Técnicas de Estudios Psciologia

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Técnicas de estudios

¿Qué es la concentración mental?


La concentración mental es un proceso voluntario mediante el cual centramos
toda la atención en un objetivo concreto. Es fundamental para el aprendizaje y
la concentración es posible entrenarla, ejercitarla y desarrollarla.

Al ser un proceso voluntario indicamos claramente que la concentración mental


depende del individuo. Está pues en nuestras manos el conseguir el nivel de
concentración mental óptimo para realizar nuestras tareas.

Hemos visto técnicas de estudio eficientes y la importancia del yoga para la


memoria. También es fundamental para la concentración, con lo que
recomiendo que se lea el artículo referido al yoga y la meditación para fomentar
también la concentración mental.

La concentración mental puede trabajarse toda la


vida
Contrariamente a lo que muchos piensan la mente puede trabajarse a lo largo
de toda la vida. Jamás se pierde la capacidad para aprender y se puede
fomentar la concentración y trabajar la memoria. Es cierto que con los años el
cerebro envejece y puede ser necesario un mayor esfuerzo para realizar las
mismas tareas, pero jamás se pierden las cualidades que este tiene a no ser
que haya una enfermedad que le afecte.

Un cerebro bien trabajado desde jóvenes realizará mejor sus funciones pero si
usted tiene cierta edad y ha decidido comenzar a estudiar, que sepa que
siempre está a tiempo y que su capacidad para aprender está ahí, como cuándo
tenía quince años.

Técnicas de concentración mental


Vamos a ver diferentes técnicas para la concentración mental. Se trata de
trucos para utilizar cuándo se está estudiando y se necesita centrar la atención.
 

Establezca un horario de preocupaciones

En un principio puede parecer un concepto algo raro, pero los psicólogos lo


recomiendan en muchas de sus terapias y se ha demostrado muy efectivo si se
insiste en realizarlo. Muchas veces las preocupaciones no nos permiten
concentrarnos en el trabajo o los estudios, pero no podemos permitirnos pasar
todo el día pensando una y otra vez en problemas que en ocasiones ni siquiera
están en nuestras manos. Usted puede buscar un momento del día en el que
dejará que su mente se “preocupe” y se encargue de pensar en esos problemas
que le persiguen. Nunca debe de exceder una hora y jamás debe de hacerse
antes de dormir.

Cada vez que los problemas acudan a su mente, usted deberá de repetirse
“ahora no, esto lo tengo que pensar en mi hora de preocuparme”. Y continúe
con lo que estaba haciendo. Al principio puede que no funcione, pero si insiste
conseguirá que su mente se acostumbre a dejar ese tipo de divagaciones para
el momento adecuado.

Técnica de la araña

Todos de niños hemos jugado con una tela de araña. Si le damos un golpecito
con un palo el insecto acude pensando que se trata de una presa. Pero si
insistimos y golpeamos varias veces, al final la araña no hace caso a las
señales. Del mismo modo usted deberá de aprender a ignorar los ruidos que le
rodean. Da igual que suene un teléfono a lo lejos, que un claxon le asuste o que
los niños de los vecinos corran sobre su cabeza. Usted lo ignorará y continuará
estudiando.

Si insiste en no hacer caso a esos ruidos y estímulos exteriores al final


conseguirá no ser consciente de ellos y no le molestarán ni le arrancarán de su
concentración.

Técnica de ahora no

Se trata de una técnica similar a la que utilizábamos para establecer un horario


de preocupaciones. En ocasiones al estar estudiando nos vienen a la cabeza
cosas que no tienen nada que ver con el tema. Cada vez que seamos
conscientes de tener pensamientos que nos distraen debemos de repetir
mentalmente: Ahora no. O cualquier otra frase que nos funcione y nos devuelva
a la realidad y a la tarea que estamos realizando.

Los psicólogos aconsejan que siempre se use la misma frase, como un talismán
que nos devuelva a los libros y a la materia que estamos estudiando.

Técnica de distribución del tiempo

Hay una teoría psicológica que afirma que cuánto más tiempo tenemos para
hacer algo, más tiempo nos lleva hacerlo. ¿No ha notado que eso es cierto?
¿Qué hay días que a penas tiene cosas que hacer y sin embargo no llega a
realizarlas mientras que otros que parece que tiene demasiadas tareas las
realiza sin problemas?

Debe de ser realista otorgando a cada tarea el tiempo necesario para realizarla,
pero sin excederte. Además está demostrado que el cerebro tiene unos límites a
la hora de permanecer en estado de concentración. Lo habitual en la mayoría de
las personas son 50 minutos. Estudie durante este rato y a continuación
levántese, estírese, beba agua o escuche un poco de música. Lo que sea con tal
de distraer la cabeza antes de volver al estudio.

Tenga cuidado, al principio es probable que estas paradas deban de ser


mínimas porque dejar de estudiar es fácil, retomar complicado. Poco a poco
usted será capaz de romper el ritmo y volver a recuperarlo rápidamente, pero
los primeros días necesitará más fuerza de voluntad.

A medio plazo notará como se concentra mejor y el descanso hace que su


rendimiento posterior sea mucho más eficiente.
Ejercicios para fomentar la concentración mental
Estos ejercicios son para realizar en cualquier momento del día. Si se realizan a
menudo poco a poco iremos viendo como nuestra concentración aumenta y
somos capaces de abstraernos de todo lo que nos rodea para centrar nuestra
mente en el objetivo que necesitemos conseguir.

Tómese estos ejercicios como pequeños juegos.

