AUTOETIMA1

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Universidad Nacional Experimental de Guayana

Vicerrectorado Académico
Coordinación de Contaduría Pública y Ciencias Fiscales
Proyecto de Carrera: Contaduría Pública
Asignatura: Desarrollo Humano

AUTOESTIMA

El Callo, mayo 2023


AUTOCONCEPTO

A lo largo de la historia de la literatura científica, al término autoconcepto, en


general, se le han dado y aún se le dan diferentes interpretaciones, sin que se pueda
delimitar con precisión y claridad los términos y ámbitos que se manejan (Burns, 1990).
Así, desde que la psicología adquiriera oficialmente carácter de ciencia, han sido múltiples
las teorizaciones y controversias acerca del papel del autoconcepto en la conducta humana
y éste ha desempeñado un rol central o secundario dentro de la psicología en diferentes
momentos de su historia (González y Tourón, 1992).

Para Piaget, este pensamiento pre-conceptual lo define como un pensamiento


simbólico, individual y egocéntrico. Constituye una asimilación egocéntrica de la realidad a
las dinámicas, experiencias y sentimientos del yo. El Autoconcepto es la opinión, el
concepto o la impresión que la gente tiene de sí misma, opinión que se
desarrolla a lo largo de los años. Por tanto se trata del conjunto de
percepciones cognoscitivas y actitudes que la gente tiene acerca de sí misma.
Los individuos pueden tener diferentes  tipos de Autoconcepto, que
cambian de vez en cuando, y que pueden, ser o no, retratos precisos de ellos
mismos. El Autoconcepto se elabora constantemente, dependiendo de las
circunstancias y de las relaciones confrontadas por el individuo.

Componentes del Autoconcepto


 Nivel cognitivo-intelectual: ideas, opiniones, creencias, percepciones y el
procesamiento de la información exterior. Basamos nuestro Autoconcepto
en experiencias pasadas, creencias y convencimiento sobre nuestra persona.
Todo aquello que pensamos, las ideas y valores que vamos adquiriendo y
nos van enseñando.
 Nivel emocional-afectivo: juicio de valor sobre nuestras cualidades
personales. Implica un sentimiento de lo agradable o desagradable que
vemos en nosotros.
 Nivel conductual: decisión de actuar, de llevar a la práctica un
comportamiento consecuente.

Factores que determinan el Autoconcepto


 La actitud o motivación: tendencia a reaccionar frente a una situación tras
evaluarla positiva o negativamente. Es la causa que impulsa a actuar, por
tanto, será importante plantearse los por qué de nuestras acciones, para no
dejarnos llevar simplemente por la inercia.
 El esquema corporal: supone la idea que tenemos de nuestro cuerpo a
partir de las sensaciones y estímulos. Esta imagen está muy relacionada e
influida por las relaciones sociales, las modas, complejos o sentimientos
hacia nosotros mismos.
 Las aptitudes: son las capacidades que posee una persona para realizar algo
adecuadamente (inteligencia, razonamiento, habilidades sociales, etc.).
 Valoración externa: es la consideración o apreciación que hacen las demás
personas sobre nosotros. Son los refuerzos sociales, halagos, contacto
físico, expresiones gestuales, reconocimiento social, etc.

Características Autoconcepto
 Aprendido. El autoconcepto aparece en nosotros cundo nacemos y poquito
a poco se va formando y desarrollando con el día a día y nuestras vivencias
personales.
 Dinámico. Ya lo hemos explicado antes, el autoconcepto está en constante
movimiento, suele cambiar y modificarse ante nuevas experiencias y nuevos
datos. Para nada es algo estático e inamovible.
 Jerárquico. Suele llevar cierto orden y jerarquía una vez se ha establecido.
 Multidimensional. El autoconcepto es multidimensional y cada una de sus
dimensiones explica roles diferentes.  Ejemplos de ello es cuando una
persona puede calificarse como marido, jefe, compañero, amigo, hijo… y
así sucesivamente.
Función del autoconcepto
El autoconcepto nos ayuda a relacionarnos con el mundo, nos permite
hacer inferencias y sacar conclusiones sobre lo que influye en nuestra manera
de comportarnos y también la forma en la que la gente se comporta con
nosotros.
Por lo tanto que nuestro autoconcepto sea en general positivo, ayudará a
nuestra satisfacción personal y confianza en uno mismo, y por ende, al
bienestar emocional y a nuestra calidad de vida.
Y es que la evidencia científica  ha demostrado, a través de diversos
estudios, que las personas que presentan un autoconcepto positivo, tienen
mayor capacidad para actuar de forma independiente, para poder tomar
decisiones y para asumir responsabilidades. De esta manera les es más sencillo
enfrentarse a nuevos retos y tener mayor tolerancia a la frustración.

