Tutela Colmedica

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1

Bogotá, D.C. Junio de 2007

Señor
JUEZ PENAL MUNICIPAL DE BOGOTA
Ciudad

Referencia: Acción de Tutela.


Peticionario: JUAN MANUEL PARDO RODRIGUEZ QUIEN OBRA COMO
AGENTE OFICIOSO De MARTHA ARIAS de PARDO
Contra:. EPS COLMEDICA

Respetado Señor Juez:

JUAN MANUEL PARDO, mayor de edad, vecino de Bogotá, identificado con la


cédula de ciudadanía No. 17.114.219 de Bogotá, actuando en calidad de
AGENTE OFICIOSO de mi esposa la señora MARTHA ARIAS de PARDO acudo
ante usted para interponer ACCIÓN DE TUTELA, en defensa de los derechos
Constitucionales Fundamentales de mi esposa en especial al derecho a una
vida en condiciones dignas, a la integridad física y a la salud.

HECHOS

Mi esposa MARTHA ARIAS de PARDO, se encuentra afiliada al Régimen


Contributivo en Salud en la EPS COLMÉDICA como beneficiaria , desde el
día 1 de Enero de 2.006 , tal como lo acredita el registro del Fosyga y el
carné expedido por la entidad cuya copia se anexa a la presente demanda
de tutela.

Mensualmente se ha venido cancelado el valor de la cotización a la EPS


COLMEDICA como consta en las copias de los recibos que se anexan para el
efecto.

De acuerdo con lo diagnosticado por los facultativos tratantes (prepagada


Colmédica), mi esposa padece de un cáncer de colon en estado avanzado
como consta en resumen de historia que se anexa.

Como consecuencia de lo anterior el medico de COLMÉDICA prepagada


ordenó realizarle un tratamiento urgente consistente en una quimioterapia
cada 15 días con el fin de evitar el avance de la enfermedad, lograr la
reducción del tumor y sus metástasis y lograr con ello mejorar su salud y su
calidad de vida .

Para poder realizar la quimioterapia es necesario contar con los siguientes


medicamentos que tienen un costo muy alto que no podemos sufragar:

Ondansetron x 8 mg. 3 ampollas

Ondansetron x 8 mg. 10 tabletas

Folinato de calcio x 50 mg. 2 ampollas


2

Dichos medicamentos se deben aplicar cada 15 días con el fin de que el


tratamiento sea efectivo y arroje resultados positivos.

Teniendo en cuenta que mi esposa está afiliada a Colmedíca Medicina


Prepagada y ésta tiene la obligación de suministrar los medicamentos, se
procedió a solicitarlos el día 4 de septiembre, la entidad accionada
manifestó la necesidad de asistir a una cita con un médico de la EPS, el cual
debe autorizar el tratamiento debido a que la droga la suministra la EPS y
no la prepagada de acuerdo a las coberturas. La cita con dicho médico nos
fue asignada, (después de ir a las oficinas de Colmedica en más de una
oportunidad a rogar el favor de que nos fuera programada lo más pronto
posible) para el día 18 de septiembre, día en el que se ya se debería haber
recibido el tratamiento. Después de haber asistido a esta cita nos dirigimos
a las oficinas de Colmedica Medicina Prepagada con el fin de entregar la
autorización aprobada por el médico correspondiente y allá somos
informados de que el caso debe entrar a junta médica nuevamente a pesar
de haber sido valorado en dicha junta en repetidas ocasiones y que ésta no
se realizará hasta el día 25 de septiembre, 20 días después del inicio del
proceso. Finalmente el día 26 de septiembre es autorizado el tratamiento
que finalmente se realiza el día 30 de ese mes. Como se puede observar el
proceso de autorización puede llegar a tardar un mes y mi esposa necesita
recibir los tratamientos cada 15 días para que éstos hagan los efectos
necesarios en su organismo.

Ante todos estos hechos ocurridos en el mes de septiembre, nos vemos en


la necesidad de enviar una carta a Colmedica explicándoles lo sucedido y
solicitándoles una solución inmediata el día 18 de septiembre; la respuesta
a nuestra petición llega a mis manos el día 20 de octubre, a pesar de tener
ésta fecha del día 6 de octubre; en esta carta no me es solucionado mi
problema y la entidad alega que no ha habido inoportunidad en la
prestación de los servicios y autorizaciones.

