La Sexualidad y La Mujer Sola
La Sexualidad y La Mujer Sola
La Sexualidad y La Mujer Sola
Ger de Koning
Las primeras señales de la sexualidad y todos los sentimientos relacionados con ella aparecen
entre los 11 y 13 años en las niñas, y en los varones un par de años después. En este período
las jovencitas tienen su primera menstruación. Los órganos sexuales y las glándulas comienzan
a funcionar como lo hacen en los adultos. Esto implica que las trompas de Falopio y el útero
crecen a tal punto que ya están preparados para dar a luz. Y los muchachos comienzan a
producir esperma y semen que muy frecuentemente eyaculan durante la noche en los
llamados “sueños húmedos”. Tiene comienzo entonces una etapa en la vida de los jóvenes
llamada pubertad, que se completa entre los 16 y 18 años, y que precede a la adolescencia,
período de desarrollo principalmente intelectual. En esta etapa el joven pasa por tres fases. La
primera se denomina autoerótica. En esta fase el joven se siente atraído hacia sí mismo debido
a los significativos cambios físicos, situación que también conlleva el entusiasmo de verse más
“grande”. Por lo general, en esta etapa comienza a masturbarse. En la segunda fase, llamada
homoerótica, el joven se siente atraído por personas del mismo sexo con quienes procura
tener una amistad más íntima. La tercera se denomina heteroerótica, y que por lo general
marca el final de la pubertad y el comienzo de una nueva etapa de estabilidad en la formación
definitiva de la personalidad. No hay nada que puedas hacer para evitar pasar por estas tres
etapas del desarrollo humano, todos pasamos por ellas indefectiblemente. Sin embargo, sí
puedes hacer algo en cuanto a la masturbación, que nada tiene que ver con el normal
desarrollo del que hablamos. No es una acción que no puedas evitar, sino algo que tú mismo
decides hacer. A menudo es el encuentro con la primera experiencia sexual y conlleva la
responsabilidad de tratar con ella. No deberíamos minimizar este tema, pues más del 90% de
los hombres y del 60% de las mujeres alguna vez se han masturbado.
Adulterio y fornicación
El libro de los Proverbios también nos ofrece serias advertencias: “Pero el que comete
adulterio con una mujer, es falto de buen sentido; destructor de su misma alma es aquel que
tal hace: heridas y deshonra encontrará y no se borrará su baldón. Porque los celos son la furia
del marido; el cual no perdonará en el día de la venganza. No hará caso de ningún rescate, ni
se dará por satisfecho, aun cuando ofrecieres muchos regalos” (Proverbios 6:32-35, VM; leer
también el capítulo 7). Estimado lector, estos pasajes presentan el contraste entre la pureza en
el matrimonio y los males que tú podrías hacer caer sobre tu mujer si cometieras adulterio.
Otro pasaje que no deja dudas en cuanto al pensamiento de Dios sobre las relaciones
premaritales y extramaritales es el siguiente: “Honroso sea en todo el matrimonio, y el lecho
sin mancilla; pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios” (Hebreos 13:4).
Debemos venerar el matrimonio, valorarlo como un regalo de Dios. El matrimonio debe ser
honroso. Y sólo puede ser honrado cuando se respeta y valora como tal. No hay excepciones
para nadie. Honroso “sea en todos…”. La palabra lecho también representa en este contexto la
vida marital. Este lecho, o vida marital, pueden ser manchados por el adulterio, es decir, al
tener contactos sexuales que no sean con el esposo o la esposa. El adulterio es una forma de
fornicación, pero fornicación es un término mucho más amplio. La fornicación (sexo casual con
diferentes personas) es un término general para indicar todo tipo de relaciones sexuales
lascivas que las personas solteras practican entre sí.
Lujuria
Santiago 1:14-15: “…sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es
atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado;
y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte”. Podemos aplicar este versículo al
manoseo sexual. Nunca vayas más allá de la línea que divide el amor de la lujuria. Si tu pasión
te domina, te pasarás de la raya, y pronto te encontrarás en un punto del que ya no podrás
volver. Ya he mencionado que la sexualidad puede ejercer en nuestras vidas un enorme poder,
el cual deberíamos tener bajo control. Por este motivo te doy un consejo: mantente lejos de
los lugares que estimulen tus pasiones, cuyos ambientes sean propicios para alimentar tus
deseos.
