Peller - Memoria Historia y Subjetividad
Peller - Memoria Historia y Subjetividad
Peller - Memoria Historia y Subjetividad
y subjetividad.
Notas sobre un film
argentino contemporáneo
Mariela Peller*
Resumen
Este trabajo estudia los vínculos entre historia, memoria y subjetividad en un do-
cumental argentino: M. de Nicolás Prividera. Analiza el recorrido del protagonista
intentando reconstruir la historia de su madre desaparecida durante la última dictadura
militar argentina. Este recorrido se constituye en memoria crítica pues supone una
búsqueda activa de fragmentos del pasado, como una interpelación a los otros en
esa búsqueda. Este ejercicio de memoria crítica es el que habilita al sujeto a la acción
presente y futura. El film evidencia la labor que realizan las nuevas generaciones con
el legado incompleto que recibieron a causa de situaciones traumáticas.
Palabras clave: memoria, historia, cine, dictadura y subjetividad.
Abstract
This paper studies the links among history, memory and subjectivity in an Argentine
documentary: M of Nicolás Prividera. It analyzes the tour of the protagonist who tries
to reconstruct the history of his mother disappeared during the last military Argentine
dictatorship. This tour is constituted in critical memory since it supposes an active
search of fragments of the past, as an interpellation to others in this search. This
exercise of critical memory is the one that enables the subject to present and future
actions. The film demonstrates the labor that the new generations realize with the
incomplete legacy that they received because of traumatic situations.
Key words: memory, history, movies, dictatorship and subjectivity.
Artículo recibido el 03-01-09
Artículo aceptado el 10-05-09
palabras preliminares
3
Ficha técnica: Documental, 8-M, Argentina (2007), dirección y guión: Nicolás Prividera,
producción: Pablo Ratto y Nicolás Prividera, edición: Malu Herat, cámara: Carla Stella, Josefina
Semilla y Nicolás Prividera, sonido: Demian Lorenzatti.
4
Entre los films realizados por hijos e hijas de desaparecidos, además del film de Pri-
videra, se pueden mencionar Los rubios (Argentina, 2003) de Albertina Carri, (h) historias
cotidianas (Buenos Aires, 2000) de Andrés Habegger, Papá Iván (Argentina-México, 2000)
de María Inés Roqué y Encontrando a Víctor (Argentina-México, 2004) de Natalia Bruschtein.
Uno de los ensayos fotográficos más significativos fue Arqueología de una ausencia (2000-
2001) de Lucila Quieto. Entre las obras teatrales se destacan Ábaco (Buenos Aires, 2008) de
Mariana Eva Pérez e Hija de la dictadura argentina (Buenos Aires, 2009) de Lucila Teste. Por
último, en cuanto a la producción de textos literarios se pueden mencionar 76 (Buenos Aires,
Tamarisco, 2008) y Los topos (Buenos Aires, Mondadori, 2008) de Félix Bruzzone, La casa de
los conejos de Laura Alcoba (Buenos Aires, Edhasa, 2008) y Perder de Raquel Robles (Buenos
Aires, Aguilar, 2008).
5
Una de las posibles respuestas a esta elección de producción de narrativas estéticas por
parte de la generación de los hijos de desaparecidos puede vincularse con que, como afirma
Gonzalo Aguilar para el caso del cine, el arte se presenta como un lugar posible para el trabajo
del duelo (cf. Gonzalo Aguilar “Los rubios: duelo, frivolidad y melancolía”, Otros mundos. Un
ensayo sobre el nuevo cine argentino, Buenos Aires, Santiago Arcos editor, 2006).
6
Ana Amado “Órdenes de la memoria, desórdenes de la ficción”, en Ana Amado y Nora
Dominguez (comps.), Lazos de familia. Herencias, cuerpos, ficciones, Buenos Aires, Paidós,
2004, p. 49. Este texto presenta un interesante análisis sobre los vínculos entre memoria, política
y parentesco en Los rubios de Albertina Carri y Papá Iván de María Inés Roqué. Asimismo,
Alejandra Oberti y Roberto Pittaluga realizan una sugestiva lectura de los films de Roqué y
Bruschtein en “Encontrando a Papá Iván” en Memorias en montaje. Escrituras de la militancia
y pensamientos sobre la historia, Buenos Aires, El cielo por asalto, 2006.
