitas y carbonatos palustres, se
deben a pequeñas y recurrentes fluctuaciones del nivel del agua dentro de un cauce fluvial encajado. En
períodos de bajo caudal, se desarrollan preferentemente facies fluviales de barras y canales gravosos,
mientras que en períodos en que caudal es alto, aumenta el encharcamiento y la vegetación hidrofila y
sólo predomina la deposición de arenas, limos de suspensión, diatomitas y la precipitación de carbonatos
palustres. Este tipo de asociación de facies ha sido reconocida como de ambiente de humedales en
sistemas fuviales cuando la napa subterránea toca la superficie (Rech et al., 2002). Bajo estas
condiciones, se favorece el desarrollo de travertinos cuando el flujo de agua es retenido entre la
vegetación hidrófila, configurando el ambiente de humedal.
43
PLEISTOCENO-HOLOCENO

2.4.- Depósitos aluviales antiguos PHa (¿Plioceno Superior alto?-Holoceno Medio)


(unidad informal)

Relaciones estratigráficas. Corresponde a gravas y ripios polimícticos y, en menor proporción arenas


gruesas y de guijarro, pobremente consolidados. En menor proporción esta unidad incluye, además,
depósitos de limos de playa y localmente costras salinas intercaladas en gravas. Disecan a los depósitos
de piedemonte (MPg) y a la Fm. Opache, y a su vez son disecados por los depósitos aluviales activos
(Ha). Las facies de limos, situadas en la parte centro sur de la carta Chiu-Chiu, engranan lateralmente
con la formación homónima. Los depósitos de esta unidad se distribuyen ampliamente en la zona de
estudio: en el borde occidental de la cuenca los abanicos aluviales que conforman esta unidad se sitúan
al norte y noroeste de la ciudad de Calama y al sur del cerro homónimo. En el borde oriental en cambio
(cartas Conchi y Chiu Chiu) se distribuyen ampliamente al este del río Loa.

Litología. Consisten en gravas, ripios polimícticos y arenas, mal seleccionadas, pobremente


consolidados. Los clastos son de composiciones andesíticos, dioríticos, tonalíticos, graníticos en el
margen occidental y principalmente riolíticos. Su tamaño varía entre 2 y 15 cm, y se presentan
generalmente de formas tabulares a prismoidales, con cantos subangulares a angulares. La matriz
corresponde a arena de tamaño medio a grueso, localmente fina. Los depósitos se presentan mal
consolidados y sin litificación. Sin embargo, al SE de Mina Sur (Carta Calama), la unidad se caracteriza
por corresponder a grava media a gruesa, bien consolidada y fuertemente cementada por yeso (derivado
de procesos supérgenos del yacimiento Chuquicamata), medianamente seleccionada, con clastos
tabulares y angulares de 0,5-5 cm de diámetro, clastosoportados, con matriz intersticial (5%) de arena
gruesa a media, en parte limosa. Presenta 25% clastos andesíticos y dioríticos y 75% de granitos
rosados, granodioritas-tonalitas. En este sector las direcciones de paleoflujo son hacia S30°E, lo que
indica un área fuente en los Cerros de Chuquicamata.

Se diferencian, además, facies de playa aluvial (p) compuestas por arenas, limos, arcillas, yeso y,
localmente, diatomitas, cuyo conjunto engrana lateralmente con la Fm. Chiuchiu.

2.5.- Depósitos fluviales o de ciénagas antiguas PlHf (Pleistoceno ¿superior? - Holoceno superior)

Constituyen depósitos aterrazados incisos en la Fm. Chiu-Chiu. Esta unidad está expuesta,
morfológicamente, en terrazas situadas en los ríos Loa y Salado. Cada terraza está conformada, de
base a techo por: gravas, arenas, limos, arcillas, situados en la mitad inferior y de origen fluvial, y en la
mitad superior por alfombras orgánicas, diatomitas y tufas, semiconsolidados y bien estratificados, con
abundantes trazas de raíces y bioturbación por organismos excavadores (Fig. 22). Se han diferenciado
dos grupos de terrazas: 2 y 2a, terrazas cortadas por los cursos actuales (8-0,5 ka; Rech et al., 2002) y,
1 y 1a, terrazas disecadas por los depósitos de terrazas 2, 2a y cursos actuales (>45 ka; Rech et al.,
2002).

Respecto a los depósitos pleistocenos-holocenos ligados a los rios El Loa y Salado, se


reconocieron seis terrazas fluviales-aluviales y de cienaga distintas, separadas por discontinuidades
erosionales. Varias de ellas corresponden a terrazas descritas y datadas anteriormente por Rech et al.
(2002). Estos autores interpretaron que las terrazas reflejan épocas pleistocenas y holocenas más
húmedas respecto del clima actual, cuando la mesa de agua estuvo más alta y permitió la agradación de
los depósitos que componen las terrazas. Las discordancias erosionales corresponden épocas de
desecación, cuando la mesa de agua bajó y los drenajes cortaron los depósitos previos.