Ejemplos de autoconcepto
Existen autoconcepto positivos y negativos, normalmente presentes en una misma
persona, conformando su personalidad y su forma de entenderse a sí mismo, su conducta y
su relación con el entorno.
Como ejemplos de autoconcepto positivo:
 Una persona se ve a sí misma como inteligente y capaz.
 Un ciudadano se percibe a sí mismo como un miembro relevante y con prestigio dentro
de su comunidad.
 Una hombre se ve a sí mismo como un excelente padre y esposo.
 Una madre se considera a sí misma como una persona cariñosa y afectuosa con sus
hijos.
 Una joven empleada se ve a sí misma como una trabajadora competente y eficaz.
En el otro extremo, es decir en lo que respecta al autoconcepto negativo:
 Una persona se ve a sí misma como estúpida, lenta y poco resolutiva.
 Un hombre se percibe a sí mismo como prescindible y poco apreciado dentro de su
comunidad.
 Una mujer se ve a sí misma como una terrible esposa y amiga.
 Una persona se considera fría y distante con sus seres queridos.
 Una joven se ve a sí misma como una empleada perezosa e ineficiente

Factores que determinan el autoconcepto: para el Psicólogo humanista Carl Rogers, el


concepto de sí mismo se compone de tres factores diferenciados:
 La imagen de ti mismo, o cómo te ves
 Es importante darse cuenta de que la auto-imagen no coincide necesariamente con la
realidad. La gente puede tener una auto-imagen inflada y creer que las cosas son
mejores de lo que realmente son. Por el contrario, las personas son generalmente
propensas a tener auto-imagen negativa y percibir o exagerar los defectos o debilidades.
 La autoimagen se ve afectada por diversos factores, como la influencia de los padres,
los amigos y compañeros, los medios de comunicación, los grupos de pertenencia…, y
se conforma en base a una combinación de estos factores.
 Una serie de factores puede afectar a la autoestima, incluso cómo nos comparamos con
los demás y cómo responden los demás ante nosotros. Cuando la gente responde
positivamente a nuestra conducta, somos más propensos a desarrollar una autoestima
positiva, y viceversa.

En esta línea, Argyle (2008) considera que hay 4 principales factores que influyen en la
autoestima:
1. La reacción de los otros. Si la gente nos admira, nos adula, nos busca, nos escucha con
atención y se manifiestan de acuerdo con nosotros, tenderemos a desarrollar una
autoestima positiva. Si por contra nos evitan, nos descuidan, nos dicen cosas sobre
nosotros mismos que no queremos oír, también nuestra propia valoración será negativa.
2.  La comparación con los demás. Si cuando nos comparamos con personas de nuestro
grupo de referencia, concluimos que estas personas son más exitosas, felices, ricas o
guapas que nosotros tenemos la tendencia a desarrollar un auto valoración negativa, si
es al revés, nuestra autoestima se verá reforzada.
3. Los roles sociales. Algunos roles sociales llevan aparejado cierto prestigio, por
ejemplo, médicos, pilotos, deportistas, presentadores. Esto sin duda promueve una
autoestima elevada. Otros roles sin embargo están estigmatizados, como presos,
enfermos mentales, desempleados, entre otros. Esto tiene por supuesto una
consecuencia directa sobre la valoración que hacemos de nosotros mismos.
4. Identificación: es una variable dependiente de la anterior, ya que se refiere a la
interiorización de los roles que desempeñamos. Esto hace que se conviertan en parte de
nuestra personalidad, es decir llegamos a identificarnos con las posiciones que
ocupamos, los papeles que desempeñamos y los grupos a los que pertenecemos.

