Semana 1 Transparencia y Probidad en La Administración Pública
Semana 1 Transparencia y Probidad en La Administración Pública
Semana 1 Transparencia y Probidad en La Administración Pública
PÚBLICA.
UNIDAD I
ÉTICA PÚBLICA.
1. CONCEPTOS BÁSICOS.
Muchas son los actos que el ordenamiento jurídico ha catalogado como transgresores
de la ética pública, no sólo desde el espectro administrativo sino también de naturaleza
penal, y es posible señalar que existen aún tipos que necesitan atención por la influencia que
tienen, actos reprobables en el ejercicio del poder que lo trastocan, lo que genera un mal
entendimiento, que traerá como consecuencia la falta de respeto e intimidación en la gestión,
que en ciertos eventos despersonaliza o coarta el ejercicio de la función de manera proba,
con el objetivo de conseguir las metas sin medir las consecuencias, sin la optimización de
recursos y sin respetar las instituciones que protegen el bien común.
Dos son las herramientas jurídicas opuestas que usa la legislación para encausar la
administración hacia el bien social, los cuales se nombran a continuación:
Se trata de una supervisión más estrecha de los actos infractores; de procesos en que
la claridad consiga evitar las situaciones riesgosas; obligación de rendir cuentas,
modernización de los sistemas de control, endurecimiento de la responsabilidad y
transparencia de los actos administrativos.
Con esta opción se busca la concreción de una labor acorde a la realidad del medio
externo e interno de la administración pública, además de fortalecer los sistemas de
incentivos a la optimización de la gestión.
Gran parte de la doctrina está de acuerdo en que cinco son las principales causas que
resultan en malas prácticas que van en contra, gravemente, de la ética en la función pública,
y ellas son:
Varias de estas normas aún no se hacen suficientes en los mismos temas, porque en
ciertos casos no hay mecanismos para perseguir determinadas responsabilidades
administrativas, como pasa por ejemplo con los alcaldes.
Por cierto, las leyes generales que han entrado en vigencia en los últimos años en el
tema relativo a los suministros, contratos, publicidad y transparencia, procesos
administrativos, declaraciones de bienes e intereses, entre otras, han ayudado en la entrega
del servicio público y que en este se disminuyan los actos contrarios a la ética y a la moral,
ya sean arbitrarios o ilegales.
Desde que las personas viven comunitariamente, el control moral de los actos ha sido
fundamental para conseguir el bien común. A pesar que los diversos sistemas morales se
erigían sobre bases unilaterales de conducta, estos evolucionaron de forma impensada en
ciertos casos, a partir de que se iba en contra de dogmas religiosos o de costumbres que
primero fueron hábitos y luego normas colectivas consensuadas, o así mismo de normas
coercitivas dictadas por líderes, con el objeto de reducir los desequilibrios dentro de la
sociedad.
Los conceptos de ética y moral señalan cómo las personas se deben comportar, de
forma tal que actuando de una cierta forma y en concordancia con un código moral
determinado fueran adquiriendo una determinada forma de ser o una personalidad
específica.
Según los comportamientos y costumbres, los seres humanos dan una estructura a su
existencia y adquieren su forma de ser única e irrepetible. Esta personalidad se obtiene a
través de un conjunto de actos repetidos constantemente en el tiempo, los que desarrollarán
los hábitos.
En la antigüedad se creía que los conceptos de ética y moral querían decir lo mismo,
pero en la actualidad se piensa que la primera es una definición más técnica que va inserta al
dentro de la filosofía y entrega un esquema de pilares filosóficos que son el sustento de un
código prescriptivo; en cambio, la moral conceptualiza ese código de prohibiciones, el cual es
sancionado e integrado a la forma de vida de una determinada nación.
Definición de ética.
Disciplina dentro de la filosofía que se ocupa del estudio de la moral del hombre
aplicada a su forma de vida y, por lo tanto, a su forma de actuar responsable.
Etimológicamente, la palabra ética viene del latín “ethos”, que significa costumbre, se
refiere a una acción humana.
Aquellos dos conceptos dan origen a lo que se conoce con el nombre de “deontología
profesional”, la cual debe ser la base de todas las actuaciones dentro de los servicios
entregados por la administración del Estado, a través de los trabajadores que los componen.
