07 - La Modernidad Como Problema Raffin

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 8

La modernidad como problema

Marcelo Raffin

La modernidad constituye antes que nada un problema filosófico y una construcción de las
ciencias sociales. Tal como lo señala Jürgen Habermas, el concepto clásico de modernidad ha
sido definido en primer término por Hegel y desplegado con medios teóricos sociales por
Marx, Max Weber, el joven Luckács y la vieja Escuela de Frankfurt.1
Teniendo en cuenta el contexto propio de la filosofía y las ciencias sociales en el que la
cuestión o el problema de la modernidad se plantea, me gustaría desarrollar sus significados,
contenidos y debates básicamente en tres sentidos:
(a) en un sentido epocal, es decir, como sinónimo de una época o edad histérica, en este caso,
como aquella que corresponde al capitalismo;
(b) en un sentido de experiencia vital como experiencia de lo nuevo, de lo presente, es decir,
como autoconciencia de lo nuevo y de lo presente;
(e) en un sentido de historicidad, corolario obligado del anterior, como una cierta experiencia
del tiempo, es decir, como una experiencia de un tiempo que es nuevo y presente pero al
mismo tiempo ya clásico.
El primero de los sentidos ha sido ampliamente desarrollado por filósofos, historiadores,
sociólogos, economistas, entre otros, con el fin de dar cuenta de la época histórica del
surgimiento, desarrollo y consolidación del capitalismo. En este sentido, podría decirse que
modernidad es sinónimo de capitalismo y que designa, siguiendo una concepción marxista de
filosofía de la historia, el modo de producción social capitalista, nomenclatura con la que se
alude a un modelo social en sentido amplio, que engloba las distintas esferas o ámbitos en que
se lo suele dividir para su mejor análisis (lo económico, lo social propiamente dicho, lo político,
lo cultural, etc.). Desarrollaré este sentido de la modernidad en el próximo apartado.
En tanto experiencia vital de lo nuevo y lo presente, propia de la era capitalista, la modernidad
se presenta como una cierta experiencia de comprensión de la vida particularmente propia,
individual y presente. Se trata de una relación particular del sujeto consigo mismo pero
también con el tiempo y con la historia, esto es, con el pasado, ~I futuro pero sobre todo con el
presente puesto que esta experiencia refiere a cómo experimenta su vida presente, a cómo la
vive. De ahí que pueda sostenerse que la modernidad como experiencia vital individual
implique una "autocomprensión" y se traduzca en una "proyección" o "proyecto" vital o
"alargamiento" del tiempo presente hacia un futuro sobre las bases de un pasado actual o
reciente pero que ya pasó a la historia.
El sentido histórico-temporal de la modernidad se desprende entonces del anterior y alude a
una concepción más general o macro del tiempo en términos colectivos o "universales”. La
referencia obligada aquí es Hegel quien define a la modernidad como la "neue Zeit" o "tiempo

