Expo - Didáctica - Resumen

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Didáctica de la Educación Superior: nuevos desafíos

en el siglo XXI.
Link: https://www.redalyc.org/pdf/3333/333327290003.pdf

1. Origen y desarrollo de la Didáctica


La didáctica no debe concebirse únicamente como un variado conjunto de
estrategias docentes amplias y coherentes con la finalidad de que el profesor
pueda aplicarlas en el contexto del aula. Enseñar de este modo la didáctica es
simplificar y reducir su alcance. La enseñanza de la didáctica debe incluir un
abordaje conceptual, que puede variar según los enfoques y las perspectivas de
enseñanza que se adopten.
Al respecto, Díaz Barriga (2009, p.26) identifica dos tendencias que permiten una
significativa comprensión de la evolución de la didáctica en las llamadas ciencias
de la educación: 1) perspectiva clásica o perspectiva centrada en el contenido, o
visión heterónoma de la educación (corresponde a la conformación de la
disciplina en el siglo XVII), la cual alude a problemas de determinación del orden
del contenido: todo contenido debe ser estudiado desde una secuencia lógica,
de modo que los temas precedentes permitan la comprensión de los temas
subsecuentes. También se refiere a una noción de orden que no sólo se vincula
con la cuestión de los contenidos (de lo particular a lo general, de lo simple a lo
complejo, de lo concreto a lo abstracto, una sola cosa a la vez), sino que permite
establecer, asimismo, una visión centrada en el método (primero los sentidos,
luego la presentación de las cosas, después la correcta comprensión de lo
expuesto), una concepción incipiente de plan de estudios (los estudios
correctamente organizados posibilitan un mejor aprendizaje), y, finalmente, un
orden de comportamiento: la disciplina escolar. Se trata de una disciplina
impuesta desde el exterior, que tiene como finalidad última la formación del
carácter para un desarrollo personal superior. 2) Movimiento de la escuela activa
o la escuela nueva (finales del siglo XIX), partía de una profunda crítica al modelo
establecido desde el origen del saber didáctico. Los elementos que caracterizan
esta tendencia representan el contrapunto a lo que se tiende a identificar como
“movimiento de la didáctica clásica”. De tal manera, bajo la premisa de la
defensa a ultranza del aprendizaje cuyo foco de interés es el estudiante,
surgieron diversas denominaciones, tales como: centros de interés, trabajo por
proyectos, clase-paseo, Revista Perspectiva Educacional, Vol 50, N° 2. 35 o
imprenta escolar, etc. Frente a un orden único del contenido se dio paso a la
concepción de un contenido vivo, que surge de la vida real y que puede ser
objeto de estudio ya sea de forma individual (Montessori, 1982; Montessori y
Sanchidrian, 2003; Neill, 1963; 1999) o en forma colectiva (Freinet, 1996; 1998;
Kilpatrick, 1918) en el trabajo del aula. Esta segunda tendencia didáctica la
vemos presente en la educación superior en los planteamientos actuales que
defienden la necesidad de un paradigma centrado en el aprendizaje y que los
alumnos tengan una participación activa en su proceso formativo. Se refuerzan
planteamientos que buscan vincular la educación superior con el entorno social,
adaptar los aprendizajes adquiridos en la escuela a otros contextos distintos para
dar solución a los problemas y situaciones de la vida real, promover una
enseñanza situada y una evaluación auténtica, primar el trabajo colaborativo,
etc.
2. La didáctica y su objetivo de estudio
La didáctica es una ciencia teórico-práctica: trata el qué, cómo y cuándo enseñar. La
teoría necesita de la práctica, porque es en ella donde se revalida y la práctica, a su
vez, se nutre de la teoría, pues como reza el refrán: «Nada hay más práctico que una
buena teoría». Tenemos entonces que la didáctica se ocupa de la enseñanza o, más
precisamente, de los procesos de enseñanza-aprendizaje. Ésta tiene dos
características: a) la enseñanza es una práctica humana que compromete
moralmente a quien la realiza, y b) la enseñanza es una práctica social, es decir,
responde a necesidades, funciones y delimitaciones que están más allá de las
intenciones y previsiones individuales de Didáctica y Prácticas Pedagógicas 36 los
actores directos en la misma, necesitando atender a las estructuras sociales y a su
funcionamiento para poder comprender su sentido total (Contreras, 1994, p.16).
Según el citado autor, la enseñanza es una actividad humana por medio de la cual se
ejerce influencia en la vida de otras personas y esta influencia tiene una
intencionalidad educativa, es decir, se llevan a cabo actividades que se justifican en
su valor con respecto a fines deseables, por esto es que la enseñanza obliga
moralmente a sus responsables, no se puede ser insensible ante el tipo de
interacción que se establece entre profesor y alumnos, ni ante lo que se les
pretende enseñar ni cómo. La didáctica no sólo se preocupa por comprender o
desentrañar este hecho, sino que también se encuentra atrapada en este
compromiso moral.
3. Cambios en la Educación Superior contemporánea
. Las universidades tienen como materia prima la generación de nuevos
conocimientos, de ahí que mientras mayor sea su capacidad en este terreno,
mayores serán sus fortalezas. Pero esto significa un gran lance que obliga a las
instituciones de educación superior a replantear sus modelos de formación. El
desafío es de tal calibre que incluso se ha llegado a señalar la necesidad de
«reinventar la escuela».
Es por ello que los países desarrollados , en los últimos años, han puesto en marcha
amplios proyectos de reforma educativa que buscan nuevas formas de atender las
demandas y exigencias de la sociedad del conocimiento, conscientes de que no
pueden seguir respondiendo con las fórmulas que lo hacían antes. En el discurso de
estas reforma, se plantea la necesidad de un cambio de paradigma, lo que significa
que el proceso educativo no puede continuar centrado en la enseñanza o, lo que es
lo mismo, en el profesor. Se trata de reemplazar un paradigma de enseñanza por un
paradigma centrado en el aprendizaje. Esto quiere decir volver la mirada al alumno y
sus necesidades de aprendizaje, durante tanto tiempo descuidadas por la escuela.
Aunque esta idea deberá tomarse con reservas, porque de ningún modo significa
descuidar la figura del profesor, quien requerirá aprender, desaprender y
reaprender nuevas competencias (Stoll, Fink y Earl, 2003; Moreno Olivos, 2009b).
4. Algunos retos de la Enseñanza Superior
- Aulas sobrepobladas
- Diversidad del alumnado
- Currículo fragmentado, por su dinamismo la didáctica se debe acoplar a ello
- Limitación de cambio en el profesorado, pedir k sean innovadores, pero
mantienen estatus conservadores y lo limitan

