2017 UNLu - EGPYTS TF MFernandez

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UNIVERSIDAD NACIONAL DE LUJÁN

Especialización en Gestión del Patrimonio y


Turismo Sostenible

Trabajo Final: modalidad Investigación Monográfica

“Análisis sobre la construcción de la valorización patrimonial


de la pampa argentina.
La estancia Los Talas y el escritor Jorge M. Furt”

Alumna:

Mónica Fernández

Legajo: 125.856

Profesor Orientador:

Rodolfo Bertoncello

Año 2017

1
Índice General

Pág.

Introducción 2

Desarrollo 6

1. Estado actual del conocimiento sobre la cuestión. 6


1.1. Escalas de análisis espacio- temporales 7

2. La pampa: Condiciones y condicionantes del escenario


geográfico. 17

2.1. Los Talas: una estancia en la pampa húmeda bonaerense 21

3. Las categorías de análisis: cultura y producción 34

4. El proceso de configuración patrimonial pampeano: cultura de


38
la producción y producción cultural libresca

5. Jorge Martín Furt y su percepción literaria de la pampa 59

5.1. Las influencias culturales nativas y europeas. 66


5.2. El laberinto en la pampa: la Biblioteca en Los Talas 72
5.3. La obra del escritor y editor 76

Consideraciones 95
Finales

Bibliografía 98
General
Fuentes 98
primarias
Fuentes
secundarias 100
2
Introducción

Las diferentes comunidades a través del tiempo reconocen sus elementos


fundacionales, a veces rodeados de auras míticas, la Argentina no podía ser
menos y erigió los suyos: la estancia, el estanciero, el gaucho y el último, el recién
llegado que aspira a convertirse en la marca- país, el tango. Podríamos agregar la
“pampa” acuñada como “ la pampa argentina”.
Los estudios del patrimonio cultural escrutan la nebulosa difusa que separa
la realidad de la leyenda, tratando de descubrir la verdad detrás del mito. Esto me
ha ocurrido al acometer el estudio del patrimonio cultural de la estancia Los Talas,
y ahondando en él he descubierto diferentes temas que graficaría como “capas”
de lecturas todas interesantes y convocantes a la explicación de por qué la
“pampa argentina” constituye un elemento clave a la explicación de nuestro
patrimonio cultural. En mi Tesis de Doctorado en Ciencias Sociales y Humanas he
investigado como caso de estudio el establecimiento estancia Los Talas, sito en el
cuartel 2do del partido de Luján, y su Archivo y Biblioteca Jorge M. Furt, estudio
del cual se ha desprendido mi interés por analizar y comprender el proceso de
construcción valorativa, en términos patrimoniales de la pampa argentina.
Ciertas nociones básicas apuntan a retener las características
fundamentales que se mantienen a través del tiempo, y permiten el
reconocimiento de un establecimiento rural como estancia: un territorio sobre el
que ejerce potestad, la explotación de ganado mayor (vacunos y yeguarizos), una
vivienda y las instalaciones que demanda el manejo del ganado, según las
técnicas en uso, y las personas necesarias a tal fin. Para entender el proceso de
configuración del espacio estanciero, es necesario retrotraerse a los orígenes, es
decir a la fundación de la ciudad de Buenos Aires. El mundo rural constituye un
tema central en el Patrimonio Cultural de los argentinos, así como en sus debates
sobre identidad nacional. Es prácticamente inmediata la asociación, socialmente
construida, de Argentina con su sector agrario, el que ha tenido y mantiene una
preeminencia entre sus actividades económicas y, a su vez ha servido como
elemento cultural identificatorio ante propios y ajenos.

3
Se hace referencia, por un lado, a la existencia de numerosas economías
regionales de base agropecuaria, dentro de las que se destaca la producción
histórica del espacio agrario pampeano, por el rol hegemónico detentado a través
del tiempo, devenido en buena medida, de su contacto con los mercados
internacionales. Asimismo, en una segunda lectura, desde el enfoque patrimonial,
se alude a la construcción social de una tradición identificatoria de “lo argentino”
con “lo pampeano”, ello con “lo rural”, y de esto con “lo estanciero”.
Desde el siglo XVI, la llegada de los españoles al Río de la Plata, en
función de sus estrategias de colonización, desató un proceso de configuración
espacial, en el cual la dotación de recursos autóctonos y alóctonos fueron
funcionalizados de diferentes maneras en cada etapa de desarrollo. Se produjo en
el área de la pampa húmeda argentina, la organización de los espacios rurales
que ha sido central, tanto en el período colonial, como posteriormente en la etapa
independiente. Además, considero que el espacio estanciero, ha concentrado la
doble connotación, por un lado económica: de ser el establecimiento productivo
típico de la región pampeana, y por el lado cultural, de ser el espacio mítico de la
concentración de tradiciones regionales “nacionalizadas” por el proceso histórico
de la construcción social del país.
La escala espacial en la que se trabajará considera la suerte de estancia
de origen colonial, demarcada sobre el Arroyo de la Choza, de cuyas 2150
hectáreas, quedan en la actualidad 890 componiendo el predio estanciero de Los
Talas. Esta escala de análisis en el estudio de caso, se relaciona a lo largo de
toda la periodización establecida, con las diferentes coyunturas políticas, sociales
y económicas que alcanzan a la pampa argentina a nivel regional y al pago,
Juzgado de Paz y partido de Luján, en el proceso de configuración de las
jurisdicciones de orden local, provincial y nacional.
El arco temporal considerado es bastante amplio, ya que si bien el estudio
en profundidad se centrará en la consideración del proceso de configuración
estanciero durante los siglos XIX y XX, fue menester considerar las raíces más
profundas del proceso de partición de las tierras y el cambio del estatus jurídico de
las mismas debiendo remontar mi análisis al impacto en la campaña de la

4
fundación de Buenos Aires por Juan de Garay en 1580. A partir de entonces,
como se analizará en los fundamentos de la periodización utilizada, el parcelario
hispano y la propiedad privada fueron el sello distintivo de la campaña
bonaerense, en la que se inscribe nuestro caso de estudio.
El presente Trabajo Final de Especialización en Gestión del Patrimonio y
Turismo Sostenible, propone la posibilidad de investigar en profundidad el proceso
de construcción de la valorización patrimonial de la pampa, poniendo en diálogo y/
o contrapunto el análisis de la pampa como condición y condicionante explicativa y
la percepción que de ella tuvo Jorge Martín Furt, manifiesta en su obra literaria. En
este sentido y con la base de los estudios realizados en la citada Tesis de
Doctorado, se propone analizar y evaluar el proceso de valorización de la pampa
como elemento constitutivo del patrimonio cultural argentino, tomando como caso
de estudio la Estancia “Los Talas” (sita en el partido de Luján, Provincia de
Buenos Aires, Argentina) y la Obra literaria de Jorge Martín Furt (1902- 1971),
escritor, humanista y hacedor del Proyecto Cultural del Archivo y Biblioteca
J.M.Furt.

5
Desarrollo
1. Estado actual del conocimiento sobre la cuestión:

Considero que el Trabajo Final de la Especialización en Gestión del


Patrimonio y Turismo Sostenible que aquí se presenta, propone realizar aportes
originales como el estudio de caso mediante líneas de trabajo innovadoras de las
establecidas hasta el presente, de los estudios del patrimonio cultural en general,
y de los estudios sobre estancias en particular. Sus aportes tienen que ver con la
posibilidad de presentar nuevas perspectivas explicativas, producidas por la
incorporación de materiales documentales originales, con la propuesta de nuevas
metodologías de trabajo como la convergencia de los estudios patrimoniales en el
marco interdisciplinario, para casos de estudio de alto nivel simbólico y
pervivencia, por un lado de longevos archivos documentales, y por el otro de
relictos patrimoniales, materiales e inmateriales de potente valor explicativo. Esta
metodología ya explorada en parte en la Tesis de Doctorado antes referida, se
verá enriquecida por la puesta en diálogo y contrapunto, con la obra literaria de
Jorge M. Furt en relación con la valorización de “ la pampa”, incluyendo la
incorporación de la publicación póstuma del Tomo II del Libro de Compañía,
llevada a cabo por sus hijos en 2014.

El estado de la cuestión de los estudios patrimoniales amerita la


consecución de trabajos como el que estudio monográfico propone. Para ello, es
necesario expresar que en mi investigación consideraré al “patrimonio cultural
como un producto social, legable de una generación a otra”. Mientras que
evaluaré a la producción espacial como una manifestación patrimonial que
evidencia la relación sistémica entre la sociedad y la naturaleza. El caso de la
estancia Los Talas, analizado desde esta perspectiva, muestra el proceso de
configuración espacial pampeano en todas sus etapas de desarrollo.
El relevamiento e interpretación de sus relictos arquitectónicos, del paisaje
rural construido de su parque, montes y potreros puestos en producción
agropecuaria, puestos en diálogo y contrapunto, con la obra literaria de Jorge

6
Martín Furt, contenida en su biblioteca permitirán testimoniar el papel de condición
y condicionante de la pampa puesta en perspectiva del análisis del patrimonio
histórico cultural.

1.1. Escalas de análisis espacio- temporales

Respecto del estudio de casos locales y contemporáneos como el


propuesto, debemos considerar la originalidad de la investigación presente. En
una línea de trabajos sobre el estudio de casos de relevamiento del patrimonio
histórico cultural en sus manifestaciones arquitectónicas, podemos ubicar a las
producciones de Carlos Moreno. En su Colección “Españoles y criollos, largas
historias de amores y desamores”, realizó un valioso inventario de relictos rurales
y urbanos, detallando su arquitectura, modos de construcción, materiales y
técnicas empleados, especialistas y estilos de construcción. Dedica una novedosa
atención a la producción patrimonial en el área pampeana, en especial a las
estancias. Su trabajo sobre San Martín de Cañuelas es un fiel exponente de la
línea planteada desde ICOMOS, Comité Argentino, que propicia una perspectiva
conservacionista con especial cuidado de los bienes arquitectónicos del patrimonio
histórico cultural1.
En el sentido del desarrollo de estudios de tipo regionales a escala de
la pampa argentina, resulta poco sorprendente el protagonismo obtenido por las
estancias. Cargadas de un valor testimonial variado y legitimante, según los
contextos históricos que su presencia atraviese, pero central en cualquier caso,
han merecido un tratamiento eminentemente visual desde la perspectiva
patrimonial. Desde el ámbito de los estudios históricos, ha concitado polémicos
debates a partir de la década de 1960. La Economía y la Sociología Rurales han
contribuido a mostrar complejos matices de la vida en el agro latino-americano,
donde el rol de la estancia es analizado desde diversas perspectivas 2. En el

1
Moreno, Carlos, (1988),”San Martín de Cañuelas. Un pasado, un futuro”, Buenos Aires, ICOMOS.

2
Fernández, Mónica, (1999), “Relevamiento crítico del uso de la estancia como categoría de análisis” ,
Buenos Aires, Seminario de Doctorado dictado por el Dr. Enrique Tándeter, (mimeo). Actualizado hasta el

7
sentido de estas producciones, tienen un lugar en especial para la región
pampeana las obras de María Sáenz Quesada y Yuyú Guzmán, que muestran
fotográficamente y describen a las estancias como enclaves sociales en el agro
pampeano3.
En cuanto a la escala nacional, en Argentina, desde el ámbito oficial se
han promovido iniciativas de legislación y de reflexión que acompañan esta
ampliación de la mirada sobre lo patrimonial originadas en otras latitudes. Se nota
una disparidad conceptual entre las producciones relacionadas con la
administración y centros de estudios de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y
los de la provincia homónima. Mientras que sobre la gran urbe del Plata se revisa
la cuestión del patrimonio histórico cultural en torno a nuevas formas de expresión,
la historia oral, la valorización de la nomenclatura, la trama urbana, etc 4, en el
ámbito provincial se tiende a mantener un perfil conservacionista, religado a los
restos materiales, como muestran los documentos emanados de la Dirección
Provincial de Museos, Monumentos y Sitios históricos5. Otra apertura presentan,
sin embargo, espacios de discusión operativamente realizados a través de la
Provincia, pero emanados de la administración nacional. Las perspectivas de
análisis tienden a ser menos reduccionistas y a permitir un diálogo más fluido con
las comunidades afectadas. Ejemplo de ello fue el ciclo de Seminarios sobre
Gestión Patrimonial Pública y Privada llevados a cabo por el INAP (Instituto
Nacional de la Administración Pública) en 1997. En el caso de Luján, se

presente y discutido con las Directoras de Tesis, ha servido de base para comenzar el Estado de la cuestión de
la misma.
3
Sáenz Quesada, María, (1992), “Estancias argentinas…; Sáenz Quesada, María, (1972)“Estancias”,
Guzmán, Yuyú, (1998), “Estancias de Tandil” y “Estancias de Azul”, Buenos Aires, Verlap; así como los
aportes de Y. Guzmán en la prensa periódica sobre aspectos descriptivos de las estancias y las costumbres de
época, Cfr., La Nación, en Sección 5: Campo, Guzmán, Yuyú, (2006, 15 de junio), “El raro encanto de los
palomares de estancia”, Buenos Aires.
4
Algunos ejemplos de nuevos estudios se pueden localizar en la Colección dirigida por la Comisión para la
Preservación del Patrimonio Histórico-Cultural de la Ciudad de Buenos Aires, (1997), “Temas de Patrimonio
Cultural”, Editorial Universitaria de La Plata, La Plata. Los más renovadores consideramos son , Jurado,
María “Nuevas formas del patrimonio cultural”; Barela, Liliana, “Diez años de Historia Oral en el Instituto
histórico”; Maronese, Leticia, “La nomenclatura urbana como uno de los componente del patrimonio
histórico cultural de un pueblo”; Peña, José M., “Cultura, Arquitectura y Patrimonio”, Varela, Eduardo, “La
trama de Buenos Aires”.
5
Dirección de Museos, Monumentos y Sitios Históricos, (1986), “Listado de Museos, Monumentos, Arboles
y Sitios Históricos de la Provincia de Buenos Aires”, Publicaciones Oficiales,La Plata; (1996), “Catálogo de
Museos, Monumentos y Sitios Históricos”, La Plata, (mimeo)

8
implementó a través del Complejo Museográfico “Enrique Udaondo” 6. La actual
gestión del citado Complejo Museográfico ha dado muestras de variar el rumbo de
su perspectiva de trabajo al Firmar un Convenio Marco con la Universidad
Nacional de Luján con motivo de la Celebración del Bicentenario de la
Independencia Argentina (julio 2016), mostrando una voluntad en aproximar su
gestión a la investigación, docencia y difusión llevadas a cabo en la citada
Universidad.
Una mirada más abarcadora, superadora de las cuestiones locales,
propusieron los estudios emanados del Instituto Internacional de Medioambiente y
Desarrollo – IIED- de Latinoamérica, que bajo la inspiración de Jorge Enrique
Hardoy, a su vez Presidente de la Comisión Nacional de Monumentos y Lugares
Históricos desde 1984 hasta su fallecimiento en 1993, marcaron un rumbo
reconocible, desde la perspectiva de dejar atrás a las concepciones patrimoniales
reduccionistas y estáticas y avanzar hacia propuestas explicativas
multidimensionales7.
Orientado por ese enfoque ha sido implementado el Diploma en Gestión
Cultural, Patrimonio y Turismo, que bajo la Dirección del Arquitecto Ramón
Gutiérrez, ofrece la Fundación Ortega y Gasset de Argentina, con el auspicio de la
Fundación Ortega y Gasset de España, la Fundación CEDODAL y el Centro
Cultural Borges. En ocasión de dictarse el Tercer Diploma en el país, he podido
cursarlo y aprobarlo en el ciclo lectivo 2003. Los aportes teóricos, metodológicos y
sobre la resolución de casos aportados por dicho Diploma, han sido beneficiosos
para la realización de la presente investigación, así como para la de Tesis de
Doctorado.
El escenario académico latinoamericano reconoce en la obra de Jorge
Enrique Hardoy a un pionero en la proposición de estudios interdisciplinarios de
escala regional latinoamericana, en los que el patrimonio cultural,
preferentemente arquitectónico fue protagonista. Trató de adaptar al caso

6
Instituto Nacional de la Administración Pública (INAP), (1997), “Primer seminario de Gestión Pública y
Patrimonio Cultural”, materiales de apoyo, Buenos Aires.
7
IIED-LA, “Medioambiente y urbanización”, publicación periódica que desde comienzos de los ´80 puso a
los estudios patrimoniales en fecunda relación con la perspectiva ambiental a escala latinoamericana hasta el
presente..

9
argentino en el contexto de Latinoamérica las recomendaciones, convenciones y
declaratorias generales, emanadas de organismos internacionales como la
UNESCO. Las miradas se concentraron inicialmente sobre los núcleos urbanos, y
en especial sobre los centros históricos8 de estos, parece justificarse por la
evidencia material y vívida, por el espesor del espacio socialmente construido e
imaginado en las urbes9. Aún en casos de áreas no metropolitanas como el de la
ciudad de Luján (Provincia de Buenos Aires), el interés de centros de
investigaciones nacionales e internacionales promovieron estudios patrimoniales
del centro histórico10.
El reconocimiento de las trazas urbanas como relictos de la memoria
colectiva, localizaciones de la identidad socialmente vivenciada, pueden
apreciarse en iniciativas alentadas por actores sociales internacionales como la
John Simon Guggenhein Memorial Foundation. El caso de la “Cartografía Urbana
Colonial de América Latina y del Caribe” de Jorge Enrique Hardoy11, es una
iniciativa de relevamiento crítico de piezas cartográficas asociadas a la producción
espacial, y por lo tanto significativas al momento de disponerlas para los estudios
de la multidimensionalidad patrimonial. Más actual, la mencionada iniciativa se
concretó en la muestra a la que aludimos y los trabajos de investigación previos
sobre Buenos Aires en 191012
En Latinoamérica y el Caribe, las “Normas de Quito” (1977),
sintetizan el estado de discusión patrimonial y sus alcances hasta el momento.
Acortan la brecha entre los sistemas de diagnósticos, relevamiento y
reconocimiento de bienes patrimoniales europeos y la dolorosa realidad muchas
veces presente en la región latinoamericana. Se reconoce la existencia y
exigibilidad de los DESC (Derechos Económicos, Sociales y Culturales), con el

8
Hardoy, Jorge E. y Margarita Gutman, “Impacto de... op.cit., p. 27.
9
García Canclini, Néstor, (1999), “La globalización imaginada”, Paidós, Buenos Aires; Santos, Milton,
(1979), “Espaco e Sociedade” (Ensaios), Voces, Petrópolis; Santos, Milton, (1988), “Metamorfoses do
espaco habitado. Fundamentos teóricos da Geografía”, Sao Paulo, Hucitec.
10
Gutman, Margarita, Marquiegui, Dedier y Mónica Fernández, (1996), “Le trasformazioni dello spazio
urbano”, en Piccinato, Giorgio (a cura di), “Alla ricerca del centro storico. Il caso di Luján”, Francoangeli,
Istituto universitario di architettura di Venezia, Dipartamento di urbanistica, Milano, pp. 98 a 131.
11
Hardoy, Jorge E., “Cartografía Urbana Colonial de América Latina y el Caribe”, Grupo Editor de América
Latina, Buenos Aires, 1991.
12
Gutman, Margarita V., (2000), “Buenos Aires 1910: …op.cit.

10
consecuente avance para la cuestión patrimonial de incorporarse entre los
Derechos Humanos junto a otros aspectos consagrados13. Los “centros históricos”
son considerados
“...aquellos asentamientos humanos vivos, fuertemente condicionados por
una estructura física proveniente del pasado, reconocibles como
representativos de la evolución de un pueblo...”14.
Existe un reconocimiento de las vivencias sociales pasadas en relación con
la complejidad de la vida presente. Una irreductible actualización que vuelve al
problema patrimonial un tema social candente y contemporáneo. Este proceso va
de la mano con la revalorización de fuentes alternativas, no convencionales para
los estudios históricos, pero si respetadas en el ámbito de las ciencias
antropológicas y etnográficas, como son la Historia oral, las Historias de vida, los
testimonios de tradiciones de diversa índole que, determinados actores sociales,
por imposibilidades de vario tenor no escribieron hasta el momento 15. Los estudios
patrimoniales se enriquecieron mucho con las perspectivas de la vida campesina u
obrera que, muchas veces personas analfabetas, faltas de hábito o interés o
perseguidas, no dejaron por escrito. Así también como la Historia del género se
enriqueció con las informaciones transmitidas por las mujeres a través de milenios,
que por razones de analfabetismo o de condicionamiento socio- cultural no
escribieron. Perseguidos políticos, raciales, religiosos se volvieron canteras de
información que enriquecieron los estudios y contribuyeron a reforzar identidades
de grupos, clases, géneros y naciones.
Un pasado en el que el coleccionismo de objetos artísticos, muchas veces
por su carácter exótico, excepcional, original, así como de piezas sueltas de la
imaginería de los grupos sociales con capacidad de atesorarlos16, le sucedieron
criterios inclusivos más amplios que evidenciaron un concepto de patrimonio

13
Unesco, “Declaración de Quito”, en http://193.242.192.2.www.encuentro-desc.org/declaración.htm.pp. 1 a
20.
14
Ibidem.
15
Moss, W., Portelli, A., Fraser, R y otros, (1991), “La Historia oral”, Buenos Aires, Centro Editor de
América Latina; Magrassi, G. y M. Rocca, (1990), “La Historia de vida”, Buenos Aires, Centro Editor de
América Latina.
16
Hardoy, Jorge E. y Margarita Gutman, (1992), “Impacto de la urbanización en los centros históricos de
iberoamérica. Tendencias y perspectivas”, Mapfre, Madrid, p. 28.

11
histórico cultural más cercano a los fenómenos sociales de masas, característicos
de la segunda mitad del siglo XX.
En cuanto a los marcos de análisis internacionales de escala global, Es
posible señalar, respecto de las convenciones que enmarcan a las reflexiones
patrimoniales, que evidencian una ampliación en los criterios de inclusión de los
fenómenos sociales considerados de interés. El reconocimiento del bagaje de
producciones orales, inmaterial e intangible, como parte de las tradiciones de los
pueblos ha significado un gran avance en este sentido. Así lo recomienda la
“Declaración en Salvaguardia de las Tradiciones Culturales y Folklore”, (París,
1989)17.
Puesta en una esfera de complejidad creciente, asistimos a fines de la
década de 1980 a la discusión en torno de la pertinencia del enfoque de los
problemas patrimoniales dentro de la cuestión ambiental. La inclusión de temas de
sustentabilidad económica en las agendas de las agencias públicas, ONGs, y
agentes particulares del mercado, marcaron el comienzo de perfiles y enfoques
interesantes y renovadores. Estudios como los de Leff y Martínez Allier, pusieron
la cuestión de la fragilidad de los sistemas naturales, culturales y por ende
patrimoniales, sobre el tapete18. Los desafíos actuales son afrontados en esta
perspectiva por el Getty Conservation Institute, el cual ha generado un espacio de
reflexión y de trabajos de intervención en la conservación patrimonial, que
contemplan el enfoque económico y la perspectiva del desarrollo19.
Los conflictos bélicos mundiales, con su secuela de daños generalizados,
parecen haber contribuido a la percepción de que las pérdidas patrimoniales eran
también muy amplias, en su lesión a las memorias e identidades de las
comunidades20.

