Patrimonio Turismo Flores 2019

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PATRIMONIO CULTURAL Y TURISMO: ¿cómo enfrentar la mercantilización de


la cultura indígena?

Chapter · January 2020

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Georgina flores mercado


Universidad Nacional Autónoma de México
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PATRIMONIO
CULTURAL
Y TURISMO:
¿cómo enfrentar la mercantilización
de la cultura indígena?

Georgina Flores Mercado


Instituto de Investigaciones Sociales
CONTENIDO

• Introducción
1. El problema
2. El diagnóstico
3. La solución
4. Las consecuencias
5. La bibliografía

La información vertida en este texto se fundamenta en resultados


del proyecto de investigación Procesos institucionales y comuni-
tarios para la salvaguarda de la Pirekua como patrimonio cultural
inmaterial de la humanidad (in 301016), financiado por el papiit de
la dgapa, unam.
PATRIMONIO CULTURAL Y TURISMO... 17

INTRODUCCIÓN

E
ste texto plantea una interesante cuestión: ¿es válido benefi-
ciarse del patrimonio cultural de los pueblos indígenas para
promover el turismo nacional? ¿Quiénes son realmente los
beneficiados? De manera contundente, la autora evidencia cómo
el modelo de desarrollo económico neoliberal explota las prác-
ticas culturales de los pueblos indígenas, muchas de ellas rituales
­sagrados, trayendo consigo relaciones de poder y dominación en
las que los pueblos indígenas quedan irremediablemente subordi-
nados en los niveles político, económico y cultural; además de aca-
rrear terribles consecuencias medioambientales y socioculturales.
culturas de los pueblos indígenas

oferta

integración
consentimiento
sin
PATRIMONIO CULTURAL Y TURISMO... 19

EL
PROBLEMA

El turismo se ha constituido como pieza clave para el desarrollo económico del


país. La Secretaría de Turismo considera que México será líder en este mercado
a nivel mundial en el año 2030. Para alcanzar esta meta, los gobiernos –federal
y estatales– se han propuesto ampliar la oferta y crear nuevos productos para su
comercialización. De esta forma, el denominado turismo cultural ha cobrado mayor
relevancia y, si bien se ha concentrado en promover los museos, monumentos histó-
ricos y zonas arqueológicas, actualmente son las culturas de los pueblos indígenas
las que se han integrado –muchas veces sin su consentimiento– a la oferta turís-
tica. A la par de este proceso económico, la unesco, en fechas recientes, ha adopta-
do varias convenciones con las que se propone garantizar la diversidad cultural en
el mundo. Uno de estos instrumentos es la Convención para la salvaguardia del
patrimonio cultural inmaterial, en la cual México tiene nueve prácticas culturales
reconocidas en la Lista Representativa y una en la Lista de Mejores Prácticas.
A partir del seguimiento sistemático de estos procesos de patrimonialización, he-
mos detectado que, si bien las comunidades indígenas que logran las declaratorias
buscan la salvaguarda y recreación de sus prácticas culturales tradicionales –danza,
música, comida–, la distinción de la unesco es una forma de poner en valor tu-
rístico dichas prácticas para integrarlas a la
oferta del mercado. El presente texto aborda
esta problemática y hace algunas propues- “apuesta” por el
tas para su atención institucional. turismo como
solución económica
20 GEORGINA FLORES MERCADO

EL
DIAGNÓSTICO

Alma y colores de México: la promoción


turística del país
Máscaras, sombreros de charro, listones de colores, vistosos vestuarios, fuegos ar-
tificiales, cocinas coloniales, suculentos platillos, arquitectura vernácula y paisajes
escénicos del país se mezclan con mujeres, hombres, ancianos y niños de morenos
rostros al ritmo de la música interpretada por el grupo de son jarocho Los cojolites.
Se trata de Alma y colores de México, un video realizado en 2010 por ProMéxico
para celebrar los festejos del bicentenario de la Independencia. El video proyecta
la imagen “multicultural” del país y entreteje en su narrativa audiovisual las tradi-
ciones mestizas producto de la colonización con prácticas culturales de larga du-
ración de los pueblos indígenas. Actualmente este video sirve para la promoción
turística de México, pero no es el único. Las secretarías de turismo de los estados
han realizado, con una buena inversión de recursos económicos, distintos videos
promocionales de sus estados, donde no pueden faltar las prácticas culturales,
muchas de ellas ancestrales, de los pueblos indígenas. Sin duda, este incremento
en la producción audiovisual para la promoción turística forma parte del proyecto
turistificador del país, convertido ya en uno de los destinos más seleccionados a
nivel internacional. El mercado turístico, de acuerdo con Ana Rosas Mantecón,1 se
ha convertido en la tercera fuente de ingresos económicos y desde el año 2000 las
inversiones y expectativas económicas no han hecho más que crecer.
Bajo el modelo fordista –que promueve un turismo masificado, hedonista y he-
liotrópico–, los distintos gobiernos apostaron por la propuesta de sol y playa como
parte de sus programas de desarrollo. A partir de los años ochenta, el mercado

