TERTULIANO - A Los Martires - El Escorpion - La Huida en La Persecucion
TERTULIANO - A Los Martires - El Escorpion - La Huida en La Persecucion
TERTULIANO - A Los Martires - El Escorpion - La Huida en La Persecucion
TERTULIANO
a los mártires
el escorpión
la huida en la persecución
Ciudad Nueva
Tertuliano
A LOS MÁRTIRES
EL ESCORPIÓN
LA HUIDA E NLAPERSECUCIÓN
T e r t u l i a n o n a c i ó hacia el 1 5 5 - 1 6 0 en u n a
familia p a g a n a , en C a r t a g o . S u infancia y
adolescencia transcurrieron en África,
d o n d e r e c i b i ó u n a f o r m a c i ó n clásica. P r o n t o
marchó a R o m a para completar s u s estu-
d i o s . D u r a n t e estos a ñ o s c o m p a r t e los senti-
mientos paganos d e aversión hacia l o s
cristianos. S u f o r m a c i ó n n o le p r e d i s p o n í a al
cristianismo. Su conducta contrastaba con la
m o r a l cristiana, p e r o p o r o t r a p a r t e , s u e s p í -
ritu a u s t e r o e i r ó n i c o le m o s t r a b a l o s a s p e c -
t o s ridículos e i n m o r a l e s del p a g a n i s m o .
T r a s s u b a u t i s m o , hacia el a ñ o 195, p u s o a
d i s p o s i c i ó n d e la fe s u ciencia y dialéctica.
Sin e m b a r g o , s u espíritu rigorista e m p e z ó a
c o n t r a s t a r c o n la actitud y c o n l a s d i s p o s i -
ciones q u e l a s a u t o r i d a d e s d e l a Iglesia
t o m a b a n . A l c o n o c e r la d o c t r i n a m o n t a ñ i s -
ta, sintió g r a n afinidad c o n s u rigorismo
moral. D u r a n t e ocho o nueve años se man-
t u v o e n u n a p o s t u r a intermedia, p e r o e n el
2 1 3 la r u p t u r a c o n la Iglesia es y a total. S e
s u p o n e q u e s u m u e r t e o c u r r i ó al c o m i e n z o
d e la d é c a d a 2 3 0 - 2 4 0 .
E l t e m a d e la p e r s e c u c i ó n está p r e s e n t e en
la m a y o r í a d e s u s o b r a s . E n e s t e v o l u m e n s e
o f r e c e n tres e s c r i t o s d e s u p e n s a m i e n t o
s o b r e la a c t i t u d c r i s t i a n a a n t e la p e r s e c u -
c i ó n , la c o n f e s i ó n d e la fe y el m a r t i r i o . A s í ,
p o r e j e m p l o , l a e x h o r t a c i ó n A los mártires,
del a ñ o 1 9 7 , es u n e s c r i t o d e á n i m o , p a r a
dar consejos y proponer consideraciones a
q u i e n e s e s t á n a la e s p e r a d e l m a r t i r i o . E n El
Escorpión, c o m p a r a la d o c t r i n a d e l o s g n ó s -
t i c o s s o b r e l a c o n f e s i ó n d e l a f e c o n el v e n e -
n o d e u n e s c o r p i ó n , q u e p a r a l i z a y m a t a el
a l m a d e los cristianos. E l libro pretende ser
el a n t í d o t o c o n t r a tales d o c t r i n a s . P o r últi-
m o , La huida en la persecución e s u n t r a t a -
d o netamente montañista, d o n d e se o p o n e
a l a d o c t r i n a c o m ú n y a f i r m a q u e huir e n
c a s o d e p e r s e c u c i ó n es c o n t r a r i o a la v o l u n -
tad d e D i o s .
B I B L I O T E C A D E PATRÍSTICA
61
Director de la colección
MARCELO MERINO RODRÍGUEZ
Tertuliano
A LOS MÁRTIRES
EL ESCORPIÓN
LA HUIDA EN LA PERSECUCIÓN
Introducción, traducción y notas de
C o n s t a n t i n o Ánchel Balaguer
J o s é Manuel Serrano G a l v á n ( t )
Ciudad Nueva
Madrid - Bogotá - Buenos Aires - México - Montevideo - Santiago
© 2004, Editorial C i u d a d Nueva
J o s é P i c ó n 28 - 28028 M a d r i d
www.ciudadnueva.com
I S B N : 84-9715-057-0
Depósito Legal: M-15.236-2004
I m p r e s o en E s p a ñ a - P r i n t e d in S p a i n
El Director
INTRODUCCIÓN
I. T E R T U L I A N O
II. E L Á F R I C A P R O C O N S U L A R C R I S T I A N A
África, como hemos visto con el ejemplo antes citado del epi-
sodio narrado en c\ De corona militis, en que se rechaza el
44
servicio militar para los cristianos» en un momento de es-
pecial inestabilidad interna y externa del Imperio, con los ene-
migos golpeando a su puerta y con revueltas internas, como
la que acabaría con la vida del propio Caracalla. Escápula
pudo también haberse determinado a tomar esas medidas
contra los cristianos por la publicación de los anteriores res-
criptos imperiales contra los cristianos, que el jurista Ulpia-
no recogió en su libro De officio proconsulis. Los cristianos
sufrieron una terrible persecución, como se nos relata en el
Ad Scapulam. «Bajo el gobierno de Escápula, el África Pro-
consular debió sufrir días terribles. Los delatores operaban a
golpe seguro, y los odios privados tuvieron su desahogo con
los sospechosos. Únase a ello la violencia de los soldados que
45
vigilaban las casas privadas de los cristianos» . Tras este pe-
noso episodio, la Iglesia en África vivió un período de calma
relativa hasta la gran persecución de Decio.
