Trabajo Final Felix Dardo Palorma
Trabajo Final Felix Dardo Palorma
Trabajo Final Felix Dardo Palorma
Memorias de la Localía:
Miradas de Mendoza y ser incorporado al
Repositorio de Trabajos Finales.
Trabajar la vida y obra de Félix Dardo Palorma permite desarrollar una relación
esencial de pertenencia con su entorno.
Palabras claves:
Objetivo general.
Son destacadas y llaman la atención ya que se sabe, por familiares y conocidos que
no era adepto a aparecer expuesto en imágenes por ello sólo se conocen las fotografías de
sus discos.
Es una necesidad conocer y compartir su obra literaria ya que esto conduce a quien
lo lee a una mayor comprensión, tanto de las relaciones humanas como de los contextos
sociales en los cuales sus obras fueron creadas.
Es el único que con sus canciones y letras ha trascendido las fronteras triunfando
en Argentina y en el mundo entero, incluso en orquestas y coros más importantes del
exterior han versionado e interpretado sus temas.
Desarrollo
Siendo muy joven viaja a la capital mendocina y allí, con solo 16 años se
incorpora a un conjunto local llamado “Brochazos de Tradición”. Con ellos recorrió gran
parte de Argentina. Años más tarde fueron contratados por el circo “Gani-Pollastrini”. Para
ese entonces Félix tenía 20 años y debía cumplir con la patria, se retiró del conjunto, viajó
a Santa Fe y allí hizo el servicio militar.
Nos queda más recorrido, y lo vamos a hacer, contando la historia de este criollo
argentino que ha hecho tantas buenas cosas en nuestro folklore, pero después de
tomarnos unos matecitos…
BIOGRAFÍA
En el día de su natalicio según una ley provincial; se celebra el Día del Compadre.
Félix Dardo Palorma: un compadre con la pluma filosa.
El amor, la tierra, el vino y los dolores de la gente de campo fueron algunos de los
temas que el compositor mendocino nacido hace un siglo repitió en su extensa obra.
También escribió (y mucho) sobre San Luis, una provincia por la que tenía un especial
afecto.
Hace cien años, el folclore y las letras de esta parte del mundo dieron los
primeros gritos de un movimiento que si bien no alcanzó a ser una revolución cambió la
forma de entender, describir y cantar un género y un país. No quiere decir eso que el
folclore nacional haya empezado por entonces, pero tampoco puede ser casualidad que
con unos pocos meses de diferencia hayan nacido Tránsito Cocomarola, la chilena Violeta
Parra, Manuel Castilla, Antonio Esteban Agüero, Gustavo “Cuchi” Leguizamón y Félix Dardo
Palorma, todos autores indispensables del cancionero nacional.
Entre todos ellos, la figura de Palorma fue, tal vez, la menos preciada por el gran
público y –junto a la que de Agüero- la más cercana al sentir puntano. El excelente
guitarrista nacido en La Paz (por entonces llamado San José de Corocorto), a sólo una hora
y media en auto desde San Luis, es uno de los poetas injustamente olvidados del folclore
nacional, aunque en los últimos años su obra se ha ido acomodando sola al paladar de los
espectadores.
Lo mucho y lindo que Félix escribió sobre San Luis tiene una explicación
determinante, además de la cercanía geográfica: su madre, Emilia Palorma, era una
puntana de nacimiento que se fue a vivir a La Paz. Desde allí trajo muchas veces al pequeño
a San Luis, por diversos motivos. Uno de los más repetidos era la visita a una curandera de
Villa Mercedes, que vivía cerca de la Calle Angosta y que sometía a sus maravillosos
remiendos caseros al nene cuando enfermaba. De esos viajes en tren, cuando el poeta era
un niño, surgió “Glosario de Calle Angosta”, una cueca en la que el mendocino describe
todos los personajes de la calle de una vereda sola.
Tampoco es fácil encontrar una foto de Palorma que no sea las que quedaron
para siempre en la memoria de sus seguidores. Algunas de las que ilustran este trabajo
fueron gentilmente cedidas por su familia, bajo el estricto pedido de discreción en su
reparto. En todas se ve un hombre de sonrisa gardeliana, pelo encrespado y eterno buen
porte.
Dice su único hijo, Dardo, de 54 años, que lo primero que tiene que rescatar de
la personalidad de su padre es la profunda humildad y la simpleza con la que se manejó a
lo largo de su vida. “Mi padre –dijo en una larga charla que tuvo con “Cooltura”- era muy
respetuoso de las personas humildes, de las personas que no tuvieron posibilidades de
estudio. Y tenía como modo de vida el hecho de enaltecer la familia”.
El trajinar de Palorma transcurrió en muchas provincias, pero su amor tuvo una
sola región: Cuyo. Se casó con Italia Duscio, también paceña, aunque alguna bibliografía se
empeña en mencionarla como catamarqueña. Con ella y con Dardo, el autor de “Póngale
por las hileras” vivió en Buenos Aires, Córdoba, Tucumán, Jujuy y La Pampa, hasta que en
los últimos años, tal como el autor lo expresó en “Llegando a Cuyo” (donde bautiza a San
Luis como “la puerta de Cuyo”) se instaló definitivamente en Mendoza.
