Bases Biológicas

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BASES BIOLÓGICAS DEL APRENDIZAJE Y LA MEMORIA

El aprendizaje y la memoria han sido objeto de estudio para muchos campos de la


psicología y otros relacionados con ésta. Uno de esos campos es el de las neurociencias,
mismo que aporta las bases biológicas de estos dos procesos (aprendizaje y memoria).

El sistema nervioso se integra a partir del sistema nervioso central, consistente en médula
espinal y cerebro; del sistema nervioso periférico, conformado por el sistema nervioso
autónomo, con sus divisiones simpática y parasimpática; y la división somática que
conforma a los nervios sensoriales, aferentes y eferentes, que llevan información de los
receptores y nervios motores, los cuales envían órdenes a los músculos. Casi todo el
aprendizaje de cualquier información tiene lugar en el cerebro.

El estudio del aprendizaje se puede analizar desde un punto biológico, debido a que hay
planteamientos que lo relacionan con teorías referentes al estudio del origen en la
evolución, a un nivel filogenético, desarrollándose a través de la evolución de las especies
animales como una ventaja adaptativa de la conducta de algunos organismos. Partiendo de
esto, existen relaciones fundamentales entre el proceso de aprender y la evolución de las
especies, la anatomía y la fisiología de los organismos. El aprendizaje es parte de
ese comportamiento, en donde los organismos lo adoptan (en un proceso de adaptación)
para la solución de problemas en tu contexto de supervivencia frente a los ambientes
complejos y cambiantes.

Desde esta perspectiva biológica, se puede abordar el sistema nervioso para entender el
fundamento neurofisiológico del aprendizaje, desde tres funciones básicas: la sensitiva, la
integradora y la motora. La sensitiva, refiere determinados cambios, producto de estímulos,
tanto en el interior del organismo (el medio interno), por ejemplo la dilatación del estómago
o el aumento de acidez en la sangre, como fuera de él (el medio externo), por ejemplo una
gota de lluvia que cae en la mano o el perfume de una rosa. La función integradora retoma la
información sensitiva, la analiza, almacenan algunos aspectos de ésta y se toman
decisiones con respecto a la conducta a seguir. La tercer función que es la denominada
motora, esta responde a los estímulos iniciando contracciones a nivel de los músculos que
controlamos a voluntad produciendo movimientos, en los músculos de los órganos y
glándulas provocando movimiento y secreciones.

Para realizar el estudio del sistema nervioso humano, hay que considerar dos divisiones
principales: el sistema nervioso central (SNC) y el sistema nervioso periférico formado por
los nervios craneales, que se relacionan con el encéfalo y los nervios raquídeos, ubicados en
la médula espinal y extendidos por todo el cuerpo, llevando información estimular al SNC y
regresando impulsos a la zona involucrada para emitir la respuesta o impulso requerido
(SNP). Al SNC lo constituye el encéfalo (cerebro, cerebelo y bulbo raquídeo o médula
oblongada) protegidos por en una estructura ósea (cráneo) y por un órgano alargado,
encerrada en la columna vertebral y la médula espinal. En el SNC se integra, se relaciona e
incluso se procesa la información sensitiva, que permite generar entre otras cosas, los
pensamientos y emociones, generando la información que conformará el almacén de la
memoria.

La información transita por el encéfalo y la médula espinal a través de los nervios. La


mayoría de los impulsos nerviosos para las respuestas motoras expresadas por los
músculos y las secreciones glandulares se originan en el SNC. El SNC está conectado con
los receptores sensitivos, los músculos y las glándulas de las zonas periféricas del

organismo a través del SNP.

Sistemas nervioso central y periférico

La parte del encéfalo que es responsable de las funciones intelectuales del ser humano es el
cerebro, y éste está organizado en hemisferios cerebrales que están separados por un
espacio profundo en la línea media en cuya profundidad está el cuerpo calloso que conecta
a los dos hemisferios. Para aumentar el área de la superficie de la corteza cerebral al
máximo, la superficie de cada hemisferio cerebral forma pliegues que están separados por
surcos. Cada hemisferio está dividido en lóbulos que se denominan de acuerdo a los huesos
craneanos debajo de los cuales se ubican y así se obtiene el lóbulo frontal, parietal,
temporal y occipital. Cada hemisferio está formado por dos estructuras indivisibles; la
corteza cerebral y la sustancia blanca. La primera está formada por el cuerpo y las
prolongaciones delgadas de las neuronas (células principales del sistema nervioso) y la
segunda por las prolongaciones gruesas o axones y ninguno de estos dos elementos pueden
funcionar de manera aislada. La corteza cerebral forma un revestimiento completo y externo
del hemisferio cerebral. Está compuesta aproximadamente por 100,000 millones de
neuronas. El área de superficie de la corteza está aumentada por su plegamiento en giros
separados por surcos, está organizada en unidades de actividad funcional conocidas como
áreas:

