Revista Escuela N1
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EJ
REVISTA
ESCUELA
JUDICIAL
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ESCUELA
JUDICIAL
Moreno, Guillermo Raúl (director)
PRESIDENTE
Dr. Sergio Gabriel TORRES
VICEPRESIDENTE
Dr. Mauro BENENTE
Ministerio Público
Dra. Patricia Fabiana OCHOA
Juez de Primera o Única Instancia
Dr. Alfredo Diego BONANNO
Consejeros suplentes
Juez de Cámara
Dra. Patricia Cecilia TOSCANO
Ministerio Público
Dra. Karina Paola DIB
Juez de Primera o Única Instancia
Dr. Pablo Gabriel QUARANTA
POR EL PODER LEGISLATIVO
HONORABLE SENADO
Consejeros/as titulares
Dr. Roberto Raúl COSTA
Dra. Nidia Alicia MOIRANO
Dr. Gustavo SOOS
onsejeros/as suplentes
C
Dr. Juan Pablo ALLAN
Dra. Gabriela DEMARIA
Subsecretaria administrativa
Contadora Graciela Judith GONZÁLEZ
web
www.escuelajudicial.gov.ar
Dirección
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provincia de Buenos Aires, República Argentina
Teléfono
(0221) 427-3350 int.: 306
Correo electrónico
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Correo electrónico para recepción de trabajos
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EQUIPO EDITORIAL
Direccción
Guillermo Raúl MORENO
Diseño y diagramación
Violeta RIZZO
Corrección
María Eugenia LÓPEZ
Edición general
Martín LARA
Asistencia en edición
Mariano MARTÍNEZ CONTE, Silvana DI LORENZO,
Santiago RIVAS, Julieta GOYA
Fotografía
Franca RUEDA
Palabras del Sr. director de la Revista
de la Escuela Judicial del Consejo
de la Magistratura de la provincia
de Buenos Aires
"Un viaje de mil kilómetros comienza con el primer paso". Esta pe-
queña frase encierra, sin dudas, una gran verdad. Ello así, puesto
que en muchas ocasiones nuestras metas, anhelos o grandes sue-
ños pueden llegar a tornarse en vanas ilusiones frente a la inmensi-
dad del camino por recorrer.
¡Muchas gracias!
01. Doctrina
02. Comentarios a
jurisprudencia
03. Organización
y gestión judicial
04. Trabajos científicos
de cursantes y egresados
de la Escuela Judicial
05. Entrevistas
y opiniones
SECCIÓN 01. Doctrina
Perspectiva ambiental en el ejercicio de la magistratura 15
Por Sergio Gabriel Torres
Competencia federal del artículo 205 del Código Penal por la 223
pandemia de covid-19
Por Santiago Javier Alemán
La prueba pericial y el proceso creativo. El método husserliano 249
Por Jonatan S. Lukasievicz
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Introducción
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16. Para mayor profundidad sobre la noción y el alcance que debe asignársele a la ex-
presión “todos los habitantes”, nos remitimos al desarrollo que sobre el punto hicimos
en Torres & Madiedo (2019, p.104 y ss.).
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Más aún, la misma letra del segundo párrafo del texto constitucional
transcripto evidencia un refuerzo de la carga genérica de tutelar
el ambiente para quienes administran el poder estatal en sus
distintas esferas. Es evidente que los destinatarios de ese mandato
reforzado son “las autoridades”, a quienes se les exige que provean
la protección. Y por dicha acepción la Constitución se refiere a los
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Así las cosas, los principios del derecho ambiental deben ser
utilizados como pilares en cada cuestión donde esté en juego
cualquier alteración del ambiente. Fundamentalmente, de ellos
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Principio preventivo
En materia ambiental, la prevención reviste una importancia supe-
rior a la que se le reconoce en otros ámbitos, ya que la agresión al
ambiente se manifiesta en hechos que provocan, por su mera con-
sumación, un deterioro que muchas veces deviene en irreversible.
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Principio precautorio
La consagración de este principio en la Ley general del ambiente
permite pasar de una etapa declamatoria a una operativa. Ya no
solo se pregona, sino que se adoptan medidas concretas (normati-
vas, administrativas y judiciales) que se sustentan en los postulados
de la precaución ambiental.
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19. Esa fue mi postura al sentenciar en la causa A 75978 de la SCBA “Fraga, Juana Ester
C/ Provincia de Buenos Aires s/ Amparo Ambiental. Recurso extraordinario de inaplica-
bilidad de ley o doctrina legal”, el 23 de diciembre de 2020, registro RSD-200-20.
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Así, vemos que la faz del sujeto activo clásico no tiene acogida en
materia de litigios ambientales. Aquí impera un sistema propio, de
claro tinte tutelar, que pretende animar el ejercicio del mandato de
tutelar el ambiente y de prevenir y evitar su afectación.
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En línea con ello, Aníbal Falbo (2009) menciona que en los procesos
ambientales se debilita y cae la regla según la cual lo que haya sido
juzgado entre dos personas no aprovecha ni perjudica a terceros
adquiriendo la sentencia efecto erga omnes, y abarcando a aque-
llos que, pese a no haber sido parte, podrían igualmente quedar
comprendidos bajo su eficiencia concreta. Además, señala que de
ese efecto extensivo puede deducirse la relativización de la rigurosa
inmodificación de la cosa juzgada. Tomando como punto de parti-
da el texto de la ley, debe distinguirse aquello que haya tenido aco-
gida favorable en la sentencia ambiental (a lo que se adjudicará el
citado efecto erga omnes) de todo lo que hubiera sido rechazado
(aun cuando ese rechazo fuera parcial). En este último supuesto, el
efecto extensivo podría no ocurrir. Es que, si el rechazo fuera con
sustento en cuestiones probatorias, tampoco habrá cosa juzgada
(cf. artículo 33 in fine de la Ley general del ambiente).
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El juez ambiental
Características
Los litigios ambientales imponen un cambio en el rol clásico del
juez. Aquí se exige un magistrado interesado, involucrado. Ya no
se trata de un mero observador. Debe tener un rol comprometido,
atento a los requerimientos y las necesidades de la sociedad. Su de-
ber es con el ambiente, sin dejar de ser imparcial.
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Atribuciones
– Facultades probatorias amplias. Vigencia del principio de oficio-
sidad cautelar.
El juez ambiental está dotado de amplias facultades que se mues-
tran como las herramientas indispensables para que pueda asumir
el rol activo que en esta clase de procesos se le demanda. No nos
referimos a las clásicas atribuciones de dirección del proceso, sino a
verdaderas potestades de impulso de la acción para el avance del
proceso y el descubrimiento de la verdad, como, por ejemplo, la
producción oficiosa de prueba no peticionada.
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En relación con este punto, Pablo Lorenzetti (2011) sostuvo que, sien-
do que el artículo 32 de la Ley general del ambiente habilita al juez
a disponer medidas precautorias y urgentes de oficio, es decir, si
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Corolario
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2. Sánchez Viamonte (1959) sostiene que las Audiencias ejercían una especie de dele-
gación del Consejo de Indias.
3. Solo en el Virreinato del Perú (jurisdicción a la cual pertenecía nuestro actual te-
rritorio nacional) “llegó a haber ocho audiencias. Nos referimos al territorio que com-
prendió el virreinato desde el siglo XVI hasta inicios del XVIII, y que se extendía desde
el istmo de Panamá hasta el extremo sur del continente. La primera de las audiencias
fundadas en el territorio virreinal fue la de Panamá (1538), seguida por las de Lima
(1543), de Santa Fe de Bogotá (1549), de La Plata o Charcas, en el Alto Perú (1559), de
Quito (1563), de Chile (cuya primera fundación fue en 1563), de Buenos Aires (fundada
por primera vez en 1661) y del Cuzco (1787)” (De la Puente Brunke, 2010, p. 1).
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4. Levene (1956) sostiene que “desde principios del siglo XVII se invocaban los
inconvenientes resultantes de que la vida judicial del Río de la Plata dependiese de la
Audiencia de Charcas, y se discutía la posibilidad de erigirla en la ciudad de Córdoba,
por su mejor situación geográfica y su condición económica” (p. 200).
5. Así, “fue hasta 1807 el reemplazante legal del virrey y en virtud de ello gobernó du-
rante más de cuatro meses al destituirse a Sobremonte. Era además el órgano de con-
sejo del virrey, y el que con más ahínco trató de mantener el imperio de las institucio-
nes en momentos de crecientes dificultades y de grandes conmociones populares”
(Zorraquín Becú, 1996, p. 146).
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7. Según el art. 12 del Reglamento, “El tribunal Supremo de Justicia que hasta ahora
ha sido la Real Audiencia, se llamará en adelante. Cámara de Apelaciones, consiguien-
temente queda desde esta fecha disuelto y extinguido el precitado tribunal de la real
audiencia” (Prado y Rojas, 1877, p. 114).
8. Según lo dispuesto por la ley del 24 de diciembre de 1821, “Quedan suprimidos los
Cabildos hasta que la representación crea oportuno establecer la Ley General de las
Municipalidades” (Prado y Rojas, 1877, p. 224).
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11. Un encendido Alberdi sostenía en sus Bases que: “Arrebatando a la Nación sus atri-
buciones soberanas, la Constitución local de Buenos Aires abre una herida mortal a la
integridad de la República Argentina, y crea un pésimo ejemplo para las repúblicas de
la América del Sur” (Alberdi, 1981, p. 269).
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13. Conforme a la Sección VI, “Del Poder Judicial”, art. 118 y ss.
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criminal, con cinco jueces cada una, con un presidente del cuerpo
designado por el gobernador.14
14. Corva (2014) sostiene que en verdad no se trataba de una nueva institución, sino
de la renovación de la Cámara de Apelaciones que ampliaba el número de miembros.
15. Como señala Galletti (1987), las reformas no eran obligatorias, toda vez que Buenos
Aires tenía que jurar la Constitución Nacional conforme al artículo primero del Pacto
de San José de Flores.
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16. La Suprema Corte bonaerense pasará por distintos edificios hasta encontrar su
definitiva ubicación. Durante los primeros tiempos funcionó en el Cabildo de Buenos
Aires, hasta que en 1884 se trasladó a la flamante capital provincial, la ciudad de La
Plata. Después de un breve paso por el edificio del Banco Hipotecario, en 1886 se ins-
talará definitivamente en el Palacio de Tribunales de la avenida 13.
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17. Además, hasta la sanción de la Ley 13.553, el presidente de la Suprema Corte ejercía
la presidencia del Consejo de la Magistratura.
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Introducción
2. El sociólogo francés Marcel Mauss, en su famoso trabajo Ensayo sobre el don, pu-
blicado en 1925, acuñó el concepto de “hecho social total” entendido como aquel que
moviliza, en ciertos casos, a la totalidad de la sociedad y sus instituciones.
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3. Nota realizada por Infobae al dueño de una empresa textil, publicada el 22/06/21 y titulada
“‘Mochila Argentina’: la propuesta de un empresario para modificar las indemnizaciones
por despido”. Disponible en: https://www.infobae.com/economia/2021/06/22/mochila-
argentina-la-propuesta-de-un-empresario-para-modificar-las-indemnizaciones-por-
despido/
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6. Ibid.