En el caso particular de mi esposa, no cuenta con los recursos suficientes


para asumir los costos de los medicamentos ordenados por los facultativos
tratantes, pues yo actualmente no tengo empleo para poder subsidiar los
costos y ella tampoco labora, ni cuenta con pensión alguna y hoy por su
salud como es obvio no puede trabajar, Actualmente mi hermano me
colabora con una módica suma que nos permite cubrir los gastos esenciales
del hogar, por ende no puedo asumir de mi peculio el costo de la droga
requerida para que le hagan con urgencia la quimioterapia a mi esposa.

Los facultativos tratantes consideran que la demora en iniciar el


tratamiento, puede acarrear funestas consecuencias pues el cáncer avanza
día a día y llega a órganos vitales. La quimioterapia permite reducir
considerablemente las metástasis y el tumor originario y le ofrecen a mi
esposa una mejoría inmediata y una mejor calidad de vida si se suministra
inmediatamente. En consecuencia, la autorización y entrega de los
medicamentos solicitados resultan vitales y urgentes porque de no aplicarse
las consecuencias serían funestas.

DERECHOS VULNERADOS
3

De los hechos expuestos y con el respaldo de las pruebas que para su


veracidad se aportan, considero que se está ante una flagrante vulneración
de los derechos constitucionales fundamentales a la salud en conexidad con
el derecho a la vida, su integridad física, el libre desarrollo de la
personalidad, unidad familiar, integridad personal, entre otros por parte de
la EPS COLMEDICA De no suministrar los medicamentos solicitados además
se atenta contra su calidad de vida y su dignidad humana.

La vida humana esta consagrada en la Constitución Política como un valor


superior que, de acuerdo al preámbulo debe asegurar, la organización
política cuyas autoridades, de conformidad con el artículo 2, justamente
están instituidas para protegerla. De conformidad con este valor, en cuanto
constituye proyección del mismo, en el capítulo correspondiente a los
derechos fundamentales, aparece el derecho a la vida, artículo 11 C. P.,
caracterizado por ser el de mayor vínculo, toda vez que se erige en el valor
ontológico para el goce y ejercicio de todos los otros derechos, ya que
cualquier facultad llega a ser inútil ante al inexistencia de un titular al cual
puedan serle reconocidos. Por tanto es preciso, agregar, que unido al
derecho a la vida, nuestra Constitución contempla la dignidad humana y
que el artículo 1° expresa la finalidad de orientar el sistema público y
jurídico a la promoción de la persona, de modo que, las exigencias de la
dignidad humana ponen de presente que la vida, que constitucionalmente
se garantiza, no se reduce a la pura existencia biológica sino que expande
su ámbito para abrigar las condiciones que la hacen digna.

De los derechos a la vida en condiciones dignas, la salud y la


integridad física.

La jurisprudencia de la Corte Constitucional ha sido reiterativa al señalar:


“Cuando se habla del derecho a la salud, no se está haciendo cosa distinta a
identificar un objeto jurídico del derecho a la vida, y lo mismo ocurre cuando
se refiere al derecho a la integridad física, es decir, se trata de concreciones
del derecho a la vida, mas no de bienes jurídicos desligados de la vida
humana, porque su conexidad próxima es inminente.”

Desarrollando estos conceptos, La Corporación sostuvo en sentencias T-


281/96 y T-250/97 que: “El derecho fundamental a la integridad de la
persona, contemplado en el artículo 12 de la Constitución Política, no sólo se
ve afectado por la tortura y tratos crueles, inhumanos o degradantes, sino
por las omisiones que repercuten en la ruptura de las condiciones
indispensables para que la persona conserve un mínimo de armonía
corporal en los componentes de sus órganos y sentidos esenciales. La
salud, cuando se ve afectada de una manera constante, sin posibilidades
próximas de alivio, especialmente si los padecimientos constituyen causa
de dolor, disminuyen ostensiblemente la calidad de vida del enfermo.
Sentencia T-250/97.

