JUSTIFICACION

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Desde el principio de su existencia el ser humano ha intentado facilitar su desarrollo y

permanencia en el planeta y de adaptar a éste para dar solución a sus necesidades y sin
duda una de las más apremiantes, ahora, es desarrollar procesos de subsistencia en el
planeta mayormente sostenibles.
Después de cientos de años de crecimiento y desarrollo sin conciencia, en los que hasta
el modo de obtener los alimentos pasó de la caza y recolección a la agricultura, ésta
última con la consecuente necesidad de alimento se transforma progresivamente.
La agricultura de subsistencia deviene en la convencional o moderna que al
industrializarse se ejerce únicamente como beneficio comercial.
La agricultura convencional, es un modelo adoptado desde la década de los cincuentas,
que se fundamenta en un sistema de producción de alta eficiencia, dependiente de un
alto uso de insumos sintéticos, donde el manejo monocultivista se justifica como
herramienta fundamental para lograr la mayor eficiencia del proceso productivo1.
Sin embargo, se plantea una estrategia de desarrollo que trata de cambiar las
limitaciones encontradas en la producción convencional. Dicha estrategia es la
agroecología que según la Fundación Heifer - Ecuador (2014) se define como una
forma de producción agropecuaria energéticamente eficiente, económicamente viable
que garantiza la producción de alimentos sanos, preserva los ecosistemas, impulsa el
uso de tecnologías de bajo impacto ambiental y prioriza la utilización de insumos
locales. Articula los conocimientos y prácticas de sistemas productivos tradicionales y
modernos, se sustenta en la investigación participativa, horizontal. Dinamiza las
relaciones sociales, económicas campesinas y urbanas.
Al igual que las definiciones antes mencionadas existen varios estudios que, por un lado
explican lo insostenible de la agricultura convencional (uso indiscriminado de la tierra
para el monocultivo y abuso de agrotóxicos durante el proceso de producción) y por
otro lado la eficiencia y sustentabilidad del modelo agroecológico (manejo armónico de
los recursos naturales). Pero dichos estudios no demuestran estadísticamente esas
disparidades entre estos modelos de producción de la tierra, que es lo que se logrará con
la realización de este estudio.
Varios niveles de gobierno en nuestro país coordinan a través de los mecanismos legales
correspondientes, a fin de favorecer el proceso de transición de la producción
agropecuaria convencional a la producción agroecológica, un claro ejemplo de ello es el
1
Soto, Gabriela. (2003). Agricultura Orgánica: una herramienta para el desarrollo rural
sostenible y la reducción de la pobreza. Costa Rica: Multiprint.
Gobierno Autónomo Descentralizado de la Provincia de Pichincha, que incluso cuenta
con una ordenanza.
Es evidente que las autoridades están conscientes de la importancia de la producción
agroecológica y dimensionan sus beneficios, pero ¿qué hay de los productores? Si bien
no todos, la mayoría no tendría la oportunidad de conocer profundamente el tema y los
beneficios de su aplicación, ahí recae la importancia de este estudio para demostrar al
productor quien es la base de la pirámide del cambio, lo que le conviene y nos conviene
como sociedad.
Este proyecto procura lograr una reflexión en la comunidad sobre la práctica de una
agricultura respetuosa con el ambiente. Ello implica reflexionar como se están
realizando los procesos productivos en nuestro país y cómo podemos contribuir al
desarrollo de propuestas basadas en el enfoque agroecológico.
Se espera que sirva de ejemplo y promueva la aplicación de técnicas agroecológicas en
el proceso de producción de la tierra.
Al dimensionar o tener en cuenta la dependencia del petróleo y la huella ecológica tan
marcada de la agricultura industrial, es imposible no cuestionar o al menos no
preguntarse sobre la sostenibilidad medioambiental, económica y social de las tácticas
agrícolas modernas.
Se supone que la llamada revolución verde no solo era la solución a estos problemas,
sino que mejoraría las condiciones pero fracasó; además de prometer proveer alimentos
para la población mundial, agua, energía abundante y barata, un clima no cambiante
fueron los supuestos no válidos bajo los que fue creada y difundida.
La intensificación de la agricultura con variedades de cultivos de alto rendimiento,
fertilización, irrigación y pesticidas tienen un fuerte impacto sobre los recursos naturales
con perjudiciales implicaciones en el medio ambiente y en la salud.
Un análisis demasiado simplista en apoyo a la agricultura industrializada, alude los altos
rendimientos y los cálculos del abastecimiento total de alimentos para ilustrar el
potencial de ésta para aliviar el hambre. Sin embargo, se entiende desde hace tiempo
que los rendimientos son una condición necesaria, pero no suficiente para satisfacer las
necesidades alimenticias de la gente (Lappé et al, 1998).
En la actualidad, el mundo ya produce suficiente alimento como para alimentar 9 mil
millones de personas, población mundial proyectada para el año 2050 y a pesar de ello
hay mil millones de personas hambrientas. No hay duda alguna, de que la humanidad
necesita un nuevo paradigma de desarrollo agrícola, que promueva formas de
agricultura más biodiversas, resilientes y socialmente justas. El manejo sostenible de los
agroecosistemas se precisa en una equilibrada combinación de tecnologías, políticas y
actividades, basada en principios económicos y consideraciones ecológicas, con la
finalidad de mantener o incrementar la producción agrícola en los niveles necesarios
para satisfacer las crecientes necesidades y aspiraciones de la población mundial en
aumento, pero sin degradar el ambiente. La base de estos nuevos sistemas agrarios son
los estilos de agricultura indígena-campesina.
Existen estudios que analizan a la agricultura convencional y la agroecología por
separado, o hacen comparaciones teóricas de ambas, pero dichos estudios no
demuestran estadísticamente esas disparidades entre estos modelos de producción de la
tierra, que es lo que se logrará con la realización de este proyecto.
Este estudio procura lograr una reflexión en la comunidad sobre la práctica de una
agricultura respetuosa con el ambiente. Ello implica pensar y entender cómo se están
realizando los procesos productivos en nuestro país y cómo podemos contribuir al
desarrollo de propuestas basadas en el enfoque agroecológico.
Se espera que sirva de ejemplo y promueva la aplicación de técnicas agroecológicas en
el proceso de producción de la tierra.

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