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Título: Medidas provisionales y procesos urgentes en el proceso de familia


Autor: Jiménez, María Eugenia
Publicado en: DFyP 2018 (marzo), 12/03/2018, 46
Cita Online: AR/DOC/3345/2017
Sumario: I. Aspectos generales, distinción "procesos urgentes" y "medidas provisionales".— II. Las medidas
provisionales (cautelares especiales) en el Código Civil y Comercial de la Nación. Catáogo.— III. Las medidas
provisionales y precisiones conceptuales.— IV. Clasificación.— V. Caracteres.— VI. Requisitos de
admisibilidad.— VII. Medidas respecto a los bienes.— VIII. Medidas respecto a los bienes (alimentos
provisorios).— IX. Medidas provisionales relativas a los bienes en el divorcio y la nulidad del matrimonio en el
Código Civil y Comercial.— X. Medidas cautelares y protectorias durante el juicio de separación judicial de
bienes Código Civil y Comercial (artículo 477).— XI. Secuestro.— XII. Inventario de bienes.— XIII.
Prohibición de innovar y medida innovativa.— XIV. Medida cautelar genérica o innominada. — XV.
Procedimiento. La experiencia en la provincia de Córdoba.— XVI. Derecho comparado.— XVII. Conclusión.
(*)

I. Aspectos generales, distinción "procesos urgentes" y "medidas provisionales"


Previo a cualquier análisis es recomendable revisar conceptos básico que se vinculan directamente con las
"medias provisionales", estos son: en primer lugar la idea de "debido proceso", de "eficacia del proceso" y luego
los "procesos urgentes" dentro de los cuales las medidas provisionales pueden ubicarse como parte del catálogo
y elenco que las conforman. Es así como esto nos permitirá situar a las "medidas provisionales" en el contexto
que les es propio.
La Constitución y los tratados internacionales, reconocen el imperio de lo que da en llamarse "el debido
proceso", concepto a esta altura más que familiar a todo operador jurídico. Este, el referido "debido proceso",
implica indefectiblemente el arribo a resoluciones judiciales que no repugnen el valor justicia, sino más bien,
que desde la óptica "certera" de un magistrado atento a la realidad del caso y facultado para involucrarse con el
mismo, el proceso pueda tornarse herramienta útil para la pacificación social.
Bien reputado es que, el estado liberal, ha sido hoy superado y completado por los principios del "Estado
social de Derecho" (1), es aquí donde las constituciones presentan nuevas exigencias y requieren
ineludiblemente de un "proceso justo".
El "proceso justo", exigencia constitucional, requiere de un juez activo y comprometido con la causa en la
que actúa, a fin de equilibrar la igualdad de partes y lograr un resultado socialmente eficaz que se compadezca
con el valor justicia, desde un punto de vista sustancial y no meramente formal (2).
Para que el proceso cumpla con las prerrogativas establecidas por las normas constitucionales, debe
arribarse a una composición "justa" del conflicto. Debe de modo acabado resguardarse el contradictorio, la
bilateralidad, la igualdad de las partes, lo que implica un "proceso justo constitucional" (3).
La Corte Suprema de Justicia de la Nación, como ya sabido es, en autos "Colalillo..." (4) y "Oilher" (5)
estableció los recaudos que deben estar presentes a los fines que sea configurado el debido proceso
constitucional.
Es así como: el "reconocimiento de derechos" se da cuando —en la medida de lo posible y con el debido
respeto de los límites técnicos del proceso— se logra que los derechos prometidos por las leyes de fondo se
hagan realidad a través y con motivo de un debate judicial (6).
La "Eficacia del proceso" se verifica cuando los mecanismos procesales existentes de origen legal,
funcionan en la práctica aproximadamente igual a la manera como fueron concebidos. Vale decir que no debe
haber una brecha demasiado amplia entre lo que dice la ley procesal y su realización en lo cotidiano (7).
La práctica jurisprudencial y las recepciones legislativas, encarnando la prédica de palmaria doctrina,
sostiene la existencia de lo que ha dado en denominarse procesos urgentes, distinguidos estos de las medidas
cautelares o procesos cautelares tradicionales, en una suerte de relación género - especie.
En ese orden de ideas hacemos bien en afirmar que existen tres especies dentro de este género:
- Medidas cautelares
- Resoluciones anticipatorios - tutela anticipada o sentencia anticipatoria
- Medidas autosatisfactivas.
Como claramente conocemos, las medidas cautelares, sea en su modalidad conservativa o innovativa,
cumplen una función eminentemente asegurativa o protectora: su objeto no es sino el de asegurar el resultado de
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otro proceso. Carecen de autonomía, en relación a otro proceso, que normalmente denominamos "principal" y
son las que mayor acogimiento legislativo detentan.
Tradicionalmente se ha definido como cautelar al proceso, que sin ser autónomo, sirve para garantizar
(constituye una cautela para...) el buen fin de otro proceso (definitivo) (8) .
Las resoluciones anticipatorias, llevan consigo el objeto de adelantar provisoriamente la satisfacción de la
pretensión antes de la sustanciación del proceso.
Medidas estas, con amplio reconocimiento jurisprudencial a nivel de la Corte Suprema de Justicia de la
Nación.
Por último, como bien conocemos, las medidas autosatisfactivas, son aquellas que permiten al peticionante
obtener satisfacción a su reclamo sin la necesaria promoción de un proceso "principal" simultáneo o ulterior. Su
despacho favorable satisface y desinteresa al requirente de la tutela jurisdiccional.
Como especies de un mismo género, entre las tres encontramos similitudes: como su carácter provisorio
(ninguna hace cosa juzgada), su dictado no importa prejuzgamiento, son de inmediata ejecutabilidad y, en
algunos casos es viable su obtención inaudita pars.
También es cierto que cada una reviste caracteres especiales, propios, que hacen a su conceptualización: (9).
*Así, las anticipatorias y autosatisfactivas carecen de los caracteres propios de las cautelares clásicas de
mutabilidad, en tanto, generalmente, no rige respecto de ellas la posibilidad de sustituir la medida.
Tampoco es procedente diferir la bilateralidad a un momento posterior, atendiendo las consecuencias más
gravosas de las anticipatorias y las autosatisfactivas, es usualmente aplicado el principio de contradicción previa
emisión del decisorio, y en contraste con el dictado inaudita pars de las cautelares, aunque esto admite
excepciones.
*Para la procedencia de las anticipatorias y las autosatisfactivas se requiere una fuerte probabilidad cercana
a la certeza, distinta a la verosimilitud en el derecho que basta para obtener una cautelar.
La temática en análisis ha sido objeto de estudio en diversos simposios jurídico - procesales, es así que, ya
en el XVIII Congreso Nacional de Derecho Procesal realizado en Santa Fe en 1995 se concluyó que a "través de
estas medidas autosatisfactivas, el justiciable obtiene ya mismo la satisfacción de su pretensión y sin que ello
dependa de actividades ulteriores" (10).
Si a lo antedicho se aduna lo ya concluido en el Congreso Nacional de Derecho Procesal celebrado en
Corriente en 1997, cabe establecer que se trata aquí de un proceso urgente no cautelar, despachable in extremis
que procura aportar una respuesta jurisdiccional adecuada a una situación que reclama un pronta y expedita
intervención del órgano jurisdiccional.
Su vigencia y su mantenimiento no dependen de la interposición coetánea o ulterior de una pretensión
principal; quedando la contracautela sujeta al prudente arbitrio judicial (11).
Como bien referimos, con intensión de subsanar de algún modo el vacío legal existente en algunas
legislaciones en cuanto a las medidas urgentes, es de suma importancia y valor los aportes de la Doctrina en la
ideación de propuestas novedosas a fin de arribar a un pronunciamiento justo lo más rápido posible; tal como lo
señalaba el maestro Augusto Morello (12), para que tanto la eficacia del proceso como la oportuna efectividad
del resultado jurisdiccional lleguen lo antes posible, al menor costo y de manera real.
A este fin se hallan encaminados los denominados: "procesos urgentes", en los que a tal efecto, como refiere
Roland Arazi (13), los valores "seguridad jurídica" y "certeza" se posponen ante la "urgencia" ó "celeridad" que
demanda la cuestión planteada.
Integra esta nueva clase de procesos la tutela anticipada, o anticipo de tutela.
Conocemos acabadamente que la anticipación de la tutela también se encuentra enmarcada dentro de los
procesos urgentes, para proteger o amparar los nuevos planteos de los justiciables de nuestro tiempo, a los que
los juristas y legisladores tienen la obligación de contemplar y responder.
Cada uno de los conceptos vertidos, en el ámbito de proceso de familia se exacerban atento el bien jurídico
comprometido en aquellos. Lo cierto es que los casos vinculados a las "medidas provisionales en el fuero de
familia", hoy aquí sujeta a análisis de doctrina, exigen una tutela judicial efectiva, en donde el peligro en la
demora no frustre la satisfacción de los derechos, tales como el derecho alimentario implicado u otro, y sobre
todo la expectativa de vida, tema este no novedoso por cierto (14).
Los avances logrados (art. 43 de la CN), deben ser acompañados y apuntalados por las normas procesales
acorde a los demás derechos y garantías que la Ley Fundamental prevé, sin perjuicios de la concepción
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autónoma y de plena operatividad del art. 43 citado (MARTÍNEZ, Oscar J., "Panorama del amparo", ED del
11/IX/996).
Los derechos de las familias implicados en los distintos casos, solo pueden ser protegidos y preservados, en
tanto y en cuanto, S.S. asuma el tan pregonado rol protagónico en la substanciación del proceso, que a esta
altura deviene en el objetivo principal de estas nuevas emergencias jurídicas que la época impone y la reforma
procesal civil reclama y al día de ya ha cristalizado en muchos casos.
La tutela anticipatoria pretende sea atendido de modo urgente el reclamo judicial de daño o agravación
previsible, por acción u omisión dolosa o culposa, que emane de una conducta antijurídica.
Es aquí, en el ámbito del derecho de familia, en muchos de sus casos, en donde se trata de dar respuesta a
quien no puede esperar el resultado de un proceso de conocimiento, o bien puede ser que su pretensión no
requiera ningún tipo de juicio, sino solo la debida intervención jurisdiccional (15).
Como ya manifestáramos, el concepto de tutela anticipada refiere a aquellas medidas que se dictan ante
cuestiones que requieren, por su urgencia, la satisfacción inmediata del derecho, aún sin antes el juez haber
agotado el conocimiento del asunto y que dan lugar a soluciones asemejables a una sentencia de fondo, por
cuanto se expiden acerca de la pretensión principal, pero que distan de estas en cuanto a la provisionalidad de
las mismas, esto es en tanto no se demuestre la falta de derecho.
Esto es así por cuanto de lo contrario la sentencia de mérito que vendría a poner fin a un proceso, llegaría
tarde, no tendría sentido, en suma: el valor justicia que persigue todo proceso no se realizaría.
El conocimiento del juez en los casos de anticipo de tutela se halla limitado, no adquiere certeza respecto de
la decisión, pero la urgencia en obtener la misma pesa más en la balanza, puesto que de no ser así será mayor el
eventual daño del justiciable que la invoca que el concreto y actual del de aquel por sobre quien pesa la medida.
A punto tal que una sentencia tardía en estos casos, aunque favorable, tornaría irreversible el daño al
justiciable.
A fin de neutralizar los efectos de esta se asigna a las mismas el valor de una cosa juzgada "provisional", es
decir que el proceso continúa al solo efecto de determinar si la decisión provisional es justa, dado que la
pretensión ya se halla satisfecha, y siendo ello así, se transforma esta en definitiva.
Como ya expresáramos, desde hace algún tiempo que prestigiosa doctrina ha comprobado que las
situaciones urgentes, que reclaman una respuesta jurisdiccional inmediata, no son en ciertas ocasiones
adecuadamente resultas mediante el proceso cautelar ortodoxo (16).
Siempre es dable apreciar lo dicho por J. W. Peyrano en cuanto a que "...lo urgente es distinto y más amplio
que lo cautelar..." (JA 1995-I-899).
Lo que se persigue con los "procesos urgentes", como adecuación a los reclamos actuales, no es tanto
consagrar la seguridad como valor supremo del proceso, sino más bien conseguir que la tutela jurisdiccional sea
efectiva, por lo tanto cualquier adelantamiento en la satisfacción de la pretensión no puede juzgarse como
"prejuzgamiento" sobre el fondo, ya que al momento de dictarla lo que se ha tenido en cuenta es evitar un
perjuicio irreparable para quien la pide, aun cuando ello implique correr riesgos (17).
Innumerables son los fallos que acogen el medio procesal supra referido (18).
En este orden de ideas es como el "debido proceso" se vincula ineludiblemente con la "Tutela Judicial
Efectiva", y es allí en donde las "decisiones justas" solo pueden ser tales si se considera: "el tiempo en el
proceso" en la idea que: "Justicia Tardía es injusticia", con la mirada puesta en real efectivización de los
derechos. Recurriendo a las "medidas provisionales" como mecanismos procesales idóneo a los fines de lograr
dicho cometido, más aún en el proceso de familia.
II. Las medidas provisionales (cautelares especiales) en el Código Civil y Comercial de la Nación. Catálogo
Es aquí como nuestra norma de fondo será analizada desde la mirada de una doctrina sistémica en derecho
proceso, y desde este punto de vista enumerados a modo de catálogo todos los casos en los que dichas medidas
se manifiestan en el Código Civil y Comercial, a saber:
1) Abuso del derecho y abuso de posición dominante (arts. 10 y 11) en la intervención de carácter cautelar o
de tutela de urgencia.
2) Personas con discapacidad mental. Intervención del interesado en el proceso (art. 34), limitación
provisional de la capacidad (art. 36) y medidas de protección (art. 39).
3) Internación de personas (arts. 41 y 42).

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4) Afectaciones a la dignidad (art. 52).


5) Consentimiento informado (art. 59).
6) Ausencia simple (arts. 79 y 82).
7) Tutela especial (arts. 109 inc. g]), 118, 135 y 137).
8) Separación judicial de bienes. Indivisión poscomunitaria (arts. 479 y 483).
9) Alimentos provisorios y definitivos. Filiación. Obligaciones parentales (arts. 544, 586, 550, 554, 557 y
664).
10) Declaración judicial de la situación de adoptabilidad (art. 607).
11) Medidas provisionales relativas a las personas y los bienes en el divorcio y en la nulidad de matrimonio.
Uniones convivenciales (arts. 721, 722 y 723).
12) Bienes inembargables. Preferencia al cobro. Bienes litigiosos, gravados o sujetos a medidas cautelares.
Objeto contractual (arts. 744, 745 y 1009).
13) Contratos: Suspensión del cumplimiento y fuerza mayor (arts. 1031 y 1032).
14) Mandato: Obligaciones del mandatario. Medidas indispensables y urgentes (art. 1324).
15) Función preventiva. Deber de prevención. Acción de prevención (arts. 1710, 1711, 1712 y 1713) [28].
III. Las medidas provisionales y precisiones conceptuales (19)
Cuando hablamos de medidas provisionales son referimos a las resoluciones jurisdiccionales, provisionales
a las que se arriba mediante un trámite de conocimiento limitado, que procuran prevenir (hacer cesar o evitar) el
menoscabo inminente de derechos patrimoniales o de las personas, a fin de garantizar la oportuna actuación del
derecho sustantivo (20).
Las medidas provisionales tienen un carácter temporal, más precisamente "provisional", es así como lo
refiere Calamandrei (21), y es este el distingue a las claras los concepto de provisionalidad, por un lado, del de
temporalidad, por el otro, afirmando: "Temporal es, simplemente, lo que no dura siempre; lo que
independientemente de que sobrevenga otro evento, tiene por sí mismo duración limitada: provisorio (o
provisional) es, en cambio, lo que está destinado a durar hasta tanto que sobrevenga un evento sucesivo, en vista
y en espera del cual el estado de provisoriedad subsiste durante el tiempo intermedio. En este sentido, provisorio
equivale a interino; ambas expresiones indican lo que está destinado a durar solamente el tiempo intermedio que
precede al evento esperado".
En estos términos se afirma que hay autores que admiten un aspecto cautelar a estas (22), otros que pese a
admitir también dicha fachada pero le añaden un alcance más extenso de estas medidas, basándose
esencialmente en su eficacia plena durante el tiempo de su vigencia (23).
Y son, Prieto Castro, Guasp, Herce, entre otros, los que de modo directo acercan las medidas provisionales a
las cautelares, reconociendo a las primeras puntos de contacto con las segundas, pese a advertir que su
significado es más profundo y de mayor alcance material y tuitivo.
En este sentido puede concluirse en que (24): "...la doctrina aproxima o equipara medidas provisionales y
medidas cautelares, con diferente énfasis; mientras que parte de la doctrina entiende que existe una cierta
naturaleza cautelar en las medidas provisionales (25), otra las considera próximas a éstas o de naturaleza la
situación familiar, lo que ha provocado su asociación a las medidas cautelares por parte de la doctrina (26) otra
las considera próximas a éstas o de naturaleza mixta (27), entendiendo la mayoría de la doctrina procesalista que
son claramente cautelares (28) haciéndose en ocasiones referencia a las medidas provisionales
comprendiéndolas, sin lugar a dudas ni previo análisis, dentro de las medidas cautelares".
Las medidas provisionales no tienen como única función mantener la situación establecida antes del
procedimiento, ni procurar la efectividad de la sentencia, sino que también han de llenar en lo posible el vacío
que se produce durante la conflictiva familiar, disponiendo una tutela anticipada en ciertos casos indispensable
ante la situación familiar, y si nos regimos por conceptos poco flexibles se podría considerar que no se trataría
de medidas cautelares en esos casos (29).
Como ya afirmaba Calamandrei (30) es impropio identificar la expresión de medidas conservativas con la de
medidas cautelares, pues no todas éstas son conservativas, sino que pueden ser también innovativas: cuando la
futura resolución principal ha de constituir nuevas relaciones jurídicas o producir una innovación, la resolución
cautelar, para evitar el daño que podría derivar el retardo de la efectividad de la providencia principal, "debe
tender no ya a conservar el estado de hecho existente, sino a operar, en vía provisoria o anticipada, los efectos

