LINEA JURISPRUDENCIAL. CIDH. Lesly Criollo. Angie Torres. 4B
LINEA JURISPRUDENCIAL. CIDH. Lesly Criollo. Angie Torres. 4B
LINEA JURISPRUDENCIAL. CIDH. Lesly Criollo. Angie Torres. 4B
DERECHO PÚBLICO
ELECTIVA DE PROFUNDIZACIÓN
GÉNERO Y DERECHO
Doc. Isabel Goyes Moreno
Universidad de Nariño
Facultad de Derecho y Ciencias Políticas
San Juan de Pasto
2020
LINEA JURISPRUDENCIAL
Universidad de Nariño
Facultad de Derecho y Ciencias Políticas
San Juan de Pasto
2020
SENTENCIAS ANALIZADAS
PROBLEMA JURÍDICO
¿La CIDH reconoce a la debida diligencia de los Estados como una obligación de medios y
no de resultados frente a la protección de las víctimas de violencia basada en género?
INTRODUCCIÓN
Artículo 1. Obligación de respetar los derechos. 1. Los estados partes en esta convención
se comprometen a respetar los derechos y libertades reconocidos en ella y a garantizar su
libre y pleno ejercicio a toda persona que esté sujeta a su jurisdicción, sin discriminación
alguna por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión, opiniones políticas o de cualquier
otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra
condición social.
Artículo 2. Los Estados Partes condenan la discriminación contra la mujer en todas sus
formas, convienen en seguir, por todos los medios apropiados y sin dilaciones, una política
encaminada a eliminar la discriminación contra la mujer y, con tal objeto, se comprometen
a: (…) c) Establecer la protección jurídica de los derechos de la mujer sobre una base de
igualdad con los del hombre y garantizar, por conducto de los tribunales nacionales o
competentes y de otras instituciones públicas, la protección efectiva de la mujer contra todo
acto de discriminación;
Artículo 7. Los Estados Partes condenan todas las formas de violencia contra la mujer y
convienen en adoptar, por todos los medios apropiados y sin dilaciones, políticas orientadas
a prevenir, sancionar y erradicar dicha violencia y en llevar a cabo lo siguiente: (…)
b. actuar con la debida diligencia para prevenir, investigar y sancionar la violencia contra la
mujer; (…)
f. establecer procedimientos legales justos y eficaces para la mujer que haya sido sometida a
violencia, que incluyan, entre otros, medidas de protección, un juicio oportuno y el acceso
efectivo a tales procedimientos;
“la labor destinada a eliminar la violencia contra la mujer en la vida pública privada, a
eliminar todas las formas de acoso sexual, la explotación y la trata de mujeres, a eliminar
los prejuicios sexistas en la administración de la justicia y a erradicar cualesquiera conflictos
que puedan surgir entre los derechos de la mujer y las consecuencias perjudiciales de ciertas
prácticas tradicionales o costumbres, de prejuicios culturales y del extremismo religioso”.
Para desarrollar este amplio concepto de lo que debe entenderse como “debida diligencia” la
CIDH ha establecido seis elementos claves para su desarrollo, esto es que debe entenderse
como: (i) aquella investigación que debe llevarse a cabo de manera oficiosa por parte de las
autoridades competentes que se dispongan a nivel interno por el Estado; (ii) la investigación
debe iniciarse de manera inmediata, y ser llevada a cabo en un plazo razonable, (iii) la
investigación debe ser realizada por profesionales con un procesos de especialización en la
materia objeto de estudio, esto es que deben ser competentes y recurrir al uso de lo elementos
y/o procedimientos adecuados; (iv) la investigación debe tener total imparcialidad; (v) la
investigación debe tener por objeto la busca de la verdad de los hechos y el castigo de los
responsables, y finalmente; (iv) debe desempeñarse con garantía a la participación de las
víctimas y sus familiares.
