Ho'oponopono
Ho'oponopono
Ho'oponopono
PROLOGO
PARTE I: Nuestra Programación Errónea
El proceso consiste en liberar las memorias que se experimentan como
problemas
Consecuencias de lo que pienso, siento, digo y hago
La ley de atracción
El consciente y el subconsciente
Al practicar Ho’oponopono…
Ciento por ciento responsables
Acción y reacción
Limpiando viejos pensamientos
Sistema de creencias
Cultura del temor
Víctima y victimario
Responsabilidad y culpa
Elegir lo que pienso. Ser más consciente
El ahora, punto cero
No identificarse con el problema
PARTE II: Ho’oponopono, La Paz comienza conmigo”
Definición de Ho’oponopono
Preceptos del Ho’oponopono
Cómo practicarlo
Practicar en cualquier momento
Estar atento
Práctica diaria
Preguntas frecuentes
TESTIMONIOS
ANEXO
Principio básico del Ho’oponopono
Carencia
Las culpas
¿Pedir o entregar?
PALABRAS GATILLO
Este libro se concreta luego de 11 años de haber conocido el Ho’oponopono e
impartir alrededor de 90 talleres, reconozco que no ha sido fácil, han existido
dificultades y momentos difíciles pero, nada que no pueda ser limpiado con
Ho’oponopono y ninguno de ellos lo suficientemente fuerte como para sacarme de mi
propósito.
Mi agradecimiento a todos los que han asistido a mis talleres, a todos quienes
practican esta técnica, a mis hijos por decidir acompañarme incondicionalmente en esta
vida y a Cristian Maluenda P. quien puso orden a ese montón de escritos que esperaban
a transformarse en este libro.
“Un ser humano es parte del todo que llamamos universo,
una parte limitada en el tiempo y en el espacio. Está
convencido de que él mismo, sus pensamientos y sus
sentimientos, son algo independiente de los demás, una especie
de ilusión óptica de su conciencia. Esa ilusión es una cárcel
para nosotros, nos limita a nuestros deseos personales y a
sentir afecto por los pocos que tenemos más cerca. Nuestra
tarea tiene que ser liberarnos de esa cárcel, ampliando nuestro
círculo de compasión, para abarcar a todos los seres vivos y a
toda la naturaleza”
- Albert Einstein
PROLOGO
Cuando el Ho’oponopono llegó a mi vida (digo llegó, porque no lo busqué de
manera consciente), no sabía a dónde me llevaría. Desconocía realmente de qué se
trataba. Sin embargo, algo muy fuerte en mi interior me inducía a aprenderlo y
estudiarlo, para luego practicarlo, y siento que he llegado a integrarlo en mi vida en
todos los aspectos; aún no he dejado de sorprenderme de lo maravilloso de este
método.
Creo sinceramente, que hemos olvidado quiénes somos realmente, que nos hemos
olvidado de nuestro origen. Desconectándonos de nuestro ser interior y de la divinidad
que habita en nosotros. Con la práctica del Ho’oponopono comenzaremos a sentir que
somos seres ilimitados en un universo ilimitado. Al limpiar memorias, dejamos espacio
en nuestro ser para que la divinidad se manifieste. Ho’oponopono significa corregir un
error o hacer lo correcto. Ho’oponopono nos sana internamente; recuperaremos nuestra
paz y lo que siempre nos ha pertenecido: nuestra divinidad.
Cuando nos damos cuenta de que lo que nos impide ver con claridad sólo son
nuestros “programas” (memorias, o conocimiento archivado en nuestro subconsciente),
podemos dejar de buscar y culpar a factores externos. En este
sentido, Ho’oponopono más que una técnica de sanación es una oportunidad divina de
transformación y autodescubrimiento.
PARTE I
Nuestra Programación Errónea
El proceso consiste en liberar las memorias que se
experimentan como problemas
- Morrnah Simeona
Un ejemplo de la práctica del Ho’oponopono y para entender por qué, para
cualquier propósito, debemos sanar nosotros primero, es lo vivido por el Dr. Ihaleakala
Hew Len, quien trabajó durante cuatro años en el área de psiquiatría del Hospital
Estatal de Hawai.
El pabellón donde encerraban a los pacientes criminales era peligroso. Por regla
general, los psiquiatras renunciaban al mes de comenzar a trabajar allí. La mayor parte
del personal caminaba con sus espaldas contra la pared, temerosos de ser atacados por
los pacientes. No era un lugar placentero para trabajar, ni para visitar.
El Dr. Hew Len encaró el tratamiento de los pacientes de un modo novedoso. Para
empezar, nunca se encontró cara a cara con ellos; ni siquiera los observaba de lejos.
Simplemente, firmó un acuerdo para tener una oficina y revisar sus legajos. Así,
estudiaba la ficha del interno y luego miraba dentro de sí. A medida que él mejoraba
(borraba sus memorias), los pacientes mejoraban.
