TM1.1 - 6 Nuevo

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 10

MASTER INTERUNIVERSITARIO ull - ulpgc

BIOÉTICA Y BIODERECHO
Semi-Presencial y online / 60 créditos europeos (ECTS)
TEMA 6

LOS DESAFÍOS ÉTICOS DEL TRANSHUMANISMO Y DEL


POSTHUMANISMO
Iván López Casanova
TEMA 6

1. INTRODUCCIÓN

Uno de los movimientos culturales más recientes es el transhumanismo. Por


una parte, entronca de lleno con la reflexión bioética, pero es tan amplio que no se
lo puede denominar como una corriente bioética y merece un desarrollo aparte.
Constituye, además, un primer paso en la búsqueda tecnológica de un
mejoramiento humano que desembocaría en alguien −¿o algo?− cuya capacidad
excedería en mucho al actual ser humano: el posthumano o cíborg.

«¿Qué le parecería a usted tener una vida de duración indefinida y


permanecer siempre joven y sano, hasta el punto de poder considerarse
inmortal? ¿Qué le parecería tener un a inteligencia millones de veces
superior y ser completamente inmune a la depresión o a la simple falta de
ánimo? ¿O poder disfrutar del sexo, de la comida o de la apreciación del
arte con una intensidad inimaginablemente mayor de la que ahora está a
su alcance? ¿Qué le parecería disponer de nuevas capacidades sensoriales
que le permitieran captar aspectos de la realidad que han permanecido
siempre ocultos para el ser humano, como tener visión en la banda del
ultravioleta o del infrarrojo, o disponer de un sentido de ecolocalización
mediante ultrasonidos que lo guíe en la más completa oscuridad, al modo
como lo hacen los murciélagos? (…) ¿Le gustaría aprender en cinco
minutos a tocar el piano, o dominar ese idioma que necesita y siempre se
le resistió, colocando un simpe implante en su cerebro? ¿Y descargar todo
el contenido de su mente en un ordenador que sustituya su cuerpo para
viajar sin fin a lo largo de todo el universo? (…) ¿O vivir en una sociedad
compuesta por individuos moralmente mejorados, capaces de captar de
forma inmediata el sufrimiento de los demás y de actuar eficazmente para
erradicar su causa? ¿O disfrutar de espectáculos deportivos en los que las
habilidades físicas de los participantes fueran muy superiores a las de los
deportistas actuales?1».

Con estas sugerentes interrogaciones comienza el libro Transhumanismo2


de Antonio Diéguez (2016), tal vez la mejor obra en castellano para quien quiera
profundizar en esta materia, donde mezcla a propósito promesas transhumanistas
de muy distinto calado y consideración. De fondo, la sugerencia, más o menos
explícita, de que la muerte empieza a ser solo un problema técnico, algo que tarde
o temprano será solventado por nuestros adelantos científicos. Incluso, en el
discurso tranhumanista se ha postulado que ya ha nacido el primer ser humano que
no morirá, pues cuando llegue a una edad madura, se podrá prolongar bastante su
vida; y tras esa ampliación, tal vez ya se haya dado con una solución técnica para la
mortalidad humana.

Así las cosas, y aunque todo esto estaba escrito antes de la pandemia del
coronavirus, que ha vuelto a poner de relieve la profunda fragilidad humana, habrá
que distinguir de lo que forma parte de una ensoñación utópica y lo que resulta
aprovechable. O con palabras del propio Diéguez, distinguiendo el gnosticismo del
«único proyecto de salvación laica, pretendidamente realizable aquí, en este
mundo3», de lo que posee consistencia intelectual, de lo que habría que regular y
legislar, tras valorar seriamente su contribución para un sano mejoramiento
1
Antonio Diéguez, Transhumanismo. La búsqueda tecnológica del mejoramiento humano, Herder,
Barcelona 2016 (2ªreimpres.), 21.
2
Antonio Diéguez, Transhumanismo. La búsqueda tecnológica del mejoramiento humano, Herder,
Barcelona 2016 (2ªreimpres.), 21.
3
Antonio Diéguez, op., cit., 21.
TEMA 6

humano.

De este modo, el debate social y legislativo sobre la biología sintética y los


límites de la investigación debe ser una de las exigencias de la sociedad civil; y, por
supuesto, no solo de los propios científicos ni de sus empresas. Y será cada vez más
importante en el futuro próximo. El objetivo de estas líneas es contribuir a que los
alumnos del Máster de Bioética y Bioderecho de la ULL y la ULPGC se formen un
criterio personal.

