16-99Z - Manuscrito de Libro-78-1-10-20191015
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16-99Z - Manuscrito de Libro-78-1-10-20191015
Colección Ensayo
CENALTES
www.cenaltesediciones.cl
POBLETE VARGAS, Javiera. Ni madres ni padres. Sexualidad popular en Chile
1927-1937. CENALTES ediciones. Viña del Mar, 2019
Colección: Ensayo
Este libro se distribuye en formato PDF, bajo una Licencia Creative Commons Atribución-
NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional.
ISBN: 978-956-9522-20-8
DOI: 10.5281/zenodo.3403398
Printed by Donnebaum, Santiago de Chile
Con amor, a la memoria de mi
bisabuela Rosa y de mis abuelos que le
han dado vida y sentido a esta historia.
Introducción 15
Algunos antecedentes históricos 18
Historizar el género 21
Una década de diagnóstico 32
Nuestro libro 42
3 Ni madres, ni padres 91
3.1 Las condiciones de vida 95
3.2 La Ilegitimidad sexual popular 102
3.3 La irresponsabilidad del hombre popular 111
3.3.1 Las uniones libres 114
3.3.2 El abandono 115
3.3.3 Enfermos y viciosos 118
3.4 El binomio madre y niño 119
3.4.1 Las condiciones de vida de las mujeres 126
3.4.2 El problema del niño ilegítimo 129
3.4.3 El problema del instinto maternal en las mujeres del pueblo 131
3.5 Los vicios 135
3.6 Las enfermedades venéreas 140
3.7 La prostitución 145
3.7.1 Las causas 147
3.7.2 Los efectos 150
4 Conclusión 153
Bibliografía 165
2
AGRADECIMIENTOS
Por este motivo, quiero decir que este libro nace de mi propia
subjetividad. Surgió del acto político de tomar la palabra. De la necesidad
de responder nuevas preguntas y abrir una puerta a otras memorias para
re-construir el presente. Es un libro, que con cada página escrita, me ha
permitido sentir el movimiento de mi vida, de la historia y del tiempo. Y
lo más bello de todo este proceso, es que he podido visualizar que este
texto no ha sido una creación individual. Existe gracias a la vida y la
experiencia de quienes dejaron huellas en el tiempo; así como de aquellxs
que han sido parte de mi vida y que ─de una u otra forma─ me han dado
las herramientas para construirlo.
Es por ello que quisiera aprovechar este espacio para agradecer a mis
maestras. A María Angélica Illanes por inspirar mis primeras reflexiones
históricas sobre el cuerpo y la sexualidad. A Pilar Errázuriz, por guiarlas y
ayudarme a crear este puente indestructible entre la Historia y el Género.
Y en especial a Kemy Oyarzún, por acompañarme en este camino
investigativo de los Estudios de Género y ayudarme a resolver mis
preguntas históricas con nuevas perspectivas de análisis interdisciplinario.
3
AGRADECIMIENTOS
Gracias Edison Martín por ser mi gran compañero, por compartir esta
aventura y por querer cambiar el mundo conmigo. Gracias por cada
mirada atenta, por cada pregunta, por todas las reflexiones que
compartimos cada día y que amplían mi horizonte. Gracias por todo el
amor que me entregas y la fuerza que me has dado para terminar este
libro.
4
NI MADRES NI PADRES
En definitiva, gracias a todas y cada una de las personas que han hecho y
hacen que esta historia ─y mi historia─ siga en movimiento.
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PRÓLOGO.
De los impuros cuerpos de la historia
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PRÓLOGO
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PRÓLOGO
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PRÓLOGO
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NI MADRES NI PADRES
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INTRODUCCIÓN
A Rosa la conocemos muy poco. Casi nada. Solo sabemos que tuvo una
relación con un hombre y que como producto de ella nació Margarita, su
primera hija. Sabemos también, que cuando Margarita era pequeña, Rosa
contrajo matrimonio con Inocencio Poblete y que, como fruto de esa
relación, nacieron Pablo en 1929 y Eduardo en 1931, su último hijo, ya
que fue en ese parto cuando Rosa dejó de vivir.
Pero ¿Cómo o por qué murió Rosa en el parto de su tercer hijo? De ese
acontecimiento solo se tejen hipótesis que hasta el día de hoy no hemos
podido resolver. La primera es que mi bisabuela no tuvo las condiciones
de vida necesarias para tener un buen embarazo. En esos tiempos, la
pobreza del pueblo ─de dónde provenían Rosa y su familia─ provocó que
muchas mujeres perdieran la vida al momento de dar a luz a sus hijos; ya
que la falta de higiene o de recursos no permitía que tuviesen los cuidados
necesarios en el periodo pre-natal o en el puerperio. Desconocemos si
Rosa trabajaba fuera del hogar, pero sabemos que Inocencio no era un
obrero calificado, que bebía vino con bastante frecuencia y que su salario
era deficiente. Por eso, podemos concluir que los recursos de esta familia
no eran suficientes para que Rosa, en caso de que tuviese complicaciones
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JAVIERA POBLETE VARGAS
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NI MADRES NI PADRES
Tal vez, el olvido y los silencios de esta historia familiar pueden ser parte
de los conflictos que enfrentamos, cuando desde este presente tratamos de
comprender los vacíos, problemas y crisis familiares en las que hemos
crecido. Y quizás, no es solo mi historia, sino que es también la historia
del pueblo chileno en las primeras décadas del siglo XX. Una historia que
carece de registros, de testimonios vivos que puedan hablarnos de su
forma de vida, de su forma de experimentar y concebir el deseo, el cuerpo
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Historizar el género
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Por medio del género, será significativo pensar cómo han llegado hasta
nuestros cuerpos, ciertos discursos universales sobre la “naturaleza”
humana y su sexualidad; cómo se han desfigurado o se han transformado
en verdades, haciéndonos desear incluso, lo que se ha determinado
socialmente para nosotros/as. En este sentido, nuestro trabajo pretende
ser más bien una historia del género que sea capaz de demostrar los
conflictos sociales y políticos que emergen de su propia construcción, así
como las relaciones de poder y de dominación que encarna, legitima y
reafirma en el orden simbólico.
Ahora bien, Marta Lamas plantea que pese a las diferencias que existen
entre los postulados de la teoría feminista, todos coinciden en definir al
género como un producto que una cultura desarrolla desde la diferencia
anatómica entre los sexos, para simbolizar y construir socialmente lo que
es “propio” de los hombres ─lo masculino─, y lo que es “propio” de las
mujeres ─lo femenino. Pese a ello, para la antropóloga resulta relevante
distinguir entre género y diferencia sexual, puesto que según ella, mujeres
y hombres serían “producidos” por el lenguaje, las prácticas y
representaciones simbólicas dentro de formaciones sociales dadas, pero
también por procesos inconscientes vinculados a la simbolización de la
diferencia sexual. Por tanto, preguntarse por cómo han sido inscritas,
representadas y normadas la feminidad y la masculinidad, implicaría
desarrollar un análisis de las prácticas simbólicas y los mecanismos
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NI MADRES NI PADRES
Es por ello que, el género sería una construcción cultural densa que
mueve y atraviesa todos los rincones de la organización social, y se
cristaliza en una aparente estabilidad absoluta en el tiempo y en el espacio.
De allí que la categoría contenga en sí misma la capacidad de trascender
en la historia y sedimentarse en la sociedad como una estructura mental a
partir de la cual percibimos el mundo y las relaciones sociales y sexuales
entre hombres y mujeres. Sin embargo, según Judith Butler (1997):
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NI MADRES NI PADRES
conductas del pueblo siempre estuvo mediado por la labor de los y las
profesionales. Dicho esto, consideraremos que la producción de
diagnósticos sobre las causas que daban origen a los males de la época,
puso en marcha toda una red de saberes sobre la sexualidad popular a
partir de una idea, de un imaginario de género que no era universal, ni
respondió a los principios de la naturaleza humana; sino más bien a la
ideología moral/sexual de los médicos y las “visitadoras sociales”. Estos/as
profesionales, por medio de la técnica de investigación científica: sujeta a
hipótesis comprobables en su relación “objetiva” con los hombres y las
mujeres del pueblo, a datos estadísticos, problemas medibles,
cuantificables y a partir del estudio de los denominados “casos sociales”;
determinaron lo que era correcto y lo que no, lo que era normal o
anormal, moral o inmoral, etc. Como consecuencia de ello, consideramos
que el imaginario de género operó ideológicamente puesto que no fue
sometido a análisis, sino que más bien se asumió como una verdad, una
matriz de sentido incuestionable para la comprensión de la sociedad y la
definición de las conductas.
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Por ello, a través de estas páginas, veremos cómo los médicos y las
“visitadoras sociales” llegaron a afirmar que el gran problema del pueblo
era que éste no estaba capacitado para establecer una familia de manera
legítima porque las mujeres y hombres desconocían absolutamente sus
deberes sociales y morales como madres y padres. Desde su perspectiva,
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3 “La división del trabajo por sexos, por lo tanto, puede ser vista como un “tabú”: un
tabú contra la igualdad de hombres y mujeres, un tabú que divide los sexos en dos
categorías mutuamente exclusivas, un tabú que exacerba las diferencias biológicas y
así crea el género. La división del trabajo puede ser vista también como un tabú
contra los arreglo sexuales distintos de los que contengan por lo menos un hombre
y una mujer, imponiendo así el matrimonio heterosexual.” En: Rubin, Gayle, “El
Tráfico de Mujeres: notas sobre la economía política del sexo”. Revista Nueva
Antropología, Volumen VIII, Número 30, México, 1996, Pág. 114.
