Alemania Antigua
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«Hitler» redirige aquí. Para otras acepciones, véase Hitler (desambiguación).
Adolf Hitler
Adolf Hitler cropped restored.jpg
Hitler en 1937
Standarte Adolf Hitlers.svg
Führer de Alemaniaa
2 de agosto de 1934-30 de abril de 1945
Gabinete Gabinete Hitler
Predecesor Paul von Hindenburg (presidente)
Sucesor Karl Dönitz (presidente)
Reichsadler der Deutsches Reich (1933–1945).svg
Reichskanzler de Alemania
30 de enero de 1933-30 de abril de 1945
Presidente
Paul von Hindenburg (1933-1934)
Él mismo (1934-1945)
Gabinete Gabinete Hitler
Predecesor Kurt von Schleicher
Sucesor Joseph Goebbels
NSDAP-Logo.svg
Líder del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán
29 de julio de 1921-30 de abril de 1945
Predecesor Anton Drexler
Sucesor Martin Bormann
SA-Logo.svg
Comandante de las Sturmabteilung
septiembre de 1930-5 de enero de 1931
Predecesor Franz Pfeffer von Salomon
Sucesor Ernst Röhm
Chef Generalstab Heer.svg
Alto mando del Oberkommando des Heeres
19 de diciembre de 1941-30 de abril de 1945
Predecesor Walther von Brauchitsch
Sucesor Ferdinand Schörner
Coat of arms of Prussia 1933.svg
Reichsstatthalter de Prusia
30 de enero de 1933-30 de enero de 1935
Sucesor Hermann Göring
Información personal
Apodo Böhmischer Gefreiter, Onkel Wolf y Wolf
Nacimiento 20 de abril de 1889
Braunau am Inn, Austria-Hungría
Fallecimiento 30 de abril de 1945 (56 años)
Berlín, Alemania
Causa de la muerte Suicidio por arma de fuego
Residencia Berghof, Führerbunker y Wolfsschanze
Nacionalidad Austríaca (hasta 1925)
Alemana (desde 1932)
Lengua materna Alemán
Religión Véase Opiniones religiosas de Adolf Hitler
Partido político DAP y NSDAP
Familia
Padres Alois Hitler y Klara Pölzl
Cónyuge Eva Braun
Pareja
Maria Reiter
Eva Braun
Geli Raubal
Educación
Educado en
Escuela de Lambach Realschule de Linz
Hitler se afilió al Partido Obrero Alemán, precursor del Partido Nazi, en 1919, y
se convirtió en su líder en 1921. En 1923, tras el pronunciamiento en la cervecería
Bürgerbräukeller de Múnich, Hitler intentó tomar el poder mediante un golpe de
Estado fallido por el que fue condenado a cinco años de prisión.4 Durante su
estancia en la cárcel redactó la primera parte de su libro Mi lucha (en alemán,
Mein Kampf), en el que expone su ideología junto con elementos autobiográficos.
Liberado ocho meses después, en 1924, Hitler obtuvo creciente apoyo popular
mediante la exaltación del pangermanismo, el antisemitismo y el anticomunismo,
sirviéndose de su talento oratorio apoyado por la eficiente propaganda nazi y las
concentraciones de masas cargadas de simbolismo.
Bajo la dirección de Hitler, las fuerzas alemanas y sus aliados ocuparon en 1941 la
mayor parte de Europa y África del Norte. Esas conquistas territoriales decrecieron
paulatinamente después de la batalla de Stalingrado, hasta 1945, cuando los
ejércitos aliados derrotaron al ejército alemán. Por motivos raciales, Hitler causó
la muerte de diecisiete millones de personas,6 incluyendo una cifra en torno a seis
millones de judíos7 y entre medio y millón y medio de gitanos, en lo que
posteriormente se denominó «Holocausto».8
Índice
1 Política
2 Primeros años
2.1 Infancia
2.2 Juventud en Viena y Múnich
2.3 Primera Guerra Mundial
3 Inicios en el nazismo
3.1 Inicio de la actividad política
3.2 Putsch de Múnich
3.3 Mein Kampf
3.4 Reestructuración del partido
4 Ascenso al poder
4.1 El ascenso durante la Depresión
4.2 Intrigas de Schleicher y Papen
5 Establecimiento de la dictadura
5.1 El incendio del Reichstag y la ley habilitante
5.2 Gleichschaltung
5.3 La purga de las «camisas pardas»
6 Tercer Reich
6.1 Economía y cultura
6.2 El rearme y nuevas alianzas
7 Segunda Guerra Mundial
7.1 Triunfos iniciales
7.2 La caída
8 Últimos días
8.1 Boda con Eva Braun y testamento
8.2 Suicidio
8.3 El destino del cadáver y las versiones de los soviéticos
9 Rasgos de su personalidad
9.1 Autodidacta y lector empedernido
9.2 Antisemitismo
9.3 Teorías sobre el origen de su antisemitismo
10 Legado de Hitler
10.1 "Higiene racial" y el Holocausto
11 Véase también
12 Notas
13 Referencias
14 Bibliografía
15 Enlaces externos
Política
Ascendió al poder durante un período de crisis económica, social y política,
acentuada por los efectos de la Gran Depresión de 1929 y el descontento y
frustración popular en Alemania como consecuencia de la derrota en la Primera
Guerra Mundial. A lo largo de su mandato político utilizó la propaganda estatal y
su carismática oratoria para persuadir a las masas, enfatizando su oposición al
Tratado de Versalles de 1919, al pueblo judío, al pacifismo y al comunismo
internacional, particularmente el soviético-bolchevique. A la vez, resaltaba el
nacionalismo alemán, el militarismo, el racismo, la llamada preservación de la raza
aria, el pangermanismo y la anexión o recuperación armada de territorios europeos
perdidos por el Imperio alemán después de la Primera Guerra Mundial. Después de
reestructurar la industria y economía y frenar en poco tiempo la inflación y el
desempleo, Hitler se ganó el apoyo popular. Rearmó y organizó las fuerzas armadas
alemanas, estableciendo una dictadura totalitaria personal que transformó a la
sociedad alemana y eliminó su sistema democrático. Su régimen se caracterizó por la
discriminación racial, la supremacía aria y la persecución étnico-religiosa y
política. Desde 1939, como consecuencia de la guerra, este modelo se extendió al
resto de Europa. En el plano ideológico, Hitler asumió los planteamientos del
fascismo italiano pero con matices propios basados en las características del
nazismo y la sociedad alemana. En torno a su figura se desarrolló un intenso culto
a la personalidad.
Primeros años
Infancia
Véase también: Familia Hitler
Hitler de niño.
El nombre Adolf viene del antiguo alto alemán y significa «lobo noble»
(Adel=nobleza + wolf=lobo).16 De ahí que uno de los apodos de Hitler puestos por él
mismo fuera Wolf o Herr Wolf —comenzó a usar este apodo a principios de los años
1920 y se le dirigían con él solo los amigos íntimos (como «Tío Wolf» por los
Wagner) hasta la caída del Tercer Reich—.17 Los nombres de varios de sus cuarteles
generales dispersos por la Europa continental (Wolfsschanze en Prusia Oriental,
Wolfsschlucht en Francia, Werwolf en Ucrania, etc.) reflejan esto. Incluso Hitler
sugirió a su hermana Paula que se cambiara de nombre durante los juegos Olímpicos
en Garmisch y se mantuviera en estricto incógnito bajo el apellido Wolff,
manteniendo su nombre si quería. Por sugerencia de Paula, se añadió el calificativo
de Frau (Señora) para hacer menos sospechoso el cambio de nombre ante sus conocidos
(haciendo ver que el cambio de nombre fuera debido a un matrimonio). Hitler era
conocido como Adi por su familia y parientes más cercanos.
Hitler dijo que, de niño, era azotado a menudo por su padre. Años más tarde le dijo
a su secretaria: «Entonces tomé la decisión de no llorar nunca más cuando mi padre
me azotaba. Unos pocos días después tuve la oportunidad de poner a prueba mi
voluntad. Mi madre, asustada, se escondió en frente de la puerta. En cuanto a mí,
conté silenciosamente los golpes del palo que azotaba mi trasero».18
En Mein Kampf, Hitler concluyó que su bajo desempeño en la educación fue una
rebelión contra su padre, que quería que su hijo siguiera una carrera como agente
de aduanas; en cambio, Hitler quería convertirse en pintor. Esta explicación se
sostiene aún más por la posterior descripción de Hitler de él mismo como un artista
incomprendido. Sin embargo, Alois Hitler deseaba que su hijo llegara a ser
funcionario como él, empleo del que se sentía muy orgulloso y al que había llegado
prácticamente sin una base académica. Pero al joven Hitler ese futuro no le seducía
en absoluto, ya que estaba demasiado alejado de su objetivo, las artes. No
obstante, después de la muerte de Alois el 3 de enero de 1903, el trabajo escolar
de Hitler no mejoró. A la edad de dieciséis años, Hitler abandonó la educación
secundaria sin un título.
