Autoconcepto 8vo 2021

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Autoconcepto.

Se entiende por autoconcepto a la opinión o imagen que tenemos de nosotros


mismo. Incluye la percepción de nuestras capacidades y nuestra propia
singularidad, y a medida que envejecemos esta auto-percepción se vuelven
mucho más organizadas, detalladas y específicas.

El auto concepto se forma con las creencias y las ideas que las personas tienen
de sí mismo. La valoración del auto concepto da lugar a la autoestima: el resultado
de la evaluación propia.

Si el sujeto valora su auto concepto como positivo, logra tener una autoestima

alta. Esto quiere decir que se siente a gusto con su personalidad y su conducta.

En cambio, si juzga su auto concepto de manera negativa, padece

una autoestima baja y no está satisfecho con su modo de ser.

Es importante tener en cuenta que el autoconcepto, aunque tiende a mantener

una esencia estable, es dinámico. El entorno incide en cómo piensa cada uno de

sí mismo, con lo cual se genera una retroalimentación que puede modificar o

ratificar el autoconcepto.

La experiencia, en este marco, cumple un rol muy importante. El autoconcepto

depende del resultado de las acciones y del análisis que se hace de ellas. El ser

humano, de todos modos, jerarquiza los atributos y puede dejar de lado las

variables que no coinciden con el conjunto.

Puede decirse que el autoconcepto es la imagen que cada uno tiene de sí mismo.

Por supuesto, va más allá de la imagen “visual”, ya que contempla múltiples

pensamientos relacionados con la construcción del yo.

Componentes del autoconcepto.

De acuerdo con una teoría conocida como la teoría de la identidad


social (desarrollada por Henri Tajfel en la década de los setenta), el autoconcepto
se compone de dos partes fundamentales: la identidad personal y la identidad
social.
Nuestra identidad personal incluye variables tales como los rasgos de
personalidad y otras características que hacen a cada persona única. La identidad
social por su parte incluye los grupos a los que pertenecemos dentro de la
comunidad, la religión, la universidad o la propia familia.

Esta identidad social supone que una parte importante del concepto de sí mismo
que cada uno de nosotros interioriza, se construye sobre la base de la pertenencia
a determinados grupos sociales, con los que nos identificamos al objeto de
reforzar nuestra propia identidad.

Factores que determinan el autoconcepto

Para el Psicólogo humanista Carl Rogers, el concepto de sí mismo se compone


de tres factores diferenciados:

La imagen de ti mismo, o cómo te ves

Es importante darse cuenta de que la auto-imagen no coincide necesariamente


con la realidad. La gente puede tener una auto-imagen inflada y creer que las
cosas son mejores de lo que realmente son. Por el contrario, las personas son
generalmente propensas a tener auto-imagen negativa y percibir o exagerar los
defectos o debilidades.

La autoimagen se ve afectada por diversos factores, como la influencia de los


padres, los amigos y compañeros, los medios de comunicación, los grupos de
pertenencia…, y se conforma en base a una combinación de estos factores.

Según el estudio realizado por Kuhn (1960), la respuesta a la pregunta ‘¿Quién


soy yo?’ podía dividirse en dos grupos principales. Por una parte las respuestas
basadas en roles sociales (aspectos externos, objetivos vitales, etc.) y por
otra las basadas en rasgos personales (aspectos internos, afectivos o de
personalidad).

El Yo ideal, o cómo te gustaría ser

En muchos casos, la forma en que nos vemos y cómo nos gustaría vernos a
nosotros mismos no coincide. Esto significa que los auto-conceptos no siempre
están perfectamente alineados con la realidad.

Según Carl Rogers, el grado en que el autoconcepto de la persona coincide con la


realidad determina el grado de congruencia o incongruencia.

Rogers cree que la incongruencia tiene sus primeras raíces en la infancia.


Cuando los padres ponen condiciones al afecto que ofrecen a sus hijos (sólo
expresan su amor si los niños «lo ganan» a través de ciertos comportamientos, o
satisfacen las expectativas de los padres), los niños empiezan a distorsionar los
recuerdos de experiencias en los que se han sentido indignos del amor de sus
padres.

Por contra, el amor incondicional, ayuda a fomentar la congruencia. Los niños


que experimentan este tipo de amor no sienten ninguna necesidad de falsear
continuamente sus recuerdos para creer que otras personas los aceptan como
realmente son.

 ¿Cómo mejorar el autoconcepto?


Las pautas para mejorar el autoconcepto se agrupan en tres estrategias básicas
que requieren un desarrollo profundo:

– Cambiar tus hábitos de pensamiento.

Cambiar tu diálogo interno

– Cambiar tu sistema de creencias.

Definición de Autoimagen.
La autoimagen es la valoración que tenemos en relación con nosotros mismos.
No se trata de una valoración basada en el aspecto visual de nuestro cuerpo, sino
que es una estimación global sobre quiénes somos desde nuestro propio punto de
vista.

La autoimagen es una idea que depende de varios elementos. El factor emocional


en la infancia es indudablemente uno de los aspectos esenciales. Pero también
hay otras cuestiones que pueden intervenir: el contexto social, la formación y la
cultura o el apoyo que podamos recibir de los demás.

Autoimagen.

Cuando hablamos de autoimagen nos referimos a la imagen que


nuestro subconsciente tiene de nosotros mismos. Esta imagen manipula
nuestra personalidad, nuestro comportamiento y es responsable de todo lo
que somos en cada momento de nuestra vida. Lo que pensamos de nosotros
mismos afecta esta imagen, es por eso que hay días en que nos miramos en el
espejo, agradables y triunfadores y otros días sin atractivo y perdedores. Muchas
veces nos despertamos desilusionados en nuestra vida, lo poco que hemos
logrado o lo que no hemos logrado.
La autoimagen es el factor fundamental para que una persona tenga éxito o
fracase, porque somos el resultado de nuestra imaginación. Es casi imposible ir
más allá de la imagen que tenemos de nosotros mismos.

La autoimagen o esquema propio, como le gusta llamarlo, resulta ser muy


importante cuando se trata de ayudarnos a procesar información, especialmente
la que es relevante para nuestra propia vida. Además, cuando llegue el
momento, estos esquemas nos ayudarán a recordar algunos problemas e
influir en las decisiones que tomamos.

El filósofo griego Sócrates entre sus reflexiones, es recordado por una idea:


conócete a ti mismo. Es una propuesta muy sugestiva, porque solo si tenemos un
conocimiento válido sobre nuestra individualidad podemos tener la estabilidad
psíquica que cada individuo anhela.

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