“Luego de unos meses, a los pacientes que debían estar encadenados se les
permitía caminar libremente,” relata el Dr. Hew Len. “Otros que tenían que estar
fuertemente medicados, comenzaban a disminuir su dosificación. Y aquellos que no
tenían ninguna posibilidad de ser liberados, fueron dados de alta.” También hubo
cambios significativos en el personal, que comenzó a querer ir a trabajar. El ausentismo
y los permanentes recambios cesaron. “Terminamos con más personal del que
necesitábamos, porque los pacientes eran liberados y todos los empleados venían a
trabajar,” cuenta el Dr. Len. “Hoy, ese pabellón está cerrado.”
Cuando se le pregunta al Dr. Len qué fue lo que hizo para que esas personas se
sanaran, él responde: “Yo simplemente estaba sanando aquella parte de mí que los
había creado.”
Investigaciones como las de Masaru Emoto[2], quien investigó el agua y cómo ésta
cambia al ser sometida a diferentes estímulos, como una palabra, la música, emociones
etc., demuestra que lo que pienso, digo, siento y hago, siempre va a tener una
consecuencia en mi vida y en mi universo físico. Primero que nada, porque estamos
constituidos en un 70 por ciento de agua. Entonces, si el agua que contiene un vaso se
ve afectada por la palabra “idiota”, ¿qué sucede con nuestros cuerpos físicos y con
cada uno de nuestros órganos tras diez minutos de furia?
Entonces, lo que pienso, siento, digo y hago, siempre va a tener una manifestación
física en mí. Ya sea que me beneficie o perjudique.
Aquí encontramos el primer problema: pasamos gran parte de nuestros días sin
darnos cuenta, sin ser conscientes de lo que pensamos y sentimos. Nos olvidamos de
nosotros mismos y ponemos nuestra atención en lo que sucede fuera de nosotros, cuando
debería ser al revés.
Cuando nos enfermamos y pensamos que es sólo mala suerte o que quizás alguien
nos ha contagiado, la verdad es que esa enfermedad ha sido creada por nosotros de
manera totalmente inconsciente. Lo que pienso, digo, siento y hago, generó esa
enfermedad. Aún así, el hecho de que sea inconsciente no nos libera de la
responsabilidad, ya que es nuestro inconsciente y nos corresponde hacernos cargo de la
información que tenemos.
La ley de atracción
Nuestro universo está regido por diferentes leyes, infalibles y nadie puede escapar
de ellas. Así como la ley de gravedad está siempre presente en nuestro planeta y rige
toda la actividad de la Tierra, también la ley de atracción es totalmente infalible,
incluso en este momento, es ella quien está ocasionando que obtengamos los resultados
que vemos en nuestras vidas, ya sea que nos gusten o no.
La ley de atracción nos dice que todo atrae a su igual y que todo aquello en lo que
pones tu atención es lo que manifiestas en tu vida, lo que alimentas, lo que atraes sin
cesar una y otra vez.
Somos como un imán. Atraemos a nuestras vidas más de lo mismo que hay en
nosotros. También podemos decir que donde ponemos nuestra atención es lo que
atraemos hacia nosotros. Una definición a la inversa sería: a lo que me resisto, persiste.
Porque cuando nos resistimos a algo, estamos pensando precisamente en eso que no
queremos, y el pensar en lo que no tenemos, se manifiesta en la perpetuidad de no tener.
La Madre Teresa de Calcuta lo explicó muy bien cuando en una oportunidad fue
invitada a participar en una marcha contra la guerra. Ella se disculpó, no asistió y les
dijo: “Cuando sea invitada a una marcha por la paz, yo iré.” Tengamos presente, que
no es lo mismo odiar la guerra que amar la paz, rechazar la enfermedad que amar la
salud.
¿Alguna vez te has preguntado a cuántas cosas te opones en tu día sin poder
deshacerte de ellas? ¿Qué detestas? Quizá un dolor físico. Entonces, cambia de
pensamiento y posición y comienza a amar la salud, dejando de poner tu atención en lo
que no te gusta, porque así continuarás atrayendo más de lo mismo. Por ejemplo,
cuando siento dolor en mi rodilla, primero me quejo del dolor. Temo caminar porque el
dolor aumenta, y ruego que el medicamento tenga efecto pronto para que la molestia
pase. Todas esas emociones y pensamientos que estoy teniendo, de acuerdo a la ley de
atracción, están atrayendo más de lo mismo; es decir, más dolor. Puede que el dolor de
rodilla se traslade en mi cuerpo y a la semana me duela la cabeza, porque estoy
enfocada en la carencia de salud.
Si alguien nos preguntase qué sucedió cuando teníamos dos años y tres días, no
seríamos capaces de responder porque no recordamos lo sucedido. Pero, si nos
encontráramos bajo hipnosis, daríamos una respuesta exacta, ya que tendríamos acceso
a esa información. Lo que significa que esa información está almacenada, y que nuestro
subconsciente guardó lo sucedido en ese momento de nuestra vida.
Luego de un tiempo de práctica, nos vamos dando cuenta que nuestra realidad ha
comenzado a cambiar, y muchos de los problemas que teníamos ya no están en nuestras
vidas, porque ya no están en nuestro subconsciente las memorias que los creaban; han
sido borradas.