1
"Esta tradición se ha enredado en la finalmente aporética autorreferencia de una crítica de la razón
totalizante. De ahí que sea el proyecto de un cercioramiento autocrítico de la modernidad con la ayuda
de otro concepto de la razón que se ha continuado -de una razón "situada" y lingüísticamente
encarnada- De este giro lingüístico se desprenden claramente dos concepciones en competencia: por un
lado. la-'superación' posmoderna de la autocomprensión normativa de la modernidad y por el otro, la
transformación intersubjetiva del concepto clásico de la modernidad ambigua." HABERMAS, Jürgen.
Konzeptionen der Moderne. Ein Rückblick auf Zwei Traditionen, en Zeitdiagnosen Zwölf Essays, 1980-
2001. Frankfurt am Main, Suhrkamp, 2003, p. 175.
nuevo". "moderno" que abarca los tres siglos que lo preceden esto es, desde el siglo 16 hasta
el momento en el que vive, los comienzos del 19. Lo moderno es tal por oposición a lo antiguo,
a lo pasado y más particularmente, a lo medieval. La modernidad clausura el pasado, se abre y
orienta a lo futuro y rápidamente se vuelve "histórica" o mejor dicho, "clásica". Nuevamente,
la modernidad implica un proyecto; busca su espacio de utopía en el mundo clásico (por
oposición al mundo medieval) pero también en el presente que se vive; por esta razón, en
forma paralela a la "autocomprensión" en términos subjetivos, la modernidad es, en términos
temporales, “autorreferencial". Esta idea del tiempo histórico lleva a pensar la historia como
un proceso unitario y teleológico.
En las últimas décadas se han puesto en cuestión estos sentidos o formas de plantear el
problema de la modernidad, es decir, se ha puesto la "modernidad en cuestión" como
paradigma teórico. Se ha hecho entrar en crisis los tres sentidos señalados de la modernidad lo
que ha llevado a cuestionar el proyecto individual e histórico de la modernidad. De ello se han
ocupado los debates denominados "posmodernos".
Si se piensa a la modernidad como la etapa histórica correspondiente al capitalismo, se hace
necesaria entonces su historización.2 Varias han sido las explicaciones que se han ofrecido al
respecto en el campo de las ciencias sociales. Vaya adoptar la historia que sobre este punto
han desarrollado particularmente Marx y las corrientes marxistas.

La modernidad como historia del capitalismo

Generalmente, en este sentido, la modernidad es muchas veces identificada con el momento


de la victoria de la burguesía en la toma del poder político, de la definición de sus proyectos a
través de grandes sistemas filosóficos y de la cristalización de su modelo social. Ese momento
se ubica hacia fines del siglo 18 y durante el 19. Representa el punto en el que desemboca en
forma de síntesis, todo el trabajo revolucionario que muchos filósofos habían venido
realizando en los des siglos anteriores, especialmente el legado iluminista con su culto por la
razón y la subjetividad. Es la consagración del Estado moderno con sus principios de Estado de
derecho, libertades públicas y separación de poderes. Es el despliegue más exacerbado de la
revolución en la industria y de la entronización de la mercancía. Es la hora en que las cosas son
por su utilidad (su valor de cambio), es decir que, de aquí en adelante, el objeto es
considerado por su positividad.
El ser humano se encargará de engañar a Dios y al mito, con lo que la conciencia devendrá
autoconciencia. La única posibilidad de Io real será lo medible. La lógica del intercambio
atrapará en la ley toda la lógica de la razón.
Integrando los sentidos de modernidad señalados previamente, el nuevo modelo social con
sus vocaciones universalistas, se piensa como totalidad, es decir, como un todo de sentido
válido “urbi et orbes” por ser la consagración de lo mejor que pueda haber producido el ser
humano. Es casi perfecto y optimista porque todo aquello de lo que carece puede ser colmado
por la búsqueda de la perfección, estado que podrá alcanzar de la mano del progreso y la

