García Yebra - Ideas para Traductores
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lingüística, conviene distinguir, en primer lugar, la traducéíéñ Con los sumerios convivían en Mesopotamia los acadios, pueblo
generalmente llamada interpretación, y la traducción escrita, Est semita. Sometidos inicialmente a los sumerios, acabaron haciéndose
la que ahora nos interesa. y la designamos con el nombre de 7.r,.., .. "_ Con el poder en la segunda mitad del tercer milenio. Culturalmente
cián, sin aditamentos. nferiores a los vencidos, los acadios conservaron su propia lengua,
Podríamos considerar aún, además de la traducción intertineidsno ..1 pero aceptaron muchos elementos de la cultura sumeria, junto con la
la llamada traducción intralingidstica. Es la que se produce sin 91'11 escritura cuneiforme, levemente modificada. Se documenta entonces
del ámbito de una misma lengua, reformulando en ella un texto de t por vez primera una situación histórica de importancia cultural deci-
modo que se conserve íntegro su contenido. Tiene por objeto .....".. ".r síva: el pueblo dominado por las armas domina por la cultura a sus
la comprensión de textos que, por su antigüedad o por otras '"au "''''' , vencedores, dando así lugar a un proceso que nadie ha descrito con
son de acceso difícil para muchos lectores. lanta concisión y belleza como Horacio en aquel célebre verso y
Nos interesa ahora la traducción interlingüística, que, a su y medio del libro 11 de sus Epístolas (1, 156-7):
puede dividirse en dos subespecies o variedades: traducción interli Graecia capta ferum victorem cepit el artes
güística en sentido estricto, a la que llamaré traducción .!l'j,n n'l Intulit agresti Latio.
determinaciones, y otra, a la que daré el nombre de traduCJ:1tJ
«Grecia cautiva al fiero vencedor cautiva
implícita, que se produce cuando un lector cuya lengua no eH' la E introduce las artes en el agreste Lacio».
texto original, al leer y comprender lo escrito en ésta, va
mentalmente su contenido y, hasta cierto punto, su estilo en H1.'jlt<.QgU'~ La literatura acadia prosperó a partir del siglo XVJII a. de C.
propia. Esta traducción se diferencia de la anterior principalmente Según los entendidos, manifiesta en los temas y en la manera de
que la nueva formulación no se concreta en un texto escrito. tratarlos claro influjo sumerio. Los textos sumerios de aquella época
La traducción que ahora nos interesa, repito, es la traduaelpn van acompañados a veces de una traducción literal acadia. Son los
interlingüística y escrita. primeros documentos bilingües conocidos, los primeros testimonios
Podemos hacer aún otra precisión terminológica relativa a I de actividad traductora interlingüística. Pero no podemos internarnos
palabra «traducción». La traducción interlingüística escrita es ahora por los tentadores campos de la protohistoria de la traducción.
tan antigua como la escritura, cuyos inventores parece que fueren 1 No llegaríamos a la meta que nos hemos propuesto.
sumerios y, casi al mismo tiempo, los egipcios. La escritura egi~0 En nuestra cultura occidental, la historia de la traducción comienza
surgió y permaneció largo tiempo en forma jeroglífica, ideográ:!lca a mediados del siglo III a. de C. con la primera traducción de la Biblia
pictórica, poco apropiada para una traducción auténtica. SólQ al griego, la de los Setenta; y en la literatura profana, con la traducción
podía hacer una reproducción aproximada del sentido de sus text<>l, de la Odisea al latín por Livio Andrónico el año 240 a. de C. Desde
Los sumerios, en cambio, tenían ya hacia el año 2800 a. de C. un entonces, durante más de 400 años, se hicieron constantemente en
sistema de escritura cuneiforme bastante preciso. Lo utilizaron ini- Roma traducciones del griego, si bien la gran mayoría fueron traduc-
cialmente para fines comerciales y administrativos; pero no tardaron ciones que hoy catalogaríamos más bien como refundiciones o imita-
en fijar textos religiosos y literarios, que venían transmitiénde cienes.