III. E L M O N T A Ñ I S M O
46
1. FUENTES PARA LA HISTORIA D E L MONTAÑISMO
Obras de Tertuliano
Documentos posteriores
2. L A NUEVA PROFECÍA
58
humildes, para darles el valor de ser mártires . Este rasgo
de búsqueda del martirio sería uno de los principales de la
59
secta. Sin desentenderse de la regla de fe , los profetas no
hacían ninguna proposición cismática o especulaciones
arriesgadas. Penetrados del sentimiento de que el mundo es-
taba a punto de acabarse, querían levantar a las almas del
letargo en que se encontraban muchas de ellas. Prescribían
reglas de gran rigor ascético sin dejar lugar al capricho in-
dividual: ayuno, aceptación gozosa del martirio -aunque no
el afrontarlo sin necesidad-, rechazo del perdón a los cul-
pables de pecados graves. También rechazaban las segundas
nupcias, sin condenar el matrimonio.
Las manifestaciones extáticas se multiplicaban, y hom-
bres y mujeres se dirigían a la llanura entre Pepuza y Ty-
mión, donde decía Montano que se posaría la Jerusalén ce-
60
lestial . Pero los profetas no se consideraban como tales a
la usanza normal, antes bien, pensaban que eran la morada
del Espíritu Santo, y hasta se identificaban con El. Los fie-
les de Montano lo contemplaban, y él mismo a su vez se
veía como la encarnación viva del Consolador, del Parácli-
to anunciado por Cristo en el capítulo 16 del Evangelio de
san Juan, que conduciría a los discípulos a la verdad total.
Quizá por esta razón los oráculos de Montano aparecían
61
como «complementos del Evangelio» , y llenaban las lagu-
nas que Cristo había dejado. «El montañismo no se queda-
ba en una simple dirección moral y ascética, sino que se
convertía en una fe en la misión del Paráclito, encarnado en
la persona de Montano, y subsidiariamente en las profeti-
62
sas y en el valor absoluto de sus enseñanzas» .
6 7 . E P I F A N I O , Panarion, XLVIII,
Introducción 33
3. L A SUPERVIVENCIA D E L MONTAÑISMO
IV. T E R T U L I A N O , M O N T A Ñ I S T A
110. O. c.,pp. 4 4 5 - 4 4 6 .
A. D'ALÉS, 1 1 2 . Trataremos m á s extensa-
Cf. Por ejemplo, T E R T U U A -
111. mente este tema en nuestro estudio del
NO, Apologetkum, X X X , 4 ; X X X H , 1 ; De fuga in persecutione.
x x x i x , 2.
40 Introducción
137
paces de llevar el yugo . Los responsables de la gran Iglesia
no dejaron de objetar que, en virtud de este principio, se podía
138
atribuir al Paráclito todo tipo de novedad . Pero Tertuliano
responde que el espíritu del mal se muestra antes en la co-
rrupción de la doctrina; en cuanto al Paráclito, éste garantiza
todas las verdades de la fe cristiana, pero también revela todo
lo que el Señor le ha confiado en materia de disciplina, con
139
el fin de enseñar a los fieles . La disciplina y la conversatio
pueden ser susceptibles de cambio y renovación, pues la gra-
cia de Dios no cesa de llevarlas a la perfección. El adveni-
miento del Paráclito marca para los cristianos la llegada a la
1
edad adulta ™, y esas nuevas exigencias han llegado a través
de la mediación de los nuevos profetas, Montano, Prisca y
Maximila, y no sólo de ellos, sino que la manifestación del
Espíritu aparece como algo tangible gracias a los fenómenos
extáticos, que son rechazados por la gran Iglesia, la de los
«psíquicos». Esos fenómenos carismáticos atestiguan la pre-
sencia del Espíritu y son el signo distintivo de la verdadera
Iglesia. Y lo mismo que acusa a los marcionitas de carecer de
141
ellos y acusa de «impotencia espiritual» a la secta , también
arremete con el mismo argumento contra la gran Iglesia.