El derecho a la salud comprende la facultad que tiene todo ser humano de


mantener la normalidad orgánica funciona tanto física como en el plano de
la operatividad mental, y de restablecer cuando se presente una
perturbación en la estabilidad orgánica y funcional de su ser, siendo así que
la salud supone “un estado completo de bienestar físico, metal y social, y no
4

solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”. Sentencia T-59/93


P.M. Eduardo Cifuentes Muñoz.

El Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales,


ratificado por Colombia mediante la Ley 14 de 1968 reconoce el derecho de
toda persona al disfrute del más alto nivel posible de salud física y mental y
goce de los beneficios del progreso científico.

…………El derecho constitucional a la salud, puede manifestar elementos


que son de la naturales de los derechos constitucionales fundamentales,
merced a su relación inescindible con el derecho a la vida y a la integridad
física y con la garantía constitucional del estado social de derecho al
disfrute de unas condiciones mínimas de orden vital que hagan efectiva su
vigencia y su eficaz reconocimiento.

Así, cuando existe un nexo directo e inescindible entre el funcionamiento


del servicio de salud y un estado de disminución recuperable de la
integridad física… Es preciso ordenar en sede de tutela que, si es prudente
y razonable, se continúe el tratamiento recomendado e iniciado, salvo
concepto obligatorio en contrario, siempre que el paciente sea informado y
acepte la continuación del procedimiento con sus riesgos clínicos.”

Plan obligatorio de salud. enfermedades y medicamentos excluidos.

EXTRACTOS:

En vista de que constitucionalmente se abrió la posibilidad de que


particulares intervinieran en la prestación de los servicios públicos
inherentes a la finalidad del Estado (art. 365), el legislador expidió una
detallada reglamentación sobre el servicio público de salud, para que
pudiera ser prestado por el Estado y por entidades del sector privado en
similares condiciones.

Así, se estableció una relación de tipo contractual para que lo anterior fuera
posible, por medio de la cual el Estado concede a particulares la posibilidad
de asumir la prestación de servicios de salud, a través del denominado
plan obligatorio de salud.

Generalmente, porque toda relación contractual implica un interés


económico, dicha legislación estableció una serie de condiciones y
excepciones para la prestación de los servicios del plan obligatorio de salud
por particulares, con el fin de que no vieran afectado
desproporcionadamente su patrimonio, pues existen dolencias humanas
que, por razón de su gravedad, requieren tratamientos costosos y, en
principio, es, el Estado el principal obligado a asumirlos (art. 49 de la Carta).
Sin embargo, la solución dada por el legislador a este problema no fue la de
excluir de la cobertura esas enfermedades, sino la de permitir su
tratamiento sometido a ciertas condiciones, tales como el cobro de cuotas
moderadoras, copagos y el cumplimiento de un mínimo de semanas
cotizadas al sistema, regulado directamente por la legislación (2), también
buscando que más personas se beneficien de los aportes hechos al régimen
contributivo, lo cual solamente se logra introduciendo en la cobertura del
plan obligatorio aquellas dolencias físicas de mayor ocurrencia y menor
5

costo, como regla general, dejando como excepción aquellas que afectan a
unos pocos y que tiene alto costo (3).
(2) Decreto 1938/94, art. 26.
(3) Corte Constitucional, Sala Octava de Revisión, Sentencia T-236/98, M.P.
Fabio Morón Díaz.

No obstante, los derechos puramente económicos de las empresas


promotoras de salud, derivados, se repite, de la relación contractual
celebrada con el Estado, que supone, a su vez, una relación no contractual
con los afiliados y beneficiarios del sistema (4), entran en conflicto con los
derechos personalismos de éstos, generalmente la vida, la integridad
personal y la salud vinculada a los dos primeros (5), los cuales finalmente
resultan sacrificados porque las empresas promotoras de salud cumplen
estrictamente con los términos de la legislación que regula la prestación de
los servicios del plan obligatorio de salud y tienen el poder de decisión, en
principio, sobre a quiénes y a quienes no prestan los servicios.