Cerca de la confluencia de la quebrada Yalqui con el río Salado, se reconocen varias terrazas
aluviales ligadas al sistema aluvial de quebrada Yalqui, que tienen equivalentes en las terrazas fluviales
del río Salado. Las terrazas aluviales están compuestas principalmente por limos de ambiente de playa
aluvial, y engranan lateralmente con gravas, limos y diatomitas de ambiente fluvial y de ciénaga del
cañón del río Salado. Conspicuamente, cada terraza aluvial tiene en su techo una grava aluvial de grano
grueso, y de 0,5 a 2 m de espesor, lo cual contrasta con el carácter dominantemente limoso de las
terrazas aluviales. Interpretamos que cada techo gravoso puede reflejar el comienzo de la época de
desecación que sigue a la agradación de la terraza. Tentativamente, se propone que la degradación
climática representada por la desecación resultó en la liberación y transporte de abundante material
suelto contenido en suelos que se desarrollaron en el sistema aluvial durante la época húmeda.
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Fig. 22. Depósitos fluviales de ciénagas antiguas (PlHf) dispuestos en terrazas abandonadas incisas en la Fm.
Chiuchiu y cortada por el curso actual del río Salado. Destaca una sucesión inferior de areniscas y conglomerados
subordinados, de color rojizo, con canales bien desarrollados, que representan el estadio fluvial. La mitad superior,
la constituyen diatomitas (capas claras) y tapices orgánicos (capas negras), finamente estratificadas y abundante
bioturbación principalmente por raíces, los que representan los estadios de humedal.
45
3. Arquitectura de la Cuenca Calama

Para el reconocimiento de la geometría interna de la cuenca, el espesor de su relleno y las


estructuras involucradas en la generación de este espacio se ha empleado la cobertura de líneas
sísmicas proporcionadas por la Empresa Nacional del Petróleo (ENAP) que cubren la cuenca (Fig. 23).
La interpretación de ellas se basa en los trabajos de Jordan et al. (2005; 2006).

Fig. 23. Distribución de líneas sísmicas realizadas a mediados de los años ochenta por la Empresa
Nacional del Petróleo (ENAP).en la cuenca Calama consideradas en este trabajo (SFD: Sistema de
Fallas de Domeyko).
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Para la definición de unidades sismoestratigráficas se utilizó la continuidad en subsuperficie de
las unidades litoestratigráficas expuestas en la cuenca, a través de la correlación de reflectores
distintivos con rasgos notables expuestos en superficie, tales como discordancias o contrastes litológicos
destacados. Además fueron identificadas distintas facies sísmicas atendiendo a la forma, continuidad y
amplitud de los reflectores. Este proceso se inició en el sector oriental de la cuenca (quebradas Yalqui y
Yeso) donde afloran las unidades más antiguas y se progresó hacia el oeste donde se exponen las
unidades más modernas. Los espesores de las unidades sísmicas principales fueron calculados
utilizando las velocidades de stacking del registro sísmico y sondajes someros, con profundidades
menores a 450 m, que permitieron controlar los límites de las unidades más modernas y superficiales.

Se reconocieron 6 unidades sismoestratigráficas, separadas de un basamento sísmico sin


estratificación. Las unidades que se presentan estratificadas se correlacionan con:

1) la Fm. Tuina, que corresponde principalmente a rocas volcánicas riolíticas y andesíticas del
Paleozoico Superior, y que afloran en el margen oriental de la cuenca.

2) conjunto integrado por: (a) los ‘Estratos del Observatorio’, (b) las rocas sedimentarias clásticas
del Triásico Superior, (c) las rocas sedimentarias marinas del Jurásico del Grupo Caracoles, que junto al
Triásico afloran en el extremo SSO de la cuenca (extremo norte de la Sierra Limón Verde), (d) el Grupo
Purilactis, del Cretácico Superior, que aflora en el margen oriental de la cuenca y, (e) la Formación
Conglomerados de Calama (Eoceno), expuesta en el área homónima y extremo norte de Sierra Limón
Verde.

3 y 4) la Fm. Yalqui, constituida por conglomerados y limolitas del Oligoceno Inferior-Mioceno


Inferior, en cuyo depocentro se registra una discontinuidad angular de pequeña extensión lateral,
también expuesta en el borde oriental y extremo SSO de la cuenca.

5) la Fm. El Yeso, compuesta por conglomerados, limolitas y yeso, del Mioceno Inferior, que
aflora solo en el borde oriental de la cuenca, y

6) incluye a las Fms. Lasana (conglomerados) y Jalquinche (limolitas), que se interdigitan en el


sector central de la cuenca, de edad Mioceno Medio- Superior). También las formaciones Opache y
Chiquinaputo, de composición sedimentaria clástica, interdigitadas hacia el margen centro oriental de la
cuenca, de edad Mioceno Superior-Plioceno.

Estas unidades se presentan en la interpretación de las líneas sísmicas Z1F006, 91-06, Z1F007,
91-07+91-08 (Fig. 24a, b, c y d; Jordan et al., 2006; Jordan et al., 2006).

Las discordancias con mayor angulo y extensión se reconocen entre las unidades 1 y/o 2 y las
unidades que le sobreyacen, mientras que las discordancias con carácter erosivo local se desarrollan
entre las unidades 3-6. Por otra parte, las unidades 1 a 3 presentan escasa continuidad lateral mientras
que las unidades 4 a 6 presentan mejor continuidad lateral.

La paleotopografía deducida de estas secciones para el Cretácico y Eoceno, habría sido


substancialmente distinta a la configuración morfológica actual de la cuenca (Fig. 24). Así, durante el
Cretácico, se acumularon estratos en la parte norte y este, vinculados al espacio de acomodación de la
cuenca cretácica de Purilactis. Durante el Eoceno en cambio, el depocentro se habría localizado en la
parte sur de la cuenca, el que se habría originado en parte durante la fase compresiva Incaica (Blanco et
al., 2003).
47

Fig. 23a.

Sección Z1F006
48

Fig. 23b.