2
La historia reviste suma importancia para analizar cualquier fenómeno puesto. que nos permite la
memoria que es el sustento del presente y. a través de éste. la construcción de un proyecto que se
orienta hacia el futuro. Esta es la manera. de construirnos como verdaderas sujetos y no transformarnos
en objetos: Es la forma de llegar a ser plenamente seres humanos ya que el pasado nos posibilita la
identidad y el futuro. la utopía. y ambos confluyen en el presente que es la realidad permanente.
ciencia. Pero este nuevo modelo también se piensa a sí mismo como proyecto, se autodefine,
a través de sus pensadores que así lo legitiman, lo explican, lo naturalizan lo hacen cotidiano y
de esta manera le abren la puerta del reino de los sentidos, de la normalidad, del orden de las
cosas, de lo que siempre fue y siempre será; son aquellos que se autodesignan "modernos"
por oposición a los "antiguos", expresión bajo la que quedan englobados todos quienes se
oponen a su régimen de vida. Son los "nuevos" que retoman el pensamiento de los "clásicos"
después de la larga noche invernal del Medioevo.
Son los que se guían por "las luces de la razón" (“les lumieres de la raison”)3 tal como afirmaba
Voltaire- que brillan en la cabeza de los hombres y que iluminan el sendero por el que ha de
transitar esta nueva humanidad si quiere realmente llegar a ser tal.
El surgimiento del capitalismo y de su nueva racionalidad implicaron una serie de
transformaciones profundas en el proceso de transición del mundo medieval a la nueva época.
El capitalismo está marcado de manera determinante por el nacimiento del capital y de una
economía ilimitada que está en función del valor. Lo que importa es la medida de la cantidad
del trabajo. Pero, asimismo, el capitalismo es el tiempo del nacimiento de las clases sociales
por oposición alas estamentos de la sociedad feudal. La redefinición de las relaciones sociales
se produce a expensas de una triple escisión del hombre: éste se encuentra separado y aislado
respecto de los medios de producción y de la naturaleza, de los otros hombres y del producto
de su trabajo (que Marx explica como los sentidos de la "alienación"). El hombre se queda
solo, solo se tiene a sí mismo y nadie más que él debe velar por sí mismo, Solo tiene su fuerza
de trabajo para ofrecer en un espacio caótico de lucha de todos contra todos para cubrir sus
necesidades vitales elementales. He aquí el fenómeno del mercado traducido por Hobbes, uno
de los primeros teóricos políticos modernos, como el estado de naturaleza que amenaza
constantemente el estado civilizado del "Leviatán". Y he aquí también el origen de la división
entre la sociedad civil y el Estado, tan cara, al pensamiento moderno del siglo 19. En este
sentido, el mundo burgués, señal Marx, es además un mundo "invertido" (donde se toman las
causas por los efectos. entre otras cosas) y esta inversión se muestra más particularmente en
la relación sujeto/productor-objeto/producido: el sujeto productor no es más el dueño del
producto/objeto de su trabajo, ya no puede verse reflejado en él como su obra, sino que se
vuelve el objeto de un objeto que se transformó en sujeto. Con esta explicación, Marx plantea
su concepto de "alienación" (como "enajenación" '-“Entäußerung"- y como "extrañamiento"-
"Enfremdung"-)4. Es. éste el reino de la burguesía y el capital, del intercambio y la
industrialización pero lo es también del proletariado y del trabajo humano como mercancía, de
niveles de productividad social nunca conocidos hasta ese momento y de la apropiación
privada y minoritaria de esa gran riqueza social, del trabajo social mayoritario y del goce
minoritario de la riqueza.
A nivel de la conciencia, el universo moderno-capitalista rompe los puentes que unían el cielo,
el infierno y la tierra del mundo medieval y se vuelve un universo ilimitado. La metáfora del

3
De aqui se desprende la expresión "las luces" ("les lumieres”) que en castellano también y
preferentemente se denomina "ilustración" o "iluminismo". Además de la expresión francesa en lengua
original se suele utilizar Aufklärung expresión que designa esta noción en lengua alemana.
4
cf MARX, Karl. El trabajo alienado, punto 4 del primer manuscrito de los Manuscritos económicos
filosóficos de 1944.varias ediciones
diluvio universal bíblico puede ilustrar bien este cambio. Lo que se ha puesto en duda es la
totalidad que tenía preeminencia sobre la parte en el universo medieval.
Dicho de otra manera, ahora es la parte, el individuo, quien tiene prioridad sobre el todo que
se trata de reconstruir. La totalidad fragmentada lleva asimismo a una ruptura entre el ser y el
valor, entre los hechos y los valores así como a un nuevo ideal de conocimiento: ya no se trata
de la contemplación sino de la dominación del cosmos como prolongación del individuo. Kant
interpretó este deseo, que ya no pertenece a los dioses o a un dios, sino que solo expresa la
simple y efímera realidad humana: "sapere aude" ("atrévete a pensar") y el camino de la
libertad, por medio del conocimiento, nos será ofrecido y coronado por la felicidad.

