Arcoiris
Arcoiris
Arcoiris
Es de menos frecuencia el arcoíris doble, el cual incluye un segundo arco externo y más tenue
con los colores invertidos, es decir, el rojo hacia el interior y el violeta hacia el exterior. Si bien
el arcoíris es un gradiente continuo de colores espectrales, se considera que estos pueden
definirse en siete colores fundamentales: rojo, naranja, amarillo, verde, cian, azul y violeta, los
cuales equivalen a los mencionados por el científico Isaac Newton en 1704 (rojo-naranja-
amarillo-verde-azul-añil-violeta, respectivamente). En el sistema RGB, que es un modelo de
colores luz, corresponde a tres colores primarios, dos secundarios y dos terciarios
Índice
Arcoíris doble
En Europa, el Libro de Óptica de Ibn al-Haytham fue traducido al latín y estudiado por Robert
Grosseteste. Su trabajo sobre la luz fue continuado por Roger Bacon, quien escribió en
su Opus Majus de 1268 sobre experimentos con luz brillando a través de cristales y gotas de
agua que mostraban los colores del arcoíris.14 Además, Bacon fue el primero en calcular el
tamaño angular del arcoíris. Afirmó que la cima del arcoíris no puede aparecer a más de 42°
sobre el horizonte.15 Se sabe que Teodorico de Freiberg dio una explicación teórica precisa
tanto del arcoíris primario como del secundario en 1307 (que luego fue desarrollada
por Antonius de Demini en 1611[cita requerida]). Explicó el arcoíris primario, señalando que «cuando
la luz del sol cae sobre gotas individuales de humedad, los rayos experimentan dos
refracciones (al entrar y salir) y un reflejo (en la parte posterior de la gota) antes de la
transmisión al ojo del observador».1617 Explicó el arcoíris secundario a través de un análisis
similar que involucraba dos refracciones y dos reflejos.
René Descartes, en su tratado de 1637, Discurso del método, avanzó aún más en esta
explicación. Sabiendo que el tamaño de las gotas de lluvia no parecía afectar el arcoíris
observado, experimentó con el paso de rayos de luz a través de una gran esfera de vidrio
llena de agua. Al medir los ángulos en los que emergían los rayos, concluyó que el arco
primario era causado por un único reflejo interno dentro de la gota de lluvia y que el arco
secundario podría ser causado por dos reflejos internos. Apoyó esta conclusión con una
derivación de la ley de refracción (posterior a, pero independientemente de la ley de Snell) y
calculó correctamente los ángulos para ambos arcos. Sin embargo, su explicación de los
colores se basó en una versión mecánica de la teoría tradicional de que los colores se
producían mediante una modificación de la luz blanca.1819
Isaac Newton demostró que la luz blanca estaba compuesta por la luz de todos los colores del
arcoíris, que un prisma de vidrio podía separar en el espectro completo de colores
— descomposición de la luz blanca—, rechazando la teoría de que los colores se producían
mediante una modificación de la luz blanca. También mostró que la luz roja se refractaba
menos que la luz azul, lo que llevó a la primera explicación científica de las principales
características del arcoíris.20 La teoría corpuscular de la luz de Newton fue incapaz de explicar
los arcoíris supernumerarios, para los que no se encontró una explicación satisfactoria hasta
que Thomas Young se dio cuenta de que la luz se comportaba como una onda bajo ciertas
condiciones y que podía interferir consigo misma.
El trabajo de Young, más tarde elaborada en detalle por Richard Potter, fue refinado en la
década de 1820 por George Biddell Airy, que explicó que había una dependencia entre fuerza
de los colores del arcoíris y el tamaño de las gotas de agua..21 Las descripciones físicas
modernas del arcoíris se basan en la dispersión de Mie, obra publicada por Gustav Mie en
1908.22 Los avances en los métodos computacionales y en la teoría óptica continúan
conduciendo a una comprensión más completa de los arcoíris. Por
ejemplo, Nussenzveig ofrece una visión general moderna.23
Arcoíris en la ciudad
Arcoíris en el mar
Diagrama que muestra como se forman los arcoíris primarios y secundarios debido a la descomposición
de luz blanca en gotitas esféricas
Antelia en la Ciudad de México
Cuando la luz solar incide sobre las gotas de lluvia, estas se encargan de producir el efecto,
pero en algunas mucho más que en otras. Los rayos del Sol involucrados con la formación del
arcoíris salen de las gotas de lluvia con un ángulo de aproximadamente 138 grados respecto
de la dirección que llevaban antes de entrar en ellas. Este es el «ángulo del arcoíris»,
descubierto por René Descartes en el año de 1637. Como el ángulo de salida es de solo 138
grados, la luz no se refleja exactamente hacia su origen. Esto hace posible que el arcoíris sea
visible para el observador, que no se suele encontrar exactamente entre el Sol y la lluvia. De
manera que siempre, si se está frente a un arcoíris, el Sol estará detrás.