Al cumplir diecisiete años, Hitler viajó a Viena por primera vez y pudo prolongar
su estancia en la ciudad dos meses gracias a la ayuda monetaria de su madre y otros
parientes.22 Durante su estadía, visitó la Academia de Bellas Artes, donde consultó
los requisitos para ser admitido con el fin de convertirse en pintor. En octubre de
1907 regresó a Viena y se presentó a la prueba de admisión; sin embargo, no logró
ser admitido al no poseer el talento deseado, lo cual lo decepcionó mucho.23 Al año
siguiente lo intentó de nuevo, con peores resultados. El rector de la Academia le
aconsejó intentar en el campo de la arquitectura, pero como Hitler no se había
graduado del colegio, era muy difícil que fuera admitido en la respectiva
escuela.22 Sin embargo, en esos años jóvenes con «talento excepcional» eran
admitidos en la escuela de arquitectura sin diploma de secundaria, pero se
desconoce si Hitler intentó ingresar alguna vez.24
A pesar de su fracaso, Hitler decidió quedarse en Viena, aunque por unos meses
continuó viviendo en Linz con su madre, quien estaba agonizando por causa del
cáncer de mama. Después de la muerte de su progenitora, el 21 de diciembre de 1907,
Hitler viajó a Viena, donde inicialmente se ganó la vida gracias a diversos
trabajos como barrer la nieve, cargar maletas en la estación de trenes y ser un
obrero de construcción.24 Sin embargo, sus problemas económicos no terminaron, y un
año después de haber llegado a Viena fue desalojado de su apartamento y tuvo que
vivir en un miserable hostal, recurriendo a comedores de indigentes para poder
aplacar el hambre.24 No obstante, para 1910 su situación económica era más estable,
y se mantenía exclusivamente pintando cuadros. Viena, una ciudad cosmopolita, con
mucha vitalidad intelectual y multicultural, le fue por completo incomprensible.
Aunque en posteriores discursos Hitler afirmaría que Viena era «una perla ante mis
ojos», Baldur von Schirach lo contradiría:
En este período tomó forma dentro de mí una imagen universal y una filosofía que se
convirtió en la base de todos mis actos. Además de lo que entonces creé, he tenido
que aprender poco, y he tenido que cambiar nada.27
El 24 de mayo de 1913 y acompañado de Rudolf Häusler, un compañero del albergue
para hombres donde residía, se trasladó a Múnich. Debió esperar a cumplir los
veinticuatro años para poder cobrar la herencia paterna y, aunque afirmaba querer
ingresar en la Academia de Arte muniquesa, probablemente la razón principal de su
marcha era eludir el servicio militar, inscripción que llevaba demorando desde
1909, cuando debería haberlo hecho para incorporarse a filas con veintiún años.28
Aparentemente no deseaba servir junto con eslavos y judíos,26 aunque también
siempre se había sentido atraído por la prosperidad y fortaleza que mostraba el
Imperio alemán, en contraste con el decadente Imperio austrohúngaro. Por su parte,
Hitler declaró que abandonó Austria porque la mezcla de razas en Viena le causaba
«repugnancia».26 No obstante las autoridades austríacas consiguieron localizarlo y
el 18 de enero de 1914 un agente de policía le entregó una citación judicial en la
que se exigía su regreso: esquivar el servicio militar era motivo de una importante
multa, pero el hecho de abandonar Austria para ello se consideraba deserción y
conllevaba pena de cárcel. Hitler debió viajar entonces a Salzburgo, donde fue
examinado el 5 de febrero, pero fue declarado no apto para prestar servicio
militar.29
En la imagen, una caricatura ilustra la Dolchstoßlegende: una mujer judía ataca por
la espalda a un soldado alemán. Hitler fue un ferviente creyente de esta leyenda,
culpando a los judíos y marxistas de la derrota alemana en la Primera Guerra
Mundial.
El 13 de octubre de 1918, poco antes del final de guerra, Hitler quedó atrapado en
un ataque de gas venenoso británico, cerca de Ypres. Fue trasladado a un hospital
de campaña, donde quedó temporalmente ciego por causa de los gases tóxicos.33 El 10
de noviembre se encontraba parcialmente recuperado en el hospital militar de
Pasewalk, cerca de Stettin, cuando fue informado que la monarquía había sido
depuesta y que se había proclamado la posteriormente conocida como República de
Weimar. Cuando se enteró de que al día siguiente iba a firmarse un armisticio y que
la guerra se había perdido, Hitler cuenta que se derrumbó, y posteriormente
describió así su reacción: «Todo se hizo negro de nuevo ante mis ojos».34
Una investigación realizada por Bernhard Horstmann indica que su ceguera temporal
pudo haber sido resultado de una reacción histérica a la derrota alemana.[cita
requerida] Hitler expresó metafóricamente que durante aquella experiencia, al
quitarse la venda que cubría sus ojos, fue cuando descubrió que el objetivo de su
vida era lograr la salvación de Alemania. Mientras tanto, fue tratado por un médico
militar y un especialista en psiquiatría, que, según se informa, diagnosticó al
cabo como «incompetente para comandar gente» y «peligrosamente psicótico».[cita
requerida] Su comandante declaró: «¡Nunca promoveré a este histérico!».[cita
requerida] Sin embargo, el historiador Sebastian Haffner, refiriéndose a la
experiencia de Hitler en el frente, sugiere que por lo menos tuvo algún tipo de
entendimiento con los militares.
Inicios en el nazismo
Artículo principal: Nazismo
El 12 de septiembre Hitler asistió por primera vez a un mitin del DAP celebrado en
la Sterneckerbräu que debía tener como principal orador a Dietrich Eckart, aunque
debió ser sustituido a causa de una enfermedad por Gottfried Feder. Cuando en el
debate final uno de los presentes se enfrentó a Feder y comenzó a defender el
separatismo bávaro, Hitler replicó con un discurso de tal intensidad que llamó la
atención de Anton Drexler, quien le regaló un ejemplar de su obra Mi despertar
político y le animó a volver y unirse al partido.48 En la segunda mitad de ese
mismo mes ingresó en el partido y, aunque él aseguraría posteriormente ser su
séptimo miembro, se le asignó realmente el número 555,49 también ficticio porque
por razones de imagen se decidió comenzar la numeración en 501 repartiendo los
números en orden alfabético a los primeros militantes.50 Pocas semanas después, el
16 de octubre, Hitler pronunció en la Hofbräukeller su primer discurso público en
un acto al que asistieron 111 personas,51 entre las que se encontraba Ernst Röhm,
que poco después ingresaría también en el partido.52
Desde ese momento, la figura de Hitler fue cobrando más y más protagonismo,
participando a tiempo completo en las actividades del partido y perfilando con
nitidez la nueva ideología:
A principios de la década de 1920, Hitler desarrolló un pronunciado sentido de su
«misión nacional» (...). La «misión» puede resumirse como sigue: nacionalizar las
masas; apoderarse del Estado; destruir al enemigo interno -los «criminales de
noviembre» (refiriéndose a judíos y marxistas, más o menos lo mismo para su punto
de vista)-; construir defensas; llevar a cabo la expansión «por la espada» para
garantizar el futuro de Alemania, superando la «escasez de tierra» (Raumnot) y
adquiriendo nuevos territorios en el este de Europa.53
El 24 de febrero de 1920 el partido celebró su primera reunión de importancia en
los salones de la Hofbräuhaus de Múnich. Ante unos dos mil asistentes Hitler leyó
los veinticinco puntos del programa del partido que habían redactado él y sobre
todo Drexler las semanas anteriores. Esos veinticico puntos se convirtieron
posteriormente en la teórica base «inalterable» del programa nacionalsocialista y
la fecha del 24 de febrero en un motivo histórico de celebración anual, aunque en
su momento tuvo una repercusión muy limitada y hasta el Völkischer Beobachter
relegó la noticia a sus páginas interiores.54
En estos años Hitler conoció a Rudolf Hess, Hermann Göring, a Ernst Hanfstaengl y
Alfred Rosenberg, quienes junto con Eckart, lo introdujeron a círculos sociales más
altos, de los cuales pudo obtener generosas donaciones para el naciente partido.
Alentado por el rápido crecimiento, Hitler empezó a idear la toma del poder. Sin
embargo, su partido no era todavía la principal fuerza política en Baviera, y era
desconocido fuera de este estado, por lo que Hitler concluyó que necesitaba el
apoyo de las fuerzas políticas y las guarniciones militares bávaras para lograr
este objetivo.60 Influenciado por la marcha sobre Roma de Benito Mussolini, Hitler
ideó realizar una marcha similar hacia Berlín, con la que doblegaría al gobierno
nacional fácilmente.60
Hitler junto a los demás acusados por el Putsch de Múnich durante su juicio.