oralmente de una generación a otra. Esto sucedió antes de la segund El concepto de traducción no era para los romanos lo qríe es hoy
mitad del tercer milenio, es decir, hace más de 4.500 años. para nosotros. Ni siquiera existía en latín un término especializado
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308 Traducción: historia JI' Ideas para traductores 309
para designar lo que hoy entendemos por «traducción». Se usabun Pero dejemos ya este excurso histórico-terminológico, y acerqué-
latín clásico el verbo traducere y el sustantivo traductio, p,eta 110 monos a la realidad de la traducción.
el significado que estos vocablos y sus derivados románicos lic
actualmente. Traducere era «trasladan>, «llevar al otro lado»,
en César, traducere equitatum in Galliam, «trasladar la cal;!;alte;rín POSIBILIDAD DE LA TRADUCCiÓN
Galia».
Cicerón, para expresar la idea de pasar al latín textos de. <O.U''''"_ ¿Es posible la traducción en el sentido en que la hemos definido:
griegos, usa indistintamente los verbos vertere, transferre, ·"'A.U"':~"'.'" «pasar de una lengua a otra el contenido de un texto conservando las
y reddere; implícitamente, también interpretari, puesto 'qu,e equivalencias semánticas y estilísticas»? Esta pregunta la hace Ortega
sustantivo interpres. y Gasset en las primeras líneas de su célebre ensayo Miseria y esplendor
Quintiliano, que en su Institutio Oratoria muestra gran in (le la traducción: «¿No es traducir, sin remedio, un afán utópico?».
por la traducción interlingüística e intralingüística, emplea los y~rba. Pregunta casi idéntica había hecho Friedrich Schleiermacher, a prin-
vertere y transferre, y los sustantivos interpretatio y conversio, qut eipios del siglo pasado, en su estudio Über die verschiedenen Methoden
suponen los verbos interpretari y convertere. 'des Übersezens «(Sobre los diferentes métodos de traducir»): Erscheint
Ya en el límite final de la latinidad viva, San Jerónimo, el'p,Q!I,fon nicht das Übersezen [...] a/s ein türichies Unternehmen? «(¿No parece
de los traductores, usa los términos interpretari, interpres, interprétatia; la traducción [...] una empresa descabellada?») 2.
vertere, transponere, exprimere, transferre, trans/atio y translator; Podrían acumularse pruebas de la imposibilidad teórica de la
Esta variedad terminológica refleja la imprecisión del conpeptO. traducción, basadas en la incomparabilidad del léxico, de la morfología
Parece que fue Leonardo Bruni el primero que usó el verbo y de la sintaxis de las distintas lenguas, y en la disparidad, irreductible
traducere con su actual significado técnico. Lo hizo en una carta do. a veces, de las culturas correspondientes. Considerando todas esas
5 de septiembre de 1400, en la que aparece también el nom.b~t d pruebas, tendríamos que reconocer que es imposible la traducción ...
acción traductio. Según Gianfranco Folena, de cuyo artículo li!'Vol", perfecta. Pero ¿hay alguna actividad humana, alguna empresa de
garizzare" e "Tradurre": Idea e Terminologia della Traduzione da! hombres, que sea perfecta? Si tuviéramos que renunciar a todo lo que
Medio Evo Italiano all' Umanesimo Europeo» 1 tomo estos dat~s.IQ, no podemos hacer con perfección, tendríamos que renunciar a todo
derivados románicos de traducere comenzaron a usarse: it. tradur" lo que hacemos, porque nada de lo que hacemos es perfecto; tendría-
en 1420, fr. traduire en 1480, esp. traducir en 1493-95, cat. tradutF C1\ mos que renunciar a la vida misma, porque tampoco vivimos de una
1507, port. traduzir en el siglo XVI, y bastante más tarde :rQ~ó ti manera perfecta. Pero los actos humanos no sólo son aceptables, sino
traduce, como concurrente del turquismo tí tolmáci. excelentes, si se realizan lo mejor posible. A esta calidad debemos
El dato relativo al español es inexacto: traduzir lo usó ya Juan de aspirar también en la traducción. El traductor debe tener siempre el
Mena hacia 1438; traducián, D. Carlos, Príncipe de Viana, hacia propósito de traducir del mejor modo posible. Si lo consigue, será un
1445;traducido y traducidor, Íñigo López de Mendoza, primer Mar- traductor excelente.