1 
Ana Rosas Mantecón, “El giro hacia el turismo cultural: participación y desarrollo sus-
tentable”.
PATRIMONIO CULTURAL Y TURISMO... 21

turístico creció exponencialmente a nivel global y logró expandir la oferta más allá
de las zonas costeras, además de incorporar otros escenarios como los urbanos,
rurales y naturales.2 El patrimonio cultural se constituiría, entonces, en una pieza
clave para el desarrollo del turismo global.
Nuestro país no ha sido ajeno a estos cambios dinamizados por el modelo eco-
nómico neoliberal y la oferta turística se ha ampliado a través de programas como
el de Pueblos Mágicos. El turismo cultural se ha enfocado en usar al patrimonio
cultural material –museos, arquitectura colonial y zonas arqueológicas– como
motor de su desarrollo, pero no únicamente, pues también se han incluido en la
oferta las culturas populares e indígenas mediante festividades, comidas, danzas
y músicas tradicionales, algunas de ellas consideradas como patrimonio cultural
inmaterial por la unesco.
La expansión del turismo en nuestro país ha sido posible en buena parte por la
amplia difusión de las bondades de éste: generación de empleos, ingreso de divisas,
vía rápida para el desarrollo económico y un motor para la diversificación econó-
mica y la modernización de las regiones rurales e indígenas del país, a cuyos inte-
grantes se les presenta como una “oportunidad” para salir de la pobreza. Los usos
turísticos del patrimonio cultural de los pueblos indígenas se justifican a través de
una óptica productivista mediante la cual se entiende que el patrimonio también
es un producto explotable y rentable econó-
micamente y, sobre todo, se considera que

“oportunidad”
el turismo puede conservar, salvaguardar y
mantener vigente el patrimonio cultural de
los pueblos.3
No obstante, aunque el turismo se ha para salir
vendido como “la industria sin chimeneas”, de la pobreza
lo cierto es que su desarrollo ha implicado
un alto costo no sólo medioambiental sino
también sociocultural. La imagen positiva del turismo cambió a partir de la década
de los setenta, cuando los estudios demostraron los procesos negativos derivados de
él y cuestionaron si realmente contribuía al desarrollo de un país; la misma Orga-
nización de las Naciones Unidas en sus programas medioambientales identifi-
caba al turismo masivo como fuente de daños al medio ambiente.4
La destrucción de ecosistemas, la pérdida de biodiversidad, el despojo terri-
torial, la adquisición de enormes deudas públicas para la infraestructura turísti-
ca (transportes, carreteras, hoteles, videovigilancia, etcétera), la generación de
empleos precarios –donde las mujeres serán el sector laboral más explotado–, la

2 
Vid. Javier Hernández-Ramírez, “Turismo de base local en la globalización”.
3 
Vid. Georgina Flores Mercado, La pirekua como patrimonio cultural inmaterial. Efectos del
nuevo paradigma patrimonial.
4 
Vid. John Lea, Tourism and Development in the Third World.
22 GEORGINA FLORES MERCADO

mercantilización de las culturas de pueblos indígenas, la reproducción de relacio-


