Los Cátaros.
Los Cátaros.
¿Y por qué en Occitania y no en otros lugares? Hubo otros lugares, como Alemania o
Italia, pero la razón no es que los prelados fuesen más inactivos que en otras zonas, pero
quizá si insuficientes para la amplitud de las diócesis, donde quedaban lugares del
ámbito rural de los que se encargaban curas mediocres que no podían luchar contra las
predicaciones cátaras, las cuales encontraron acogida entre la gente. En el norte la
interacción entre los eclesiásticos, el poder secular y el propio pueblo no les permitió
proliferar.
En esta zona, la población cátara era entre el 5 y el 10% o más en las ciudades más
contaminadas, y era tolerada por muchos más.
Generalmente eran malos católicos, pero les interesaba poco el oscuro maniqueísmo
enseñado en Tolosa y en Alby.
Buena prueba del espíritu dominante entre los provenzales nos ofrece la conducta de los
trovadores durante la cruzada antialbigense. Casi todos se pusieron de parte de los
herejes y del conde de Tolosa; pero ni aun en sus invectivas más feroces y apasionadas
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se trasluce entusiasmo por la nueva doctrina. Guillem Figuera, en su célebre
Sirventesio, lanza mil enconada maldiciones contra Roma, engañadora, codiciosa, falsa,
malvada, loba rabiosa, sierpe coronada; le atribuye todos los desastres de las cruzadas,
la pérdida de Damieta, la muerte de Luis VIII, etc.; pero su ardor rabioso nada tiene de
ardor de neófito. Si el poeta era maniqueo, bien lo disimula. Resumamos: la herejía fue
lo de menos en la guerra de Provenza. Dominaba allí un indiferentismo de mala ley,
mezclado con cierta animosidad contra los vicios, reales o supuestos, de la clerecía.
Había, además, poderosa tendencia a constituir una nacionalidad meridional, que quizá
hubiera sido provenzal–catalana, tendencia resistida siempre por los francos. Bastaba
una chispa para producir el incendio, y la chispa fueron los cátaros.
El clero veía en la vida laica la perdición, y solo la vida religiosa era digna de salvación.
El clero veía además en la mujer la fuente de todo pecado y perdición. También se
mostraba disconforme con la vida urbana que comenzaba a renacer: el auge del
comercio podía ser un peligro para la explotación de los excedentes mediante el sistema
económico feudal. Era por lo tanto difícil alcanzar la salvación para los laicos.
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que fuera preciso. También lo hacía la burguesía mercantil, que participaba cada vez
más en el gobierno ciudadano y en la época inicial del capitalismo, aspiraba al libre
comercio del dinero con la posibilidad de préstamo a interés (condenado por la
Iglesia católica) y veía con malos ojos las medidas antisuntuarias de la Inquisición y las
persecuciones que ahuyentaban la mano de obra y el dinero. Frente a esto, el Catarismo
se mostraba como una doctrina que no solamente no condenaba las actividades
mercantiles, sino que incluso las favorecía. Y también lo hacían los artesanos,
especialmente los textiles, fueron una de las clases predilectas de los cátaros.
Muchos Perfectos ejercieron ese oficio y los campesinos porque vivían en precarias
condiciones, perjudicado por los diezmos y primicias eclesiásticos y porque deseaba un
misticismo distante de la opulencia eclesiástica del momento.
Pedro de Bruis, antiguo clérigo provenzal, que a partir de 1105 predicaba 'la inutilidad
de los templos, de las indulgencias, de los sufragios por los difuntos, del Bautismo y de
la Eucaristía, así como la obligación de odiar la Cruz', puede considerarse 'un
antecedente importante, un verdadero precursor y desbrozador del terreno del catarismo.
Por lo que se refiere a la implantación del catarismo, las franjas donde ésta era más
fuerte podemos delimitarlas a la región entre las ciudades de Tolosa, Albi , Carcasona y
Foix, territorios que pertenecían al conde de Tolosa (Raimundo VI), y a los vizcondes
de Beziers-Carcasona (Raimundo Roger de Trencavel).
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Junto a ellos, la burguesía mercantil, que participaba cada vez más por sus cónsules en
el gobierno ciudadano y en la época inicial del capitalismo, aspiraba al libre comercio
del dinero con la posibilidad de préstamo a interés condenado por la Iglesia católica, y
veía con malos ojos las medidas antisuntuarias de la Inquisición y las persecuciones que
ahuyentaban la mano de obra y el dinero. Los
artesanos, especialmente los textiles, fueron una de las clases predilectas de los cátaros:
muchos Perfectos ejercieron ese oficio y tisserand se convirtió, prácticamente. en
sinónimo de cátaro. Los campesinos. en fin, en los que se refugiará el catarismo de los
últimos tiempos, estarán contra los diezmos y primicias eclesiásticos y mirarán también
por ello con simpatía al movimiento.
El porcentaje de mujeres que a mediados del siglo XIII fueron interrogadas como
"Perfectas" en el Languedoc cátaro supera el cuarenta por ciento.
Rituales, doctrina
La ceremonia más importante era el sacramento del consolamentum. Se trataba de una
ceremonia en la que el candidato a perfecto, previa una etapa de noviciado o
preparación que podía durar un año, se arrepentía de sus faltas, se comprometía a vivir
en castidad, a no comer ni carnes ni leche, a no mentir ni prestar juramento, a no
abandonar la Iglesia ni siquiera ante la amenaza de muerte, no blasfemar no matar y a
seguir los mandatos del evangelio. A continuación, el oficiante perdonaba los pecados
del postulante, lo recibía y confirmaba como miembro de la Iglesia colocándole sobre la
cabeza el texto sagrado. Esta ceremonia, según la opinión de Brenon, reunía a la vez
varios de los sacramentos católicos. Al ser aceptado como perfecto, se le bautizaba,
confirmaba, perdonaba y ordenaba como clérigo, pues estaba facultado para perdonar,
predicar, conferir el consolamentum y presidir otros actos rituales. La bendición del pan
y la Santa Oración, es decir el Padrenuestro, eran ceremonias conmemorativas de la
última cena, sin valor sacramental, pues no aceptaban el sacramento de la eucaristía
como lo propone la Iglesia católica; es decir, negaban la transubstanciación.
Los cátaros aun sin tener como norma el suicidio, si aceptaban la muerte de una manera
pasiva, llamada “endura”, dejándose morir por inanición, en todo caso se aplicaba esta
en casos excepcionales y de una manera totalmente voluntaria, por el sistema de
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cortarse las venas, baños alternativos de agua muy fría y caliente, con el fin de provocar
congestiones pulmonares, que terminaran con la muerte del cátaro, incluso
despeñándose por un precipicio.
El pacifismo de los cátaros (que por otra parte parecía real) era similar al pacifismo
aplicado en otros momentos de la historia donde el tirano es pacifista. Exige pacifismo
al tiempo que aplica su tiranía, consistente principalmente en llevar a la marginalidad
más absoluta a quienes no se avienen a sus imposiciones; así, en 1167, en la iglesia de
Sainte-Marie Magdalene de la ciudad, los burgueses de Béziers habían asesinado al
abuelo de Raymond Roger Trencavel por oponerse a sus libertades.
No comían carne, debido a que era materia fruto de acto sexual, y por lo tanto,
doblemente impura. Sí comían pescado, ya que según la creencia de la época, los peces
nacían por generación espontánea de unos gérmenes o animáculos presentes en el agua.
Eran radicalmente pacifistas. Les estaba prohibido matar, salvo lobos o serpientes en
legítima defensa. En una etapa posterior, ni siquiera en esos casos se llegaba a autorizar
el matar a un ser vivo.
Los perfectos sostenían que la cruz no era algo que hubiera que venerar, sino tan sólo un
instrumento de tortura, perversamente glorificado por la fe romana. También se
horrorizaban ante el culto a las reliquias de los santos. Aquellos trozos de hueso o de
tela para los que se construían iglesias o se organizaban peregrinaciones pertenecían a la
esfera material, la sustancia creada por el demiurgo maligno que moldeó este mundo
y la envoltura carnosa de lo humano: el que había hecho el cosmos y tentado a los
ángeles hasta expulsarlos del cielo, para después atraparlos en el envase perecedero del
cuerpo mortal. En el sistema general de las cosas, lo importante era sólo el espíritu de
cada uno, lo que quedaba de la naturaleza del ángel caído, lo que permanecía conectado
con el bien. Pensar lo contrario era engañarse. Los sacramentos administrados por la
Iglesia no eran más que paparruchas.
Para los dualistas mitigados (búlgaros) Satanás es Hijo de Dios, mientras que para los
radicales (dragovitas) es un dios independiente y todopoderoso.
Los cátaros afirmaban que si una mujer moría antes de dar a luz, se condenaba, puesto
que había muerto llevando un demonio dentro. Y es que, si todo lo material era obra de
Satán, también el hombre lo era - de hecho, Satán habría creado al hombre del barro y le
habría infundido vida al incardinar en dicha creación a un ángel caído -, de manera que
las mujeres embarazadas no estaban más que propiciando el nacimiento de nuevos
demonios, y tenían ya dentro de sí un demonio. Que las mujeres pudieran ser ordenadas
quizás atrajera a muchos disidentes de la Iglesia Católica, pero este tipo de doctrinas
acabaría alejando a muchas de ellas, en una época, en la que éstas eran principales
educadoras y transmisoras de valores.
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Para poder salvar a los espíritus puros encerrados en cuerpos humanos, Dios envió su
Palabra por medio de un mensajero, Jesús, que era un ángel fiel y que Dios, por esta
aceptación redentora, le llamó su Hijo. Jesús bajó a la tierra y, con objeto de no tener
ningún contacto con la materia, tomó un cuerpo aparente y vivió y murió aparentemente
como un hombre. Jesús enseñó que el camino de la salvación consiste en renunciar a
todo aquello que tenga sabor carnal si quiere uno liberar el espíritu puro que está
encerrado y aprisionado dentro de nosotros. Por eso es pecado no sólo el matrimonio
sino también el uso de los alimentos carnales; el ideal de santidad sería el suicidio como
medio para escapar y sustraerse voluntariamente a la influencia del principio del mal. Al
fin del mundo, todos los espíritus se verán libres y gozarán de la gloria eterna; no habrá
infierno para nadie puesto que cada uno habrá obtenido la salvación a través de
reencarnaciones purificaciones.
En primer lugar, ellos generalmente dicen de sí mismos que son cristianos buenos, que
no juran, ni mienten, ni hablan la mal de otros; que no matan a hombre ni a animal, ni
nada que tenga aliento de vida, y que tienen la fe del Señor Jesucristo y su evangelio tal
como la enseñaron los apóstoles.
Ellos afirman que ocupan el lugar de los apóstoles, y, por motivo de las cosas antes
mencionadas, es que la Iglesia Romana, a través de los prelados, los clérigos, y los
monjes, y especialmente los inquisidores de la herejía, los persigue y les llama herejes,
aunque son buenos hombres y buenos cristianos, y que son perseguidos así como lo
fueron Cristo y sus apóstoles por los Fariseos.
