Historia Social de La Real Casa de Moneda de México
Historia Social de La Real Casa de Moneda de México
Historia Social de La Real Casa de Moneda de México
Historia social
de la Real Casa de Moneda de México
HG661.2
C37
2012 Castro Gutiérrez, Felipe
Historia social de la Real Casa de Moneda de México / Felipe
Castro Gutiérrez. — México : UNAM, Instituto de Investigaciones
Históricas, 2012.
256 p. : il. — (Serie Historia Novohispana; 88 / Instituto de
Investigaciones Históricas)
ISBN 978-607-02-3150-6
ISBN 978-607-02-3150-6
Historia social
de la Real Casa de Moneda de México
HG661.2
C37
2012 Castro Gutiérrez, Felipe
Historia social de la Real Casa de Moneda de México / Felipe
Castro Gutiérrez. — México : UNAM, Instituto de Investigaciones
Históricas, 2012.
256 p. : il. — (Serie Historia Novohispana; 88 / Instituto de
Investigaciones Históricas)
ISBN 978-607-02-3150-6
ISBN 978-607-02-3150-6
AGRADECIMIENTOS. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
INTRODUCCIÓN. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
EPÍLOGO
LA REAL CASA DE MONEDA Y LA REVOLUCIÓN
DE INDEPENDENCIA. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 213
Anexos
Anexo 1. Salarios de los ministros y oficiales, 1730 y 1779
(versión completa) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 223
Anexo 2. Oficios previos de los trabajadores. . . . . . . . . . . . . 225
Anexo 3. Padecimientos de los trabajadores,
según sus médicos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 226
Anexo 4. Sentencias y sentenciados por el tribunal
privativo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 232
Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 241
AGRADECIMIENTOS
Este libro debe mucho a la paciente y cotidiana labor del personal del
Archivo General de la Nación. Raquel Güereca, Tania Ovalle y José
María Gallegos colaboraron en distintos momentos en la compilación
de material documental. Claudia Domínguez Hinojosa realizó las ilus-
traciones que apoyan algunas secciones de este libro. El señor Salvador
García Lima me guió por el fascinante Museo de Casa de Moneda, en
el antiguo Apartado; y la amable invitación de la arqueóloga Elsa Her-
nández Pons hizo posible visitar las obras de restauración del actual
Museo Nacional de las Culturas. Finalmente, Inés Herrera Canales or-
ganizó varias reuniones académicas en la que tuve ocasión de presen-
tar avances y recibir comentarios de otros especialistas en la historia
casamonetarista. Vaya para todos ellos mi agradecimiento.
AGRADECIMIENTOS
Este libro debe mucho a la paciente y cotidiana labor del personal del
Archivo General de la Nación. Raquel Güereca, Tania Ovalle y José
María Gallegos colaboraron en distintos momentos en la compilación
de material documental. Claudia Domínguez Hinojosa realizó las ilus-
traciones que apoyan algunas secciones de este libro. El señor Salvador
García Lima me guió por el fascinante Museo de Casa de Moneda, en
el antiguo Apartado; y la amable invitación de la arqueóloga Elsa Her-
nández Pons hizo posible visitar las obras de restauración del actual
Museo Nacional de las Culturas. Finalmente, Inés Herrera Canales or-
ganizó varias reuniones académicas en la que tuve ocasión de presen-
tar avances y recibir comentarios de otros especialistas en la historia
casamonetarista. Vaya para todos ellos mi agradecimiento.
INTRODUCCIÓN
1
Véanse los comentarios sobre los límites y ambigüedades de la historia social contem-
poránea en George G. Iggers, Historiography in the Twentieth Century: from Scientific Objectivity
to the Postmodern Challenge, Middletown, Wesleyan University Press, 1997, p. 97-115.
2
Las obras “clásicas” sobre el tema son las de Fausto de Elhuyar, Indagaciones sobre la
amonedación en Nueva España, ed. facs., México, Miguel Ángel Porrúa, 1979, 142 p.; Manuel
Orozco y Berra, “Moneda en México”, en México en el Diccionario Universal de Historia y de
Geografía, v. 3, Antonia Pi-Suñer Llorens (coord.), México, Universidad Nacional Autónoma
de México, 2004, p. 391-405; Fabián de Fonseca y Carlos de Urrutia, Historia general de Real
Hacienda, 6 v., México, Secretaría de Hacienda y Crédito Público, 1978. En estas fuentes se
apoyó una historia general editada hace varias décadas: Óscar Castañeda Batres, Lorenzo O.
Hernández y Agustín Pineda Aguilar, La Casa de Moneda a más de 450 años, México, Casa de
Moneda de México-Porrúa, 1989, 302 p.
3
Guillermo Céspedes del Castillo, Las casas de moneda en los reinos de Indias, v. 1, Las
cecas indianas en 1536-1825, Madrid, Museo Casa de Moneda. 1996, 488 p.
4
María Eugenia Romero Ibarra, Casa de Moneda. Fondo documental Fomento-Hacienda
Pública, México, Facultad de Economía, Universidad Nacional Autónoma de México, sin
fecha. Consultado en línea el 27/12/2009, en http://www.economia.unam.mx/hm/catalo-
go.html. Véase también Delia Pezzat Arzave, Catálogos de documentos de arte: Archivo General
de la Nación, México, Real Casa de Moneda y Apartado, México, Universidad Nacional Autóno-
ma de México, Instituto de Investigaciones Estéticas, 1996, 118 p.
5
Inés Herrera Canales, “Una década en el rescate de los archivos existentes en la Casa
de Moneda de México”, en América Latina en la historia económica, n. 19, ene.-jun. 2003, p. 9-22.
Uno de los resultados de esta labor fue el CD- Rom Catálogo del Archivo Histórico de la Casa de
Moneda de México, Agencia Española de Cooperación Internacional-Instituto Nacional de
Antropología e Historia- CONACULTA, Madrid, 1999.
6
Alberto Francisco Pradeau, Don Antonio de Mendoza y la Casa de Moneda de México en
1543. Documentos inéditos, intr. Alberto María Carreño, México, Porrúa, 1953, 150 p. Esta obra
transcribe los autos de la visita realizada por Tello de Sandoval en 1545, así como otros do-
cumentos sobre el tema. Arthur S. Aiton y Benjamin W. Wheeler ordenaron y resumieron la
información entonces disponible en “The First American Mint”, en The Hispanic American
Historical Review, v. 11, n. 2, mayo 1931, p. 198-215.
7
Alberto Francisco Pradeau, Historia numismática de México desde la época precortesiana
hasta 1823, traducida, corregida y aumentada por Román Beltrán Martínez, México, Banco
de México, 1950, 224 p.; Pilar González Gutiérrez, Creación de casas de moneda en Nueva Espa-
ña, Alcalá, Universidad de Alcalá, 1997, 294 p.
8
Louisa Hoberman Schell, Mexico’s Merchant Elite, 1590-1660: Silver, State, and Society,
Durham, Duke University, 1991, 352 p.; Laura Pérez Rosales, Familia, poder, riqueza y subver-
sión: los Fagoaga novohispanos, 1730-1830, México, Universidad Iberoamericana-Real Sociedad
Bascongada de los Amigos del País, 2003, xvi-280 p.; Christoph Rosenmüller, Patrons, Parti-
sans, and Palace Intrigues: the Court Society of Colonial Mexico, 1702-1710, Calgary, University
of Calgary, 2008, X-278 p.; Guillermina del Valle Pavón, “Los excedentes del ramo alcabalas.
Habilitación de la minería y defensa del monopolio de los mercaderes de México en el siglo
XVIII”, en Historia Mexicana, v. 56, n. 3, 2002, p. 969-1016.
9
Víctor Manuel Soria Murillo, La Casa de Moneda de México bajo la administración borbó-
nica, 1733-1821, México, Universidad Autónoma Metropolitana, 1994, 279 p. Del mismo au-
tor, véase “La incorporación del apartado del oro y la plata a la Casa de Moneda y sus re-
sultados de operación, 1778-1805”, en Historia Mexicana, v. 44, n. 2, 1994, p. 269-298.
10
Francisco Javier de Gamboa, Comentarios a las ordenanzas de minas, 1761 (ed. facs.),
México, M. A. Porrúa, 1987, 534p.; Céspedes del Castillo, op. cit., p. 101-174; Glenn Murray,
“La mecanización de las cecas españolas, desde Segovia (1565) hasta Potosí (1767)”, conferen-
cia en I Congreso Centroamericano de Numismática, San José, Costa Rica, Museo del Banco
Central, 18-21 de septiembre de 2002, en Numismática latinoamericana, http://www.numisma-
ticacr.com, consultada el 22 /09/2009; Carlos Lazo García, “Tecnología herramental y maqui-
narias utilizadas en la producción monetaria durante el virreinato”, en Investigaciones sociales,
v. 2, 2, Lima, Universidad Nacional de San Marcos, 1998, p. 93-121; Eduardo Dargent Chamot,
Las Casas de Moneda españolas en América del Sur, Lima-Madrid, el autor, 2006, en http://www.
tesorillo.com (consultada el 15 de octubre de 2009); Juvenal Luque Luque, “Una Casa de
Moneda provincial bajo administración privada: Arequipa, 1837-1842”, en Investigaciones So-
ciales, n. 16, Lima, Universidad Nacional Mayor de San Marcos, 2006, p. 230-269.
11
Ramón Sánchez Flores, Historia de la tecnología y la invención en México. Introducción
a su estudio y documentos para los anales de la técnica, México, Fomento Cultural Banamex,
1980, 668 p.
12
Juan Fernando Matamala, “La Casa de Moneda de Zacatecas”, y Rina Ortiz Peralta,
“Las casas de moneda provinciales en México en el siglo XIX”, en José Antonio Bátiz Vázquez
y José Enrique Covarrubias, La moneda en México, 1750-1920, México, Instituto Mora-El Co-
legio de Michoacán-El Colegio de México-Universidad Nacional Autónoma de México, Ins-
tituto de Investigaciones Históricas, 1998.
13
Véase William B. Taylor, Embriaguez, homicidio y rebelión en las poblaciones coloniales
mexicanas, México, Fondo de Cultura Económica, 1997, p. 13-23.
I
LOS ORíGENES
Decía Bernal Díaz del Castillo que en la triste noche que los españoles
huyeron de Tenochtitlan a muchos los perdió la ambición, porque car-
garon con oro. él, por su parte, no había tenido más codicia que de
salvar su vida, pero “no dejé de apañar de unas cazuelas que allí esta-
ban cuatro chalchihuis, que son piedras entre los indios muy preciadas,
que de presto me eché en los pechos entre las armas, que me fueron
después buenas para curar mis heridas y comer el valor de ellas”.1
El testimonio es probablemente el primero que presenta uno de los
acuciantes problemas de la conquista: el territorio novohispano tenía
muchas riquezas, pero de nada servían si no podían convertirse en
medios de cambio. Y si bien el soldado-cronista pudo encontrar lo
urgente y necesario entre los indígenas, éste no fue el caso de los pos-
teriores colonizadores. Por costumbre o necesidad, tenían que comprar
artículos provenientes de Europa, que solamente podían adquirirse
con la moneda allá aceptada.
La Corona habría preferido que todos los metales preciosos fluye-
ran hacia España, y que la Casa de Moneda sevillana emitiera el circu-
lante para las nuevas posesiones ultramarinas. Aunque una limitada
cantidad de monedas españolas (ducados de oro, reales de plata, ve-
llones de cobre) arribó a México en los primeros años, resultaba clara-
mente insuficiente. Además, a toda la moneda acuñada en la penínsu-
la se le adjudicó en Indias un sobreprecio, supuestamente por gastos
y riesgos de transporte.2 Así, la moneda de uso más cotidiano, el real
1
Bernal Díaz del Castillo, Historia verdadera de la conquista de Nueva España, México,
Porrúa, 1983, cap. CXXVIII, p. 255.