nes asimétricas entre pobladores, turistas y empresas son tan sólo algunos de los
efectos negativos que el turismo produce. Con respecto a los pueblos indígenas,
Xerardo Pereiro señala que el turismo es como un arma de doble filo: por un lado, se
considera una oportunidad para el desarrollo socioeconómico pero, por otro, es un
mecanismo de explotación y dominación neocolonial.5 Por ejemplo, en el ámbito
patrimonial, si bien hay experiencias que muestran la recuperación de edificios
históricos o zonas arqueológicas, esta relación causal entre turismo y preservación
del patrimonio, al mismo tiempo oculta las relaciones de poder y dominación que
regulan estos procesos.
La Organización Internacional del Trabajo advierte que, si bien el turismo puede
ayudar a desarrollar la infraestructura para las expresiones culturales de los pueblos
indígenas, al mismo tiempo su desarrollo ha significado, para un número importan-
te de comunidades locales, el deterioro de su patrimonio histórico, la pérdida y la
adulteración de sus valores culturales o su reemplazo por otros ajenos a sus usos y
costumbres tradicionales.6
Así, el turismo, más que ser una inofensiva estrategia de desarrollo económi-
co, es, para muchos, una nueva forma de colonización que refuerza las históricas
relaciones de dominación entre los países del norte y los del sur global.7
Sin duda, medio ambiente y cultura comparten muchas problemáticas deri­
vadas del actual modelo turístico. No obstante, es importante analizar y dar cuenta
de forma particular sobre lo que sucede en el ámbito cultural y patrimonial de los
pueblos indígenas.

La cultura y patrimonio cultural de los


pueblos indígenas como recurso
Hace ya un par de décadas, George Yúdice argumentó que en el actual sistema
neoliberal la cultura es vista como un recurso. Esta concepción no sólo ha poten-
cializado la mercantilización cultural, sino también un nuevo marco epistémico
donde la ideología y la sociedad disciplinaria (instituciones, normas sociales, indi-
vidualización) son absorbidas por la racionalidad económica y donde nuevas acti-
vidades en torno a la cultura cobran prioridad, como la gestión, la conservación, el
acceso, la distribución y la inversión en la cultura.8

5 
Xerardo Pereiro, “Reflexión antropológica sobre el turismo indígena”.
6 
Carlos Maldonado, Turismo y comunidades indígenas: impactos, pautas para autoevalua-
ción y códigos de conducta, p. 12.
7 
Esta temática ya ha sido abordada por varios autores incluidos en la bibliografía de este
texto, entre ellos John Lea, Duccio Canestrini, Rodrigo Fernández Miranda y Javier Hernández-
Ramírez.
8 
George Yúdice, La cultura como recurso. Usos de la cultura en la era global.
gobiernos neoliberales
más que ser una estrategia
de desarrollo económico
es una nueva forma
de colonización

cultura y valor económico


La cultura entonces debe ser gestionada y enfocada a la
producción y al consumo global, y aunque los centros
de esta gestión son locales o nacionales, éstos general-
mente están vinculados a los proyectos, intereses y reglas
globales promovidas por los países más ricos y organiza-
ciones como el Fondo Monetario Internacional, el Banco
Mundial o la unesco.9
En este contexto, la cultura de los pueblos indígenas adquiere
un nuevo sentido y valor económico. Distintos autores han afirma-
do que el exotismo, la autenticidad y la búsqueda de otras formas de
vida por parte de los habitantes del norte global son los principales motivos
por los que viajan los turistas a los territorios indígenas.10 Así, la identidad cultural
se convierte en una marca, en una etiqueta que distingue y vende en el mundo
globalizado.
Esta concepción de la cultura como recurso ha generado un nuevo orden cultu-
ral para el cual se han creado instrumentos y procesos. Desde nuestra perspectiva,
algunos de esos instrumentos globales son las Convenciones que la unesco ha
adoptado para conservar y/o salvaguardar el patrimonio cultural. La Convención
sobre la protección del patrimonio mundial, cultural y natural (1972) y la Con-
vención para la salvaguardia del patrimonio cultural inmaterial (2003) regulan,
construyen y redefinen las formas de relación en torno a la cultura y sus bienes
para salvaguardar la diversidad cultural. Los planes de manejo y/o salvaguarda
deben incluir en sus propuestas a los circuitos del consumo cultural, donde el tu-
rismo ocupa un lugar central.11
Antes de continuar con esta política patrimonial de nivel internacional, es im-
portante mencionar que cada país ha construido su propia historia patrimonial.
Por ejemplo, en Inglaterra el patrimonio ha estado vinculado a la acumulación
de bienes materiales asociados con su imagen imperial a nivel mundial. Sus po-
líticas de conservación han estado abiertas a la inversión privada para preservar