La autoestima y la autoaceptación están muy relacionadas entre sí. Cuando una


persona tiene una buena autoestima suele traducirse en una óptima autoaceptación, ya que
no se critica, sino que se valora y puede incluso cambiar aspectos propios sin ningún límite
autoimpuesto.

AUTOACEPTACION

Para la autora Carol Ryff la define como la actitud positiva hacia uno mismo,
aceptando los aspectos positivos y negativos de nuestro ser. Cuando su nivel es óptimo,
valorando siempre positivamente nuestro pasado, ya que este es una fuente de aprendizaje.
Es por lo cual que consiste en aceptar y aprobarse a uno mismo y cada una de las
partes que nos forman o nos integran, teniendo en cuenta tanto nuestras virtudes y nuestros
defectos, ya que todos forman parte de nuestro ser.
Así pues, un nivel deficitario en esta área conllevaría al perfeccionismo y al uso
exagerado de los criterios externos. Según este modelo para conseguir aceptarnos a
nosotros mismos debemos tomar la decisión para poder tomar consciencia de quienes
somos y que nos consolida como persona.
Que beneficios trae con la autoaceptación: se ha visto que la autoaceptación se
relaciona a una reducción de síntomas depresivos, menores niveles de ansiedad, más
emociones positivas, patrones de pensamiento más positivos, y en general, un mayor
bienestar psicológico. 
De la misma forma, desde la autoaceptación se puede mejorar aquellos aspectos que
las personas necesitan mejoras. Desde esa compasión y amor propio donde se pueden
cuidar y mantenerse motivados.
Se pueden realizar distintos esfuerzos para trabajar la autoaceptación:
1. Perdonarnos: para aceptarnos es importante reconocer nuestros errores pero no
culparnos obsesivamente sobre ellos. Se refiere a hacer esfuerzos de reparación y
darnos permiso para avanzar.
2. Practicar la autocompasión: se refiere a ser amables con nosotros mismos en los
buenos y malos momentos. Considera cómo te hablas a ti mismo. Procura hablarte
como a alguien a quien eres responsable de ayudar.
3. Practicar Mindfulness: el mindfulness implica observarnos sin juicios y desde la
aceptación radical. Eso nos permite no quedarnos en conductas del pasado que no nos
gustan, sino avanzar y disfrutar nuestro presente.
4. Conocer nuestras cualidades: reconócete por aquellos aspectos en los que brillas.
Parte de una buena relación con uno mismo es felicitarnos y reconocernos. Ser esa
persona que nos motiva. Si te cuesta identificarlas, pregúntale a alguien de confianza
para que te ayude. Todos tenemos cualidades.
5. Desarrollar un discurso positivo: nota cuando te estés hablando de manera poco
amable y trata de cambiar ese discurso. Busca analizar aquellas creencias limitantes que
puedas tener sobre ti mismo y modificarlas por unas más amables.
6. Conectar con personas que nos motiven: nuestro contexto influye mucho en cómo
nos sentimos sobre nosotros mismos. Trata de rodearte de personas que te ayuden en
este proceso.
Aceptarse a sí mismo es un paso fundamental en el proceso de adquirir una
autoestima saludable porque nos va a permitir concentrarnos en lo que amamos acerca
de nosotros mismos y al mismo tiempo ser conscientes de lo que no nos gusta y
comenzar a cambiarlo. Es por eso que autoaceptación y autoestima van de la mano, no
puedes tener estima de ti mismo si no te aceptas tal y como eres.
AUTOVALORACION