2
Las monedas de un mismo o distinto metal tenían un valor fiduciario o nominal cuya
comparación y cambio era particularmente complicado, en razón de que no eran múltiplos
exactos entre sí. Por esta razón, para usos contables, era habitual la utilización de monedas
“de cuenta”. La más común, por ser la de menor valor, fue el maravedí, desaparecido en
N
U de plata, pasó de valer 34 a 44 maravedís. Los comerciantes peninsu-
lares compraban barato y vendían caro, algo que obviamente no se le
escapaba a nadie.3
La escasez de medios de cambio hacía difícil la acumulación de
bienes, el tráfico cotidiano de mercancías y, lo que era particularmen-
te preocupante para los funcionarios, la recaudación de impuestos. La
utilización de equivalentes monetarios de tradición mesoamericana,
como el cacao, las piezas de cobre o incluso las mantas, no podía ser
más que un sucedáneo local y temporal (a pesar de lo cual persistieron
durante décadas).4
Así, los conquistadores recurrieron espontáneamente a recursos
improvisados. En efecto, encontraron que en Mesoamérica podía ob-
tenerse oro (que al principio fue el metal precioso más frecuente) ya
fuese mediante el saqueo de los señoríos nativos, por comercio o “res-
cate” con los indios, o en algunas minas y lavaderos fluviales. Los
metales así obtenidos eran fundidos artesanalmente para obtener pie-
zas de muy variada ley, mezclada con cobre y otros metales.5 Por esta
razón se hablaba de “oro bajo” y de “oro común”, como el llamado
tepuzque (una deformación probablemente del nahuatl tepuztli, que es
nombre genérico para “metal”).6
La urgencia de poner cierto orden, así como de facilitar el comercio
y la recaudación de impuestos, llevaron a Hernán Cortés a establecer
en 1521 una casa de fundición en Coyoacán, bajo la vigilancia de los
oficiales de la Corona. Aquí se fundieron piezas que después de pagar
el correspondiente impuesto del quinto circulaban con el sello del rey,
estampado a golpe de martillo. La necesidad de pesarlas para conocer
su valor dio origen a un deslizamiento semántico, y el “peso” pasó a
convertirse en una unidad monetaria de la cual no había antecedentes
europeos. El contenido en metal precioso se aproximaba a algunas uni-
dades monetarias castellanas, pero no era exactamente el mismo. Así,
los colonizadores utilizaron el patrón monetario español sin contar con
España desde el siglo XIV, pero que continuó teniendo una existencia imaginaria para fines
legales y administrativos hasta el XIX.
3
Guillermo Céspedes del Castillo, Las casas de moneda en los reinos de Indias, p. 31-32.
4
Véase José Luis de Rojas, La moneda indígena y sus usos en la Nueva España en el siglo
XVI, México, Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, 1998.
5
Desde el punto de su contenido en metal, las monedas se miden por su “ley” (llamada
“fino” o “fineza” en la época) o contenido intrínseco. El oro puro tiene 24 quilates, o bien 96
granos; por ende un quilate contaba con cuatro granos; es un sistema aun en uso en la joye-
ría. La plata se medía en dineros, siendo 12 el de la plata pura, o bien 288 granos; esto es,
cada dinero tenía 24 granos.
6
Remy Siméon, Diccionario de la lengua náhuatl o mexicana, trad. de Josefina Oliva de
Coll, México, Siglo xxi, 1997, p. 505, 506.
7
Orozco y Berra, “Moneda en México”, p. 392.
8
El valor del peso de oro tepuzque ha dado lugar a muchas confusiones, Orozco y
Berra (op. cit, p. 401, 402) y con él los autores que lo han seguido, tomó como referencia la
ordenanza del virrey Mendoza que estableció que fuese de 272 maravedíes. Sin embargo,
la misma ordenanza establece que es una cotización menor a la que corría en el mercado. Es
posible suponer que su valor fuese el del “oro común”, también mencionado por Orozco y
Berra, que era de 300 maravedíes. Si esto era así, tres pesos de oro tepuzque equivalían a dos
de minas, lo cual era un cálculo que cualquier tendero podía comprender sin demasiadas
dificultades. La ordenanza referida aparece en Diego de Encinas, Cedulario indiano, Alfonso
García Gallo (ed.), Madrid, Instituto de Cultura Hispánica, 1945-46, v. 3, p. 228.
9
Céspedes del Castillo, op. cit., p. 51-53.
10
Fray Juan de Torquemada, Monarquía indiana, Miguel León Portilla (ed.), México,
Porrúa, 1969, v. 1, p. 614.
N
U hecho, los documentos de estos años pueden inducir a equívoco acer-
ca de la generalidad del uso de los “pesos” de oro o plata. En realidad,
la economía funcionaba en gran medida mediante el trueque e instru-
mentos tales como las cartas de pago o libranzas, que permitían a los
empresarios adquirir insumos que posteriormente solventarían con la
mercancía producida. El precio en pesos era solamente una referencia
convencional imaginaria.11
La fundación de la Real Casa de Moneda alteraría este sistema
improvisado, y causaría indirectamente las primeras devaluaciones de
la historia de México. En efecto, el 31 de mayo de 1535 se mandó que
los reales de plata llevados desde España, que habían corrido con un
sobreprecio casi del 30%, quedaran en su justo valor de 34 maravedíes,
el mismo que tendría el real mexicano. Esto tenía mucho sentido, dado
que se pretendía suplantar un valor de cambio por el otro, pero causó
no pocos problemas a quienes habían acumulado dinero en reales me-
tropolitanos, ahora devaluados. Para disminuir el golpe, se postergó
la ejecución de la medida por dos meses.12 Lo mismo ocurrió con el
peso de oro tepuzque, que había tenido varia estimación pero que en
1536 el virrey Mendoza ajustó a la baja, en 34 maravedíes el tomín; al
igual que en el caso anterior, se concedió un plazo para que los con-
tratos hechos anteriormente se pagaran en la anterior cotización.13
Tanto el peso de oro de minas como el de tepuzque se extinguieron
paulatinamente, en la medida en que aparecieron las monedas acuña-
das. Sin embargo, siguió siendo frecuente la utilización de barras de
plata (que después de pagado el quinto real podían circular legalmente)
como medio de pago, aunque eran vistas con desconfianza por los
funcionarios.14
El ayuntamiento de la ciudad de México y los oidores de la Real
Audiencia habían solicitado reiteradamente que se mandara establecer
una casa de moneda.15 En España, sin embargo, había muchas reservas,
porque los Reyes Católicos habían tenido que pasar por muchos tra-
bajos para recuperar las concesiones hechas a particulares, consolidar
un sistema monetario y limitar la emisión de moneda a siete cecas
(Burgos, Cuenca, La Coruña, Toledo, Segovia, Sevilla y Granada), bajo
11
Pilar Martínez López-Cano, La génesis del crédito colonial. Ciudad de México, siglo XVI,
México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas,
2001, p. p. 109-123.
12
Encinas, op. cit., v. 3, p. 232.
13
Ibidem, v.3, p. 228.
14
López Cano, op. cit., p. 23-59.
15
Vasco de Puga, Cedulario de la Nueva España (ed. facs.), Edmundo O’Gorman y Juan
Luis Mutiozábal (eds.), presentación de Silvio Zavala, estudio introductorio María del Refu-
gio González, México, Centro de Estudios de Historia de México Condumex, 1985, f. 25.
16
Céspedes del Castillo, op. cit., p. 57, 58.
17
Colección de documentos inéditos relativos al descubrimiento, conquista y colonización de
las posesiones españolas en América y Oceanía, sacados en su mayor parte del Archivo de Indias,
Joaquín F Pacheco y Francisco de Cárdenas (comp.), Madrid, Imp. Española, 1864-1884, v. 2,
p. 200, 201.
18
El acuñador Francisco Hernández decía, en 1545, que “que su majestad debería man-
dar hacer que se hiciese una Casa de moneda que sea más recia y de mejor recaudo que la
que al presente hay, porque la que hay es de poca fuerza y recaudo por tener como tiene las
paredes de adobe sencillo”. Pradeau, Don Antonio de Mendoza..., p. 70, 71,
19
Real cédula de 15 de enero 1569, en Fabián de Fonseca y Carlos de Urrutia, 6 v., His-
toria general de Real Hacienda, v. 1, p.119, 120.
N
U dirección del maestro Miguel Martínez, obrero mayor de las Casas
Reales. El lugar dio acogida desde entonces a las labores de acuñación,
con algunas reformas posteriores.
No hay descripciones tempranas, pero en 1693 consta que el edifi-
cio tenía dos patios. En el principal se hallaban ocho hornazas, la sala
de acuñación, la de balanza, fundición de cizalla, y una carbonera; en
el segundo patio estaban las fundiciones, las salas del tesorero y del
ensayador, unos “aposentillos” donde se guardaba la plata, y la vivien-
da del teniente de tesorero.20 Así fueron los espacios construidos hasta
que las reformas introducidas por los Borbones determinaron su com-
pleta reestructuración, en 1732.
El necesario complemento del edificio era el establecimiento de un
orden institucional. Las ordenanzas de Medina del Campo, aprobadas
para las cecas españolas por una real pragmática de 13 de junio de 1497,
eran también en principio aplicables para las indianas. Estas disposi-
ciones establecían el monopolio gubernamental y su ejercicio median-
te concesión a particulares; los mecanismos de supervisión y la deli-
mitación de responsabilidades de los oficiales; la forma y requisitos
para adquirir metales en pasta, las técnicas precisas para el ensaye y
acuñación; las responsabilidades de los oficiales y operarios; los pro-
cedimientos para entregar las monedas acuñadas a sus propietarios y
las severísimas penas (con particular predilección por la de muerte)
que caerían sobre los falsificadores, defraudadores o incluso sobre los
trabajadores que no se atuvieran estrictamente a lo dispuesto.21
Los ministros del rey eran conscientes de que la realidad indiana
no era exactamente asimilable a la española.22 Por esa razón, las ins-
trucciones dadas por real cédula de la reina gobernadora, de 11 de
mayo de 1535, procuraron sobre todo suplir y complementar las orde-
nanzas previas. Regulaban el valor y metal de las monedas que serían
acuñadas en México, así como el diseño del cuño; el cuidado que debía
tenerse para que no se amonedara la plata que no hubiera pagado
previamente el quinto real, bajo gravísimas penas; la jurisdicción apli-
cable para los casos civiles y criminales relacionados con los operarios
y los posibles falsificadores; y el aumento de los derechos que obten-
drían los oficiales de la ceca.23
20
Visita de la Real Casa de Moneda, 1693, AGN, Casa de Moneda, v. 333, exp. 3, f. 63.
21
Recopilación de las leyes destos reynos, hecha por mandado de la Magestad Católica del Rey
don Felipe Segundo nuestro señor (ed. facs.), Valladolid, Lex Nova, 1982, libro V, título 21.
22
Un resumen cronológico de la legislación mexicana puede verse en Vázquez Pando, Fer-
nando Alejandro, La formación histórica del sistema monetario mexicano y su derecho, México, Institu-
to de Investigaciones Jurídicas, Universidad Nacional Autónoma de México, 1998, VIII-916 p.
23
Encinas, op. cit., v. 3, p. 224-241.
24
Mandamientos que dio el virrey don Antonio de Mendoza sobre las ordenanzas que
han de guardar la casa de moneda de la Nueva España, en Encinas, op. cit., v. 3, p. 229 230.
25
Ibidem, p. 233-236.
26
Visita de la Real Casa de Moneda ejecutada por el excelentísimo conde de Galve, 1693,
AGN, Casa de Moneda, v. 333, exp: 3, f. 54-66.
27
Amalia Gómez, Las visitas de la real hacienda novohispana en el reinado de Felipe V, 1710-
1733, prólogo de Luis Navarro García, 1979, p. 86; Francisco Javier Gamboa, Comentarios a
las ordenanzas de minas, 1761, p. 419-430.
N
U generada por la revolución de independencia que se acuñarían mone-
das en Zacatecas (1810), Sombrerete (1810), Chihuahua (1811), Durango
(1811), Guanajuato (1812), Guadalajara (1812).28
30
Céspedes del Castillo, op. cit., p. 111-114.
31
La posición de trabajo del ensayador se deriva de una propuesta del sitio web de
Euromint.net, que lamentablemente ya no está disponible. El modelo de hornilla utilizado
se asemeja al descrito en varias operaciones de ensaye. La balanza de precisión retoma un
ejemplar existente en el Museo de Casa de Moneda de México La vestimenta, desde luego,
es la propia de la época en Nueva España.