¿Sabías que nuestro cuerpo físico capta nuestros pensamientos, como si éstos
estuvieran sucediendo en nuestra realidad?
Al dejar de alimentar ciertos pensamientos de temor con nuestra atención, las redes
neuronales impregnadas con nuestras memorias se van deshaciendo y forman nuevos
circuitos neuronales. Entonces, estas memorias cada vez son menos frecuentes y así
dejamos de manifestarlas en nuestra realidad.
No debemos olvidarnos de limpiar, de estar atentos a nuestros pensamientos,
emociones, sentimientos y acciones.
Para ser dueños de una realidad diferente, es necesario comenzar a pensar diferente,
a quitar de nuestra mente viejas creencias, a borrar o limpiar pensamientos de dolor y
carencia. El Ho’oponopono es una herramienta para lograrlo. Lo que necesitamos, es
hacerlo con la suficiente frecuencia, poner atención en observar y controlar nuestros
pensamientos. Con esta práctica del Ho’oponopono, nos mantenemos en el presente, en
el ahora.
Ciento por ciento responsables
Ser ciento por ciento responsable en la vida, es ser el protagonista de tu vida y dejar
de culpar al entorno de lo que nos sucede. Si esta ocurriendo un hecho en mi vida,
alguna participación he tenido aunque no este consciente de ello. De ese momento en
adelante, haré lo que esté de mi parte para solucionar el problema. “Es imposible
solucionar un problema si no me siento parte de él” Dejemos de lado, por favor, la
creencia que lo que hay en nuestra vida viene de afuera, es culpa de otros, del sistema,
del país, o que depende de la buena o mala suerte. Y comencemos a asumir que somos
los creadores de nuestra realidad; así lo ha demostrado en sus investigaciones Bruce H.
Lipton[3] por lo tanto, somos ciento por ciento responsables de crear nuestro universo
físico tal como es.
Incorporemos a todo esto otra ley universal llamada Causa y Efecto. Toda acción
tendrá siempre una consecuencia. Pero al hablar de acción, no nos referimos
simplemente a una acción física, como dar un paso hacia adelante; nos referimos
también a lo que pienso, digo y siento. Estas últimas también son acciones, porque están
moviendo energías. Por ejemplo, cuando nos realizamos un electro encefalograma o
cardiograma, somos conectados a un equipo y un gráfico nos muestra los resultados que
para nosotros pueden ser simplemente líneas expresadas en el papel, pero que en
realidad son ondas electromagnéticas provenientes de nuestro cerebro o corazón; es
energía de un determinado nivel de vibración, y como la ley de atracción, está actuando
siempre (atraigo siempre más de lo mismo que hay en mí). Entonces, atraeré a mi vida
oscilaciones y eventos del mismo nivel de las que estoy generando.
Limpiando viejos pensamientos
Si hay una carencia en algún aspecto de nuestras vidas y nuestros pensamientos están
en torno a eso constantemente, de acuerdo a la ley de atracción, atraeremos como un
imán más de lo mismo, por lo tanto, debemos desenfocar nuestra atención de la
carencia; debemos borrar esos pensamientos que continúan atrayendo esa carencia a
nuestras vidas.
Con el Ho’oponopono podemos borrar, limpiar esos pensamientos que generan esa
carencia. De esa forma, vamos limpiando de nuestra mente esos pensamientos
limitantes. Es mucho más simple de lo que imaginamos, y no necesitamos
conocimientos especiales para poder practicarlo.
Hemos sido criados y educados en una cultura basada en el temor. Nuestros padres
lo han heredado de sus ancestros, y estoy segura de que ellos quisieron darnos lo mejor
de acuerdo a su sistema de creencias, el “Temor”. Nos dijeron que la vida es difícil,
que no se puede tener todo, que hay que trabajar duro, que tenemos que ahorrar para los
tiempos difíciles. Conclusión: salud, dinero y amor… un sueño imposible. Si me
quieren, me faltará el dinero; si tengo dinero, posiblemente esté sola; si tengo amor y
dinero, seguro la salud falla. Sin embargo, la carencia está en nuestro sistema de
creencias, manifestándola en cualquier aspecto de nuestras vidas.
Por cientos y cientos de años, hemos estado insertos como en una matriz que es la
energía y la frecuencia del temor. La mayoría de nuestras decisiones son tomadas en
base al temor. Por ejemplo, ahorramos para cuando nos falte. Prevenimos por temor.
Muchas veces estudiamos una carrera porque es bien remunerada y no la que realmente
nos gusta. Nos olvidamos de ser felices porque nos preocupamos de prevenir futuras
posibles desgracias o problemas. El sufrimiento está implícito en nuestras vidas. Mi
abuelita decía “cada uno carga con su cruz”. Por lo tanto, por A, B o C, voy a sufrir. Y
mejor no nos quejemos, porque escucharemos la frase “mal agradecidos, hay otras
personas peores que tú.” E inmediatamente, sentimos una culpa enorme. Porque si hay
gente peor que yo…
Como adultos que somos, seguimos siendo ciento por ciento responsables de lo que
hacemos con la información recibida de nuestros antepasados. Siempre tenemos la
oportunidad de enmendar y de corregir, para esto podemos usar el Ho’oponopono.