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constitutivos e innovativos que, diferidos, podrían resultar ineficaces o inaplicables" con esto la afirmación del
párrafo que antecede seria incorrecta (31).
En este orden de ideas, nos enrolamos en la postura que considera a las medidas provisionales como
"especie" dentro del "género" de la medidas cautelares, y ambas incluidas en el catálogo de los "procesos
urgentes". Compartiendo las primeras así los caracteres y demás aspectos de estas segundas, con el plus de la
especificidad que les incumbe y en razón de la cual puede incluirse el anticipo de tutela en determinados casos.
En cualquiera de las posturas a la que se abone, no deben soslayarse los valores que inspiran nuestro
ordenamiento jurídico; los que se sintetizan en el mandato de "afianzar la justicia", contenido en el Preámbulo
de nuestra Constitución, que no se torna letra vana. Y, conforme nuestra norma de fondo, deviene necesario
aplicar el instituto en el caso concreto, con la mirada puesta en el justiciable y sus acuciantes circunstancias.
Se afirma también, que las medidas provisionales tiene como finalidad regular las relaciones personales
entre los cónyuges y los hijos y que sus requisitos generales son los de: Verosimilitud (pretensión); Urgencia
por vulneración de un derecho fundamental —de bilateralidad acotada—. Sin plazo de caducidad, planteadas
antes o concomitante con la demanda principal (32).
Puede decirse que las medidas cautelares son dispuestas para asegurar el contenido de la sentencia a dictarse
y para evitar que el derecho invocado se torne ilusorio; como bien conocemos se exige que tal derecho sea
verosímil —con un grado de probabilidad apreciable como consideran los autores— y que exista peligro en la
demora que de suyo irrogan los procesos; se exige a más de ello la contracautela y se disponen sin audiencia ni
intervención de la otra parte, pudiendo ser modificadas, sustituidas e incluso dejadas sin efecto.
A más de aquello, se subordinan al resultado del proceso principal, del que son tributarias, y si se disponen
antes de iniciado aquel son pasibles de caducidad (33).
Como bien conocido es, y sostenido por la doctrina (34) "en los procesos de familia, varios de los recaudos
referido supra son morigerados en función de los intereses en juego, y, así, la instrumentalidad, el proveimiento
sin sustanciación, y los presupuestos de admisibilidad y ejecutabilidad —como la no sujeción a términos de
caducidad—, adquieren otras dimensiones para que la herramienta del proceso esté a disposición del derecho
sustancial afectado o en peligro de estarlo, y cuya tutela no admite demora alguna".
En este orden de ideas el figura de las medidas cautelares clásicas mutan se convierten en medidas
provisionales, esto implica que tienden a proteger a las personas y a determinados intereses que reclaman
premura en su resguardo y no persiguen ya solo a asegurar el resultado de la sentencia.
Como viéramos en muchos casos su resolución implica un adelanto de tutela, la satisfacción de la pretensión
de fondo, tal es caso de las "medidas autosatisfactivas" reseñadas en el acápite desarrollado al inicio.
Los litigios de familia se diferencian de los demás conflictos entre las partes pues no se trata de resolverlos
dando la razón a alguna y declarando culpable a la otra, sino que se procura eliminar el conflicto y colaborar
para que la familia encuentre un nuevo orden (35).
Es así como a modo de síntesis deviene útil la cita de lo referido por autorizada doctrina (36): "...Ante el
conflicto familiar y la necesidad de adoptar medidas protectivas impostergables, se exige acreditar la
verosimilitud del derecho y el peligro en la demora, sin que sea siempre necesario exigir contracautela o
teniéndola por prestada con la presentación; el contradictorio se restringe, pero, en ocasiones, la bilateralidad
puede procurarse con un breve traslado, especialmente si la medida provisional coincide con el fondo de la
cuestión principal. Pueden decretarse a requerimiento de parte o aún de oficio para la seguridad de las personas,
de los bienes, satisfacer necesidades urgentes o hacer eficaces las sentencias de los jueces. Es por lo dicho que
algunas medidas provisionales que se dictan en los litigios de familia no tienen plazos de caducidad, y pueden
tener andamiaje favorable antes del inicio del proceso que corresponda o concomitante con él...".
IV. Clasificación
Calamandrei (37) distingue dos clases de medidas en función de su incidencia sobre la situación
preestablecida: las medidas conservativas tenderían a mantenerla, y las innovativas a modificarla, llegando
incluso a anticipar la tutela que eventualmente habría de obtenerse en la sentencia.
Carnelutti (38), por su parte se refiere al proceso cautelar anticipatorio. Como el tendente a proveer de una
cantidad dineraria cuando está pendiente el proceso contencioso para la revisión de la asignación.
A los fines de efectuar una clasificación abarcativa sobre las medidas en análisis podemos afirmar que nos
encontramos frente a una clasificación general y otras sub-clasificaciones que se sistematizan en razón de
criterios variados, uno lo es atendiendo a la materia sobre la cual se practican, otro teniendo en cuenta la
finalidad que persiguen, y el último en razón de la forma en que están regladas normativamente.

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A saber:
IV.1. Clasificación general
a) Medias que resguardan a las personas.
b) Medias que protegen sus bienes.
IV.2. Atendiendo a la materia sobre la cual se practican
a) Medidas para asegurar bienes o para mantener el statu quo respecto de bienes o cosas.
b) Medidas para asegurar personas.
c) Medidas para asegurar elementos probatorios.
IV.3. Atendiendo a la finalidad que persiguen
a) Medidas de carácter asegurativo (por ejemplo: Código Civil y Comercial: art 550 medidas cautelares para
asegurar el pago de alimentos - art. 553 medidas para asegurar alimentos etc.).
b) Medidas de carácter satisfactivo o anticipatorio. (por ejemplo: Código Civil y Comercial art 544 — 586
— 664 Alimentos provisorios etc.).
IV.4. Atendiendo a la forma en que están regladas normativamente
a) Medidas nominadas.
b) Medidas innominadas o genéricas (art. 484, CPC).
V. Caracteres
En cuanto a los caracteres que las ilustran encontramos, los ya conocidos en el mundo de lo cautelar y son
los siguientes:
1) Accesoriedad o instrumentalidad.
2) Provisoriedad.
3) Mutabilidad.
4) Flexibilidad.
5) Urgencia.
Nos detendremos solo en los dos primeros en razón de la particularidad que en relación a las medidas
provisionales se presenta:
V.1. Accesoriedad o instrumentalidad
Indica Calamandrei (39), la instrumentalidad (40) también llamada "accesoriedad", propiedad definitoria de
las medidas dado que todas las demás que se les pudieran atribuir derivarían de esta.
Calamandrei concreta que la relación de instrumentalidad entre las medidas cautelares y el proceso principal
se basa en que las resoluciones cautelares nacen al servicio de una resolución definitiva (41) .
Y para Ortells (42) significaría la vinculación de la medida a la función de asegurar la efectividad práctica de
la sentencia, siendo las manifestaciones de la instrumentalidad la dependencia de un proceso principal para su
obtención, su extinción al fin de este y la coincidencia de sus efectos con los de la sentencia principal, parcial o
totalmente en ocasiones, incidiendo variablemente en la situación jurídica de que se traté.
Formalmente, la instrumentalidad indicaría principalmente que la medida ha sido adoptada en el curso de un
proceso judicial —aunque también antes de dicho proceso—, y su asociación material a este por la finalidad de
asegurar la ejecución de dicho proceso, lo que supone una servidumbre al proceso principal, aunque tenga
contenido autónomo.
Otro autores (43) hacen referencia a la "instrumentalidad de su contenido", que implica que las medidas
provisional no deben resolver el fondo de la cuestión, y apuntan a que la medida cautelar tiene que ser
funcional, y que ello depende solo y exclusivamente de la clase de pretensión que se ejercite, pues la medida
deberá adaptarse a la pretensión concreta.
V.2. Provisoriedad
La provisionalidad de las medidas sería un aspecto y una consecuencia de una relación que tiene lugar entre
los efectos de la medida antecedente (cautelar) y los de la medida subsiguiente (definitiva), cuya eficacia
señalaría la cesación de los efectos de la primera (44).
En su origen, esta característica suponía que las medidas cautelares no podían ser idénticas a las
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correspondientes medidas definitivas, sino que debían ser homogéneas; se trataba de una característica
definitoria de las medidas cautelares en sentido negativo. La doctrina más actual rechaza la característica de la
homogeneidad, y alude a otras propiedades atinentes a la relación del contenido de las medidas cautelares y las
definitivas; no remitimos a los conceptos vertidos en el análisis de los procesos urgente y la comparación entre
tutela o sentencia anticipatoria y medidas cautelares.
La eficacia inmediata es una de las características esenciales de las medidas provisionales es su eficacia
directa, pues ello dimana directamente de su función de otorgar protección jurídica a determinada situación en
tanto no se conceda la tutela definitiva a través del pleito principal.
VI. Requisitos de admisibilidad
Conocido es que para que pueda proveerse una medida de esta índole es necesaria los siguientes requisitos:
1) Verosimilitud del derecho.
2) Peligro en la demora.
3) Contracautela.
Es aquí donde los requisitos toman solo el tinte particular que incumbe al instituto en el ámbito del derecho
de familia. Conservando la respectiva conceptualización que hace a los requisitos de toda medida cautelar.
Entre los presupuestos de las medidas cautelares, la doctrina tradicionalmente ha señalado el periculum in
mora, el fumus boni iuris y la contracuatela.
El periculum in mora es la base de las medidas de este tipo en virtud de un peligro de desprotección, el
ordenamiento permite acudir a unas medidas que puedan adelantarse a la función ordinaria de la jurisdicción,
precisamente porque esperar al resultado que puedan dar los tribunales mediante un proceso ordinario puede
producir un daño esperado, o que este daño se agrave durante la espera, y señala que es la imposibilidad práctica
de acelerar la resolución definitiva la que hace surgir el interés por la emanación de una medida provisorias (45).
El peligro de demora se concretaría en un peligro de ulterior daño marginal que podría derivar del retardo de
la providencia definitiva inevitable a causa de la lentitud del procedimiento ordinario (46).
La exigencia de que aparezca el fumus boni iuris implicaría la necesidad de justificar el derecho que se
reclama, lo que no significa prueba plena del derecho, sino simple probabilidad de su existencia.
En cuanto a la contracautela o prestación de fianza, es una exigencia habitual pero no absoluta, pues
excepcionalmente no será requerida cuando así se establezca. Como bien sabemos tiene como fin garantizar la
indemnización por los daños y perjuicios que pudiere ocasionase a la parte que soportó la medida. En el ámbito
de las relaciones familiares, este afianzamiento no es siempre exigible, dada la naturaleza no mensurable
económicamente de las situaciones a tutelar.
VII. Medidas respecto a los bienes
En cuanto a las medidas clasificadas en razón de recaer sobre bienes el catalogo es el siguiente:
1) Alimentos provisorios.
2) Embargo.
3) Secuestro.
4) Inventario.
5) Intervención judicial.
6) Prohibición de innovar y medida innovativa.
7) Anotación de litis.
8) Cautelar innominada.
9) A más del art. 722 bienes en divorcio y en la nulidad matrimonio.
VIII. Medidas respecto a los bienes - alimentos provisorios
VIII.1. Concepto - aspectos generales
Previo a todo análisis debemos tener en cuenta que (47) el derecho alimentario, nacido a la luz del Derecho
Privado, requiere hoy una intervención activa del Estado y de la sociedad, por tratarse de un Derecho Humano
con rango constitucional derivado del derecho a la vida, a la dignidad, a la integridad, por citar algunos, previsto
en tratados internacionales de derechos humanos, incorporados a la Constitución Nacional de 1994 (48) De este
modo, podemos ver que el derecho alimentario como derecho humano, se encuentra incorporado en la

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Convención de los Derechos del Niño en materia asistencial (arts. 3º, 4º, 12 y 27), la Declaración Americana de
los Derechos y Deberes del Hombre (art. 7º); la Declaración Universal de Derechos Humanos (art. 25); la
Convención Americana sobre Derechos Humanos (arts. 17 y 19); el Pacto Internacional de Derechos
Económicos Sociales, y Culturales (art. 11); sumada la jurisprudencia emanada de la CIDH. Perspectiva que ha
sido recogida por la jurisprudencia nacional, pronunciándose en consonancia con estas valoraciones (49).
Los alimentos provisorios son prestaciones destinadas a hacer frente a las necesidades esenciales y urgentes
de la persona que no pueden ser postergadas. Obedecen a un requerimiento indispensable para la supervivencia
que no tolera los plazos que requiere el trámite corriente.
Son aquellos destinados a regir desde el inicio de la causa y durante la tramitación de la misma.
Como bien afirman los autores (50), la solidaridad familiar que es uno de los pilares constitucionales del
derecho que regula las relaciones de familia y responde a la finalidad de asegurar la digna subsistencia de los
parientes más cercanos.
Es como se sostiene que la obligación alimentaria entre los parientes es recíproca. La calidad de deudor y de
acreedor puede recaer sobre la misma persona, aunque en periodos de tiempo distintos, siempre que concurran
los presupuestos legales de procedencia; solo el posterior estado de necesidad del hoy alimentante dará lugar a
la exigibilidad de alimentos al actual alimentado, si es que este tiene medios económicos suficientes en el
momento del reclamo.
La reciprocidad de esta obligación alimentaria es un rasgo que la diferencia esencialmente de la derivada de
la responsabilidad parental que, por su propia naturaleza y finalidad, no puede colocar al hijo en la posición de
alimentante (51).
Si bien el principio general en el Código Civil y Comercial es que la obligación alimentaria pesa sobre
ambos progenitores, conforme a su condición y fortuna, aunque el cuidado personal esté a cargo de uno de ellos
(conf. arts. 646 y 658), el art. 666 de dicho ordenamiento prevé como regla general que, en el caso de cuidado
personal compartido, si ambos progenitores cuentan con recursos equivalentes, cada uno debe hacerse cargo de
la manutención cuando el hijo permanece bajo su cuidado; pero si los recursos de los progenitores no son
equivalentes, aquel que cuenta con mayores ingresos debe pasar una cuota alimentaria al otro para que el hijo
goce del mismo nivel de vida en ambos hogares. Además, los gastos comunes deben ser solventados por ambos
progenitores (conf. art. 658), es decir, según su condición y fortuna (52).
Dada la necesidad de rapidez (53) en la obtención de una resolución que disponga sobre alimentos, el
proceso declarativo se revela insuficiente, por sí mismo, precisamente por su duración, para otorgar el equilibrio
necesario, de modo que para solucionar situaciones de necesidad inmediata, que de no resolverse rápidamente
pudieran provocar una desprotección incompatible con el amparo que el Estado debe procurar, se articula un
sistema de protección provisional, que de hecho ocupa una posición destacada en el proceso de familia, como
ocurre en general en los sistemas procesales modernos, y es aquí la fijación de alimentos provisorios (54).
El art. 544 Cód. Civ. y Com. prevé un procedimiento expedito a fin de permitir la oportuna satisfacción de
la prestación alimentaria cuando el tiempo necesario para sustanciar los alimentos definitivos pueda tornar
ilusorio su derecho. El peligro en demora es aquí una pieza clave del engranaje procesal ante la urgencia (55).
La pretensión puede interponerse junto con la demanda principal o durante el trámite de esta, conforme la
norma imperante, y los alimentos provisorios se deben proveer de modo favorable toda vez que se advierta la
inequívoca verosimilitud del derecho a obtener la asistencia del demandado, y ante la existencia de elementos
de prueba que prima facie revelen la posibilidad cierta de asumir la prestación.
Como bien sabemos ya era criterio pacífico que el reclamo de alimentos provisorios no requería
sustanciación y podía decretarse inaudita parte, con la prueba de la verosimilitud del vínculo invocado (56). De
esta manera, ya se había sostenido que el magistrado no está obligado a esperar comparendo alguno para
adoptar una resolución en materia de alimentos provisorios, ni es necesario escuchar previamente al
alimentante, por cuanto se tiende a brindar satisfacción a una necesidad de naturaleza urgente que, en el estadio
inicial del pleito, no admite debate u oposición del obligado a su pago.
Es así como la doctrina sigue afirmando que la determinación de los alimentos provisorios constituye una
"medida anticipatoria", o sea, una tutela anticipada para cubrir los gastos imprescindibles, un adelanto de
jurisdicción (57).
Es así como desde otra posición se juzga que los reclamos de los alimentos provisorios constituyen medidas
cautelares (58) y, por consiguiente, corresponde aplicar el procedimiento que las regula, al no estar fijado un
trámite específico. Debe probarse la verosimilitud del derecho del actor y el peligro en la demora (59). De
acuerdo con los requisitos clásicos exigidos para las medidas cautelares en general, se ha sostenido que no