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7. Disponible en:
https://www.diariopopular.com.ar/politica/larreta-propuso-eliminar-la-indemnizacion-
despido-y-fue-repudiado-n585278#:~:text=El%20jefe%20de%20gobierno%20
porte%C 3%B1o%2C%20Horacio%20Rodr%C 3%ADguez%20Larreta%2C,por%20
CABA%20y%20exgobernadora%20bonaerense%2C%20Mar%C3%ADa%20Eugenia%20
Vidal
8. Disponible en:
https://www.diariopopular.com.ar/politica/larreta-propuso-eliminar-la-indemnizacion-
despido-y-fue-repudiado-n585278#:~:text=El%20jefe%20de%20gobierno%20
porte%C3%B1o%2C%20Horacio%20Rodr%C3%ADguez%20Larreta%2C,por%20CABA%20
y%20exgobernadora%20bonaerense%2C%20Mar%C3%ADa%20Eugenia%20Vidal
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11. Sobre la diferencia entre el “empleado” y el “obrero” de comercio, vale la pena leer
las palabras del senador Arancibia Rodríguez (Diario de Sesiones de la Cámara de
Senadores, 19/09/33, p. 260), quien menciona la referida jurisprudencia restrictiva
dada la circunstancia de que el Código de Comercio legislaba en esta materia a
favor de los dependientes, factores y auxiliares del comercio; quedando excluida, por
consiguiente, toda otra clase de personal, cualquiera fuese su retribución, si no tuviese
la categoría de empleado.
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13. Esta crisis fue la causa del primer antecedente de estabilidad propia en el derecho
argentino. Se trata de la resolución de la Dirección General de Ferrocarriles del 18 de
noviembre de 1931 y el laudo presidencial del 23 de octubre de 1934, por los que las
empresas se comprometían a no despedir al personal por causa de disminución de
trabajo (López, 1967).
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Aunque el decreto fue firmado por Edelmiro Julián Farrell, quien por
ese entonces era el presidente de facto de la Argentina,16 su conte-
nido había sido ya anunciado por Perón en su discurso de despedi-
da del 10 de octubre de 1945, en un contexto de renuncia al cargo de
secretario de Trabajo y Previsión. En aquel discurso, pronunciado en
el improvisado palco armado en la calle Perú entre Victoria y Julio A.
Roca, Perón informó:
16. Fue el tercero de los “presidentes de facto”, que gobernó en la Argentina desde
1944 a 1946, durante la llamada Revolución del 43.
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17. CNAT, Sala II, 2/5/73, “Nuñez, Jorge A. c/ Sudamérica Seguros de Vida SA”, DT,
1973, p. 845.
18. Conforme rememora el senador Angeloz, en los debates parlamentarios que tu-
vieron lugar en la sesión de Senadores del 5-6 de junio de 1974, los tres juristas fueron
Luis Despontín, Rodolfo A. Nápoli y Mariano Tissembaum.
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Y aclara:
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A modo de cierre
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19. En mi opinión, no es posible aseverar que las propuestas legislativas en boga pos-
tulen verdaderamente un “seguro”, pues el contrato de seguro siempre cubre un “ries-
go”, entendido como la posibilidad de que por azar se produzca un evento dañoso
o que produzca una necesidad patrimonial, y en ningún caso el despido dispuesto
voluntariamente por el empleador podría considerarse azaroso, por tanto, objeto de
póliza alguna. Sin embargo, suponiendo que lo fuera, ¿no sería absurdamente para-
dójico sustituir el instituto que hizo que los trabajadores lograran salir del Derecho Co-
mercial, para someter sus despidos precisamente a un sistema regido por un contrato
de seguro, cuya naturaleza comercial es innegable?
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Introducción
La ley provincial 14.568, que crea la figura del abogado del niño en
el ámbito de la provincia de Buenos Aires, se refiere en el artículo 1°
a la representación legal de los intereses de los niños, niñas y ado-
lescentes “ante cualquier procedimiento civil, familiar o administra-
tivo que los afecte”. No obstante la enumeración de tales fueros, no
encontramos inconveniente alguno para considerar procedente la
intervención del abogado del niño también en el proceso penal.
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5. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso V.R.P., V.C.P. y otros Vs. Nicara-
gua, Sentencia del 8 de marzo de 2018 (Excepciones Preliminares, Fondo, Reparacio-
nes y Costas), párr. 158 en adelante.
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8. Cuyo seguimiento fue indicado por la Corte Suprema de Justicia de la Nación me-
diante Acordada 5/09 del 24 de febrero de 2009.
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recibir información sobre el estado del proceso, así como sobre la si-
tuación del imputado. Y, fundamentalmente, representar el interés
del niño o la niña, controlar las medidas investigativas tendientes a
la comprobación del hecho delictivo y que conformarán las hipóte-
sis de la eventual acusación en el juicio.
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Honorarios
Los honorarios del abogado del niño, como los de todo abogado
que participe en un proceso judicial, deben regularse de acuerdo
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1. Defensor ante el Tribunal Oral Federal de Bahía Blanca. Doctor en Ciencias Jurídicas
(Universidad Nacional de La Plata). Magister en Políticas y Estrategias (Universidad
Nacional del Sur). Especialista en Derecho Penal (UNS). Especialista en Derecho Em-
presario (Universidad de Buenos Aires) y en Derecho Concursal Profundizado (UBA).
Profesor Asociado a cargo de la asignatura Derecho Penal II (UNS). Profesor Adjunto
Ordinario de la asignatura Ciencia Política (UNS). Profesor Adjunto de la asignatura
Derecho Penal 1 (UNS). Profesor en la Especialización en Derecho Penal (UNS).
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4. También con cita de Lucas: “Binding se equivoca cuando considera [...] a todas las
normas como normas jurídicas, pues solo una parte de aquellas es de naturaleza jurí-
dica; la otra pertenece a otros ámbitos del ordenamiento social, tales como la moral,
la política, la economía, la policía” (Kaufmann, 1977, p. 314).
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5. Kaufmann explica, con agudeza, que el distanciamiento no sería tal, pues las nor-
mas culturales de Mayer no se corresponden necesariamente con las normas de Bin-
ding; en tanto aquellas responden a un núcleo deóntico que una sociedad promueve
en respuesta a sus intereses, entendiendo por sociedad, no la estatal, sino un grupo
con intereses compartidos del que puede haber incontables muestras –una inmensa
pluralidad–. De todas formas, la discusión excede en mucho a nuestra propuesta. Cf.
Kaufmann, 1977, p. 315.
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Las normas de prohibición solo rezan “No debes matar”, “No de-
bes robar”, et sit cetera. Si bien Binding lo rechaza, podemos ade-
lantar una crítica y es que estos imperativos no se distinguen de
las leyes éticas.
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6. Raz (1986), que a su vez se basa en Hart, H. L. A. (1982), Essays on Bentham. Jurispru-
dence and Political Theory, Oxford, Oxford University Press.
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7. La distinción entre precepto y sanción penal es una tarea científica que viene ya de
antiguo en la doctrina. A ello se refirió Hobbes (De cive, cap. XIV, §§ 6 y ss.) y Puffendorf
(Die iure naturae et gentium, L. VIII, cap. III), también Feuerbach (Betrachtungen über
Dolos und Culpa en “Bibl. für peinl. Rechtwissenchaft”, II, parte I); pero quien le dio una
formulación científica fue Binding, con su “Normentheorie”.
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8. Rocco reconoce el enorme predicamento que tuvo esta teoría. Fue seguida en Ale-
mania especialmente por Bierling, Thon, Schuppe, von Rohland, Oppenheim, Otker,
Beling, Finger, Janka, Kitzinger, Höpfner, M. E. Mayer, Kolrausch; en Italia por Lucchini,
Buccellati, Civoli, Cammeo, Del Vecchio.
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10. Existen otras críticas a estas normas de cultura, pero que no acompañamos, pro-
cedentes del riñón de Binding, Beling y Kelsen. Especialmente el último señalaba que
el hecho de que los ciudadanos ignoraran de ordinario lo que dicen las leyes es una
mera quaestio facti tan irrelevante como la eventualidad de que los jueces u otros
funcionarios las desconozcan. “El conocimiento del Derecho por los órganos del Es-
tado se postula exactamente por la misma razón que el conocimiento del Derecho
por parte de los súbditos. Aquellos deben conocer la ley por ser los llamados a aplicar-
la, estos por estar obligados a obedecerla”. Y entonces no constituiría indicio alguno,
como suponía Mayer, de que el particular se rija por otros preceptos que los jurídicos.
Kelsen agregaba que la calificación de “culturales” de las normas importaba diseñar
una simple generalización de ideas, atendiendo sobre todo al faltante de una cultura
objetiva de alcance general que permitiera iluminar con ello un concepto de norma;
además, siendo que la norma posee una función individual que varía de sujeto a su-
jeto, la metarreferencia devenía aún más inoperante. De más está decir que la mayor
crítica kelseniana se direccionaba a que las normas de cultura eran en rigor principios
suprajurídicos, o sea, ajenos al ordenamiento positivo; en definitiva, se confundía de-
recho con moral. (Guzmán Dalbora, 2010).
Lo cierto es que la teoría mayeriana ubicaba correctamente la distinción entre Estado
y derecho que Kelsen había perdido. Agudamente advertía que debía denegársele a
aquel toda injerencia sobre la cultura que vaya más allá de proteger la preexistente
mediante los mecanismos coercitivos de que dispone. Asimismo, Mayer observaba
que es de la cultura de donde se extraen los bienes jurídicos que el precepto penal
encapsula; es en las normas de cultura donde los bienes adquieren la categoría de
valores que merecen protección. Para ello, se procuraba una justificación –indudable-
mente– supralegal (Cf. Guzmán Dalbora, 1993).
Guzmán Dalbora advierte que la relevancia de las normas de cultura es indudable,
que recurrimos tanto desde la dogmática como desde lo cotidiano a ellas. La supra-
legalidad es inmanente a nuestro trato. Por esta vía, detecta que la “conciencia de la
antijuridicidad” no implica el conocimiento del precepto vulnerado, sino “que el autor
sepa que su comportamiento contradice las exigencias del orden comunitario y que,
por consiguiente, se halla prohibido jurídicamente [...] el punto de referencia de esta
comprensión al modo del profano [no puede ser otra que] la norma de cultura que
aprueba o rechaza el obrar de cada cual al compás de su correspondencia o desacuer-
do con dicho orden comunitario. Que normas semejantes, y no las jurídicas, resultan
perceptibles para una mente más bien ayuna de conocimientos legales” (Guzmán
Dalbora, 2010, p. 16).
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Para Binding, se tiene que decir claramente a los súbditos qué se exi-
ge de ellos. Solo así “la norma realiza su salto a realidad del derecho”.11
11. Según Mezger (2010), el derecho tiene una doble función: al determinar la
antijuridicidad objetiva, funciona como norma de valoración, y al determinar la
culpabilidad, funciona como norma de determinación. La diferencia con Binding es
que para Mezger en ambos casos funciona como normas del deber ser, pero en el
primer caso diría “Se debe” (antijuridicidad) y en el segundo “Tú debes” (culpabilidad).
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13. Explica el autor que concebir la norma jurídica como un conjunto de imperativos
no significa sino que ellos operan como una fuerza que impone motivos, y por ende
deberes, a la voluntad humana.
El puro imperativo inmotivado, independiente de la sanción, no puede por sí solo ac-
tuar como un motivo determinante de la voluntad humana (i.e. crear la necesidad
psicológica en que consiste el deber jurídico). La necesidad solo puede ser el efecto
propio y exclusivo de la sanción. Lo que no implica que, para cumplir con la función
determinante de la voluntad, la norma jurídica necesite siempre acudir al uso efectivo
de una reacción física por su violación (i.e. no el uso efectivo sino posible).