El 25 de noviembre de 2006 la corte resolvió de fondo el Caso del Penal Miguel Castro
Castro Vs. Perú, caso que se ha constituido como uno de los más importantes y complejos
de su jurisprudencia pues los hechos se refieren a un operativo denominado "Mudanza 1”,
llevado a cabo por miembros de la policía y militares de Perú, cuya finalidad era el traslado
de aproximadamente 90 mujeres recluidas en el centro penal "Miguel Castro Castro", a
diferentes centros penitenciarios femeninos, para lograrlo, la Policía Nacional derribó parte
de las paredes externas utilizando explosivos. Simultáneamente se utilizó armas de guerra;
los ataques se perpetraron desde cohetes disparados con fuego y granadas, explosivos,
bombas lacrimógenas, vomitivas y paralizantes en contra de las internas. El resultada de la
arbitrariedad policial en el operativo, dejó como resultado la muerte de decenas de mujeres
y cientos de heridas. No obstantes, aquellas internas sobrevivientes fueron objeto de golpes,
agresiones, y mantenidas sin atención médica por varios días. La corte, logró evidenciar en
su decisión de fondo que el artículo 1.1 de la convención Americana de Derechos Humanos
al expresar el compromiso de los Estados miembros de respetar los derechos y libertades
reconocidos en la misma, trae para Perú las consecuencias directas de las acciones
emprendidas por miembros estatales. La CIDH afirma en esta sentencia que el deber de
investigar los hechos de violencia de género, se constituye como una obligación de medios
y no de resultados, sin embargo, se da un cuestionamiento frente a la forma en cómo el Estado
debe asumir dicho deber; la corte enfatiza en que debe ser entendida como un deber jurídico
propio y no como una simple gestión condenada a ser infructuosa.
Es bajo estas consideraciones que los Estados Partes están en la obligación de suministrar
recursos judiciales efectivos a las víctimas de violencia de género, cuales deberán estar en
concordancia con las estipulaciones del derecho interno como el debido proceso. Este último
derecho, debe ser respetado y garantizado teniendo como sustento fáctico el acceso a la
justicia en un tiempo razonable y que se haga todo lo necesario para conocer la verdad de lo
sucedido y el procesamiento de los responsables.
En el año 2009 la CIDH resolvió de fondo el Caso de la Masacre de Las Dos Erres Vs.
Guatemala, hechos que tuvieron origen entre 1962 y 1996 durante el conflicto armado
interno. El Estado acrecentó la intervención militar para enfrentar a toda persona u
organización que representara cualquier forma de oposición al Estado, con lo cual dicha
noción se equiparaba a la de “enemigo interno”, de esta forma en 1982 un grupo de soldados
guatemaltecos llegaron a Las Dos Erres y sacaron a las personas de sus casas. Tanto hombres,
mujeres y niños fueron encerrados. Mientras mantuvieron encerradas a las mujeres las
golpearon e incluso algunas murieron como consecuencia de los golpes. Muchas mujeres y
niñas fueron violadas por los Kaibiles, dejando como resultado por lo menos 216 personas.
La información que se brindó a los medios de comunicación y a la población en general
fueron equivocados y tardíos. Es por esto, que ante la gravedad de los hechos y el
agotamiento de los recursos internos el caso llega a la CIDH en el año 2008, y es resuelto en
el 2009, teniendo como consideración fundamental que la falta de diligencia en las
investigaciones se constituye como un incumplimiento de las obligaciones del Estado frente
a graves violaciones de derechos humanos, que a su vez van en contravía con las normas
inderogables de jus cogens. La CIDH es enfática en recordar el deber de los Estados de
adoptar medidas integrales para cumplir con la debida diligencia en casos de violencia contra
las mujeres. En particular, deben contar con un adecuado marco jurídico de protección, con
una aplicación efectiva del mismo y con políticas de prevención y prácticas que permitan
actuar de una manera eficaz ante las denuncias. Lo que la corte denomina, “estrategia de
prevención” debe según la misma, tener característica de ser integral, es decir, debe prevenir
los factores de riesgo y a la vez fortalecer las instituciones para que puedan proporcionar una
respuesta efectiva a los casos de violencia contra la mujer.
Por lo anterior, la CIDH establece la responsabilidad internacional del Estado por las
vulneraciones a la obligación de respetar los derechos como libertad de pensamiento y
expresión, protección a la familia, protección judicial, derecho al reconocimiento de la
personalidad jurídica, derecho a la vida, derecho a la integridad personal y a las garantías
judiciales. Todo esto debe tomar en cuenta que en casos de violencia contra la mujer, los
Estados tienen además de las obligaciones genéricas contenidas en la Convención
Americana, una obligación reforzada a partir de la Convención Belém do Pará. La Corte hace
presente que la ausencia de una política general que se hubiera iniciado por lo menos en 1998
es una falta del Estado en el cumplimiento general de su obligación de prevención.
