112-Texto Del Artículo-112-1-10-20110520
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La OCDE hace referencia a la gestión ética de las conductas fundirlo entre sus destinatarios y, finalmente, garantizar
públicas, como el instrumento que nos permita superar los ries- el respeto a sus principios.
gos y las contradicciones que ya hemos identificado, entre los c) También es necesario dotar a los servidores públicos de
sistemas tradicionales de control de la actividad de los servido- la información y los conocimientos suficientes para
res públicos, las funciones que éstos tienen hoy encomendadas afrontar situaciones de conflicto ético con responsabili-
y los valores que estamos obligados a preservar. Por tanto, es dad. En este sentido, la formación en materia de ética
preciso instrumentar los medios para promover y controlar el pública deberá ocupar un lugar primordial en los pro-
respeto no sólo a las normas penales y disciplinarias, que regu- gramas formativos para empleados públicos, especial-
lan las conductas antijurídicas, sino a los principios y valores mente para los de nuevo ingreso.
que sustentan el servicio público.
d) Es preciso, también, establecer los medios adecuados
Cualquier reforma en este sentido debe tener en cuenta la para coordinar esta gestión de la ética en los distintos
experiencia de otros países. Algunos de ellos han optado por ámbitos administrativos, de forma que se promueva la
regular esta materia de forma independiente a otras cuestiones difusión y el respeto a los principios y normas éticas
organizativas, dándole así una importancia preeminente (éste es con que se dote la Administración.
el caso de los países anglosajones, Estados Unidos y Gran Bre-
taña, además de, por ejemplo, Noruega y Holanda). Otros han e) Un marco jurídico adecuado, unas condiciones de traba-
optado por revisar la gestión de la ética en el contexto de refor- jo favorables en el sector público y, por último, una so-
mas globales de la Función Pública (Australia o Nueva Zelanda) ciedad civil activa, vigilante y participativa, deberán
o de programas de modernización del Sector Público en su completar la implantación de esta infraestructura ética.
conjunto (como Méjico o Portugal). Permítanme completar mi exposición deteniéndome en dos
En este sentido, es interesante comprobar cómo existe una de estos puntos, que considero de especial interés y sobre los
gran homogeneidad de los valores que integran la Ética del Ser- que reclamo sus opiniones, como representantes de los emplea-
vicio Público entre todos los países que afrontan su regulación, dos públicos y factores decisivos de toda reforma que pueda
hasta el punto que podríamos hablar de unos valores universa- emprenderse en la dirección que venimos comentando.
les de la Ética Pública.
Así, la lealtad a los principios constitucionales, la absoluta
desvinculación de los intereses personales y económicos res- 2.1. Codificación
pecto del trabajo al servicio del Estado, la honestidad, el respe-
to y la defensa de los bienes y el patrimonio público, o el trato En primer lugar, en relación con la definición de principios
adecuado a los ciudadanos, están presentes, de una u otra for- y la adecuada codificación ética de la actividad administrativa,
ma, en todas las normas sobre Ética de todo el Mundo. quizá es preciso comenzar preguntándonos hasta qué punto
esta fijación de los principios éticos en un documento normati-
Pero, para promover estos principios y su cumplimiento, ha-
vo no les priva del carácter supra legal que estos principios de-
brá que atender a las condiciones particulares de cada cultura
ben tener.
administrativa. En mi opinión, en el caso de España, la regula-
ción de los instrumentos al servicio de la Ética Pública debería Pero, más allá de las relaciones entre Ética y Derecho —que
incluir los siguientes aspectos: constituyen, por sí mismas, un interesante debate— creo que a
los empleados públicos y a los ciudadanos nos conviene que
a) Una definición clara de las relaciones entre política y ac-
estén convenientemente definidas las vulneraciones de la Ética
tividad administrativa, que permita garantizar la inde-
Pública, ya que no todo en servicio público puede reducirse a
pendencia del trabajo de los funcionarios públicos y, a
derechos y, más aún, no pocas veces vemos que la legalidad es
la vez, delimitar claramente, en cada caso, sus responsa-
perfectamente compatible con conductas contrarias a la ética.
bilidades de las responsabilidades de los políticos que
les dirigen, en el buen hacer de la Administración. Debemos partir, pues, de una visión de la codificación ética
como complemento de la tipificación legal de las conductas y
b) Es preciso definir, también, los principios que deben re-
como cláusula de garantía, respecto de los conflictos humanos
gir la actuación de los servidores públicos e, incluso, tipifi-
que se suscitan en el ámbito de la actividad administrativa y a
car —con el grado de concreción que resulte posible—
los que el Derecho no alcanza a dar una respuesta adecuada.
