Lectura 1 Los Tres Codigos

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Algunos puntos de referencia para la lectura del Pentateuco 255

para leer la historia de la ciudad desde sus diferentes barrios. En


cambio, todos los edificios, antiguos, modernos o mixtos, tienen el
mismo objetivo: acoger a una población y responder a sus variadas
·n~cesidades. La ciudad no es un museo; su cometido no es preser-
var el pasado, sino crear las condiciones indispensables que permi-
tan sobrevivir a un pueblo que está en una situación precaria.
Como esta ciudad, el Pentateuco contiene materiales anti-
guos, que establecen una vinculación con el pasado, y materiales
nuevos, que responden a las exigencias del presente. Algunas zo-
nas han sido retocadas o restauradas varias veces. En cambio, en
roda la ciudad late el corazón de la comunidad postexílica. Cada
parte, vieja, más moderna o menos moderna, ofrece un amparo
a su fe. Todo, pues, debe ser interpretado en el contexto postexí-
lico y según los intereses y las preocupaciones de esta época.
También los textos más arcaicos, que han surgido en épocas
remotas, en ambientes muy desiguales y para satisfacer exigen-
cias diferentes, se encuentran en el Pentateuco, porque tienen un
valor particular para la comunidad postexílica. Forman parte de
su patrimonio y tienen una «utilidad» en su vida de fe.
En estas páginas, nuestro propósito es ofrecerle al visitante
moderno de esta «ciudad» reconstruida que es el Pentateuco una
especie de «mapa» o «guía» que le permita, dentro de lo posible,
reconocer los distintos edificios que encuentre y distinguir los
diferentes estilos; es decir, los bloques o partes de los edificios
más antiguos de los más recientes.

B. Puntos firmes para la interpretación:


tres códigos; tres teologías; la última redacción

1. Los tres códigos del Pentateuco

¿Cómo explicar la formación del Pentateuco actual? ¿Cuáles


son los puntos firmes para la interpretación después de las tem-
pestades que han sacudido a la exégesis a partir de los años 70?
Para poder orientarse en el Pentateuco actual, hace falta partir
nuevamente de las intuiciones de De Wette y Reuss, Graf, Kue-
nen y \Y/ellhausen.
256 Introducción a la lectura del Pentateuco

A pesar de todas las discusiones, los tres códigos se mantie-


nen como el punto de partida más seguro de la exégesis del Pen-
tateuco 5 • El código de la alianza precede al código deuteronó-
mico, y éste, a su vez, precede a la ley de santidad (Lv 17-26) 6 •

' A estos tres códigos, E. Otto, «Die nachpriesterschriftliche Pentateuchredak- .


tion», 64, propone añadir un cuarto elemento, el decálogo, una composición exílica y
deuteronómica. Coloca el decálogo entre el Deuteronomio (preexílico) y la ley de san-
tidad.
6 J. van Seters, «Cultic Laws», 319-346; id., «The Law of the Hebrew Slave»,