Definición de moral.
Una vez que la ética determina las maneras de comportamiento, aquella hace una
clasificación de estas. Por una parte, están las actuaciones que reportan algún beneficio, son
convenientes o positivas para las personas ya que no perjudican ni al otro ni a uno mismo y,
al contrario, ayudan al resto de los individuos. Ejemplos de estos son los siguientes:
• La libertad.
• La justicia.
• La prudencia.
• El honor.
• El despotismo.
• La tiranía.
• La injusticia.
• La imprudencia.
• La traición.
Esta idea debe configurarse como una manera de ser sostenible en el tiempo, ya que
los que las personas son es el resultado de lo que han sido a lo largo de sus vidas. La virtud
debe erigirse como una manera de vivir de manera honesta, o sea, actuando correctamente.
Aristóteles señala que “No hay nada tan bello y tan legítimo como que el hombre actúe
correctamente”.
La virtud es una potencia que puede y que debe desenvolverse, de esta manera, la
virtud de una persona es su intención y su actuación de manera concreta aplicando en su
vida principios tales como la empatía, la rectitud, la honestidad, la excelencia, entre muchos
otros. Lo básico de este concepto es la fuerza, pero la fuerza específica para actuar bien.
Las virtudes que poseen los seres es lo que les da su valor intrínseco o, dicho de otra
manera, su excelencia propia. Virtud es potencia en el sentido amplio, y en el restringido es
la potencia de la humanidad. Ahora bien, si este principio se aplica, en conjunto con la moral,
hará que las personas sean más humanas o más excelente que el resto, pero si no se hace
de esta manera, los individuos serían estigmatizados como inhumanos. Este hecho parte de
la base de un deseo de humanidad, que de estar ausente la moral y la ética serían una
ilusión.
La virtud es una manera de ser que se adquiere con el objetivo de pregonar y hacer el
bien. No en el sentido del bien absoluto, tampoco en busca del interés particular, ya que para
esto con adquirir el conocimiento y aplicarlo de manera irracional. El virtuosismo no existe
sólo para contemplarla, sino que para llevarla a la praxis. Se debe buscar obtener el bien y
este sólo es encontrado en los hechos buenos y en las buenas costumbres que, según
conceptos antiquísimos, son conocidas con el nombre de “excelencias”.
Los estudios referentes a la ética señalan que los individuos, al realizar acciones
sujetas al respeto del virtuosismo, estas encontrarán un “estado activo”, el cual conlleva
responsabilidad y conciencia de cada acto que se lleva a cabo. Estar en acto quiere decir
que la persona es dueña de su realidad, que es el amo y dominador de sus deseos en
directa relación con la recta razón.
• La franqueza.
• La veracidad.
• El buen humor o jovialidad.
• El honor.
• La cordialidad.
• La amabilidad.
• La generosidad.
• La magnificencia.
• La magnanimidad.
• La autoridad.
• La amistad.
• El valor.
• La templanza.
• La sobriedad.
• La moderación.
• La justicia.
• La libertad.
• La lealtad.
• La paciencia.
• La humildad.
• La fortaleza.
• La sinceridad.
• La capacidad.
• La sabiduría.
• El compromiso.
• El respeto.
• La prudencia.
Según los filósofos antiguos, una pasión esclaviza, desquicia y arrastra a los humanos
a resultados viciosos. Las pasiones orientan a las personas sin tomar en consideración su
propia voluntad, por ende, todo lo realizado sin libertad y deliberadamente se lleva a cabo
con pasión.
Desde un punto de vista metafórico, Platón ilustra este pensamiento con la alegoría de
la caverna, en la que refleja, por una parte, a las personas que están inmersas en una
caverna, sometidos por la ignorancia, cegados por la oscuridad, y por otro, a los sujetos que
consiguen salir de ella y alcanzar la luz, donde conocerán la verdad a través del
conocimiento. Aristóteles plasma este hecho, también desde la metáfora, al referirse a los
que viven “despiertos” como lo bueno en oposición a los que están “dormidos”.
Dentro de las clasificaciones hechas por Aristóteles, este autor señala los vicios de
común ocurrencia, los cuales son los siguientes:
• La adulación.