N
U hornillo utilizado para concentrar el calor, con forma de una media
olla invertida y dos agujeros, uno de los cuales miraba hacia una ven-
tana en la pared del hornillo para que pudiera vigilarse el proceso. El
ensayador ponía la planchuela en una copela (un recipiente en forma
de vaso hecho con cenizas de huesos), junto con la cantidad de plomo
que calculaba necesaria, dentro de la mufla. Al fundirse, se evaporaba
el plomo junto con las impurezas (usualmente cobre y estaño) y que-
daba plata pura, lo cual conocía el ensayador por el color del metal y
el del humo. La diferencia entre el nuevo peso de la plata y la pesa
determinaba la ley, siguiendo una tabla de conversiones.32 Concluida
su labor, el ensayador daba su dictamen en voz alta, para que todos lo
oyeran. Cuando la ley no era la adecuada, disponía que las barras se
volvieran a fundir y refinar, de cuenta del introductor. Si tenía mezcla
de oro se le advertía, para el caso de que quisiera encargarse de su
separación.
El ensayador debía tener conocimientos técnicos, destreza y expe-
riencia. Como auxilio, podía contar con manuales, de los cuales el más
acreditado era el de Juan de Arfe , El quilatador de oro y plata (Vallado-
lid, 1572), platero y ensayador de la ceca segoviana; el Tratado de ensa-
yadores (Madrid, 1623), de Juan Fernández del Castillo; y posteriormen-
te el Arte de ensayar oro, y plata, con breves reglas para la teórica, y la
práctica, en el qual se explica también el oficio de ensayador, y marcador ma-
yor de los reynos (Madrid, 1755), de Bernardo Muñoz de Amador.
El jesuita José de Acosta comentaba que la labor del ensayador
“cierto es cosa delicada, y que requiere gran destreza” e incluso la
comparaba con la de Dios, el Gran Ensayador que pesa y depura las
almas.33 Tenías sus razones, porque la labor de este técnico, además de
ser compleja, era particularmente delicada, dado que determinaba el
valor de grandes cantidades de plata y la buena ley posterior de la
moneda. Por esta razón, era común hablar del ensaye como un “arte”,
no como un oficio. Para ejercerlo, había que presentar un examen teó-
rico y práctico ante el ensayador de la Real Caja, que se revestía de
cierta solemnidad.34 Las técnicas y procedimientos permanecieron sin
mayores cambios durante la época colonial.
Una vez ensayadas las barras de metal, en caso de que la ley fuese
adecuada se procedía al “remache”, esto es, a borrar el signo puesto
por la Real Caja en cada barra. Se adjudicaba a cada pieza un número
32
Céspedes del Castillo, op. cit., p. 111-122.
33
José de Acosta, Historia natural y moral de las Indias, ed. de Edmundo O’Gorman, 3a.
ed., México, Fondo de Cultura Económica, 2006, p. 186.
34
Giovanni Francesco Gemelli Careri, Viaje a la Nueva España, estudio preliminar, tra-
ducción de F. Perujo, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1976, p. 71.
N
U donde se guardaban los metales y los rieles en un cofre de hierro.
Aunque el tesorillo debería haberse cerrado con llave, en la práctica
permanecía abierto para poder guardar y extraer lo que se ofreciera
sin embarazos, confiando por la noche en la protección de las pesadas
puertas de la fundición.38
La forma y materiales de construcción de los hornos fueron mate-
ria de experimentación y asunto de varias obras. En el caso novohis-
pano, el fundidor podía apoyarse en las recomendaciones del conocido
Arte de los metales del clérigo potosino Álvaro Alonso de Barba, inven-
tor del método de refinación de plata por amalgamación y adaptador
indiano del prestigiado tratadista Georgius Agrícola, autor De re meta-
llica.39 El horno utilizado era del tipo castellano, semejante en su aspec-
to a una columna hueca, con orificios para respiradero, cebadera (que
era por donde se introducía y extraía el metal y otros elementos nece-
sarios), y una tronera para el alcribís, una especie de embudo donde
encajaba el cañón de los fuelles. Tenía asimismo un depósito separado
con una portilla para introducir el combustible (que era carbón de
encino) y retirar la ceniza.40
El suelo del horno era cóncavo. El fondo se “asentaba” o “enlucía”
con una cendrada, eso es, una mezcla de tierras finas bien cernidas
revueltas con un vegetal fibroso, que en el caso mexicano era el maguey
(Agave americana), cubierto después de cal hasta formar una superficie
lisa, uniforme y bien apretada. Esta pesada labor de preparación no la
hacían los obreros, sino los indios cargadores.41
Los correspondientes fuelles eran del tipo acordeón, reconocibles
por sus “mangas” o costados plegados de cuero. Eran, como decía el
renombrado arquitecto Manuel Tolsá, “de órgano”, similares a los uti-
lizados en las iglesias.42 Aunque ya se conocía en Europa la forma de
moverlos de manera mecánica, aquí eran impulsados a fuerza de los
38
Causa criminal contra Antonio Martínez, guardavista de las fundiciones, y Miguel
Sevilla Mesa, operario de ellas, sobre extracción de una barra de plata, 1777, AGN, Criminal,
v. 449, exp. 11, f. 140-222.
39
Alonso Barba, Arte de los metales en que se enseña el verdadero beneficio de los de oro y
plata por azogue, el modo de fundirlos todos, y cómo de han de refinar y apartar unos de otros, Madrid,
Viuda de Manuel Fernández, 1770, libro IV, cap. 3, “De las diferencias que hay de hornos”,
p. 132-134.
40
Gamboa, op. cit., p. 404-406.
41
El guardavista de fundiciones Antonio Morales decía que el indio Agustín es “de los
que sirven en las fundiciones en cargar cajones, sentar cendrada y poner las piedras crazas,
que es lo mismo que estaba ejecutando junto con otros cuatro”. Causa criminal contra Agus-
tín Hernández y otros cuatro indios cargadores por el hurto de unos pedazos de plata en las
fundiciones, 1783, AGN, Casa de Moneda, v. 180, exp. 12, f. 248-258.
42
Sobre la fábrica de nueva oficina de beneficio del Real Apartado, 1811, AGN, Casa de
Moneda, v. 465, exp. 5, f. 17-39.
43
Juvenal Luque Luque, “Una Casa de Moneda provincial bajo administración privada:
Arequipa, 1837-1842”, en Investigaciones Sociales, n. 16, 2006, p. 240-242.
44
Condiciones del empleo de don Nicolás Peinado, fiel de moneda, 1746, AGN, Casa de
Moneda, v. 492, exp. 679, 8 f.
45
Barba, op. cit., p. 147.
N
U como aditivo para fundiciones posteriores.46 Finalmente, la plata se sa-
caba en estado incandescente, para evitar que se pegara en la cendrada.
El horno podía volver a utilizarse en la siguiente carga, siempre que la
cendrada no se enfriara, en cuyo caso se agrietaba y quedaba inútil.
Cuando el mineral estaba en su punto (lo cual el hornacero reco-
nocía por el color gris perlado y brillante de la mezcla), los operarios
dedicados a este fin, llamados “vaciadores”, zafaban las argollas que
sostenían el crisol, lo inclinaban cuidadosamente (ni demasiado lenta
ni demasiado rápido) utilizando una palanca y vertían el metal fundi-
do en varios moldes de piedra, de modo que resultaban “rieles” o
“vergas”. Los rieles se enfriaban en una pila de agua para apresurar
su endurecimiento y evitar que se formaran burbujas. Cada riel tenía
unas tres cuartas (aproximadamente, medio metro) de largo y pesaba
algo más de diez marcos.47 Como el producto último era este riel, a
veces se denominaba a todo el proceso “braceaje de rieles” y a los
operarios como “brazajeros”. Cada crazada requería poco menos de
una hora. En los inicios del establecimiento se fundían 12 ó 14 diarias,
que llegaron a 21 a fines del siglo XVIII.48
46
Gamboa, op. cit., p. 404-406.
47
Causa criminal contra Joseph Lázaro Requena, operario vaciador, sobre haberle visto
coger un riel de plata, 1745, AGN, Criminal, v. 535, exp. 19, f. 221-242.
48
Mencionado en Expediente formado a pedimento de Manuel Sánchez, operario fun-
didor, sobre que atentos sus servicios y enfermedades se le asigne un socorro diario, 1778,
AGN, Casa de Moneda, v. 178, exp. 21, f. 270-277.
49
Expediente formado sobre la construcción de tres tornos para limar moneda a direc-
ción de don José Damián Ortiz, 1774, AGN, Casa de Moneda, v. 107, exp. 7, f. 140-166.
50
Céspedes del Castillo, op. cit., p. 158-163.
N
U esta razón, había siempre cierta diferencia entre los cuños, y no era
raro que para cubrir indeseables espacios en blanco se añadieran cru-
ces. La técnica para fabricar matrices y a partir de ellas imprimir los
cuños de un solo golpe, con maquinaria, no apareció sino avanzado
el siglo XIX.51
Desde el siglo XVI se conocían en España las novedades tecnológi-
cas que permitían una acuñación mecánica, más perfecta, mediante la
tecnología alemana de ingenios de rodillo. En Segovia, a orillas del río
Eresma, así se acuñaba desde 1586, en un edificio especialmente dise-
ñado para su fin por el afamado arquitecto Juan de Herrera. Se utili-
zaba la fuerza hidráulica, con grandes fuelles que avivaban hornos de
fundición de gran capacidad, laminadoras movidas asimismo por rue-
das hidráulicas, molinos de grabado que imprimían la figura deseada
en las monedas, tornos para preparar los rodillos, prensas para recor-
tar las monedas, y sistemas de poleas y cargadoras para transportar
las barras, cospeles y monedas de una oficina a otra.52 Las ordenanzas
y reglamentaciones vigilaban cada aspecto del proceso, tanto en lo
técnico como en lo contable. El resultado eran bellas monedas circula-
res, casi perfectas, con bordes y grosor uniformes. La ceca segoviana
fue, de hecho, una de los primeros establecimientos propiamente in-
dustriales, modernos, de Occidente.53
Las innovaciones técnicas, sin embargo, no cruzaron los mares,
en buena medida porque los primeros gobernantes coloniales tuvie-
ron que atender las urgencias inmediatas con los recursos técnicos y
humanos disponibles. Aunque el ensaye y la fundición en México no
se alejaban demasiado del modelo segoviano, la acuñación permane-
ció siendo primitiva, atenida a la práctica medieval. Era básicamente
un taller artesanal, distinguiéndose sólo en su tamaño y enorme pro-
ducción de cualquier herrería u hojalatería. Aquí se pasó directamente,
en el siglo XVIII, de la acuñación artesanal a martillo a la industrial,
de volantes.
Una manera de explicar esta situación es aludiendo a la brecha
tecnológica entre el Viejo y el Nuevo Mundo. Sin embargo, la acuñación
a martillo —bien realizada— tenía sus virtudes, porque no requería de
51
Glenn Murray, “La mecanización de las cecas españolas, desde Segovia (1565) hasta
Potosí (1767)”, p. 42.
52
Glenn Murray Fantom, El real ingenio de la moneda de Segovia. Fábrica industrial más
antigua, avanzada y completa que se conserva de la humanidad. Razonamiento científico para su
declaración como patrimonio de la humanidad, textos y edición de..., Segovia, Cámara de Comer-
cio e Industria de Segovia, 2008, 90 p.
53
Victoria Soto Caba, “La primera fábrica de monedas: el Real Ingenio de Segovia”, en
Espacio, tiempo y forma, v. VII, n. 4, 1991, p. 95-120.
54
Murray, “La mecanización de las cecas españolas, desde Segovia (1565) hasta Potosí
(1767)”.
N
U “envasadas” o empacadas en talegas con capacidad para 200 marcos,
equivalentes aproximadamente a 1 700 pesos.55
Todo el proceso tardaba entre una y dos semanas, aunque podía
dilatarse más si grandes partidas de metal precioso arribaban simul-
táneamente, como sucedía en las fechas previas al arribo de la flota
procedente de España o del galeón de Manila. En estas ocasiones,
llegaba a ocurrir que se trabajaba incluso en días festivos y en domin-
gos.56 Hay que tener en cuenta asimismo que los metales no eran pro-
cesados de inmediato, sino que se esperaba a reunir cierta cantidad,
denominada “encerramiento”, para hacer más rentable el encendido
de los hornos y más continuas las labores. Lo habitual en el siglo XVI
era que se hiciera un encerramiento cada ocho días, con 3 500 marcos
cada vez.57 En todo caso, se consideraba como irregular e indeseable
que desde la entrega de la plata a la rendición de la moneda pasaran
más de 40 días.