“Solo se quiere decir esto: que el puro imperativo inmotivado, sin la posibilidad
jurídica de una reacción física, no puede por sí solo poner motivos a la voluntad; y
que justamente en la posibilidad y necesidad jurídica (derecho y deber) del uso de la
coacción física, es decir, en la amenaza, consiste el concepto de la sanción. Sin ella, no
se puede, pues, hablar de norma jurídica y de deber jurídico” (Rocco, 2001, p. 74). Con
lo que Rocco se aparta de Binding y se acerca a Kelsen.
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14. Rocco señala que la sanción penal, como toda sanción, se resuelve ella también en
un doble mandato: a los órganos del Estado para que apliquen la pena y a los indivi-
duos que deben sufrir en potencia el mismo. Binding opina en contrario, pues para
él la ley penal no contiene ningún mandato, sino simplemente una norma permisiva,
desconociendo el principio de la general naturaleza imperativa de la norma jurídica.
Cf. Rocco, 2001, p. 77.
15. Kelsen separa científicamente dos constructos conceptuales: el puro precepto (v.g.
“No debes robar”), al que denomina norma primaria, y la prescripción jurídica o norma
secundaria. Pero ello no quita que ambas no sean, en realidad, dos normas jurídicas
sino una indistinta. Una norma jurídica que, mientras por un lado prohíbe o manda
una determinada acción u omisión, por el otro determina qué consecuencias jurídicas
penales deben seguir a esta acción u omisión.
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16. De hecho, Beling afirmaba: “Es Binding quien ha hecho que yo sea penalista” (Car-
denal Motraveta, 2002, p. 23, nota 19).
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Conclusiones
Para Beling:
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pone en relación con él y solo en conjunto con él está listo para ser
utilizado. Pero ello importa tanto como decir que las normas del
resto del ordenamiento completan a los tipos penales para configu-
rar definitivamente las prescripciones prohibitivas eventualmente
derrotables por permisos. El ordenamiento jurídico en su conjunto
aporta las normas de conducta, que responden sobre el ámbito de
antijuridicidad de la acción que llevó adelante el agente delimitado
por la ley penal, pero esto no abona la tesis de las normas subyacen-
tes a los tipos, sino de construcciones complejas compuestas por
tipos y normas del resto del ordenamiento que configuran en de-
finitiva normas de deber completas para los actores. Entendemos
que en este punto Kelsen tiene razón.
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Obsérvese:
- Norma: “No matarás”.
- Regla: “Al que matare a otro se le aplicará prisión de 8 a 25 años”.
143
Revista # 1
Por ello el derecho penal no puede nunca concebirse como una pura
sanción de los deberes jurídicos y, por ende, de los derechos subjetivos
y de las relaciones jurídicas fundadas en estas normas. De donde el
delito no es la violación de un derecho subjetivo perteneciente a la
persona ofendida por el delito mismo y variable con el variar de la
especie de la norma (mandato o prohibición) de derecho, privado
o público, que aquel derecho crea, ni con el variar de la especie del
delito por el que la misma norma es transgredida. Por otra parte, si el
delito ofendiera siempre por su naturaleza dos derechos subjetivos
(el individual de la persona ofendida y el público del Estado), debería
entenderse que también se violan dos normas jurídicas, porque no
hay derecho subjetivo que no nazca del derecho objetivo. ¿Cuáles
son estas normas jurídicas? Rocco (2001) señala que si se cree que
una sea la ley penal (nullum crimen sine lege poenali), la otra norma
no puede sino pertenecer a las otras ramas del derecho público o
privado; el delito tendría que ser, así, siempre un hecho doblemente
ilícito: desde el punto de vista del derecho penal y desde aquel de
las otras ramas del derecho, lo que evidentemente no es siempre
verdadero. Y si en cambio se cree que aquellos dos derechos, a los
que el delito viola juntos, sean ambos fundados por las normas del
derecho penal, ¿cómo puede explicarse el fenómeno de una sola
norma jurídica que crea, con un solo parto, dos derechos subjetivos,
uno del Estado y el otro de la persona ofendida?
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Revista # 1
Bibliografía
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Revista # 1
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Revista # 1
Abstract: The advent of the digital era has brought with it countless
challenges for the law. Technological developments and methods
such as Big Data analytics jeopardize the fundamental rights of
citizens, particularly the right to privacy. The ease with which new
technologies make it possible to share, process and analyse users’
personal data undoubtedly affects the intimate sphere of each
person, but do they also have an impact on society at a macro le-
vel? This essay aims to analyse how data processing technologies
can endanger democracy as we know it and to seek in public inter-
national law the tools to address this threat.
150
Escuela Judicial
Introducción
151
Revista # 1
Las líneas que siguen pretenden analizar los peligros que la era di-
gital trae aparejados para el Estado de derecho, particularmente,
las formas en las que las analíticas de big data en una campaña
electoral amenazan la democracia. Se recurrirá al derecho interna-
cional público para proponer soluciones que permitan defender el
sistema democrático de las intromisiones indeseadas que implica
el uso de estas técnicas.
152
Escuela Judicial
3. Se llama dark post a aquellas publicidades de Facebook que solo pueden ser vistas
por la persona a la que van dirigidas.
153
Revista # 1
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Revista # 1
156
Escuela Judicial
Este tipo de publicidad que solo puede ser vista por la persona tar-
get de la misma carece de transparencia, al permitir a los partidos
destacar un tema diferente para cada votante, informando al elec-
torado de forma poco objetiva, sesgada y tendenciosa. Esto refuerza
la opinión propia en lugar de permitir el intercambio con otros pun-
tos de vista, fomentando la polarización de la sociedad y dificultan-
do el debate público y la formación de ideas. Más aún, la publicidad
política dirigida queda fuera de todo tipo de cuestionamiento por
parte de otros candidatos y lejos del control de la Cámara Nacional
Electoral, convirtiendo a los ciudadanos en objetos de manipulación.
157
Revista # 1
158
Escuela Judicial
7. Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos
(2014). Promoción y protección de los derechos humanos y las libertades fundamen-
tales en la lucha contra el terrorismo N° A/69/397.
9. Corte Europea de los Derechos Humanos (2008). N° 58243/00 “Liberty vs. Reino Unido”.
159
Revista # 1
Derechos en pugna
Es claro que el uso de big data para influir en una campaña electoral
configura una violación a los derechos humanos de los votantes. Sin
160
Escuela Judicial
12. Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (1976), artículo 19; Convención
Americana de Derechos Humanos (1978), artículo 13; Constitución Nacional Argentina
(1994), artículos 14 y 32.
13. Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (1976), artículo 22; Convención
Americana de Derechos Humanos (1978), artículo 16; Constitución Nacional Argentina
(1994), artículo 14.
161
Revista # 1
17. Corte Europea de los Derechos Humanos (2013), N° 48420, “Eweida v. U.K.”
162
Escuela Judicial
Así las cosas, la democracia puede servir de base teórica para jus-
tificar la restricción de ciertos derechos que posibilitan el uso de
técnicas de analítica de big data en campañas electorales.
El principio de no intervención
El principio de no intervención se encuentra consagrado en el artí-
culo 2.1 de la Carta de las Naciones Unidas y protege la capacidad
de los Estados de decidir y actuar según su propia voluntad en las
cuestiones que competen a sus asuntos internos. La elección de la
democracia como sistema político, incluyendo las elecciones y la
campaña electoral, pertenecen a ese domaine réservé y por lo tan-
to quedan fuera de la posibilidad de injerencia de otro Estado.
19. Corte Internacional de Justicia (1986). 1986 I.C.J. 14, “Nicaragua v. Estados Unidos”.
20. Corte Internacional de Justicia (1986). 1986 I.C.J. 14, “Nicaragua v. Estados Unidos”.
163
Revista # 1
Conclusión
Sin lugar a duda, las analíticas de big data tienen un fuerte impacto
en la privacidad de un individuo. Este impacto deja de ser una
cuestión que compete meramente a la persona afectada y se
torna un asunto que importa a la sociedad toda cuando ocurre
en el contexto de un proceso electoral. El uso de analíticas de
big data con fines partidarios supone una amenaza no solo para
los derechos humanos de los titulares de los datos, sino también
para la democracia, al no garantizar la libertad de acción de los
ciudadanos, impidiendo su autodeterminación. El respeto de la
privacidad resulta una condición previa para el ejercicio efectivo
de la democracia. Sin privacidad es imposible concebir individuos
capaces de elegir libremente a sus representantes.
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Revista # 1
Bibliografía
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Revista # 1
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Revista # 1
Abstract: In this work I will develop two of the institutes for the
termination of the employment contract for reasons beyond the
control of the parties. Being them Death of the Worker, which is
described in article 248 of the Law of Employment Contract and
Death of the employer that is legislated by article 249 of the same
legal body. As these institutes are protected in the jurisprudence
dictated by the Supreme Court of Justice of the Province of Buenos
Aires, by the Supreme Court of the Nation and in comparative law.
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Revista # 1
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3. CNAT, Plenario 280, 12-8-92, “Kaufman José L c/ Frigorífico y Matadero Argentino S.A.".
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Jurisprudencia
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Revista # 1
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Revista # 1
Derecho comparado
España
En el derecho español, de acuerdo con el decreto de 2 de marzo de
1944, se establece un socorro de quince días de jornal a la familia
de todo trabajador que fallezca de muerte natural. Al ocurrir el fa-
llecimiento de un trabajador, la familia se ve privada de los medios
económicos que este le proporcionaba con su esfuerzo, por lo que,
en muchos casos, las empresas abonan a los familiares del fallecido
cantidades diversas, que momentáneamente alivian su situación.
Esta práctica no ocasiona perjuicio al normal desenvolvimiento de
las empresas, pues la muerte natural entre el personal de un mismo
centro de trabajo no es tan frecuente que pueda repercutir en su
situación económica.
180
Escuela Judicial
5. http://www.mitramiss.gob.es/es/Guia/texto/guia_7/contenidos/guia_7_16_4.htm
6. https://www.boe.es/buscar/act.php?id=BOE-A-2015-11430
181
Revista # 1
Cuba
El Código de Trabajo cubano establece: 8
SECCIÓN OCTAVA
Terminación del contrato de trabajo
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Perú
La Ley General del Trabajo de Perú establece:10
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Jurisprudencia
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Escuela Judicial
Derecho comparado
España
En el derecho español, conforme texto refundido de la Ley del esta-
tuto de los trabajadores publicado en BOE 255 del 24 de octubre de
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Revista # 1
Cuba
La Gaceta Oficial de la República de Cuba, con fecha del 17 de junio
de 2014, estableció:13
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Escuela Judicial
Perú
La Ley General del Trabajo de Perú establece que:14
Conclusión
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Revista # 1
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Bibliografía
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Revista # 1
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Escuela Judicial
Introducción
Los titulares que indican “entran por una puerta y salen por la otra”
no hacen más que invadir una esfera del poder estatal, colocando
en el imaginario social una realidad manipulada. Esta manipulación
mediática, en muchos casos, penetra en el sistema judicial desna-
turalizando el instituto de la prisión preventiva, en tanto los jueces
hacen uso –o abuso– excesivo de la cautelar, generando además
que las medidas alternativas sean letra muerta en la ley. Es momen-
to de desarmar el engranaje.
Diagnósticos intramuros
199
Revista # 1
5. En tal sentido, si bien la prisión preventiva no importa una pena en sí misma, po-
see los mismos efectos, en cuanto constituye un verdadero encierro más allá de su
denominación, pues importa un sufrimiento que debe ser reparado o, en su defecto,
compensado en el ejercicio de la función judicial de individualización o cuantifica-
ción de la pena.