las conductas que se separen o entren en clara contra-
dicción con esos principios. En relación con esta defini- A partir de aquí, pienso que la codificación ética debe co-
ción, creo que la codificación de la ética pública es el menzar por contar con el máximo nivel de participación de sus
medio más adecuado para determinar su contenido, di- destinatarios, los empleados públicos. Y es que, si bien es cier-
to que hoy podemos atribuir a los valores de la ética del serviciolación legal de esta materia, permitiría fijar adecuadamente sus
público, como hemos dicho, un carácter universal, también lo es principios, si bien puede suponer una cierta merma de flexibili-
que éstos deben ser asumidos e interiorizados por aquellos para dad respecto de futuras modificaciones que la adapten a la realidad
quienes van a servir de guía en su quehacer diario. Y ello, por- cambiante. El futuro Estatuto de la Función Pública, que el Go-
que, como señala igualmente ARANGUREN en relación con la fun- bierno va a presentar a las Cortes el año próximo y que es ob-
ción que tiene la Ética en la potenciación de lo público: jeto de la preocupación de ustedes en estas jornadas, puede ser
«en la práctica, la forma más poderosa de hacer esta ten- el acomodo adecuado para recoger los aspectos fundamentales
dencia real es que cada miembro de la burocracia la haya de la codificación ética en España, aunque su desarrollo poste-
interiorizado de alguna manera». rior sea objeto de otras normas específicas.
De esta forma, se garantizará su eficacia al tiempo que se En todo caso, el contenido de un futuro Código Ético de las
evitará que el desconocimiento o la falta de una conciencia clara Administraciones Públicas debe completarse tras una reflexión
sobre el alcance de la Ética del Servicio Público, ralenticen la ac- abierta para la que, desde el Ministerio de Administraciones Pú-
ción de unos funcionarios a los que el miedo a cometer errores blicas, solicitamos su participación como representantes de los
y someterse a nuevos controles y, en definitiva, les dificulte de : servidores públicos.
sarrollar su trabajo con normalidad, lo cual carecería de sentido.
En mi opinión, la codificación de la Ética Pública deberá 2.2. Formación
cumplir una doble misión, como forma de expresar las aspira-
ciones de la sociedad respecto de la acción pública y, a la vez, Permítanme, para terminar, hacer referencia a otro de los
como medio de control de la adecuación de las conductas a los instrumentos del desarrollo de la ética en el ámbito público, al
principios del servicio público. Para ello, se debería: que me refería, diciendo que es preciso dotar a los servidores
a) Enunciar los valores que presiden la actividad de servi- públicos de la información y los conocimientos suficientes para
cio público. afrontar situaciones de conflicto ético con responsabilidad.
b) Determinar el grado de responsabilidad que el cumpli- La formación en materia de ética pública es, quizá, el factor
miento de esos valores representa para los servidores más importante para garantizar que nuestras organizaciones pú-
públicos (políticos, empleados públicos, ciudadanos que blicas inspiren su actividad diaria en los valores del servicio a
colaboren con la Administración, etc.). nuestra sociedad. Por ello, los valores éticos del servicio públi-
co deberán ocupar un lugar primordial en los programas forma-
c) Recoger una lista de las obligaciones de actuar y límites tivos para empleados públicos.
que representan esos principios en la actividad pública.
Es evidente que, también aquí, la formación de los emplea-
d) Finalmente, definir los medios para alertar a la Adminis- dos públicos debería ser una mera prolongación de su forma-
tración y los ciudadanos de la aparición de conductas ción personal, si bien ahora en relación con su profesión al
no éticas y corregir éstas. servicio de la sociedad. Y, en cualquier caso, la formación ética
Por otro lado, la codificación deberá ser lo bastante general dirigida a los empleados públicos debería tener un fuerte conte-
como para contemplar la mayoría de las conductas públicas en nido práctico. Se trata, en definitiva, de proporcionar principios
las que puede surgir un conflicto ético, pero sin descender a un y facilitar que, en el caso concreto, se pueda identificar el crite-
detalle excesivo en la tipificación, que lo haría escasamente rio más ajustado a los intereses públicos y a los derechos huma-
operativo. En este sentido, me parece adecuada la propuesta nos en un contexto de búsqueda del bien común. Es decir, los
del documento de la OCDE al que me refería antes, de comple- programas de educación o formación en esta materia deben ca-
tar un Código General de Ética Pública, de aplicación en todas pacitar a los empleados públicos para la resolución de muchos
las Administraciones de nuestro país, con normas de éticas problemas.
