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CARACTERISTICAS DEL ESTATUTO JURIDICO

El estatuto jurídico del recluso esta, definido como una situación estatutaria creada por

el binomio básico de internos y Administración que se basa en una reciprocidad de derechos

y deberes relacionados entre sí, se deduce que el recluso se encuentra en una situación

estatutaria bajo un marco jurídico que se encuadra dentro de un contexto denominado como

“institución total”, lo que implica la existencia de una arquitectura jurídica propia.

Se trata de una “institución total”, pues, al entrar en prisión, la persona pasa a ver

regulados los aspectos básicos de su vida desde fuera, estando fuertemente limitada su

capacidad individual de organización del espacio vital propio. De hecho, quien cumple una

condena de prisión se encuentra bajo la dependencia total de una institución que proyecta

sobre él una autoridad omnímoda, por lo que el control al que se ve sometido se extiende

a todas las posibles relaciones vitales que desarrolla [1].

El estatuto jurídico del interno está compuesto por un marco de derechos irrenunciables

que deben interpretarse y garantizarse en virtud del principio de humanidad de las penas;

como contrapartida a estos derechos, también el estatuto jurídico del interno contiene un

conjunto de deberes.

La primera característica respecto al estatuto jurídico es, que la Administración

penitenciaria se sitúa en una posición de supremacía respecto a los internos,

entendiéndose esta relación jurídica penitenciaria como una relación especial de sujeción.

Dicha relación implica un cambio en la naturaleza prioritaria de los derechos fundamentales

de los internos, quienes al entrar en prisión se encuentran con restricciones no aplicables

a los ciudadanos que disfrutan de su libertad plena.


La segunda característica respecto al estatuto jurídico es, que el interno cuenta con

derechos fundamentales, derechos que son inherentes al ser humano, los resultan

inviolables e irrenunciables, no son facultades creadas por la legislación penitenciaria.

Estos derechos son el derecho a la vida, a la integridad, a la salud, a la dignidad humana,

a la intimidad, entre otros. En ese sentido los alcances y disfrute de derechos fundamentales

se refiere, por parte del recluso, que las restricciones constitucionales y legales establecidas

al efecto, deberán ser interpretadas en concordancia con los principios que conforman el

Estado de Derecho, bajo el cual vivimos. En esa línea la vigencia de las garantías

constitucionales, resulta claro, que para cualquier relación jurídica, que surge dentro de un

Estado de Derecho, incluida la penitenciaria, se deberán respetar dichas garantías sin

ningún tipo de limitación o relativización en cuanto a su vigencia, por un lado, garantizado

el disfrute real y efectivo de aquellos derechos que no se hallen constitucionalmente

restringidos para la relación jurídica en concreto, y de otro, que se apliquen en su justa

medida las fuentes restrictivas sobre aquellos derechos para los que constitucionalmente

se prevean limitaciones[2].

La tercera característica respecto al estatuto jurídico es, que, así como los internos

tienen derechos, también deberes, es decir relación jurídica penitenciaria implica que la

relación de sujeción especial que define la relación existente entre interno y Administración

penitenciaria enmarca el conjunto de deberes como el elemento pasivo de esta relación

jurídica, en contraposición con los derechos, que constituye el elemento activo.

En esa línea, los deberes del recluso suponen el acatamiento de normas y obligaciones

para garantizar una correcta convivencia, un mínimo de orden y el mantenimiento de la

propia organización. En la regulación del estatuto jurídico del interno, como contrapartida al

marco de derechos que se les reconocen a los internos, existe un conjunto de deberes que
son estas normas que rigen la vida del penado desde que se le otorga la condición de

interno [3].

De esto se deriva que el incumplimiento de los deberes por los reclusos acarrea el

ejercicio de la potestad disciplinaria administrativa, siempre que la infracción sea

constitutiva de una falta de las incluidas en la normativa penitenciaria. La responsabilidad

no será meramente disciplinaria pudiendo desplegar también consecuencias en el ámbito

civil o penal.

BIBLIOGRAFIA

[1]https://buleria.unileon.es/bitstream/handle/10612/6129/71463086Q_Derecho_julio13.pdf

?sequence=1

[2]file:///C:/Users/User/Downloads/6107-Texto%20del%20art%C3%ADculo-12480-1-10-

20160822.pdf

[3] file:///C:/Users/User/Downloads/sbeh%20(2).pdf

file:///C:/Users/User/Downloads/MODILO%202%20SISTEMA%20PENITENCIARIO%20(1)

.pdf

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