Víctima y victimario
En este punto seguramente nos rebelaremos y diremos “yo no soy víctima”. Sin
embargo, analicemos un poco: al estar en el rol de víctima, sentimos y pensamos que
las cosas nos suceden, que los otros son los equivocados y que la culpa de que estemos
mal es por lo que otros han hecho.
El Dr. Len dice: “Ser ciento por ciento responsables es un camino difícil de andar,
porque el intelecto es muy insistente. Cuando un problema se presenta, el intelecto
siempre busca a alguien o algo para culpar. Nosotros seguimos buscando ahí fuera el
origen de nuestros problemas. No percibimos que el origen de cualquier problema
está siempre dentro de nosotros mismos.”
Si nos encontramos conversando con una persona y ésta se enoja y grita, ¿es la única
opción responder con otro grito? No, ¿verdad? Hay más alternativas. Entonces, es
tiempo de comenzar a ser conscientes de escoger la alternativa o la opción que más nos
beneficie y, al mismo tiempo, no dañe a otros.
Si nos parásemos en la calle a realizar una encuesta, preguntando a cada persona que
pase: ¿Quiere usted la paz en el mundo? No tengo dudas que todos responderán un
rotundo SI. Es curioso, entonces, que aún no logremos esa añorada paz en nuestra tierra;
posiblemente porque esperamos que otros generen este cambio, esperamos que los que
están equivocados de acuerdo a nuestras creencias cambien. Sería muy diferente si yo
mismo comienzo a generar ese cambio en mí.
Dejemos de comportarnos como esos monos porfiados a los que les pegan y siempre
vuelven al lugar de origen, donde reaccionamos de acuerdo a nuestro sistema de
creencias ante cualquier situación, y recordemos que podemos elegir cómo vivimos la
situación: desde el amor, o desde el temor. La mayoría de las veces, no es tan
importante lo que estamos viviendo, sino cómo lo estamos viviendo. Esa es una
decisión individual. Sin embargo, será determinante en los próximos minutos de
nuestras vidas. Estamos constantemente viviendo la consecuencia de lo que hemos
elegido. Si no te gusta lo que tienes hoy en tu vida, entonces toma decisiones distintas
para que mañana sea diferente, y así dejemos de decir excusas como “no tenía más
opciones”. Dicha excusa no existe. Es sólo un pretexto para continuar en el rol de
víctima.
Para que exista una víctima, debe existir un victimario. Uno no puede existir sin el
otro. Si transitamos por la vida con el traje de víctima, sin duda atraeremos a quienes
tengan el traje de victimario. Ambos se necesitan mutuamente para subsistir. Por ende,
al soltar el rol de víctima, sin duda los victimarios dejarán de existir en nuestra
realidad.
La ley de atracción funciona tanto con nuestro subconsciente como con nuestro
consciente. Atraemos a nuestras vidas siempre, más de la misma vibración que hay en
nosotros. Si atraemos momentos violentos a nuestra vida, es porque tenemos
información o memorias de violencia, lo que no significa necesariamente que nos
comportemos como personas violentas. Es muy necesario tener presente lo siguiente: si
está en mi vida, está en mis memorias. El Ho’oponopono es una técnica que borra mis
memorias de mi subconsciente. Borra la información que tengo en el subconsciente,
como borramos un archivo del computador. Una vez que el archivo o información se
borra, ésta deja de manifestarse en mi vida.
Todos los acontecimientos que hemos experimentado en nuestras vidas hasta este
momento, han sido creados por nuestros pensamientos, sentimientos y creencias.
Miremos el pasado como parte de la riqueza y plenitud de nuestras vidas. Sin esa
riqueza y plenitud, no estaríamos aquí hoy. No hay ningún motivo para castigarnos por
no haberlo hecho mejor. Lo hemos hecho tan bien como pudimos.
¿En qué lado vamos a estar: en la energía del temor, o en la energía del amor?
¿Te imaginas tener un álbum de fotografías de los momentos más tristes y difíciles de
tu vida, y que lo saque todos los días para ver esas fotos, de una separación,
enfermedad, o cualquier hecho doloroso? Bueno, algo similar ocurre con nuestros
pensamientos, al recordar las dificultades vividas. Sólo falta la imagen física, que
tienes guardada en tu mente, y que te la muestras a ti mismo cada instante, provocándote
un sufrimiento permanente. ¿Te parece sano esto? Nosotros somos los dueños de
nuestros pensamientos, de nuestra mente. Tenemos el poder de decidir y la decisión que
tomemos contribuirá a crear la realidad que vivimos.
Al ser dueños de nuestros pensamientos, hoy podemos decidir cuáles de ellos nos
acompañarán durante el día. Al ser víctimas de nuestros pensamientos y nuestra mente,
decimos cosas como “se me viene sólo a la mente” y no tomamos la decisión de soltar
el pensamiento y escoger otro más agradable, por el contrario, continuamos quizás todo
el día sufriendo por todo lo posible que pudiese llegar a suceder.
