Ensayo Practica Penal

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Estudiante: Astrid Rocío Mejía Mendoza

Catedrático: Abog. Alexander Lopez

No. De cuenta: #1160326

Asignatura: Práctica Procesal Penal


Introducción

En el presente ensayo doy a conocer sobre la teoría del delito, la cual se


basa en fundamentar si existen o no los elementos del tipo penal en los
comportamientos o acciones que los humanos realizan en nuestra
sociedad. Con esta teoría se puede llegar a concluir si existe delito o hay
falta de este, por lo tanto esto nos genera un mejor entendimiento a la
hora de analizar y sintetizar los criterios que se presentan a la hora de
resolver un caso en el cual se tenga evidencia alguna de elementos que
generan la comisión de un delito. Esta teoría viene siendo como la base
en la cual se puede fundamentar para aplicar a un caso en concreto.
En cuanto a su práctica, muchos opinan que es la médula que nos
facilita el entendimiento de las características de la comisión de un
hecho ilícito.
Teoría del Delito en el proceso penal

La teoría del delito es aquella teoría que nos explica el concepto básico y
perfila los diferentes elementos esenciales que se presentan y que se
vuelven comunes a todas las formas de delito. Esta teoría es de creación
doctrinal, es decir, que aunque está basada en preceptos legales; trata
sobre los elementos o requisitos de todos los delitos al momento de que
se lleva una acción u omisión. Ahora bien, partiendo de la definición del
delito, se va estructurando lo que es la teoría del delito, y es aquí donde
es importante mencionar que esta se divide en: tipos de sujeto, acción (o
conducta), tipicidad, antijuridicidad, culpabilidad y punibilidad (o
penalidad).
Aunque esta teoría del delito es completamente aceptada, sí existen
diferencias en cuanto a las relaciones entre sus elementos y los
componentes de cada uno de ellos así como también diferencias a las
diferentes teorías que han surgido a lo largo de la evolución del sistema
penal y su ejecución en los procesos, puesto que como sabemos, desde
tiempos antiguos los únicos elementos que se manejaban al momento
de la investigación de un delito, eran básicamente la acción cometida y
si esta tenía una relación entre la persona y la víctima, dejando a la
deriva otros aspectos que pueden ser esenciales y que nos ayuden a
determinar la causa principal de dicha acción ilícita.

Es así que con el surgimiento de esta teoría, se puede ir desglosando


los diferentes componentes que todo delito debe tener presente.
En cuanto a los sujetos que se involucran podemos decir que tenemos al
que será sujeto activo que viene siendo aquella persona que pueda
cometer un ilícito penal. Y luego tenemos al que será el sujeto pasivo,
aquella persona que pueda sufrir un delito. En cuanto al sujeto pasivo,
suelen distinguirse entre el sujeto pasivo impersonal y el sujeto pasivo
personal. Será sujeto pasivo impersonal la persona moral o jurídica
víctima del delito, mientras que será sujeto pasivo personal la persona
física víctima del delito.

La conducta humana como fundamento de la estructura del delito, juega


un papel importante ya que es la denominada acción u omisión. El
concepto de acción abarca también al de omisión en tanto en cuanto
puede existir una conducta en la que se evita con una omisión la
circunstancia de una acción concreta. La principal función del concepto
de acción es servir como límite para seleccionar las acciones que
pueden ser relevantes para el Derecho penal. La teoría del delito emplea
el método dogmático, es decir, aquella que es consistente en identificar y
sistematizar, a partir de los preceptos generales que establecen las
bases fundamentales del Derecho Penal en un ordenamiento
determinado, los elementos que son necesarios para afirmar la
existencia de un hecho delictivo y determinar su relativa gravedad así
como también las principales causas que establezcan como se llevó a
cabo dicha acción.

De este modo, la teoría del delito constituye un "sistema", una


ordenación categorizada y secuenciada de todos los requisitos cuya
concurrencia es necesario constatar para mantener que un sujeto
cometió un delito.
Desde el punto de vista de su utilidad, podría decirse que la teoría del
delito constituye una base fundamental de la que se sirve el penalista a
la hora de resolver cualquier acción ilícita, y es a partir de ese sistema,
los problemas específicos que plantea la aplicación de los concretos
delitos o faltas.