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12. Corte Suprema de Justicia de la Nación, causa P. 83 909, “Verbitsky, Horacio s. há-
beas corpus”, 9 de abril de 2005.
207
Revista # 1
13. En ese sentido, el artículo 144 del Código Procesal Penal de la provincia de Bue-
nos Aires estipula que “la libertad personal y los demás derechos y garantías [...] solo
podrán ser restringidos cuando fuere absolutamente indispensable para asegurar
la averiguación de la verdad, el desarrollo del procedimiento y la aplicación de la ley”.
14. En tal sentido, las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas sobre Medidas no Privati-
vas de Libertad, también denominadas “Reglas de Tokio”, adoptadas por la Asamblea
General de la Organización de las Naciones Unidas en su Resolución N° 45/110, del 14
de diciembre de 1990, específicamente la regla número 10.3, sostienen que la prisión
preventiva no debe ser la regla general, sino una medida de carácter excepcional.
208
Escuela Judicial
El orden negociado
15. Fuente: CELS, en base a datos del Ministerio de Justicia y el Ministerio de Seguridad
de la provincia de Buenos Aires. No se obtuvieron datos sobre cupo para el año 2015.
Los de 2020 corresponden al 30 de abril. Para calcular el excedente de población, se
tomó la totalidad de las personas privadas de su libertad en cárceles, comisarías y
alcaldías de la provincia de Buenos Aires.
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Revista # 1
Del otro lado de los muros, el juez actúa bajo un tinte tutelar
inquisitivo, quien resuelve en su despacho, lejos de la cárcel y sin
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17. Cf. Caso Chaparro Álvarez y Lapo Íñiguez Vs. Ecuador, párrs. 107 y 117; Caso Bayarri
Vs. Argentina, párr. 74, y Caso Jenkins Vs. Argentina, párr. 85.
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Revista # 1
Modelos inspiradores
a nivel nacional e internacional
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Revista # 1
Conclusión
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Revista # 1
Bibliografía
220
Escuela Judicial
gresham-sykes-y-michel-foucault-visitan-carceles-argentinas-
tensionando-analiticas
ZAFFARONI, E. R. (2012). La cuestión criminal. Buenos Aires: Planeta.
221
Revista # 1
Competencia federal del artículo 205 del Código Penal por la pande-
mia de covid-19.
222
Escuela Judicial
223
Revista # 1
Abstract: With the approach of this trial will try to determine the
competent criminal jurisdiction to intervene in the cases initiated
for alleged violations of article 205 of the C.P, for violation of the
measures decreed by the competent authority due to the covid-19
epidemiological situation. During the development of the article
and to unravel my position, I will have to move to the federal re-
public organization that established the Argentine Republic, the
scope that covers the presidential DNU, as well as the provincial
laws and decrees promulgated accordingly. Next, I will analyze the
guidelines that strengthen federal competence, established in the
Argentine National Constitution, the Penal Code, the Code of Crimi-
nal Procedure of the Nation, Law 48 and the complementary spe-
cial laws, whose joint hermeneutics will make it possible to warn,
in the current context, the district of exception is responsible for in-
tervening in the investigations of article 205 of the Criminal Code.
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Introducción
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Revista # 1
226
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Revista # 1
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Escuela Judicial
5. Disponible en:
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/115000-119999/116296/texact.htm
229
Revista # 1
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Escuela Judicial
145 bis, 145 ter, 149 ter, 170, 189 bis (1), (3) y (5), 212, 213 bis, 258 bis y
306 del Código Penal.
Ahora bien, luego del breve repaso del artículo 33 del Código Pro-
cesal Penal de la Nación podemos advertir que es cierto que no se
encuentra agregado exactamente el artículo 205 del Código Penal,
y es pertinente que así sea, pero las circunstancias que acarrea esta
pandemia exigen realizar una interpretación que nunca se había
realizado sobre este artículo en particular, incluyéndolo dentro de la
“seguridad nacional” contemplada en el inciso c.
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7. Cámara Federal de Casación Penal, Sala IV, causa N° 12911/2020/1/CFC1, reg. 232/2021,
Dr. Mariano Hernán Borinsky de forma unipersonal.
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Tratados internacionales
9. Corte Suprema de Justicia de la Nación, fallos 150:84, causa “Méndez Valles”, consid. 10.
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Tesoro nacional
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Conclusiones
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Bibliografía
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Introducción
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5. Cámara Federal de Casación Penal, Ciudad Autónoma de Buenos Aires (2014), “Kat-
chadjian Pablo s/ Recurso de casación”. Id SAIJ: FA14261090. Magistrados: Hornos -
Gemignani - Riggi.
253
Revista # 1
7. Ibid.
8. Ibid.
254
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9. Ibid.
255
Revista # 1
Montaldo opinó
10. Ibid.
11. Director of Graduate Studies, Department of Latin American and Iberian Cultures,
Columbia University.
256
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13. Ibid.
14. Felow and Tutor in Spanish del St. Catherine’s College, University of Oxford.
17. Investigadora y directora del proyecto de investigación “In & Out & Between. Sobre
la emmarcación del arte”, con sede en el Instituto Szondi de Literatura General y Com-
parada de la Universidad Libre de Berlín.
257
Revista # 1
Y se sumaron comentarios:
El método husserliano
20. Ibid.
258
Escuela Judicial
21. “La palabra intentio significa ‘dirigirse a’. Toda vivencia, toda actitud anímica, se
dirigen a algo. La percepción es, en cuanto tal, percepción ‘de algo’, y lo mismo ocurre
con la representación, el recuerdo, el juicio, la conjetura, la expectativa, la esperanza,
el amo. Siempre se trata de determinadas formas de conducta que se dirigen a algo”
(Szilasi, 1973, p. 32).
259
Revista # 1
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Conclusión
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Revista # 1
percepciones, creando así una obra que no puede ser nunca pla-
giaria (Szilasi, 1973).
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Bibliografía
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Introducción
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Los países nórdicos y el Reino Unido hace muchos años que capa-
citan a legisladores y funcionarios judiciales y administrativos en el
empleo del lenguaje claro, y ello les ha dado grandes resultados en
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Revista # 1
3. Juzgado de Familia 2a Nom. Córdoba, 17/11/2020, Sentencia Nº 212, “C. C., J. E. C/ C., M.
y otro - Acciones de filiación - LEY 10.305” (expte. Nº 8141976).
276
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5. Disponible en:
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/245000-249999/248174/norma.htm
277
Revista # 1
Una iniciativa que marca una decisión a nivel de política pública fue
la presentación formal en 2018 de la Red Argentina de Lenguaje Cla-
ro (RALC) en la sede que la Organización de Estados Iberoamerica-
nos (OEI) posee en la ciudad de Buenos Aires, a partir del convenio
firmado por la Secretaría de Legal y Técnica de la Nación, el Senado
de la Nación y el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos.
Conclusión
8. El Juzgado Nacional en lo Civil N° 109, al igual que otros juzgados del mismo fuero,
implementaron el lenguaje claro en sus providencias hace ya tiempo. La Sala 2 de la
Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Morón dictó además un fallo donde
se refiere concretamente a las virtudes del lenguaje claro y a la claridad digital. En el
fuero Penal, Contravencional y de Faltas de la ciudad de Buenos Aires, los pioneros
fueron los juzgados N° 10 y 13.
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Bibliografía
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02.
Comentario a
jurisprudencia
Revista # 1
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1. Profesor adjunto regular de Derecho Penal (Universidad de Buenos Aires). Juez del
Tribunal de Casación Penal de la provincia de Buenos Aires. Docente en la Escuela
Judicial de la provincia de Buenos Aires.
285
Revista # 1
Abstract: The arrival of the popular jury trial system in the Ar-
gentine Republic and especially in the province of Buenos Aires,
among others, forces us to retrace a path of years linked to inqui-
sitive models that had been mitigated. From this perspective, the
advancement of an adversarial model and the understanding of
the true dimension of the jury's verdict leads us to new institutes
and new problems such as inconsistent verdicts. This work ad-
dresses, based on the precedent of the Provincial Supreme Court,
an approach to its modalities, scope and the different approa-
ches in the common law tradition when reviewing the challenges
covered by these grounds.
286
Escuela Judicial
Antecedentes
Tras la puesta en marcha del sistema de juicio por jurados, los pri-
meros tiempos pusieron en evidencia que los cambios no impac-
taron solo en un modelo alternativo de enjuiciamiento, en rigor, el
modelo impuesto desde la Constitución Nacional, sino que, ade-
más, nos obligó a reflexionar sobre otros aspectos ya inspirados en
las primeras experiencias, como por ejemplo las nuevas reglas de
litigación adversarial, que entonces también pasaron a ser el centro
de atención para operar en el ámbito de los juicios ordinarios ante
magistrados técnicos, entre otras cuestiones no menores (las estra-
tegias de las partes en el abordaje del caso, el rol de imparcialidad
del magistrado profesional, entre muchas más).
287
Revista # 1
Los hechos por los que la fiscalía llevó a juicio a la pluralidad de las
personas imputadas tenían su origen en la venta de una casa a una
pareja (uno de ellos, fallecido en el evento que se imputó), inmueble
que se intentó recuperar pocos días después, a partir de la actua-
ción conjunta y preordenada de un grupo de personas, entre los
que se encontraban los acusados, quienes, en algún caso como ins-
tigadores y en otros como coautores, en medio de la noche y me-
diante disparos con armas de fuego que ilegítimamente portaban,
dieron muerte a dos hombres que se encontraban en la vivienda,
que perdieron la vida tras intentar fallidamente resistir el ataque.
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4. El juicio por jurados tiene, por esencia, una epistemología distinta para acercarse a
la verdad de los hechos. En ese contexto se destacan la pluralidad de controles exter-
nos a que se somete la hipótesis de la acusación.
291
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5. En rigor, como con acierto señala Perfecto Andrés Ibáñez (2009), en algún punto
es cuestionable acudir a la formulación de la duda, bajo el principio que la hace pre-
ponderar en favor del acusado, dado que “la pretensión de autonomía conceptual del
in dubio pro reo frente al de presunción de inocencia resulta rigurosamente inviable,
pues todo lo que no sea acreditado como culpabilidad, es decir, el fracaso probatorio
de la hipótesis de la acusación, solo puede ser incondicionada afirmación del estatus
de inocencia preexistente [...] De ahí lo inobjetable de la expresiva afirmación de Sentís
Melendo, en el sentido de que ‘la absolución, además de libre, como dispone la ley,
debe ser limpia. No se debe absolver molestando’” (pp. 82-83). En el mismo sentido,
Maier (1986) también se opone a quienes siguen pensando que existen dos tipos de
absoluciones, una plena o libre y otra de gracia o por duda, duda que expresan en la
parte dispositiva de la sentencia a manera de sanción moral, en abierta contradicción
con el principio constitucional de presunción de inocencia.
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8. En particular, el comentario a este fallo que realiza Andrés Harfuch en El Juicio por
Jurados en la jurisprudencia nacional e internacional (Binder & Harfuch, 2016).
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Veredictos inconsistentes.
Su examen como motivo de impugnación
Sin duda, una de las notas centrales que ofrece este fallo es el ingre-
so en el agravio por el que la defensa había tachado de contradicto-
rio el veredicto de culpabilidad del jurado.