En De Pndicitia, i, 10-13 relata nuestro autor su «con-
142
versión» a la secta y sus razones . Intenta justificarse y
considera un error el haber continuado perteneciendo a la
comunidad en la que antes se encontraba integrado, la de
los «psíquicos», en la cual veía la incoherencia de que for-
nicarios y adúlteros encuentren el perdón por parte de los
V. L A C O N F E S I Ó N D E F E Y E L M A R T I R I O
210
suscitado por el demonio . Si bien por un lado intenta dejar
en buen lugar a los buenos emperadores presentándolos
211
como protectores de los cristianos , por otro intentará
mostrar el verdadero rostro del cristianismo, dejando en evi-
dencia la degeneración de la sociedad pagana. En este em-
peño escribe dos obras capitales: el Apologeticum y Ad na-
ílones.
Podemos, en fin, resumir aquí las ideas principales:
1. A los cristianos se les persigue por el mero hecho de
212
serlo, de pertenecer al nomen Christianum . D e hecho, el
que reniega de su condición de cristiano obtiene la libertad:
las acusaciones que se hacen, por tanto, son inválidas; la
213
única acusación verdadera es la de ser cristiano .
2. Son falsas las acusaciones implícitas que se hacen
a los que son cristianos, sin más fundamento que los ru-
mores: «Se dice de nosotros que somos los peores de los
delincuentes, porque cometemos infanticidios en secreto y
luego hacemos banquete con las víctimas. Se dice que des-
pués del convite nos dedicamos al incesto, con la complici-
dad de los perros, que tiran al suelo las antorchas. Se dice
que, como alcahuetes de las tinieblas, nos procuramos la ver-
214
güenza de impías obscenidades» .
3. Los paganos sí que realizan las acciones que intentan
215
imputar a los cristianos .
4. Frente a las acusaciones de impiedad por no adorar
a los dioses del Imperio, Tertuliano responde con una afir-
mación clara de que hay un único Dios, el de los cristianos,
223
migos . De hecho, si se encuentra a un cristiano en la cár
cel no es por haber cometido un delito, sino por el nomen
224
Christianum .
Los cristianos no se merecen el calificativo de tertium
225
genus, despreciativo y cargado de o d i o . C o m o conse
cuencia, lo que hacen los paganos en nombre del Estado,
del pueblo, de la humanidad, de los dioses, etc. no es sino
216
una auténtica Zeomaquia , U n detalle curioso que cita
nuestro autor y que se convertirá en un tópico en la litera
tura cristiana: los buenos emperadores protegen a los cris
227
tianos, mientras que los malos los persiguen .
Hacemos un inciso sobre una cuestión que es mejor no
ignorar. Tertuliano, en Scorpiace, x, 10 habla de los judíos como
causantes de la persecución: synagogas ludaeorum, fontes per-
secutionum. Esta frase ha sido tomada por multitud de auto
res como indicadora de que los judíos tomaban parte activa
mente en la persecución, promoviéndola, en esa época. Los
estudios de T. D. Barnes han demostrado que esta interpreta
ción es errónea. Se refiere el cartaginés al hecho de que las pri
meras persecuciones comenzaron en las sinagogas, pero ya no
228
tenía vigor esto a fines del siglo n y principios del siglo ni .
230. Cf. ibid. Cf. también T E R - DRÍA, Stromata, IV, 71, l s s . , sobre todo
T U L I A N O , Adversus omnes haereses I , 5: 72, 2.
martyria negat esse faciendo, Eust'Rlo 233. Clemente de Alejandría,
D E C E S Á R E A , Historia eclesiástica, iv, que se consideraba un verdadero
vil, 7. gnóstico cristiano, coincidía con H e -
Introducción 67
V I . E L T R A T A D O AD MARTYRAS
1. F E C H A Y OCASIÓN
2. CONTENIDO
VIL E L SCORPIACE
1. F E C H A Y OCASIÓN
2. ESTRUCTURA Y CONTENIDO
259. Cf. ibid., xn, que es una ex- 18.35-39; 2 C o 11, 23ss.; 12, 10, 4, 8¬
celente recopilación de argumentos y 10.16-18; 2 Ts 4-8, 2 T m 4, 6-8; 2, 11¬
citas bíblicas a p r o p ó s i t o de! martirio: 13; 1, 7-8, etc.
1 P 2, 20ss.; 1 P 4, 12ss.; 1 J n 4, 18; 260. Cf. TERTULIANO, Scorpiace,
A p 2, 10.12ss.; A p 2, 3, A p 3, 7ss.; 2, xni; xv, 1.
17; 2, 26; 3, 5; 3, 12; 3, 21; 6, 9-11; 7, 261. Cf. ibid., x v , 4.
14; 21, 8; H c h 7, 58ss.; R m 11, 1; Flp 262. Ibid., xni, 12.
3, 5; 2 Ts 1, 3.4; R m 5, 3 s s . l l ; 8, 17- 263. Ibid., xv, 5.
