Emergencias en Traumatología1

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Fundación para la Capacitación Integral

FUNDACAPI

Diplomado de Emergenciología

Unidad V: Emergencias Digestivas y endocrinas

ANÁLISIS: ENFERMEDADES GASTROINTESTINALES


María Rodríguez

Médico general

21 de Noviembre 2020

INTRODUCCIÓN
En cuanto a las emergencias traumatológicas muchas veces no solo implica un solo
miembro o hueso, ya que pueden ser múltiples fracturas y esto acarrea muchas
complicaciones no solo a nivel del miembro sino complicaciones de otros sistemas del
cuerpo.
Existen distintas complicaciones a partir de una fractura, que si no se atiende
oportuna y correctamente podrían llegar a poner en riesgo la vitalidad de tejidos, órganos,
sistemas, en fin, poner en riesgo la vida.
EMERGENCIAS TRAUMATOLÓGICAS

Manejo general de las fracturas en pacientes politraumatizados (nunca perder


de vista el ABCDEF): Un paciente politraumatizado es aquel que posterior a un agente
traumático sufre lesiones en distintas partes del cuerpo y órganos, es por ello importante
valorar rápida y minuciosamente al paciente e investigar el mecanismo de la lesión.
Recordar: A: aire, vías aéreas. B: Blood, hemorragías. C: conscience, conciencia. D:
Digestive: traumas digestivos. E: Excretion, traumas urinarios. F: Fracture, fracturas.
● Verificar los signos vitales, valorar otras lesiones
● Detener hemorragia (fracturas abiertas)
● Reducción e inmovilización de la(s) fractura(s).
● Inflamación: aplicar crioterapia.
● Infecciones y dolor: Analgésicos, AINES. Antibióticos (iv o im). Vacuna
antitetánica. Muestra para cultivo (fracturas abiertas).
● Trasladar al paciente en una posición adecuada.
Sintomatología general:
● Inmediatamente el paciente siente dolor intenso y localizado.
● Tumefacción local.
● Se evidencia deformación por desplazamiento de la fractura (impactación,
diástasis, angulación, cabalgamiento, rotación)
● Impotencia funcional (movilidad limitada o anormal).
● Crepitación ósea, acortamiento, hemorragias, equimosis, hematoma local,
lesiones nerviosas o vasculares.
● Inflamación

Clasificación de las fracturas: de las fracturas:


Por Línea divisoria del Hueso
● Fractura Incompleta : Afecta una de las corticales del hueso (fisura, fractura
en tallo verde, fractura Compresiva)
● Fractura Completa : Afecta toda integridad ósea produciendo la separación
de las partes.
Por localización
● Diafisárias: Espesor huesos planos o largos
● Pararticulares: Zona de los extremos óseos.
● Metafisárias: Porción del hueso donde el tejido esponjoso predomina
● sobre la cortical.
● Epifisárias: Zona próxima a la articulación.
En cuanto al número de fragmentos libres
● Conminuta
De acuerdo al trazo de la Fractura
● Longitudinales : A lo largo del hueso.
● Transversales : Perpendicular al eje longitudinal del hueso
● Oblicuas: Forma ángulo agudo con el eje del hueso.
● Espiral : El trazo circunvala el hueso.

Tratamiento general de las fracturas:


La inmovilización tiene un objetivo importante: lograr analgesia, mantener las
reducción ósea para el adecuado proceso de consolidación y disminuir el daño tisular.
Además; permite la separación de tejidos blandos y sobretodo disminuye las
complicaciones.
Reducción de la fractura ( cerradas)
Reducción: Alineamiento correcto de los extremos del hueso fracturado mediante
tracción longitudinal y partes blandas colaboran a llevar los fragmentos óseos a su posición
original. La ventaja de esta técnica es que disminuye el edema y riesgo de lesión vascular.
Reducción abierta: Fractura abierta. Fracaso de métodos conservadores. Cuando la fijación
interna se considere mejor método de contención de la fractura.
Analgesia/Reposo: Fracturas de estrés, del arco costal, alteraciones importantes
estado general del paciente.
Férulas: Fracturas infantiles, vertebrales, dedos, fracturas poco desplazadas en
algunos casos.
Tracción: Es el método más frecuente. Tracción continua: se trata de mantener la
longitud de la extremidad, alinear y estabilizar el foco de fractura, permite cierta movilidad
articular, dominar la contractura muscular y disminuir el edema por elevación de la
extremidad afectada.
Por gravedad: Se utilizan en traumatismos de miembros superiores, a través del
Cabestrillo. Cutánea o blanda: consiste en que al segmento afectado se le aplica un vendaje
adherente + peso sobre la venda.Blandas en fracturas de cadera de forma provisional.
Transesqueléticas: en fracturas de fémur de forma provisional o definitiva. Se
aplica tracción directa sobre el hueso por medio de una aguja de Kirschner o clavos de
Steinmann transfixiante.
Se decide optar por el tratamiento quirúrgico en caso de fracaso con el tratamiento
conservador. Importante: Inmovilización/ Contención/Rehabilitación.

Ampolla de fractura
Aunque no parece muy frecuente que esta sea una complicación, es errado
pensarlo, ya que, muchas veces puede que una ampolla complique de manos grave una
fractura, generalmente en zonas como la muñeca, el antebrazo y el tobillo.
Está indicada la inmovilización, elevación y vendaje elástico del miembro
inmediatamente.
A causa de una fractura ocurre la solución de continuidad del hueso y tejidos
adyacentes ocasiona aumento de volumen lo que puede poner en riesgo al miembro o
tejidos afectados. En caso de no obtener una circulación adecuada, lo más importante es
realizar una descompresión quirúrgica.

Lesiones de vasos sanguíneos


Aunque los vasos sanguíneos son muy fuertes, pueden sufrir lesiones a causa de
algún traumatismo que pueden ir desde leves a graves que pueden comprometer la vida a
causa de hemorragias. Es por ello que debemos saber identificar cuando viene de una
arteria (la sangre es roja brillante y su salida es intermitente) venosa (sangre más oscura y
con salida continua) o capilar (salida de la sangre en poca cantidad).
Quizá en algunos casos la lesión sea tan fuerte que se cause rápido movimiento de
sangre y produce extravasación de sangre a los tejidos para luego formar un hematoma,
algunos hematomas como el de algunas fracturas de fémur puede almacenar hasta 2 litros
de sangre y poner en riesgo la vida del paciente, ya que puede generar un cuadro de
hipovolemia.
Las lesiones de grandes vasos generalmente son producidas por las fracturas
abiertas y sin menos frecuentes en fracturas cerradas. Por ello es importante verificar la
presencia de los pulsos distales cercanos a la lesión, ya que es vital el riego sanguíneo
adecuado, ya que compromete el miembro o tejido afectado, y si no hay un riego correcto
podremos notar además una extremidad fría y conllevar a una gangrena.
En cuanto a fracturas cerradas; una región en la que puede ocurrir una lesión
importante es en la arteria o vena tibial anterior, ya que estas pasan por el canal fibroso
entre la tibia y el peroné y sino se toman en cuenta pueden causar pérdida de la
extremidad.