“Un siglo después de Engels, cuando el capitalismo ya ha madurado, Zaretsky señala
que el capitalismo no ha supuesto la incorporación de la mujer al trabajo en un
plano de igualdad con el hombre. Lo que ha hecho el capital ha sido más bien crear
una separación entre el hogar, la familia y la vida personal, por un lado y el lugar de
trabajo, por otro.
(…) La exclusión de la mujer del trabajo asalariado es debida primordialmente al
capitalismo, porque éste crea el trabajo asalariado fuera del hogar al tiempo que
exige que la mujer trabaje en el hogar a fin de reproducir trabajadores asalariados
para el sistema capitalista. La mujer reproduce la mano de obra, proporciona
cuidados psicológicos a los trabajadores y procura una isla de intimidad en un mar
de alienación. En opinión de Zaretsky, la mujer trabaja para el capital y no para el
hombre; es sólo la separación entre el hogar y el lugar de trabajo y la privatización
del trabajo doméstico provocada por el capitalismo lo que crea la apariencia de que
la mujer trabaja para el hombre de forma privada en el hogar. La diferencia entre la
apariencia de que la mujer trabaja para el hombre y la realidad de que la mujer
trabaja para el capital ha dado lugar a que las energías del movimiento de la mujer
estén mal encaminadas. La mujer debería reconocer que también forma parte de la
clase obrera, aun cuando trabaje en casa.” En: Hartmann, Heidi; Un matrimonio
mal avenido: hacia una unión más progresiva entre marxismo y feminismo, PAPERS
DE LA FUNDACIÓ/88, http://www.fcampalans.cat/archivos/papers/88.pdf, Págs. 4-5.
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Dicho todo esto, cabe señalar entonces, que la década comprendida entre
1927 y 1937 no solo fue un momento de la historia de Chile cargado de
crisis sociales, políticas y económicas; sino que además fue una década en
la que nuevos/as agentes sociales jugaron un papel político determinante
en la afianzamiento del Estado. Los médicos y las “visitadoras sociales” se
convirtieron en una fuerza modernizadora que no solo buscó transformar
las políticas públicas de la época para mejorar las condiciones de vida del
pueblo, sino que además buscaron las estrategias para fundar una nueva
hegemonía cultural (Illanes, 2006). En ese marco de acción, la producción
de diagnósticos sobre el origen de los males de la época y junto con ello,
la construcción de la realidad sexual popular, fue fundamental para su
proyecto político, puesto que puso en marcha la circulación de todo un
aparato cultural y simbólico sobre la sexualidad que tuvo como objetivo
dirigir las conductas sexuales del pueblo para la consagración de su propio
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Con ello entonces, pretendemos dejar en claro que los problemas que en
ellas se presentaron, fueron retratados o si se quiere, descritos, desde la
mirada de sus autores/as; una mirada que ─a nuestro juicio─ no pudo
abstraerse de la realidad a la cual ellos/as pertenecían, ni menos, del lugar
de poder que la ciencia les había conferido.
Objetivos:
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“La Junta central de Beneficencia tendrá por medio de los organismos que este
reglamento establece, la administración de los fondos provenientes de la cuota de
asistencia médica de la Ley de Seguro Obligatorio; el control general de la inversión
de los fondos de las Tesorerías y Establecimientos de Beneficencia del País; el suministro
de los medicamentos y material sanitario para los diversos establecimientos; la dirección
técnica y la supervigilancia de todos los servicios de asistencia social y beneficencia
pública”. En: “Boletín de la dirección general de beneficencia y asistencia social”, Año I,
N° 1, Santiago de Chile, Febrero de 1929, Pág. 4.
6
“Las Juntas locales de la República” como se nombran en el párrafo recién citado;
corresponden a las Juntas de Beneficencia, dependientes de la Junta Central de
Beneficencia y del presidente de la República. Están a cargo de: hospitales,
sanatorios, servicios de obstetricia y puericultura, enfermedades venéreas y
mentales; dispensarios y atención médica a domicilio; establecimientos para la
crianza y educación de huérfanos y expósitos; para la atención de ancianos,
inválidos y enfermos mentales crónicos; open doors, hospicios, lazaretos,
cementerios; y todos aquellos establecimientos que en adelante se fundaren con
fondos del Estado o con legados, donaciones o suscripciones destinados a la
Beneficencia Pública. (Reglamento orgánico de las Juntas de Beneficencia. Santiago
18 de enero de 1929. Título 1, Artículo 1. Los establecimientos que de ellas
dependan son personas Jurídicas y de derecho público.
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Hace referencia al Seguro Social y en particular a la Caja del Seguro Obligatorio en
Chile.
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Por otra parte, resulta necesario precisar que aun cuando en esta década
las teorías higienistas circularon en Chile como un campo de
conocimiento científico que en muchos casos sustentó los postulados de
los médicos y las “visitadoras sociales”; queremos reconocer que en
materia de esta investigación no nos hemos detenido en ellas para llevar a
cabo el estudio de nuestras fuentes, ni tampoco nos hemos preocupado
por demostrar cómo esta teoría incidió en la elaboración de los
diagnósticos sobre la realidad médico-social chilena entre 1927 y 1937.
Lo que nos ha interesado, particularmente, ha sido la naturalización de las
categorías de género hegemónicas ─feminidad/maternidad y
masculinidad/paternidad─ en el discurso científico de los médicos y las
“visitadoras sociales” para hablar de las mujeres y los hombres del pueblo
y de sus dificultades para convertirse en madres y padres. En este sentido,
si bien trataremos de entregar algunos lineamientos históricos que nos
permitan comprender la necesidad que tuvieron los médicos y las
“visitadoras sociales” para reconocer las causas de la enfermedad del
pueblo en el escenario histórico propuesto; no nos detendremos en
analizar el impacto de la medicina social en Chile, ni tampoco en las
prácticas y técnicas higienistas implementadas por el Estado en la primera
mitad del Siglo XX, sino más bien, tal como señalamos anteriormente,
buscaremos evidenciar los discursos, la ideología política sexual que operó
en Chile en la primera mitad del siglo XX para definir, guiar y delimitar
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Cabe precisar que el fin de nuestro periodo no tendrá relación con el cese de las
publicaciones de las revistas, sino más bien con el contexto histórico político,
económico y social dentro del que se ponen en circulación dichas revistas.
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Así pues, nos interesará dar un primer paso para historizar las relaciones
sociales y sexuales en Chile y reconocer cómo el saber médico y asistencial
cumplió un rol determinante en la instauración de categorías de género
hegemónicas en la cultura nacional y que buscaron naturalizarse y
legitimarse en los cuerpos de los sectores populares como si ser mujer u
hombre (con todos los deberes morales y sociales que ello implica:
maternidad responsable y padre proveedor por ejemplo.), fuera más un
deber biológico, un producto de la naturaleza, que una construcción
cultural e histórica. Con esto entonces, queremos aclarar que los objetivos
de nuestra investigación se limitan a la necesidad de reconocer los
imaginarios y discursos que subyacen la construcción del género y de
“realidad” sexual popular en un contexto histórico determinado.
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Nuestro libro
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1 LA NECESIDAD DE UN DIAGNÓSTICO.
El rol histórico de la Intelectualidad médica y asistencial (1927-1937)
9 Dr. Lucio Córdova, “Primer Código Sanitario de Chile (1918)”, Servicio Social, Año VI,
Nº 4, Diciembre, 1932, Pág.270.
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postulados con las necesidades concretas del “cuerpo del pueblo”. Esta
acción facilitó la incorporación de la sociedad a tratamientos e
intervenciones específicas, destinadas a solucionar la enfermedad que
causaba el malestar y la desestructuración del sistema social. Pero lo
significativo de esta práctica científica, es que la incorporación del pueblo,
fue posible gracias a una transformación en el carácter de hacer política en
Chile, pues todos los actores sociales, políticos y económicos debieron
incorporarse en ese proyecto, incluyendo a las clases dominantes, al
Estado e incluso a la Iglesia.
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Julio Pinto (2002) , plantea que los efectos de la Gran Depresión fueron,
en el corto plazo, devastadores para Chile ya que se convirtió —según un
informe de la Liga de las Naciones— en el más golpeado del mundo por
este fenómeno. El índice de actividad minera que era la más sensible a la
demanda exterior, disminuyó casi en un 75%, lo que se tradujo en
cesantía de unas dos terceras partes de la fuerza de trabajo que se
desempeñaba en dichas faenas; además de la baja productiva en el rubro
de la construcción que aportó con un gran contingente de desocupados.