En esta época, no había carpintería, herrería ni cerrajería; estos tra-
bajos eran encargados por el tesorero a talleres o artesanos externos.
55
Causa criminal contra don Joaquín de Guridi y los demás que resultaren culpados en
el extravío de 100 marcos de moneda en la libranza del miércoles 8 de agosto de 1731, AGN,
Criminal, v. 373, exp. 2, f. 27-56.
56
Expediente, formado sobre la jubilación de don Antonio de San Cristóbal, 1775, AGN,
Casa de Moneda, v. 107, exp. 8, f. 204-210.
57
Información a pedimento de los acuñadores de la Casa de Moneda, acerca del daño
que se les sigue a ellos y a la Real Hacienda de haberse sacado los negros brazajeros, 1569,
Archivo General de Indias, Sevilla (en adelante, AGIS), México, v. 210, n. 30.
58
Murray, “La mecanización de las cecas españolas...”, p. 3.
59
Vera Valdés Lakowsky, De las minas al mar. Historia de la plata mexicana en Asia, 1565-
1834, México, Fondo de Cultura Económica, 1987, 368 p.
60
Javier de Santiago Fernández, “La plata castellana en la Edad Moderna: entre Austrias
y Borbones”, en Gaceta Numismática, n. 173, junio 2009, p. 31-50.
61
Pradeau, Don Antonio de Mendoza, p. 230-231.
62
Encinas, op. cit., v. 3, p. 224-241.
N
U Estas previsiones sufrieron adecuaciones en la medida que la ex-
periencia fue mostrando las dificultades y conveniencias prácticas y,
asimismo, la mayor o menor aceptación de las distintas denominacio-
nes. Los cuartillos de plata no se labraron, y la moneda de tres reales
dejó de acuñarse porque, al parecer, se confundía con la de cuatro.
Mendoza informó que existía demanda por reales de a ocho “por ser
cuenta justa de un peso”, pero finalmente dejaron de hacerse (aunque
hubo posteriormente algunas acuñaciones esporádicas).63 De hecho,
los tipos de moneda variaron según las necesidades y conveniencias
de los tesoreros, alejándose de lo dispuesto por las normas.
La evolución del vellón fue entrecortada. En España esta moneda
era de cobre con un contenido de plata que fue decreciendo con los
años, y era usada en los intercambios menores. En Nueva España se
acuñó desde 1542, con valor de cuatro y dos maravedís. A los oficiales
les presentó muchos problemas, porque el cobre nativo era “agrio” o
sulfuroso, se agrietaba y quebraba al acuñarlo a martillo. El virrey in-
tervino para mandar que lo labraran los indios de Michoacán (donde
había minas en la jurisdicción de Ario y una larga tradición de trabajo
en este metal), de modo que en la ceca solamente se imprimía.64 Se
acuñaron unos 200 000 pesos, pero tuvo mala aceptación. Fray Juan de
Torquemada, en un párrafo muy citado, escribió que los indios la tu-
vieron como “cosa vil”, y la fundían para obtener el metal.65 Si esto
efectivamente fue así, mostraría que los nativos participaban activamen-
te en la vida mercantil, recibían y daban moneda en sus intercambios y
que sus preferencias eran lo suficientemente importantes para incidir
en el género de monedas acuñadas. Por otro lado, puede que simple-
mente ocurriera que a los contratistas de la Real Casa no les conviniera
acuñar moneda menuda. Cualquiera que fuese el caso, estas monedas
de cobre dejaron de fabricarse en 1546, aunque tendrían su reaparición
en 1814, en el crítico contexto de la revolución de independencia. La
falta de moneda menuda fue siempre un problema, y constituyó la
razón de la aparición y persistencia hasta fines de la época colonial de
los vales, fichas o “tlacos” que entregaban las tiendas como cambio.66
De hecho, los desiguales términos del intercambio mercantil provocaban
63
Ibidem, v. 3, p. 228-229; Pradeau, Don Antonio de Mendoza..., p. 63, 64.
64
Elinore M. Barrett, The Mexican Colonial Cooper Industry, p. 44, refiere que el consumo
de cobre en la Casa de Moneda fue de 600 quintales en 1750, y que para fines de ese siglo
llegó a ser de entre 1 500 a 2000 quintales.
65
Fray Juan de Torquemada, Monarquía indiana, ed. de Miguel León Portilla, México,
Porrúa, 1969, v. 1, p. 614.
66
José Enrique Covarrubias, La moneda de cobre en México, 1760-1842: un problema admi-
nistrativo, p. 36-61.
67
Fausto de Elhuyar, Indagaciones sobre la amonedación en Nueva España (ed. facs.), México,
M. A. Porrúa, 1979, 142 p.
68
Orozco y Berra, op. cit., p. 419, 420.
N
U en esta Casa libros, papeles o documentos algunos anteriores a la in-
corporación de sus oficios por donde pueda averiguarse la entrada de
metales en ella, y sus labores desde su fundación”.69 Céspedes del Cas-
tillo procuró solventar esta carencia basándose en los impuestos recau-
dados por concepto de señoreaje, que desde 1616 pueden proporcio-
narnos indirectamente los montos acuñados, por lo cual me he apoyado
en sus estimaciones. Existe un hueco en la serie entre 1632 y 1635, que
bien puede atribuirse a la inundación general ocurrida en la ciudad de
México en esos años.70 A partir de 1690 hay series completas de la acu-
ñación, utilizadas por varios autores.71 No son enteramente seguras,
dado que no hubo un registro sistemático y cuidadoso sino a partir de
1762, cuando los administradores del rey entraron a dirigir todos los
procesos productivos de la Real Casa (véase gráfica 1 y nota 72).72
Con todas las reservas del caso, puede apreciarse una acuñación
estable, con un descenso moderado hacia fines del siglo XVII. No deja de
ser interesante el ascenso espectacular poco antes de la cancelación de la
administración privada. Los casi ocho millones de pesos de esos años
anuncian el crecimiento acelerado de las siguientes décadas, que llevaría
a la ceca mexicana a ser la mayor productora de monedas del mundo.
La cantidad de moneda de oro fue siempre notoriamente menor
a la de plata, dado que el virreinato nunca fue un gran productor del
metal amarillo. Soria Murillo ha calculado que la relación del valor neto
entre la acuñación de plata respecto a la de oro era de 21 a 1.73 Las cifras
anteriores a 1733 son incidentales y bastante especulativas. Las poste-
riores tienen mejores bases, sobre las cuales han publicado algunos
estudios varios autores, notablemente Ruggiero Romano y Eduardo
Flores Clair.74
69
Soria Murillo, La Casa de Moneda de México bajo la administración borbónica 1733-1821,
p. 109.
70
Richard Everett Boyer, La gran inundación. Vida y sociedad en México 1629-1638, México,
Secretaría de Educación Pública, 1975, 151 p.
71
Fonseca y Urrutia (op. cit., v. 1, p. 212, 213) compilaron los datos existentes en el ar-
chivo de la Casa desde 1733, que coinciden con los de otros autores, como Alamán y Orozco
y Berra. Humboldt, sin embargo, presenta datos con algunas divergencias, a pesar de que
aparentemente se apoyó en los mismos materiales. Inés Herrera, “Acuñación y producción
de metales preciosos en la época colonial”, en Memorias del II Congreso de Historia Económica,
México, Asociación Mexicana de Historia Económica-Facultad de Economía, Universidad
Nacional Autónoma de México, 2004.
73
Soria Murillo, op. cit., p. 83, 84.
74
Ruggiero Romano, Moneda, seudomonedas y circulación monetaria en las economías de
México, México, Fideicomiso Historia de las Américas-Fondo de Cultura Económica, 1998,
p. 30-31; Eduardo Flores Clair, “Acuñación y contrabando de oro en Nuevas España (1778-
1822)”, en Historias, n. 70, mayo-ago. 2008, p. 39-53.
Gráfica1
12000000 PRODUCCIóNDEMONEDADEPLATA,1616-173272
10000000
Valorenpesos
8000000
6000000
4000000 1618162216261630163416381642164616501654165816621666167016741678168216861690169417981702a1706171017141718172217261730
161616201624162816321636164016441648165216561660166416681672167616801684168816921696170017041708171217161720172417281732
2000000
72
0
CéspedesdelCastillo,op.cit.,p.251-254.
II
EL GObIERNO, LOS OFICIOS Y LOS TRAbAJADORES
1
Fonseca y Urrutia, Historia general de Real Hacienda, v. 1, p. 109.
2
Ibidem, p. 113-114.
3
Recopilación de las leyes destos reynos..., libro V, título 22, ley XI.
4
Véase por ejemplo Guía de las actas de cabildo; años 1611-1620, María Isabel Monroy
Castillo (ed.), México, Departamento del Distrito Federal-Universidad Iberoamericana, 1988,
p. 366, 368.
5
Aurora Flores Olea, “Los regidores de de la ciudad de México en la primera mitad del
siglo XVII”, en Estudios de Historia Novohispana, n. 3, 1970, p. 149-172.
6
En 1774 el superintendente de aduanas intentó cobrar alcabalas por la cebada que la
Real Casa compraba para alimentar a las mulas, argumentando que no era algo que tuviese
directa relación con la acuñación de moneda, y que si se había dado exención anteriormente,
había sido por simple “política” o cortesía de sus antecesores. Sin embargo, el superinten-
dente Villavicencio argumentó que todos los insumos eran necesarios, imprescindibles
y debían estar exentos, y así lo aceptó el virrey Bucareli, 1774, AGN, Casa de Moneda, v. 107,
exp. 6, f. 130-139.
7
Cargo n. 133 contra el virrey de marqués de Villamanrique que resultan de la visita
secreta que por especial comisión del rey realizó Diego Romano, obispo de Tlaxcala. 18 de
abril de 1592 y 26 de marzo de 1593. En Los virreyes españoles en América durante el gobierno
de la casa de Austria: México, edición de Lewis Hanke con la colaboración de Celso Rodríguez,
Madrid, Atlas, 1976-1978, v. 2, 1977, p. 49.
8
Visita de la Real Casa de Moneda de México, ejecutada en 29 de julio de 1693, por el
conde de Galve, AGN, Casa de Moneda, v. 333, exp. 3, f. 54-143.
9
Sobre la visita como institución, véase Ismael Sánchez Bella, “El juicio de visita en
Indias”, en IV Congreso del Instituto Internacional de Historia del Derecho Indiano, México, Uni-
versidad Nacional Autónoma de México-Instituto Internacional de Historia del Derecho
Indiano, 1976 , p. 579-626.
10
González Gutiérrez, Creación de casas de moneda en Nueva España, p. 136, 137.
11
Visita del obispo Juan de Palafox, 1639-1654, AGN, Casa de Moneda, v. 1065, exp. 1,
f. 1603-2318.
12
Salvo referencia en otro sentido, la siguiente descripción de las funciones de los oficios
mayores se deriva de las Ordenanzas de los Reyes Católicos, de 1497, publicada en Recopi-
lación de las leyes destos reynos..., libro V, tit. 20 y 21.
14
Visita de la Casa de Moneda ejecutada por el excelentísimo señor Conde de Galve,
1693, AGN, Casa de Moneda, v. 333, exp. 3, f. 93.
15
Ibidem, f. 97-100.
16
[Informe] Por Don Joseph Diego de Medina y Saravia thesorero y los demás oficiales mayores
de la Real Casa de moneda de México y los mercaderes de plata de aquella ciudad en los autos de
pesquisa que contra ellos siguió don José Fernández de Veytia, oidor de aquella Audiencia y superin-
tendente de dicha casa, en virtud de comisión del virrey marqués de Casa-fuerte y orden que éste tuvo
de Su Majestad..., Madrid, 1735, cargo nono, p. 46.
17
Por ejemplo: Nombramiento de Juan Vidal de Figueroa, capataz, 1706, AGN, Casa de
Moneda, v. 6, exp. 92, f. 271-274.
18
Pradeau, Don Antonio de Mendoza..., p. 64.
19
Recopilación de las leyes destos reynos..., libro V, tit. 21, p. ccvi.
20
Colección de documentos inéditos relativos al descubrimiento, conquista y colonización de
las posesiones españolas en América y Oceanía, sacados en su mayor parte del Archivo de Indias,
Joaquín F. Pacheco y Francisco de Cárdenas (comp.), Madrid, Imp. Española, 1864-1884,
v. 2, p. 191-194.
21
Pradeau, Don Antonio de Mendoza...., p. 55-58.