Para ser más precisos, es la luz amarilla la que es dispersada a 138º de su trayectoria original.
La luz de otros colores es dispersada en ángulos algo distintos. La luz roja del arcoíris se
dispersa en una dirección ligeramente menor que 138º, mientras que la luz violeta sale de las
gotas de lluvia en un ángulo un poco mayor.
Un rayo de luz solar, de los que forman un arcoíris, cambia su dirección tres veces mientras se
mueve a través de una gota de lluvia: Primero entra en la gota, lo cual ocasiona que
se refracte ligeramente. Entonces se mueve hacia el extremo opuesto de la gota, y se refleja
en la cara interna de la misma. Finalmente, vuelve a refractarse cuando sale de la gota de
lluvia en forma de luz dispersa. La descomposición en colores es posible porque cada longitud
de onda se refracta con un ángulo diferente, generando cada color del arcoíris.
La luz solar emerge de muchas gotas de lluvia a un tiempo. El efecto combinado es un
mosaico de pequeños destellos de luz dispersados por muchas gotas de lluvia, distribuido
como un arco en el cielo. Los diversos tamaños y formas de las gotas afectan la intensidad de
los colores del arcoíris. Gotas pequeñas hacen un arcoíris pálido y de colores con tonalidades
pastel; gotas grandes producen colores muy vivos. Además, las gotas grandes son aplastadas
por la resistencia del aire mientras caen. Esta distorsión ocasiona que el "final" del arcoíris
tenga colores más intensos. Quizás sea esta la causa de la leyenda que sugiere la existencia
de una olla que contiene oro resplandeciente en el final del arcoíris.
A veces, es posible ver también lo que se conoce como arcoíris secundario. El arcoíris
primario, que se ha dado en llamar simplemente «arcoíris», es siempre un arco interior y más
próximo al observador que el arcoíris secundario. Si la luz que incide sobre la gota de agua
realiza al menos dos refracciones y tres reflexiones internas se puede deducir su trayectoria.
El resultado es la formación de un arcoíris secundario de colores invertidos, más débil y que
queda por encima del primario. Su debilitamiento se debe a la luz que se refracta y sale al
exterior en cada reflexión interna.
Los ángulos que forman los rayos incidente y refractado hacia el ojo son mayores en el rayo
secundario: 50° para la luz roja y 54° para la violeta. Ya se vio que en la formación del
primario ese ángulo era de 138° para la luz roja, esto es, 42° respecto al observador.
El orden de los colores en el arco secundario está invertido debido a la doble reflexión interna.
Teóricamente puede haber más de tres reflexiones internas, que darían lugar a cuatro y cinco
arcoíris. El tercero y cuarto estarían entre el observador y el sol y quizás nunca se puedan ver.
El quinto se produce en la misma zona del primero y del segundo y no es perceptible porque
es muy tenue. Es posible, en un experimento de laboratorio, demostrar que se pueden
conseguir hasta 13 arcoíris visibles, aunque, lógicamente su luminosidad se reduce
considerablemente.
Es interesante señalar que ninguna luz emerge en la región entre los arcoíris primario y
secundario. Esto coincide con algunas observaciones, que señalan que la región entre los dos
arcos es muy oscura, mientras que en la parte exterior del arco secundario y en la parte
interior del arco primario es visible una considerable cantidad de luz, lo cual se debe al reflejo
de la luz blanca concentrada justo antes de su refracción para formar el arcoíris. Esta zona
oscura intermedia se debe a la intensidad de la cortina de agua, que absorbe toda la luz
posible hacia el interior de la misma, por lo que el arco secundario es simplemente un reflejo
del primario en dirección hacia el observador y es conocida como «Banda de Alejandro».
[cita requerida]
En algunas ocasiones, cuando los arcoíris primario y secundario son muy brillantes, se puede
observar un tercero dentro del primario y un cuarto fuera del secundario. A estos arcos se les
llama arcos supernumerarios y se deben a efectos especiales de interferencia luminosa.