Introducción 77
1. F E C H A Y OCASIÓN
269
no y que son indicativas de montañismo , se ve que apa-
recen varias. Algunas, sin embargo, no abundan, como es el
uso del nos montañista frente al vos católico, pues hay que
tener en cuenta que la obra no se dirige a un enemigo di-
rectamente, sino que critica a los tibios en la persecución
con la intención de atraerse al vacilante Fabio hacia el mon-
tañismo. Sin embargo, hay otros criterios que sí se mani-
fiestan en esta obra:
- Citar a Montano, Prisc[il]a o Maximila. Si bien en esta
obra no se encuentran citados expresamente, sí hay en ella
270
varios oráculos montañistas : De fuga in persecutione, ix,
4: «Eres deshonrado, dice, eso es bueno para ti; quien no es
deshonrado ante los hombres es deshonrado ante el Señor.
N o te avergüences; la justicia te lleva ante el público. ¿Por
qué te avergüenzas llevando una alabanza? Hay poder cuan-
do atraes las miradas de los hombres». El otro oráculo tam-
bién se encuentra en ese mismo párrafo: « N o deseéis morir
ni en los lechos ni en los abortos ni por fiebres suaves, sino
en el martirio, de modo que sea glorificado el que sufrió
271
por v o s o t r o s » .
- La referencia a la «nueva profecía». N o se hace expre-
samente, pero lo dicho en el anterior punto lo muestra. Re-
comendar los estados extáticos. Nuestro autor habla en varios
pasajes de acudir al Espíritu: De fuga in persecutione, ix, 4.
- L a mención de los dones espirituales poseídos sólo
por los montañistas. De fuga in persecutione, rx, 4.
- La designación del Espíritu Santo con el nombre de
Paráclito. De fuga in persecutione, I, 1; y xiv, 3. Curiosa-
mente, en el primer y el último párrafos de la obra, como
enmarcando el carácter montañista de la doctrina que va a
exponer.
3. ESTRUCTURA DE LA OBRA
a
NOT, Librairie Létouzey et Ané, 1920, t. vi, I parte, cois,
951-964.
OSBORN, Eric T., Tertullian, First Theologian of tbe West, Uni-
versity Press, Cambridge [1997], 285 pp.
QUACQUAKELU, Antonio, «La pcrsecuzione secondo Tertulliano»,
en Gregorianum 31 (1950), 562-589.
3
QUASTEN, Johannes, Patrología (Col. BAC n° 206), Madrid 1984,
t. i, pp. 546-635.
SÍNISCAXCO, Paolo, «Fuga», en Diccionario Patrístico y de la An
tigüedad Cristiana, dir. por Angelo di BERARDINO, (Col. «Ver
dad e Imagen» n° 98), Sigúeme, Salamanca 1992, t. i, pp. 898¬
899.
SORDI, Marta, / / Cristianesimo e Roma, Bolonia 1965.
POWELL, Douglas, «Tertullianists and cataphrygians», Vigiliae
Christianae 29 (1975), 33-54.
V i C A S T i L L O , Salvador, Tertuliano. «Prescripciones» contra todas las
herejías, col. «Fuentes patrísticas» 14, Ciudad Nueva, Madrid
2001.
Tertuliano
A LOS MÁRTIRES
A L O S MÁRTIRES
CAPÍTULO I
CAPÍTULO II
CAPÍTULO I I I
CAPÍTULO IV
CAPÍTULO V
CAPÍTULO VI
CAPÍTULO I
2. Era una de las acusaciones que res cristianos por parte de los herejes
debían soportar los verdaderos márti- gnósticos.
El escorpión I, 3-10 103
CAPÍTULO II
CAPÍTULO III
23. L v 25, 55; 26, 1. 24. Sal 135, 15ss; 115, 4ss.
El escorpión II, 12 - III, i 109
CAPÍTULO IV
CAPITULO V
CAPÍTULO VI
CAPÍTULO VII
cucho que dice Dios: Los probaré por el fuego como se prue-
ba el oro por el fuego y los pondré a prueba como se prue-
9
ba la plata* .
4. Y será por medio de tormentos de fuego y de supli-
cios, por medio de martirios que prueban la fe. También
sabe el Apóstol a qué Dios se refiere cuando escribe: Si Dios
no tuvo consideración de su Hijo, sino que lo entregó por
49
nosotros, ¿cómo no nos dará con El todas las cosas} . Ves
cómo la Sabiduría divina degolló incluso a su propio Hijo,
primogénito y unigénito. Pero lo hizo para que obtuviese
la victoria e incluso devolviese a los demás la vida.
CAPÍTULO VIII
CAPÍTULO I X
CAPÍTULO X
82. M e 8, 38.
El escorpión IX, 12 - X, 4 129
CAPÍTULO X I
CAPÍTULO X I I
CAPITULO XIII
1
8. Pues lo que en el momento presente ^ es temporal y
ligero en nuestra tribulación, completa paso a paso la eter-
na medida de la gloria, pues nosotros no nos fijamos en lo
que se ve, sino En efecto, las cosas visibles
en lo invisible.
son temporales - y se refiere a las tribulaciones-, las invisi-
bles, eternas - y promete el premio-.