22
Ethelia Ruiz Medrano, Gobierno y sociedad en Nueva España: Segunda Audiencia y Anto-
nio de Mendoza, Zamora, El Colegio de Michoacán, 1991, p.134, 135.
23
Javier de Santiago Fernández, “El documento monetal de vellón en el reinado de
Felipe II: su ordenación y trascendencia”, en Revista General de Información y Documentación,
v. 11, 2, 2001, p. 122.
24
Pedro de la Membrilla, residente en Madrid, contra Francisco Rincón, vecino de Méxi-
co, sobre los oficios de fundidor y ensayador de la casa de Moneda en México, 1544, AGIS,
Justicia, v. 1008, n. 4.
25
Pradeau, Don Antonio de Mendoza..., p. 40-41.
26
Fonseca y Urrutia, op. cit., v. 1, p. 123.
27
Encinas, Cedulario indiano, v. 3, p. 229, 230.
28
Ibidem, p. 231.
29
Gómez, Las visitas de la real hacienda novohispana en el reinado de Felipe V, 1710-1733,
p. 88; Gamboa, Comentarios a las ordenanzas de minas, 1761, p. 86, 87.
30
Recopilación de leyes de los reynos de las Indias, pról, R. Menéndez y Pidal, estudio pre-
liminar J. M. Manzano, Madrid, Cultura Hispánica, 1973, ley 1, tít. 20, libro VIII.
31
Doña Isabel de Picaso e Hinojosa, viuda del capitán Juan Vásquez de Medina y el licen-
ciado Ventura de Medina, su hijo, en causa que mueve en su contra don Teobaldo de Gorraez
Vaumont y Navarra por sí y en nombre del mariscal de Castilla, Don Carlos Antonio de Luna y
Arellano, en cuya vida corre el oficio de guarda mayor de la Casa de Moneda, México, José Ber-
nardo de Hogal, 1736.
32
Por ejemplo, el balanzario Juan López de Herenchum renunció en 1678 su cargo en
Juan Antonio de Vera, menor, “por haberle dado 18 000 pesos de oro común, para desempe-
ñarlo, Juan de Vera, su abuelo”, AGIS, México, v. 202, n. 15.
33
Francisco Tomás y Valiente, La venta de oficios en Indias (1492-1606), Madrid, Instituto
de Estudios Administrativos, 1972, p. 151-153, 173-177.
34
Gemelli Careri, op. cit., p. 102.
35
Licencia a Luis de Rivera, tesorero de la Casa de Moneda, para traer en su compañía
esclavos negros con espadas, 1587, AGN, General de Parte, v. 3, exp. 7, f. 3v.; Condiciones
presentadas por Martín López de Ibarra en 1582 para aspirar al puesto de tesorero, en Gui-
llermo Porras Muñoz “Diego de Ibarra y la Nueva España”, en Estudios de Historia Novohis-
pana, n. 2, 1968, p. 18.
36
Recopilación de leyes de los reinos de Indias, ley I, título 20, libro VIII, 15 de octubre 1522;
y ley XIV, título XXIII, libro IV, 21 de agosto de 1565.
37
Real cédula de 25 de octubre de 1625, en Fonseca y Urrutia, op. cit., v. 1, p. 122.
38
[Informe] Por Don Joseph Diego de Medina y Saravia thesorero y los demás oficiales mayores
de la Real Casa de moneda de México y los mercaderes de plata de aquella ciudad, p. 2.
39
Nombramiento de capataz, que obtuvo por remate, de Antonio Pardo, 1698, AGN,
Casa de Moneda, v. 6, exp. 23, f. 55-58; y Francisco de Huertas Yepes renuncia a su oficio de
capataz, se nombra en su lugar a su hijo, Agustín de Huerta Yepes, 1696, AGN, Casa de Mo-
neda, v. 6, exp. 4, f. 6v-7v.
40
Recopilación de leyes de los reynos de Indias, ley 7, título 23, libro IV.
41
Elhuyar, op. cit., p. 2, 3; John Tepaske, La real hacienda de Nueva España. La real caja
de México, 1576-1816, México, Instituto Nacional de Antropología e Historia, 1976, pagi-
nación varia.
42
Encinas, op. cit., v.3 , p. 230.
Tesorero 22
Ensayador 1
Tallador 5
Dos guardas 2
Escribano 1
Escribano 1
Balanzario 1
Acuñador 8
Capataz 24
Raciones 4
Total 68
Cuadro 2
RACIONES DE LOS OFICIALES (1697) 44
Cargo Raciones
Tesorero 120
Ensayador 60
Tallador 60
Escribano 60
Balanzario 60
Guardas (2) 60 cada uno
43
Pradeau, Don Antonio de Mendoza, p. 68.
44
Gemelli Careri, op. cit., p. 101.
Cargo Raciones
45
Andrés Cavo, Los tres siglos de México durante el gobierno español, ed. de Carlos María
de Bustamante, México, Imp. de Luis Abadiano y Cortés, 1836, v. 2, p. 107-108.
46
Nombramiento de tesorero propietario, 1704, AGN, Casa de Moneda, v. 6, exp. 80,
f. 203v-205.
47
González Gutiérrez, op. cit., p. 131-134.
48
Doña Isabel de Picaso e Hinojosa, viuda del capitán Juan Vásquez de Medina y el licenciado
Ventura de Medina, su hijo...
49
Pedimento de don Joseph Diego de Medina y Saravia... AGN, Casa de Moneda, v. 62,
exp. 10, f. 161-164.
50
Ibidem.
51
Louisa Hoberman Schell, Louisa, Mexico’s Merchant Elite, 1590-1660: Silver, State, and
Society, p. 86, 87; Guillermina del Valle Pavón, “Los excedentes del ramo alcabalas. Habili-
tación de la minería y defensa del monopolio de los mercaderes de México en el siglo XVIII”,
p. 969-1016.
52
Fonseca y Urrutia, op. cit., v. 1, p. 142, 144-145, 152-153.
53
Gemelli Careri, op. cit., p. 102.
54
Elhuyar, op. cit., p. 8.
55
Valle Pavón, op. cit.
56
Elhuyar, op. cit., p. 8; Fonseca y Urrutia, op. cit., v.1, p. 128. La Corona hizo algún in-
tento de ahorrarse costos y encargar esta labor a un funcionario, en 1705, pero prontamente
fue confiada a Luis Sánchez de Tagle y luego a Nicolás López de Landa.
57
Sobre este banquero, véase Carlos Sempat Assadourian, “La bomba de fuego de
Newcome y otros artificios de desagüe: un intento de transferencia de tecnología inglesa a
la minería novohispana, 1726-1731”, en Historia Mexicana, v. 50, 3, 2001, p. 387-389.
58
Sobre los Tagle, véase Guillermina del Valle Pavón, “Negocios y redes familiares de
los Sánchez de Tagle, mercaderes de plata de la ciudad de México, 1660-1724”, en Rafael
Domínguez Martín, Mario Cerutti (eds.), De la colonia a la globalización: empresarios cántabros
en México, México, Santander, Universidad de Cantabria, 2006, p. 27-30.
59
Joseph Castillo, oficial de brazajero, contra el sargento Juan Francisco Corona, capataz,
1721, AGN, Indiferente Virreinal, caja 4700, exp. 13, 5 f.
60
Los capataces de la Real Casa de Moneda, sobre que los mercaderes de plata de ella
les continúen a dar dos octavas de plata en cada cincuenta marcos que labran por los me-
noscabos que experimentan, 1729, AGN, Casa de Moneda, v. 422, exp. 1, f. 2-45
61
Autos sobre hallarse maltratada las guardas de un cofre del tesoro de esta Real Casa
y con muestras de quererlo abrir, 1729, AGN, Criminal, v. 602, exp. 1, f. 1-6.
Desde luego, existía una gran distancia entre estos potentados y los
trabajadores de la Casa de Moneda. Dentro de ellos pueden distinguir-
se dos grandes grupos de diferente condición: los operarios u obreros
brazajeros; y los acuñadores o “monederos”. Las ordenanzas de los
Reyes Católicos establecían una rígida separación: el obrero debía tra-
bajar solamente en las hornazas, y el acuñador en la impresión o sella-
do de la moneda, sin mezclar tareas. También mandaban que la mo-
neda se diese a labrar a “capataces y obreros buenos, y fiables y sabios
de su oficio” e incluían varias referencias sobre el régimen laboral, no
tanto por un interés en la condición de los trabajadores como para
prevenir posibles fraudes
Tanto los obreros como los monederos debían trabajar de sol a sol,
y no antes ni después. Ningún trabajador debería introducir plata u
otro metal, cargar el contrapeso (o sea, alterar la pesada o levada de las
platas), ni traer la plata mojada, o con polvo, revolver cizallas de dife-
rentes metales, labrar las monedas con ceniza, o sacar moneda antes
de que fuese acabada y entregada por el tesorero y demás oficiales. En
todos estos casos, que como puede verse mezclaban maniobras proba-
blemente fraudulentas con simples descuidos, la pena era una y la
misma: la de muerte. Por otro lado, la ordenanza cuidaba de establecer
que debían ser bien pagados, para evitar que trabajasen mal:
nos es hecha relación que en los tiempos pasados una de las causas
porque se labró la moneda de mala talla y mal hecha era porque los
obreros y monederos no eran bien pagados por los tesoreros y sus
derechos que habían de haber de cada marco tomándoles parte de
ellos y si no se contentaban los obreros y monederos de lo que el te-
sorero les daba, buscaban los tesoreros achaques contra ellos para los
despedir y echar de la casa y tomar otros que se contentasen con lo
que les querían dar.74
76
Visita de la Real Casa de Moneda de México, ejecutada en 29 de julio de 1693, por el
conde de Galve, AGN, Casa de Moneda, v. 333, exp. 3, f. 79.
77
Testimonio de las diligencias y autos ejecutados en la Real Casa de Moneda en razón
del establecimiento de las novísimas ordenanzas de su majestad, 1728-1730, AGN, Casa de
Moneda, v. 270, exp. único, f. 71-86.
78
Francisco de Paula Pérez Sindreu, La Casa de la Moneda de Sevilla: su historia, Sevilla,
Universidad de Sevilla-Fundación Fondo de Cultura de Sevilla, 1992, p. 109.
84
Información a pedimento de los acuñadores acerca del daño que se les sigue a ellos y
a la Real Hacienda de haberse sacado los negros brazajeros, 1569, AGIS, México, v. 210, n. 30.
85
Cartas del virrey Martín Enríquez, AGIS, México, v. 20, n. 9.
86
Al virrey de Nueva España, para que se vuelvan a ocupar los negros brazajeros en la
Casa de Moneda, 1579, AGN, General de Parte, v. 2, exp. 1020, f. 227v.
87
Informe del superintendente sobre el pedimento de Joseph Diego de Medina, tesore-
ro que fue, para que se le restituyan veinte negros, 1742, AGN, Casa de Moneda, 3a. serie, caja
655, exp. 1150, cartera 15.
88
Autos a pedimento de Alonso Venegas Guerrero, capataz, sobre que se le entregue
un oficial brazajero para tener en su hornaza, 1668, AGN, Casa de Moneda, 3a. serie, caja 728,
exp. 398, 18 f.
89
El tesorero Francisco Medina Picazo aprueba el ascenso del aprendiz de brazajero
Juan Antonio Montalvo a oficial y solicita la confirmación del virrey, 1703, AGN, Casa de
Moneda, v. 6, exp. 72, f. 172-173.
90
Por muerte del oficial brazajero Diego de Santillán se nombra en su lugar a su hijo,
Alejo de Santillán, 1696, AGN, Casa de Moneda, v. 6, exp. 4, f. 8.
91
El oficial brazajero don Agustín Huerta ocupa el puesto de capataz; se nombra en su
lugar a Antonio Limón, 1698, AGN, Casa de Moneda, v. 6, exp. 27, f. 63.
92
Autos a pedimento de Joseph Castillo, oficial de brazajero de la Real Casa, 1721. AGN,
Indiferente Virreinal, caja 4700, exp. 13, 5 f.
93
Los capataces, acuñadores y oficiales brazajeros presentan un escrito protestando
contra el empleo de operarios de fuera, 1732, AGN, Casa de Moneda, v. 66, exp. 1, f. 2-99v.