complementarias por sectores, que hagan incidencia en aspec-
Estudios previos realizados en el ámbito de los centros de
tos más concretos y, por tanto, tipificables de la actividad admi-
formación de la Administración General del Estado sobre la
nistrativa (trabajo cara al público, manejo de bienes públicos,
transmisión de los valores éticos del servicio público —en el
especial vinculación de determinados funcionarios con sectores
marco del Instituto Nacional de Administración Pública (INAP)
privados —por su perfil académico o profesional, por ejem-
y de la Escuela de Hacienda Pública (EHP)— han puesto de re-
plo— etc.).
lieve, también, la importancia de prestar especial atención a los
Por último, este carácter generalista de la codificación ética, empleados públicos de nuevo ingreso que «pueden así actuar
trae a colación la cuestión —aún abierta— de su forma o base como elementos transmisores de estos valores en el seno de sus
normativa. En este sentido, debe tenerse en cuenta que la regu- organizaciones de destino».
GAPP n.s 9. Mayo / Agosto 1997 33
Estudios varios
En este sentido, la formación ética de los empleados públi- Quiero, también en este caso, solicitar la colaboración de
cos tiene un aspecto más positivo que debe subrayarse: la reali- ustedes en la definición de contenidos éticos en los programas
zación de los valores del servicio público introduce un evidente de formación de empleados públicos, en cuyo diseño partici-
factor impulsor de motivación en la función pública y permite pan activamente, al tiempo que les ofrezco la colaboración del
recordar la justificación constitucional de la función pública: Ministerio de Administraciones Públicas en este empeño. Insisto
servir con objetividad a los intereses generales haciendo efecti- en que ello redundará, siempre, en beneficio de los ciudadanos
vo el bien común. a los que servimos y de los propios empleados públicos, a los
que la formación ética debe facilitar instrumentos adecuados
En cuanto a la metodología, los estudios a los que me he para evaluar situaciones, resolver las contradicciones que se
referido señalan que la Ética pública debe integrarse en el mar- presentan en el día a día del trabajo público de la mejor forma
co de los distintos planes de estudios, de forma que las ense- posible y, en definitiva, realizar su tarea de forma más cons-
ñanzas de los centros o programas de formación de empleados ciente y participativa.
públicos siempre tengan presentes contenidos de la Ética públi-
ca. Estoy sustancialmente de acuerdo con esta idea y, por ello, Termino, por tanto, trasladándoles a ustedes, una vez más,
el plan de formación del Ministerio de Administraciones Públi- la. invitación para participar en el proceso de definición y pro-
cas para 1997, que estamos diseñando, va a incluir cursos de moción de los principios de la ética pública en nuestro país.
ética para nuestros empleados públicos y, en este caso, ha sido Como habrán podido comprobar a lo largo de mi exposición, la
una iniciativa de los representantes sindicales la que los ha Ética Pública en España es hoy, aún, una cuestión abierta al de-
puesto en marcha. bate. Un debate que nos deberá llevar, en todo caso, a lograr
que el papel del Estado en este fin de siglo se asiente sobre
Sin embargo, mientras esto no sea así, con carácter generali- unas bases más sólidas que las actuales. Y éstas no pueden te-
zado, no encuentro mayor problema en que se preparen unos ner su apoyo, como hasta ahora, sólo sobre los tres pilares co-
cursos monográficos sobre Etica pública a los que puedan acce- nocidos —las tres «Es— Economía, Eficacia y Eficiencia. A ellos
der los empleados públicos de los distintos departamentos u or- debe unirse, cuanto antes, una nueva «E», un cuarto pilar: la Éti-
ganizaciones. En el ámbito de la Administración General del ca.
Estado, el INAP está ya preparando la convocatoria de un cur-
so, que se publicará en fechas próximas, y que comience a im-
partirse, probablemente, en el primer trimestre de 1997.
Notas
* Texto de la conferencia impartida por su autor en Cáceres, el 15 de noviembre de Catedrático de Derecho Administrativo. Subsecretario de Administraciones Públi-
1996, en el marco de unas Jornadas sobre el estudio del Estatuto de la Función Públi- cas.
ca, organizadas por la Fundación Femando de los Ríos.