• La ira.
• La ambición.
• La injusticia.
• El robo.
• La pereza.
• La desvergüenza.
• La envidia.
• La cobardía.
• La indiferencia.
• La jactancia.
La enseñanza de la ética indica que las virtudes son el justo medio entre dos
posiciones radicalizadas. Por ejemplo, en lo referente a la manera en que las personas
gastan el dinero, en un punto se encuentra el avaro que busca acumular cada vez más sin
gastar nada, y en otro totalmente extremo está el pródigo que gasta desmesuradamente sus
bienes. La posición conciliadora entre ambos es la que constituye el “justo medio”, y lo
constituiría el sujeto que administra su dinero de manera prudente, gastando solo donde
debe, cómo debe, cuando debe, cuanto debe, con quien debe y, otrora, a ese tipo de
personas se les designó con el nombre de “liberales”.
En pocas palabras, las virtudes son una disposición deliberada de actuar, que se
refiere al justo medio entre los humanos, que se establece por medio de la forma en que
sería determinada por un sujeto prudente, es decir, a través de la razón. Se trata de la
medianía entre dos vicios, uno por defecto y otro por exceso. De la forma antes dicha,
cualquier justo medio es considerado como una virtud.
El desarrollo de los vicios día a día es conocido como “el mal”, en cambio, el cultivo de
los actos virtuosos es “el bien”. De acuerdo a que las personas logren entender sus
actuaciones se formará su conciencia, y es a consecuencia de esta que los seres humanos
pueden escoger, bajo una responsabilidad propia, lo que encuentran más acertado sobre la
base de estos parámetros. El cúmulo de actos repetidos durante un cierto lapso de tiempo de
manera uniforme es lo que pasará a constituir las costumbres. Sin embargo, estas siempre
pueden ser modificadas, ya que van cambiando, constantemente, a lo largo de los años. Con
la evolución natural del hombre, cada nación, según las más variadas épocas y costumbres
ha determinado sus costumbres y obligaciones, generando a normas de carácter moral. Si
las actuaciones de los ciudadanos son virtuosas, las costumbres van a ser consideradas
como buenas, de otra manera los hechos que se multiplicaran serán los vicios.
Valorar significa darle su merecida importancia a cierto tipo de actos humanos, como
la solidaridad, la amistad, la justicia, la empatía, entre muchos otros. Estos son fácilmente
reconocibles como hechos imitables y dignos. Las virtudes se asocian a los valores. Cuando
una comunidad repite constantemente una virtud y se valora por todos, esta se transformará
en un valor. Igual situación sucede con los vicios, los cuales se convertirán en antivalores en
la medida que sean aceptados y realizados por la mayoría.
Los valores encauzan los ideales sobre la manera de realizar las cosas e
interrelacionarse con los otros. En una nación, mientras más sean cultivados los valores
menores serán la cantidad de leyes y normas de control. Los principios, valores y normas
éticas orientan el actuar de la sociedad.
El estudio acabado de los valores entrega distintos caminos de investigación, así por
ejemplo, se encuentran pensamientos de menor o mayor universalidad en cuanto a su
aplicación, su amplitud, su duración, etcétera. Una ideología se encarga, por una parte, de la
existencia de los valores reconocidos universalmente, que son llamados “valores supremos”,
los que se encuentran durante el desarrollo de la historia y en las más diversas culturas;
ejemplos de estos son los siguientes:
• La vida.
• La paz.
• La justicia.
• La verdad.
• La libertad.
• La belleza.
• La integridad.
• La belleza.
• La educación.
• La tolerancia.
• La productividad.
• El trabajo.
• La eficiencia.
• La igualdad de oportunidades.
• El desarrollo personal.
• La libertad de expresión.
• La productividad.
• El respeto a la autoridad., entre otros.
Sin embargo lo dicho, no todas las creencias o ideas llevadas a cabo por una
colectividad de personas puede considerarse como un valor, por ejemplo, un país en el cual
la corrupción ha llegado a las más altas esferas de poder y a un nivel increíble, dará como
resultado que este fenómeno se vuelva crónico y, por ende, parte del diario vivir de las
personas. Un sujeto que está sumido en una cultura corrupta está en peligro de perder los
parámetros para determinar si el acto que realiza puede ser clasificado como un valor o no.