7
Paul Ricœur, La memoria, la historia, el olvido, Buenos Aires, Fondo de Cultura
Económica, 2004. p. 109
8
Ibid., pp. 35 y ss.; Alejandra Oberti y Roberto Pittaluga, Memorias en montaje. Escrituras de
la militancia y pensamientos sobre la historia, Buenos Aires, El cielo por asalto, 2006, p. 222.
Política y/o violencia que aparece subrayada mientras vemos a Nicolás le-
yendo: “Es necesario escrachar, poner en evidencia, impedir el disimulo de
quienes se hacen los desentendidos en relación con las responsabilidades que
les cupieron”.9 Una de las consideraciones importantes que realiza Calveiro
en ese texto se relaciona con la búsqueda de lo que ella denomina “otras”
responsabilidades sobre la violencia política de los años setenta en Argenti-
na, más allá de las que les cupieron a las Fuerzas Armadas. La autora afirma
que si bien ello no significa de ningún modo reactivar la llamada “teoría
de los dos demonios”,10 es fundamental indagar sobre la existencia de otras
responsabilidades sobre la violencia política de aquellos años, más allá de la
militar. Entre esos actores sociales que la autora cree necesario interrogar se
encuentran los partidos políticos y sus líderes, los sindicatos, las organiza-
ciones políticas y, por supuesto, las organizaciones armadas.
Esta búsqueda de responsabilidades, pero principalmente este hacerse
responsable del propio protagonista –es decir, este ejercicio de anamnesis–,
habla de una postura ético-política sobre la que se sostiene la película. El
film pone en escena que, como afirma Héctor Schmucler, “la memoria es un
acto perteneciente al campo de la ética”.11 Es necesario no olvidar el gran
mandato que tenemos los seres humanos de ser responsables de nuestros
actos. Esta responsabilidad se deriva de nuestra posibilidad de optar, de
aquello que suele denominarse como “libertad fundadora de lo humano”.
Esta capacidad de optar vuelve a los seres humanos responsables de la exis-
tencia del mundo.12
Esta indagación por esas “otras” responsabilidades está presente cada
vez que Nicolás toma la palabra en la película para hablarle en cierta forma
al espectador. En esos momentos, que son dos, está también presente su
hermano (que suele estar callado o hacer sólo algún pequeño comentario),
pero lo más relevante es que Nicolás aparece reflejado en un espejo, es decir,
aparece duplicado.
9
Pilar Calveiro, Política y/o violencia. Una aproximación a la guerrilla de los años 70,
Norma, Buenos Aires, 2005, p. 19.
10
La llamada “teoría de los dos demonios” fue un modo de narración sobre la violencia
política de los años sesenta y setenta en Argentina que comenzó a circular en los años de la
transición democrática. Sostenía la idea de que existieron dos bandos enfrentados (organiza-
ciones guerrilleras y Fuerzas Armadas), igual de violentos y con igual responsabilidad, frente
a una sociedad que era espectadora y víctima de esos bandos. Esta explicación de los hechos
ocurridos obtura la comprensión del pasado reciente argentino.
11
Héctor Schmucler, “Una ética de la memoria”, Puentes de la Memoria, núm. 2, La Plata,
2000, p. 42.
12
Ibid., pp. 42- 43.
Este reflejo de Nicolás, que hace que en la escena se sume una persona
más, me permite pasar al segundo punto por el que sostengo que el film
muestra el recorrido que realiza una memoria que intenta ser crítica. Este
punto es el que pone el foco en lo colectivo, en que memoria es siempre
memoria con otros, en comunidad. Creo que este doble de Nicolás es una
forma de poner un tercero en la pantalla. Un tercero que estaría constitu-
yendo al otro, y que entonces le otorga a la escena la idea de un nosotros.