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puede el hijo que reclama alimentos estar en una situación peor que aquellos que promueven acciones de
contenido puramente patrimonial (60).
El Código Civil y Comercial los contempla en los 1) art. 544 en el mismo trámite de fijación alimentos, 2)
art. 586 filiación, y 3) art. 664 alimentos provi. hijo extramatrimonial no reconocido. 4) art. 721 medidas
provisionales relativas a las personas divorcio nulidad matrimonio inc. d) alimentos.
Y los art. 550 cautelar para asegurar alimentos futuros, 553 medias para asegurar el cumplimiento frente al
incumplimiento del alimentante.
No debemos olvidar que en estos supuestos se hacen presentes principios particulares y aspectos puntuales a
tener en cuanta. Rigen en la emergencia el de protección de la familia (61) y el acceso a la justicia, o sea, un
recurso efectivo concedido a toda persona para que pueda hacer valer sus derechos y denunciar la vulneración
de los mismos (62).
VIII.2. Alimentos provisorios regulación artículo Código Civil y Comercial
Los alimentos provisorios se encuentran regulados por nuestro Código Civil y Comercial en los siguientes
artículos:
VIII.2.a. Artículo 544
Alimentos provisorios. Desde el principio de la causa o en el transcurso de ella, el juez puede decretar la
prestación de alimentos provisionales, y también las expensas del pleito, si se justifica la falta de medios.
Como referíamos, este artículo prevé la fijación de alimentos provisorios, los mismos pueden plantearse el
unísono con el planteo principal o durante el transcurso del mismo. Esta norma reproduce lo dispuesto por el art.
375 Cód. Civil.
Con estas prestaciones se persigue que la persona con derecho a los alimentos no sufra necesidades en razón
del tiempo transcurrido en el proceso o la actitud remisa del obligado, y que su derecho alimentario no se torne
ilusorio o que la anomia afecte el desenvolvimiento de aspectos esenciales de su vida.
La norma contempla al mimos tiempo las litis expensas, entendidas estas como los gastos que deben
afrontarse para promover y tramitar el juicio de alimentos.
Por otra parte la norma del art. 586 reza:
VIII.2.b. Artículo 586
Alimentos provisorios. Durante el proceso de reclamación de la filiación o incluso antes de su inicio, el juez
puede fijar alimentos provisorios contra el presunto progenitor, de conformidad a lo establecido en el Título VII
del Libro Segundo (63) .
El tema de "alimentos" y el de "filiación" se vinculan estrechamente con el de "derechos humanos". Como
bien afirman los autores (64), a esta altura del desarrollo doctrinario y jurisprudencial de los derechos humanos
—tanto a nivel nacional como internacional se puede dejar sentado—.
Por un lado que esta mirada constituye una perspectiva obligada, por lo tanto, ninguna cuestión que
envuelva de manera directa o indirecta derechos de las personas puede ser analizada por fuera de este prisma. A
más de ello, como lo ha expresado recientemente la doctrinaria española María Casado: "Los derechos
humanos, pues, constituyen a la vez las bases jurídicas y el mínimo ético irrenunciable sobre los que deben
asentarse las sociedades occidentales" (65).
Por el otro, debe tenerse en cuenta la innegable articulación entre los dos derechos humanos específicos a
los que refiere la norma, el derecho a tener filiación que integra un derecho más amplio como es el derecho a la
identidad y el de los alimentos, un derecho social que hace a la satisfacción de las necesidades básicas de los
seres humanos. Cuál es el fundamento normativo supralegal y cómo se relacionan, o en qué espacio se cruzan
ambos derechos delimitan el ámbito de incumbencia del presente apartado (66).
Es en este orden de ideas que el derecho a tener filiación, el derecho a la identidad en el Derecho nacional
posee fuerte raigambre. Que el concepto de identidad más difundido en el ámbito jurídico (67) es el que propone
el doctrinario peruano Fernández Sessarego, sintetizado con la idea de "ser uno mismo", y que el mismo incluye
a otros derechos tales como: el derecho a conocer los orígenes, el derecho a la verdad y el derecho a mantener
vínculos y ser protegido por quienes serían nuestros ascendientes directos.
Cuando nos encontramos en el marco de un proceso principal donde se intenta establecer el vínculo filial de
un niño, la balanza se inclina a favor de este en pos de "su mejor o superior interés". Es así como este derecho a
tener filiación con el tiempo se amplifica en pos de que cada persona posea doble vínculo filial (68) y,
principalmente, que este coincida con el vínculo biológico.

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El otro derecho humano comprometido que se expone en el articulado es el derecho alimentario. Se trata de
uno de los derechos sociales básicos de los seres humanos que en las personas menores de edad presentan
connotaciones especiales —signados por el carácter urgente— en atención a su condición de personas en
desarrollo.
En este mismo orden de ideas es el art. 2º de la Declaración de los Derechos del Niño de 1959
—antecedente de la Convención Sobre los Derechos del Niño que dispone—: "El niño gozará de una protección
especial y dispondrá de oportunidades y servicios, dispensado todo ello por la ley y por otros medios, para que
pueda desarrollarse física, mental, moral, espiritual y socialmente en forma saludable y normal, así como en
condiciones de libertad y dignidad". Esto implica el "plus de derechos" a favor de los mismos.
Es así como ya a esta altura queda muy claro y la legislación nacional y local reafirman normativamente que
los niños, niñas y adolescentes no deben ser considerados 'objetos de protección segregativa', sino sujetos de
pleno derecho que deben recibir protección integral, y gozar de todos los derechos que tienen las personas
adultas, además de 'un grupo de derechos específicos que se les otorga por la particularidad de que los niños se
encuentran en desarrollo'. No solo se deben proteger sus derechos, sino también es necesario adoptar medidas
especiales de protección.
El tema de alimentos excede el ámbito de lo normativo, y las herramientas jurídico-procesales a las que se
recurren reflejan la importancia del tema. La inadecuada alimentación provoca daños a la salud irreparables.
Se ha expresado que "...los niños desnutridos suelen tener un desarrollo intelectual inferior al de niños más
privilegiados ha impulsado —por su trascendencia ética, económica y política— a numerosísimas
investigaciones para confirmar tal asociación, sus determinantes y esquemas de recuperación" (69).
Tan es así que se han efectuado planteos persiguiendo que se respeten los derechos que les asisten a los
niños, niñas y adolescentes a una alimentación sana, a la salud, a la educación y a una vivienda digna, y que le
suministren una cuota alimentaria y prestaciones médicas (70).
La propia Corte Suprema se ha expedido (71) en atención a las situaciones de extrema necesidad signadas
por el grave estado de desnutrición que presentaban los hijos de distintos amparistas.
A los fines que prospere el plateo de alimentos provisorios la acreditación de La verosimilitud de la
existencia del vínculo filial cumple un rol importante. Ya la jurisprudencia así lo afirmaba tiempo atrás (72) y la
doctrina refería a ello (73). Sabemos que se define la verosimilitud del derecho como "el conocimiento periférico
o superficial dirigido a lograr una decisión de mera probabilidad respecto de la existencia del derecho discutido
en dicho proceso" (74) y en esos términos se la analiza, y lo reiteramos aquí a modo de mero recordatorio.
Afirman los autores que "la propia naturaleza de los alimentos exige una inmediata respuesta judicial, ya
que de lo contrario el daño sería irreparable pues se dejarían de satisfacer las necesidades impostergables del
niño y, por ende, se vulnerarían sus derechos esenciales" (75).
Por su parte la Corte Suprema afirmaba de forma clara que los jueces deben "buscar soluciones que se
avengan con la urgencia de este tipo de prestaciones, debiendo encauzar los trámites por vías expeditivas y
evitar que el rigor de las formas pueda frustrar los derechos tutelados por la Constitución Nacional Ver Texto
—art. 27 inc. 4º Ver Texto Convención sobre los Derechos del Niño—" (76).
Es el maestro Morello (77) quien ubica el pedido de alimentos provisorios dentro de los procesos urgentes,
destinados a una tutela jurisdiccional efectiva que evite un perjuicio irreparable para quien los reclama, aun
cuando ello implique correr riesgos (78).
Cuando se ponen en puja la seguridad jurídica versus el derecho a cubrir las necesidades básicas, la doctrina
afirma que entre esos dos valores, a saber: la seguridad jurídica y el derecho del niño a reclamar lo necesario
para cubrir sus requerimientos esenciales, debe optarse por el respeto de los derechos que hacen a su
supervivencia (79). El sistema legal, por consiguiente, asume el riesgo de que la demanda de filiación resulte
rechazada con posterioridad, ya que en aras de la protección del niño, afronta la posibilidad de que pueda
resultar un daño para el patrimonio del demandado (80).
Es así como el artículo regula aquí los alimentos provisorios cuando no haya quedado determinado el
vínculo filial con el presunto progenitor.
Los alimentos provisorios, antes y durante la tramitación del proceso de reclamación de la paternidad
extramatrimonial, son una creación doctrinaria que, con el tiempo y, en especial, la profundización de la
obligada mirada crítica, a la luz del desarrollo de la doctrina internacional de los derechos humanos, ha tenido
arraigo en la jurisprudencia nacional a pesar de no encontrarse expresamente prevista. Esta normativa es una
clara muestra de cómo se materializa el "interés superior del niño" en la legislación civil (81).

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Por su parte el art. 664 del Cód. Civ. y Com. reza:


VIII.2.c. Artículo 664
Hijo no reconocido. El hijo extramatrimonial no reconocido tiene derecho a alimentos provisorios mediante
la acreditación sumaria del vínculo invocado. Si la demanda se promueve antes que el juicio de filiación, en la
resolución que determina alimentos provisorios el juez debe establecer un plazo para promover dicha acción,
bajo apercibimiento de cesar la cuota fijada mientras esa carga esté incumplida.
Algunos autores (82) consideran, que el pedido de alimentos provisorios para el hijo no reconocido se aparta
de las clásicas medidas cautelares porque no posee carácter instrumental, ya que su finalidad no es hacer eficaz
la sentencia de filiación ni asegurar los eventuales resultados de un proceso principal del cual es accesorio.
Hay quienes sostienen que los alimentos provisorios al hijo no reconocido se distinguen de las
características del proceso urgente, como afirma Jorge Peyrano (83) en cuanto este es autónomo, o sea, no es
tributario respecto de otro proceso, agotándose en sí mismo.
En este caso como se trata de un hijo cuya determinación filiatoria aún no se ha establecido, la falta de
emplazamiento en el estado de hijo impide que las obligaciones de la responsabilidad parental resulten
aplicables en toda su intensidad. Se legisla sobre el derecho al reclamo de alimentos provisorios, teniendo en
cuanta tanto el carácter asistencial de la obligación alimentaria, que requiere urgencia en su satisfacción, como
su concordancia con el carácter de derecho humano básico y esencial que revisten las necesidades alimentarias
(84).
El requisito de acreditar en forma sumaria el vínculo invocado, implica que se ofrezca y produzca mínima
prueba respecto al vínculo filiatorio. Esta exigencia pone un valladar legal a los reclamos alimentarios
inconducentes y engañosos, desalentando así las "aventuras judiciales", como afirman los autores ya citados.
En cuanto a lo referido a oportunidad procesal del planteo, la norma es clara y podrá interponerse esta
demanda de fijación de alimentos en forma conjunta a aquella acción de filiación tendiente a obtener el
emplazamiento filiatorio, o incluso antes.
En el supuesto del planteo de alimentos anterior al concerniente a la filiación, la norma impone al juez la
obligación de establecer un plazo para el inicio de la acción filiatoria. De no materializarse dicho acción, el
apercibimiento es el de hacer cesar la cuota fijada.
De este modo se la norma intenta evitar la fijación de alimentos solo provisorios que se extiendan in
eternun. Como afirman los autores (85).
"Es una medida de estricta justicia tendiente a evitar que cuotas alimentarias provisorias, cuyo fundamento
es la urgente necesidad de cubrir gastos de manutención, se transformen en los hechos en cuotas definitivas,
carentes de fuente, pues la falta de vínculo filial implica inexistencia de responsabilidad parental...".
El art. 721 refiere:
VIII.2.d. Artículo 721
Medidas provisionales relativas a las personas en el divorcio y en la nulidad de matrimonio. Deducida la
acción de nulidad o de divorcio, o antes en caso de urgencia, el juez puede tomar las medidas provisionales
necesarias para regular las relaciones personales entre los cónyuges y los hijos durante el proceso. Puede
especialmente: d) disponer un régimen de alimentos y ejercicio y cuidado de los hijos conforme con lo
establecido en el Título VII de este Libro.
A modo de recordatorio es bueno tener en cuenta que, cuando hablamos de tutela judicial diferenciada
recurrimos a los conceptos vertidos por el maestro Peyrano (86): "habrá tutela procesal diferenciada cuando
—excepcionalmente y a raíz de experimentar urgencias apremiantes el requirente del servicio de justicia o de
las singularidades del derecho material cuya aplicación se reclama— se hubiera instrumentado un montaje
procesal autónomo de cierta complejidad, portador de una pretensión principal y que cuenta con la dirección de
un órgano jurisdiccional investido de facultades incrementadas e inusuales; estructura que deberá satisfacer, en
la medida de lo razonable, la garantía del debido proceso (que ampara tanto al requirente del servicio de justicia
como al requerido) y que se deberá apartar, en varios aspectos, y, notoriamente, de las matrices vigentes
clásicas. Dicho montaje procesal deberá brindar al demandante un trato preferencial y admitir, por lo común,
una legitimación activa amplia".
En materia de derecho de familia se recurre a dicha tutela, y son las normar aquí analizadas la regulan, entre
otras, en ese contexto se dictan decisiones jurisdiccionales anticipadas y urgentes, en pos de la eficacia en la
efectivizacion de los derechos.

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El principio de solidaridad y el rol y funciones que la familia cumple hoy en día en nuestro contexto social y
legislativo se tornan conceptos indispensables para dar sustento a las medidas referidas. Ya refería a ello de
modo claro nuestra maestra Aida Kemelmajer de Carlucci (87).
Y Por su parte Marisa Herrara, Gustavo Caramelo y Sebastián Picasso, parafraseando a Encarna Roca (88)
afirmaban que: "Uno de los valores que la legislación sostiene es la solidaridad, que se promueve que sea
sustentada durante todo el recorrido que importa cualquier relación jurídica familiar. Encarna Roca sostiene
—atinadamente— que la familia de hoy debe cumplir tres funciones fundamentales: a) protección; b) ajuste a
nuevas circunstancias que puedan producirse; y c) ayuda a los integrantes más vulnerables".
Es así como las disposiciones tienden a prevenir que el deterioro de las relaciones interpersonales provoque
daños irreparables para la "persona humana" implicada o los bienes que a ellas les pertenecen.
En el ámbito del derecho de familia se exacerba la necesidad de la toma urgentes decisiones judiciales y la
resolución inmediata del caso, esto resulta impostergable frene a la hipotética o inminente vulneración de
derechos. El camino resulta ser el de las medidas provisionales de carácter instrumental.
Es aquí como el art. 721 regula el arribo a resoluciones de naturaleza "protectiva", de posible
implementación en el trámite de los juicios de divorcio y de nulidad del matrimonio, en miras a imponer reglas
clara con que encuadren de modo más adecuado las relaciones personales en el transcurso del proceso.
Es así como en su inciso d) se refiere a alimentos y cuidado de las NNyA, y se establece que: "Puede
especialmente: ...d) disponer un régimen de alimentos y ejercicio y cuidado de los hijos conforme con lo
establecido en el Título VII de este Libro...".
El cuidado personal "compartido" de los hijos en su modalidad "indistinta" es la regla que establece art. 651
de nuestro Cód. Civ. y Com. como pauta. La idea de "cuidado" refiere al contacto habitual que se desarrolla en
la vida diaria entre los hijos y sus progenitores. Cuando esto resulte contrario al interés superior del niño, le
resulte perjudicial o cuando aquello no sea posible, puede una medida de este tipo mutar la regla y en esos casos
es posible la atribución unilateral del cuidado personal de modo provisional.
En el caso concreto evaluara S. S., ante el cese de la convivencia, que modalidad del cuidado personal
resulta más conveniente y aplicable al caso. El cuidado recaerá en la persona de ambos progenitores o de uno de
ellos, y podrá acogerse a la modalidad cuidado compartido alternado o modalidad compartido indistinto.
Todo ello es así, conforme art. 650 Cód. Civ. y Com.
VIII.2.e. Artículo 650.- Modalidades del cuidado personal compartido
El cuidado personal compartido puede ser alternado o indistinto. En el cuidado alternado, el hijo pasa
períodos de tiempo con cada uno de los progenitores, según la organización y posibilidades de la familia. En el
indistinto, el hijo reside de manera principal en el domicilio de uno de los progenitores, pero ambos comparten
las decisiones y se distribuyen de modo equitativo las labores atinentes a su cuidado.
En cuanto a los alimentos, frente al cese de la convivencia deviene trascendente la fijación de los mismos,
así como se refirió al respecto del régimen comunicacional y convivencial.
Afirman los autores (89) al respecto que: "Si las razones de urgencia no son tales que obliguen a la adopción
de la medida sin sustanciarla, es conveniente que la parte contraria a quien la solicita tenga ocasión de expedirse
sobre estos puntos. De ese modo el juez contará con mayores elementos en su decisión, e incluso podrá
convocar a audiencias de conciliación sobre este y otros puntos, con especial atención al deber de escuchar a los
hijos de la pareja".
VIII.3. Alimentos provisorios objeto de la medida
A las claras hacemos bien en afirmar que el objeto de los alimentos provisorios es el de determinar una
prestación periódica —generalmente mensual—, para asegurar la cobertura de las necesidades urgentes del
accionante durante la tramitación de los autos principales.
En la misma línea del pensamiento referido supra, estos constituyen una verdadera anticipación de tutela,
por cuanto el objeto de la medida coincide y anticipa la satisfacción de la pretensión principal, más allá de las
posturas ya analizadas.
VIII.4. Medidas para garantizar percepción de alimentos en el Código Civil y Comercial (90)
VIII.4.a. Artículo 550: Medidas cautelares
Puede disponerse la traba de medidas cautelares para asegurar el pago de alimentos futuros, provisionales,
definitivos o convenidos. El obligado puede ofrecer en sustitución otras garantías suficientes.

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Lo normado por nuestro art. 550 se vincula de modo palmario con la mirada del legislador puesta en la
materialización del concepto de "Tutela judicial efectiva", entendida esta como el derecho a hacer valer los
propios derechos.
El tradicional concepto de debido proceso legal ha desembocado, como subraya Berizonce (91), en algo más
intenso, el derecho fundamental a la tutela judicial efectiva que comprende varios aspectos entre los cuales
encontramos el derecho de obtener la ejecución efectiva de una sentencia, para remover la resistencia del
obligado. Esto conlleva a necesidad de la existencia de medidas cautelares, urgentes y anticipatorias necesarias,
sea para asegurar el futuro cumplimiento de la misma, sea como decisión provisional anticipada.
El principio procesal de eficacia se proyecta hacia la plena satisfacción del ejecutante en un plazo razonable.
Sin embargo, las regulaciones procesales heredadas de la tradición española muchas veces conspiran contra ese
designio: pocas situaciones resultan tan indescifrables para el hombre común como la noticia de que luego de
obtener sentencia definitiva en un juicio, haya que iniciar otro nuevo para obtener su cumplimiento, o que frente
al incumplimiento debiera iniciar una proceso judicial previo al cual puede el obligado ya verse insolventado
(92).

