MONTOYA CARRASQUILLA-Navidad J Reacciones de Aniversarios y Otras Fechas Conmemorativas
MONTOYA CARRASQUILLA-Navidad J Reacciones de Aniversarios y Otras Fechas Conmemorativas
MONTOYA CARRASQUILLA-Navidad J Reacciones de Aniversarios y Otras Fechas Conmemorativas
CONMEMORATIVAS
Dr. Jorge Montoya Carrasquilla, MD, MS
Director General
Instituto John Bowlby, Consultores y Gestores de Conocimiento
Medellín – Colombia
+57-4-322.20.08
[email protected]
www.institutojohnbowlby.com
La vida está llena de días especiales, tanto en relación con otras personas
como con las circunstancias, que recuerdan la pérdida de un ser querido de
forma aguda. Estas fechas, colectivamente conocidas como “días festivos”,
incluyen el día del padre o de la madre, de los novios o del amor, de las brujas,
del trabajo y de los difuntos; asimismo, las fiestas nacionales, la pascua y la
semana santa, las reuniones familiares anuales, los aniversarios, los
cumpleaños, el cambio de estación, hora y día de la semana del fallecimiento,
otros días conmemorativos y, muy particularmente, la Navidad.
Las tradiciones, rituales y aún la comida especial de ese día son un recuerdo
constante de la pérdida. Son épocas del año en donde los sentimientos de
aflicción se ven siempre magnificados, si bien más en unos que en otros según
las propias tradiciones familiares. Algunas veces no se es consciente de ello y
del cómo afectan, como es el caso de la congoja anticipatoria: en los días
especiales no es extraño que la persona se sienta mal antes, durante y
después de la fecha señalada; está más irritable, deprimida y ansiosa, y los
niveles de energía disminuyen.
Cualquiera que sea la edad o el tipo de pérdida, los días festivos sin la persona
amada son ciertamente muy difíciles. Las antiguas costumbres se han
terminado y nunca se repetirán de la misma manera. La risa, antes tan fácil,
fluida y natural, puede llegar a ser sólo una mueca o perderse totalmente; dar
regalos, alguna vez tan divertido, puede parecer vacío y triste, carente de
sentido; las canciones familiares, a veces tan reconfortantes, pueden
atragantarse y acompañarse de lágrimas y un intenso anhelo. En verdad, hay
algo de dolor que cuelga de la alegría que otros sienten: es difícil estar sin ese
ser y tener que ajustarse a esa nueva tradición por obligación y sin quererlo.
Tal situación se acompaña de una gran cantidad de angustiantes preguntas:
¿Qué es lo que me está pasando?, ¿si seré capaz de aguantarlo?, ¿realmente
deseo sobrevivir a esto?, ¿lo que siento es normal?, ¿me estoy
enloqueciendo? Además, los festivos añaden su propia carga de
cuestionamientos. Es importante reconocer que hay muy pocas respuestas que
sean universalmente buenas o malas; en realidad, puede haber muchas,
dependiendo en parte de factores únicos a la situación de cada uno: quién se
es como personas, qué es lo que a la familia le gusta, quién era, cómo y dónde
murió el ser querido, cómo y cuál era la relación con esa persona, papel que
ella desempeñaba en la realización del ritual de la fiesta, etc. De hecho, no
todas las preguntas tienen que ser contestadas de forma inmediata o tienen
una respuesta rápida y clara.
Son muchos los sentimientos encontrados en estas fechas: por un lado, son un
tiempo del año en que cada uno espera que todos los miembros de la familia
estén juntos; por el otro, con su celebración llega a ser claramente doloroso
que alguien falta. Si bien cada persona es consciente de que enfrentar las
fiestas es una parte necesaria para la curación del dolor, llega a ser muy
frustrante pretender que todo siga siendo como era antes. Qué duda cabe que
mucho o todo será diferente: en verdad, no es que a uno ya no le gusten las
cosas, es que las cosas ya tienen otro gusto. Sabemos que no se puede
escapar del dolor ni esconder la verdad de lo inevitable de los cambios que se
avecinan; todo lo que se puede hacer es ajustar la actitud y cambiar el estado
mental, y esa es una tarea muy difícil.
Ciertamente nada puede remplazar al ser querido perdido, pero hay cosas que
pueden hacer menos pesados y terribles estos días. Muchas otras personas se
han enfrentado con lo que el deudo está encarando ahora mismo, y han
aprendido que es posible pasar a través de estas fechas y sobrevivir, incluso
crecer a través de esta experiencia. Lo que han aprendido es algo que el
sobreviviente puede aprender ahora; la forma en que ellos lo han hecho son
formas que también puede adoptar.
Las siguientes son sugerencias más que prescripciones. Úselas como ideas
que pueden ser utilizadas y compartidas para llenar distintas circunstancias.
Además de servir a las necesidades personales, también podrán ser utilizadas
como un sistema de apoyo y soporte propio para las navidades, reacciones de
aniversario y otras fechas conmemorativas.