qués de Santillana, hacia 1446.
2 Puede verse mi trad. esp. con un comentario de este ensayo de Schleiermacher en
I Publicado en La traduzione. Saggi e studi, Trieste, 1973, págs. 59-120. Filología Moderna, 63-64, febrero-junio 1978, págs. 343-392.
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310 Traducción: historia JI Ideas para traductores 311
Por lo demás, para demostrar que la traducción es pesíble Los teóricos de la traducción que han ejercido la contemplación
hacen falta largos razonamientos. Bastan cinco palabras de la v",~,,~ .. pura, sin descender a la práctica del arte de traducir, han llegado a
l.p(Xv~pov on 8'\Jv(XT(i:~uo
de Aristóteles (51b 18):T<X "Y~VÓIJ.~v(x aeo conclusiones semejantes a las de Schleiermacher y Ortega. Pero los
tecido es evidentemente posible»; o bien otras cinco de un nr.Ir,)'tII~I'~llil,' traductores, especialmente los de obras literarias, siguen, en general,
escolástico latino, que parece inspirado en la sentencia el camino opuesto, el que procura, en lo posible, hacer olvidar al
Contra Jacta non valent argumenta. La traducción es un lector que se halla ante un producto extraño a su propia lengua.
diario, que se repite desde hace más de 4.000 años, desde que I Cualquiera que sea la postura teórica que se adopte, la traducción
acadios pasaron a su lengua obras de la literatura sumeria, real suele ser una especie de transacción, con mayor o menor predo-
minio de uno de los dos métodos.
A mi juicio, el problema de cómo se debe traducir lo plantean y
resuelven correctamente los teóricos de la traducción, y también
traductores, Taber y Nida, en su obra La traduction: théorie et
Pero ¿cuál es el mejor camino, el método más razonable, pa méthode, Londres, 1971: «La enorme disparidad entre las estructuras
llegar a una traducción satisfactoria? Schleiermacher, en el 'e~rod superficiales de dos lenguas sirve de base al dilema tradicional de la
citado, contesta con una fórmula ya entonces bien conocida, y dlvu traducción: según este dilema, la traducción o es fiel al original y
gada en España por Ortega: «A mi juicio -dice Schleiermacher desaliñada en la lengua receptora, o tiene buen estilo en la lengua
sólo hay dos [caminos]. O bien [el traductor] deja al escritor 10 m receptora y entonces es infiel al original. Ahora bien [...] debe ser
tranquilo posible y hace que el lector vaya a su encuentro, o bien a~J posible hacer una traducción que sea al mismo tiempo fiel y de estilo
lo más tranquilo posible al lector y hace que vaya a su encuentr.o 1 aceptable. Afirmamos incluso que una traducción que no tenga en la
escritor». Por el primer camino -piensa Schleiermacher-, el tl'aduct lengua receptora un estilo tan correcto como el texto original [...] no
intenta comunicar a sus lectores la misma impresión que él, foraste!' puede ser fiel» (pág. 31).