17
Unesco, (1989), “Masterpieces of the Oral and Intangible Heritage of Humanity”, París, en http://
193.242.192.2.www unesco.org/ culture/heritage/ intangible/masterp/ html_ eng/guide 1.shml.
18
Leff, Enrique (Coord), (1986), “Los problemas del conocimiento y la perspectiva ambiental del
desarrollo”, Siglo XXI, México; Martínez Allier, J. (1986), “Economía ambiental”, seminario dictado en la
Universidad Nacional de Luján.
19
Getty Conservation Institute, (1999), “Economics and Heritage Conservation”, reunión organizada por el
Getty Conservation Institute, diciembre de 1998, Los Angeles, The J.Paul Getty Trust, Los Angeles; http: //
www.getty.edu/conservation/resourses/newsletter/14_1/feature1.htm.
20
Sobre las consecuencias sociales, civiles, patrimoniales del fenómeno de “guerra total”, Cfr. Crouzet,
Maurice, (1982), “La época contemporánea”, Barcelona,, vol I, pp. 26 a 41.

12
La gestión subsecuente de las organizaciones internacionales con el
antecedente de la Liga de Naciones, luego de la Paz de Versalles (1919), pero con
mayor claridad después de la constitución de la Organización de las Naciones
Unidas, en la segunda posguerra, generaron foros de discusión para un amplio
espectro de problemas que excedían el marco de los estados nacionales.
Así, la UNESCO (Conferencia General de las Naciones Unidas para la
Educación, la Ciencia y la Cultura)21, como una de sus agencias dependientes,
encaró cierta reflexión y se volcó a la acción de medidas cautelares de aquello que
comenzaba a llamarse “bienes patrimoniales en peligro”, ante la posibilidad de
nuevos conflictos bélicos. La “Convención sobre la Protección de los Bienes
Culturales, en caso de conflicto armado” (La Haya, 1954), testimonia a las claras
dicho estado de la cuestión. La definición de bienes culturales alcanzaba, sobre
todo a los bienes muebles, de carácter artístico o emblemático, identificados con
las culturas de las comunidades invadidas22. Toda la reglamentación pautaba la
restitución de dichos bienes a las comunidades de origen (franceses, judíos,
polacos, etc.), su imposibilidad de ser considerados “botín de guerra”, y de
retenerlos después de finalizado un conflicto en concepto de reparaciones. La
existencia de esa preocupación denota que, a pesar de su carácter de
monumento aislado o recortable del entorno de su sistema social de origen, se fue
gestando una aceptación tácita de su valor en el proceso de identificación cultural
y sentido de pertenencia de las comunidades23. Dicha Convención fue revisada y
actualizada en 1999, en virtud de la persistencia de los conflictos bélicos.24
Del carácter excepcional, reduccionista y aún cargado de valores subjetivos
sobre la valorización de los bienes, es una clara muestra la “Recomendación
relativa a la protección de la belleza y del carácter de los lugares y paisajes”,
emanada de la Unesco (París, 1962). En ella se entiende por “...protección de la
belleza y del carácter de los lugares y paisajes, la preservación y, cuando sea

21
“La Organización de las Naciones Unidas”, en Fuentes, María José y otros, (1991), “Documentos
históricos”, Didascalia, Madrid, pp. 142 a 145.
22
Unesco, (1954), “Convención para la protección de los bienes culturales en caso de conflicto armado”, La
Haya, en http:// 193.242.192.2www/culture /laws /hague /html_sp/ page 8.htm.
23
Ibidem.
24
Unesco, (1999), “Convención para la protección de los bienes culturales en caso de conflicto armado”, La
Haya, en http:// 193.242.192.2www/ culture/ legal protection/war/ html_sp/ protocolo 12.htm.

13
posible, la restitución al aspecto de los lugares y paisajes naturales, rurales y
urbanos debidos a la naturaleza o a la mano del hombre, que ofrecen un interés
cultural o estético o que constituyen medios naturales característicos”25. Tal
definición deja implícito que quedará a juicio de quienes consideren lo bello o de
carácter a determinados paisajes, el recorte de qué será lo que se va a preservar.
Hay también un propósito reparatorio en el caso de daños devenidos de diferentes
prácticas, como la construcción de edificios públicos y/ o privados, de carreteras,
expendios de carburantes, carteles publicitarios y anuncios luminosos, líneas
eléctricas, aeródromos, tala de árboles, contaminación de agua y aire, explotación
de minas, trabajos hidráulicos, camping, depósito de desechos y detritos 26.
Si bien la mirada se evidencia ampliada, aún poseedora de
connotaciones ambientales bastante fuertes, queda abierto el camino a la
selección espacial y temporal de los grupos sociales que tuvieran a cargo el
diagnóstico de los bienes a proteger. En perspectiva espacial, por medio de la
noción de escala, determinada para los conjuntos y paisajes a resguardar. En
perspectiva temporal también se permite una selección, ya que se podría escoger
el legado de una civilización, época, o estilo en perjuicio de otros. Tal fue el caso
de la recreación neocolonial que a comienzos del siglo XX en Latinoamérica
privilegió la herencia colonial ibérica, en detrimento de los legados indígenas, por
no identificarse con ellos, así como los legados del siglo XIX, por percibirlos
como muy modernos27. Un rescate muy interesante de la idea de continuidad y de
integralidad de espacios y tiempos, evitando recortes que mutilen los testimonios y
sesguen la explicaciones puede hallarse en el trabajo coordinado y curado por
Margarita Gutman al frente de un equipo interdisciplinario e internacional para la
muestra “Buenos Aires 1910: Memoria del Porvenir”28. Así como a escala
latinoamericana dicho enfoque de integralidad puede verse en trabajos de rescate

25
Unesco,(1962), “Recomendación relativa a la protección de la belleza y del carácter de los lugares y
paisajes”, París , en http: // 193.242.192.2www/ culture/ laws/landscapes/html_sp/page 1.htm.
26
Ibidem.
10. Hardoy, Jorge E. y Margarita Gutman, “Impacto de...op.cit., pp 27 a 28.
28
Gutman, Margarita V., (2000), “Buenos Aires 1910: Memoria del porvenir. Historia de una exposición”, en
Medio Ambiente y Urbanización, “Ciudad global: desafíos para la Historia y la identidad”, Nº 16, Instituto
Internacional de medio Ambiente y Desarrollo de América Latina, pp. 1- 26.

14
patrimonial especialmente aplicados a espacios urbanos altamente simbólicos
como las ciudades de Quito, La Habana y Salvador29.
Esta visión internacional de la temática del patrimonio histórico cultural de
los pueblos, tuvo en la década de 1970 nuevos bríos, al calor de las miradas y las
producciones que pretendían encuadrar y controlar los acuerdos sobre los relictos
patrimoniales a distintas escalas. A nivel internacional, el marco de referencia más
abarcativo lo constituye la “Convención sobre la Protección del Patrimonio
Mundial, Cultural y Natural”, firmada por los países miembros de la ONU en París,
entre octubre y noviembre de 197230.
Esta Convención es valiosa por el carácter de su Declaratoria y por la
articulación de medidas que, si bien tienen el alcance que le marcan las
organizaciones de origen, constituyen un avance en la concepción de los
principios patrimoniales. En este caso se eleva a la categoría de “...Patrimonio
Mundial de la Humanidad Entera...” a “...ciertos bienes del Patrimonio Cultural y
Natural que presentan un interés excepcional...”. Los califica de “... únicos e
irremplazables, cualquiera que sea el país a que pertenezcan...” 31. Por ello,
efectúa en su articulado una Reglamentación de los compromisos nacionales e
internacionales, para encontrar caminos que, sin lesionar los principios soberanos
de los estados afectados, garanticen el cuidado que la comunidad internacional se
compromete a prestar. Para ello crea un Comité Intergubernamental, así como un
Fondo para implementar la protección y la asistencia requeridas. Asimismo,
propone la ampliación de programas educativos para concientizar acerca del
problema patrimonial y generar acciones preventivas32.
Algunos de los aspectos más interesantes de esta Convención, verdadero
marco de referencia de la cuestión del patrimonio cultural y natural hasta nuestros

29
Rojas, Eduardo y Paulina Burbano de Lara, (2000), “La rehabilitación del centro histórico de Quito. Un
esfuerzo de asociación entre los sectores público y privado”, en Medio Ambiente y Urbanización… op.cit,
pp 51- 65; Rodríguez, Eduardo Luis, (2000), “Retorno a la utopía. Escuelas Nacionales de Arte: El renacer de
una arquitectura heroica”, en Medio Ambiente y Urbanización… op.cit, pp. 34- 50; de Figueiras Gomes,
Marco Aurelio, (2000), “Historia, cultura y turismo en la ciudad contemporánea: Algunas reflexiones sobre la
rehabilitación del Pelourinho”, en Medio Ambiente y Urbanización… op.cit, pp.66- 78.
30
Sobre los paises signatarios, alcance, discusiones, Cfr., Unesco, http:// 193.242.192.2
www.unesco.org/whc/world_es.htm.
31
Ibidem.
32
Unesco, “Convención sobre...op..cit. en http:// 193.242.192.2 www. Unesco org...op.cit..pp. 3 a 14.

15
días, fueron retomados por reuniones que acotaron la mirada al enfoque de alguna
de las aristas de la cuestión. Ejemplo de ello es la “Recomendación relativa a la
Salvaguardia de los Conjuntos Históricos y su función en la vida contemporánea”
(Nairobi, 1976)33. En ella se produce un salto hacia el realismo propuesto por la
vida contemporánea, especialmente en los centros urbanos, pero en general,
considerando una transformación del sentido de conservación o congelamiento
hacia una postura de preservación, caracterizada por el uso consciente de las
condiciones de identidad social y memoria colectiva que los “conjuntos históricos”
aludidos poseen.
“Los conjuntos históricos ofrecen a través de las edades los testimonios
más tangibles de la riqueza y de la diversidad de las creaciones culturales,
religiosas y sociales de la humanidad, y que su salvaguardia y su
integración en la vida de la sociedad contemporánea es un factor básico del
urbanismo y la ordenación territorial”34.
De la unívoca presencia del monumento, se pasa a la evocación
directa de los “conjuntos” y, en la aguda observación de Margarita Gutman,
comienza a haber convergencias entre las actividades urbanística y proyectual por
un lado y los marcos gubernamentales y académicos por el otro35. Esta etapa, en
el estado de la cuestión del tratamiento patrimonial, gana en compromiso, ya que
ámbitos y actores sociales que trabajaban desde la perspectiva académica
conviven y comparten espacios con sus pares del mundo empresarial de la
construcción pública y privada, lo cual redunda en beneficio de un abordaje
interdisciplinar y más integrado.

33
Unesco, (1976), “Recomendación relativa a la salvaguardia de los conjuntos históricos y su función en la
vida contemporánea”, Nairobi, en http:// 193.242.192.2 www culture/laws/historic/html_sp.page 1.htm.
34
Ibidem.
35
Gutman, Margarita, (2000), “Del monumento aislado a la multidimensionalidad”, en Carrión, Fernando,
(Editor), “ Los Centros Históricos en América Latina: de medio siglo al tercer milenio”, UNESCO, Banco
Interamericano de Desarrollo y Ministerio de Cultura de Francia, París.

16
2. La pampa:
Condiciones y condicionantes del escenario geográfico

Enmarcada en el cuartel 2do. Del partido de Luján, a unos 80 kilómetros al


oeste de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, se encuentra la estancia Los
Talas. Frente a ella se despliega la ruta provincial No 47, que en este tramo
une, remedando el recorrido de un camino colonial, a las ciudades de Luján con
Navarro. A unos 19 km del cruce entre esta ruta provincial y la nacional No 5,
se encuentra la tranquera de acceso a la estancia. Un pequeño cartel circular
de metal, constituido por un disco de arado, ubicado a su derecha, reza “Los
Talas”. 1824” (Figura 1). Sin mayor anuncio detrás el alambrado, se extiende el
paisaje estanciero. Hacia el interior, oculto entre la arboleda, se encuentra el
casco. Su posición se observa en el Mapa 1 y se detalla en el Mapa 2, a
continuación.

Figura 1:
Entrada a Los Talas
(Ruta provincial 47, kilómetro 19, partido de Luján,
Provincia de Buenos Aires)

La doble tranquera de entrada, marca en ingreso al camino que lleva al casco, que
puede visualizarse en la espesura de la arboleda, al fondo de la imagen. En primer plano
el cartel de metal circular (antiguo disco de un arado), que indica “Los Talas, 1824”, en
letra cursiva, como puede apreciarse.
Fuente: fotografía de la autora, noviembre de 2004.

17
Mapa 1:
Ubicación de la Estancia Los Talas
(Km 19, Ruta Provincial 47, partido de Luján, Provincia de Buenos Aires)

Fuente: Instituto Geográfico Nacional (en adelante IGN), “Carta General San Martín”, 1:
25.000, Buenos Aires, 1978
Mapa 2:
Detalle de la ubicación de la Estancia Los Talas
(Km 19, Ruta Provincial 47, partido de Luján, Provincia de Buenos Aires)

Fuente: IGN, Plomer, 1: 50.000, Buenos Aires 1962

18
Es importante consignar que en el proceso de configuración espacial de
esta estancia enclavada en la pampa ondulada bonaerense actúan los
elementos de la materialidad natural y sus dinámicas propias, condicionando y
a la vez siendo condicionados por los sistemas sociales históricamente
producidos. El paisaje estanciero, así como refiere Enric Tello para los paisajes
agrarios mediterráneos, resulta un logro de la dinámica coevolutiva 36.

En este sentido tomando las bases del pensamiento de Ramón Gabarrou,


desde el estudio de los paisajes como “construcción humana”, es necesario
señalar la presencia de acciones y dinámicas humanas en relación con un
paisaje no considerado como un escenario pasivo de la actividad humana, sino
una escena activa, donde los elementos bióticos y abióticos tienen un rol dentro
de las decisiones de las actividades específicamente humanas. Así es posible
advertir que es el trabajo humano el que produce y modifica paisajes y espacios
al “antropizar la naturaleza y a su vez interactuar con los impactos y reacciones
de los elementos propios de la naturaleza”.

Se propone en esta investigación avanzar en una mirada de


“especialización” de los estudios tradicionalmente abordados por la historia,
haciendo propicia la oportunidad de enriquecer su análisis teniendo en cuenta
una nueva cultura del territorio, donde se evalúe el papel desempeñado por la
herencia, la sabiduría y el patrimonio de los lugares, en su interacción con los
elementos naturales propios de cada momento histórico37

36 Tello, Enric, (1999) “ La formación histórica de los paisajes agrarios mediterráneos: una
aproximación coevolutiva”, Síntesis del debate y propuestas de investigación del Primer seminario
sobre la evolución de los suelos y paisajes como punto de encuentro transdisciplinar, celebrado en
Granada los días 4 y 5 de noviembre de 1999, en el marco del V Encuentro entre técnicos e
historiadores.
37 Para ampliar sobre el pensamiento propuesto por Rafael Mata Olmo, Cfr, MATA OLMO, R.

(2006): “Un concepto de paisaje para la gestión sostenible del territorio” y “Métodos de estudio del
paisaje e instrumentos para su gestión. Consideraciones a partir de experiencias de planificación
territorial”, en MATA OLMO, R. y TARROJA, A. (eds.) (2006): El paisaje y la gestión del territorio.
Criterios paisajísticos en la ordenación del territorio y el urbanismo. Barcelona, Diputació de
Barcelona-UIMP, p. 17-40 y 199-239

19
Así podemos reconocer al paisaje de la pampa ondulada como específico y
a la vez generalizable, al observar las características y modificaciones
realizadas en su clima, suelo y vegetación por las diversas sociedades y etapas
culturales que tomaron intervención en su proceso de configuración.

Al respecto, la distinción que establece Marcelo Sili entre “espacio rural” y


“espacio agrario” , y finalmente entre el primero y “territorio rural”, aporta interés a
la distinción disciplinaria que aparece generalizada, sosteniendo que mientras que
espacio rural
“… es una extensión de la superficie terrestre que se organiza en parcelas
de diferentes tamaños, directamente vinculadas a las actividades
productivas primarias, con un hábitat disperso de baja densidad de
población y un hábitat concentrado bajo forma de pueblos y pequeñas
ciudades, dotado de infraestructuras y equipamiento ligados a las
actividades productivas primarias y actividades de transformación y de
servicios generalmente vinculadas a la valorización de los recursos locales.
El espacio agrario es un componente más del espacio rural, es una porción
del espacio rural dedicado a la producción de bienes agrícolas, ganaderos y
forestales…”38

A su vez define como “territorios rurales” a espacios rurales apropiados por


la sociedad bajo un sistema de intencionalidades que organizan y cualifican ese
espacio 39, a partir de lo cual resulta interesante identificar los diferentes
elementos aquí categorizados en el caso de estudio propuesto. En la medida que
sea posible establecer la participación de los distintos elementos constitutivos del
establecimiento productivo, denominado estancia Los Talas y del proyecto cultural
que gira en torno al proceso de formación y gestión del Archivo y Biblioteca “Jorge
M. Furt”, se estará en condiciones de decodificar ese sistema de intencionalidades
que menciona Sili para este posible territorio rural.

38 Sili, Marcelo, (2012), “De la crisis de la modernización agraria a la construcción de un nuevo


paradigma de desarrollo de los territorios rurales”, CONICET.A GENTINA R
Disis deodernización agraria a la
construcción de un nuevo paradigma de
desarrollo de los territorios rurales
39 Ibidem.

20
Es interesante tener en cuenta los análisis que proponen enfoques
interdisciplinares para el abordaje de la cuestión agraria, en este caso integrando
elementos de las bases naturales y procesos ecológicos, con las dinámicas socio-
históricas, lo cual propone una revalorización de ambos sistemas de elementos en
su interacción específica, como base del análisis para espacios rurales 40
Se propone aplicar una estrategia de observación consistente en la
realización de un relevamiento visual del terreno, siguiendo un itinerario que
apunta a brindar una imagen panorámica del establecimiento, identificando los
elementos o rasgos de su producción espacial, datándolos respecto de qué
etapa del desarrollo productivo proceden, analizando qué metodología de
estudios patrimoniales e históricos permitirán hallar las relaciones de
correspondencia o no, que apunten a explicarlos. El objetivo de este ejercicio
es decodificar el sistema paisajístico actual a la luz de las procedencias
históricas de sus elementos, rescatando sus funciones originales y presentes,
para explicar los cambios o rupturas y las pervivencias o continuidades, que
han sido objeto de análisis en particular41.

2.2. Los Talas: una estancia en la pampa húmeda bonaerense

La estancia Los Talas posee en el presente 890 hectáreas que


comprenden el casco y la parte central de una suerte de estancia colonial, de
1850 hectáreas. Otorgada por Merced Real en los albores de la conquista
(1635), su localización y disposición testimonian la herencia colonial.
Avanzando por el camino de ingreso, de tierra apisonada, “mejorada” como le
llaman en el lugar, al cabo de tres kilómetros aproximadamente, se llega al
casco. Este itinerario permite la inmersión en un paisaje de campo antiguo y

40Zarrilli, Adrián G., (1997), “Ecología, capitalismo y desarrollo agrario en la región pampeana
(1890- 1950). Un enfoque histórico- ecológico de la cuestión agraria”, Universidad Nacional de La
Plata, Centro de Estudios Histórico- Rurales, 978-84-693-8042-0

41Los conocimientos sobre el relevamiento visual efectuado por la autora, se complementan con
los de la Entrevista a Celia Etelvina Furt- Biaus y Suárez y Ricardo Rodríguez , 21 de junio de
2000.

21
moderno a la vez, donde la decodificación de los rasgos paisajísticos
producidos en cada etapa de su desarrollo, evidencian el proceso de
configuración socioeconómico que les dio origen42.

Los Talas en la actualidad se presenta como una realidad compleja y


“multidimensional”. Partes de su pasado se actualizan en un paisaje
atravesado, como reflexiona Margarita Gutman, por diferentes coordenadas e
intereses43. Por su origen colonial coincidente con la primera hora del
descubrimiento, conquista y colonización del Río de la Plata por los españoles,
y por su continuidad en la explotación agropecuaria hasta el presente, se
propone considerarla como manifestación testimonial del patrimonio cultural de
la pampa húmeda.

El camino de ingreso posee tres tramos reconocibles: el primero de un


kilómetro aproximadamente, desde la tranquera de entrada hasta un afluente
del Arroyo de la Choza que atraviesa la estancia. Este se sortea por un
pequeño puente de ladrillos, madera y tierra que con sucesivas mejoras, data
de la primera década del siglo XX. En el presente lo transita la octava
generación de propietarios de la familia Biaus- Furt, representada
sucesivamente por de la señora Celia Etelvina Furt Biaus- Suárez de
Rodríguez, sus hijos, nietos y bisnietos44, que como parte de las “continuidades”
socio- culturales se ha analizado más adelante, en la presente investigación.

42 Nos ha servido como referente ara esta parte del trabajo la obra, Capacci, Alberto, (2003), (a
cura di), “Paisaje, ordenamiento territorial y turismo sostenible”, Génova, Brigati.
43 Para ahondar en el enfoque del patrimonio multidimensional, Cfr., Gutman, Margarita V., (2000),

“Del monumento aislado…op.cit.


44 Entrevista a Celia Etelvina Furt- Biaus y Suárez y Ricardo Rodríguez, 21 de junio de 2000.

22
Figura 2:
Puente sobre afluente del arroyo La Choza

Puede observarse como este curso de agua de poco caudal atraviesa el camino de
entrada a la estancia. Sobre el mismo se ha construido un puente de ladrillos, hacia 1910,
el que ha sido menester reparar sucesivamente debido a las crecidas del arroyo y a la
condición lábil de los materiales.
Fuente: fotografía de la autora, septiembre de 2007.

Un segundo tramo del camino une el dicho puente con el “guarda- ganados”
(sucesión de barras de metal y fosas que impide el paso del ganado bovino por
el camino) que, incrustado en el suelo, marca el inicio de la importante avenida
de eucaliptos que, implantada hacia 1920 lleva hasta “las casas”, un tramo del
mismo puede apreciarse en la Figura 3.