Siempre será bueno que cada integrante realice su propia tabla y luego, por
consenso, decidan lo más propio según decisión de la mayoría. No olvide
señalarle a la familia que todo lo que se puede evitar o aplazar, siempre se
puede modificar. Lo importante sigue siendo conservar la reunión familiar.
¿Qué cosas le ayudarán a ella sentirse mejor estos próximos días? Los festivos
generalmente animan a la gente a hacer otras cosas como, por ejemplo,
ofrecer su ayuda a otros; si esto le satisface, anímele. Si siente que esa labor
es una carga muy pesada en estos momentos, sugiérale que use esta fecha
para darse ella misma apoyo y ayuda, para mimarse, como el comprarse algo
que siempre hubiese deseado. Si le recuerda que “dar es dar”, no importa
quién sea el recipiente, le aliviará la carga. Es probable que algunas personas
intenten apresurarle el duelo con comentarios que buscan levantarle el ánimo o
le digan qué hacer o no hacer y cómo debería o no debería sentirse. Si bien la
paciencia es una buena estrategia en estos casos, el sobreviviente también
tiene que expresar lo que siente en este sentido: esto hacer parte del ejercicio
de poner los límites sobre la propia manera de afligirse.
7. Expresar la fe
La pérdida de un ser querido generalmente deja profundos cuestionamientos
filosóficos y teológicos que tiende a exacerbarse durante las fiestas. Así, el
buscar una iglesia o templo, un consejero o guía espiritual, una oración, una
reflexión o el unirse a otros en un acto común de oración hace parte vital del
proceso de recuperación, sin olvidar que el lugar de oración no tiene por qué
seguir siendo el mismo. Si la persona es partícipe o miembro activo de una
comunidad religiosa o espiritual, sugiérale que solicite que se tenga en cuenta
el nombre del ser querido o se dedique una oración especial durante uno de los
servicios; ambas cosas pueden ser gratificantes. Esto también permitirá que
otros conozcan la situación del deudo y obtener apoyo extra. Algunas personas
temen llorar en público, especialmente durante la ceremonia religiosa; lo más
apropiado será no detener las lágrimas. Ser generoso consigo mismo y no
esperar mucho de sí, es decir, de la fortaleza personal, produce alivio al
rebajarle a unas expectativas tal vez demasiado altas para la situación actual.
La preocupación por si llorar o no solo añade una carga adicional. Esto no tiene
porqué arruinar el día de los demás, es más, con ello se les proporciona la
libertad para hacerlo también si así lo desean o sienten.
9. Ayudar a otros
Una forma efectiva de elevar el estado de ánimo es ayudar a otras personas:
se experimenta una sensación de curación pues hay algo de terapéutico en el
hacer un favor. Esto se debe en parte a que ayudar es una forma efectiva de
desviar el foco de atención del propio dolor y establecer una perspectiva un
tanto diferente de la vida. Las fiestas son una época muy propicia para utilizar
el tiempo como voluntarios debido a que las organizaciones de beneficencia
experimentan mayores necesidades en estas épocas y por tanto requieren más
manos útiles: hospitales, comedores populares, asilos, albergues, refugios,
hogares, hospicios u otra organización cívica son lugares donde acudir.
También se puede “adoptar” una familia pobre e invitarla a comer, darle regalos
de navidad, reunirse con alguien diferente este año, amigos, otros familiares o
buscar la forma de hacer por otras cosas que al sobreviviente le hubiera
gustado hacer por el fallecido y que ahora no puede hacer.
11. Cuidarse
Debido a que estas fechas son muy agotadoras física, emocional y
psicológicamente, es importante que el deudo se alimente bien, descanse lo
suficiente, evite usar el alcohol para olvidar las penas, y se tengan en cuenta
los siguientes conceptos:
A. Aunque se supone que las personas deben estar felices y contentas en las fiestas, el
sobreviviente no se sentirá de esa forma ni mucho menos. Si no se siente feliz, aceptar
los sentimientos y no luchar contra ellos es esencial. Ser tolerante con el humor y las
emociones, así como el permitirse experimentarlas, también ayudará. Si se trata de
negarlos o bloquearlos, simplemente se les forzará a profundizarse más en el interior
de la mente. Eventualmente ellos encontrarán la forma de salir, quizás de una forma no
muy saludable para el deudo. Si se sienten, sin juzgarles o suprimirles, se disiparán,
reduciendo considerablemente el estrés que producen.
B. En el duelo nada está escrito en las piedras, es decir, nada es definitivo, excepto la
ausencia. Cuando se acerquen los días festivos, se debe tener cuidado: las cosas han
cambiado, y eso puede significar variar la comida, el lugar y/o establecer nuevas
costumbres. En unidades de tiempo sufrido, es peor sufrir antes que después (suele
doler más la anticipación que del día mismo).
