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Intervenciones

cognitivas
PID_00274991

Guillem Feixas Viaplana


Roxana Parra Sepúlveda
© FUOC • PID_00274991 Intervenciones cognitivas

Guillem Feixas Viaplana Roxana Parra Sepúlveda

Profesor titular de Psicoterapia Licenciada en Psicología por la


de la Universidad de Barcelona, Universidad Mayor de Temuco,
donde dirige el máster de Tera- Chile, màster en Terapia cogniti-
pia Cognitivosocial (www.ub.edu/ vosocial por la Universidad de Bar-
tpia_cognitivosocial), el máster de celona. Actualmente trabaja como
Trastorno mental grave y el pos- coordinadora del Servicio de Psi-
grado de Hipnosis clínica. Autor coterapia al Servicio por los Dere-
de más de setenta artículos y otras chos de la Mujer Latinoamericana
publicaciones, de entre las que (LAWRS) en Londres.
destacan: Aproximaciones a la psi-
coterapia (con M. T. Miró, Paidós),
y Constructivismo y psicoterapia
(con M. Villegas, DDB).

Cuarta edición: septiembre 2020


© de esta edición, Fundació Universitat Oberta de Catalunya (FUOC)
Av. Tibidabo, 39-43, 08035 Barcelona
Autoría: Guillem Feixas Viaplana, Roxana Parra Sepúlveda
Producción: FUOC
Todos los derechos reservados

Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño general y la cubierta, puede ser copiada,
reproducida, almacenada o transmitida de ninguna forma, ni por ningún medio, sea este eléctrico,
mecánico, óptico, grabación, fotocopia, o cualquier otro, sin la previa autorización escrita
del titular de los derechos.
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Índice

Objetivos....................................................................................................... 5

1. Visión de la salud y la enfermedad.............................................. 7


1.1. Introducción ................................................................................ 7
1.1.1. Desarrollo histórico ....................................................... 7
1.1.2. Algunos conceptos básicos ............................................ 9
1.2. Salud y enfermedad desde las terapias cognitivas
tradicionales ................................................................................ 10
1.2.1. El caso de la depresión .................................................. 14
1.2.2. El caso de la ansiedad ................................................... 15
1.3. Salud y enfermedad desde las terapias cognitivas
constructivistas ............................................................................ 16
1.3.1. El enfoque de los constructos personales ...................... 17
1.3.2. El enfoque posracionalista ............................................. 19

2. La concepción del cambio............................................................... 22


2.1. Relación terapéutica y proceso de cambio en las terapias
cognitivas racionales ................................................................... 22
2.1.1. Características de las terapias cognitivas racionalistas .. 23
2.2. Relación terapéutica y proceso de cambio en las terapias
cognitivas constructivistas .......................................................... 24

3. Técnicas terapéuticas específicas................................................... 27


3.1. Trabajo con pensamientos y creencias disfuncionales ................ 27
3.1.1. Identificación de pensamientos y creencias
disfuncionales ................................................................ 27
3.1.2. El registro y cuestionamiento de pensamientos
disfuncionales ................................................................ 28
3.2. La técnica de la flecha descendente ........................................... 30
3.3. Reconstrucción de la experiencia inmediata y la técnica de la
moviola ........................................................................................ 31

Bibliografía................................................................................................. 33
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Objetivos

Al finalizar este módulo, deberéis ser capaces de:

1. Delimitar el concepto de salud desde la perspectiva cognitiva y diferen-


ciarlo de otras concepciones teóricas.

2. Comprender la visión del cambio según las diferentes modalidades de te-


rapia cognitiva.

3. Familiarizaros con las técnicas más utilizadas por los modelos cognitivos.

4. Comprender la aplicación de una técnica específica en un caso clínico.


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1. Visión de la salud y la enfermedad

1.1. Introducción

Para acompañaros en el conocimiento de las terapias cognitivas, es preciso que


sepáis que esta línea de trabajo ha experimentado una gran evolución desde su
creación en los años cincuenta y sesenta. Este hecho ha significado el avance
y la actualización permanente de los conceptos e implicaciones psicoterapéu-
ticas, especialmente con el resurgimiento de las tendencias constructivistas.
Aunque éstas son la continuación de los paradigmas racionales más tradicio-
nales, han enfatizado la singularidad de los seres humanos en la manera de
vivenciar las experiencias de la vida y en la forma de dar sentido a la experien-
cia. Para elaborar este núcleo de conocimiento hemos seguido en gran medida
las aportaciones de Feixas (1990).

1.1.1. Desarrollo histórico

Como ya sabéis, una característica fundamental de las terapias cognitivas es


dar gran importancia al papel de los procesos mentales. Uno de los principa-
les precursores de esta visión en la personalidad y la clínica fue George Kelly
(1955), con su teoría�de�los�constructos�personales. Este enfoque significó
la sistematización de las estructuras de significado del individuo y propuso
la práctica clínica como una forma de comprender la organización de estas
estructuras de significado en los propios términos del paciente. El cambio en
este enfoque vendría dado por la construcción de una forma alternativa de
dar significado a la experiencia, de tal modo que surja un nuevo sentido del
sí mismo y del mundo.

No entraba dentro del proyecto de Kelly, ni vivió lo suficiente para hacerlo,


fundar una escuela de terapia. Su propuesta no tuvo un influjo mayoritario,
pero se expandió más durante los años ochenta, cuando treinta años más tar-
de algunos terapeutas cognitivo-conductuales llegaron a formulaciones muy
similares. En la actualidad esta teoría es considerada de gran valor en el ámbi-
to de las terapias cognitivo-constructivistas (Mahoney 1988), y ha servido de
inspiración y base teórica para desarrollar la llamada técnica�de�rejilla (Feixas
y Cornejo, 1996), un instrumento psicológico que sirve para conocer cómo la
persona estructura sus significados.

Las contribuciones más reconocidas como cuerpo central de las terapias cog-
nitivas las realizaron Aaron Beck (1967) y Albert Ellis (1962), aún hoy consi-
derados los principales representantes de este modelo. Ambos provenían de
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la escuela psicoanalítica, pero la abandonaron a causa de su descontento en


relación con los métodos terapéuticos, eficacia y falta de evidencias empíricas
que sustentaban el modelo teórico con el que estaban trabajando.

Ellis prefirió el desarrollo de una actitud más activa y de diálogo con sus pa-
cientes. El enfoque que surgió se caracterizó por la creencia de que los pensa-
mientos irracionales de las personas causan su sufrimiento psicológico, y que
éstos podrían ser sustituidos conscientemente por otros más razonables. De
ahí que se dedicara con gran esmero a conocer qué pensaban sus pacientes
acerca de lo que les sucedía.

Por su parte, Beck, quien empezó estudiando los sueños de pacientes depre-
sivos para verificar hipótesis psicoanalíticas, derivó en la creación de sus co-
nocidos postulados acerca de la depresión. Su conocida tríada de la depresión
plantea que las personas con trastornos depresivos tienen una visión sesgada
sobre lo negativo del mundo, de sí mismos y del futuro. En este caso dichos
pensamientos podrían ser identificados y modificados con la obtención de la
"evidencia", que podría cuestionar su validez. Beck también acuñó el nombre
de terapia cognitiva.

Se concibe al ser humano como un ente racional en el que los procesos


mentales tendrían primacía sobre las emociones. Por tanto, un cambio
cognitivo o de los pensamientos llevaría a un cambio en los otros ám-
bitos de la vida, el emocional y el conductual.

Por otra parte, las terapias conductuales fueron evolucionando hasta conver-
tirse en terapias cognitivo-conductuales. Bandura (1969) fue uno de los inicia-
dores de la tendencia cognitiva en la terapia conductual. Su contribución a
este proceso consistió esencialmente en lo siguiente:

1) La aceptación de un determinismo recíproco entre el organismo y su en-


torno, idea que deja de lado la visión del determinismo ambiental planteada
por los conductistas clásicos.

2) Al postular el aprendizaje observacional o vicario, se tuvo que reconocer la


existencia de mecanismos centrales de tipo cognitivo-simbólico.