El conflicto se presenta cuando aquellos que no tienen el dinero suficiente


para cubrir las cuotas moderadas, copagos o no han completado las
semanas mínimas de cotización prescritas en la legislación para acceder a
los tratamientos de alto costo, los requieren con tal urgencia que sin ellos se
verían afectados los derechos constitucionales fundamentales mencionados
y, no obstante, con argumento de cumplir la legislación señalada
anteriormente, las empresas promotoras de salud les niegan la atención
médica necesaria.

No cabe duda de que los derechos fundamentales de las personas priman


sobre cualquier otro tipo de derechos (6) y cuando el conflicto
anteriormente descrito se presenta, esta corporación ha sido enfática y
clara en la decisión de protegerlos, inaplicando para el caso concreto la
legislación y ordenando la prestación de los servicios excluidos, cumpliendo
así con lo dispuesto en el artículo 4º. De la Constitución Política, pues ni
siquiera la ley puede permitir el desconocimiento de los derechos
personalismos de los individuos y, cuando so pretexto de su cumplimiento
se atenta contra ellos, no solamente es posible inaplicarla, sino que es un
deber hacerlo.
(6) Corte Constitucional, Sala Séptima de Revisión, Sentencia C-265/94, M.P.
Alejandro Martínez Caballero y Sala Octava de Revisión, Sentencia T-639/97
M.P. Fabio Morón Díaz.

Sin embargo, tal como lo puso de presente esta Sala de Revisión en


pronunciamiento anterior (7), la inaplicación de la legislación citada no
procede automáticamente y en todos los casos, sino que para ello es
necesario que se cumplan ciertas condiciones, a saber primera, que la falta
del medicamento o tratamiento excluido por la reglamentación legal o
administrativa, amenace los derechos constitucionales fundamentales a la
vida o a la integridad personal del interesado (8), pues no se puede obligar
a las entidades promotoras de salud a asumir el alto costo de los
medicamentos o tratamientos excluidos, cuando sin ellos no peligran tales
derechos. Segunda, que se trate de un medicamento o tratamiento que no
pueda ser sustituido por uno de los contemplados en el plan obligatorio de
salud o que, pudiendo sustituirse, el sustituto no obtenga el mismo nivel de
efectividad sea el excluido del plan, siempre y cuando ese nivel de
6

efectividad sea el necesario para proteger el mínimo vital del paciente.


Tercera, que el paciente realmente no pueda sufragar el costo del
medicamento o tratamiento requerido, y que no pueda acceder a él por
ningún otro sistema o plan de salud (el prestado a sus trabajadores por
ciertas empresas, planes complementarios prepagados, etc.) Y finalmente
que el medicamento o tratamiento haya sido prescrito por un médico
adscrito a la empresa promotora de salud a la cual se halle afiliado el
demandante. Debe aclararse, como también se hizo en el fallo citado, que el
mínimo vital a que se ha hecho referencia, supone un derecho
constitucional fundamental a la vida no entendido como una mera
existencia, sino como una existencia digna con las condiciones suficientes
para desarrollar, en la medida de lo posible, todas las facultades de que
puede gozar la persona humana; así mismo, un derecho a la integridad
personal en todo el sentido de la expresión, que como prolongación del
anterior y manifestación directa del principio de la dignidad humana,
impone tanto el respeto por la no violencia física y moral, como el derecho
al máximo trato razonable y la mínima disminución posible del cuerpo y del
espíritu .

Por su parte, en relación con la dignidad humana, advirtió la Corte


en la misma providencia, que:

"Es que el concepto de dignidad humana no constituye hoy, en el sistema


colombiano, un recurso literario u oratorio, ni un adorno para la exposición
jurídica, sino un principio constitucional, elevado al nivel de fundamento del
Estado y base del ordenamiento y de la actividad de las autoridades
públicas.

En virtud de la dignidad humana se justifica la consagración de los derechos


humanos como elemento esencial de la Constitución Política (art. 1 C.P.) y
como factor de consenso entre los Estados, a través de las cláusulas de los
tratados públicos sobre la materia (art. 93 C.P.).

