Declive y Destrucción Del Museo de Alejandría

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DECLIVE Y DESTRUCCIÓN DEL MUSEO DE ALEJANDRÍA

Por Heródoto el Rojo

Durante 250 años la dinastía Ptolomea no dejó de apoyar al Museo y la Biblioteca. Aún
así el poder de los primeros reyes se fue diluyendo entre la cesión de poder a los
sacerdotes de la antigua religión egipcia, para ganarse el respeto de la población
autóctona, y el emergente poderío de la República romana.

La dinastía griega fue, también, adquiriendo costumbres de los Faraones, como la


endogamia entre hermanos, para mantener pura la dinastía y que no hizo otra cosa que
debilitarlos aún más.

A mediados del siglo I a.C. Egipto era prácticamente un protectorado romano, clave
para la República por sus bastas cosechas de grano y ser la llave para el comercio con el
Oriente y África.

ÉPOCA ROMANA

 LA GUERRA DE ALEJANDRÍA

En este contexto nos encontramos en el año 48 a.C. en medio de complejas luchas


dinásticas de la famosa Cleopatra VI y su hermano-marido Ptolomeo XIII. A esto se
sumó la Guerra Civil romana entre los cónsules Julio César y Pompeyo, antiguos
amigos y creadores del primer triunvirato junto con Craso.

En la persecución de César contra Pompeyo éste terminó en Alejandría, en medio de


estas luchas Cleopatra se alió con César y consiguió asesinar a traición a Pompeyo,
cuyo cadáver le fue entregado. Sin embargo, los seguidores de Ptolomeo hicieron frente
al nuevo aliado de su hermana con toda la flota egipcia.

Es precisamente en esta lucha cerca del Faro cuando se produce el primer desastre para
la Biblioteca. En la batalla naval se usaron bolas de fuego de las que algunas cayeron en
la propia Biblioteca, aunque está claro que fue el ejército romano quien lo hizo nunca se
supo si fue intencionadamente.

Más tarde Cleopatra volvería a intervenir en los asuntos romanos al mantener un


romance y alianza con Marco Antonio, miembro del segundo triunvirato y enfrentado a
Octavio Augusto, futuro Emperador. Al final este último venció, Cleopatra se suicidó y
Egipto pasaría a ser una provincia más del nuevo y proclamado Imperio Romano, era el
año 30 a.C.

EL SERAPEUM

No podemos saber exactamente cuantos documentos se perdieron en el incendio del


año 48 a.C., en la llamada “Biblioteca Real”, pero lo que sí sabemos es que los nuevos
gobernantes romanos respetaron e impulsaron el Museo. El propio Marco Antonio
regaló a la Biblioteca gran cantidad de manuscritos de la otra gran Biblioteca de
Mediterráneo, la de Pérgamo, en compensación por el desastre del 48.

También sabemos que la antigua biblioteca fue cambiada de lugar a lo que era llamado
el Templo de Serapis. Éste era una antigua deidad menor egipcia, que los griegos
cogieron como propia en el proceso de mestizaje con la población local. A este nuevo
edificio se le llamó la “Biblioteca Hija”, para diferenciarse de la antigua, y en ella se
guardaron los cientos de miles de documentos que sobrevivieron al incendio.

Recreación de una sala del Serapeum

SIGLOS I Y II

Los dos primeros siglos de nuestra era fueron de relativo esplendor. Ya nunca se
llegaron a las cotas de investigación de tiempos pasados, pero el Museo mantuvo su
prestigio y continuaron llegando eruditos y sabios para aumentar sus conocimientos.
Así, podemos destacar en esta época a Estrabón ( geógrafo e historiador), Claudio
Ptolomeo (astrónomo y geógrafo), y los grandes matemáticos Herón e Hipatia.

Curiosamente Alejandría empezó a destacar en Filosofía y teología, escuelas que


anteriormente no tuvieron gran importancia. El judaísmo siempre había tenido muchos
representantes en la ciudad, de hecho la traducción griega de la Biblia que allí se
escribió fue la más extendida que hubo durante siglos, es lo que actualmente llamamos
el Antiguo Testamento. A éstos se unieron los nuevos monoteístas cristianos que
emergían poco a poco de las persecuciones de los romanos, y que en Egipto tuvieron
bastante arraigo.

Son dignas de nombrar las sectas de la doctrina del Gnosticismo, una curiosa mezcla
entre filosofía y religión en la que se sostenía la necesidad del conocimiento (gnosis)
para alcanzar la salvación; consideraban el estudio como una forma de revelación para
la salvación, muchos de ellos pensaban que estaban “iluminados”.