El producto Geográfico Bruto se contrajo en los años más profundos de
la crisis en más de un 45% en términos absolutos y un 48% medio per
cápita (Pinto & Salazar, 2002, págs. 35-36). El problema, es que debido a
que la economía nacional dependía completamente del comercio
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La mortalidad infantil en 1933 alcanzaba a 232 por mil nacidos vivos, hijos
casi todos los padres enfermos, alcohólicos y mal nutridos. La ciudad de
Concepción tenía "el triste privilegio de ser la ciudad con la más alta
mortalidad infantil conocida en el mundo occidental: 328 por mil". La
tuberculosis mataba anualmente, según estadísticas del Seguro Obrero, a
18 mil personas, alcanzando una tasa anual de más de 308 por 1000
muertos por tuberculosis. El consumo medio anual de vino por habitante
era de sesenta y un litros y catorce litros de cerveza. En 1928, carabineros
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había apresado a 109.114 ebrios en las calles de las ciudades del país,
cometiéndose ese año 38.833 delitos en estado de ebriedad. De un
censo realizado en Santiago por médicos inspectores y enfermeras
sociales y sanitarias se deducía que de los 1.531 conventillos visitados, el
65% estaba en pésimas condiciones sanitarias por escasez de luz, agua y
alcantarillado. En cada pieza de esos conventillos vivía un término medio
de cinco personas en estado de promiscuidad, aire viciado y desaseo. De
un censo realizado en 106 poblaciones (en ciudades y aldeas), se
encontró que en 321.318 viviendas -ranchos con piso de tierra y techados
sin cielo raso- habitaban 1.719.000 personas, sin alcantarillado ni agua
potable. Datos consignados por la Dirección General de Sanidad
constataban en el país solo un millón doscientos mil habitantes con
servicio de agua potable, de manera que dos millones setecientos mil no
lo tenían. Únicamente 908 mil personas en todo el país gozaban de
alcantarillado. (Illanes, 1993, pág. 259)
Entre 1910 y 1938 las tasas de mortalidad en Chile eran las siguientes:
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Tabla 1.
Mortalidad General en Chile desde 1910 a 1938.
AÑOS TOTAL POR MIL HABS.
1910 106.073 31,7
1911 107.816 31,9
1912 103,905 30,4
1913 107.200 31
1914 100.059 28,6
1915 96.716 27.3
1916 99.856 27,9
1917 107.199 29,6
1918 108.667 29,7
1919 137.538 27,2
1920 115.428 31
1921 124.193 32,9
1922 108.756 28,6
1923 126.877 33
1924 114.172 29,5
1925 108.787 27,7
1926 108.251 27,2
1927 105.553 26,2
1928 101.728 24,7
1929 110.066 26,2
1930 105.140 24,7
1931 95.189 22
1932 99.664 22,8
1933 118.432 26,8
1934 119.078 26,8
1935 112.364 25
1936 114.376 25,3
1937 109.795 24
1938 113.723. 24,5
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En relación a esto último, cabe señalar que en esta década los discursos
emitidos por los médicos sobre las condiciones de vida de los sectores
populares, ratificaron que éstas eran el resultado de sus deficientes e
ilegítimas formas de comportamiento. Por ello, pese a que reconocieron
que la solución de los problemas sociales provocados por la crisis dependía
en gran medida de una reorganización de las políticas del Estado y de la
economía, consideraron que la transformación de las formas de vida y
comportamiento de los grupos populares era extremadamente necesaria.
Así pues, sus convicciones políticas incluyeron también toda una
ideología política sexual que a su juicio les permitiría dar soluciones a la
crisis. Determinadas formas de comportamiento social/sexual se
convirtieron en lineamientos indiscutibles y necesarios para guiar las
conductas humanas dentro del Estado moderno. Así, y en la medida que
los médicos fueron ganando poder y legitimidad dentro de la política
nacional, difundieron sus convicciones ideológicas a través de la técnica
científica y de las estrategias propuestas para la reparación de la crisis.
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Sin duda alguna la SOFOFA 14 se opuso a este proyecto, pero pese a ello
sería aprobado y convertido en ley de la República el 9 de febrero de
1938. Desde entonces, la clase trabajadora quedó supeditada al Estado y
éste se convirtió en el garante del factor humano de producción, mientras
que el médico en un padre-médico que la cuidaría y protegería. Así la
clase trabajadora, vista y entendida como parte fundamental del
funcionamiento de la economía, recibiría la seguridad del Estado y el
saber de la Ciencia para subsanar sus precarias condiciones de vida.
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(pan, comida, ropajes, etc.), sino que más bien, desde la ciencia, se
propuso establecer puentes de conexión e interacción entre el Estado y el
“pueblo”, canalizando el descontento social y afianzando las estructuras
del Estado.
Al mismo tiempo, su relación directa con las “mujeres del pueblo” les
permitió calar hondo en el mundo popular. Sobre la base ideológica de
que existía un rol “natural materno”, las “visitadoras sociales”
consideraron a las mujeres del pueblo como piezas claves para la
reconstrucción social del país devastado por la crisis. A través de ellas, y al
darles soluciones inmediatas a sus problemas, se incorporaron en la vida
misma del pueblo, entre sus códigos, sus lenguajes, sus relaciones sexuales,
sus amoríos, sus uniones ilegítimas. Y por consecuencia, fueron instaurando
los propios, científicos, asociados a la nación y a la reproducción exitosa
de la especie, por medio de códigos y representaciones de la vida social y
sexual hegemónicos y modernos.
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Es significativo ver cómo, ante los ojos del pueblo que miraban atentos
cómo solucionaban sus problemas, las prácticas asistenciales fueron
cobrando validez. Esta situación promovió un aumento importante en las
solicitudes de atención popular al interior de la Oficina, de hecho, “de 66
solicitudes registradas en el año1926, aumentaron a 209 solicitudes el año
1930, a 1.062 el año 1933, en plena crisis; el año 1936 se registraron 715
y el año 1938, 1.178” (Illanes, 2006, pág. 312). Según Illanes (2006),
estas cifras nos demuestran la profundidad de la acción de las “visitadoras”
y la importancia que ésta tuvo en el mundo popular; pero a su vez nos
permiten visualizar la efectividad de su intervención a lo largo de toda la
década de 1930.
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Por este motivo, a mediados de la década del 30, se llevó a cabo una
política familiar destinada a mejorar las condiciones sociales y las formas
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de vida ilegítimas del pueblo. En primer lugar para canalizar las demandas
sociales desde el espacio privado y prevenir concertaciones y revueltas
populares; y en segundo lugar para contribuir en la disminución de las
tasas de mortalidad que afectaban a la población. María Angélica Illanes,
plantea que:
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Lo que resulta relevante para nuestro análisis, es que tanto médicos como
“visitadoras”, consideraron que detrás de todos los males que aquejaban al
pueblo (las altas tasas de mortalidad general y sobre todo infantil, la
delincuencia de menores, el abandono, los hijos ilegítimos, las
enfermedades sociales como la sífilis, la gonorrea y tuberculosis, entre
otras); no eran sino resultado de las relaciones sexuales ilegítimas, de los
vicios y la crisis moral del pueblo. Del mismo modo, consideraron que la
prostitución de las mujeres y el alcoholismo en los hombres eran el
resultado de toda la falta de educación sexual y moral que terminaba por
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del ideal que motivó la escritura de los médicos y las “visitadoras sociales”,
sino que más bien, pretendemos evidenciar que lo que se sabe del pueblo,
de sus códigos, de sus prácticas sexuales, proviene de un lugar otro, donde
la técnica, la ciencia y el saber han ganado la batalla de la memoria.
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2 EL DIAGNÓSTICO COMO DISPOSITIVO DE PODER
“En las relaciones de poder la sexualidad no es
el elemento más sordo, sino, más bien, uno de
los que están dotados de la mayor
instrumentalidad utilizable para el mayor
número de maniobras y capaz de servir de
apoyo, de bisagra, a las más variadas
estrategias”.
M. Foucault
“El género es lo que uno asume,
invariablemente, bajo coacción, a diario e
incesantemente, con ansiedad y placer, pero
tomar erróneamente este acto continuo por un
dato natural o lingüístico es renunciar al poder
de ampliar el campo cultural corporal con
performances subversivas de diversas clases”.
Judith Butler
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que tuvieron por objetivo guiar las conductas del pueblo hacia la
consecución del proyecto político y económicos de los/as
investigadores/as. Así pues, veremos cómo el diagnóstico médico y
asistencial, se convierte en una estrategia política que opera como una red
productiva (Foucault, 1992) de saberes, de discursos sobre el cuerpo y la
sexualidad, que busca atravesar el mundo popular para difundir un
modelo de feminidad y masculinidad que a juicio de los/as expertos, daría
satisfacción a los impulsos sexuales y junto con ello, daría solución a los
males del pueblo.
2.1 Ideología
Pues bien; los antecedentes históricos que hemos revisado, nos han
permitido visualizar que en la década de nuestro trabajo la investigación
científico-social no se centró únicamente en determinar las condiciones
de vida que contribuían en la miseria y en la enfermedad del pueblo; sino
que además consideró como una importante variable de estudio: las
formas de comportamiento social y sexual de hombres y mujeres del
pueblo. Esto a razón de que la ciencia había establecido que solo una
mejora en las condiciones materiales de vida del pueblo no sería suficiente
para embestir con fuerza los males que afectaban a la sociedad.