9 
Vid. Cristina Oehmichen, Enfoques antropológicos sobre el turismo contemporáneo.
10 
Vid. Xerardo Pereiro, “Los efectos del turismo en las culturas indígenas de América
Latina”.
11 
Vid. Rodney Harrison, Understanding the politics of heritage.
debilitado
tanto el patrimonio
vínculo con la construcción ciudadana

material como el inmaterial


son considerados
un recurso para el
desarrollo turístico
enormes edificaciones de la monarquía y la aristocra-
cia, así como distintos espacios naturales. La noción de
conservación surgió principalmente por los movimientos
ciudadanos conservacionistas que denunciaban el riesgo y
la destrucción de bienes inmuebles y espacios naturales por la
industrialización del país.12 En México, la historia reciente patrimo-
nial ha sido otra. Como es sabido, el proyecto posrevolucionario buscó
forjar la nación a partir de símbolos que reflejaran lo mexicano para construir
una identidad nacional fuerte y homogénea. Las edificaciones y culturas prehis-
pánicas constituyeron la fuente simbólica principal en dicha faena. El Estado se
asumió como la entidad legal y legítima protectora de este patrimonio cultural, y la
educación fue el medio principal para difundirlo. No obstante, los pueblos indíge-
nas –y sus culturas– si bien fueron reconocidos como la base de la nación, debían
adecuarse a los objetivos del desarrollo tecnológico y del progreso.
Sin embargo, los últimos gobiernos neoliberales han dado un giro en la inter-
pretación del patrimonio cultural hacia el consumo cultural y han debilitado su
vínculo con la construcción de la ciudadanía y del poder ciudadano. Para estos
gobiernos, tanto el patrimonio material como el inmaterial son considerados un
recurso que permitirá el desarrollo turístico a nivel nacional y local. En palabras
de Francisco López Morales, quien fuera director de la Dirección de Patrimonio
Mundial del inah:
el valor principal de nuestro patrimonio inmaterial radica en que transmite
símbolos y significados, y al mismo tiempo refleja las habilidades de aquellos
que lo crearon. Además, representa un recurso cultural que, complementa-
do con la infraestructura y los servicios necesarios, puede convertirse en un
producto turístico generador de beneficios económicos y de bienestar social
para la colectividad. Después de haber sido identificado como recurso, este
patrimonio se integra con el turismo cultural.13

12 
Idem.
13 
Francisco López Morales, “Convención de la unesco para la salvaguardia del patrimo-
nio cultural inmaterial. Retos para México”, p. 53.
PATRIMONIO CULTURAL Y TURISMO... 25

De acuerdo con esta visión, las prácticas culturales que los pueblos indígenas
han cultivado para recrear sus identidades durante un largo aliento, y muchas
veces bajo críticas condiciones, son el recurso que se usará para integrarlos al
modelo de desarrollo económico neoliberal para que así puedan aliviar su po-
breza. Lo que no se dice es que ocuparán una posición subordinada a nivel políti-
co, económico y cultural, esto es: a) a nivel político: las decisiones sobre su cultura
–y patrimonio– serán tomadas por agentes institucionales y empresariales que de-
finirán qué, cómo, cuándo, dónde y para qué son las expresiones culturales de los
pueblos;14 b) a nivel económico: las ganancias para los pueblos indígenas deriva-
das de esta mercantilización de su cultura serán mínimas, sobre todo comparán-
dolas con las millonarias ganancias que obtienen aerolíneas, agencias turísticas,
cadenas hoteleras y de restaurantes, etcétera;15 c) a nivel cultural: los significados
de sus prácticas culturales se verán fuertemente transformados. Por ejemplo, la
espectacularización de danzas y músicas tradicionales serán moldeadas para el
gusto hegemónico de la sociedad occidental, pero también la subjetividad de quie-
nes la realizan; por ejemplo, si antes se danzaba o cantaba para fortalecer la propia
identidad, ahora se hará para el agrado del turismo.16 Los rituales sagrados serán
integrados en este circuito del mercado turístico para satisfacer la curiosidad por
el exotismo y la búsqueda de autenticidad que intensamente promueve la publi-
cidad turística.
En México resulta preocupante la llegada masiva de turistas a los panteones de
poblaciones indígenas –e inclusive urbanas– durante los días dedicados a celebrar
“a los difuntos”. Este arribo de turistas representa una violenta irrupción a un espa-
cio comunitario para presenciar una práctica ritual que se ha publicitado, por las
agencias turísticas y medios de comunicación, como pública, festiva y “donde no
hay dolor”. No obstante, es un tiempo y espacio que, si bien destaca por la convi-
vencia familiar a través de la comida, la música y la ornamentación de las tumbas,
no está exento de duelo y tristeza, por lo que las familias tienen que modificar sus
costumbres para evitar a los turistas.
Ahora bien, en cuanto a la publicidad turística, este texto inicia con una bre-
ve descripción del promocional Alma y colores de México y, como mencioné, los
gobiernos de distintos niveles han invertido importantes cantidades de recursos
públicos para financiar la publicidad turística. El discurso audiovisual de este tipo
de publicidad tiene como objetivo atraer a nuevos consumidores, convirtiendo a
las personas y sus culturas en productos exóticos vendibles en el mercado turís-
tico nacional e internacional. Pero la publicidad es más que un mero instrumento
del mercado, también es un medio para afirmar el orden social, en el cual a los