Fracturas abiertas
Es toda solución de continuidad de un segmento óseo en contacto con el medio
exterior, sean visibles o no los extremos fracturarios. La herida está en comunicación con el
foco de fractura. se consideran una urgencia traumatológica por su alto riesgo de
complicaciones, como la infección (Osteomielitis, gangrena gaseosa y muerte). Hay que
considerar que el foco lesional además de abarcar las partes blandas y hueso, incluye
vasos y nervios.
Fracturas abiertas por mecanismo directo: Se produce en el mismo lugar donde
actúa el agente.
Vulnerante
● Causadas por agente externo
● Amplias
● Bordes irregulares
● Trayecto anfractuoso
● Sucias
● Sangrantes
● Impregnadas de material extraño
Fracturas abiertas por mecanismo indirecto: Se produce a distancia del sitio de
acción (Fractura por compresión, distracción, flexión, torsión, cizallamiento).
Causadas por acción interna
Pequeñas
Bordes lisos y regulares
Trayecto directo
Limpias
Poco sangrado
No se encuentran cuerpos extraños
Abierta: El foco de fractura que se comunica con el exterior, para la cual se utiliza la
Clasificación de Gustilo y Anderson (1982).
● Grado I: Herida abierta menor a 1 cm2; fractura ósea simple con trituración
mínima. Producida de dentro hacia fuera por fragmento óseo. Mínima lesión
de partes blandas. Infección 0 - 2%
● Grado II: Herida de 1 a 10 cm2; destrucción mínima; trituración y
contaminación moderadas. Sin colgajo, avulsión. Moderada afectación de
tejido blando, infección 2 - 7%.
● Grado III: Heridas mayores que 10 cm2, con gran daño al tejido, resultando
difícil cubrir hueso o elementos de osteosíntesis expuestos; trituración de
hueso. El daño a partes blandes incluye músculos, piel y estructuras
neurovasculares, generalmente por una lesión de alta energía con gran
componente de aplastamiento.
● Dividido en 3 subgrupos:
● Grado IIIA: Amplia laceración de partes blandas, con cobertura ósea
adecuada (Suficiente tejido blando para cubrir hueso), fracturas
segmentarias; lesiones por armas de fuego, mínima desperiostización.
Infección 7%.
● Grado IIIB Gran daño al tejido con separación del periostio, haciendo que la
cobertura con tejido blando local no sea suficiente; necesidad de cierre del
colgajo. Suele asociarse a una contaminación importante. Infección 10 - 50%
● Grado IIIC Lesiones grado IIIB con daño vascular mayor que requiere
reparación. Infección 30 - 50%. Amputación > 50%

Fractura de clavícula: Por mecanismo indirecto (caída de lado)


● Exploración física:
● Hombro descendido.
● Distancia hombro-línea medio esternal: acortada.
● Relieve duro a la palpación.
● Equimosis.
● Signo de la tecla +.
Tratamiento:
Corregir desviación, inmovilizar el foco de fractura, dejar libre el movimiento del
hombro. Conservador: Vendaje en 8 entre 3-5 semanas. Quirúrgico: Excepcional (fracturas
expuestas, varios fragmentos dispersos, fracaso en la reducción, compromiso vásculo-
nervioso, lesión de ligamentos.

Tipos de inmovilizaciones en las fracturas


Es importante saber que la inmovilización parcial impide sólo los movimientos que
afectan a las estructuras lesionadas, permitiendo al paciente realizar el resto de los
movimientos.
Y saber que existen contraindicaciones como lo son las lesiones graves en donde se
requiera una inmovilización estricta, fragilidad cutánea o evidencia de heridas, alteraciones
vasculares o sensitivas, signos inflamatorios importantes, hasta el hecho de la falta de
material o inclusive entrenamiento.
Tipos de inmovilizaciones
Moldeados: yesos circulares que mantienen la reducción de una fractura en una
posición adecuada.
Técnica de colocación de yesos circulares
Debemos explicar el procedimiento al paciente, que sentirá calor al colocar el yeso.
Es importante limpiar la zona a inmovilizar con agua y jabón y luego secar bien. Proteger
las prominencias óseas. Preparar el material necesario. La venda enyesada se aplica,
suavemente sobre la extremidad en forma espiral ocupando la mitad de la vuelta siguiente y
de distal a proximal Férulas Se utiliza como parte inicial en el tratamiento de fracturas,
luxaciones y roturas de tendones. Puede evitar el daño a través de la inmovilidad de otras
estructuras cercanas a una fractura. Evita la laceración de la piel por los bordes filosos del
hueso fracturado
Funcionales: estas permiten realizar marcha y movilidad articular antes de la
consolidación.
Férulas: Mantienen inicialmente la reducción de la fractura.
Un yeso circular es una estructura sólida que se origina a partir de la colocación de
vendas impregnadas de yeso de forma circular con el objetivo de inmovilizar un área
determinada del cuerpo.
Técnica de colocación de una férula:
Retirarle la ropa del paciente del sitio donde se evidencia la lesión. Importante
verificar el pulso, llenado capilar y estado neurológico distal al sitio de la lesión. Cubrir
todas las heridas con vendaje seco y estéril. Asegurarse de inmovilizar las articulaciones
por encima y por debajo de la fractura. Almohadillar todas las férulas rígidas, para evitar las
lesiones por presión. Mantenga estable el sitio de la fractura, hasta colocar la férula y sea
inmovilizada. No trate de alinear el miembro lesionado si está deformado.