76
NI MADRES NI PADRES
Esta idea cobró fuerza desde que la Sociología de la época afirmó que
existía una moral social, constituida por deberes sociales de cada uno hacia
todos, y que solo respetándola; la colectividad podría alcanzar una
evolución superior (Córdova, 1932). Estos principios ideológicos,
llevaron a los/as profesionales a plantear que era necesario ajustar a los
individuos a un proyecto social-moral para conseguir el progreso global
de la nación, ya que, a su juicio, cada ser humano era una célula
constitutiva del cuerpo social que necesitaba regularse y protegerse para
no perturbar la vida de todo el organismo. Solo de ese modo, la
colectividad podría alcanzar esa moral social que garantizaría el
perfeccionamiento de la raza por una parte; y la estabilidad política y
económica por otra. Por este motivo, cuando los médicos y las
“visitadoras sociales” se enfrentaron al pueblo, se empeñaron en encontrar
las causas que impedían el desarrollo moral al interior del propio mundo
popular.
Según el Dr. Lucio Córdova (1932), la ciencia había indicado los medios
de lucha contra las enfermedades y las intoxicaciones a favor de los
progresos sociales para evitar el sufrimiento de los hombres y su
decadencia; pero luego de ello había “formulado los principios que
77
JAVIERA POBLETE VARGAS
De este modo, podemos ver que la producción del saber científico sobre
el pueblo nació de una concepción de ser humano y de sociedad que se
asumió como un lugar epistémico incuestionable y si se quiere,
inquebrantable. Lo significativo de ello, es que estos principios fueron
constituidos desde una base moral que les permitió a los médicos y las
“visitadoras sociales” forjar un accionar médico-asistencial orientado hacia
el perfeccionamiento de la especie. Pero sin considerar la multiplicidad de
formas o de identidades existentes al interior de la población; pues lo
importante era la colectividad por sobre lo individual, y el ser humano era
quien debía moldearse para alcanzar el objetivo propuesto desde la
medicina social.
78
NI MADRES NI PADRES
los individuos para luego hacerla sentir en todas las fases del desarrollo de
la colectividad. Ante esto, el Dr. Lucio Córdova (1932) dirá:
79
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2.2 Saber
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NI MADRES NI PADRES
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2.3 Poder
Ahora bien, otro punto importante de nuestro análisis tiene relación con
los efectos de poder del diagnóstico en un escenario histórico y político
donde se redefinieron las relaciones entre Estado y pueblo.
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NI MADRES NI PADRES
I.- Muchísimas, casi infinitas, son las causas que pueden requerir la
presencia de una Visitadora Social en un hogar; las más corrientes que se
presentan en los hogares familiares son: enfermedad, pobreza o miseria,
desorganización del hogar, desocupación o abandono moral y material,
vicios.
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JAVIERA POBLETE VARGAS
del pueblo incluso mayor que el que éste tenía de sí mismo, puesto que
así se podrían emprender las acciones que les permitirían modificar hasta
las conductas más elementales de su vida. Así, amparada en la técnica de
investigación científica podría medicalizar al pueblo para sanar su
enfermedad. Frente a esto Leo Cordemans, quien fue directora de la
Escuela de Servicio Social, escribió:
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NI MADRES NI PADRES
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JAVIERA POBLETE VARGAS
Frente a esta afirmación es que cabe preguntar: ¿Esto hace más verdadera
su visión de pueblo? ¿Hace más real su diagnóstico sobre el pueblo? ¿La
“visitadora” pudo escaparse de su idea, de su proyecto de Estado nación
para hablar de y construir la realidad del pueblo? Y más aún ¿Pudo
renunciar a su clase social para hablar del pueblo a la luz de la “realidad”?
86
NI MADRES NI PADRES
simbólica (Bourdieu, 2000), donde los hombres y las mujeres del pueblo
no pueden pensarse a sí mismos/as si no es en relación al dominador
(médico/visitadora) y a lo que éste ha establecido como su “realidad”. En
este sentido, pese a que los/as profesionales valoraron la objetividad que
les proporcionaba el método científico, se aproximaron al pueblo desde
una idea, desde un proyecto que no pueden abandonar al momento de
observar su objeto de estudio. El pueblo aparece como víctima, como un
ser pasivo que debe ser conducido por el trabajo incansable de médicos y
“visitadoras sociales” hacia su propio bienestar y el de toda la comunidad.
Según él, para lograr este objetivo, las “visitadoras sociales” debían
cumplir con una serie de condiciones necesarias para hacer efectivo su rol
social. Entre ellas destacó su capacidad de infiltrarse en las almas
enfermas de pueblo e influenciarles para captar sus voluntades:
87
JAVIERA POBLETE VARGAS
Sin duda alguna, ese don de irradiación fue parte de toda una estrategia
política que amparada en la legalidad del Estado y en el saber científico,
buscó establecer verdades respecto de las formas de comportamiento del
pueblo y de su enfermedad. La “visitadora” era el médico del alma; aquella
capaz de llenar de luz los cuerpos enfermos del pueblo. Con esto quedaba
en evidencia que no solo importaba la recuperación del cuerpo sino del
alma, de la moral que le da forma y vida.
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90
3 NI MADRES, NI PADRES
“El sujeto no se dice, sino que es dicho por
alguien; existe, pues, como parte del mundo de
otro (ciertamente disfrazado a su vez). El sujeto
está dominado por un imaginario vivido como
más real que lo real, aunque no es sabido como
tal.”
C. Castoriadis.
Frente a esto, veremos cómo los diagnósticos ─en tanto que dispositivos
de poder─ incidieron directamente en la construcción de la “realidad” del
pueblo. Éstos tuvieron como objetivo dotar de sentido sus prácticas
sexuales y difundir sus contenidos para que hombres y mujeres
18 “La realidad está ahí, pero cada observador desde perspectivas diferenciadas las
define de diferentes modos produciéndose así “diferentes realidades”. (Pintos, 2005,
pág. 38)
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NI MADRES NI PADRES
Para los médicos y las “visitadoras sociales”, las condiciones de vida en las
que hombres y mujeres del pueblo desarrollaban su existencia, fueron una
de sus principales preocupaciones como profesionales. Por ello, dirigieron
su labor a identificar científicamente las causas de la miseria y de la
pobreza humana que se manifestaba en las calles donde transitaban
hombres, mujeres y niños/as desnutridos/as y enfermos/as. Pues, sin
duda, la miseria en que se había sumido el pueblo era la principal
responsable de la propagación de las enfermedades, de los vicios, los
delitos y el fortalecimiento de su crisis moral:
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¿Será posible que en estas viviendas pueda desarrollarse una raza sana y
fuerte? Mientras no se construyan habitaciones higiénicas apropiadas a
nuestro pueblo, seguirá la amenaza encarnizada de todas aquellas
enfermedades que destruyen a nuestra raza y que transforman a los
obreros en las interminables filas de enfermos que se agolpan en las salas
de espera de los Consultorios en demanda de atención médica.
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NI MADRES NI PADRES
Es por ello que los problemas sociales y morales de los sectores populares
estaban asociados a sus condiciones de vida, ya que como en una cadena,
todos los factores se relacionaban entre sí para reproducir la miseria. La
falta de un hogar normal era causa suficiente para que se propagasen las
enfermedades de transmisión sexual, se fomentara la promiscuidad de
niños/as y jóvenes a temprana edad, y aumentara la delincuencia entre los
niños/as y jóvenes. Al mismo tiempo establecieron que los hombres del
pueblo, sin una familia por la que trabajar y hacerse responsables,
continuarían encontrando en la cantina un espacio más cálido que su
hogar para olvidar la miseria. Mientras, las mujeres buscarían en la
prostitución los recursos necesarios para su sobrevivencia, sin reparar en
sus deberes como madres. Como resultado de todo este panorama social,
la violencia, la inmoralidad, la promiscuidad continuaría reproduciéndose
en los conventillos y solo agudizarían la crisis social y económica del
pueblo.
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Cabe agregar además, que para los médicos y de las “visitadoras sociales”
todos estos factores provocaban un aumento de las tasas de mortalidad
infantil que imposibilitaban el surgimiento de nuevas generaciones de
ciudadanos y trabajadores. De acuerdo a sus observaciones científicas, el
hacinamiento en la que vivían los hombres y mujeres del pueblo dentro
de los conventillos favorecía el aumento de las estadísticas de mortalidad:
(..) La estrechez en que vive el elemento obrero es tal, que las cifras que
señala la estadística es de 4 personas por habitación. Esta misma
estadística nos muestra que a mayor hacinamiento, hay mayor
mortalidad. El índice de hacinamientos entre los fallecidos es de 4,24 y
entre los niños que han llegado al octavo mes de su vida, es de 3,68.
Resultado: gran influencia de la vivienda en el desarrollo psíquico del
niño. Mayor mortalidad en relación al mayor hacinamiento. (Recchione,
1935, pág. 580)
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Para ellos/as, las relaciones sexuales que los hombres y las mujeres
experimentaban fuera de los marcos legales del matrimonio civil fueron
consideradas ilegítimas. En su opinión, estas conductas sexuales
debilitaban la vida y la salud del pueblo y exponían a miles de personas a
los flagelos de las enfermedades venéreas, la propagación de los vicios, la
delincuencia, la mortalidad infantil, los abortos y la prostitución. Una
serie de problemas médico-sociales que terminaban por agudizar la crisis y
el descontento social.
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Tabla 2.
Nupcialidad. Promedio anual por mil habitantes.
AÑOS NUPCIALIDAD
1926-30 9,3
1928 11,6
1929 10,1
1930 9,2
1931 6,7
1932 6,6
1933 6,7
1934 7
1935 7,3
1936 7,5
1937 8,3
Fuente: Allende, Salvador (1939), La Realidad Médico-Social Chilena, Chile:
Ministerio de Salubridad de Chile. Pág. 16.