en la lengua del autor, ha recibido al leer el texto original; par 01 Un año antes de la aparición de esta obra de Taber y Nida, en la
segundo, trata de presentar la obra a sus lectores como si el al.lt9l'i 1 página XXVII del prólogo a mi edición trilingüe de la Metafísica de
hubiera escrito directamente en la lengua de éstos. Aristóteles (publicada en 1970, cuando apenas me había asomado a
Schleiermacher se inclina, con ciertas reservas, por el primer la teoría de la traducción, pero había traducido miles de páginas de
camino. Ortega lo recomienda como el único aceptable. Según Orteg varias lenguas), creo haber dicho lo mismo más concisamente: «La
al seguir el camino opuesto -el que trata de presentar la obra a lo regla de oro para toda traducción es, a mi juicio, decir todo lo que
lectores de la traducción como si hubiera sido escrita directamente ,en dice el original, no decir nada que el original no diga, y decirlo todo
la lengua de éstos-, «traducimos en un sentido impropio de la con la corrección y naturalidad que permita la lengua a la que se
palabra: hacemos, en rigor, una imitación o una paráfrasis del te-)tt traduce». Sigo pensando lo mismo. Las dos primeras normas com-
original. Sólo cuando arrancamos al lector de sus hábitos Iingüístieos pendian y exigen la fidelidad absoluta al contenido del original; la
y le obligamos a moverse dentro de los del autor, hay propiamente tercera autoriza la libertad necesaria en cuanto al estilo. La dificultad
traducción». Hasta ahora -concluye Ortega- «casi no se han heéh reside en aplicar las tres normas al mismo tiempo. Quien sepa hacerlo
más que seudotraducciones». merecerá con toda justicia el título de traductor excelente.
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Siebenschldfer no podía ser singular (der Siebenschlafer); tenfa 'qu der Griechen im Wahnsinn des Zorns ... tódtete», Y el traductor decía:
ser plural y referirse, por tanto, a las Sagengestalten, a las tigur «por ejemplo Áyax, cuando, en la locura de su cólera [...], mató a los
legendarias. Se refería, en efecto, a los «Siete Durmientes (de Éfr¡:sj) hijos y las ovejas de los griegos». Lo que mató el enloquecido Áyax
Si el traductor se hubiera parado a reflexionar, habría co-mp:rendlc! no fueron «los hijos y las ovejas» sino «las vacas y las ovejas» de los
que ni la gramática ni el sentido común le permitían incluif'.al"«lvI"6nt griegos. La edición de la obra de Hegel tenía caracteres góticos, en los
(arganaz, en portugués) en una serie de personajes legendatios. L cuales la K y la R mayúsculas se parecen bastante. Pero el traductor
grandes faltas de traducción suelen ser también faltas de s: ;¡:¡lid debe ser un lector excelente, y no debe confundir las letras. Por otra
común. Si el traductor desconocía la piadosa leyenda de los Síotl parte, si hubiera leído la Iliada, una de las obras que debe leer toda
Durmientes de Éfeso, debía consultar una enciclopedia o sirn:cf1elnolli.: persona culta, sabría que Áyax, enloquecido de ira en el asedio de
un buen diccionario alemán monolingüe. En el Wahrig Troya porque no se le habían adjudicado las armas de Aquiles, no podía
Worterbuch podía haber leído: Fest der sieben Schldfer am 2~. matar a «los hijos» (Kinder) de los griegos, porque no estaban allí; lo
«Fiesta de los Siete Durmientes el 27 de junio», y, entre coochetC8 que mató fue el «ganado vacuno» (Rinder) y «ovino» (Schafe) que los
paréntesis angulares, la siguiente explicación, que traduzco: «segOoI griegos tenían para abastecerse de carne.