Inmovilizaciones miembro superior


Braquio palmar:
Materiales: disponer de vendas de yeso de 7.5 cm y de 5 cm, algodón prensado de 3
pulgadas, media tubular, agua entre 25 y 29 grados, guantes no estériles. Región
anatómica: desde el pliegue distal palmar, hasta dos dedos por debajo del pliegue axilar.
Posición funcional: el codo a 90 grados, antebrazo en posición neutra, muñeca en ligera
flexión y el pulgar en línea con el radio.
Antebraquio palmar:
Materiales: Vendas de yeso de 7.5 cm y de 5 cm, algodón prensado de 3 pulgadas,
media tubular, agua entre 25 y 29 grados, guantes no estériles. Región anatómica: Desde el
pliegue distal palmar, hasta dos dedos por debajo de la articulación del codo. Posición
funcional: Antebrazo en posición neutra, muñeca en ligera flexión y el pulgar en línea con el
radio (puede haber modificaciones de acuerdo al tipo de fractura).

Inmovilizaciones miembro inferior


Inguinopedico:
Materiales: Vendas de yeso de 20 cm y de 15 cm, algodón prensado de 6 pulgadas,
media tubular, agua entre 25 y 29 grados, guantes no estériles. Región anatómica: Desde la
base de los dedos del pie hasta el trocánter mayor lateralmente y medialmente 2 dedos por
debajo de la ingle. Posición funcional: La rodilla en ligera flexión, tobillo en ángulo recto y
pie en posición neutra, hasta dos dedos por debajo de la articulación del codo.
Inguinomaleolar:
Materiales: Vendas de yeso de 20 cm y de 15 cm, algodón prensado de 6 pulgadas,
media tubular, agua entre 25 y 29 grados, guantes no estériles. Región anatómica: Desde
unos dos dedos por encima de los maléolos hasta el trocánter mayor lateralmente y
medialmente 2 dedos por debajo de la ingle. Posición funcional: La rodilla en ligera flexión.