La batalla
“Mientras callé, se envejecieron mis huesos en mi gemir todo el día… Mi pecado te declaré, y
no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová; y tú perdonaste la
maldad de mi pecado” (Salmos 32:3,5). “El que encubre sus pecados no prosperará; mas el que
los confiesa y se aparta alcanzará misericordia” (Proverbios 28:13). “Si confesamos nuestros
pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” (1
Juan 1:9). Para todas las personas que no han podido mantenerse puras: pueden comenzar de
nuevo. Pero, sin embargo, hay un requisito previo: la confesión. No estoy diciendo que las
posibles consecuencias del pecado desaparezcan. Esto no es así. Sin embargo, luego de la
confesión puede haber un nuevo comienzo con el Señor; y a su lado contaremos con sus
fuerzas, que nos permitirán sobrellevar las consecuencias de nuestros caminos equivocados.
Pero dicha confesión debe ser profunda y sincera, sin dar excusas ni tratar de echarle la culpa
de nuestros pecados al entorno o a otras personas, que supuestamente podrían haber hecho
que todo fuera diferente. La confesión de los pecados limpia y libera el camino nuevamente, a
pesar de las miserables experiencias por las que hayamos tenido que pasar y de las cosas que
tengamos que enfrentar cotidianamente como consecuencias de dichos pecados.
Nuestros pensamientos
Memorizando
“¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra… En mi corazón he guardado
tus dichos, para no pecar contra ti” (Salmos 119:9,11). Una de las cosas más importantes que
debes hacer es ocupar tus pensamientos con versículos de la Biblia. Memorizarlos purifica tus
pensamientos y los mantiene limpios. Y cuando el diablo trate de tentarnos, sólo puede ser
alejado de nosotros por medio de la Palabra de Dios.
Los siguientes pasajes hablan de esto. Controlar nuestras miradas “El Seol y el Abadón nunca
se sacian; así los ojos del hombre nunca están satisfechos” (Proverbios 27:20). “Nunca se sacia
el ojo de ver, ni el oído de oír” (Eclesiastés 1:8b) “Hice pacto con mis ojos; ¿cómo, pues, había
yo de mirar a una virgen?” (Job 31:1). “Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer
para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón” (Mateo 5:28). No mires películas obscenas.
Cuando pases por el frente de una tienda erótica, no mires sus escaparates. Rompe o quema
las fotos o videos cuyos contenidos podrían tentarte. No te pongas mal por el precio que
pagaste por ellos. No lleves a tu casa películas obscenas, y si en tu casa ya hay algunas,
¡destrúyelas!. Como ya he dicho, los resultados de esta desobediencia fueron fatales, y sus
consecuencias afectaron a todas las personas nacidas hasta el día de hoy, y afectará a las que
han de seguir naciendo.
En 1 Juan 2:16, el apóstol nos habla acerca de “todo lo que hay en el mundo, los deseos de la
carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida…” Los deseos de los ojos es uno de los
elementos que caracterizan al mundo. De manera que, así como lo hizo Job, nosotros también
deberíamos hacer un “pacto con nuestros ojos” de manera que no veamos las cosas que nos
pueden contaminar.