En enero de 1923, luego de que el gobierno alemán se retrasase en el pago de las
reparaciones de guerra a Francia, esta nación procedió a ocupar la región
industrial del Ruhr, devastando la economía germana. El gobierno llamó entonces a
la resistencia no violenta contra Francia, pero en septiembre era obvio que esta
estrategia no estaba generando resultados. El 26 de septiembre, el canciller alemán
Gustav Stresemann decidió reiniciar los pagos a Francia, y cancelar la estrategia
de resistencia. Stresemann previó que los nacionalistas y los comunistas iniciarían
toda clase de protestas y disturbios ante estas impopulares medidas, por lo que
declaró el estado de emergencia ese mismo día.62 De esta manera, el comandante del
Ejército, el general Hans von Seeckt, se convirtió en la principal autoridad de la
República.62 Hitler vio este período de inestabilidad política como la oportunidad
para realizar su propia versión de la marcha sobre Roma.60
No obstante, el tradicionalmente autónomo estado bávaro no estaba dispuesto a
aceptar la autoridad central del General von Seeckt. Ese mismo día, el gobierno
regional proclamó su propio estado de emergencia y colocó a Gustav von Kahr al
mando de Baviera. El gobierno nacional reaccionó exigiendo el arresto de varios
líderes nacionalistas y, además, reclamó la supresión del principal periódico nazi,
el Völkischer Beobachter. Cuando el Ejército bávaro rehusó obedecer a su comandante
en Jefe, el General von Seeckt amenazó con utilizar la fuerza contra Baviera.
Hitler se percató entonces de que la situación regional solamente podría empeorar
para él ya que, probablemente, el gobierno de Stresemann lograría estabilizar la
situación. Cuando Kahr se negó a discutir la situación con Hitler y sus aliados,
este último sospechó que el gobierno de Baviera iba a capitular ante el gobierno de
Berlín, o peor aún, iba a declarar la independencia de Baviera.63 Hitler decidió
entonces realizar una maniobra arriesgada: iba a secuestrar a Kahr, al comandante
del Ejército en Baviera y al jefe de la policía regional; una vez en su poder, los
iba a convencer de que se uniesen a su bando, y luego, juntos, iban a marchar hacia
Berlín para derrocar a Stresemann. Para ganarse el apoyo del Ejército, Hitler
decidió usar al general Erich Ludendorff, como figura respetada en su golpe de
estado. El anciano general había sido atraído al movimiento nazi unas semanas
atrás.
Hitler saludando a las tumbas de los dieciséis nazis que murieron durante el golpe
de 1923.
Hitler se escondió en la casa de Ernst Hanfstaengl, donde redactó su primer
testamento político en el que designaba como su sucesor al frente del NSDAP a
Alfred Rosenberg y nombraba vicepresidente a Max Amann, pero carecen de fundamento
versiones posteriores de los hechos que afirman que intentó suicidarse.67 Fue
arrestado la noche del 11 de noviembre,66 acusado de alta traición y Rosenberg se
convirtió temporalmente en el líder del partido. Según Joachim Fest, esta
subversión fracasada marcó uno de los grandes hitos en la vida de Hitler, pues con
ella habría finalizado su aprendizaje y se habría dado paso a su verdadera entrada
en la política.68
Mein Kampf
Artículo principal: Mein Kampf
A través de sus 782 páginas, Hitler detalló los pasos que un futuro Estado alemán
nacionalsocialista debía seguir para finalmente convertirse en el «amo del
mundo».75 Primero aboga por la conclusión definitiva de la hostilidad franco-
germana, que se lograría con la destrucción de Francia.75 Una vez conseguido esto,
Alemania finalmente se encontraría en libertad de expandirse, con el objetivo de
conseguir el llamado «espacio vital alemán». Hitler concluye que el Tercer Reich no
debe buscar colonias en Asia o África, sino que debe expandirse hacia el este, a
expensas de Rusia.75 Aunque reconoce que diversos pueblos ya habitan en Europa
oriental, asegura que el pueblo alemán tiene el derecho de desalojar a sus
ocupantes:
...la naturaleza no ha reservado esta tierra para la futura posesión de una nación
o raza en particular; por el contrario, esta tierra existe para el pueblo que posea
la fuerza de tomarla.75
Acerca de la expansión alemana hacia el este.
Hitler considera que la conquista de Rusia será relativamente fácil, ya que los
bolcheviques la controlan, y por lo tanto los judíos.76
En cuanto a la política interior del Tercer Reich, Hitler claramente define que el
sistema de gobierno será una dictadura:75 Además, el Estado tendrá muy poco que ver
con la economía, ya que en realidad será un «organismo racial».76 Después de
establecer que la raza aria es superior sobre el resto, asegura que la misma debe
subyugar a las demás para poder «preservar e incrementar la cultura».77 Concluye
que los alemanes se encuentran en el estado actual debido a que no preservaron su
raza pura, y «gradualmente perdieron su creatividad cultural».77 Después de
escribir esto, no es sorprendente que determine que el principal propósito del
Estado nazi sea:
Mein Kampf no solo sirvió para la exposición de las ideas de Hitler, también le
proporcionó su principal fuente de ingresos.79 Aunque el libro se publicó en dos
volúmenes entre los años de 1925 y 1926, solamente vendió alrededor de 240 000
ejemplares entre 1925 y 1934, aunque en los primeros años las ventas fueron bajas.
Hitler pasó esos años esquivando los impuestos aplicables sobre los derechos de
autor de su libro, y acumuló una deuda tributaria de cerca de 405 500 marcos. Esta
deuda lo perseguiría hasta que se convirtió en canciller.
Aunque muchos de sus colegas creían que estaba acabado, Hitler salió de prisión con
una visión mesiánica de su papel en la historia, y aseguró que los buenos tiempos
de la República no durarían.8281 A los pocos días solicitó una entrevista con
Heinrich Held, primer ministro bávaro, y luego de realizar promesas de buena
conducta, consiguió que legalizase el Partido Nazi de nuevo. Al periódico nazi
Voelkischer Beobachter también se le permitió circular de nuevo. Creyendo en las
promesas de Hitler, Held le dijo a su ministro de Justicia:
Ascenso al poder
Artículo principal: Ascenso al poder de Adolf Hitler
El ascenso durante la Depresión
...el «cabo bohemio» era un curioso personaje que podría llegar a ser un Ministro
de Correos, pero ciertamente no un Canciller.97
Hindenburg sobre Hitler.
El 7 de enero de 1932, Brüning se reunió de nuevo con Hitler, e intentó persuadirlo
de que aprobase la postergación de las elecciones presidenciales de 1932.98 El
anciano Hindenburg no quería postularse a la reelección, y todo parecía indicar que
Hitler se convertiría en presidente ante la carencia de otros candidatos de peso;
si Hitler aceptaba la postergación de las elecciones hasta la muerte natural de
Hindenburg, el canciller Brüning luego solicitaría el restablecimiento de la
monarquía alemana, aunque bajo un sistema de gobierno similar al británico.99
Hitler se dio cuenta de que esta medida no lo beneficiaría, y después de realizar
una serie de demandas que fueron rechazadas de inmediato por Hindenburg, rehusó
apoyar el plan de Brüning. De esta manera, Hindenburg fue forzado a aspirar a un
segundo período para evitar un triunfo hitleriano.
En este punto era claro que aún antes del ascenso de los nazis al poder, el poder
ya no residía en el pueblo ni el Parlamento democráticamente electo, sino en el
presidente Hindenburg, quien era muy anciano y propenso a ser manipulado por la
camarilla que lo rodeaba.102 Esto era obvio para Hitler, y por eso, cuando Papen se
le acercó unos días después de haber salido de la Cancillería, decidió hacer un
trato con él, ya que el excanciller todavía contaba con la confianza del
presidente. Esta alianza llegó en el momento oportuno para Hitler, ya que el
Partido Nazi se encontraba en quiebra, y los seguidores más radicales estaban
abandonando las filas para ingresar al Partido Comunista. Para complicar la
situación, Schleicher había puesto en marcha su plan de dividir a los nazis,
ofreciendo la Vicecancillería a Strasser, y aunque este no había aceptado, sí tuvo
una calurosa discusión con Hitler, después de la cual renunció a todos sus cargos y
envió su versión de la historia a los periódicos, amenazando acabar con el Partido.
Esta era la amenaza más grave contra el movimiento nazi desde 1925, y Hitler
amenazó con suicidarse:
Si el partido llegara a caerse a pedazos, le pondré fin a todo en tres minutos con
un disparo.
Sobre la amenaza de Strasser.
Strasser tenía control sobre una parte importante de la estructura nazi, pero en el
momento crítico decidió viajar a Italia a tomar unas vacaciones, con la esperanza
de que Hitler lo llamase de regreso. El futuro dictador no solo no lo llamó, sino
que aprovechó su ausencia para destituir a todos sus simpatizantes de los cargos de
importancia en el partido, y en su lugar nombró a partidarios más fieles. Luego,
convocó a todos los líderes nazis a Berlín, donde les tomó un juramento de
fidelidad personal. Cuatro días después de la partida de Strasser, Hitler había
tomado finalmente el control de toda la estructura política del partido.
