Personas y Atributos

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I. La persona

1. Concepto de persona.

Persona es igual al ser humano, igual a la palabra hombre, que


significa individuo de la especie humana, de cualquier edad o
sexo.

“Persona es la substancia individual de naturaleza racional”.


(Suma Teológica).

En este sentido – nos dice Ignacio Galindo Garfias1 – “el


vocablo comprende una porción de seres que por sus
cualidades específicas, intelectuales y morales, se diferencian
de todos los demás seres vivientes y, por supuesto, de las
cosas inanimadas”.

Distinción esencial entre persona y cosa: la persona puede ser


sujeto, pero no objeto de una relación jurídica. A la inversa, la
cosa puede ser objeto, pero no sujeto de una relación de
derecho”.

Continúa Galindo Garfias2: “Cuando utilizamos o empleamos el


sustantivo hombre, persona, designamos a los seres humanos,
pero su connotación ofrece una diferencia. La palabra hombre
propiamente particulariza la especie de un individuo
determinado como perteneciente a la humanidad, con la voz
persona se quiere decir algo más, se apunta de manera más
clara y con mayor énfasis a la dignidad del ser humano, porque
alude implícitamente al hombre en cuanto está dotado de
libertad para proponerse a sí mismo fines y para decidir la
dirección de su conducta, con vista a la realización de tales
fines; en suma, como un ser responsable ante sí mismo y ante
los demás, de su propia conducta, loable o vituperable, desde
el punto de vista moral y social.
1
Galindo Garfias, Ignacio, “Derecho Civil”, Primer Curso, Parte general, Personas, Familia, Editorial Porrúa, S.A., México,
1991, Décima Edición, págs. 301 a 306.
2
Galindo Garfias, Ignacio, Opus Cit., pág. 302
Como ser libre y además responsable, la persona es capaz de
realizar deberes y tiene conciencia de la existencia de esos
deberes, morales, religiosos, sociales y jurídicos.

Al Derecho sólo le interesa una porción de la conducta del


hombre, aquella parte de la conducta que toma en cuenta, para
derivar de ella consecuencias jurídicas. En este sentido, se dice
que es persona el sujeto de derechos y obligaciones”.

Sigue manifestando Galindo Garfias: “Es cierto, el concepto


jurídico de “persona”, en cuanto sujeto de la relación, es una
noción de la técnica jurídica; pero su constitución obedece a
una necesidad lógico-formal y a la vez a una exigencia
imperiosa de la vida del hombre en relación con sus
semejantes. En la medida que esas relaciones interesan al
Derecho, la persona humana se convierte, en el mundo de lo
jurídico, en un sujeto de derechos y obligaciones. El derecho ha
constituido un instrumento conceptual que se expresa con la
palabra “persona” (sujeto de derechos y obligaciones),
instrumento creado en función del ser humano para realizar en
el ámbito de lo jurídico aquella porción de fines de su existencia
que el Derecho se ha encargado de proteger, a través del
ordenamiento jurídico”.

Finalmente, nos dice Galindo Garfias: “Así mismo, ciertos fines


que el hombre se propone, no son realizables o lo serían de
manera difícil, si pretendiera alcanzarlos mediante un solo
esfuerzo individual, por lo que ante ese supuesto, el hombre se
asocia con los demás hombres y constituye agrupaciones
(sociedades, asociaciones de diversa índole) para alcanzar
tales fines, combinando sus esfuerzos y sus recursos con los
de otros individuos, a fin de lograr aquellos propósitos que no
puede por sí solo realizar. En ese evento, el Derecho ofrece
instrumentos idóneos para dar unidad y coordinación a esas
fuerzas, que de otra manera actuarían dispersas, y así atribuye
la calidad de personas (personas morales) a esas colectividades
que adquieren unidad y cohesión,
2. Concepto de personalidad.

El propio Galindo Garfias4 nos dice: “El Derecho, a


consecuencia de la naturaleza intrínseca del hombre, como ser
dotado de inteligencia, de libertad y de responsabilidades,
reconoce a la persona humana, como una realidad que viene
impuesta al ordenamiento jurídico.”