La autovaloración en los individuos es una cuestión de mucha relevancia en el


ámbito de la psicología y, aunque existen diferencias en su concepción, acorde a los
diversos enfoques dentro de esta disciplina, se comparte la idea generalizada de que
dicho concepto hace referencia a la percepción e imagen que la persona tiene sobre sí
misma.
Como lo señalan Del Cristo (2015), Domínguez (1999) y Poletti & Dobbs
(2010), dicha percepción está enfocada a las cualidades, capacidades, intereses,
aptitudes, éxitos profesionales y personales, así como a las motivaciones en relación
con las distintas esferas de la vida de la persona. De esta manera, la autovaloración se
refiere a la organización de las connotaciones afectivas, tanto negativas como positivas,
que son expuestas cuando un individuo tiene que responder a la pregunta ¿quién soy
yo? (Escámez, García, Pérez & Llopis, 2007).
De esta manera, dicho cuestionamiento permite realizar una reflexión subjetiva
acerca de la autopercepción de los individuos para que, posteriormente, generen y
expresen su propia valoración respecto a su persona.
Cabe señalar que la respuesta al cuestionamiento anterior está en función de las
diversas experiencias socioculturales en las que se ve inserto el individuo, así como de los
diversos problemas y situaciones a los que se ve enfrentado a lo largo de su ciclo vital;
experiencias y situaciones en las que acumula información, tanto interna como externa,
para después integrarla e internalizarla, permeando y permitiendo una adaptación a la
realidad y la construcción de la percepción y valoración sobre sí mismo (Núñez &
González, 1997; Polaino, 2004).
Si se parte de la premisa de que las experiencias socioculturales fungen como factor
que permite la autovaloración de los individuos, entonces, tal como lo señalan (Poletti &
Dobbs, 2010), el contacto con las personas y las aportaciones que realizan figuras
significativas con quienes el individuo se relaciona desde la infancia, influyen en la
construcción de dicha autovaloración y en lo que cada individuo percibe de los demás hacia
su persona, aprendiendo a sentirse bien o mal consigo mismo.
Es importante señalar que, tanto la familia como los amigos y/o los profesores
fungirán como figuras significativas, cada uno con un cierto nivel de importancia
establecido por el mismo individuo, y su influencia dependerá del grado de implicación,
cercanía y apoyo social que le proporcionen (Naranjo, 2007).
En consecuencia la autovaloración comprende, de acuerdo con Clerici & García
(2010), dimensiones tanto cognitivas como afectivas y conductuales, las cuales permitirán
que cada individuo perciba y se dé cuenta de que es diferente a los demás.

CREENCIA

Una creencia es una actitud mental que consiste en la aceptación de una experiencia,
una idea o una teoría, considerándolas verdaderas sin que medien ni hagan falta
demostraciones argumentales o empíricas. Es decir, es aquello que decidimos creer y
afirmar sin que tengamos el conocimiento o las evidencias de que sea o pueda ser cierto.
Los seres humanos tenemos creencias de todo tipo. Están expresadas casi siempre
como proposiciones o afirmaciones lógicas sobre el mundo real o imaginario, puesto que
son una de las primeras formas de aproximación al mundo con que contó nuestra
civilización en sus inicios.
No toda creencia es necesariamente falsa, pero en el momento en que procedemos a
comprobarlas fáctica o científicamente, dejan de ser creencias y pasan a ser conocimientos,
leyes científicas u otro tipo de saberes. Incluso existen creencias profundas, de las que no
somos del todo conscientes, y que sin embargo juegan algún rol en la configuración de
nuestro modo de ver el mundo.
Tipos de creencias: de acuerdo a su origen, las creencias pueden ser de dos tipos:
1. Externas. Cuando provienen de fuera del individuo, ya sea porque aceptamos las de
nuestro entorno social para encajar mejor, o porque recibimos
una herencia o educación informal al respecto. Es el caso de las creencias religiosas
(concernientes a Dios y a lo divino), culturales (relacionadas con la propia tradición y la
ajena), sociales (relacionadas con el trato hacia los demás) o políticas (que tienen que
ver con el ejercicio del poder).
2. Internas. Cuando provienen de la propia mente del individuo, como fruto de su
experiencia directa con el mundo, o de la interpretación (errada o no) que pueda hacerse
una persona de algún evento. Es el caso de muchas creencias personales, especialmente
durante la infancia.
También existen otras formas de clasificar las creencias, distinguiendo entre
opiniones (que se sostienen sobre algún tipo de interpretación o elucubración a partir de lo
real), las ideologías (que nacen a partir del sentido mismo de identidad del grupo al que se
pertenece) o las religiones (que no poseen ningún vínculo apreciable con el conocimiento
del mundo).
Ejemplos de creencias: algunos ejemplos de creencias son:
 El colectivo terraplanista tiene la firme creencia de que el planeta tierra es plano, en
lugar de esférico.
 En ciertas regiones de América Latina existe la creencia popular de que al barrerle los
pies a una persona, se impide que dicha persona se case. En otros lugares se cree lo
mismo, pero respecto de abrir un paraguas bajo techo.
 El credo católico defiende la creencia de que Jesús de Nazaret fue el mesías, hijo de
Dios, y que su muerte libró de sus pecados al mundo.
 Existe un movimiento negacionista en distintos países de Occidente que defiende la
creencia de que el holocausto, o sea, el exterminio de casi 6 millones de personas judías
por parte del régimen nazi de Alemania durante la Segunda Guerra Mundial, fue un
engaño urdido por el sionismo judío para justificar la creación del Estado de Israel.
JUICIO