14 
Vid. Georgina Flores Mercado, “¿Protege mercantilizar el patrimonio cultural inmaterial?”.
15 
Vid. Rodrigo Fernández Miranda, Viajar perdiendo el sur. Crítica del turismo de masas.
16 
Vid. Amparo Sevilla, “Del ritual al espectáculo” y Georgina Flores Mercado y Fernando
Nava, Identidades en venta. Músicas tradicionales y turismo en México.
26 GEORGINA FLORES MERCADO

pueblos indígenas les corresponde vender su cultura y a los ciudadanos de las cla-
ses media y alta consumirla. Así, la publicidad lejos de ser un discurso neutral, es
un importante dispositivo de poder que a través de imágenes, discursos y música
construye una noción romántica de los pueblos indígenas, para que los turistas
consuman esas identidades culturales sin mucha reflexión sobre sus verdaderas
realidades políticas y sociales.17
Por otra parte, es importante preguntarnos qué rol juega el patrimonio cultural
en estos procesos. Actualmente, las declaratorias de la unesco ocupan un rol cen-
tral en la mercantilización cultural, pues se convierten en una etiqueta de distin-
ción que permite competir a nivel nacional e internacional a los países que logran
la distinción. Las listas de la unesco representan para los países del sur global
una importante plataforma desde la cual los gobiernos promueven el mercado
turístico en su país. Para ello, invierten importantes recursos económicos públicos
y despliegan distintas acciones con el propósito de lograr inscribir en las listas tan-
tos sitios o prácticas culturales como les sea posible.18
Es importante señalar que estos procesos de patrimonialización no han estado
exentos de contradicciones y conflictos suscitados a nivel comunitario y/o regio-
nal. El desconocimiento y la falta de participación de quienes crean y sustentan las
prácticas culturales declaradas patrimonio de la humanidad han marcado estos
procesos, a pesar de que la Convención de 2003 señala que debe existir
la más amplia participación de las comunidades. De igual forma, la
Constitución y distintos instrumentos internacionales obligan al go-

problemas culturales
bierno mexicano –federal y estatal– a realizar una consulta libre,
previa e informada, así como fomentar la participación de la po-
blación indígena en la toma de decisiones sobre dichos proce-
sos. Además, los estudios realizados hasta ahora, muestran
sociales

que los procesos de patrimonialización no tienen como fin


la salvaguarda de las culturas indígenas, sino poner en va-
lor turístico sus prácticas y rituales culturales.19
políticas

los turistas consumen


identidades culturales
¿reales?
17 
Vid. Georgina Flores Mercado, “This is the pirekua… de pirekuas,
patrimonio cultural p’urhépecha y turismo”.
18 
Vid. Dallen Timothy, Cultural Heritage and Tourism in the Developing
World: A Regional Perspective.
19 
En el documental Los riesgos de la patrimonialización se puede obtener mayor informa-
ción al respecto. Vid. Georgina Flores Mercado, “¿Protege mercantilizar el patrimonio cultural
inmaterial?”.
PATRIMONIO CULTURAL Y TURISMO... 27