Z1Wl08 {1996) 534-546, quiere demostrar que el código de la alianza es más reciente
que el Deuteronomio; por ejemplo, la ley de Ex 21 es más reciente que la de Dt.15.
En mi opinión, no es del todo convincente. Entre otras, debe corregir el texto de
Ex 20,24, la «ley del altar», para hacerla cuadrar con su tesis. Traduce: «In every place
whereyou invoke my name, I will come to you and bless you» {«Cultic Laws», 325-326).
El texto hebreo dice: «Donde haré invocar mi nombre», «donde revelaré mi nombre»
(primera persona). J. van Seters prefiere la lectura siríaca, más inteligible, y concluye
que el texto no alude a varios altares, sino a varios lugares donde el israelita piadoso
puede invocar el nombre de YHWH. Así pues, no ve ninguna contradicción entre es-
ta ley y la centralización del culto querida por Dt 12. Por lo tanto, Ex 20 puede ser
posterior a Dt 12. Esta interpretación tropieza, al menos, con cuatro grandes dificul-
tades. ¿Por qué escoger el texto siríaco y no la lectio di/ficilior del TM? Si se admite con
Van Seters que el texto original es una segunda persona, ¿cómo se explica el cambio de
la segunda a la primera persona? No es verdad que «Since the clear and usual meaning
of the verb hzkyr is "to invoke", it makes no sense for the deity to say: "I will invoke
my name" and scholars have been ingenious in trying to invent other suitable mea-
nings» {«Cultic Laws», 325). Una simple ojeada a un diccionario nos muestra que no
es en absoluto el caso. 2 Sam 18, 18 ofrece un paralelo maravilloso. Absalón se cons-
truyó un monumento porque pensaba: «No tengo hijos ba 'abur hazkfr smi para con-
servar el recuerdo de mi nombre». Absalón quiere que su nombre sea recordado, por
eso erige un monumento que «lo recuerde». El significado de Ex 20,24 es análogo: co-
mo el recuerdo del nombre de Absalón está unido a un monumento, el del nombre de
YHWH está unido al altar o a los altares. Donde se erige un altar, allí YHWH hará re-
cordar o invocar su nombre. De este modo, se dice dónde será instituido un culto le-
gítimo a YHWH. Véase J. J. Stamm, «Zum Altargesetz im Bundesbuch», TZ l (1945)
304-306. Por tanto, no se puede afirmar de modo apodíctico: «It is certain that the
verb should be second person singular» (ibíd.). La invocación del nombre en Ex 20,24-
26 se encuentra en un contexto cultual. En todos los versículos se habla del altar. Pues
aunque se traduzca «tu invocarás mi nombre», se presupone que la invocación tiene lu-
gar en un santuario, junto al altar. Por lo tanto, el versículo no excluye la pluralidad de
lugares cultuales y el problema de "la relación con Dt 12 permanece. Dt 12, 13-14 con-
tiene una alusión bastante clara a Ex 20,24b: «Guárdate de ofrecer holocaustos en cual-
quier otro lugar (b'kol-maqóm). Solamente en el lugar (ki 'im-bammiiqóm) que elija
el Señor en una de tus tribus ofrecerás holocaustos y allí harás ... ». La expresión b'kol-
maqom de Dt 12,13 retoma la formula b'kol-hammaqom de Ex 20,24 para corregir-
la. Algunos manuscritos, el Samaritano y algunos targumim también tienen b'kol-
hammaqom en Dt 12,13, para subrayar su conexión con Ex 20,24b.
Además, Van Seters no tiene muy en cuenta el contexto general de los dos códi-
gos. El mundo del código de la alianza es casi exclusivamente agrícola y ganadero, el
mundo de las familias numerosas y las pequeñas aldehuelas. El código deuteronómico
supone un mundo más centralizado y urbanizado, donde la familia pierde su impor-
tancia mientras aumenta el de las instituciones centrales. El estudio del sustrato jurídi-
co, social e histórico de los dos códigos no avala la tesis de J. van Seters, que, más bien,
se basa en una serie de observaciones puntuales.
Algunos puntos de referencia para la lectura del Pentateuco 257

El código de la alianza supone una sociedad donde los cabezas


de las <<familias numerosas» podían reguiar los conflictos más im-
po.rtantes en el ámbito local, es decir, en las localidades peque-
ñas o aldeas. ·

En el código del Deuteronomio, la centralización del culto


lleva consigo la centralización de la justicia. La familia numero-
sa pierde gran parte de su poderío y lo acapara el poder central
de Jerusalén. El Deuteronomio «unifica» afirmando que Israel
forma un único pueblo, con un solo Dios y un solo templo. Es-
ta centralización es consecuencia de las devastadoras invasiones
asirias que han destruido el reino del Norte, en el año 721 antes
de Cristo, y el reino del Sur, en el 701 antes de Cristo. Tan só-
lo Jerusalén no fue conquistada, aunque tuvo que pagar un pre-
cio muy alto.