23
Figura 3:
Guardaganados (1920)

Pueden observarse los restos del guardaganados destinado a impedir el ingreso de


los vacunos (de pezuña más pequeña) a la avenida de eucaliptos de acceso al casco. En
la actualidad se encuentra en desuso como lo testimonia la tierra depositada entre sus
barras de metal. Se puede apreciar también uno de los pilares de ladrillos que señalaban
sus límites por los lados.
Fuente: fotografía de la autora, septiembre de 2007.

A uno y otro lado de este recorrido se observan modernos apotreramientos


realizados con “boyeros eléctricos” (hilos de alambre, sostenidos por varillas de
metal con coloridas abrazaderas plásticas, que están conectados a un
generador de electricidad, con el fin de contener a la hacienda en los potreros
asignados), destinados a racionar el uso de las pasturas. Coexisten con líneas
más antiguas, de alambrados de cinco hilos que alternan alambres lisos y de
púas, con esquineros de madera de quebracho y varillas de ñandubay, algunos
instalados en la época del boom del lanar (en la década de 1860) y del llamado
modelo de agro-exportación45.

45 Ibidem.

24
Figuras 4 y 5 :
Alambrados tradicionales y “boyeros eléctricos”

Pueden observarse alambrados tradiciones de postes de quebracho y varillas de


ñandubay sujetando 5 hilos de alambres (3 de púas y 2 lisos), destinados a contener al
ganado vacuno, coexistiendo con instalaciones de hilos a los que se dota de electricidad
y se sostienen por varillas metálicas con abrazaderas de plásticos aislantes. En la
fotografía 6 (derecha) puede verse una adaptación de un viejo poste esquinero al que se
llevó la instalación de cables con electricidad (en azul).
Fuente: fotografía de la autora, septiembre de 2007.

25
Figura 6:
Avenida de eucaliptos de la entrada al casco

Obsérvese el porte de los ejemplares en la actualidad. Han sido implantados en 1920


por Jorge Aquiles Furt, en hileras de dos a tres ejemplares de lado, a lo largo de dos
kilómetros, conectando el casco de la estancia con el tramo señalado con el
guardaganados que puede apreciarse en la Figura 3.
Fuente: fotografía de la autora, junio de 2002.

El tercer tramo del camino de acceso se inicia en la intersección de la


avenida enmarcada por los eucaliptos, que se acaba de mostrar, y la tranquera
del casco propiamente dicho. Antes de transponer esta tranquera, que luce la
marca de ganados del establecimiento (registrada en 1882, como puede verse
en las Figuras 4 y 5), sobre el lado izquierdo del camino, se hallan varias
construcciones relativas al trabajo agropecuario: la casa de los peones, el
galpón de esquila y la caballeriza. Procedentes en su construcción de la etapa
lanar y de modernización (1860- 1890 y 1890- 1930, respectivamente), solo el
galpón continúa siendo usado en el presente para guardar herramientas,
maquinarias y carruajes. La casa de los peones y la caballerizas se encuentran
vacías y deshabitadas, en espera de la concreción de un proyecto de “Turismo

26
de Estancias”, concebido por sus propietarios, en el que se convertirían en
dependencias para dar albergue y comida a los visitantes46.

Figura 7:
Estilización de la marca de ganado (1882)

La marca de ganados fue registrada en el Libro de marcas del Juzgado de Paz de


Luján en 1882 y todavía sigue vigente. Teniendo además un valor identificatorio
patrimonial en la continuidad de los Biaus y los Furt como propietarios de la estancia y
productores ganaderos.
Fuente: Furt y Biaus , Jorge M. , (1974) , “ Ciento cincuenta años de Los Talas: 1824-
1974”, Buenos Aires, Colombo,. Publicación conmemorativa hecha por Celia Etelvina
Furt- Biaus y Suárez en base al trabajo en borradores de Jorge M. Furt y Biaus, su padre.

Al ingresar al casco, se encuentran dos edificaciones de viviendas, como se


puede observar en la Figura 10, “la casa antigua”, cuya construcción data de
1824, iniciada por José Mariano Biaus y Piñeiro, el fundador original de la
estancia y “la casa nueva”, comenzada a construir en 1860 por su hijo Mariano
Biaus y Córdoba. Adosada a ella por el lado norte, se encuentra el Archivo y
Biblioteca Jorge Martín Furt, instalado en 1957, como se analiza más adelante
en la presente investigación. La articulación arquitectónica entre la “casa nueva”
y la biblioteca se resuelve por la existencia de un patio semicircular de ladrillos y
canteros, presidido por una palmera añosa de unos diez metros de altura.

46 Entrevista a Celia Etelvina Furt- Biaus y Suárez, 10 de octubre de 2004.

27
Figura 8:
Detalle de la tranquera del casco

La doble tranquera forjada en hierro martillado que señala el final del camino de
ingreso y el inicio de las 20 hectáreas destinadas al casco, posee un detalle de la marca
de ganado histórica (1882) de la estancia en cada una de sus hojas. Se considera que
este es un rasgo común en los establecimientos estancieros que contribuye a consolidar
la identidad del mismo, como marcando una territorialidad frente a quienes acceden al
núcleo habitacional principal de la estancia.
Fuente: fotografía de la autora, diciembre de 2004.

28
Figura 9:
Detalle de la antigua puerta de acceso y la marca de ganado

Se puede observar en la hoja abierta de la tranquera de hierro la marca de ganados


que se ve en detalle en la Figura 9, ahora detrás del alambrado perimetral establecido por
la UNSAM, en convenio con la Asociación Civil Biblioteca y Archivo “Jorge M. Furt”.
Fuente: fotografía de la autora, septiembre de 2007.

Los espacios del entorno se componen de un sistema de integración entre


las casas y su derredor compuesto por las galerías, glorietas con glicinas,
perimetrales de la casa nueva, que proporcionan un ambiente cubierto pero
abierto, por columnatas conectadas al exterior, un patio con veredas, canteros
y tramos de césped, presidido por un aljibe colonial, y un jardín que permite una
integración con el parque de árboles. Hacia 1950 se ha construido en él, a
pocos metros a la izquierda del aljibe, un horno de barro, destinado a asar
alimentos, práctica complementaria de la utilización del “asador de hierro” o
“parrilla” de la región pampeana47.

47 Entrevista a Celia Etelvina Furt- Biaus y Suárez y Ricardo Rodríguez, 28 de enero de 2002.

29
Figura 10:
Vista panorámica de “las casas patronales”
(Casco de Los Talas)

Puede observarse, a la izquierda la llamada “casa antigua” comenzada a construir en


1824 y al centro y fondo de la fotografía, la “casa nueva”, cuyos inicios datan de 1860.
Ambas constituyen un todo funcional, respecto del trabajo agropecuario y la
reproducción de la vida familiar.
Fuente: Fotografía de Eric Rein, alumno del Seminario de Patrimonio urbano y rural,
Universidad Nacional de Luján ( julio de 2002) .

Hacia el lado sur el monte con sus especies (acacias, eucaliptos,


casuarinas), protege a la plantación de frutales (higueras de diversos orígenes,
naranjos, mandarinos, durazneros, ciruelos, etc.), localizada allí desde fines de
siglo XIX, pero renovada en sus ejemplares. Su función fue y es en el presente,
la de proveer de frutas a la familia para consumo fresco y producción de dulces
artesanales, destinados al consumo propio y a la comercialización, en el marco
de la actividad de turismo rural que la familia lleva adelante48. Dentro del monte,
existe un sector de configuración diferenciada, compuesto por cuatro de

48 Entrevista a Celia Etelvina Furt- Biaus y Suárez y Ricardo Rodríguez, 28 de enero de 2002.

30
cipreses donde, en un proyecto paisajístico que quedó inconcluso, Jorge M.
Furt y Biaus planeaba construir un espejo de agua rectangular (del que quedan
restos de mampostería), rodeado de dichos árboles, al estilo de las ”villas
italianas” (florentinas) renacentistas, que había conocido en su viaje a Europa,
en las décadas de 1920 y 1930.

Figura 11:
El monte frutal de higueras

Se puede apreciar la existencia de numerosas plantas de higueras de diferentes


variedades, destinadas a proveer de higos a la familia, con los que Celia Etelvina Furt-
Biaus y Suárez de Rodríguez elaboraba dulces y preparaciones destinadas a la venta a
turistas y visitantes, en el marco de la actividad de turismo rural, basándose en “recetas
de sus abuelas”, que hoy han heredado sus descendientes.
Fuente: fotografía de la autora, septiembre de 2007.

Este monte está enmarcado por una reja con pórtico de mampostería,
donde trepan plantas de frambuesas y otras especies de enredaderas. Se halla
separado de la casa antigua por un camino de tierra y rodeado de “cortinas de
cañas de la India”, como se puede observar en la Figura 12, traídas al país en

31
tiempos de la influencia hegemónica del capital británico (segunda mitad del
siglo XIX, etapa agroexportadora). Hacia el noreste el talar autóctono y los
arbustos espinosos avanzan sobre las pasturas. El límite de este área está
señalado por una antigua zanja, construida hacia 1850 con la idea originaria de
detener el desbande de los ganados, antes de la instalación de los
alambrados49. En la actualidad se la mantiene sin malezas buscando detener el
avance de los talas y de los acacias, verdaderas competencias de las pasturas.
Hasta comienzos del siglo XX, aproximadamente, ambas especies fueron
explotadas para servir como combustible, en un área carente de leña como la
pampa húmeda50.

Figura 12:
Entrada al monte ornamental del casco

Podemos apreciar que un arco de mampostería y una “cortina de cañas de la India”,


separan el sector de “las casas” (al fondo se observa un fragmento de la casa antigua),
del monte donde se mezclan las especies nativas, como el tala, emblemático para la
estancia, con los eucaliptos, casuarinas, palmeras, acacias, implantados. Este monte es
una presencia fuerte en la composición paisajística del casco estanciero, así como en la
literatura de Jorge M. Furt y Biaus, como se analiza más adelante en la presente Tesis.
Fuente: fotografía de la autora, noviembre de 2001.

49Ibidem.
50Sobre las influencias de los talares en la pampa húmeda puede consultarse, , La Nación , B”, en
Sección 5: Campo, Bugatti, Cristina L. de, (2006, 2 de diciembre), “La noble función de los talares”,
Buenos Aires.

32
El parque puede ser calificado como “no planificado”, ya que especies
exóticas como magnolias (en sus tres versiones: foscata, reginata y purpurata),
robles, nogales, se mezclan con especies nativas como ceibos y lapachos. Esta
característica muestra una interacción entre los espacios de residencia y de
trabajo. Este rasgo distingue a Los Talas de las estancias construidas con
posterioridad al 1900, donde los jardines y parques poseían un diseño
generalmente europeo, cuyos responsables eran expertos contratados, como el
paisajista Charles Thays. Las únicas líneas estructuradas geométricamente en
función de un propósito se evidencian en la traza de la citada avenida de
eucaliptos (ver Figura 6) del camino de ingreso, que dibuja una especie de eje
longitudinal del establecimiento con una nueva doble línea de eucaliptos de
disposición perpendicular a la anterior, dispuesta detrás de la casa antigua (uno
de sus tramos puede verse en la Figura 13), y usada temporariamente como
acceso alternativo y conexión entre los potreros del norte y del sur. Constituye
una forma de eje transversal del casco y entre ambas prefiguran una cruz, vista
desde lo alto, característica de las estancias pampeanas hacia principios del
siglo XX51.

El casco está constituido por veinte hectáreas de superficie, se halla en


una disposición central, respecto del predio general de la estancia, y se
encuentra enmarcado por potreros destinados a la producción bovina y equina.
Quedan presentados en un relevamiento visual panorámico, los distintos
sectores del establecimiento. Surgen numerosos interrogantes acerca de su
proceso de configuración espacial, las condiciones históricas y ambientales de
su surgimiento, sus funcionalidades originales y las transformaciones que
fueron teniendo a través del tiempo, lo cual constituye la materia y caso de
estudio de la presente investigación.

51 Entrevista a Celia Etelvina Furt- Biaus y Suárez y Ricardo Rodríguez, 28 de enero de 2002.

33
Figura 13:
Línea de eucaliptos en crucero

Esta línea de eucaliptos recorre el casco por detrás de la “casa nueva”, formando
una cruz con la prolongación imaginaria de la avenida de eucaliptos ya vista en la
entrada. Esta disposición constituyó una característica frecuente en las estancias
pampeanas del siglo XIX y XX.
Fuente: fotografía de la autora, marzo de 2003.

3. Las categorías de análisis: cultura y producción

A propósito del caso de estudio propuesto, la investigación plantea una


aparente oposición de sentido de dos términos en relación con la pampa: Cultura y
Producción, y de sus familias de palabras como Productiva y Cultural. Se
considera que la combinatoria propuesta de ambos pares, Cultura productiva y
Producción cultural, da cuenta en alguna medida del proceso de valorización
patrimonial que se ha propuesto investigar. Por lo tanto se ha efectuado un
relevamiento y selección de significados y sentidos que tales vocablos adoptan
según diferentes momentos históricos y enfoques disciplinares, con el fin de

34
convenir en aquellos conceptos más adecuados y a la vez constantes a lo largo de
esta investigación.
Respecto de Cultura productiva, se ha centrado el análisis en la llamada
cultura de la producción, como parte de cultura en sentido amplio. Lo cual incluye,
según el punto de vista filosófico, además aquello que
“… se diferencia de la naturaleza por no ser, como esta, por decirlo así,
mera presencia”, ó como dice Ricket, “el conjunto de lo nacido por sí y
entregado por su propio crecimiento”, sino objeto o proceso al cual está
incorporado un valor, que tiende a un valor y está subordinado a él. De ahí
que un objeto natural pueda ser un objeto cultural y viceversa…” 52, aquello
que hace al cómo se hacen o los modos, prácticas, costumbres, actividades
de las comunidades, “… la cultura no es solamente lo creado, lo formado y
lo transformado; es también un acto de esta transformación, el proceso de
esa actividad humana que se objetiva en los bienes…”53.

En el caso del presente estudio, el emplazamiento de la estancia está


considerado como establecimiento productivo agropecuario, de allí la relevancia y
la pertinencia de la utilización de una definición de cultura productiva como
categoría analítica de un caso histórico y patrimonialmente testimonial de la
cultura productiva pampeana de los siglos XIX y XX. En ese sentido es valioso el
aporte
“… desde la Antropología Social contemporánea , … que concibe a la
cultura como una totalidad de comportamientos de un pueblo…”54 Así como
a la producción tanto “…el resultado del proceso productivo…”, como “… el
mismo proceso productivo…”55.

Con lo cual se pone el acento en el sentido amplio de la acción humana,


como hacedora de cultura, tanto por sus resultados como por su misma acción.
Las culturas productivas, en particular las actividades económicas, como
generadoras, han sido analizadas por corrientes marxistas que expresan que

52 Ferrater Mora, José, (1971), “Diccionario de Filosofía”, Sudamericana, Buenos Aires, Tomo 1,
pp. 390-391.
53 Ibidem.
54 Sánchez Cerezo, Sergio, (Director), (1984), “Diccionario de las Ciencias de la Educación”,
Santillana, Madrid, vol 1, p. 342.
55 Sánchez Cerezo, Sergio (Director), “Diccionario … op.cit, vol 2, p. 1150.

35
“.. .cada sociedad se caracteriza por una configuración definida de fuerzas y
relaciones de producción, social e históricamente constituidas, que son la
base sobre la cual se asientan otras relaciones económicas y sociales…”56.

Coinciden en ella Jurgen Habermas, Tom Bottomore y otros críticos de


las corrientes liberales- capitalistas57.
Por lo tanto, se utiliza Cultura productiva, como expresión de aquellas
actividades, prácticas, saberes, costumbres estancieras y las producciones
resultantes de su aplicación, que caracterizan al establecimiento agropecuario
pampeano en los siglos XIX y XX.
Respecto de Producción cultural, se presenta como un concepto
restringido a la cultura como manifestación libresca, artística, relacionada con el
coleccionismo de objetos o bienes culturales, en el sentido tradicional del término.
En este punto, y a partir del momento en que los estancieros pampeanos, en su
rol de “decisores culturales”, a la vez de continuar su actividad como
establecimiento productivo, comienzan a invertir en obras de arte en general,
libros y documentos históricos, marcan un punto de inflexión en el que cambia su
rol de productores agropecuarios en por el de “productores culturales”.
Desde el enfoque de la Filosofía de la Cultura, se destaca el vuelco que Los
Talas da en relación con,
“… en primer lugar, la creación y transformación de bienes culturales; y en
segundo término, a los propios bienes culturales, a su estilo, forma y
estructura …”58.

En este sentido, la búsqueda, selección, colección y estudio que inicia


Jorge M. Furt y Biaus de los elementos (libros, documentos históricos, mapas,
etc.) que componen el Archivo y Biblioteca, habilitan la utilización de este
concepto.
Sobre producción cultural, existen numerosos conceptos, hoy en boga,
devenidos de los emprendimientos como programas de radio, televisión,

56 Bottomore, Tom (Director), (1984), “Diccionario del pensamiento marxista”, Tecnos, Madrid.
57 Para ampliar sobre los conceptos de Habermas, Jurgen, (1986), “Historia y crítica de la opinión
pública”, Gili, Barcelona.
58 Ferrater Mora, José, (1971), “Diccionario ... op.cit, p. 391.

36
cinematografía, exposiciones de arte, etc.59. En general ponen el acento en el
carácter deliberado y objetivo de producir un espacio y un mensaje cultural, en el
sentido de un recorte específico del concepto general de cultura antes visto. En
este rumbo, las Ciencias de la Educación aportan un enfoque aplicable a la
educación y a la cultura, en perspectiva de actividades sociales,
“… si se considera a la educación como un producto, resultado de un
proceso de confluencia de determinados factores (edificios, tecnología, trabajo…),
le es aplicable el mismo tratamiento económico que a los demás bienes y
servicios…”60 .

En la presente investigación se utiliza un concepto de producción cultural


que apunta a enfocar la concepción, implementación y crecimiento de los bienes
culturales relacionados con el Archivo y Biblioteca Jorge M. Furt, como
emprendimiento de orientación de las inversiones y producciones de la familia
estanciera a partir de 1941. La gestión de Jorge M. Furt y Biaus lo muestra como
un “decisor cultural”: su rol es más complejo que el de un coleccionista, el de un
investigador y el de un guardián del patrimonio cultural. Lo siente como propio
porque a partir de su formación: él escogió, reunió y atesoró bienes
patrimoniales, asumiendo esa misión “de guarda y difusión” que transmitió a su
hija. La misma, por vocación personal, a pesar de no ser investigadora, y al
quedar como única heredera al fallecimiento de su hermano Mariano Furt- Biaus y
Suárez (1950), aceptó esa misión cultural. Ella conoció el valor de los bienes
culturales heredados, trató de resguardarlos y a la vez de ponerlos al servicio de
investigadores de todo el mundo, cambiando así el perfil de la estancia mediante
la actividad cultural, que hoy prosiguen sus descendientes.
Esta investigación aporta, haciendo propicia la publicación póstuma deLibro
de Compañía (Tomo II) por sus descendientes en 2014, una relectura y lectura de
su obra en busca del sentido profundo que le otorgaba a la formación del producto
cultural “pampa” en su obra literaria.

59 De la Motta, Ignacio H., (1988), “Diccionario de la comunicación”, Paraninfo, Madrid, vol 2, p.


211.
60 Sánchez Cerezo, Sergio (Director), (1984), “Diccionario… op.cit., vol 2, p. 1150.

37
4. El proceso de configuración patrimonial pampeano:
cultura de la producción y producción cultural libresca

En el área del pago de Luján, fruto de procesos bioclimáticos y geológicos


anteriores a la aparición del hombre, sucede un proceso de poblamiento de origen
incierto, aunque podría datarse en aproximadamente 10.000 a C. Ese proceso se
hallaba en pleno desarrollo a la llegada de los españoles en 1515, con Juan de
Solís, y es el primer obstáculo opuesto a la colonización. Otros ensayos como los
de Sebastián Gaboto y Diego García fracasaron también por la resistencia
indígena y las desavenencias entre los conquistadores. Solo la expedición de
Pedro de Mendoza (1536), si bien fallida en sus objetivos principales, inició el
proceso de alteración de la organización del espacio indígena que persiste hasta
nuestros días. Mucho se ha dicho sobre la trascendencia de la introducción de los
yeguarizos, y no insistiré en ello. Destacaré en cambio la importancia de la
fundación de Buenos Aires por Juan de Garay (1580), porque implica una
organización del espacio de acuerdo a las Leyes de Indias, para satisfacer las
necesidades de la ciudad y afirmar la conquista territorial61.
Ciudad y campo se integran en un sistema único de interrelaciones
múltiples, en el que el “vecino” desempeña un rol protagónico en el campo político,
económico y social, secundado por pobladores, indios amigos y encomendados.
El vecino ha participado del descubrimiento, conquista y colonización, y por tanto
accede a la propiedad de la tierra urbana y rural (tierras labrantías o de pan llevar
y suertes de estancias para sus ganados). Esta situación desencadena un proceso
fundante de la estructura del sistema colonial hispano colonial y luego criollo. De
su correcta intelección depende comprender en qué términos se da el proceso de
configuración del espacio pampeano.
En el curso del proceso colonizador se concedieron “mercedes” en tierras
realengas a viejos pobladores, mientras que otros perdieron sus dominios porque

61
Para lograr un panorama amplio de la situación de doblamiento de la pampa ondulada,
Cfr, Politis, Gustavo, (2012), “Las poblaciones prehispánicas”, en Otero, Hernán, (Director de
tomo, 2012), “Historia de la Provincia de Buenos Aires. Población, ambiente y territorio”, Buenos
Aires, Edhasa, pp. 213 a 247.