134
9. Cuando escribió a los tesalonicenses desde las ca-
denas en que se encontraba preso, llamó bienaventurados a
los que se les ha concedido no sólo creer en Cristo, sino tam-
bién padecer por El. Y añade: Porque sostenéis el mismo com-
1
bate que visteis en mí y que ahora escucháis ^. Pues aun-
que soy vertido como una libación sobre el sacrificio, me
alegro y me congratulo con todos vosotros. Igualmente, vo-
1
sotros alegraos y congratulaos conmigo" '.
CAPÍTULO X I V
CAPÍTULO X V
CAPÍTULO I
1. J n 16, 13.
150 Tertuliano
CAPÍTULO II
6. Cf. Ef 6, 12.
152 Tertuliano
débil del mundo fue elegido por Dios, para que lo fuerte sea
confundido, y lo necio del mundo fue elegido para confusión
de la sabiduría*. Ese es el papel de la iniquidad: probar a la
justicia, que confunde a la iniquidad.
2. Así pues, su función no consiste en decidir, sino en
prestar un servicio. Dios permite la persecución para pro-
bar la fe, mientras que el Diablo dispone la persecución con
la iniquidad. Por consiguiente, creemos que la persecución,
en todo caso, viene a través del Diablo, pero no proviene
de él. Nada le será lícito a Satanás en contra de los siervos
del Dios vivo si Dios no lo permite. C o n la persecución,
Dios derrotará al Diablo con la fe de los elegidos, victorio-
sa en la tentación, o el Diablo arrastrará consigo a quienes
se separaron de Dios.
7. 2 C o 12, 9. 9. J b 1, 12.
8. 1 C o 1, 27. 10. J b 2, í>.
La huida en la persecución II, 1-6 153
CAPÍTULO I I I
CAPITULO I V
27. G n 1, 10.
La huida en la persecución IV, l - V, 1 157
CAPITULO V
CAPÍTULO VI
CAPÍTULO VII
CAPÍTULO VIII
CAPÍTULO IX
CAPÍTULO X
CAPÍTULO X I
78
y Jeremías con las mismas amenazas, diciendo que no sólo
se alimentan malvadamente de las ovejas, apacentándose más
bien a sí mismos, sino que incluso dispersan al rebaño y lo
hacen presa de todas las bestias del campo, ya que no tie-
nen pastor. Esto sucede en mayor medida cuando la Iglesia
es abandonada por el clero en la persecución. Si alguien re-
conoce al Espíritu, escuchará que señala a los fugitivos.
CAPÍTULO X I I
CAPÍTULO X I I I
103
1. Yo daré dinero a todo el que me p i d a , pero no por
los golpes, sino como limosna. «Al que me pida», dice.
Pero el que golpea no pide. El que amenaza por si no re-
cibiera, no pide, sino que obtiene por la fuerza. N o espe-
ra limosna el que viene, no para que le compadezcan, sino
para que le teman. Mi limosna se deberá a mi misericor-
dia, no a mi cobardía, cuando el que la recibe honra a Dios,
y me da la bendición; pero no lo será cuando quien la re-
cibe cree que se ha mostrado incluso más beneficiado, y
contemplando su botín dice: «Por tu crimen». Entonces,
«¿me enfadaré contra mi enemigo?». Las enemistades tie-
nen otros títulos, y no se habla del que nos entrega, del
que nos persigue o nos golpea. ¡Cuánto más amontonaré
104
carbones sobre su cabeza , si no compro mi libertad!
«Pero dice: al que te reclamare la túnica, dale también el
105
manto» . Mas eso le corresponde al que busca quitarme
alguna cosa, no la fe. Al que no me amenace con entre-
garme, le daré hasta el manto; pero si me ha amenazado,
le reclamaré hasta la túnica.
CAPITULO X I V
Levítico 1 Reyes
19, 4: 107. 19ss.: 122.
25, 55: 108. 19, 4: 91.
2 6 , 1: 108.
Job
Números 1, 12: 152.
25, lss.: 109. 2 , 6: 152.
Deuteronomio Salmos
6, 4 s s . : 105. 1 1 , 7: 104.
11, 16-17: 105. 18, 5: 160.
10, 2 0 : 105. 2 3 , 7: 170.
11, 27ss.: 106. 2 4 , 7: 130.
12, 2 s s . : 106. 31, lss.: 118.
12, 30: 106. 9 9 , 13: 103.
13, l s s . : 106. 1 0 5 , 5: 121.
13, 6 s s . : 107. 115, 4ss.: 108.
13, 15ss.: 107. 135, 15ss.: 108.
182 índice bíblico
Proverbios Zacarías
1, 20: 119. 13, 7: 168.