1. Área Frontal: Esta se localiza en el lóbulo frontal, en la parte anterior del cerebro. En esta
área se encuentran representados todos los músculos del cuerpo y su función consiste en
diseñar los movimientos individuales de éstos, almacena programas de actividad motora
reunidos como resultado de la experiencia pasada. Produce la formación de palabras y está
relacionada con la constitución de la personalidad del individuo. Regula la profundidad de
los sentimientos y está relacionada con la determinación de la iniciativa y el juicio del
individuo.
2. Área Parietal: Se encuentra ubicada en las superficies laterales del cerebro. Su función
consiste en recibir e integrar diferentes modalidades sensitivas. Maneja información
relacionándola con experiencias pasadas.
3. Área Occipital: Esta está localizada en la parte posterior del cerebro. Principalmente
relaciona información visual percibida, con experiencias pasadas grabadas y almacenadas
pasadas.
4. Área Temporal. Localizada en las partes laterales del cerebro, se encarga de las áreas
auditivas vinculadas con la recepción e interpretación de sonidos. El área sensitiva del
lenguaje de Wernicke que permite la compresión del lenguaje hablado y de la escritura, esto
es, que un individuo pueda leer una frase, comprenderla y leerla en voz alta.
Lóbulos cerebrales

En cada hemisferio se llevan acabo actividades nerviosas diferentes, aun cuando puedan ser
complemento de procesos, cada una tiene una predominancia por uno de los dos. Durante la
primera infancia la dotación genética y el ambiente en que vive determinarán que un
hemisferio domine al otro y sólo después de la primera década de vida la dominancia queda
establecida. El aprendizaje humano es el proceso de recepción de estímulos diversos
simbolizados y su procesamiento es través de vías nerviosas aferentes, medulares,
subcorticales, corticales y eferentes; explicitados a través de sistemas psicosensomotores,
perceptivos, pensamiento-lenguaje, imaginativos, afectivos y volitivos y de la predominación
y correlación de los hemisferios cerebrales.

El Sistema Nervioso Central está formado casi en su totalidad por neuronas, unos 100,000
millones. Una neurona puede recibir y mandar señales a sus vecinas mediante pulsos
eléctricos. Tiene tres partes principales: cuerpo, dendritas y axón. Las dendritas son cables
receptores de señales. El axón o fibra nerviosa es el conducto de salida de la señal. En su
final tiene unas pequeñas estructuras, llamadas botones presinápticos, que comunican con
otras neuronas y a esas conexiones se les llama sinapsis. Generalmente una neurona está
conectada con otras 10.000. Por lo tanto el potencial de conexiones que tiene el sistema
nervioso humano es exponencial. La neurona procesa las corrientes eléctricas que llegan a
sus dendritas y por medio del axón transmite el impulso eléctrico a una velocidad de
alrededor 100 metros por segundo a otras neuronas conectadas a ella por medio de
la sinapsis. En el espacio intersináptico se liberan sustancias químicas llamadas
neurotransmisores, que se difunden a través del espacio intersináptico y son captados por
receptores especiales situados en la membrana de una dendrita vecina. La neurona
receptora puede ser excitada o inhibida de acuerdo tipo de neurotransmisor que elabore.

Aun cuando un niño nace con un conjunto completo de neuronas, las conexiones entre ellas
(sinapsis), se crean con el proceso de aprendizaje y una serie de condiciones ambientales,
afectivas, culturales, nutricionales indispensables. El crecimiento de las dendritas es lento y
sus conexiones son pocas en los primeros tiempos de vida. Para que el crecimiento y las
conexiones se den con rapidez es necesario un ambiente rico en estímulos que mande
impulsos a las células sensitivas del niño y genere corrientes eléctricas nerviosas entre las
neuronas. Cada nueva experiencia abre nuevas conexiones. La fuerza del vínculo sináptico
aumenta a medida que se repite la experiencia con esos estímulos. Las neuronas que se
conectan por medio de un axón vienen determinadas genéticamente. Como se mencionó, en
el recién nacido las conexiones son insuficientes, si a un niño no se le estimula (si no se le
habla o acaricia y cuenta con una alimentación balanceada y adecuada a su edad) su
cerebro no se desarrolla adecuadamente. Después del nacimiento, las neuronas no se
reproducen aunque son capaces de crear nuevas conexiones entre ellas. En algunas partes
del sistema nervioso adulto desaparecen el 85% de las neuronas.