2. ¿QUÉ ES EL TRANSHUMANISMO Y EL POSTHUMANISMO?

El transhumanismo, en palabras de Nick Bostrom, quien fuera Presidente de


la World Transhumanist Association (WTA), se define como “un movimiento
cultural, intelectual y científico que afirma el deber moral de mejorar las
capacidades físicas y cognitivas de la especie humana, y de aplicar al hombre las
nuevas tecnologías, a fin de que se puedan eliminar los aspectos no deseados y no
necesarios de la condición humana: el padecimiento, la enfermedad, el
envejecimiento e, incluso, la condición mortal4”.

De este modo, bajo esta mirada se reflexiona sobre el futuro del ser humano
partiendo de la premisa de que su forma actual no resulta sino una etapa
relativamente inicial del desarrollo evolutivo. Y como todas las culturas son
mortales, esta etapa actual de humanismo, será, sin duda, superada por otra etapa
evolutiva capitaneada por la ciencia y el pensamiento científico que nos llevará,
primero, al transhumanismo.

Más adelante, a través del uso de las nuevas tecnologías convergentes NBCI
(nanotecnología, biotecnología, tecnologías de la información y ciencia cognitiva)
se podrá transformar radicalmente nuestra naturaleza humana, en un primer
momento –lo repito de intento− a un estadio transhumano, pero con el tiempo,
hacia un proceso de fusión irreversible entre ambas inteligencias –la humana y la
inteligencia artificial− produciéndose así la emergencia de una nueva especie o de
unos nuevos organismos tecnológicos que denominaremos posthumanos o cíborg.
«Según Jan Huston, una nueva definición más precisa de postumano sería la vida
artificial sentiente (VAS), es decir, máquinas inteligentes, autónomas,
autoconscientes y capaces de reproducirse5».

En resumen, el transhumano y el posthumano se proponen alcanzar bajo la


idea central del mejoramiento humano (enhacement) la superinteligencia, la
superlongevidad y el superbienestar para la especie humana. Aunque, sin duda, el
comodín principal lo ofrece el que la muerte no es inexorable, que puede ser
derrotada.

Otro de los conceptos que deben ser conocidos necesariamente, para


entender el núcleo del pensamiento transhumano es el de la «Singularidad»
tecnológica. En una obra de 2012, un importante ingeniero de Google, Ray
Kurzweil, exponía que la «Singularidad» acaecería dentro de algunos años. La
«Singularidad» tendría lugar por el progreso espectacular de la inteligencia
artificial. Y, simplificando un poco la cuestión, la «Singularidad» sería un paso
evolutivo en el que ocurriría la fusión entre la tecnología y la especie humana y
produciría cambios sociales inimaginables: «Finalmente, la tecnología dominará
los métodos de la biología hasta llegar una era en la que se impondrá la inteligencia

4
Nick Bostrom, 2005. Tomado de Albert Cortina y Miquel-Ángel Serra (coords.), Humanidad y desafíos
éticos de las tecnologías emergentes, Ediciones Internacionales Universitarias, Madrid 2016, 51.
5
Albert Cortina y Miquel-Ángel Serra (coords), op., cit., 59.
TEMA 6

no biológica que se expandirá por el universo6».

3. HISTORIA DEL TRANSHUMANISMO

Aunque se podrían buscar antecedentes remotos, basta con señalar al


biólogo eugenista Julian Huxley, quien en 1927 acuñó el término
«transhumanismo», en un libro titulado Religión sin revelación.

Pero para conectar con el actual movimiento transhumanista, hay que llegar
a los años 70 del siglo XX que es cuando se escribe algún artículo sobre el tema y,
sobre todo, al año de 1983 en el que la activista Natasha Vita-More difunde el
«Manifiesto Transhumano» que, posteriormente, se ha ido modificando hasta
convertirse en la «Declaración Transhumanista», fácilmente localizable en Internet
y que sigue siendo el gran manifiesto de esta corriente.

Transcribo del punto 1º de este manifiesto esta declaración: «En el futuro, la


humanidad cambiará de forma radical por causa de la tecnología. Prevemos la
viabilidad de rediseñar la condición humana, incluyendo parámetros tales como
lo inevitable del envejecimiento, las limitaciones de los intelectos humanos y
artificiales, la psicología indeseable, el sufrimiento, y nuestro confinamiento al
planeta Tierra7».