Atacan y vituperan, uno por uno, todos los sacramentos de la Iglesia, especialmente el
sacramento de la eucaristía, diciendo que no es posible que contenga el cuerpo de
Cristo, porque aunque fuese tan grande como el monte más alto, los Cristianos ya lo
habrían consumido para esta fecha. Afirman que la hostia viene de la paja, que pasa por
las colas de caballos, a saber, cuando la harina es limpiada por un cedazo (de pelo
de caballo); y además, pasa por el cuerpo y tiene un fin vil, lo cual, ellos dicen, no
podría acontecer si Dios estuviera allí.
Del bautismo, afirman que el agua es material y corruptible y es por lo tanto la creación
del poder malo, y que no puede santificar el alma, pero que los eclesiásticos venden esta
por avaricia, tal como venden la tierra para enterrar a los muertos, y el aceite a los
enfermos cuando los ungen, y tal como venden la confesión de pecados hecha a
sacerdotes.
Por lo tanto ellos declaran que la confesión hecha a los sacerdotes de la Iglesia Romana
es inútil, y que, puesto que los sacerdotes pueden ser pecadores, ellos no tienen potestad
de soltar ni de atar, y, siendo impuros en sí mismos, no puede hacer limpios a otros.
Afirman, además, que la cruz de Cristo no se debe adorar ni venerar, porque, según
insisten, nadie venera ni adora el patíbulo sobre el cual un padre, pariente, o amigo ha
sido colgado. Ellos también declaran que los que adoran la cruz deben, por razones
semejantes, venerar todas las espinas y las lanzas, porque cuando el cuerpo de Cristo
estaba en la cruz durante la pasión, así mismo estuvo la corona de espinas en su cabeza
y la lanza del soldado en su costado, Ellos proclaman muchas otras cosas escandalosas
con respecto a los sacramentos.
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Además ellos leen de los Evangelios y las Epístolas en la lengua vulgar, aplicándolas y
exponiéndolas a su favor y contra la condición de la Iglesia Romana en una manera que
lo tomaría demasiado tiempo describir con lujo de detalles.
Promovían el amor libre. Para los cátaros, ninguna salvación fue posible sin haber
renunciado previamente al matrimonio. Incluso no sólo preferían las relaciones
heterosexuales ocasionales, sino que era preferible la relación sexual "antinatural" al
suprimir todo riesgo de procreación.
Las autoridades de la Iglesia catara no desaprobaban tales conductas. En épocas festivas
se llegaba a niveles de orgía. Más aún, estima que la actitud relajada hacia la moral
sexual explica el éxito que alcanzaron en la patria de los trovadores.
En cuanto a Cristo, los cátaros sostenían que hasta su venida la Humanidad había estado
bajo el imperio de Satán (Principio del Mal), al que atribuían incluso la personificación
de Jehovah en el Antiguo Testamento. Sin embargo, no consideraban a Cristo como
Dios, sino como un eón emanado y adoptado por Dios como Hijo y venido al mundo a
través del seno de María para enseñar a los hombres el valor del espíritu y el camino de
la liberación de la materia, sin misión expiatoria alguna, sino puramente didáctica y
ejemplar. El no podía ser contaminado por la materia: su cuerpo era aparente o
fantasmal y por tanto no había sufrido ni muerto realmente en la Cruz -sino sólo
simbólicamente- ni resucitado corporalmente. De acuerdo con su Cristología, la Iglesia
católica, con sus sacramentos materiales, su culto visible -cruces, imágenes y
ornamentos- y su organización externa, era para los cátaros la gran Babilonia, la
cortesana, la basílica del diablo y sinagoga de Satán.
En esta vida el único pecado consiste en la sujeción del mundo y el principio moral
básico es la abstención del mundo. Las obras carecen de todo valor; sólo la iluminación
interior salva.
El culto cátaro, sin cruces, imagenes ni sacramentos, se reducía a reuniones en las que
se leía el Nuevo Testamento traducido a lengua vulgar (cosa que prohibiría el concilio
de Toulouse de 1229). Seguía una homilía, la recitación del pater y la bendición del pan,
reservadas al Perfecto.
Aunque no practicaban ningún sacrificio ritual tenían otros ritos: a) oración,
especialmente el Padre nuestro, que repetían unas 250 veces al día, y en el que
cambiaron panem quotidianum por panem supersubstantialem; b) consolamentum, o
rito de entrada en la secta por imposición de manos que convertía a un creyente en
perfecto; melioramentum o invocación de los creyentes a los perfectos pidiendo su
intercesión ante Dios; servitium, o asamblea con lectura del Evangelio y sermón de un
perfecto; fracción del pan, y aparellamentum, o confesión pública de los pecados.
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"Consolamentum": sacramento fundamental de la iglesia cátara mediante el cual el
creyente se liberaba del mal. Se utilizaba para ordenar a los "Perfectos" y equivalía al
bautismo, y también a la extremaunción si se administraba en el momento de la muerte;
en ese caso, si el moribundo sobrevivía, el rito caducaba. Era una consagración, y como
tal, exigía una serie de compromisos que el purificado debía asumir.
"Convenenza": Acuerdo entre la iglesia cátara y los creyentes para que durante los
momentos anteriores a la muerte éstos sean consolados.
"Endura": Ayuno estricto del creyente que se realizaba a veces después de recibir el
"Consolamentum", y que en algunos casos podía llegar incluso hasta la propia muerte.
Uno de los aspectos más problemáticos, y que generó gran inquietud y defecciones entre
los cátaros era, por ejemplo, la doctrina relativa al estado del perfecto: Así, si un
perfecto pecaba, todos los que hubieran recibido el consolament de sus manos, lo
perdían, de manera que se condenaban irremediablemente.
El hombre, enseñaban, es una contradicción viviente. De ahí que la liberación del alma
de su cautividad en el cuerpo sea la verdadera finalidad de nuestro ser. Para alcanzar
ésta, el suicidio es recomendable; era costumbre entre ellos en la forma de la endura
(inanición). La extinción de la vida corporal en el mayor grado compatible con la
existencia humana es también una finalidad perfecta. Como la generación propaga la
esclavitud del alma al cuerpo, debe practicarse la castidad perpetua. La relación
matrimonial es ilegal; el concubinato, al ser de naturaleza menos permanente, es
preferible al matrimonio. El abandono de la mujer por su marido, o viceversa, es
deseable. La generación era aborrecida por los albigenses incluso en el reino animal.
Su pesimismo radical ante la vida los conduciría, con perfecta lógica, hasta el suicidio.
Había quienes se hacían abrir las venas en un baño y morían suavemente; otros tomaban
bebidas emponzoñadas o se daban la muerte en diversas maneras. La más usada era la
endura, lento suicidio, que consistía en dejarse morir de hambre. De los casos que
conocemos, algunos acabaron su vida al cabo de sólo seis días de ayuno absoluto; otros
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duraron siete semanas e inmediatamente eran venerados como santos y propuestos al
pueblo como modelos.
En algunos, los perfectos, el espíritu o parte superior del ser humano que quedó en los
cielos en el momento de la caída, se ha adueñado de nuevo del alma. Con la muerte,
libre ya el alma del cuerpo material, será arrastrada por el espíritu al reino celeste del
Bien, en donde se revestirá del cuerpo espiritual y glorioso que perdiera en su descenso
a este mundo….La mayoría, los Creyentes, no han recibido aún el espíritu y -salvo que
lo hagan antes de la muerte- habrán de pasar por sucesivas reencarnaciones.
Podían casarse y tener hijos (aunque, como se ha señalado antes, era preferible el amor
libre). Podían comer carne y tener bienes materiales. Sólo les estaba vetado los
juramentos y matar animales (ya que eran posibles receptáculos de reencarnación). Se
les recomendaba intentar zafarse de acudir a guerras, salvo que les fuera imposible.
En el ritual cátaro de Lyon se ruega así a Dios: “No tengas piedad de la carne nacida de
la corrupción, mas ten piedad del espíritu preso.
Organización
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Estaban organizados en obispados, como ya hemos explicado, presididos por el obispo
y sus ayudantes: un Hijo Mayor y un Hijo Menor. Cuando moría el obispo le sucedía el
Hijo Mayor, cuya posición era ahora ocupada por el Hijo Menor, y al puesto de este
accedería un nuevo personaje.91
Los cátaros habrían tomado como modelo la organización eclesial católica romana,
pero clasificaban los fieles de la siguiente forma:
Obispo
Perfecto
Diácono
Creyente
El diácono sería una especie de predicador, e incluso se le considera el equivalente al
sacerdote católico. Sólo de entre ellos, serían elegidos los perfectos, fieles que habrían
llevado su renuncia a lo material y lo mundano a un nivel superior, que les acercaba
más que a ningún otro, a la perfección y la salvación. Por eso, sólo ellos podían
nombrar a otros perfectos, ordenación que realizaban mediante la imposición de
manos,
rito sacramental equivalente al bautismo que se conoce como consolament o
consolamentum. Otro de los sacramentos conservados por los cátaros, era una especie
de confirmación, conocida como melhorament, que consistía en inclinarse tres veces
seguidas delante del perfecto, pidiendo su bendición y la de Dios, a fin de perseverar
en
el camino hacia la perfección y la salvación. El aparelhament, por su parte, era el
equivalente a la penitencia y la endura, el ayuno. Dado el radical rechazo de los
cátaros a todo lo material, el ayuno más perfecto, el que garantizaba la salvación, era
aquel que se llevaba al extremo de morir de inanición, lo que fue practicado por
algunos de los fieles a este movimiento. Pobreza, celibato y rezo, constituían los pilares
de la vida del perfecto cátaro.92
Existían tres obispados cátaros: El de Albi, el de Tolosa, y el de Carcasona. Que se
conozca, la iglesia cátara celebró un único concilio, el de Saint Félix de Lauragues en
1167, con la presencia del obispo cátaro de Constantinopla, el llamado Papa Nicetas,
prueba irrefutable de su gran implantación en Occitania.93
El catarismo mantenía que el hombre y la mujer eran iguales. Un ser humano había
experimentado muchas reencarnaciones —como campesino, princesa, muchacho,
muchacha—, pero, una vez más, lo que importaba era la personalidad divina,
inmaterial, asexuada, de cada uno. Si los sexos se empeñaban en juntarse y, por tanto,
prolongar su estancia en el mundo material, podían hacerlo libremente, fuera del
matrimonio, que era otro sacramento infundado inventado por una voluntad sacerdotal
de poder.94
Las perfectas, a diferencia de las monjas católicas, no estaban separadas del mundo y
desempeñaban un papel efectivo en la educación de su familia y del vecindario. Un
buen número de cataras eran viudas y madres. Es notable el papel de las mujeres en el
clero cátaro, si se compara la proporción de mujeres perfectas con la de monjas. Según
cifras provenientes de la Inquisición, a comienzos del siglo XIII, en algunos lugares, la
proporción de perfectas llegó a ser del 45% comparado con el 5% de mujeres en el
clero regular católico. Esta situación particular no impide desconocer que aún en el
catarismo las mujeres estaban subordinadas a los hombres. Sus tareas de sacerdotisas
sólo las realizaban cuando no había un perfecto presente. Nunca llegaron a
desempeñar el cargo de obispo y ni siquiera el de diácono.95
Las perfectas eran consideradas inferiores por llevar consigo el pecado original
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Los seguidores del catarismo se distinguían en puros o perfectos y en creyentes. Los
puros o perfectos vivían en absoluta separación de los bienes de la tierra, en rigurosa
ascesis, y evitaban todo contacto carnal ("el matrimonio es un lupanar" y dar hijos al
mundo significa procrear diablos: "Rogad a Dios que os libre del demonio que lleváis
en vuestro seno", decía un puritano de la secta a una mujer encinta); los puros llegaban a
este estado con una especie de imposición de las manos y del libro de los Evangelios.