38
no los poblaron. Allí comienza a disociarse la estancia, de las tierras de pan llevar
y los solares urbanos. Las relaciones de la ciudad y el campo evolucionan al ritmo
de los tiempos, y con ello los sistemas agrarios, de modo que a las distintas
coyunturas económicas corresponden distintas fisonomías y funcionalidades de
los establecimientos de campo.
Las “suertes de estancias”, desde el parcelamiento efectuado en la
fundación de Buenos Aires, por Juan de Garay, en 1580, fueron inicialmente
apoyadas en los cursos ríos, constituyendo una temprana manifestación del
ordenamiento espacial colonial. Las sucesivas divisiones debidas a
fraccionamientos por herencias, compra- ventas, etc., dieron lugar a las llamadas
“estancias de cabezadas”, que cortaban a las suertes originales y podían o no
apoyarse o ser atravesadas por otros cursos de agua. No muy lejos,
temporalmente, de este comienzo, se produjo la adjudicación de los terrenos que
compondrían Los Talas.
En las Mensuras Antiguas relevadas en el Ministerio de Obras,
Infraestructura y Vivienda de la Provincia de Buenos Aires, se registra la primera
representación de estas tierras realengas, en cuya memoria se lee:
“… El 22 de septiembre de 1796, practicó el mismo Agrimensor la segunda
mensura del mismo terreno y en los términos siguientes. Para dar principio
se dirigió al mojón que divide las suertes principales del Río de Luján con
las cabezadas correspondientes a don Pablo Méndez, que obtuvo de su
abuelo por compra que hizo a los Regulares: en ese estado se presentaron
don Pablo Peñalba y don Franco (Francisco) Villarroel, acreditando que en
1766 sus pasados compraron a los PP (Padres) de la Compañía de Jesús,
dos leguas de frente y dos de fondo y lo restante al segundo, esto es, 99
has (hectáreas) de frente y su fondo competente; es ese mojón tiró el
rumbo SO de la aguja, y midió por esta dirección hasta la distancia de
10.500 varas, con la cual vino a dar con la cañada principal del Arroyo Las
Conchas, nombrado 39TML39nal39t la Cañada de La Chosa (Choza); en su
término puso un mojón para dividir las tierras de don Juan Pablo Méndez,
con las de Peñalba y Villarroel, y de él tiró el rumbo SO de la aguja y midió
con esta dirección hasta la distancia de 12.000 varas, que son las que
corresponden a los Villarroeles y Peñalbas, y en su conclusión puso un
mojón desde el cual por el mencionado rumbo del SO siguió midiendo, a
más de las 12.000 varas hasta la distancia de 24.400 varas y en su final
colocó otro mojón, cuyo terreno es el que corresponde a don Pedro Díaz de
Vivar. Desde este último mojón, para medir el frente del fondo, siguió el
rumbo del NO de la aguja y midió por esta dirección hasta la distancia de

39
20.000 varas, en cuyo término conceptuó, llegaría la suerte principal de
9.000 varas del Río de Luján, colocando en su conclusión otro mojón.” 62

Se puede apreciar en este documento, que parte de los propietarios que


encontramos en el área de Los Talas en el siglo XIX, como son los casos de
Pedro Díaz de Vivar, Juan Pablo Méndez, Francisco Villarroel y Juan Pablo
Peñalba, son los descendientes de quienes, dos generaciones atrás adquirieron
las tierras de la Compañía de Jesús. Esta se estableció en la región pampeana a
fines del siglo XVI63, donde permaneció, gravitando entre los centros principales
de los Jesuitas de ocupación y organización económica, como eran las Misiones
de Paraguay y las estancias y emplazamiento urbano en Córdoba, hasta su
expulsión de los Reinos de España y Portugal, en 176764. Podemos ver allí las
tierras cedidas por las descendientes del Regidor Juan de Vergara a Pedro Díaz
de Vivar en 1796, apoyadas sobre el arroyo de La Choza, que en 1824 comprara
José Mariano Biaus y Piñeiro.

62 Ministerio de Obras, Infraestructura y Vivienda de la Pcia de Buenos Aires ( en adelante


MOIVPBA), Mensuras Antiguas, Tomo 1, No 206.
63 Sobre las tierras en manos de la Compañía de Jesús en la Provincia de Buenos Aires, Cfr,

Barral, María Elena (1995), La iglesia en la economía y la sociedad de una región de la camapaña
bonaerense. Pilar, Luján y Conchas, 1770- 1820”, Tesis de licenciatura en Historia dirigida por
Raúl O. Fradkin, Biblioteca, Universidad nacional de Luján, momeo, págs 24 y 25.
64 Sobre la Obra de la Compañía de Jesús en territorio argentina, Cfr. Page, Carlos (Director),

(2002), “El camino de las estancias. Las estancias jesuíticas de Córdoba y la Manzana de la
Compañía de Jesús. Patrimonio de la Humanidad”, Latingráfica, Córdoba.; así como para seguir el
tema en el tiempo, Cfr. Barral, María Elena, (2006), “La acción eclesial en la campaña bonaerense
en la primera mitad del siglo XIX”, Universidad Nacional de Luján, Departamento de Ciencias
Sociales, en “Memorias de las Primeras Jornadas de Investigación del Departamento de Ciencias
Sociales, Jornasoc- 2006”, Luján, pp. 187- 198.

40
Figura 17:
El Arroyo de La Choza y las tierras de Los Talas

El curso del Arroyo de la Choza, como tantos en la pampa húmeda, sirvieron para
deslindar en el terreno la partición de las tierras. Sobre el meandroso trazo del curso medio ,
en dirección a la ciudad de Luján, sobre la izquierda de la fotografía pueden apreciarse las
tierras de la estancia llamada de “las puntas de la Choza” a comienzos del siglo XIX. En la
actualidad estas tierras forman parte de la estancia San Mariano, separada de Los Talas en
la sucesión de Jorge Aquiles Furt en 1941.
Fuente: fotografía de la autora, septiembre de 2007.

41
Figura 18:
Detalle de las nacientes del Arroyo de la Choza

En la imagen se pueden observar algunos rasgos del Arroyo de la Choza en


dirección a sus nacientes, en el partido de Navarro, como son la escasa profundidad (nótese
la vegetación crecida en su lecho y la presencia del alambrado atravesando su curso) y lo
meandroso de su recorrido, que se bifurca hasta desaparecer.
Fuente: fotografía de la autora, septiembre de 2007.

42
Mapa 3:
Primera mensura de las tierras de Pedro Díaz de Vivar (1796) (Adquirida en
1824 por José Mariano Biaus y Piñeiro)

Según el Título Original de propiedad de la estancia Los Talas, en 1635 el


Gobernador Pedro Esteban Dávida entrega estas tierras en merced al Capitán de Dragones y
Regidor Juan de Vergara. Su descendiente, Teodora de Leyva y Vergara, más de un siglo y
medio después (1793) aparece cediendo esta propiedad al vecino Pedro Díaz de Vivar, quien
en 1824 vende a José Mariano Biaus y Piñeiro.
Fuente: Ministerio de Obras, Infraestructura y Vivienda de la Pcia. de buenos Aires ( en
adelante MOIVPBA), Mensuras Antiguas, Tomo 1, No 206.

Una segunda Mensura Antigua ratifica la presencia de Pedro Díaz de Vivar


hacia 1822 en las tierras que formarían Los Talas, ya que al medirse las tierras de
propiedad de Pedro de Castelli y Pedro Rafael Gallup, en la margen opuesta del

43
arroyo de la Choza, se toma como referencia la propiedad de Pedro Díaz de
Vivar65
En el Título de Propiedad Original de la familia Biaus (antecesores de los
Furt, actuales dueños), se registran las alternativas de traspaso dadas en tiempos
coloniales y primeras décadas independientes:
“Sea notorio como yo, Don Pedro Diaz de Vivar, vecino de esta
ciudad (Buenos Aires), por la presente otorgo que vendo y doy por
venta por… (José) Mariano Viaus (Biaus y Piñeiro), vecino de la Villa
de Luxan (Luján)… tres mil quinientas varas de tierras, de las que
tengo y poseo pacíficamente en las bandas del río Luxán (Luján), de
que me hizo gracia y donación de su libre y espontánea voluntad,
Doña Teodora de Leyba (Leiva) y Vergara, viuda del Capitán de
Dragones don Manuel de Leyva, como heredera de Doña Juana y
Doña Antonia de Leyva, quienes lo fueron en subvención del Rexidor
Don Juan de Vergara por merced, que le hizo de ellas el señor Don
Pedro Esteban Dávila, Maestre de Campo Gobernador y Capitán
General y Justicia Mayor de las Provincias del Río de la Plata, … el
10 de diciembre del año pasado de 1635… y de su consecuencia se
practicaron las diligencias de mensura y amojonamiento que se
hallan archivadas en la Escribanía Mayor de Gobierno, y de las
dichas 3500 varas de frente con 7000 de fondo en el costado
nordeste, y en el costado sudeste 8250 lindan por su frente principal
con el arroyo de la cañada de la Chosa (Choza) y por el fondo con el
finado Agustín Rodríguez, y por el costado nordeste con el finado
Aparicio, y por el sudeste con Hilarión Méndez, y por cuyo título y …
los linderos expresados le hago esta venta… Buenos Aires, 8 de
octubre de 1836”66

En el presente documento se pueden observar distintos rasgos que


denotan el proceso de configuración del área lujanense como una zona de
estancias, paulatinamente adjudicadas desde Buenos Aires. De las sucesivas
mercedes y donaciones a funcionarios y militares de la colonia, la propiedad pasa
recién a comienzos del siglo XIX a un “vecino de Luján”. Del origen colonial de la
Villa de Nuestra Señora de Luján, reconocida por la corona española como tal en
1755, existen numerosos estudios específicos67, así como constancias

65MOIVPBA, Mensuras Antiguas, Tomo 1, No 304.


66Título de Propidad Original de la estancia “Los Talas”, en Caja 1, Archivo de Estancia “Los Talas”
(en adelante: AE “LT”), en Archivo y Biblioteca “Jorge M. Furt” (en adelante AyB “JMF”).
67 Fernández, Mónica, Gutman, Margarita y Dedier Marquiegui, (1996), “Le trasformazioni …

op.cit., pp. 98 a 131.

44
documentales de que José Mariano Biaus y Piñeiro, comprador e iniciador de la
ocupación y producción de la estancia en propiedad de la familia con continuidad
hasta el presente, provenía de una familia vasco- francesa radicada en Buenos
Aires, según reza la constancia de Bautismo de su hijo Mariano Biaus y Córdoba,
segundo “patrón” de Los Talas:
“… Bautismo de Mariano Biaus y Córdoba, hijo de Don José Mariano
Biaus y Doña Ventura Córdova (Córdoba), en el legítimo matrimonio … en
la parroquia de la Santa Concepción de Buenos Aires, 9 de septiembre de
1831”68.

Esta estrecha relación entre Luján y el área metropolitana de la ciudad de


Buenos Aires es un rasgo que acompaña el desarrollo regional durante distintos
periodos, acerca de los cuales existen investigaciones que lo demuestran, como el
trabajo de Dedier Marquiegui para el periodo tardocolonial69, y el efectuado por la
autora de esta investigación acerca del impacto del modelo agroexportador en el
partido de Luján70. En tiempos coloniales el pago y desde mediados del siglo XIX
el partido de Luján, acompañaron las diferentes etapas del desarrollo económico
que desde la ciudad de Buenos Aires, como centro político- administrativo, se
pautara para la región pampeana. Encuentro allí una clave explicativa de la
llegada de esta familia radicada en Buenos Aires a los campos de Luján, donde
paulatinamente irá construyendo un espacio estanciero cada vez más habitable y
complejo, que propongo como testimonial de la pampa argentina.

A modo de escueta presentación de Jorge Martín Furt y Biaus, cuya vida


y actuación como patrón de la estancia y gestor cultural, son elementos
constitutivos de la presente investigación, diré que en su obra literaria, la
presencia de Los Talas es constante, y evoca esta etapa fundacional, dice Jorge
M. Furt y Biaus en su “Libro de Compañía “… Los Talas: vivo recuerdo, en fin, de

68 Constancia de Bautismo de Mariano Biaus y Córdoba, en Caja 1, AE “LT”, en AyB “JMF”.


69 Marquiegui, Dedier, (1990), “Estancia y poder político en un partido de la campaña bonaerense
(Luján, 1756-1821)”, Buenos Aires, Biblos.
70 Fernández, Mónica, “El proceso de configuración del espacio urbano en el partido de Luján

(1850-1914), Luján, Departamento de Ciencias Sociales, Universidad Nacional de Luján, en


prensa.

45
estancia antigua…”71. Considero que este periodo fundacional proporciona a la
configuración espacial de Los Talas, su conformación como la estancia mítica,
aún presente hacia mediados del siglo XX cuando J.M. Furt le escribe así:
“Tranqueó el gran Don Mariano viejo, con sus criollos, esta tierra chúcara y
porfiada: le quedó su estancia dura de morir, retacona y fuerte, eterna…” 72.

En esta etapa se produce el asentamiento de “poblaciones” permanentes,


en términos de época: construcciones habitacionales, que dejaran testimonios
detectables en el paisaje cultural al momento presente. La presencia del arroyo
“de la Choza”, la alusión a la estancia en documentos posteriores asumiendo tal
topónimo, como en las “… cartas a la casa de campo de las puntas de la
Choza…”73, constituyen la herencia de situación que esta “estancia cerril” legará a
la etapas posteriores.
Los Talas en el periodo fundacional es una estancia virtual, en un mundo
rural de establecimientos productivos que funcionan a “campo abierto”. La
delimitación de las propiedades se efectúa en los títulos, en actos jurídicos
registrados en soportes de papel, pero que no necesariamente tienen un correlato
material en el espacio rural real. Las delimitaciones se realizan con mojones,
zanjas, líneas de cañas o tunas que el tiempo borra.
“Eso sería la tarde primaveral de 1824 con mi bisabuelo fundador”…dirá
Jorge M. Furt, “…” En la más antigua aun posesión, confinada a los rumbos
de supuestos vecinos e indios… En esa despavorida soledad nacieron los
palenques y los adobes para aquerenciar de dos grados haciendas y
gentes. Cada alba fue una labor sobre otra hasta cada oración en aquel
cuarto de hora del mundo, quince años de patria nominal y verdadera,
desde ese Noviembre de 1824. Sal de rodeo brasa del fogón ritualmente
mantenida y encendida como un símbolo de apego a ese rincón del
campo…”74

71 Furt y Biaus, Jorge M. , (1947), “Libro de Compañía”, Buenos Aires, Colombo, p. 142.
72 Furt y Biaus , Jorge M., (1974), “ Ciento cincuenta años de Los Talas… op.cit. Sin número.

73 Cartas a la casa de campo de las “Puntas de la Choza”, abril de 1827, en Caja 1, AE “LT”, en
AyB “JMF”.
74 Furt y Biaus , Jorge M. “ Ciento cincuenta años de Los Talas… op.cit. pp. 17 y 18.

46
Figura 14:
Paisaje rural: talas y aguadas

La presencia de aguadas naturales, representadas por pequeñas lagunas es una


constante en la región y hacen haya una provisión de pastos permanentes. Atrás puede
observarse el talar natural, que se expande a expensas de los potreros de pastoreo y por lo
que es talado hasta el presente.
Fuente: fotografía de la autora, septiembre de 2007.

Los animales se dispersan, especialmente en períodos de sequía, en


busca de agua “alzados”, y el usufructo del ganado adquiere connotaciones
jurídicas que llevan al Registro de Marcas (1840), a las vaquerías y a la presencia
del Juez de Paz en las yerras75. Esta jornada de trabajo en la que se aplica la
marca de hierro y se castra a los terneros machos, destinados al engorde como
novillos. La jornada de yerra entraña un significado jurídico y a la vez festivo, ya
que es un acto de toma de posesión legal del ganado y a la vez una festividad
criolla, donde está presentes las destrezas hípicas, los juegos de naipes y taba y

75Para consultar el Registro de Marcas del Partido de Luján, Archivo del Juzgado de Paz del
Partido de Luján, Archivo Histórico del Complejo Museográfico “Enrique Udaondo” de Luján; sobre
los Juzgados de Paz an la provincia de Buenos Aires, Cfr., Díaz, Benito, (1952), “Juzgados de Paz
… op.cit.

47
la gastronomía campera, ineludiblemente representada por el asado. A este se
agregan, como especificidad del día de yerra, los testículos de los terneros que
son consumidos asados a la parrilla en el momento76. Lo cual encierra también un
ritual tradicionalista cuyo sentido profundo no es el objeto de análisis de esta
Tesis, y se inscribe en el proceso de transición entre las vaquerías y el rodeo en la
región pampeana.
“Patrones y peones iguales en el trabajo y descanso: una voluntad de
afincarse en este sitio donde duraban aun, derruidos los rastros de otros
españoles más viejos vencidos por las lunas y los soles, lluvias y secas, las
epidemias y los vientos y la soledad con sus indios y alimañas
espiando…”77

Estas imágenes entrañables al espíritu literario de J.M.Furt y Biaus,


constituyen una manera de percibir a la estancia y al grupo humano que la
conforma en su dimensión integral y a la vez nítidamente desagregada en los
diferentes actores sociales participantes:
“Estas son tres imágenes grandes que recogimos en las andanzas a
caballo, repetidas por el curioso gusto de renovar la vida de los antiguos
patrones que acompañaban, emprendados y con tropilla de un pelo, los
arreos de sus haciendas. Eran interesantes esos viajes; conocíamos las
más diversas gentes: estancieros, pulperos, reseros, puesteros.”78

Ese mecanismo de repetición conlleva cierto ritualismo, que sustenta las


tradiciones frente al paso del tiempo y de los cambios posibles, y desarrolla el
perfil identitario frente a propios y extraños. Este juego de autopercepción y
percepción social es un rasgo que afianza los fenómenos de continuidad en Los
Talas, como se analiza en detalle en esta investigación.

Como queda dicho en el Estado de la cuestión, existen controversias


acerca de la interpretación del predominio de las actividades económicas en la
campaña rioplatense durante el período tardocolonial. Las posturas enfrentadas
han contribuido a mostrar variantes microrregionales y de tiempos cortos muy
interesantes al respecto, y que matizaron la visión canónica que se tenía hasta la

76Entrevista a Celia Etelvina Furt- Biaus y Suárez y Ricardo Rodríguez, 21 de junio de 2000.
77Furt y Biaus , Jorge M. “ Ciento cincuenta años de Los Talas… op.cit. pág. 18.
78 Furt y Biaus, Jorge M. (1947), “Libro de compañía... op.cit., p. 151.

48
década de 1980, acerca del predominio de la estancia pecuaria de explotación
extensiva.

En el caso de Los Talas, en esta etapa en cuestión, las evidencias


encontradas durante la investigación muestran su inserción en el marco de las
estancias proveedoras de ganados bovinos al abasto y al saladero, y con
yeguarizos para atender a los propios trabajos y a las demandas por requisas del
ejército, según los momentos. Interpreto la vida en Los Talas en esta época, en el
marco del contexto planteado en “Revolución y guerra…”, por T. Halperín
Donghi79, una sociedad hispano- criolla que avanza frente a un mundo indígena o
desconocido en la pampa inmensa, formándose y transformándose al calor de la
valorización de los recursos de que dispone: tierras y vacunos “acimarronados” de
los que se sirve80. De las configuraciones espaciales generadas en este proceso,
entiendo que las estancias tienen un papel central y que son una manifestación
del patrimonio cultural pampeano.
El análisis de los avatares por los que las tierras que compusieron la suerte
de estancia de Los Talas, pasaron por diferentes mercedes y donaciones a Pedro
Díaz de Vivar, quien en 1824 las vende a José Mariano Biaus y Piñeiro. Veamos
ahora cómo, continuando esta tendencia que señalo, y por distintos mecanismos
legales, esta familia de terratenientes adquiere nuevas tierras hacia el interior de la
provincia de Buenos Aires.
En el marco del gobierno rosista (1829-1852),
“ …g) En 8 de junio de 8939 se presenta Dn (José) Mariano Biaus( y
Piñeiro) ante el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires solicitando
adquirir en propiedad el terreno situado en Bragado que ya posee en
enfiteusis… h) El 7 de octubre de 1839 se dicta el decreto por el cual el
Gobernador Juan Manuel de Rosas vende el mencionado terreno por la
suma de 50.360 pesos, pagaderos 16.786 pesos y 5 reales al contado y el
resto en 671 novillos y una vaquillona a entregar para el abasto del ejército
de la frontera….(El 24 de octubre de 1839 Rosas otorga la escritura)…”81.

79 Halperín Donghi, Tulio, (1972 ), “Revolución y guerra….op.cit..


80 Sobre el proceso de acimarronamiento del ganado español, Cfr., Coni, Emilio A (1956), “Historia
de las vaquerías…op.cit..
81 Título Original de Propiedad del Campo de Bragado, Buenos Aires, 10 de octubre de 1861, en

Caja 1, AE “LT”, en AyB “JMF”.

49
Del documento anterior se desprende que los Biaus poseían el usufructo
previo de las tierras de Bragado en enfiteusis, por lo que, radicados en la ciudad
de Buenos Aires, en este periodo que llamamos de la “estancia saladeril”,
adquieren en propiedad los campos en al área de Luján y de Bragado. Ello tiene
una implicancia directa en la producción espacial de Los Talas, concebida como
un punto de apoyo en el camino a Bragado. Ello genera que la primera casa,
construida en la década de 1820-1830, “la antigua”, como se ha visto, no fuera
sino un “parador”, donde se alojaban quienes cuidaban la hacienda y “hacía noche
el patrón” en su camino hacia los campos del interior82. Es una clave interesante
de proponer, el hecho de entender a Los Talas no como una estancia aislada, sino
en el contexto de las propiedades de la familia, por los que es posible detectar
rasgos que se deben a decisiones de la función que esta estancia lujanense tenía
en ese conjunto. Dicha función, puede verificarse, que ha ido cambiando en los
distintos contextos, cuando pasa de ser un sencillo parador, a ser la residencia de
verano y luego una residencia permanente. Esas decisiones han dejado
construcciones, disposiciones y rasgos paisajísticos que constituyen
manifestaciones del patrimonio cultural pampeano.
“Humearon su humo agrio las hornallas de ladrillo, junto a los pisaderos con
el barro para los adobes, los asientos, los reboques. Las altas carretas de
castillo, los carros de vara, ahí en el galpón descansando, trajeron las
maderas y los fierros. Se arrimaron de esas lagunas por Navarro los juncos
para techar y la pajabrava para quinchar con chorizo los ranchos…”83

En la mensura de tierras de 1796, presentada como Mapa 4, se puede


observar la falta de demarcación en el territorio de las propiedades rurales, las
estancias son hitos que se reconocen por sus “poblaciones”, ampulosamente
llamadas “cascos”, generalmente asociadas al nombre del propietario, como
“estancia de Biaus” y no Los Talas, como luego se impondría84.
“De esos años data el monte. Con la cruz de sus calles y su bosque al sur
encerró cuatro refugios del viento para frutales y huertas, reparó de los

82 Entrevista a Celia Etelvina Furt- Biaus y Suárez y Ricardo Rodríguez, 28 de enero de 2002.
83 Furt y Biaus , Jorge M. “ Ciento cincuenta años de Los Talas… op.cit. pág. 20.
84 Entrevista a Celia Etelvina Furt- Biaus y Suárez y Ricardo Rodríguez, 28 de enero de 2002.