¿Te has dado cuenta que algunas personas no son capaces de reírse tres veces de lo
mismo? Sin embargo, pueden llorar y lamentarse ١٠ años y mil veces de lo mismo.
Esas personas están eligiendo ser víctimas sin darse cuenta de ello; están tomando una
opción de manera inconsciente, de manera automática, o mejor dicho, están
reaccionando y entregando el control a sus memorias.
El programa que tenemos es único, está compuesto por nuestras creencias, o sea
información. Está activo siempre y cometemos el error de identificarnos con él. Por
ejemplo “yo soy súper llorona”, “yo soy celosa”. La manera correcta de verlo sería
“tengo en mi programa información de celos”. Cuando tenemos una dolencia física, por
ejemplo, dolor en una rodilla, ¿decimos “yo soy dolor de rodilla”? No, ¿cierto?
Sabemos que tenemos un dolor, que es una energía que se está manifestando, pero
nosotros no somos eso. La identificación con el pensamiento y la emoción es un error,
es un vicio; porque cuando borramos la información (siguiendo el primer ejemplo, de
los celos), que genera celos en nosotros, éstos ya no se manifestarán, ya no existen, ya
no están. Dejaré de actuar como una persona celosa porque esa memoria ha sido
borrada.
No identificarse con el problema
Al identificarnos con nuestro programa, nos ponemos carteles como “yo soy bueno”,
“yo soy simpática”, “yo soy de esta u otra manera”. Nosotros no somos ni buenos ni
malos para nada, en nada. Nosotros no somos el programa que se está manifestando.
Nuestro origen es Divino. Hemos adquirido creencias que han distorsionado la visión
de nuestro origen, de nuestro ser verdadero. Esas creencias nos impiden ver quiénes
realmente somos nosotros.
Somos parte de la Divinidad, somos un ser divino, porque hemos sido creados a
partir de una chispa divina y estamos viviendo en este momento una experiencia
humana. ¿Qué está impidiendo que nuestro ser divino se manifieste? Nuestra
programación errónea, que es el conjunto de creencias y que al mismo tiempo nos
mantiene viviendo constantemente en el pasado.
Mientras más avanzada sea nuestra práctica, menos memorias erróneas tendremos y
más espacio con Luz habrá dentro de nosotros. Si continuamos, llegará el momento en
que ya no existirán esos registros erróneos (temores) y solo exista Luz; ya no
necesitaremos juzgar, calificar, temer o sufrir, solamente estaremos en nuestro estado
inicial de la creación: cero recuerdos dañinos, temores, cero sufrimientos. Y desde ahí,
podremos comenzar a crear una nueva realidad basada solamente en el Amor, porque ya
habremos borrado todos nuestros temores que crearon nuestra realidad actual.
Ejemplo: Si tenemos temor a volar en avión, cada vez que tomemos un vuelo, el
temor generará efectos químicos y biológicos, como por ejemplo la adrenalina, que
tendrán una consecuencia en nuestro cuerpo físico. Cuando hayamos sanado, o sea
borrado todas las memorias o creencias que me generaban temor a volar en avión, esos
efectos químicos y biológicos dañinos, serán reemplazados, por ejemplo, por la
endorfina, también conocida como la hormona de la felicidad.
Preceptos del Ho’oponopono
El Ho’oponopono es una técnica de sanación que nos limpia y libera de todas las
energías negativas que tenemos en relación a situaciones, personas, lugares o
condiciones, para lograr la paz y armonía en nosotros y nuestro entorno. Con
Ho’oponopono borramos las memorias que son parte de nuestro programa.
Para realizar esta limpieza usamos las palabras Lo Siento, Perdón o Perdóname, Te
Amo, Gracias.
LO SIENTO
Cuando decimos “Lo siento” reconocemos que algo (no importa saber qué)
penetró en nuestro sistema cuerpo/mente, hay algo en nosotros que está generando
desarmonía. Comenzamos el proceso de tomar el ciento por ciento de toda la
responsabilidad de nuestra vida, con un acto de contrición, de arrepentimiento.
GRACIAS
Es la máxima expresión de gratitud por el bien para todos los involucrados en la
situación o conflicto, es agradecer que la Divinidad tome el mando manifestando lo
perfecto.
TE AMO
Nos ayuda a entender que amando esa situación, dolor, persona o lo que sea, es la
mejor forma de convertirla en algo positivo en nuestra vida. El amor es todo lo que
existe; ama a tu prójimo como a ti mismo. Sin embargo, no podemos amar a otra
persona si no comenzamos con nosotros mismos.
Estas palabras las repetimos en el orden que queramos, las veces que lo deseemos,
todas juntas, de a una, de dos, sin ninguna estructura. Cuando digo sin estructura me
refiero a que en una ocasión podemos decir perdóname, te amo. En otra oportunidad,
gracias, o lo siento, o te amo. Cualquier combinación, siempre está bien. ¿De qué
depende cómo las decimos? Solamente de nosotros, de lo que nuestro corazón escoja.
Hacer uso del Ho’oponopono para limpiar memorias es la forma más sencilla que
existe de sanarnos y funciona sin tener que ponerle ningún tipo de carga emocional; es
sólo la palabra.