Por otro lado, en el año 2009 resuelve el Caso González y otras (“Campo Algodonero”) Vs.
México este caso se desarrolla en un contexto de gran ocurrencia de homicidios de mujeres
influenciado por una cultura de discriminación contra la mujer. Laura Berenice Ramos de
17 años de edad, Claudia Ivette González de 20 años de edad, y Esmeralda Herrera Monreal
de 15 años de edad, desaparecieron en el 2001. Pese a que sus familiares recurrieron a las
autoridades locales, no se iniciaron investigaciones, más que elaborar carteles de búsqueda,
y tomar algunas declaraciones. Meses más tarde fueron encontrados los cuerpos de Claudia
Ivette González, Esmeralda Herrera Monreal y Laura Berenice Ramos Monárrez, quienes
presentaban signos de violencia sexual y tortura. Este caso, es remitido a la Corte en el 2007
y resuelto en el año 2009, donde la corte comparte la posición de que los Estados deben
adoptar medidas integrales para cumplir con la debida diligencia en casos de violencia contra
las mujeres, esto quiere decir que deben contar con un adecuado marco jurídico de protección
en la jurisdicción interna, y una aplicación efectiva de las mismas, a su vez se refiere a una
estrategia de prevención integral, es decir, debe prevenir los factores de riesgo y a la vez
fortalecer las instituciones para que puedan proporcionar una respuesta efectiva a los casos
de violencia contra la mujer. No obstante, la corte retoma el criterio de la debida diligencia
como una obligación de medio y no de resultado, esto quiere decir que el estado debe facilitar
toda la estructura necesaria de su ordenamiento interno para la prevención de conductas que
atenten contra las vulneraciones de derechos en casos de violencia de género. La corte falla
considerando al Estado responsable por el incumplimiento en la obligación de respetar los
derechos como protección judicial, derecho al reconocimiento de la personalidad jurídica,
derecho a la vida, derecho a la integridad personal, a las garantías judiciales y finaliza
enfatizando que en un contexto de fuertes denuncias de desaparición de mujeres, violencia
basadas en género, violencia sexual, surge para el Estado un deber de debida diligencia
estricta frente a denuncias de desaparición de mujeres, respecto a su búsqueda durante las
primeras horas y los primeros días.
Avanzando al año 2010 en el Caso Rosendo Cantú y otra Vs. México, la CIDH resolvió sobre
un contexto de importante presencia militar en el Estado de Guerrero, México, Valentina
Rosendo Cantú es una mujer indígena perteneciente a la comunidad indígena Me´phaa, quien
al momento de los hechos tenía 17 años, el 16 de febrero de 2002, se encontraba en un arroyo
cercano a su domicilio, cuando se disponía a bañarse, ocho militares, acompañados de un
civil que llevaban detenido, se acercaron a ella, la rodearon y la interrogaron sobre “los
encapuchados”, le mostraron una foto de una persona y una lista con nombres, mientras uno
de ellos le apuntaba con su arma. Ella les indicó que no conocía a la gente sobre la cual la
interrogaban. El militar que la apuntaba la golpeó en el estómago con el arma, haciéndola
caer al suelo. Finalmente le rasguñaron la cara, le quitaron la falda y la ropa interior y la
tiraron al suelo, y dos de ellos la penetró sexualmente. La Corte refiere que los Estados tienen
la responsabilidad de consagrar normativamente y de asegurar la debida aplicación de los
recursos efectivos y de las garantías del debido proceso legal ante las autoridades
competentes, que amparen a todas las personas bajo su jurisdicción contra actos que violen
sus derechos fundamentales o que conlleven a la determinación de los derechos y
obligaciones de éstas. La corte en esta sentencia radica la importancia que deriva de la
legislación interna que como bien se ha mencionado, hace referencia a un complejo aparato
normativo que permita a las víctimas o sus familiares denunciar con la finalidad de participar
procesalmente en la investigación penal con la pretensión de establecer la verdad de los
hechos.