Sección 91-06

NW SE

Figura 18C:
49

Fig. 23c.
Sección Z1F007
NE
SW
50

Fig. 23d.
Sección 91-07+91-08

SW NNE
51

Fig. 24. Ámbito de las áreas de sedimentación de la cuenca cretácica (1), la


cuenca eocena (2) y la de la cuenca Oligoceno-Plioceno en el área de Calama
(tomado de Jordan et al., 2006)

Las variaciones en espesor de la unidad 3 (Oligoceno-Mioceno inferior) definen dos depocentros:


uno en los sectores centrales y otro en el sector norte de la cuenca Calama, donde la unidad alcanza
aproximadamente los 2.500 metros (Fig. 25). En el margen oriental de la cuenca, por el contrario, los
espesores sólo alcanzan magnitudes de decenas a algunos cientos de metros. Los dos depocentros
están controlados por un sistema de hemigrábenes, limitados al oeste por fallas normales o
transtensionales de orientación NNE (Fig. 25). En estos depocentros se depositó la Formación Yalqui,
representada por las unidades sismoestratigráficas 3 y 4. El evento extensional acontecido en este
período parece haber tenido un carácter más regional por cuanto una cuenca similar se desarrolló en la
zona del Salar de Atacama, rellena con el Grupo Paciencia (Pananont et al., 2004). Ambas cuencas se
encuentran separadas por el cordón Cerros de Tuina-Cerros de Aiquina.
52

Fig. 25. Ubicación de depocentros en la cuenca Calama durante


el Oligoceno- Mioceno Inferior (Fm. Yalqui) (tomado de Jordan et
al., 2006).

En el extremo sur de la línea sísmica Z1F007 (Fig. 23c) se observa que la unidad sísmica 2
(Triásico continental, Jurásico marino y Fm. Calama del Eoceno) muestran una fuerte inclinación hacia el
norte, probablemente asociada a la deformación de la Fase Incaica que produce el alzamiento y empuje
hacia el norte del ‘bloque de Limón Verde’. Así mismo, se registra una falla que afecta a la Fm. Calama y
unidades más antiguas pero que se encuentra sellada por la unidad sísmica 3-4 (Fm. Yalqui, del
Oligoceno-Mioceno Inferior), lo que también podría atribuirse al empuje hacia el norte del ‘bloque Limón
Verde’, por cuanto la Fm. Calama presenta evidencias de deformación sintectónica en esa localidad (Fig.
7).
53

4.- EVOLUCIÓN PALEOGEOGRÁFICA DE LA CUENCA CENOZOICA DE CALAMA

En este capítulo se describe la evolución paleogeográfica de la cuenca por etapas, destacando


los principales ambientes y sistemas sedimentarios, su distribución, configuración de los márgenes de
cuenca, localización de depocentros, conformación de áreas fuente y actividad tectónica contemporánea.

4.1.- Etapa 1: Eoceno (Fm. Calama)

Esta etapa se inicia en el Eoceno Inferior (ca. 52 Ma) con una primera fase de volcanismo
andesítico cuyo registro se extiende aproximadamente hasta los 47 Ma. Los materiales volcánicos
probablemente se acumularon en una depresión volcano-tectónica de disposición y orientación mal
conocida a esta latitud, debido a lo reducido de sus afloramientos y a la actividad del segmento del SFD
que secciona y desplaza esta unidad en el Oligoceno. Las asociaciones de facies de este lapso sugieren
un ambiente proximal a intermedio a centros de emisión, como lo indicaría la asociación de lavas, flujos
piroclásticos y depósitos laháricos.

La segunda fase de acumulación se caracteriza por el desarrollo de sistemas aluviales que


marcan la desaparición permanente de la actividad volcánica. Los sistemas de abanico aluviales con
direcciones de flujo desde S y SW y estan dominados por depósitos tipo ‘sheetfood’ acumulados bajo
condiciones climáticas de semiaridez.. Estos antecedentes, junto a la composición de los clastos indian
que la zona fuente de los sedimentos se situaba en el ‘Alto de Sierra de Limón Verde’ (Fig. 26).

Fig. 26. Reconstitución


paleogeográfica de la Fm.
Calama sobre la base de
reducidos afloramientos,
interpretaciones de líneas
sísmicas y numerosos
sondeos situados al E del
SDF.

El bloque de Sierra de Limón Verde se habría exhumado durante la transcurrencia siniestral


eocena del SFD y asociado a la Orogénesis Incaica, fase orogénica documentada en la región entre los
43-35 Ma. Las direcciones de compresión durante esta fase tectogénica en el área de Calama genera
dos componentes de acortamiento: una N-S y otra E-W. Esta última, sería responsable del cambio
progresivo del aporte clástico hacia la cuenca, permitiendo en una tercera fase la progradación de un
sistema aluvial hacia el ESE, cuya fuente estaría en el bloque alzado denominado ‘Alto de Sierra San
Lorenzo’. Dicho sistema se habría extendido hasta aproximadamente los 35 Ma. Ambos bloques
limitarían una zona deprimida que actuó como depocentro en el entorno de cerro Calama. El
afloramiento más septentrional de la Fm. Calama situado en el sector Morros los Cerrillos y posiblemente
coetáneo a los sistemas aluviales de la segunda fase, podría corresponder a una pequeña subcuenca
situada en un bloque pasivo de este sistema tectónico, aportando sedimentos de abanico aluvial hacia el
S. Desde el Eoceno Medio el SFD actúa, de forma segmentada, como un sistema de rumbo destral.

Esta etapa se considera como un estado incipiente de generación de la cuenca Calama,


54
definiéndose parcialmente sólo sus margenes S y SW, mientras que el NW, N y E aun no se configuran.

4.2.- Etapa 2: Oligoceno - Mioceno Inferior (Fm. Yalqui)

Esta etapa marca un cambio radical respecto de lo acontecido en el Eoceno. En efecto, se


genera una estructura extensional o transtensional (Jordan et al., 2006) de orientación NNE-SSW con su
bloque yacente situado al E (‘Falla Loa’) (Fig 27a). Dicha estructura genera una cuenca tipo hemigraben,
con un depocentro de aproximadamente 1.500 m, en cuyo margen occidental se habrían desarrollado
sistemas de abanicos aluviales de baja eficiencia, mientras que el margen oriental tendría un relieve
menos pronunciado favoreciendo el desarrollo de sistemas aluviales de alta eficiencia que onlapan el
sustrato (Fig. 27b).