Más adelante, Bandura se refirió a la importancia de la expectativa del refuerzo


para el control de la conducta. Mahoney (1974) se refirió a la importancia del
autocontrol en contraposición al control ambiental o externo, y poco a poco
continuó el proceso evolutivo de las terapias conductuales. Paulatinamente
fueron aceptando la idea de que había algo más entre el estímulo y la respues-
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ta. También se vieron influidos por las ideas de Vigotsky acerca del papel del
lenguaje y el pensamiento (lenguaje interiorizado) como regulador de la con-
ducta.

En los años setenta las terapias cognitivas tuvieron un gran auge, y en los
ochenta la contribución de los italianos Guidano y Liotti, con la ayuda de
Mahoney, dieron un nuevo color al panorama de las terapias cognitivas. Su
visión constructivista da supremacía a la capacidad de cada ser humano de
construir y dar sentido a su mundo a partir de sus propios significados, sin
dejar de lado la importancia e influencia de la vida emocional y los significados
socialmente compartidos.

1.1.2. Algunos conceptos básicos

Los aspectos comunes de las terapias cognitivas pueden ser derivados de los
postulados descritos por Mahoney (1977) para lo que él denominó paradigma
de�aprendizaje�cognitivo, de la manera siguiente:

1) El organismo humano responde principalmente a representaciones


cognitivas de su entorno más que al ambiente en sí.

2) Estas representaciones cognitivas se relacionan funcionalmente con


los procesos y parámetros del aprendizaje.

3) La mayor parte del aprendizaje humano es mediado por cogniciones.

4) Los pensamientos, emociones y conductas son causalmente interac-


tivos.

Dobson y Block (1988) se refieren a los tres aspectos fundamentales que carac-
terizan las terapias cognitivo-conductuales de la forma siguiente:

1) La actividad cognitiva afecta a la conducta.

2) La actividad cognitiva puede ser controlada y alterada.

3) El cambio conductual puede obtenerse mediante el cambio cogniti-


vo.

Desde la perspectiva cognitiva, toda información es organizada como esque-


mas cognitivos que se reflejan en esquemas específicos para cada área de la
vida, tales como esquemas sociales, esquemas sobre uno mismo y sobre otros.
Los esquemas sobre uno mismo (quién soy, cómo soy, cuáles son mis virtudes
y mis defectos, etc.) tienen una importancia fundamental para la psicoterapia,
ya que son generalizaciones cognitivas centrales y relativamente estables que
filtran y sesgan la información procesada. Esto significa que cada uno inter-
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preta lo que percibe desde una perspectiva personal, subjetiva, que pretende,
además, conservar la "salud interna" del sistema. Por tanto, estas creencias son
por lo general fuertemente defendidas, aunque estén ocasionando sufrimiento
a la persona o exista evidencia opuesta a ellas. Basándose en ellas, la persona
establece los significados que da a sus vivencias de cada día.

Así pues, encontramos que el rasgo común en los modelos cognitivos es que
se enfatiza la importancia de las cogniciones entendidas como "patrones com-
plejos de significado en los que participan emociones, pensamientos y con-
ductas" (Bruner 1990), tanto en la génesis de los trastornos psicopatológicos
como en el cambio terapéutico. Por lo tanto, las terapias cognitivas en general
parten de la base de que las cogniciones influyen en la conducta de las perso-
nas y en su estado emocional. De este modo podemos observar que los pensa-
mientos tienen un papel central como mediadores en la génesis de conductas
y emociones.

Actividad

"No son las cosas mismas las que nos perturban, sino las opiniones que tenemos de las
cosas."

Epicteto en Encheiridion, siglo I d. C.

Explicad y justificad tres ejemplos a los que se pueda aplicar esta frase.

Las terapias cognitivas empezaron como una convergencia de influen-


cias. Primero encontramos el papel pionero de Kelly, luego la evolución
desde el psicoanálisis de Ellis y Beck y, finalmente, el propio progreso
del modelo conductual hacia el reconocimiento de lo cognitivo.

En los años ochenta el incesante desarrollo de las terapias cognitivas


permitió la emergencia de la perspectiva constructivista.

Mientras que las terapias cognitivas más tradicionales enfatizan el cam-


bio por medio de procesos racionales y conscientes, la perspectiva cons-
tructivista se centra en el estudio del significado personal y su recons-
trucción.

1.2. Salud y enfermedad desde las terapias cognitivas


tradicionales

Beck y Ellis son considerados los principales representantes del modelo cog-
nitivo tradicional. Ambos autores desarrollaron una visión particular de los
trastornos psicológicos. Ellis (1962) reemplazó la escucha pasiva de la herencia
psicoanalítica por la llamada terapia�racional�emotiva (actualmente la lla-
ma racional-emotiva-conductual). Ésta consiste en que el terapeuta mantenga
una actitud activa y directiva que le permita conocer la filosofía de vida de
sus clientes y, por tanto, la manera que tienen de pensar acerca de lo que les
sucede. De este modo identifica los pensamientos que generan la mayoría de
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los trastornos psicológicos, que surgen a partir de creencias irracionales de ca-


rácter absolutista o dogmático que están en la base de la estructura cognitiva
del sujeto. Estos pensamientos irracionales podrían ser modificados por otros
más razonables. Precisamente en este modelo se maneja un listado de creen-
cias irracionales para ayudar a clientes y terapeutas a identificarlas. De forma
complementaria, también han elaborado un listado de creencias racionales,
es decir, un compendio de las creencias que deberíamos tener los humanos
para sufrir menos.

Lista de ideas irracionales (adaptada de Ellis y Grieger, 1977)

1) Es absolutamente necesario ser amado y aprobado por los demás casi en todo momento.
2) Debo ser infaliblemente competente y perfecto en cualquier actividad que emprenda.
3) Las personas que me hieren o me hacen daño son malas, perversas y ruines. Debo culpar-
las, condenarlas y castigarlas con severidad.
4) Es horrible, terrible o catastrófico que las cosas no vayan por el camino que a uno le gusta-
ría que fuesen.
5) Los sucesos externos causan gran parte de la infelicidad humana y tengo poca capacidad
para controlar mis sentimientos o para librarme de la depresión, la hostilidad y sentimientos si-
milares.
6) Encuentro más fácil evitar enfrentarme a las muchas dificultades y responsabilidades de la
vida que comprometerme con formas provechosas de autodisciplina.
7) Si algo me parece peligroso o amenazante debo preocuparme y perturbarme por ello.
8) Mi pasado sigue siendo importante y sólo porque algo haya ejercido una enorme influen-
cia en determinado momento de mi vida, eso mismo tiene que seguir determinando mis senti-
mientos y conductas del presente.
9) Las personas y las cosas deberían ser mejores de lo que son, y debo considerar horrible y es-
pantoso no encontrar rápidamente soluciones buenas a los problemas de la vida.
10) Puedo alcanzar la felicidad por medio de la inercia y la no acción, o "disfrutando de mí
mismo" pasivamente y sin comprometerme.
11) Todas las cosas tienen que estar ordenadas y yo debo estar seguro de ello para sentirme
bien.
12) La calificación global que me doy a mí mismo como humano, mi valoración general y au-
toaceptación dependen de la perfección de mis acciones y del grado de aprobación que me
den los demás.

Actividad

Para cada una de las creencias irracionales indicad si la creencia en cuestión puede subya-
cer al relato de la paciente. De ser así, indicad qué pensamientos debería tener la paciente
al respecto para que la creencia se aplicase.

Me siento muy irritada por lo que me ha pasado hoy. Me acerqué a un puesto del mercado
y vi que estaban atendiendo a dos personas y no había nadie esperando, por lo que pedí la
vez. Al poco llegó otra persona, y cuando la dependienta quedó libre y preguntó "¿Quién
va ahora?", dije que iba yo, y la mujer que había llegado después me increpó diciendo
que ella había pedido la vez y se había ausentado sólo por un momento (en el que yo
llegué). Las otras la apoyaron y me avergonzaron. Tuve que marcharme por las ganas de
llorar que tenía.

Ejemplo�de�respuesta�para�la�primera�creencia

Se aplica si lo que manifiesta la paciente es que le duele que no la "quieran" o la acep-


ten como una clienta más del mercado y la critiquen. Estos pensamientos invalidan su
creencia de que debe ser amada y aceptada por todos, y de ahí su reacción emocional.

