Unidad 8. Literatura Medieval

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LITERATURA MEDIEVAL

1. La poesía épica

Los primeros testimonios en lengua española se hallan en los documentos notariales, así como
en las Glosas Silenses (del monasterio de Silos) y Glosas Emilianenses (de San Millán de la
Cogolla) del siglo X.

Los primeros monumentos literarios conservados son los cantares de gesta, poemas épicos
referentes a héroes o hechos medievales. Según Menéndez Pidal, el origen de estos poemas
hay que buscarlo en la épica germánica, aunque también se perciba la influencia de la épica
francesa.

La épica castellana se caracteriza por su historicidad y realismo. Su versificación es irregular,


aunque predominan los versos de 14 y 16 sílabas.

El Cantar de Mío Cid es el único poema que ha llegado íntegro a nuestros días y fue escrito
hacia 1140 por un juglar de cerca de Medinaceli, y copiado en 1307 por un tal Per Abbat. El
poema se divide en tres cantos o partes y narra las hazañas de Rodrigo Díaz de Vivar, el famoso
conquistador de Valencia. Su argumento es el siguiente:

1. Acusado el Cid de haberse quedado con las parias del rey moro de Sevilla, es
desterrado por Alfonso VI, saliendo de Burgos y dirigiéndose a tierras aragonesas.
Después de vencer a los reyes moros Fariz y Galve, se pone al servicio del rey moro de
Zaragoza, derrotando al conde Ramón Berenguer de Barcelona.
2. La segunda parte refiere las hazañas del Cid hasta la conquista de Valencia. Una vez
conquistada esta ciudad, Rodrigo Díaz envía grandes presentes al rey de Castilla, con la
súplica de que le permita llevarse a su mujer y a sus hijas, que dejó en el monasterio de
Cardeña, cerca de Burgos. El rey lo concede y además arregla el casamiento de las
hijas del Cid con los infantes de Carrión.
3. La tercera parte comienza describiendo la cobardía de los infantes, yernos del Cid.
Después de varios incidentes, los infantes, avergonzados y llenos de rencor, solicitan
permiso del Cid para trasladarse a sus tierras. El Cid se lo concede, pero al llegar a
Corpes los infantes atan a sus mujeres a unos árboles y las azotan cruelmente,
abandonándolas. El Cid pide al rey que castigue a los malvados y estos son vencidos
por los caballeros del Cid, quien después casa a sus hijas con los infantes de Aragón y
Navarra.

El cantar es rigurosamente histórico en sus mejores momentos, y los personajes existieron


todos. Todo el poema gira en torno del engrandecimiento del Cid, pero las numerosas conquistas
no le hacen perder su entrañable humanidad.

Además del poema del Cid, tenemos noticia de la existencia de otros cantares de gesta, ya
porque se nos haya conservado algún fragmento, ya porque aparezcan prosificados en las
crónicas. En este último caso se encuentra la leyenda de los Infantes de Lara. Los caracteres y
la geografía del poema son profundamente históricos y realistas. El poema tuvo una gran
trascendencia, ya que se incorporó al Romancero, pasó al teatro de Juan de la Cueva, Lope de
Vega y otros, y terminó en el Romanticismo con el poema de El moro expósito, del Duque de
Rivas.

Hubo también cantares de gesta referentes al infante don García, al conde Fernán González, a
Sancho II y el Cerco de Zamora, y otros que se han reconstruido a partir de la Crónica General.
Del Cantar de Roncesvalles, cantar de gesta del siglo XIII que cuenta la derrota de Carlomagno
en Roncesvalles, solo nos han llegado cien versos.

2. Mester de clerecía

Cuando ya la poesía épica había llegado a su apogeo, surgió a su lado una poesía más culta,
propia para una minoría de caballeros estudiosos y de clérigos, conocida con el nombre de
mester de clerecía. Frente a las gestas, los poemas de esta escuela se escriben en cuaderna
vía. El léxico se amplía, dando entrada a numerosos latinismos.