Otro hito necesario para seguir la historia de este movimiento cultural: la


Asociación Transhumanista Mundial (World Transhumanist Association, WTA),
fundada en 1998 por los filósofos Nick Bostrom y David Peace. En 2008 cambió su
nombre por «Humanity+», o abreviadamente, H+. Esta asociación ha ido ganando
en presencia en los mass media, sobre todo con la presidencia de Natasha Vita-
More.

También han ido apareciendo partidos políticos transhumanistas en


diversos países como Alemania, Gran Bretaña, USA e incluso en España existe la
Alianza Futurista desde 2013.

En el ámbito académico existen centros de reflexión sobre el


biomejoramiento. Los más conocidos e influyentes son los Future Humanity
Institute (dirigido por Nick Bostrom) y el Uehiro Center for Practical Ethics
(dirigido por Julian Savulescu), ambos sitos en la Universidad de Oxford. De lengua
castellana, destaca el pionero grupo de investigación de la Universidad Nacional
Autónoma de México. En España, el grupo «Mejora» de la Universidad de Granada.

En el campo empresarial, se puede nombrar la creación de la empresa


Neuralink, por parte del supermillonario Elon Musk. Transcribo simplemente de
Wikipedia alguna pincelada sobre la empresa Neuralink: «Es una empresa de
nanobiotecnología que tiene como objetivo integrar el cerebro humano con la
inteligencia artificial. La compañía fue fundada en 2016 y se dio a conocer al gran
público por primera vez en marzo de 2017. La empresa se centra en la creación de
dispositivos que se pueden implantar en el cerebro humano, con el propósito final
de ayudar a los seres humanos a fusionarse con el software y mantener el ritmo de
los avances en inteligencia artificial. Estas mejoras podrían mejorar la memoria o
permitir una interacción más directa con los dispositivos informáticos8».

6
Albert Cortina y Miquel-Ángel Serra (coords), op., cit., 55.
7
Declaración Transhumanista. Tomado de internet el 16 de agosto de 2021 en
https://thefaustorocksyeah.wordpress.com/2015/08/03/declaracion-transhumanista/
8
https://es.wikipedia.org/wiki/Elon_Musk#Neuralink. Tomado de internet el 16 de agost de 2021.
TEMA 6

Desde la vertiente artística, en España ya existen algunas personas que se


consideran a sí mismas como artistas cíborg. El caso más conocido es el de Neil
Harbisson, nacido en Barcelona en 1984. De nuevo, transcribo desde Wikipedia:

«Artista vanguardista y activista cíborg británico e irlandés con


residencia en Nueva York y Barcelona. Es la primera persona en el mundo
reconocida como cíborg por un gobierno y la primera persona con una
antena implantada en la cabeza. Asegura que la antena le permite ver y
percibir colores invisibles como infrarrojos y ultravioletas así como recibir
imágenes, videos, música o llamadas telefónicas directamente a su cabeza
desde aparatos externos como móviles o satélites. Su conexión a satélites
le permite percibir frecuencias procedentes de fuera de la Tierra.
Es cofundador de la Cyborg Foundation una organización
internacional dedicada a ayudar a los humanos a convertirse en cíborgs, a
promover el arte cíborg y a defender los derechos de los cíborgs9».

Asimismo, el transhumanismo permea muchas obras de literatura. Solo


citaré al conocidísimo autor israelí Yuval Noah Harari, de quien sus recientes títulos
superventas, “Sapiens. De animales a dioses” y “Homo Deus”, nos envuelve
completamente, con su prosa ágil, en el ambiente y las tesis transhumanistas. Y
también ambienta este movimiento cultural tanto series de televisión –por ejemplo,
Black Mirror−, como películas de las que solo citaré a Robocop y Blade runner.

4. TIPOS DE TRANSHUMANISMO

Una vez analizado el fondo común al pensamiento transhumanista, conviene


advertir que el intento de mejorar al ser humano a través de la tecnología admite
muchos matices, lo cual permite distinguir diversas corrientes.

A. Transhumanismo cultural o crítico. Este tipo de corriente, que


prefiere denominarse como «posthumanismo», se inspira en la filosofía
postmoderna de autores como Foucalult o Derrida; también de
corrientes de pensamiento como el feminismo y el ecologismo radical. El
objetivo de esta corriente es muy teórico y social: pretende ofrecer una
crítica de la concepción del ser humano natural. Tal vez la representante
más genuina de esta corriente sea Donna Haraway, autora del Manifiesto
ciborg de 1985. Esta intelectual y activista «reivindica la figura del cíborg
como modelo asexuado, criatura en un mundo postgénero, frente a la
figura de la mujer-diosa, objeto de culto pero también de separación y
sometida a estereotipos impuestos10».