Por su parte, Beck plantea que cada uno de nosotros organizamos nuestras
experiencias en "esquemas" que nos permiten seleccionar, codificar y evaluar
los estímulos, categorizando y valorando las experiencias. Dichos esquemas
también van acompañados de "supuestos" que son entendidos como reglas
mediante las cuales se organiza la percepción. En el caso de aquellas personas
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que presentan trastornos emocionales, se observa una percepción distorsiona-


da de la realidad basada en los esquemas acerca del mundo, uno mismo y el
futuro. Las conductas y emociones que se siguen de esta visión provocan la
confirmación distorsionada de lo que sucede y de sus consecuencias, con el
consiguiente mantenimiento de la presencia de los síntomas. Como podéis
ver, esto se constituye como un círculo vicioso.

Los individuos con trastornos emocionales cuentan con supuestos y es-


quemas inadecuados, rígidos, exagerados y absolutos que los predispo-
nen a percibir la situación en términos de pérdidas, en el caso de los
depresivos, amenazas y peligros, en los ansiosos, y agresiones e injusti-
cias o mala fe, en el caso de los irritables.

En el momento en que los esquemas se activan, dominan la conducta y filtran


la percepción de modo que los hechos se adecuen a ellos. Esto quiere decir
que si un esquema es sobrevalorado, inunda la experiencia de la persona sin
dejar espacio para que se manifiesten otros esquemas que puedan resultar más
adaptativos. Cuando una situación o estímulo es invalidante y no puede ser
evitada, la perciben de tal manera que "calce" en el esquema; Beck lo denomina
errores o distorsiones cognitivas.

Lista de los errores cognitivos descritos por Beck (adaptada por Feixas y Miró,
1993)

1)�Pensamiento�absolutista�de�tipo�"todo�o�nada". Se manifiesta en la tendencia de ver to-


das las experiencias según dos posibilidades opuestas y se toma una de ellas. Por ejemplo, o
bien está impecable o está sucio, o soy perfecto o soy un desastre.
2)�Sobregeneralización. Proceso de establecer una regla o conclusión general a partir de de-
talles que no la justifican por tratarse de hechos aislados que no se pueden aplicar a otras si-
tuaciones. Por ejemplo, a partir de que un amigo me dice que no puede salir un día, creo que
rechaza mi amistad. En casos extremos llega a la etiquetación: "soy indeseable", "soy un perde-
dor".
3)�Filtro�mental. Se trata del proceso consistente en filtrar la experiencia de modo que se
atiende sólo a un detalle de la situación sin darse cuenta de otras cosas que suceden alrededor.
Por ejemplo, del trabajo que he hecho me fijo sólo en un pequeño error cometido en lugar de
valorarlo más globalmente, en todos sus aspectos.
4)�Descalificación�de�lo�positivo. Se rechazan las experiencias positivas, insistiendo en que,
por algún motivo u otro, "no cuentan". De esta forma se pueden mantener creencias negativas
a pesar de las experiencias positivas.
5)�Sacar�conclusiones�precipitadas. Se trata de llegar a conclusiones precipitadas sin dispo-
ner de datos suficientes que las sustenten. Presenta dos variantes:
5.1)�Lectura�de�pensamiento. Se presume la capacidad de saber lo que el otro está pensando
sin molestarse en comprobarlo o preguntarlo. Por ejemplo, se cree que un amigo está decep-
cionado por algo sin haberlo hablado con él.
5.2)�Rueda�de�la�fortuna. Se considera que algo va a salir mal antes de que haya indicios de
ello. Este pensamiento puede basarse en supersticiones negativas, destino, ley de Murphy, etc.
6)�Engrandecer�o�minimizar. Exagerar la importancia de unos acontecimientos en detrimen-
to de otros; por ejemplo: engrandecer la importancia del éxito de un compañero y minusvalo-
rar el propio. A veces toma la forma de pensamiento catastrófico: "Esto es un desastre".
7)�Deberes�e�imperativos. Se trata de autoimposiciones que nos hacemos. Generalmente no
son realistas, puesto que nos exigimos más de lo que podemos dar: "Debería aprobar ocho
asignaturas", "Debo ser amable con todos". Cuando esos "debes" no se cumplen, entonces
aparecen sentimientos de culpa y fracaso.
8)�Personalización. Tendencia a atribuirse uno mismo la responsabilidad de errores o hechos
externos aunque no haya base para ello.
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Actividad

Identificad los tipos de error cognitivo que se dan en estas tres situaciones:

1. Habéis retrasado la redacción de un informe de trabajo. Cada noche cuando intentáis


poneros a hacerlo, el proyecto en su totalidad parece tan complejo que preferís ver la
televisión. Empiezáis a sentiros abrumados y culpables. Pensáis lo siguiente: "Soy tan pe-
rezoso que nunca conseguiré acabarlo. Soy incapaz de hacer este maldito informe. No lo
acabaré nunca. De cualquier modo, no es mi destino hacerlo bien." Vuestras distorsiones
incluyen...

a) sacar conclusiones precipitadas (rueda de la fortuna).

b) sobregeneralicación.

c) etiquetado.

d) engrandecer lo negativo.

e) deberes e imperativos.

2. En el transcurso de una psicoterapia vuestra depresión mejora sensiblemente. Enton-


ces, de repente, empezáis a sentiros peor. Os sentís desilusionados, amargados y desespe-
rados a causa de vuestos pensamientos: "Esto no lleva a ninguna parte. Estos métodos no
me ayudarán. Ya debería estar bien. Esa mejoría fue casual. Me engañaba al pensar que
estaba mejor. No me voy a curar nunca". Vuestras distorsiones cognitivas son...

a) descalificación de lo positivo.

b) deberes e imperativos.

c) sobregeneralización.

d) pensamiento absolutista del tipo todo o nada.

e) sacar conclusiones precipitadas (rueda de la fortuna).

3. Habéis estado intentando adelgazar. Esta semana habéis pasado nervios, y como no
teníais mucho que hacer, habéis estado picando. Después del cuarto caramelo, os decís a
vosotros mismos: "Es que no puedo controlarme. Mi dieta y mis ejercicios se han echado
a perder. Debo parecer un globo. No debería haber comido eso. No puedo soportarlo.
Voy a estar mordisqueando todo el fin de semana." Empezáis a sentiros tan culpables que
os ponéis otro dulce en la boca en un fútil intento por sentiros mejor. Vuestra forma de
pensar es del tipo...

a) pensamiento absolutista del tipo todo o nada.

b) sobregeneralización.

c) sacar conclusiones precipitadas (rueda de la fortuna).

d) deberes e imperativos.

e) descalificación de lo positivo.

Solución

1.�a,�b,�c.

2.�a,�c,�d.

3.�a,�b,�c.

Estas distorsiones cognitivas se manifiestan por medio de dos fenómenos cog-


nitivos:
© FUOC • PID_00274991 14 Intervenciones cognitivas

1) Los pensamientos�automáticos. Son imágenes o frases cortas que aparecen


espontáneamente y son difíciles de detectar, evaluar y corregir.

2) Los diálogos�internos�y�fantasías. Son conversaciones con uno mismo o


ensoñaciones que pueden surgir espontáneamente o ser provocadas, y por ello
también son más fáciles de identificar.

Ahora veréis en un pequeño ejemplo cómo funciona la aparición de ambos


fenómenos en una situación determinada; fijaos en la influencia que tienen
en la conducta y la emoción:

Un individuo que piensa que él no vale, que todo es inútil (esquema), muy posiblemente
se sienta triste y desanimado (emoción) y no actúe cuando deba hacerlo (conducta). Este
hecho le refuerza su infravaloración, ya que no toma decisiones ni afronta las dificulta-
des que se le presentan y, además, tiende a atribuir lo que le sucede a la suerte u otros
elementos externos que están fuera de su control. De este modo mantiene la idea de su
propia incapacidad.

1.2.1. El caso de la depresión

En general, se ha observado que existe concordancia entre el negativismo en


el ámbito cognitivo y la depresión. Asimismo, este procesamiento de la infor-
mación automático y distorsionado se hallaría en la base de los distintos tras-
tornos psicológicos que ocasionan sufrimiento en diversos grados y genera di-
ficultades en la vida de las personas.

La tríada cognitiva de la depresión de Beck plantea que la persona se ve


a sí misma, el mundo circundante y el futuro en términos negativos.