Por este motivo coincidieron en que tanto los factores económicos como
morales, propiciaban la falta de responsabilidad social en los hombres y
las mujeres del pueblo frente al acto sexual. Pero también lo hacían la falta
de conocimiento y la poca importancia que éstos le atribuían al
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De este modo, las uniones ilegítimas eran una de las causas que
contribuían en la mala conformación de los hogares populares y dejaban a
los/as niños/as expuestos a sufrir las consecuencias de la miseria y de la
falta de educación moral y sexual de los padres:
Por este motivo, los médicos y las “visitadoras sociales” consideraron que
la ilegitimidad de las relaciones sociales y sexuales del pueblo, eran un
factor que contribuía en el aumento de las tasas de mortalidad infantil,
pues las estadísticas mostraban un crecimiento en aquellos hogares donde
la unión entre los padres no había sido legalizada por el matrimonio civil:
106
NI MADRES NI PADRES
Además, entre los casos sociales que fueron tratados por las alumnas de
primer año de la escuela de servicio social, es posible observar que la
ilegitimidad de las relaciones sociales/sexuales entre hombres y mujeres
del pueblo fue considerada como un factor de la vagancia de niños/as en
las calles. La historia era siempre la misma: de la unión espontánea de un
hombre y una mujer guiada por el instinto sexual nacía un/a niño/a que
nunca había sido esperado/a, ni deseado; el padre se daba a la fuga y la
madre en su desgracia de tener que mantener una vida sin los recursos
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Un caso social cuenta la historia de un niño que vagaba por las calles:
Era la hora del Catecismo: muchos chicos llegaba allí a escuchar las
piadosas enseñanzas. Todos iban muy limpios, muy cuidados. Sus
trajecitos, aunque pobres, denotaban el cuidado y la atención de manos
maternales y… sólo él, pensaba entristecido, no tenía quien cosiera sus
ropas ya raídas, quien cubriera su cuerpo y su cariño su cuerpo
entumecido.
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Así, la preocupación por los niños y niñas del pueblo adquirió una razón
política y económica; tal como las uniones ilegítimas. Claramente, no era
posible imaginar una sociedad libre de males si desde la base, no existía un
organismo que fuese capaz de sembrar las semillas para que germinasen
en el campo de la salud y la moral. Por ello consideraron que aun cuando
el Estado desarrollase una serie de políticas sociales, éste sería incapaz de
regular y controlar los males que se reproducían al interior de los
conventillos por la falta de responsabilidad social y sexual de hombres y
mujeres. Por este motivo concluyeron que incurrir en gastos no
solucionaría todos los problemas del pueblo si no existía una educación
social y sexual capaz de disciplinar los impulsos sexuales de hombres y
mujeres. En consecuencia, establecieron que la vida sexual normal debía
resumirse a los hombres y mujeres del pueblo desde la infancia en las
palabras: “Unión, Amor, Maternidad, Paternidad, Familia” (Rioseco,
1934, pág. 323). Solo de ese modo sería posible conformar una sociedad
en la que hombres y mujeres buscaran satisfacer sus impulsos sexuales al
interior de la familia y del matrimonio, para el beneficio de toda la
colectividad.
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Según los estudios realizados por la Srta. Mac-Auliffe (1932), entre los
hombres del pueblo existían al menos dos grupos. Uno con oficio
especializado: obrero; y otro que vivía del trabajo en general: jornalero. El
obrero tenía un trabajo estable y a razón de ello lograba conseguir una
casita propia en un cité y su salario le permitía tener las condiciones
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Por tanto, para él, el acto de unirse con una mujer no tenía más sentido
que satisfacer su impulso sexual, sin considerar la responsabilidad social y
moral que era propia del acto sexual.
3.3.2 El abandono
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19
Ley 5750, de Abandono de Familia y Pago de Pensiones Alimenticias de diciembre
de 1935 y dictada por el gobierno liberal-conservador de Arturo Alessandri. (Illanes,
2006, pág. 418)
116
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JAVIERA POBLETE VARGAS
Con todos estos antecedentes, queda de manifiesto que para los médicos
y en especial para las “visitadoras sociales”, un hombre debía cumplir con
su deber de esposo y padre proveedor para lograr transformar el cuadro
clínico de la moral y de la pobreza que azotaban al país. El hombre debía
ser responsable de su descendencia, de su salud y de su vida. Debía
convertirse en el guardián económico de una familia en miras del
progreso de la nación. Debía renunciar a la prostitución y al alcohol, todo
para formar un hogar bien constituido (Rosemblatt, 1995).
118
NI MADRES NI PADRES
Por este motivo los/as profesionales afirmaron que la maternidad era una
función social que debía ser regulada. La ciencia había demostrado que el
desarrollo vigoroso de un pueblo dependía principalmente de la calidad
de la semilla; y que cuidar y educar al niño desde la gestación hasta la
escuela y el taller, equivalía a velar activamente por los intereses y la salud
del cuerpo social (Fierro, 1929). Sin embargo, para los médicos Raúl
García y Moisés Díaz (1933) lamentablemente en Chile:
119
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La escasa cultura de la gente del pueblo, las exigencias dentro del hogar,
el cuidado de una numerosa prole y, especialmente, el desconocimiento
de los conceptos más elementales de una maternidad consciente, ha
hecho que en nuestro país se pierdan numerosos niños, sea durante el
embarazo o en los primeros días del puerperio (pág. 272).
120
NI MADRES NI PADRES
Viene ella de un medio semejante al que pasó la infancia nuestro tipo (El
Jornalero), rancho o conventillo, y por razones de esta naturaleza ha sido
a temprana edad seducida, a veces ha tenido promiscuidad sexual, y en
todo caso lo corriente es que tenga uno o dos hijos, cada uno de distinto
padre.
¿En qué pasa la vida nuestra mujer? En comadrerías con las vecinas,
comentando los amoríos o rencillas de medio vecindario, formando
número en las remoliendas semanales que nacen con la llegada de dos o
tres hombres que se han pagado.
121
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(…) Más tarde nuestra pobre mujer sabe que en tal o cual parte se
reparte alimentación, ropa o algo de dinero a los pobres, allá va ella con
sus hijos a pedir limosna. Pronto aprenden los hijos a conmover la piedad
con sus andrajos y corren detrás de la gente pidiendo un cinquito para
pan; no hay corazón para resistir al plañidero acento de un chico que tirita
de frío, y la buena gente le da, nó el cinco porque éste es escaso, sino el
diez o veinte (…). (págs. 291-292)
123
JAVIERA POBLETE VARGAS
Son sólo los medios de que se vale la naturaleza para que ellas lleguen a
ejercer la noble y bella función maternal, dentro del matrimonio. (pág.
324)
Para él, este caso representaba una de las tantas tragedias morales que eran el
fruto inevitable de las leyes del amor (Calvo Mackenna, 1928). La joven,
villanamente burlada por el hombre que la abandonó en el momento en
que su vientre fue fecundado, se rebelaba ante el destino y su deber social.
No quería ella a su hijo, pues veía en él al hombre hacia quien había
engendrado el mayor de los odios y los desprecios. Ella no quería casarse,
tampoco quería recibir nada de él. Por eso, siendo huérfana de infancia,
sin familia, sin padre, ni madre en quien confiar a este nuevo ser, acudía al
hogar para dejar a su hijo y luego pagar con su trabajo una cuota mensual
124
NI MADRES NI PADRES
Adiviné, en el caso que referimos, que aquella infeliz madre abrigaba para
su antiguo prometido y padre de su hijo, el mayor de los desprecios, el
más violento de los enconos, la más invencible repugnancia. Rechazaba
indignada, cualquier insinuación que la condujera hacia el matrimonio,
rechazaba con mayor indignación aún cualquiera idea de ayuda
pecuniaria del padre de su hijo; no quería nada, nada de él.
125
JAVIERA POBLETE VARGAS
Para los médicos y las “visitadoras sociales” las condiciones de vida de las
mujeres incidían directamente en el quiebre del binomio madre-niño.
Puesto que ella, al no poseer los medios económicos suficientes para
mantener a sus hijos, se veía en la obligación de abortar o de
abandonarlos en un hogar de huérfanos, de expósitos o en hospitales. Y
en el peor de los casos, al interior de una pieza oscura y húmeda de un
conventillo.
126
NI MADRES NI PADRES
El problema de las mujeres del pueblo era que la miseria obstaculizaba sus
posibilidades de criar sanamente a su hijo o hija. Por eso, aun cuando
127
JAVIERA POBLETE VARGAS
Se tiene que producir muchas veces una horrible lucha entre el cariño
maternal que hacia el hijo se inicia y la expectativa de la miseria, la
escasez de alimento, de la falta de hogar, lucha que aleja el momento del
abandono hasta el último instante, hasta aquel en que la vida del niño se
escapa, produciéndose así esa enorme mortalidad que es el escollo de
todas las casas de expósitos. (Valdés, 1928, pág. 191)
Para ello es necesario preocuparse de la mujer sin hogar que tiene un hijo
y a la cual hay que evitarle la tentación de suprimirlo, ya sea haciéndolo
desaparecer antes del nacimiento o ya sea arrojándolo al torno de la Casa
de Expósitos.