Cuando digo Perdóname, o Lo siento, o Te Amo, o Gracias, lo digo sin buscar una
emoción, sin intelecto, ya que la energía purificadora de la palabra traerá el perdón y el
amor verdadero, desde la misma fuente universal.
Divino Creador, Padre, Madre, Hijo, los tres unidos como uno solo.
Te entrego mis memorias negativas, erróneas, esas que el día de hoy
puedan quitarme la paz, para que tú las transmutes en luz.
¡Y así se ha hecho!
El Dr. Len dice: “Sólo la Divinidad puede bajar hasta la mente subconsciente,
tomar las memorias problemáticas, neutralizarlas y entonces dejar la mente limpia. Y
ahora, como no hay memorias o problemas, la mente vuelve a estar en paz”.
La oración o frase que digo debe ser sencilla. No es una prueba de lenguaje; estoy
trabajando con la Divinidad y esa Divinidad sabe perfectamente a qué me refiero.
Morrnah Simeone dice que el espacio que ocupaba cada memoria que se limpia, la
Divinidad la reemplaza sólo con luz.
Recuerda que el Dr. Len logró que 29 enfermos mentales sanaran a través de la
limpieza de sus memorias; dejaron de ser enfermos mentales y fueron dados de alta
completamente sanos.
Recuerda que siempre atraerás a tu vida más de lo mismo que hay en ti. Si está en tu
vida, está en su sistema de creencias.
Te sugiero que la primera semana de práctica, escojas solo un problema para sanar,
borrar o limpiar, para que adquieras el hábito de estar atento a tus pensamientos.
Practicar en cualquier momento
Al repetir las palabras (Lo siento, Perdóname, Gracias, Te amo), estamos borrando
memorias, aún sin reconocer algún problema determinado. Si no existe ningún
problema, igual podemos decir las palabras y así borrar creencias en nosotros mismos.
Repítelas en voz alta cada vez que puedas. El poder de la palabra actúa por sí solo.
Algunos ejemplos:
Escasez de dinero
• Divinidad, limpia todas mis memorias de escasez económica. Lo siento,
Perdóname, Gracias, Te amo.
• Divinidad, borra todas mis memorias que están impidiendo que la
abundancia económica se manifieste ahora en mi vida. Lo siento,
Perdóname, Gracias, Te amo.
• Divino Creador, soy ciento por ciento responsable de la carencia que
manifiesto en mi vida. Por favor sáname. Lo siento, Perdóname, Gracias, Te
amo.
• Puedes repetir la palabra llovizna las veces que quieras para atraer
abundancia económica. Llovizna, llovizna, llovizna...
Generalmente, los padres se centran en los errores de sus hijos, o así los califican,
cuando ellos no cumplen sus expectativas. A través de la historia de la humanidad, los
hijos han sido un dolor de cabeza para sus padres. Rebeldes han existido siempre, y en
cualquier época se ha escuchado la frase “los adolescentes son insoportables”, o “en mi
época no ocurrían estas cosas”.
El dar sermones a los hijos sobre lo que deberían y cómo lo debería hacer, pocas
veces tiene el resultado que esperan sus progenitores.
Borra tus memorias, tus creencias, todos los errores que estás percibiendo tiene tu
hijo. Borra la rabia que te causa que él no cumpla tus expectativas.
Recuerda que el problema no está afuera, el problema son tus memorias, tus
creencias que estás proyectando en tu hijo.
Ejemplo:
• Divino Creador, Padre, Madre, Hijo, todos en uno, limpia todas mis
memorias, bloqueos, energías negativas, que me impiden amar a mi hijo. Lo
siento, Perdóname, Gracias, Te amo.
Cuando tomo una decisión, ¿lo hago a través del amor o del temor? Si voy a ahorrar
dinero, lo hago por temor a que mañana no tenga. ¿Ves el amor en esta acción? No,
¿cierto? Bueno, tampoco hay amor cuando quiero que mi hijo estudie por mi temor a
que no sea, cuando adulto, lo que quiero para él.
Lo importante es borrar todas las memorias de temor, las memorias de rabia, las
memorias de frustración. Recordemos que la frase es simple. Más significativo es que
asumamos que hay algo en nuestro sistema de creencias que debemos borrar, sanar,
limpiar, para que la relación con ese hijo esté basada en el amor y no en el temor.
Ejemplo:
• Divino Creador, sana la rabia que siento cuando mi hijo no estudia. Lo
siento, Perdóname, Gracias, Te amo.
Cualquiera de estas frases es correcta, como también cualquiera que hayas creado
tú.
Esto es hacernos responsables. Cuando nos encargamos del tema, podemos sanarnos.
Si estamos en el rol de víctima y creemos que la culpa es del otro que nos ocasionó el
problema y que el otro es el que debe cambiar o hacer algo, estamos en el lado opuesto
de ser ciento por ciento responsables.
En ese entonces ya tenía graves problemas económicos que me tenían en una larga
cesantía y al borde de una depresión.
Tengo 57 años y era muy difícil para mí encontrar trabajo. Un día de febrero, me
encontré con un amigo y me ofreció trabajar en la empresa donde él laboraba.