B. Transhumanismo tecnocientífico.

B-1. La corriente hegemónica en el propio transhumanismo es la que se


inspira en los trabajos y especulaciones de los científicos e ingenieros provenientes
del campo de la Inteligencia Artificial, de la ingeniería robótica y del software.
Nombres como los ya citados Nick Bostrom o Raymond Kurzweil, y otros como
Hans Moravec y Anders Sandberg son autores imprescindibles. La idea más audaz
es la de conseguir robots superinteligentes inmortales: nuestra mente sería un
software que se vertería en ellos.

B-2. Una segunda vertiente es la que aborda el transhumanismo desde una


9
https://es.wikipedia.org/wiki/Neil_Harbisson. Tomado de Internet el 16 de agosto de 2021.
10
Antonio Diégues, op., cit., 43.
TEMA 6

perspectiva más biológica y médica. Se trata de conseguir el mejoramiento a través


de fármacos y mejoras genéticas fundamentalmente. Los autores más destacados
son Julian Savulescu, John Harris y George Church.

5. EL DEBATE ÉTICO SOBRE EL TRANSHUMANISMO-


POSTHUMANISMO

Una primera postura es la de aquellos para los que el transhumanismo lo


reciben con un fuerte escepticismo. Todo esto, en bloque, les parece un cuento de
hadas, algo sin base real, y sin más lo desprecian. En el lado contrario estarían los
que con una visión totalizadora y alarmista, pero con el mismo defecto totalizador,
lo engloban todo en un bloque monolítico y lo ven como un peligro absoluto para la
especie humana y, de igual forma, lo descalifican de modo directo y simple.

Por eso, en este tema se ha querido ofrecer elementos para el conocimiento,


la reflexión y, en consecuencia, la capacidad crítica personal.

Para ello, se ofrece en primer lugar una cuestión previa, para después
plantear una crítica filosófica respecto de tres cuestiones.

Cuestión previa: me parece incuestionable subrayar, en primer lugar, que


el transhumanismo acierta cuando afirma que el ser humano es manifiestamente
mejorable desde todos los puntos de vista: físico, psíquico, cognitivo, moral,
emocional,… y que hay que utilizar la ciencia y la tecnología para ayudarlo en ese
avance. En el fondo, gran parte de ese objetivo es la profesión sanitaria junto a
reparar lo dañado. Tal vez, el problema surja cuando el mejoramiento sobrepase lo
humano y apunte a lo «posthumano». O sea, la cuestión de los límites: ¿cuáles son?,
¿quién los decide? Pero no adelantemos la valoración crítica en tres puntos.

1. Análisis filosófico: ¿sobre qué base filosófica se asientan las


propuestas transhumanistas?

Como ya se ha dicho, nadie piensa desde ningún sitio. Y un objetivo


importante de estos primeros temas del Máster es aprender a detectar desde qué
corriente filosófica se apoyan los diversos planteamientos, trasnshumanismo
incluido. Solo entonces se podrá reflexionar con mayor capacidad crítica.

El transhumanismo toma como punto de partida absoluto la consideración


de que el ser humano es un mecanismo material complejo que funciona como una
máquina sin más. Es decir, parte de un concepto filosófico materialista o
funcionalista, realizando lo que Elena Postigo denomina una «reduccionismo
neuronal. Somos sobre todo conexiones neuronales. El día en que el hombre pueda
descifrar con claridad cómo funciona el cerebro, habremos descubierto cómo
funciona el hombre entero11». En este sentido, según esta misma autora, anclaría
sus raíces en el empirismo de Hume.

Pero esta posición dualista o funcionalista, de la que parten los


transhumanistas en su proyecto de separar la mente del cuerpo y copiarla en algún
sustrato no sometido al envejecimiento, y trasladarla a otro cuerpo, podría ser en la
realidad un modo de no estar vivo. Como expone ahora Antonio Diéguez, una vez
que salimos de las ideas funcionalistas-materialistas de base, nos damos cuenta de
que «el cuerpo no basta para garantizar la identidad por sí solo. Pero tampoco la
mente basta para garantizarla (…). Los seres humanos somos animales, y los
animales tienen un cuerpo. Un ser humano sin cuerpo perdería su condición
11
Albert Cortina y Miquel-Ángel Serra (coords.), op., cit., 252.
TEMA 6

biológica de animal, y no podría seguir siendo humano. Como tampoco lo sería si el


cuerpo que adoptara no fuera humano. Más bien, como señala Putnam parece una
ingenuidad concebir la mente como una especie de fantasma, capaz de habitar
cuerpos diferente. (…). Este es, por cierto, uno de los motivos que hace del dualismo
una postura minoritaria entre los científicos cognitivos12».

