FUNCIONES

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FUNCIONES

Recientemente se ha podido comprobar que existe formación de nuevas neuronas


(neurogénesis) en el hipocampo, una estructura del sistema límbico que está
relacionada con la memoria.

La corteza cerebral es la capa exterior del cerebro, de ligero espesor (entre 1,5 y
4,5 mm por término medio, aunque varía de unos lóbulos a otros. En general, va
disminuyendo de espesor a medida que se separa del surco de Rolando y forma lo
que se llama ‘sustancia gris’ por su alto contenido en células nerviosas.

El cerebro es un órgano moldeable y activo, el cual se adapta rápidamente al


medio ambiente a lo largo de la vida. Este órgano está formado por cien mil
millones de neuronas aproximadamente, cada neurona recibe aproximadamente
unas 10.000 conexiones, y pesa en los individuos adultos alrededor de 1,4
kilogramos.

Las neuronas están especializadas en la recepción de estímulos y conducción del


impulso nervioso que éstas generan (en forma de lo que se denomina potencial de
acción). También tienen la capacidad de comunicarse con precisión, rapidez y a
larga distancia con otras células, ya sean nerviosas, musculares o glandulares. A
través de las neuronas se transmiten señales eléctricas denominadas impulsos
nerviosos. Estos impulsos nerviosos viajan por toda la neurona comenzando por
las
dendritas hasta llegar a los botones terminales (ver esquema más adelante), que
pueden conectar con otra neurona, fibras musculares o glándulas. La conexión
entre una neurona y otra se denomina sinapsis.

Las neuronas, están dotadas de fibras largas (axones; el axón es una


prolongación del soma7) y de fibras cortas (dendritas). Las dendritas son
ramificaciones que proceden del soma neuronal. Gracias a estas fibras, en el
cerebro, se producen las conexiones entre neuronas. Cuando una neurona se
activa produce un potencial de acción que se transmite por el axón hasta sus
últimas prolongaciones, llamadas botones terminales, donde se vacían en las
sinapsis las moléculas de neurotransmisor que modifican la permeabilidad de las
membranas de otras células con las que contactan activándolas o inhibiéndolas.

El cerebro es el único órgano completamente protegido por una bóveda ósea y


está alojado en la cavidad craneal. Procesa la información sensorial, controla y
coordina el movimiento y el comportamiento, y puede llegar a dar prioridad a los
latidos
del corazón, la presión sanguínea, el equilibrio de fluidos y la temperatura corporal
(es decir, a todo aquello relacionado con la supervivencia).

Una parte importante del cerebro humano es la corteza cerebral, estimándose que
contiene unos 20.000 millones de neuronas y es responsable de procesar la
información sensorial, la cognición, las emociones, la memoria y el aprendizaje. Por
ejemplo, la corteza visual, situada en la parte posterior del cerebro, interpreta los
estímulos visuales que entran por los ojos; la corteza frontal, situada en la parte
anterior del cerebro, se encarga de importantes funciones, tales como planear
acciones, seleccionar e inhibir respuestas, controlar emociones y tomar decisiones.

El sistema emocional, también llamado sistema límbico, es responsable de todas


las emociones básicas. A él pertenecen estructuras como la amígdala o el
hipocampo. La amígdala recibe información de todas las modalidades sensoriales
y envía más información a la corteza cerebral que la que recibe de ésta. De ahí la
importancia que tienen las emociones en los procesos cognitivos. Todos los
procesos de aprendizaje que se realizan en el cerebro tienen una base emocional.
Algunas áreas de la corteza prefrontal tienen una estrecha conexión de tipo
inhibitorio con el sistema límbico, lo que permite el control de las emociones y la
adaptación a los cambios permanentes que tienen lugar en la conducta del
individuo. La inhibición de nuestras emociones es lo que ha permitido nuestra vida
en sociedad, por lo que a esas áreas corticales se las ha denominado ‘el órgano de
la civilización’.

El sistema auditivo, en el lóbulo temporal, permite distinguir sonidos, ritmos,


entonaciones y componentes sonoros del habla. La percepción sonora se transmite
al área de Wernicke y al lóbulo parietal inferior, que interpretan estos sonidos. El
área de Wernicke, encargada de la decodificación de lo oído y de la preparación de
posibles respuestas, da paso después al área de Broca, desde la que se activan
los músculos fonadores para asegurar la producción de sonidos articulados.