El bien jurídico protegido en relación a la fijación de alimentos provoca que estos conceptos se vean aquí
acrecentados y los alimentos futuros requieran de una regulación específica.
El incumplimiento de las resoluciones judiciales, la "anomia" se presenta en el mundo jurídico como una
preocupación constante y son las disposiciones legislativas las que tienden a acortar la brecha que pueda
presentarse entre el dictado de una resolución, y el cumplimiento de la misma con la consecuente efectivizacion
de uno o más derechos en tiempo oportuno.
En ese mismo orden de ideas es el art. 550 Cód. Civ. y Com. el que regula la posibilidad de adoptar medidas
asegurativas del pago de alimentos futuros, en todos sus casos: definitivos, convenidos o provisionales.
Aquí es bueno revisar que el derecho a percibir alimentos futuros es "irrenunciable". El Código establece
que la obligación de prestar alimentos no puede ser compensada, ni el derecho a reclamarlos o percibirlos ser
objeto de transacción, renuncia, cesión, gravamen o embargo alguno. No es repetible lo pagado en concepto de
alimentos (conf. art. 539). Empero, en el caso de prestaciones alimentarias devengadas y no percibidas pueden
compensarse, renunciarse o transmitirse a título oneroso o gratuito (conf. art. 540).
En ese orden es que aquí el Código prevé la traba de medidas cautelares para asegurar el pago de alimentos
futuros, provisionales, definitivos o convenidos (conf. art. 550), entre ellas obviamente, embargos sobre los
bienes del deudor. Recordemos que una de las medidas para obtener en forma efectiva el pago de alimentos, es
el embargo sobre la remuneración del trabajador.
El último párrafo del artículo reza: "El obligado puede ofrecer en sustitución otras garantías suficientes".
Esto implica la posibilidad de sustitución en tanto y en cuanto las otras garantías sean suficientes para no
desvirtuar el sentido de la norma en pos de la efectivizacion del derecho alimentario.
En cuanto al art. 551 Cód. Civ. y Com.
VIII.4.b. Artículo 551. Incumplimiento de órdenes judiciales
Es solidariamente responsable del pago de la deuda alimentaria quien no cumple la orden judicial de
depositar la suma que debió descontar a su dependiente o a cualquier otro acreedor.
Es aquí en donde al empleador o al deudor del obligado, personas ajenas a la relación jurídica familiar, se
les impone el deber de colaborar activamente con la justicia a los fines de la efectivizacion de los alimentos.
En cada uno de los casos los referidos deberán re-direccionar el importe correspondiente, ya sea mediante la
retención del importe de la cuota del sueldo o mediante la retención del importe de la deuda. En ambos casos el
importe deberá ser depositado en cuenta judicial imputable a alimentos.
Todo ello lo es el marco de la responsabilidad solidaria ante el incumplimiento.
Ya la jurisprudencia (93) se ha expedido al respecto en numerosos casos y es en Córdoba donde el Juzgado
de Familia de 5º Nominación de la ciudad capital declaró a una empresa de transporte público "solidariamente
responsable" del pago de cuatro cuotas alimentarias adeudadas a un niño de tres años.
La decisión obedeció a que la firma no retuvo, en tiempo y forma, a un empleado los montos ordenados por
el tribunal interviniente. Por el incumplimiento de la orden judicial, la jueza (94) también impuso a la
empleadora una sanción pecuniaria de 6241 pesos a favor del niño.
La magistrada aplicó, en este caso, el comentado aquí art. 551 que como viéramos dispone que "es
solidariamente responsable del pago de la deuda alimentaria" quien no cumple con la orden judicial de depositar

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la suma que debió descontar a su dependiente o a cualquier otro acreedor. "Las empresas no pueden
desentenderse de su responsabilidad social y humana, más aún cuando se trata de 'retener' cuota alimentaria a
favor de niño, niña o adolescente", expresó la jueza.
"El obligado al pago (su progenitor) y la empleadora (...) han afectado el derecho alimentario del niño,
generando un perjuicio, que debe ser reparado; no obstante, la posibilidad que tiene el empleador de repetir en
contra de su empleado lo pagado", agrega la resolución (95).
Las cuotas alimentarias adeudadas al niño que deberán ser asumidas solidariamente por la empresa de
transporte y su progenitor correspondían a los meses transcurridos desde que la empleadora fue notificada
formalmente de la orden judicial hasta que informó al Juzgado de Familia que no podía realizar las retenciones
porque ese empleado había dejado de pertenecer a la firma. Así resolvió el fallo.
Y continúo afirmando, que debía imponerse una sanción conminatoria a la empleadora que no retuvo la
cuota alimentaria impuesta a un empleado, en los términos del art. 804 del Cód. Civ. y Com., pues se
configuraba la condición esencial que requiera la figura, esto es la existencia de una obligación impuesta por
resolución judicial no observada deliberadamente por su destinatario, lo que justifica la procedencia de la
aplicación de apercibimiento conminado.
La empleadora y el trabajador son responsables en forma solidaria por los alimentos atrasados, pues
mientras que este último es el obligado al pago, aquella con su actuar negligente en el cumplimiento de la orden
judicial de retener la cuota afectó el derecho alimentario, generando un perjuicio que debe ser reparado, sin
perjuicio de la posibilidad que tiene de repetir en contra de su empleado lo pagado (art. 551, Cód. Civ. y Com.).
Así resolvió S. S. en el caso.
Por su parte el art. 552 Cód. Civ. y Com.
VIII.4.c. Artículo 552.- Intereses
Las sumas debidas por alimentos por el incumplimiento en el plazo previsto devengan una tasa de interés
equivalente a la más alta que cobran los bancos a sus clientes, según las reglamentaciones del Banco Central, a
la que se adiciona la que el juez fije según las circunstancias del caso (96) .
El Código Civil y Comercial consagra en forma expresa la obligación de pagar intereses para el caso de
incumplimiento de la prestación alimentaria.
Como se puede apreciar el art. 552 del Cód. Civ. y Com. innova respecto de la tasa de interés que se debe
abonar ante el incumplimiento de las cuotas alimentarias, teniendo como objetivo combatir la morosidad del
pago de los alimentos fijados
La norma zanja la cuestión vinculada a la precisión sobre la tasa de interés que corresponde aplicar y
establece que la misma es la "equivalente a la más alta que cobran los bancos a sus clientes" con ello se resuelve
la cuestión claramente.
Cuando el art. 552 alude al incumplimiento en el plazo previsto se está refiriendo a un alimentante moroso,
cuyo retardo en el cumplimiento de la obligación da lugar al reconocimiento de intereses moratorios, que en el
caso de la norma citada han sido legalmente establecidos. Por ello se trata de un interés legal (art. 768, inc. b],
Cód. Civ. y Com. —antes el interés moratorio estaba regulado en el art. 622, Cód. Civil—). Al referir la tasa de
interés que cobran los bancos a sus clientes, remite a la tasa activa, que si bien ya había sido consagrada por
algunos precedentes jurisprudenciales, en la Provincia de Buenos Aires encontraba la valla de la doctrina legal
obligatoria (art. 161 inc. 3º a, Const. Prov.), que establecía la tasa pasiva para todas las obligaciones —incluso
las laborales y alimentarias— que no tengan una tasa legal y convencional que se les pueda aplicar (97).
Dicha norma —que no encuentra concordancia ni antecedente en la legislación anterior— establece una tasa
de interés (interés legal), que estará dada por la reglamentación del Banco Central (sin perjuicio del control
judicial de constitucionalidad de la misma en base a su suficiencia).
Ha entendido la doctrina, y lo compartimos, que la fijación de la tasa activa es razonable, que ello responde
a razones de estricta justicia en función de la naturaleza del crédito, y a más de ello se evitan odiosas dilaciones
especulativas en función del precio del dinero.
Tiempo atrás, la aplicación de la tasa pasiva a una deuda por alimentos no favorecía el cumplimiento
puntual, sino todo lo contrario, al deudor moroso le convenía incumplir, se veía beneficiado con la aplicación de
una tasa de interés que era inferior al costo del dinero.
En cuanto a este punto afirma la jurisprudencia que: "...El art. 552 del Cód. Civ. y Com. tendrá un efecto
muy importante respecto de la doctrina legal de la SCBA elaborada por la mayoría del tribunal a partir de la
consideración de que la aplicación de la tasa activa no es posible en ciertas obligaciones donde estaba
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determinada legalmente (v.gr. honorarios de abogados en función del art. 54 inc. b], dec.-ley 8904/77), por
importar un 'mecanismo encubierto de actualización que debe reputarse desactivado por la prohibición de
indexar contemplada en las leyes 23.928 y 25.561' (Ac. 71.170, 10/06/2015, por mayoría, criterio reiterado en
las causas L. 117.210, L. 117.007, L. 113.958 y 114.191, todas del 15/07/2015). Es que si el Código Civil y
Comercial consagra la tasa activa máxima con la posibilidad de un plus como punitorio, es porque se ha
considerado implícitamente que ello no viola la prohibición indexatoria precitada (arts. 7º y 10, ley 23.928), con
lo cual dicha doctrina tampoco podrá seguir aplicándose (ver en este sentido pronunciamiento Cámara, Sala II,
causa 11.9545, 22/12/2015, RSD 188/2015; Sala I, 'Seoane, Ana María s/ Determinación Judicial de
Honorarios', causa 117.076, 22/02/2016, RSD 18/16)" (98).
Sabemos a las claras que la cuota alimentaria apunta a cubrir las necesidades del alimentado y que por su
carácter la dilación o la postergación de dicho pago importa denegación de un derecho fundamental, a más de
poner en riesgo la satisfacción de cuestiones básicas de la vida del NNoA.
No en todos los casos el alimentado cuenta con recursos para cubrir la falta de percepción de las cuotas en
término, con lo cual la vulneración de sus derechos se torna realmente gravosa de no imponerse los intereses
referidos.
Sabido es que mientras se incumple con la obligación de alimentos, el alimentante se vale de los importes y
el otro progenitor debe utilizar recursos propios o de terceros para satisfacer las necesidades de las NNyA, a más
de pagar recargos por la demora en el cumplimiento de sus obligaciones. Todo ello debe ser contemplado siendo
la tasa de interés la que dé una respuesta a la situación.
Es el art. 553 el que dispone:
VIII.4.d. Artículo 553.- Otras medidas para asegurar el cumplimiento
El juez puede imponer al responsable del incumplimiento reiterado de la obligación alimentaria medidas
razonables para asegurar la eficacia de la sentencia.
Es el art. 553 el que regula lo que da en llamar "otras medidas para asegurar el cumplimiento" o medidas
complementarias, y lo hace con el objetivo de dar cumplimiento a la obligación alimentaria.
Como bien afirma la doctrina (99), "...El objeto principal es concretar el derecho a la tutela efectiva ya que,
en caso contrario, 'las decisiones judiciales y los derechos que en las mismas se reconocen o declaran no serían
otra cosa que meras declaraciones de intenciones sin alcance práctico ni efectividad alguna'. El artículo en
cuestión estipula un único requisito para estas medidas y es que ellas sean razonables; pero no indica ni
ejemplifica cuáles pueden ser esas medidas, dejando al arbitrio e imaginación del juez las distintas posibles
soluciones a aplicar en el caso concreto".
Es así como se abre la puerta a la posibilidad de otras medidas, autorizando al juez a la toma de las mismas,
para imponer al responsable del incumplimiento reiterado de la obligación alimentaria medidas razonables para
asegurar la eficacia de la sentencia.
La jurisprudencia ya ha fijado supuestos en el marco de la norma referida (100), y es así como, en un caso
concreto, ante el incumplimiento del pago de la cuota alimentaria impuesta, una madre promueve la ejecución
de la misma y solicita la imposición de astreintes al demandado a más de solicitar se dicte la orden de
prohibición de salida del país como medidas para hacer efectiva la sentencia. La actora fundamenta el pedido de
la medida en la imposibilidad de continuar con la ejecución del bien embargado debido a que el alimentante
—previamente— había transferido el mismo.
En el caso, S. S. no aplica astreintes y afirma que "no resultaría, en principio, la medida más adecuada", pero
si refiere a otras alternativas tales como: "la prohibición de salida del país, la inscripción en el registro de
deudores alimentarios morosos, la suspensión del trámite judicial por reducción de cuota alimentaria instado por
el deudor ante este mismo Juzgado y la imposición de realización de tareas comunitarias".
El norma comentada no enumera un catálogo de medias de modo taxativo, es por ello que puede acogerse a
la misma, por ejemplo, estos supuestos: la prohibición de renovar la licencia de conducir; comunicar el
incumplimiento de la cuota alimentaria a la asociación profesional o sindical del alimentante; suspenderle el
carnet de socio activo a quien es habitué de un club y concurre a espectáculos deportivos con asiduidad, entre
otras.
La finalidad primordial e inmediata de la norma es que se vea asegurado el derecho del alimentado, más aún
cuando se trata de niños, niñas o adolescentes (101).
En el caso referenciado el magistrado resuelve disponer como medidas razonables para efectivizar el
cumplimiento de la sentencia de alimentos a favor de los niños la "prohibición de salida del país"; y la

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obligación judicial de "realización de 20 horas de trabajo comunitario" en beneficio de los jóvenes alojados en
dependencias del Sistema de Responsabilidad Penal Juvenil. El trabajo consiste puntualmente en charlas, clases
o cursos a cargo del deudor alimentario sobre derechos, deberes del sistema jurídico argentino que resulten de
interés a aquéllos en su actual situación de conflicto con la ley penal. De esta forma establece que encuentra
razonabilidad en la medida, toda vez que el deudor alimentario es un profesional.
El fallo citado al mismo tiempo establece que "en caso de incumplimiento de las medidas dispuestas y
continuar en la actitud de incumplimiento de la cuota alimentaria a su cargo se ordenarán otras medidas con la
misma finalidad, como la comunicación o noticia de la situación al colegio de abogados u otra dependencia u
organización social a la que pertenezca la fijación de conminaciones pecuniarias o astreintes, la imposición de
nuevas tareas comunitarias...". Que "la realización de estas tareas y las demás medidas en pos del logro del
cumplimiento de la obligación alimentaria a cargo del demandado se justifican ante la acreditación del
incumplimiento de la misma, desde que quien no cumple con tales deberes derivados de la responsabilidad
parental, como el que obstaculiza o impide el derecho de comunicación de una persona menor de edad con sus
padres o referentes afectivos, no se distingue del que golpea, maltrata o explota a un niño o a cualquier persona
vulnerable, porque viola derechos humanos tan fundamentales como la vida o la integridad". Y que además
"corresponde articular acciones y medidas razonables para evitar tales hechos y procurar soluciones con espíritu
pedagógico que reduzcan los niveles de conflicto y violencia para hacer de nuestra Sociedad un lugar más justo
y pacífico" (102).
IX. Medidas provisionales relativas a los bienes en el divorcio y la nulidad del matrimonio en el Código
Civil y Comercial
IX.1. Artículo 722
Deducida la acción de nulidad o de divorcio, o antes en caso de urgencia, a pedido de parte, el juez debe
disponer las medidas de seguridad para evitar que la administración o disposición de los bienes por uno de los
cónyuges pueda poner en peligro, hacer inciertos o defraudar los derechos patrimoniales del otro, cualquiera sea
el régimen patrimonial matrimonial.
También puede ordenar las medidas tendientes a individualizar la existencia de bienes o derechos de los que
los cónyuges fuesen titulares.
La decisión que acoge estas medidas debe establecer un plazo de duración.
Las medidas provisionales relativas a los bienes en el divorcio y en la nulidad de matrimonio previsto en el
art. 722 del Cód. Civ. y Com. son de naturaleza procesal. Aquella esencia, a veces no tan claramente
diferenciada de las de carácter sustancial, provoca que su aplicación resulte inmediata. Esto sucederá, en tanto y
en cuanto, no se afecten actos procesales cumplidos, ni se deje sin efecto lo actuado de conformidad con las
leyes anteriores.
Este art. 722 del nuevo Código tiene como antecedente al art. 233 del derogado Código Civil e indica —en
forma genérica— las medidas cautelares autorizadas e idóneas para evitar que la gestión de uno de los cónyuges
pueda poner en peligro, hacer inciertos o defraudar los derechos del otro. Sin embargo solo se consideran
viables aquellas medidas que no afecten indebidamente intereses legítimos del otro cónyuge o de terceros (103).
Es así como las medidas provisionales que afectan a los bienes en el divorcio no pueden conmover a los que
sean de titularidad de terceros.
Cuando se trata del divorcio y la separación de bienes es la ley de fondo, por la existencia de la sociedad
conyugal, la que determina y acuerda la máxima verosimilitud del derecho para la traba de medidas cautelares
(art. 722, Cód. Civ. y Com.).
En este orden de ideas afirma la doctrina y jurisprudencia, que las medidas de seguridad dictadas en estos
términos tienen su origen en la ley de fondo y no en la ley procesal (104). Sabido es, que las relaciones
conyugales, aun en su aspecto patrimonial, son distintas a las que se establecen entre los demás acreedores y
deudores contemplados por los códigos procesales en sus artículos sobre medidas precautorias. Es así como por
ello no están sujetas a la ley procesal, salvo en los aspectos que no involucren cuestiones resueltas por el
derecho sustantivo (105). Por lo tanto no se requiere que se acredite la verosimilitud del derecho ni el periculum
in mora (106).
Los cónyuges pueden solicitar medidas precautorias, y esto tiene como fundamento directo y exclusivo en la
ley de fondo y no de las convenciones por ellos otorgadas o en los hechos en cuya virtud las reclamen. Por ello,
cuando se trata del divorcio y la separación de bienes, es la ley de fondo —precisamente por la existencia de la
sociedad conyugal— la que determina y acuerda la máxima verosimilitud del derecho para la traba de medidas
cautelares (107).
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Es así como en el marco del planteo de una demanda de nulidad o de divorcio, las partes puede obtener
medidas de carácter provisional tendientes a restringir, por un lado, los actos de disposición como, por el otro,
los de administración sobre los bienes integrantes del patrimonio de los cónyuges, con independencia del
régimen patrimonial —separación de bienes o comunidad (108),—, y al mimos tiempo puede ser solicitada la
averiguación judicial de la existencia de otros bienes que tengan ese carácter.
Cabe señalar además, que la extensión de las medidas cautelares que se traban en los juicios de divorcio está
condicionada por la finalidad perseguida de garantizar la integridad del patrimonio de uno de los cónyuges
frente a las facultades de administración del otro, hasta tanto se decida y efectivice la liquidación de la sociedad
conyugal. Por tanto, estas tienden a proteger derechos en expectativa toda vez que la gestión separada de los
bienes de titularidad de cada cónyuge pueda poner en riesgo la división por mitades que para los bienes
gananciales corresponde conforme el art. 1315 del Cód. Civil —actualmente art. 498 Cód. Civ. y Com. (109).
Es el art. 498 por su lado el que establece la división de los gananciales por mitades entre cónyuges, y que
en razón de la misma se puede requerir el amparo de medidas precautorias tendientes a evitar la desaparición de
los bienes y la eventual insolvencia del cónyuge deudor.
Es así como calificada doctrina (110) afirma que: "...La finalidad perseguida por las medidas es garantizar los
derechos que eventualmente pudieran corresponderle al cónyuge que las obtuvo y, particularmente, enfocan a la
protección de la ganancialidad frente al conflicto matrimonial". Continúan afirmando que: "...El art. 473 Cód.
Civ. y Com. advierte que resultan inoponibles al otro cónyuge los actos otorgados por uno de ellos dentro de los
límites de sus facultades pero con el propósito de defraudarlo. Se dirigen también a prevenir que la
administración individual de uno de los cónyuges perjudique los derechos económicos de quien no la ejerce o
que el titular disponga de los bienes afectados por el régimen al que hayan adscripto 'poniendo en peligro,
haciendo inciertos o defraudando' los derechos". Y concluyen en que: "...En el segundo párrafo se establece, sin
nombrarla, la posibilidad de ordenar la realización de inventario subsumida en la frase 'tendientes a
individualizar la existencia de bienes o derechos', figura que es contemplada expresamente en el ordenamiento
procesal nacional en el art. 221 CPCCN".
La jurisprudencia (111) en casos concretos al respecto se ha expedido y es así como La Cámara Nacional de
Apelaciones, Buenos Aires, con fecha septiembre 13 de 2016, determino que el embargo del 50% de los
ingresos del demandado dispuesto en los términos del art. 722 del Cód. Civ. y Com. sean sobre los ingresos
netos y no por todo concepto del giro comercial, pues de lo contrario podría peligrar la continuidad de este
último. Y que las medidas fueron ordenadas por un plazo, conforme al nuevo diseño del art. 722 del Cód. Civ. y
Com. en que se fundan.
En cuanto a la procedencia de este tipo de medias, solo lo es a pedido de parte, en razón de los principios de
igualdad, solidaridad, libertad puestas de manifiesto en la instancia de parte.
Es así como se afirma (112) que: "...Coherentemente con la directiva contenida en el art. 709 Cód. Civ. y
Com., las medidas provisionales respecto de los bienes solo pueden ser requeridas por la parte afectada, y no se
faculta al juez a decretarlas de oficio, justamente por la disponibilidad de los derechos patrimoniales.
Recuérdese que dicho artículo dispone que el impulso oficioso no procede en los asuntos de naturaleza
exclusivamente económica en los que las partes sean personas capaces...".
En cuanto a los plazos, el artículo es explicito cuando establece que "...La decisión que acoge estas medidas
debe establecer un plazo de duración". Dicho plazo, en razón del principio de provisionalidad, propio de la las
tutelas anticipadas, deberá ser fijado por S.S. en su resolución y podrá ser establecido en días, meses, sujeto a
condición resolutoria, y/o ampliado o reducido a petición fundada de las parte.
Es así que se impone al juez que, al conceder la medida provisional sobre los bienes, estipule el plazo de
duración, el término de vigencia de la misma.
Por su parte el art. 723 establece:
IX.2. Artículo 723.- Ámbito de aplicación
Este artículo es aplicable a las uniones convivenciales, en cuanto sea pertinente.
Las uniones convivenciales cuentan al día de hoy con un reconocimiento normativo explícito.
Se trata de uniones basadas en relaciones afectivas de carácter singular, públicas, notorias, estables y
permanentes, en la que dos personas comparten un proyecto de vida en común. Se exige una convivencia
mínima de dos años para su conformación y no su registración para ser reconocidas como tal, si es posible
probar por otros medios su existencia.
Desde una mirada práctica, hacemos bien en referir aquí a las uniones conformadas libremente por dos