leyenda de los siete muchachos que, durante la persecución die 101
cristianos por el emperador Decio, fueron emparedados, perO n La prisa no es buena para nada; tampoco para la traducción. Y
murieron, sino que permanecieron dormidos doscientos años~). esto de la prisa me recuerda otro disparate de comprensión de un
Para comprender bien el original -escribí en mi libro Teorla ~ texto, que hallé en las primeras líneas de una traducción que alguien
práctica de la traducción, pág. 32- nada más contraindicado qüe 11&1 me proponía publicar cuando yo trabajaba aún como editor. Se
prisas. Puede servir de lema a los traductores la máxima atribuid •• trataba de una obra francesa. El autor decía: «... une attitude de
Catón: Sat cito, si sat bene: «Bastante pronto, si bastante bien»; el justification [...] qui ne justifiait nullement les voies d'une telle prise
decir, «bastante pronto [se hace una cosa] si [se hace] bastante 'Qien. de conscience». Y el traductor, que era un joven catedrático de latín
Otro lema para traductores podrían ser estos versillos de llulstro (O tempora, o mores!): «... una actitud de justificación [...] que no
Antonio Machado: justificaba nada las vías de una tal prisa de conciencia». Prise de
conscience se dice en español «toma de conciencia». Es un calco del
Despacito y buena letra, francés. Pero «prisa de conciencia» no es nada; mejor dicho, es un
que el hacer las cosas bien gran disparate. Disparate motivado por un falso amigo.
importa más que el hacerlas.
Los falsos amigos son muy traidores. Y donde con más facilidad
engañan es en la traducción de lenguas afines. Podríamos dedicarles
A veces no bastará leer con atención el texto una conferencia entera. Me limitaré a presentarles una de estas
necesaria una segunda y hasta una tercera lectura. traiciones, no descubierta por mí personalmente, pero queme hizo
El leer de prisa y ponerse a traducir enseguida puede cont}uelr mucha gracia cuando la leí en el libro de Miguel de Toro y Gisbert,
errores grotescos, como éste que descubrí en una traducción :d~ Los nuevos derroteros del idioma, París, 1918" Se cuenta allí que, en
Philosophische Propiideutik de Hegel, entregada ya a la imprenta: una obra de medicina traducida del francés al castellano por un
texto alemán dice: «zum Beispiel Ajax, als er die Rinder und Sl:lhalfAI médico español, aparece la siguiente perla: «Para destetar a un niño
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se aconseja que se separen cada día más las tetas». El francés tltée n se supone ya conocido. Por otra parte, la lengua terminal suele ser la
significa «teta», sino «mamada» (en port. «mamadura»). lengua materna del traductor. Parece, pues, que la tarea de la expresión
debiera ser más fácil que la de la comprensión. Pues no es así. Resulta
Resumiendo: Para aproximarse lo más posible a la "v,u~,., ...,u,'"'' más fácil comprender lo que otro dice en una lengua ajena que
perfecta del original, es necesario el estudio incesante, en exte¡;is.l6n repetirlo en la propia.
en profundidad, de la lengua en que está escrito. El traductor Una demostración clarísima la tenemos en la traducción de poesía.
que ser capaz de comprender el original como un lector nativo m Podemos comprender muy bien un poema escrito en otra lengua,
culto. Pero ni el traductor ni un lector nativo, aunque sea saborear sus bellezas formales, vibrar con su música, acompañar su
comprenderán un texto, si la cultura del traductor o del lector ritmo, y ser incapaces de traducirlo de manera aceptable. No podremos
no abarca la materia tratada en ese texto. Esto quiere decir que aplicar aquí las normas establecidas para la traducción en general:
traductor necesita una cultura verdaderamente enciclopédicas q decir todo y sólo lo que dice el poema, y decirlo con la corrección y
abarque el mayor número posible de materias. Pero, así come, nad naturalidad que permita la lengua terminal. Si no queremos renunciar
conoce todas las palabras de una lengua, tampoco hay nadie q a la musicalidad y al ritmo (y, si renunciamos, ya no decimos todo lo
conozca todas las materias que pueden tratarse en esa lengua. que el poema dice, porque un poema no dice sólo su contenido
remediar el desconocimiento de las palabras acudimos a b,ucn lógico, sino también, y a veces con más intensidad, la música de las
diccionarios. Para remediar la ignorancia de puntos concretoside U palabras y el ritmo de sus versos); si no queremos renunciar a esa
tema, se consultan las fuentes de información adecuadas. y así ee música y a ese ritmo, tendremos que decir, en el plano lógico, unas
nadie se pondría a traducir un texto escrito en una lengua q veces más y otras menos de lo que dice el poema; pocas veces
desconoce o de la que sabe poco, nadie debe meterse a trad . podremos decir exactamente lo mismo.