Establecimiento de la dictadura
No contento con contar con muchos recursos para hacer campaña, Hitler empezó a
colocar trabas a los partidos de oposición. A través de decretos presidenciales,
impuso restricciones a los mítines políticos y restricciones a la prensa.110
Además, consolidó la autoridad de un gobierno paralelo regional en Prusia, y colocó
a Göring al mando de la policía estatal. Al poco tiempo, la policía prusiana con la
ayuda de las «camisas pardas» empezó a disolver las concentraciones opositoras;
solo los opositores más ilusos acudían a la policía cuando eran hostigados por los
nazis.111 Muy pronto, otros siete gobiernos regionales de estados más pequeños
fueron usurpados por los nazis, que establecieron autoridades paralelas.112
Vocifera mucho menos. Ha dejado de vomitar fuego contra los judíos y en estos días
es capaz de pronunciar un discurso de cuatro horas sin mencionar la palabra
«judío».117
Theodor Heuss, sobre el discurso hitleriano antes de las elecciones parlamentarias
de Alemania de 1933.
El 5 de marzo de 1933 se celebraron las últimas elecciones democráticas bajo el
gobierno de Hitler, a pesar de su intensa campaña electoral y de la persecución
contra sus opositores, la mayoría parlamentaria seguía eludiendo a los nazis, que
obtuvieron el 44 % de los escaños.116 Aliado con los nacionalistas de Hugenberg,
Hitler controlaba ahora la mitad del Parlamento; pero para poder llevar a cabo su
revolución nacional, el canciller demandaba dos tercios de los escaños.118 Para
solucionar esto, y haciendo uso del decreto del incendio del Reichstag, fueron
arrestados todos los diputados comunistas y unos pocos socialdemócratas
desafortunados, pasando por alto la inmunidad parlamentaria que gozaban.
Después del llamativo compromiso hecho por Hitler en Potsdam, ¿cómo podrían estos
hombres —Hindenburg y sus amigos, los Junkers y los barones monarquistas, Hugenberg
y sus alemanes nacionalistas, los oficiales del Ejército alemán— ... dudar en
concederle su entera confianza, en cumplir todas sus peticiones, en concederle
todos los poderes que exigiera?120
André François-Poncet, embajador francés en Alemania entre 1931 y 1938.
El 23 de marzo de 1933, el Parlamento Alemán, reunido en la Ópera Kroll, aprobó la
Ley para Aliviar las Penurias del Pueblo y del Reich, mejor conocida como la ley
habilitante de 1933. Hitler pronunció un discurso moderado que contrastaba con sus
habituales diatribas. Prometió usar sus poderes sólo en casos esenciales, y se
comprometió con todas las clases;119 además, pregonó por la búsqueda de la paz con
Occidente e incluso con la Unión Soviética.119 Sin embargo, al finalizar su
exposición, dejó claro que si no obtenía estos poderes legalmente del Parlamento,
su gobierno los obtendría a través de otros métodos más violentos.121 Solo los
socialdemócratas votaron en contra de Hitler; el Zentrum cedió luego de que Hitler
les prometiera que toda ley suya podría ser vetada por el presidente Hindenburg.122
De esta manera, 441 diputados aprobaron la ley contra 94 diputados
socialdemócratas123
Con esta ley, Hitler, por un período de cuatro años, tomaba todos los poderes del
Poder Legislativo, y ganaba la capacidad de decretar leyes que «podían desviarse de
la Constitución».120 No obstante, no buscando ganarse la enemistad de Hindenburg,
la ley conservaba los poderes del presidente intactos.120 De esta manera, el
Reichstag alemán sucumbía voluntariamente ante el canciller, adquiriendo un estado
de impotencia total que mantendría hasta la posguerra.
Gleichschaltung
Artículo principal: Gleichschaltung
Alemania entró entonces en un proceso conocido como Gleichschaltung (coordinación),
donde el Estado y la sociedad empezaron a ser asimiladas por el Partido Nazi y sus
organizaciones. En su deseo de unificar Alemania bajo un totalitario gobierno
central, Hitler primero usó la ley habilitante contra el federalismo alemán. Los
gobiernos de los estados más grandes, Prusia y Baviera, ya habían sido usurpados, y
los gobiernos de otros estados más pequeños pronto corrieron la misma suerte. El 31
de marzo, con la ayuda de Wilhelm Frick, Hitler promulgó entonces una ley que
disolvía todas las dietas regionales, y ordenaba su reconstitución bajo los
resultados de las últimas elecciones nacionales.124 Una semana después, Hitler
nombró gobernadores para cada estado, y les concedió la facultad de disolver las
dietas y destituir a los jueces.124 De esta manera, todos los gobiernos regionales
empezaron a seguir las directivas de Berlín, y Hitler lograba acabar con la celosa
autonomía que los históricos estados alemanes habían defendido desde la Guerra de
los Treinta Años (1618-1648).
Tercer Reich
Artículo principal: Alemania nazi
Habiendo obtenido el poder político que necesitaba, Hitler llegó a obtener el apoyo
y convencer a la mayoría de los alemanes de que él era su salvador ante la economía
derivada de la Gran Depresión, el comunismo, el «judeo-bolchevismo», y el Tratado
de Versalles, junto con otras minorías «indeseables». Los nazis eliminaron la
oposición a través de un proceso conocido como Gleichschaltung.
Economía y cultura
Hitler también estuvo a cargo de una de las más grandes campañas de mejora de la
infraestructura en la historia alemana, con la construcción de decenas de represas,
autopistas, ferrocarriles, y otras obras civiles. Hitler insistió en la importancia
de la vida familiar: los hombres debían ser el «sostén de la familia», mientras que
las prioridades de las mujeres debían ser la educación de los hijos y las tareas
domésticas. Esta revitalización de la industria y la infraestructura se produjo a
expensas del nivel general de vida, al menos para los que no fueron afectados por
el desempleo crónico después de la República de Weimar, ya que los salarios se
redujeron ligeramente durante la Segunda Guerra Mundial y se aumentó en un 25 %
costo promedio de vida. Los obreros y los agricultores, los votantes frecuentes del
NSDAP, sin embargo, registraron un aumento en su nivel de vida.
En 1936, Berlín fue sede de los Juegos Olímpicos de verano, que fueron inaugurados
y dirigidos por Hitler como una forma de demostrar la superioridad aria alemana
sobre todas las demás razas. Olympia, la película sobre los juegos y otras
películas documentales de propaganda para el partido nazi fueron dirigidas por la
cineasta personal de Hitler, Leni Riefenstahl.
Aunque Hitler hizo planes para una Breitspurbahn (una red de ferrocarriles de
amplio calibre) estos fueron cancelados tras el inicio de la II Guerra Mundial. De
haber sido construido el ferrocarril, su calibre habría sido de tres metros, siendo
incluso más amplio que el ferrocarril Great Western de Gran Bretaña.
También otorgó la Orden del Águila Alemana, una de las más altas distinciones del
Tercer Reich, al industrial Emil Kirdorf en abril de 1937, en recompensa por su
apoyo financiero durante su ascenso al poder. Al año siguiente, cuando murió,
también le organizó un funeral de estado.
Hitler y Mussolini.
Si bien se especula que desde 1919, se mantenía un programa secreto para volver a
armar un ejército por parte del gobierno Alemán, es en marzo de 1934, cuando Hitler
anuncia públicamente que el Ejército alemán se ampliaría a 600 000 hombres (seis
veces el número estipulado en el Tratado de Versalles), así como la introducción de
una Fuerza Aérea (Luftwaffe) y el incremento del tamaño de la Marina
(Kriegsmarine). Gran Bretaña, Francia e Italia, así como la Sociedad de Naciones
rápidamente condenaron estas acciones. Sin embargo, dado que Alemania nuevamente
explicó que sólo estaba interesada en la paz, ningún país tomó medida alguna para
detener este desarrollo y se permitió que el programa armamentista alemán
continuara. Además, el Reino Unido no compartía la visión pesimista de Francia
sobre Alemania, y en 1935 firmó un acuerdo naval con Alemania, lo que permitió
aumentar el tonelaje alemán hasta un 35% del de la armada británica. Este acuerdo
que se firmó sin consultar ni a Francia ni a Italia, debilitó directamente la
Sociedad de Naciones y puso al Tratado de Versalles en camino hacia la
irrelevancia.
El Pacto Tripartito fue firmado por Saburo Kurusu en representación del Imperio
japonés, Adolf Hitler por Alemania y Galeazzo Ciano, el 27 de septiembre de 1940.