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personas con independencia de su sexo u orientación sexual. A través de las normas que las ilustran el Estado
reconoce y vela por los derechos y obligaciones mutuas de las personas unidas bajo dicha figura legal. Es así
como la unión permite gozar de derechos tales como: el derecho de incorporar a la pareja a la obra social, recibir
una pensión, solicitar vacaciones en el mismo período, pedir créditos bancarios conjuntos y obtener licencias en
caso de enfermedad de alguno de aquellos.
El art. 519 reconoce el deber de asistencia mutua, el art. 522 contempla la restricción a la disponibilidad de
la vivienda común y los enseres o muebles indispensables. El art. 526 hace posible la atribución del inmueble
que constituyó la vivienda común en la unión a alguno de los convivientes. Y los art. 513 al 517 refieren a la
atribución del hogar, a la división de los bienes obtenidos con el esfuerzo mutuo y a la realización de pactos
sobre la contribución a las cargas del hogar durante la unión, y para el caso de ruptura (113).
En estos casos es aplicable la norma referida.
X. Medidas cautelares y protectorias durante el juicio de separación judicial de bienes Código Civil y
Comercial (artículo 477)
Aquí analizamos los casos de medidas cautelares y protectorias dictadas durante el juicio de separación
judicial de bienes:
X.1. Artículo 479. Medidas cautelares
En la acción de separación judicial de bienes se pueden solicitar las medidas previstas en el art. 483.
La separación de bienes se encuentra regulada en el art. 477. Separación judicial de bienes La separación
judicial de bienes puede ser solicitada por uno de los cónyuges: a.) si la mala administración del otro le acarrea
el peligro de perder su eventual derecho sobre los bienes gananciales; b.) si se declara el concurso preventivo o
la quiebra del otro cónyuge; c.) si los cónyuges están separados de hecho sin voluntad de unirse; d. si por
incapacidad o excusa de uno de los cónyuges, se designa curador del otro a un tercero. Conforme Código Civil
y Comercial de la Nación - libro segundo - Relaciones de familia - Título II. Régimen patrimonial del
matrimonio. Capítulo II. Régimen de comunidad. Sección 5º. Extinción de la comunidad).
Aquí las medidas tienen como finalidad: "...evitar o limitar las posibilidades de accionar del cónyuge
demandado en procura de resguardar el valor económico de los bienes de aquel manteniendo la intangibilidad
del patrimonio, y se complementan con la protección cautelar genérica estatuida en las normas procesales,
conforme lo regula el art. 483 Cód. Civ. y Com. ...Las medidas protectorias autorizadas por la norma glosada
tienen su paralelo con aquellas de idéntico fin, que los cónyuges pueden requerir deducida la acción de nulidad
o de divorcio, o antes, en caso de urgencia (art. 722 Cód. Civ. y Com.)" (114).
El art. 483 Cód. Civ. y Com. refiere:
X.2. Artículo 483
Extinción del régimen matrimonial en vida de ambos cónyuges: Medidas Protectorias. En caso de que se
vean afectados sus intereses, los partícipes pueden solicitar, además de las medidas que prevean los
procedimientos locales, las siguientes:
a) la autorización para realizar por sí solo un acto para el que sería necesario el consentimiento del otro, si la
negativa es injustificada;
b) su designación o la de un tercero como administrador de la masa del otro; su desempeño será regido por
las facultades y obligaciones de la administración de la herencia.
Es aquí donde el código contempla dos casos puntuales a saber:
El primero de ellos faculta al cónyuge administrador a solicitar la autorización judicial en caso de negativa
injustificada del otro a prestar su asentimiento.
El segundo contempla la posibilidad de solicitar se excluya al otro de la administración de los bienes por él
adquiridos. La norma no lo aclara, más entendemos que ella solo podrá otorgarse cuando los actos de
administración del titular pongan en peligro la participación del solicitante sobre esos bienes, ya que de no ser
así la medida no tendría justificación.
Por un lado, en cuanto a antecedentes jurisprudenciales, encontramos manifestaciones contempladas en
diversos fallos, como las siguientes:
1) El embargo sobre los bienes muebles existentes en el domicilio del marido fue pertinente incluso respecto
de bienes que serán inembargables para terceros acreedores siempre que sean susceptibles de integrar la
liquidación de la sociedad conyugal (115).

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2) Si bien la inhibición general que autoriza en el Cód. Civil procede cuando no se conocen con precisión
los bienes del demandado o existe la posibilidad de que además de los conocidos existan otros; para la
obtención de tal medida no resulta necesaria la prueba fehaciente de actos del marido en perjuicio de la sociedad
conyugal (116).
Por el otro, la doctrina se ha expedido afirmando que: "...Las medidas reguladas en este artículo integran el
conjunto de remedios (arts. 470, 473, 479 y 722 Cód. Civ. y Com., reconocido en el proceso judicial de
separación de bienes, con la demanda de divorcio, nulidad y aún antes de aquellas) que el Código establece con
el objeto de asegurar el derecho del cónyuge a participar en la mitad de los gananciales que se encuentran bajo
la masa de administración del otro frente al peligro de que este comprometa dichos bienes en su perjuicio
durante el periodo de indivisión postcomunitaria. Procuran resguardar la intangibilidad del valor del patrimonio
sujeto a división así como asegurar la oportuna compensación a que podría ser acreedor el peticionante, de
mediar la existencia de créditos propios..." (117).
Por su parte la doctrina sostiene que en estos casos: "...La tutela alcanza, en principio, a los bienes
gananciales, pero puede extenderse sobre los bienes propios de uno de los esposos cuando se justifique —por
ejemplo, eventuales derechos de recompensa u ocultación de gananciales—. En caso de duda sobre el carácter
propio o ganancial del bien, no corresponde su previa dilucidación, atento a la presunción de ganancialidad del
art. 466 Cód. Civ. y Com., por lo que debe ordenarse su despacho favorable... Aceptada por el Código la
sustitución del cónyuge (o excónyuge) administrador, se impone resaltar que será una providencia excepcional,
viable cuando se configure un peligro cierto para los derechos del no administrador..." (118).
XI. Secuestro
Procede cuando el embargo no asegurase de por sí el derecho invocado y siempre que sea indispensable
proveer a la guarda o conservación de los bienes objeto de la cautela.
Es una medida de excepción que exige una ponderación más severa de los recaudos que hacen a su
viabilidad.
XII. Inventario de bienes
XII.1. Artículo 722 del Código Civil y Comercial
Como ya vimos, este artículo determina la procedencia de medidas de seguridad antes (urgencia) o durante
el divorcio o accion de nulidad, estableciendo la posibilidad de ordenar las medidas tendientes a "individualizar
la existencia de bienes o derechos de que fueran titulares los cónyuges".
Es por ello que puede ordenarse, a pedido de parte, un inventario de los bienes existentes en el hogar
conyugal, o en el actual del demandado o en el de un tercero.
Puede también ordenarse el avalúo de los bienes inventariados.
Resulta útil para determinar la composición del haber ganancial y evitar la desaparición de los bienes
muebles de fácil realización.
Puede realizarse con intervención de escribano u oficial de justicia y ordenarse simultáneamente el embargo
del 50% de los bienes muebles de la sociedad conyugal.
XIII. Prohibición de innovar y medida innovativa
En estos casos son los art. 483 del CPC y 230 del CPC los que refieren a la prohibición de innovar y medida
innovativa.
Cuando existiese peligro de que si se mantuviese o alterase la situación de hecho o de derecho durante el
transcurso del juicio, la sentencia pudiese tornarse inocua o de muy difícil o imposible cumplimiento y cuando
ello no pudiese evitarse por medio de otra medida cautelar.
Puede ser útil para evitar la realización de actos materiales que puedan disminuir el patrimonio general de la
sociedad conyugal. Por ejemplo, demolición de construcciones valiosas, el levantamiento de nuevas
construcciones, etc.
XIV. Medida cautelar genérica o innominada
Aquí el art. 484 del CPC, y el 232 del CPCN son los que debemos tener en cuenta en el caso de la medida
cautelar genérica o innominada.
Fuera de los casos previstos en los ordenamientos sustanciales o procesales, quien tuviere fundado motivo
para temer que durante el tiempo anterior al reconocimiento judicial de su derecho, este pudiera sufrir un
perjuicio inminente o irreparable, podrá solicitar las medidas que, según las circunstancias fueren las más

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APTAS para asegurar provisoriamente el cumplimiento de la sentencia.


Como ejemplo citamos el fallo "Fregiati - exp 3589/08" 2008 del Dr. Dutto (119).
XV. Medida cautelar genérica o innominada
El ordenamiento sustancial también prevé la posibilidad de dictar medidas cautelares genéricas en los juicios
de separación personal o divorcio vincular, que tienen por objeto proteger el patrimonio de la sociedad conyugal
en miras a su disolución.
La disposición contenida en el art. 722 Cód. Civ. y Com. autoriza el dictado, aún antes de iniciado el juicio
de separación personal o divorcio vincular de "medidas de seguridad idóneas" para evitar que la administración
o disposición de los bienes de uno de los cónyuges pueda poner en peligro, hacer inciertos o defraudar los
derechos patrimoniales del otro.
Tal como está redactada esta norma, importa una verdadera tutela genérica, abierta, que posibilita la
concesión de cualquier medida idónea tendiente a preservar la integridad o intangibilidad del patrimonio
ganancial.
Si bien el juez puede disponer en forma discrecional el otorgamiento de alguna de estas medidas, conservan
su naturaleza "cautelar", por lo que para su procedencia se requerirá el cumplimiento de los presupuestos de
verosimilitud del derecho invocado y la acreditación del peligro en la demora, nos remitimos al análisis ya
efectuado del art. 722 Cód. Civ. y Com.
XVI. Procedimiento. La experiencia en la provincia de Córdoba
En la provincia de Córdoba es la ley 10.305 - ley de procedimiento del fuero de familia la que en su
Capítulo VIII, referido a Medidas provisionales, en la Sección Única regula el trámite de las medidas
provisionales en dos supuestos: en art .73 las personales — en el art. 74 las patrimoniales.
XVI.1. Oportunidad
En cuanto a la oportunidad la norma regula tres alternativas para el planteo, a saber:
1) Antes de la demanda o petición art. 74 ley 10.305: 10 días a la traba de la medida promover acción. Si
requiere etapa prejurisdiccional dentro de los 10 días y luego demanda dentro de los 10 días, etc.
2) Con la demanda o promoción de la acción.
3) Durante el trámite.
XVI.2. Trámite
En cuanto al trámite, la ley le da un Tramite sumario con despacho Inaudita parte o no en su Capítulo VIII -
Medidas Provisionales - Sección Única - Trámite.
Según el caso las normas establecen:
En cuanto a las personales:
El art. 73.- Las medidas provisionales personales a las que se refiere el art. 21 inc. 3º) de la presente Ley se
tramitarán en una audiencia en la que se aportarán todas las pruebas que hayan de valerse. El juez resolverá
denegando u ordenando las medidas, según corresponda, en la misma audiencia. En caso de urgencia o cuando
las circunstancias del caso lo justifiquen, el juez puede ordenar medidas inaudita parte con anterioridad a la
audiencia. Contra esta resolución procederá el recurso de apelación sin efecto suspensivo.
XVI.3. Competencia - ley 10.305 - Sección III -Competencia Funcional de los Jueces de Familia
En cuanto a la competencia la norma específica que: Art. 21.- Los Jueces de Familia entienden:...3) En las
medidas provisionales de alimentos, litis expensas, régimen de comunicación, exclusión del hogar y cuidado
personal de niñas, niños y adolescentes y cualquier otra de resguardo de la persona en el contexto familiar; en
las medidas autosatisfactivas y en las patrimoniales.
XVI.4. Patrimoniales - Caducidad
En el caso de las patrimoniales es la misma ley 10.305 - Capítulo VIII - Medidas Provisionales - Sección
Única Trámite que en su art. 74 dispone:
Art. 74.- Patrimoniales. Caducidad Si la medida provisional se hubiera decretado antes de la demanda o
petición, el solicitante debe promover la acción dentro de los diez [10] días posteriores a la traba de la medida.
En caso de que la acción requiera el cumplimiento de la etapa prejurisdiccional, esta debe iniciarse dentro de
los diez [10] días de registrada la medida. Finalizada la etapa prejurisdiccional la acción debe promoverse en
igual plazo. Vencidos los plazos previstos, el afectado puede pedir la cancelación de la medida. Del pedido se
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dará vista al solicitante bajo apercibimiento de tenerlo por conforme con la petición. El Tribunal ordenará la
cancelación si el peticionante no acreditare, en el plazo de la vista, haber dado cumplimiento a los
requerimientos de la presente norma. En tal caso son a cargo del peticionante las costas de la cancelación.
Contra esta resolución procederá el recurso de apelación sin efecto suspensivo.
Así es como la Ley de Procedimiento de Familia de la provincia de Córdoba, ley 10.305, regula el instituto
en su articulado.
XVII. Derecho comparado
Con el fin de poner la mirada en la normativa foránea es que podemos advertir distintos modos de
regulación.
En el caso de la legislación española, es la ley 1/2000, de 7 de enero, de Enjuiciamiento Civil la que prevé
un nuevo sistema de medidas provisionales que supone un cambio en la actitud legisladora, superándose el
espíritu de la ley de 1981, absorta en la problemática de la causalidad de la ruptura y de la eficacia de las
resoluciones canónicas, y por tanto ajena a la importancia de las medidas aparejadas a la ruptura matrimonial.
En dicha ley se regulan los procesos matrimoniales junto a los llamados "de menores" en el título primero
—sobre los procesos de capacidad, filiación, matrimonio y menores— del libro IV, así una importante novedad,
consistente en el otorgamiento de una vía procedimental especial fuera del proceso matrimonial para la
determinación de alimentos o la potestad de guarda relativas a los hijos menores, en la que además será
aplicable el procedimiento de medidas provisionales de los procesos matrimoniales.
En relación con la distinción entre medidas previas y coetáneas, es curioso el sistema introducido por la ley
de 2000, pues por un lado se identifica el procedimiento para la obtención de las medidas previas y de medidas
coetáneas, y por otro se introduce un trámite para el otorgamiento de medidas urgentes.
De esta forma, en la nueva Ley de Enjuiciamiento Civil Española se distinguen por su tramitación dos clases
de medidas provisionales: las previas urgentes, del art. 771.2, y las provisionales, que a su vez se pueden
solicitar en dos momentos procesales diferentes, por lo que se pueden calificar de previas y de coetáneas, si bien
ambas siguen las mismas normas de procedimiento, salvo en lo relativo a la competencia, que es diferente,
cuestión que puede acarrear problemas en la práctica.
Entre los ordenamientos de los países europeos se observa solo en algunos casos la existencia de diversas
categorías de medidas provisionales.
En Italia existen medidas que se diferencian por el momento y el juez que las dicta, mientras que su
contenido es análogo, así, las medidas provisionales (provvedimenti temporanei e urgenti) que pueden ser
dictadas por el presidente (provvedimenti presidenziale) o por el juez Instructor, que también puede modificar
las dictadas por el presidente. Las medidas presidenciales no pueden ser identificadas con las medidas previas o
provisionalísimas, puesto que las primeras se dictan una vez presentada la demanda y, aunque se concedan tras
la primera comparecencia, se asimilan en mayor grado a nuestras medidas coetáneas en el resto de su regulación
(120).