Muchos de esos músicos están también en una foto que tomó “Pancho” Franco
–villamercedino radicado en José C. Paz- a la que tituló, con tino, “Embotellamiento”. La
imagen ilustra esta nota y se lo ve al “Sapo” Ávila risueño, a Palorma, de impecable camisa
blanca tomándose el rostro, y a Villavicencio y Torres tocando la guitarra. “El Sapo”
Mendoza, acaso con sus últimas fuerzas, está apoyado contra la pared. En la pequeña mesa
ratona, tres botellas de vino claman, vacías, por piedad. Al igual que los vasos.
“San Luis es una provincia muy cara a la obra de mi padre, que fue un gran
difusor de Cuyo en el exterior. El amor que tenía por San Luis era tal que la ponía en
segundo lugar, después de Mendoza, lógicamente”, sostuvo el hijo.
Para Dardo, es probable que el amor inicial que su padre tenía por San Luis haya
emanado de manera sanguínea por su madre, pero seguramente fue reforzado por medio
de la calidez que los puntanos le dispensaron en sus muchas visitas. Curiosamente, el hijo
de Palorma no viene a San Luis tan seguido como su padre o como quisiera. “En algún
momento pasé por la zona de Merlo y me pareció maravilloso”.
Figura.6 Félix Dardo Palorma y su hijo Dardo Anton Palorma. En el festival que
lleva su nombre. Fuente primaria- gentileza de familia Duscio.
Ahora Dardo vive en Mendoza con su esposa Roxana y sus seis hijos: los mellizos
Micaela y Félix Dardo –los únicos nietos a los que el cantor alcanzó a conocer-, Florencia
Emilia (bautizada así en honor a la madre del cantor), Tomás Alejo, Gonzalo Antón y Lucía
Lourdes. Una de sus tareas principales es mantener visible y audible todo lo relacionado a
Palorma. Asegura el heredero que para emprender esa titánica tarea y comprender las
ausencias de reconocimientos se basa en el precepto que dice que nadie es profeta en su
tierra. “Los organismos oficiales encargados de difundir a los autores locales no siempre
están ocupados por personas con la plenitud de conocimientos sobre la tradición”, apreció,
con elegancia, Dardo para decir lo que cualquier otro mortal mencionaba lisa y llanamente
como ineptitud.
Un ejemplo de esa desidia es la demorada declaración como patrimonio cultural
mendocino a la casa en la que la familia Palorma vivió en la calle Bajada de arrollado, en las
afueras de la ciudad. “Allí vi muchas veces a mi padre vocalizando debajo del parral”,
recordó Dardo, quien responsabiliza al letargo propio de los entes estatales de su provincia
el retraso de la puesta en valor.
La casona de los Palorma es todo un templo para el folclore cuyano. Ocupa 400
metros y tiene muchos ambientes por donde Félix caminó, reflexionó y compuso buena
parte de su repertorio de la última etapa. La idea de la familia es convertirlo en un museo
que muestre todos los elementos que todavía permanecen allí, inmunes por ahora al paso
amortajador del tiempo.
Al enorme patio lo rodean las habitaciones donde todavía hay algunos de los
cuadernos pentagramados que Félix usaba para componer. Y los lápices Carandache, que
el músico compraba en Buenos Aires porque los consideraba los de mejor trazo para
escribir sobre el pentagrama. “Todas esas cosas son joyas artesanales cuya exhibición
serviría para difundir la figura de mi padre”, sentenció Palorma junior. Para Dardo es difícil
determinar en cuál de las variantes de la música, su padre se destacó más. “Como
guitarristas era maravilloso. Yo he escuchado a académicos de la guitarra que me decían
que no podían seguirlo. Como poeta fue profundo y estableció una manera única de escribir
en Cuyo. Y como cantor tenía una voz maravillosa”, sostuvo.
Contrariamente a lo que mucha gente cree, no fue esa la única incursión del
autor en el cine. En el mismo año del estreno de “El camino…”, Palorma apareció como
cantante en “Facundo, el tigre de los llanos”, de Miguel Tato, con Francisco Martínez
Allende y Miguel Bebán.
Otra oportunidad que Palorma tuvo de mostrarse al mundo (al menos con su
obra) fue en abril de 1987, cuando Juan Pablo II llegó a Mendoza en medio de su gira por
el país. Un coro esperó al Pontífice en el predio cercano al Prado de la Virgen, en
Guaymallén, donde se realizaron los actos centrales, y entonó “Llegando a Cuyo”, una de
las canciones en las que Palorma menciona a San Luis.
Conclusión:
Surge también la necesidad de insistir que somos los adultos los encargados de
transmitir a las generaciones que nos siguen el amor a lo nuestro, depende del valor y la
importancia que le demos y del empeño que pongamos en que nuestras raíces no se
pierdan ayudaremos a que nuestros niños y jóvenes se formen con valores e identidad
propia.
Figura 7. Recorte periodístico Diario “Los andes” año 1978
Suele decirse que un pueblo sin raíces y sin cultura propia carece de identidad.
El folclore en este caso el legado dejado por Palorma es un camino para conocernos. A
mayor identidad, MEJORES CIUDADANOS.
“Soy músico, tan simple como la corteza del pan, le dijo una vez el periodista
Gregorio Torcetta. Y lo dijo sin artificio, con una metáfora que era un gesto de simplicidad.
Bibliografía:
https://losandes.com.ar/article/view?slug=felix-dardo-palorma-el-
poeta-de-la-cuyania
https://losandes.com.ar/article/view?slug=felix -daRDO-