Por otra parte, no estaría de más en este punto, contrapesar aquí la reflexión
ofreciendo la idea de que autores como Aristóteles, Tomás de Aquino, Kant,
Spaemann o Martha Nussbaum no se encuentran presentes. Es decir, que
conceptos como naturaleza humana, condición, dignidad humana o persona que
han sido claves en el desarrollo de la civilización occidental no han sido ni siquiera
considerados por el transhumanismo.

Aunque solo sea por apuntarlo, el filósofo español contemporáneo Javier


Gomá se refiere a la antropología filosófica como el «vivir y envejecer juntos» o
como «la mortalidad, el privilegio de los entes superiores». También subraya el
concepto del ideal cosmopolita con el que trata de fortalecer todo lo que une a los
humanos entre ellos, en el sentido del punto arriba señalado. Es decir, ideas a ciento
ochenta grados de las propuestas posthumanas.

Otro de los filósofos más atractivos del panorama español contemporáneo,


Josep Maria Esquirol, catedrático de filosofía de la Universitat de Barcelona,
Premio Nacional de ensayo en 2016 por su libro La resistencia íntima, acaba de
publicar la obra Humano, más humano, en la que aclara que con ese título también
desea expresar, además del diálogo con Nietzsche, «la réplica a una de las evasiones
ideológicas de nuestra época: la del transhumanismo, con sus golosas promesas de
un más allá de lo humano. Obviamente, no me refiero a la cuestión de lo que
seremos capaces de conseguir con las innovaciones biotecnológicas, sino al discurso
ideológico que las acompaña y las adorna. ¡Qué paradoja más triste: aspirar a y
confiar en llegar más allá de lo humano y quedarnos cortos en humanidad! Es decir,
perdernos, y no advertir que el horizonte más importante no se encuentra más allá
–más lejos−, sino más adentro13».

2. Análisis bioético: ¿Se puede favorecer los de algún modo a los


seres humanos deseando el cumplimiento de los ideales
posthumanos?

Dos cuestiones aparecen controvertidas, al menos, ante una simple mirada


para la reflexión bioética: el riesgo de la eugenesia y la desigualdad. Pero también
una pregunta un poco menos evidente: ¿seguro que es bueno no morir nunca?

En primer lugar, el riesgo de eugenesia: «No es lo mismo tomar


medicamentos para evitar malformaciones en el feto durante su desarrollo que
seleccionar genes determinados para proporcionar a los descendientes rasgos
fenotípicos extravagantes (…). Algo nos dice que si la eugenesia liberal nos llevara
finalmente a un mundo en el que hubiera una sobrerrepresentación de niños rubios,
altos y de ojos azules, habría algo profundamente equivocado en ello14», escribe
Diéguez. Es más, este autor atisba una sociedad en la que se acabaría imponiendo
un supermercado genético en el habría modas, sesgos y presiones ideológicas y
sociales para la elección de las características cromosómicas.

De nuevo: ¿qué corriente ética se encuentra detrás de esta mirada? Por una

12
Antonio Diéguez, op., cit., 106.
13
Josep Maria Esquirol, Humano, más humano, Acantilado, Barcelona 2021, 10-11.
14
Antonio Diéguez, op., cit., 163.
TEMA 6

parte claramente nos movemos en el utilitarismo liberal; es decir, en la idea de que


no hay más bien que el de conseguir el mayor bienestar para el mayor número de
individuos posible.

Julian Savulescu ha definido la «beneficencia procreativa» como la


obligación moral de los padres de utilizar las técnicas de manipulación genética y
reproducción humana asistida disponibles para crear niños que tengan la mejor
oportunidad, y así disfrutar de la mejor vida posible. Pero bajo estas palabras
altisonantes, se postula la eliminación de los embriones que presentes patologías y
la obligación moral de que no nazcan niños enfermos.

Y una pregunta inquietante en este ambiente eugenésico: ¿quién ejercería


este control, en caso de que fuera posible?