Luxación escápulo-humeral
Pérdida de contacto entre la cabeza del húmero y la cavidad glenoidea de la
escápula.
El húmero puede luxarse en “todos” los ejes de la articulación. La luxación anterior
es la que ocurre en un 75-90%; la posterior, aunque es infrecuente, es preciso conocerla
por la elevada frecuencia con la que pasa inadvertida en un > 60% de los casos Las
luxaciones inferiores son muy raras.
Mecanismo: La mayoría de las veces suele producirse por mecanismo indirecto. Las
luxaciones anteriores se producen por caídas hacia atrás al apoyarse sobre la mano con el
brazo en extensión, abducción y rotación externa
Podemos observar un individuo con dolor y con el brazo en ligera abducción y
rotación externa; con frecuencia el codo está flexionado unos 100° y el antebrazo es
sujetado por la mano contralateral. Hay pérdida de los relieves óseos normales y de la
redondez del hombro, con el típico hombro en charretera. No existen hematomas ni
equimosis. Se palpa la prominencia anterior de la cabeza humeral que está anterior e
inferiormente a la clavícula. Hay desaparición del surco deltopectoral, así como una
oquedad en la cara externa y posterior del hombro. Movilidad: Existe impotencia funcional
con imposibilidad de mover el brazo. Al intentar realizar la movilización pasiva,
encontraremos el signo de la fijación elástica.
Radiografía: Solicitar Rx A-P del hombro. Esta radiografía debería realizarse en el
plano de la escápula, que se consigue girando el cuerpo para apoyar completamente la
espina de la escápula sobre el chasis; el haz de rayos debe ser perpendicular al chasis, por
lo que formará un ángulo de 30-45º con el tronco. En la radiografía se confirma la existencia
de la pérdida de contacto entre las superficies articulares, así como su localización exacta,
que puede ser: subglenoidea (precisa menor intensidad traumática), subcoracoidea (la más
frecuente) y subclavicular (necesita una acción más violenta). Es conveniente solicitar una
proyección lateral de la escápula o proyección en “Y” al ser la imagen que dibuja la
escápula.
Reducción: debe realizarse lo más rápido posible. El grado de dificultad aumenta
con el paso de las horas por el incremento de la contractura muscular y al tratarse
inmediatamente de haberse producido, suele reducirse con facilidad.
Se recomienda canalizar una vía intravenosa previa a la reducción. Para facilitar la
reducción, se debe administrar, un analgésico opioide y 1-5 mg de lorazepam o diazepam
sublingual. Los métodos descritos para la reducción son múltiples, quizás el más sencillo
sea el de Arlt o de la “silla”: aquí colocamos la axila sobre el respaldo de una silla
interponiendo un voluminoso vendaje de algodón o una almohada.
Es importante la máxima relajación del paciente en esta posición. Se efectúa
tracción del brazo hacia abajo de forma continua y suave, realizando simultáneamente una
rotación externa e interna del húmero.
Otro método muy usado es el de Hipocrático: Se coloca nuestro pie del lado de la
lesión en el hueco axilar y se tracciona progresivamente de la muñeca con una ligera
abducción; pueden imprimirse suaves rotaciones del brazo.
Es más recomendable usar la modificación de Rockwood, en la que el contraapoyo
del pie se sustituye por un ayudante que tracciona de una sábana que pasa por la axila y
cruza oblicuamente el tronco, fraccionado del brazo con una abducción de unos 30-45º.
Sabremos que se ha producido la reducción tras escuchar y percibir la sensación de
reducción, así como tras comprobar la reconstrucción de la anatomía normal y la
recuperación de la movilidad.
Inmovilización
Todos se basan en el clásico vendaje de Velpeau. Con cualquiera de ellos, el brazo
debe quedar pegado al tronco (rotación interna y ligera flexión del hombro) y con el codo
flexionado. Hay que proteger escrupulosamente las zonas de contacto (cara interna del
brazo, pliegue axilar y flexura del codo).
Luxación posterior
Es la segunda disposición de luxación glenohumeral, que muchas veces pasa
inadvertida en la valoración inicial (60-80%), aunque sus signos físicos son tan clásicos que
no deberían confundirse.
Se produce tras una caída con el brazo hacia adelante, disponiéndose en aducción,
flexión y rotación interna, o tras traumatismo sobre la cara anterior del hombro.
Clínicamente, lo sospechamos por el mecanismo lesional, por estar el brazo bloqueado en
rotación interna, por la limitación de la movilidad, así como por un aumento del diámetro
antero-posterior del hombro (visión desde arriba). Es más dolorosa que la luxación anterior.
En el estudio radiográfico A-P, la cabeza simula estar en contacto con la cavidad glenoidea,
pero se evidencia una alteración de su morfología. La Rx en “Y” o la axilar evidenciarán la
disposición posterior de la cabeza humeral. El tratamiento es similar al de las luxaciones
anteriores. La reducción se realizará mediante tracción más rotación externa y empuje hacia
adelante sobre la cara posterior del hombro.