La reforma administrativa y jurídica era necesaria porque las


invasiones habían trastocado, por no decir destruido, las estruc-
turas locales y familiares. Bajo Josías (640-609 antes de Cristo),
la reforma también fue religiosa y política, aprovechando la de-
bilidad del imperio asirio.

La voluntad de centralización religiosa, política y adminis-


trativa consiguió ventajas de una situación favorable y la tradu-
jo en términos jurídicos. Detrás del código deuteronómico nos
encontramos a las fuerzas vivas de la empresa reformista: los ofi-
ciales de la corte (la aristocracia de Jerusalén), los grandes pro-
pietarios de tierras de Judá, el sacerdocio y la monarquía.

Después del destierro, la ley de santidad insistirá en la idea


de un pueblo «santo» y «separado» de las otras naciones. Puesto
que Israel ya no existe como nación independiente, la identidad
del pueblo le viene principalmente de sus instituciones religio-
sas; es decir, de la ley y el templo. Las preocupaciones principa-
les del código se comprenden mejor en este contexto. El culto
ocupa un puesto importante en el código. La insistencia sobre
las leyes de pureza, la separación de los «naciones», las reglas par-
ticulares en el campo de la sexualidad, tienen como primer ob-
jetivo preservar la identidad de un pueblo que se siente amena-
zado en su existencia. Hacía falta establecer nuevas fronteras,
especialmente en el comportamiento cotidiano.
258 Introducción a /,a lectura del Pentateuco

La comparación entre estos tres códigos proporciona una pri-


mera serie de criterios válidos para la lectura de los textos narra-
tivos y un marco para situarlos. En pocas palabras: las narracio-
nes que no presuponen la centralización del culto deben, a modo
de máxima, preceder a la reforma deuteronómica; los textos que
la requieren son contemporáneos de la reforma, y los textos que
la presuponen tienen que ser posteriores a la reforma, Sin em~
bargo, como todo criterio, tiene que ser usado con la debida cau-
tela.

2. Las tres teologías del Pentateuco

Después de los tres códigos vienen las dos teologías princi-


pales del Pentateuco, la teología deuteronómica y la sacerdotal.
El Deuteronomio y el relato sacerdotal contienen dos teologías,
dos visiones históricas y dos proyectos sociales. El Deuterono-
mio desarrolla una teología de la alianza con YHWH que inter-
preta la unión entre Dios y su pueblo según el esquema de los
tratados de vasallaje del Medio Oriente antiguo. La alianza es bi-
lateral y condicionada. Las bendiciones y, sobre todo, la existen-
cia de Israel están ligadas a la obediencia de Israel a la ley. Co-
mo se sabe, la historia deuteronomista interpreta la caída de
Jerusalén y el exilio como una consecuencia de la infidelidad de
Israel.
Llegados a este punto se nos plantea un interrogante crucial:
¿todavía hay esperanza para Israel? ¿Sobre qué base teológica se
podrá reconstruir el porvenir del pueblo?
El relato sacerdotal responde en gran parte a esta pregunta.
Si la alianza del Sinaí/Horeb ha fallado, es necesario reemplazar-
la con otra que todavía· sea válida. Para P, antes del Sinaí,
YHWH ha concluido una alianza con Abrahán (Gn 17)7.
Según el consabido principio, la alianza más antigua es la su-
perior. Además, la alianza con Abrahán es unilateral. Por lo tan-
to, las promesas no dependen de la fidelidad del pueblo.

7 Véase W. Zimmerli, «Sinaibund und Abrahambund. Ein Beitrag zum Verstand-

nis der Priesterschrift», TZ 16 (1960) 268-280 = Gottesoffinbarung. Gesammelte Aufsiit-


ze zum Alten Testament(TBü 19; Múnich 1969) 205-216.

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