94
Demanda puesta por Juan Francisco Corona, capataz de la Real Casa de Moneda,
contra los oficiales de su hornaza sobre que declaren los dichos quienes le son deudores y
de que cantidades, 1713-1717, AGN, Indiferente Virreinal, caja 4501, exp. 16, 5 f.
95
Autos a pedimento de Alonso Venegas Guerrero, capataz, sobre que se le entregue
un oficial brazajero para tener en su hornaza, 1668, AGN, Casa de Moneda, 3a. serie, caja 728,
exp. 398, 18 f.
96
Recopilación de las leyes destos reynos..., libro V, título 21, leyes LXXV, LXXIV.
97
Juicio de Antonio Montalvo para que se le entregue la plaza de acuñador que fue
de su padre, que se otorgó a Joseph Bernal Sermeño, 1695, AGN, Casa de Moneda, v. 6, exp. 49,
f. 125-134.
98
Gemelli Careri, Viaje a la Nueva España, p. 102.
IV
LOS EMPLEADOS Y LOS TRAbAJADORES
1
Fonseca y Urrutia, op. cit., v. 1, p. 200, 214-218. Véase el detalle de los salarios en anexo 1.
3
Varios datos sobre la formación de las ternas se hallan en Expediente formado sobre
unas cartas de doña Bonifacia de Argandoña, viuda del guardamateriales don Francisco
Guerra, 777, AGN, Casa de Moneda, v. 107, exp. 18, f. 350-395.
4
Nicolás Ibáñez, constructor de pesos de ensayar, sobre que se le conceda licencia para
curarse, 1818, AGN, Casa de Moneda, v. 31, exp. 2, f. 7-10.
5
Mariano Orendáin Covarrubias solicita su jubilación por encontrarse enfermo, o
que se le destine a un empleo menos pesado, 1791-1792, AGN, Casa de Moneda, v. 40, exp. 12,
f. 218-229v.
6
Ocurso de don Vicente García sobre que se le admita de meritorio en el departamen-
to de la afinación de cobres, 1817, AGN, Casa de Moneda, v. 307, exp. 25, f. 278-280.
7
Causa criminal contra don Joaquín de Guridi y los demás que resultaren culpados en
el extravío de 100 marcos de moneda, 1731, AGN, Criminal, v. 373, exp. 2, f. 27-56.
8
Causa criminal contra uno de los aprendices del grabado por extracción de varios
troqueles sin gravar y otras piezas de acero, 1805, AGN, Criminal, v. 737, exp. 12, f. 237-250.
y además estableció los mecanismos para los ingresos “de forma que
por ningún caso suceda que se reciba ni proponga para las vacantes
ocurrentes, persona independiente de la Real Casa, fuera del caso en
que dentro de ella no se hallare persona digna y a propósito”.10
En principio, los empleados se promovían por experiencia y años
de buen servicio. Una certificación del fiel administrador, don José
Antonio Camblor, da una idea de los méritos que se tomaban en cuen-
ta y, de paso, la imagen que se tenía de un funcionario ideal:
Señor superintendente: don Antonio Carrillo, suplente guardavista de
estas oficinas de Fielatura, es [el] más antiguo de los de esta clase;
exactísimo en el desempeño de cuanto se le encarga concerniente al
servicio, muy honrado y de una humildad particular, de fondo que
jamás se ha excusado a fatiga alguna, es instruido en las elaboraciones,
y por todas sus recomendables circunstancias es acreedor en justicia
a que se le dé la primera vacante de resultas que haya con lo que con-
cluirá el pobre sus días con algún consuelo que tienen bien merecido;
y por merecerme este concepto, lo declaro... Casa de Moneda a 6 de
diciembre de 1821. José Antonio Camblor.11
9
Eduardo Báez Macías, Jerónimo Antonio Gil y su traducción de Gérard Audran, p. 34.
10
Fonseca y Urrutia, op. cit., v. 1, p. 283, 284.
11
Certificado de José Antonio Camblor, fiel administrador, 6 de diciembre de 1821, AGN,
Casa de Moneda/ Hacienda Pública, caja 273, exp. 32, 118 f.
14
A fin de cuentas se mandó como pedía el fiscal, sin más modificación que sustituir la
declaración jurada de Ortega por una certificación médica, 1821-1822, AGN, Casa de Moneda
/ Hacienda Pública, caja 244, exp. 6, foliación irregular.
15
Expediente formado sobre unas cartas de doña Bonifacia de Argandoña, viuda de
don Francisco Guerra, 1777, AGN, Casa de Moneda, v. 107, exp. 18, f. 350-395 La referencia al
“honor” perdido por Guerra Manzanares alude a un episodio bastante bochornoso: sobre-
pasando claramente su autoridad, mandó a los soldados de la guardia de la Casa que apre-
hendieran a su yerno, Joaquín de Casades y Milans, con quien tenía particular enemistad.
Los soldados, acompañados de un hijo y otro pariente, tuvieron la desafortunada idea de
llevar a cabo su comisión a la salida de misa del jueves santo, en la iglesia del convento
de Santa Inés, lo cual provocó un escándalo público. Guerra Manzanares fue aprehendido,
aunque dándole la ciudad por cárcel; como negó toda participación y afirmó que su hijo,
menor de edad, había actuado sin consentimiento, fue liberado, con amonestación. Autos
formados sobre haber dado don Manuel Guerra, hijo del guarda materiales, una orden su-
puesta del señor superintendente a la guardia de la Real Casa, 1773, AGN, Criminal, v. 377,
exp. 2. f. 110-135.
16
Ocurso hecho ante el virrey por el licenciado don Francisco Guerra de Manzanares,
hijo del guardamateriales difunto, 1776, AGN, Casa de Moneda, v. 107, exp. 13, f. 302-317;
Nombramiento de asesor del tribunal privativo de la Casa de Moneda, 1795, AGN, Casa de
Moneda, v. 457, exp. 19 y 20, f. 224-239.
17
Causa criminal contra Miguel Contreras, operario de la oficina de tierras sobre hurto
de un pedazo de oro, 1761, AGN, Criminal, v. 448, exp. 10, f. 153-201.
18
Por ejemplo, Bando imponiendo penas a los portadores de armas prohibidas. 1741,
AGN, Bandos, v. 3, exp. 21, f. 209-210.
19
Sobre que se permita a los guardavistas de sus oficinas el uso o portación de armas
prohibidas dentro o fuera de las oficinas, de día y noche, 1817, AGN, Casa de Moneda, v.307,
exp. 14, f. 150-157.
20
A pesar de que se suponía que los funcionarios eran personas con mayor control de
sus impulsos, a veces el porte de armas derivaba en rencillas, estocadas y heridas mutuas.
Véase Causa criminal contra don Enrique Azorín, ensayador segundo supernumerario, por
haber herido en un brazo a su compañero don Mariano Rodríguez, ensayador segundo de
número, 1788, AGN, Casa de Moneda, v. 236, exp. 8, f. 122-134.
24
Sobre inasistencias y nombramiento de suplentes, 1782, AGN, Casa de Moneda, v. 2,
exp. 11, f. 108-111v.
25
Causa criminal contra don Pedro Chovell, guarda de vista de las oficinas de la fiela-
tura, 1780, AGN, Criminal, v. 449, exp. 22, f. 331-400.
26
Expediente formado a representación del fiel administrador Ulierte sobre que se sepa-
re a don José Ignacio de Villavicencio, 1778, AGN, Casa de Moneda, v. 107, exp. 20, f. 419-426.
27
Manuel Carrera Stampa, Los gremios mexicanos. La organización gremial de la Nueva
España, 1521-1861, México, Ediapsa, 1954, cap. II.
28
Carmen Viqueira, “El significado de la legislación sobre mano de obra indígena de
los obrajes de paños, 1567-1580”, en ..., y José Ignacio Urquiola, Los obrajes en la Nueva Espa-
ña, 1530-1630, México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 1990, p. 67-94.
Cuadro 6
OFICIOS DE LOS OPERARIOS DE LA FUNDICIóN
Y DE LA FIELATURA 29
29
Hay varias relaciones de operarios; véase, por ejemplo, Condiciones del empleo de
Nicolás Peinado, 1746, AGN, Casa de Moneda, v. 492, exp. 679, 8 f.
Acordonadores Majadores
Arañeros Sonadores
Hileros Torneros
Cortadores Carpintería
Manijeros Maestro carpintero
Mantequeros Ayudantes de carpintero
Sala de blanquimiento Cerrajería
Maestro emblanquecedor Maestro cerrajero
Emblanquecedores Oficiales de cerrajero
El asunto tiene una relevancia técnica, pero también social. Los nu-
merosos operarios ahora formaban parte de una cadena de producción
cuyas distintas partes debían trabajar de manera coordinada, lo cual
obligaba a que estuvieran en estrecha relación entre sí. Es dable suponer
que esto favorecía que pensaran en sí mismos como un conjunto, con
independencia de que fuesen negros, españoles o mestizos.
Un ejemplo muy claro aparece en un informe del superintendente
en el que explicaba a los manijeros y cortadores
se les paga una cantidad determinada por cortar cierto número de
marcos. Para que a ambos les salga la cuenta es menester que así el
manijero que mueve el tórculo o máquina del corte, como el cortador
que está abajo presentando los rieles, se hallen en cuasi igual estado
de robustez, aptitud y destreza, porque de lo contrario cualquiera de
los dos que flaquee de un modo sensible, perjudica en los intereses a
su compañero, quien con otro al lado podría sacar mayor jornal. Lo
mismo sucede en las demás clases cuyos individuos tienen mancomu-
nada su tarea.30
30
Carta del superintendente al virrey, 26 de septiembre de 1799, AGN, Casa de Moneda,
v. 50, exp. 14, f. 199-200.
2.7% Gobierno
Gráfica 4
LA “CALIDAD” LEGAL DE LOS TRABAJADORES
12.9% Mestizos
18.1% Indios
63.2% Españoles
40
Causa criminal contra Joseph Antonio, indio, por haberle cogido un costal de tierra
ricas de plata; testimonio del fundidor mayor Mariano Orendáin, 1750, AGN, Criminal, v. 445,
exp. 8, f. 92-124v.
41
Causa criminal formada en virtud de denuncia sobre un tejo de oro que faltó en la
sala de despacho el año de 1773, y una barra de plata que le faltó al fundidor mayor en el
año de 1779, AGN, Casa de Moneda, v. 180, exp. 6, f. 112-156.
42
Sobre los carboneros y el abasto de carbón, véase Felipe Castro Gutiérrez, “San Pedro
Atlapulco y la Real Casa de Moneda: las vicisitudes de una empresa comunitaria”, en His-
toria Mexicana, v. 57, 3, 2008, p. 669-720.
43
Fue testigo en la Causa criminal contra Manuel Victoriano, indio operario de los
volantes de la Real Casa de Moneda de México sobre hurto de 27 monedas de pesos acuña-
dos, 1748, AGN, Criminal, v. 445, exp. 4, f. 31-49.
44
Causa criminal contra Marcelo Benítez, indio, operario arañero, sobre haberle encon-
trado plata al momento de registrarlo, 1761, AGN, Criminal, v. 448, exp. 4, f. 67-72.
45
Por ejemplo, Causa criminal contra Marcelino de la Trinidad, indio, por tratar de
robar cuatro cospeles, 1761, AGN, Criminal, v. 448, exp. 5, f. 73-77.
46
Por ejemplo, Causa criminal contra Juan Hernández, indio cacique, por habérsele
hallado tres pedacitos de plata de riel, 1763, AGN, Criminal, vol. 452, exp. 7, f. 82-95.
47
Causa criminal contra Manuel de Minas, Pedro Castañeda, Lorenzo Tiburcio Herrera,
Bernabé Arellano, Mariano José Ramírez, 1773, AGN, Criminal, v. 377, exp. 1. f. 3-94.
48
Causa criminal contra José Landecho, manijero, por hurto de dos pedazos de rieles
de plata, 1795, AGN, Criminal, v. 559, exp. 13, f. 392-423.