Cuando alguien mira un arcoíris, lo que está viendo en realidad es luz dispersada por ciertas
gotas de lluvia. Otra persona que se encuentre al lado del primer observador verá luz
dispersada por otras gotas. De manera que puede decirse que cada quien ve su propio
arcoíris, distinto (hablando en un sentido estricto) del que ven todos los demás.
Es común pretender estimar la posición del arco, especialmente sus "extremos", es decir, allí
donde desaparece por no existir gotas que descompongan la luz. Pero el arcoíris es, en
realidad, un cono iris: todas las gotas situadas en la misma posición respecto del espectador
y del sol descomponen la luz de igual manera. Si existen solamente gotas lejanas, en
espectador tendrá la percepción de que el arco se encuentra en una posición determinada. En
cambio, si unas gotas se encuentran próximas y otras alejadas, el espectador percibirá que la
situación del arco es indeterminada.
Si las condiciones atmosféricas y el sitio de observación son perfectos, entonces la lluvia y
el Sol trabajan juntos para crear un anillo de luz completo, denominado arcoíris circular, como
el que se vio el 6 de agosto de 2007 en la isla de Langkawi, Malasia.[cita requerida] En los arcoíris
normales el rojo es el color exterior, y el violeta el interior, pero en los circulares la variación es
la contraria.
Respecto de las condiciones para ver un arcoíris se reducen a que el observador tiene que
estar localizado entre el sol y una lluvia de gotas esféricas (una lluvia uniforme). Es posible
que el observador crea que la lluvia no es uniforme donde él se encuentra, pero sí debe serlo
desde donde localizaría el arcoíris. ¿Y cuándo son las gotas esféricas? Las gotas son
esféricas cuando caen a una velocidad uniforme, constante. Esto es posible en condiciones de
aceleración gravitatoria contando con las fuerzas viscosas de oposición del aire. Cuando se
cumple que la velocidad de las gotas es uniforme, la gota adquiere un volumen máximo con la
mínima superficie (esfera). Únicamente en estas condiciones es posible la dispersión luminosa
dentro de la gota y por tanto el arcoíris, aunque ligeras variaciones de la esfera puedan dar
diversas variaciones en un arcoíris. Por lo tanto, la lluvia no debe ser torrencial, ni estar
afectada por el viento. Es por ello que no siempre se contempla el arcoíris cuando hay lluvia y
sol.
Es importante notar la altura del Sol cuando uno observa un arcoíris, pues es algo que ayuda
a determinar qué tanto alcanza uno a ver de él: cuanto más bajo se encuentre el Sol, más alta
será la cresta del arcoíris y viceversa. Alguien que pueda elevarse un poco sobre la superficie
de la Tierra, se daría cuenta de que ciertos arcoíris continúan por debajo del horizonte.
Quienes escalan montañas altas han logrado ver en ocasiones una buena parte de arcoíris
circulares completos. Pero ni siquiera las montañas poseen la suficiente altura como para
poder llegar a observar un arcoíris circular en su totalidad.
Los aviadores han informado algunas veces haber visto genuinos arcoíris circulares
completos, los cuales curiosamente han pasado inadvertidos para los pasajeros de sus
aeronaves. Esto puede deberse a que las ventanas de los viajeros son muy estrechas y
ofrecen un campo de visión muy reducido, a diferencia del impresionante campo visual que
tiene el piloto.
Explicaciones no científicas[editar]
Relato bíblico[editar]
En el libro de Génesis, un arcoíris simbolizó la alianza de Dios con Noé y su promesa de que no
destruirá la Tierra con un diluvio otra vez.
Leyenda de Gilgamesh[editar]
Otra antigua representación del arcoíris se da en la epopeya de Gilgamesh, donde el arcoíris
es el «collar pedrería de la gran madre Ishtar» que levanta hacia el cielo como una promesa
de que «nunca olvidará estos días de la gran inundación» que destruyó sus hijos.
Entonces llegó Ishtar. Levantó el collar de grandes joyas que su padre, Anu, había creado para
complacerla y dijo: los dioses celestiales, tan bien como este collar de pedrería cuelga sobre mi cuello,
nunca olvidaré estos días de la gran inundación. Deje que todos los dioses excepto Enlil vienen a la
oferta. Enlil puede no venir, porque sin razón que sacó la inundación destruyó mi pueblo.
La epopeya de Gilgamesh.
Mitología griega