Síndrome compartimental
Es un conjunto de signos y síntomas ocasionado por el incremento de la presión
intersticial en un compartimento osteofascial cerrado, en el que la perfusión capilar se ve
reducida por debajo del nivel necesario para la viabilidad celular. Se clasifican en agudo y
crónico, según la duración de los síntomas y la etiología. Es determinante un diagnóstico
precoz y el tratamiento inmediato, para evitar las graves secuelas.
Etiología
Existen dos grandes grupos: de causa extrínseca, reduciendo o impidiendo la
distensibilidad del compartimento; y de causa intrínseca, aumentando el volumen
intracompartimental.
Se han descrito síndromes compartimentales sin causa aparente en relación a una
reperfusión agresiva con los fluidos y al síndrome de respuesta inflamatoria sistémica.
Fisiopatología
Ocurre un aumento de la presión intersticial y se causa una especie de círculo
vicioso que sólo puede romperse a través de la aponeurotomía. El aumento de presión
tisular produce una compresión vena disminuyendo o inclusive anulando la circulación y la
reabsorción postcapilar, lo que desencadena la formación de edema intersticial que a su vez
aumenta la presión. Esta disminución del gradiente arteriovenoso provoca que el flujo
sanguíneo no sea capaz de satisfacer las necesidades metabólicas tisulares,
desarrollándose el síndrome compartimental. En caso de largo periodo con isquemia, se
producirá la necrosis de los tejidos locales e incluso puede afectar de forma sistémica al
paciente.
Clínica:
El interrogatorio médico es importante para descubrir el mecanismo lesional y
factores de riesgo asociados. Generalmente el diagnóstico se basaba en la regla de las 5-P:
dolor (Pain), ausencia de pulso, palidez,parálisis y parestesias.
El síntoma más predominante es el dolor, sin embargo; a veces puede disminuir e
incluso puede estar ausente en el síndrome compartimental establecido, una vez se haya
producido la necrosis tisular. Generalmente el dolor es mayor del esperado, no cede con
analgésicos y no mejora tras la retirada de vendajes y/o yesos.
El signo más precoz es la presencia de un compartimento tenso o tumefacto. Los
síntomas pueden reproducirse con el estiramiento pasivo de la unidad musculotendinosa
que atraviesa el compartimento. Los signos de déficit sensitivo en forma de parestesias
ocurren de forma característica y sin el tratamiento oportuno evolucionarán hacia la
hipoestesia o la anestesia completa. En cambio, el déficit motor se produce más
tardíamente y constituye un signo de isquemia tisular.
Es muy importante tener en cuenta que tanto el relleno capilar como el pulso suelen
estar conservados en las fases iniciales del síndrome compartimental. Solamente cuando la
presión intracompartimental aumente por encima de la presión arterial sistólica,
desaparecerán los pulsos distales.
Diagnóstico
El diagnóstico del síndrome compartimental agudo es fundamentalmente clínico,
siendo necesaria la realización de múltiples evaluaciones físicas del paciente para valorar la
evolución del cuadro clínico.
La medición de la presión intracompartimental es la exploración complementaria
más útil. Esta prueba estará indicada en pacientes en los que la exploración física no sea
fiable como por ejemplo; pacientes inconscientes o en coma, o simplemente si existen
dudas.
Existen diversos dispositivos comercialmente disponibles para la medición de la
presión intracompartimental. Para que la medición sea precisa es importante localizar
adecuadamente el compartimento que se quiere medir. En caso de que el síndrome
compartimental sea secundario a una fractura se recomienda realizar la medición a menos
de 5 cm del foco de fractura.
El valor crítico de la presión intracompartimental que determina la necesidad de
realizar una fasciotomía urgente es variable. Algunos autores solamente tienen en cuenta el
valor absoluto de la presión intracompartimental, indicando la necesidad de fasciotomía
cuando es >40 mmHg. Otros autores, en cambio, correlaciona el valor obtenido con la