Como afirma Gonzalo Aguilar en un artículo donde analiza M: “El yo anuda
lo social y lo personal, lo político y lo histórico, la presencia y la ausencia
[generando] un yo vicario desde el que se piensa la posibilidad de la memoria
y de lo político”.13
Prividera parece seguir en este punto a Paul Ricœur, quien equipara
anamnesis con “rememoración”, como una búsqueda que implica un esfuerzo,
un trabajo por parte del sujeto, pero a esa cualidad de la rememoración le
agrega otra no menos importante: la necesidad de los otros para el ejercicio
de memoria.14
En este sentido, en una mesa redonda sobre representaciones de lo po-
lítico en el cine documental argentino realizada en 2007, Prividera afirmaba
que para entender cualquier caso en particular es necesario articular lo per-
sonal con lo político, y refiriéndose a otros documentales afirmaba que “el
problema del documental subjetivo actual es la carencia de un ‘nosotros’,
como si sólo hubiera puntos de vista absolutamente personales”.15 Y en una
entrevista decía:
El tránsito al proyecto colectivo que es el cine tenía que ver para mí con que
esa historia no era sólo mía, y que tenía sentido investigarla y romperse el alma
sólo si tenía un destino público [...] Tenía que encontrar la conexión entre la
historia personal y una historia social. Y el proyecto mismo de la película era una
metáfora de esto: ver si encontraba gente a la que realmente le interesara.16
13
Gonzalo Aguilar, “Con el cuerpo en el laberinto. Sobre M de Nicolás Prividera”, en
Josefina Sartota y Silvina Rival (comps.), Imágenes de lo real. La representación de lo político
en el documental argentino, Buenos Aires, Libraria, 2007, pp. 173-174.
14
A. Oberti y R. Pittaluga, Memorias en puntaje..., op. cit., p. 223.
15
Luciana Azul Calcagno, “El documental argentino: un estado de la cuestión”, El ángel
exterminador, núm. 8, Buenos Aires, 2007 [http://elangelexterminador.com.ar].
16
Mariano Kairuz, “La pesquisa”, en suplemento Radar, diario Página 12, Buenos Aires,
domingo 18 de marzo de 2007.
17
El guaraní es una lengua hablada actualmente en Paraguay y en regiones limítrofes,
sobre todo en la provincia argentina de Corrientes.
18
Elizabeth Jelin, Los trabajos de la memoria, Madrid, Siglo XXI Editores, 2002, p. 59.
19
Un interesante análisis sobre la discusión en torno de los vínculos entre historia y me-
moria se encuentra en Enzo Traverso, “Historia y memoria. Notas sobre un debate”, en Marina
Franco y Florencia Levín (comps.), Historia reciente. Perspectivas y desafíos para un campo en
construcción, Buenos Aires, Paidós, 2007. Asimismo, se puede consultar el capítulo “Historia
y memoria social”, en Elizabeth Jelin, Los trabajos de la memoria, op. cit., pp. 63-78.
20
Nicolás Prividera, “Lo que hacemos con lo que nos han hecho”, El Amante, núm. 184,
Buenos Aires, agosto de 2007, p. 38.
21
Luciana Calcagno, op. cit.
[...] para que haya una Historia es esencial la transmisión crítica de la experi-
encia. Quienes actuaron deben explicar el sentido de sus actos, porque si no
la generación siguiente queda doblemente huérfana: no sólo ha perdido a sus
padres, sino también la posibilidad de escribir su propia Historia, confrontándola
con la anterior.23
22
Pilar Calveiro, “Puentes de la memoria: terrorismo de Estado, sociedad y militancia”,
Lucha Armada en la Argentina, núm.1, Buenos Aires, 2004, p. 72.
23
Roger Koza, “M de Nicolás Prividera: la voluntad de saber”, Buenos Aires, 2007 [http://
ojosabiertos.wordpress.com/2007/07/25/entrevista-a-nicolas-prividera-director-de-m/].
24
Elizabeth Jelin, Los trabajos de la memoria, op. cit., p. 126.
25
En este sentido de diálogos intergeneracionales, la película de Prividera hace serie con
varios films anteriores de hijos de desaparecidos que también trabajan sobre el tema de la
violencia política en los setenta. Entre ellos se pueden destacar Los rubios (Argentina, 2003) de
Albertina Carri, (h) historias cotidianas (Buenos Aires, 2000) de Andrés Habegger, Papá Iván
(Argentina-México, 2000) de María Inés Roqué y Encontrando a Víctor (Argentina-México,
2004) de Natalia Bruschtein.
26
P. Ricœur, “La historia común de los hombres…”, op. cit., p. 69.
27
Reinhart Koselleck, “‘Espacio de experiencia’ y ‘horizonte de expectativa’. Dos categorías
históricas”, en Futuro pasado. Para una semántica de los tiempos históricos, Barcelona, Paidós,
1993.
28
Ibid., p. 238.
29
Ibid., p. 336.