La dignidad de la persona se funda en el hecho incontrovertible de que el


ser humano es, en cuanto tal, único en relación con los otros seres vivos,
dotado de la racionalidad como elemento propio, diferencial y específico,
por lo cual excluye que se lo convierta en medio para lograr finalidades
estatales o privadas, pues, como lo ha repetido la jurisprudencia, la persona
es "un fin en sí misma". Pero, además, tal concepto, acogido por la
Constitución, descarta toda actitud despectiva frente a sus necesidades
corporales y espirituales, todas las cuales merecen atención en el Estado
Social de Derecho, que reconoce en el ser humano la razón de su existencia
y la base y justificación del sistema jurídico.

Ese concepto se traduce en la idea, prohijada por la Corte, de que no se


garantiza bien ningún derecho de los que la Constitución califica de
fundamentales -intrínsecos a la persona- si a un individuo de la especie se lo
condena a sobrevivir en condiciones inferiores a las que la naturaleza le
señale en cuanto ser humano. Es decir, cuando, como en los casos materia
de examen, personas menores deben afrontar una evolución irregular de
sus sistemas físico y sicológico en condiciones de desamparo".
7

De otro lado, es pertinente manifestar que si bien es cierto la administración


está sujeta al principio de legalidad en su actividad, ella no puede oponerse
a hacer efectivo el mandato constitucional que impone darle prevalencia a
los derechos fundamentales de los niños, reconocidos como tal por el
ordenamiento superior, y en particular, por el principio del Estado social de
derecho. En consecuencia, en el caso concreto del menor cuya protección
se solicita, se requiere garantizar la aplicación efectiva de las normas
constitucionales que amparan los derechos a la vida, a la dignidad humana,
a la integridad física, a la salud, y en particular, los derechos de los niños,
los cuales no pueden supeditarse a criterios meramente legales, que al ser
evaluados frente a principios, derechos y valores constitucionales, al tenor
del artículo 4o. superior, quedan subordinados a ellos, e implican por lo
tanto, que la administración deba darle aplicación concreta a las normas
superiores, por encima de las legales.

Es importante precisar, que como en múltiples ocasiones lo ha sostenido


esta Corporación, si bien la seguridad social en salud no es un derecho
fundamental de aplicación inmediata, se erige como tal, y por ende es
susceptible de amparo por parte del juez de tutela, cuando por la
trascendencia de sus alcances resulta imprescindible para la protección de
otros derechos considerados esenciales e inherentes a la persona humana,
como la vida, la dignidad humana y la salud de los niños.

Y es que a juicio de la Sala, como ya se indicó, frente al conflicto que surge


entre la aplicación de normas legales -los artículos 12 de la resolución 5261
de 1994 y 10 del Decreto 806 de 1998-, y las disposiciones constitucionales
que buscan garantizar el acceso a una atención en salud integral -artículos

11, 12, 44, 48 y 49-, debe hacerse prevalecer lo dispuesto en el artículo 4o.
superior, por lo que en tales casos deben inaplicarse los preceptos de
inferior jerarquía, si están de por medio los principios y valores
fundamentales como la dignidad humana y la calidad de vida. Por lo tanto,
en el asunto sub examine, se inaplicarán los citados preceptos legales por
su manifiesta y ostensible violación de los artículos 11, 12, 44 y 49 de la
Carta Política.

Sobre este particular, expresó la Corte en sentencia No. T-556 de 1998, MP.
Dr. José Gregorio Hernández Galindo, en un asunto similar, que:
"En primer lugar, la Corte Constitucional repite que la aplicación de la Carta
Política es preferente, aun en presencia de normas inferiores que en
apariencia tengan un carácter imperativo, pero que en realidad la
contradicen de manera protuberante, a tal punto que son incompatibles con
ella.

De otro lado, debe recalcarse que el juicio que está llamado a hacer el juez
de tutela no es de naturaleza legal, ni termina en la verificación de las
reglas que en cierta materia haya consagrado el legislador. El poder de éste
es constituido, sometido al Estatuto Fundamental del Estado, subalterno,
sujeto al examen constitucional; la tarea del fallador, por eso mismo, es
lograr la plena efectividad de la Constitución frente a la misma ley y en
relación con las acciones u omisiones de las autoridades públicas (no sólo
las legislativas sino también las ejecutivas y jurisdiccionales) y,
8

eventualmente, respecto de aquellas provenientes de los particulares que


se aparten de la preceptiva suprema o que la desobedezcan o quebranten.