presión arterial diastólica. Cuando la diferencia entre la presión arterial diastólica y la
presión intracompartimental sea menor de 30 mmHg, estará indicada la fasciotomía.
Tratamiento:
Se basa en la apertura de la fascia muscular para descomprimir compartimento
afecto (fasciotomía). El tratamiento quirúrgico debe instaurarse dentro de las 6 primeras
horas. Si el diagnóstico se demora más allá de 24 a 36 horas es recomendable la
abstención terapéutica, ya que la fasciotomía presenta gran morbilidad: alto índice de
infección, amputación e incluso muerte del paciente por la aparición de un síndrome de
aplastamiento.
La fasciotomía debe abarcar toda la longitud del compartimento. Las incisiones
cutáneas deben ser largas y a lo largo de toda la longitud del compartimento debiendo
evitarse las fasciotomías subcutáneas.
La localización de las incisiones dependerá del compartimento afectado.
● Brazo: posee 2 compartimentos. El compartimento anterior se descomprime
mediante una incisión anterointerna y el posterior mediante una incisión
longitudinal posterior.
● Antebrazo: consta de 3 compartimentos (anterior, posterior y lateral) que
están comunicados entre sí. Están envueltos por una única fascia muscular
por lo que suele ser suficiente una sola incisión curvilínea sobre toda la
longitud de la cara volar del antebrazo llegando hasta el túnel del carpo.
● Mano: los compartimentos interóseos pueden liberarse mediante dos
incisiones dorsales sobre los ejes longitudinales del 2º y 4º metacarpianos.
Los compartimentos palmares precisan de 2 incisiones sobre las eminencias
tenar e hipotenar para su liberación.
● Nalga: puede utilizarse una incisión posterolateral para descomprimir los
músculos glúteo mayor, mediano y menor.
● Muslo: una única incisión grande sobre la cara lateral puede ser suficiente
para descomprimir los compartimentos anterior y posterior. En ocasiones
puede ser necesaria una incisión adicional sobre la musculatura aductora.
● Pierna: la descompresión de los 4 compartimentos (anterior, lateral, posterior
superficial y posterior profundo) puede realizarse mediante 2 incisiones: una
vertical anteroexterna desde el tubérculo de Gerdy hasta el ángulo
tibioperoneo inferior para los compartimentos anterior y lateral. Para el
posterior superficial y posterior profundo se realiza una incisión vertical unos
2 cm posterior al borde tibial posterior. También es posible descomprimir los
4 compartimentos mediante una única incisión vertical desde el cuello del
peroné hasta el maléolo externo, aunque esta técnica es más difícil y
requiere una disección tisular mucho más extensa.
● Pie: existen 9 compartimentos en el pie: medial, lateral, central superficial,
aductor del primer dedo, calcáneo y 4 compartimentos para los músculos
interóseos. Pueden realizarse dos incisiones longitudinales sobre el dorso del
pie para liberar los compartimentos interóseos: una estará centrada sobre la
diáfisis del 4º metacarpiano y la otra entre el 1º y 2º metacarpianos. Para
descomprimir el resto de compartimentos puede emplearse una incisión en
“L” sobre la cara medial del pie.
Cuidados postoperatorios
Se debe tener especial cuidado en la exéresis de tejido necrótico en el momento
inicial de la fasciotomía, debiendo reservarse para las siguientes curas a los 2 ó 3 días. La
herida debe quedar abierta, cubierta por apósitos estériles con solución salina y antiséptica.
Se puede instaurar un tratamiento con cefalosporinas de 2ª generación para prevenir las
infecciones más frecuentes, y una férula en posición funcional sin compresión excesiva
mantendrá inmovilizadas las articulaciones. La vigilancia después de realizar la fasciotomía
permitirá diagnosticar precozmente un síndrome compartimental secundario debido a una
mala liberación. Periódicamente se realizará la limpieza de herida y se aproximan los
bordes mediante la técnica del cordón de zapato en el que mediante grapas y vessel-loop
se intentará evitar el injerto de piel.
Complicaciones
Las complicaciones se producen a causa de la necrosis muscular y nerviosa de los