VALORACION

AUTOESTIMA

De acuerdo con Rice (2000), la autoestima de una persona es la consideración que


tiene hacia sí misma. Señala este autor que ha sido denominada como el vestigio del alma y
que es el ingrediente que proporciona dignidad a la existencia humana. La autoestima se
desarrolla a partir de la interacción humana, mediante la cual las personas se consideran
importantes una para las otras. El yo evoluciona por medio de pequeños logros, los
reconocimientos y el éxito.
Branden, en de Mézerville (2004, p. 25) manifiesta que: La autoestima está
configurada por factores tanto internos como externos, entendiendo por factores internos,
los factores que radican o son creados por el individuo-ideas, creencias, prácticas o
conductas y factores externos los factores del entorno: los mensajes transmitidos verbal o
no verbalmente, o las experiencias suscitadas por los padres, los educadores, las personas
significativas para nosotros, las organizaciones y la cultura.
Según Güell y Muñoz (2000, p. 118), la persona tiene la capacidad de establecer su
propia identidad y atribuirse un valor y, a esa valoración se le llama autoestima. Señala que
“Si conseguimos mantener un buen nivel de autoestima resistiremos las críticas, nos
abriremos mejor a los demás, aprenderemos a pedir ayuda y, en general, nos resultará
Revista Electrónica “Actualidades Investigativas en Educación” mucho más gratificante
vivir, lo que contribuirá también a prevenir cualquier proceso depresivo”.
Refiriéndose a este tema de la autoestima, Santrock (2002, p. 114) expresa que ésta
es: “La evaluación global de la dimensión de Yo o self. La autoestima también se refiere a
la autovalía o a la autoimagen, y refleja la confianza global del individuo y la satisfacción
de sí mismo”.
De acuerdo a lo antes señalado la autoestima es la valoración, percepción o juicio
positivo o negativo que una persona hace de sí misma en función de la evaluación de sus
pensamientos, sentimientos y experiencias. Es un término de Psicología estudiado por
diversos expertos en el área, sin embargo, se utiliza en el habla cotidiana para referirse, de
un modo general, al valor que una persona se da a sí misma.
La autoestima está relacionada con la autoimagen, que es el concepto que se tiene
de uno propio, y con la autoaceptación, que se trata del reconocimiento propio de las
cualidades y los defectos.
La forma en que una persona se valora está influenciada en muchas ocasiones por
los agentes externos o el contexto en el que se encuentra el individuo, por ello puede
cambiar a lo largo del tiempo. En este sentido, la autoestima puede aumentar o disminuir a
partir de situaciones emocionales, familiares, sociales o laborales, incluso, por nuestra
autocrítica positiva o negativa.