LA
SOLUCIÓN

Hacia otra visión del patrimonio cultural


de los pueblos indígenas
A varias décadas de la implementación de un modelo económico que promueve
el turismo global, no se puede seguir actuando como si éste no generara cambios
culturales y problemas sociales y medioambientales en las poblaciones que lo
reciben. Es importante que los gobiernos y las instituciones –sus funcionarias y
funcionarios– de los distintos niveles dedicados al turismo y a la cultura analicen
y comprendan los cambios que se suscitan a partir de este mercado turístico.
El binomio “turismo” y “patrimonio cultural”, construido por el capitalismo glo-
bal, nos recuerda lo que Guillermo Bonfil Batalla señalaba con respecto al control
cultural, entendido como la relación entre las prácticas culturales y la capacidad
de decisión de las comunidades o grupos sobre su cultura.20 En la métrica de este
control social encontramos en un extremo a la cultura enajenada y en el otro a la
cultura autónoma. Entre estos dos polos pueden ocurrir distintos procesos cultu-
rales que, dependiendo de sus contextos políticos y económicos, se decantarán
hacia uno u otro de los extremos.
En este sentido, las instituciones gubernamentales de los distintos niveles de-
ben actuar para que la balanza se decante hacia la autonomía cultural y para que
las comunidades y pueblos indígenas puedan ejercer su poder sobre ella, tal
como fue planteado en el Foro Internacional Indígena de Turismo celebrado en
Oaxaca en el 2002:
1) Los pueblos indígenas no somos simples “socios”, sino poseedores, in-
ternacionalmente reconocidos, de derechos humanos y colectivos, inclu-
yendo los derechos a la autodeterminación, el consentimiento informa-
do y la participación efectiva.
[…]

20 
Guillermo Bonfil Batalla, “Lo propio y lo ajeno. Una aproximación al problema del control
cultural”.
28 GEORGINA FLORES MERCADO

3) Los pueblos indígenas no somos objetos del desarrollo turístico. Somos


sujetos activos, con derechos y responsabilidades sobre nuestros territo-
rios y las iniciativas que se pretenden llevar a cabo en ellos. Esto significa
que somos responsables de defender a los territorios y las comunidades
indígenas del desarrollo que imponen los gobiernos, desarrollistas, em-
presas privadas, ong y especialistas.
4) El turismo es benéfico para las comunidades indígenas sólo si se basa en
la autodeterminación y la fortalece. Los “expertos” y asesores externos son
útiles para nosotros únicamente si trabajan dentro del marco conceptual
definido por nuestros pueblos. Por lo tanto, los proyectos turísticos sólo
deben realizarse bajo la guía y la vigilancia de un equipo técnico de la
comunidad, después de un exhaustivo análisis crítico de sus pros y contras
en el largo plazo. 21

LAS
CONSECUENCIAS

La propuesta por cambiar el enfoque productivista y neoliberal en torno al patri-


monio cultural consiste en la posibilidad de transformar las relaciones de poder
y dominación antes mencionadas. Sin duda, este cambio tendría consecuencias
positivas no sólo de forma sino también de fondo en varios ámbitos, entre ellos el
simbólico-cultural y el político. En el primero, se buscaría modificar los significa-
dos mercantilistas, de entretenimiento y misticismo hedonista que han sido cons-
truidos en torno a los patrimonios culturales de los pueblos indígenas por la so-
ciedad de consumo. Para ello es importante sentar las condiciones para que sean
los propios pueblos quienes construyan las narrativas en torno a sus patrimonios
culturales; que sean ellos quienes decidan cómo describirse y representarse frente
al resto de la sociedad y frente a sí mismos.
En relación con el turismo, es importante señalar que no sólo se trata de lograr
un turismo ambientalmente sostenible, sino también culturalmente respetuoso,
donde los pueblos ganen el control de los procesos económicos y culturales en

21 
Declaración del Foro Internacional Indígena de Turismo.
narrativas
propias

de consumo
patrimonios culturales
sociedad

culturas y territorios
respeto

acceso

romper con la política vertical


que ha dominado el ámbito
patrimonial institucional
su propio territorio y que las instituciones cumplan con la Constitución y con los
acuerdos internacionales firmados por el Estado mexicano, además de que infor-
men y consulten a las comunidades sobre los proyectos turísticos que involucran
sus culturas y sus territorios.
Este aspecto nos conecta con el segundo ámbito, el político. A nivel internacio-
nal se considera que las voces más críticas frente a los procesos de patrimonializa-
ción han sido las de los pueblos indígenas al cuestionar las nociones occidentales
de patrimonio en el manejo y la gestión de éste.22 Romper con la política vertical
que ha dominado el ámbito patrimonial institucional, tanto a nivel internacional

22 
Vid. Laurajane Smith, Uses of Heritage.
30 GEORGINA FLORES MERCADO

como nacional, tendrá como consecuencia la democratización de los procesos y


el reconocimiento de los pueblos indígenas –y de la ciudadanía en general– como
los indicados para decidir y participar en los procesos de conservación y salva-
guarda de sus propios patrimonios culturales, con la libertad de optar, o no, por el
turismo como estrategia.

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