Las conexiones neuronales y las prolongaciones dendríticas van aumentando hasta la edad
adulta y están determinadas por los estímulos externos. La red dendrítica y sus sinapsis son
la huella física de la cultura. La inteligencia está fundamentalmente determinada por estas
conexiones y no por el número de neuronas vivas. La estructura de las neuronas cambia a lo
largo de las diferentes etapas de la vida.
En el caso de los adultos mayores, las conexiones van desapareciendo, hay menor
comunicación entre las neuronas y puede producirse pérdida de memoria, dificultad para
aprender, entre otros efectos en procesos específicos. A lo largo de la vida, las mismas
neuronas van buscando caminos alternativos de conexión si reciben la estimulación
necesaria. Cuando un organismo está equipado genéticamente con estructura, fisiología y
conducta, con capacidad para aprender, de forma que pueda desempeñarse eficientemente
en un ambiente determinado, se dice que está biológicamente adaptado.

El nivel cerebral de neurotransmisores esta determinado por las experiencias tempranas. El


funcionamiento global del cerebro es el resultado de la influencia de los neurotransmisores;
por ejemplo, una carencia del neurotransmisor dopamina reduce la actividad del lóbulo
frontal y un exceso se asocia con la esquizofrenia. Los neurotransmisores llamados
endorfinas juegan un papel en el sistema que produce sensaciones de dolor y placer. Para
que las neuronas puedan desarrollar un trabajo eficaz tienen que actuar de formar sinérgica,
potenciando sus trabajos, esto implica mantenerse conectadas y comunicadas constante.
Cada neurona tiene decenas de miles de conexiones con otras neuronas y conforman
canales de comunicación, que forman redes especializadas y complejas.

En el caso del aprendizaje y la memoria se parte de la idea de que son procesos


interrelacionados. La memoria es un cambio en el comportamiento en respuesta a un
estímulo (será tratado más adelante). Existen diferentes tipos de aprendizaje: el aprendizaje
sensomotor, el aprendizaje perceptivo visual, el aprendizaje perceptivo auditivo, el
aprendizaje gustativo, el aprendizaje olfativo, y el aprendizaje de conceptos, juicios y
raciocinios. Con todo lo anterior, el mecanismo del aprendizaje se define como la forma en
que los aprendices prestan atención a los sucesos del medio, codifican la información que
deben aprender y la relacionan con los conocimientos que ya tienen; almacenan la nueva
información en la memoria y la recuperan cuando la necesitan.

El razonamiento es una forma adaptativa de la conducta. Se le llama raciocinio a esa


capacidad que tienen los individuos para desarrollar conceptos, crear y dirigirse por
principios generales, organizar las experiencias pasadas y la capacidad para resolver
problemas. A través del razonamiento, los seres humanos modificamos nuestros los
comportamientos y mejoramos nuestra habilidad para adquirir nuevos conocimientos. El
estudio y entendimiento del razonamiento como un proceso, permite reestructurar y mejorar
los aprendizajes, esto permitiendo hacerlos más eficaces y eficientes.

El aprendizaje de nuevos conocimientos se logra cuando la persona sabe crear un estado de


gran receptividad para recibir con mayor facilidad los contenidos conceptuales y así
comprenderlos con profundidad, asimilarlos e integrarlos; logrando una mejor retención y el
dominio de dichos conocimientos en forma autónoma. Conocer cómo opera el cerebro
facilita esa labor. El funcionamiento del cerebro es sólo una de las variables involucradas en
el aprendizaje. Las neuronas requieren de un insumo constante de oxígeno y glucosa para
funcionar, es decir, para elaborar de manera constante conexiones y neurotransmisores. De
aquí que el aprendizaje en ambientes cerrados con pobre recambio de oxígeno no es idóneo
en una persona con pobre aporte de nutrimentos. Esto explica por qué la desnutrición pone
en desventaja a los individuos en cuanto a su capacidad de aprendizaje (promover nuevas
conexiones).

Los procesos de aprendizaje y memoria desde el punto de vista neurofisiológico son


considerados habilidades que requieren ser ejercitadas. Se sugiere mantenerlas activas
para favorecer la sinapsis en los axones correspondientes. Dolores, golpes, temperaturas
corporales altas, dañan a las neuronas, por lo que el cuidado del cuerpo se debe extender a
todos los sistemas que lo conforman. El ejercicio, la oxigenación, la alimentación, el evitar
el consumo de sustancias nocivas y el ejercitar la mente favorecerán al aprendizaje y la
memoria para que permanezcan activos estos dos procesos.
Anton Rohma Psicólogo y terapeuta | Fundador, consultor de contenido y redactor de MENTE & COMPORTAMIENTO

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