Un ritual cátaro de Lyon nos ha conservado las particularidades de este rito de los
puros; la ceremonia se iniciaba con el servitium, o sea, con la confesión general hecha
por todos los presentes; después, el candidato se ponía ante una mesa en la que estaba
apoyado el Evangelio, y respondía a las preguntas que le hacía el decano de los
perfectos o puros; después se pasaba al melioramentum, que consistía en la confesión
del candidato, tras lo cual el decano le signaba con el Evangelio. Decano y candidato
recitaban una estrofa del Pater noster. Después llegaba ya el consolamentum, que era
una especie de promesa por parte del candidato de renunciar a los alimentos carnales, a
la mentira, al juramento y a la lujuria. Al principio se les imponía el vestido negro de la
secta, que podía ser sustituido por un cordón negro en tiempo de persecuciones.
Los creyentes, por su parte, debían venerar y respetar a los elegidos y alimentarlos; no
estaban obligados a las abstinencias carnales; en lugar del matrimonio se les aconsejaba
el concubinato, pues no teniendo éste como finalidad la procreación de los hijos, no
prolongaba la obra de Satanás; sólo en el lecho de muerte podían los creyentes recibir el
consolamentum, que era su regeneración.
Eran muy numerosos, podían casarse, hacer la guerra, etc., y generalmente cumplían los
diez mandamientos. Muchos seguían siendo “creyentes” durante años y sólo se
iniciaban en su lecho de muerte.
Para muchos Creyentes llegar al estado de Perfecto no era tarea fácil, ya que se seguían
sintiendo atraídos por el mundo material, aunque sólo fuera por los afectos a su familia.
En estos casos, se pactaba recibir el Consolamentum a la hora de la muerte (convenentia
convenensa). Esta costumbre dio lugar más tarde al suicidio pasivo, que practicaron los
enfermos graves para poder llegar más rápidamente a su unión con el
Espíritu.
Cada comunidad territorial tenía sus diáconos y su obispo, pero las iglesias eran
autónomas entre sí y mantenían vínculos de hermandad al estilo de las primeras
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comunidades cristianas. En este sentido, por ejemplo, es interesante saber que, en la
época de su máxima expansión (entre 1167 y 1209), llegó a haber en el Languedoc hasta
cinco “obispados” y una cincuentena de “diaconados”, prueba de una implantación que
ha sido debatida en cuanto a su número pero que podría cifrarse en una quinta parte de
la población total de esta parte de Occitania. Toda esta red eclesial se sustentaba
económicamente, por una parte en el trabajo de los “bons homes” que ponían en común
el fruto de su esfuerzo y aceptaban donaciones de los creyentes, y por otra en los
legados que solían hacer los creyentes moribundos cuando recibían el Consolamentum.
Dos de los problemas principales que presentaba la Iglesia Católica de los siglos X y
XI eran la Simonía y el Nicolaismo. La reforma Gregoriana del Papa Gregorio VII en
1073 intentó atajar el problema creando disposiciones que pusieran fin a estas
prácticas. En muchos lugares dichas disposiciones consiguieron reconducir la
cuestión, y se produjo un cambio sustancial de costumbres.
En relación a estos asuntos, el III Concilio de Letrán (1179) dictó doctrina; así, en el
capítulo 10 sentencia: Los monjes no sean recibidos en el monasterio mediante un
pago... Y si alguno, por habérsele exigido, hubiera dado algo por su recepción, no suba
a las sagradas órdenes. Y el que lo hubiere recibido, sea castigado con la privación de
su cargo.102
En este concilio, los herejes son excomulgados y deben ser denunciados, perseguidos y
castigados de manera ejemplar y con éstos, a aquellos de quienes se sospeche que les
protegen (la confiscación de sus bienes puede ser pronunciada, pero sobre todo se
insiste en la búsqueda de éstos para poder condenarlos).103
Por otra parte, Inocencio III llegó a escribir: Por toda esta región, los prelados son el
hazmerrerír de los seglares. Pero la raíz de este infortunio radica en el arzobispo de
Narbona. Esta persona no conoce otro Dios que el dinero y tiene una bolsa en lugar de
corazón. Durante los diez años de desempeño de su ministerio no ha visitado ni una
sola vez su diócesis... Dondequiera que se observe, los monjes regulares y los
canónigos desechan los hábitos, toman esposa o amante y viven de la usura.104
Por otra parte, los abusos por parte del clero eran manifiestos, hasta el extremo que el
III Concilio de Letrán (1179), regula en su Canon 4 los ingresos de los miembros del
alto clero, cuyos visitas canónicas solían ser la ruina de los sacerdotes rurales. En
adelante, el cortejo de los arzobispos no ha de llevar más de 40 ó 50 caballos; el del
obispo 20 ó 30 y el del archidiácono de 5 a 7 como máximo; el deán 2, y en su canon
11 prohíbe a los clérigos recibir mujeres en sus casas o frecuentar las suyas sin
necesidad y los monasterios de monjas. 105
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Inocencio III se marcó el objetivo de acabar con el desorden existente dentro del alto y
bajo clero. Para su objetivo utilizaría a dominicos y franciscanos, ejemplos de pobreza
y de castidad, y por otra parte, gobernaba la turbulenta Roma con incontestable
autoridad. Había consolidado sus posesiones, puesto de rodillas a reinos lejanos,
llegado a ser el legislador de Europa y limpiado las filas del clero de holgazanes
indeseables.
Hacía mucho tiempo que su hermano Ricardo había acabado de construir la torre de
los Conti, la fortaleza de ladrillo que dominaba la ciudad como prueba del poder de la
familia. Inocencio y su familia sólo tardaron unos años en obligar a los grandes clanes
de la ciudad a obedecer; los Frangipani, los Colonna y otros de ese jaez habían sido
sobornados o superados tácticamente y forzados a aguantar su pontificado en absoluto
silencio. El denominado Patrimonio de Pedro, la ancha franja de la Italia central
codiciada por los emperadores germanos, estaba de nuevo firmemente en manos del
papado, y sus fértiles campos y sus ciudades comerciales pagaban cada año elevados
tributos a Inocencio. Nadie prestó mucha atención a los papas indigentes del siglo XII;
ahora, cuando Inocencio se levantaba para hablar, toda Europa se ponía derecha.106
No debemos olvidar, no obstante, que Inocencio III era de origen francés, y que los
nobles normandos que habían quedado sin feudos, emigraban al Languedoc con el fin
de asentarse, con lo que los francos se veían hostigados por su enemigo inglés por el
norte y por el sur.
Fulko avivó los ataques contra los aprovechados, los ateos, los que no poseían tierras y
los usureros, llamando esa vez a tomar represalias. Entre las filas de los descontentos,
formó una milicia religiosa denominada Hermandad Blanca. Por su parte, los cátaros
organizaron la Hermandad Negra… las emboscadas dejaban docenas de muertos o
heridos. 110
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Resumamos: la herejía fue lo de menos en la guerra de Provenza. Dominaba allí un
indiferentismo de mala ley, mezclado con cierta animosidad contra los vicios, reales o
supuestos, de la clerecía. Había, además, poderosa tendencia a constituir una
nacionalidad meridional, tendencia resistida siempre por los Francos. Bastaba una
chispa para producir el incendio, y la chispa fueron los cátaros.111
Actuación de la Iglesia
La primera década del siglo XII no había sido buena para los vicarios de Cristo. Antes
de Inocencio, en once de los dieciséis pontificados el Papa tuvo que abandonar Roma
expulsado por alborotadores, republicanos o agentes de monarcas lejanos. El
municipio de Roma, gobernado por Amoldo de Brescia, vivió a mediados de siglo un
episodio especialmente intenso de una reiterada pesadilla. En 1145, el papa Lucio II
murió debido a las heridas recibidas en una batalla por el control del Capitolio; treinta
años antes, un débil y anciano Gelasio II, montado de espaldas en una mula, era
obligado a soportar las burlas de sus enemigos. Había «antipapas» elegidos
regularmente por clanes romanos y clérigos rivales sometidos al emperador germano,
la mayor amenaza individual a la independencia del papado.112
Gregorio VII fue pontífice entre 1073 y 1085. Antes de la implantación de la "Reforma
Gregoriana" en el año 1073, la designación de prelados se hacia mediante un acuerdo
entre laicos y clérigos bajo el visto bueno del Conde o Vizconde correspondiente. A
partir de la reforma el control laico desaparece.113
En 1135, en Lieja son condenados a la hoguera una multitud de herejes. Ese mismo
año, y hasta 1145, aproximadamente, el monje Enrique predica en la región de Tolosa.
Gregorio VII envía en 1145 al mismísimo San Bernardo de Claraval a tierras tolosanas
con la misión de examinar hasta que punto estas tierras se encuentran "infectadas" de
herejía, además de exhortar al brazo secular, a los nobles y caballeros, a poner orden y
extirpar la herejía de sus tierras.114
San Bernardo recorre la Aquitania y el Languedoc, y no ve más que templos sin fieles,
fieles sin sacerdote, sacerdotes sin honor, cristianos sin Cristo. Se dirá que eso es
oratoria, pero escúchese algo más tarde, en 1177, la voz de un laico, el conde
Raimundo V de Toulouse, en su súplica al abad del Cister: "La herejía ha penetrado en
todas partes. Ha sembrado la discordia en todas las familias, dividiendo al marido de
la mujer, al hijo del padre, a la nuera de la suegra. Las iglesias están desiertas y se
convierten en ruinas. Yo por mi parte he hecho lo posible por atajar tan grave daño,
pero siento que mis fuerzas no alcanzan a tanto. Los personajes más importantes de mi
tierra se han dejado corromper. La multitud sigue su ejemplo, por lo que yo no me
atrevo a reprimir el mal, ni tengo fuerzas para ello. (A. LUCHAIRE, Innocent III et la
croisade París 1905, p. 7-8)115.