Finalmente, es menester referirnos al Caso Espinoza Gonzáles vs Perú del año 2014, el cual
se desarrolla un contexto de conflicto entre grupos armados y agentes de la policía y militares
entre 1980 y 2000 en el Perú. En 1993 Gladys Carol Espinoza Gonzáles fue interceptada
junto con su pareja sentimental Rafael Salgado en Lima por agentes de la División de
Investigación de Secuestros (DIVISE), quienes habían montado el operativo denominado
“Oriente”, a fin de dar con los autores del secuestro de un empresario. Ambos fueron
trasladados a las instalaciones de la DIVISE y, al día siguiente, Gladys Espinoza fue
trasladada a instalaciones de la Dirección Nacional Contra el Terrorismo (DINCOTE).
Gladys Espinoza relató ante autoridades del Perú que fue víctima de actos de violencia
durante su detención, así como de actos de tortura, violación y otras formas de violencia
sexual durante el tiempo en que permaneció en las instalaciones de la DIVISE y la
DINCOTE. A pesar de las numerosas denuncias formuladas desde 1993 en adelante, y de los
informes médicos que constataron su estado de salud, no hubo investigación alguna sobre los
alegados actos de violencia, y en particular de violencia sexual, perpetrados en contra de
Gladys Espinoza, la CIDH resolvió sobre el asunto que el Estado violó el derecho a la libertad
personal, el derecho a la protección de la honra y dignidad, los derechos a las garantías
judiciales y a la protección judicial, el Estado incumplió las obligaciones establecidas en los
artículos 1, 6 y 8 de la Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura, así
como en el artículo 7.b de la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar
la Violencia contra la Mujer (Convención de Belém do Pará).
Y el Caso Mujeres Víctimas de Tortura Sexual en Atenco Vs. México sentencia del 28 de
noviembre de 2018, cuyo sustento fáctico se desarrolla durante los días 3 y 4 de mayo del
año 2006 cuando la policía del estado de México adelantó operativos en los municipios de
San Salvador de Atenco para reprimir manifestaciones que se llevaban a cabo en dichos
municipios. En el curso de los operativos fueron detenidas las once mujeres víctimas del
caso, durante su detención y mientras eran trasladadas e ingresadas al Centro de
Readaptación Social “Santiaguito” (en adelante “CEPRESO”), fueron sometidas a formas de
violencia, incluida en algunos casos la violación sexual. Los actos como manoseos, toques
en los genitales, glúteos, obligación de desnudarse en público, desnudarse durante la
detención, varios policías “tomaron turnos” introduciendo sus dedos en la vagina y ano de
algunas de las víctimas, introdujeron su lengua en la boca, apretaban los senos y los pezones.
Y hubo actos de penetración del cuerpo con alguna parte del cuerpo de los policías o algún
objeto. A otra de las víctimas, la acostaron boca abajo y les apilaron a múltiples personas
encima por lo que se le dificulta respirar, un policía “le metió las manos entre las piernas y
le frotó por encima del pantalón”, le pellizcó “las nalgas, la vagina, e incluso le metió sus
dedos en la vagina”. y le pellizcaron los senos, así como trataron de quitarle los pantalones,
pero cuando “cerró las piernas, el policía se las abrió con las botas y le pateó la vagina”.
Sobre este caso la Corte resolvió a favor de las víctimas declarando responsable al estado
mexicano.
Como tema relevante del análisis de fondo de las dos anteriores sentencias la Corte de manera
unánime recordó la obligación internacional de los Estados a utilizar la debida diligencia para
prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer y la importancia de las autoridades
estatales de iniciar ex officio y sin dilación, una investigación seria, imparcial y efectiva. Y
señaló que los Estados que se vean inmersos en hechos que tengan como víctimas mujeres y
no adelanten las investigaciones correspondientes, incumplen su deber de la debida
diligencia.
ANÁLISIS DINÁMICO
¿La CIDH reconoce a la debida diligencia de los Estados como una obligación de medios y
no de resultados frente a la protección de las víctimas de violencia basada en género?
SI NO
Sentencia el 25 de
noviembre De 2006. Caso
Del Penal Miguel Castro
Castro Vs Perú.
Sentencia del 24 de
noviembre De 2009. Caso
De La Masacre De Las Dos
Erres Vs Guatemala.
Sentencia del 16 de
noviembre De 2009. Caso
González (Campo
Algodonero) Vs México.
Sentencia del 20 de
noviembre De 2014. Caso
Espinoza Gonzáles Vs Perú
Sentencia del 28 de
noviembre De 2018. Caso
Mujeres Víctimas De
Tortura Sexual En Atenco
Vs México
CONCLUSIÓN