Puede pasar, además, que otros hayan perdido esa facultad de pensamiento o puede que
nunca la hayan adquirido, y aceptarán como algo de rutina o normal los hechos que atentan
contra la ética. Cuando un Estado está desposeído de normas morales, se degenerarán los
valores esperables y surgirán acciones identificadas con los antivalores. De esta manera, los
antivalores se prolongan y expanden en el tiempo de acuerdo a que si la mayoría de las
personas los empieza a valorar como algo positivo y no negativo, lo que pasará a ser algo
“normal”.
Todos estos cambios son el fiel reflejo de las modificaciones de las escalas de valores
en el último período de tiempo.
Los principios pueden definirse como la causa basal que impulsa la acción de un
sujeto.
Aquellos ejemplos son el reflejo de dos realidades totalmente diametrales ya que, por
un lado se encuentra el individuo apasionado por el dinero y por otro está el que se
encuentra en disposición de generosidad, es decir, tomando en cuenta los principios sobre
los que base su actuar será para mal o para bien. De esta forma, que cada uno escoja la
senda del vicio o de la virtud, es una decisión personal y voluntaria.
• Sirve a tu entorno.
• Obra generosamente.
• Presta ayuda al que lo necesite.
• Has el bien.
• Es un ejemplo en hacer bien las cosas.
• Trata al resto de las personas de la misma forma como te
gustaría ser tratado.
• No confíes ni en tu sombra.
• Cada minuto es dinero.
• Negocia si quieres avanzar.
• No perdones y no olvides.
• Quien la hace la paga.
Los principios son indispensables en cualquier Estado y por lo tanto, en todas las
fases de enseñanza y formación de las personas, ya que el individuo antes de ser cualquier
cosa es un ser que posee razón y discernimiento. Los principios son los pilares
fundamentales de toda construcción ética, pero cualquier siembra de estos tendrá mejor
cosecha si va de la mano con la convicción, o sea, del convencimiento racional que se
produce a consecuencia de una deliberación espontánea y libre.
“El hombre debe renovarse cada día y después volver a renovarse, renovarse sin descanso y
nunca dejar de renovarse”.
En este sentido, se señala por los filósofos que la sabiduría ética consiste en hacerse
dueño de las mejores herramientas para forjarse a sí mismo; esta es una necesidad que
Ya que las personas están condenadas a ser libres, donde se deben tomar decisiones,
lo más íntegro es elegir de la mejor manera, creando un carácter único, que es la
consecuencia lógica de realizar actos buenos. En otros términos, la ética es un estudio con el
fin de hacer el bien al resto y, por supuesto, a uno mismo.
Pese a que se le reconoce la virtud de ser el primero plasmar en el papel las ideas
respecto a la ética, no se trata del primero en referirse al tema, ya que es él quien hace un
reconocimiento en cuanto a que lo escrito por su persona es un conjunto de pensamientos
que fueron expresados por otros filósofos anteriores. El pueblo romano, por su parte, fue el
primero en realizar tratados sobre la moral, erigiendo a Cicerón como la primera persona en
acuñar dicho término en el siglo I A.C. Por ende, los sabios de la antigüedad que adiestraron
y escribieron sobre la ética fueron los que señalaron cuáles actos humanos debían ser vistas
como vicios y cuales como virtudes, y lo hicieron en base al profundo estudio de las distintas
formas de ser de los sujetos. La ética y la filosofía son ramas del conocimiento que son el
resultado de las ideas de las civilizaciones antiguas.
Desde el prisma etimológico así como del común uso de las palabras ética y moral,
estas significan exactamente lo mismo. El término “ethiké-ética” proviene del griego ethos,
que quiere decir carácter o hábito, al igual que el vocablo latino “mos-moris” del que proviene
“moral” que se refiere a la costumbre o a quienes tienen buenas costumbres. De esta
manera, es posible señalar que la ética y la moral están referidas al carácter o a la manera
de ser que los individuos van forjando durante su vida.