Gráfica 5
GASTO DE JORNALES, MAYO-JULIO DE 1775 49
$3 000
$2509
$2 500
$2341
$2 000
$1629 $1638
$1479
$1 500 $1359 $1280 $1 365
$1260 $1295
$1 000
$550
$500
$0
9 de junio 22 de junio 4 de julio 18 de julio
18 de mayo 31 de mayo
26 de 14 de junio
mayo 28 de junio 11 de julio
25 de julio y los jefes de sala regulaban la cantidad ne-
El fiel administrador
cesaria de operarios suplentes, basándose en su experiencia y el posible
flujo de metal que llegaría para amonedarse. Según esta estimación,
los guardavistas salían a la puerta para buscar a quienes se presentaban
cada día, con la esperanza de ser contratados. Era un cálculo complejo
y delicado, que podía afectar tanto la necesaria disponibilidad de tra-
bajadores como el ingreso que éstos recibían. En marzo de 1790 Gil
calculó mal y admitió demasiados operarios, lo cual resultó en que
muchos no tuvieran trabajo más que en días alternados. Como ganaban
literalmente por jornal, esto es por día trabajado, muchos trabajadores
resintieron el problema. Uno de ellos, el molinero Miguel José Gómez
de Villegas, se quejó con el superintendente, pidiendo lo pasaran a otra
oficina donde pudiera obtener de manera más segura el sustento para
sí y para su pobre madre viuda y desesperada. El juez no lo aceptó,
advirtiéndole que si continuaba con su idea sería despedido. Gil se
justificó diciendo que aunque a primera vista el número de operarios
49
Libro en el que por la Contaduría de esta Real Casa se lleva cuenta del importe de los
jornales y salarios semanarios, 1775, AGN, Casa de Moneda, v. 487, expediente único.
Cuadro 7
RELACIóN ENTRE TRABAJADORES PROPIETARIOS
Y SUPLENTES, 1776 51
Porcentaje
Puesto Propietarios Suplentes de suplentes
Molineros y enderezadores 18 12 30
Arreadores 6 7 54
Hileros 12 4 25
Arañeros 24 16 40
Cortadores 10 3 23
Manijeros 10 7 42
Limadores 43 18 29
Tornos de muñecas 6 6 50
Total 129 73 36
50
Ocurso de Miguel José Gómez de Villegas operario de la fielatura, sobre que se le
atienda en un lugar de la lima, 1790, AGN, Casa de Moneda, v. 40, exp. 9, f. 197-200.
51
Memoria y relación jurada que yo don Sebastián de Ulierte..., 24 a 30 de octubre de
1776, AGN, Casa de Moneda, v.17, f. 565-566.
52
Ocurso de varios operarios volanteros sobre que se les dé que trabajar como propie-
tarios y no de suplentes, 1796, AGN, Casa de Moneda, v. 147, exp. 41, f. 280-287.
53
Causa criminal contra Juan Antonio Arroyo, por haber herido en la cabeza a Francis-
co Antonio Hernández, en las oficinas de la fielatura, 1809, AGN, Criminal, v. 718, exp. 15,
f. 196-199.
54
Nicolás Peinado, fiel de moneda, sobre que no haya más asistentes ni operarios de
los que sean precisos, 1741, AGN, Casa de Moneda, v. 700, exp. 429, 8 f.
Operarios de la fundición 4
Ayudantes y fuelleros de la fundición 2
Operarios del blanquimiento 8y6
Maestro de molinos 8
Molinos, operarios y enderezadores 7
Molinos, arreador 5
Torneros de muñecas 6y4
Recocedores de cospeles 8y6
Operarios del blanquimiento 8y6
Pellero de la fundición de cizalla 8
Lavadores de tierras 6y7
Maestros herreros 10, 8 y 6
Operarios majadores 7, 6, 5, 4
Fuellero de la herrería 4
En ocasiones ocurría que la labor urgía de tal manera que los ope-
rarios a jornal trabajaban horas extraordinarias. En estas situaciones, que
eran bastante frecuentes, recibían un real adicional por cada hora.56
Ganaban por tarea los hileros o arañeros, manijeros, cortadores,
acordonadores, limadores y volanteros. Esta forma de pago era, por
razones obvias, la preferida por los administradores, dado que asegu-
raba que la retribución correspondiera al trabajo realizado. El incon-
veniente era que los operarios trataban de procesar la mayor cantidad
de tarea en el menor tiempo posible, en probable detrimento de la
calidad. Como decía el fiel administrador Ulierte y bergara “es la gen-
te operaria desaliñada, basta y llevada de su propio interés, y por tra-
bajar de tarea sólo atenderían a lucrar lo más que se podía avanzar”.57
Era necesaria una supervisión continua de la labor, por lo cual apareció
un nuevo oficio: el “repesador” o reconocedor de tareas. Irónicamente,
también se le pagaba por tarea (cuadro 9).
55
Memoria y relación jurada de los jornales, tareas y gastos, AGN, Casa de Moneda, v.17,
f. 2-3 (19 a 25 de mayo de 1776), f. 565-566 (24 a 30 de octubre de 1776).
56
Sobre que se abonen a los guardas de vista lo correspondiente por su asistencia en
horas extraordinarias. Y a los operarios un real cada hora de las de esta clase, 1812, AGN,
Casa de Moneda, v. 465, exp. 9, f. 57-61.
57
Expediente formado a pedimento de Joseph Damián Ortiz sobre que se declara quien fue
el autor de un torno para limar moneda, 1774, AGN, Casa de Moneda, v. 107, exp. 8, f. 196-198.
58
Sánchez Flores, Historia de la tecnología y la invención en México, p. 500-502.
59
Condiciones de empleo de Nicolás Peinado, conforme a lo determinado por el virrey,
1746, AGN, Casa de Moneda, v. 492, exp. 679, 8 f.
60
Keith A. Davies, “Tendencias demográficas urbanas durante el siglo XIX en México”,
en Historia Mexicana, v. 21, 3, 1973, p. 481-524.
61
Expediente formado a pedimento de don Joseph Damián Ortiz..., 1774, AGN, Casa de
Moneda, v. 107, exp. 8, f. 167-203.
62
Causa criminal contra el cortador José Ramírez y los arañeros Mariano Calles, Fran-
cisco Rivera, Manuel Ximénez, por haber invitado a otros arañeros no viniesen a trabajar,
1809, AGN, Criminal, v. 718, exp. 14, f. 179.
63
Ibidem, f. 178-195.
64
Enrique Florescano, Precios del maíz y crisis agrícola en México (1708-1810), México, El
Colegio de México, 1969, p. 143; y Felipe Castro Gutiérrez, La extinción de la artesanía gremial,
México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas,
1986, p. 80-84.
65
Deans Smith, op. cit., p. 199.
66
Causa criminal contra José Francisco Arias, aprendiz de arañero, por unos pedacillos
de plata que se le hallaron en el bolsillo, 1793 AGN, Criminal, v. 717, exp. 12, f. 344-350.
67
Un argumento típico es el de María Gertrudis Meraz, esposa de José Mariano Flores,
acusado de un robo: decía que su marido era hombre de bien, que el día de su “exceso”
estaba ebrio y “como fuera de sentido”. Agregó que tenía dos hijas doncellas, una de ellas
impedida, y por ausencia del padre padecían hambre y necesidad, y que su familia estaba
ya “rozando las puertas de la mendicidad”, AGN, Criminal, v. 737, exp. 13, f. 251-266, 1806.
68
Criminal contra José Landecho, manijero, por hurto de dos pedazos de rieles de pla-
ta, 1795, AGN, Criminal, v. 559, exp. 13, f. 392-423.
69
Autos criminales contra Antonio Cayetano Villegas y demás indiciados por falsifica-
dores de moneda, 1733, AGN, Criminal, v. 535, exp. 5. f. 23-118.
70
Causa criminal contra José Ángel Castillo, operario volantero, por hurto de dos mo-
nedas de a peso acuñadas, 1791, AGN, Criminal, v. 717, exp. 1, f. 2-63.
71
Causa criminal contra Antonio Martínez, guardavista de las fundiciones, y Miguel
Sevilla Mesa, operario de ellas, sobre extracción de una barra de plata, 1777, AGN, Criminal,
v. 449, exp. 11, f. 140-222.
72
Hay buena cantidad de demandas o acuerdos de este género en AGN, Casa de Moneda,
v. 69, por ejemplo exp. 7, Petición de Joseph Luis Gómez, oficial de grabado, para que se le
descuente de su sueldo la tercera parte que será aplicada al pago de algunas deudas, 1784;
y exp. 12, el licenciado Francisco Guerrero demanda a Lucas del Valle, guardavista, 1777.
73
Expediente sobre el cobro de las cantidades debidas a don Francisco Xavier García
por varios operarios de esta Real Casa, 1793, AGN, Casa de Moneda, v. 25, exp. 18, f. 131-136.
74
Sobre las viviendas en la ciudad de México, véase Eulalia Ribera Carbó, “Casas, ha-
bitación y espacio urbano en México. De la colonia al liberalismo decimonónico”, en Scripta
Nova, Barcelona, Universidad de Barcelona, v. 8, n. 146 (15), agosto de 2003.
79
Alejandro Alcántara Gallegos, “Los barrios de Tenochtitlan. Topografía, organización
interna y tipología de sus predios”, en Pablo Escalante Gonzalbo (coord.), Historia de la vida
cotidiana en México. Mesoamérica y los ámbitos indígenas de la Nueva España, México, Fondo de
Cultura Económica-El Colegio de México, 2004, v. 1, p. 167-198.
80
Aparece como testigo en la Causa criminal contra Juan José Sánchez, por unos pedazos
de plata que se dice haber sacado, 1790, AGN, Casa de Moneda, v. 236, exp. 16, f. 312-321.
81
Martha Fernández, “De puertas adentro: la casa habitación”, en Antonio Rubial Gar-
cía (coord.), La ciudad barroca, México, El Colegio de México, Fondo de Cultura Económica,
2005, p. 47-80
82
Causa criminal contra José Antonio Molina, operario de la oficina de tierras, por in-
dicios de haber sacado plata, 1806, AGN, Criminal, v. 718, exp. 1, f. 1-29.
83
Auto del superintendente dando providencia de que se aprehenda a Pedro de Tapia,
mozo operario de las arañas, 1739, AGN, Criminal, v. 535, exp. 13, f. 201.
84
Causa criminal contra Casildo Antonio Rico, operario arañero, por el hurto de unos
pedazos de plata, 1779, AGN, Criminal, v. 449, exp. 13, f. 235-259.
Cuadro 10
LIBROS EN POSESIóN DE EMPLEADOS Y OPERARIOS 87
85
Causa criminal contra Vicente Córdova, operario arañero, sobre habérsele encontrado
dos pedazos de plata. 1774, AGN, Criminal, v. 377, exp. 9, f. 357-382.
86
Por ejemplo, Causa criminal contra Pedro Chovell, guarda de vista de la fielatura, por
la falta de una piña de plata con azogue, 1780, AGN, Criminal, v. 449, exp. 22, f. 331-400.
87
Las colecciones más interesantes se hallan en Causa criminal contra Andrés Fernández,
limador, y José Román Ortega, oficial de platero, por un tejo de plata que vendió a este úl-
timo, 1792, AGN, Criminal, v. 717, exp. 8, f. 160-224; Causa criminal contra Joseph Miguel de
Catarrosa, Juan de Villegas Bazurto..., inventario de bienes de Roque Hernández, 1739, AGN,
Criminal, 581, exp. único.
88
Luis G. Urbina, Pedro Henríquez Ureña, Justo Sierra, Nicolás Rangel (eds.), Antología
del centenario: estudio documentado de la literatura mexicana ..., 2a. ed., México, Universidad
Nacional Autónoma de México, 1985, v. 1, p. 247, 248.
93
Causa criminal contra Francisco Javier de Villanueva, por haberle encontrado tres
cospeles de plata pegados con cera en un lienzo o encerado en la barriga, 1755, AGN, Crimi-
nal, v. 445, exp. 16, f. 220-232.
94
Véase R. Douglas Cope, The Limits of Racial Domination. Plebeian Society in Colonial
Mexico city. 1660-1720, Madison, University of Wisconsin Press, 1994, cap. 2, “Life among
the Urban Poor: Material Culture and Plebeian Society”.
95
Causa criminal contra José Ángel Castillo, operario volantero, por hurto de dos mo-
nedas de a peso acuñadas, 1791, AGN, Criminal, v. 717, exp. 1, f. 2-63.
96
Juan Fuentes operario molinero informa que ha quedado inutilizado de una mano
por accidente y solicita una pensión, 1806, AGN, Casa de Moneda, v. 2, exp. 44, f. 300-301.
97
Autos que se siguen por parte de los capataces, acuñadores y oficiales de brazajeros,
1732, AGN, Casa de Moneda, v.66, exp. 1, f. 2-23.