En el derecho francés se observan dos grupos de medidas provisionales dependiendo del momento en que se
soliciten, pues podrá estar la competencia del juez limitada a la adopción de determinadas medidas: entre el
período entre la presentación de la requete iniciale y la designación del juez de familia como juez del asunto, el
juez de familia es juez de los référés, pero solo respecto de las medidas que el art. 257 del Cód. Civil le permite:
puede facultar a los esposos a vivir separados y tomar ciertas medidas conservativas. Para adoptar otras medidas
sería competente el juez de los référés. Después de la distribución del asunto, el juez de familia goza de su papel
absoluto de juez "de la mise en état", que incluye las competencias del de los référés, del juez conciliador y del
juez regulador del procedimiento (121).
En Portugal tampoco existe clasificación de las medidas por el contenido, momento o juez competente, pues
este puede acordar en cualquier momento del proceso, ya sea por iniciativa propia o a requerimiento de alguna
de las partes, un régimen provisional sobre alimentos, ejercicio del poder paternal sobre los hijos y utilización
de la vivienda familiar (art. 1407.7 Cód. Proc. Civil) (122).
XVIII. Conclusión
Como hemos podido apreciar, en los procesos de familia las medidas provisionales adquieren un peculiar
contorno que las distinguen de las cautelares tradicionales típicamente dispositivas, propias del proceso civil.
Los órganos jurisdiccionales o la propia legislación al regular medidas precautorias - autosatisfactivas -
tutela anticipada - u otras, en este tipo de procesos deben velar por lograr la protección integral no solo del
peticionante de la medida, sino de cada uno de los miembros del grupo familiar.

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Cada uno de los cónyuges, convivientes, progenitores, hijos o parientes en general, puede ser sujeto activo o
pasivo de alguna de estas medidas, por lo que el juez al otorgarlas, tiene que tener en cuenta al grupo familiar en
su integralidad, adoptando la que mejor se ajuste a las circunstancias del caso, tratando de lograr un equilibrio
entre dos intereses en juego: el de asegurar o preservar los derechos del peticionante y no el de no perjudicar en
demasía con su dictado al sujeto pasivo de la tutela otorgada.
Como bien conocemos, y ya afirmaba el maestro Morello (123), hoy ya no basta con dar a cada uno lo suyo,
es necesario también que se lo dé en tiempo y forma Justicia tardía es injusticia.
En este ámbito del derecho, el derecho de familia y su procedimiento, el factor tiempo posee especial
resonancia.
Con el fin de encuadrar las medias provisionales en relación al mundo de lo cautelar y sus variantes es
importante traer a colación lo que ya años atrás se manifestaba en los ámbitos académicos. En tal sentido, la
conclusión nro. 4 del tema 2 de la Comisión Nº 2 del XVII Congreso Nacional de derecho Procesal (Santa fe,
junio de 1995) ya refería que: "La categoría de proceso urgente es más amplia que la de proceso cautelar. Así, la
primera comprende también las denominadas medidas autosatisfactivas y las resoluciones anticipadas" (124).
Como calificadamente afirmara el Dr. Roland Arazi (125), el juez, en todos los casos, tiene que valorar el
conflicto que existe ante la urgencia en adoptar la medida y es allí cuando adoptará el trámite que más se adapte
a las circunstancias del proceso y cause el menor perjuicio posible a las partes.
A modo de colofón solo nos quedamos las palabras de nuestro maestro Morelllo (126): "Para que el debate
judicial tenga sentido, las respuestas de la justicia no pueden llegar tarde ni mal. La cuña de la eficacia, que
representa la anticipación de la tutela, es una de las contribuciones de nuestro tiempo a que ella se haga realidad,
o esté más cerca de concretarse. Lo que no es poco".
XIX. Doctrina recomendada
-GOZAINI, Osvaldo, "Código Procesal Civil y Comercial de la Nación, anotado con jurisprudencia y
concordado con el Código Procesal Civil y Comercial de la provincia de Buenos Aires", prólogo del Dr.
ALVARADO VELLOSO, Adolfo, Ed. La Ley, Buenos Aires, 1988, p. 396. ISBN 950-527-044-5.
-GOZAINI, Osvaldo, "Derecho Procesal Civil", vol. 2. Demanda, prueba, sentencia, recursos, medidas
cautelares y nulidades, 1992, ps. 473 a 904, ISBN 950-574-091-3.
-GOZAINI, Osvaldo, "Teoría general del Derecho Procesal", Ed. Ediar, Buenos Aires, 1996, p. 335. ISBN
950-574-106-5.
-GOZAINI, Osvaldo, "Elementos de Derecho Procesal Civil", Ed. Ediar, Buenos Aires, 2005, p. 690, ISBN
950-574-182-0.
-GOZAINI, Osvaldo, "Tratado de Derecho Procesal Civil", Ed. La Ley, Buenos Aires, 2009, t. I (Teoría
general del derecho procesal. Medidas cautelares), p. 911, t. II: Garantías, principios y reglas del proceso civil.
Actuaciones Procesales (977 páginas), t. III: Procesos constitucionales, especiales y voluntarios (878 páginas), t.
IV: Prueba. Alegatos. Conclusión de la causa. Sentencia (949 páginas), t. V: Recursos y Ejecuciones (1001
páginas), ISBN 978-987-03-1458-5.
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(*) Especialista en Derecho de Familia, Profesora Universidad UE S 21 grado y posgrado, Profesora
Universitaria UNC posgrado, Doctorando en derecho procesal, abogada Ministerio de Justicia y Derechos
Humanos-Senaf Pcia. de Córdoba.
(1) En igual sentido amplia: OTEIZA, "El Juez ante la tensión entre la libertad e igualdad", p. 224.
(2) En igual sentido: ROSALES CUELLO, Ramiro, "Constitución, prueba y el rol del Juez en el proceso
justo", RDP 2005-1 Prueba — I Ed. Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2005, p. 65.
(3) Al decir de Morello, Augusto M., en numerosas de sus obras.
(4) CS, "Colalillo, Domingo c. Compañía de Seguros España y Rio de la Plata", Fallos 238:550.
(5) CS, "Oilher", Fallos 338:550.
(6) PEYRANO, Jorge W., "La seguridad jurídica...", Jurisprudencia Santafesina, nro. 25, p. 135.
(7) PEYRANO, Jorge W., ob. cit., Jurisprudencia Santafesina, nro. 24, p. 140.
(8) Conf. ARAZI ROLAND, en "Medidas cautelares en las ejecuciones fiscales" citando a CARNELUTTI,
Francesco, Instituciones del proceso civil, Sentís Melendo, S. tr., Ed. Ejea, Buenos Aires, 1973, vol. I, p. 86,
nro. 44.

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(9) Conf. PEYRANO, Jorge W., "Lo urgente y lo cautelar", JA 1995-I-899. El Dr. Jorge Peyrano, mentor y
motor jurídico de esta herramienta, señala que lo urgente es distinto y más amplio de lo cautelar.
(10) Conf. PEYRANO, Jorge W., "Vademecum de las medidas autosatisfactivas", JA semanario 3-4-95.
(11) La postura que sustentamos dará cabida a innumerables situaciones vinculadas al ámbito del derecho
patrimonial: al daño temido del art. 2499 del Cód. Civil; a las molestias derivadas de la relación de vecindad
previstas en el art. 2618; a los interdictos y acciones confesorias y negatorias (arts. 2795 a 2799 y 2800 y 2804
del Cód. Civil) al desahucio del intruso en el juicio de desalojo, entre muchas otras; ya que el derecho se inclina
más por la presunción del daño que por su indemnización y es precisamente en esta función preventiva del
"derecho de daño" que la medida autosatisfactiva puede cumplir un papel fundamental.
(12) MORELLO, Augusto, "Anticipación de la Tutela", Ed. Librería Editora Platense, La Plata, 1996.
(13) ARAZI, Roland, trabajo ponencial en ocasión del XIX Congreso Nacional de Derecho Procesal,
Corrientes, agosto de 1997.
(14) Conf. MORELLO, Augusto M., "La cautela material", JA 1992-IV-314 y PEYRANO, Jorge, "La
medida cautelar innovativa como anticipo de la sentencia de mérito", JA 1993-T-II-794.
(15) Así ya se legisla puntualmente sobre la anticipación de la tutela, por imperio de las circunstancias.
(16) Material a tener en cuanta sobre la cuestión:1) PEYRANO, Jorge W., ver su trabajo publicado en JA
1995-I-899.2) DE LOS SANTOS, Mabel A., "Resoluciones Anticipatorias y Medidas autosatisfactivas", JA
22-10-97, p. 17 y ss.3) MORELLO, Augusto, "Anticipación de la tutela", Ed. Platense, La Plata, 1996, p. 59.4)
PEYRANO, Jorge W., "Informe sobre las medidas autosatisfactivas", LA LEY Secc. Doctrina titulado, t. 1996
A.5) Terminología que fue aceptada por ANDORNO, Luis en "El denominado proceso urgente (no cautelar) en
el Derecho Argentino como Instituto similar a la acción inhibitoria del Derecho Italiano", JA 1995-II-887 por
RÍOS, Gustavo A., en El proceso civil y los proyectos de reforma. Jaque a la pendencia, en libro de ponencias
XVIII Congreso Nacional de Derecho Procesal, Santa Fe, junio de 1995, p. 431.6) Comentario de PEYRANO,
Jorge W. en "Informe sobre las medidas autosatisfactivas", LA LEY, 1996-A, Sección Doctrina, p. 1000 y ss.7)
KEMELMAJER de CARLUCCI, Aída, "La medida autosatisfactiva, instrumento eficaz para mitigar los efectos
de la violencia intrafamiliar", JA nro. 6100, Buenos Aires, Julio 29 de 1998.
(17) ARAZI, R., "Tutela anticipada" comentario al fallo "Camacho Acosta M. C- Grafi Graf. SRL y otros",
CS 07/08/1997, RDP, Ed. Rubinzal-Culzoni, p. 385.
(18) Fallos de los tribunales marplatenses que directa o indirectamente han acogido pedidos de tutela
anticipatoria.1) Causa "Mechulan María E. c. Mechulan Leonardo s/ régimen de visitas" resuelta por el Dr.
Novelli (titular del Juzg. 1ª Inst. Civ. y Com. Nº 12). Allí se ordenó al accionado en calidad de "medida
anticipatoria" que restituya la menor a su madre en el término de 24 horas, interpretando que la guarda o
tenencia de menores participan de la categoría de las medidas anticipatorias, con la particularidad de que tienden
a tutelar prevalentemente el interés de los menores, antes que el de las propias partes principales.2) Causa
"Acidecon c. obras sanitarias sociedad de estado s/acción de amparo", nro. 106.260, RSI 311/98m 27/4/98, Sala
II de la CCiv. y Com. Acogió la cautela solicitada por la accionante consistente en que se ordene a la accionada
que se abstenga de ejercitar su facultad de interrumpir el suministro de agua cuando esta intima a cancelar en un
plazo abusivo toda vez que el agua potable es un elemento que hace a la vida y salud de las personas,
constituyendo un derecho de raigambre constitucional (arts. 20, 28, 36 apart. 8º y 38 de la Constitución
Provincial).3) Causa "Franco Candido c. Blascow Ricardo s/ desalojo", nro. 108.887, RSI 325/99 del
15/04/1999, Sala II CCiv. y Com. Allí se concedió bajo la figura de la medida "innovativa" la entrega inmediata
del inmueble cuya desocupación se perseguía con el proceso de desalojo. Corresponde aclarar que tal medida
tiene expresa recepción legislativa en el art. 676 bis incorporado por ley 11.443, que impone como condiciones
para su otorgamiento la existencia de traba de litis; caución real; acreditación de verosimilitud en el derecho y el
riesgo de sufrir un perjuicio irreparable.Nota: A modo de escueta reseña referiremos a la tutela anticipatoria en
el derecho comparado y en nuestro sistema afirmando que: Encontramos antecedentes de la tutela anticipada en
el Código Procesal Civil y Comercial de la Pampa, el Código Procesal Civil Brasileño, Código Procesal Civil
Modelo para Iberoamérica 1988, Código Gral. Del Proceso uruguayo 1989 art. 317, Código Procesal Civil
Italiano art. 700 y art. 381 del Código procesal Civil de Portugal. El código italiano de 1942 en su art. 700
consagra las tutela anticipatoria, condicionando su concesión a la circunstancia de que el actor invocare motivos
suficientes de temer que durante el tiempo que demande el juicio en la vía ordinaria podría experimentar un
perjuicio inminente e irreparable, este podrá requerir una providencia de urgencia al juez a fin de que permita
asegurar mediante la vía más idónea provisionalmente el efecto de la decisión sobre el mérito. El art. 273 del
Código Procesal del Brasil prevé la sentencia anticipatoria siempre que exista pruebas inequívocas (fuerte grado
de probabilidad) que convenzan de la verosimilitud de su alegación y siempre y cuando: 1º: Haya fundado
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temor de daño irreparable o difícil reparación, o 2º: quede caracterizado el abuso del derecho de defensa o el
manifiesto propósito dilatorio del demandado. A su vez la sentencia anticipatoria reúne las siguientes
condiciones: 1º) debe indicarse de modo claro y preciso las razones del juez para otorgar dicha sentencia
anticipatoria; 2º) No se concederá esta siempre que exista peligro de la irreversibilidad de la misma; 3º) se dicta
por cuenta y responsabilidad del actor, y bajo caución obligándose a reparar los daños que pudiere causar 5º) el
proceso continuará hasta su sentencia final que confirmará o bien dejará sin efecto la sentencia anticipatoria
dictada con anterioridad. Resulta un antecedente más que interesante el art. 375 de nuestro Código civil, al
vislumbrar ya por esos tiempos nuestro codificador la conveniencia de atender de manera urgente y en decisión
anticipada la pretensión alimentaria, estableciendo en dicho artículo, parte segunda que en el proceso de
alimentos desde el principio de la causa o en el curso de ella, el juez decretará a la prestación de alimentos
provisorios para el actor y las expensas del pleito, si se justifica absoluta falta de recursos. Se advierte
fácilmente las razones de "urgencia": los alimentos, que requieren pronta tutela, por lo que la medida
anticipatoria habrá de ser asemejable, sino idéntica a la definitiva. Al decir del maestro Morello en estos casos
"se trata de atender (cubrir, satisfacer) la misma necesidad (la que se origina en la circunstancia de carecer de
alimentos) aflora en el comienzo del proceso o mientras avanza en su iter, pero conlleva la esencia y
característica de lo que va a contemplar la sentencia final". En realidad en nuestro sistema, al no existir
regulación específica, es posible su planteo mediante el encuadre de la cautelar genérica que prevén los códigos
de procedimientos del país.
(19) Téngase presente a los fines de su consulta: GOZAINI, Osvaldo A., "Elementos de derecho procesal
civil." cátedra de Derecho Procesal Civil, Buenos Aires, Ed. Ediar, 2005; PEYRANO, Jorge, "El dictado de
decisiones judiciales anticipadas el factor evidencia", LA LEY 2011-B, 773; BERIZONCE, Roberto, "Tutelas
procesales diferenciadas", Ed. Rubinzal-Culzoni, CARBONE, Carlos A., "Tutela judicial efectiva y el nuevo
principio procesal: la razón del actor ante la urgencia y la evidencia", ED 245-1002; BERIZONCE, Roberto, "El
principio de legalidad bajo el prisma constitucional", LA LEY 2011-E, 1144.
(20) Así lo afirme nuestro jurista Colombo en el "Tratado de las medidas cautelares".
(21) CALAMANDREI, "Introducción...", p. 36 y ss.
(22) Eje: HERRERO GARCÍA, "Las medidas provisionales en la crisis matrimonial", Revista de Derecho
Notarial, nro. 0115. 1982. p. 156.
(23) LACRUZ BERDEJO, "Elementos...", p. 267.
(24) Conf. SOLETO, Elena, "Las medidas provisionales en los procesos de familia", Ed. Tirant lo Blanch,
Valencia, 2002.
(25) RIVERO HERNÁNDEZ, "Comentarios a las reformas del derecho de familia", vol. 11, art. 102 (con
Amorós. Bercovitzet allii), Madrid, 1984, p. 655 estima que "el coincidir en algún aspecto con las medidas
cautelares procesales o el participar en alguna nota típica de éstas, no prejuzga esa naturaleza. y menos hoy en
que en algún caso no demasiado raro ya la intervención judicial pudiera limitarse a la mera aprobación del
acuerdo que los cónyuges presenten al juez junto con su demanda conjunta —o en su caso la propuesta del uno
y con el consentimiento ulterior del otro—". Conf. SOLETO, Elena, "Las medidas provisionales en los procesos
de familia", Ed. Tirant lo Blanch, Valencia, 2002.
(26) El mismo problema se plantea la doctrina italiana. CARNELUTTI, "Instituciones del proceso civil",
Buenos Aires, 1989, t. III, p. 289, se inclina por la naturaleza cautelar de las medidas, mientras que para otros
como MANDRIOLI, "Corso di diritto processuale civile", Turín (Italia), 1990, t. III, p. 220, el carácter
predominante es el anticipatorio: "...e destinata ad operare fino a quando la sentenza che pronuncia la
separazione non sostituira al regime provvisorio un re gime definitivo o ido neo a divenire tale —salva
l'eventuale protazione della sua efficacia in caso di estinzione del giudizio—". Conf. SOLETO, Elena, "Las
medidas provisionales en los procesos de familia", Ed. Tirant lo Blanch, Valencia, 2002.
(27) LÓPEZ ALARCÓN, "El nuevo sistema matrimonial español", Madrid, 1983, p. 387 y ss.: "Si la
provisionalidad de estos efectos y medidas aparece bien definida... no sucede así con la nota que se les atribuye
de medidas cautelares, sobre todo porque su heterogeneidad se resiste a una calificación unitaria..." "...en su
conjunto orgánico, los efectos y medidas provisionales tienen naturaleza cautelar... En este aspecto, las medidas
provisionales organizan cautelarmente la situación del matrimonio disociado para facilitar su posterior
reorganización sobre las medidas definitivas". "Todas y cada una de las medidas provisionales... cumplen una
función de las asignadas al proceso cautelar... pues anticipan, facilitan o posibilitan la ejecución de las medidas
a adoptar en sentencia. Por otro lado, concurren en estas medidas las características que los procesalistas
atribuyen a las cautelares: antelación para proveer riesgos futuros. Instrumentalidad, temporalidad y
homogeneidad...". Entre los que otorgan a estas medidas un carácter mixto. GONZÁLEZ — CUÉLLAR