Para esto es indispensable, en primer lugar, reaccionar contra la
tendencia cruel como inhumana de perseguir a la mujer que se
encuentra en las situaciones indicadas, como si fuera una fiera dañina a la
cual hay que cerrarle todas las puertas, en vez de procurar que se
mantenga con respecto de su hijo en aquel contacto que la naturaleza
exige. Hay que evitarle que siga el camino que principia por el torno de
los expósitos para el infeliz que de nada es responsable y que termina
para la mujer en la más completa degradación. (Valdés, 1928, pág. 190)
Con esto quedaba claro que mientras existieran las condiciones necesarias
para que la mujer desarrollara su tarea maternal; la relación entre ésta y su
hijo se afianzaría. Así, la vida del niño quedaría asegurada junto con el
porvenir de todo el cuerpo social. De no ser así, el quiebre del binomio
madre y niño seguiría siendo parte de la realidad médico social/sexual de
la época.
128
NI MADRES NI PADRES
Para los médicos y las “visitadoras sociales” los niños y niñas que nacían
de la unión ilegítima entre un hombre y una mujer, eran los que por lo
general, corrían la suerte de vivir lejos del seno materno.
¿Pero por qué afirmaron esto? Porque en base a las estadísticas realizadas y
en base a los estudios sobre la realidad médico social del pueblo chileno,
corroboraron que estos niños y niñas eran los que llenaban los hogares de
huérfanos, los que principalmente deambulaban por las calles y los que
morían a temprana edad. En sus diagnósticos, los médicos y las
“visitadoras sociales” coincidieron en que las uniones ilegítimas entre
hombres y mujeres del pueblo tenían bastas y fatales consecuencias en el
vínculo que unía naturalmente a la madre con el niño o la niña que nacía
de ellas. Principalmente porque se consideraba que la falta de
responsabilidad del hombre con su descendencia, contribuía en que las
mujeres del pueblo asumieran solas el rol de la crianza, mientras que él se
mantenía en total misterio. El problema de ello era que las malas
condiciones de vida, la falta de educación y la pobreza en la cual se
encontraban inmersas las mujeres del pueblo, las obligaba a abandonar a
sus hijos/as en los conventillos, en los hogares de expósitos o en los
hospitales. Y peor aún; muchas veces las obligaba a suprimir la vida del
hijo o la hija que engendraban poniendo en peligro su propia vida:
Por lo general, el niño ilegítimo no cuenta sino con su madre; para ésta, el
hijo representa siempre una carga y casi siempre es la desgracia, dentro
de nuestra actual legislación. La madre soltera es una mujer repudiada en
su casa y en el medio social. Debe trabajar para subsistir y para que
subsista su hijo y, por lo tanto, debe destetarlo y abandonarlo a manos
mercenarias que, por lo general, no tienen preparación ni interés especial
en cuidarlo. Destete prematuro, mala alimentación, abandono. Pero no
es esto todo, lo que sería si siempre naciera este fruto de un amor fuera
de la legalidad, pero es que en la mayor parte de los casos no nace y
tenemos la aparición de un tremendo problema social, cual es el del
aborto criminal, causa de gran mortalidad entre las mujeres y de gran
disminución de la natalidad. Varios problemas que resolver se perfilan.
(Recchione, 1935, pág. 578)
129
JAVIERA POBLETE VARGAS
Ella y él se aman de verdad, pero el fruto de ese amor, ese tierno lazo que
consolida la unión de dos corazones, es precisamente el gran obstáculo
que destruye la dulzura ya gustada de un hogar en ciernes, que acarrea la
imposición de una cruel separación y que ha de convertir en <<huacho>>
al pequeñuelo que podría ser hijo de honrada familia si aquella unión
fuera sancionada por las leyes humanas y divinas (Calvo Mackenna, 1928,
pág. 207)
130
NI MADRES NI PADRES
Pero para ellos/as ¿La mujer nacía con el instinto maternal o este se
formaba en su interior a lo largo de su existencia?
131
JAVIERA POBLETE VARGAS
132
NI MADRES NI PADRES
No digo que estos hechos sean tan frecuentes, pero sostengo que no son
tan excepcionales como generalmente se piensa. Esas madres
desnaturalizadas , capaces de tan tremendos rigores para con sus tiernos
hijos, tiene, como se comprende, un instinto maternal rudimentario y si
tratan al hijo ya crecido de pocos años de edad, como si no existieran en
ellas ni los lazos de sangre, ni los impulsos del más elemental sentimiento
de piedad humana, el recién nacido, esa nueva complicación y esa nueva
carga que se atraviesa en la senda de su escabrosa y miserable vida, ese
nuevo ser que ni siquiera sienten que a ellas pertenece y al cual no les
une ni la sombra de un afecto, debe ser y ha de ser alejado y colocado en
cualquier parte. (pág. 204)
133
JAVIERA POBLETE VARGAS
Por esta causa, concluyeron que era necesario que la mujer del pueblo
recibiera toda la educación necesaria sobre la maternidad, para que
desarrollase ese vínculo natural que la unía a su hijo. De ese modo, las
cifras de abandono, de maltrato y de mortalidad infantil se reducirían
considerablemente en el país y encaminarían a la sociedad al progreso y la
modernidad.
Con todos estos antecedentes podemos concluir que para los médicos y
las “visitadoras sociales”, la forma de comportamiento social y sexual de la
mujer del pueblo, su pobreza y su falta de conocimiento sobre su deber
natural de madre eran la causa más importante del quiebre del binomio
madre-hijo. Lo significativo es que aun cuando reconocieron el grado de
responsabilidad que la mujer tenía en este problema, también
diagnosticaron que ella era víctima de una sociedad que no le brindaba las
condiciones necesarias para poder desarrollar su instinto maternal. Por lo
tanto, concluyeron que era necesario que los médicos y las “visitadoras
sociales” asumieran la ardua labor de orientar a la madre, víctima del
destino, de la forma más rápida y precisa (Calvo Mackenna, 1928), para
que ésta no abandonara a sus hijos. Para que despertara en su interior el
instinto maternal que la naturaleza le había entregado. De esta manera, el
problema del quiebre de binomio madre niño quedaría resuelto cuando la
madre del niño, que un día lo odió sinceramente, pudiera vivir para él.
134
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135
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Y al mismo tiempo, tenía como resultado la locura moral del hijo. Según
L. De Bray (1933):
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Por esta causa, la sexualidad del pueblo se convirtió para los/as expertos en
un problema médico-social. Desde su perspectiva, las relaciones sexuales
ilegítimas y también en los prostíbulos, provocaban un aumento
considerable de las tasas de morbilidad venérea. Y ésta tenía graves
repercusiones, tanto en las capacidades productivas de los trabajadores
como en su descendencia.
142
NI MADRES NI PADRES
Junto con ello afirmaron que el estado sanitario de los progenitores tenía
una importancia fundamental sobre el producto de la concepción. Se
consideró que las enfermedades venéreas como la sífilis y la gonorrea, e
incluso la tuberculosis, afectaban directamente y de manera implacable en
el estado de salud de los niños que nacían de ese acto sexual infeccioso:
143
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Por otra parte, para Mme. L. De Bray (1933), la herencia sifilítica era
causa de la degeneración de la raza. Según ella, los niños que nacían de
padres enfermos sufrían consecuencias biológicas que podían llevarlos a la
muerte; pero a su vez desarrollaban una tendencia al delito y a las
perversiones. Si a este cuadro se le sumaba el alcoholismo de los padres,
entonces se masificaban los efectos de anormalidad en las futuras
generaciones:
Cabe agregar que los prostíbulos ─tan masificados entre los sectores
populares─ fueron clasificados como verdaderos focos de infección. Los
hombres concurrían a ellos para satisfacer sus impulsos sexuales y olvidar
sus problemas, sin reparar en la trascendencia social y biológica de sus
actos. En el norte del país, donde existía una gran cantidad de prostíbulos
y población masculina flotante por el trabajo portuario; el Policlínico del
Seguro Obrero entregaba las siguientes cifras de personas contagiadas por
enfermedades venéreas entre 1931 y 1935:
144
NI MADRES NI PADRES
3.7 La prostitución
Es algo unánime aceptado por los hombres de
ciencia y acatado como verdad inconcusa por
los profanos, que la prostituta es un germen
vivo de infección y tanto más terrible cuanto
más depravada.
Octavio Maira 23.
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NI MADRES NI PADRES
Causas:
Efectos:
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Por otra parte, en Santiago, según las cifras manejadas por el médico
Salvador Allende (1939), la situación de las prostitutas era la siguiente:
148
NI MADRES NI PADRES
Así pues, a la luz de los datos presentados, hemos podido reconocer que
para los médicos y “visitadoras”, los factores que contribuían en que las
mujeres del pueblo ingresaran al comercio sexual se relacionaban con la
miseria y la falta de recursos económicos para sobrevivir junto con sus
familias. En ese contexto, el analfabetismo se traducía en la falta de
educación que les impedía acceder a un oficio calificado, y la falta de
educación moral al interior de una familia bien constituida, favorecía la
prostitución de mujeres adolescentes antes de cumplir dieciséis años.