CARACTERISTICAS

La autoestima se caracteriza por manifestarse en diferentes niveles que pueden


variar según cada persona y la etapa de la vida que se esté transitando. Incluso, pueden
convivir diferentes niveles de autoestima en una misma persona, según el ámbito en el que
se desempeñe. Por ejemplo: Una persona puede sentirse muy segura y exitosa en el trabajo
y, a la vez, muy desdichada o insatisfecha en las relaciones afectivas; esta percepción que el
individuo tenga de sí resulta un aspecto muy importante para mantener una adecuada salud
psicológica. Los niveles de baja o de alta autoestima que se perpetúan en el tiempo pueden
desencadenar trastornos de depresión y de ansiedad respectivamente. Ambas alteraciones,
que se pueden dar de manera exagerada, también afectan al cuerpo. En esos casos, se
requiere el apoyo de un profesional.
Ahora bien, a continuación se describirán las 7 características positivas y negativas
que tienen las personas:
1. Autoconfianza una de las Características de la Autoestima más Importante
Normalmente, las personas con una alta autoestima no tienen temor a expresar sus
ideales, sentimientos, acciones y pensamientos frente a los demás. ¡Se sienten libres y lo
hacen con total facilidad, lo cual no suele ocurrir con las personas con autoestima negativa
o baja, pues, siempre sienten temor delante de los demás. De hecho, no confían ni en ellas
mismas, tampoco en las capacidades, conocimientos o habilidades propias. 
2. Pensamientos 
Cuando una persona tiene una autoestima alta, siempre tendrá pensamientos
positivos, inclusive hasta cuando atraviesa por dificultades o problemas. Pues, esta será la
manera de enfrentar los distintos escenarios que se le puedan atravesar, buscando una
resolución positiva a dichas adversidades. Pero, si el sujeto posee una autoestima débil, sus
pensamientos serán negativos, enfocados e incluso anticipándose a las derrotas y en la falta
de capacidad para resolver algún inconveniente. 
3. Empatía 
Seguidamente, las personas con autoestima elevada, reconocen las cualidades,
triunfos y capacidades de los demás. Además, se conectan con facilidad a los sentimientos
o pensamientos de otros sujetos.  Sin embargo, aquellas con autoestima baja, muestran
sentimientos empáticos bastantes reducidos. De hecho, les cuesta un universo reconocer lo
que pueden llegar a pensar o sentir las demás personas. Es habitual que, sólo se centren de
manera inconsciente en sus propios sentimientos, pensamientos e ideas. 
4. Responsabilidades 
Una de las características principales que tienen las personas con autoestima alta, es
que se sienten apasionadas por los riesgos. De hecho, los buscan y los disfrutan al máximo.
No ven las responsabilidades como dificultades, sino como una nueva oportunidad para
mejorar y aprender a superarse.  Con la autoestima baja, los individuos que la poseen nunca
tomarán riesgos por sí mismos y optan por ser rutinarios, sin adquirir nuevas
responsabilidades. 
5. Personalidad 
Por su parte, los sujetos con personalidad elevada son capaces de expresarse de
manera justa y firme, sin llegar al extremo de humillar u ofender a nadie. Llegan a aceptar
sus debilidades y también reciben las críticas constructivas que tienen los demás sobre
él/ella. De este modo, pueden mejorar así mismos. Además, otra de los aspectos que
envuelven a la personalidad de las personas con autoestima positiva, es que saben pedir
disculpas, si desconocen algo no dudan en preguntar, no tienen temor a ser juzgado, entre
otros.
No obstante, los sujetos con baja autoestima, no llegan ni aceptarse a ellos mismos y
constantemente sacan a la luz sus propios defectos físicos y mentales. Son reconocidas por
la sociedad como personas tóxicas.
6. Solidaridad
Entre las características de la autoestima, la solidaridad también juega un papel
importante en la persona.  Pues, cuando se tiene una elevada autoestima, la persona está
predispuesta a ayudar a los demás, sin juzgar, ni criticar a nadie ni a ella misma.
Normalmente, destacan los aspectos positivos o acciones de los demás.  
En cambio, las personas con baja autoestima pueden llegar a colaborar con alguien,
pero, la diferencia es que juzgarán y resaltará todo lo malo de cierta situación. 
7. Asertividad 
Finalmente, aquellos con autoestima elevada son personas calmadas, pacientes y
firmes. Además, defiende siempre sus ideales, sentimientos y puntos de vista. 
Sin embargo, el individuo con autoestima negativa, puede ser un blanco perfecto
para ser influenciable por otras personas, donde sus pensamientos y convicciones no tengan
ningún tipo de validez. 