50
pamperos, cara al campo, el poblado de los primeros ranchos. Quedaron
viejos y amarrados a su propia tierra…”85

En esta estancia saladeril, se pasa de la cría del ganado a campo, a la


valorización de los sitios de aquerenciamiento, como los rincones y las aguadas.
La existencia del jagüel facilita el acostumbramiento de los animales y su proceso
de aquerenciamiento.
“Cuando los soles del verano apretaron, ya hubo agua abundante en el
jagüel y unos cuartos capaces y la primera hacienda ya quieta sin
necesidad de rondarla por esos pastizales y cardales: la ovejas, pocas
vacas, bastantes caballos.”86

Figura 15:
Paisaje rural: acacios y aguadas

Como puede observarse en la Figura 19 las lagunillas se extienden en los distintos


potreros. Aquí acompañadas de acacias, especie introducida a comienzos del siglo XIX en el
área del pago de Luján y que en la actualidad constituye una amenaza en los campos de cría
bovina por la velocidad de su expansión.
Fuente: fotografía de la autora, septiembre de 2007.

85 Furt y Biaus, Jorge M., (1974), “ Ciento cincuenta años de Los Talas… op.cit. pág. 20.
86 Ibidem.

51
Durante el periodo lanar, con el uso más intenso del suelo, se ha hallado
documentación probatoria de que comienza un proceso de amojonamiento de los
linderos que Biaus llevará a cabo respecto de sus vecinos, por ejemplo Domingo
Olivera, como analizaré en el capítulo siguiente.
“Afincada quedaba vida en los pagos de estas “Puntas de la Choza”:
dejaron los chajás en tiempos de la postura de alertar siempre con su grito
vigilante y áspero. Aquel viejo Biaus, caminando con el Ramón mulato
inseparable, podía mirar sus gentes y animales aquerenciados ya en Los
Talas”87

Mapa 4:
Plano catastral del partido de Luján (1865)

87 Ibidem.

52
Podemos observar al sur del partido de Luján la presencia de las tierras originarias
de la estancia Los Talas, adquiridas en 1824 por José Mariano Biaus y Piñeiro., apoyadas
sobre el arroyo de la Choza.
Fuente: MOIVPBA, Plano Catastral del Partido de Luján (1865)

En los tiempos de la Confederación rosista (1829- 1852), la confesada


filiación unitaria de José Mariano Biaus y Piñeiro lo llevó a dar albergue a quienes
se oponían al régimen, como el caso del poeta Esteban Echeverría, miembro de la
Generación del ´37, que se refugiara en estos campos, donde escribió obras como
“La insurrección del sur” y otros poemas menores. En la “casa antigua”, se
conserva una habitación donde se alojó Echeverría. Se trata de un cuarto
pequeño, austeramente amueblado, con techo de tirantería y carga de ladrillos
como el resto de la casa. Las paredes son de un ancho acorde con la construcción
(45 centímetros), y el piso es de ladrillos, de colocación posterior. El cuarto se
ubica en el ángulo noreste de la vivienda, que como veremos, se componía de dos
salas longitudinales (luego dividida en tres88), con piso de tierra, destinadas a dar
modesto albergue a sus ocupantes.
La Sublevación de los Libres del Sud de 1839 fue el detonante para que la
tensión existente en la campaña entre rosistas y opositores se precipitara. En su
afán de lograr aliados contra el gobierno de Juan Manuel de Rosas, los unitarios
exiliados en Montevideo, la flota francesa acercándose hasta las bocas del
Salado, el Gral Juan Galo de Lavalle en campaña por el interior de Buenos Aires,
los jefes de la sublevación rural Gervasio Rosas y Pedro Castelli, compusieron un
escenario del que, en virtud de la decisión de Lavalle de marchar a Santa Fe en
busca de pastos para las caballadas, desató una ola de “represión ejemplar” sobre
los opositores al régimen rosista89.
De la correspondencia entre Juan G. de Lavalle y sus compañeros de
causa, se desprende información altamente significativa sobre las características
de la campaña bonaerense en el período aludido. La cuestión de la disponibilidad
de pastos de manera permanente en campos de ganadería extensiva, estaba

88 Moreno, Carlos, (1994- 1996), “Españoles y criollos... op.cit, vol 3.


89Ravignani, Emilio, (1970), “Rosas. Interpretación …op.cit., pp. 9 a 50. No es objeto de la
presente investigación analizar la conflictiva relación entre Rosas y sus oponentes, sino mostrar de
qué manera impactaron sus consecuencias en la formación del sistema agrario bonaerense del
segundo cuarto del siglo XIX.

53
estrechamente vinculado a la posibilidad de contar con aguadas permanenes.
Salvador María del Carril informa a Lavalle en carta del 20 de agosto de 1840
“… Dicen que de los Cerrillos de Luján para adelante no hay pastos a 10
leguas a las cercanías de Buenos Aires, no hay cómo mantener caballo;
que las caballadas del norte son las únicas servibles hoy en la Provincia de
Buenos Aires. Esto me ha dicho un estanciero que ha venido poco hace de
por allá y se lo transmito aunque sea impertinente…”90

Era el temor de Lavalle y también el motivo público que diera para


abandonar la campaña de Buenos Aires y buscar pastos y apoyo en Santa Fe.
Florencio Varela se lo recrimina duramente, ya que a diferencia de del Carril,
considera posible la manutención de las caballadas por las pasturas existentes en
la pampa ondulada. En tono de amargo reproche le dice,
“No comprendo, general, como justificar esto, ni ahora, ni nunca. La falta de
pastos, cuando Rosas encuentra bastantes, cuando Prudencio (Rosas) y
todos los otros generales, los encuentran…”91

En otro pasaje de la misma epístola enumera el recorrido de la


Campaña contra Rosas, poniendo énfasis en la poderosa situación alcanzada por
Lavalle en la campaña, en las cercanías de Luján, y en lo inexplicable que a
Varela le resulta que Lavalle abandonara esa posición, acarreando negativas
consecuencias para quienes lo apoyaron.
“Después de haber esperado muchos meses para atravesar el
Paraná, lo habeis hecho abandonando a Corrientes, y apenas un
mes después, abandonais de nuevo a Buenos Aires, para ir a Santa
Fe; llegais a Luján; allí decidís una operación que vos mismo llamais
decisiva, y la suspendeis porque sabeis la llegada del Almirante
Baudin; enviais a vuestro hermano Pepe a proponer una
combinación militar de una importancia inmensa, y tres días después
abandonais la posición que os hacía formidable, y que debía servir
de base a las operaciones propuestas; enviais hombres al Sud, pedís
un buque y armas al Salado, y partís sin saber nada de estos
hombres
de este buque, que quedan ahí perdiendo tiempo y dinero! Convenid
que esta inconsecuencia debe producir funestos resultados…”92

90 Carta de Salvador María del carril a Juan G. de Lavalle, 20 de agosto de 1840, en Barba,
Enrique, “La Campaña Libertadora …op.cit, , pp. 542- 543.
91 Carta de Florencio Varela a Juan G. de Lavalle, del 4 de octubre de 1840, en Barba, Enrique, “

La Campaña Libertadora … op.cit.,pp 588 a 593.

54
Jorge M. Furt y Biaus, en su interés por conservar los saberes que hacen a
la memoria de la vida cotidiana de su estancia y sus gentes, recupera el
conocimiento que de las pasturas de Los Talas poseían sus pobladores,
“Alguna vez tendré que escribir el elogio de don Pablo (Torres), capataz de
campo… Criollo de verdadera ley. Nombraba al galope del pingo los pastos
tiernos – trébol, gramilla, alfilerillo, cebadilla, cola de zorro, flor morada- los
pastos fuertes – té pampa que blanquea, flechilla, puna, altamisa-, los
pastos malos – romerillo, abrojos, quiebrarado, cepa caballo- las pajas –
espadaña, junco, cortadera, paja brava…”93

Figura 17:
Detalle de pasturas naturales e implantadas

Podemos observar en torno al afluente del Arroyo de la Choza que muestra la


fotografía, el variado aspecto que presentan las pasturas, en las que se mezclan especies
naturales e implantadas.
Fuente: fotografía de la autora, septiembre de 2007.

92 Carta de Florencio Varela a Juan G. de Lavalle, del 4 de octubre de 1840, en Barba, Enrique, “La
Campaña…”, op.cit., pp. 592 a 593.
93 Furt y Biaus , Jorge M. “ Ciento cincuenta años de Los Talas… op.cit. pág. 64.

55
Una de las consecuencias previsibles de la oposición de Biaus al rosismo
fue la confiscación o “pase a disposición”, en el lenguaje de época, de sus bienes
al gobierno. En una nota de seis páginas de extensión, el Gobernador de la
Provincia de Buenos Aires comunica al Juez de Paz de la Villa de Luján
“… ordenando la venta de lotes, los bienes unitarios, menos estancias,
hacienda y terrenos, casas y sitios…”94.

En realidad, desde comienzo de 1840 la situación se presentaba tensa,


José Mariano Biaus y Piñeiro se hallaba prófugo habiendo huido a la Banda
Oriental, mientras que en la estancia el panorama era de requisa permanente por
parte de las autoridades. La nota que desde el Cuartel General Confederado de
Santos Lugares, le dirige el Edecán de Juan Manuel de Rosas, Don Pablo Ramos
al Juez de Paz de Luján es elocuente al respecto:
“… que el 14 del que sigue ha ordenado a Antonio y Balentín
(Valentín) Biaus y Pantaleón Colman, esclavos los dos primeros del
salvaje y prófugo unitario (José) Mariano Biaus ( y Piñeiro), y el
tercero de la misma clase, de Pedro Pablo Colman, se presenten a
S.E., como también que el referido Balentín (Valentín) estaba a cargo
del establecimiento del salvaje amo, en donde tenía hacienda vacuna
y caballar de su propiedad y marca, con la que señalaba…95.

Además de la adjetivación que denota la condición de pública de la filiación


unitaria de Biaus, así como el clima de intolerancia política del momento, el
documento nos permite confirmar algunas prácticas de las estancias saladeriles
presentes en Los Talas y en la región. Una de ellas es la presencia de esclavos,
como parte de la mano de obra rural, apellidados como sus propietarios (Biaus y
Colman) y en ausencia de los mismos a cargo de la marca de la hacienda.

94Copia de la nota del Gobernador Delegado Felipe Arana al Juez de Paz de la Villa de Luján,
Buenos Aires, 16 de septiembre de 1840, en Caja 1 del AE “LT”, en AyB “JMF”.
95 Copia de la Carta del Coronel Edecán de Juan Manuel de Rosas, Pedro Ramos al Juez de Paz

de la Villa de Luján, Santos Lugares, 23 de septiembre de 1840, en Caja 1, en AE “LT”, en AyB


“JMF”.

56
El documento dice además que es destacada la temprana presencia de
inmigrantes franceses (Biaus, ya comentado) e irlandeses (Colman), en el área
que a partir de la división del partido (1854), ocupará el cuartel 3ero. Las prácticas
de ganadería ovina se asocian a la llegada de miembros de comunidades
nacionales mencionadas que, durante el periodo rosista se fueron asentado en el
área y que participarán de la vida social y económica, como se verá en la Parte III
de esta Tesis. En los Registros de Marcas del Partido de Luján aparece por
primera vez la de Mariano Biaus y Córdoba (idéntica a la actual), en 1882. No así
en el primer libro de esa naturaleza del partido, que se guarda en el Archivo del
Complejo Museográfico “Enrique Udaondo” de Luján.96
En los documentos referidos a la relación entre las autoridades rosistas de
la campaña bonaerense, se hace evidente el clima de control de las formas
violentas a la oposición, habida cuenta de las resistencias presentadas al
régimen. En nota del Edecán de Rosas al cuartel de Santos Lugares, se reporta
haber encontrado armas ocultas en Los Talas
“…un cañón, una tercerola, una lanza, una bayoneta, una macana, y una
… na (sic, palabra incompleta) de bronce, la que ha sido encontrada en la
casa de campo que, perteneciendo al salvaje unitario (José) Mariano Biaus
(y Piñeiro), como escondida entre los pastos… Le recomiendan remitir toda
arma hallada en el partido…”97.

La situación puede contextualizarse en el sentido del mensaje y del tono


del mismo, la permanente alusión al “… salvaje unitario Mariano Biaus…”98 , en
relación con la persecución a unitarios que quisieran unirse a la Sublevación de
los Libres del Sur99, denota el clima de tensión vivido en la provincia, ya que la
misiva proviene del Juez de paz de Chascomús y pretende alertar a su par de
Luján.

96 Registro de Marcas del Partido de Luján, 1865, 1882, Archivo del Complejo Museográfico
“Enrique Udaondo” de Luján (en adelante ACM “EU” L).
97 Copia de la carta del Coronel Edecán de Juan Manuel de Rosas, Don Pedro Ramos al Juez de

Paz de la Villa de Luján, Santos Lugares, 9 de octubre de 1840, en Caja 1, AE “LT”, en AyB “JMF”.
98 Copia de la carta del Juzgado de Paz de la Villa de Luján al encargado de la estancia

confiscada, Luján, 14 de julio de 1842, en Caja 1, en AE “LT”, en AyB “JMF”.


99 Copia de la carta del Juez de Paz de Chascomús al Juez de Paz de Luján, Chascomús, 13 de

agosto de 1840, en Caja 1, en AE “LT”, en AyB “JMF”.

57
Por otro lado, respecto de las actividades del establecimiento productivo,
una Relación de vecinos del partido que “… han dado auxilio… “al gobierno 100,
muestra las cantidades y proporciones de tales aportes. En ella puede observarse
que el establecimiento de J.M. Biaus y Piñeiro aparece contribuyendo con en 2,70
% de los caballos y el 14,62 % de los vacunos. Es posible que un porcentaje tan
alto, en relación con el resto de los estancieros, se deba a la condición de
confiscación que pesaba sobre Los Talas, así como a su capacidad de
producción, a juzgar por documentación que se analizará enseguida.

5. Jorge Martín Furt y su percepción literaria de la pampa

Jorge Aquiles Furt, hijo de Guillaume Furt, era un acaudalado comerciante


proveniente de Burdeos, Francia, dedicado a la importación de porcelanas,
lámparas y aceites de oliva101. Etelvina Feliciana aporta a este matrimonio las
tierras de la estancia de Los Talas, como ya se ha analizado, y la continuidad de la
explotación estanciera que, ahora dirigida por su esposo, adquiere características
acordes a los nuevos tiempos. A ellos les corresponde el período de la estancia
moderna, caracterizado por la mengua de la explotación lanar, la modernización
de la ganadería bovina, y el inicio de la roturación de las tierras para pasturas, de
lo cual se desprendía una agricultura subsidiaria, así como el hacer más
confortable la “casa nueva” convertida desde entonces en residencia permanente
de los Biaus-Furt.
De esmerada educación llevada a cabo mediante la enseñanza de
profesores en su domicilio, en la ciudad de Buenos Aires, Etelvina Feliciana Biaus
y Castaño se inicia en el estudio de piano y del francés, considerado como idioma
esencial para las jóvenes de su condición social. Adquiere libros en esa lengua,
que legará a su hijo Jorge Martín Furt y Biaus y que constituirán el núcleo inicial de
la Biblioteca y la aficción de su heredero y, futuro escritor, por los libros. En su
círculo de amistades conoce a Jorge Aquiles Furt, descendiente en primer grado

100 Carta del Juez de Paz de Luján a Juan Manuel de Rosas, Arroyo de la Choza, 13 de agosto de
1840, en Caja 1, AE “LT”, en AyB “JMF”.
101 Entrevista a Celia EtelvBiaus y Suárez, 1 de febrero de 2005.

58
de franceses, provenientes de Burdeos, entablando una relación social y cultural
que signa, en alguna medida, una herencia identitaria102. En este contexto
aparece como coherente la elección del Colegio de Lacordaire de los dominicos
franceses para que realizaran sus estudios los hijos del matrimonio y donde, al
fallecimiento de su madre en 1917, Jorge Martín y Mariano Emilio fueran
internados como pupilos.
En el período que va desde los albores del siglo XX hasta la crisis de 1930,
Jorge A. Furt encuentra una estancia de 2.000 hectáreas, en un momento de
perfilamiento de sus rasgos básicos; y se aboca a diseñar las 20 hectáreas del
casco, implantando la emblemática avenida de eucaliptus, cuya prolongación
imaginaria se corta con una línea transversal de eucaliptos que pasa por “detrás
de las casas”. También es en esta etapa que se instalan la caballeriza, casa de los
peones y se parquiza el casco, logrando “un todo funcional” en el que la vida
familiar y la explotación agropecuaria dictan las pautas y lógicas de los diferentes
cambios y continuidades.
Asimismo, es al calor de la modernización que proponen los mercados
internacionales a la ganadería bovina, que se completan los apotreramientos con
alambrados, se provee de agua en superficie con la dotación de molinos eólicos
(llamados “de viento”, en el campo) y tanques “australianos”, que mediante un
nuevo sistema de bebederos, permite que la hacienda abreve en cada rincón del
campo. El Archivo gráfico de la estancia, es muy rico en fotografías de patrones,
mayordomos y peones retratándose frente a tantas innovaciones tecnológicas 103.
Jorge A. Furt es el último de los patrones que orientan inversiones y producción
hacia el agro exclusivamente, pretendiendo que su hijo Jorge Martín Furt hiciera lo
propio, oportunamente104

102 Entrevista a Celia Etelvina Furt – Biaus y Suárez de Rodríguez, 24 de septiembre de 2007
103 Arhivo Grafico de “Los Talas”, en AyB “JMF”.
104 Entrevista a Celia Etelvina Furt- Biaus y Suárez, 1 de febrero de 2005.

59
Figura 18:
Jorge Martín Furt y Biaus
(1902-1971)

Su gestión como “patrón de la estancia” marcó un punto de inflexión en la


orientación de las inversiones, del sector agropecuario al cultural. Humanista, escritor,
editor, erudito, bibliófilo, del análisis de su obra es posible obtener valiosa información de
naturaleza patrimonial.
Fuente: Furt y Biaus, Jorge M., (1974), “Los Talas. Ciento cincuenta… op.cit., sin número.

Los hijos de Etelvina Feliciana Biaus y Castaño y Jorge Aquiles Furt: Jorge
Martín y Mariano Emilio, heredaron la estancia, subdividida a la muerte de su
padre en 1940, conservando Jorge Martín el “casco histórico” a cambio de la
resignación de superficie (11 hectáreas) a manos de Mariano, quien fundó en las
tierras ubicadas hacia el suroeste la estancia San Mariano. Jorge Martín Furt
heredó Los Talas, que con sus 890 hectáreas conservadas hasta la actualidad,
comenzó a regentear a partir de 1941 y hasta su muerte en 1971.

60
Ambos hijos estudiaron en el Colegio de los frailes franceses de Lacordaire,
pero mientras Jorge Martín siguió estudios universitarios y a la vez alcanzó una
gran formación autodidacta (la que se analizará a continuación), Mariano Emilio
permaneció ayudando a su padre en los negocios “… mi abuelo lo tenía para los
mandados…”, refiere C.E. Furt- Biaus y Suárez de Rodríguez105. La relación entre
los hermanos era buena, existiendo un sentimiento de admiración de parte de
Mariano Emilio hacia la cultura y la obra de su hermano mayor, Jorge Martín Furt y
Biaus106.
Mientras que Mariano Emilio Furt y Biaus se casó con Sara Uhalde y no
tuvieron hijos, la historia de Jorge Martín Furt y su esposa Celia Suárez adquiere
tintes propios del romanticismo literario que tanto Jorge M. Furt admiraba. Refiere
su hija Celia Etelvina Furt-Biaus y Suárez de Rodríguez, que su mamá era hija de
un matriminio de puesteros criollos de condición humilde, y vivía con su familia en
una casa ubicada a la vera del camino de Luján a Navarro, por el lado sur (como
se muestra en la imagen 33 y la cartografía en el plano 14). Jorge Martín Furt
montaba a caballo luciendo poncho y guitarra, remedando la figura de su admirado
Esteban Echeverría. En estas circunstancias inició una relación sentimental con la
quinceañera Celia Suárez y la llevó a vivir con él al casco de la estancia Los
Talas107. De esa unión nació un primer hijo que falleció inmediatamente y
aproximadamente un año después, el 5 de noviembre de 1931, nació Celia
Etelvina Furt- Biaus y Suárez. Lo hizo en la casa que su padre alquiló en la calle
Rivadavia de la ciudad de Luján, para que una partera pudiera asistirla
adecuadamente. A los once meses nació Jorge Mariano Furt-Biaus y Suárez. La
pareja contraería enlace en la ciudad de General las Heras, aproximadamente una
década después108 . Esta historia de vida nos remite a la sociedad rural de la
primera mitad del siglo XX en la pampa argentina, donde la estratificación social,
condición laboral y de género presentan especificidades que ubican a las
personas en determinados lugares del entramado socio- cultural.

105 Entrevista a Celia Etelvina Furt – Biaus y Suárez de Rodríguez, 24 de septiembre de 2007.
106 Ibidem.
107 Ibidem.
108 Ibidem.

61
La relación de Jorge Martín Furt con su padre, Jorge Aquiles Furt, se da por
los carriles formales de las clases acomodadas. Jorge y su mencionada familia
viven en Luján pero, semanalmente Jorge Martín viaja a Buenos Aires para comer
con su padre. Lo hacen en su residencia, la que Celia Etelvina Furt-Biaus y Suárez
de Rodríguez califica como lujosa. Por ejemplo, narra que su padre le refería que
si el menú constaba de langosta, la mesa se servía con mantelería y vajilla de
color rosado, para combinar la coloración. También cuenta que en esas
oportunidades Jorge A. Furt convidaba a su hijo un cigarro habano “Partagás”,
pero que este no encendía frente a su padre, aunque tenía más de 30 años.
Respecto de los veranos, en este contexto de costumbres familiares, Jorge
Aquiles Furt viajaba quince días a Mar del Plata con sus hijos varones solos, para
disfrutar de lujosas vacaciones109.
Jorge Aquiles Furt no conoció a sus nietos habidos de Jorge Martín y Celia
Suárez. Celia Etelvina Furt-Biaus y Suárez de Rodríguez relata que cuando
falleció su abuelo (1941) les mandaron un coche con chofer para llevarlos a
Buenos Aires al sepelio. Refiere su asombro ante las vestimentas lujosas
(vestido, tapado y sombrerito), con que ella y su hermano Jorge Mariano (trajecito
de pantalón corto y corbata) fueron ataviados110. Del relato se pueden inferir
rasgos costumbristas de época, de diferencias sociales, de estilos de vida rurales
y urbanos, así como de cuestiones de género muy interesantes de observar.
El fallecimiento de Jorge Aquiles Furt provoca la subdivisión de la estancia
Los Talas original entre los dos herederos, como se ha mencionado. Comienza
una época en la que Jorge Aquiles Furt se afirma más en su proyecto de vida,
viaja a Rosario con su esposa e hijos, donde Celia Suárez, es sometida a una
cirugía estética en sus labios. Celia Etelvina Furt- Biaus y Suárez de Rodríguez,
refiere que su familia permaneció hospedada en un hotel de la ciudad de Rosario
para esperar la recuperación de Celia, a quien define como “una morocha muy
bonita”, de la intervención quirúrgica111. Su hija se refiere a ella como una gran

109 Ibidem.
110 Ibidem.
111 Ibidem.

62
compañera de vida de Jorge Martín Furt, ubicada en un discreto segundo plano,
que lo acompañó en sus andanzas por Buenos Aires, Luján, Villa del Lago
(Córdoba) y los viajes a Europa. Aficionada a la jardinería plantó y cuidó los
jardines de los lugares en donde vivió con su familia. Especial referencia
merecieron el propio jardín en el casco de Los Talas, así como el jardín de rosas
ubicado frente a su residencia de Villa del Lago, en Córdoba. Relata su hija que
los transeúntes le pedían flores para llevar al cementerio local y ellas las
obsequiaba112.
La gestión de Jorge M. Furt y Biaus, como se analizará en los capítulos que
siguen, reorienta el sentido de las inversiones y las producciones, de la exclusiva
producción agropecuaria a una complementación de esta con la producción
cultural, libresca y erudita. Resulta evidente que existe “… un antes y un
después…” de su gestión, Celia Etelvina Furt-Biaus y Suárez, su sucesora y sus
cinco hijos: Etelvina Inés (llamada Etelvinita), María Isabel (Isabella), María
Mercedes, Ricardo Pedro (Ricardito) y María Elena Rodríguez Furt, nacidos entre
1955 y 1964, siguen esa tendencia, en consonancia con las realidades de la
segunda mitad del siglo XX y los cambios que a nivel regional e internacional
constituyen su contexto histórico.