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Revista # 1
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9. En el recurso de casación que tramitara ante la Sala I del Tribunal de Casación Penal
de la provincia de Buenos Aires, bajo el registro 89468 “Beramendi Javier Eduardo
y Beramendi Raúl Angel s/ recurso de casación” (30/10/2018), impugnación contra
la sentencia producida como consecuencia del veredicto del jurado, Departamento
Judicial de Bahía Blanca, contra la sentencia que condenara a dos hermanos como
coautores de un delito contra la propiedad en el que además habría participado un
tercero. La cuestión llamativa en la decisión del jurado fue que, a pesar de dictar ve-
redicto de culpabilidad para ambos por robo cometido en despoblado, agravado a su
vez por la utilización de un arma de fuego, durante la violencia del robo se produjeron
lesiones graves a una de las víctimas producto de un disparo de arma de fuego que
portaba uno de los hermanos, atribuyendo exclusivamente esta última infracción al
sujeto que realizó esa acción y declarado no culpable de este último delito al restante
sujeto activo. Pese a esa distinta atribución de culpabilidad, el órgano técnico senten-
ciante impuso a ambos la misma pena de quince años de prisión, accesorias legales
y costas. Pareciera, a primera vista, una eventual inconsistencia que quebrantaría la
regla de imputaciones recíprocas en materia de co-dominio funcional del hecho. Sin
embargo, aun cuando no conozcamos con certeza los motivos que llevaron al jurado
a efectuar ese distingo, bien puede deberse a una atribución al ejecutor del disparo
de un exceso en el plan (artículo 47 del Código Penal) con prueba que podía proveer
a esa posición, o, en su caso, a decisiones diferenciadas respecto de la situación de los
acusados, que pueden incluir cierta clemencia y hasta la posibilidad de que haya sido
el resultado para allegar a una composición de consenso. En cualquier caso, esa “in-
consistencia” no puede dar lugar a la anulación del veredicto de culpabilidad sobre los
hechos y el derecho aplicable. Sí, en cambio, el tribunal de impugnaciones casó a nivel
de determinación de la pena, dado que el sentenciante de origen no había tenido en
cuenta esa diferenciación de culpabilidad asignada por el jurado popular y había im-
puesto la misma pena para ambos, siguiendo en esto lo postulado por la acusación.
299
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10. Cf. Harfuch (2019), con cita de James Gobert (Justice, democracy and the jury,
1997, New Hampshire: Dartmouth Publishing) destacando su frase en cuanto a que
“Un jurado también está vinculado a llevar justicia al caso y, eventualmente, pro-
teger a un acusado de una conducta injusta. Un jurado, en definitiva, jamás juzga
porque sí” (pp. 58-59).
300
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Las razones que dieron lugar a la regla Dunn han sido probable-
mente aquellas que inspiraron la posterior evolución antes citada.
En ese orden, la máxima instancia judicial estadounidense sostuvo
para justificar esa regla que “[l]os veredictos inconsistentes del jura-
do representan un intento de mitigar el castigo o un compromiso
del jurado para llegar a una decisión unánime”.15
15. “Dunn v. United States”, 284 U.S. 390 (1932); “United States v. Cindrich”, 241 F.2d 54
(3d Cir. 1957); y “Boone v. United States”, 257 Fed. 963 (8th Cir. 1gg).
303
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Entre nosotros, Harfuch (2019) señala que esos casos deben ser
enmarcados como veredictos legalmente inconsistentes, que, en
rigor, se corresponden con los que solemos denominar veredictos
arbitrarios o contrarios a la prueba.
17. Existen precedentes de más de un siglo donde censuran esta modalidad y revocan
veredictos de culpabilidad. “Fulton v. United States”, t5 App. D.C. z7 (1916).
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18. “Price v. State Maryland”, 405 Md. ld. al 19-20, 949. A.2d en 625 (2008).
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19. 18 U. S. C. §666.
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válido y final, no puede ser litigado otra vez por las mismas partes
en un pleito posterior. 22
22. En este juicio, Ashe fue acusado de participar en un robo contra unos jugadores
de póker. El jurado lo absolvió de haber robado a uno de los jugadores por falta de
evidencia. Cuando el Estado intentó acusarlo de nuevo por el robo a otro jugador, el
Supremo federal indicó que dicha acusación violaba la cláusula de doble exposición
porque ya había sido juzgado por esos mismos hechos.
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Revista # 1
26. Con cita del precedente “R. v. McLaughlin” (1974), CanLII 748 (ON CA), 15 CCC (2d)
562 (Ont. CA).
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Bibliografía
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Abstract: Through this work, the procedure under which the Ar-
gentine prison service arranges the transfers of those people who
are deprived of their liberty will be analyzed. Specifically, it will be
evaluated whether they are subject to judicial control or, on the
contrary, are disposed of at the discretion of the administrative
authority. In this sense, the question will be examined through the
guidelines that the Inter-American Court has established through
its jurisprudence. Finally, we will try to provide a possible solution to
the question raised by proposing the consolidation of an accusa-
tory system in the execution stage of the sentence.
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Introducción
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Revista # 1
3. “1. Si en el plazo de tres meses, a partir de la remisión a los Estados interesados del
informe de la Comisión, el asunto no ha sido solucionado o sometido a la decisión de
la Corte por la Comisión o por el Estado interesado, aceptando su competencia, la
Comisión podrá emitir, por mayoría absoluta de votos de sus miembros, su opinión y
conclusiones sobre la cuestión sometida a su consideración. 2. La Comisión hará las
recomendaciones pertinentes y fijará un plazo dentro del cual el Estado debe tomar
las medidas que le competan para remediar la situación examinada. 3. Transcurrido
el período fijado, la Comisión decidirá, por la mayoría absoluta de votos de sus miem-
bros, si el Estado ha tomado o no medidas adecuadas y si publica o no su informe”
(art. 51). “1. Sólo los Estados Parte y la Comisión tienen derecho a someter un caso a la
decisión de la Corte. 2. Para que la Corte pueda conocer de cualquier caso, es necesa-
rio que sean agotados los procedimientos previstos en los artículos 48 a 50” (art. 61).
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4. Cf. los principios básicos de las “Reglas Penitenciarias Europeas”: “Las restricciones
impuestas a las personas privadas de libertad deben limitarse a lo estrictamente ne-
cesario y ser proporcionadas a los objetivos legítimos que se pretendan conseguir con
ellas” (art. 3).
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8. Opinión Consultiva OC-17/02, párr. 71; casos “De la Masacre de las Dos Erres”, párr.
188, y “Norín Catrimán y otros (Dirigentes, miembros y activista del Pueblo Indígena
Mapuche) vs. Chile”, párr. 404.
9. Casos “De la Masacre de las Dos Erres vs. Guatemala”, párr. 189, y “Vélez Restrepo y
familiares vs. Colombia. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas”. Senten-
cia del 3 de septiembre de 2012. Serie C N° 248 párr. 225.
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Revista # 1
10. En el caso mencionado, la Corte estableció que “las visitas a las personas privadas
de libertad por parte de sus familiares constituyen un elemento fundamental del de-
recho a la protección de la familia tanto de la persona privada de libertad como de sus
familiares, no solo por representar una oportunidad de contacto con el mundo exte-
rior, sino porque el apoyo de los familiares hacia las personas privadas de libertad du-
rante la ejecución de su condena es fundamental en muchos aspectos, que van desde
lo afectivo y emocional hasta el apoyo económico. Por lo tanto, los Estados, como
garantes de los derechos de las personas sujetas a su custodia, tienen la obligación de
adoptar las medidas más convenientes para facilitar y hacer efectivo el contacto entre
las personas privadas de libertad y sus familiares [...] y agregó “una de las dificultades
en el mantenimiento de las relaciones entre las personas privadas de libertad y sus
familiares puede ser la reclusión de personas en centros penitenciarios extremada-
mente distantes de sus domicilios o de difícil acceso por las condiciones geográficas y
de las vías de comunicación, resultando muy costoso y complicado para los familiares
el realizar visitas periódicas, lo cual eventualmente podría llegar a constituir una vio-
lación tanto del derecho a la protección a la familia como de otros derechos, como el
derecho a la integridad personal, dependiendo de las particularidades de cada caso.
Por lo tanto, los Estados deben, en la medida de lo posible, facilitar el traslado de
los reclusos a centros penitenciarios más cercanos a la localidad donde residan sus
familiares. En el caso de las personas indígenas privadas de libertad la adopción de
esta medida es especialmente importante dada la importancia del vínculo que tienen
estas personas con su lugar de origen o sus comunidades” (Caso “Norín Catrimán y
otros vs. Chile”, párr. 407 y 408).
11. “Messina vs. Italia”, N° 25498/94, párr. 61; “Kurkowski vs. Polonia”, N° 36228/06,
párr. 95; “Vintman vs. Ucrania”, N° 28403/05, párr 78; “Khoroshenko vs. Rusia [GC]”, N°
41418/04, párr. 106.
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13. Adoptados por la Comisión durante el 131º periodo ordinario de sesiones, celebrado
del 3 al 14 de marzo de 2008.
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Principio de legalidad
14. “Las restricciones permitidas, de acuerdo con esta Convención, al goce y ejercicio
de los derechos y libertades reconocidas en la misma, no pueden ser aplicadas sino
conforme a leyes que se dictaren por razones de interés general y con el propósito
para el cual han sido establecidas”.
15. Caso “Kimel vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas”. Sentencia del 2 de
mayo de 2009. Serie C N° 177, párr. 63; y Caso “Ramírez Escobar y otros vs. Guatema-
la”, párr. 332.
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16. Caso “Romero Cacharane, Hugo Alberto s/ ejecución penal”. Corte Suprema de
Justicia de la Nación (2004). Voto: Petracchi, Fayt, Boggiano, Vázquez. Mayoría: Ma-
queda, Zaffaroni. Abstención: Belluscio. N° interno: R230XXXIV.
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Reflexión personal
Por más que nos pese, nuestro sistema de ejecución de pena con-
tinúa alejado de un escenario acusatorio, toda vez que los traslados
siguen siendo dispuestos discrecionalmente por las autoridades
penitenciarias y en algunos casos bajo un control exiguo por parte
de los jueces de ejecución.
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Bibliografía
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Introducción
2. Cámara Federal de Casación Penal, Sala II, causa N° FCB 27987/2014/TO1/CFC1, “Váz-
quez, César y otro s/ recurso de casación”, Sentencia del 4 de marzo de 2021. Dispo-
nible en: http://www.pensamientopenal.com.ar/system/files/2021/03/fallos88927.pdf
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Revista # 1
Para ello, previo a realizar una muy acotada reseña de los hechos del
caso, su trámite y la decisión de la Cámara, se seguirá con el análisis
de los considerandos más relevantes de la decisión judicial, en lo
que constituirá el nudo de estas reflexiones.
3. Una detallada descripción de las diversas tradiciones jurídicas que concurren en la con-
figuración del concepto de equidad en nuestro derecho, en Rabbi-Baldi Cabanillas (1999).
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Comentarios finales
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Bibliografía
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Abstract: This paper deals with the analysis of the ruling “Gón-
gora” of the Nation’s Supreme Court of Justice. The aforementio-
ned ruling constitutes the paradigm to be followed by all judicial
operators in the country in the cases in which a committed crime
involving gender violence is imputed. For the analysis, two theo-
retical positions were opposed: Hans Kelsen’s legal positivism and
Ronald Dworkin’s natural law. An approach was also made from
the author’s perspective, who takes the position of natural law. It is
concluded that the ruling is valid in light of the legal system, which
evidences the full validity of the guidelines to be followed in cases
of gender violence. Criticisms were made of the biased and pa-
ternalistic view of the sentence.
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Introducción
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Perspectiva positivista
desde la mirada de Hans Kelsen
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3.“Corresponde al Congreso [...] Aprobar o desechar tratados concluidos con las demás
naciones y con las organizaciones internacionales y los concordatos con la Santa Sede.