Ahora bien, puede ocurrir que la acción o la omisión del demandado en el


proceso de amparo constitucional esté cobijada o protegida por una norma
legal o reglamentaria, pero tal situación no descarta de plano la posibilidad
de que se estén desconociendo los preceptos constitucionales. Si ello es
objeto de discusión o conjetura por no ser palmario el choque con la Carta
Política y, por ende, apenas susceptible de la resolución a cargo de quien
goza de autoridad para fijar el alcance de los preceptos superiores (en el
caso de las normas señaladas en el artículo 241 de la Carta Política, la Corte
Constitucional), no hay más remedio que aplicar la norma inferior, aunque
un razonamiento plausible la muestre contraria a los fundamentos del orden
jurídico, a la espera de que el juez constitucional decida.

Pero si, a la inversa, lo que se tiene es una disposición, legal o de otro


orden, que de manera ostensible, clara e indudable -prima facie- viola la
Constitución, el precepto subalterno cede y se ha de inaplicar, no porque lo
quiera el funcionario respectivo sino en cuanto lo manda el Constituyente, y
a cambio de su dictado deben hacerse valer las normas de la Constitución
con las cuales la regla subalterna colide.

La Sala encuentra que las normas constitucionales con las cuales pugnan
las de rango legal y reglamentario involucran derechos fundamentales de
los niños a la salud, a la integridad personal y a la seguridad social,
consagrados expresamente en el artículo 44 de la Constitución, en
concordancia con el derecho a la igualdad real y efectiva (artículo 13
ibídem), motivo por el cual resulta viable la acción de tutela para lograr la
protección de los derechos invocados.

JURISPRUDENCIA ESPECÍFICA

A través del tiempo y a partir de la nueva Constitución Políticas de Colombia


de 1991, las personas se han visto abocadas a la defensa de sus derechos
con la oportunidad consagrada en la ACCION DE TUTELA, y en lo que
respecta específicamente al derecho a la vida, y al derecho a la salud,
consagrados en la Constitución como derechos fundamentales; en
diferentes oportunidades los altos magistrados se han pronunciado al
respecto y por tanto podemos mirar y analizar varios apartes de decisiones
tomadas en tutelas presentadas y falladas en similares situaciones:

1... “Ahora bien, es claro que, entendida de esta manera, la vida humana
aumenta su radio de acción y el derecho pertinente cobra una fuerza
expansiva de tal índole que lo conecta con otros derechos que sin perder su
autonomía, le son consustanciales. A este respecto la Corte Constitucional
ha expuesto que la salud y la integridad física son objetos jurídicos
identificables, pero nunca desligados de la vida humana que los abarca de
manera directa”, por ello “cuando se habla del derecho a la salud, no se
está haciendo cosa distinta a identificar un objeto jurídico concreto del
derecho a la vida, y lo mismo ocurre cuando se refiere al derecho a la
integridad física. Es decir, se trata de concreciones del derecho a la vida,
más no de bienes jurídicos desligados de la vida humana, porque su
9

conexidad próxima es inminente” Sentencia T-494 de 1993. M.P. Dr.


Vladimiro Naranjo Mesa.

2. ..”De acuerdo con el pronunciamiento que se acaba de citar, el derecho


a la salud comprende “la facultad que tiene todo ser humano de mantener
la normalidad orgánica funcional, tanto física como en el plano de la
operatividad mental, y de restablecerse cuando se presente una
perturbación en la estabilidad orgánica y funcional de su ser . Implica, por
tanto, una acción de conservación y otra de restablecimiento...” Empero, la
Corte también ha sido clara en sostener, desde una perspectiva ampliada
que “la salud es una estado variable, susceptible de afectaciones múltiples,
que inciden en mayor o menor medida en la vida del individuo”, de suerte
que “el Estado protege un mínimo vital, por fuera del cual el deterioro
orgánico impide una vida normal”, siendo así que la salud supone “un
estado completo de bienestar físico, mental y social, y no solamente la
ausencia de afecciones o enfermedades” Sentencia T-597 de 1993. M.P. Dr.
Eduardo Cifuentes Muñoz.