En efecto, estas personas se ven como con falta de valor, indeseables y perma-
nentemente culpables por los defectos personales o de los demás. También
consideran que cometen errores frecuentemente o que actúan de una manera
inadecuada. Sus experiencias suelen tener un tinte oscuro y tienden a minimi-
zar las experiencias positivas, con lo cual sienten las actividades diarias como
grandes retos difíciles de alcanzar para ellos. Presentan la tendencia de atribuir
los logros a variables externas que escapan de su control, como la suerte. Al
mismo tiempo, son pesimistas acerca de su futuro, anticipando dificultades,
fracasos, reproches, pérdidas, etc.

Todos estos componentes de los esquemas de un depresivo van acompañados


de síntomas de tipo afectivo: tristeza, aburrimiento, falta de ánimo, incom-
prensión, sentimiento de soledad y aislamiento. En el campo motivacional,
presenta dificultades para tomar decisiones y compromisos, es dependiente y
abúlico. Los síntomas fisiológicos se observan más en cuanto a la alimentación
y el sueño. Por último, en el ámbito intelectual frecuentemente presentan fal-
ta de concentración y disminución de la memoria.
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Ejemplo

Un paciente que de niño fue humillado, criticado y descalificado por no cumplir con las
expectativas de sus padres, al no poder cumplir con determinadas expectativas actuales,
activa el esquema de éxito-fracaso. Se posiciona en el polo "fracaso", y entonces aparecen
las distorsiones perceptuales y cognitivas que inducen a la minimización de sus logros,
la magnificación de sus errores y los continuos autorreproches, con lo cual se inciará un
ciclo que, de no ser detenido, acaba en depresión.

1.2.2. El caso de la ansiedad

Beck y Emery (1985) desarrollaron un modelo cognitivo para los trastornos


de�ansiedad. Como debéis recordar, la ansiedad es un mecanismo que permite
la conservación de la especie, ya que funciona como una alerta ante el peligro.
El trastorno de ansiedad se presenta cuando se anticipa un peligro inexistente,
o bien cuando la persona duda de sus habilidades para enfrentarse a él. Por
lo tanto, sus esquemas y supuestos se han estructurado de tal modo que cree
que como no va a poder cumplirlos, puede ocurrirle algo malo. Nos encon-
traríamos ante una percepción del peligro distorsionada, caracterizada porque
la persona anticipa permanentemente alguna catástrofe o situación peligrosa.
Ello le hace reaccionar exageradamente ante estímulos o situaciones poco pe-
ligrosas o incluso inofensivas, y más aún, ante la inexistencia de una situación
concreta de peligro. El hecho de estar permanentemente alerta le hace mag-
nificar hasta las más pequeñas señales externas e internas, lo cual lo moviliza
fisiológica, conductual y emocionalmente hacia el miedo.

En el caso de las fobias, la angustia originada por la distorsión cognitiva se Reflexión


presenta en relación con situaciones específicas que la persona interpreta co-
Un ejemplo muy bueno de
mo peligrosas, aunque eso mismo visto desde fuera sea totalmente inofensivo. una respuesta fóbica lo encon-
Por ejemplo, viajar en avión, las arañas, las aglomeraciones de gente, etc. Si la traréis en la película Copy Cat,
protagonizada por Sigourney
persona se expone a esta situación u objeto específicos, activa una respuesta Weaver.

ansiosa y desarrolla conductas de evitación.

En el caso de los trastornos�de�pánico�o�crisis�de�angustia, la ansiedad surge


porque la persona se encuentra hipervigilante ante las respuestas fisiológicas
normales –como mareo, dolor, hormigueo, taquicardia etc. Por lo tanto, cuan-
do notan una pequeña variación fisiológica, la interpretan como una señal de
que algo muy grave les está sucediendo y que podrían morir, volverse locos o
tener un ataque de corazón, entre otras muchas alternativas catastróficas, lo
cual, evidentemente, provoca mucho miedo o pánico.
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En la visión cognitiva tradicional, la salud es la racionalidad y la enfer-


medad, la distorsión y la irracionalidad.

En la depresión la persona se ve a sí misma, los acontecimientos y el


futuro de forma negativa.

En los trastornos de ansiedad se tiende a interpretar ciertas situaciones


concretas como amenazantes o peligrosas.

1.3. Salud y enfermedad desde las terapias cognitivas


constructivistas

En el marco de las terapias cognitivas se ha desarrollado una tendencia cons-


tructivista que se contrapone a las concepciones puramente racionales del ser
humano y que, a su vez, cuestiona severamente la posibilidad de acceder al co-
nocimiento objetivo de la realidad. El ser humano adopta un papel central en
la construcción de ésta mediante las experiencias vividas desde el nacimiento,
e influido por los patrones culturales, sociales, psicológicos y de género, sin
dejar a un lado las propias limitaciones sensoriales dadas por las estructuras
del sistema nervioso central.

En las teorías cognitivo-constructivistas, el ser humano se considera proactivo


en cuanto al conocimiento (y no reactivo ante su entorno); es considerado
como alguien que da significado a sus experiencias con un sentido particular
y de acuerdo con un patrón coherente con su sentido de sí mismo. Esto le
permite reconocerse a lo largo del tiempo, a pesar de los múltiples cambios
que experimenta en el transcurso de la vida.

Desde esta perspectiva, los pensamientos, emociones y conductas son fenó-


menos psicológicos que tienen lugar en el proceso de dar significado a la ex-
periencia. Este proceso también viene acompañado por estructuras tácitas, di-
fíciles de explicitar, pero que suelen ser centrales para el sentido de identidad
de la persona.

Es importante el reconocimiento del papel de las emociones en la activación


de las estructuras tácitas, ya que por medio de éstas se puede acceder al conoci-
miento de dichas estructuras centrales. Sin embargo, las emociones desafian-
tes para tales estructuras de identidad suelen ser vividas con extrañeza. Estas
emociones, los síntomas y la resistencia al cambio son parte de la manera que
tiene la persona de dar significado a sus experiencias, de manera que tienen
sentido y son comprensibles desde el sentido de identidad del individuo.
© FUOC • PID_00274991 17 Intervenciones cognitivas

Existen varias teorías psicológicas que están influidas parcial o totalmente por Bibliografía
esta posición epistemológica. Tal es el caso de las teorías de Piaget y Vigotsky,
G. Feixas y M. Villegas
la concepción de la memoria de Barlett, el construccionismo social de Gergen, (2000). Constructivismo y psi-
las perspectivas narrativas y hermenéuticas, la terapia posracionalista de Gui- coterapia (3a ed.). Bilbao: Des-
clée de Brouwer.
dano, la teoría de los procesos de cambio de Mahoney y, finalmente, la teoría
R. Neimeyer y M. Mahoney
de los constructos personales de Kelly. (Comp.). (1995). Constructi-
vismo en psicoterapia. Barcelo-
na: Paidós, 1998.
1.3.1. El enfoque de los constructos personales

Kelly (1955, 2001) desarrolló la teoría de los constructos personales, en la cual


postula que cada individuo accede a la realidad (organiza el conocimiento)
en una estructura jerárquicamente ordenada llamada sistema�de�constructos
personales. Si imagináis un gran árbol, con grandes raíces, tronco y ramas,
podéis distinguir algunas ramas centrales que sustentan dicho árbol, y muchas
otras ramas más pequeñas que derivan de éstas y que poseen diferente grosor,
antigüedad, importancia, fortaleza, etc. Pues bien, de esta misma forma se es-
tructuran los constructos personales, con lo cual hallaréis constructos nuclea-
res y constructos periféricos, todos ellos relacionados entre sí. Los constructos
nucleares están estrechamente relacionados con lo que es cada uno: definen
la identidad de la persona o self y son difíciles de modificar; los constructos
periféricos derivan de los nucleares, pero son más flexibles. Ambos permiten
explicar, dar significado y sentido a las experiencias vividas por cada persona.

Los constructos se organizan dicotómicamente –por ejemplo: bonito-feo, or-


denado-desordenado, etc.– y sirven para el flujo de la experiencia. De este mo-
do aislamos unos acontecimientos de otros en función de similitudes y dife-
rencias. Veamos la definición que encontramos en Botella y Feixas:

"El constructo personal es una dimensión evaluativa bipolar, simbolizada o no por una
etiqueta verbal, que discrimina entre elementos en función del atributo específico que
abstrae... por ejemplo ’constructivista vs objetivista’ [...]".