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SERRANO, "Las medidas provisionalísimas en las crisis matrimoniales", Justicia 89, p. 390, considera que las
medidas previas gozan de una naturaleza mixta en virtud de la doble finalidad que persiguen: "remover los
obstáculos que puedan alzarse en el ejercicio del derecho de acción y asegurar la igualdad de ambos consortes
en cuanto a los medios materiales de que dispondrán en el proceso"; y de naturaleza cautelar, y que existen
algunas que son medidas cautelares en sentido estricto. Así, las de los arts. ###faltante###1 03 aparts. 2º y 3º
(las medidas cautelares tendentes a asegurar las medidas de atribución de la vivienda, ajuar y contribución a las
cargas). Conf. SOLETO, Elena, "Las medidas provisionales en los procesos de familia", Ed. Tirant lo Blanch,
Valencia, 2002.
(28) HERCE QUEMADA, "Derecho Procesal Civil", vol. 11, Juicios y procedimientos especiales.
Ejecución procesal. Jurisdicción voluntaria (con Gómez Orbaneja), Madrid, 1979, p. 243. También consideraba
cautelares las medidas provisionales relativas a la mujer casada, así como aquellas otras relativas a los hijos de
familia, englobadas todas ellas entre las medidas cautelares en relación con las personas, siguiendo a PRIETO
CASTRO, "Derecho concursal...",·p. 223, que ya indicaba que las medidas en relación con los hijos de familia
tenían naturaleza cautelar. Finando la atención en la Europa continental se puede consultar: GÓMEZ DE
LIAÑO, "El proceso civil...", ob. cit., p. 549. MONTES REYES, "El proceso matrimonial...", ob. cit., p. 213 y
ss. SANZ VIOLA, "Las medidas previas a la interposición...", p. 1018; VALLS GOMBAU, también las
considera cautelares; "Las medidas cautelares reguladas en las leyes especiales" en Las medidas cautelares,
Consejo General del Poder Judicial, Madrid, p. 371, así como VEGA SALA, "Matrimonio: procesos de nulidad,
separación y divorcio" en Los procesos en los Juzgados de familia, Barcelona, 1993, p. 13. ROMERO
COLOMA, "El matrimonio y sus crisis...", p. 256. Así como en "Aspectos procesales...", p. 55, o VÁZQUEZ
SOTELO, "La construcción del proceso cautelar en el derecho procesal civil español", Jornadas sobre la
reforma del Proceso Civil, Madrid, 1990, p. 331, y CALDERÓN CUADRADO — ORTELLS RAMOS, "La
tutela judicial cautelar...", p. 104. SOLETO, Elena, "Las medidas provisionales en los procesos de familia", Ed.
Tirant lo Blanch, Valencia, 2002.
(29) CORTÉS DOMÍNGUEZ, "Derecho Procesal Civil", Madrid, 2000, p. 583, considera que no cumplen
la función de asegurar la efectividad total de la sentencia de condena que pudiera dictarse, y que por el contrario
tienden a imponer una situación provisional que permita la existencia misma del proceso y que posibilite con
normalidad, y sin presiones externas, el ejercicio de los derechos constitucionales SOLETO, Elena, "Las
medidas provisionales en los procesos de familia", Ed. Tirant lo Blanch, Valencia, 2002.
(30) CALAMANDREI, "Introducción...", p. 48 y 49, ya este efecto, cita entre las providencias innovativas
la de separación personal de los cónyuges o de pago de alimentos al cónyuge.
(31) SOLETO, Elena, "Las medidas provisionales en los procesos de familia", Ed. Tirant lo Blanch,
Valencia, 2002, p. 60.
(32) Conf.: HERRERA, Marisa — CARAMELO, Gustavo — PICASSO, Sebastián, "Código Civil y
Comercial comentado", Editorial Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, Sarmiento 329, CP
1041AFF, CABA. Editado por la Dirección Nacional del Sistema Argentino de Información Jurídica.
(33) HERRERA, Marisa — CARAMELO, Gustavo — PICASSO, Sebastián, ob. cit.
(34) KEMELMAJER DE CARLUCCI, Aída, "Principios procesales y tribunales de familia", JA 1993, IV,
676. HERRERA, Marisa — CARAMELO, Gustavo — PICASSO, Sebastián, ob. cit.
(35) KEMELMAJER DE CARLUCCI, Aída, "Principios procesales y tribunales de familia", JA 1993, IV,
676.
(36) HERRERA, Marisa — CARAMELO, Gustavo — PICASSO, Sebastián, ob. cit.
(37) CALAMANDREI, "Introducción...", p. 48 y ss. A este efecto.
(38) CARNELUTTI, "Derecho procesal...", p. 233 y ss.
(39) CALAMANDREI, "Introducción...", p. 45, considera que la tradicional distinción entre medidas
cautelares y definitivas es incorrecta: sería más adecuado clasificar las medidas entre cautelares y principales, de
acuerdo con la relación de instrumentalidad que las liga.
(40) En el mismo sentido, CALDERÓN CUADRADO, "Las medidas cautelares indeterminadas en el
proceso civil", Madrid, 1992, p. 327, p. 31, indica que la nota característica de las medidas cautelares es la
instrumentalidad, que significa que la medida ha de estar subordinada a la existencia de un proceso principal, y
que su finalidad se concreta en posibilitar que en el momento de dictarse la sentencia correspondiente, esta se
pueda ejecutar en sus términos, por no haberse modificado durante el proceso la situación preexistente.
GÓMEZ de LIAÑO, "El proceso civil", Oviedo, 1996, 3ª ed., p. 547, indica que las características de las
medidas cautelares serían la instrumentalidad y la temporalidad, haciendo referencia a la solicitud de parte,
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actuación sumaria y revocabilidad. RAMOS, "Enjuiciamiento...", ob. cit., p. 728 Y 724 y ss., entiende la
naturaleza de las medidas cautelares se basa en que dichas medidas sean instrumento en función de un juicio, y
que sus caracteres generales serían la instrumentalidad, la temporalidad y la anticipación de la ejecución. Conf.
SOLETO, Elena, "Las medidas provisionales en los procesos de familia", Ed. Tirant lo Blanch, Valencia, 2002.
(41) CALAMANDREI, "Introducción...", p. 44, 45 y ss.
(42) ORTELLS, "La tutela judicial...", p. 8 y ss., considera que la instrumentalidad así entendida permite
distinguir las medidas cautelares de la tutela que se dispensa en los procesos sumarios y de la práctica anticipada
o aseguramiento de la prueba. En cuanto a la característica de la instrumentalidad, ORTELLS, "Derecho
jurisdiccional", t. 11 (con Montero, Gómez Colomer y Montón Redondo), Valencia, 1997, p. 633.
(43) Tales como: GASCÓN INCHAUSTI — CORTÉS DOMÍNGUEZ, "Derecho procesal civil" (con
Moreno Catena y Gimeno Sendra), Madrid, 2000, p. 581 y ss.
(44) CALAMANDREI, "Introducción...", p. 37.
(45) Conf. SOLETO, Elena, "Las medidas provisionales en los procesos de familia", Ed. Tirant lo Blanch,
Valencia, 2002.
(46) CALAMANDREI, "Introducción al estudio...", p. 42.
(47) Conf. VIGO, Fiorella C., "Alimentos para innovar: nuevas soluciones para viejos conflictos"
https://dpicuantico.com/area_diario/nota-a-fallo-suplemento-dpi-derecho-civil-bioetica-y-derechos-humanos-nro-6-01-03-2016/.
(48) CURTI, Patricio J., "Alimentos a los hijos", Sup. Esp. Nuevo Código Civil y Comercial de la Nación.
Familia: Filiación y Responsabilidad Parental 20/05/2015, p. 167.
(49) Ver: KEMELMAJER DE CARLUCCI, Aída — DAVICO, María de los Ángeles, "Aspectos
constitucionales de la legitimación del presunto padre biológico para impugnar la filiación matrimonial.
Reflexiones a partir de una sentencia", LA LEY 2014-E, 88; HERRERA, Marisa, "Aportes de la jurisprudencia
cortesana a la consolidación del Derecho Constitucional de Familia o la 'constitucionalización del derecho de
familia', Corte Suprema de Justicia de la Nación". Máximos precedentes. DF, HERRERA, Marisa —
KEMELMAJER DE CARLUCCI, Aída — LLOVERAS, Nora (dirs.), Ed. La Ley - Thomson Reuters, Buenos
Aires, 2014; GARCÍA LEMA, Alberto M., "Interpretación de la Constitución reformada y el Proyecto de
Código", LA LEY 2014-C, 915; HERRERA, Marisa, "La familia en la Constitución 2020. ¿Qué familia?",
GARGARELLA, Roberto (coord.), Constitucionalismo 2020, Ed. Siglo XXI, Buenos Aires, 2011, p. 85.
(50) HERRERA, Marisa — CARAMELO, Gustavo — PICASSO, Sebastián, "Código Civil y Comercial de
La Nación comentado".
(51) HERRERA, Marisa— CARAMELO, Gustavo — PICASSO, Sebastián, "Código Civil y Comercial de
La Nación comentado".
(52) PRIORE, Claudia A., "La responsabilidad del empleador frente a la deuda por alimentos del trabajador
según el Código Civil y Comercial", RCód. Civ. y Com. 2016 (septiembre), 19/09/2016, 223 — Sup. Doctrina
Judicial Procesal 2016 (octubre), 05/10/2016, 13 - Fallo comentado: Juzgado de Familia de 5ª Nominación de
Córdoba, 09/05/2016, "G. Y. B. y otro s/ solicita homologación", Cita Online: AR/DOC/2674/2016.
(53) Afirma SOLETO, Elena, "Las medidas provisionales en los procesos de familia", Ed. Tirant lo Blanch,
Valencia, 2002. Que: PERROT, "La eficacia del proceso civil en Francia" en Para un proceso civil eficaz,
Barcelona, 1992, p. 191 y ss., indica que, entre las innovaciones introducidas en el derecho procesal francés, "el
fenómeno más espectacular en materia de rapidez procesal ha sido el de la prodigiosa eclosión experimentada
en los últimos años por las llamadas 'resoluciones provisionales'" y que la figura del juez de urgencia ha
adquirido una importancia extraordinaria. La protección provisional y cautelar goza de protagonismo en la
actualidad, y no solo en el ámbito del proceso de familia. En el entorno europeo, la obtención de una resolución
provisional condiciona la actividad de las partes, llevándolas a asumir lo regulado provisionalmente como
definitivo, o a pactar, como indica GRUNSKY, "Eficacia del proceso civil en Alemania" en Para un proceso...,
p. 149, así como CALDERÓN CUADRADO, "Medidas cautelares indeterminadas: su regulación en Derecho
Alemán", RGD, 1992, abril, nro. 571, p. 2529, respecto al derecho alemán, PERROT, "La eficacia...", p. 194,
respecto al francés, o, en cuanto a Italia, CARPI, "La justice en matiere familiale en ltalie" en Familles et
Justice, París, 1997, p. 128, apunta que, cuanto más ineficaz es la justicia ordinaria, más se refuerza y extiende
la protección de urgencia, y considera que el fenómeno de la extensión de las medidas provisionales es uno de
los rasgos esenciales del proceso de nuestra época.
(54) En igual sentido SOLETO, Elena, "Las medidas provisionales en los procesos de familia", Ed. Tirant
lo Blanch, Valencia, 2002.