Ejercicio del reloj

Durante un minuto contemple un reloj, mejor si es de aguja. Observe como


esta traza toda la circunferencia hasta retomar al punto de inicio fijándose todo
el rato en su movimiento como si fuera lo único del mundo. Puede realizarlo
mientras espera en una cita, mientras calienta su comida o aprovechando
cualquier rato muerto.

La caja de vidrio (ejercicio de E.J. Gold)

Este ejercicio me ha parecido muy curioso, así que he puesto su autor porque al
contrario que otros que son ejercicios sacados de manuales de psicología, este
es de un artículo firmado por su autor.

Usted debe de contemplar una televisión encendida durante largo rato


(proponen una hora entera) y trata de verla como lo que es: una caja de vidrio
y plástico. No es una fuente de distracción ni de información, es solo un objeto
fabricado en esos materiales, un pedazo de plástico con una pantalla llena de
pixeles. Tiene que centrarse en verla de ese modo, sin percibir la información
que transmite.

Atención selectiva

Ponga su música favorita y aísle uno de los instrumentos. Céntrese en su sonido


y olvídese del resto. Si ha escogido el bajo en un grupo pop tan solo escuchará
su repiquetear, no existirá la voz, no habrá guitarras ni siquiera batería. Solo en
bum bum del bajo.

Este ejercicio puede hacerlo con diferentes cosas: una voz en un coro, un color
en un ramo de flores etc.
Fotografía mental

Observe atentamente un objeto, por ejemplo una botella de agua que tenga
sobre la mesa. Observe su forma, el dibujo de su plástico, si tiene algún lugar
hundido o si hay alguna imperfección. Céntrese en todos los detalles, la
etiqueta, el tapón, el agua…

Cierre los ojos y trate de visualizar todos los detalles que sea capaz de recordar.
Con el tiempo verá que cada vez recuerda más cosas. Este ejercicio además de
la concentración fomenta la memoria.

Juegos que fomentan la concentración mental


Hay muchos juegos que ayudan a fomentar la concentración mental. Esos son
algunos de los más efectivos:

– El ajedrez y otros juegos de estrategia: El ajedrez es un juego que desde


siempre se ha asociado a la concentración y a la memoria. Pero otros juegos de
estrategia son también útiles para ayudar a concentrarse. Escoja siempre el que
más divertido le resulte.

– Los juegos de cartas: Además de necesitar concentrarse tendrá que


memorizar los naipes que van fuera, con lo cual estará trabajando su mente en
diferentes aspectos. Juegue a las cartas por placer con sus amigos, no por
dinero.

– Los puzzles: Realizar puzzles estimula enormemente la mente, la


concentración, la memoria y es un gran ejercicio para mantener su cerebro
activo de una forma divertida.

¿Qué puede perjudicar la concentración?


El cansancio y la incomodidad

La falta de sueño, la ropa incómoda, una silla que no nos permita una posición
adecuada o una comida demasiado abundante que nos produce sueño y
pesadez pueden dar al traste con una tarde de estudio provechosa. Intente
ponerse ropa cómoda, que la temperatura de su cuarto sea agradable, sin un
calor excesivo ni frío.

Realice unos ejercicios de relajación antes de comenzar a estudiar y si necesita


dormir un poco hágalo, es mejor invertir media hora en una siesta (que no
perderla) y no forzar horas y horas el cuerpo con sueño.

Los estimulantes

Muchos estudiantes olvidan la importancia del estudio diario, dejan que las
tareas se acumulen hasta el último momento y cuándo faltan pocos días para el
examen quieren estudiar todo junto. Para terminar de rematar algo que ya ha
comenzado mal, recurren a pastillas de “vitaminas” para fomentar la
concentración o a bebidas energéticas con altas dosis de cafeína. No
hablaremos ya de los que recurren a sustancias ilegales.

Las vitaminas que muchos estudiantes se intercambian pueden llevar en


algunos casos ciertos derivados anfetamínicos que si bien son totalmente
legales no contribuyen en absoluto a realizar un buen estudio. Lo mismo ocurre
con la cafeína. Estos productos crean una falsa sensación de actividad en el
cuerpo. Parece que no nos cansásemos y pudiésemos continuar estudiando
durante toda la noche sin apenas esfuerzo.

Pero el cerebro si se fatiga y se satura y traspasados ciertos límites somos


incapaces de procesar más información. Lo que ocurre es que tenemos la
sensación de estar memorizando todo sin problemas, pero a penas lo
recordaremos unos instantes y cuándo se llega al examen es fácil que nos
quedemos en blanco, no recordemos gran parte de lo estudiado o mezclemos
conceptos.

En todo caso estaremos perjudicando cuerpo y mente y no estaremos


alcanzando objetivos que vayan más allá de solucionar un examen, sin aprender
realmente nada.

Las distracciones

También perjudica enormemente la concentración mental el tener distracciones


alrededor que no nos permitan permanecer atentos a lo que hacemos de una
forma continuada. Los teléfonos móviles, las interrupciones familiares, los
servicios de mensajes en el ordenador tipo skype, alertas de Facebook…todo
esto hace que cada pocos minutos nuestra mente abandone lo que hace para
atender a un sonido, aun en el caso en que no leamos de forma inmediata el
mensaje. En vez de pensar en exclusiva en lo que hacemos nos dispersaremos
preguntándonos quién llama, que habrán escrito etc.

Por último las emociones negativas son grandes enemigas de la concentración.


Pensar cosas como “no voy a ser capaz de aprender todo esto”, “jamás
entenderé lo que pone aquí”, o “soy incapaz de concentrarme hoy

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