Hay intelectuales que señalan que la moral está referida a la religiosidad y la ética a lo
laico. Pero existen otros que dicen que ambos términos integran a la religión o que, por el
contrario, los dos son laicos. El hecho de asociación entre el significado de moral con la
religiosidad redunda de que el cristianismo asumió la idea de moral tipificada por Cicerón;
esto se impuso debido a que esta concepción se ilustró cuando este religión comenzó a ser
poseedora de un poder inusitado.
Luego, santos cristianos como Santo Tomás de Aquino y San Agustín harán la misma
operación, pero esta vez con la ética dictada por Aristóteles. A partir de esas ideas es que
muchos señalan que la sola mención de moral o ética debe hacer a una persona pensar en
la religiosidad.
b) Enfoque teórico-práctico.
Este está referido a que la ética está inmersa en la reflexión, análisis y estudio
filosófico y/o intelectual, en tanto que la moral se refiere a la praxis o ejecución. En este
punto, la moral se definiría como la ética puesta en práctica.
En este sentido, la ética debe ser usada en el sector académico, en cambio, la moral
debe aplicarse en el uso popular y diario.
d) Enfoque general-particular.
Este pensamiento señala que la ética determina las ideas generales que tienen que
respetarse por la sociedad, en tanto que la moral determina los parámetros establecidos con
el único objeto de velar por el fuero personal.
Fines de la ética.
Según estos pensamientos, todo sujeto es beneficiado con ambos poderes, ya sea
con sus condiciones o con sus decisiones, y es este el encargado de utilizar cualquiera de
ellas, ya que, según el estudio de la ética, no son las circunstancias, por muy duras que
puedan parecer, las que originan los sufrimientos del hombre sino que las elecciones
individuales, es decir, la manera de afrontar la realidad es la que determina el carácter de los
sujetos.
En resumen, la ética tiene como objetivo conseguir que las personas sean conscientes
de sí mismas, de las acciones que lleva a cabo y de sus consecuencias, logrando controlar
las riendas de su propio ser para actuar en aras de la comunidad.
Los seres humanos con valores no son egoístas, son responsables en su trabajo, dan
respuestas a sus dificultades, son serviciales, no roban, son fieles al respeto de los derechos
Hay que tener presente que la ética se encuentra tanto en el sector privado o íntimo
de la persona, como en sus actos desarrollados al ser un servidor de la administración
pública del Estado, cuyo fin último debe ser “el bien común” y el resguardo de los intereses
de la comunidad. Así las cosas, las directrices morales del servidor público van más allá de
su propia persona y se insertan, necesariamente, en sus objetivos al momento de realizar su
trabajo, obligaciones que nacen de su cargo, el cual está orientado a conseguir el objetivo
para el cual fue creado y que es un peldaño dentro de toda la esfera política de
administración. La consecución del bien común debe ser una de las premisas fundamentales
al momento de ingresar al servicio público, ya que los fines con este carácter deben ser
asimilados por la persona que lleva adelante la función.
Así, la ética pública tiene una mayor relevancia en cuanto a la idea de probidad
administrativa, porque en este escenario se está hablando del cúmulo de organismos que
conforman la estructura administrativa estatal, o sea, el Poder Ejecutivo. Es esta manera,
que la ética pública está provista de sus propias características y particularidades, ya que
esta tiene que ver con la manera de actuar de los funcionarios de los poderes del Estado.
Para hablar de la ética pública se hace imperioso aclarar el concepto, para luego
vislumbrar su objetivo y finalmente desarrollar la importancia de esta temática en relación a
El objetivo que busca la ética pública a través de la aplicación de las virtudes, lejos de
ser una utopía, se materializa en todas las acciones que se llevan a cabo en todos los
escalones del servicio público. Es el conjunto de muchísimos actos realizados por cada
servidor estatal todos los días. Todos los funcionarios están constantemente tomando
decisiones que significan encrucijadas éticas que en algunas oportunidades se resuelven de
forma cotidiana y otras a consecuencia de una reflexión profunda. A pesar que la naturaleza
humana contiene valores fundamentales que dan la posibilidad de discernir entre lo bueno y
lo malo, lo correcto y lo incorrecto, la vida lleva a situaciones en las que no siempre está muy
claro lo beneficioso. La solución a un problema, en ocasiones, puede ser herrada si el sujeto
no posee una escala de valores que le brinde la facultad para discernir entre lo que es bueno
de lo que no. En el instante que la persona decide y lleva adelante su acto, la respuesta
puede ser buena o nociva, por este motivo es vital que los funcionarios públicos tengan un
conjunto de principio y valores que los guíe en la toma de decisiones. La ética pública
entrega al individuo un marco de acción que le faculta para realizar sus funciones de manera
correcta en cualquier dilema ética, por complicado que parezca, al brindar directrices para
descubrir soluciones convenientes.