30
Elizabeth Jelin, Los trabajos de la memoria, op. cit., p. 12.
presente. Son los peligros del presente los que la evocan y nos llevan a traer
el pasado. En este sentido, hay una escena del film donde se evidencian dos
modos de recordar el pasado. Uno es el de la repetición, es un modo de hacer
memoria que no percibe que es puro resguardo del pasado con la pretensión
de abolir cualquier distancia con él. El otro es el de la rememoración, que
supone un trabajo del sujeto para construir ese recuerdo, elaboración que lo
libera de ese pasado y lo habilita para actuar en el presente. La escena men-
cionada se trata del diálogo entre Nicolás y la hija de Ana, una ex militante
compañera de Marta Sierra. Antecede al diálogo un cartel aparecido en la
pantalla que dice “Repetí la historia tantas veces”, frase que luego será dicha
por la interlocutora de Nicolás.31 Transcribo parte del diálogo:
Hija de Ana: Me tendría que sentar y creo que me acordaría paso a paso todo,
todo. No sé si repetí la historia tantas veces como para que…
Nicolás: ¿Con quién la repetiste?
Hija de Ana: Con el que se me acercara, es algo que no lo puedo evitar. Y a su
vez me permitió tener fresquito todos los recuerdos esos, los tengo y los repito
cada vez que puedo, me gusta repetirlos.
Nicolás: ¿Por qué?
Hija de Ana: Porque no quiero que se me olvide nada, nada, nada, nada. Me han
tenido que bajar del tren, yo me peleo cuando me parece que no, que cambian
la historia, no, no, no...
31
Es muy interesante el uso que hace Prividera de estos carteles que resaltan palabras
de los entrevistados antes de que ellos las pronuncien, y de esa forma cambian su sentido,
dando cuenta de fisuras en esos discursos. Es decir, escucha más allá de lo que las palabras
dicen literalmente, se presenta como una escucha similar a la psicoanalítica.
32
Jorge Luis Borges, “Funes el memorioso”, Ficciones, en Cuentos completos, t. I, Emecé,
Buenos Aires, 1999.
33
Mariano Kairuz, “La pesquisa”, op. cit.
es necesario recordar pero solamente aquello que nos habilita para la vida
en el presente y en el futuro.
Este vínculo habilitante con el pasado es el que Nicolás Prividera logra
generar con su film. El detective que busca pistas sobre el pasado es tam-
bién el director de la película, si por un lado interroga al pretérito y trata de
construir recuerdos, por el otro actúa su presente cinematográfico, narrando
su propia película.
Si la memoria es meramente instrumental, si la memoria es simplemente
para algo, se agota ahí. Sólo sirve como tal si está presente de manera constante
en nuestra vida cotidiana, si condiciona nuestra existencia. Si la memoria es
obligante, y no mero instrumento, lo es para nuestra conducta diaria.34
Al final del film, en uno de los “epílogos”, observamos a Nicolás en
un acto en el INTA donde se coloca una placa rememorando a su madre Marta
Sierra. En el escenario está Nicolás (con su hermano) dando un discurso que
dice: “la memoria no es ni debería ser simple rememoración sino una condi-
ción para la acción”, y en su ensayo “Restos”, proto-guión del film, afirmaba
que “el único modo para romper el sinfín, la repetición (el eterno retorno de
lo reprimido) es romper ese círculo: reflexionar, hablar, actuar”.35
apuntes finales
Por último, y a modo de conclusión, diré que es a partir del trabajo de ela-
boración del pasado que se adquiere la posibilidad de ser un agente ético
y político. Si los acontecimientos traumáticos traen grietas en la capacidad
narrativa, huecos en la memoria, el film de Prividera es claramente el intento
de luchar contra esa imposibilidad de dar sentido a los acontecimientos del
pasado. La búsqueda y la incorporación de ese pasado en una narración es un
hecho fundamental para poder darle un sentido. Sentido que al ser trabajado
por el sujeto, ya no es mera repetición sino memoria-acción.
Si bien la película evidencia que no hay cierre posible, también nos mues-
tra que un sujeto que rememora y trabaja sobre su pasado queda habilitado
para actuar más libre de repeticiones. Una acción que escapa a una mera
repetición, una acción que es producir este texto que es el film, una acción
que se vincula con el lenguaje. Escribe Prividera en “Restos”:
34
Héctor Schmucler, “Una ética de la memoria”, op. cit., p. 40.
35
Nicolás Prividera, “Restos”, El Ojo Mocho, núm. 20, Buenos Aires. 2006, p. 44.
36
Ibid., p. 39.