La revolución comercial (siglos 15 a mediados del 16)

Para analizar el proceso de desarrollo del capitalismo en tanto modo de producción social, es
necesario comenzar con las primeras rupturas respecto del modo de producción social previo,
es decir, el feudalismo. Éste conoce sus momentos de apogeo en los siglos 9,10 Y 11. El núcleo
de esta sociedad se basaba en la relación sinalagmática trabada entre señores y siervos; los
primeros, dueños de la tierra, tenían el derecho a la guerra y brindaban protección a los
siervos ante los ataques de invasores; los segundos, que vivían en las tierras del señor,
aledañas al castillo-fortaleza, debían trabajar/as para éste en función de la protección debida.
Todo este mundo se desarrollaba en un microcosmos que encontraba sentido en el
pensamiento religioso cristiano y cuyo ethos representaba la naturaleza, lugar de sentido
también y de misterio. Mundo finito, mundo autosuficiente, el predio señorial produce lo que
necesita y nada más, lo que determina un tipo de economía cerrada. Es justamente aquí donde
un nuevo personaje, el mercader transhumante, empezará a vulnerar el modo de producción
feudal ocupándose de la producción excedente, es decir, de aquello que no se produce en el
predio señorial. Ésta seré la manera en que comenzarán a hacer su aparición los primeros
antecedentes de la burguesía moderna, que iniciarán un camino definitivo sin retorno. Hay un
primer reconocimiento físico: los mercaderes se albergan durante la noche en alojamientos
que improvisan contra los muros de castillos y villas; esto constituía un factor de peligro ya que
los invasores podían ocultarse en ellos. Así se construirán nuevos muros que incluirán a los
mercaderes en áreas que se denominarán "el lugar de los burgueses" (en latín "foris burga",
expresión que ha subsistido en la palabra "faubourg" del francés contemporáneo para
designar las afueras de la ciudad medieval, los arrabales).
Es la época de lo que se da en llamar la Baja Edad Media (siglos 12 a 14) cuando
aparece un incipiente tráfico comercial entre ciudades libres y entre mercados o ferias, y la
figura que se consolida ahora es la del comerciante u hombre de negocios. Justamente hacia el
siglo 12, los burgueses consiguen que los señores les concedan cartas-privilegios Por las cuales
éstos se comprometían a renunciar a los privilegios que tenían sobre los burgos o ciudades
lugar de los burgueses, ciudades que son bautizadas entonces con el calificativo de libres por
estar libres del poder de cualquier señor feudal. Estas ciudades libres; tienen una virtud
mágica: consiguen que los siervos se transformen en hombres libres; todo siervo que lograra
huir de su señor y permaneciera en ellas durante un año y un día sin ser apresado, conseguía la
calidad de hombre libre. Sin embargo, esta gracia tenía un precio: la libertad que se obtenía
solo tenía sentido frente a los burgueses quienes necesitaban mano de obra para la
producción que comenzaba a desarrollarse en las ciudades. Era el taller artesanal, formación
monopólica y muy rígida digitada por el gremio, quien imponía las reglas. Toda esta panoplia
de medidas restrictivas emanadas del gremio hacía que la producción se moviera dentro de
mercados locales.
Hacia el siglo 13, los burgueses innovan con un sistema llamado de producción aldeana
que rompe con el anterior y que consiste en pasar por las aldeas, dejar herramientas y al cabo
de dos o tres meses recoger lo producido. Con el tiempo, este procedimiento presentó algunos
problemas y es por ello que se decidió adoptar una medida que unificara tantas dificultades:
concentrar a los aldeanos en grandes talleres. Surge así un nuevo burgués que se transforma
en patrón y el campesino, en un obrero que trabaja a cambio de un salario.
En forma paralela a los cambios señalados, y como consecuencia de éstos, se estaba
produciendo otro que fue central para el desarrollo del capitalismo: un éxodo de los
campesinos a las ciudades +que se incrementará con el correr de los siglos-para trabajar a
disposición de los burgueses. En este movimiento de expulsión de los campesinos, de
separación de su lazo con la tierra, la naturaleza, los demás hombres y más tarde, de sus
herramientas de trabajo, un pequeño grupo se apropia de los medios de producción y la gran
mayoría, lanzada a la lucha de todos contra todos (mercado), no tiene más que ofrecer que lo
único de lo que es dueña, es decir, su fuerza de trabajo a cambio de un salario por un tiempo
determinado. Este proceso de división de la sociedad entre quienes han realizado una
apropiación privada y minoritaria de los medios de producción y quienes deben vender su
fuerza de trabajo a aquellos, se llama, según el análisis marxista, “acumulación originaria".
Marx señala que en el siglo 16 esta gran división de la sociedad, que será el signo de la
humanidad hasta nuestros días, ya se había producido en Inglaterra. Este país será el primero
en experimentar los cambios en la evolución del capitalismo en tanto que el continente
europeo verificará siempre unos años de retraso con respecto a los diversos procesos.
Al mismo tiempo, acompañando las transformaciones que había aparejado la actividad
comercial, surgen cambios en la actividad financiera. Las ciudades empiezan a acuñar sus
propias monedas lo que representa un duro golpe a la economía autosuficiente de los predios
señoriales o a las monedas acuñadas por los señores. Surge la actividad bancaria y aparecen
nuevos medios de crédito como la letra de cambio que permite evadir la prohibición del cobro
de intereses que imponía la Iglesia y emprender la actividad comercial sin tener ningún capital.
Todo ello contribuyó a la aparición de nuevas figuras asociadas al mercader. El cambista que se
sentaba en la plaza donde se desarrollaba el mercado y- efectuaba préstamos y cuando no
tenía más monedas rompía el banco (especialmente en las ciudades comerciales italianas,
donde apareció la expresión "banca chiusa, banca rota" -"banco cerrado,” “banco roto"-). El
notario que daba fe de las operaciones de los comerciantes que en general eran iletrados y
tenían que recurrir a estos personajes que sabían leer y escribir, gozaban de buena reputación
y por le tanto, podían dar fe, los banqueros, cuya función era prestar dinero y financiar las
grandes empresas reales, especialmente las de la guerra, que provocaban muy a menudo
grandes quiebras entre ellos. Pese a esto, poco a poco, el poder de este grupo irá en ascenso.
En el siglo 15 podemos decir que el capitalismo está en marcha porque puede
considerarse que sus aspectos financiero, comercial y productivo coinciden.