C. La vida es lo que los pensamientos hacen de ella, por ello es bueno pensar, hablar y
actuar positivamente. Empezar la época festiva diciéndose “esta es la peor época del
año” establece una cruel y negativa visión que deprimirá el humor, las actitudes y
acciones. Detener todos los pensamientos negativos tan pronto como ellos empiecen y
reemplazarlos por pensamientos edificantes y positivos es comenzar a cambiar. Al usar
sentencias afirmativas se abre la puerta a unas fiestas de esperanza.
D. No se debe esperar a que las cosas sean igual que antes, pues nada es ni será igual;
el evitar afanarse por la perfección ayuda en este sentido. En vista de que las
emociones pueden ser más volátiles durante esos días, el sobreviviente no debe
juzgarse con dureza y reconocer el estrés y la ansiedad como normales; en su lugar,
debe tratar de estar en sintonía con sus sentimientos y responder acorde: si quiere
llorar, que llore; si siente la necesidad de estar solo unos minutos u horas, que lo haga.
Sentirse mal en esta época es normal. Si en el pasado él era el principal responsable
de hacer del día de fiesta una rica experiencia familiar, el que no se sienta presionado
de continuar con ese patrón le producirá alivio. Las personas afligidas no deben tratar
de hacerlo todo ellas mismas: pedir a otros que le ayuden con las compras, el cocinar,
decorar y envolver regalos es esencial. Este ejercicio implica re-examinar las
expectativas personales.
E. La pérdida de un ser querido afecta el patrón de sueño normal y los hábitos
alimentarios, por lo que los niveles de energía disminuirán. Ser paciente consigo mismo
y respetar las limitaciones naturales, es decir, respetar lo que el cuerpo y mente están
diciendo ayudará al sobreviviente a sentirse mejor.
F. Las lágrimas y la tristeza son parte natural del duelo, así, no tienen por qué arruinarse
la fiesta para el deudo y/o para otros. Si la persona llora cuando lo desea, descargará
tensión y estará en mejores condiciones para continuar, de igual forma que el
concederse tiempo para recordar al ser querido y para distraerse de los recuerdos
producirá alivio.
G. La persona también puede elevar su estado de ánimo mediante la música: ella es la luz
en la tenebrosa noche de la vida. La musicoterapia actúa en el dolor emocional y físico,
reduce la tensión y transforma el humor.
H. Una estrategia útil en estas fechas es concentrarse en lo verdaderamente significativo
de la fiesta: es un tiempo para estar juntos y decirles a otros lo que se necesita, para
profundizar los lazos de amistad, dar gracias y compartir con la familia y los amigos los
beneficios materiales y espirituales disfrutados durante todo el año. Los días festivos
son mucho más que compras, decoración y comida.Si no se tienen ánimos de ver a
nadie, siempre se le podrán enviar cartas, correos electrónicos o postales.
I. Pensar creativamente cuando se vayan a planificar los festivos, considerando
seriamente el diseñar nuevos rituales que incluyan, por ejemplo, el recordar el pasado
mientras se reconoce que el presente ha cambiado, ayudará a que esos días sean
menos angustiantes. En lugar de hacer lo que siempre ha hecho, se puede, por
ejemplo, realizar un proyecto que siempre se quería hacer pero que no se había
podido, o bien, adoptar una mascota; aún pequeños cambios pueden ayudar mucho.
Se debe encontrar la mezcla y el balance justo para cada uno, planificando con libertad
y al antojo del sobreviviente. ¿No se quiere ir a la fiesta de la oficina? Pues no no se
va. El deudo tiene que permitirse ese espacio y no sentirse obligado o culpable porque
no se está tan bien como hace años o como el año anterior. Lo más importante es que
se dé cuenta que los festivos no producen sentimientos mágicos o dan soluciones a los
problemas.
J. Permitirse la opción de cambiar de punto de vista, incluso en el último momento, evita
sobrecargas. El duelo es un proceso en donde el estado de ánimo cambiará de día a
día, incluso de hora a hora. El preocuparse por cancelar planes que ya se habían
organizado antes, no ayuda; la flexibilidad es una buena alternativa. Ser amable con
uno mismo y no esperar que los planes sean perfectos es mejor elección.
K. Dejar saber a otros qué sienta bien y qué no, aunque sea de forma reiterativa, también
es fundamental. Si la persona no se siente bien respecto a cómo va el día, deberá
comunicárselo a alguien. La mayoría de las personas reconocen que los festivos son
duros para aquellos en duelo. Encontrar una persona que comparta los sentimientos
será de gran valor durante este tiempo tan estresante. A menudo, después del primer
año, la gente espera que el deudo ya esté bien; aunque esto puede llegar a ser muy
difícil, ciertamente podrán disfrutarse de nuevo esto días, si bien de diferente manera.
L. Siempre será útil diseñar y preparar un botiquín de “primeros auxilios espirituales” para
utilizar en las reacciones de aniversario.
1. Montoya Carrasquilla, J.: Pérdida, aflicción y luto: Herramientas para la recuperación tras la
pérdida de un ser querido. Editorial Trillas, México, 2012
2. Montoya Carrasquilla, J.: Guía del duelo. Instituto John Bowlby, Consultores. Medellín,
2015