L. Botella y G. Feixas (1998). La teoría de los constructos personales: Aplicaciones a la práctica


psicológica. Barcelona: Laertes.

Para disfrutar de un nivel de funcionamiento óptimo, equivalente a tener bue-


na salud mental, sería preciso que la persona desarrollara sus constructos, su
teoría personal, haciéndola cada vez más explicativa e internamente coheren-
te (Botella y Feixas, 1998).

Para explicar cómo se entiende la experiencia humana y la relación entre cons-


tructos y experiencia, Kelly describió el ciclo�de�la�experiencia como un pro-
ceso permanentemente activo que se inicia con la activación de algún cons-
tructo. Los constructos son teorías acerca del mundo que sirven a cada perso-
na para anticipar los acontecimientos, y esto implica la elaboración de una
hipótesis acerca de cómo se desarrollará un acontecimiento. Esta hipótesis se
genera influida por las experiencias previas del sujeto, seguida de la implica-
ción de la persona en el constructo (según lo central que sea el constructo en
la estructura de los significados personales del individuo) y del encuentro con
© FUOC • PID_00274991 18 Intervenciones cognitivas

el acontecimiento que supone poner a prueba la hipótesis. Tras este proceso se


verá confirmado o desconfirmado el constructo implicado. Esta fase va acom-
pañada de manifestaciones emocionales, y es aquí donde surgen las necesida-
des del cambio y las diversas reacciones posibles ante una situación que exige
"replantearse algunas cosas". Ante esto se puede resistir y hacerse rígico, ela-
borar el cambio rápida y bruscamente, huir y buscar otras vías de escapatoria,
caer en el caos o revisar y ver las posibles soluciones, implicaciones, moralejas,
etc. Por lo tanto, es importante atender a la revisión de los constructos una vez
que éstos hayan sido invalidados en la experiencia. Con esta revisión se cierra
el ciclo de la experiencia dando paso a nuevos ciclos que se activan momento
a momento en el devenir de la vida personal.

Esta revisión debe ser constructiva, puesto que muchas veces se vuelven a em-
plear las mismas construcciones que ya han sido invalidadas, y es aquí donde
se da la psicopatología y el sufrimiento, puesto que el nuevo ciclo de expe-
riencia volverá a invalidarse (precisamente por no haberse reconstruido o no
haber dado con una construcción alternativa más viable).

Os mostramos un diagrama del ciclo de la experiencia:

En el ciclo de la experiencia se integra el aspecto cognitivo de la construcción Bibliografía


(anticipación), que va seguido del contraste conductual y, tras su validación o
L. Botella y G. Feixas (1998).
invalidación, de las emociones correspondientes. Se describe así el proceso que La teoría de los constructos per-
lleva a la reconstrucción (continua) del significado, entendida como proceso sonales: Aplicaciones a la prác-
tica psicológica. Barcelona:
en el que los distintos elementos forman parte. Laertes.
G. Kelly (2001). La psicología
de los constructos personales:
Textos escogidos. Barcelona:
Paidós.
© FUOC • PID_00274991 19 Intervenciones cognitivas

1.3.2. El enfoque posracionalista

En la terapia constructivista posracionalista desarrollada por Vittorio Guidano,


(1991, 2001) podréis encontrar un modelo explicativo de la experiencia huma-
na que hace referencia a cuatro organizaciones de significado personal (OSP).

Imaginaos que vuestra vida es como una película que ha empezado con vues-
tro nacimiento. En ella sois los actores principales y, a la vez, los narradores
de la historia. O sea, esta película tendría dos niveles: uno vivencial, en el que
se experimentan las emociones y sensaciones (la experiencia, el mí), y otro
más racional (la explicación, el yo), en el que el narrador de esta historia se
cuenta a sí mismo lo que ha sucedido. Así como Kelly habla del ciclo de la
experiencia, Guidano habla de los niveles de la experiencia y los llama el nivel
tácito y el nivel explícito. En todas y cada una de las situaciones de vuestra
vida, momento a momento, os encontráis en ambos niveles de la experiencia.
Por otra parte, el narrador va contando la historia de tal modo que al verla
o recordarla sepamos que su protagonista ha sido siempre la misma persona,
a pesar de los cambios producidos a lo largo de la vida. Esto se conoce como
el sentido�de�sí�mismo, que lo podréis entender como la sensación que os
da saber que sois vosotros mismos y no otra persona a lo largo del tiempo; es
vuestra identidad.

Desde que sois niños, se van formando una serie de esquemas cognitivos de los
que se derivan patrones emocionales y conductuales característicos. Además,
experimentáis una amplia gama de emociones características de cada manera
de organizar la experiencia. En cómo llegamos a organizar nuestras experien-
cias de adultos se da una gran influencia de las relaciones de apego tempranas
y de la forma en que se supera la etapa adolescente. A partir de la experien-
cia clínica, Vittorio Guidano ha realizado una descripción y clasificación de
los estilos de funcionamiento personal en cuanto a la manera de construir el
propio mundo que denominó OSP. Su nombre se relaciona con determinadas
disfunciones características de cada manera de organizar la experiencia: OSP
fóbica, OSP de trastornos alimentarios, OSP depresiva y OSP obsesiva.

A continuación os presentamos una muy breve descripción de las caracterís-


ticas centrales de cada OSP. En cualquier caso, os sugerimos que profundicéis
en el tema consultando las lecturas complementarias citadas para el mismo.

OSP�fóbica: el dominio emocional de una persona con esta estructura se basa


en un equilibrio dinámico entre dos polos opuestos: por una parte, la necesi-
dad de protección ante un mundo visto como potencialmente peligroso, y por
otra, la necesidad de libertad e independencia. Además, existe una marcada
tendencia a responder con ansiedad y miedo, y esto, en ciertas ocasiones, lleva
a una disminución de la conducta autónoma.
© FUOC • PID_00274991 20 Intervenciones cognitivas

OSP�de�trastornos�alimentarios: las personas con tendencia a desarrollar pa-


trones disfuncionales de alimentación mantienen la unidad de los procesos de
significado personal a partir de una percepción difusa y ambigua del sentido
de sí mismos. Llega a organizarse en la oscilación entre la necesidad absoluta
de la aprobación de las personas importantes en su vida y el miedo a ser des-
confirmados o invadidos por los otros significativos. Esta OSP tiene de parti-
cular la tendencia a modificar el aspecto personal desarrollando alteraciones
alimentarias como la bulimia, anorexia, obesidad, etc. La necesidad de estos
cambios se suele activar cuando se produce un desequilibrio en las relaciones
interpersonales, teniendo en cuenta que frecuentemente son personas muy
agudas y sensibles. La manera de tener una percepción de sí mismos estable
es mediante el establecimiento de relaciones muy estrechas o enmarañadas,
siempre con el cuidado de no exponerse demasiado.

OSP�depresiva: se caracteriza, principalmente, porque organizan su experien-


cia y responden a las situaciones difíciles de su vida en términos de desamparo
y desesperanza, ya que construyen estos sucesos en términos de desilusiones y
pérdidas. Sus respuestas emocionales oscilan entre la rabia, la tristeza y la des-
esperanza. Una frase que podría describir la manera de afrontar el mundo que
tiene una persona con tendencia depresiva sería la famosa frase de Groucho
Marx: "No pertenecería a un club que me aceptara como uno de sus miembros".

OSP�obsesiva: el sentido de unidad de sí mismo de una persona con esta OSP Bibliografía
se caracteriza por ser ambivalente (por ejemplo, bueno/ malo) y dicotómico.
V. F. Guidano (1991). El sí
Se desarrolla en un proceso de crecimiento que viene determinado por crite- mismo en proceso: Hacia una
rios de elección del tipo "todo o nada". Por ello, buscan permanentemente la terapia cognitiva postracionalis-
ta. Barcelona: Paidós, 1994.
certeza absoluta de sus ideas y sentimientos. Si surge algún desequilibrio, es V. Guidano (2001). El mode-
inmediatamente experimentado como una falta total de control, la cual es vi- lo cognitivo postracionalista
(comp. y notas de A. Quiño-
vida en concordancia con una serie de pensamientos intrusivos experimenta- nes). Bilbao: Desclée de Brou-
dos como extraños y perturbadores. El obsesivo busca la certeza de sus ideas wer.

mediante la duda sistemática que resuelve gracias a la elección absoluta de un


extremo u otro del tema de que se trate.