14
Roma lo intenta con dos misiones más, comandadas por el abad del Cister Henry de
Marcy en 1178 y en 1181, que no concluyen sino con la confirmación de lo que ya
sabían:"Gozan de tal libertad que nos señala con el dedo en las calles y en las plazas,
gritando porfiadamente que nosotros somos los apóstatas, nosotros los hipócritas,
nosotros los herejes, etc".116
Inocencio III, desde 1198, vendrá a imprimir más dinamismo en la lucha de la iglesia
contra el hereje. Tiene formación jurídica y pone en práctica la ideología de la
teocracia. En 1199, por una decretal, pondrá en práctica en Italia que a todo aquel que
15
no acate la doctrina pontificia se le confiscaran las tierras y ser proscrito, lo que en
1200 se extiende a Occitania. Es el inicio de una serie de disposiciones que conducen a
la formación de la Inquisición. La aplicación de las disposiciones requiere de la
colaboración de los poderes civiles. La actuación papal se hará por medio de legados,
de los cuales el primero será Rainiero Ponza. Algunos príncipes occitanos si aceptan
las decretales, caso del rey de Aragón Pedro II y del vizconde de Montpellier
Guillermo VIII.121
En 1207 el legado papal propone un juramento de paz a los condes y nobles en el que
entre otras cosas se les pide lo siguiente: No aprovecharse de los bienes e impuestos
eclesiásticos, no utilizar judíos en la administración, y perseguir a los herejes. El
Conde de Tolosa se niega a jurar, por lo que es excomulgado, y el Papa confirma la
sentencia en mayo de 1207. Meses después intenta retractarse, pero es excomulgado de
nuevo, y tras una reunión en Saint Gilles, Pierre de Castelnau, legado papal, es
asesinado por un escudero del conde de Tolosa Raimundo VI el 14 de enero de
1208.124
Inocencio III, en vista de la inmensa extensión de la herejía, que infectaba unas 1000
ciudades o pueblos, pidió ayuda (1207) al rey de Francia, como soberano del condado
de Toulouse, para utilizar la fuerza. Renovó su apelación al recibir la noticia del
asesinato de su legado, Pierre de Castelnau, un monje cisterciense (1208), que a juzgar
por las apariencias, atribuyó a Raimundo VI. Numerosos barones del norte de Francia,
Alemania, y Bélgica se unieron a la cruzada, se puso a los legados papales al frente de
la expedición, Arnaldo, abad del Císter, y dos obispos. 125
En 1209, Inocencio III proclama la Cruzada. Un poderoso ejército desciende del norte,
por el Ródano. La campaña será larga y sangrienta: en el saqueo de Béziers morirán
17.000 personas. Matadlos a todos: Dios reconocerá a los suyos será la terrible
consigna atribuida al legado papal.
Pronto toma el mando Simón de Montfort. Pero Toulouse no se rinde y Pedro II, que ha
regresado victorioso de Las Navas, saldrá al fin en defensa de sus depuestos parientes
y perecerán en la jornada de Muret (1213).
16
Ese 1209, Arnaud Amaury, sucesor de Pedro de Castelnau, predicará la cruzada,
uniéndose a ella, entre otros magnates del norte, Otón III de Borgoña.127 Este Arnaud
Amauri fue Abad de Poblet y obispo de Carbona entre 1200 y 1212, e inquisidor de
Occitania en 1204.
Y, finalmente, Jesucristo unigénito Hijo de Dios, encarnado por obra común de toda la
Trinidad, concebido de María siempre Virgen, por cooperación del Espíritu Santo,
hecho verdadero hombre, compuesto de alma racional y carne humana, una sola
persona en dos naturalezas, mostró más claramente el camino de la vida. Él, que según
la divinidad es inmortal e impasible, Él mismo se hizo, según la humanidad, pasible y
mortal; Él también sufrió y murió en el madero de la cruz por la salud del género
humano, descendió a los infiernos, resucitó de entre los muertos y subió al cielo; pero
descendió en el alma y resucitó en la carne, y subió juntamente en una y otra; ha de
venir al fin del mundo, ha de juzgar a los vivos y a los muertos, y ha de dar a cada uno
según sus obras, tanto a los réprobos como a los elegidos: todos los cuales resucitarán
con sus propios cuerpos que ahora llevan, para recibir según sus obras, ora fueren
buenas, ora fueren malas; aquéllos, con el diablo, castigo eterno; y éstos, con Cristo,
gloria sempiterna.
Y una sola es la Iglesia universal de los fieles, fuera de la cual nadie absolutamente se
salva, y en ella el mismo sacerdote es sacrificio, Jesucristo, cuyo cuerpo y sangre se
contiene verdaderamente en el sacramento del altar bajo las especies de pan y vino,
después de transustanciados, por virtud divina, el pan en el cuerpo y el vino en la
sangre, a fin de que, para acabar el misterio de la unidad, recibamos nosotros de lo
suyo lo que Él recibió de lo nuestro. Y este sacramento nadie ciertamente puede
realizarlo sino el sacerdote que hubiere Sido debidamente ordenado, según las llaves
de la Iglesia, que el mismo Jesucristo concedió a los Apóstoles y a sus sucesores. En
17
cambio, el sacramento del bautismo (que se consagra en el agua por la invocación de
Dios y de la indivisa Trinidad, es decir, del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo)
aprovecha para la salvación, tanto a los niños como a los adultos fuere quienquiera el
que lo confiera debidamente en la forma de la Iglesia. Y si alguno, después de recibido
el bautismo, hubiere caído en pecado, siempre puede repararse por una verdadera
penitencia. Y no sólo los vírgenes y continentes, sino también los casados merecen
llegar a la bienaventuranza eterna, agradando a Dios por medio de su recta fe y
buenas obras.128
Condenamos, pues, y reprobamos el opúsculo o tratado que el abad Joaquín ha
publicado contra el maestro Pedro Lombardo sobre la unidad o esencia de la Trinidad,
llamándole hereje y loco, por haber dicho en sus sentencias: "Porque cierta cosa suma
es el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo, y ella ni engendra ni es engendrada ni
procede". De ahí que afirma que aquél no tanto ponía en Dios Trinidad cuanto
cuaternidad, es decir, las tres personas, y aquella común esencia, como si fuera la
cuarta; protestando manifiestamente que no hay cosa alguna que sea Padre e Hijo y
Espíritu Santo, ni hay esencia, ni sustancia, ni naturaleza; aunque concede que el
Padre y el Hijo y el Espíritu Santo son una sola esencia, una sustancia y una
naturaleza.
Pero esta unidad confiesa no ser verdadera y propia, sino colectiva y por semejanza, a
la manera como muchos hombres se dicen un pueblo y muchos fieles una Iglesia, según
aquello: La muchedumbre de los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma [Act.
4, 32]; y: El que se une a Dios, es un solo espíritu con Él [1 Cor. 6, 17]; asimismo: El
que planta y el que riega son una misma cosa [1 Cor. 3, 8]; y: Todos somos un solo
cuerpo en Cristo [Rom. 12, 5]; nuevamente en el libro de los Reyes [Ruth]: Mi pueblo y
tu pueblo son una cosa sola [Ruth, l, 16]. Mas para asentar esta sentencia suya, aduce
principalmente aquella palabra que Cristo dice de sus fieles en el Evangelio: Quiero,
Padre, que sean una sola cosa en nosotros, como también nosotros somos una sola
cosa, a fin de que sean consumados en uno solo [Ioh. 17, 22 s]. Porque (como dice) no
son los fieles una sola cosa, es decir, cierta cosa única, que sea común a todos, sino
que
son una sola cosa de esta forma, a saber, una sola Iglesia por la unidad de la fe
católica, y, finalmente, un solo reino por la unidad de la indisoluble caridad, como se
lee en la Epístola canónica de Juan Apóstol: Porque tres son los que dan testimonio en
el cielo, el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo, y los tres son una sola cosa [1 Ioh. 5, 7],
e inmediatamente se añade: Y tres son los que dan testimonio en la tierra: el Espíritu,
el
agua y la sangre: y estos tres son una sola cosa [1 Ioh. 5, 8], según se halla en algunos
códices.
Nosotros, empero, con aprobación del sagrado Concilio, creemos y confesamos con
Pedro Lombardo que hay cierta realidad suprema, incomprensible ciertamente e
inefable, que es verdaderamente Padre e Hijo y Espíritu Santo; las tres personas
juntamente y particularmente cualquiera de ellas y por eso en Dios sólo hay Trinidad y
no cuaternidad, porque cualquiera de las tres personas es aquella realidad, es decir, la
sustancia, esencia o naturaleza divina; y ésta sola es principio de todo el universo, y
fuera de este principio ningún otro puede hallarse. Y aquel ser ni engendra, ni es
engendrado, ni procede; sino que el Padre es el que engendra; el Hijo, el que es
engendrado, y el Espíritu Santo, el que procede, de modo que las distinciones están en
las personas y la unidad en la naturaleza. Consiguientemente, aunque uno sea el
Padre,
18
otro, el Hijo, y otro, el Espíritu Santo; sin embargo, no son otra cosa, sino que lo que
es
el Padre, lo mismo absolutamente es el Hijo y el Espíritu Santo; de modo que, según la
fe ortodoxa y católica, se los cree consustanciales. El Padre, en efecto, engendrando ab
aeterno al Hijo, le dio su sustancia, según lo que Él mismo atestigua: Lo que a mi me
dio el Padre, es mayor que todo [Ioh. 10, 29]. Y no puede decirse que le diera una
parte
de su sustancia y otra se la retuviera para sí, como quiera que la sustancia del Padre es
indivisible, por ser absolutamente simple. Pero tampoco puede decirse que el Padre
traspasara al Hijo su sustancia al engendrarle, como si de tal modo se la hubiera dado
al Hijo que no se la hubiera retenido para sí mismo, pues de otro modo hubiera dejado
de ser sustancia. Es, pues, evidente que el Hijo al nacer recibió sin disminución alguna
la sustancia del Padre, y así el Hijo y el Padre tienen la misma sustancia: y de este
modo, la misma cosa es el Padre y el Hijo, y también el Espíritu Santo, que procede de
ambos. Mas cuando la Verdad misma ora por sus fieles al Padre, diciendo: Quiero que
ellos sean una sola cosa en nosotros, como también nosotros somos una sola cosa [Ioh.
17, 22], la palabra unum (una sola cosa), en cuanto a los fieles, se toma para dar a
entender la unión de caridad en la gracia, pero en cuanto a las personas divinas, para
dar a entender la unidad de identidad en la naturaleza, como en otra parte dice la
Verdad: Sed... perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto [Mt. 5, 48], como si
más claramente dijera: Sed perfectos por perfección de la gracia, como vuestro Padre
celestial es perfecto por perfección de naturaleza, es decir, cada uno a su modo;
porque
no puede afirmarse tanta semejanza entre el Creador y la criatura, sin que haya de
afirmarse mayor desemejanza. Si alguno, pues, osare defender o aprobar en este punto
la doctrina del predicho Joaquín, sea por todos rechazado como hereje.129
Tras fracasar la persuasión aplicó una feroz represión. Simón de Montfort tuvo al
principio buenas intenciones, pero después utilizó el pretexto de la religión para
usurpar el territorio de los condes de Toulouse. La pena de muerte fue, realmente,
infligida demasiado libremente a los albigenses, pero debe recordarse que el código
penal de la época era considerablemente más riguroso que el nuestro, y que los excesos
fueron a veces provocados. 130
Y es que por una parte, ni los albigenses eran pacifistas como pacifistas eran sus
“perfectos”, ni tenían aprecio a la vida propia, buscando voluntariamente la muerte,
por lo que las provocaciones a las tropas cruzadas llevaban claramente el objetivo de
ser muertos.