Sistema límbico. El sistema límbico se ocupa de las emociones, de los


sentimientos y de la memoria y es decisivo para la supervivencia del individuo.
Funciona de manera inconsciente y moviliza al organismo antes de que el individuo
tenga consciencia de sus respuestas. Aunque no puedan comunicarse
verbalmente, los bebés, así como los mamíferos animales de compañía se sirven
del lenguaje no verbal o emocional que reconoce expresiones del rostro, tono de
voz, posturas y movimientos corporales. Es en la infancia en la que debe
estimularse la sociabilidad, ya que, pasada esta época, si no ha sido desarrollada,
el individuo puede tener serias dificultades para actuar normalmente en su entorno.
El sistema límbico está presente en el momento en que nacemos, al contrario del
córtex cerebral que se irá desarrollando paulatinamente. En los dos primeros años
de nuestra vida, cuando aún el cortex no ha sido desarrollado, nuestra memoria es
limitada e inconsciente porque depende de la maduración del hipocampo que
termina de hacerlo a los cuatro años de edad.
Esta memoria almacena sucesos simples en el inconsciente que en muy limitadas
ocasiones salen a luz en el consciente. Más tarde, a medida que el hipocampo y la
corteza orbitofronal se desarrollan, se adquiere un tipo de memoria mucho más
compleja y consciente que se ocupará de identificar nuestra identidad y nuestras
vivencias.

El sistema límbico es el sustrato de las reacciones emocionales relacionadas con


la formación reticular (alerta) y con las estructuras corticales que permiten las
representaciones (visuales, auditivas…) así como las valoraciones (lóbulo frontal) y
que adaptan el comportamiento emocional según la historia y el entorno de cada
individuo. El comportamiento emocional se incluye también en la comunicación
interhumana: existe una vertiente receptiva (identificar emociones ajenas) y una
vertiente expresiva (expresar las emociones propias de cada individuo).

En la comunicación con otras personas juegan un papel importante las llamadas


‘neuronas espejo’, localizadas en el lóbulo frontal y que se activan cuando
realizamos un movimiento, como agarrar una taza de café, pero también cuando
observamos a otra persona hacer el mismo movimiento. Entre estas neuronas se
encuentran otras que se activan con las expresiones emocionales de otras
personas activando las mismas reacciones en nosotros.

Son, por tanto, la base neurobiológica de la empatía y se supone que han jugado
un papel importante en el desarrollo primero del lenguaje gestual y, posteriormente,
del lenguaje hablado. Estas neuronas se encuentran precisamente en la región
donde se encuentra el área motora del lenguaje o área de Broca. En la figura 4 se
aprecia desde diferentes perspectivas las áreas de especial relevancia en el
sistema límbico:

Descripción de las áreas:

• El tálamo se ocupa de recibir toda la información sensorial excepto la del olfato,


que es procesada por otras áreas del cerebro.

• El hipotálamo regula las funciones vegetativas, como el hambre y la saciedad, la


sexualidad, el sueño, la temperatura y los mecanismos neuroendocrinos y
neurovegetativos de la emoción.

• El hipocampo está asociado a la memoria, orientación espacial, aprendizaje y a


la regeneración neuronal que se da gracias al sueño y el descanso. El hipocampo
recibe múltiples aferencias, especialmente de la amígdala.

• La amígdala está considerada el elemento central del puzzle de las estructuras


implicadas en la gestión emocional. Recibe aferencias corticales, está conectada
directamente con la corteza órbitofrontal (que está relacionada con la toma de
decisiones), pero también con el hipocampo (memoria), ganglios basales y núcleos
septales. Es fundamental para el aprendizaje emocional.

• El área septal, a diferencia de la amígdala, estaría implicada en el refuerzo


positivo de las emociones, ya que su estimulación transmite sensaciones
agradables de componente sexual.

• El estriado ventral es la interfase entre la motivación y la acción. Está bajo el


control del lóbulo frontal y recibe conexiones de la amígdala y el hipocampo; es
fundamental para la iniciación de los movimientos.
Los estados de estrés o miedo perjudican al aprendizaje. Un moderado nivel de
estrés resulta positivo para el mantenimiento del estado de alerta y de la atención.
La atención es la base del conocimiento y de la acción, es una orientación-
concentración mental hacia una tarea y la inhibición de otras tareas que compiten
por la atención. En esta reacción intervienen la amígdala, el hipocampo y el
lóbulo frontal; este estado de alerta permite al cerebro estar en las condiciones
óptimas para tratar la información. Sin embargo, más allá de eso puede resultar
nefasto ya que se segrega cortisol, una sustancia química que produce efectos
negativos en el aprendizaje y en la memoria. Varios estudios apuntan a que un
buen método para evitar las situaciones de excesivo estrés o miedo en las aulas
consiste en aumentar el tiempo dedicado a actividades de educación física. Se ha
comprobado que el estrés crónico y postraumático es capaz de lesionar el
desarrollo cerebral del niño, sobre todo observable en el hipocampo

Los lóbulos prefrontales, además de constituir el sustrato anatómico de las


funciones ejecutivas, están implicados en las motivaciones y conductas del
sujeto La parte delantera más alejada se llama lóbulo frontal. Este parece ser
especialmente importante: este lóbulo es el responsable de los movimientos
voluntarios y la planificación y se piensa que es el lóbulo con mayor incidencia en la
personalidad y la inteligencia. El lóbulo frontal está limitado por las cisuras de
Silvio, de Rolando y la cisura Subfrontal.