3...”Fuera de los anteriores postulados –con arreglo a los cuales,


ponderados los hechos específicos de cada caso concreto, la salud reviste la
naturaleza de derechos fundamental merced a su relación inescindible con
el derecho a la vida y al mínimo vital-, el derecho previsto en el artículo 49
de la Carta integra un conjunto de elementos que, en palabras de la Corte,
“le confieren un carácter asistencial, ubicado en las referencias funcionales
del Estado Social de Derecho, en razón de que su reconocimiento impone
acciones concretas, en desarrollo de predicados legislativos a fin de prestar
el servicio público correspondiente...” Atendiendo al criterio que esta
Corporación prohíja, se percibe que “la frontera entre el derecho a la salud
como fundamental y como asistencial es imprecisa y sobre todo cambiante,
según las circunstancias de cada caso” (Sentencia T-484 de 1992. M.P. Dr.
Fabio Morón Díaz)

4….De ahí que, en principio, se puede afirmar que el carácter fundamental


del derecho a la salud emerge siempre que su desatención vulnere directa y
gravemente el derecho a la vida, destacándose que en estos eventos
comporta “no sólo la intervención puntual necesaria para evitar la
enfermedad, sino también la actuación difusa necesaria para lograr la
recuperación de la calidad de vida” Sentencia T-597 de 1992 M.P. Dr.
Eduardo Cifuentes Muñoz.
5...”Cuando analizado el aspecto fáctico de la situación concreta que se
examina se descubre la concatenación necesaria entre los derechos a la
vida y a la salud, sin que, a riesgo de sacrificar el todo, sea viable de
deslindar los espacios de operancia de cada uno, se genera una unidad en
la defensa de tal grado que la protección que se debe conceder apunta a la
totalidad que, como objeto indivisible, deja de lado cualquier escisión. Se
rebasa, entonces, el marco del derecho a la vida en sentido restringido y se
impone estimarla en su plenitud.

Sobre el particular la Corte sostiene que “es absurdo argüir que si se afecta
una parte del todo vital, este permanece incólume porque es desconocer la
conexidad entre las partes y el todo” y además que “es un contrasentido
manifestar que el derecho a la vida es un bien fundamental y dar a
entender que sus partes –derecho a la salud y a la integridad física – no lo
10

son”. Este discernimiento responde a las exigencias de la dignidad humana


porque “La vida que es debida al hombre en justicia es la vida digna, es
existencial de la vida humana en condiciones de plena dignidad: al hombre
no se le debe una vida cualquiera sino una vida saludable”
Sentencia T-494 de 1993. M.P. Dr. Vladimiro Naranjo Mesa.

6. …“Ahora bien, el compromiso del ente estatal con la protección de la


salud de los asociados (art. 49 C.N.) amerita un breve estudio que tome en
consideración el nivel de afectación del derecho y, en concordancia con ello,
lo que pueda exigirse del Estado en cada circunstancia específica. Cabe
aquí recordar que el derecho a la salud es también ubicable dentro de la
categoría de los denominados derechos de prestación que, por su
naturaleza, no son de exigencia inmediata a través de la vía judicial, y
requieren para su efectividad el desarrollo legal, el arbitrio de los recursos y
la provisión de la pertinente estructura que los actualice. Pese a lo anterior,
es útil reiterar que no es posible “mirar bajo la misma óptica prestaciones
que requieran diferentes respuestas del Estado en términos presupuestales
y organizativos” y que “las condiciones de eficacias requeridas por un
determinado medio judicial para su procedencia, pueden ser diferentes a las
exigidas por otros mecanismos judiciales. En este orden de ideas la
posibilidad de exigir un derecho de prestación es apreciable sólo en el caso
concreto y dependiendo del tipo de derecho” Sentencia T-207 de 1995. M.P.
Dr. Alejandro Martínez Caballero.

PRUEBAS

Fotocopia de mi Cédula de Ciudadanía y la de mi esposa.