La manufactura (mediados del siglo 16 y siglo 17)


Durante los siglos 16 y 17, los distintos trabajadores individuales tratarán de competir
en el mercado con sus productos, básicamente, manufacturas'. A esta etapa del capitalismo,
Marx la llama época de la "manufactura" y la forma que asume el capital es la mercantil.
Son los tiempos de la implantación del Estado absolutista teorizado por Maquiavelo,
Bodín y Hobbes. "Para realizar el enorme esfuerzo y la despiadada violencia que significa
despojar a los campesinos de sus tierras, a los artesanos de sus instrumentos de trabajo, a los
nobles de sus feudos y formar con ellos naciones exigidas por la necesidad de crear grandes
mercados; obligar a los campesinos ahora en la calle a asumir su nueva condición de
asalariados en las manufacturas recién abiertas y todas las otras tareas requeridas por la
necesidad de acumulación que tenía la burguesía naciente para desplegar su revolución, se
requería un Estado fuerte, autoritario, capaz de imponer la voluntad de la nueva clase en
ascenso. Ése es el Estado absolutista, el primer Estado surgido por obra de la burguesía. L ... J
Bodino acuñó el vocablo soberanía para expresar el poder del Estado sobre un determinado
territorio, exigencia de la unidad del mercado, pero limitó el absolutismo del Estado que debía
respetar los derechos ya adquiridos por parte de la burguesía francesa -los Estados Generales-
"El verdadero teórico del Estado absolutista es Hobbes. Sus descripciones de los
hombres en estado de naturaleza pura son verdaderamente patéticas. Situación de penuria,
miseria, “la vida del hombre es solitaria, pobre, tosca embrutecida y breve” (Hobbes.
Leviatán), Es una situación de guerra de todos contra todos, de laque sólo los puede sacar una
autoridad firme, un verdadero leviatán que imponga su voluntad sobre las voluntades
individuales contrapuestas, Esto se logra mediante un pacto por el cual cada uno renuncia
enteramente a sus derechos individuales, poniendo su salvación y la de todos en manos del
Soberano. El Soberano no pacta. Recibe y debe ejercer todo el poder para imponer el orden,
base de toda paz, riqueza, prosperidad, progreso y bienestar. La última palabra la tiene el
orden que sólo puede imponer la autoridad. El sentido le está esencialmente adherido."5