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(55) El peligro en la demora es definido por CALAMANDREI, "Introducción al estudio sistemático de las
medidas cautelares", Buenos Aires, 1945, (trad. Sentis Melendo), p. 42, como aquel que implica la necesidad de
una anticipación a la medida definitiva por tardanza de la justicia ordinaria, para la evitación de la producción
de sucesos no deseados —tutela preventiva— o simplemente como necesidad de regulación interina en tanto no
es efectiva la tutela definitiva —tutela provisional...
(56) Conf. Trib. Col. Familia Santa Fe, Nº 2, 03/12/1999, Zeus 90-319.
(57) 49 CNCiv., sala K, 22/04/1996, y CNCiv., sala I, 10/01/1998, JA 1998-IV-490. JÁUREGUI, Rodolfo
G., "Alimentos provisorios y reclamación de estado. Un fallo ágil y realista de anticipo de tutela", LLLitoral
2004 (agosto), p. 709. Advertimos que en la doctrina consideran los alimentos provisorios como una tutela
anticipada también en el caso del juicio de alimentos, dentro del cual la prestación provisoria constituye una
cuota que se fija con anterioridad a la sentencia para cubrir los gastos imprescindibles (ARAZI, Roland, "El
proceso de alimentos", DPyC 2001-1-210, Ed. Rubinzal-Culzoni, Santa Fe). Conf. GROSMAN, Cecilia P. —
HERRERA, Marisa, "Jurisprudencia anotada", LNC 2007-6-477.
(58) KIELMANOVICH, Jorge, "Procesos de familia", p. 58; GUAHNON, Silvia V., "Medidas...", cit., p.
11; CCiv. Com. Lab. y Paz Letr. Curuzú Cuatiá, ya citado; CNCiv., sala M, 30/06/1997, con disidencia del Dr.
Gárgano, JA 1999-II-454; CNCiv., sala D, diciembre de 1998, LA LEY 1999-C, 174. Conf. GROSMAN,
Cecilia P. — HERRERA, Marisa, "Jurisprudencia anotada", LNC 2007-6-477.
(59) ARAZI, Roland, "El proceso...", cit., p. 210, y CNCiv., sala E, 19/12/1988, LA LEY 1989-C, 384.
Conf. GROSMAN, Cecilia P. — HERRERA, Marisa, "Jurisprudencia anotada", LNC 2007-6-477.
(60) GOWLAND, A., "Alimentos...". Conf. GROSMAN, Cecilia P. — HERRERA, Marisa,
"Jurisprudencia anotada", LNC 2007-6-477.
(61) Arts. 14 bis CN., 6º Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, 16, 17
Convención Americana de Derechos Humanos y 23 Pacto de los Derechos Civiles y Políticos.
(62) Arts. 18 Declaración de los Derechos y Deberes del Hombre, 8º y 10 Declaración Universal de los
Derechos Humanos y 2º y 14 Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.
(63) Tener en cuenta: CCiv. y Com. Mar del Plata, septiembre de 1999, Derecho de Familia, Revista
Interdisciplinaria de Doctrina y Jurisprudencia nro. 16, Ed. Abeledo-Perrot, con comentario de GUTIÉRREZ,
Delia, "Alimentos provisorios en el juicio de filiación. Procesos urgentes y tutela anticipatoria", p. 177 y ss.,
BOSSERT, Gustavo A., "Régimen jurídico de los alimentos", Ed. Astrea, Buenos Aires, 1993, p. 7; FLEITAS
ORTIZ DE ROZAS, Abel — ROVEDA, Eduardo, "Manual de Derecho de Familia", Ed. LexisNexis, Buenos
Aires, 2004, p. 33, PEYRANO, Jorge W., "Reformulación de las medidas cautelares: tutela de urgencia.
Medidas autosatisfactivas", JA 1997-II-926. KIELMANOVICH, Jorge L., "Código Procesal Civil y Comercial
de la Nación", Ed. LexisNexis, Buenos Aires, 2003, t. II; MÉNDEZ COSTA, María J., "Visión jurisprudencial
de los alimentos", Ed. Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2000; BELLUSCIO, Claudio en su obra "Prestación
alimentaria", Ed. Universidad, Buenos Aires, 2006, p. 154.
(64) Conf. GROSMAN, Cecilia P. — HERRERA, Marisa, "Jurisprudencia anotada", LNC 2007-6-477.
(65) CASADO, María, "Sobre la ética, el Derecho y la deontología profesional", JA del 03/01/2007, JA
2007-I-847.
(66) GROSMAN, Cecilia P. — HERRERA, Marisa, "Jurisprudencia anotada", LNC 2007-6-477.
(67) Como afirman GROSMAN, Cecilia P. — HERRERA, Marisa, "Jurisprudencia anotada", LNC
2007-6-477.
(68) Fundamentalmente, el vínculo filial paterno, ya que la maternidad es presumida por el hecho del parto,
a diferencia de lo que acontece en Francia, Luxemburgo y Austria, que permiten a través de la figura del parto
anónimo que las madres queden en el anonimato por expresa declaración en tal sentido. Como afirman
GROSMAN, Cecilia P. — HERRERA, Marisa, "Jurisprudencia anotada", LNC 2007-6-477.
(69) O´DONELL, Alejandro M. — GRIPPO, Beatriz, "Nutrición y desarrollo infantil", LEJARRA, Horacio
(ed.), Desarrollo del niño en contexto, Ed. Paidós, Buenos Aires, 2004, p. 217.
(70) GROSMAN, Cecilia P. — HERRERA, Marisa, "Jurisprudencia anotada", LNC 2007-6-477. Refieren a
que una nota periodística publicada en Clarín se refiere a "El nuevo perfil de la Corte: Ecología, derechos
humanos y temas sociales", donde se sintetiza uno de los precedentes que aquí se reseña a modo de ejemplo
(Clarín, 15/01/2007, p. 10). De este modo se revirtió la postura adoptada por en el caso "Ramos", del
12/03/2002, donde se rechazó el amparo incoado por una madre —por derecho propio y en representación de
sus ocho hijos menores— contra el Ministerio de Desarrollo Social y Medio Ambiente de la Nación, la
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provincia de Buenos Aires y el Hospital Garrahan (CS, 12/03/2002, "R., M. R. y otros c. Provincia de Buenos
Aires y otros", ED 201-112; JA 2002-IV-466; LA LEY 2003-B, 293 y DJ 2003-1-664).
(71) Todo esto en el marco de amparos dirigidos a que al Estado Nacional y/o provincial den efectivo
cumplimiento a las acciones comprometidas en el Programa Nacional de Nutrición y Alimentación creado por
la ley 25.724. Así, tanto en los casos "R., K. V." [7] y "E." —del 07/03/2006 y del 11/07/2006— En los
referidos planteos los padres en representación de sus hijos solicitaron que cesaran "(...) las acciones y
omisiones del Estado Nacional, una provincia y una municipalidad, que hacen que sus hijos padezcan
desnutrición, ya que no media incumplimiento del primero para justificar dicha competencia, en tanto la
ejecución del citado Programa se ha puesto en cabeza de cada una de las provincias, con indicación de acciones
precisas a cargo de los respectivos municipios". Por mayoría, el alto tribunal se declaró incompetente para
entender ante estos conflictos. Empero, dispuso en todos los casos que "(...) corresponde ordenar a la provincia
y a la municipalidad codemandadas que, con carácter cautelar, provean a la amparista y a sus hijos, los
elementos necesarios para asegurar una dieta que cubra las necesidades nutricionales básicas y realicen
controles sobre la evolución de su salud, ya que media suficiente verosimilitud del derecho y, en particular,
peligro en la demora". Conf. GROSMAN, Cecilia P. — HERRERA, Marisa, "Jurisprudencia anotada", LNC
2007-6-477.
(72) CNCiv., sala C, 29/04/1988, ED 135-750; sala E, LA LEY 1984-A, 463; sala F, 29/04/1988, R.36.278;
sala H, 28/02/1992, ED 148-437; y sala A, 27/10/88, ED 133-783.
(73) Ver sobre el tema BELLUSCIO — ZANNONI, "Código Civil Comentado", t. II, p. 233. ARAZI,
Roland, "El proceso de alimentos", DPyC, Ed. Rubinzal-Culzoni, 2001-1- Alimentos, p. 205; CNCiv., sala A,
15/05/1995, LA LEY 1996-B, 732; CNCiv., sala A, 17/12/ 1984, LA LEY 1986-B, 621, nro. 37.247-S; CNCiv.,
sala E, LA LEY 1984-A, 463; CCiv. y Com. Concepción del Uruguay, 25/11/1980, LA LEY 1981-236; CCiv. y
Com. Mar del Plata, septiembre de 1999; CNCiv., sala C, 03/12/1968, LA LEY 136-1065, 22121-S; CNCiv.,
sala C, 14/07/1970, ED 35-380-10; CNCiv., sala C, 09/05/1972, ED 44-348; CNCiv., sala C, 02/10/1981, ED
93-415; CNCiv., sala E, 13/06/1983, LA LEY 1984-A, 463; CNCiv., sala A, 17/12/1984, LA LEY 1986-B, 621;
CNCiv., sala C, 29/04/1988, ED 135-740; CNCiv., sala A, 27/10/1988, LA LEY 1989-B, 27; CNCiv., sala E,
19/12/1988, LA LEY 1989-C, 384; CNCiv., sala C, ED 44-348; LA LEY 1986-B, 621; CNCiv., sala H,
28/02/1992, ED 148-435.
(74) PALACIO, Lino E., "Derecho Procesal Civil", Ed. Abeledo-Perrot, 1985, t. VIII, p. 32.
(75) Conf. GROSMAN, Cecilia P. — HERRERA, Marisa, "Jurisprudencia anotada", LNC 2007-6-477.
(76) CS, 06/02/2001, "G. C. I. y otros c. K., E. y otro", LA LEY 2001-C, 558. Conf. GROSMAN, Cecilia P.
— HERRERA, Marisa, "Jurisprudencia anotada", LNC 2007-6-477.
(77) MORELLO, Augusto M., "La tutela judicial provisoria durante el desarrollo del proceso", LA LEY del
13/10/1994.
(78) En igual sentido: CCiv. y Com. Mar del Plata, sala 2ª, 23/09/1999, LLBA 1999-1163; CCiv. Com.
Lab. y Paz Letr. Curuzú Cuatiá, 06/10/1998, LLLitoral 1999-1055).
(79) GOWLAND, Alberto J., "Alimentos provisorios en el juicio de reconocimiento de filiación", ED
148-435.
(80) KIELMANOVICH, Jorge, "Medidas cautelares", Ed. Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2000; CNCiv., sala
D, 14/03/1985, LA LEY 1986-B, 608, n. 37.190-S. Conf. GROSMAN, Cecilia P. — HERRERA, Marisa,
"Jurisprudencia anotada", LNC 2007-6-477.
(81) HERRERA, Marisa — CARAMELO, Gustavo — PICASSO, Sebastián, "Código Civil y Comercial
comentado", Ed. Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, Sarmiento 329, CP 1041AFF,
CABA. Editado por la Dirección Nacional del Sistema Argentino de Información Jurídica.
(82) GROSMAN, Cecilia P. — HERRERA, Marisa, "Jurisprudencia anotada", LNC 2007-6-477.
(83) PEYRANO, Jorge W., "Lo urgente y lo cautelar", JA 1995-I-899.
(84) HERRERA, Marisa — CARAMELO, Gustavo — PICASSO, Sebastián, "Código Civil y Comercial
comentado", Ed. Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, Sarmiento 329, CP 1041AFF,
CABA. Editado por la Dirección Nacional del Sistema Argentino de Información Jurídica.
(85) Conf.: HERRERA, Marisa — CARAMELO, Gustavo — PICASSO, Sebastián, "Código Civil y
Comercial comentado", Ed. Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, Sarmiento 329, CP
1041AFF, CABA. Editado por la Dirección Nacional del Sistema Argentino de Información Jurídica.
(86) PEYRANO, Jorge W., "Precisiones sobre el concepto de tutela diferenciada", RDP, t. 2009-1, Santa
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Fe, Ed. Rubinzal-Culzoni, 2009, p. 22.


(87) KEMELMAJER de CARLUCCI, Aida, "Prioridad de los valores solidaridad y responsabilidad
familiar por sobre el de autoridad familiar" en KEMELMAJER DE CARLUCCI, Herrera — LLOVERAS
(dirs.), Tratado de Derecho de Familia según el Código Civil y Comercial de 2014, Ed. Rubinzal-Culzoni, Santa
Fe, 2014, 1ª ed., p. 79, con cita de ROCA, Encarna, Familia y cambio social (De la "casa" a la persona), Ed.
Civitas, Madrid, 1999. Conf. HERRERA, Marisa — CARAMELO, Gustavo — PICASSO, Sebastián, "Código
Civil y Comercial comentado", Ed. Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, Sarmiento 329,
CP 1041AFF, CABA. Editado por la Dirección Nacional del Sistema Argentino de Información Jurídica.
(88) Conf. HERRERA, Marisa — CARAMELO, Gustavo — PICASSO, Sebastián, "Código Civil y
Comercial comentado", Ed. Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, Sarmiento 329, CP
1041AFF, CABA. Editado por la Dirección Nacional del Sistema Argentino de Información Jurídica.
(89) HERRERA, Marisa — CARAMELO, Gustavo — PICASSO, Sebastián, "Código Civil y Comercial
comentado", Ed. Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, Sarmiento 329, CP 1041AFF,
CABA. Editado por la Dirección Nacional del Sistema Argentino de Información Jurídica.
(90) Tener en cuenta al respecto:GOZAINI, Osvaldo A., "La ejecución provisional en el proceso civil", LA
LEY 1997-D, 897.DE LOS SANTOS, Mabel, "La ejecución provisoria de la sentencia civil", DJ 24/09/2008,
DJ 2008-II-1466.PEYRANO, Jorge, "El dictado de decisiones judiciales anticipadas. El factor evidencia", LA
LEY 2011-B, 773.BERIZONCE, Roberto, "Tutelas procesales diferenciadas", Ed.
Rubinzal-Culzoni.CARBONE, Carlos A., "Tutela judicial efectiva y el nuevo principio procesal: la razón del
actor ante la urgencia y la evidencia", ED 245-1002.BERIZONCE, Roberto, "El principio de legalidad bajo el
prisma constitucional", LA LEY 2011-E, 1144.
(91) BERIZONCE, Roberto, "Tutelas procesales diferenciadas", Ed. Rubinzal-Culzoni, p. 21.
(92) Se toman aquí ideas vertidas por los Dres. Eduardo Néstor de Lázzari y Andrea A. Meroi en sus
ponencias publicadas en el XXI Congreso Nacional de Derecho Procesal, Córdoba, 2013. Conf. Academia de
Derecho de Córdoba, Departamento de derecho procesal civil.
(93) Juzg. Fam. 5a Nom. Córdoba, 2016-05-09, autos: "G. Y. B. y otro s/ solicita homologación", auto
número: Setecientos setenta y nueve.
(94) Dra. Mónica Parrello — Juzg. Fam. 5ª Nom. Primera Circunscripción de la Provincia de Córdoba,
Córdoba Capital.
(95) Ver: PRIORE, Claudia A, "La responsabilidad del empleador frente a la deuda por alimentos del
trabajador según el Código Civil y Comercial", RCód. Civ. y Com. 2016 (septiembre), 19/09/2016, 223 — Sup.
Doctrina Judicial Procesal 2016 (octubre), 05/10/2016, 13 - Fallo comentado: Juzg. Fam. 5ª Nom. Córdoba,
2016-05-09, "G. Y. B. y otro s/ solicita homologación", Cita Online: AR/DOC/2674/2016.
(96) Jurisprudencia Relacionada con el art. 552: "D., E. M. c. L., P. S. Incidente de aumento de cuota
alimentaria" — SCBA — 29/08/2017. Obligación alimentaria de los progenitores. Incidente de aumento de
cuota alimentaria. Arts. 552, 669, 768 del Código Civil y Comercial de la Nación. Fallo de segunda instancia
hace lugar al pedido de aumento de cuota alimentaria efectuado por la... "P. V. C. c. B. M. I. s/ alimentos" -
Juzgado de Primera Instancia del Fuero de Familia Nº 1 de San Isidro (Buenos Aires) — 17/04/2017 (Sentencia
no firme) Alimentos. Deuda por cuotas alimentarias provisionales pendientes. Liquidación. Tasa de interés.
Arts. 552, 767 y ccds. del Código Civil y Comercial de la Nación. Devengamiento de intereses de las cuotas
alimentarias impagas, a partir del...
(97) Conf. fallo de la CCiv. y Com. Nº 2, Sala I, de La Plata, de fecha 10/03/16, ver dicha resolución a
todos los efectos del presente acápite.
(98) Conf. fallo de la CCiv. y Com. Nº 2, Sala I, de La Plata, de fecha 10/03/16, ver dicha resolución a
todos los efectos del presente acápite.
(99) HERRERA, Marisa, comentario al art. 553, en LORENZETTI, Ricardo L. (dir.), "Código Civil y
Comercial de la Nación Comentado", Ed. Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2015, t. III, p. 456 en VIGO, Fiorella C.,
"Alimentos para innovar: nuevas soluciones para viejos conflictos",
https://dpicuantico.com/area_diario/nota-a-fallo-suplemento-dpi-derecho-civil-bioetica-y-derechos-humanos-nro-6-01-03-2016/.
(100) Ver en todo lo referido: VIGO, Fiorella C., "Alimentos para innovar: nuevas soluciones para viejos
conflictos".
https://dpicuantico.com/area_diario/nota-a-fallo-suplemento-dpi-derecho-civil-bioetica-y-derechos-humanos-nro-6-01-03-2016/.
(101) VIGO, Fiorella C., "Alimentos para innovar: nuevas soluciones para viejos conflictos"

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https://dpicuantico.com/area_diario/nota-a-fallo-suplemento-dpi-derecho-civil-bioetica-y-derechos-humanos-nro-6-01-03-2016/.
(102) Fallo - Justicia de la provincia de Mendoza comentado por: VIGO, Fiorella C., "Alimentos para
innovar: nuevas soluciones para viejos conflictos"
https://dpicuantico.com/area_diario/nota-a-fallo-suplemento-dpi-derecho-civil-bioetica-y-derechos-humanos-nro-6-01-03-2016/.
(103) HERRERA en LORENZETTI (dir.), "Código Civil y Comercial de la Nación Comentado", Ed.
Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2015, t. IV, p. 654, nro. III.2.
(104) CNCiv. Sala M, Fallo en autos: 164.567.
(105) Cfr. ZANNONI, Eduardo, "Régimen de Matrimonio Civil y Divorcio. Ley 23.515", p. 106.
(106) CNCiv. Sala R. nro. 210.542; íd. R. nro. 472.165.
(107) Cfr. ESCRIBANO, Carlos, "Medidas Precautorias en Juicios de divorcio y separación de bienes", Ed.
Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1976, p. 112 y ss.; cfr. CNCiv., Sala G, ED, 116-637; esta Sala nro. 149.558 y
nro. 164.567.
(108) Conf. arts. 446, 463, 505 y 506 Cód. Civ. y Com.
(109) Cfr. BUERES — HIGHTON, "Código Civil Comentado", Ed. Hammurabi, Buenos Aires 2005, t. 1,
p. 1045, ver CNCiv. Sala M, Fallo en autos: 164.567.
(110) HERRERA, Marisa — CARAMELO, Gustavo — PICASSO, Sebastián, "Código Civil y Comercial
comentado", Ed. Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, Sarmiento 329, CP 1041AFF,
CABA. Editado por la Dirección Nacional del Sistema Argentino de Información Jurídica.
(111) CNCiv. Sala M, Fallo en autos: 164.567.
(112) HERRERA, Marisa — CARAMELO, Gustavo — PICASSO, Sebastián, "Código Civil y Comercial
comentado", Ed. Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, Sarmiento 329, CP 1041AFF,
CABA. Editado por la Dirección Nacional del Sistema Argentino de Información Jurídica.
(113) Ídem.
(114) Ídem.
(115) Conf. CNCiv., sala F, 09/08/1995, LA LEY, 1986-A, 44.
(116) CNCiv., sala E, 02/04/2002, el Dial - AE190B.
(117) HERRERA, Marisa — CARAMELO, Gustavo — PICASSO, Sebastián, "Código Civil y Comercial
comentado", Ed. Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, Sarmiento 329, CP 1041AFF,
CABA. Editado por la Dirección Nacional del Sistema Argentino de Información Jurídica.
(118) Ídem.
(119) En el que se dispone la compra de una computadora comunicarse con el hijo el padre desde el
extranjero.
(120) RAGOZZINO — GUERRERI, "Separazione e divorzio", Milano, Italia, 1993, p. 35 y ss. El juicio de
separación y divorcio se articula en dos fases, y las medidas temporales italianas se diferencian entre sí por el
momento procesal en que son dictadas y por la persona que lo hace: en primer lugar el presidente, en la primera
fase del juicio, tras haber dado audiencia a las partes en el acto de conciliación. Posteriormente, el juez
instructor, siguiendo los cauces del proceso ordinario de cognición, podrá modificar las medidas tomadas por el
presidente a su voluntad y cuantas veces quiera, vinculado por la necesidad de que haya un cambio de
circunstancias: "11 giudice instruttore puo inoltre revocare o modificare anche piu volte i prowedimenti emessi
dal presidente: e cio indipendentemente da mutamenti nelle circostanze esistenti o note al presidente al
momento deBa loro emissione. Mutamento deBe circostanze puo intendersi infatti anche come piu approfondita
valutazione di una stessa situazione di fatto, specie ora che la legge sul divorzio, applicabile anche al giudizio di
separazione, ammette la modificabilita senza limiti de B'ordinanza presidenziale pur senza mutamento deBe
circonstanze". Ibidem, ps. 40 y 41; FORTINO, "Diritto di familia", Milano (Italia), 1997, p. 294; AULETTA,
"Il diritto di familia", Torino (Italia), 1997, ps. 229 y ss. y 270.
(121) COUCHEZ, "Procédure civile", París, 1998, p. 28.
(122) GASCÓN INCHAUSTI, "Medidas cautelares...", ob. cit. p. 32 y 36. Por su parte, se refiere a la
dificultad en la distinción o no de las medidas cautelares y provisionales en los distintos ordenamientos a
efectos de la aplicación del art. 24 del Convenio de Bruselas. Así, aunque el Convenio no distingue entre
medidas definitivas y medidas provisionales. en versiones como la española, francesa o italiana se hace
referencia a las medidas provisionales o cautelares, parece que entendiéndolas como instituciones diferentes, y

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en las versiones alemana o inglesa las medidas cautelares son una subespecie de las medidas provisionales.
(123) MORELLO, Augusto M. reza la conocida frase que define el retraso patológico que sufren los
expedientes hoy en día, "El proceso justo", Ed. Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1994.
(124) Cfr. KEMELMAJER de CARLUCCI, Aída, "Medida autosatisfactiva", PEYRANO, Jorge (dir.), p.
438.
(125) Conf. ARAZI ROLAND en "Medidas cautelares en las ejecuciones fiscales".
(126) MORELLO, Augusto M., "Tutela anticipatoria. Hacia un 'Juicio Justo'".

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