9, 2: 119. 13, 9: 155.
10, 12: 118. 13, 19: 120.
2 1 , 1: 172.
Mateo
Sabiduría 3, 12: 150.
3, 8: 91. 4, 10: 145.
5, 3: 171.
5, 10ss.: 124, 162.
Isaías
5, 4 0 : 174.
1, 18: 139.
6, 13: 153.
5, 20: 104.
6, 2 1 : 92.
40, 15: 129, 153
6, 24: 171.
4 4 , 5: 119.
7, 12: 129.
4 5 , 7: 155.
7, 13ss.: 176.
5 0 , 6: 169.
8, 3 1 - 3 2 : 153.
5 3 , 7: 169.
10, 5ss.: 159s.
5 7 , 1: 121.
10, 8: 166.
10, 1 6 - 1 8 : 125.
Jeremías 10, 19ss.: 134, 177.
23, lss.: 168. 10, 2 1 125.
10, 2 2 1 2 5 , 132s., 1 6 2 .
Baruc 10, 2 3 159s., 1 6 7 .
6, 3 s s . : 122. 10, 2 4 125.
10, 2 5 125.
Ezequiel 10, 2 8 126, 162.
3 3 , 11: 103. 10, 2 9 126, 155.
34, 2 s s . : 168. 10, 3 0 126, 153.
10, 3 1 126, 155.
10, 3 2 s s . : 126, 129, 162.
Daniel
10, 3 3 : 127.
3: 122.
10, 34: 133.
3, 16: 123.
10, 3 5 - 3 6 : 133.
6: 123.
10, 3 8 : 162.
10, 3 9 : 134.
Amos 13, 3 s s . : 134.
9, 6: 130. 13, 12: 168.
14: 122.
Jonás 14, 13: 129.
1, 3: 167. 16, 4: 174.
2, 1: 167. 16, 19: 131.
índice bíblico
1 Corintios
1, 27: 152. 1 Tesalonicenses
6, 2: 9 1 , 166. 5, 14: 164.
6, 3: 166.
9, 2 5 : 93. 2 Tesalonicenses
13, 2: 176. 1, 3-4: 140.
15, 4 1 : 117. 1, 4 - 8 : 141.
16, 15ss.: 172.
1 Timoteo
2 Corintios 1, 20: 154.
4, 8-10: 141. 6, 12: 93.
4, 1 6 - 1 8 : 141.
11, 2 3 s s . : 140. 2 Timoteo
12, 2: 136. 1, 7: 142.
12, 7: 154. 1, 8: 142.
12, 9: 152, 154. 1, 1 5 : 154.
12, 10: 141. 1, 16: 172.
2, 1 1 - 1 3 : 142.
4, 6-8: 142.
Gálatas
1, 1 2 - 1 7 : 136.
3, 13: 169. 1 Pedro
3, 2 7 : 166. 1, 19: 170.
2, 13: 143.
2, 2 0 s s . : 137.
Efesios
4, 8: 118.
4, 27: 164.
4, 12ss.: 137.
4, 3 0 : 89.
5, 2: 91.
5, 8: 165. 2 Pedro
5, 14: 176. 1, 16ss.: 92.
5, 16: 164.
5, 23: 173. 1 Juan
5, 27: 176. 2, 18: 173.
6, 12: 1 5 1 , 170. 2, 20: 93.
6, 16: 155, 165. 3, 16: 165,
índice bíblico 185
A a r ó n : 109. B a a l : 110.
A b a s c a n t e s : 128. B a b i l o n i a : 139.
Acinetos: 128. b a u t i s m o : 118, 1 3 9 .
África: 115. B e e l f e g o r : 109.
Á g a b o : 145, 161. B e n j a m í n : 139.
a l m a / s : 90, 92s., 95, 102, 105-107, bestia/s: 94-96, 102, 104, 132,
114, 117s., 126, 1 2 8 , 1 3 1 , 1 3 7 - 168.
139, 1 4 1 , 1 6 2 s . bienaventurada/o/s: 89, 91-94,
a l t a r / e s : 9 5 , 106, 121s., 1 3 8 . 96, 104, 118, 1 2 1 , 124, 1 3 7 s . ,
a m o r : 118, 137, 139s., 1 4 2 s . , 1 4 5 , 141.
1 5 1 , 1 6 5 , 176. b o n d a d : 9 2 , 1 0 4 s . , 1 1 2 , 156.
A m o s : 130. b u e n a / o / s : 89, 9 2 , 1 1 2 - 1 1 4 , 119,
a n a t e m a : 103, 106s. 1 3 1 , 143, 156, 1 6 5 .
á n g e l / e s : 117, 1 2 2 , 137, 154, 163,
166, 170. camino/s: 92, 106, 120, 130,
A n t i c r i s t o : 139, 173. 159s., 176.
A n t i g u o T e s t a m e n t o : 123. cárcel/es: 89-94, 104, 132, 134,
A n t i p a s : 138. 137, 144, 164.