Fig. 27. Etapa de


configuración de la cuenca
asociada a un sistema de
hemigraben originado por la
‘Falla Loa’ (a) que genera un
depocentro de 1.500 m de
espesor (b) relleno con la
Fm. Yalqui.

De este modo queda configurada la cuenca con un margen oriental (‘Alto de Tuina-Cerros de
Aiquina’), uno occidental (‘Alto de Sierra San Lorenzo) y un limite sur (‘Alto Sierra Limon Verde’), que
controlan la red hidrográfica y le confieren un carácter endorreico a la misma. La terminación norte no
parece extenderse más allá de los 22°S como lo evid encia la drástica reducción de espesores
interpretados de la línea sísmica 91-08 (Fig. 23d). El centro de la cuenca estuvo ocupado por los
depositos finos distales de los tres sistemas aluviales (Fig. 27a).

Las facies aluviales se desarrollan bajo condiciones climáticas de aridez. El retrabajamiento


eólico de los depósitos de grano fino en las zonas distales da origen a dunas que migran hacia el E,
probablemente debido a la ausencia de vegetación, lo que apoya la condición climática árida de este
lapso. La actividad volcánica practicamente no se desarrolla a excepción de locales niveles de tobas de
caída.
55
Contemporáneamente a la actividad de la Falla El Loa, el SFD cambia su sentido de
desplazamiento y en este lapso se activa como un sistema de rumbo sinistral que no habría llegado a
afectar el extremo suroccidental de la cuenca.

4.3.- Etapa 3: Mioceno Inferior (Fm. Yeso)

En esta etapa la cuenca se expande respecto a la etapa anterior pero su configuración general
se mantiene. Sin embargo la estructura que genera el hemigaben de la etapa antecedente se encuentra
inactiva y la sedimentación sobrepasa los limites del hemigraben, ampliando el área depositacional. La
sedimentación en los margenes de la cuenca es de sitemas aluviales de abanicos retrogradantes bajo
condiciones climáticas áridas. En una fase inicial, los sistemas aluviales son de baja eficiencia en todos
los margenes que pasan rápidamente a facies de playa-lake evaporítico con el desarrollo de zonas
lacustres locales, alguno de los cuales se encuentran controlados por estructuras activas de orientación
NNE. Estas fallas levantan parcialmente bloques de basamento y escalonan el tercio oriental de la
cuenca (Fig. 28). El tipo de facies y su disribución aun indican condiciones endorreicas en la cuenca.

Fig. 28. Reconstrucción


paleogeográfica de la
cuenca durante el Mioceno
Inferior, caracterizada por
depocentros locales de lago
efímero evaporítico (playa-
lake) en parte controlado por
estructuras NNE.

El volcanismo del entorno de la cuenca en este lapso es poco importante y se restringe a la


caida piroclástica de ceniza y, localmente, a un flujo lahárico depositado en el margen oriental.

4.4.- Etapa 4: Mioceno Medio (Fms. Lasana, Jalquinche, Gravas antiguas Mga)

La cuenca en esta etapa se expande en su extremo SW, se retrotrae su margen sobre el Alto de
Sierra San Lorenzo y se contrae en su extremo S, uniéndose las áreas elevadas de Sierra de Limón Verde
con Cerros de Tuina. El borde oriental se retrotrae en parte entre el alto de Aiquina y la localidad de Cupo.
En estas expansiones locales de los márgenes se desarrollan sistemas aluviales medianamente eficientes
(Gravas Mga) (Fig. 29).
56

Fig. 29. Paleogeografía del


Mioceno Medio,
caracterizada por un sistema
de abanico fluvial (Fm.
Lasana) y una llanura aluvial
limolitica (Fm. Jalquinche),
con retracción parcial y local
de los mergenes SW y E.

Desde el extremo norte se activa un sistema de abanico fluvial de actividad periodica que sigue en
parte el curso actual del río Loa (Miembro Lloradero, Fm. Lasana). El área fuente de sedimentos se
encontraría al NE de la cuenca, donde se emplazan edificios volcánicos de 15-12 Ma que constituyen la
fuente detrítica para este sistema fluvial. En el sector Salar de Talabre se desarrollan lóbulos terminales de
este abanico afluvial sobre una llanura aluvial de pendiente muy suave, donde el nivel freático se encuentra
cercano a la superficie y es de composición carbonatada. Entre la zona terminal de los canales se
desarrollan pequeñas lagunas palustres, efímeras con sedimentación carbonática (Miembro Talabre, Fm.
Lasana). Estos ambientes pasan distal y lateralmente, a una llanura aluvial limolítica (Fm. Jalquinche) cuya
fuente de drenaje provendría del NNE. En el extremo SW de la cuenca, los depósitos del Eoceno actúan
como altos topográficos sin desarrollo de sistemas aluviales y la depositación de los limos de llanura aluvial
onlapa estos paleorelieves heredados de la fase tectogenética Incaica, depositándose preferentemente en
depresiones estructurales (sinclinales) que afectan a la Fm. Calama.

En este período no se registra actividad tectónica intracuenca y el segmento del SFD ya se


encuentra inactivo.

4.5.- Etapa 5: Mioceno Superior (Fms. Chiquinaputo, Ignimbrita Sifón, Gravas MPg)

Esta etapa se caracteriza por un fuerte retrotraimiento del margen occidental de la cuenca,
generando un sistema de abanicos aluviales de alta eficiencia (Depósitos de piedemonte MPg),
fuertemente expansivos (Fig. 30). En este borde se generan bloques-islas tanto de basamento como de
sustrato terciario de las etapas anteriores. De igual modo, los sistemas aluviales del sector N y NNE (fuera
del mapa de la Fig. 30) también se expanden por retrotraimiento de su margen, generando grandes
sistema aluviales de alta eficiencia. En consecuencia, se inicia la gran expansión de la Cuenca Calama en
esta etapa.