sobre materias que le son desconocidas. El traductor debe hacer su Se me responderá, y es cierto, que la traducción de poemas
la máxima de Horacio: nec meus audet / rem templare pudor, qua", constituye un caso especial, que con frecuencia no es verdadera
viresferre recussent: «ni mi pudor se atreve I a intentar una erIi,nl'c:A1I traducción, sino más bien lo que los alemanes llaman Nachdichtung,
superior a mis fuerzas». os decir, refundición, versión libre o adaptación. Pero también es
cierto que, si no puede hacerse una verdadera traducción de ciertos
poemas, la imposibilidad no reside en la fase de la comprensión, sino
en la de la expresión, en el proceso de trasladar a la lengua terminal
toda la sustancia estética del poema.
No se puede traducir bien lo que se ha comprendido mal. Pe,rQ La dificultad de la expresión se da también en la traducción de
puede traducir mallo que se ha comprendido bien. No tieneYO,3L1Ul,1IZoII obras en prosa, en menor grado que en la versión de poemas, pero sin
aquí, o no la tiene ilimitada, otra máxima de Catón: Rem lene, verb que desaparezca nunca del todo. Porque el traductor no es libre para
sequentur: «Si dominas el tema, no te faltarán palabras». expresarse de cualquier modo, como quizá pudiera hacerlo si escribiera
En la fase de la comprensión, el traductor necesita entender por cuenta propia. En la traducción literaria -yen cierto modo
bien la lengua del original y conocer suficientemente el tema también en la de obras técnicas o científicas-, el traductor no debe
por el autor. En la fase de la expresión, el tema no causa proble:mall expresarse peor que el autor original, pero tampoco debe aspirar a
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superarlo. Según nuestra definición inicial, la traducción debe con apasionante para toda persona que sienta interés por la cultura
servar, además de las equivalencias semánticas, las equiv!'l'leMia clásica, y en particular por la poesía latina, cuyo poeta más excelso
estilísticas. Es decir que, en teoría, el estilo de la traducción ha.de fue Virgilio, comienza con un pórtico que es como para desanimar a
equivalente, de igual valor, al de la obra original. Pero, com@ '1 los lectores. Tras una breve frase de dos líneas y media, sigue un
expuso Quintiliano en su Institución Oratoria, libro X, 2, W' i(~ftl período de cuarenta y cuatro sin un solo punto; hay que leerlo al
general, es más fácil hacer mejor una cosa que hacerla igual, p.u.es·1 menos dos veces para entenderlo. Y en todo el prólogo, que ocupa
igualdad resulta tan difícil, que ni siquiera la naturaleza ha conseguid casi once páginas, no había en el texto original ni hay en la traducción
que las cosas más semejantes y más parecidas no se difereneien más que tres puntos y aparte. Esto, que quizás toleran bien los
nada». lectores alemanes, resulta difícil para lectores españoles. Y no faltaron
La dificultad se acrecienta en nuestro caso por el hecho de q,u_' críticos que, elogiando en lo demás mi traducción, la censuraron en
todo texto actúa no sólo el estilo del autor sino también, '!l (l este punto.
