Bendición Imposición Escapulario

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Bendición e imposición del Escapulario

Ritos iniciales
V/. En el nombre del Padre, y del Hijo † y del Espíritu Santo.
R/. Amén.
V/. La gracia y la paz de Dios, nuestro Padre, de quien, por el Hijo
nacido de la Virgen, procede todo bien, esté con todos vosotros.
R/. Y con tu espíritu.

El celebrante instruye a los presentes sobre el significado del escapulario, acerca de la


especial protección de la Virgen y sus privilegios, y de los deberes y obligaciones que
asumen, con las palabras que vea más convenientes.

Bendición de los que van a recibir el escapulario


El celebrante, con las manos extendidas, dice:
Oh Dios, inicio y complemento de nuestra santidad, que llamas a la
plenitud de la vida cristiana y a la perfección de la caridad a los que
han renacido del agua y del Espíritu Santo, mira con bondad a estos
servidores tuyos, que reciben con devoción este escapulario en honor de
santa María Virgen, y haz que sean imagen de Cristo, tu Hijo, y así,
terminado felizmente su paso por esta vida, con la ayuda de la Virgen
Madre de Dios, sean admitidos al gozo de tu mansión. Por Jesucristo
nuestro Señor.
R/. Amén.

Bendición de los escapularios


Señor nuestro Jesucristo, Salvador del género humano, bendice † con
tu diestra este hábito que, por tu amor y el de tu Madre la Virgen María
del Monte Carmelo, van a llevar con devoción tus siervos, a fin de que
por la intercesión de tu misma Madre y defendidos del maligno espíritu,
perseveren en tu gracia hasta la muerte: Que vives y reinas por los
siglos de los siglos.
R/. Amén.
El sacerdote rocía los escapularios con agua bendita.
Imposición del escapulario
El sacerdote impone el escapulario a cada fiel diciendo la fórmula que sigue. Si son
muchos los que van a recibir el escapulario, puede decir la fórmula una sola vez, al
inicio, en plural, e imponer después el escapulario a cada uno.
Recibe este hábito y compórtate de tal manera que con ayuda de la
Santísima Virgen, para gloria de la santísima Trinidad y para el bien de
la Iglesia y de los hombres, te esfuerces cada día más en vestirte de
Cristo y hacer que su vida se manifieste en la tuya.
R/. Amén.

Al terminar el rito de la imposición, añade:


Por la imposición de este escapulario habéis sido admitidos en la familia
del Carmelo, para que podáis servir con mayor dedicación a Cristo y a
su Iglesia. Para que lo consigáis con más perfección, yo, con la potestad
que se me ha concedido, os admito a la participación de todos los
bienes espirituales de esta familia religiosa.
El celebrante los rocía a todos con agua bendita, sin decir nada.

Bendición final
V/. El Dios todopoderoso os bendiga con su misericordia y os llene de la
sabiduría eterna.
R/. Amén.

V/. Él aumente en vosotros la fe y os dé la perseverancia en el bien


obrar.
R/. Amén.

V/. Atraiga hacia sí vuestros pasos y os muestre el camino del amor y


de la paz.
R/. Amén.

V/. Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo † y Espíritu Santo


descienda sobre vosotros.
R/. Amén.
El escapulario del Carmen

¡Qué cosa más lógica que guardar fotografías de las personas que amamos! Al verlas
nos viene a la mente su recuerdo y hacia ellas va nuestro cariño con el deseo. Por eso la
piedad popular se ha plasmado en tantos miles y miles de imágenes de la Señora.
Imágenes en madera, en piedra, en pintura. En todas las iglesias, en todos los hogares
cristianos, encima de la mesa de trabajo, en la cartera... Pues sabiendo que esto es tan
natural a las personas, ha querido que llevemos una fotografía suya muy cerca del
corazón: la imagen de Nuestra Señora del Carmen en forma de escapulario. ¡Qué
humano y maternal es este detalle! Imaginemos a una madre que le da a su hijo que va a
emprender un largo viaje una cosa muy querida: toma esto que te protegerá y te traerá
mi recuerdo; y para que no lo pierdas cuélgatelo al cuello. Pues eso es el Santo
Escapulario.

La historia de este detalle maternal de nuestra Madre se remonta al siglo XIII. San
Simón Stock, carmelita inglés, sexto General de la Orden carmelitana, acudió a la
Santísima Virgen ante unas grandes dificultades por las que atravesaba su Orden. Hacia
1250 fue favorecido con la aparición de la Santísima Virgen, quien, rodeada de
innumerables ángeles, le hizo esta promesa mientras le entregaba el escapulario: «Esto
será privilegio para ti y para todos los carmelitas; todo el que muera con él se librará del
fuego eterno. He aquí la señal de salvación, salvación en los peligros, alianza de paz y
de pacto sempiterno». El Papa Benedicto XIV declaró ser verdadera la visión y que así
debía ser creída.

Junto a esta promesa de la protección de la Virgen a la hora de la muerte y en los


peligros a quienes lleven puesto el Escapulario, hay que añadir el llamado «privilegio
sabatino», que consiste en la liberación del purgatorio el sábado siguiente a la muerte,
siempre que se haya muerto en gracia de Dios. Este privilegio fue promulgado el 3 de
marzo de 1322 por el Papa Juan XXII en la Bula Sacratissimo uti culmine.

Para obtener los privilegios del santo Escapulario basta con pertenecer a la Cofradía del
Carmen. Se queda inscrito por el mismo hecho de la imposición que haga el sacerdote
con un Escapulario de tela. Una vez impuesto, hay que llevarlo puesto habitualmente en
vida, aunque ocasionalmente uno se lo quite por breve tiempo, y llevarlo a la hora de la
muerte. Una vez impuesto el escapulario de tela, se puede llevar en vez de uno de tela
una medalla escapulario, es decir, una medalla que tenga por una cara la imagen del
Sagrado Corazón de Jesús y por la otra una de la Santísima Virgen. Y es preciso guardar
la Pureza conforme al estado de cada uno y rezar todos los días algunas oraciones, al
menos tres Avemarías.

Lleva sobre tu pecho el santo escapulario del Carmen. -Pocas devociones -hay
muchas y muy buenas devociones marianas- tienen tanto arraigo entre los fieles, y
tantas bendiciones de los Pontífices. -Además, ¡es tan maternal ese privilegio
sabatino! (San Josemaría, Camino).

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