Escritura. Base Fundamental para La Enseñanza de La Filosofía

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LA ESCRITURA: BASE FUNDAMENTAL PARA LA ENSEÑANZA DE LA FILOSOFÍA

ENSAYO FINAL

LUIS MIGUEL MENESES LOZADA

UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA NACIONAL

FACULTAD DE HUMANIDADES

LICENCIATURA EN FILOSOFÍA

BOGOTÁ

2016
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LA ESCRITURA: BASE FUNDAMENTAL PARA LA ENSEÑANZA DE LA FILOSOFÍA

RESUMEN: La filosofía se ha visto en los últimos tiempos como una disciplina abstracta, alejada

de la vida real y por lo tanto innecesaria. La problemática va más allá del concepto que se tiene

hoy en día de la materia; hace falta que los estudiantes en los bachilleratos y universidades sean

protagonistas de la clase. Dado el desinterés actual de los alumnos por la filosofía, se propone la

escritura como una base fundamental en el momento de enseñar y por consiguiente de aprender

filosofía, con miras a que los estudiantes propongan nuevas ideas y las plasmen en la realidad que

vive la sociedad actual, contribuyendo al progreso humano y del país en que habita.

PALABRAS CLAVE: Escritura, enseñanza, aprendizaje, filosofía, realidad, actualidad, método.

1 INTRODUCCIÓN

La filosofía comporta un pensamiento global y crítico imprescindible para abordar las

problemáticas más complejas de la sociedad contemporánea (UNESCO 2007, 2009). Es

importante reconocer que ésta es una disciplina clave para el desarrollo del pensamiento crítico,

por ejemplo, la problematización, que consta del planteamiento de preguntas e identificar

problemas filosóficos; la conceptualización, darles solución mediante la definición y evaluación

clara de los conceptos; y la argumentación, en la que se razona y se ejemplifica las propias

opiniones.

Sin embargo, en la actualidad se ha perdido el sentido filosófico y el interés por la materia,

considerándose como una disciplina abstracta, innecesaria y poco significativa para los
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estudiantes. La enseñanza de la misma en el bachillerato y en las universidades, se ha dado de una

manera reproductiva, es decir, de un modo individual, que constituye la adquisición de conceptos

y luego evaluación, con escaso, o nada, análisis de los contenidos; se presenta una dinámica de

copiar y pegar los conocimientos memorizados en un papel, para luego, olvidarlos. La metodología

tradicional concentrada en el profesor llevando a cabo su cátedra mientras los estudiantes reciben

compendios históricos, la mayoría de veces, alejados de los intereses de los jóvenes y sus

expectativas respecto a la materia; pero lo más cuestionante de esto es que aún en muchas aulas

siguen vigentes dichos sistemas de enseñanza y aprendizaje. A esto se le agrega la manera como,

en los últimos tiempos, se ha tomado la Filosofía; obsoleta y alejada de la vida real.

Frente a esta realidad, algunos autores han propuesto nuevas didácticas para la enseñanza de la

Filosofía, pues, ven como vital el adaptarse a los cambios de la sociedad en el campo del

aprendizaje. Uno de los problemas básicos que existen ante la enseñanza y el aprendizaje filosófico

es, que los filósofos y los que enseñan filosofía no están isomorfos; es decir, la explicación básica

de la ausencia de isomorfismo es que no todos los filósofos enseñan filosofía […] ni todos los

profesores de filosofía ejercen como filósofos. (García Moriyón, 2012, 132). Este es un punto

importante si se habla de Filosofía y enseñanza de la misma, La enseñanza de la filosofía y su

práctica merecen no solo ampliarse, sino también renovarse para que se restablezca la noción de

responsabilidad y para que cada individuo pueda una vez más ensimismarse completamente en el

pensamiento (UNESCO, 2011, XVII), es decir, no se puede limitar el pensamiento filosófico de los

estudiantes, sino que es necesario que en las aulas se promueva y se impulse insistentemente el

espíritu crítico filosófico; que los jóvenes sean capaces de expresar todo el mundo de ideas que

giran por su mente y no han sido sacadas a la luz, muchas veces, por falta de dirección por parte
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de sus maestros, por falta de métodos nuevos o tal vez antiguos, que han sido olvidados y han

perdido interés en la práctica filosófica actual.

Se propone entonces en el presente escrito, una metodología que integre la participación de los

estudiantes dentro del aula de clase; la escritura como base fundamental para la enseñanza de la

filosofía y, por supuesto, el aprendizaje de la misma; se le agrega el interés en los alumnos que

puede causar dicha participación activa. También concientizar a los catedráticos de la filosofía a

replantear y a cuestionar, los bajos resultados y desinterés en su materia, por parte de los

educandos.

2 ESCRIBIR Y FILOSOFAR

La filosofía, sería conveniente aprenderla de una forma individual y comunitaria, de manera que

en el aula de clases se den los espacios necesarios para los diálogos filosóficos, los debates y la

manifestación de los pensamientos propios de los alumnos, es decir, sus propias ideas, sus propias

reflexiones de la realidad en que vive el hombre de hoy; este sería un modo adecuado para aprender

filosofía y sobre todo a filosofar.