También destacó la corriente Neoplatónica, doctrina con la cual se quería entender la


idea de Dios desde la filosofía de Platón.

SIGLO III, EL DECLIVE

Sin duda este siglo fue el que marcó el principio del fin del Museo y la Biblioteca.
En el 215 una rebelión contra el emperador Caracalla provocó la ira de éste, y el Museo
dejó de percibir las atribuciones y ayudas que recibían los sabios desde hacía siglos.

En el 265 un intento de secesión del gobernador de Egipto fue aplastada por el enviado
del emperador Galieno.

En el 272 la reina Zenobia de Palmira conquista Egipto. Las tropas romanas de


Aureliano reconquistan la ciudad con grandes destrozos.

En otra rebelión, en el 298, se produjo la quema de libros de sabios contrarios al


imperio, por indicación del propio emperador Diocleciano,.

Cada revuelta y guerra dejaba sus efectos en el Museo, tanto por destrucción directa
como por abandono y reducción de donativos para el mantenimiento de los recintos.

  

ÉPOCA CRISTIANA

SIGLO IV, LA DESTRUCCIÓN DEL SERAPEUM

 El siglo IV se caracterizó por la proclamación del Cristianismo como religión del
estado romano por parte de Constantino. Los cristianos egipcios, llamados Coptos,
pronto destacaron por su influencia.

Las antiguas religiones convivieron con la nueva, hasta que el emperador Teodosio
declaró como única religión oficial el Cristianismo en el 391, así comenzó una
persecución de las religiones y templos “paganos”.

A esta nueva política agresiva del nuevo y cristiano imperio se unió un ominoso aliado
en la propia ciudad, el Obispo de Alejandría Teófilo, ferviente seguidor de la nueva
política antipagana, y que provocó que seguidores suyos destruyeran el templo de
Serapis (Serapeum), en donde se situaba la Biblioteca.

En este año del 391 la Biblioteca recibió un gran golpe del que nunca volvería a
recuperarse.

En el 395 el Imperio romano se reparte entre los hijos de Teodosio, quedando dividido
para siempre en Imperio Occidental, que duró hasta el 476 y el Imperio Oriental. Este
último resistiría 1000 años más, ya como Imperio Bizantino.

La parte oriental sufrió un nuevo proceso de helenización en contraposición al imperio


latino de occidente, y que años más tarde daría lugar al cisma de la iglesia oriental, que
hoy llamamos Ortodoxos.

A partir de entonces, Alejandría se convirtió en un destacado centro de estudios


cristianos en su escuela catedralicia, mientras, de la Biblioteca no se volvió a tener
noticias desde el año 415.
El integrismo cristiano no sólo dejó olvidar el conocimiento allí guardado, sino que
destruyó todo lo que no era “su verdad divina” expresada en la Biblia. A esto se unió la
crisis del sistema económico social romano basado en la esclavitud y que provocaron
infinidad de revueltas y desorden por todo el imperio. Hipatia fue la última directora
del Museo, asesinada por no doblegarse al Obispo de Alejandría.

ÉPOCA ISLÁMICA

La ciudad de Alejandría estuvo bajo el dominio bizantino hasta el año 642, cuando las
tropas musulmanas al mando del general Amr Ibn-al-As tomaron la ciudad.

Es famoso el relato que narra lo que este general preguntó a su superior, el Califa
Omar, sobre qué hacían con los libros que encontró en lo que quedaba de la Biblioteca:

“ Si lo que está escrito en esos libros está de acuerdo con el libro de Dios, no son
necesarios; y si está en desacuerdo no son deseables, así que quemarlos de todas
formas.”

Escribieron posteriormente historiadores árabes que las termas y baños de Alejandría


estuvieron durante meses calentándose con el combustible que proporcionaron los libros
de la Biblioteca.

La realidad es que no existen datos fiables que confirmen estas narraciones, sobretodo
porque no debió quedar mucho que quemar después del año 415.

Así finalizo el homenaje a la institución que durante casi 700 años iluminó el
conocimiento, la inquietud y el saber más de nosotros mismos y nuestro entorno.

Es increíble pensar qué hubiera pasado si esta sabiduría se hubiese mantenido y


superado a lo largo de una Edad Media oscura, en donde las prepotentes religiones y
gobernantes autoritarios hicieron olvidar prácticamente todo lo que nuestros
antepasados inventaron y pensaron hasta el siglo XVII. Con la salvedad de pequeños
“renacimientos”, que fueron recuperando poco a poco este magnífico tesoro del
conocimiento, la Ciencia perdió con la destrucción del Museo y Biblioteca de
Alejandría mil años de su Historia.

Así lo vi, así os lo cuento.

Heródoto el Rojo

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