A p o c a l i p s i s : 137, 150, 162, 1 6 5 . C a r d e a : 130.
Apóstol (Pablo), 93, 102, 120, carne: 89, 91s., 94, 103, 114, 132,
139, 1 4 5 , 154, 166, 1 7 2 . 139, 141, 150, 154, 160,
a p ó s t o l e s : 124s., 1 3 1 , 143s., 152, 163s.
1 5 9 - 1 6 1 , 163s., 170s., 175s. C a r t a g o : 9 5 , 116.
Aquila: 172. c a s t i g o : 1 2 1 , 137, 139, 143, 154,
A r a t o : 129. 158, 1 6 5 .
A r i a d n a : 129. C e f e a s : 129.
A s d r ú b a l : 95. C é s a r : 143s., 173.
A s t a r t é : 110. c i e l o / s : 9 2 , 105, 124, 126, 128-
a u t o r i d a d / e s : 1 0 5 , 143, 159. 133, 153, 1 7 0 s .
a z o t e s : 104, 1 3 1 , 140, 144, 1 6 9 . Cinocéfalo: 104.
188 índice de nombres y materias
PRESENTACIÓN 5
INTRODUCCIÓN 7
I. TERTULIANO 7
II. E L ÁFRICA PROCONSULAR CRISTIANA 15
III. E L MONTAÑISMO 26
1. Fuentes para la historia del montañismo 27
Documentos reunidos por Eusebio de Cesárea 27
Obras de Tertuliano 27
Otros autores del siglo ill 28
Documentos posteriores 28
2. La nueva profecía 29
3. La supervivencia del montañismo 35
IV. TERTULIANO, MONTAÑISTA 36
V. LA CONFESIÓN DE FE Y EL MARTIRIO 56
1. Los términos martyr y confessor en Tertuliano 56
2. La causa «externa» de la persecución. Paganos y
judíos 62
3. Tertuliano y los adversarios del martirio 65
VI. E L TRATADO AD MARTYRAS 67
1. Fecha y ocasión 67
2. Contenido 68
VIL E L SCORPIACE 70
1. Fecha y ocasión 70
2. Estructura y contenido 72
VIII. E L TRATADO DE FUGA IN PERSECUTIONE 77
1. Fecha y ocasión 77
2. El De fuga in persecutione, obra montañista 77
3. Estructura de la obra 79
194 índice general
BIBLIOGRAFÍA 83
AGUSTÍN DE HIPONA
- Confesiones (60)
AMBROSIO DE MILÁN
- L a penitencia (21)
- El Espíritu S a n t o (41)
ANDRÉS DE CRETA
- H o m i l í a s m a ñ a n a s (29)
ATANASIO
- L a e n c a r n a c i ó n del V e r b o (6)
- C o n t r a l o s p a g a n o s (19)
- Vida de A n t o n i o (27)
BASILIO DE CESÁREA
- El Espíritu S a n t o (32)
CASIODORO
- I n i c i a c i ó n a las S a g r a d a s E s c r i t u r a s (43)
CESÁREO DE ARLES
- C o m e n t a r i o al A p o c a l i p s i s (26)
CIPRIANO
- L a u n i d a d d e la I g l e s i a - E l P a d r e n u e s t r o - A D o n a t o (12)
* S e i n d i c a e n t r e p a r é n t e s i s el n ú m e r o d e v o l u m e n .
CIRILO DE ALEJANDRÍA
- ¿ P o r q u é C r i s t o es u n o ? ( 1 4 )
CIRILO DE JERUSALÉN
- E l E s p í r i t u S a n t o (11)
CROMACIO DE AQUILEYA
- C o m e n t a r i o al E v a n g e l i o d e M a t e o ( 5 8 )
DIADOCO DE FÓTICE
- O b r a s completas (47)
DÍDIMO EL CIEGO
EPIFANIO EL MONJE
- V i d a d e M a r í a (8)
EVAGRIO PÓNTICO
- O b r a s espirituales (28)
GERMÁN DE CONSTANTINOPLA
GREGORIO DE NISA
- L a g r a n c a t e q u e s i s (9)
- S o b r e la v o c a c i ó n c r i s t i a n a (18)
- S o b r e la v i d a d e M o i s é s (23)
- L a virginidad (49)
- V i d a d e M a c r i n a - E l o g i o d e B a s i l i o (31)
GREGORIO M A G N O
- R e g l a p a s t o r a l (22)
- Libros morales/1 (42)
GREGORIO NACIANCENO
- H o m i l í a s s o b r e la N a t i v i d a d (2)
- L a p a s i ó n d e C r i s t o (4)
- F u g a y a u t o b i o g r a f í a (35)
- L o s c i n c o d i s c u r s o s t e o l ó g i c o s (30)
GREGORIO TAUMATURGO
- E l o g i o del m a e s t r o c r i s t i a n o ( 1 0 )
HILARIO DE POITIERS
JERÓNIMO
- C o m e n t a r i o al E v a n g e l i o d e s a n M a r c o s (5)
- L a p e r p e t u a virginidad de M a r í a (25)
- C o m e n t a r i o al E v a n g e l i o d e M a t e o ( 4 5 )