Los tratados y concordatos tienen jerarquía superior las leyes. La Declaración Ameri-
cana de los Derechos y Deberes del Hombre; la Declaración Universal de Derechos
Humanos; la Convención Americana sobre Derechos Humanos; el Pacto Internacional
de Derechos Económicos, Sociales y Culturales; el Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos y su Protocolo Facultativo; la Convención Sobre la Prevención y la
Sanción del Delito de Genocidio; la Convención Internacional sobre la Eliminación de
Todas las Formas de Discriminación Racial; la Convención Sobre la Eliminación de To-
das las Formas de Discriminación Contra la Mujer; la Convención Contra la Tortura y
Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes; la Convención Sobre los De-
rechos del Niño; en las condiciones de su vigencia, tienen jerarquía constitucional, no
derogan artículo alguno de la primera parte de esta Constitución y deben entenderse
complementarios de los derechos y garantías por ella reconocidos. Solo podrán ser
denunciados, en su caso, por el Poder Ejecutivo Nacional, previa aprobación de las dos
terceras partes de la totalidad de los miembros de cada Cámara. Los demás tratados
y convenciones sobre derechos humanos, luego de ser aprobados por el Congreso,
requerirán el voto de las dos terceras partes de la totalidad de los miembros de cada
Cámara para gozar de la jerarquía constitucional” (art. 75 inc. 22).
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Con los números estadísticos revelados, puedo afirmar que las con-
secuencias de la aplicación de “Góngora” a los casos de violencia
de género, esto es, la imposibilidad de suspender el juicio a prueba
en favor del imputado, no han cumplido con el fin de desalentar la
comisión de esa clase de delitos.
4. Comprende todos los demás delitos regulados en el Título III del Código Penal de la
Nación: abuso sexual simple, agravado sin acceso carnal, con acceso carnal en grado
de tentativa, estupro, corrupción de menores, promoción o facilitación de la prostitu-
ción ajena (proxenetismo), así como su explotación (rufianería), y los delitos transferi-
dos a la órbita de la Justicia de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires: difusión de imá-
genes y espectáculos pornográficos de menores, exhibiciones obscenas, sustracción
de persona para menoscabar su integridad sexual y grooming.
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De este modo, queda en claro que desde esta mirada fue correcta
la decisión de la Corte en cuanto a lo relativo estrictamente al con-
flicto entre las normas. Lo óptimo hubiera sido que, con posteriori-
dad al dictado de “Góngora”, la primera de las previsiones legales
hubiera sido modificada del modo indicado por la judicatura. Esto
hubiera concluido, siguiendo a Dworkin, en la aplicación de las nor-
mas a la manera disyuntiva.
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Conclusión
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Bibliografía
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Abstract: The present work aims to discuss the role of the gua-
rantor for female parents from a normative functionalist perspec-
tive, with a view to overcoming some of the difficulties posed by
approaches based purely onphenomenological data –deriving
from causalist dogma theoretical frameworks, which is still backed
by a significant part of our jurisprudence.
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Introducción
2. En este sentido, quizás por la gran influencia que ha tenido el profesor Raúl Zaffa-
roni, nos podemos considerar adscritos a las corrientes finalistas y desconociendo (o
ignorando deliberadamente) los avances dados en los últimos treinta o cuarenta años
en la ciencia jurídico-penal. Quizás el motivo se deba a lo que refiere Silva Sánchez
(2019), en orden a que Zaffaroni, apoyado en su omnipresencia en foros de discusión
académicos (como catedrático de la Universidad de Buenos Aires y ex miembro de la
Corte Suprema de Justicia de la Nación Argentina) y divulgativos, sobre todo a través
del Instituto Brasileiro de Ciências Criminais, ha sido un beligerante contradictor de
los pilares básicos del funcionalismo, especialmente de la obra de Jakobs.
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6. Tomamos 1983 como fecha estimativa de referencia, ya que fue la primera edición
del Strafrecht Allgemeiner Teil. Die Grundlagen und die Zurechnungslehre, de Gün-
ther Jakobs.
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Marco teórico
8. Refiere Silva Sánchez (2012) que la corriente funcionalista moderada enlaza con la
tradición metodológica del neokantismo, y con quienes, a lo largo de los decenios
de predominio intelectual del finalismo, mantuvieron consideraciones teleológico-va-
lorativas como elemento integrante del método dogmático. La novedad del criterio
teleológico-funcionalista en la dogmática jurídico penal se halla, más bien, en la vo-
luntad de racionalizar esa intervención de aspectos teleológicos y axiológicos en la
construcción del sistema. Son decisivas la obra de Roxin Kriminalpolitik und Strafre-
cht Systems, de 1970, y la compilada por Schünemann, Grundfragen des modernen
Strafrechtssystems. Para una aproximación, pueden consultarse Arias Eibi (2006) y
Jakobs (2016b).
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9. Sin embargo, como refiriera Schünemann (1991), resulta posible encontrar referen-
cia a esta clase de delitos en la tesis doctoral de Johannes Nagler, Die Teilnahme am
Sonderverbrechen, de 1903, y en la decimosexta edición del comentario de Reinhard
Frank al Código del Imperio Alemán del año 1926. Sobre consideraciones adicionales,
véanse Caro John (2003) y Córdoba (2015).
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12. Sobre los traspiés y la evolución de la construcción teórica de los delitos de omisión
puede consultarse Gimbernat Ordeig (1997).
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13. Bernarda Muñoz menciona que a partir del hecho natural de la parición se hace
derivar una serie de competencias, esto es, pasar del ser al deber ser, lo cual constituye
una falacia normativa, posición que compartimos. Disponible en: https://www.
youtube.com/watch?v=P4r7CmtnsWY&t=3s&ab_channel=DerechoUBA
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Revista # 1
Dice Pawlik (2016) que el ser humano en cuanto ser que actúa,
que en sí mismo todavía es tarea, no tiene simplemente una vida,
sino que la conduce a la luz de sus propias representaciones,
las cuales son generadas por acopio de la experiencia, aunque
debiendo soportar las consecuencias de su autodeterminación
conforme el rol asumido. Por supuesto, estas afirmaciones abren
una serie de nuevos interrogantes, específicamente, cuáles serían
las condiciones necesarias para dar por cierto un ámbito de plena
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Conclusiones
15. Como señala Cancio Meliá en el estudio preliminar a la obra de Jakobs (2016a), es-
tas propuestas proceden de orígenes sistemáticos bien distintos, y ni siquiera puede
hablarse de una teoría de la imputación objetiva.
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Bibliografía
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Informes
DEFENSORÍA GENERAL DE LA NACIÓN (2010). Discriminación de
Género en las Decisiones Judiciales: Justicia Penal y Violencia de
Género.
OHCHR COMMISSIONED REPORT (2013). Gender Stereotyping as a
Human Rights Violation.
MINISTERIO PÚBLICO DE LA NACIÓN (2018). Informe 2018 de
Violencia contra las Mujeres en la Justicia Penal.
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Revista # 1
Jurisprudencia
SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE MENDOZA (2021). Omar Palermo,
Jóse Valerio y Mario Adaro. “F. c/ Tizza, Antonio y González Zarate,
Yanina s/ Homicidio Calificado por el vínculo”.
TRIBUNAL DE CASACIÓN PENAL DE LA PROVINCIA DE BUENOS
AIRES, Causa 10.406 “N., H.M s/ Recurso de Casación”.
TRIBUNAL DE CASACIÓN PENAL DE LA PROVINCIA DE BUENOS
AIRES, Sala IV (2021). Daniel Carral y Ricardo Maidana. “Reyes Rosalía
Esther s/ Recurso de Casación” y su acumulada N° 103.852 caratulada
“Reyes Rosalía Esther s/ Recurso de Casación (ART. 417 CPP)”.
TRIBUNAL DE CASACIÓN PENAL DE LA PROVINCIA DE BUENOS
AIRES, Sala VI (2014). Ricardo Maidana y Daniel Piombo “Rodríguez,
Jorge Daniel s/Recurso de Casación".
TRIBUNAL DE CASACIÓN PENAL DE LA PROVINCIA DE BUENOS
AIRES, Sala VI, Causa N° 69.680, “Maraz Bejarano, Reyna s/ Recurso
de Casación”.
TRIBUNAL DE CASACIÓN PENAL DE LA PROVINCIA DE BUENOS
AIRES, Sala I (2017), Causa N° 84069, "Mansilla, Marcos Andrés s/
Recurso de Casación".
TRIBUNAL DE CASACIÓN PENAL DE LA PROVINCIA DE BUENOS
AIRES, Sala V (2018) “Hamed Alfredo Ismael s/Recurso de Casación”.
TRIBUNAL DE CASACIÓN PENAL DE LA PROVINCIA DE BUENOS
AIRES, Sala I (2018) Causa N° 86115, “Carleo, Darío Fabián s/ Recurso
de casación”.
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03.
Organización
y gestión
judicial
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Introducción
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3. Término surgido a fines de la década del noventa, que podríamos traducir como
“guerra legal” o “guerra jurídica”. Es una táctica que consiste en utilizar la ley como
arma de guerra. El término apareció por primera vez en un trabajo del general de
división retirado Charles Dunlap Jr., de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, en 2001,
y desde ese momento se lo identifica con el uso abusivo de las leyes y sistemas judi-
ciales para el logro de objetivos militares y políticos. Para el profesor Gregory P. Noone,
director del Programa de Seguridad Nacional e Inteligencia en Fairmont State Uni-
versity, la guerra jurídica es “un arma diseñada para destruir al enemigo mediante el
uso, mal uso y abuso del sistema legal y los medios de comunicación para provocar
protestas públicas contra ese enemigo” (Cabral, 2019, p. 232).
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4. Creado por Decreto 635, del 29 de julio de 2020, con el objeto de elevar un dictamen
con propuestas y recomendaciones sobre diversos ejes. En el artículo 4 se destacan
los referidos a la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
5. Disponible en:
http://www.pensamientopenal.com.ar/system/files/2021/04/miscelaneas88981.pdf
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Esto implicaría que, por ejemplo, en nuestro país uno de los pilares
del sistema republicano (control del poder político) puede ser sos-
tenido por un Poder Judicial dependiente del Poder Ejecutivo. La
experiencia de países como España (durante el franquismo), Guate-
mala, Perú y Argentina, donde los jueces se han manifestado con-
tra el Gobierno, le permiten afirmar a la autora que “las evidencias
disponibles indican que las decisiones judiciales son muy variadas
aún allí cuando están notoriamente ausentes los requisitos institu-
cionales básicos para la independencia de la justicia” (p. 180). Aún
más, afirma que en ciertas circunstancias “la misma falta de inde-
pendencia motiva a los jueces a cuestionar a las otras ramas del
gobierno” (p. 180). Los sistemas institucionales inseguros garantiza-
rían, durante un período considerable (dos años de un mandato de
cuatro), un mayor control del poder político (ejecutivo y legislativo).
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Las hipótesis que se derivan de este tipo ideal de conducta racional con
arreglo a fines fueron expuestas por Helmke en las siguientes premisas:
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Helmke afirma: “Tanto con los militares como con Alfonsín, los jue-
ces aumentaron sus pronunciamientos contrarios al gobierno en
los dos años finales de este, cuando ya se había vuelto sumamente
probable que perdiera poder” (p. 189). En el caso concreto de los
jueces del último Gobierno de facto, quienes según la investiga-
ción defeccionaron estratégicamente renunciaron masivamente
a sus cargos. Si suponemos que estas renuncias fueron producto
de la coacción del Gobierno entrante (realidad que desconozco) y
pueden ser interpretadas como una sanción, queda evidenciado
que los medios utilizados por los magistrados para lograr el fin
propuesto no fueron adecuados, ya que, con defección y todo, se
quedaron sin sus cargos. Lo mismo puede decirse de una parte de
la Corte alfonsinista.