El sistema de abanico fluvial meridional desarrollado en la etapa anterior (Fm. Lasana) ahora se
encuentra ocluido por la progradación de grandes abanicos fluviales conglomeraticos procedentes del
margen oriental de la cuenca (Fm. Chiquinaputo, MPch1). Tal progradación se atribuye a un alzamiento
del sustrato paleozoico-mesozoico que conforman el Alto de Tuina-Aiquina por una falla inversa vergente
al E que se sitúa en el borde noroccidental de la Cuenca del Salar de Atacama (fuera del mapa).
Producto de esto, el margen SE se expande respecto de la etapa anterior con la formación de abanicos
fluviales conglomeráticos, separando los altos de Sierra limón Verde del alto de Tuina.
57

Fig. 30. Configuración del


Mioceno Superior de la
Cuenca Calama, con gran
expansión del margen
occidental y activación de
sistemas de abanicos
fluviales en el borde oriental
por alzamiento del bloque
Alto de Tuina-Aiquina. El
árae rosada corresponde al
ambito de la ignimbrita
Sifón.

Una mega erupción volcánica asociada a la generación de caldera, situada en el área fronteriza
de Argentina y Bolivia (Caldera Vilama), genera un flujo piroclástico de enorme extensión y que cubre
más de la mitad de la Cuenca Calama (Ignimbrita Sifón), alcanzando sus facies coignimbríticas al borde
occidental de la misma.

El manto ignimbrítico que cubre gran parte de la región, modifica sustancialmente el sitema de
drenaje de la cuenca y el estilo de abanicos fluviales desarrollados. Así, se activa un sistema fluvial que
ocupa la actual red de drenaje del río Salado y que prograda hacia el SW con una marcada incisión de
sus cauces sobre una llanura aluvial semi-árida con depósitos eólicos asociados distribuidos localmente
que migran al NE.

4.6.- Etapa 6: Mioceno Superior-Plioceno (Fms. Opache, Chiquinaputo, Ignimbrita Pelón, Gravas
MPg)

Este lapso se caracteriza por la máxima expansión que se documentada en la cuenca Calama,
con un retrotraimieto de sus margenes aun mayor que la etapa anterior, generando abanicos de margen
de alta eficiencia (Depósitos de piedemonte MPg). El sistema de abanico fluvial septentrional se reactiva
(Fm. Opache) y coexiste con el sistema proveniente del ENE (Fm. Chiquinaputo, MPch2) (Fig. 31).

El sistema de abanico fluvial N-S, se caracteriza por una estructuración en canales entrelazados
de bajo gradiente que cortan una llanura aluvial, donde el nivel freático, con aguas cargadas en
carbonato, se encuentra cercano a la superficie. Entre los canales terminales se desarrollan lagunas
palustres, efímeras con sedimentación carbonática (Fm. Opache). Este sitema fluvial engrana
lateralmente con los abanicos aluviales de margen y con el sistema fluvial proveniente desde el ENE.

En este lapso el volcanismo en la Cordillera Principal se encuentra muy activo, con la formación
de estrato-volcanes a lo largo del todo el arco, y calderas situadas al NE de la cuenca que generan flujos
piroclásticos que alcanzan a esta depresión (Ignimbritas Pelón, Carcote, Puripicar).

En esta etapa se configura definitivamente la red de drenaje que caracterizada la cuenca de


Calama actualmente. Así, se distingue un paleorío Loa procedente del N y un paleorío Saldo procedente
del W que confluyen en el centro de la cuenca para continuar su drenaje hacia el SW primero y el W W
despues. Sin embargo, la cuenca todavía sería endorreica ya que no existen indicios de la apertura
hidrica de la cuenca hacia la cuenca de Quillagua como en la actualidad.
58

Fig. 31. Etapa de máxima


expanción de la Cuenca
Calama, con la coexistencia
de abanicos fluviales N-S y
ENE que coinciden con la red
actual de drenaje.

4.7.- Etapa 7: Plioceno Superior-Pleistoceno (Fm. Chiuchiu, Depósitos aluviales antiguos PHa)

Este lapso se caracteriza por una fuerte contracción de la cuenca, reduciendo notablemente el
espacio de sedimentación. La contracción está controlada por una flexura monoclinal (‘Monoclinal de
Lasana’) que genera una zona deprimida en el entorno de Chiuchiu y al sur de esta localidad (Fig. 32).
Ahora el margen occidental de la cuenca lo forma los depósitos de la Fm. Opache y unidades más
antiguas y por el margen oriental un alto de la Fm Opache y, más al este, las unidades pre-Mioceno
Superior.

La sedimentación en el depocentro se caracteriza por el desarrollo de un sistema de abanico


fluvial, alimentado por los paleoríos Loa y Salado y en la parte media a distal se forman lagunas
palustres efímeras de llanura de inundación entre los canales fluviales (Fm. Chichiu). Este sitema está
marginado al oriente por un cinturón de abanicos aluviales coalecentes de alta eficiencia de transporte
(Gravas antiguas PHa) cuyas facies distales, engranan lateralmente con el abanico fluvial N-S. El
margen oriental de la cuenca queda ahora constituido por las unidades del Mioceno Superior (Fm.
Chiquinaputo y Gravas MPg) que reducen considerablemente dicho limite respecto de la etapa anterior.

La sedimentación fluvial de este lapso no solo se restringe al área de influencia del ‘Monoclinal
de Lasana’ si no que, además, se encuentra ya encajada en el cañón del río Loa onlapando a la Fm
Calama en el cerro homónimo y como un derrame lateral en la ciudad misma, lo cual indica que el
sistema hidrológico de la Cuenca Calama se encuentra abierto y cambia de un regimen endorreico a uno
exorreico en esta etapa.