La corteza prefrontal es el sustrato anatómico para las funciones ejecutivas,


aquellas que nos permiten dirigir nuestra conducta hacia un fin y comprenden la
atención, planificación, secuenciación y reorientación sobre nuestros actos.
Además, los lóbulos frontales tienen importantes conexiones con el resto del
cerebro, ya que están implicados en los componentes motivacionales y
conductuales del sujeto.

El área de Broca se encarga de la producción lingüística oral y de los


movimientos de los órganos de articulación de los sonidos El área de Broca
está localizada en el lóbulo frontal, área de la corteza frontal de los vertebrados
localizada en la parte anterior izquierda del cerebro. Esta área se encarga del habla
y de los movimientos de los órganos fonoarticulatorios. El área de Broca es
importante en la formación de palabras. El hemisferio izquierdo se considera
dominante en la mayoría de las personas por ser la sede del área de Broca y de las
demás áreas lingüísticas.

La corteza prefrontal se vincula también con la personalidad y con la


regulación de los sentimientos, la iniciativa, el juicio y la atención

La corteza prefrontal se vincula con la personalidad del individuo y con la


regulación de los sentimientos, así como en la iniciativa, el juicio y la atención del
individuo. En la parte posterior del lóbulo frontal, a lo largo del surco que lo separa
del lóbulo parietal, existe un área llamada corteza motora. En estudios con
pacientes que estaban recibiendo cirugía en el cerebro, la estimulación de áreas de
la corteza motora con pequeñas descargas eléctricas causaba movimientos.
Ha sido posible para los investigadores realizar un mapa de nuestra corteza motora
bastante preciso. Las partes más bajas de la corteza motora, cercanas a las
sienes, controlan los músculos de la boca y la cara. Las partes de corteza motora
cercanas a la parte superior de la cabeza controlan las piernas y los pies.

Detrás de los lóbulos frontales está el lóbulo parietal. Éste está limitado por
delante por la cisura de Rolando, por debajo por la cisura de Silvio, por detrás por
la cisura occipital y por dentro por el surco subparietal. Este lóbulo se extiende por
la cara externa del hemisferio, ocupando solo una pequeña parte de la cara interna.
Incluye un área llamada corteza somatosensorial, justo debajo del surco que
separa este lóbulo del lóbulo frontal. De nuevo, los médicos estimularon los puntos
de esta área encontrando que sus pacientes describían sensaciones como si les
tocasen en varias partes de su cuerpo. Al igual que con la corteza motora, se
puede trazar un mapa de la corteza somatosensorial, con la boca y la cara cercana
a las sienes y las piernas y pies en la parte superior de la cabeza.

El lóbulo temporal: El área especial es la corteza auditiva primaria. Como su


nombre indica esta área está íntimamente conectada con los oídos y especializada
en la audición. En la parte trasera de la cabeza está el lóbulo occipital. En la parte
trasera del lóbulo occipital está la corteza visual, la cual recibe información desde
los ojos y se especializa, por supuesto, en la visión. Este lóbulo está limitado por
las cisuras perpendiculares interna y externa, por delante; no existe ningún límite
en la cara interior del mismo.

Las áreas de los lóbulos que no están especializadas se llaman corteza de


asociación. Además de conectar las cortezas Primera Parte 51 sensorial y motora,
se piensa que es también el lugar donde nuestros procesos de pensamiento
ocurren y muchas de nuestras memorias son finalmente almacenadas.

Normalmente, en el hemisferio izquierdo residen el lenguaje, las matemáticas


y la lógica. El derecho se ocupa de la orientación espacial, el reconocimiento
de caras, la imagen corporal y la capacidad de apreciar el arte y la música.

El hemisferio izquierdo está relacionado con la parte derecha del cuerpo


(normalmente), y el hemisferio derecho está relacionado con la parte izquierda del
cuerpo. Además, es el hemisferio izquierdo el que normalmente tiene el lenguaje, y
parece ser el principal responsable de sistemas similares como las matemáticas y
la lógica. El hemisferio derecho tiene más que ver con cosas como la orientación
espacial, el reconocimiento de caras, y la imagen corporal. También parece que
gobierna nuestra capacidad de apreciar el arte y la música.

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