Postulé y durante todo el día borraba, borraba, borraba. Hasta que el primer día de
marzo mi amigo me llamó para decirme que me habían aceptado, cosa que yo creía
que era imposible. Después de eso y como mi trabajo exigía tener auto, me enfoqué
en que lo iba a conseguir, y el marido de una amiga, tenía un auto no muy nuevo,
pero me lo dejó casi regalado y se lo pagué en cuotas. Lo compré al mes de estar
trabajando. Siempre estoy practicando Ho’oponopono y como mi creencia de que el
dinero no era para mí, algo empezó a moverse, hasta que un día un amigo de años,
me contó que había una herencia de unas propiedades de mi ex - marido (soy viuda
de mi primer marido) y que había que hacer una posesión efectiva y vender. Esta es
una suma de dinero con la que yo no contaba y que me va a permitir cambiar mi auto
por uno más nuevo.
Mi relación con mis hijos era otro tema, y tenía demasiados problemas hasta el
punto que a veces no quería ni contestar el teléfono, porque sabía que algo malo
estaba pasando o algún problema se presentaría. En este caso hice lo mismo que
hacía el doctor Len, y los cambios en ellos ¡han sido increíbles...!
Ahora debo reconocer que todo está bien en mi vida y que sin duda alguna, al
asumir mi responsabilidad en todo lo que me sucede, todo empieza a cambiar.
Gracias al Ho’oponopono dejé mi papel de víctima y me siento feliz. El
Ho’oponopono ha sido la técnica más maravillosa que ha pasado por mi vida.
Siguió entonces con más quimios, pero con cada escáner descubríamos que los
nódulos de ambos pulmones seguían creciendo en tamaño y cantidad. Por eso, el
equipo médico decidió suspender las quimios y simplemente tratarla con una droga
de mantención. Esto fue en agosto de 2010; ese mismo mes fui sola a ver a otro
especialista de una conocida clínica (me lo recomendaron por su vasta experiencia
en cáncer de pulmón), llevé el historial, los escáner y todos los exámenes. El
diagnóstico que él me dio fue que mi mamá no duraría más de 6 meses, es decir,
debía dejarnos en febrero de este año.
Hoy, a finales de Enero de 2011, no solo ha habido una disminución del cáncer
sino que ella se siente muy bien. No me pregunten por qué; es como si la enfermedad
sólo estuviera en retirada.
Los doctores no se explican qué puede estar pasando, (a ella también la tengo
haciendo Ho’oponopono desde noviembre).
La alegría es contagiosa
El taller me gustó mucho y comencé a practicar esta técnica que como bien dice
Soledad es muy simple.
Jamás habría imaginado siquiera los cambios maravillosos que tendría en mi vida
y todo mi entorno. Lo primero fue desapegarme de una relación tóxica de 7 años en
que ninguno de los dos era feliz. Lo más lindo de todo es que no sufrí en absoluto;
fue terminar sin dolor ni tristeza. Hoy me siento feliz y muy tranquila, he conocido lo
que significa sentirme en Paz, estar en Paz; luego esto se fue reflejando en mi
entorno más cercano, mi familia, la relación con mis hijos (3) mejoró notablemente, y
lo que antes me molestaba de ellos hoy ya no existe.
Hace poco me cambié de trabajo, con un horario más cómodo para mí y mejor
remunerado. El ambiente es muy agradable y armonioso, voy contenta todos los días
a mi trabajo y no siento “lata por la pega”.
Gracias Ho’oponopono.
ANEXO
Principio básico del Ho’oponopono
Los científicos cuánticos dicen “si lo puedes imaginar, existe”; esto es, si puedo
recrearlo en mi pensamiento, es que ya estaba en mi memoria. Lo que no está
almacenado en ese disco duro, o almacén de memorias que es el subconsciente-niño
interior o Unihipili (nombre dado por los hawaianos al subconsciente). No me es
conocido y por lo tanto tampoco puedo imaginarlo.
Entonces cuando me dicen que soy ciento por ciento responsable de todo lo que
puedo reconocer en mi vida, entiendo el porqué.
Sabemos que son quince millones de datos por segundo, imposible enumerarlos
todos, pero sé que están allí, condicionando, activándose y reaccionando, las
veinticuatro horas del día, siete días a la semana.
¿Qué sucedió?
Activé todas las memorias necesarias para que él pueda reconocer el hecho, tomó
vida en su consciencia y eso lo hace ciento por ciento responsable. De la misma manera
puedo activar memorias negativas de todo tipo; enfermedad, violencia, guerra, traición,
carencia, etc.
Son esas memorias las que entrego a la Divinidad para que sean transmutadas en
Luz, y con esa Luz, mis memorias de amor, solidaridad, lealtad, alegría, paz etc., brillan
cada vez más en mi vida.
La carencia existe gracias a que existen apegos. Los apegos son deseos y éstos,
cuando se activan en nuestra consciencia son insaciables. La ausencia de apegos o
deseos, trae paz.