En las fases más modernas, los encajamiento de los ríos Salado y Loa se suceden y acentúan al
mismo tiempo que su confinamiento, marcado por una sucesión de terrazas fluviales del Pleistoceno
¿superior?-Holoceno superior, marcan episodios de descenso del nivel de base de la cuenca (Rech et
al., 2002) hasta llegar a la condición actual de un canal fluvial único y su planicie de inundación activa y
vegetada (Fig. 33).
59

Fig. 32. Configuración


contraccional de la cuenca
Calama originada por la
flexura ‘Monoclinal de
Lasana’ que restringe la
sedimentación a su entorno,
pero con apertura del
sistema hidrológico, por lo
que la cuenca cambia a aun
regimen exorreico.

N
1 km

Fig. 33. Mapa de detalle del curso inferior del río Salado (E de Chiuchiu) en el que se puede reconocer la
evolución de encajamiento del río Salado en un sistema hidrológico abierto. La línea negra gruesa limita
las terrazas del Pleistoceno superior-Holoceno superior. El verde claro corresponde a la Fm. Chiuchiu
(¿Plioceno Superior alto?-Pleistoceno). En amarillo y área vegetada contigua, canal único y planicie de
inundación asociada respectivamente.
60
5.- EVOLUCIÓN TECTONO-SEDIMENTARIA DE LA CUENCA CENOZOICA DE CALAMA

Atendiendo a cambios en los principales rasgos de la actividad tectónica y sedimentaria de la


cuenca cenozoica de Calama se distinguen hasta 5 estadios evolutivos (Fig. 34).

El primer estadio de la evolución tectono-sedimentaria de la Cuenca Calama corresponde a la


Etapa 1 de la evolución paleogeográfica (Fig. 26) y se desarrolló durenate el Eoceno. En esta etapa se
pueden distinguir dos fases. La primera fase (Eoceno Inferior, ca. 52-47 Ma), se caracteriza por un
episodio volcánico mayor, de carácter andesítico, que pudo acumularse en una depresión volcano-
tectónica extensional, de tipo hemigaben (Tomlinson y Blanco, 2008). La segunda fase (Eoceno Medio-
Superior, ca. 47-¿35? Ma) tiene carácter sedimentario clástico, estuvo influenciada por la fase
compresiva Incaica, la cual generó la exhumación de bloques de basamento Paleozoico (‘Alto de Limón
Verde’) dando origen a secuencias aluviales granocrecientes, acumuladas en cubetas aisladas, con un
depocentro mayor en el extremo SW de la Cuenca Calama y cuya tasa de sedimentación se desconoce
pero se presume moderada.

Fig. 34. Esquema evolutivo tectono-sedimentario para la cuenca cenozoica de Calama, configurada por
cuatro grandes secuencias constructivas y expansivas, y una contraccional con encajamiento y apertura
del sitema hídrico.

El segundo estadio (Etapa 2, Fig. 27) está separado del anterior por una discordancia angular
mayor (d1) y evoluciona durante el Oligoceno-Mioceno Inferior. En este estadio se configura la cuenca
con sus cuatro margenes. Esta estructuración está controlada por una fase tectónica extensiva
generadora de un hemigaben que hospeda un gran depocentro (ca. 2.500 m) relleno con una secuencia
aluvial granodecreciente, con influencia evaporítica en su parte superior, con una muy alta tasa de
sedimentación, estimada con un máximo de 228 m/Ma en su depocentro y un mínimo de 9 m/Ma en el
margen oriental de la cuenca.

El tercer estadio (Etapa 3, Fig. 28 y Etapa 4, Fig. 29) queda delimitado a su base por una
discordancia angular de menor envergadura (d2) y corresponde a un período de nula o escasa actividad
61
tectónica. En este estadio se inicia la expansión de la cuenca y la deposición de secuencias aluviales
granodecrecientes en sus margenes por retrotraimiento erosivo de los bordes de cuenca. Las tasas de
sedimentación alcanzan valores intermedios de 20-27 m/Ma. En el centro de la cuenca, sin embargo, y
como consecuencia de la iniciación del sistema hidrológico N-S, se desarrolla un sistema de abanico
fluvial cuya tasa de sedimentación es mayor que la de los margenes de cuenca, del orden de 43 m/Ma.

El cuarto estadio evolutivo, abarca desde el Mioceno Superior al Plioceno (Etapa 5, Fig. 30 y
Etapa 6, Fig. 31) y se separa del anterior por una discordancia angular de distribución regional (d3), que
se originó por una fase de compresión entorno a los 10 Ma. Este período se caracteriza por la expansión
máxima de la sedimentación cuenca, con fuerte retrotraimiento de sus márgenes y la acumulación de
secuencias aluviales granodecrecientes en ellos. Los depósitos aluviales fueron transportados por
sistemas de abanicos fluviales originados por una red hidrológica similar a la actual (ríos Loa y Salado)
que convergen en el centro de la cuenca y cuyas tasas de sedimentación tienden a ser bajas, entre 17-
27 m/Ma. Por otra parte, este estadio está marcado por numerosos pulsos piroclásticos (ignimbritas
Artola, Sifón, Pelón, Carcote y Puripicar), que refleja el paroxismo volcánico del arco en la Cordillera
Principal, localizado al oriente de la Cuenca Calama.

El quinto y último estadio evolutivo (Etapa 7, Fig. 32 y Etapa actual) diferenciado de la Cuenca
Calama se caracteriza por una fuerte contración de sus margenes. Esta contracción está determinada
por la generación de una flexura monoclinal de reducida extensión que afecta a las unidades pre
mioceno-pleistocenas (discordancia d4) y que restringe considerablemente el espacio de sedimentación
en la cuenca. Al mismo tiempo, se produce la apertura hidrológica del sistema fluvial que la drena hacia
la Cuenca de Quillagua, iniciándose el encajamiento del sistema hídrico (ríos Loa y Salado). En las
etapas más tardías (Pleistoceno ¿superior?-Holoceno superior), estos dos cauces fluviales generan una
sucesión de terrazas fluviales encajadas en los depositos de la Fm. Chiuchiu, y también desarrollan un
proceso de abarrancamiento en sus margenes, que erosiona principalmente los depósitos de la
Fm.Opache.

