Intestino Grueso

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INTESTINO GRUESO

El intestino grueso de los vertebrados sigue al intestino delgado. Consta de tres


partes principales: ciego, colon y recto (o cloaca). El ciego es una especie de bolsa
que, como su propio nombre indica es ciego, o sea, es un fondo de saco. Recibe el
quimo del íleo, la parte final del intestino delgado, aunque ciego e íleo se
encuentran separados por la válvula ileocecal, que evita posibles retrocesos de los
jugos intestinales. El íleo desemboca en un lateral del ciego y algo por debajo de ese
punto se encuentra el apéndice, un tejido linfoide que no toma parte en la
digestión, pero que contiene linfocitos.

El intestino grueso mide aproximadamente un metro de largo, que es más o menos


una quinta parte de la longitud entera del intestino.

El colon es la parte más extensa del intestino grueso y su estructura varía mucho de
unas especies a otras en función de la dieta. Y dentro de los mamíferos también se
da una gran variabilidad. En la especie humana se distinguen cuatro partes: el
colon ascendente, el transverso, el descendente y el sigmoide.

El ciego, que se encuentra al principio del colon ascendente, es el punto donde el


intestino delgado se une con el intestino grueso. Desde el ciego se proyecta el
apéndice, una estructura tubular en forma de dedo que no cumple ninguna
función conocida. El intestino grueso secreta moco y es responsable en gran
medida de la absorción del agua de las heces.
Ubicación del intestino grueso

El contenido intestinal es líquido cuando llega al intestino grueso, pero


normalmente se solidifica durante el tiempo que tarda en alcanzar el recto
formando las heces. Las numerosas bacterias que habitan en el intestino grueso
pueden digerir aún más algunas materias, produciendo gas. Las bacterias del
intestino grueso también producen algunas sustancias importantes, como
la vitamina K, que desempeña un papel relevante en el proceso de coagulación de
la sangre. Estas bacterias son necesarias para una adecuada función intestinal, y
algunas enfermedades y antibióticos pueden alterar el equilibrio entre los
diferentes tipos de bacterias que habitan en el intestino grueso.

¿Cómo funciona?
La principal tarea del colon es convertir los desechos de alimentos digeridos
(quimo) en heces para ser excretadas. Durante este proceso absorbe agua,
cambiando el estado del contenido de líquido a sólido.
Además de los desechos orgánicos, en el colon se encuentra la flora intestinal que
está constituida por miles de millones de bacterias que conviven armónicamente
con el organismo y tienen un efecto benéfico, como por ejemplo la síntesis de las
vitaminas K y B, de los gases hidrógeno, dióxido de carbono, sulfuro de hidrógeno y
metano.

Una forma de contribuir al buen desempeño del intestino grueso es consumir fibra,
ya que permite retener el agua, la cual es usada para hacer las heces más formadas
y suaves, y así ayudar a los músculos del colon a movilizarlas hacia el recto. Si esto
no ocurre, el colon continúa absorbiendo agua, volviéndolas duras y causando
estreñimiento.

¿Cuáles son las enfermedades más comunes que desarrolla el colon?


Existen muchos trastornos que pueden afectar su capacidad para funcionar
adecuadamente. Entre ellos el cáncer colorrectal; los pólipos, crecimientos de
tejido que pueden hacerse cancerosos; colitis ulcerativa, úlceras en el colon y el
recto, y diverticulitis, que es la inflamación o infección de pequeños sacos o
divertículos en el colon.

Asimismo, este tubo puede sufrir de Síndrome del intestino irritable, un cuadro
molesto que causa cólicos abdominales y se asocia a cambios del hábito intestinal,
es decir, diarrea o constipación y, en algunos casos, la alternancia de ambos.

El tratamiento de las enfermedades del colon varía ampliamente dependiendo de


cuál sea la patología y su gravedad. Puede incluir dieta, medicinas y, en algunos
casos, cirugía.

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