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Design Thinking

El documento describe las fases del proceso de Design Thinking, incluyendo empatizar con los clientes, definir el problema, idear soluciones, crear prototipos y probarlos con los clientes. La primera fase involucra entender las necesidades y perspectivas de los clientes a través de entrevistas y grupos focales. Luego, el equipo define el problema central para enfocarse en soluciones potenciales. Finalmente, los prototipos son testeados con los clientes para obtener comentarios y mejorar el diseño.
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Design Thinking

El documento describe las fases del proceso de Design Thinking, incluyendo empatizar con los clientes, definir el problema, idear soluciones, crear prototipos y probarlos con los clientes. La primera fase involucra entender las necesidades y perspectivas de los clientes a través de entrevistas y grupos focales. Luego, el equipo define el problema central para enfocarse en soluciones potenciales. Finalmente, los prototipos son testeados con los clientes para obtener comentarios y mejorar el diseño.
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DESIGN THINKING

Fases de Design Thinking

Para lograr un resultado exitoso es importante seguir


el orden de cada una de las fases que componen el
proceso de Design Thinking. A continuación,
explicamos brevemente cada una de las fases y
cómo llevarlas a cabo.

Empatizar

El primer paso en una dinámica de Design Thinking


es ponerse en los zapatos de los clientes. No solo a
través del análisis de datos como la edad, el sexo o
la ubicación. También busca profundizar en la forma
de pensar y actuar de los clientes. Para ello se
recurren a entrevistas personales, encuestas,
focus group, shadowing…

Es muy importante poner énfasis en esta primera


fase, ya que si no conocemos bien a nuestro cliente
será imposible identificar sus necesidades.

Definir

El objetivo de esta fase es identificar un foco de


acción a partir de las conclusiones extraídas de
la fase anterior. Es decir, sabemos que el usuario
tiene una necesidad a la hora de solucionar un
problema y el reto es lograr encontrar la mejor
solución.

Es esencial definir correctamente el foco de acción.


Si no identificamos este foco de forma adecuada es
imposible llegar a encontrar la solución ideal. Para
evitar errores a la hora de definir el foco de acción es
importante asegurarnos de que la información
recopilada en la primera fase es suficiente como
para poder identificar el problema (o problemas) de
los clientes.

Idear 

Una vez definido el perfil de nuestros clientes e


identificados sus problemas y necesidades, ha
llegado el momento de comenzar a idear las
soluciones. Este será el objetivo a seguir en esta
fase de la dinámica de Design Thinking.

“¿Cómo podemos solucionar el problema que


está teniendo nuestro cliente?”.

Para encontrar la solución que mejor se adapte a las


necesidades de nuestros clientes podemos utilizar
varias técnicas. Una de las más populares por su
eficacia es el brainstorming. Como su propio
nombre indica, se trata de una tormenta de ideas y lo
ideal es generar el mayor número posible. En este
proceso no hay ideas locas, todas son válidas.

Un proceso de brainstorming debe ser ameno y


divertido. Esto hace que los participantes se sientan
cómodos. No olvidemos que el brainstorming se trata
de un proceso creativo grupal y es importante
fomentar la participación con la ayuda del facilitador.

Prototipar
Ahora que ya tenemos una batería de ideas que nos
ayudarán a solucionar el problema inicial es
necesario materializarlas. El prototipado nos ofrece
una gran ventaja, crear una versión reducida del
producto aplicando las ideas extraídas de las
fases anteriores. Gracias al prototipado evitamos
realizar una gran inversión antes de saber si el
producto/servicio soluciona el problema de nuestros
clientes. Otra de las ventajas que nos ofrece el
prototipado es la posibilidad de optimizar nuestro
producto, y es ahí cuando entra en juego la fase de
testeo.
Cómo Prototipar 

Como ya hemos dicho, para prototipar no es


necesario contar con muchos recursos. Existen
diferentes maneras de crear un prototipo de nuestro
producto, y a continuación veremos algunas de las
más habituales.
Dibujar

Antes de hacer real tu idea es muy útil dibujarla,


sobre todo si tu diseño implica la creación de una
app o web. Plasmar el diseño en papel nos
permite saber si es atractivo, intuitivo y, por
supuesto, si sigue los criterios de usabilidad. Si
se trata de una aplicación web, lo ideal es dibujar las
pantallas con las que interaccionan los usuarios.
Esto nos permite crear un diseño adaptado a sus
necesidades. Además nos facilitará el proceso de
diseño y producción final de nuestro producto.
Maquetar

Materializa tu idea con los materiales que tengas a


mano. Todo lo que puedas imaginar sirve: palillos,
plastilina, cartulina, piezas de LEGO…
Storyboard

Representa mediante viñetas los pasos que seguirán


los clientes desde que les surge el problema hasta
que utilizan tu producto o servicio. De este modo
identificarás con facilidad posibles dificultades a la
hora de interaccionar. El storyboard se trata de una
técnica muy aconsejable para identificar las
ventajas e inconvenientes de tu producto y te
permitirá optimizarlo.
Juego de rol

Se trata, ni más ni menos, que de una simulación.


Consiste en asignar roles a cada uno de los
participantes de la dinámica de Design Thinking
y recrear el uso del producto o servicio.
Narración

A todos nos gustan las historias, nos enganchan y


nos ayudan a comprender. Esta forma de prototipar
se basa en la narración de un relato que nos
muestre el funcionamiento y utilidad de nuestro
producto. Y, por supuesto, cómo soluciona las
necesidades de nuestros usuarios.

Testear 
Una vez listo el prototipo llega el momento
de comprobar su funcionalidad. O, dicho de otro
modo, probar si cubre las necesidades de nuestros
clientes. Para ello debemos presentar nuestro
prototipo a nuestros clientes. Ellos serán quienes
nos den las claves para saber si nuestro producto
cubre sus necesidades.

Lo más importante en esta última fase es


escuchar, tomar nota y corregir. Nunca des nada
por hecho. Nunca pienses que tu producto es bueno
sin demostrar que verdaderamente lo es. Nunca
olvides que si al cliente no le gusta tu producto y no
soluciona su problema, tu idea no es buena (aunque
a ti te encante)

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