6.- COMPARACIÓN CON OTRAS CUENCAS CENOZOICAS DE LOS ANDES CENTRALES:


CONSIDERACIONES TECTÓNICAS Y PALEOCLIMÁMICAS

Las información publicada sobre la estratigrafía y tectónica de cuencas cenozoicas vecinas de


los Andes Centrales permite establecer comparaciones con los episodios tectónicos-sedimentrios
establecidos en la Cuenca de Calama. Con estas comparaciones se pretende establecer el valor regional
o local de los eventos tectónicos y los potenciales periodos paleoclimáticos húmedos asociados a los
periodos de sedimentación lacustre en la cuenca. Las cuencas a comparar con la de Calama son: Lauca
(18°30’S), ubicada en altiplano del norte de Chile, Quillagua (21°30’S), localizada en la Depresión
Central, Salar de Atacama (23°S), ubicado entre la Precordillera y la Cordillera principal, y Salar de
Arizaro, localizada en el NW del Altiplano argentino (24-25°S) (Fig. 34).

Un primer evento tectónico mayor correlacionado aconteció entre el Eoceno Medio a Oligoceno
Inferior bajo y corresponde fase tectogénica Incaica (discordancia d1, Fig. 34). Produjo el alzamiento
de bloques paleozoicos y mesozoicos y dió origen a cuencas aluviales en este lapso. Tales cuencas
corresponden a las formaciones Calama (Calama), Loma Amarilla (Salar de Atacama) y Geste (Salar de
Arizaro).

Un segundo evento tectónico correlacionado a escala regional se documenta ca. 10 Ma, con una
discordancia angular que separa el Mioceno Superior del Mioceno Medio. Dicho evento se conoce como
fase Quechua (discordancia d3, Fig. 34) y está registrado en las cuencas Lauca, Calama, Salar de
Atacama y Salar de Arizaro (Fig. 35). En la cuenca Quillagua no se registra esta fase como una
discontinuidad angular, probablemente porque el registo disponible (Sáez et al. 1999) se encuentra una
posición muy distal respecto de la ubicación del frente de deformación, que en ese tiempo se encontraba
en el ámbito de la Precordillera-Cordillera Principal. Esta fase tectogénica se encuentra particularmente
bien acotada en tiempo en la Cuenca Calama. En efecto, en el Salar de Talabre (ver Fig. 14)
inmediatamente encima de la discordancia, se encuentra una toba ignimbrítica en la Fm. Chiquinaputo,
datada en 10,3±0,5 Ma (este trabajo), mientras que debajo de ella, en la parte superior de la Fm. Lasana
se dató una toba en 11,3±0,4 Ma (este trabajo).

Con respecto a la identificación de intervalos lacutres con correlación a escala regional y


significado paleolimático, es posible identificar tres de ellos en las cuencas analizadas de la Fig. 34. Un
primer periodo se registra durante el Oligoceno-Mioceno Inferior y se corresponde con la deposición
facies de limolitas aluviales distales asociadas a facies evaporíticas de yeso y/o halita de ambiente
vadoso o lacustre efímero (playa lake). Este episodio se documenta en las cuencas Calama (Fm. Yalqui),
62
Salar de Atacama (Grupo Paciencia) y Arizaro (Fm. Vizcachera). Se interpreta como una fase húmeda
en clima árido (Fase húmeda 1, Fig. 35).

Un segundo episodio lacustre se registra en el Mioceno Medio, correlacionado en las cuencas


de Quillagua (Unidad Hiláricos), Calama (Fm. Lasana) y Salar de Atacama (unidad sin definición que
aflora en el Cordón de Barros Arana). Esta fase se caracteriza por la presencia de abanicos fluviales que
terminan ya sea en lagos someros y efímeros (Cca. Quillagua) o en lagunas inter canales o inter lóbulos
terminales de abanico fluvial (Cca Calama), con sedimentación carbonática y diatomítica en las lagunas
o lagos efímeros. Este episodio se interpreta como una fase húmeda, peor definida que el resto, en clima
semi árido a árido (Fase húmeda 2, Fig. 35).

Finalmente, el tercer episodio lacustre registrado a escala regional y mejor definido (Fase
húmeda 3, Fig. 35)., denotando una fase paleoclimática húmeda, acontece durante el Mioceno
Superior-Plioceno y se documenta en las cuencas Lauca (Stage 2, Gaupp et al. 1999), Quillagua (Fm.
Quillagua), Calama (Fm. Opache) y Salar de Atacama (Fm. Vilama). En los dos últimos, prevalecen
ambientes de abanico fluvial con lagunas temporales localizadas entre canales o lóbulos terminales de
canales, con sedimentación y cementación carbonática predominante y diatomítica subordinada. En la
cuenca Quillagua, predomina las facies diatomíticas en las partes de lago somero abierto y carbonática
en las partes deltáicas (Sáez et al., 1999), mientras que en la cuenca Lauca es variada, tanto diatomítica,
carbonática y yesífera y se ha interpretado como lagos someros efímeros con episodios evaporíticos
(Gaupp, 1999).
63

Fig. 35. Correlación de eventos tectónicos y episodios lacustres entre cuencas cenozoicas de los Andes Centrales. Tres episodios lacustres se atribuyen a fases
paleoclimáticas relativamente húmedas. Dos de las discordancias más extensas correlacionan con fases tectogenéticas conocidas en los andes Centrales (fase
Incaica y Quechua)
64

7.- CONCLUSIONES

La Cuenca Calama corresponde a una depresión intramontana de ante-arco desarrollada en el


Cenozoico. Su relleno sedimentario se divide en cinco secuencias principales compuestas por depósitos
continentales (aluviales y lacustres) separadas por discordancias angulares de extension regional.