tejidos del compartimento. Pueden dividirse en afectaciones locales y sistémicas. A nivel
local, la necrosis muscular inicial produce fibrosis, retracción y adherencias de los músculos
afectos. Los ejercicios de movilidad pasiva y las férulas en posición funcional ayudan a
mantener la longitud muscular y un buen rango articular. Las localizaciones más frecuentes
son el compartimento posterior profundo de la pierna y el compartimento flexor del
antebrazo. A las manifestaciones clínicas de dicho compartimento se les ha denominado
“contractura isquémica de Volkmann”. Dicha entidad cursa con flexión y pronación del codo,
flexión de la muñeca, articulaciones metacarpofalángicas en extensión, interfalángicas en
flexión y pulgar en adducción.
Si después de un año persiste la contractura (hasta esta fecha existe recuperación
parcial) se deberá optar por la cirugía. Existen multitud de opciones quirúrgicas como
liberaciones tendinosas, injertos vascularizados, osteotomías, etc. Se debe conseguir un
miembro funcional y la artrodesis y la amputación deben reservarse para cuando exista una
gran destrucción tisular o un dolor severo.
A nivel sistémico, la isquemia muscular puede inducir la liberación de mioglobina al
torrente circulatorio desde los miocitos, junto con otros metabolitos tóxicos e inflamatorios.
Pueden aparecer entonces mioglobinuria, acidosis metabólica e hiperpotasemia con la
consiguiente insuficiencia renal, shock, arritmias o fallo cardíaco.
El síndrome compartimental crónico
Aparece sin antecedente traumático, se reproduce mediante esfuerzos físicos
repetidos remitiendo tras el cese de estos, y no constituye una situación urgente. Suele
afectar a personas musculosas y deportistas, sobre todo en el compartimento anterior de la
pierna.
En cuanto a la clínica, se evidencia dolor, parestesias, aumento de consistencia del
compartimento afectado e incluso debilidad y parestesias a los pocos minutos de haber
comenzado la actividad física. Las molestias pueden persistir hasta varias horas después.
Es importante realizar un diagnóstico diferencial con periostitis, tendinitis y fracturas
por fatiga. Las pruebas complementarias (radiología, gammagrafía) nos ayudan a
diferenciar. Sin embargo; el diagnóstico más confiable se hace a través de la medición de la
presión intracompartimental justo antes y después del ejercicio. Se consideran diagnósticas
una presión en reposo >15 mm Hg, una presión >35 mm Hg tras finalizar el ejercicio y una
presión >25 mm Hg a los 5 minutos de finalizar el ejercicio.
En estos casos el tratamiento consiste en la modificación de la actividad deportiva y
si persisten los síntomas el tratamiento se basará en la descompresión quirúrgica mediante
fasciotomías subcutáneas o fasciectomía.
CONCLUSIONES
Es determinante la evaluación precoz de los pacientes con traumatismos y
politraumatismo y apoyarnos siempre en el ADCBE para una valoración sistemática y no
perder de vista lesiones que pueden cursar con gravedad. En cuanto a las heridas o
fracturas abiertas es importante evitar la infección de la herida.
Los aspectos óptimos en cuanto a la atención de las fracturas se basan en:
exploración de los pulsos y la sensibilidad (antes y tras la reducción), Reducción adecuada
(con el conocimiento y correcta aplicación de las maniobras), obtener la consolidación de la
fractura, restablecer la función normal de la extremidad afectada. Todo esto para evitar mala
praxis como lo son; lesión de vasos sanguíneos, nervios, infecciones, defectos en la
movilidad del miembro afectado, etc.
Bibliografía

Álvarez Cambras R. Tratado de cirugía ortopédica y traumatológica - Traumatología.


Tomo I. Editorial pueblo y educación.
Cirugía ortopédica y traumatología. Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
Lima, Perú 2008.
Lozada Jessica. Guía práctica de fracturas e inmovilizaciones. Educación Médica
SOCEM UCSV.
Forriol Campos F. Manual del residente de Cirugía Ortopédica y traumatología.
Tomo I. Sociedad Española de cirugía ortopédica y traumatología.

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