112 Ibidem.

63
Figura 19:
Celia Etelvina Furt- Biaus y Suárez de Rodríguez y
Ricardo Rodríguez

En cincuenta años de matrimonio, cuidaron y protegieron la integridad de la


biblioteca. Celia Etelvina Furt- Biaus y Suárez de Rodríguez lideró, como “patrona” y
heredera de la estancia el proceso de “tranqueras abiertas”, que hace participar a Los Talas
y al Archivo y Biblioteca Jorge M. Furt del fenómeno de Turismo de Estancias y Turismo
Cultural.
Fuente: La Razón, “Tesoros ocultos de la literatura y la historia”, Buenos Aires, 18 de
octubre de 1999.

Tanto Jorge M. Furt y Biaus como su hija Etelvina, son los “patrones” de
Los Talas postsubdivisión sucesoria, o sea, de las 890 hectáreas que reciben de
Jorge Aquiles Furt, incluyendo el casco histórico. En la mensura de tierras que
sigue, puede observarse su parte heredada como 1ª Fracción y la de Mariano
Emilio como 2da. Fracción.

64
5.1. Las influencias culturales nativas y europeas.

Alto, algo desgarbado, de ojos claros, Jorge Martín Furt nació el 20 de


mayo de 1902 en Buenos Aires, hijo de Jorge Aquiles Furt y Etelvina Biaus y
Castaño. Estudió en el Colegio Lacordaire de los padres Dominicos franceses, en
Buenos Aires, por el temprano fallecimiento de su madre (1917), cuando él
contaba 15 años de vida, como antes dijimos, en condición de pupilo113.
Dominaba las lenguas clásicas, el francés y el italiano, podía traducir en
inglés y alemán. Realizó estudios en la Universidad de Buenos Aires en Medicina
y en Derecho, luego en Filosofía y Letras, donde si bien no terminó ninguna
carrera, fue Miembro Adscripto Honorario del Instituto de Investigaciones
Históricas, como lo muestra su fluida correspondencia con el Dr. Emilio
Ravignani114. Como Director del Instituto, Ravignani le anuncia en 1926

“… tengo el agrado de adjuntarle la credencial expedida por la Universidad


para su viaje a Europa…”115, becado por el Ministerio de Educación.

113 Luchetti de Fernández Monjardín, María Adela, (1997, 6 de noviembre), “Jorge Martín Furt: un
argentino trascendente”, publicado en el diario La Nación, Buenos Aires, El Civismo, Luján, 17 y 31
de enero y 3 de febrero de 1979 y Biblioteca Jorge M. Furt (folleto con la biografía ampliada),
Luján, 1983, la compilación fue publicada en la Colección “Luján y su gente”, Luján, Librería de
Mayo, 1996, pág. 186.
114 Carta del Dr. Emilio Ravignani a Jorge M. Furt y Biaus, Buenos Aires, 13 de enero de 1925,

Correspondencia de J. M. Furt, 1924- 1945, Caja 14, A E “LT”, AyB “JMF”.


115 Carta del Dr. Emilio Ravignani a Jorge M. Furt y Biaus , Buenos Aires, 3 de marzo de 1926,

Correspondencia de J. M. Furt y Biaus, 1924- 1945, Caja 14, AE “LT“, AyB. “J MF”.

65
Figura 20:
Pinturas y libros

A lo largo de su vida Jorge M. Furt y Biaus adquirió pinturas, como las de la escuela
cuzqueña que se hallan en proceso de limpieza y restauración en la UNSAM (Taller TAREA),
en el marco del Convenio existente entre la Fundación Jorge M. Furt y este centro
universitario.
Fuente: fotografía de la autora, noviembre de 2006.

Es frecuente que en las cartas Ravignani le depare el trato de


“… distinguido amigo…”116, así como le elogie “… su valiente posición ante
la obra de un escritor de tanto volumen y reputación como Ricardo Rojas…”
(refiriéndose a la crítica que Furt hace a “Lo gauchesco en la literatura
argentina” de Ricardo. Rojas)117 .

Más adelante, Ravignani hará una positiva crítica a la obra de investigación


y de edición de Furt, en la que le dice,

116
Ibidem y la del 21 de mayo de 1925.
117Carta del Dr. Emilio Ravignani a Jorge M. Furt y Biaus, Buenos Aires, 14 de abril de 1930,
Correspondencia de J. M. Furt y Biaus, 1924- 1945, Caja 14, AE “LT”, AyB “JMF”.

66
“… he recibido su primoroso trabajo (primoroso en forma y contenido),
sobre la Leyenda de Fray Luis Bolañoz”, lo felicito, sinceramente, por el
esfuerzo de información que revela y el signo de distinción que
traduce…”.118

Hacia 1940 E. Ravignani le escribe a J.M.Furt a Villa del Lago (Córdoba),


“… en lo que se refiere a la publicación del trabajo de Tejeda, que
complacido lo acepto para ser incluido en la serie de publicaciones… (del
Instituto)”119.

Esa relación intelectual con E. Ravignani perduró entre los años 1925 a
1945, aproximadamente, de acuerdo a la información relevada de su
correspondencia. Vuelto Jorge M. Furt y Biaus de Europa y habiendo comenzado
a reunir su Biblioteca, como veremos más adelante, Amalia Ravignani de Moler,
hija de Emilio, ofrece parte del archivo documental de su padre a Jorge M. Furt y
Biaus.
“… quisiera hacer la venta total, fuera del catálogo que le remití, le reservo,
de acuerdo con los herederos, un lote de documentos excepcionales, que
no irán a la venta…”120.

Por lo cual, se puede apreciar la fluida relación en su época de formación y


madurez con la Universidad de Buenos Aires y aquellos responsables de
investigaciones y publicaciones, que marcaron un estado del trabajo histórico,
arqueológico y antropológico, que sirvió de base para el escrupuloso trabajo
intelectual que Jorge M. Furt y Biaus acometiera a partir de la década de 1930, a
su vuelta de Europa. Guardó respeto por sus maestros universitarios: Juan
Agustín García, Emilio Ravignani y Clemente Ricci. En Antropología y Folklore
recibió enseñanzas de Juan B. Ambossetti y Roberto Lehmann Nitsche121.

118 Carta del Dr. Emilio Ravignani a Jorge M. Furt y Biaus, Buenos Aires, 24 de noviembre de 1926,
Correspondencia de J. M. Furt, 1924- 1945, Caja 14, AE “LT“, AyB “JMF”.
119 Carta del Dr. Emilio Ravignani a Jorge M. Furt y Biaus, Buenos Aires, 20 de mayo de 1940,

Correspondencia de J. M. Furt, 1924- 1945, Caja 14, AE “LT”, AyB “JMF”.


120 Carta de Amalia Ravignani de Moler a Jorge M. Furt y Biaus, Buenos Aires, 13 de octubre de

1945, Correspondencia de J. M. Furt, 1924- 1945, Caja 14, AE “LT”, AyB “JMF”.
121 García Hamilton, José Ignacio, Una vocación destinada a perdurar en el tiempo”, Homenajes a

Jorge M. Furt, bisemanario El Civismo, edición digital, 02 de mayo de 2002, Luján, pág. 1.

67
Estuvo en Europa más de dos años, viviendo, trabajando y recorriendo
bibliotecas conventuales. Trabajó fichando libros en la Biblioteca Vaticana, bajo la
dirección del erudito Cardenal Albareda, así como en la clasificación del material
proveniente de las excavaciones de Pompeya y Herculano, sepultadas por las
cenizas volcánicas122. Tomó clases en la Universidad de Nápoles con el profesor
Rafaele Corso, considerado una autoridad en la época en la “ciencia del folklore”.
Con Arturo Farinelli tomó clases de literatura comparada en la Universidad de
Turín123, y compartió veladas con D´Annunzio y sus discípulos, la imagen que
vuelca en el “Libro de Compañía”, sobre la casa de este escritor en las montañas
de Italia, nos deja la impresión de una prefiguración del proyecto de radicar su
biblioteca en las sierras cordobesas, como ya veremos:
“… La casa cuadrada, recia y limpia, sobre el lago Maggiore. Rodeada de
castaños y de ardillas. Su cuarto de escribir lleno de libros. Los muebles de
palo, rústicos y cómodos. La paz silenciosa y profunda de la montaña. La
comida simple – pan y pastas y frutas caseras- en las escudillas de madera,
los vasos del vino doméstico. El sol tibio en el día; el fuego chisporroteante
y perfumado de piñas en la noche mientras nevaba y nevaba. Las sábanas
ásperas de lino oloroso de espliego…”124.

En esta, su obra más madura del período literario, es cuando más


claramente se trasluce la potencia de la experiencia italiana, se encuentra
deslumbrado, frente al buenos Aires todavía aldeno, Italia lo ha fascinado…
“… Italia todo lo puede…”,
… afirma en el mismo texto, y, como se verá más adelante en la presente
investigación, es posible percibir los rasgos de esos ámbitos académicos de
lugares italianos en su casa y proyecto de biblioteca en Córdoba, en sus diseños
personales de la arquitectura, en su elección de mobiliario, en su parquización,
etc. Así como es posible percibirlos, a partir de 1950 en la concreción del mismo
proyecto que se lleva a cabo en Luján. Estuvo en la Real Universidad de Roma, la

122 Furt- Biaus y Suárez, Celia Etelvina, “Prólogo a la Antología de Jorge M. Furt”, Buenos Aires,
Secretaría de Cultura de la Nación/ Editorial Bonum, 1994, pág. 14.
123 Ibidem.
124 Furt y Biaus, Jorge M., “Libro de Compañía... op. cit, pág. 160.

68
Sapienza, y brindó una Conferencia sobre Angel Estrada el 18 de mayo de 1926.
Dice su hija Etelvina “… tenía 23 años…”125
Por el valor de sus trabajos sobre folklore, en Europa fue incorporado como
miembro a instituciones dedicadas a los estudios americanistas: el 30 de mayo de
1927 a la Hermann Barth Gesellschaft de Berlín y Viena, por iniciativa del Profesor
Friedrich Krauss, y el siguiente 20 de junio a la Société des Américanistes de París
por invitación del destacado cientista Paul Rivet 126. Es muy interesante comprobar
la percepción que de Furt tienen los europeos, al que ven como a un
“americanista”, así como en el medio local se hace sentir su influencia
“europeísta”.
De este viaje a Europa, que completa pasando de Italia a Suiza, Francia y
Austria recoge una gran experiencia en el conocimiento de las Bibliotecas,
religiosas y laicas, al igual que las bibliotecas conventuales, en que había
trabajado y vivido en Argentina. Allí convergen sus experiencias nativas con las
nuevas vivencias europeas, ya que en Argentina, como pupilo de los dominicos de
Lacordaire, había tenido ocasión de viajar y trabajar en las bibliotecas
conventuales de las provincias de Santa Fe y Córdoba127. Este dato no es menor
al momento de evaluar, por un lado su aficción y aprecio, así como su
conocimiento específico sobre manuscritos y libros antiguos, y por otro lado,
resulta clave para aquilatar la red de contactos que, probablemente en su primera
juventud fuera cultivando de manera no intencional, relacionándose con
bibliotecarios, archiveros y libreros en Argentina y en Europa, vitales como se
analizará más adelante, para la concreción de su proyecto bibliófilo.
“La biblioteca, toda antigua, recibe mi adolescente cariño por los libros
viejos. Uno por uno todos me dan su algo – cuanto pueden darle a un
muchacho sin años, desentendido-: cierta página linda, cierta ilustración de
madera, cierta línea elocuente, cierta portada estudiada en letras, tintas y
formas, cierta encuadernación que pide una mano para tenerla. Las polillas
y yo viviremos juntos un buen tiempo…”128, dice J.M.Furt en su “Libro de
Compañía”.

125 Furt-Biaus y Suárez, Celia Etelvina, “Prólogo a la... op.cit., p. 14.


126 Ibidem.
127 Furt y Biaus, Jorge M., “Libro de Compañía... op.cit., págs. 43
128 Furt y Biaus, Jorge M., “Libro de Compañía... op. cit, pág. 45.

69
En su retorno a la Argentina, Jorge M. Furt y Biaus trae varios cajones de
libros comprados, especialmente en Italia. Allí fue relevante su relación con el
eminente librero y entendido en materia de libros Leo S. Olschki, propietario de
librerías en Roma y en Florencia, con el que ya desde Argentina Jorge M. Furt y
Biaus siguió mateniendo una copiosa correspondencia, como se informa más
adelante en la presente Tesis129. Reunidos con los libros franceses heredados de
su madre, conformarán el comienzo de su colección. Su amigo Ricardo Molinari lo
asesoró también en la adquisición de obras, especialmente de poesía e impresos
antiguos españoles. En los sucesivos años, el librero Jorge Peña, desde Cordoba
y el anticuario Jorge Rothstein, en Buenos Aires lo asistieron en la adquisición de
primeras ediciones y ejemplares valiosos130.
Hacia 1931, año en que nace su hija Celia Etelvina Furt-Biaus y Suárez la
biblioteca ya cuenta con un crecido número de ejemplares que la familia de Jorge
M. Furt va trasladando consigo a los distintos domicilios que habita en la ciudad de
Luján, como puede apreciarse en las imágenes 64 y 65, de las viviendas en que
residió la familia en la década de 1930.
Jorge M. Furt reunió materiales provenientes de otras calificadas bibliotecas
que, por distintas circunstancias, se vendían o corrían el riesgo de que sus
ejemplares se dispersaran. Fue el caso de la biblioteca de Abel Chaneton, de cuya
correspondencia con la viuda a propósito de la adquisición de los libros, se analiza
más adelante. También se incorporarán volúmenes de la colección de libros de
Eleuterio Tiscornia, a la vez su profesor de guitarra, como se verá en el análisis de
la correspondencia. J.M.Furt adquirió igualmente las bibliotecas de Clemente
Fregeiro, Víctor Tappone y Arturo Marasso131.

129 Fraga, Rosendo, “Biblioteca y Archivo Furt, un tesoro argentino a descubrir”, en Asociación
Amigos del Museo de Bellas Artes, Buenos Aires, 2003, en http://
www.aamnba.com.ar/otras_furt1.asp. pág 2, (fecha de consulta 25 de septiembre de 2007).
130 García Hamilton, José Ignacio, Una vocación destinada a perdurar en el tiempo”, Homenajes a

Jorge M. Furt, bisemanario El Civismo, edición digital, 02 de mayo de 2002, Luján, pág. 2 (fecha
de consulta 25 de septiembre de 2007)
131 Fraga, Rosendo, “Biblioteca y Archivo Furt, un tesoro argentino a descubrir”, en Asociación

Amigos del Museo de Bellas Artes, Buenos Aires, 2003, en http://


www.aamnba.com.ar/otras_furt1.asp. pág 2, (fecha de consulta 25 de septiembre de 2007).

70
En 1946 adquiere de los descendientes de un hijo natural de Juan Bautista
Alberdi, pensador liberal, jurisconsulto y diplomático, su archivo personal,
utilizando para ello el dinero obtenido ($40.000) de la hipoteca del campo de
Bragado (estancia La Colorada, como se ha analizado antes en esta Tesis), de
680 hectáreas. De esta manera evitó la dispersión del archivo y su posible venta a
compradores brasileños132 . Dicho archivo está compuesto por: un fondo
documental de 119 libretas y hojas sueltas de apuntes, borradores y originales,
7.190 cartas cuyo destinario fue Alberdi 8 fechadas entre 1832 y 1884, firmadas
por figuras públicas de la época, 225 cartas a terceros, pero relacionadas con las
anteriores, legajos con documentación jurídica, diplomática, política y privada,
legajos con documentos escritos de terceros133
La adquisición del Archivo Alberdi evidencia a las claras el transpaso de
capitales que se propone como explicación en el presente trabajo desde el sector
agropecuario al cultural- erudito. Celia Etelvina Fur- Biaus y Suárez de Rodríguez
aclara con mayor precisión en el Estudio Crítico a la Antología de su padre:
…” Lo había adquirido en 1946, a la viuda de don Francisco Cruz, quien a
su vez lo obtuvo de la señora Josefa Escobar Sársfield de Pérez, a cuyo
cuidado viviera sus últimos años Manuel Alberdi, muerto en 1900 sin
sucesión, poseedor de los papeles de su ilustre padre en virtud de un
arreglo celebrado con los únicos herederos legítimos de Juan Bautista
Alberdi, hijos de su hermana doña Tránsito Alberdi de García”134.

5.2. El laberinto en la pampa: la Biblioteca en Los Talas

Luego del fallecimiento del hijo de Jorge Martín Furt, Jorge Mariano Furt-
Biaus y Suárez (1933- 1950), en un accidente automovilístico en la ruta camino a
la residencia de Villa del Lago, y por no desear regresar a ese lugar la esposa de

132 Ibidem y Entrevista a Celia Etelvina Furt – Biaus y Suárez de Rodríguez, 24 de septiembre de
2007.
133 Sobre el Archivo Alberdi están llevándose a cabo estudios específicos desde la Escuela de

Humanidades de la Universidad Nacional de San Martín, entre los editados figura, (2004), “Archivo
Alberdi”, Centro de Investigaciones Filológicas “Jorge M. Furt”, Escuela de Humanidades,
Universidad Nacional de San Martín, Buenos Aires, versión en Disco Compacto (CD), y Burucúa,
José Emilio (Director General), (2004), “Papeles, ganados e ideas”, proyecto de investigación
presentado a la SECyT en noviembre de 2004, Lois, Elida, “Archivo Alberdi”, mimeo. Integraremos
este Proyecto de Investigación realizando la investigación de las relaciones políticas y
socieconómicas en el Archivo de Estancia.
134 Furt- Biaus y Suárez, Celia Etelvina, (1994), “Antología a …, op.cit, pág. 24.

71
Furt, Celia Suárez, se decide el traslado de la Biblioteca a la estancia Los Talas,
de Luján135.
Entre 1940 y 1950 el establecimiento agropecuario Los Talas continuaba
su desenvolvimiento con tareas rurales mixtas, es decir que se realizaba
ganadería, fundamentalmente bovina y agricultura subsidiaria en función de
aquella. Otras actividades como la horticultura, fruticultura, cría de caballos,
ovejas, cerdos y aves de corral tenían que ver con el autoabastecimiento en esos
rubros. La llegada de la Biblioteca, destinada al uso familiar y de un escogido
número de amigos, no alteró el desarrollo de las tareas del agro, pero sí demandó
cierta inversión para su instalación y la continua adquisición de libros y
documentos.
La Biblioteca describe un periplo que reproduce el itinerario de residencias
de la familia. Se recordará que a los libros heredados por Jorge M. Furt y Biaus a
la muerte de su madre en 1917, se sumaron los adquiridos en Europa y que luego
siguió comprando en diversos países, en las décadas de 1920 y 1930. Este fondo
bibliográfico fue reunido en las dos viviendas que Jorge M. Furt y Biaus alquiló
para vivir con su familia en la ciudad de Luján. Ante el nacimiento de Celia Etelvina
Furt- Biaus y Suárez y, en 1941 el fallecimiento de su padre, Jorge Aquiles Furt, la
familia se muda a Córdoba. Se pretende subrrayar el hecho de que más allá de la
decisión accidental de mudar la biblioteca a Luján, ante la muerte de su hijo Jorge
Mariano Furt- Biaus y Suárez en 1950, Jorge M. Furt y Biaus vivió e hizo crecer su
biblioteca como parte de su proyecto de vida. Ese estilo de vida y compromiso con
la unidad del patrimonio reunido fue transmitido a su hija sobreviviente Celia
Etelvina Furt- Biaus y Suárez de Rodríguez como una misión. Ella lo toma para sí
y transmite a su familia como un compromiso de continuidad, a la vez identitaria y
legitimante, que se evidencia en las decisiones tomadas a partir de 1971 cuando,
al fallecer su padre, se hace cargo de la estancia y asume la apertura del Archivo
y Biblioteca a diferentes públicos.

135 Entrevista a Celia Etelvina Furt–Biaus y Suárez y Ricardo Rodríguez, 21 de junio de 2000.

72
Debía buscarse un lugar físico donde instalar la Biblioteca. En el casco de
Los Talas, recordamos la existencia de dos casas patronales: la “vieja” de 1824 y
la “nueva” de 1860. Furt decide emplazar la Biblioteca hacia el sur de esta última.
Prácticamente “apoyándola” sobre la fachada de estilo italianizante que el
constructor Palet había diseñado para su frente.

Figura 21:
Vista del frente de la “Casa Nueva” (1860)

Este es el detalle del primitivo frente de la casa que queda convertido en parte del
Patio de las Bibliotecas, al “apoyarse” sobre él, en 1957, el diseño arquitectónico que
albergó al Archivo y Biblioteca Jorge M. Furt en Los Talas.
Fuente: fotografía de la autora, noviembre de 2002.

Se configura un patio cuadrangular, enmarcado por dos alas y un cuerpo de


edificación que las une en disposición de “C”. En el tramo paralelo al frente de la
casa, mostrado en la Figura 22, de disposición transversal, Furt hizo colocar dos
puertas, una de dos hojas de madera maciza que desafía los vientos del suroeste
y una “transparente”, construida en hierro forjado a martillo, que comunica al
patio, remedando un aire andaluz.