La idea de salud mental, según Guidano, implica la flexibilidad, complejidad


y abstracción por parte del individuo, de tal modo que pueda responder a una
gama progresivamente más amplia de situaciones nuevas de forma diferente
sin que su sentido de sí mismo se vea desestructurado. De aquí podemos de-
ducir que cuando la persona no logra integrar determinadas experiencias en
la continuidad del sí mismo, aparecen diversas manifestaciones sintomáticas
que son vividas con extrañeza. Esto es, la persona experimenta sensaciones
no concordes con la idea del tipo de persona que cree que es, y en muchas
ocasiones la persona mantiene a raya estos sentimientos desafiantes con el fin
de proteger la estabilidad y coherencia de su sistema. No debéis olvidar que
este proceso se produce a un nivel inconsciente o muy profundo. Aparece en
momentos clave de la vida en los que se conectan pensamientos y emociones
que suelen provocar, cuando menos, sorpresa. Acostumbran a ser el punto de
© FUOC • PID_00274991 21 Intervenciones cognitivas

inicio de la aparición de ciertos síntomas que tienen que ver con cada OSP.
Dicha situación es vivida como si la mente no fuera en concordancia con el
corazón.

A pesar de la existencia de estas clasificaciones, siempre tenemos que ver al


individuo como un ente activo en la manera de dar sentido y significado a
su experiencia, motivo por el cual resulta de fundamental relevancia atender
y comprender cómo organiza su experiencia. Los trastornos psicopatológicos
se ven en un continuo que va desde lo neurótico a lo psicótico, en el que no
se encuentran límites claramente diferenciados entre la gama de síntomas o
cuadros que podríamos hallar en posiciones intermedias.

En las teorías constructivistas, a diferencia de los postulados racionalis-


tas, no existe una "manera correcta" de ver la realidad, así que los tras-
tornos psicológicos surgen cuando la construcción actual de determina-
das situaciones ya no sirve para dar significado a la experiencia vivida.

En la teoría de Kelly la persona construye su experiencia a partir de los


constructos personales, que se van revisando con la experiencia. Man-
tenerlos cuando están siendo invalidados constituye la base de los tras-
tornos psicológicos. Tener suficiente flexibilidad como para revisarlos y
generar construcciones alternativas es saludable.

Guidano desarrolla una teoría posmoderna y posracionalista que des-


cribe cuatro organizaciones de significado personal (OSP); a saber: la
organización depresiva, la obsesiva, la fóbica y la de los trastornos ali-
mentarios.
© FUOC • PID_00274991 22 Intervenciones cognitivas

2. La concepción del cambio

2.1. Relación terapéutica y proceso de cambio en las terapias


cognitivas racionales

Como ya sabéis, una relación terapéutica tiene que iniciarse con el estableci-
miento del rapport o vínculo terapéutico, dado que éste facilitará la libre ex-
presión del paciente en un contexto de aceptación, empatía y calidez.

En el caso de la terapia cognitiva tradicional encontramos dos elementos cen-


trales: el empirismo�colaborativo, en el que terapeuta y paciente examinan
las hipótesis o construcciones que estarían implicadas en las conductas pro-
blemáticas y exploran tanto los significados implicados como las alternativas
posibles, y el elemento educativo, que se utiliza para explicar al paciente, en
un primer momento, en qué consiste la terapia y cuáles serían sus objetivos.
En términos generales, los objetivos de la terapia cognitiva son los siguientes:

• Identificar y modificar los pensamientos erróneos y su conducta inadecua-


da.

• Conocer y corregir patrones cognitivos que producen ideas desadaptativas.

• Evaluar las situaciones relevantes de una manera realista.

• Aprender a percibir los hechos reales y no sólo los sesgados.

• Formular explicaciones alternativas.

• Poner a prueba los supuestos.

• Generar habilidades para corregir las distorsiones.

Por otra parte, el terapeuta muestra y explica cómo funcionan los círculos vi-
ciosos en el paciente de manera que mantienen sus síntomas. Se dan, así, los
elementos necesarios para que el paciente llegue a comprender cómo se rela-
cionan sus pensamientos erróneos con el sufrimiento emocional en su caso
específico. Mediante una serie de preguntas el terapeuta profundiza, sin reali-
zar juicios ni sermones de ningún tipo, en el tema que trae el paciente con
el fin de evaluar su capacidad de detectar, identificar, diferenciar y registrar
adecuadamente sus emociones, pensamientos y situaciones.
© FUOC • PID_00274991 23 Intervenciones cognitivas

Otro elemento pedagógico en este tipo de terapia es que el paciente se some-


te a un entrenamiento riguroso y altamente estructurado para el aprendizaje
de los registros de los pensamientos irracionales. Se trata de que el paciente
identifique las cogniciones que se le presentan cuando experimenta emocio-
nes desagradables y describa las circunstancias en que esto ocurre, establecien-
do en el registro relaciones causales entre cognición y emoción. Junto con el
terapeuta, el paciente somete a control las convicciones problemáticas, que
reciben el tratamiento de hipótesis científicas que se comparan con hipótesis
alternativas. De este modo se pretende estimular una mirada atenta a las evi-
dencias concretas que las pueda verificar o refutar en la vida del paciente, en
este clima de empirismo colaborativo.

En el caso de los trastornos emocionales (depresión, ansiedad), la terapia suele


durar unos tres meses (más unas sesiones de seguimiento), y pone énfasis en el
trabajo directo con los síntomas en la vida actual del paciente. En cambio, en
el caso de los trastornos de personalidad dura más tiempo y, además, se revisa
el pasado de la vida del paciente.

En este enfoque, el cambio se logra con la modificación directa de las convic-


ciones y los esquemas disfuncionales del paciente. Para ello, el terapeuta pro-
fundiza progresivamente desde lo evidente y obvio (síntomas) hasta lo implí-
cito y no consiente (esquemas). Por lo tanto, primero se trabaja directamen-
te con los síntomas, luego, con los diálogos internos, con los pensamientos
automáticos y, por último, con los supuestos y los esquemas. El cambio será
duradero siempre y cuando se modifiquen los esquemas disfuncionales.

La relación terapéutica es directa, respetuosa, directiva, clara, cortés y cálida. Ejemplo


En ésta, terapeuta y paciente actúan como investigadores en un mismo proce-
En el caso de un paciente fó-
so dirigido específicamente al trabajo directo con los síntomas que presenta el bico, se intenta valorar si real-
paciente y la verificación, reformulación y creación de hipótesis alternativas mente la pérdida de control
tiene lugar en situaciones es-
que serán probadas y minuciosamente examinadas en relación con los esque- pecíficas temidas o bien se tra-
ta de un temor subjetivo que
mas subyacentes del paciente. Este empirismo�colaborativo implica mutuos facilita la aparición de un ata-
que de pánico. Esto permite
acuerdos y colaboración recíproca entre terapeuta y paciente. que posteriormente se revisen
y modifiquen las creencias dis-
funcionales que se encontra-
2.1.1. Características de las terapias cognitivas racionalistas rían en la base de sus manifes-
taciones sintomáticas. Al mis-
mo tiempo, se le explicaría el
Este modelo está ampliamente difundido y respaldado por investigaciones que papel de sus anticipaciones ca-
tastróficas en el mantenimien-
lo sustentan. Sus principales características son éstas: to y aumento de su ansiedad.

• Trabaja en el aquí y el ahora.

• Se centra en la resolución de problemas con objetivos claros.

• Centra la atención en los síntomas tal y como se presentan en la actuali-


dad, sin profundizar en sus orígenes.
© FUOC • PID_00274991 24 Intervenciones cognitivas

• Terapeuta y paciente colaboran activamente en el proceso.

• El paciente realiza tareas de autoayuda entre sesiones.

• Pretende entrenar al paciente para que afronte sus problemas actuales. Es-
tas técnicas se pueden utilizar en el futuro como forma de prevención de
nuevos trastornos.