supremacía, el estilo de la lengua. Ahora bien, las lenguas se difefe:ncid Dos o tres años más tarde traduje otro libro del mismo autor, Der
por su estilo casi tanto como por su léxico o su fonética. Ysi pat'a lit Buckel Kierkegaards (el.a joroba de Kierkegaard»), y, haciendo caso
traductor ya es a veces difícil aproximarse al estilo del ·a\rtQ'r, a la crítica, procedí mucho más libremente. Este segundo libro, que
siempre imposible adoptar el estilo de la lengua original en' lo q ll. mi juicio es inferior al primero, tuvo en la traducción española
difiere del estiló de su propia lengua. mucho más éxito. Pero ¿fue mejor la traducción? Desmembrar los
Son típicas del estilo de una lengua las frases hechas, estereotill'lild períodos de una obra alemana puede ser legítimo en la traducción de
que todos los hablantes de esa lengua repiten del mismo mddó" un libro de cuentos, de una novela en que se busque principalmente
mal a la tete, dirá un francófono en las mismas circunstancias en entretener al lector. No lo es cuando se traduce a un autor como
un hispanohablante dice me duele la cabeza. En las dos lenguas I Haecker. El traductor no debe falsear su estilo. Quien sea incapaz de
dice lo mismo, pero de modo diverso, con diferente estilo. Generml aceptar la severa estructura sintáctica de una obra como Virgilio,
zando más, no todas las lenguas admiten con igual facilidad un Padre de Occidente, tampoco será capaz de penetrar en la hondura
estructura sintáctica en la que se encadenen por subordinación o'.po de su pensamiento.
coordinación, o por simple yuxtaposición, oraciones y más or.."',.".·......
o partes y más partes de oraciones. Permítanme un ejemplo pen ona) Al entrar en esta fase de la traducción, la fase de la expresión,
Traduje, hace ya más de cuarenta años, poco después de licenciaTrnf hemos comenzado por lo más difícil: la equivalencia estilística. Hay
en Filología Clásica, un libro precioso, pero muy minoritaris, requisitos previos, sin los cuales sería absurdo pretender esta equiva-
filósofo de la cultura Theodor Haecker, titulado Vergil, Vater dil' lencia. Me refiero a todo lo que contribuye a la corrección expresiva.
Abendlandes (<<Virgilio,Padre de Occidente»). Lo traduje COD O. Si el autor original se expresa correctamente en su lengua -y, si no,
mayor esmero, incluso con entusiasmo. Y, a pesar del tiempo , erá difícil que merezca ser traducido-, el traductor no puede expre-
currido, me sigue pareciendo buena la traducción; salvo en una sarse incorrectamente.
en mi excesivo respeto de principiante a la estructura sintáctica del Si, en la fase de la comprensión, el traductor necesita ser un lector
texto original, en la medida en que puede respetarse la si perspicaz y muy atento, en la fase de la expresión tiene que ser un
alemana en una traducción española. El libro, que sigue escritor al menos correcto. Lamentablemente, muchos traductores
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320 Traducción: historia .r' Ideas para traductores 321
cojean al manejar su propia lengua. Es cierto que también! El ejercicio bien hecho forma bien al que lo hace; el ejercicio mal
muchos escritores originales. Hace unos meses publiqué un hecho lo deforma. Este principio lo ejemplificó muy bien Aristóteles
titulado Claudicación en el uso de preposiciones. (Claudioaclán en su Ética Nicomaquea (B, 1103 a: 8-13): «Tocando la cítara -dice-
emplea aquí en su sentido etimológico: claudicatio signifieabn se llega a ser buen citarista o mal citarista; y lo mismo sucede con los
latín «cojerae.) Comento en él cerca de quinientos textos en que constructores de casas y con todos los demás, pues construyendo bien
usan incorrectamente preposiciones españolas. Y casi todas se harán buenos constructores, y construyendo mal, malos. Y, si no
textos son de escritores que gozan de cierto prestigio. fuese así, no harían falta maestros».
. ¿Puede esto servir de excusa a los traductores? De ningún
Un buen traductor está más obligado a ser correcto que un
original. El escritor original puede compensar posibles'
de su escritura con el valor de lo que dice. Pero, en una U'g ,,_
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