La ética pública puede ser entendida como una labor colectiva, un proceso en que la
comunidad y las personas que la componen van determinando las normas de acción y
En los Estados contemporáneos, el perfil de los individuos que ocupan alguna función
administrativa pública está en un plano heterogéneo, es decir, existe una diversidad
abundante de profesionales de las más variadas áreas del conocimiento, tales como
abogados, contadores, calculistas, profesores, ingenieros, arquitectos, entre muchos; es
más, se puede encontrar un alto número de personas sin educación profesional pero que han
cumplido una función destacada dentro de su comunidad, tales como sindicalistas,
empresarios, cantantes, actores, dirigentes vecinales, etcétera. Ante el legislador, todas las
personas tienen la posibilidad de ser titular de un puesto de elección siempre que posea la
capacidad y el perfil para el cargo, sin embargo, a esas características habrá que agregar
determinados valores éticos.
En el mundo actual, existe un gran fervor entre los ciudadanos por alcanzar un cargo
en la administración del Estado a pesar que el postulante no posea una formación política y
no conozca la responsabilidad y la importancia que aquello conlleva.
La ética pública aplicada a los funcionarios con este carácter significa un radical
cambio en los actos de cada persona, lo que traerá como consecuencia conductas que
tienen como objetivo el interés general. En otros términos, significa la aplicación de las
virtudes por parte de los funcionarios estatales.
La ética pública tiene como objetivo conseguir que los individuos que estén a cargo de
algún puesto público realicen su función de manera honesta y diligente a consecuencia de
una deliberación individual.
La ética pública tiene como fin conseguir el aumento de la cultura valórica y el buen
juicio moderado de los funcionarios y gobernantes, a pesar que es fundamental en cualquier
área del conocimiento, lo es más en el desarrollo de la administración y en la política, ya que
ambas ramas son las encargadas de dirigir el futuro de un país.
La ética pública no busca más que salvar la dignidad del ser humano. Las personas
siempre deben intentar ser más de lo que actualmente son; es conveniente para cada sujeto
aquello que realiza, fomenta y preserva su humanidad. El hombre debe aumentar
exponencialmente su poder, con miras a conseguir una comunidad y un entorno intacto, en
donde debe cambiar fuertemente su rumbo, encaminándolo bajo parámetros éticos.
El rol de la ética es encauzar a las personas que están ante encrucijadas valóricas
para que encuentren las soluciones que les permitan sentirse libres. En pocas palabras, la
ética pública contribuye a que los funcionarios estatales no traicionen ni abandonen a los
ciudadanos, sino que por el contrario, que ayuden a través del desarrollo de sus funciones a
brindarles una mejor vida.
Toda persona que forma parte de la labor estatal debe ser consciente de que el
servicio público es el conjunto de actos de la administración pública para dar respuestas a los
requerimientos de los individuos que forman parte de la comunidad o país. Cualquier
funcionario público debe orientar todos sus actos en aras de obtener el bien común, por lo
que tiene una misión que cumplir en beneficio de la sociedad a la cual pertenece. Lo que se
busca al promocionar la ética es dar una motivación a los funcionarios públicos, conseguir la
consecución de las metas de mejor manera y alejarlos de prácticas reñidas con la moral;
todo lo anterior a un mayor grado de compromiso y confianza por parte de la ciudadanía. Una
confianza de estas características no se consigue sólo con aumentar las herramientas de
control, sino que fortaleciendo las convicciones y los hábitos. Esta labor es de la cual debe
hacerse cargo la ética pública, es decir, debe crear hábitos, forjar convicciones, en base a los
principios que fundamentan su existencia.