Más tarde se amplió para incluir a Hungría, Rumanía y Bulgaria. Este grupo se
conoció como las Potencias del Eje. Más tarde, el 5 de noviembre de 1939, en la
Cancillería del Reich, Adolf Hitler celebró una reunión secreta con los ministros
de Guerra y Exteriores, más los tres jefes de servicios, registrada en el
Memorándum Hossbach y reveló sus planes para la apropiación de «espacio vital»
(Lebensraum) para el pueblo alemán.
Hitler en Yugoslavia.
En abril de 1940, ordena a las fuerzas alemanas a marchar sobre Dinamarca y
Noruega. En mayo de 1940, Hitler ordena a sus fuerzas atacar Francia, la conquista
de los Países Bajos, Luxemburgo y Bélgica. Francia se rindió el 22 de junio de
1940. Esta serie de victorias persuaden a su principal aliado, Benito Mussolini de
Italia, para unirse a la guerra al lado de Hitler en mayo de 1940.
La caída
El 22 de junio de 1941, aún sin doblegar a Inglaterra, tres millones de soldados
alemanes atacaron la Unión Soviética, rompiendo el pacto de no agresión que Hitler
había firmado con Stalin dos años antes. Esta invasión, llamada Operación
Barbarroja, cuya duración se estimaba en unos pocos meses, incautó grandes
cantidades de territorio, incluidos los estados bálticos, Bielorrusia, y Ucrania.
También rodearon y destruyeron a muchas fuerzas soviéticas. Pero los alemanes,
debido al retraso de cuatro meses por las operaciones en Grecia y Yugoslavia, no
consiguieron llegar a Moscú en diciembre de 1941, en lo que también influyó la
llegada anticipada del invierno ruso con temperaturas de hasta -50 °C (el más duro
en 50 años), todo ello unido a la feroz resistencia soviética, reforzada con tropas
siberianas del entonces general Zhúkov especialmente adaptadas a las condiciones
extremas. La invasión no había logrado el triunfo rápido que Hitler quería.
Desde Stalingrado, el plan militar de Hitler se volvió cada vez más errático, los
rusos comenzaron a avanzar obligando a la retirada de fuerzas alemanas extenuadas y
la situación económica interna en Alemania se deterioró.
Hitler muestra a Benito Mussolini el estado en que quedó la sala en la que llevó a
cabo el atentado del 20 de julio de 1944.
En el Ejército alemán, los más realistas sabían que la derrota era inevitable, y
algunos oficiales concibieron un plan para terminar con Hitler y poner fin a la
guerra. En julio de 1944, uno de ellos, el exoficial de observación de artillería
del mariscal Erwin Rommel, Claus von Stauffenberg colocó una bomba en el cuartel
general de Hitler en Rastenburg, la llamada Wolfsschanze o Guarida del Lobo, pero
sin lograr su objetivo, en uno de los atentados contra Hitler que estuvo más cerca
de tener éxito.
Últimos días
Hitler regresó por última vez a Berlín el 15 de enero de 1945, en un tren especial
procedente de Ziegenberg, localidad cercana a Bad Nauheim, donde desde su cuartel
general conocido como «Adlershorst» o «Nido del Águila» había dirigido desde el 11
de diciembre de 1944 la fracasada ofensiva de las Ardenas.134135 Ahora su principal
preocupación era la ofensiva soviética en el frente oriental y el motivo inmediato
de su viaje fue la radical oposición de Guderian a su decisión de trasladar a la
división Grossdeutschland desde Prusia Oriental hacia el sur para reforzar la
defensa del frente polaco.136 Con su habitual desconfianza hacia los generales de
la Wehrmacht decidió que debía estar más cerca del Estado Mayor de Zossen.137
El 24 de febrero celebró la última reunión con los Gauleiter con motivo del
vigesimoquinto aniversario de su discurso de presentación del programa del partido.
Estaba en muy mala condición física, con dificultades para controlar los temblores
de su brazo izquierdo y habló sentado durante una hora y media en la que rememoró
la época «heroica» del partido y, entre evocaciones a sus triunfos pasados, afirmó
que era el único que podía juzgar el curso que tomaría la fase decisiva en que se
encontraba la guerra. Poco más podía añadir que aludir a las armas milagrosas que
se estaban desarrollando antes de volver a recordar sus tesis, en el estilo del más
implacable darwinismo social, de que si se perdía la guerra sería porque al fin y
al cabo el pueblo alemán no poseía el «valor interno» necesario y él no sentiría la
menor compasión por su destrucción. Las obligadas ausencias de Erich Koch (Prusia
Oriental) y Karl Hanke (Breslau) eran reflejo de la situación real, así que su
discurso no pudo disipar el pesimismo incluso entre los incondicionales de la vieja
guardia,144 aunque no faltaron quienes como Rudolf Jordan, el Gauleiter, de
Magdeburgo-Anhalt, se sintieron revivir creyéndose ver ante el «antiguo Hitler».145
La fecha había sido hasta 1942 motivo para un gran discurso de Hitler en la
Hofbräuhaus de Múnich, pero en esta ocasión se limitó a una proclama de cuya
lectura se encargó Hermann Esser y que se convirtió en la última que dirigió a los
alemanes.146
Adolf Hitler con Eva Braun en el Berghof, la residencia del Führer en los Alpes
Bávaros.
En las primeras horas del 29 de abril de 1945, poco después de la medianoche,c
Hitler contrajo matrimonio con Eva Braun en la sala de mapas del búnker de la
Cancillería. La ceremonia la ofició Walter Wagner, un funcionario municipal, y
además de los contrayentes solo estaban presentes como testigos Joseph Goebbels y
Martin Bormann. El acto fue muy breve y a su finalización los recién casados se
retiraron a sus habitaciones, donde se organizó una fiesta que se prolongó varias
horas, en el transcurso de la cual su secretaria Traudl Junge mecanografió en una
sala contigua los testamentos privado y político que Hitler le había dictado sobre
las once y media.148149 Los últimos informes confirmaban el avance de las tropas
soviéticas hasta zonas a solo unos cientos de metros de la Cancillería, ya se
combatía en la Potsdamer Platz y se desvanecían las últimas ilusorias esperanzas de
que el ejército de Walther Wenck pudiera conseguir romper el cerco.150
En su testamento privado, del que nombra albacea a Martin Bormann, Hitler explica
su decisión de casarse con Eva Braun, la voluntad de ambos de morir y ser
incinerados para escapar a la vergüenza de la derrota, y lega sus posesiones al
Partido, o al Estado si aquel dejara de existir, con la excepción de su colección
de cuadros, cuyo destino sería un nuevo museo en Linz, y los recuerdos personales o
incluso bienes que, a juicio de Bormann, fueran necesarios para el sustento de los
sirvientes o allegados que le habían servido con lealtad.151152
Su testamento político es más extenso, con una primera parte en la que reitera su
tradicional retórica antisemita acusando a los judíos de provocar el estallido de
la guerra y recordando su profecía de que en ese caso no serían millones de arios
los que morirían sino los verdaderos culpables, en lo que parece una transparente
alusión a la solución final. Considera que algún día aquella lucha de seis años
acabaría siendo considerada un momento glorioso y parece achacar la responsabilidad
de la derrota a sus viejos antagonistas, los oficiales del Ejército (no así a los
de la Marina), por su falta de arrojo y fidelidad. En la segunda parte pasa a
nombrar un nuevo gobierno y comienza expulsando del partido y desposeyendo de todos
sus cargos a Hermann Göring, al que acusaba de deslealtad por intentar sucederle y
tomar el poder prematuramente, y a Heinrich Himmler, por negociar a sus espaldas
con el enemigo. En lugar de Göring escogió para sucederle a Karl Dönitz,
recuperando para él el cargo de presidente del Reich que había ostentado
Hindenburg. Premió la fidelidad de Joseph Goebbels con el nombramiento de
canciller, sustituyó como ministro de Asuntos Exteriores a Joachim von Ribbentrop
por Arthur Seyss-Inquart, como Reichsführer-SS a Himmler por Karl Hanke y puso al
frente del Ejército al general Ferdinand Schörner.d154155 Ambos documentos
estuvieron terminados sobre las cuatro de la mañana, hora a la que constan las
firmas de Goebbels, Bormann, Wilhelm Burgdorf y Hans Krebs en el testamento
político, mientras para el privado Nicolaus von Below añadió la suya a las de
Goebbels y Bormann.156153 Cerca del mediodía salieron emisarios con copias de los
documentos a diferentes destinos: una copia del testamento político se le confío al
ayudante de Hitler, Willi Johannmeier, para ser entregada al general Schörner, y
debían llevar copias de ambos testamentos Wilhelm Zander, adjunto de Bormann, a
Dönitz y Heinz Lorenz, oficial del Ministerio de Propaganda, que además portaba un
«Apéndice al testamento político del Führer» escrito por Goebbels que debía hacer
llegar a la Casa Parda, la sede del Partido Nazi en Múnich. Por diferentes
circunstancias ninguno de los mensajeros consiguió completar su misión.157158
Suicidio
Artículo principal: Muerte de Adolf Hitler
Portada del diario militar norteamericano The Stars and Stripes con fecha del 2 de
mayo de 1945.