Todos esos elementos (acción, tipicidad, antijuricidad, culpabilidad, etc.)


constituyen los elementos que conforman la teoría del delito, que debe
ser coherente para cumplir adecuadamente su función principal en la
práctica jurídica: resolver problemas específicos de aplicación. Por ello,
la teoría del delito debe edificarse a partir de los cimientos que
proporcionan las mismas normas penales, pues de nada serviría el
sistema si fuera contradictorio con lo que disponen los textos legales
vigentes; por las mismas razones, no deben existir contradicciones
internas al propio sistema, pues éstas podrían debilitar o incluso
derrumbar todo el edificio sistemático.

Ahora, cuando hablamos de tipicidad que es uno de los elementos o


requisitos en dicha teoría, quiere decir, el delito solo puede ser una
conducta que se corresponde con un tipo penal claramente formulado.
Lo definitivo es señalar que no hay delito sin tipo legal: es decir, que bajo
la conminación penal solo caen aquellas acciones formuladas
claramente en especies de delitos definidos por el derecho positivo como
por ejemplo el homicidio, el asesinato, robo, hurto, etc.

Antijuricidad significa contradicción con el derecho y el ordenamiento


Jurídico. Hay antijuricidad cuando algo que se realiza, violenta las
normas establecidas en nuestra sociedad y que por lo tanto constituyen
una infracción, una contradicción a lo que sería el sistema legal. Es
básicamente la oposición del acto voluntario típico al ordenamiento
jurídico. La condición de la antijuridicidad es el tipo penal. El tipo penal
es el elemento descriptivo del delito, la antijuridicidad es el elemento
valorativo. El homicidio se castiga sólo si es antijurídico, si se justifica
como por un estado de necesidad como la legítima defensa, no es delito,
ya que esas conductas dejan de ser antijurídicas aunque sean típicas.

Culpabilidad, en esta la conducta se debe reprochar jurídicamente al


sujeto por no haber hecho lo que debía hacer, cuando sabía que estaba
haciendo algo distinto de lo obligado por el mandato o lo prohibido por él.
Las condiciones dentro de las que actuaron u omitieron son
consideradas por los derechos suficientes para permitirle optar entre
cumplir el mandato o violarlo. Es común definir la culpabilidad como la
reprochabilidad de un acto típico y antijurídico, fundada en que su autor,
en la situación concreta, lo ejecutó pudiendo haberse conducido de una
manera distinta, es decir, conforme a Derecho.
Tipicidad, viene siendo al encuadramiento o adecuación de la conducta
humana en un tipo penal. La tipicidad nace del principio de legalidad,
según el cual, todos los delitos provocados por la acción u omisión
voluntaria del sujeto, deben estar regulados por la ley. Es el encaje del
acto humano voluntario ejecutado por el sujeto a la figura descrita por la
ley como delito. Si la adecuación no es completa no hay delito.
Es importante recordar que estos elementos son de naturaleza genérica
por lo tanto se deben de tomar en cuenta la hora de clasificar la comisión
de un delito o como bien se define como una “acción ilícita” que muchas
veces también puede terminar siendo una omisión que al igual puede
desencadenar consecuencias como que si se tratara de una acción
ilegal.
Conclusión
 Esta teoría del delito nos deja claro que su importancia y utilidad
es fundamental a la hora del estudio, desarrollo o ejecución de la
investigación de un delito, por lo tanto, su evolución nos muestra
como a medida que pasa el tiempo, los sistemas de
enjuiciamiento de nuestra sociedad necesita una base o
fundamento que sea auxiliar al momento del proceso penal,
puesto que sin los requisitos o elementos señalados en dicha
teoría, estaríamos inmersos en una serie de caos a la hora de
querer encontrar una razón que ayude a resolver procesos o peor
aún no existiría un correcto enjuiciamiento y probablemente no
habría una explicación en sí que pueda sistematizar todo lo que
un delito o acción ilícita puede contener.

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