En cuanto a la temática, interesan más los temas de tipo erudito y europeo: vidas de santos,
narración de milagros, leyendas referentes a la antigüedad clásica, etc. Pero, a su vez, esta
poesía sufre alguna influencia de los cantares de gesta: así, por ejemplo, Berceo llama a San
Millán, el buen campeador.

Gonzalo de Berceo es el mejor poeta de clerecía y el de nombre conocido más antiguo de la


literatura española. Se educó en el monasterio de San Millán y su obra es bastante extensa:

- Tres vidas de Santos: Santo Domingo, Santa Oria y San Millán .


- Tres obras de devoción a la Virgen María, entre las que destacan los Milagros.
- Otras tres obras de tipo religioso, como El Martirio de San Lorenzo y El sacrificio de la
misa.

Su obra más conocida es Milagros de la Virgen , donde no trata los temas religiosos como un
teólogo, sino como buen poeta religioso que quiere que los demás participen en su gozo. Su
estilo directo, la brevedad de los temas, la pureza de intenciones hacen que su obra se lea con
verdadero gusto. De sus milagros son famosos el del “devoto ignorante” y el de “Teófilo”, que
vende su alma al diablo. Berceo confiesa que quiere dirigirse a todo el pueblo, como un juglar, y
por eso adaptará al romance temas que aparecían en obras latinas. Usará también expresiones
de tipo popular y de origen eclesiástico.

El poema más largo del mester de clerecía es el Libro de Alexandre, escrito a mediados del siglo
XIII, que cuenta la vida de Alejandro Magno siguiendo fuentes francesas. Se atribuye a Juan
Lorenzo de Astorga.

El Libro de Apolonio, de la misma época, aunque anónimo, refiere las aventuras de Apolonio, rey
de Tiro y de su hija Tarsiana.

El Poema de Fernán González narra la gesta del Conde que hizo independiente a Castilla del
reino leonés. Es el mejor ejemplo de la influencia de los cantares de gesta sobre los poetas
cultos del mester de clerecía. Parece que fue escrito poco después de 1250 por un monje del
Monasterio de San Pedro de Arlanza. Este poema se prosifica también en la Crónica General y
fue conocido en la Edad de Oro.
3. La lírica popular

En la poesía medieval española coexisten dos tipos de lírica, la castellana y la galaico-


portuguesa, diferenciadas por su forma y por la temática. Los orígenes de ambas líricas han sido
muy discutidos, queriéndolos encontrar unos en la lírica provenzal, que tanta influencia ejerció en
Europa, y otros, en una lírica árabe de carácter popular, sobre todo en la forma estrófica
conocida como zéjel.

Se han conservado tres cancioneros galaico-portugueses que contienen abundantes cantigas


galaico-portuguesas. Son el Cancionero de la Vaticana, Ajuda y Collocci-Brancuti, y contienen
las más antiguas muestras de la lírica peninsular. Los poemitas se clasifican generalmente en
tres grandes grupos:

a) Cantigas de escarnio, poesía satírica.


b) Cantigas de amor, generalmente lamentaciones amorosas.
c) Cantigas de amigo, llamadas así por la repetición de la palabra amigo.

Las canciones castellanas no tuvieron la fortuna de las galaico-portuguesas, ya que no se


recogieron en cancioneros. Por restos posteriores se han podido estudiar algunos tipos, como
las serranillas, derivadas, las más antiguas, de villancicos propios de caminantes por las
montañas. Hubo también cantos de primavera, como las llamadas mayas y marzas; cantos de
siega, de boda, etc.

Algunos poemas de origen francés son la Vida de Santa María Egipciaca , de mediados del siglo
XIII, y el Libre dels tres Reys d’Orient, de muy corta extensión, en versos irregulares, con
algunos aragonesismos en la lengua.