TIPOS DE AUTOESTIMA

De un modo general, se puede hablar de dos tipos de autoestima, aunque no son


ideas excluyentes, ya que pueden referirse a distintos aspectos del ser humano. Es decir,
una persona puede tener, por ejemplo, una alta autoestima en términos de capacidades
intelectuales ʽsoy muy listo en matemáticas, pero una baja autoestima en otros ámbitos
como, por ejemplo, ʽsoy muy torpe en los deportes.

Alta autoestima: Las personas con una alta autoestima se caracterizan por tener
mucha confianza en sus capacidades. De este modo, pueden tomar decisiones, asumir
riesgos y enfrentarse a tareas con una alta expectativa de éxito, esto se debe a que se ven a
sí mismas de un modo positivo. A medida que nuestra alta autoestima sea mayor nos
sentiremos mejor preparados, con mayor capacidad y disposición para realizar diversas
actividades, tendremos mayor entusiasmo y ganas de compartir con los demás.
Molina, Baldares y Maya (1996, p. 30) describen a las personas con alta autoestima
de la siguiente manera: Una persona con alta autoestima no se considera a sí misma como
el centro del universo y mejor que los demás y las demás. Simplemente conoce muchos
aspectos de sí misma, tiene auto-respeto y tiene consciencia de su propio valor como
persona única e irrepetible. Reconoce sus cualidades buenas, pero no se cree perfecta. Al
contrario, puede ser que tenga mucha consciencia sobre sus defectos y del hecho de que ella
comete errores. Pero no ve sus defectos y errores como representativos de alguien sin valor,
ella los entiendo como representativos del ser humano.
Baja Autoestima: Las personas con baja autoestima se pueden sentir inseguras,
insatisfechas y sensibles a las críticas. Otra característica de las personas con baja
autoestima puede ser la dificultad de mostrarse asertivas, es decir, de reclamar sus derechos
de una manera adecuada. La baja autoestima puede derivar por diversas razones como, por
ejemplo, la valorización que hacemos hacia nosotros mismos, la opinión que tenemos de
nuestra personalidad, nuestras creencias, entre otros.
Del mismo modo, en ocasiones pueden tratar de agradar a los demás para recibir un
refuerzo positivo y, de esta manera, aumentar su autoestima.
Según lo señalan Rosenthal y Simeonsson en Rice (2000), las personas con baja
autoestima muestran una identidad cambiante, inestable y abiertamente vulnerable a la
crítica o al rechazo, lo que verifica su inadecuación, incompetencia y falta de valía. Puede
que se perturben profundamente cuando piensan que se ríen de ellas, cuando sienten que las
acusan o cuando perciben que otras personas tienen una opinión negativa de sí mismas.
Cuanta más vulnerabilidad experimentan, mayores son sus niveles de ansiedad.
Como resultado, se sienten torpes e intranquilas y evitan a toda costa exponerse al ridículo.
Una persona con baja autoestima tiene una gran sensación de inseguridad acerca de
ella misma, menciona Satir (1980). Basa su autoestima, en gran parte, en lo que cree que las
demás personas piensan acerca de ella, lo cual lesiona su autonomía e individualidad.
En presencia de otras personas disfraza su baja autoestima, en especial cuando se
propone impresionarlas. Estas personas tienen muchas esperanzas en lo que las demás
pueden darles, pero a la vez tienen grandes temores, por lo que están muy expuestas a sufrir
desilusiones y a desconfiar de las otras.
La baja autoestima de estas personas proviene de sus experiencias de vida, que
probablemente le impidieron sentir confianza en sí misma y funcionar de manera
autónoma. Al respecto, Coopersmith citado por Eisenberg y Patterson (1981, p. 70),
manifiesta que:
Esas personas carecen confianza en sí mismas y son aprehensivas acerca de expresar
ideas no populares e inusuales. No desean exponerse a sí mismas, enojar a otros, o realizar
acciones que podrían atraer la atención. Probablemente ellas vivan en las sombras de un
grupo social, escuchan en lugar de participar y prefieren la soledad de la retirada sobre el
intercambio de participación. Considera este autor que entre los posibles factores que
contribuyen a la retirada de aquellas personas con baja autoestima, está su marcada auto-
conciencia y preocupación por sus problemas internos.
La gran mayoría de las personas con baja autoestima tienen una imagen
distorsionada sobre sí mismas que suele verse afectada por situaciones que detonan este
tipo de autoestima, como el bullying, agresiones físicas o verbales, pérdida de seres
queridos, rupturas amorosas, accidentes, abuso sexual, entre otras.
Una persona con baja autoestima suele sentir tristeza, depresión, ansiedad, miedo y
angustia. Se percibe a sí misma como si estuviera llena de defectos y minimiza o ignora por
completo sus cualidades. En otras palabras: exagera sus defectos e ignora sus virtudes y
son autocríticas a un nivel extremo.
“Todos sabemos que la autoestima viene de lo que tú piensas de ti mismo, no de lo
que los demás piensen de ti” –Gloria Gaynor
RESUMEN CRÍTICO DEL LIBRO “ENAMORATE DE TI”