Finalmente se consideró que la pobreza y las relaciones sexuales ilegítimas
propiciaban su condición de madres solteras; razón por la cual se veían
obligadas a buscar los medios para mantener a sus hijos, luego de haber
sido abandonadas por sus familias de origen y/o sus amantes.
149
JAVIERA POBLETE VARGAS
150
NI MADRES NI PADRES
foco de infección, sino que la práctica sexual sin control y sin las medidas
higiénicas necesarias, convertía al prostíbulo en un espacio donde se
daban y se recibían enfermedades de transmisión sexual. A su vez, fuera
de sus fronteras, el pueblo y las mujeres del pueblo en particular,
quedaban expuestas a ser contagiadas por los hombres infectados al
interior de los prostíbulos, pues:
Para los médicos, estos datos indicaban que al interior de los prostíbulos
no se ejercía únicamente el comercio sexual; sino que además se promovía
el consumo de alcohol entre las prostitutas y los hombres que accedían a
sus servicios. Debido a ello, el acto sexual se llevaba a cabo en estado de
embriaguez y dificultaba las capacidades mentales para que ambos sexos
tomaran las precauciones adecuadas para evitar nuevos embarazos y el
contagio de enfermedades venéreas. Por tanto, los prostíbulos no solo
eran un foco de contagio venéreo, sino que a su vez se incitaba a la
151
JAVIERA POBLETE VARGAS
152
4 CONCLUSIÓN
Para llevar a cabo esta empresa, hemos analizado los diagnósticos sobre el
pueblo y el origen de sus males, que fueron producidos por médicos y
“visitadoras sociales” y publicados en diversas revistas de circulación
científica entre 1927 y 1937. Con ello, hemos buscado demostrar cómo
dichos aparatos productores de conocimiento fueron capaces de construir
la “realidad sexual popular” a partir de un imaginario de género que les
permitió elaborar representaciones sobre el comportamiento sexual del
pueblo en su vida cotidiana, en medio de una clara relación de poder. Por
153
JAVIERA POBLETE VARGAS
Tal como vimos, en este escenario los médicos y las “visitadoras sociales”
se convirtieron, en actores claves del proceso de reconstrucción de la
sociedad y como consecuencia de ello protagonizaron un debate
intelectual que buscó determinar los factores que incidían en la
proliferación de los males de la época (mortalidad infantil y general,
enfermedades venéreas, prostitución, alcoholismo, etc.); ya que solo de ese
modo podrían generar las estrategias que les permitirían transformar la
vida del pueblo y asegurar las condiciones sociales/morales mínimas para
154
NI MADRES NI PADRES
En tal sentido, podemos concluir que dicho saber fue producido a partir
de un ideal moral/sexual que a juicio de los médicos y las “visitadoras
sociales” debía guiar el comportamiento social y sexual de los hombres y
mujeres del pueblo para dar solución a los problemas de la época. Por
ello, la familia, la maternidad y la paternidad aparecieron en el
diagnóstico médico y asistencial como modelos ejemplares de
comportamiento social y sexual con los que los/as profesionales
interpretaron las conductas sexuales del pueblo. Lo que nos parece
relevante de esta acción política, es que a razón de ello, el diagnóstico se
convirtió en un dispositivo de poder que construyó la “realidad” sexual
popular y la significó como la causa de los problemas médicos y sociales;
ya que a juicio de los/as profesionales, los hombres y mujeres del pueblo
no eran ni madres ni padres, ni respondían a formas de comportamiento
sexual propias de los países desarrollados. Por ello, consideramos que en
esta idea de crisis moral y sexual del pueblo, desde donde se construyó la
“realidad”, devela el imaginario social/sexual desde donde el médico y la
“visitadora social” observaron al pueblo, significaron sus conductas y
elaboraron representaciones sobre su sexualidad para entenderla y dotarla
de sentido.
155
JAVIERA POBLETE VARGAS
156
NI MADRES NI PADRES
Estos hallazgos, nos llevan a concluir que en la medida que ese saber fue
legitimado por la ciencia y por el Estado, se legitima a su vez la ideología
moral/sexual de los médicos y las visitadoras sociales en el imaginario
colectivo que impregna de sentido común a un modelo ideal de
afectividad y de socialización de la libido que es funcional a su propio
proyecto político. Como consecuencia de ello, consideramos que en
Chile, la producción de un saber científico sobre la sexualidad popular
puso en marcha toda una “política general de la verdad” (Foucault, 2009),
que desconoce, margina y silencia cualquier otro saber popular sobre la
sexualidad. Por esto, podemos concluir que tuvo efectos de poder sobre
los cuerpos, ya que buscó que hombres y mujeres del pueblo
comprendieran como erradas todas aquellas conductas que no se
ajustaran a las establecidas por el saber médico y asistencial; puesto que de
ese modo serían capaces de juzgar y transformar sus propias conductas
sexuales en beneficio de toda la comunidad y del proyecto ideológico de
las elites.
Todo esto nos lleva a concluir además, que en este escenario histórico, el
género operó política y económicamente en Chile. Decimos esto, porque
─desde la perspectiva de nuestro análisis─ las categorías de feminidad y
masculinidad que dispusieron los médicos y “visitadoras sociales” para la
comprensión del mundo popular, favorecieron la construcción de la
157
JAVIERA POBLETE VARGAS
158
NI MADRES NI PADRES
Con todo lo antes dicho, concluimos por tanto, que lo que sabemos del
pueblo y de su sexualidad, tiene que ver principalmente con cómo, a
partir de un imaginario social y sexual, se llevó a cabo una empresa de
producción de saberes, verdades y significados sobre su comportamiento
social y sexual; todo un entramado de discursos que se institucionalizan,
se sedimentan e internalizan para construir la “realidad”. Por tanto,
creemos que deberíamos preocuparnos de esas verdades o de esa
insistencia por hablar de “realidad” médico- social/sexual, ya que ésta fue
y es en sí misma un producto social que encuentra como matriz de
origen, todo un entramado ideológico que da cabida a la producción
significados sobre la vida del pueblo.
159
JAVIERA POBLETE VARGAS
Para finalizar, quisiera exponer aquí una última reflexión que nace de
aquella historia de mi familia llena de olvido, de silencios y que es parte
de esta historia nacional. Ocurre que desde que era pequeña miré con
tristeza a mi abuelo Pablo. Recuerdo que mi padre me decía que su
seriedad, mal carácter, su violencia hacia mi abuela Eliana eran el
resultado de su infancia triste y sin una familia. Siempre decían que mi
abuelo no sabía querer porque nunca tuvo una madre que lo acompañara
en los momentos más dolorosos de su vida o que le diera cariño sin pedir
nada a cambio. Y todos estos argumentos tenían para mí todo el sentido
del mundo porque yo tampoco era capaz de imaginarme viviendo mi vida
sin mi madre y mi padre. De hecho, creo que aún me cuesta. Pero bien, si
digo todo esto es porque creo que este sentimiento familiar no solo se
inscribe en el registro de mi historia individual, sino que devela el
impacto cultural de los discursos científicos sobre la familia, la
maternidad y la paternidad que hemos revisado hasta ahora, y que
demuestran cómo las experiencias y las relaciones sexuales han sido
dotadas de sentido común para favorecer una determinada forma de
comportamiento social/sexual que sea capaz de garantizar la pervivencia
de nuestro sistema político y económico. Lo interesante es ver cómo, a
través de nuestras historias familiares se evidencian las transformaciones
culturales respecto a la concepción de la maternidad y la paternidad
generación tras generación. Y cómo además se hacen más fuertes, se
debilitan o se transforman de acuerdo a los contextos sociales y políticos
que experimentamos; demostrando con ello que no existe una verdad
histórica, sino más bien discursos, todo un campo de disputa, de luchas y
enfrentamientos por el sentido de nuestras conductas sexuales y afectivas.
Por este motivo y a razón de todo nuestro recorrido, podemos concluir
que no existe ni ha existido una “realidad” sexual popular, ni una sola
forma de ser madres y padres, sino que más bien ha existido voluntad de
realidad, voluntad y representación.