“La persona es el centro imprescindible alrededor del cual se


desenvuelven otros conceptos jurídicos fundamentales, como
son la noción y la existencia misma del Derecho objetivo y el
Derecho subjetivo, la obligación, el deber jurídico y la
concepción de toda relación jurídica. Todos estos conceptos
básicos en la dogmática
4
Galindo Garfias, Igancio, Opus Cit., pág. 306

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II. Atributos de la Personalidad. El Nombre

1. Atributos

El maestro Rafael De Pina 1 nos dice: “ Las cualidades o


propiedades de un ser constituyen sus atributos.

Son aquellos elementos propios y característicos, que


encontramos en todas las personas y que tienen ciertas
consecuencias jurídicas”.

Los atributos que señalan los autores son los siguientes:


a) Nombre;
b) Domicilio;
c) Estado;
d) Patrimonio.

En nuestra Legislación Civil se contemplan los siguientes:

a) Nombre;
b) Domicilio;
c) Capacidad Jurídica;
d) Patrimonio;
e) Nacionalidad;
f) Estado Civil, atributo propio de las personas físicas.

2. El Nombre. Diversas Definiciones.

Al nombre lo definen Colín y Capitant 2 como “señal distintiva de


la filiación”.

1
De Pina Rafael, Derecho Civil Mexicano, Porrúa, México, V. I., pág. 210.
2
Colín y Capictant, citado por Magallón Ibarra, Jorge Marco, Instituciones de Derecho Civil, Porrúa, México, 1987, T. II,
pág. 55

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III. Domicilio:

1. Concepto

El Código Civil del Estado de Nuevo León, en su artículo 27,


estatuye: “Domicilio es el lugar en que la ley tiene situadas a las
personas para el cumplimiento de sus obligaciones y el
ejercicio de sus derechos”.

Por su parte, el artículo 28 del mismo ordenamiento legal


preceptúa: “El domicilio de la persona física es el lugar donde
reside con el propósito de establecerse en él; a falta de éste, el
lugar en que tiene el principal asiento de sus negocios; y a falta
de uno y otro, el lugar en que se halle”.

De la anterior definición, se desprenden dos elementos; uno de


carácter objetivo, representado por la residencia de una
persona en cierto lugar, y otro subjetivo, el cual consiste en el
propósito de esa persona de radicar en el lugar en donde haya
elegido su residencia (Art. 28). El mismo Código nuestro
(Artículo 28 Bis) indica: “Se presume el propósito de
establecerse en un lugar, cuando se reside por más de seis
meses en él, y agrega: “Transcurrido el mencionado lapso, el
que no quiera que nazca la presunción que se acaba de
mencionar, deberá comunicar dentro del término de quince
días, tanto a la autoridad municipal de su anterior domicilio,
como a la de su nueva residencia, que no desea perder su
antiguo domicilio y adquirir uno nuevo. La declaración no
producirá efectos si se hace en perjuicio de tercero. (Artículo 28
Bis I).

Finalmente, el Artículo 28 Bis II del expresado Código Civil


estatuye:
“Cuando una persona tenga dos o más domicilios, se la
considerará domiciliada en el lugar en que simplemente resida,
y si viviere en varios, aquél en que se encuentre”.

En el Código Civil del Distrito Federal se expresa el siguiente


concepto. Domicilio de las personas físicas es el lugar donde
residen habitualmente, y a falta de éste, el lugar del centro
principal de sus negocios; en ausencia de ambos, el lugar
donde simplemente residan y, en su defecto, el lugar donde se
encuentren. Agrega: “Se presume que una persona reside
habitualmente en un lugar, cuando permanezca en él por más
de seis meses” (artículo 29 CCDF).

Estado de las personas.

1. Concepto.

Expresa Galindo Garfias 1: “Al igual que el nombre y el domicilio,


el estado es un signo de esa personalidad; el nombre
individualiza e identifica a las personas. El domicilio lo ubica en un
lugar determinado en el espacio.