En este punto hablaremos de cómo debemos organizar nuestro tiempo, sobre todo porque
debemos utilizarlo en actividades responsables y positivas. David falló en esto luego de haber
ignorado sus obligaciones: “Aconteció al año siguiente, en el tiempo que salen los reyes a la
guerra, que David envió a Joab, y con él a sus siervos y a todo Israel, y destruyeron a los
amonitas, y sitiaron a Rabá; pero David se quedó en Jerusalén. Y sucedió un día, al caer la
tarde, que se levantó David de su lecho y se paseaba sobre el terrado de la casa real; y vio
desde el terrado a una mujer que se estaba bañando, la cual era muy hermosa. Envió David a
preguntar por aquella mujer, y le dijeron: Aquella es Betsabé hija de Eliam, mujer de Urías
heteo. Y envió David mensajeros, y la tomó; y vino a él, y él durmió con ella. Luego ella se
purificó de su inmundicia, y se volvió a su casa. Y concibió la mujer; y envió a haerlo saber a
David, diciendo: Estoy encinta” (2 Samuel 11:1-5). David cometió fornicación con Betsabé en
medio de la hermosa quietud de su casa, mientras los demás reyes habían ido a la guerra. Él se
había puesto muy cómodo, y entonces vio a la bella Betsabé, la mandó a traer y tuvo
relaciones sexuales con ella. Pero surgió un problema: quedó embarazada. Entonces, tratando
de ocultar su pecado, se metió en un problema todavía más grave. La continuación de la
historia nos muestra cómo David comete pecado tras pecado: se vuelve mentiroso, hipócrita,
y, por último, un asesino.
El pecado nunca viene solo. Trae una cadena que sólo puede ser rota por medio de una sincera
confesión y el cese de la práctica pecaminosa. Si le dejas la puerta abierta al diablo, él seguirá
haciendo su obra. Irá tomando una parte más de tu vida, y otra más, y así, hasta que te
conviertas en una persona totalmente destruida. Dios permitió que la historia de David haya
sido escrita en detalle a fin de que el lector tome conciencia de cuán mal le puede ir si ignora
sus responsabilidades. Resulta notable que muchos jóvenes hacen cosas malas, incluso algunas
de índole sexual, cuando están solos y ociosos. Entonces, si piensas que existe la posibilidad de
sentirte abrumado por tus pasiones sexuales, evita estar solo y sin hacer nada. Algunas buenas
opciones: un pasatiempo recreativo, practicar deportes, encontrarte con algún amigo con
quien puedas hablar abiertamente acerca de estas cosas. También sería muy bueno si te
mantuvieras en actividad, por ejemplo, visitando a ancianos solos o repartiendo tratados a fin
de acercar el Evangelio a muchas personas. Y siempre será algo muy bueno visitar las
asambleas de creyentes. ¡Sé creativo y activo!
Huir
Hay situaciones en las que la mejor idea es huir. No se trata de cobardía, sino de la
confirmación de que te conoces a ti mismo. “Huye también de las pasiones juveniles…” (2
Timoteo 2:22) “Huid de la fornicación…” (1 Corintios 6:18) “Y ella lo asió por su ropa, diciendo:
Duerme conmigo. Entonces él dejó su ropa en las manos de ella, y huyó y salió” (Génesis
39:12). José nos ofrece un hermoso ejemplo de cómo deberíamos actuar en una situación tan
difícil como la que le tocó vivir. Él era esclavo en la casa de un respetable egipcio, y
seguramente era un hombre bien parecido, ya que la mujer del egipcio lo incitó a acostarse
con ella. Sin embargo, José la rechaza resueltamente y agrega: “¿Cómo, pues, haría yo este
grande mal, y pecaría contra Dios? (Génesis 39:9). No obstante la esposa de Potifar, el
importante egipcio, no se rindió ante el primer rechazo. Sigue intentando tentar a José para
acostarse con ella. Y él continúa negándose. “Hablando ella a José cada día, y no escuchándola
él para acostarse al lado de ella, para estar con ella”... no tuvo otra opción que tomarlo y
obligarlo a tener relaciones sexuales con ella. ¡Qué horrible debió haber sido para José! Ella era
la esposa de su amo, él estaba solo en la casa y era un hombre joven con sentimientos.