2.2. Relación terapéutica y proceso de cambio en las terapias


cognitivas constructivistas

De acuerdo con la teoría de los constructos personales, los procesos psicoló-


gicos se conciben comprensiva y ampliamente. El aspecto cognitivo sería la
anticipación que va seguida de su contraste a escala conductual, tras la valida-
ción o invalidación de las emociones siguientes. Por lo tanto, la experiencia
se entiende como un proceso de construcción y revisión del significado en
el que cada persona ve validada o invalidada la hipótesis que ha construido
acerca de sí mismo.

En las terapias contructivistas el cambio se entiende como un proceso que se


está produciendo permanentemente en la vida de cada persona, ya que en to-
do momento estamos dando significado a cada una de nuestras experiencias.
Al hacerlo, revisamos nuestros significados, especialmente cuando éstos no
reciben validación, y los fortalecemos y mantenemos cuando éstos son con-
firmados o validados en la experiencia. Sin embargo, a veces nos resistimos al
cambio para no descartar construcciones nucleares que forman parte de nues-
tra identidad y proteger nuestro sentido de identidad.

En 1955, Kelly definió el trastorno como aquellos casos en los que un cons-
tructo sigue utilizándose a pesar de haber sido invalidado en muchas ocasio-
nes, lo cual impediría el surgimiento de modificaciones en los significados que
damos a las situaciones vividas y, por ende, una traba para el crecimiento o la
evolución hacia un sistema de constructos más complejo. Así pues, el objetivo
de la terapia sería la superación del bloqueo evolutivo del sistema de construc-
tos, y esto implicaría el logro de una mayor riqueza de significados que haría
que el individuo pudiera moverse en el mundo de una forma más satisfactoria.

Desde la perspectiva posracionalista, el cambio se entiende a partir de la inte-


gración de situaciones egodistónicas o vividas con extrañeza por el paciente,
ajenas a una percepción de continuidad y coherencia del sí mismo (Guidano,
1991). En general, el cambio se entiende como un interjuego en la modifica-
ción de los significados o la integración de situaciones vividas con extrañeza,
pero siempre conservando el sentido de continuidad del sí mismo, lo que im-
plica un cambio posible dentro de los límites de sentido de la persona; es decir:
el cambio no sólo implica modificaciones, sino también la conservación y el
fortalecimiento del sistema, por lo que un quiebre en el sentido de coherencia
© FUOC • PID_00274991 25 Intervenciones cognitivas

y continuidad implicaría la aparición de trastornos de tipo psicótico y la pér-


dida de la propia identidad. Cualquier cambio supone la reconstrucción de un
significado, tanto si el cambio tiene lugar en el ámbito conductual, cognitivo
o emocional.

En la terapia constructivista se utiliza la metáfora del ser�humano�como�cien-


tífico informal; sus conductas adaptadas o disfuncionales formarían parte de
un experimento existencial en el que se ponen a prueba sus construcciones
para ser validadas o desconfirmadas y, en consecuencia, revisadas. Por lo tan-
to, la terapia no sólo implica un cambio específico a escala conductual, sino
también la revisión del sistema de constructos o significados. De este modo se
propicia la aparición de nuevas conductas vitales que serían parte de nuevos
experimentos elegidos conjuntamente por cliente y terapeuta.

A continuación vamos a ver cómo resumirían este proceso los siguientes au-
tores:

"[...] la actitud del terapeuta u orientador debe respetar un delicado equilibrio entre cam-
bio y mantenimiento de la identidad, combinando la validación de las construcciones
del cliente con la invalidación. La validación permite confirmar los aspectos más nuclea-
res de la identidad y la invalidación tiene que cuestionar aspectos más periféricos o algu-
nas implicaciones de constructos más supraordenados, pero raras veces los constructos
nucleares mismos".

L. Botella y G. Feixas (1998). La teoría de los constructos personales: Aplicaciones a la práctica


psicológica. Barcelona: Laertes.

En el proceso de las terapias constructivistas encontraréis que hay una dife-


rencia fundamental con respecto a las terapias racionales. Aquí el terapeuta no
intenta modificar los pensamientos erróneos de los pacientes por otros más
correctos, sino que se coordina con el paciente para alcanzar una mayor y me-
jor comprensión de su propia construcción del mundo. De esta manera puede
continuar su camino una vez haya tomado sus propias decisiones y ampliado
la significación de su sistema de constructos.

La relación con el terapeuta presenta las características siguientes:

• Se evita la visión del terapeuta como experto en aquello que le sucede al


paciente.

• Rechaza la posición objetiva en la mirada del terapeuta.

• El terapeuta tiene como finalidad acompañar al paciente en la mayor com-


prensión de lo que le sucede, y no generar diagnóstico o juicio alguno so-
bre los problemas o condición del paciente. Tampoco pretende modificar
el sistema por otro más correcto, objetivo o verdadero.

En general, la relación terapéutica se establece como una relación�de�experto


a�experto, en la que el paciente es el poseedor de sus propios significados y el
terapeuta es quien conoce las herramientas terapéuticas que le ayudarán en la
© FUOC • PID_00274991 26 Intervenciones cognitivas

autoexploración. Conjuntamente "se adentrarán en la búsqueda caracterizada


por la colaboración y el respeto en pos de una revisión del sistema de signifi-
cados personales [...]." (Neimeyer y Feixas, 1997).

Por último, debéis saber que aunque este enfoque constructivista proporciona
una serie de técnicas específicas de intervención, existe una apertura en cuan-
to al uso de diversas técnicas de otros enfoques, siempre que sean aplicables al
caso particular y beneficien el proceso de autoexploración y autoconocimien-
to. Lo que caracteriza la terapia de los constructos personales no son las téc-
nicas, sino el enfoque de la terapia.
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3. Técnicas terapéuticas específicas

3.1. Trabajo con pensamientos y creencias disfuncionales

El proceso consistente en trabajar con estos pensamientos empieza por una


breve explicación al cliente del modelo teórico cognitivo. Esta técnica es uti-
lizada por los terapeutas cognitivos racionalistas con una mirada educativa.
Se trata de que el paciente conozca las características de lo que le pasa según
el modelo cognitivo (por ejemplo, que su estado de ánimo se ve afectado por
la manera en que interpreta tal situación) y sus dudas respecto a los síntomas
que presenta puedan recibir respuesta. Asimismo, se informa al paciente acer-
ca del trabajo que implica este tipo de terapia y de cuáles serían los objetivos
por alcanzar.

Con esto puede proseguir el trabajo orientado a la reestructuración de sus pen-


samientos y creencias, puesto que ya ha quedado claro que son el foco de la
terapia. Para ello es necesario identificarlos y cuestionarlos, con el fin de sus-
tituirlos por otros más racionales.

3.1.1. Identificación de pensamientos y creencias disfuncionales

Los terapeutas cognitivos racionalistas entrenan al paciente en la identifica-


ción de los pensamientos, emociones y conductas vinculadas a los síntomas
que presentan. Con este objetivo, en un primer paso se le pide que identifique
las emociones con una sola palabra –como miedo, rabia, vergüenza, culpa, etc.
Además, debe estimar un valor para la emoción en una escala de 1 a 10, o del
10 al 100%. Así el paciente toma conciencia de las emociones que le surgen
en determinadas situaciones y de la medida en que le afectan.

El mismo proceso se lleva a cabo con los pensamientos y conductas que ex-
perimenta el paciente, respondiendo a las preguntas acerca de qué imágenes
y pensamientos surgieron ante una situación problemática y cuál fue su reac-
ción. De este modo, el paciente logra ir distinguiendo entre las emociones,
pensamientos y conductas que le surgen y qué relación puede haber entre
éstas. Por ejemplo, los pacientes se dan cuenta de que muchas veces llegan
a responder agresivamente ante determinada situación como respuesta a la
frustración que les genera no lograr algo que desean.

Con esta técnica se pretende que la persona pueda hacer la distinción entre
cada uno de estos elementos, o sea, distinguir que es una emoción o un pen-
samiento ante una situación determinada. Este primer paso le ayudará a anali-
zar mejor las hipótesis que automáticamente llega a plantearse ante ciertas si-
© FUOC • PID_00274991 28 Intervenciones cognitivas

tuaciones. Este paso viene seguido de la elaboración de un registro y del cues-


tionamiento de tales pensamientos mediante la comprobación de hipótesis y
otras formas de cuestionarlos.