Confirmadas las muertes de ambos, sus cadáveres fueron envueltos en mantas
proporcionadas por Linge y fue también él mismo, con ayuda de tres miembros de las
SS, quien se hizo cargo de transportar el cuerpo de Hitler hasta los jardines de la
Cancillería, para lo que era necesario subir un tramo de escaleras de unos siete
metros y medio. Por su parte Bormann sacó el cuerpo de Eva Braun y se lo entregó a
Kempka en el pasillo, quien a su vez se lo cedió a Günsche para que lo ascendiera
por las escaleras.169
En medio del incesante bombardeo soviético Günsche colocó los cuerpos, Eva Braun a
la derecha de Hitler, en el terreno llano del jardín a unos tres metros de la
puerta de salida del búnker y, después de verter sobre ellos la gasolina
proporcionada por Kempka, consiguió encender la pira con ayuda de Linge y Bormann.
Cerraron rápidamente la puerta y el grupo, completado por Krebs, Burgdorf y
Goebbels, descendió a la seguridad del búnker tras alzar los brazos en un breve
saludo de «Heil Hitler».170171
Una media hora después Günsche ordenó a dos miembros de la guardia personal de
Hitler, Ewald Lindloff y Hans Reisser, que se encargaran de enterrar los cadáveres.
Lindloff lo hizo en alguno de los cráteres de bombas que se habían formado en el
jardín, donde ya se estaban depositando los restos de otras víctimas procedentes
del hospital que se había instalado en la Cancillería, y declaró que los cadáveres
estaban «completamente consumidos» y en un «estado terrible», muy probablemente
además dañados y posteriormente dispersos por efecto del bombardeo que todavía
continuaría un día más. Otros dos guardias del exterior del recinto, Hermann Karnau
y Erich Mansfeld,172 confirmaron que los cuerpos estaban «carbonizados, encogidos e
irreconocibles». A las seis y media de la tarde Günsche le confirmó a Reisser que
Lindloff ya había completado la tarea y que no era necesaria su ayuda.173
No fue hasta las 10:53 de la mañana del 1 de mayo cuando el almirante Karl Dönitz
recibió en Plön la primera noticia de ello y de la muerte de Hitler en un engañoso
telegrama redactado por Bormann: «Testamento en vigor. Llegaré ahí lo antes
posible. Hasta entonces, creo que es mejor aplazar publicación. Bormann». A las
15:18 otro telegrama más explícito, el último enviado desde el búnker y dictado por
Goebbels, confirmaba la muerte de Hitler sin especificar que se había tratado de un
suicidio, le anunciaba su nombramiento como presidente y adelantaba la lista de
algunos otros ministros, aunque finalmente Dönitz hizo caso omiso de ella entre
otras cosas porque nunca llegó a recibir el testamento con la lista completa.176178
El anuncio público se retrasó unas cuantas horas hasta que a las 21:30 Radio
Hamburgo anunció una importante noticia y a las 22:26 Dönitz en persona comunicó su
nombramiento y la muerte del Führer «esta tarde» luchando «a la cabeza de sus
tropas» contra el bolchevismo. Dönitz sabía que había muerto el día anterior y,
aunque hubiera supuesto que se había tratado de un suicidio trató de ocultarlo para
evitar la posible reacción de unas tropas que se hubieran podido sentir abandonadas
por el líder a quien habían jurado lealtad.179180 Helmuth Weidling, al frente de la
defensa de Berlín, sí se lo comunicó a sus hombres el 2 de mayo, precisamente para
convencerlos de que dejaran la lucha.181 Además Dönitz quería aplazar la
capitulación total para permitir que continuaran la lucha los ejércitos que
intentaban desesperadamente escapar del Ejército Rojo y rendirse a los aliados
occidentales, pero no tuvo inconveniente en aceptar otras capitulaciones parciales
el 2 de mayo en Italia; el 4 de mayo en el norte de Alemania, Holanda y Dinamarca;
el 5 de mayo en el norte de los Alpes y el día 7 en Austria.182
Aunque durante ese tiempo los soviéticos no publicaron ningún comunicado oficial al
respecto, el 5 de junio, durante una reunión celebrada en Berlín, aseguraron a
miembros del Estado Mayor de Eisenhower que habían identificado los restos de
Hitler con casi absoluta seguridad. Sin embargo, el 9 de junio su actitud ya había
cambiado radicalmente y, durante una conferencia de prensa, Zhúkov negó que
hubieran identificado los restos y especuló con la posibilidad de que Hitler
hubiera escapado de Berlín en avión en el último momento. A continuación el
comandante ruso de Berlín, Nikolái Berzarin, dijo que «en su opinión» se había
refugiado en algún lugar de Europa, probablemente en España con el general Franco.
A partir de ese momento el oscurantismo se convirtió en permanente actitud
soviética y no volvieron a proporcionar ningún tipo de información sobre el
caso.192
Recientes versiones surgidas en los años 1990 del lado ruso, confirman que los
soviéticos (NKVD), después de una infructuosa búsqueda en la que incluso llegaron a
especular con la posibilidad de que en la Cancillería hubiera permanecido un doble
de Hitler mientras este escapaba de Berlín, por fin dieron con los restos
irreconocibles en parte de Hitler, Braun y la familia Goebbels y que estos,
secretamente aún para el mismo general Zhúkov, fueron transportados en cajas
especiales a la frontera, a un cuartel militar que luego pasaría a ser territorio
de la República Democrática Alemana.[cita requerida]
No se ha podido dar con el cráneo de Hitler, pero una parte signada como de Hitler,
el hueso parietal de su caja craneana, está en un museo soviético. Sin embargo, en
septiembre de 2009, el arqueólogo Nick Bellantoni anunció que, luego de un análisis
de ADN practicado a los restos, se determinó que el fragmento del cráneo
correspondería a una mujer de entre 20 y 40 años de edad.194
Ciertos psicoanalistas, como por ejemplo Arno Gruen, parten de la premisa de que la
relación de Hitler con su padre estaba dominada por la violencia. Su madre en
cambio lo habría «endiosado». Dado que sus tres hermanos mayores habían muerto poco
antes del nacimiento de Adolf, su madre siempre habría temido perder también a su
cuarto hijo.198 Esta relación tensionada habría tenido una influencia determinante
sobre el desarrollo de la personalidad de Hitler: la madre no habría podido
proteger al hijo de los castigos por parte del padre, más sin embargo lo habría
endiosado, de manera compensadora, utilizándolo así en un juego de poder en contra
de su padre. El niño habría experimentado a su madre como una persona débil y digna
de desprecio, tal como la habría percibido su padre. Al mismo tiempo, el hijo
habría deseado proteger a la madre en contra del padre. Esta situación habría
precipitado al niño a determinados conflictos interiores, a los que solamente
habría podido esquivar alienándose de sí mismo y de sus necesidades. A causa de
esta alienación se habría desarrollado una identidad muy débil. El vacío interior
habría sido rellenado por fantasías violentas y poses superpuestas.199 Aparte de
esta interpretación, numerosas obras psicológicas tratan de diversas enfermedades
psíquicas de Hitler.
En su vida sentimental, muy discreta, se asocian los nombres de Geli Raubal, María
Reiter, Eva Braun, quien fue su amante, Unity Mitford e Inga Ley. Leni Riefenstahl,
una de las más sindicadas en su momento, negó haber sido amante de Hitler. Hitler
era muy celoso y no permitía a casi nadie inmiscuirse en esos temas. Albert Speer
en sus memorias señaló que Hitler mostraba un trato desconsiderado, opresivo y
vejatorio a Eva Braun.
Una de las secretarias personales de Hitler, Traudl Junge, describió así la energía
que emanaba de la persona de Hitler:
Otro de los rasgos característicos de Hitler era su desprecio por la debilidad ante
el enemigo y por este, sobre todo al judaísmo y en segundo grado al comunismo, su
impulsividad y su obcecación por las metas sin importar el costo que tuvieran. Por
ejemplo: cuando Brauchistch le solicitó la retirada estratégica de Moscú, Hitler se
encolerizó diciendo:
Hitler era muy condescendiente con quienes mostraban valor y arrojo en combate;
llegó a diseñar él mismo la Cruz de Brillantes, Espadas y Robles para Hans Ulrich
Rudel, el célebre piloto de «Stukas».
Hitler, de perfil.
Hitler era autodidacta. Sus conocimientos detallados acerca de diversos temas no
los había adquirido en forma sistemática o bajo dirección científica, dado que
además siempre tuvo una aversión contra las universidades y los profesores
universitarios, a los que despectivamente llamaba "Profaxe". Repetidas veces
expresó su aversión a las ciencias establecidas.205 Siguiendo a su mentor Dietrich
Eckart, Hitler alababa las enseñanzas esotéricas y ocultistas de autores como Guido
von List o Hanns Hörbiger, los que unían ciertas tesis científicas con elementos
míticos y místicos y que con frecuencia también integraban ideas nacionalistas o
racistas en sus obras.