El apego surge cuando creo que alguien, algo, o alguna situación, me darán la
felicidad. No apegarme no quiere decir renunciar, no apegarme quiere decir no darle el
poder de hacerme feliz a las cosas, situaciones o personas.
La felicidad es una opción que sólo la hallaré dentro de mí y se activa con la
aceptación y la gratitud.
En este momento que yo escribo y tú lees, ¿qué carencia tenemos? Lo más probable
es que ninguna. Nuestra consciencia está enfocada en lo que hacemos y la sensación de
carencia no está.
Generalmente no, lo que pensamos que nos hace falta es mas bien la necesidad de
llenar un vacío interno.
En el libro “Un curso en milagros”, dicen que esa sensación de vacío, junto con la
culpa, el miedo y la ira, provienen de la creencia de que estamos separados de la fuente
y hasta que no volvamos a conectarnos con esa fuente, nuestra búsqueda será
insaciable. Por eso estamos en constante búsqueda de felicidad, que es sinónimo de
estar en paz. Buscamos salud para tener paz, buscamos dinero para tener paz, buscamos
armonía en nuestras relaciones, para tener paz.
El niño de la historia tiene activado un programa que le dice “no puedes” y junto con
ese programa también está activo el de la comparación “porque ellos tienen y yo no” y
también, claro está: ¡el programa de la envidia!
Bueno esa escena que acabamos de visualizar tan claramente, es la mejor prueba,
que la carencia y todos su acompañantes, también viven en nuestra memoria, de lo
contrario no los podríamos reconocer. Existen carencias de todo tipo, y siempre son
recreadas por las memorias que vienen insertas como cualquier otra programación
genética. La observación personal es el primer paso en el camino, es el inicio del
proceso, es en ese momento, que ejercemos nuestro libre albedrío, elegimos seguir
carentes o entregar esa memoria para ser transmutada.
Hazte el hábito de decir la palabra gracias no sólo cuando recibes algo y verás cómo
cambia tu vida ¡Gracias!
Las culpas
Dos monjes budistas iban viajando juntos y tenían que atravesar un río caudaloso; en
la orilla estaba una mujer que les pidió por favor que le ayudaran a cruzar, pues ella no
podía hacerlo por sí sola.
Uno de los monjes, obedeciendo las reglas de su Orden que prohibía a los monjes
hablar o tocar a cualquier mujer, la ignoró y atravesó el río. El otro monje se
compadeció de la mujer, la cargó en brazos y la llevó al otro lado del río, donde se
despidió de ella y luego los dos monjes continuaron su viaje. Durante el camino el
monje que cumplió las reglas iba enfadado, recordando lo que había hecho su
compañero.
Tras muchas horas de viaje y muchos kilómetros recorridos el primer monje seguía
pensando en lo ocurrido y cuando no aguantó más su enojo, le reclamó a su compañero
por haber desobedecido las reglas, por arriesgarse a ser expulsado, por haber
deshonrado a su congregación.
El segundo monje le respondió: “Yo dejé a esa mujer a la orilla del río, tú ¿por qué
sigues cargando con ella?”
La mejor manera de dar felicidad, es ser feliz uno mismo y por donde vayas atraerás
más de lo mismo.
Divino Creador, Padre, Madre, Hijo, los tres unidos como solo Uno. Te entrego
todos mis sentimientos ocultos de culpa, miedo y rabia para que tú los transmutes en
luz. Te amo, Gracias.
¡Y así se ha hecho!
¿Pedir o entregar?
¿Cuál es la diferencia?
Gotas de Rocío: Es de origen alquímico. Los alquimistas recogían las gotas de roció
el día de San Pedro para sus trabajos al químicos, que como se sabe es el trabajo de la
búsqueda del oro. ¡Nuestro Oro! ¿Por qué se utiliza tanto esta palabra gatillo? Lo
ignoro, pero si sé que es muy efectiva.
Llave de luz: Para desidentificarme entre la pasión y la razón. Creas un espacio de luz
donde no existe controversia.
Ceeport: Limpia, borra, borra llega a puerto (en ingles, clean, erase, port)
[1]
Morrnah Simeona Nalamaku, es la creadora del Ho’oponopono
Autoidentidad. Ella nació en Hawai el 19 de mayo de 1913, hija de padres
hawaianos, Kimokeo y Lilia Simeona. Su madre fue una de las últimas
reconocidas Kahuna o sacerdotisa que cura con palabras. Morrnah heredó
el don de su madre. En 1983 fue reconocida como Kahuna y honrada
como “Tesoro viviente de Hawai”.
[2]
Masaru Emoto fue un investigador japonés conocido por sus
controvertidas afirmaciones de que las palabras, oraciones, sonidos y
pensamientos dirigidos hacia un volumen de agua influirían sobre la forma
de los cristales de hielo obtenidos del mismo. Según Emoto, la apariencia
estética de los cristales dependería de si las palabras o pensamientos sean
positivos o negativos.
[3]
Bruce H. Lipton es un biólogo celular estadounidense, conocido por ser
un proponente de que los genes y el ADN pueden modificarse por las
creencias de una persona. Enseña en la Universidad de Quiropráctica de
Nueva Zelanda.