3.1.2. El registro y cuestionamiento de pensamientos


disfuncionales

Con esta técnica se anotan los pensamientos automáticos en una tabla de re-
gistro en la que se incluyen: una situación, la emoción, la valoración de la
emoción, los pensamientos e hipótesis. Se sugiere que la persona preste aten-
ción a qué está pasando por su cabeza en el momento justo en que está expe-
rimentando alguna emoción intensa vinculada con algo. Esta técnica se puede
utilizar para que el paciente trabaje con situaciones cotidianas entre sesiones,
dado que así podría ir reconociendo su manera de funcionar y reaccionar, lle-
gando a modificarlas por medio de la identificación e implicaciones de cada
una.

Para identificar la situación, se puede responder a las preguntas siguientes:

• ¿Con quién estabas?


• ¿Qué estabas haciendo?
• ¿Cuándo fue?
• ¿Dónde estabas?

Para identificar los pensamientos automáticos, se sugiere responder a las pre-


guntas siguientes:

• ¿Qué estaba pasando por mi cabeza justo antes de empezar a sentirme así?
• ¿Qué dice de mí? ¿Qué es lo que quiere decir de mí, mi vida, mi futuro?
• ¿Qué imágenes o recuerdos se me vienen a la cabeza con esta situación?

El aprendizaje de este ejercicio es progresivo y minucioso. Se va revisando en


cada sesión con el paciente y se le explica y aclara cuantas veces sea necesario
para que lo comprenda y lleve a cabo con facilidad en las situaciones necesa-
rias.

Tras pasar por el reconocimiento de estos elementos, se llega a una pregunta


fundamental: ¿dónde está la evidencia? Esto quiere decir que la persona tiene
que detenerse y observar la situación que ha suscitado esta emoción intensa.
Se trata de ver dónde se encuentran las señales que le han hecho interpretar
la situación de una manera determinada y no de otra, de tal modo que pueda
reevaluar la situación y su propia reacción valorando sus emociones y pensa-
mientos a posteriori. Ha de intentar evitar la lectura del pensamiento y la in-
terpretación sesgada de los hechos. Luego se observan las evidencias que no
apoyan sus emociones y su reacción para, de ese modo, generar pensamientos
© FUOC • PID_00274991 29 Intervenciones cognitivas

alternativos o "equilibrados", con su consiguiente valoración emocional. Para


encontrar la evidencia y empezar a cuestionar los pensamientos automáticos,
se podrían usar las preguntas siguientes:

• ¿He tenido alguna experiencia que muestre que este pensamiento no es


siempre cierto?

• Si su mejor amigo o alguien que usted quisiera tuviera este pensamiento,


¿qué le diría?

• Cuando no me siento así, ¿pienso en esta situación de forma diferente?


¿Cómo?

• ¿Hay alguna cosa pequeña que yo no vea que pueda contradecir mis pen-
samientos?

• Dentro de cinco años, si pensara en esta situación, ¿la vería de forma di-
ferente?

• ¿Hay alguna cualidad en mí o en la situación que ignoro?

• ¿Me estoy culpando de algo que no puedo controlar?

A continuación os mostraremos un ejemplo de cómo se rellenaría este tipo


de tablas:

Situación Emociones Pensamiento au- Evidencia que da so- Evidencia que no da so- Pensamiento alterna- Valoración de la
y valoración tomático (ima- porte al pensamiento porte al pensamiento tivo o equilibrado emoción
gen)

             

             

Actividad

A continuación os invitamos a que prestéis atención a alguna emoción intensa (al menos
dos) que hayáis tenido recientemente, que sea desagradable o que no comprendáis, y a
que iniciéis el ejercicio del registro paso a paso. Primero, empezáis por la identificación
de una situación distinguiendo pensamientos y emociones. Luego seguís con el registro,
guiándoos por las preguntas que facilitan el proceso de registro. Si no se os ocurre nada,
podéis empezar con la emoción que os origina la propuesta de este ejercicio. También
podéis observar las dificultades que os genera este proceso.

Bibliografía

D. Greenberger y C. Padesky (1995). El control de tu estado de ánimo. Barcelona: Paidós,


1998.

Este libro es muy práctico, con muchos ejercicios y ejemplos, ideal tanto para terapeutas
como para clientes.
© FUOC • PID_00274991 30 Intervenciones cognitivas

3.2. La técnica de la flecha descendente

Esta técnica fue propuesta por terapeutas cognitivos durante los años ochenta.
Consiste en observar la cadena de inferencias que realiza una persona a partir
de un hecho concreto. Para ello se elabora una pregunta en cadena que conecta
una conclusión con otra de orden superior. Neimeyer (1993) propone usar esta
técnica desde una orientación constructivista: a diferencia del uso cognitivo
racionalista, propone evaluar las reglas tácitas de implicación que guían la
conexión entre evidencia y conclusión. El cuestionario y la redefinición de
cada eslabón se pueden considerar una meta terapéutica en sí mismos.

Concretamente, los objetivos de la técnica son éstos:

• Explicitar la cadena de inferencias que lleva al cliente a determinada con-


clusión a partir de un hecho concreto.

• Evaluar las reglas tácitas de implicación que guían la conexión entre evi-
dencia y conclusión.

• Entender mejor no sólo la relación entre un evento y sus implicaciones


emocionales, cognitivas y conductuales, sino también examinar el proceso
de inferencia del cliente en sus propios términos.

Para aplicar la técnica, tenéis que seguir una serie de instrucciones: en primer
lugar, identificar el pensamiento suscitado por un hecho determinado; segun-
do, preguntar al cliente qué significaría para él si lo que ha pensado fuese cier-
to. Se aplica la idea del "como si" tratando "como si" cada eslabón fuese cierto.
Veámoslo en un ejemplo:
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3.3. Reconstrucción de la experiencia inmediata y la técnica de


la moviola

Para explicaros en qué consiste este tipo de reconstrucción de la experiencia


inmediata, os sugerimos que imaginéis una escena de vuestra película prefe-
rida. ¿Ya la tenéis en mente? Bien, ahora imaginaos cómo se ha hecho esta
escena uniendo cuadro a cuadro cada imagen para construir una totalidad que
os dejará ver el beso más apasionado, la pelea más violenta, el momento más
divertido, etc.

Cuando se utiliza esta técnica, se trata un momento significativo de la vida de Bibliografía


una persona como si estuviera construyendo la escena cuadro a cuadro. Mo-
V. Guidano (1991). El sí mis-
mento a momento se va realizando la conexión entre los aspectos concretos de mo en proceso: Hacia una tera-
la experiencia (hechos) y las dimensiones de la experiencia descritas por Gui- pia cognitiva postracionalista
(Cap. Entrevista evolutiva).
dano –como ya sabéis, la experiencia y la explicación. Durante la construcción Barcelona: Paidós, 1994.
de la escena, el terapeuta ayuda al paciente a discriminar siempre entre la ex-
periencia inmediata (cómo) y la explicación (por qué), y acompaña al paciente
en la exploración de los aspectos tácitos de la experiencia señalándole "cómo"
está relacionado con la experiencia subjetiva, es decir, con aspectos como los
patrones dinámicos de la imaginación, la gran variedad de emociones, el sen-
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tido de sí mismo experimentado en una situación, etc. A esto se agrega la idea


de "cómo se produce", es decir, de la percepción de la situación misma o de las
circunstancias que la generaron. Como os decíamos, para esto iréis realizando
acercamientos (zoom in), alejamientos (zoom out), miradas panorámicas, mira-
das desde los otros y cámaras lentas para enriquecer la escena al máximo con
los detalles tanto emocionales como explicativos. Considerad que vuestra in-
tención será que el paciente aprenda la autoobservación por medio del entre-
namiento en la técnica de la moviola, a fin de que reconozca progresivamente
los aspectos variables y estables de sus emociones y llegue a diferenciar los
puntos de vista subjetivos y objetivos. Esto, poco a poco, permite al paciente
verse desde afuera y distinguir aspectos situacionales que antes habría pasado
por alto. Lo que acabamos de ver va acompañado de las indicaciones e instruc-
ciones adecuadas por parte del terapeuta que permitan al paciente reconocer
dichos aspectos y poder enfocarlos.
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