Hay poca ficción o bellas letras entre las obras que se conservan.207 La afirmación
de Hitler, de que en prisión habría realizado estudios filosóficos con Immanuel
Kant, Arthur Schopenhauer y Friedrich Nietzsche, merece ponerse en duda por la
falta de estos filósofos entre lo que se conserva de la biblioteca.207206 Solamente
un tomo con escritos de Johann Gottlieb Fichte, regalado por y con dedicatoria de
Leni Riefenstahl, se encuentra207 junto a dramas de Shakespeare, preferido por
Hitler antes de Goethe y Schiller. Le gustaba impresionar a sus auditores con citas
de Julio César y Hamlet.206 Hitler era capaz de memorizar en forma duradera
informaciones esenciales fruto de sus lecturas, incluso muchos detalles,
intercalándolas a voluntad en sus discursos, conversaciones o monólogos. Al
hacerlo, generalmente evitaba indicar la fuente, de manera que a los auditores con
frecuencia les daba la impresión de que se trataba de ideas originales del propio
Hitler.205
Dado que tenía mala vista, pero rehusaba portar gafas por vanidad, los sirvientes
debían distribuir gafas para leer en todas las salas de la Cancillería, para que
Hitler tuviera rápidamente una a mano.210
Antisemitismo
El primer testimonio de Hitler sobre la cuestión judía se encuentra en una carta
escrita en septiembre de 1919:
Utilizando la terminología biológica que frecuentemente desplegaría, declaró que
las actividades de los judíos producían «una tuberculosis racial en las naciones».
Afirmó categóricamente que los judíos eran una raza, no una religión. El
antisemitismo como movimiento político, declaró, debería basarse en la «razón», no
en la emoción, y debería conducir a la eliminación sistemática de los derechos de
los judíos. Sin embargo, concluía:
El «objetivo final», que sólo podía alcanzarse con un gobierno de «fortaleza
nacional» tenía que ser la «eliminación completa de los judíos».211
Veintinco años después, en vísperas de su suicidio, dejó escrita en su Testamento
Político su valoración de la «raza judía» como la verdadera culpable de la guerra
en curso.
Ya que bajo su punto de vista los judíos eran los responsables de los crímenes más
terribles de todos los tiempos -por la «puñalada en la espalda» de 1918, la
capitulación, la revolución, la desgracia de Alemania-; ya que bajo su pervertida
percepción eran los principales protagonistas del capitalismo de Wall Stret y de la
City de Londres, así como del bolchevismo de Moscú; y ya que, según su creencia en
la leyenda de la «conspiración judía
En este sentido, Hitler se veía como el agente necesario para la salvación de
Alemania y veía la destrucción del poder de los judíos como el medio indispensable
para lograrla.
El golpe más duro para la humanidad es el cristianismo —el comunismo es hijo del
cristianismo— son todo invenciones de los judíos.
Adolf Hitler, 1943.
Teorías sobre el origen de su antisemitismo
Desde su aparición en el mundo político, surgieron toda clase de teorías y rumores
que han intentado explicar los orígenes del antisemitismo de Hitler.
Se dice que al menos desde la década de los 1920 ya circulaban rumores de que
Hitler tenía alguna ascendencia de sangre judía. La más seria de estas teorías es
la que expuso Hans Frank en sus memorias, escritas después de la guerra. Frank
afirmó haber investigado sus antecedentes familiares por orden del mismo Hitler y
llegado a la conclusión de que su abuela, Maria Schicklgruber, había dado a luz a
Alois Hitler, el padre de Hitler, mientras trabajaba como criada en una familia
judía de Graz apellidada Frankenberger, de la cual el hijo de la misma, Leopold
Frankenberger, sería el padre de Alois. Ninguna de estas historias, incluida la de
Frank, ha demostrado tener bases factuales.216 Lógicamente las implicaciones de
estos rumores eran políticamente explosivas para un proponente de una ideología
especialmente racista contra los judíos. Los adversarios intentaron demostrar que
Hitler tenía antepasados judíos o checos, y aunque estos rumores no fueron nunca
probados, se piensa que para Hitler fueron una razón suficiente para ocultar sus
orígenes.[cita requerida] Según Robert G. L. Waite en The Psychopathic God: Adolf
Hitler, el régimen de Hitler hizo ilegal que las mujeres alemanas trabajaran en
familias judías, y después del Anschluss (anexión) de Austria, convirtió la ciudad
natal de su padre en un área de prácticas de artillería. Waite dice que las
inseguridades de Hitler en este aspecto pueden haber sido más importantes que si la
ascendencia judía pudo ser probada por sus compañeros.
Para 1903, Hitler asistía a la Realschule al mismo tiempo que Ludwig Wittgenstein,
uno de los más destacados filósofos del siglo XX. Un libro de Kimberley Cornish
sugiere que los conflictos entre Hitler y algunos estudiantes judíos, incluyendo
Wittgenstein, fueron un momento crítico en la formación de Hitler como un
antisemita.217 Sin embargo, la obra de Cornish ha sido acusada de ser de naturaleza
especulativa.218219
Muchos otros historiadores tratan de especular el origen de su odio extremo hacia
los judíos señalando la posibilidad de que el padre biológico de Alois (y por tanto
su abuelo) fuera de origen judío,[cita requerida] lo que fue desmentido luego.
Otros lo atribuyen a que su madre, Klara Hitler, murió al cuidado de un médico
judío,220 pero el mismo Hitler pareció estar agradecido por sus atenciones (le
regaló una pintura y más tarde como canciller le permitió salir de Austria).221
Según algunos, sería la idea de la supuesta influencia sionista para que Estados
Unidos entrara en la guerra.[cita requerida] Hasta la fecha, ninguna de estas
aseveraciones ha sido convincentemente confirmada.
Por otra parte, diversos autores también aseguran que Hitler fue seriamente
influenciado por la teoría del darwinismo social222 basada en la idea de Darwin de
"la supremacía del más fuerte" y extendida como una práctica social por la creencia
en una supuesta superioridad e inferioridad física e intelectual de algunos humanos
como resultado de la evolución.223224225226227228 En esta línea de pensamiento,
algunos autores consideran que Hitler creía que los judíos y otros grupos étnicos
como los afroamericanos y gitanos, estaban «corrompiendo» la supuesta «pureza» de
la nación germana, y ponían en peligro su salud física, y su oportunidad de
competencia con otras naciones del mundo.229 La teoría es incluso tratada en el
libro Why the holocaust: Hitler's Darwinistic Messianic Genocide de Jan Horník,
donde el autor señala una cita de Darwin en la que este escribió que en «un futuro
no muy distante» sucedería una de exterminación y reemplazo de «razas salvajes»
humanas que si duda alguna generaría un «estado más civilizado» en la humanidad.i
Otra hipótesis afirma que fue simplemente por estrategia política.[cita requerida]
Hitler encontró un culpable simbólico que le permitía justificar fácilmente el
nacionalismo alemán y superar la lucha de clases (lo que en psicología básica se
denomina chivo expiatorio).[cita requerida] El banquero no era malo por ser
banquero, sino por ser judío. Si el banquero era alemán, nacionalista alemán, sólo
podía empeñar la plusvalía que obtenía a costa de los trabajadores en engrandecer
Alemania. Era una adaptación de la idea fascista del nacionalismo para superar la
lucha de clases, pero era mucho más potente al identificar un enemigo mítico contra
el que ya existía recelo y aversión mítica y antigua. Una brillante idea con la que
promover un movimiento unitario con una gran dosis de crítica y acción constructora
(la gran Alemania) y una no menor dosis de destrucción y violencia mítica. La
acción política perfecta: construir y destruir como propuesta política.
En cuanto a sus influencias personales que a menudo se menciona que pudieron haber
alimentado su racismo contra los judíos, se encuentran Henry Ford (de quien es
conocido su antisemitismo), quien además publicó una serie de panfletos conocidos
como The International Jew: The World's Foremost Famous Problem y apelaba a una
supuesta «conspiración sionista», señalando a los judíos como los culpables. Se
cree que todo esto también influyó en Hitler, pues la relación se vio evidente, de
hecho, cuando en 1923, Ford fue acusado de proveer ayuda financiera a Hitler, y más
tarde (dos años antes de convertirse en canciller de Alemania) Hitler declaró a un
periodista de The Detroit News: «Considero a Henry Ford como mi inspiración»
(1931)230
Legado de Hitler
Durante los Juicios de Núremberg se acusó a 611 personas, integrantes de las
diversas instituciones del Tercer Reich, de cinco delitos: complot, crímenes de
guerra, crímenes contra la humanidad (exterminio), crímenes contra la paz y
genocidio. Los principales jerarcas nazis apresados fueron condenados a la horca o
a largas penas de prisión; otros murieron en los meses que siguieron a la caída de
Berlín.