Todo ello fue aprovechado por la Francia del Norte, enemiga inveterada de los
meridionales, que vio llegada la hora de vengar sus ofensas y redondear su
territorio.131
Se convocan dos concilios, uno en Saint Gilles en 1210, y otro en Montpelier en 1211,
con obispos meridionales que solucionen la cuestión. 132
Teniendo todo en cuenta, la cruzada contra los albigenses no consiguió al final el
objetivo religioso que teóricamente la había justificado. En cambio, y como acabamos
de ver, si consiguió plenamente unos objetivos militares y políticos que al inicio no
estaban claramente previstos y que finalmente acabaron teniendo una enorme
trascendencia histórica. Lo más sorprendente es que el conjunto de las iglesias cátaras
de Languedoc salieron de la cruzada relativamente activas –eso sí, muy diezmadas en
19
sus dirigentes y sometidas a las penalidades de una vida clandestina- y además,
revaloradas ante los ojos de su pueblo fiel como consecuencia de la feroz persecución
de la que habían sido objeto y de la consiguiente aureola de martirio, con mortalidades
colectivas tan escalofriantes como las hogueras de Minerva (1210, ciento cuarenta
víctimas), Lavaur (1211, cuatrocientas), o Los Cassers (1211, más de sesenta). Por ese
motivo, de manera prácticamente inmediata, la Iglesia católica puso en marcha un
mecanismo de “extirpación de la peste” que, esta vez sí, se revelaría como realmente
definitiva: la Inquisición.133
Pedro II hizo al Papa una propuesta. Él, Pedro, tutelaría todas las tierras de Tolosa
durante unos años. Su cuñado, el conde Raimundo VI, renunciaría a sus territorios en
favor de su hijo adolescente, que sería educado en la corte de Aragón en los usos del
gobierno devoto. Cuando llegara a la madurez, Raimundo VII entraría en posesión de
su herencia, que para entonces el monarca aragonés habría limpiado de catarismo. El
hijo no debería pagar por las faltas de su padre.
Además, Pedro exigía que la Iglesia y sus sanguinarios servidores dejaran en paz a sus
vasallos al norte de los Pirineos: los condes de Foix y los dominios montañosos vecinos
de Béarn, Comminges y Couserans. A juicio de Pedro, Simón de Montfort se había
pasado de la raya; tras iniciar su carrera como enemigo de los cátaros y caudillo
espiritual, se había convertido en un proscrito. En 1211 y 1212, Simón había atacado
territorios de los que Pedro era señor, y que nunca habían sido corrompidos por la
herejía.134
A la muerte de Simón de Monfort en 1218, y gracias a los buenos usos del papa
Inocencio III, es devuelto a Aragón el infante Jaime I, que aquel tenía cautivo, y que
acabará prestando su apoyo en la nueva campaña iniciada por Raimundo II, hijo de
Simón de Monfort.
En 1227 accede al pontificado Gregorio IX, que reinó hasta 1241.
20
En realidad ya hacía tiempo que diversos concilios habían ido poniendo las bases del
marco jurídico que haría posible un procedimiento inquisitorial. Pero fue el papa
Gregorio IX quién reunió todas las disposiciones promulgadas hasta entonces en las
llamadas causas de la fe y les dio valor de ley universal. En abril de 1233, diversas
bulas pontificales consagraban el nacimiento de un procedimiento especial de
“encuesta sobre la perversión herética”, (Inquisitio heretice pravitatis), conocida como
Inquisición, un tribunal de excepción que esta vez dependía directamente del papa y
que tenía como función principal reprimir la herejía y destruir todo el amplio tejido de
solidaridades y complicidades que le apoyaba.138
La cruzada continuaría hasta el año 1229, y fue iniciada por Inocencio III para
combatir las aspiraciones de la nobleza occitana encabezada por el conde de Tolosa
Raimundo VI.139 Aspiraciones que no se centraban en cuestiones religiosas, como
venimos diciendo, sino que usaban en su beneficio las aspiraciones albigenses.
Este mismo año 1229 en que se puso fin a la cruzada contra los albigenses se
constituiría el tribunal de la Inquisición.
Como hemos visto, el 20 de Abril de 1233, el nuevo Papa, Gregorio IX, pone en marcha
la Inquisición, cuyo tribunal se adjudica a los hermanos Dominicos.
Su misión será juzgar y castigar a los herejes. El castigo podía ser diferente en función
de que hubiera arrepentimiento y el acusado abjurara y se retractara, principalmente
delatando a sus compañeros. En general, quién fuera declarado culpable y no
abjurara, era quemado públicamente… La iglesia cátara pasó a la clandestinidad y se
refugió en las fortalezas del sur, en las estribaciones de los Pirineos, en la zona
geográfica denominada las Corbiéres, principalmente en los castillos de Montsegur y
Queribus.140
El III Concilio de Letrán (1179) reunió a trescientos dos obispos, entre ellos algunos
prelados de las sedes orientales. En total casi mil miembros. Nectarius, abad de
Cabules, representaba los Griegos. Oriente estaba representado por el arzobispo
Guillermo de Tiro y por Heraclio de Cesarea, Pedro Prior del Santo Sepulcro y el
obispo de Belén. España envió 19 obispos, Irlanda, seis; Escocia uno, Inglaterra 7,
Francia 59, Alemania 17, Dinamarca y Hungría uno cada uno. En el canon 27 encarga
a los príncipes la represión de la herejía.142
21
paganos, sin respetar ni iglesias ni monasterios, razón por la que tenían que ser
denunciados y condenados.143
Ya en 1228 se había organizado una inquisición secular, ofreciéndose dos marcos de
propina al que capturase un hereje. En 1229 el concilio de Toulouse introducía la
inquisición episcopal. En 1231 Gregorio IX confiaba la inquisición monástica a los
dominicos. Las hogueras proliferan de tal modo que el mismo papa ha de moderar el
celo de los inquisidores, disponiendo que cada inquisidor dominico tenga un colega
franciscano a fin de que la dulzura de este último temple la demasiado grande
severidad del otro (1237).
Los métodos eran muy minuciosos. Se preguntará al acusado si en algún lugar ha visto
o conocido a uno o más herejes, sabiendo o creyendo que eran tales por su nombre o
reputación: dónde los ha visto, cuántas veces, con quién y cuándo [...] si ha tenido
algún trato familiar con ellos, cuándo y cómo, y quién los presentó [...] si ha recibido
en su propia casa a uno o más herejes y, en ese caso, quiénes y qué eran; quién los
llevó allí; cuántas veces se quedaron en casa del acusado; qué visitas recibieron; con
quién se marcharon, y dónde fueron [...] si hizo adoración ante ellos, o vio que otras
personas los adoraran o les hicieran reverencia al modo hereje [...] si les dio la
bienvenida, o vio que alguna otra persona lo hiciera, a la manera de los herejes [...] si
estuvo presente en la iniciación de alguno de ellos y, en ese caso, cuál fue la forma de
iniciación; cuál era el nombre del hereje o los herejes; quién estaba presente en la
ceremonia y dónde estaba la casa en que yacía la persona enferma [...] si la persona
iniciada hizo algún legado a los herejes, en cuyo caso qué y cuánto, y quién redactó el
documento; si se hizo adoración ante el hereje que realizó la iniciación; si la persona
sucumbió a su enfermedad y, en ese caso, dónde la enterraron; quién llevó allá al
hereje o los herejes y quién los acompañó al salir. (De Practica Inquisitionis, de
Bernard Gui, citado en Massacre at Montségur, de Zoé Oldenbourg).146
En 1305, Pons de Montolieu y otros seis notables de Carcassonne son atados a la cola
de un caballo y arrastrados y colgados con sus trajes consulares. Poco a poco, el
movimiento, refugiado cada vez más en los campos y aldeas, se extingue bajo la
represión. En 1321, el último Perfecto del Languedoc, Belibasto, es capturado después
de atraerle a traición desde su refugio en España (San Mateo). Alrededor de 1330
puede decirse que todo ha desaparecido en el sur de Francia, aunque en el norte de
Italia y en Sicilia se prolongue aún hasta principios del siglo XV.147
Los esfuerzos realizados por la Iglesia Católica, bajo la dirección de los Papas
Inocencio III, Honorio III, y Gregorio IX, a fin de erradicar el mal, no fueron
permanentemente exitosos.148
22
Motivaciones de la cruzada
Si bien es cierto que la persecución de los excesos cometidos sobre los católicos por
parte de los albigenses estuvo en las motivaciones de la cruzada, perseguir a los
herejes fue ante todo la excusa para un propósito político:
Ampliar los territorios sobre los cuales el rey ejercía control directo. En este orden de
ideas, la cruzada forma parte del proceso de formación del Estado moderno y de la
nación francesa misma… el triunfo capeto sobre el Languedoc fue el precio necesario
que había que pagar en la consolidación de la unidad frente al peligro que significaba
el catarismo y el regionalismo… la batalla de Muret (1213), en la que fue derrotado el
conde de Tolosa, es una pieza clave, un momento decisivo en el camino de la unidad
nacional. Es el origen de la unidad francesa y el fin del sueño occitano. 149
No obstante, los motivos religiosos también estaban presentes. En 1207 Inocencio III
mandó una carta al conde de Tolosa Raimundo V cuando le excomulgó que decía:
"Hombre pestilente, ¿hasta donde llega vuestra locura al desafiar las leyes divinas y
uniros con los enemigos de la fe? ¿quién sois, pues que así os negáis a firmar la paz y
osáis separaros de la unidad de la Iglesia? Impío, cruel y bárbaro tirano, ¡no os
avergonzáis de favorecer a los herejes y de responder a los que os lo reprenden, que
hallareis entre ellos un obispo que probará que su creencia es mejor que la de los
católicos? Si dudáis de las llamas eternas, ¿no teméis los castigos temporales que
habéis merecido con vuestros crímenes?. Sabed, si no os arrepentís, que os quitaremos
los dominios que tenéis en la Iglesia universal, y que mandaremos a todos los príncipes
que se alcen contra vos como enemigo de Cristo y perseguidor de la Iglesia. La mano
del Señor se extenderá sobre vos para aniquilaros"
"Sabed que cargamos de anatemas al conde de Tolosa, desatamos a todos los que estén
con él ligados, permitimos a todos los católicos que acometan su persona y se apoderen
de sus bienes y los conserven. Si quieren enmendarse, no ceséis por eso de hacer pesar
sobre él el castigo que ha merecido, y arrojadle a él y sus secuaces, arrebatándoles sus
tierras. Concedemos el perdón de todos los pecados a los que se armen contra estos
apestados provenzales, raza perversa y maldita. ¡Sus, pues, soldados de Cristo!
¡Alzaos, pues, novicios de la milicia cristiana! Muévaos el gemido universal de la
Iglesia! Desaparezcan los herejes, y establézcanse en su lugar colonias de católicos.
¡Esforzaos por pacificar esas poblaciones en nombre del Dios de paz y amor!