Otro motivo que devela lo fundamental de la ética pública en una comunidad es su fin
de conseguir líderes políticos más humanizados, sensibles, que puedan tener la capacidad
de oír y entender, pero sobre todo, que tengan la virtud de resolver las dificultades de
Cuando las conductas morales y los principios son puestas en práctica en el sector
público, esto permite tener Estados justos y viceversa. Cuando no hay conductas éticas esto
redunda en administraciones estatales viciadas. Por estos motivos, muchos países
incorporan propuestas en sus programas de administración relativas a la ética, ya sea porque
hay una conciencia de los beneficios que esta brinda o por la gran presión ciudadana que
quiere gobiernos acordes con los tiempos modernos.
Resumiendo, es dable señalar que el rol de la ética es doble, por una parte, sirve de
límite a los actos que atentan contra principios morales, y por otra, hace posible asimilar las
actitudes virtuosas a través de la promoción de principios valóricos.
Pretender que los seres humanos sean intimidados por medio de elementos
coercitivos, tales como el cumplimiento de la ley o las sanciones de distinta intensidad, no es
la vía para combatir los actos corruptos y las conductas antivalóricas. La causa que dirige un
acto antiético es la acción deshonesta del servidor estatal, o sea, la función que está viciada
se presenta porque un sujeto toma la decisión de llevarlo a cabo y usa en ella todos los
medios intelectuales que posee, con el ánimo de defraudar al sistema, lo que lleva a un mal
servicio para el ciudadano, el cual resultaría una víctima de un servicio mal entregado. La
implementación de normas jurídicas, programas de información, tecnologías de control,
informes de gestión, etcétera, se consideran herramientas externas a la persona y, a lo
mejor, logren disminuir pero nunca podrán evitar actuaciones antiéticas por naturaleza en el
desempeño de la función. En suma, el cúmulo de controles y normas para asegurar su buen
resultado, no dan garantías concretas que el servidor público vaya a realizar siempre
conductas éticas; sólo los principios arraigados en estas personas pueden hacer frente a las
encrucijadas con las que se encontrará a lo largo del camino.
El servicio público también puede verse como la labor establecida legalmente que se
lleva a cabo de acuerdo a la legislación vigente en un país con el objeto de hacer frente a
una carencia general que debe ser resuelta. Este servicio se puede entregar a las personas
de dos maneras, las cuales se señalan a continuación:
a) Directamente.
Esto se logra cuando la administración estatal toma sobre sus hombros, a través de
sus organismos especializados, la labor de organizar el desarrollo de las funciones de ciertos
servicios públicos, o sea, lleva adelante la función de gestión de los mismos.
b) Indirectamente.
Este principio se refiere a que la administración pública debe usar los mecanismos más
avanzados, ya sea en cuanto a la administración, gestión o entrega real del servicio por
parte de los funcionarios, donde no serán tomados en cuenta las tecnologías pasadas de
moda y que hacen más lento el trabajo del organismo.
• Eficacia y eficiencia.
Está relacionado con que se logren las metas de la manera más sencilla y usando el
esfuerzo mínimo, ya sea desde el punto de vista humano como de los medios que se
usan para ello. Siempre los servicios públicos están escasos de recursos de cualquier
naturaleza, por eso, lo integrantes que lo componen deben ser conscientes de esta
situación y deben propender a obtener lo máximo con lo mínimo, para lo cual se requerirá
de un grado de especialización en el cargo desempeñado.
Los organismos del Estado no se crearon con fines de lucro, pero siempre se hace vital
recuperar alguna parte de lo gastado, con el objetivo de lograr la continuidad en la
entrega de los beneficios.
• Rapidez.
Es la manera ágil con que se debe brindar el servicio, con el fin de evitar
entorpecimientos inútiles y que desgastan la función pública.
• Suficiencia.
Las maneras de brindar solución a lo requerido por el usuario deben estar conforme a lo
que se solicita en cuanto a calidad y cantidad.
Los organismos que componen la administración del Estado trascienden a las personas
que los administran, es decir, permanecen, por regla general, inmutables en el tiempo.
Todos estos parámetros de acción, permiten llevar a cabo la función pública, la que
será la manera en que la sociedad satisfaga sus necesidades, desde las más básicas a las
más elaboradas.