La publicación del libro Mein Kampf de Hitler está prohibida en muchos países
europeos, principalmente en Alemania desde 1945;234 no obstante, sigue editándose
en otros países, como por ejemplo España y México, circula libremente en muchos
idiomas por las librerías de muchos países y es objeto de estudios de todo tipo.
Entre 1939 y 1945, las SS, con la ayuda de gobiernos colaboracionistas y reclutas
de los países ocupados, sistemáticamente asesinaron entre 11 y 14 millones de
personas, incluidos cerca de seis millones de judíos, en los campos de
concentración, los guetos y las ejecuciones en masa y a través de otros métodos,
como los experimentos médicos. Además de los que eran gaseados hasta la muerte,
muchas de las víctimas murieron como consecuencia de la hambruna y la enfermedad
mientras trabajaban como esclavos (a veces en beneficio de las empresas privadas
alemanas en el proceso, debido al bajo costo de esa mano de obra). Junto con
judíos, fueron asesinados polacos no judíos (más de tres millones de víctimas),
opositores políticos (como algunos comunistas), miembros de grupos de resistencia,
prisioneros de guerra soviéticos (se estima que cerca de tres millones de ellos),
sindicalistas, religiosos católicos y cristianos protestantes opositores, testigos
de Jehová, miembros del clero antinazis, minusválidos, discapacitados físicos,
retrasados mentales, pacientes psiquiátricos, homosexuales y gitanos. Uno de los
mayores centros de asesinato en masa fue el complejo-campo de exterminio de
Auschwitz-Birkenau. Hitler nunca visitó los campos de concentración y no habló en
público sobre las muertes en términos precisos.
Cadáveres apilados sobre un remolque a las afueras del crematorio del campo de
concentración de Buchenwald (abril de 1945).
Las matanzas que llevaron al Holocausto (la «Solución Final de la Cuestión Judía» o
Endlösung der Judenfrage) fueron planificadas y ordenadas por líderes nazis, con
Himmler jugando un papel clave. Si bien no se ha hallado la orden concreta de
Hitler autorizando el asesinato en masa de los judíos, existe documentación que
demuestra que aprobó los Einsatzgruppen, los escuadrones de la muerte que siguieron
al ejército alemán a través de Polonia y Rusia, y que se le mantuvo bien informado
acerca de sus actividades. La evidencia también sugiere que en el otoño de 1941,
Hitler y Himmler decidieron el exterminio en masa por medio de gases. Durante los
interrogatorios por oficiales de inteligencia soviéticos, desclasificados más de
cincuenta años después, el valet Heinz Linge y el ayudante militar Otto Gunsche
oyeron decir a Hitler que había «poros de más en los primeros planos de las cámaras
de gas».[cita requerida] Hitler además se preocupó de que la llamada Solución final
se aplicara a cada país invadido, prueba de ello fue el encargo personal a Theodor
Dannecker para que supervisara la deportación de judíos de Bulgaria. Cuando
empezaron las deportaciones de los judíos holandeses, la esposa de Baldur von
Schirach, Henriette Hoffmann, afeó en la misma cara a Hitler por lo que le sucedía
a la población judía en ese país. Hitler después de ese comentario infortunado
expulsó al matrimonio von Schirach de su círculo social.
Predecesor:
Paul von Hindenburg (presidente)
Él mismo (canciller)
Reichsadler.svg
Führer de Alemania
1934 - 1945 Sucesor:
Karl Dönitz (presidente)
Joseph Goebbels (canciller)
Predecesor:
Kurt von Schleicher
Reichsadler.svg
Canciller imperial de Alemania
1933 - 1934 Sucesor:
Él mismo como Führer
Predecesor:
Anton Drexler
NSDAP-Logo.svg
Líder del Partido Nazi
1921 - 1945 Sucesor:
Martin Bormann
Predecesor:
Franz Pfeffer von Salomon
SA-Logo.svg
Comandante de las Sturmabteilung
1930 - 1931 Sucesor:
Ernst Röhm
Predecesor:
Walther von Brauchitsch
Chef Generalstab Heer.svg
Alto mando del Oberkommando des Heeres
1941 - 1945 Sucesor:
Ferdinand Schörner
Predecesor:
Chiang Kai-shek
Soong May-ling Persona del año para Time
1938 Sucesor:
Joseph Stalin
Predecesor:
— Coat of arms of Prussia 1933.svg
Reichsstatthalter de Prusia
1933 - 1935 Sucesor:
Hermann Göring
Véase también
Adolf Hitler en la cultura popular
Alemania Nazi
Holocausto
Mein Kampf
Anexo:Calles designadas como Adolf Hitler
Nacionalsocialismo
Opiniones religiosas de Adolf Hitler
Anexo:Calles designadas como Adolf Hitler
El culto a la personalidad de Adolf Hitler
Notas
A la muerte del presidente Hindenburg, se intituló Führer und Reichskanzler
(«líder y canciller imperial»), asumiendo las funciones del reichspräsident
(presidente), que se sumaron a las que ya desempeñaba como jefe de Gobierno desde
1934. Dicho título fue el empleado hasta julio de 1942, fecha en la que cambió por
führer des Großdeutschen Reiches («líder del Gran Imperio alemán»).
En alemán, Nationalsozialistische Deutsche Arbeiterpartei o NSDAP.
Nicolaus von Below, Gerda Christian y Else Krüger declararon que la boda se
celebró antes de medianoche, pero todos los demás testimonios y pruebas, incluida
la fecha del certificado de matrimonio, confirman que se celebró comenzado el día
29 de abril.147
El resto de los componentes del gobierno eran Paul Giesler (Ministerio del
Interior), Karl-Otto Saur (Ministerio de Armamento), Werner Naumann (Ministerio de
Propaganda), Schwerin von Krosigk (Ministerio de Finanzas), Walther Funk
(Ministerio de Economía), Otto Georg Thierack (Ministerio de Justicia) y Herbert
Backe (Ministerio de Agricultura).153
Ninguno de los testigos más próximos y creíbles afirmaron haber escuchado el
sonido de un disparo.165
No tienen credibilidad las fuentes, recogidas intencionadamente por algunos
autores soviéticos, que afirmaron que Hitler se envenenó con cianuro. Este fue el
testimonio de Fritz Tornow, que solo entró en la habitación cuando ya se habían
retirado los cuerpos. Hans Baur, el piloto de Hitler que tampoco estaba presente,
sostuvo la versión de que se envenenó previamente a dispararse, igual que Artur
Axmann citando a Günsche, algo que contradecía sus primeras explicaciones y además
desmentido por el mismo Günsche. Ni Linge ni Günsche hablaron en ningún momento de
envenenamiento y tampoco mencionaron el olor característico del ácido prúsico en el
caso de Hitler, un envenenamiento previo que es además extremadamente improbable
por razones forenses debido a la rápida acción del ácido prúsico. No tienen ningún
fundamento tampoco las versiones que sostienen que Hitler se disparó en la boca o
que fue un tiro de gracia de Günsche o Linge.168
Según un primer relato oficial de los soviéticos Krebs se entrevistó con Vasili
Chuikov, mientras que otra versión afirma que llegó a encontrarse con Zhúkov.174
Según el relato de Zhúkov, después de informar a Stalin de la muerte de Hitler,
para encontrarse con Krebs envió al cuartel general de Chuikov a su jefe de Estado
Mayor, Vasili Sokolovski.175
Los soviéticos también habían tenido noticias del matrimonio de Hitler y Eva Braun
por medio de un prisionero civil que afirmó ser un técnico encargado de una
reparación del sistema de ventilación del búnker, a cuya declaración el NKVD no le
concedió ninguna credibilidad.189
La cita: «En algún periodo del futuro, no muy distante, como en cuestión de
siglos, es casi seguro que las razas civilizadas del hombre exterminarán y
reemplazarán a las razas salvajes en todo el mundo. Al mismo tiempo, los monos
antropomorfos, tal como el profesor Schaaffhausen ha señalado, será sin duda
exterminados. La ruptura entre el hombre y sus aliados más cercanos entonces será
más amplia, porque intervendrá en el hombre en un estado más civilizado, como
podemos esperar, incluso que el de los caucásicos, y algunos monos tan inferiores
como el mandril, en lugar de como ahora [pasa] entre el negro o el australiano y el
gorila»; Charles Darwin, El origen del hombre (1871), Cap. VI, «En el lugar de
nacimiento y la antigüedad del hombre».
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Hasta la apertura de los archivos de la antigua Unión Soviética en la década de
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Adolf Eichmann, por su parte, había señalado a 6 millones como una probable
cantidad (cf. Evans, Richard J. El Tercer Reich en guerra, pág. 409). Según las
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Según Shirer fueron 84 los diputados socialdemócratas.
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Enlaces externos
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