¡Aplicaos a destruir la herejía por todos los medios que Dios os inspire".150
El 9 de marzo de 1208 Inocencio III, tras el asesinato del legado papal, hace un
llamamiento a la cruzada y promulga una indulgencia plenaria para todos aquellos
dispuestos a combatir la Herejía albigense, tratando de involucrar al rey de Francia
Felipe Augusto para encabezar la expedición. El rey rechaza esta cuestión arguyendo
23
su guerra con Inglaterra… Al mando de la expedición y corno legado papal, se
encontraba Arnaud Arnaury, abad de Citaux, así como dos nuevos legados: El maestro
Milón, y el maestro Thédise… Raimundo VI, Conde de Tolosa, se anticipa a los
acontecimientos dirigiéndose a su encuentro en Valence, y en la abadía de Saint-Gilles
se somete y arrepiente públicamente declarando además que quiere incorporarse a la
cruzada.151
Las primeras fases de la campaña militar emprendida en 1209 pronto dejarían entrever
que el objetivo espiritual por el cual había sido organizada la cruzada servía
principalmente para ocultar el ansia expansionista francesa. Y, al parecer, esto lo tenía
también muy claro el Santo Padre. Las ciudades languedocianas fueron arrasadas por
los cruzados, hubiera o no en ellas herejes, con el único propósito de sustituir a las
dinastías locales e implantar por derecho de conquista el modelo feudal francés. De
esta forma, poco a poco la Cruzada albigense iría pasando de ser una guerra de
religión a transformarse en un conflicto político, disputa que permitirá a la larga la
anexión francesa de todo Languedoc.152
Durante el único gran coloquio internacional dedicado hasta la fecha a la Cruzada
Albigense -que se celebró en Carcassonne en el año 2002-, el propio Kay Wagner
comenzó su comunicación sobre las fuentes de la Cruzada comentando que si varios
europeos medievales se hubieran reunido a hablar de esta guerra antiherética, la
versión de cada uno habría sido sustancialmente diferente: el francés del sur -el
occitano- habría denunciado los abusos de los cruzados; el francés del norte habría
justificado la Cruzada y alabado al rey Capeto por intervenir contra los herejes y
pacificar el sur del reino; el inglés habría criticado al rey de Francia por utilizar el
asunto de la herejía para expandir sus dominios a costa de los aliados de los
Plantagenet; el alemán habría hecho notar la participación de cruzados del Imperio en
la empresa; el italiano habría defendido la necesidad de la cruzada promovida por
Inocencio III y el buen hacer de los legados papales de origen trasalpino; y el español,
por último, habría justificado la intervención del rey de Aragón en defensa de sus
vasallos occitanos y habría negado cualquier sospecha de complicidad de Pedro II el
Católico con la herejía, algo que, teniendo en cuenta cómo acabó la batalla de Muret
seguramente no habría convencido a ninguno de sus contertulios. No obstante, esos
reveses constituían la excepción. En 1211 y 1212, Simón logró destruir eficazmente los
alrededores de Tolosa.
24
brutalidad – La masacre de Beziers (1209) es sin duda la muestra más
preclara-, protagonizada por los vasallos del rey de Francia con la figura
eminente de Simón de Monfort, un notable militar normando y un hombre
sanguinario que, después de una campaña triunfal, murió en el sitio de Tolosa
(1218).154
En 1209 comenzó la cruzada al mando del abad del Cister, Arnau Amalric (ó
Arnaud Amaury), y se produjo la sumisión del conce Ramón VI. Esto
implicaba que no podía ser desterrado ni desposeído de sus tierras, teniéndole
que permitir siendo conde de Toulouse e independiente de Francia.155 El 21
de julio de 1209 el ejército cruzado estaba delante de Beziers. Como
representante del papa viajaba el Abad del Cister, Arnau Amalric, el cual
propone la entrega de 222 cátaros, así se perdonará a la ciudad.
25
rey de Aragón a su vasallo en un admirable pasaje que resumía la difícil
situación del más joven. Raymond Roger se había quejado de los horrores
causados por los cruzados, y Pedro respondió:
En nombre de Jesús, señor, no podéis culparme por ello, pues os lo dije, os
ordené que expulsarais a estos herejes, ya que hay muchos en la ciudad que
respaldan esta insensata creencia... Vizconde, estoy muy triste por vos, porque
sólo unos cuantos estúpidos y su desatino os han llevado a tal peligro y
aflicción. Todo lo que puedo sugerir es un acuerdo, si podemos llegar a él, con
los señores franceses, pues estoy seguro, y
Dios lo sabe, de que ninguna batalla con lanzas y escudos os da esperanza
alguna, ya que son muy superiores en número. Dudo mucho de que podáis
resistir hasta el final.
Los actuales cátaros afirman que Sesenta mil personas fueron ultimadas por
mandato de la Iglesia Católica Romana en Beziers en 1209, mientras en 1211
Cien mil albigenses (protestantes) fueron muertos en un solo día en Layaur,
Francia y los pueblos aledaños. El gobernador del área fue ahorcado. Muchos
ciudadanos fueron quemados vivos. Tantos fueron traspasados por espada que
la sangre corría por las calles. Los católicos que perpetraron esta masacre
26
celebraban misas solemnes en medio de la carnicería y glorificaban a Dios por
la “victoria de la iglesia”, aun
componiendo un himno en honor del evento.162
Esos mismos apologistas de los cátaros relacionan a éstos con los hugonotes y
los protestantes en general, afirmando por otra parte que ni siquiera la suma
total de obras caritativas realizadas por la Iglesia Católica borra la historia de
sus atrocidades contra incontables millones de seres humanos. No todos los
hospitales, clínicas, programas de bienestar social, retiros para fortalecer el
matrimonio y el hogar, etcétera, de la Iglesia Católica Romana en todo el
mundo nivelan la balanza. El tan enorme mal hecho no es posible
rectificarlo.163
Parece que es muy lógico y normal condenar las malas acciones. El mismo
año 1209, Roger Bernard se encontró con un grupo de cruzados que se
dirigían a Carcasona, quienes naturalmente pensaron que unos caballeros en
plena zona de Dios tenían que ser partidarios de la ortodoxia. El consiguiente
ataque los pilló totalmente por sorpresa, y los desdichados norteños se vieron
arrastrados al castillo de Foix, donde fueron torturados y despedazados.164
La cruzada continuaría hasta el año 1229, y fue iniciada por Inocencio III,
como ya hemos visto, para combatir las aspiraciones de la nobleza occitana
encabezada por el conde de Tolosa Raimundo VI.166 Aspiraciones que, como
también hemos visto, no se circunscribían al aspecto religioso.
27
más pequeño en el valle a cambio de Minerve y el territorio que la rodeaba.
Con gran alivio de Guillaume, Simón también accedió a perdonar la vida de
los insolentes habitantes de la ciudad.167
Tras esta victoria de Simón de Monfort, donde los “crecientes” cumplirían las
imposiciones de los vencedores, 140 “perfectos” fueron quemados en la
hoguera. El suicidio deliberado, si había otras opciones, era una forma de
vanidad material. Sin embargo, en ese momento debían elegir entre morir y
renunciar al consolamentum, lo que en realidad no era ninguna elección. 168
28
En 1212 Pedro II el Católico, participa con el resto de reinos hispánicos en la
batalla de Las Navas de Tolosa, donde morirá su mejor estratega Bernardo de
Creixell. Los cruzados quieren conquistar todo el país y sustituir a los señores
y caballeros naturales que acogen y refugian a los herejes, acabar con su
independencia, y distribuir sus señoríos y propiedades entre los nobles que
acompañan a Simón de Monfort, quien a su
vez deberá ser el nuevo conde de Tolosa.
Este aliado no puede ser otro que Pedro II de Aragón , llamado "El Católico".
Entre abril y octubre de 1215, los cruzados entran en Tolosa bajo el mando del
nuevo legado papal Pierre de Benevents, que ha sustituido a Arnaud Amaury,
nuevo arzobispo de Narbona. Les acompaña el "Delfín" Luis, futuro Luís
VIII, hijo del rey de Francia Felipe Augusto.172
Pero no terminó la guerra ni aún habiendo sido consagrado Simón de Monfort
como
señor del Languedoc.
En junio de 1218, tras nueve meses de asedio, las perspectivas de Simón eran
poco prometedoras. Sus cruzados, tras completar los cuarenta días de servicio,
29
se disponían a regresar a casa, al igual que sus muchos mercenarios, cansados
de oír que el mermado tesoro de Montfort satisfaría sus deudas tan pronto
como la ciudad fuese tomada. Se cernía sobre Simón la amenaza de derrota,
una derrota que dejaría pequeña la vergüenza de Beaucaire. En el norte, lo
considerarían un señor que ni siquiera tenía en sus manos su propia capital y
que, por tanto, no merecía que se le
prestara más ayuda; en el sur, aparecería denigrado y desacreditado, presa
fácil para la revuelta. Simón tenía que someter Tolosa antes de que su ejército
lo abandonara; de lo contrario, sus nueve años de combates en el Languedoc
quedarían en nada.174 En el asalto moriría primero Gui de Monfort y acto
seguido lo haría su hermano, Simón de Monfort.
Con la desaparición de Montfort, los señores del sur vieron alejarse el peligro
de conquista y desposesión de sus feudos y señoríos, por lo que también se
atenuaría el apoyo a los cátaros. El sucesor de Felipe Augusto, Luis VIII,
seguirá presionando sobre los herejes y acabará imponiendo su autoridad, pero
llegará a un acuerdo con Raimundo VII (Tratado de París, 1229), por el que el
tolosano conservaba sus dominios y, a cambio, el rey de Francia consolidaba
su autoridad. Raimundo VII debía, además, combatir a los cátaros hasta su
completa erradicación.175
30
todos sus recursos: «Pero crecieron el clamor y el griterío, los hombres
entraban en la ciudad con el acero afilado; empezó el terror y la matanza.
Señores, damas con sus hijos, hombres y mujeres desnudados, todos aquellos
hombres acuchillados y hechos pedazos con espadas cortantes. Carne, sangre
y sesos, torsos, miembros y rostros partidos en dos, pulmones, hígados e
intestinos arrancados y arrojados a un lado yacían en campo abierto como si
hubieran llovido del cielo. Pantanales y buenas tierras, todo era rojo sangre.
No quedó con vida ningún hombre ni mujer, ni viejos ni jóvenes, ninguna
criatura viva, a menos que hubieran logrado ocultarse. Marmande fue arrasada
y pasto de las llamas.» Pero en los seis años de batallas, asedios y
escaramuzas que siguieron a la muerte de Simón, Amaury fue vencido una y
otra vez por el joven Raimundo y por Roger Bernard de Foix.178
En 1226 se inicia la Cruzada real francesa y muere por enfermedad Luís VIII.
Le sucede Luís IX, bajo la regencia de su madre Blanca de Castilla (hija de
Alfonso VIII y de Leonor de Aquitania), que recrudece la lucha contra los
cátaros. Cruzada sólo de nombre. Durante dos años, las tropas francesas
llevaron a cabo una repugnante guerra de desgaste contra las fuerzas de
Tolosa y Foix. Se libraron batallas no decisivas, unos y otros cometieron
atrocidades —en respuesta a una feroz represalia francesa en una ciudad, los
occitanos cortaron las manos de los defensores franceses de otra—, y las
fortalezas cambiaban de manos. Hacia 1228, el círculo de destrucción se había
reducido hasta cerrar el área que bordeaba Tolosa.182
31
En 1226, quema de Pere Isarn, obispo de Carcasses, delante de Luís VIII en
Caunes-Menerbès. Muerte de Francisco de Asís. Matanza de Labécède
llevada a cabo por Humberto de Beuajeu, abanderado de los albigenses al
servicio de Ramón VI de Tolosa.