El maquinismo y la gran industria (siglos 18 a mediados del 19)

En el siglo 18, las exigencias de la productividad se harán más acuciantes en el afán de


incrementar cada vez más el volumen de riqueza, la manufactura se mostrará caduca ante los
avances tecnológicos puestos al servicio de la producción. Hará su entrada en escena la
máquina y con ella la industrialización. Se produce entonces una verdadera revolución
industrial en la que el trabajador quedará encerrado en una fábrica ocupándose ya no del
proceso de producción completo sino sólo de una parte de éste (división detallada del trabaja),
que repetirá indefinidamente hasta la alienación. Ésta es la etapa del "maquinismo" y la "gran
industria" en la que el capital adopta la forma industrial.
La gran industria representa, en los términos de la historia del capitalismo propuesta
por Marx, el pasaje de la "subsunción formal" del trabajo al capital a la "subsunción real", es
decir, la separación definitiva del productor respecto de los medios de producción y con ello la
producción de plusvalía relativa además de la absoluta6 "Esta separación provoca, el su vez, la
separación entre la sociedad civil y la sociedad política o Estado, los individuos, antes partes
integrantes de una totalidad -suelo, gremio, Iglesia, tribu-feudo-, ahora quedan como átomos

5
DRI. Rubén, La lógica de Ia ideología burguesa .. punto 1.6 cap. 1.1 parte de Teología y Dominación
Buenos AIres. Roblanco SRl. 1987. pp. 64-67.
6
6.cf. MARX. Karl, capítulos 6 y 14, del libro 1 de El Capital .. México. Siglo veintiuno. 1991.
dispersos en lucha entre sí para asegurar sus condiciones de vida. Frente a ellos se alza el
Estado como ámbito de los intereses generales o universales. En la sociedad civil económica se
despliega el polo autoritario de la propiedad privada o capital. Formalmente todos son iguales.
Exigencia ideal de igualdad. Realmente, dominio del capital. En el Estado, de la misma manera,
formal reconocimiento de la igualdad política, exigencia de igualdad. Realmente, soberanía
delegada, dominio de la élite política que no es otra cosa que la representación política de los
detentadores del capital. Contradicción interna, en consecuencia en ambos niveles.
Contradicción entre dos polos, el polo autoritario del capital y de la élite política, por una
parte, y el polo de la exigencia de igualdad tanto a nivel económico como político.
"[…] Al Estado ahora no se le pedirá que intervenga directamente en la economía
como debió hacerlo el Estado absolutista para realizar la acumulación originaria. Ahora se le
pide que se retire y vigile. La economía ha llegado a su mayoría ce edad, a su ser- para-si, para
emplear las categorías hegelianas, y debe dejársela desarrollar según sus propias leyes. Es el
Estado gendarme. Los teóricos típicamente liberales como Locke y Montesquieu desarrollarán
ampliamente esta teoría del Estado. Al hacerlo, subrayan que lo fundamental es la protección
de la propiedad. Desarrollan en forma moderada al polo autoritario, desarrollan el otro polo
por el contrario, desarrollan el otro polo de la contradicción, el de la exigencia de igualdad.
Benjamin Constant llama la atención sobre la peligrosidad explosiva que se encierra en el
concepto rousseauniano de democracia igualitaria los límites de la democracia o de la
soberanía del pueblo están fijados por los derechos de la propiedad, es decir, del capital. La
democracia nunca pudo desplegar sus alas en la práctica y en la teoría burguesa, aun en sus
momentos más propicios como el de la etapa liberal."7
Los capitalistas o burgueses, es decir; el grupo social que es propietario de los medios
de producción, ha recorrido ya un largo camino a través de los siglos, en el que ha dibujado un
nuevo tipo de sociedad. El último tercio del siglo 18 marca la hora de la acción armada por la
toma del poder político, la hora de la revolución burguesa. La Revolución de Independencia de
las trece colonias inglesas de la costa este de Norteamérica (1776) y la Revolución Francesa de
1789-1799 no son sino la expresión de ese movimiento, junto con la Revolución Gloriosa
(1688) Inglesa y la Revolución Holandesa (1648) un siglo antes. La primera mitad del siglo 19
será testigo de la lucha, en todo el continente europeo, entre las nuevas fuerzas sociales que
pretenden imponerse de manera hegemónica, en la sociedad (la burguesía) y el orden
tradicional conservador (la monarquía), que se debatirán en un duelo ala largo de tres ciclos
revolucionarios (1820-1824; 1829-1834; 1848-1851) del que saldrá victoriosa la burguesía.
El despliegue de las ideas burguesas alcanzará otros puntos del planeta bajo el dominio
colonial europeo donde impera el orden feudal mezclado con el colonialismo capitalista; tal es
el caso típico de las colonias españolas en América que comienzan en esta época sus
movimientos independentistas. La nueva sociedad que se lanza desde el poder político
reconoce como principios fundantes los de la propiedad y la libre contratación o autonomía de
la voluntad individual, como queda ejemplificado palmariamente en uno de sus manifiestos
arquetípicos: el Código Napoleón (1804). Todo el bagaje del andamiaje jurídico montado por
Napoleón, portavoz de la alta burguesía de su país, para el Estado francés, se difundió
velozmente por toda Europa y luego por el resto del mundo vía el imperialismo europeo,
constituyendo el sustrato sobre el que se construyeron los órdenes jurídicos modernos.