73
Figura 22:
El Patio de las Bibliotecas

En la imagen puede apreciarse el lado opuesto del patio de las Bibliotecas que se ha
mostrado en la Figura 77, del antiguo frente de la “casa nueva”. El elemento central y
organizador de la circulación es la palmera correntina, plantada allí a fines del siglo XIX. En
su entorno se ubican las salas de la Biblioteca. Al fondo se distinguen las puertas de hierro
y de madera, respectivamente, marcando el “adentro” y el “afuera” del ámbito bibliotecario.
Fuente: fotografía de la autora noviembre de 2002.

Los materiales de la construcción de la biblioteca fueron comprados en


remates de antigüedades y de demolición de la zona, lo que aporta un aire

74
histórico que Furt deseaba recrear136. Por ejemplo, la puerta de la biblioteca fue
comprada al párroco de San Andrés de Giles, como reza el comprobante
respectivo
“…28 de mayo de 1943,… Puerta de iglesia de San Andrés de Giles a
Estancia “Los Talas”, … Recibo $625 (Pérez), Comisión $50 (Manzo), Flete
$30 (Romeo), total: $705…”137.

En medio del patio quedó la palmera correntina, cuya factura de compra ha


sido relevada durante el período de la estancia moderna. Es frecuente que en ella
aniden parejas de “buhos de campanario”, presentes hasta la actualidad, lo cual
aumenta el atractivo del lugar para quienes lo interpretan como un símbolo de la
sabiduría atesorada en las ocho salas circundantes, recordando la mitología
griega y su asociación de las lechuzas y búhos con la cuestión del saber.

5.3. La obra del escritor y editor

Dice Celia Etelvina Furt- Biaus y Suárez en el Estudio Preliminar a la


“Antología de Jorge M. Furt” que, con la publicación de su “Cancionero Popular
Rioplatense, Tomo I”, su padre dio comienzo a su oficio de estudioso y escritor,
con,
“… solamente veintiun años…”138 .
Pero, se pregunta León Benarós:
“… ¿Quien es este hombre al que la literatura oficial de nuestro país casi
ignora, o, por lo menos, desatiende?...”139.

La obra de Furt excede las sesenta publicaciones, de entre las muchas


recopilaciones y clasificaciones existentes, se ha preferido la de M.A. Luchetti de

136 Entrevista a Celia Etelvina Furt- Biaus y Suárez y Ricardo Rodríguez, 28 de enero de 2002.
137 Comprobante de compra de puerta de la Biblioteca de Los Talas, de la Iglesia de San Andrés de
Giles a Jorge M. Furt, 28 de mayo de 1943,en Correspondencia de J.M.Furt y Biaus, 1924- 1945,
Caja 14, en AE “LT”, en AyB “JMF”
138 Furt- Biaus y Suárez, Celia Etelvina, (1994), “ Antología a …op cit, pág., 11
139 Benarós, León, (1973), “Un humanista argenino en Italia”, Buenos Aires, Lyra, año XXXI, Nos

225/27, en Luchetti de Fernández de Monjardín, María Adela, (1997), “Jorge Martín Furt..op. cit,
pág 217.

75
Fernández de Monjardín, porque combina el respeto de la naturaleza de las obras
con su aparición cronológica. (Ver Anexo).

De las múltiples perspectivas que presenta la obra intelectual de Jorge M.


Furt y Biaus, la especialista en Fillogía, Élida Lois rescata:
“Furt fue un filólogo, entendiendo la Filología como “reconstrucción de la
materialidad del texto, de todos los niveles de significación y del contexto en
el que interactúa” (es decir, en el sentido que le asignan, “recuperándola”,
los semiólogos, los filósofos del lenguaje y los sociologistas que hoy
examinan críticamente las limitaciones de la semiótica)…”140

Figura 23:
Antiguo emplazamiento del “Espinillo”

Inspirado en el campo, sus presencias, las costumbres de sus gentes, en 1930 Jorge
M. Furt y Biaus publica en La Nación “El Espinillo”, con ilustraciones de Macaya. Alude
al espinillo nativo, crecido en el frente de la “casa antigua” (1824), símbolo de lo agreste
del lugar. La fotografía muestra su emplazamiento original.
Fuente: fotografía de la autora, mayo de 2003.

140 Lois, Ëlida, “Instituto de Investigaciones Filológicas Jorge M. Furt”, Origen del nombre, en
Universidad Nacional de San Martín (UNSAM).
http//www.unsam.edu.ar/escuelas/humanidades/centro/c_furt/presentación, p. 1. (fecha de consulta
25 de septiembre de 2007).

76
De la información relevada se desprende que la obra de Furt ha sido vasta,
que ha transitado temáticas de la cultura europea (la mitología clásica, el
renacimiento, las órdenes religiosas españolas), así como americanas (la
acción de dichas órdenes en América, las culturas indígenas, las tradiciones
populares, el folklore). Ha revestido diversas formas poéticas (sonetos,
elegías), y narrativas (ensayo histórico, cuento, artículos periodísticos,
prólogos). Se puede decir que ha tenido etapas, recorriendo desde sus veinte
años hasta los casi setenta con que fallece, primando los estudios del folklore,
entendido como “ciencia”, con enfoques propios de la Antropología y la
Historia de la Cultura, especialmente de pueblos indígenas y comunidades
criollas argentinas. Luego abordando una etapa literaria, la que representa el
trayecto culto en sus temas y en sus formas, pero recreando, temáticamente el
mundo rural, el ámbito pampeano y serrano cordobés, donde sus experiencias
personales y familiares se mezclan con sus estudios sobre las tradiciones.
Respecto de la calidad de su obra, decía Daniel Devoto al comentar su
“Libro de Compañía”…
“El primero que me habló de Furt fue Eduardo Jorge Bosco. Recuerdo
cómo andaba con el Libro de prosa, y con la Antología gauchesca, como
nos hizo leer, a Salas y a mí, el Echeverría. Ahora – promesa de Don
Francisco, y cumplimiento de Don Osvaldo Colombo- tengo en las manos el
Libro de Compñía, lindo título para tan lindo libro…Lindo libro, con tantas
cosas buenas, y a veces con tantas que en otros serían defectos (defecto
es “falta de”) y que en Furt son Furt. Y es que a Furt no puede medirselo en
gramáticas: escribe más allá de toda superstición palabrera, y puede
permitirse (sin osadía, y con tranquilidad auténtica) sus conjugaciones
insólitas y la sonante riqueza de ciertas palabras castellanas que ya nadie
se atreve a escribir…”141.

Estas consideraciones analíticas captan muy claramente el estilo


personalísimo, a juicio de Devoto: la lectura de Furt, produce cierta
desorientación, permite un encuentro en elementos culturales en común, y a la vez
originales de la realidad sobre la que narra.

141 Devoto, Daniel, (1940- 1941), “Jorge M. Furt… op.cit., págs. 145 t 146.

77
Respecto de las temáticas que transitan, “Libro de Compañía”, Tomo I, en
buena medida autobiográfico (se recuerda que el Tomo II permanece inédito),
D.Devoto reconoce “amigos y presencias en común”. Respecto de los primeros
señala:
“… en admiración y hasta en trato: a Francisco Capello, Güiraldes,
Ricardo Viñes, Arturo Farinelli, Don Eleuterio Tiscornia, Morera,
Borges, Molinari…”142; y entre las segundas presencias que también
forman compañía: su infancia en el campo que ahora también es
nuestra, y la de los altos nombres que ruedan en este libro de
recuerdo y recreación: Leopardi, Chenier, Don Juan de Pineda,
Guerin y Echeverría, la catedral de Chartres; D´Annunzio y las
iglesias italianas: porque Furt es quizás el único escritor nuestro que
siente el fuerte peso de Italia, directa o indirectamente en nuestra
cultura latina…”143.

En algunas obras conjugaba sus talentos como investigador y escritor, a la par


de los de editor, al respecto Emilio Ravignani, elogia a Furt en obra de tempranos
veinticuatro años
“… He recibido su primoroso trabajo (primoroso en forma y contenido)
sobre la “Leyenda de fray Luis de Bolaños”, lo felicito, sinceramente, por
el esfuerzo de información que revela y el signo de distinción que
traduce…”144.

142 Ibidem.
143 Ibidem.
144 Carta del Dr. Emilio Ravignani a Jorge M. Furt y Biaus, Buenos Aires, 24 de noviembre de 1926,

en Correspondencia de J.M.Furt y Biaus, 1924- 1945, Caja 14, en AE “LT”, en AyB “JMF”.

78
Figura 24:
Escritorio de Jorge M. Furt y Biaus en Los Talas

En el ala norte de la Biblioteca, en un pequeño rincón, se encuentra el escritorio de


Jorge M. Furt en Los Talas .El amoblamiento de madera oscura y austera recuerda su
encritorio en Villa del Lago, pero el espacio de aquel era de mayores dimensiones,
consagrándole a este uso una habitación completa. En la pared del fonde se distinguen los
retratos del escritor (fotografía) y de Celia Etelvina Furt y Biaus de Rodríguez ( acuarela de
Constante Palladini).
Fuente: fotografía de la autora, febrero de 2004.

Es reconocido por sus críticos en su perfil de “mecenas”…,

79
“Heredero de bienes materiales, los puso al servicio del espíritu. Salvó
libros, cuadros y colecciones de la indiferencia, del olvido y la
expatriación… Ayudó a escritores y a artistas y reeditó libros agotados.
Desinteresadamente… Las ediciones fueron generalmente limitadas, y
sus obras, extensas o no, distribuidas entre amigos, gente de letras y
bibliófilos… fue excepcional su preocupación y amor por cada edición.
Elegía el papel – se podía entonces-, el tipo de letra, la diagramación,
las viñetas. Cuidaba a la perfección de las ilustraciones. Por eso estuvo
siempre ligado a los Colombo, artistas impresores excepcionales…”145.

Se rescata de esta cita, además de la explícita descripción de los méritos


de Furt como editor, la interpretación de la autora sobre la utilización de los bienes
personales heredados por Furt para financiar obras culturales146.
Con respecto a la exploración de la estrecha relación de Jorge M. Furt y
Biaus con los libros, y para evitar redundancia, el presente apartado se centra en
el análisis en una selección de situaciones puntuales que evidencian la naturaleza
de su erudición y bibliofilia.
Jorge Martín Furt lega una obra caracterizada por un eclecticismo
testimonio de las tendencias de su época, su historia de vida y gustos personales.
Así su cercanía con los libros y las bibliotecas, su herencia cultural francesa, cierta
vocación abarcativa entre las ciencias y el arte, reflejada en su amplia inscripción y
nula conclusión de las carreras universitarias formales, caracterizan los trazos
generales del perfil de su obra literaria.
En 1960 J.M.Furt divide su biblioteca y archivo en 7 Secciones o
Cuadernos: 1. Libros Antiguos, 2. Literaturas, 3. Historia y Geografía, 4. Varias
materias, 5. Diarios, Revistas y Publicaciones Periódicas, 6. Archivo Alberdi y 7.
Manuscritos, Correspondencia, Archivo Familiar y de la Estancia 147. Los seis
primeros serían acreedores de introducciones de intelectuales amigos como
Rafael Alberto Arrieta, Narciso Binayán, Domingo Buonocore, Ricardo Caillet Bois,
Jorge M. Mayer y Arturo Marasso. El último tendría a su cargo la Biblioteca

145 Luchetti de Fernández de Monjardín, María Adela, (1997), “Jorge M. Furt, ... op. cit., págs 195-
196.
146 Entrevista a Celia Etelvina Furt- Biaus y Suárez, 1 de febrero de 2005.
147 Rodríguez, Ricardo, (1991), “Biblioteca y Archivo Furt”, Buenos Aires, Centro de Estudios para

la Nueva Mayoría pág. 7.

80
Antigua, mientras que J.M.Mayer el Archivo Alberdi, en el que de hecho trabajó
para su investigación de la obra “Alberdi y su tiempo”148.
Ingresando a la biblioteca por la galería de la “casa nueva”, en la primera
sala se encuentran los recuerdos familiares, cuadros, esculturas, platería antigua,
marcas de ganados, latas de esquilar, un piano antiguo fabricado en Hamburgo en
el siglo XIX. Entre otras obras se encuentran los “Cuadernos de Historia de
España”, dirigidos por Claudio Sánchez Albornoz entre 1947 y 1987; la colección
completa de la “Biblioteca de la Nación” del diario La Nación desde 1901; 200
ediciones de partituras de tangos; 250 libros encuadernados, entre los que se
encuentran catálogos de bibliotecas, universidades y otras instituciones, así como
libros de música y espiritismo. Este detalle fue realizado por el propio Furt y
publicado por Ricardo Rodríguez, en el citado Catálogo del Centro de estudios
Unión para la Nueva Mayoría149.
En esta sala también se encuentran enmarcados una carta original de Fray
Luis Bolaños y un grabado dedicado a Santa Juana de Aza. Testimonio de la
vinculación de Furt con los Dominicos, así como su obra sobre fray Luis de
Tejada. Existe también una colección Vita Christi Cartuxano, el primer libro salido
de la imprenta de Alcalá de Henares entre 1502 y 1503 de Ludolfo de Saxonia,
otra edición de esta obra de París de 1534. También se cuenta con el Cortegiano
del Conde Castiglione, famosohumanista italiano, edición publicada en 1528, y
una segunda publicada en español realizada en Toledo en 1539.
Sobre autores griegos se encuentran las ediciones de Platón de Jehan Petit
de 1533, de los latinos hay una edición de la Metamorfosis de Ovidio de 1509 y de
Cicerón varios ejemplares que van desde la edición de Florencia de 1532 a la de
Valencia de 1780150. Existen numerosas obras del siglo XVIII ofrecidas a la
Biblioteca Furt por su amigo el poeta Ricardo Molinari el 20 de noviembre de 1932

148 Fraga, Rosendo, “Biblioteca y Archivo Furt, un tesoro argentino a descubrir”, en Asociación
Amigos del Museo de Bellas Artes, Buenos Aires, 2003, en http://
www.aamnba.com.ar/otras_furt1.asp. pág 2, (fecha de consulta 25 de septiembre de 2007).
149 Rodríguez, Ricardo, (1991), “Biblioteca y Archivo Furt”, Buenos Aires, Centro de Estudios para

la Nueva Mayoría.
150 Fraga, Rosendo, “Biblioteca y Archivo Furt, un tesoro … op.cit.

81
mientras los Furt- Biaus vivían, un año después de nacer Celia Etelvina, en la
citada primera casa de la ciudad de Luján.
Cabe destacar la presencia del Oráculo Manual y Arte de la Prudencia de
Baltazar Gracián, ejemplar considerado “incunable”, publicado en Huesca en en
1647. De este original Jorge M. Furt y Biaus hizo 300 ejemplares facsimilares, en
la imprenta Coni en 1963. En 1931 incorpora la biblioteca Fregeiro, de 20.000
volúmenes, especializada en obras del siglo XVIII151.
En la Sala que oficiaba como escritorio de Jorge M. Furt y Biaus, se han
organizado las obras del autor, publicadas e inéditas, estudios de folklore, lírica,
colección de estudios y textos literarios y diversos apuntes.
En la Sala de las Literaturas se hallan libros de literatura española y de
otras lenguas. Existen cancionesros, ediciones facsimilares del Quijote… de
Cervantes Saavedra, numerosas traducciones de la obra de Dante Alighieri, libros
en francés e italiano y curiosidades bibliográficas, como una colección de autores
latinos editados en París de 1850 (27 volúmenes)152
La sala de historia y geografía y literatura argentina y americana es
imponente dada su estructura cuadrangular y su disposición de libros del piso al
techo en todas sus paredes. Guarda obras historiográficas de numerosos países
americanos, existinendo un mayor número de José de San Martín y de Juan
Bautista Alberdi. Se destaca una edición del Primer Censo Argentino de 1869153.

Las restantes salas contienen catálogos (la más pequeña de la Biblioteca) y


el Archivo Documental, compuesto por el Archivo Alberdi (Ver detalle en Anexo 2),
Archivo de Correspondencia y de Estancia. Estos últimos relevados por primera
vez en sus documentos originales para la investigación de esta Tesis.

151 Ibidem.
152 Ibidem.
153 Ibidem.

82
Figura 25:
Interior de la Sala de Literatura Biblioteca Jorge M. Furt.

En el ala sur, el ingreso a la Biblioteca se realiza por la Sala de Literatura, sobre el


escritorio una réplica de la “Victoria de Samotracia”, escultura helénica destinada a ser un
“mascarón de proa”, realizada en yeso y traida de Italia en 1940. En torno a la maciza mesa
central, donde trabajara Ricardo Rodríguez como curador de la Biblioteca, las estanterías
de cedro cubren las paredes desde el piso hasta el techo de la sala.
Fuente: fotografía de la autora, febrero de 2003.

83
La contribución de Jorge M. Furt y Biaus a la Exposición del Libro,
Conmemorando el Quinto Centenario de la Invención de la Imprenta (1940), con la
incorporación del Archivo de Juan Bautista Alberdi (1946), es todo un símbolo de
la época fundacional de la Argentina. Así como su participación en el II Congreso
de la Industria Gráfica (1964); ambos acontecimientos constituyen sólidos
testimonios de su estrecha vinculación con el mundo erudito y bibliófilo,
concretado, invirtiendo el patrimonio heredado y producido, de origen
agropecuario en bienes culturales.
En 1940 se produce en Buenos Aires la Exposición del Libro
Conmemorando el Quinto Centenario de la Invención de la Imprenta, organizada
por Teodoro Becú, exponen los siguientes miembros de la Sociedad Bibliófila
Argentina: Eduardo J. Bulrich, Carlos M. Mayer, Alejandro Shaw, Jorge Beristayn,
Carlos A. Pueyrredón, Carlos Ahumada, Marcelo Schlimovich, Jorge M. Furt y
Biaus. Quien expone :
“La Leyenda de Fray Luis Bolaños”, de su autoría, impreso en Florencia, en
1926, numerados del 1 al 5, en papel antiguo 154

Es evidente la clara pertenencia de Furt al círculo de la bibliofilia argentina,


incluso institucionalmente. Es muy interesante constatar que su caso puede
compararse con el de Eduardo J. Bullrich, cuyo pecunio proviene, como el de Furt,
de las actividades agropecuarias, particularmente por ser descendiente de una
familia de terratenientes y consignatarios de hacienda.

154Ros, Vicente, (2001), “Furt bibliófilo », Buenos Aires, Disertación pronunciada en la Sociedad
científica Argentina, el 24 de octubre de 2001, Homenaje a Jorge M. Furt y Biaus, Artesanías
Gráficas.

84
Figura 26:
Parte de la hemeroteca:
(Archivo y Biblioteca Jorge M. Furt (2007)

En la Biblioteca se encuentran diversos periódicos y diarios locales, nacionales y


algunos ejemplares extranjeros archivados de la manera que muestra la fotografía.
Fuente: fotografía de la autora, noviembre de 2006.

85
Figura 27:
El interior del Archivo y Biblioteca “Jorge M. Furt”

En el interior de las ocho salas se alinean del piso al techo 40.000 volúmenes,
aproximadamente. Al fondo de la imagen que muestra la fotografía se guarda el Archivo de
Estancia, relevado de la documentación original en la presente Tesis.
Fuente: fotografía de la autora, septiembre de 2002.

86
Figura 27:
Frente del Archivo y Biblioteca “Jorge M. Furt”

Puede observarse la puerta de amplias hojas de madera maciza comprada por Jorge
M. Furt y Biaus a la iglesia de San Andrés de Giles, según prueba la documentación. Por
detrás aparece la doble puerta forjada en hierro que comunica con el “Patio de las
Bibliotecas”. Delante, en un cantero, un ceibo, la flor nacional argentina, como parte de la
parquización implantada.
Fuente: fotografía de la autora, diciembre de 2003.

87
Figura 28:
Archivo y Biblioteca

En el marco del proyecto de recuperación y refacciones encarado entre la Fundación


Archivo y Biblioteca Jorge M Furt y la UNSAM, permaneció cerrado por tres meses el acceso
al casco de la estancia.
Fuente: fotografía de la autora, septiembre de 2007.
Figura 29:
Cantero en forma de isleta de ceibos frente a la Biblioteca

88
El ceibo como “flor nacional” fue una inspiración para Jorge M. Furt, que lo hizo
colocar frente a su Biblioteca. Fue un precursor de los estudios nativistas y flokloristas en
Argentina.
Fuente: fotografía de la autora, septiembre de 2007

En 1964 se celebra en Buenos Aires el II Congreso de la Industria Gráfica


Argentina, con la Dirección Técnica de Raúl Macio Rosarivo. El tema fue: “Formas
y etapas de los Libros”, los aportantes de mayor cantidad de ejemplares fueron:
“R.M .Rosarivo, Antonio Llano Díaz de Quijano, Marcelo Schlimovich,
Gustavo Fillol Day, Guillermo Kraft y Jorge M. Fur y Biaus….”155.

Es destacable la coincidencia de la figura de J.M. Furt y Biaus con la de M.


Schlimovich, en este evento como en la Exposición por el Quinto Centenario de la
Imprenta de 1940. Por la correspondencia de Furt, sabemos que Guillermo Kraft
formaba parte también de los editores a quien Furt llevaba pedidos de trabajo. En
este Congreso Furt presentó:
“32 libros, dos incunables, veinte del siglo XVI, dos del siglo XVII, siete del
siglo XVIII y uno del siglo XIX… “156,

en la disertación no se dice cuales fueron las obras, pero de todos modos,


se evidencia un claro muestrario del fondo que se estaba formando y que se
conoce como la Biblioteca Antigua, de la que su yerno Ricardo Rodríguez preparó
un catálogo muy útil y completo. 157
Jorge M. Furt y Biaus participó como miembro y dirigente de diversas
instituciones culturales, especialmente relacionadas con el estudio y el cuidado de
los libros como el Instituto de Investigaciones Históricas de la Facultad de Filosofía
y Letras de la Universidad de Buenos Aires, la Academia Argentina de Letras, la
Asociación Folklórica Argentina, el Instituto Hermann Barth Gesellcheft de Viena
(dedicado al estudio del folklore), el Complejo Museográfico “Enrique Udaondo” de
Luján, y la Asociación Cultural Florentino Ameghino de Luján158. Respecto de esta

155 Ros, Vicente, (2001), “Furt Bibliófilo »… op. cit.


156 Ibidem.
157 Rodríguez, Ricardo, (1991), “Biblioteca y Archivo Furt”, Buenos Aires, Centro de Estudios para

la Nueva Mayoría.
158 Fraga, Rosendo, “Biblioteca y Archivo Furt, un tesoro … op.cit, pág 2.