Muchos otros habrían caído, incluso en una tentación menos fuerte, pero José no. Él era un
joven temeroso de Dios, lo cual le dio las fuerzas necesarias para huir. Nadie puede soportar
una tentación sexual tan cercana, excepto huyendo. Aquel que huye en una situación así,
demuestra que se conoce a sí mismo, y mantendrá intacta su relación con Dios. Esto es mucho
más valorable que los goces temporales del pecado, de cuyo sabor amargo no podrás
deshacerte. José no pudo evitar pasar por esta situación. Lo mismo podría ocurrirnos a
nosotros. Pero somos responsables de evitar dichas situaciones, en las que nos aguardan
tentaciones reales, hasta donde nos sea posible. Deseos carnales “Amados, yo os ruego como
a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el
alma…” (1 Pedro 2:11).
Uno de los deseos carnales está relacionado con la sexualidad. La concupiscencia suele estar
esperándonos en muchos lugares. Piensa por ejemplo en ciertos lugares de la ciudad
conocidos como “zona roja” donde los jóvenes se reúnen. ¡Mantente lejos de allí! Ni siquiera
se te ocurra “ir a ver cómo es”. En algunas circunstancias, la curiosidad puede llevar a la gente
a la miseria.
La oración
Puedes encontrar protección en la santidad de Dios. Y podemos entrar allí por medio de la
oración. “Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia
y hallar gracia para el oportuno socorro” (Hebreos 4:16). Orar y leer la Biblia nos lleva a la
presencia de Dios, por lo tanto, habrá muy pocos chances de que seamos tentados. La
comunión con el Señor nos protege del pecado. Si somos conscientes de nuestra debilidad,
hallemos refugio ante el trono de la gracia. Dios es el Dios de toda gracia. Y la gracia implica
que no esperamos nada de nosotros, sino que lo esperamos todo de Dios. Cualquiera que viva
de esta manera piadosa, encontrará la ayuda del Señor en el momento justo. Por medio de la
oración entramos en la santidad de Dios, el único lugar donde podemos sentirnos seguros. El
pecado no puede entrar allí. Seas joven o viejo, ése es el lugar donde deberías estar.
La vestimenta
Resulta muy importante poner nuestra atención en la manera en que nos vestimos. Y esto rige
para los dos géneros, aunque la Biblia nos muestra que la vestimenta es un punto débil en
particular de las mujeres adultas y jóvenes. “Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa
decorosa, con pudor y modestia…” (1 Timoteo 2:9). La vestimenta puede despertar fácilmente
el deseo por el sexo opuesto: una falda larga, pero con una abertura profunda; una falda muy
corta, una camisa con varios botones desabrochados, un suéter muy corto. La ropa apretada o
con transparencias dejan ver del cuerpo de las mujeres más de lo debido. A causa de la forma
de vestirse de ciertas mujeres, hay jóvenes que han dado rienda suelta a sus fantasías,
llegando a cometer incluso prácticas sexuales perversas. Por supuesto, estos jóvenes no
pueden presentar excusas, sin embargo, ¿qué mujer cristiana querría ser la causa de
semejante concupiscencia? Por lo tanto, ¡fíjense bien cómo se visten! Dominio propio El
Espíritu Santo desea darnos la capacidad de resistir la tentación, la que a menudo puede
sorprendernos cuando menos la esperamos.
“El fruto del Espíritu es… templanza (o dominio propio)” (Gálatas 5:23) Aprende a dominarte
como fruto del Espíritu Santo. Si el Espíritu Santo puede guiar nuestras vidas y llenar nuestros
corazones, seremos capaces de permanecer dentro de los estándares de Dios. Una decisión
sincera Para concluir, estaremos de acuerdo en que es necesario poner en práctica todo lo que
estuvimos meditando. Con respecto a esto, podemos aprender algo de Daniel: “Y Daniel
propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que
él bebía… Y puso Dios a Daniel en gracia y en buena voluntad con el jefe de los eunucos”
(Daniel 1:8-9). Daniel aún era muy joven cuando fue llevado como prisionero de la guerra
entre Israel y Babilonia. Muy lejos de todo lo que tenía que ver con Dios y su servicio hacia Él,
la fidelidad de Daniel fácilmente podría verse comprometida a causa de su situación. ¿Acaso él
tenía la culpa de terminar en Babilonia? Aun así, el siervo de Dios decidió no tomar parte en las
costumbres babilónicas. Él se había propuesto no hacer nada que fuera contrario a lo que
había aprendido de la Palabra de Dios. Y Dios recompensó su determinación. En Hechos 11
leemos acerca de Bernabé, quien alentaba a los creyentes en Antioquía para “que con
propósito de corazón permaneciesen fieles al Señor” (v. 23). Bernabé exhortaba a estos
creyentes a hacer exactamente lo que había hecho Daniel. Espero de todo corazón que tú
también tengas en cuenta este consejo. Quizá estés completamente de acuerdo con todo lo
que he escrito. Sin embargo, no te resultará útil si tú no decides en tu corazón obedecer a Dios
con total firmeza. Ahora estás en condiciones de decir: No quiero practicar la sexualidad de
una manera que no esté de acuerdo con la Biblia, y Dios nos ofrece mucha ayuda para que
tengamos éxito en ello, pero tú debes proponerte en tu corazón fijarte como objetivo guardar
tu vida y tu cuerpo puros. Entonces recibirás muchas bendiciones de parte de Dios.
