RESUMEN Conferencia 21 Desarrollo Sexual y Organizaciones Libidinales

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RESUMEN: Conferencia 21

Desarrollo sexual y organizaciones libidinales

Los perversos tienen objetos y metas diferentes en la sexualidad pero no importando esta diferencia
llegan a tener orgasmo como el de cualquier persona. Las personas normales también tienen rasgos
perversos, ejemplo de ello el beso, porque es la unión de dos zonas erógenas en lugar de los dos
genitales.

Lo más importante en las perversiones es que se deja de lado la reproducción y una de las pulsiones
parciales prima sobre las demás. Comparándolo con la sexualidad infantil tenemos que las
pulsiones parciales son de igual importancia y que todas persiguen el logro del placer. En el caso
de que estas pulsiones parciales persistan en el adulto, se le llamaría infantilismo (numerosas
pulsiones parciales que han impuesto su meta o han persistido en ella con independencia unas de
otras) de la vida sexual, no perversión.

Los niños comienzan a experimentar el placer de órgano aproximadamente a los 3 años, este
depende de la actividad de los genitales. En estos años se da una excitación genital y se puede
presentar la masturbación. Este desarrollo libidinal se da más a los 3 años y es latente entre los 6-
8 años. El carácter perverso de algunas de estas metas depende, naturalmente, de la inmadurez
constitucional del niño, quien no ha descubierto aún la meta del coito.

En el periodo de latencia se da una amnesia infantil, el olvido de nuestros primeros años de vida.
Cuando se hace un psicoanálisis se pretende recordar ese periodo olvidado, que según el
psicoanálisis se pudo haber dado por reprimir esas primeras experiencias sexuales.

Con el estudio psicoanalítico de las neurosis se hizo posible identificar unas fases todavía más
remotas del desarrollo libidinal.

Una fase Pregenital donde se sitúan las pulsiones sádicas y anales. La oposición entre masculino
(refiriéndose a una pulsión de apoderamiento que se puede volver cruel) y femenino. La oposición
entre activo y pasivo. También se presentan la pulsión de ver y la pulsión de saber. Los genitales
participan en la vida sexual sólo en su papel de órganos para la excreción de la orina. Esta
etapa precede a la fase del primado genital.

Antes de la fase sádico-anal hay una etapa anterior, la zona erógena de la boca.

Las pulsión sexual tiene desde el principio un objeto y este objeto puede ser retenido como es el
caso de la pulsión de apoderamiento (sadismo) o puede ser cambiado por una parte del propio
cuerpo como en el caso de los bebes, que cambian el componente oral en el pecho de su madre. El
desarrollo posterior debe permitir, abandonar el autoerotismo, cambiar de nuevo el objeto situado
en el cuerpo propio por un objeto ajeno y unificar los diferentes objetos de las pulsiones singulares,
sustituirlos por un objeto único.

La madre es el primer objeto de amor del niño, de ahí nace el «complejo de Edipo», en el caso de
los niños quieren tener a la madre para ellos solos, siente como molesta la presencia del padre, se
enfada cuando el padre es tierno con la madre, le gusta cuando el padre se va. Es una actitud
egoísta. En las niñas, tiene una actitud tierna con el padre, necesidad de eliminar a la madre y
ocupar su puesto, una coquetería.

En la relación con los hermanos los niños y niñas ven en ellos intrusos porque llegan a ocupar su
lugar y a quitarles ese amor de sus padres. Cuando estos hermanos crecen la actitud cambia. El
niño puede tomar a la hermana como objeto de amor en sustitución de la madre infiel; entre varios
hermanos que compiten por una hermanita más pequeña ya se presentan las situaciones de
rivalidad hostil que cobrarán significación más tarde en la vida. Una niñita encuentra en el hermano
mayor un sustituto del padre o toma a una hermanita menor como sustituto del bebé que en vano
deseó del padre.

La primera elección de objeto es, por lo general, incestuosa; en el hombre, se dirige a la madre y
a las hermanas, y se requieren las más terminantes prohibiciones para impedir que se haga realidad
esta persistente inclinación infantil. El incesto con la madre es uno de los crímenes de Edipo; el
parricidio (es el homicidio de los parientes) es el otro.

Volvámonos ahora de la observación directa del niño a la exploración analítica del adulto que ha
contraído neurosis.

En la pubertad, cuando la pulsión sexual plantea sus exigencias por primera vez en toda su fuerza,
los pensamientos de incesto deben permanecer en la inconsciencia. Desde esta época en adelante,
el individuo humano tiene que consagrarse a la gran tarea de desasirse de sus padres; solamente
tras esa suelta puede dejar de ser niño para convertirse en miembro de la comunidad social.

Pero los neuróticos no alcanzan de ningún modo esta solución; el hijo permanece toda la vida
sometido a la autoridad del padre y no está en condiciones de trasferir su libido a un objeto sexual
ajeno. Esta misma puede ser, trocando la relación, la suerte de la hija. En este sentido, el complejo
de Edipo es considerado con acierto como el núcleo de las neurosis.

Pero como todos los hombres, y no sólo los neuróticos, tienen esos sueños perversos, incestuosos
y asesinos, estamos autorizados a concluir que también los que hoy son normales han recorrido la
vía de desarrollo que pasa por las perversiones y las investiduras de objeto del complejo de Edipo,
que esa vía es la del desarrollo normal y que los neuróticos no hacen más que mostrarnos
aumentado y ampliado lo que el análisis de los sueños nos revela también en las personas sanas.

1. La libido hace referencia a la energía vital general de un sujeto. Gracias a la lucha de las
instancias psíquicas esta energía profunda orienta el comportamiento hacia un fin y se
descarga al satisfacer el mismo
2. Desde un punto de vista psicoanalítico la libido es la energía resultante de la pulsión sexual.
Si bien los trabajos iníciales de Freud la definieron desde un punto de vista únicamente
sexual, sus últimas obras reconsideraron este concepto y lo ampliaron, aplicándolo no sólo
a ese ámbito, sino también a la energía productiva y vital de todo ser humano. Lo que se
llamo pulsión de vida y pulsión de muerte (eros y tanatos)
3. Freud decía en un principio que algunos componentes de la pulsión sexual tienen desde el
principio un objeto y lo retienen. Por ejemplo el primer objeto del componente oral de la
pulsión sexual es el pecho materno. En donde se satisface la necesidad de nutrición del
lactante y en el acto del chupeteo los componentes eróticos se satisfacen simultáneamente
al mamar.
4. Con el tiempo la pulsión oral se vuelve auto-erótica como es la pulsión anal. Lo siguiente
en el desarrollo es el cumplimiento de dos metas: 1) dejar el autoerotismo y eso se hace
cambiando de nuevo el objeto situado en el cuerpo propio por un objeto externo; 2) unificar
los objetos de pulsiones singulares y sustituirlos por un único objeto
5. Pero esto solo puede lograrse cuando ese Objeto único es a la vez un cuerpo total (parecido
al cuerpo propio). La madre deviene tras estas situaciones como lo que llamamos el primer
objeto de amor este objeto de amor se anuda y adquiere el nombre de complejo de Edipo
el cual es resultante de el proceso represivo que sustrae de su saber el conocimiento de una
parte de sus metas sexuales.

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