89
última, en el marco de la obra cultural de Jorge M. Furt y Biaus volcada a la
escala local, desde 1933 a 1939 fue miembro de la Comisión Directiva, desde
1934 se desempeñó como Director de Publicaciones de la Biblioteca y desde 1936
como Presidente de la Comisión Directiva. Aportó su actividad, conocimiento,
contactos personales y profesionales y, finalmente dinero y recursos para llevar
adelante la obra institucional159. Ejemplo de sus acciones son la edición y
sostenimiento económico del Boletín mensual de la Asociación, como medio para
comunicar las actividades realizadas por la institución al público en general.
También publicó catálogos de exposiciones y los libros de la Nueva Biblioteca
Argentina, incluyendo obras de Javier Villafañe, Ricardo Molinari y las “20
estampas de Luján” de Constante Orlando, las que pueden apreciarse en su
Biblioteca. Además, Jorge M. Furt y Biaus adquirió para la Asociación Cultural
Florentino Ameghino de Luján un predio de 4 hectáreas en el barrio La Loma de
Luján, destinado a instalar un club polideportivo (hoy predio del Luján Rugby
Club), para esparcimiento de los socios. De ello, en el marco de los homenajes
realizados en Luján por el centenario de su nacimiento, mayo de 2002, Hugo
Cortabarría, presidente de la asociación Cultural Ameghino, concluye:
“…fue la época de oro de la Asociación…”160

159 Cortabarría, Hugo, “Jorge M. Furt y la Asociación Cultural F. Ameghino”, en El Civismo,


bisemanario de la ciudad de Luján, mayo de 2002, en http://72.14.205.104 (fecha de consulta
25/09/07)
160 Ibidem.

90
Figura 30:
Sala de Libros Antiguos
Biblioteca Jorge M Furt

La sala de Libros Antiguos es el sector más valioso y valorizado de la Biblioteca,


configurada a partir de un “núcleo” que está destinado a recibir mayor seguridad en el
Proyecto a llevarse a cabo entre la Fundación Jorge M. Furt y la UNSAM. Entre los objetos
que se atesoran con los libros, se puede observar que en el centro de la sala se encuentra
un atril de madera de cerezo, con una fotografía de Ricardo Rodríguez, bibliotecario y
curador del Archivo y Biblioteca, desde el fallecimiento de su suegro y creador, JMFurt
hasta su muerte (18 de abril de 2004).
Fuente: fotografía de la autora, noviembre de 2006.

91
CONSIDERACIONES FINALES

En el presente trabajo se ha explorado la relación entre la estancia Los


Talas y la literatura de Jorge M Furt, en relación con la valorización patrimonial de
la pampa, en especial de la pampa ondulada. El sitio de la estancia en partido de
Luján, provincia de Buenos Aires, aporta un caso testigo del proceso de
transformación regional de la pampa ondulada que se inicia, precisamente, con la
fundación de Buenos Aires y el reparto de tierras realizado por Juan de Garay
instaurando el régimen de propiedad de la tierra161.
La transformación en “tierras de correría”, transitada por grupos de
cazadores pedestres en campos de pastoreo para el ganado (estancias), en el
marco de la economía comercial instaurada por los conquistadores, convierte a
estos campos en “tierra de frontera”, sometida al riesgo frecuente de malones,
saqueos y sangrientos enfrentamientos. No quedan otros testimonios más que
relatos de sobrevivientes, algunas boleadoras dispersas en los campos y la
incipiente traza de las huellas, a campo abierto, algunas de las cuales se
afianzarán más tarde como caminos. Es el tiempo de las “vaquerías”, destinadas
más a la comercialización de cueros y sebos que al aprovechamiento de la carne.
Etapa que se caracteriza por la existencia de campos “cerrados” en los títulos
jurídicos de propiedad, y “abiertos” en la práctica.
Es el tiempo en que Los Talas comienza a valorizarse como “lugar de
escala” antes de aventurarse en la frontera, es el momento en que empieza a
tener entidad, por la valorización de sus pastos, aguadas y monte para leña,
aunque carezca todavía de alguna construcción que diera refugio al viajero, ni
cuente con población permanente162. Ello no obstante, se verifica que ya el
dominio de la tierra ha pasado por distintas manos hasta que accede a su
posesión José Mariano Biaus y Piñeiro en 1824163.
La impronta de esa propiedad puede reconocerse hoy en el plano catastral
del partido, cuyo diseño abarca no solo la estancia Los Talas, sino también la de

161 Véase: “Los fundamentos de la periodización: el sistema agrario hispano criollo (1580- 1860)”,
Parte II, Cap. 2, pp. 65- 66, de esta Tesis.
162 Véase: “La estancia saladeril (1824- 1871)”, Parte II, Cap. 1, 1- 1, pp. 77- 97, op.cit
163 Véase: “Los Biaus y los Furt”, Parte III, Cap. 1, 1-1, pp. 208- 222, op.cit.

92
San Mariano, respondiendo al patrón de subdivisión colonial de la tierra, con el
frente sobre un curso de agua (el arroyo de La Choza), y las cabezadas en el
fondo164.
La dinámica interna de la producción ganadera lleva al aquerenciamiento
del ganado, el establecimiento de la marca, la presencia permanente de peones y
capataces, la construcción y/o consolidación de las casas, etc. La dinámica
externa es la que deriva de su ingreso en el mercado internacional, con la
valoración de la carne (tasajo), las lanas, y las carnes de frigorífico, que significan
distintos grados de intensidad en el uso del suelo, mejor equipamiento: aguadas,
molinos, alambrados, etc. Entre las fuerzas fortuitas se interpreta a hechos tales
como la expropiación de la estancia por Juan Manuel de Rosas, y la presencia de
Jorge Martín Furt y Biaus y su proyecto cultural concretado en el archivo y
biblioteca.
Desde el último cuarto del siglo XIX el sistema agrario se complejiza,
densifica y articula diferentes escalas espaciales -local, regional e internacional-,
a través de la compra de insumos y de la venta de su producción.
Del desarrollo lanero y sus improntas en el paisaje estanciero existen
distintos testimonios, como la cada vez más clara delineación de la posición del
área del casco, el apotreramiento y los puestos. La necesidad de la instalación de
alambrados específicos, de mayor cantidad de mano de obra (representada por
los puesteros, medieros, tercieros, peones jornaleros y mensuales), transforman a
la estancia cerril en un establecimiento de poblaciones permanentes 165. En el área
del casco se instalan las “casas patronales” (antigua y moderna), la “casa de los
peones”, el galpón de esquila, los galpones de acopio y depósito, las caballerizas,
los montes frutales y ornamentales, la avenida de acceso. Prácticamente, el
casco adquiere una fisonomía reconocible en el presente, la cual ha podido
relevarse y reconocerse en este trabajo monográfico por medio de la
aproximación efectuada desde el enfoque de los estudios patrimoniales 166.

164 Véase: Mapa 23: “Continuidades espaciales”, pág. 227, op.cit.


165 Véase: “La estancia lanar (1871- 1895)”, Parte II, Cap. 3, 3- 11, pp. 98- 144, op. cit.
166 Véase: “Una aproximación a la estancia actual mediante el enfoque patrimonial”, Parte II, Cap.

1, pp. 43- 64, op.cit.

93
En el caso de la que se ha denominado “estancia mixta” se destaca que, sin
renunciar a los usos anteriores (como la explotación ovina), se intensifica y mejora
la explotación bovina, para lo cual desarrolla cierto grado de agricultura
complementaria. Los factores de la producción tienen entre fines del siglo XIX y
comienzos del XX, mayores exigencias en la intensidad de su uso. Así los
apotreramientos, la instalación del sistema de provisión de agua, la implantación
de pasturas, el control sanitario y algún grado de desarrollo genético y de
selección de razas, refuerzan los rasgos de esta estancia cada vez más
reconocible en la actualidad167.
En la sucesión de Jorge Aquiles Furt en 1941 se separan de la suerte de
estancia original, las 890 hectáreas que llegan a nuestros días bajo la
denominación de estancia Los Talas. Jorge Martín Furt y Biaus elige conservar el
sector en el cual se encuentra localizado y configurado el casco estanciero desde
1824, de testimonios e improntas del trabajo productivo más antiguas.
Existió en la gestión de Jorge Martín Furt y Biaus un cambio de rumbo en
la vida cotidiana, en el sistema productivo y en el perfil de la labor de este nuevo
patrón frente a su estancia. Escritor, bibliófilo, humanista, su gestión al frente del
establecimiento (1941- 1971) marcó un punto de inflexión en el destino de los
recursos provenientes del agro, tratando de llevar a la realidad su “proyecto
cultural”. Hombre de su tiempo, originario de la clase terrateniente argentina que
en las primeras décadas del siglo XX se encuentra en pleno proceso de
“europeización”. Figuras como Victoria Ocampo o Ricardo Güiraldes comparten
con Jorge Martín Furt y Biaus cuna terrateniente e inclinaciones literarias y
culturales.
Desde la formación de sus fondos bibliográficos a partir de la herencia
materna de un puñado de libros franceses, hasta su educación universitaria
nacional y europea y sus contactos con libreros y anticuarios, influyeron en este
“patrón de estancia” devenido en “decisor cultural”. Su voluntad de seleccionar y
atesorar un patrimonio documental y bibliográfico que diera cuenta de las letras y

167 Véase: “La estancia mixta (1895- 1940)”, Parte II, Cap. 3, 3-2, pp. 144- 207, op.cit.

94
humanidades de origen clásico, romance, hispano, americano y argentino, marcó
el itinerario geográfico que acompañó e inspiró la herencia familiar.
Del primer emplazamiento (en dos sucesivas moradas) en la ciudad de
Luján hacia Villa del Lago (Villa Carlos Paz, provincia de Córdoba), y nuevamente
a Luján, pero en 1957, en el casco de Los Talas, el proyecto cultural creció nutrido
de influencias que testimonian verdaderos “mapas intelectuales”, que constituyen
fértiles líneas para nuevas investigaciones168.
La herencia material y la misión moral de preservar esta realidad productiva
y estanciera, a la vez que cultural y bibliófila cuidando su integridad, son recibidas
por Celia Etelvina Furt- Biaus y Suárez de Rodríguez en 1971. De su gestión y la
de sus hijos, hasta el presente, se desprende la obediencia al mandato de no
atomizar este todo de valor patrimonial en cuanto sistema de representaciones,
por sobre el valor de cada pieza por separado 169. Estancia y biblioteca conforman
un todo, una unidad de sentido en la cual se explican a la vez testimonios
genéricos y excepcionales. Los genéricos son los de la “cultura productiva”, los de
la estancia como establecimiento agropecuario pampeano atravesada por los
ciclos del desarrollo económico, que ha dejado en ella testimonios de su
existencia170. Son testimonios excepcionales de la “producción cultural”, los
constituidos por el archivo y la biblioteca, cuyo proceso de formación, si bien tiene
su origen en la bonanza de la actividad productiva agropecuaria en el período de
agroexportación, obedece a la decisión de Jorge Martín Furt y Biaus de invertir en
bienes culturales, especialmente documentales y bibliográficos171.

El caso de estudio de la estancia Los Talas ha proporcionado, con su análisis,


la posibilidad de asomarse al camino recorrido por un establecimiento productivo
agropecuario que deviene en origen de un proyecto cultural, documental y
bibliófilo. Testimonia el derrotero seguido por los terratenientes que europeizaron

168 Véase: “Jorge M. Furt y Biaus (1902- 1971). Su archive y su biblioteca”, Parte III, Cap. 2, pp.
228- 283, op. cit.
169 Ibidem.
170 Véase: “El análisis del proceso de configuración del establecimiento productivo: estancia Los

Talas”, Parte II, pp. 43- 207, op.cit.


171 Véase: “análisis del proceso de configuración del Archivo y Biblioteca Jorge M. Furt “, Parte III,

pp. 208- 318, op.cit.

95
sus estancias y a la vez valorizaron los rasgos recortados de una cultura nacional
con características simbólicas. La reflexión sobre las consideraciones realizadas
por Jorge M. Furt sobre la pampa en su obra literaria, especialmente en Libro de
Compañía, tomos I y II han permitido comprender la significación del proceso de
construcción de valoración cultural realizado.
Resulta sumamente interesante el diálogo y contrapunto entre la estancia en
construcción y la literatura de Furt en proceso de construcción y significación de
un universo estilizado en el movimiento literario criollista, pero a la vez testimonio
de un proceso espacio- temporal que representa a la pampa ondulada argentina.
La literatura de Furt recupera para el acervo literario expresiones camperas
específicas, regionales y temporalmente significantes a cada paso, cuando habla
de “animales alzados”, “cimarrones”, del campo y “sus gentes”, de los “palenques
y adobes” estancieros no hace más que delinear un estilo de vida propio de ese
universo pampeano tan fértil al momento de acuñar el patrimonio cultural
argentino.
Profundamente geográfico en la localización de ese “rincón del campo”, allá en
las “puntas de la Choza…” sitúa y testimonia en sus Cartas de las puntas de la
Choza, un espacio pampeano en construcción a través de la ganadería vacuna
extensiva, heredera de una economía colonial mercantilista enraizada en suelo
bonaerense.
Sus descripciones relacionales del clima, flora, fauna, caminos y transportes,
arquitectura y sociedad rural aportan a la comprensión de este fenómeno complejo
que podemos distinguir como el campo pampeano. La literatura en la pluma de
Furt deviene en patrimonio cultural artístico, en sí misma, así como en vehículo y
fuente de información sobre la pampa argentina. Como Furt, esa …” estancia dura
de morir, retacona y fuerte, eterna…” habla por sí y habla por otros, para
permitirnos atisbar un patrimonio en permanente dinámica de construcción.

96
Bibliografía General y Fuentes de información:

Las fuentes en consulta pueden clasificarse de la siguiente manera, de


acuerdo al emplazamiento y repositorios en que se encuentran: nacional,
provincial, municipal, particulares.

1.) Dirección del Archivo General de la Nación (AGN)


(sito en Leandro N. Alem 246 , Ciudad Autónoma de Buenos Aires)

- AGN, Fondo de Gobierno Colonial, Cabildo de la Villa de Luján, 1776- 1811, C A


N 20- 3- 1.
- AGN, Fondo de Gobierno Colonial, Compañía de Jesús, Legajo No 6, 1746-
1756, 6- 10- 1; Legajo No 7, 1757, 6- 10- 2; Legajo No 8, 1758, 6- 10- 3; Legajo No
9, 1759- 1760, 6- 10- 4.
- AGN, Escribanías Antiguas, Protocolos, Tomo 21, 1635, 48- 3- 6.
- AGN, Escribanía de Hacienda de Aduana Sáenz Cavia, 1824- 1826, 49- 6- 13.
- AGN, Estado de Buenos Aires, Registro Estadístico del Estado de Buenos Aires
(1855-1880), Buenos Aires, Imprenta del Orden.
- AGN, Provincia de Buenos Aires, Censo General de la Provincia de Buenos
Aires. Demográfico, agrícola, industrial, comercial, etc., verificado el 9 de octubre
de 1881, Buenos Aires, Félix Lajouane, 1883.
- AGN, Provincia de Buenos Aires, Censo agrícola- pecuario de la Provincia de
Buenos Aires, Efectuado en 23 de octubre de 1888, Buenos Aires, El Censor,
1889.
- AGN, Argentina, Primer Censo Nacional de la República Argentina, verificado
los días 15, 16 y 17 de septiembre de 1869, Buenos Aires, Imprenta del Porvenir,
1872.
- AGN, Argentina, Segundo Censo de la República Argentina , verificado el 10 de
mayo de 1895, Buenos Aires, Taller Tipográfico de la Penitenciaría Nacional,
1898.
- AGN, Argentina, Segundo Censo de la República Argentina, Informes y Cédulas
Censales (1895), AGN.
- AGN, Argentina, Tercer Censo Nacional de la República Argentina (1914),
Buenos Aires.
- AGN, Guías Baedeker de la Republique Argentine (1907, 1913).

2.) Archivo del Ministerio de Obras, Infraestructura y Vivienda de la Provincia de


Buenos Aires. División Geodesia ( MOIVPBA/ DG)
(Sito en calle 7entre 58 y 59, La Plata, Provincia de Buenos Aires)

- MOIVPBA/ DG, Mensuras Antiguas, Volúmenes 1 y 2.


- MOIVPBA/ DG, Mensuras Antiguas, Volúmenes 1, pp. 206 y 207.
- MOIVPBA/ DG, Mensuras Antiguas, Volúmenes 1, pp. 304 y 305..
97
- MOIVPBA/ DG, Catálogo General de mensuras de la Provincia de Buenos Aires,
Publicación del Archivo de la Dirección de Geodesia, catastro y Tierras, La Plata,
1945.
- MOIVPBA/ DG, Mensuras Partido de Luján , 1871, No 120, Reconocimiento de
los frentes de varios terrenos sobre el Arroyo de La Choza.
- MOIVPBA/ DG, Mensuras Partido de Luján , 1871, No 67, Chacras de la Virgen
de Luján.
- MOIVPBA/ DG, Mensuras Partido de Luján , 1881, No 146, Topográfico de la
Villa de Luján.
- MOIVPBA/ DG, Mensuras Partido de Luján, 1883, No 156, Biaus y Córdoba,
Mariano.
- MOIVPBA/ DG, Mensuras Partido de Bragado, 1883, No 69, Biaus, Toribia
Arellanos de
- MOIVPBA/ DG, Mensuras Partido de Bragado, 1889, No 76, Biaus y Córdoba,
Mariano.
-
- MOIVPBA/ DG, Planos catatrales, Partido de Luján, No 63- 64 y 65, Resumen y
sección 3 , hoja 3.

3.) Archivo del Complejo Museográfico “Enrique Udaondo” de Luján (ACM “EU”)
(sito en Padre Salvaire esquina 25 de Mayo, Luján, Provincia de Buenos Aires)

- ACM “EU”, Libros de chacras y de estancias (1866-1868)


- ACM “EU”, Registros Estadísticos de Guías (1883-1893)
- ACM “EU”, Registros de marcas y señales (1865-1882-1886)
- ACM “EU”, Registros de firmas de hacendados (1910)
- ACM “EU”, Mensuras de tierras de los partidos de Luján y de Bragado en Pratt. y
Puig, Raymundo, Libros de Mensuras de la Provincia de Buenos Aires (tomos 2 y
3)
- ACM “EU”, Archivo del Juzgado de Paz de la Villa de Luján (1830- 1860).
- ACM “EU”, Archivo de la Municipalidad de Luján (1860- 1930).
- ACM “EU”, Archivo de Testamentarías (1880- 1930)
- ACM “EU”, Archivo Gráfico de la Ciudad de Luján y su campaña (compuesto por
fotografías clasificadas temáticamente en: la Basílica, el tranvía, el ferrocarril, la
calle comercial, las peregrinaciones y fiestas patronales, el río Luján y sus
atractivos, las fiestas gauchas de la campaña, exposiciones, expresiones
artísticas, etc.)
- ACM “EU”, Cartografía: planos y mapas históricos referidos al curato, pago,
partido, villa, campaña y localidades de Luján.

4.) Archivo y Biblioteca Jorge M. Furt (AyB “JMF”).


( sito en Estancia LosTalas, Ruta Provincial No 47, kilómetro 19, cuartel 2do,
partido de Luján, Provincia de Buenos Aires)

98
Se consultan allí las Secciones de: Archivo de estancia, Correspondencia de
Jorge M. Furt y Biaus, Hemeroteca, Documentación relativa a la Biblioteca y
Archivo y a la Fundación Jorge M Fur. (Según se detalla a continuación)
4.1.) AyB “JMF” Archivo de Estancia: consiste en 15 cajas de documentación
relativa al establecimiento productivo Los Talas y a temas relacionados,
ordenadas por rubros de información :
4.2.) AyB “JMF” Correspondencia de Jorge M. Furt y Biaus (1924-1971) :
4.3.) AyB “JMF” : Hemeroteca: Artículos periodísticos referidos a Los Talas
(Selección)
4.4.) Documentación relativa al Archivo y Biblioteca Jorge M. Furt, y a la
Fundación Jorge M. Furt.
- AyB “JMF”, Estatuto, Reglamento y Libro de Actas de la Fundación “Jorge M.
Furt” (Asociación Civil sin fines de lucro)
- AyB “JMF”, Convenio entre la propietaria de la estancia Celia Etelvina Furt- Biaus
y Suárez de Rodríguez y la Escuela de Humanidades de la Universidad Nacional
de San Martín (USAM), para la creación del Instituto Jorge Martín Furt.
- AyB “JMF”, Fundamentaciones de los Premios en relación con la actividad
cultural recibidos por la señora Etelvina Furt, de la Universidad General San
Martín, de la Secretaría de Cultura de la Provincia de Buenos Aires, de la
Municipalidad de Luján.
- AyB “JMF” Biblioteca: consta de un fondo bibliográfico de, aproximadamente
40.000 volúmenes, los que se reparten en cuatro grandes Salas.

5-) Fuentes para el relevamiento visual y fotográfico de la configuración espacial


de los emplazamientos involucrados en el caso de estudio: fue realizado por la
autora, entre 1998 y 2015. Consistió en el recorrido y reconocimiento in situ de:
5.1.) La estancia Los Talas (Luján, Provincia de Buenos Aires)
5.2.) La finca Villa del Lago, o el “castillo Furt” (Villa Carlos Paz, Provincia de
Córdoba).

6-) Bibliografía general:

-Academia Nacional de Bellas Artes (1878-1929), “Estancias”, Buenos Aires,


Fornasere, 3 vols.
-Amaral, Samuel (1998),” The Rise of Capitalism on the Pampas. The estancias of
Buenos Aires, 1785- 1870), Cambridge, Cambridge University Press.
-Ansaldi, Waldo, (1993), “La pampa es ancha y ajena. La lucha por las libertades
capitalistas y la construcción de los chacareros como clase”, en Bonaudo, M., y
A. -Pucciarelli, (Comp.) , “La problemática agraria. Nuevas aproximaciones”, con
Prólogo de J. F. Sábato, Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 2 vols.
-Archetti, Eduardo y Kristi Anne Stölen, (1975),”Explotación familiar y acumulación
de capital en el campo argentino”, Buenos Aires, Siglo XXI.
-Assadourián, Carlos Sempat, (1983), “El sistema de la economía colonial.
Mercado interno, regiones y espacio económico”, Lima, Instituto de Estudios
Peruanos.
-Azcuy Ameghino, Eduardo, (1995), “El latifundio y la gran propiedad colonial
rioplatense”, Buenos Aires, Fernando García Cambeiro.
99
-Bagú, Sergio, (1983), “Argentina 1875-1975, Población, economía y sociedad”,
con Estudio temático y bibliográfico, Buenos Aires, Solar.
-Balsa, Javier, (1995), “La lógica económica de los productores medios:
expansión y estancamiento en la agricultura pampeana. El partido de Tres
Arroyos”, en Bjerg, María y Andrea Reguera (comp..), “Problemas de la Historia
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