Fotocopia del Carné de afiliación a la EPS COLMEDICA.
Fotocopia del registro del Fosyga.
Copia de los recibos en que constan el pago de las cotizaciones efectuadas
desde el 1 de Enero de 2.006.
Fotocopia del resumen de Historia Clínica donde consta enfermedad y
tratamiento requerido por mi esposa.
Fotocopia de Fórmula de los Medicamentos.
Fotocopia de la petición escrita entregada luego de varias verbales.
Fotocopia de la carta de respuesta recibida por Colmédica ante nuestra
petición escrita.
Declaración juramentada en la que se deja constancia que actualmente me
encuentro sin empleo y mi esposa nunca ha laborado.
Las que usted considere pertinente practicar señor Juez.

PRETENSIONES

Con fundamento en los hechos relacionados, me permito solicitar,


respetuosamente, al Señor Juez, disponer y ordenar:

Tutelar los derechos fundamentales constitucionales a la vida, a la salud, y


a la dignidad humana de mi esposa señora MARTHA ARIAS de PARDO que
ve día a día deteriorada su salud pues el cáncer no perdona y avanza sin
compasión y la única forma de lograr su reducción y de detener sus efectos
nocivos es mediante el tratamiento y su frecuencia, que además le
permite un procedimiento menos agresivo que le garantiza una mejor
11

calidad de vida y una vida digna, derechos que con el pasar del tiempo se
pierden siendo vitales para su salud por la negligencia de LA EPS
COLMEDICA .

Igualmente ordenar a la entidad accionada, el cubrimiento de los demás


medicamentos que los facultativos dispongan en las frecuencias ordenadas,
así como exámenes, procedimientos, elementos, hospitalizaciones y TODO
EL TRATAMIENTO INTEGRAL QUE REQUIERA, hasta lograr el efecto
requerido para mejorar su salud y ofrecerle una vida digna y con buena
calidad.

Que como consecuencia de lo anterior se ordene:

Que dentro del término de 48 horas siguientes a la notificación del fallo de


Tutela, que conceda el amparo solicitado, la EPS COLMÉDICA autorice y
entregue los medicamentos requeridos para el tratamiento de quimioterapia
dentro de la frecuencia ordenada por el médico tratante, que se debe
realizar con carácter Urgente para evitar el avance de la enfermedad y la
disminución del tumor maligno y lograr así el mejoramiento de la salud de
mi esposa, o al menos para mejorar su calidad de vida y que la EPS
Colmédica haga el recobro al FOSYGA si a ello hubiere lugar.

Que el amparo incluya todos los medicamentos que se requieran para los
tratamientos que ordenen con posterioridad los oncólogos tratantes dentro
de los tiempos requeridos para que no se vea afectado el resultado de los
mismos.

Que se conmine a EPS a no incurrir en el futuro en procederes similares so


pena de incurrir en desacato.

MEDIDA PROVISIONAL

Señor Juez solicito urgentemente como medida provisional y mientras se


emite el fallo que decida la presente acción, se ordene a EPS COLMÉDICA
que en un término no mayor de 48 horas, autorice y entregue los
medicamentos que mi esposa requiere con urgencia para realizarle el
tratamiento de quimioterapia para evitar el avance de la enfermedad que
padece y lograr la disminución del tamaño del tumor detectado. Esta
petición se funda en lo normado en el art. 7 del Decreto 2591 de 1991.

FUNDAMENTOS DE DERECHO

Fundamento mi accionar en lo dispuesto en los artículos 23 y 86 de la


Constitución Nacional, decretos 2591 y 306 de 1991 y ley 24 de 1992.

JURAMENTO

Bajo la gravedad del juramento, manifiesto que no he instaurado otra acción


de tutela con fundamento en los mismos hechos y derechos y contra la
misma autoridad a que se contrae la presenta, ante ninguna autoridad
judicial.
12

ANEXOS

1. Copia de la demanda para el archivo del juzgado.


2. Fotocopia de los documentos relacionados en el acápite de pruebas.

NOTIFICACIONES

La parte accionante, recibe notificaciones en Carrera 10 No 124-10 Apto 401


Bogotá,

La accionada EPS Colmédica en la Calle 26 No 68C -03 0f : ATENCIÓN AL


CLIENTE de esta ciudad.

Del Señor Juez,


Atentamente.

Juan Manuel Pardo Rodríguez


Agente oficioso
CC No. 17.114.219 de Bogota
Anexo lo anunciado en 52 Folios

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