El estado es la posición que ocupa cada persona en relación:


a).- Con la familia (estado civil) y b).- Con la nación (estado
político).

Así, el estado civil (como pariente o como cónyuge) incorpora a


cada persona a una familia determinada, y el estado político
(nacionalidad) adscribe a cada uno, al grupo político, que es la
nación.

Una vez que se han delineado esos contornos, se podrá saber


o conocer cuáles son los derechos y las obligaciones, los
deberes y las facultades que corresponden a cada uno, según
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sea pariente, cónyuge, nacional o extranjero. Por lo anterior, el
estado es un presupuesto que necesariamente debe ser
establecido, para conocer la capacidad de una persona”.

Planiol, citado por Ignacio Galindo Garfias 2 comenta: “El estado


de las personas está constituido por determinadas condiciones
que la ley toma en consideración para atribuir a quienes las
poseen, ciertos efectos jurídicos”.

Continúa refiriendo Galindo Garfias: 3 “El estado se determina


en función del grupo o de los grupos sociales a los que una
persona pertenece, porque el ordenamiento jurídico

atribuye esa al para el Estado de Nuevo León).

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IV. Capacidad

1. Concepto.

La capacidad es la aptitud para ser sujeto de derechos y


obligaciones.

Se entiende por capacidad, expresa el civilista Galindo Garfias 1


“tanto la aptitud de una persona para adquirir derechos y
asumir obligaciones, como la posibilidad de que dicha persona
pueda ejercitar esos derechos y cumplir sus obligaciones por sí
mismo”.

2. Especies: Capacidad de goce y capacidad de ejercicio.

Existen dos clases de capacidad: de goce y de ejercicio. La


primera, o sea, la posibilidad de ser sujeto de derechos y
obligaciones, la tiene todo individuo por el hecho de ser
persona, pues el artículo 23 Bis del CCNL estatuye: “La
capacidad jurídica de las personas físicas se adquiere por el
nacimiento y se pierde por la muerte; pero desde el momento
en que un individuo es concebido, entra bajo la protección de la
ley y se le tiene por nacido para los efectos legales que señala
este Código”.

La capacidad de goce es la aptitud para ser titular de derechos


y obligaciones (Artículo 30 Bis del CCNL).

La capacidad de goce, expresa Galindo Garfías 2 “que


corresponde a toda persona y que es parte integrante de su
personalidad, puede existir sin que quien la tiene, posea la
capacidad de ejercicio, y concluye: “La incapacidad, entonces,
se refiere a la carencia de aptitud para que la persona que
tiene capacidad de goce, pueda hacer valer sus derechos”.
1
Galindo Garfias, Ignacio, Derecho Civil, Parte General, Personas, Familia, Ed. Porrúa, S.A., México, 1991, págs. 387 y
389.
2
Galindo Garfias, Ignacio, Op. Cit., pág. 389.
La capacidad de goce no siempre se ha reconocido a los
individuos, pues ha habido instituciones que la restringían
notablemente; piénsese por ejemplo, en la esclavitud y la
muerte civil, que suprimían casi totalmente la capacidad. El
esclavo era considerado más bien como cosa que como persona;
sin embargo, se le concedía una capacidad muy limitada a fin de
poder realizar los actos más indispensables para subsistir; lo
mismo sucedía para el que se le había impuesto la muerte civil
por haber abrazado cierto estado religioso o por haber
cometido determinados delitos. Los bienes de la persona a
quien se le imponía la muerte civil, se repartían conforme a su
testamento o conforme a las disposiciones de la ley. Si estaba
casado, su cónyuge quedaba viudo y podía contraer nupcias
nuevamente; más, al muerto civil se le concedía, por supuesto,
una capacidad muy limitada que le permitiera celebrar los actos
más indispensables para poder sobrevivir.

En nuestro país está prohibida la esclavitud por artículo 2º de la


Constitución Federal y no se reconoce la muerte civil.