7
ORI. Rubén. Teología y Dominación, op. cit pp. 67-70.
La primera mitad del siglo 19 es también la época de la llegada a primer plano de la
actividad bancaria y financiera. Los grandes banqueros parisinos ahora digitan gobernantes y
revoluciones. Se produce entonces una alianza entre el capital industrial y el capital bancario,
unión que da lugar a una nueva forma del capital, el financiero.

La era del imperialismo

En la segunda mitad del siglo 19, el capitalismo se consagra plena y definitivamente en


toda Europa con la formación de las últimas unidades nacionales (Alemania e Italia hacia
1871). Cada Estado europeo crece ahora a ritmo acelerado tratando de conseguir la mayor
productividad y adquirir la mayor cantidad de riquezas. En ese aumento de volumen también
se incluyen tierras y pueblos y así, siguiendo la lógica expansionista que las potencias europeas
venían practicando desde fines del siglo 15, el mundo queda definitivamente repartido entre
las nuevas potencias. Este evento tiene un momento y un lugar precisos: el Congreso del
Congo, celebrado en la ciudad de Berlín (capital del Imperio Alemán) en el año 188S.
El último tercio del siglo ve un crecimiento acelerado y frenético de grandes grupos
financieros que monopolizan cada vez más los sectores de un mercado ya mundial. El planeta
gira ahora siguiendo nuevas leyes: internacionalización del capital (o creación del mercado
mundial), exportación de capitales en lugar de mercancías, formación de uniones monopólicas
y culminación del reparto del mundo en manos de las grandes potencias europeas. El
capitalismo ha alcanzado el punto de su propia negación: los principios de libre competencia y
mercado quedan abolidos por el monopolio y la expropiación de sectores del propio capital
(medianos empresarios).
La puja en la carrera desenfrenada de los monopolios lleva a una gran confrontación
en el plano de las armas: una "gran guerra" en la que las potencias europeas medirán sus
fuerzas (1914-1918). Es ésta la era del "imperialismo" en la que el capital ha asumido la forma
de capital financiero.
Los decenios siguientes ven agudizarse las contradicciones. Parecería qua-los
monopolios se han acentuado aún con el fenómeno de la transnacionalización y la formación
de bloques económicos.

También podría gustarte