160
ÍNDICE DE CONCEPTOS
Alcoholismo, 55, 59, 70, 135, 136, 137, Familia, 9, 12, 15, 16, 17, 18, 20, 27, 28,
138, 140, 144, 154 29, 30, 31, 35, 84, 92, 99, 101, 102,
Amor, 4, 102, 107, 108, 109, 115, 119, 103, 104, 105, 109, 110, 111, 113,
123, 124, 125, 129, 130 115, 116, 117, 118, 123, 124, 130,
Asistencia, 7, 33, 34, 36, 37, 43, 52, 83, 132, 137, 139, 140, 141, 148, 149,
145 151, 155, 157, 158, 159, 160
/Asistencial, 8, 10, 21, 32, 40, 42, 43, Feminidad, 21, 22, 24, 39, 40, 43, 75, 76,
45, 47, 49, 52, 54, 69, 75, 76, 78, 93, 94, 156, 157
79, 82, 84, 88, 92, 93, 94, 98, 154, Género, 3, 5, 8, 9, 12, 18, 21, 22, 23, 24,
155, 157, 158, 159 25, 26, 29, 30, 31, 32, 39, 40, 42, 43,
Capitalismo, 15, 19, 28, 30, 46, 47, 49, 51, 44, 72, 75, 91, 92, 93, 94, 101, 112,
63, 103 153, 155, 156, 157, 158
Ciencia, 10, 11, 12, 20, 25, 26, 27, 31, 35, Hombre, 15, 26, 28, 30, 40, 41, 53, 59,
37, 44, 50, 61, 64, 66, 70, 71, 73, 76, 61, 72, 79, 84, 94, 98, 102, 104, 106,
77, 82, 85, 89, 92, 95, 119, 136, 145, 107, 111, 112, 113, 114, 115, 116,
157 117, 118, 121, 123, 124, 126, 129,
Cuestión Social, 18, 51, 89 130, 140, 151, 156, 158, 159
Deseo, 17, 22, 43, 72, 91, 115, 126, 148 Ideología, 25, 26, 27, 31, 34, 39, 53, 62,
75, 76, 81, 92, 93, 155, 156, 157, 158
Diagnóstico, 10, 32, 42, 43, 45, 67, 75, 76,
79, 80, 81, 82, 84, 86, 89, 104, 121, Ilegitimidad, 68, 69, 89, 94, 102, 106, 107,
122, 155 110, 114, 156
Discurso, 8, 9, 21, 27, 28, 31, 39, 40, 43, Imaginario, 7, 8, 9, 18, 20, 21, 24, 25, 26,
48, 52, 66, 72, 82, 83, 85, 88, 89, 92, 29, 31, 43, 72, 75, 85, 91, 92, 93, 94,
93, 94, 138, 139, 153 153, 155, 157, 158, 159
Enfermedad, 28, 36, 39, 45, 46, 49, 54, Madre, 16, 17, 59, 72, 79, 81, 88, 97, 106,
55, 56, 58, 59, 61, 68, 70, 71, 76, 77, 107, 108, 109, 110, 111, 115, 116,
78, 79, 80, 83, 84, 88, 89, 94, 95, 98, 118, 119, 120, 121, 122, 123, 124,
99, 100, 102, 107, 114, 137, 139, 140, 125, 126, 127, 128, 129, 130, 131,
141, 142, 143, 144, 145, 146, 147, 132, 133, 134, 140, 143, 148, 156,
150, 151, 152, 154, 156 158, 160
/Venéreas, 28, 36, 56, 78, 89, 94, 102, /Binomio madre-niño, 28, 89, 94, 119,
114, 140, 141, 142, 143, 144, 145, 120, 122, 123, 126, 128, 134, 156
146, 147, 150, 151, 152, 154, 156 /Maternidad, 18, 20, 24, 26, 28, 39,
40, 43, 75, 89, 92, 93, 94, 100,
Estado, 7, 8, 9, 12, 18, 19, 20, 27, 28, 31,
109, 119, 120, 122, 123, 127, 131,
32, 33, 35, 36, 39, 40, 41, 42, 43, 46,
134, 143, 155, 158, 160
47, 48, 49, 50, 52, 54, 55, 56, 58, 59,
61, 62, 63, 64, 65, 67, 68, 69, 70, 71, Masculinidad, 21, 22, 24, 39, 40, 43, 75,
72, 73, 75, 82, 85, 86, 87, 88, 89, 90, 76, 93, 94, 112, 156, 157
91, 101, 104, 108, 109, 130, 135, 136, Medicina, 7, 39, 43, 61, 63, 64, 77, 78, 81,
137, 138, 141, 143, 151, 154, 157, 82, 114
158, 159
161
JAVIERA POBLETE VARGAS
/Médico, 7, 8, 10, 19, 20, 21, 34, 39, Poder, 9, 10, 12, 16, 18, 20, 21, 22, 23,
40, 41, 43, 47, 48, 49, 53, 55, 57, 24, 26, 27, 29, 31, 32, 35, 40, 42, 43,
60, 61, 64, 66, 71, 73, 75, 76, 78, 44, 50, 52, 53, 60, 61, 62, 64, 65, 67,
79, 80, 82, 84, 85, 87, 88, 89, 92, 73, 75, 76, 82, 83, 84, 85, 86, 87, 90,
93, 94, 101, 102, 103, 105, 119, 91, 92, 102, 109, 110, 124, 134, 146,
120, 124, 125, 128, 129, 131, 133, 153, 155, 157, 158
135, 136, 138, 142, 143, 148, 154, Privado, 12, 29
155, 156, 157, 158, 159 /Doméstico, 11, 29, 30
Moral, 10, 11, 12, 20, 25, 27, 49, 59, 67, /Espacio Privado, 69
68, 70, 71, 75, 76, 77, 78, 79, 80, 81, /Íntimo, 12, 68, 84, 90
82, 83, 84, 88, 89, 92, 93, 95, 96, 97, Prostitución, 28, 55, 56, 59, 70, 71, 89,
103, 104, 105, 106, 107, 109, 115, 94, 99, 102, 105, 118, 145, 146, 147,
116, 118, 122, 123, 125, 126, 127, 149, 150, 151, 152, 154, 156
131, 132, 133, 135, 137, 138, 139,
Público, 29
145, 146, 147, 149, 151, 152, 155,
156, 157, 158 Pueblo, 7, 8, 9, 10, 11, 15, 17, 18, 19, 20,
21, 25, 26, 27, 28, 31, 32, 33, 34, 39,
Movimiento Obrero, 46, 48, 53, 154
40, 41, 42, 43, 44, 45, 46, 47, 48, 49,
Mujer, 16, 28, 30, 40, 41, 72, 81, 84, 102, 50, 52, 54, 55, 58, 59, 61, 62, 64, 65,
104, 106, 107, 111, 113, 114, 115, 66, 67, 68, 69, 70, 71, 72, 73, 75, 76,
117, 118, 120, 121, 122, 123, 124, 77, 78, 79, 80, 81, 82, 83, 84, 86, 87,
125, 126, 128, 129, 130, 131, 132, 88, 89, 91, 92, 93, 94, 95, 96, 97, 98,
133, 134, 140, 143, 152, 156, 157, 99, 100, 101, 102, 103, 105, 106, 107,
158, 159 109, 110, 111, 112, 113, 114, 115,
Nación, 11, 19, 20, 27, 31, 49, 55, 58, 59, 116, 117, 118, 119, 120, 122, 123,
63, 66, 70, 71, 77, 78, 83, 86, 89, 93, 124, 126, 127, 128, 129, 130, 131,
98, 117, 118, 135, 140, 157, 158 132, 133, 134, 135, 136, 137, 138,
Niño, Niña, 9, 16, 19, 29, 41, 46, 56, 59, 139, 140, 142, 145, 146, 147, 149,
68, 79, 81, 89, 95, 98, 99, 100, 102, 151, 152, 153, 154, 155, 156, 157,
105, 106, 107, 108, 109, 110, 111, 158, 159
113, 115, 116, 119, 120, 122, 123, /Popular, 7, 8, 10, 18, 20, 21, 24, 25,
125, 126, 127, 128, 129, 130, 131, 31, 32, 40, 41, 42, 43, 44, 46, 50,
132, 133, 134, 137, 140, 143, 144 52, 61, 66, 67, 68, 69, 72, 75, 76,
77, 80, 89, 90, 92, 93, 94, 97, 98,
Padre, 16, 17, 40, 59, 64, 72, 81, 89, 105,
102, 103, 110, 111, 114, 115, 116,
107, 108, 109, 110, 115, 116, 117,
139, 140, 153, 155, 156, 157, 158,
118, 121, 124, 125, 130, 138, 148,
159, 160
156, 158, 160
/Paternidad, 18, 20, 24, 26, 39, 43, 75, Saber, 8, 9, 12, 17, 19, 21, 22, 25, 26, 27,
89, 92, 93, 94, 109, 116, 117, 155, 28, 31, 32, 40, 42, 43, 47, 48, 50, 60,
158, 160 61, 64, 70, 72, 73, 75, 76, 78, 79, 80,
82, 85, 86, 88, 89, 153, 154, 155, 156,
Pobreza, 15, 16, 19, 28, 33, 50, 55, 59, 61,
157, 158, 159
68, 83, 95, 96, 101, 118, 121, 122,
123, 126, 127, 128, 129, 131, 134, Servicio Social, 7, 20, 33, 34, 35, 38, 43,
149, 152 45, 65, 67, 71, 84, 86, 87, 107, 109,
111, 114, 118, 120, 124, 127, 143
162
NI MADRES NI PADRES
Sexualidad, 3, 7, 8, 10, 18, 21, 22, 23, 24, Verdad, 18, 19, 25, 27, 82, 86, 90, 92,
25, 26, 27, 28, 29, 30, 31, 32, 40, 41, 111, 122, 130, 133, 145, 153, 157,
42, 43, 44, 69, 72, 75, 76, 77, 82, 88, 158, 160
91, 92, 93, 101, 142, 153, 155, 156, Vicios, 28, 68, 70, 83, 94, 95, 102, 114,
157, 158, 159 135, 136, 139, 145, 147, 151, 152,
Sujeto, 7, 8, 10, 12, 23, 41, 91, 109, 113, 156, 157
152 Visitadora Social, 65, 83, 84, 96, 102, 112,
Trabajo, 4, 5, 8, 9, 12, 21, 22, 28, 30, 33, 115, 120, 122, 123, 126, 132, 137,
34, 41, 42, 48, 51, 52, 60, 63, 64, 69, 143, 155
76, 79, 87, 91, 95, 96, 98, 112, 113,
124, 132, 141, 144, 149, 153, 156
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