Conclusión El único camino posible para permanecer puro o ser restaurado luego de una caída
está escrito en la Biblia. Felizmente, siempre es posible comenzar de nuevo. El Señor no deja
que ninguno de los suyos dependa de sus propias fuerzas, ya que conoce muy bien cómo
somos. Él le dijo a Pedro, quien, aun cuando tenía buenas intenciones, no había podido velar
con Él: “Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto,
pero la carne es débil” (Mateo 26:41). Podemos confiar siempre en que el Señor sabe cuán
débiles somos. “Porque él se acuerda de nuestra condición; se acuerda de que somos polvo”
(Salmo 103:14). Podemos ir en todo momento ante el Señor y decirle: “Señor, otra vez he
fallado”.
Le doy gracias a Dios porque en su gracia me guardó de las incontables formas de pecado
sexual. Pero también podemos ayudar a otros a vencer al pecado. Y debemos asegurarnos de
que las cosas que están bien en nuestras vidas, sigan así. Cualquiera que esté caminando por el
sendero correcto, debe ser alentado a permanecer en él. El Señor desea ser glorificado en
nuestras vidas. Y éste será el caso si desde el principio le confiamos nuestras vidas a Él, en vez
de caer una y otra vez. Fallar repetidamente no honra a Dios, a la vez que es una deshonra
para nosotros mismos. Por supuesto, su gracia crece ante nuestra debilidad, pero también lo
hace si vivimos nuestra vida en sumisión a Él.
Aquel que a pesar de haber decidido no caer más en pecados sexuales, sigue repitiendo los
mismos errores, puede hallar el único camino a la libertad en la Palabra de Dios y en el Hijo de
Dios. “Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres… Así que, si el Hijo os libertare, seréis
verdaderamente libres” (Juan 8:32,36). El diablo siempre tratará de sembrarte la duda al
respecto, a fin de que te des por vencido en todo. Él te susurrará: “Esto no tiene solución.
Nunca serás capaz de ser libre”. Recuerda que no le pedimos perdón a Dios en vano. Un pasaje
que me resulta precioso es en el que el Señor Jesús enseña acerca del perdón, Mateo 18:21-
22: “Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que
peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta
veces siete”. Lo que encuentro maravilloso es que el Señor nos dice que debemos perdonar a
nuestro hermano que ha pecado contra nosotros, sin importar la cantidad de veces que lo
haya hecho.
¿Cómo podría Dios rechazarnos si tuviéramos que recurrir a su perdón una y otra vez? Por
supuesto, esto debe hacerse con un arrepentimiento sincero, de lo contrario Él podría no
perdonarnos. Pero si lo hacemos con sinceridad, cuando estamos abatidos, exhaustos, porque
todo nos ha salido mal, entonces acudimos a Él, porque Él nos ha dicho que así lo hagamos.
Vayamos al Padre y contémosle todo. Digámosle: “Acá estoy otra vez”, y Él nos recibirá y nos
perdonará. Y cuando hayamos hecho cosas cuyas consecuencias no podamos evitar (¡y hay
tales cosas!), Él nos ayudará a sobrellevarlas. ¡Qué Padre tenemos!