Tras la cruzada
32
sitio duró casi un año. El 16 de marzo de 1244 capituló después de una negociación
honrosa para los defensores de la ciudadela, y en términos de abjuración para los
"Perfectos " allí resguardados. No abjuró ninguno. Doscientos "Perfectos" y "Perfectas"
fueron pasto de las llamas en un prado al pié de la montaña. Sin embargo Montsegur no
fue el último reducto en resistir. Queribus no sucumbiría hasta el año 1255.189
Entre 1245 y 1247, tras una gran investigación inquisitorial realizada por Bernardo de
Caux y Juan de San Pedro en el Lauragués, la iglesia cátara es desmantelada y su
jerarquía huye hacia la Lombardia.
En 1249 ochenta cátaros son quemados en Agen. Muerte de Ramón VII sin
descendencia masculina; Alfonso de Poitiers, hermano de Luís IX, será el sucesor. El
papa Inocencio IV, en 1252, permitió la tortura para la obtención de confesiones
mediante la bula "Ad extirpanda", siendo el sur de Francia y el norte de Italia las
principales zonas de implantación de la "Inquisición Pontificia". En España actuó en la
corona de Aragón, aunque no en la de Castilla.190
A partir de 1255, la inquisición mostró una eficacia temible. Los delatores proliferaron.
El éxodo cátaro hacia Italia fue en aumento. Luis IX, a través de una inteligente política
de perdón, compensaciones económicas y promoción en la administración real, se atrajo
a las familias nobles que habían luchado contra franceses y cruzados. Luis IX se
aseguró que los dominios occitanos fueran controlados por la Casa de Francia.
Contrariamente a sus expectativas, la Iglesia no obtuvo excesivas compensaciones.
Muchos obispos e incluso el Papa reconocieron que la Iglesia había estado trabajando
en buena medida para la Casa de Francia, más que para el catolicismo. El futuro san
Luis les había arrebatado la parte del león delante de sus narices.191
En 1257 cátaros leridanos son condenados por la Inquisición a pagar una suma de
dinero al rey Jaime I, para obtener la remisión de sus delitos.
El catarismo existente hoy en día señala que se ha de tener en cuenta, que sobre la
misión de los nobles cruzados en la persecución de los herejes cátaros, con el propósito
33
de erradicar la herejía cátara, se sobreponía el interés de los mercenarios, y cazadores de
fortuna, cuya casi única preocupación consistía en diezmar las posesiones de los cátaros,
para su enriquecimiento personal, con la excusa de preservar la religión romana.193
Los cátaros, hoy
34
tiempo. Fueron conocidos por muchos nombres: cátaros, albigenses, valdenses,
petrobrusianos, patarinos, etc. Y, aunque existía entre todos ellos una estrecha
comunión e interrelación, el nombre de cátaros y albigenses se aplicó más bien a los
grupos de hermanos que florecieron al sur de Francia y norte de España. 195
Los iniciadores de los “hombres buenos” (no admiten ser cátaros), son Pedro de Bruys y
Enrique de Cluny
Pedro de Bruys, viajó infatigablemente por más de veinte años, recorriendo diversas
provincias de Francia: el Delfinado, Provenza, Languedoc y Gasconia. Multitudes de
personas asistían a sus predicaciones en las que denunciaba abiertamente el uso de
imágenes, especialmente de la cruz, la veneración de María, los sacramentos, y el
bautismo de niños, como costumbres contrarias a la Escritura. Para escucharlo, la gente
dejaba los servicios religiosos y se reunía en cualquier punto donde él estuviese. Como
no reconocía tampoco la autoridad de la Iglesia organizada, fue perseguido y finalmente
arrestado en 1116 d. de C. Fue quemado públicamente en la plaza de Saint Gilles ese
mismo año. No obstante, sus seguidores continuaron con su obra y con el tiempo se
unieron al resto de los hermanos perseguidos.
Enrique de Cluny continuó con la obra de Pedro de Bruys, de quien fue discípulo. Este
era monje y diácono del famoso monasterio de Cluny. Poseía una gran capacidad de
oratoria y un aspecto físico imponente. Pero era, además, un hombre
extraordinariamente devoto y encendido de celo espiritual. Sus predicaciones atraían a
millares, y producían cientos de conversiones, entre ellas, las de algunos reconocidos
pecadores, quienes cambiaban radicalmente sus vidas. El avivamiento que él ayudó a
encender se extendió rápidamente por todo el sur y el mediodía de Francia. Los líderes
de la iglesia organizada se encontraban amilanados y hasta aterrados ante el poder de su
predicación, y no se atrevían a hacer nada en su contra. Fue tan grande su impacto en
esas regiones que gran parte de los templos y monasterios quedaron abandonados.196
En 1167 se realizó una conferencia de maestros que congregó a hermanos de todas
partes de Europa, inclusive de Constantinopla. Allí estaban los paulicianos, cátaros,
albigenses, valdenses, bogomiles, reunidos simplemente como hermanos, sin aceptar
ninguno de los apellidos que sus detractores les colocaban. Se dieron informes del
avance de la obra en lugares tan distantes como Rumania, Bulgaria y Dalmacia. Y este
hecho nos ayuda a visualizar la amplitud y alcance del despertar espiritual que ellos
protagonizaron en aquellos años. 197
A pesar de todo, la fe de los hermanos no murió. A dondequiera que fueron, volvieron a
levantar el testimonio de Jesucristo. Por toda Europa, numerosos hermanos salían de la
cristiandad organizada, y aquí y allá volvían a aparecer, para luego ocultarse, durante
los terribles siglos en que la Inquisición ejerció su imperio. Hasta que por fin, con el
advenimiento de la Reforma, salieron nuevamente a la luz, cuando se contaban por
cientos de miles, dispuestos a escribir un nuevo capítulo de su heroica historia, ya sea
uniéndose a la misma Reforma, o tomando parte de la reforma más radical, con el
nombre de anabaptistas. 198
35
herejes de Montforte son quemados en Milán. 1073 Pontificado de Gregorio VII (1073-
1085) Reforma gregoriana. 1100 Hacia el año 1100, primera hoguera de un hereje
bogomilo en Constantinopla. 1101 Fundación de la orden de Fontevrault por Robert
d'Arbrissel. 1112 Las guerras feudales y las usurpaciones no podrán impedir la
soberanía del conde de Barcelona, Ramon Berenguer III el Grande, sobre Carcassona y
Béziers. 1114 Dos campesinos herejes son quemados en Soissonais. 1115 Entre 1115 y
1125, hogueras de herejes en Tolosa. 1120 De 1120 a 1125, aproximadamente,
predicaciones de Pedro de Bruis desde el valle del Ródano hasta el Lenguadoc. 1131
Ramon Berenguer IV, conde de Barcelona (1131-1162) 1135 De 1135 a 1145,
aproximadamente, predicaciones del monje Enrique en la región de Tolosa. Hoguera
colectiva de herejes en Lieja. 1137 Luís VII, rey de Francia (1137-1180) Ramon
Berenguer IV es nombrado Príncipe de Aragón por su boda con Petronila, hija del rey
de Aragón Ramiro II. 1143 Hoguera colectiva en Colonia. 1144 Hoguera colectiva de
herejes en Lieja. 1145 Misión de Bernardo de Claravall por las regiones de Tolosa y
Albi. 1148 Ramon V, conde de Tolosa (1148-1194) 1149 Reconquista de Lérida y
Fraga por el conde Ramon Berenguer IV. 1150 Hacia el 1150, Arnau de Brescia
levanta la ciudad Roma contra el papado. 1152 Pontificado de Alejandro III (1159-
1181) 1162 Alfonso el Casto, II de Aragón (1162-1196). Primer rey de la corona
aragonesa. 1163 Hoguera colectiva en Colonia. Ekbert de Schönau inventa la palabra
catharos. 1165 Conferencia contradictoria entre cátaros y católicos en Lombert. 1167
Nicetas organiza las iglesias occidentales cátaras, en San Felix de Lauraguès. 1180
Felipe Augusto, rey de Francia (1180-1223)
1181 Pontificado de Lucio III (1181-1185) Expedición antiherética del cardenal obispo
Enrique de Marcy. Asedio de Lavaur, abjuración del obispo cátaro de la región de
Tolosa. 1184 Decretal de Verona, primera etapa hacia la Inquisición. 1194 Ramon VI,
conde de Tolosa (1194-1222) 1196 Pedro el Católico II de Aragón (1196-1213) 1198
Pontificado de Inocencio III (1198-1216)
36
príncipe Luís, matanza en Marmande. 1220 Hacia el año 1220, Duran de Huesca,
habiéndose convertido en un humilde católico, escribe "Liber contra Manicheos". 1221
Ramon VII, conde de Tolosa (1222-1249) Muerte del hermano Domingo de Guzmán.
Muerte de Ramon VI. 1223 Luis VIII, rey de Francia (1223-1226) Muerte de Felipe
Augusto. Reconquista de Ramon Trencavell. 1224 Derrota de Amaury de Montfort,
que cede sus derechos a la corona. De 1224 a 1229, Cabares se convierte en plaza fuerte
de los "faydits" (revoltados) y de la iglesia del Carcassès. 1226 Luís IX, rey de Francia
(1226-1270) Concilio cátaro en Pieusse, creación del obispado del Rasès. Cruzada real.
Quema de Pere Isarn, obispo de Carcassès, delante de Luís VIII en Caunes-Menerbès.
Muerte de Luís VIII. Muerte de Francisco de Asís. Matanzaa de Labécède llevada a
cabo por Humberto de Beuajeu.