La capacidad de goce se adquiere según el artículo 22, ya


transcrito, por el nacimiento, pero ¿Cuándo se reputa nacida
una persona? Existen tres sistemas para conceder la
capacidad de goce: uno de ellos indica que ésta se adquiere
desde el momento mismo en que el individuo es concebido.
Otro la concede desde el momento en que el feto se desprende
del seno materno y, por último, conforme a un tercero, no basta
que el feto se desprenda del seno materno, sino que es
necesario que se presenten otras circunstancias. De estos
sistemas, nuestra legislación civil admite el último, ya que
preceptúa, en su artículo 337: “Para los efectos legales sólo se
reputa nacido el feto que, desprendido enteramente del seno
materno, vive veinticuatro horas o es presentado vivo al
Registro Civil...”

Éstas son justamente las otras circunstancias que deben darse,


de acuerdo con el tercer sistema de los que mencionamos.
VI. Patrimonio

1.- El patrimonio como atributo de la personalidad.

No todos los autores aceptan el patrimonio como uno de los


atributos de la personalidad.

La razón es que existen personas que no tienen bienes o


derechos que puedan ser estimados en dinero. A esta
observación, los autores que consideran el patrimonio como un
atributo, responden que no sólo se deben considerar los bienes
y derechos que tenga una persona en un momento dado, y que
puede ser que no los tenga en algunos casos, sino la
posibilidad o aptitud para adquirir dichos bienes o derechos.
Por otra parte, el hecho de que una persona carezca de bienes
o derechos, no limita en nada su personalidad.

2.- Importancia del patrimonio para las personas morales.

Lo que es intrascendente, para las personas físicas, no lo es


para las personas morales, pues se debe tener presente que
el patrimonio con el que operan dichas personas, es
indispensable para alcanzar su fin u objeto; incluso, la pérdida
de capital es una causa expresamente contemplada para
solicitar su disolución.

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Nacionalidad

1.- Concepto.

La ley no da una definición clara de nacionalidad, por lo que


tenemos que recurrir a los doctrinarios para precisar qué se
entiende por dicho concepto.

Alejandro Carrillo Castro 1 expresa:

“Nacionalidad, desde el punto de vista jurídico, es una


condición legal que se adquiere de acuerdo a la mayoría de las
Constituciones de los Estados modernos por dos causas
principales.

a).- Por nacer de progenitores que tienen la nacionalidad que


un determinado Estado reconoce como propia, no importa que
dicho nacimiento ocurra fuera del territorio estatal
correspondiente;

b).- Por nacer en el suelo de un Estado considerado como


territorio propio, no importa si los que nacen en dicho territorio
son hijos de nacionales de otro Estado.

2.- Principios para la adquisición de la nacionalidad.

De acuerdo con las anteriores ideas, se reconocen dos


principios para la adquisición de la nacionalidad, los cuales son:
el jus sanguini o el jus soli. Esto es en cuento a la nacionalidad
por nacimiento.

3.- Reconocimiento de dichos principios en la


Constitución Federal.

Dichos principios están reconocidos expresamente en el artículo


1
Carrillo Castro, Alejandro, La Doble Nacionalidad, Memoria del Coloquio, Palacio Legislativo, Porrúa, México, 1996, pág.
22.

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30, apartado A, de nuestra Carta Magna.

El texto del referido Apartado es:

A).- Son mexicanos por nacimiento:

I.- Los que nazcan en el territorio de la República, sea cual fuere la nacionalidad de sus
padres (jus soli);

II.- Los que nazcan en el extranjero, hijos de padres mexicanos nacidos en territorio
nacional, de padre mexicano nacido en territorio nacional, o de madre mexicana nacida
en territorio nacional (jus sanguini);

III.- Los que nazcan en el extranjero, hijos de padres mexicanos por naturalización, de
padre mexicano por naturalización, o de madre mexicana por naturalización; y

IV.- Los que nazcan a bordo de embarcaciones o aeronaves mexicanas, sean de guerra
o mercantes.

Esto es por lo que respecta a la nacionalidad mexicana por nacimiento.

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