Me di a la tarea de leer más allá de lo solicitado y este fue el análisis al que llegue:
Este libro (no lo termine) enseña a amarnos sin egoísmo y sin ser ególatras, nos
enseña en todos los ámbitos lo que se considera es el autoestima, que nos servirá para todas
aquellas enfermedades psicológicas, es un factor para el bienestar de cada uno de nosotros,
donde somos nosotros los generadores de estas enfermedades.
Se enfoca en amarte a ti mismo, ser valiente, comenzar un cortejo contigo mismo,
que esto nos haga más fuerte a los problemas cotidianos que se nos presentan en la vida
cotidiana, también enseña que el feo solo está en nuestra cabeza, y que las metas deben ser
establecidas para poder logarlas es decir no podemos trazar metas inalcanzables que nos
lleven a la depresión si no son conseguidas, pero con tener cuidado de tener un exceso de
autoestima.
Que debemos aceptarnos tal como somos, pero siendo humildes, pero no ocultando
lo que es nuestro autorreconocimiento ni fortaleza que cada uno tiene ya que esto a la larga
puede es dañar a las personas. También que las metas deben ser escritas y tenerlas en
cuentas en cada momento de la vida, no nos debemos de comparar, no nos debemos de
castigar drásticamente.
Que quizás si no dejáramos a un lado la insensibilidad hacia nosotros mismos y
siguiéramos autogratificandonos, como cuando éramos niños donde lo más importante era
pasarlo lo mejor posible y sobrevivir, mas no autocastigarnos como solemos hacer ya que
estamos enfocados “hacia afuera” lo exterior que “hacia dentro”.
La conclusión del autor en esta primera parte es que debemos educar a nuestros
hijos a que se quieran más, ya que siempre se enfocan en que deben tener un autocuidado
personal bañares, peinarse, esta presentables a la sociedad.
Y realiza las siguiente preguntas, ¿Qué hay del autocuidado psicológico y la
higiene mental?, ¿le presentamos suficiente atención? , ¿Lo ponemos en práctica,
¿resaltamos la importancia del autoamor?
De igual forma señala que debemos realizar algún tipo de meditación, ofrecernos o
dedicarnos tiempo hacer lo que amamos explorar cosas nuevas, hacer aquello que nos guste
y amamos, salir de la rutina, poner nuestros sentidos a funcionar.
Este libro demuestra a través de los casos que el autor Walter Riso estudia a sus
pacientes y da ejemplos donde se puede presentar la falta de autoestima que son personas
que resaltan todo lo malo que puedan tener y que no revelan o resaltan su esencia o lo bello
que pueden ser, lo que los diferencia de otras personas.

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