En segundo lugar, la cuestión de la igualdad. Diéguez afronta esta cuestión


afirmando rotundamente que el transhumanismo comparte con el neoliberalismo
la confianza en la capacidad autotransformadora del individuo, así como su
absoluta despreocupación por la cuestión social: ¿quién se beneficiaría de los
adelantos y del carísimo mejoramiento, de la superinteligencia, la superlongevidad
y del superbienestar? ¿No llevaría esto a unas clases sociales alfa a la que servirían
los demás seres humanos, como en la novela futurista de Un mundo feliz de Aldous
Huxley?

Por último, la idea de que la mayor perfección genética hasta conseguir la


inmortalidad se correspondería con una mayor felicidad resulta muy simple y
biologicista; y probablemente falsa. Por ejemplo, Martha Nussbaum ha destacado
que nuestra sociabilidad está unida a nuestra inseguridad y a nuestra
vulnerabilidad, y que esto es lo que nos une con nuestros semejantes, también
frágiles. En definitiva, piensa que no resulta descabellado desde una antropología
realista, pensar que poseer capacidades cognoscitivas muy potentes, tal vez no
conduciría a considerarnos superiores a otros seres humanos, y a perder nuestra
sociabilidad al sentirnos más seguros y menos necesitados.

3. Análisis político-social: ¿Qué deseos y fines mueven su


difusión y despliegue?

Además de los análisis filosóficos y bioéticos, que en gran medida valoran las
causas y consecuencias del transhumanismo, haríamos bien en preguntarnos sobre
qué deseos y fines mueven y alimentan la promoción de esta corriente de
pensamiento tan de moda en el tiempo presente.

En realidad, este es el punto más difícil para la reflexión, porque los intereses
políticos o comerciales, o los deseos íntimos, no se suelen manifestar. Así que solo
voy a incluir algunas reflexiones de mi propia cosecha y otras tomadas del libro de
Antonio Diéguez que ha servido de guía para mi exposición.

Para empezar, una pieza clave del neoliberalismo es esta: la oferta necesita
domesticar a la demanda. Es decir, para vender más y más, la cuestión clave del
capitalismo neoliberal es que hay que crear una necesidad. Entonces, surge esta
pregunta: ¿no se estará creando un ambiente, un mercado, un sujeto antropológico
que va a consumir cualquier producto que le prometa un mejoramiento
(enhacement)? Y transcribo esta respuesta de Julian Savulescu en 2019 en una
entrevista al periódico ABC: «El 10% de los niños en EE.UU. y en otros sitios del
mundo toman Ritalín. Eso no es tratar una enfermedad, es mejorar a un individuo
TEMA 6

normal. 15».

No pretendo afirmar que esta persona nos esté vendiendo este producto
concreto. Pero sí manifestar mi inquietud sobre el posible interés en dar visibilidad
(anuncios, series, películas, etc.) a todo lo que potencie el transhumanismo, por
parte de la industria capitalista.

Por otra parte, ¿estamos tan seguros de que es deseable que nuestra vida,
incluso en buenas condiciones de salud, fuera interminable? Yo, al menos, no lo
acabo de ver nada claro, como ya se ha señalado.

A estas consideraciones, añade Dieguez un apunte incisivo:

«¿Se puede realmente favorecer de algún modo a los seres humanos


deseando el cumplimiento de ideales posthumanos? ¿No parece más bien
que los objetivos transhumanistas manifiestan a veces una triste falta de
atención a los problemas más graves que aquejan hoy día a la humanidad,
que son los que impiden un mejoramiento real y accesible en las condiciones
de vida de la mayoría de las personas, y que podrían encontrar solución
sin duda algún alivio a través de las tecnología?
Ciertamente, hay transhumanistas dedicados a causas humanistas.
En Oxford uno se puede tropezar con algunos de ellos, y con asociaciones
humanitarias en las que cumplen un papel relevante. El defensor del
trashumanismo dirá que lo uno no es incompatible con lo otro. Pero no está
del todo claro que en el fondo y a largo plazo no lo sea, sobre todo en un
mundo de recursos escasos y mal repartidos16».

Y después de este análisis tan lleno de solidaridad y de sentido común


anotará algo que puede servir para finalizar el tema, porque a la vez que inquieta
suscita la reflexión: «No habría que descartar la posibilidad de que se quisiera ir
hacia el posthumanismo simplemente porque no se sabe a dónde ir17».

15
Entrevista a Julian Savulescu en el periódico ABC. Tomado de Internet el 18 de agosto de 2021.
https://www.abc.es/ciencia/abci-julian-savulescu-bioeticista-claro-debemos-jugar-dios-
201906030223_noticia.html
16
Antonio Diéguez, op., cit., 197-198.
17
Antonio Diéguez, op., cit., 199.

También podría gustarte