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Desde mi punto de vista, esto tiene que ver con una variable no
considerada por Helmke: la económica. Esta variable, que tiene in-
dicadores cuantificables (monto de la condena), permite identifi-
car decisiones que tienen una especial regulación temporal, ya que
los montos deben ser incorporados en el presupuesto del año si-
guiente. Ello hace que todas las condenas pecuniarias dictadas en
el último año de un Gobierno repercutan negativamente en el pre-
supuesto del nuevo Gobierno. Los fallos que tienen estas caracte-
rísticas no deben ser significados como contrarios al poder político
saliente sino como obstáculos que se le cargan al nuevo.
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Para quien quiera que gane las elecciones, el día después del 10
de diciembre amanecerá, en materia fiscal, con un panorama
que es lo más parecido a un campo minado. Los economistas
de la Alianza, del duhaldismo y del cavallismo consultados
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de 1999, declaró: “Ni mal ni bien. Cada gobierno que asume habla
de la pesada herencia que le queda del anterior”.
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Conclusiones provisorias
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Intuyo que con los jueces sucede algo similar que con los científicos
sociales, en cuanto a la dificultad de diferenciar cuándo las decisio-
nes son producto de una interpretación jurídica objetiva –si es que
esto es posible– y cuándo una aplicación de creencias o conviccio-
nes políticas, religiosas, ideológicas, etcétera.
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Bibliografía
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04.
Trabajos
científicos
de cursantes
y egresados
de la Escuela
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Introducción
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5. Disponible en:
https://www.argentina.gob.ar/normativa/nacional/resoluci%C3%B3n-300-2014-231930
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Revista # 1
6. Sala en lo Penal del Tribunal Supremo Español (2019), Sentencia N° 369/2019, dictada
el 20 de junio de 2019.
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Una alternativa para evitar dichos riesgos podría ser que se confec-
cione un testamento en el cual se individualicen los datos impres-
cindibles para acceder a la billetera en donde se almacenan los ac-
tivos criptográficos; sin embargo, debe merituarse que la reforma
normativa que entró en vigencia en agosto de 2015 eliminó la posi-
bilidad de confeccionar el “testamento cerrado” (art. 3.666 del dero-
gado Código Civil), permitiendo únicamente el testamento ológrafo
y el testamento por acto público. El inconveniente que aquí se plan-
tea es que, al indicarse en el testamento la información necesaria
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Revista # 1
para acceder a las billeteras digitales, todo aquel que tenga acceso
al mismo (tanto en vida como frente al fallecimiento del testador)
puede acceder a ellas y operar con los activos allí almacenados.
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Conclusiones
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1. Marcelo Fabián Kohan es titular del Juzgado de Garantías del Joven N° 1 con sede y
competencia en el partido de San Miguel. Martín Alejandro Feller es auxiliar letrado
del mismo juzgado. Ambos son autores Ética y Derechos Humanos (2015).
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Introducción
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Concepto
El artículo 3 de la Convención Sobre los Derechos del Niño (incorpo-
rada por Ley 23.849 en 1990) establece:
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4. Comité de Derechos del Niño (2013). Observación Gral. 14. Disponible en:
https://www2.ohchr.org/English/bodies/crc/docs/GC/CRC.C.GC.14_sp.doc
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7. Disponible en:
https://www.corteidh.or.cr/cf/Jurisprudencia2/ficha_tecnica.cfm?nId_Ficha=196
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Concepto
El artículo 12 de la Convención sobre los Derechos del Niño estipula:
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10. Comité de los Derechos del Niño, Observación General Nº 12 (2009). Disponible en:
https://www.acnur.org/fileadmin/Documentos/BDL/2011/7532.pdf
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Por ello decimos que las audiencias orales deben ser un espacio
de escucha activa para los jóvenes, a fin de detectar necesidades y
brindar soluciones que contengan los fines del proceso en sí, es de-
cir, la adopción de una actitud responsable por parte del joven, pero
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Bibliografía
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7. Resolución General dictada por el procurador Dr. Matías Eduardo De La Cruz con
fecha del 10 de diciembre de 2001, la cual dispone que el Ministerio Público Fiscal
provincial deberá brindar especial importancia a hechos delictivos vinculados con tor-
turas, apremios ilegales y delitos económicos.
8. Resolución General dictada por la procuradora Dra. María del Carmen Falbo con
fecha del 13 de abril de 2015.
9. “El Agente Fiscal tendrá las siguientes facultades: 1. Dirigirá, practicará y hará prac-
ticar la Investigación Penal Preparatoria actuando con la colaboración de la Policía
en función judicial, solicitando las medidas que considere necesarias, ante los jueces
o ante cualquier otra autoridad” (art. 59 del Código Procesal Penal. Ley 11.922 y sus
modificatorias).
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10. “Regla General. Cuando el funcionario público que intervenga en el proceso deba
dar fe de los actos realizados por él o cumplidos en su presencia, redactará un acta
en la forma prescripta por las disposiciones de este capítulo. A tal efecto, el Juez o
Tribunal serán asistidos por un Secretario, mientras que el Agente Fiscal lo será, en la
medida que sea posible, por un Secretario, un ayudante Fiscal o un Oficial de la Policía
Judicial o Administrativa; el Juez de Paz y los Oficiales o Auxiliares de Policía, por un
testigo que, si es factible, sea extraño a la repartición policial. Los testigos deberán
estar presentes durante todo el trámite del acto. La imposibilidad de asistencia por
un funcionario o testigo deberá ser expresamente señalada, al igual que sus causas
determinantes” (Capítulo IV. ACTAS. Art. 117 del Código Procesal Penal. Ley 11.922 y sus
modificatorias).
11. “Contenidos y formalidades. Las actas deberán contener el lugar, la fecha, el nom-
bre y apellido de las personas que intervienen; el motivo que haya impedido, en su
caso, la intervención de las personas obligadas a asistir, la indicación de las diligencias
realizadas y su resultado, las declaraciones recibidas, si éstas fueron hechas espontá-
neamente o a requerimiento y si las dictaron los declarantes. Concluida o suspendi-
da la diligencia, el acta será firmada, previa lectura, por todos los intervinientes que
deban hacerlo. Cuando alguno no pudiere o no quisiere firmar, se hará mención de
ello. Si tuviere que firmar una persona ciega o una analfabeta, se les informará que el
acta puede ser leída y en su caso suscripta por una persona de su confianza, lo que se
hará constar” (Capítulo IV. ACTAS. Art. 118 del Código Procesal Penal. Ley 11.922 y sus
modificatorias).
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12. “Los hash o funciones de resumen son algoritmos que consiguen crear a partir de
una entrada [...] una salida alfanumérica de longitud normalmente fija que representa
un resumen de toda la información que se le ha dado”. Disponible en: https://
www.genbeta.com/desarrollo/que-son-y-para-que-sirven-los-hash-funciones-de-
resumen-y-firmas-digitales
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13. “Sera penado con prisión de seis (6) meses a cuatro (4) años el que, por medio
de comunicaciones electrónicas, telecomunicaciones o cualquier otra tecnología de
transmisión de datos, contactare a una persona menor de edad, con el propósito de
cometer cualquier delito contra la integridad sexual de la misma” (art. 131, incorpora-
do según Ley 26.904, sancionada el 13 de noviembre de 2013 y promulgada el 4 de
diciembre de 2013).
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15. “Obligatoriedad del cargo. El designado como perito tendrá el deber de aceptar y
desempeñar fielmente el cargo, salvo que tuviere un grave impedimento” (art. 246 del
Código Procesal Penal).
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jurídico. La prisión preventiva debe ser el único medio que evite los
peligros procesales que se pretenden resguardar; no debe ser facti-
ble la implementación de una medida menos lesiva que logre miti-
garlos. A su vez, el riesgo en la producción de esos peligros no debe
ser hipotético, sino que se requiere un dato cierto de la conducta
del imputado que se derive de las constancias de la causa y que
demuestre la existencia real de esta clase de peligros.
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2. Corte Suprema de Justicia de la Nación (2005), G. 296. XXXV, “Gerbaudo, José Luis
c/ Buenos Aires, provincia de s/ daños y perjuicios”, y (2006), P. 569. XXXIII, “Pedezert,
Ricardo c/ Buenos Aires, provincia de s/ daños y perjuicios”.
3. Corte Suprema de Justicia de la Nación (1999), “Rosa, Carlos Alberto c/Estado Nacio-
nal-Ministerio de Justicia y otro s/ daños y perjuicios”.
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5. Tribunal de Casación Penal de la provincia de Buenos Aires, Sala VI, “Acosta, Leandro
Cristian s/ Habeas Corpus”, causa N° 57657 (4).
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el “error judicial” […] sólo podría ser declarado una vez sustancia-
do el respectivo proceso donde se haga valer la responsabilidad
estatal y de sus funcionarios por el acto dañoso, a los efectos de
obtener un resarcimiento que se agota en lo pecuniario.6
6. Tribunal de Casación Penal de la provincia de Buenos Aires, Sala I (2016), “Leiva Paola
Sandra s/ recurso de casación”, causa N° 75768.
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Jurisprudencia
sobre compensación penal
7. Cámara Federal de Casación Penal, Sala IV (2008), “Roa, Jorge Alberto”, reg. N° 10.559.4.
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8. Cámara Federal de Casación Penal, Sala IV (2009), “Iñiguez, Claudio Fabián”, reg.
N° 12.302.4.
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10. Cámara Nacional de Casación Penal, Sala IV (2011), “Rodríguez Sisti, Marcelo Adrián
s/ recurso de casación”, causa N° 15.341.4.
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11. Cámara Federal de Casación Penal, Sala IV (2016), “Guglielminetti, Raúl Antonio s/
recurso de casación”, 2637/2004 RC J 1626/17.
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Con base en ello, ante el acuerdo al que arribaron los doctores Ge-
miniani, Hornos y Borinsky, se rechazó el recurso impetrado.
12. Suprema Corte de Justicia de la provincia de Buenos Aires (2018), “Ojeda, Ru-
bén Daniel u Ojeda, Rubén Ariel s/ Recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley”,
P.130.205.
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Básicamente:
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Normativa constitucional
y convencional aplicable
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Que el art. 24 del Código Penal establece –en función del tipo
de pena de que se trata– la forma en que debe computarse el
tiempo de detención sufrido por el imputado en el marco de un
proceso desde su inicio hasta el dictado de la sentencia de con-
dena. Que, asimismo, el art. 58 del código sustantivo prevé que
se impone la unificación de penas cuando “...después de una
condena pronunciada por sentencia firme se deba juzgar a la
misma persona que esté cumpliendo pena por otro hecho dis-
tinto; o cuando se hubieren dictado dos o más sentencias firmes
con violación...” a las reglas que rigen el concurso de delitos (cfr.
art. 55 CP) [...] Es que una correcta hermenéutica de las normas
sustantivas en juego, no autoriza en modo alguno a concluir que
dentro del cómputo previsto en el art. 24 del CP deban incluirse
los períodos de privación de libertad padecidos en causas que
no se encuentren vinculadas a ellas en los términos del art. 58
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13. Cámara Federal de Casación Penal, Sala IV (2016), “Guglielminetti, Raúl Antonio s/
recurso de casación”, 2637/2004 RC J 1626/17.