Es preciso, por tanto, fijar la mirada en la escritura, que es base esencial cuando se habla de

filosofía; sin duda alguna, no se puede prescindir de ella en el momento de aprenderla y ponerla

en práctica; es un método activo que consiste en la participación de los estudiantes individual y

comunitariamente. El filósofo que no escribe, es un filósofo incompleto, que le falta algo para

desarrollar su propio pensamiento y luego, para darlo a conocer. Por lo tanto, la escritura es

definitivamente aplicable dentro del ambiente escolar en el salón de clases, ya que es una
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herramienta que promueve la intervención estudiantil en todos campos, especialmente, en el

filosófico.

Desde una visión generalizada de la escritura, cualquier persona se podría preguntar, ¿por qué

escribir? ¿Para qué? Y es una pregunta indispensable que se ha formulado hasta el más conocido

y experto escritor. En este sentido, es importante escribir para recordar; lo que no escribas es

posible que lo olvides o aún peor, que lo recuerdes mal (John W. Booth, s.f, 2), y es por esto que

la mayoría de los filósofos van formando su pensamiento siempre acompañados del lápiz y el

papel. El escribir en filosofía es necesario para entender y organizar las ideas propias del escritor

encontradas dentro de su mismo pensamiento. Luego de una investigación, por ejemplo, es preciso

comparar los resultados, los argumentos y las ideas encontradas para darles un orden lógico y

evitar contradicciones, por lo tanto, Escribir ayuda a pensar porque te ayuda a entender mejor lo

que has descubierto y además te ayuda a encontrarle más sentido (John W. Booth, s.f, 2). Se sigue

entonces, que el escribir filosófico es necesario para recordar de forma más precisa, entender mejor

los planteamientos de otros autores y los propios, para desarrollar la capacidad reflexiva filosófica

y con esto ver claramente qué es lo que se piensa; y todo ello se descubre en cuanto más se escriba.

2.1 Platón y la escritura

Platón hizo una de las más fuertes críticas a la escritura en su Carta VII, Pues dentro de ésta, la

escritura es vista como una mera ambición despreciable que es practicada solamente por quienes

desconocen la filosofía por completo. Dice Platón:

En todo caso, al menos puedo decir lo siguiente a propósito de todos los que han escrito y

escribirán y pretenden ser competentes en las materias por las que yo me intereso, […] en mi
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opinión, es imposible que hayan comprendido nada de la materia. Desde luego, no hay ni habrá

nunca una obra mía que trate de estos temas. (Platón, Carta VII, 513)

Pues, para Platón, pretender aprender algo, desde un escrito, no es sino un error, pues se pretendería

que la palabra escrita tuviera el mismo valor que lo expuesto frente a frente. Pero hay que ver el

contexto en el que se hablaba, en el que la enseñanza oral sí era posible, ya que se contaba con

grupos muy reducidos en su mayoría de veces, lo que permitía mucha facilidad en dicha pedagogía;

pero si se habla del contexto actual, esto deja de tener pertinencia, cuando se sabe que la formación

del filósofo, del estudiante; ya no es para unos pocos, cuando se quiere que el conocimiento no se

quede solamente en el círculo reducido en el que fue encontrado, sino que quiere ser enseñado a

todos.

La escritura surge aquí como lo que posibilita ir más allá de este cerco autoimpuesto por las

antiguas escuelas griegas. La escritura se pondría como centro, dando una nueva manera de

aprendizaje y quitándole la centralidad a la oralidad, dejándola, no como obsoleta, sino, como

complemento del lenguaje escrito.

2.2 Escritura como método de enseñanza y aprendizaje

Esto da paso a una nueva manera de ver el aprendizaje y la enseñanza de la filosofía, poniendo

como determinante un método, de muchos más, pero con una propiedad primordial, la escritura

para la enseñanza de la filosofía, base fundamental. Como ya se había dicho, la escritura hace parte

intrínseca de la reflexión filosófica, es de las maneras prácticas más conocidas y hoy día menos

utilizada en las aulas. No se puede decir con esto que la historia de la filosofía es innecesaria, es

evidente que el estudio de la filosofía no puede prescindir de un conocimiento histórico, en


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particular para discutir y resolver los problemas de nuestro tiempo (UNESCO, 2011, 69) pero la

idea es: teniendo como base toda la historia de la filosofía, partiendo de ella, empezar a escribir

las reflexiones que surgen de dicho conocimiento histórico, platear nuevos problemas y nuevas

soluciones ante la realidad.

Cuando se enseña a hacer filosofía, el maestro está en la obligación de guiar al estudiante por el

mundo de la escritura, hacer filosofía plasmada en el papel y luego en la realidad. Esta manera

práctica de hacer filosofía con seguridad, llamará la atención a los estudiantes, y despertará en

ellos el espíritu filosófico; cuando se les muestre la filosofía, no como la materia teórica y aburrida,

como ha sido tildada por los mismos alumnos, sino, como la disciplina importante en el vivir actual

de la realidad humana, que toca el existir práctico de las personas.