4. El teatro

El teatro religioso y el teatro profano derivan de las festividades eclesiásticas, ya que el teatro
latino no fue conocido en la Edad Media. En España, los restos que nos han quedado del teatro
religioso son muy escasos, quedando reducidos a una obrita, conocida con el nombre de Auto
de los Reyes Magos, que no se conserva íntegra. Es un fragmento de 147 versos, dividido en 5
escenas, que cuenta el encuentro de los Reyes Magos, su marcha para adorar al niño y su
encuentro con Herodes.

Al lado de este teatro religioso, existió otro de tipo profano, bastante popular, ya que la
legislación de las Siete Partidas y diversos textos de concilios prohibían a los clérigos asistir a
estas representaciones, llamadas “juegos de escarnio”.

5. La prosa romance

En el reinado de Fernando III el Santo se comienza a abandonar el latín, vertiéndose entonces al


romance el Fuero juzgo.

Pero la creación de la prosa romance se debe al impulso definitivo de Alfonso X el Sabio, una de
las figuras de más trascendencia en la cultura europea de la Edad Media. Junto con
colaboradores castellanos, árabes y judíos logró producir una obra enciclopédica. En el Libro de
la Ochava esfera se especifica que Alfonso X corrige de su mano los textos que no le agradan.
Su producción se puede clasificar en cuatro grandes grupos: obras históricas, jurídicas,
científicas y propiamente literarias.

a) Históricas. Son la Crónica General y la General Estoria. La Crónica, cuya segunda parte
se redactó en el reinado de Sancho IV, es la primera gran historia de España escrita en
lengua vulgar, utilizando las crónicas anteriores y las fuentes latinas clásicas. Tiene el
inmenso valor de haber conservado prosificados numerosos cantares de gesta perdidos.
General Estoria es un intento de historia universal.
b) Obras jurídicas. La más importante es el código titulado las Siete Partidas, cuyo nombre
deriva de las siete partes en que aparece dividido: 1º de la religión, 2º del monarca, 3º
de la justicia, 4º del matrimonio, 5º de los contratos, 6º de los testamentos, 7º de los
delitos. Este cuerpo legislativo empezó a regir a partir del reinado de Alfonso XI.
c) Obras científicas. El saber matemático y astronómico está representado en los Libros
del saber de astronomía y las Tablas astronómicas, traducciones hechas por sabios
árabes y judíos. Los Libros de ajedrez, de los juegos y de las tablas son obras de
entretenimiento.
d) Obras literarias. Son las Cantigas, narraciones en verso de milagros de la Virgen María.
Están escritas en gallego y muchas van acompañadas de su notación musical.

Durante toda la Edad Media estuvieron de moda las narraciones y las fábulas de sabor oriental y
esto hizo que se tradujesen al romance o al latín numerosas colecciones de apólogos. Entre
ellas destacan Calila e Dimna, colección de fábulas que del sánscrito pasó al persa y de aquí al
árabe; el Sendebar, la leyenda de Barlaam y Josafat, etc.

6. La literatura española en el siglo XIV

El siglo XIV presenta caracteres diferentes del anterior. Por una parte, las gestas van perdiendo
su antiguo apogeo y dejan paso a una literatura menos heroica, tanto en la prosa como en el
verso. La escuela del Mester de Clerecía se prolonga en el Arcipreste de Hita y en el Canciller
Ayala, pero la forma no tiene ya la antigua rigidez de la cuaderna vía, sino que se intercalan
otros tipos de versos y estrofas, y, además, la temática ya no es la misma.

6.1. La poesía

El poeta más original de todo el siglo es Juan Ruiz, Arcipreste de Hita, del que no sabemos gran
cosa, aunque en su obra hay noticias autobiográficas. Se ha supuesto que nació en Alcalá de
Henares. Es autor de un libro conocido como Libro de buen amor, de contenido muy variado.
Hay en él una parte lírica y una parte narrativa, unidas estrechamente. La parte lírica se
compone de:

- Serranillas,
- Cantos a la Virgen,
- Cantos de ciego, etc.;
La narrativa se compone de:

- Fábulas y apólogos, procedentes de Esopo o del Calila e Dimna.