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via de escape
La biblia dice que: “No les ha sobrevenido ninguna tentación que no sea común a los
hombres. Fiel es Dios, que no permitirá que ustedes sean tentados más allá de lo que
pueden soportar, sino que con la tentación proveerá también la vía de escape, a fin de que
puedan resistirla” (1 Corintios 10:13).
Hermano o hermana, con mucho respeto te digo que podrás saberte este versículo de
memoria, pero no es lo mismo saberlo de memoria que realmente correr por la “vía de
escape”. La única forma que esta palabra se hará vida en tu corazón es corriendo por “la vía
de escape”. De lo contrario, será mero embotellamiento bíblico que solo te servirá para
alimentar tu orgullo. Y esto es lo que me pasaba a mí y no tan solo con este versículo sino
con muchos otros.
Quita y Pon
“22 que en cuanto a la anterior manera de vivir, ustedes se despojen del viejo hombre, que
se corrompe según los deseos engañosos, 23 y que sean renovados en el espíritu de su
mente, 24 y se vistan del nuevo hombre, el cual, en la semejanza de Dios, ha sido creado
en la justicia y santidad de la verdad”. (Efesios 4:22-24)
Ellas también son alma de salvación, por eso el hombre Cristiano debe mirarlas con pureza. Como Dios las ve.
El concepto del “quita y pon” es un principio que se ve a lo largo de toda la biblia y es uno
que se utiliza mucho en la consejería bíblica para ayudar al aconsejado cambiar sus malos
hábitos con la ayuda del Espíritu Santo. Es muy probable que estés aquí leyendo este
artículo porque reconoces que tienes hábitos que quieres rendir a Dios. Si es así te felicito
grandemente.
Efesios 4:22-24 es uno de los versículos bíblicos más utilizados para describir el maravilloso
principio del “quita y pon”. Pero sobre todo en este artículo vamos a ver como el quita y pon
puede ayudar a cualquier hombre o mujer ser libre de la atadura sexual.
Con respecto a nuestra lucha en contra de la atadura sexual es crucial aprender usar el
“quita y pon”. Desde el día en que te convertiste empezó un proceso y/o cambios, unos
ocurrieron inmediatamente pero otros han costado más trabajo, ya que están incrustados
en tu sistema automatizado llamado hábitos (o como Efesios los llama “manera de vivir”).
Un hábito es una conducta, que a causa de mucha práctica, la persona logra realizar de una
forma automatizada o inconsciente y sin pensarlo metódicamente.
“Quita y pon” se basa en que no puedes quitar un hábito sin sustituirlo por otro y requiere
de nosotros unas acciones concretas para poder lograr un cambio. El quita y pon no
funcionará si lo haces varias veces sólo por la emoción de tratarlo. Se trata de practicarlo
bajo perseverancia hasta que se convierta en un hábito en donde ya no tengas que pensarlo
metódicamente.
Recuerda, si llevas años practicando lujuria sexual, por tal razón, ante cualquier mínimo
estimulo del entorno, tiendes a responder sexualmente sin pensarlo. A eso añádele toda la
propaganda de material sensual en la que estamos inmersos todos los días, la Internet, los
carteles grandes en las avenidas principales, los centros comerciales, la poca vestimenta de
las mujeres y los anuncios de la televisión aun cuando ves un programa “sano” también
están contaminados.
Para que el ladrón deje de ser ladrón, tiene que dejar de robar (esto equivale al “quita”).
Ahora, no podemos quedarnos estancados en la fase de “quitar” solamente. Si el ladrón se
queda estancado en esta fase volverá a su vieja conducta habitual. Para que el ladrón deje
de ser ladrón necesita practicar y entrenar otro hábito que sustituya el viejo. Es entonces
donde se aplica la fase de “poner”. Para el ladrón, significa empezar a trabajar y compartir
con los que necesitan (esto equivale al “pon”). Si este ladrón persevera practicando, dejará
de ser ladrón y se convertirá en una persona desprendida, antes robaba pero ahora da.