Es entonces no sólo reflexión sino acción, práctica concreta, experiencia paralela que emerge, sí,

como reacción a una educación que ve el aprendizaje como asimilación y absorción intelectual, y

el conocimiento como producto acabado e inamovible que puede ser depositado o transferido a

los estudiantes, pero va más allá (Germán Martínez, 2015, 63)

Se sigue pues, cuando se enseña a escribir bien filosofía, se aprende a filosofar. Normalmente, la

enseñanza y aprendizaje de la lectura y escritura se fragmenta en actividades aisladas, sin

continuidad, sin seguimiento. Casi siempre, especialmente en el bachillerato, el alumno, escribe,

participa; el profesor escucha, hace algunos comentarios y pasa a otro tema que debe trabajar

porque está en el programa de la asignatura, dejando grandes vacíos en los jóvenes.


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3 ESCRITURA PRÁCTICA

Si se habla entonces de metodologías para el mejor aprendizaje de la filosofía mediante la escritura

de textos, la escuela debe llevar a las aulas las prácticas de la escritura y lectura. Una opción sería,

crear una comunidad de lectores-estudiantes que acuden a los textos buscando respuestas a los

problemas que quieren resolver; que los textos estén relacionados con la realidad que viven, sus

experiencias, intereses y necesidades, para hacer de la escritura una práctica viva y vital. Con base

en esto, formar escritores que produzcan, revisen, corrijan y reelaboren sus propios textos, para

dar a conocer sus ideas, comunicarse con los demás, que sean creadores de escritos y nos

reproductores de los que ya están. Alumnos y profesores, deben ver la escritura filosófica como

una práctica necesaria de creación y comunicación. Por lo tanto, el profesor, debe llevar a las aulas

estrategias y prácticas reales de escritura que motive a sus alumnos a escribir textos.

3.1 Método de escritura

 Entre los métodos, el profesor puede organizar con sus alumnos talleres de lecto-escritura

filosófica semanal, extra o intra-clase. En los que se dan encuentros entre estudiantes para

debatir y dialogar amenamente, sin tantas estructuras; dando libertad de expresión a los

jóvenes, permitiendo que saquen a la luz sus ideas.

 Lecturas de comprensión y resolución de cuestionarios en grupo e individualmente. De la

misma manera, escritura de ensayos guiados de forma cercana por el profesor.

 Luego de esto, se podría hacer comentarios que instruyan el ejercicio realizado, los

aspectos a mejorar y también las fortalezas de los alumnos respecto a la escritura.


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 Prestar mucha atención a las ideas de libre expresión dadas por los alumnos y a las

preguntas y cuestionamientos. Con base en dichos cuestionamientos, el profesor puede dar

paso a proponer también puntos de debate que den interés al momento.

 Propuesta de nuevas lecturas y escritos, teniendo en cuenta los consejos para mejorar dados

en la clase.

Finalmente, lo anterior es una, de muchas maneras de motivar y proponer la escritura filosófica,

que sin duda alguna, agiliza el aprendizaje filosófico y lleva a los estudiantes a la reflexión y al

interés por la materia. La filosofía debe enseñarse de manera práctica, sin desligarse de la teoría y

la historia. Uniendo los aspectos teórico-práctico, se puede hacer filosofía de la actualidad, de lo

que vive el ser humano, y propiamente, de lo que vive cada alumno en su propia realidad.

4 CONCLUSIÓN

El estudio filosófico hace parte importante en la realidad de la sociedad actual, con todas sus

problemáticas, cuestionamientos y necesidades. Por consiguiente, dentro del campo académico, se

hace indispensable la manera como se aprende dicha disciplina, el modo como los estudiantes la

toman para su vida y también la realidad de desinterés que se ha dado en los últimos tiempos frente

a esta materia. Esto podría tener varios factores, pero uno muy importante es la forma como se ha

ido enseñando a filosofar a los alumnos actuales, que exigen nuevas metodologías que se

acomoden a los cambios de los tiempos y también a las nuevas maneras de pensar de las personas.

Ya no es el tiempo de la cátedra donde el profesor se sienta en el escritorio y habla durante todo el

espacio de la clase; los estudiantes quieren ser protagonistas; que pueda opinar, exponer sus ideas,
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los acuerdos y desacuerdos frente a los pensamientos de los filósofos que se les presenta en el aula.

Es con razón que la escritura se hace fundamental en la enseñanza de la filosofía, porque por ella,

las personas pueden mostrar sus propuestas ante las realidades del mundo; realidades sociales,

políticas, internas de sus propias vidas; quieren opinar y que su pensamiento sea tomado en cuenta.

La escritura entonces, es una metodología que podría hacer despertar nuevamente el interés

filosófico en los estudiantes, porque les da la capacidad de empaparse y tener experiencia propia

de lo que es en realidad la filosofía, para sacar de sus cabezas la mala fama de aburrida, innecesaria

e irreal, que ha adquirido esta disciplina.

Si los maestros motivan a la escritura, se pueden dar grandes cambios en el ambiente intelectual

filosófico, con la esperanza de que muy buenas e innovadoras ideas salgan a flote por parte de los

alumnos.
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