- Digresiones morales y ascéticas.
- Narración autobiográfica.
- Parodia de cantares épicos (batalla de don Carnal con doña Cuaresma).
- Narración amorosa en el episodio de don Melón y doña Endrina, en el que aparece una
especie de Celestina, llamada Trotaconventos.
- Sátiras.
- Cantigas juglarescas.

El Arcipreste de Hita es el poeta de más acusada personalidad de todo el siglo XIV. Maneja muy
bien el vocabulario y los refranes populares y sabe utilizar comparaciones de gran belleza o de
sabor popular. Al igual que Berceo, usa con gran frecuencia los diminutivos, dándoles un matiz
cariñoso, emotivo o irónico. La mezcla de elementos populares y eruditos, de didáctica y de
sátira, hace que el Libro de Buen Amor sea obra única en nuestra poesía medieval.

El otro gran poeta del siglo es el Canciller Pedro López de Ayala, nacido en Vitoria en 1332. Su
vida es rica en acontecimientos políticos y se encuentra en la época de transición que va de
finales del siglo XIV al XV. Es autor de un extenso libro titulado Rimado de Palacio, de contenido
muy heterogéneo, lo mismo en su temática que en su versificación. Al igual que el Arcipreste, el
canciller Ayala mezcla elementos líricos con narrativos, profanos con religiosos; métrica del
mester de clerecía con versos de 12 sílabas; elementos satíricos, con didáctica política, etc. Pero
mientras el Arcipreste muestra con alegría las costumbres de su tiempo, Ayala se recrea en los
aspectos más agrios.

La poesía didáctica y sentenciosa se halla en los Proverbios del judío Sem Tob, dedicados al rey
don Pedro. Una muestra de la llamada literatura aljamiada (escrita en caracteres árabes, pero de
contenido castellano) es el Poema de Yusuf, obra de algún morisco aragonés. Narra la historia
de José, siguiendo fuentes coránicas.

6.2. La prosa

La obra iniciada por Alfonso X es continuada por su hijo Sancho IV, autor del Libro de los
castigos y documentos, y sobre todo por su sobrino don Juan Manuel. Don Juan Manuel
intervino activamente en los sucesos políticos de su tiempo: fue adelantado mayor de la
provincia y del reino de Murcia, señor de Villena y Alarcón, y uno de los caballeros más
poderosos de su tiempo. La obra de don Juan Manuel es rica y extensa, pero no se ha
conservado en su totalidad. Entre los libros conservados, merecen interés:

- El Libro del caballero e del escudero , manual de caballeros.


- El Libro de los Estados, su obra más extensa, de gran interés para el estudio de la
organización social de la Edad Media, ya que en ella se indican los deberes y las
obligaciones de todas las clases sociales y además abundan las referencias
autobiográficas.
- El Libro de la caza da numerosos detalles sobre el cuidado de los halcones.
- La Crónica abreviada es un extracto de la Crónica General de Alfonso X.
- El Conde Lucanor es una colección de 50 exemplos o apólogos de tendencia didáctica.
Estos cuentos tienen sus antecedentes en otras colecciones similares como Calila e
Dimna, aunque otros son originales. La técnica y su desarrollo son semejantes en cada
uno: el conde Lucanor dialoga con Patronio, su consejero, pidiéndole su parecer sobre
un asunto; este le cuenta un cuento, aplicable al caso, terminando con una moraleja en
dos versos. Destacan el exemplo del “mancebo que casó con la mujer brava” o el de los
“burladores que fabricaron el paño maravilloso”. La creación de la prosa novelística
arranca en España de don Juan Manuel, ya que fue el primero que llegó a sentir una
preocupación por el estilo personal.

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