¡Amén!
Lo mismo sucede con el que lucha contra la lujuria sexual, tiene el hábito de beneficiarse
sexualmente de algo que no es suyo. Cualquier estímulo, imagen, recuerdo o circunstancias
que lo conecte con la lujuria, lo llevará a responder sexualmente de una forma automática.
Ejemplo para el que tiene un problema enorme con la custodia de los ojos o con el
voyerismo. Este necesita dejar de fijar su mirada en cosas que lo estimulan sexualmente
(este es el “quita”). Ahora, no podrá quedarse estancado en esta fase de “quitar” solamente.
Si se queda estancado en esta fase volverá a su vieja conducta habitual.
Recuerda, el que tiene un problema con la custodia de los ojos está habituado a tener una
cadenas de ideas lujuriosas cuando fija su mirada en una mujer o hombre. Para cambiar
esta conducta necesita poner más de su parte y asumir mayor responsabilidad. Para dejar
su conducta, necesita practicar y entrenar otra conducta que sustituya el viejo. Es entonces
donde se aplica la fase de “poner”.
En vez de tener una cadena de ideas lujuriosas cuando fija su mirada en una mujer,
necesita comenzar a pensar y ver como Cristo ve a toda mujer, como hija de Dios y alma de
salvación. Se que esto suena generar, por lo tanto, una acción concreta que puedes hacer es
comenzar a orar por esa persona, orar por su salvación, por misericordia, orar por su
esposo y si es una joven, orar por su futuro esposo, orar para que ella sea una buena futura
madre, para que sea santa y sobre todo orar por su salvación. En vez de verla como una
“chica sensual”, véala como lo que es, una hermana, porque también ella es hija de Dios
(esto es lo que equivale al “pon”).
Nota como el “pon” no tiene que ver con tener, querer o tomar, sino mas bien tiene que ver
con misericordia, dar, bendecir, honrar y respetar.
Puedes poner muchas otras cosas que encontrarás en la palabra de Dios. Lo importante es
que si el que tiene problema con la custodia de los ojos persevera practicando, dejara de
tener esta atadura y se convertirá en una persona que dejará de beneficiarse sexualmente de
algo que no es suyo y será una persona que pide a Dios para que de salvación y
misericordia.
Con el tiempo, bajo entrenamiento y práctica, empezarás a crear un hábito santo. Aquí es
donde entra el versículo de II Timoteo 3:16: “Toda Escritura es inspirada por Dios y útil
para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en justicia”. Quiero que
notes que la palabra “instruir” viene del griego “paideia” que significa: entrenar, o
disciplinar. En las mayorías de las traducciones en biblias de inglés traducen esta palabra a
“train” que significa “entrenar”. Es la voluntad de Dios que entrenes para hacer el bien
usando la palabra de Dios.
Otro versículo bíblico que quiero compartir es Hebreos 5:14: “Pero el alimento sólido es
para los adultos (los que han alcanzado madurez), los cuales por la práctica tienen los
sentidos ejercitados para discernir el bien y el mal”. En este versículo bíblico quiero que
notes la palabra “ejercitados”, es traducida de la palabra griega “gumnazó”, que significa
también entrenar con ejercicio físico.
Al igual que el versículo bíblico previo, en las mayorías de las traducciones de biblias en
ingles también usan “train” o entrenar. Dios quiere que dejemos de ser niños, que
maduremos y nos hagamos responsables de nuestro cambio. Nota que este versículo bíblico
define lo que es un adulto o los que han alcanzado madurez, los que “por la práctica tienen
los sentidos ejercitados para discernir el bien y el mal”. Nota también que gimnasio se
deriva de la palabra “gumnazó” dando un sentido de que nosotros como el gimnasta o el
atleta debemos crear una disciplina para practicar la palabra de Dios. Al principio te costara
mucho esfuerzo y tendrás que practicar tu nueva conducta metódicamente, pero luego con
el ayuda del Espíritu Santo obtendrás una nueva respuesta automática y santa. ¡Amen!