14. Tribunal de Casación Penal de la provincia de Buenos Aires (2014), “Ramírez, Héctor
David s/ Recurso de Casación”, causa N° 58.392.
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15. Cámara Federal de Casación Penal, Sala IV (2011), “Rodríguez Sisti, Marcelo Adrián”,
reg. N° 15.341.
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16. Tribunal de Casación Penal de la provincia de Buenos Aires, Sala I (2013), “Saldías,
Fernando Ariel s/ Hábeas Corpus”, causa N° 56138.
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17. Tribunal de Casación Penal de la provincia de Buenos Aires, Sala I (2014), “Ojeda
Villalba, Oscar s/ Recurso de Casación”, causa Nº 67.727.
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Conclusión
18. Tribunal de Casación Penal de la provincia de Buenos Aires, Sala I (2011), “Carbonell”,
causa N° 29803, reg. 1209.
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Introducción
Vivimos una etapa en la que tal vez cuesta distinguir o calificar las
conductas acordes a la ética judicial. Al ejercicio de la magistratura
no solo le concierne el conocimiento técnico y puro de la ley, sino
que debe atenderse además a la trascendencia de la ética en el
modo de conducirse el juez, en todos los momentos de su vida. No
hay tipos normativos para ello, porque definir las conductas antiéti-
cas puede que no sea fácil; el abanico de supuestos es infinito.
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3. Disponible en:
http://www.justiciasantafe.gov.ar/CODIGOS/CODIGO%20DE%20ETICA.pdf
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En este camino, cabe realizar una elemental alusión a las teorías éti-
cas, pues el “tipo de ética” que se asuma será determinante para ha-
blar de una ética profesional. Para ello, seguiremos una clasificación
expuesta por el profesor Vigo (2007).
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Según la teoría del equilibrio reflexivo de John Rawls, tiene que pro-
ducirse una especie de ajuste para saber lo que sería el buen juez
entre las propias intuiciones de los jueces que están en contacto
con la profesión judicial. Pero estas opiniones pueden estar sesga-
das –interesadas, de modo intencional o no–, por lo que se necesita
un contraste con la ética reflexiva o con otros principios superiores
morales, que no son otros que aquellos que se contienen en el im-
perativo categórico de Kant: actúa de tal manera que la máxima de
tu conducta pueda servir al mismo tiempo como ley universal, tra-
ta de ser racional como un fin en sí mismo y no meramente como
un medio, acepta únicamente aquellas normas de las cuales po-
drías sentirte legislador.
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Martínez Navarro (2018) explica –con una visión interesante– que vi-
vimos en un mundo donde las sociedades modernas son cada vez
menos homogéneas desde el punto de vista cultural, lo que plantea
nuevos retos para la convivencia pacífica. Esto genera un pluralis-
mo ético que ve positivo en tanto lo determina como un compromi-
so con el ideal de una sociedad abierta, en la que diferentes grupos
ideológicos y culturales mantienen lealtad a los principios éticos
básicos que permiten la variedad en la convivencia pacífica y justa.
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4. “El Poder Judicial constituye un tercio del poder del Estado y buena parte de su
competencia es controlar que el desempeño de los otros poderes se ajuste a la ley y
a la Constitución, pero sin obstaculizar su debido funcionamiento. Esto requiere de
la prudencia propia de los estadistas, que no se adquiere con el mero conocimiento
jurídico. Se sostiene que una buena Corte renueva oportunamente el pacto
político fundacional que supone la Constitución, evitando reformas inoportunas y
manteniéndola permanentemente actualizada” (Santiago & Stanga, 2 de noviembre
de 2006).
5. “Es esa sensibilidad la que les permitirá ejercer con acierto el control de razonabi-
lidad de los actos estatales, situar al tribunal en la posición institucional adecuada
a cada circunstancia, mantener una real independencia de criterio, interpretar diná-
micamente el texto de la Constitución, ponderar las consecuencias sociales de sus
decisiones, resolver con acierto las dialécticas constitucionales y, en definitiva, dar
pleno sentido al significado político del control de constitucionalidad y a la misión
institucional de poder moderador que tiene asignada la Corte Suprema. Como se-
ñala la propia jurisprudencia del tribunal (corte argentina), es conveniente que sus
integrantes tengan una adecuada sensibilidad jurídico-política, de la que no es dado
prescindir cuando el análisis recae sobre las bases mismas de la organización del Es-
tado democrático” (ibid.).
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7. Corte Suprema de Justicia de la Nación (1987). “Fiscal de Estado Dr. Luis Magín
Suárez s/ formula solicita jurado de enjuiciamiento y sus acumulados (Juicio Político
a los Miembros de la Corte de Justicia de San Juan)”, votos Fayt y Belluscio. Fallos
310:2845.
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8. Disponible en:
http://www.poderjudicialcoahuila.gob.mx/pag/TSJ/areasaux/pdf/codigomodelo.pdf
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9. Disponible en:
https://www.justiciacordoba.gob.ar/EticaJudicial/Doc/CodEtica-Cordoba.pdf
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El uso de una red social por parte de un juez activa idénticos debe-
res. Formular comentarios en ese ámbito es funcionalmente pare-
cido –o peor– que hacerlo en un programa de televisión de amplio
alcance o en un periódico de gran circulación.
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Añade que participar como simple oyente en una red puede ser
interpretado como una adhesión a los contenidos que sean inter-
cambiados en ella. Además, que “los contactos en las redes sociales
pueden suscitar dudas en los abogados y en las partes”, lo que no
solo puede surgir de manifestaciones concretas, “sino de la admi-
sión misma, por el juez, de determinados abogados o litigantes”
como contactos de su red.
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15. Documento referente a la participación de jueces en las redes sociales, emitido por
la Comisión Iberoamericana de Ética Judicial. Disponible en:
https://www.poderjudicial.gub.uy/documentos/67-2016/2479-054-2016
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16. Corte de Apelaciones del Distrito de Florida (2012). “Domville v. State”, 103 So. 3d 184
(Fla. Dist. Ct. App.).
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17. Judicial Ethics Advisory Committee (2009). Opinión número 2009-20 (Florida).
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Bueno, creo que ya tengo todo lo que hacía falta Irene”, junto
a una fotografía que incluía dos botellas de whisky Dewar’s
White Label. Otra persona comentó “tremendo HONORABLE,
la tormenta no la sentiraaaa. La Azúcar hace daño al ron, y el
listerine para que el martes no se le nota […] la tormenta… (21
de agosto de 2011)
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20. Tribunal Supremo de Puerto Rico (2005). “González Acevedo”, 165 DPR 81, 92; y
(2014) “Cancio González”, 190 DPR 290, 298.
22. Tribunal Supremo de Puerto Rico (1989). “Nevárez Zavala”, 123 DPR 511; y (2013)
“Santiago Concepción”, 189 DPR 378, 403.
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Por otra parte, no fue seria la defensa del juez en relación con que
los Cánones de Ética Judicial estaban huérfanos de una prohibición
concreta o directriz en cuanto al uso de las redes sociales y que no
existía una reglamentación específica y previa de la Rama Judicial
en cuanto a su uso por integrantes de la Judicatura. Precisamente,
como los códigos de ética contienen principios mínimos, las conduc-
tas éticas van más allá de lo que puede ser plasmado en una norma o
reglamentación específica y el magistrado debe estar internamente
preparado para saber diferenciar lo que está bien de lo que está mal.
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César Mercado Santaella fue nombrado juez del Superior del Tribu-
nal de Primera Instancia de Puerto Rico el 1° de diciembre de 2009.
Tras varios años de labor judicial, la Oficina de Administración de los
Tribunales presentó dos querellas contra él ante la Comisión de Dis-
ciplina Judicial. En la primera se le imputaron los cargos de socavar
la confianza y el respeto a la Rama Judicial mediante la publicación
de mensajes en Facebook, en violación a los cánones 2, 8, 19, 23 y
24; incumplir con su deber de comportarse ejemplarmente en su
vida profesional y privada, en violación a los cánones 2, 8, 19, 23, 24
y 28; influir indebidamente a otra juzgadora mediante su testimo-
nio sobre las fotografías que tomó relativas al litigio de su sobrina,
en violación a los cánones 23 y 30; y registrar manualmente como
trabajado un periodo no trabajado en incumplimiento de normas
reglamentarias, en violación a los cánones 4 y 23.
El juez contaba con una página en Facebook que llevaba por nom-
bre “El César” y tenía su foto de perfil. El magistrado sostuvo que su
hijo le creó la página y a veces también publicaba en ella. La página
estaba configurada como pública en el momento en que los co-
mentarios fueron realizados, lo cual implicaba que cualquier per-
sona podía acceder a su contenido sin necesariamente ser “amigo”
del juez en la red social.
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Los que me conocen bien saben todo lo pro-mujer que soy, pero
aun así no deja de impactarme por su exactitud un comentario
de mi compadre: “La mujer es como el dinero, hoy es tuyo, ma-
ñana de otro y pasado y de otro más”.
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Sé que hace uno días dije que no entraría aquí por varios meses,
pero no puedo obviar la necesidad de hacer este comentario:
Stephanie, haz elevado el capoteo a niveles insospechados. El
problema lo tienen ahora las nenas. ¡Chicas, hay que superar eso!
Yo sé que pueden, así que adelante. Los varones seremos jueces
justos (y estamos esperando por ustedes).
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Eso no es pitorro, ¿verdad que no? ¿Verdad que no está rico nada?
En la playa, mirando al mar desde mi balcón y con cierto néctar
gélido en mi mano (Michelob bieeen fría). Hace un día precioso
en Río Grande. Y yo Extrañando a la mujer que amo, que no pue-
de estar aquí conmigo.
Llevo Tanto Tiempo Sin Sexo que Pensé que fornicar era una Em-
presa de Carros.
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Nunca llames puta a una mujer por tener sexo porque me ima-
gino que tu mamá no te hizo dibujando.
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Si un juez crea una cuenta anónima en una red social para poder
manifestarse del modo que le plazca o divulgar cuestiones de su
juzgado o tribunal sobre las que debe abstenerse de comentar, el
velo de oscuridad sobre su verdadera identidad no supera el proble-
ma de su ética o moral.
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El dictamen refiere que los jueces han de tener en cuenta los ries-
gos que se generan en relación con los principios de ética judicial,
que pueden verse afectados por su participación en redes aunque
no se identifiquen como jueces. En concreto, señala que la ex-
presión de opiniones, comentarios y reacciones a terceros puede
afectar gravemente la apariencia de independencia e imparciali-
dad, además de ser reflejo de una conducta que ha de preservar la
dignidad de la función jurisdiccional, por lo que surge el correlativo
deber ético de ser extremadamente cuidadosos, siempre que exis-
ta la razonable posibilidad de que puedan ser reconocidos como
integrantes del Poder Judicial.
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Conclusión
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05.
Entrevistas
y opiniones
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Dr. Bonanno: Para ser honesto, con la respuesta debo señalar que
una de las miradas críticas a las que te podés referir es la mía, pues
hace más de dos años que vengo advirtiendo sobre el desarrollo y
progreso de este cuadro, que hoy sin dudas es gravísimo. Sin em-
bargo, me apresuro a señalar que esa lentitud a la que te referís no
se genera en el funcionamiento propio del Consejo. Decía antes, y
es bueno completar la idea ahora, por qué se llega a esta situación.
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Dr. Bonanno: El agradecido soy yo, por tener esta oportunidad. Mis
mejores deseos para que este primer número sea el primer paso de
una revista que alcance el nivel de excelencia que todos deseamos.
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