5. Cómo enfrentar estos retos


Pero desarrollar competencias en los educandos es una labor compleja, sobre todo
si consideramos la poca o nula experiencia que tenemos en la puesta en marcha de
un currículum basado en competencias (Moreno Olivos, 2010a, Gimeno, 2008). Uno
de los primeros obstáculos que hay que vencer es el factor tiempo. Las
competencias requieren tiempo para poder ejercitarse, lo que significa sacrificar
parte del espacio destinado a la adquisición de conocimientos y una considerable
reducción de los contenidos de aprendizaje. Esta decisión seguramente encontrará
serias resistencias de parte de muchos profesores, entre otras razones, porque
pueden ver amenazada la existencia de su asignatura o una disminución
considerable en el número de horas de clase.
5.1 Contenido
Se trata de que los educandos adquieran conocimientos y desarrollen
capacidades, habilidades, disposiciones, actitudes y valores que les permitan
responder de forma efectiva y oportuna a los diversos problemas presentes y
futuros en una sociedad cada vez más compleja y cambiante. El desarrollo de
competencias no significa de ningún modo darle la espalda a los saberes
(Perrenoud, 2008). Los conocimientos no deben desatenderse, al contrario, se
debe prestar especial cuidado a la calidad del contenido que se va a enseñar,
porque de su valor y pertinencia dependerá la promoción de las competencias.
El contenido de aprendizaje no debe entenderse de forma reduccionista, como
antes, que sólo contemplaba los conocimientos, sino que incluye también
habilidades, disposiciones, actitudes y valores. Una didáctica para la educación
superior debe atender los principios que guían el tratamiento de los contenidos
de forma que el aprendizaje humano sea posible.
5.2 Las estrategias metodológicas
Entre las propuestas metodológicas más recurrentes se encuentran: el
aprendizaje basado en problemas, el método de proyectos, el aprendizaje
cooperativo, el aprendizaje colaborativo, el aprendizaje por descubrimiento, el
estudio de casos, los incidentes críticos, la enseñanza situada, etc. Todas estas
propuestas metodológicas demandan un rol distinto del profesor que se
convierte en guía, mediador, facilitador y orientador del proceso, siendo el
alumno el protagonista y responsable principal en la construcción de su propio
aprendizaje, por supuesto, siempre con la asesoría y acompañamiento del
profesor, quien le ofrece andamiajes que gradualmente le irá retirando hasta
lograr una mayor autonomía en su proceso de aprendizaje.
5.3 Evaluación
Las tendencias más recientes de la evaluación del aprendizaje destacan, entre
otros rasgos, que ésta debe ser interactiva, o sea, estar integrada de forma
natural en el proceso de enseñanza-aprendizaje mientras éste tiene lugar,
empleando para ello dispositivos tanto formales, pero sobre todo informales
(observación, conversaciones en distintos momentos y espacios, registros
escritos mediante notas…) para la recolección de los datos (Gimeno, 1995a),
promover el aprendizaje de los participantes y no sólo verificar su logro
(evaluación del aprendizaje y para el aprendizaje); ser una evaluación sostenible
(Boud, 2000), lo que significa considerar no sólo la promoción del aprendizaje
actual de los alumnos, sino que mediante la evaluación se les ofrezcan
oportunidades que les motiven para querer continuar aprendiendo a lo largo de
la vida, una idea imprescindible en la llamada sociedad del conocimiento, que
requiere que los individuos desarrollemos la capacidad de aprendizaje
permanente.

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