JUAN CRISÓSTOMO
- L a s c a t e q u e s i s b a u t i s m a l e s (3)
- H o m i l í a s s o b r e el E v a n g e l i o d e s a n J u a n / 1 ( 1 5 )
- H o m i l í a s s o b r e el E v a n g e l i o d e s a n J u a n / 2 ( 5 4 )
- H o m i l í a s s o b r e el E v a n g e l i o d e s a n J u a n / 3 ( 5 5 )
- C o m e n t a r i o a la C a r t a a l o s G á l a t a s ( 3 4 )
- S o b r e la v a n a g l o r i a , la e d u c a c i ó n d e l o s h i j o s y el m a t r i m o n i o ( 3 9 )
- L a v e r d a d e r a c o n v e r s i ó n (40)
- S o b r e el m a t r i m o n i o ú n i c o ( 5 3 )
- D i á l o g o s o b r e el s a c e r d o c i o ( 5 7 )
JUAN DAMASCENO
- H o m i l í a s cristológicas y m a ñ a n a s (33)
- E x p o s i c i ó n d e la fe ( 5 9 )
L E Ó N M A G N O
- C a r t a s cristológicas (46)
MÁXIMO EL CONFESOR
- M e d i t a c i o n e s s o b r e la a g o n í a d e J e s ú s (7)
- T r a t a d o s espirituales (37)
MINUCIO FÉLIX
- O c t a v i o (52)
NlCETAS D E REMESIANA
- C a t e c u m e n a d o de adultos (16)
N l L O DE A N C I R A
- T r a t a d o ascético (24)
ORÍGENES
- C o m e n t a r i o al C a n t a r d e l o s C a n t a r e s ( 1 )
- H o m i l í a s s o b r e el É x o d o ( 1 7 )
- H o m i l í a s s o b r e el G é n e s i s ( 4 8 )
- H o m i l í a s s o b r e el C a n t a r d e l o s C a n t a r e s ( 5 1 )
PEDRO CRISÓLOGO
- H o m i l í a s escogidas (44)
RUFINO DE AQUILEYA
- C o m e n t a r i o al s í m b o l o a p o s t ó l i c o ( 5 6 )
TERTULIANO
- El apologético (38)
- A l o s m á r t i r e s - E l e s c o r p i ó n - L a h u i d a en la p e r s e c u c i ó n ( 6 1 )
Biblioteca de Patrística
Testigos profundos y a u t o r i z a d o s d e la
más inmediata tradición apostólica, partí-
c i p e s d i r e c t o s d e la v i d a d e las c o m u n i d a -
des cristianas, se d e s t a c a en ellos una
riquísima temática pastoral, un desarrollo
del d o g m a i l u m i n a d o p o r u n c a r i s m a e s p e -
cial, u n a c o m p r e n s i ó n d e las E s c r i t u r a s q u e
t i e n e c o m o g u í a al E s p í r i t u . L a p e n e t r a c i ó n
del m e n s a j e c r i s t i a n o e n el a m b i e n t e s o c i o -
c u l t u r a l d e s u é p o c a , al i m p o n e r el e x a m e n
de varios p r o b l e m a s a cual más delicado,
lleva a l o s P a d r e s a i n d i c a r s o l u c i o n e s q u e
se revelan extraordinariamente actuales
para nosotros.
D e a q u í el « r e t o r n o a l o s P a d r e s » m e d i a n -
te u n a i n i c i a t i v a editorial que trata de
d e t e c t a r las e x i g e n c i a s m á s v i v a s y a v e c e s
t a m b i é n m á s d o l o r o s a s e n las q u e s e d e b a -
te la c o m u n i d a d cristiana d e n u e s t r o t i e m -
p o , p a r a esclarecerla a la l u z d e l o s e n f o q u e s
y d e las s o l u c i o n e s q u e l o s P a d r e s p r o p o r -
c i o n a n a s u s c o m u n i d a d e s . E s t o p u e d e ser
a d e m á s u n a garantía de certezas en un
m o m e n t o en q u e f o r m a s de p l u r a l i s m o mal
entendido p u e d e n ocasionar d u d a s e incer-
t i d u m b r e s a la h o r a d e a f r o n t a r p r o b l e m a s
vitales.
L a c o l e c c i ó n c u e n t a c o n el a s e s o r a m i e n t o
d e i m p o r t a n t e s p a t r ó l o g o s e s p a ñ o l e s , y las
obras son preparadas por profesores com-
petentes y especializados, q u e traducen en
p r o s a l l a n a y m o d e r n a la e s p o n t a n e i d a d
con que escribían los Padres.