La evolución tectóno-sedimentaria de la Cuenca Calama tiene su primer estadio en el Eoceno


Inferior (ca. 52-47 Ma), con un episodio volcánico andesítico mayor, de configuración desconocida, y otra
fase, de carácter sedimentario clástico (Fm. Calama), durante el Eoceno Medio-Superior (ca. 47-¿35?
Ma), influenciada por la fase compresiva Incaica, acumuladas en cubetas aisladas, con un depocentro
mayor en el extremo SW de la cuenca Calama.

Un segundo estadio, evoluciona durante el Oligoceno-Mioceno Inferior y es cuando se configura


la cuenca con sus cuatro margenes bajo la influencia de una fase tectónica extensiva que genera un
hemigaben asociado a un gran depocentro (ca. 2.500 m) relleno con una secuencia aluvial (Fm. Yalqui)
con una muy elevada tasa de sedimentación de 228 m/Ma (depocentro) y 9 m/Ma (margen).

Un tercer estadio de evolución (Mioceno Inferior a Superior bajo), se caracteriza por un período
de escasa o nula actividad tectónica. En esta etapa se inicia la expansión de la cuenca por
retrotraimiento erosivo de sus bordes, las tasas de sedimentación son intermedias (20-27 m/Ma, Fms
Yeso, Lasana y Jalquinche) en los márgenes y de 43 m/Ma (Fms. Yeso, Jalquinche y Lasana) en el
centro de la cuenca.

Un cuarto estadio evolutivo, abarca el Mioceno Superior al Plioceno, donde se produce la


expansión máxima de la cuenca con fuerte retrotraimiento de sus márgenes y depósitos aluviales
asociados, con tasas de sedimentación bajas, entre 17-27 m/Ma (Fms. Opache y Chiquinaputo),
originados por una red hidrológica similar a la actual en la que dos cauces fluviales convergen al centro
de la cuenca. Este estadio coincide con una fase de paroxismo volcánico del arco en la Cordillera
Principal, localizado al oriente de la Cuenca Calama.

El último estadio evoluciona durante el Plioceno-Pleistoceno y se caracteriza por una fuerte


contracción de los margenes de la cuenca, inducida por una flexura monoclinal que restringe
considerablemente el espacio de sedimentación (Fm. Chiu-Chiu). En esta fase se produce la apertura
hidrológica del sistema fluvial hacia la Cuenca de Quillagua y se inicia el encajamiento del sistema
hídrico, formación de terrazas y un significativo proceso de abarrancamiento de las unidades previas.

La Cuenca Calama registra al menos dos eventos tectónicos mayores que pueden
correlacionarse con aquellos documentados en otras cuencas cenozoicas de los Andes Centrales. Estas
son: la fase Incaica (Eoceno Medio a Oligoceno Inferior bajo) y la fase Quechua, del Mioceno Superior
bajo (ca. 10 Ma).

La correlación con las cuencas cenozoicas andinas vecinas permite también identificar tres
periodos o fases de desarrollo de condiciones lacustres de clima relativamente húmedo, reconocibles a
escala regional: (1) durante el Oligoceno-Mioceno Inferior, dominada por ambientes lacustres efímeros y
evaporíticos (playa lake) (Fm. Yalqui en Calama), (2) en el Mioceno Medio (insuficientemente definida),
con abanicos fluviales que terminan en lagos someros y efímeros o lagunas inter canales o inter lóbulos
terminales de abanico fluvial (Fm. Lasana en Calama) y, (3) durante el Mioceno Superior-Plioceno, con
ambientes de abanico fluvial con lagunas temporales localizadas entre canales o lóbulos terminales de
canales, con sedimentación y cementación carbonática predominante y diatomítica subordinada (Fm.
Opache en Calama).
65
AGRADECIMIENTOS

El autor expresa sus agradecimientos a las siguientes instituciones y personas que hicieron
posible la realización y materialización de este estudio.

En primer término a la Agencia de Cooperación de Cooperación Internacional de Chile (AGCI) y


el Servicio Nacional de Geología y Minería (SERNAGEOMIN) quienes auspiciaron este estudio en la
Universidad de Barcelona. Al Fondo Nacional de Ciencia y Tecnología de Chile (FONDECYT) quien
auspició el proyecto sobre el estudio de las relaciones de tectónica y sedimentación en cuencas
cenozoicas de los andes Centrales (No. 1990009), liderado por el investigador C. Mpodozis.
Adicionalmente, se agradece la colaboración de la Corporación del Cobre de Chile (CODELCO) que
puso a disposición numerosos sondeos en la cuenca Calama, NAZCA SA, a través de la cooperación
con el geólogo J. Houston y la Empresa Nacional del Petróleo (ENAP) que facilitó diversas líneas
sísmicas para este estudio.

En Segundo término, a los colegas A. Tomlinson, C. Mpodozis y T. Jordan con quienes compartí
numerosas campañas de campo, con interesantes y fructíferas discusiones que aportaron al desarrollo
de la cartografía de las unidades, al entendimiento de sus relaciones estratigráficas, ambientes
sedimentarios y tectónica regional, y quienes, además, me impulsaron permanentemente a realizar una
síntesis sobre la evolución de la Cuenca Calama. Así mismo, agradezco a las geólogas P. Cornejo, por
apoyar incondicionalmente la materialización de este estudio, y a R. Wall por el patrocinio otorgado al
mismo.

De modo especial, expreso mi agradecimiento al profesor Alberto Sáez, de la Universidad de


Barcelona, por su invaluable aporte a este trabajo a través de su orientación y valiosas discusiones y
comentarios que han dado forma a este trabajo, así como también por su permanente preocupación y
buena disposición, entusiasmo y aportes de conocimientos.
66
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