1227 Pontificado de Gregorio IX (1229-1242) Misión preinquisitorial de Marburg en
Alemania. 1229 Comienzos de la expansión mediterránea de la corona de Aragón, con
la conquista de la isla de Mallorca (1229-1230).Tratado de Meaux-París, sumisión de
Ramon VII, hipoteca francesa sobre la sucesión del condado de Tolosa. Creación de la
Universidad de Tolosa, que es confiada a los hermanos predicadores. 1232 Montsegur
se convierte, por expreso deseo del obispo cátaro Guilabert de Castres, en la sede oficial
de la iglesia cátara. 1233 Creación de la Inquisición confiada por el papa a la orden de
los hermanos predicadores (dominicos). 1235 Alzamientos contra la Inquisició en
Tolosa, Albi y Narbona. 1237 Una encuesta efectuada en el Lenguadoc, nos descubre a
un grupo de nobles cátaros exiliados en Cataluña. 1238 La ciudad de Valencia se rinde
al ejército de Jaime I. 1239 13 de mayo de 1239, hoguera en Mont-Aimé (Champaña),
183 cátaros seran presa de las llamas. 1240 Tentativa inútil de Ramon Trencavell y de
los "faydits" del Carcassès por recuperar sus tierras. 1242 Pontificado de Inocencio IV
(1242-1254) Algunos caballeros de Montsegur protagonizan el atentado de Avinhonet,
que será el primer episodio de la guerra de reconquista por parte de Ramon VII. 1243
Capitulación de Ramon VII en Lorris. Comienzo del asedio de Montsegur. 1244 El 2
de marzo de 1244, capitulación de Montsegur, Pedro Roger de Mirapeis negocia una
tregua de quince días, con el comandante de los cruzados Hugues del Arcis. El 13 de
marzo, veinte creyentes solicitan recibir el "consolamentum". El miércoles 16 de marzo,
220 herejes son quemados vivos, en el pie de la ladera del "pog" de Montsegur. 1245
1245-1247; gran investigación inquisitorial realizada por Bernardo de Caux y Juan de
San Pedro en el Lauragués. La Iglesia cátara es desmantelada y su jerarquía huye hacia
la Lombardia. 1249 Ochenta creyentes cátaros son quemados en Agen. Muerte de
Ramon VII sin descendencia masculina; Alfonso de Poitiers, hermano de Luís IX, será
el sucesor. 1254 Pontificado de Alejandro IV (1254-1261) 1255 Chabert de Barbaria
incorpora al reino de Francia, el castillo de Queribús, último reducto cátaro. 1257
Cátaros leridanos son condenados a pagar al rei Jaime I, la suma de 2000 morabatines
alfonsinos, para obtener la remisión de los delitos descubiertos por la Inquisición. 1258
El 11 de enero de 1258, los inquisidores fray Pedro de Termes y fray Pedro de Cadireta,
condenaron postumamente a Ramon de Josa y sentenciaron que su cadaver fuese
exhumado del cementerio de los fieles y expulsado de su sepultura eclesiástica. 1261
Pontificado de Urbano IV (1261-1264 1262 De 1262 a 1283, Guillermo Pagès, que
había regresado de Lombardía, predica por Carcassès y Cabardès. 1265 Pontificado de
Clemente IV (1265-1268) Muerte de Luís IX. 1269 En noviembre de 1269, Pedro de
Cadireta y Guillermo de Calonge, frailes inquisidores de la Corona de Aragón,
desentierran los cuerpos de los Castellbó, -Arnau de Castellbó y su hija Ermessendis,
condesa de Foix-, y ordenan que sean quemados por herejes. 1270 Felipe III, rey de
Francia (1270-1285) Alfonso de Poitiers y Juana de Tolosa mueren sin descendencia.
1271 Pontificado de Gregorio X (1271-1276) La corona de Francia incorpora el
37
condado de Tolosa. Batida en Sirmione (norte de Italia). 1276 Pedro el Grande, II de
Barcelona y III de Aragón (1276-1285) Muerte de Jaime I el Conquistador. 1280 Felipe
IV el Hermoso, rey de Francia (1285-1314) De 1280 a 1285, procedimientos irregulares
y complot contra los archivos de la Inquisición en Carcassona. 1294 Pontificado de
Celestino V (agosto-septiembre). Pontificado de Bonifacio VIII (1294-1303) Papa
espiritual. 1295 Pedro y Guillermo Autier huyen hacia la Lombardía. Bernardo
Deliciós y la rabia carcasonesa.
Notas:
38
historia-de-los-cataros-los-albigenses-y-los-valdenses.html
112 STEPHEN O'SHEA LOS CÁTAROS, la herejía perfecta.
https://docs.google.com/viewer?
a=v&q=cache:MZkOULdhX5QJ:ahuramazdah.files.wordpress.com/2009
/11/oshea-stephen-los-cataros-la-herejiaperfecta1.
doc+stephen+o%27shea+los+c%C3%A1taros+la+herej
%C3%ADa+perfecta&hl=es&gl=es&pi
d=bl&srcid=ADGEEShOD0drVoOkq1ATBIduBAXHrh6LDho-
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113 GUILLERMO DE TUDELA Y "LA CANCION DE LA CRUZADA CONTRA LOS
ALBIGENSES"
Joaquín Guillén Sangüesa. dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/2273363.pdf
114 Id.Id.
115 Herejía de los Cátaros o Albigenses
http://www.luxdomini.com/_inq/contenido1/inquisicion_albigenses.htm
116 GUILLERMO DE TUDELA Y "LA CANCION DE LA CRUZADA CONTRA LOS
ALBIGENSES"
Joaquín Guillén Sangüesa. dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/2273363.pdf
117 GUILLERMO DE TUDELA Y "LA CANCION DE LA CRUZADA CONTRA LOS
ALBIGENSES"
Joaquín Guillén Sangüesa. dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/2273363.pdf
118 Política, heterodoxia e Inquisición.Diana Luz Ceballos Gómez.
www.revistas.unal.edu.co/index.php/hisysoc/article/download/32322/32341
119 Historia de los heterodoxos españoles. Marcelino Menéndez Pelayo Pag. 288
http://www.filosofia.org/aut/mmp/hhein1.htm
120 GUILLERMO DE TUDELA Y "LA CANCION DE LA CRUZADA CONTRA LOS
ALBIGENSES"
Joaquín Guillén Sangüesa. dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/2273363.pdf
121 Cátaros. José Julio Martínez Valero. www.monografias.com
122 Els càtars: una veu silenciada. Antoni Dalmau i Ribalta.
http://www.revistaigualada.cat/ImatgesArticles/2008/14.03.18.pdf
123 http://mercaba.org/Herejia/cataros.htm
124 GUILLERMO DE TUDELA Y "LA CANCION DE LA CRUZADA CONTRA LOS
ALBIGENSES"
Joaquín Guillén Sangüesa. dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/2273363.pdf
125 N.A. WEBER http://ec.aciprensa.com/a/albigenses.htm
126 CÁTAROS Fco de Moxó
http://www.vallenajerilla.com/berceo/florilegio/inquisicion/cataros.htm
127 La herejía del Catarismo y los cátaros Jorge Martín Quintana
http://www.arteguias.com/cataros.htm
128 Cuarto Concilio de Letrán. Año 1215.
128 http://es.catholic.net/sacerdotes/222/2454/articulo.php?id=23235
129 Cuarto Concilio de Letrán. Año 1215.
http://es.catholic.net/sacerdotes/222/2454/articulo.php?id=23235
130 N.A. WEBER http://ec.aciprensa.com/a/albigenses.htm
131 Historia de los heterodoxos españoles. Marcelino Menéndez Pelayo Pag. 290
http://www.filosofia.org/aut/mmp/hhein1.htm
39
132 GUILLERMO DE TUDELA Y "LA CANCION DE LA CRUZADA CONTRA LOS
ALBIGENSES"
Joaquín Guillén Sangüesa. dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/2273363.pdf
133 Els càtars: una veu silenciada. Antoni Dalmau i Ribalta.
http://www.revistaigualada.cat/ImatgesArticles/2008/14.03.18.pdf
134 STEPHEN O'SHEA LOS CÁTAROS, la herejía perfecta.
https://docs.google.com/viewer?
a=v&q=cache:MZkOULdhX5QJ:ahuramazdah.files.wordpress.com/2009
/11/oshea-stephen-los-cataros-la-herejiaperfecta1.
doc+stephen+o%27shea+los+c%C3%A1taros+la+herej
%C3%ADa+perfecta&hl=es&gl=es&pi
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135 Id. Id.
136 GUILLERMO DE TUDELA Y "LA CANCION DE LA CRUZADA CONTRA LOS
ALBIGENSES"
Joaquín Guillén Sangüesa. dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/2273363.pdf
137 Id. Id.
138 Els càtars: una veu silenciada. Antoni Dalmau i Ribalta.
http://www.revistaigualada.cat/ImatgesArticles/2008/14.03.18.pdf
139 La Cruzada contra los Albigenses: historia, historiografía y memoria. Martín
ALVIRA CABRER.
http://www.durango-
udala.net/portalDurango/RecursosWeb/DOCUMENTOS/1/1_1944_3.pdf
140 GUILLERMO DE TUDELA Y "LA CANCION DE LA CRUZADA CONTRA LOS
ALBIGENSES"
Joaquín Guillén Sangüesa. dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/2273363.pdf
141 N.A. WEBER http://ec.aciprensa.com/a/albigenses.htm
142 Tercer Concilio de Letrán. Traducido por Pedro Royo.
http://ec.aciprensa.com/wiki/Tercer_Concilio_de_Letr%C3%A1n
143 La Inquisición contra los Albigenses en Languedoc. Pilar Jiménez Sánchez (1229-
1329).
http://www.durango-
udala.net/portalDurango/RecursosWeb/DOCUMENTOS/1/0_443_1.pdf
http://www.durango-
udala.net/portalDurango/RecursosWeb/DOCUMENTOS/1/0_443_1.pdf
144 CÁTAROS Fco de Moxó
http://www.vallenajerilla.com/berceo/florilegio/inquisicion/cataros.htm
145 N.A. WEBER http://ec.aciprensa.com/a/albigenses.htm
146 STEPHEN O'SHEA LOS CÁTAROS, la herejía perfecta.
https://docs.google.com/viewer?
a=v&q=cache:MZkOULdhX5QJ:ahuramazdah.files.wordpress.com/2009
/11/oshea-stephen-los-cataros-la-herejiaperfecta1.
doc+stephen+o%27shea+los+c%C3%A1taros+la+herej
%C3%ADa+perfecta&hl=es&gl=es&pi
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40
SzMW47uWv649Skg9o&sig=AHIEtbQn_HfrO0A21gN_4550o5jHg5WoiA
147 CÁTAROS Fco de Moxó
http://www.vallenajerilla.com/berceo/florilegio/inquisicion/cataros.htm
148 N.A. WEBER http://ec.aciprensa.com/c/cataros.htm
149 Abel López HISTORIA CRÍTICA. Universidad de los Andes. Revista nº 20
http://historiacritica.uniandes.edu.co/view.php/414/view.php
150 El sincretismo de los cátaros.
http://www.bibliotecapleyades.net/esp_cataros_02.htm
151 GUILLERMO DE TUDELA Y "LA CANCION DE LA CRUZADA CONTRA LOS
ALBIGENSES"
Joaquín Guillén Sangüesa. dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/2273363.pdf
152 La Batalla de Muret. David Barreras y Cristina Durán.
http://anatomiadelahistoria.com/2011/10/labatalla-
de-muret-i/
153 La Cruzada contra los Albigenses: historia, historiografía y memoria. Martín
ALVIRA CABRER.
http://www.durango-
udala.net/portalDurango/RecursosWeb/DOCUMENTOS/1/1_1944_3.pdf
154 Els càtars: una veu silenciada. Antoni Dalmau i Ribalta.
http://www.revistaigualada.cat/ImatgesArticles/2008/14.03.18.pdf
155 HISTORIA DE LOS CÁTAROS http://www.loscataros.com/la-
ruta/situacion-politico-social-dellanguedoc-/
288/38.html
156 El misterio de los cátaros: El pueblo
“perfecto”http://www.guioteca.com/mitos-y-enigmas/el-misteriode-
los-cataros-el-pueblo-perfecto
157 STEPHEN O'SHEA LOS CÁTAROS, la herejía perfecta.
https://docs.google.com/viewer?
a=v&q=cache:MZkOULdhX5QJ:ahuramazdah.files.wordpress.com/2009
158 GUILLERMO DE TUDELA Y "LA CANCION DE LA CRUZADA
CONTRA LOS ALBIGENSES"
Joaquín Guillén Sangüesa. dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/2273363.pdf
159 STEPHEN O'SHEA LOS CÁTAROS, la herejía perfecta.
https://docs.google.com/viewer?
160 Historia de los heterodoxos españoles. Marcelino Menéndez Pelayo Pag.
290-291
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