98
Causa criminal contra José Alexo Ruiz, limador, por un pedazo de riel de plata para
moneda menuda, 1792, AGN, Criminal, v. 717 exp. 11, f. 258-343.
99
Real Academia Española, Diccionario de autoridades (ed. facsimilar), Madrid, Gredos,
1969, v. 1, p. 745.
100
Alfredo López Austin, “Equilibrio y desequilibrio del cuerpo humano. Las concep-
ciones de los antiguos nahuas”, en Juan Comas et al. El mestizaje cultural y la medicina novo-
hispana del siglo XVI, Valencia, Universitat de València, 1995, p. 37, 38.
101
Causa criminal contra Ignacio Hernández Salvatierra, operario volantero, sobre ha-
berle hallado una moneda de a peso, 1777, AGN, Criminal, v. 449, exp. 10, f. 124-139.
102
Testimonio de Francisco Lisio, español, cortador de moneda, en la causa criminal con-
tra Jerónimo Velásquez, sobre la sospecha de hurto de dos pedazos de plata, 1760, AGN, Cri-
minal, v. 679, exp. 13, f. 166-170. Lisio aparece como denunciante en otras causas criminales.
103
Causa criminal contra José Ángel Castillo, operario volantero, por hurto de dos mo-
nedas de a peso acuñadas, 1791. Castillo dijo que le habrían introducido maliciosamente las
monedas, “por hacerle daño, pues no lo podían ver y le decían que era soplón”. AGN, Crimi-
nal, v. 717, exp. 1, f. 2-63.
104
Causa criminal contra Doroteo Herrezuelo y Joseph María Loria, oficiales de la herrería,
por haberse herido, de que falleció el primero, 1803, AGN, Criminal, v. 737, exp. 4, f. 42-87.
105
Un resultado parcial de la investigación sobre este tema fue publicado en Felipe
Castro Gutiérrez, “Salud, enfermedad y socorro mutuo en la Real Casa de Moneda de México”,
en Historia Social, n. 63, Instituto Fundación de Historia Social, España, 2009, p. 3-17.
106
Para solucionar estos problemas me fueron muy útiles el Diccionario de ciencias médi-
cas. Por una sociedad de los más celebres profesores de Europa; trad. al castellano por varios facul-
tativos de esta corte, Madrid, Imp. Calle de la Greda, 1821-1826, 39 v.; y Real Academia Es-
pañola, Diccionario de autoridades, Madrid, Gredos, 1963, 3 v. Sobre la evolución de las teorías
médicas, véase Luz María Hernández Saenz, Learning to Heal. The Medical Profession in Colo-
nial Mexico, 1767-1831, New York, P. Lang, 1997, cap. 1 y 2.
Cuadro 11
PADECIMIENTOS Y ENFERMEDADES NO EPIDéMICAS
DE LOS TRABAJADORES 108
107
Causa criminal contra Francisco Javier de Villanueva, operario acordonador, por
haberle encontrado tres cospeles de plata pegados con cera en un lienzo o encerado en la
barriga, 1755, AGN, Criminal, v. 445, exp. 16, f. 220-232.
108
Véase una relación detallada en el Anexo 3. Nótese que la cantidad de padecimientos
y enfermedades es mayor al número de casos, dado que en ocasiones se registra más de un mal.
119
Josefina Muriel, Hospitales de la Nueva España, 2 v., México, Universidad Nacional
Autónoma de México-Cruz Roja Mexicana, 1990-1991.
120
Véase María del Pilar Martínez López-Cano, Gisela von Wobeser, Juan Guillermo
Muñoz Correa (coords.), Cofradías, capellanías y obras pías en la América colonial, México, Uni-
versidad Nacional Autónoma de México, 1998, 280 p.
121
María Amparo Ros, “Concordia de la fábrica de puros y cigarros de México”, en
Historias, n. 27, 1991-1992, p. 63-67; Susan Deans-Smith, Bureaucrats, planters and workers. The
Making of the Tobacco Monopoly in Bourbon Mexico, Austin, University of Texas Press, 1992,
especialmente, p. 223-224, 234-236.
122
Concordia, informes, 1776, AGN, Casa de Moneda, 3a. serie, v. 771, 3a. serie, exp. 40, f 1-3.
123
Recibos firmados por Juan José de Nieves “por el honorario que me asignaron por
recaudar el jornalillo”, 1794, AGN, Casa de Moneda, v. 771, exp. 18, 1 f.
124
Recibo de Joaquín María Casarín, 1807, AGN, Casa de Moneda, v. 771, exp. 23, 1 f.
Cuadro 12
EVOLUCIóN DEL AUXILIO DIARIO DADO A LOS ENFERMOS
Y JUBILADOS POR LA CONCORDIA
125
El cirujano José Terrazas a los señores diputados de la Concordia, 26 de junio de
1793.
AGN, Casa de Moneda, v. 771, exp. 40, f. 35.
126
Informe de los diputados, ibidem, f. 22.
Cuadro 13
FONDOS DE LA CONCORDIA
127
Ibidem, f. 11-13.
128
Ibidem, f. 17-19.
129
Ibidem, f. 30-34.
130
En 1815 se intentó averiguar el origen de la Concordia del Apartado, pero no se
encontró acta alguna de su fundación. Aparentemente se estableció en 1790 o poco antes,
por iniciativa del director, Pascual Ignacio de Apezechea. Véase, Los operarios del Aparta-
do solicitan que el superintendente les autorice extinguir la Concordia, AGN, Casa de Moneda,
v. 64, exp. 3, f. 326-335v.
131
Basado en los registros contables de AGN, Casa de Moneda, v. 771, exp. 40, f. 41, 1806.
132
Antonio Cervantes grabador, solicita jubilación en vista de encontrarse muy enfermo
y de edad avanzada, 1806, AGN, Casa de Moneda, v. 2, exp. 43, f. 293-296v.
133
José Miguel Perdigón, médico, certifica la enfermedad que padece Antonio bernardo
Aguilar, quien solicita una ayuda a la Casa de Moneda por haber laborado largo tiempo en
ella, 1799-1802, AGN, Casa de Moneda, v. 50, exp. 14, f. 194-205.
Agregaba que las intenciones del rey siempre habían sido “que los
miserables hombres de bien que por el tesón de sus tareas se han in-
habilitado y perdido su salud, se les conceda un socorro competente
para sus indigencias”.135
Por lo común el jefe de la oficina y el contador daban su opinión,
y el superintendente agregaba un dictamen que remitía al virrey. Des-
pués de esto, era preciso esperar que alguna nave llevara el correo
134
Guillermina Martínez Casado de Fuschini Mejía, “Jubilaciones y retiros en el Río de
la Plata”, en Memoria del X Congreso del Instituto Internacional de Historia del Derecho Indiano,
México, Universidad Nacional Autónoma de México-Instituto Internacional de Historia del
Derecho Indiano, 1995, p. 855-876.
135
Testimonios médicos presentados por José María Aguilar, guardián nocturno, que
certifican su incapacidad para seguir trabajando, 1808, AGN, Casa de Moneda, v. 2, exp. 41,
f. 279-290v.
136
Ocurso de Juan Francisco Tejadilla sobre que se le asigne un socorro diario por
haberse enfermado en el destino de operario de las fundiciones, 1788, AGN, Casa de Moneda,
v. 179, exp. 25, f. 270-286.
137
Citado en Expediente formado sobre la jubilación del guardavista don Antonio de San
Cristóbal, guardavista de la fielatura 1775, AGN, Casa de Moneda, v. 107, exp. 8, f. 204-210.
138
Testimonios médicos presentados por José María Aguilar, guardián nocturno, 1808,
AGN, Casa de Moneda, v. 2, exp. 41, f. 279-290v.
139
Expediente formado a pedimento de Manuel Sánchez operario fundidor de esta Real
Casa sobre que atentos sus servicios y enfermedades se le asigne un socorro diario, 1778,
AGN, Casa de Moneda, v.178, exp. 21, f. 270-277.
140
Pedimento de Francisco Infante, cerrajero, sobre que por su avanzada edad y dolen-
cias se le conceda una corta remuneración, 1775, AGN, Casa de Moneda, v. 144, exp. 23,
f. 211-229.
141
Ocurso de Juan Francisco Tejadilla sobre que se le asigne un socorro diario por ha-
berse enfermado en el destino de operario de las fundiciones, 1788, AGN, Casa de Moneda,
v.179, exp. 25, f. 270-286.
142
Martínez Casado, op. cit., p. 367.
143
Mariano Orendáin Covarrubias fundidor, solicita su jubilación por encontrarse en-
fermo, o que se le destine a un empleo menos pesado, 1791-1792, AGN, Casa de Moneda, v. 40,
exp. 12, f. 218-229v.
144
Carta del superintendente al virrey, 26 de septiembre de 1799, AGN, Casa de Moneda,
v. 50, exp. 14, f. 199-200.
145
Ocurso de don Tomás Ramírez de Arellano operario limador, sobre que en atención
a su avanzada edad y merito se le conceda su retiro con algún socorro, 1796, AGN, Casa de
Moneda, v. 147, exp. 22, f. 159-167v.
146
José de Santa Cruz, limador, sobre que se le recomiende a su majestad para su jubi-
lación, 1819, AGN, Casa de Moneda, v. 31, exp. 17, f. 192-202.
147
Dewitt S. Chandler, Social Assistance and Bureaucratic Politics: The Montepíos of Colonial
Mexico, 1767-1821, Albuquerque, University of New Mexico, 1991, 239 p.
148
Orden real sobre pago de pensiones, 1792, AGN, Casa de Moneda / Hacienda Pública,
caja 280, exp. 6, 4 f.
149
Sobre la paga a la parte de José García Cortés del peso diario que gozaba de pensión
hasta el día de su fallecimiento, 1809, AGN, Casa de Moneda, 1a. serie, v. 418, exp. 13, f. 322.
150
Ocurso de la viuda e hijas del ensayador don Antonio Casarín sobre que se les asig-
ne algún socorro, 1781, AGN, Casa de Moneda, v.152, exp. 16, f. 148-172.
151
Ocurso de María de los Dolores Dueñas, viuda de José Gutiérrez, operario que fue
de las fundiciones, sobre que se le dé un socorro, 193, AGN, Casa de Moneda, v. 40, exp. 15,
f. 242-247.
V
LOS LADRONES, EL JUEz Y LA VINDICTA PúbLICA
1
El superintendente hace presente la urgente y absoluta necesidad para la provisión de
la plaza de tercer guardavista, 1821, AGN, Casa de Moneda / Hacienda Pública, caja 244, exp. 6,
f. 68-70.
2
Causa criminal contra Joseph Antonio, indio, por haberle cogido un costal de tierra
ricas de plata; testimonio del fundidor mayor Mariano Orendáin, 1750, AGN, Criminal, v. 445,
exp. 8, f. 92-124v.
3
Causa criminal contra José Hidalgo, operario cortador sobresaliente, sobre habérsele
hallado dos cospeles de pesos, 1757, AGN, Criminal, v. 679, exp. 9, f. 101-114.
4
Causa criminal contra José Ignacio Herrera, limador, por hurto de dos pedazos de
plata, 1803, AGN, Criminal, v. 737 exp. 1, f. 1-24
5
Un caso de operario acusado por sus compañeros, con razón o sin ella, de “soplón”
puede verse en Causa criminal contra José Ángel Castillo, operario volantero, por hurto de
dos monedas, 1791, AGN, Criminal, v. 717, exp. 1, f. 2-63.
6
Causa criminal contra Vicente Córdova, operario arañero, sobre habérsele encontrado
dos pedazos de plata, 1774, AGN, Criminal, v. 377, exp. 9, f. 357-382.
7
Causa criminal fulminada contra Joseph Leonel de Castilla por haberle cogido en
hurto de plata, AGN, Criminal, v. 602 exp. exp. 5, f. 57-79.
8
Decía el fiel administrador Gerónimo Antonio Gil que los operarios cometían mu-
chos robos “y más los que están descalzos, que usan de tanta destreza de los dedos de los
pies como de los de las manos”. Expediente formado a representación del fiel administra-
dor sobre que varíen las horas de trabajo de sus oficinas, 1789, AGN, Casa de Moneda, v. 147,
exp. 11, f. 97-104.
9
Causa criminal contra Joseph Cervantes, operario limador, por hurto de unos cospeles
para moneda de pesos, 1799, AGN, Criminal, v. 614, exp. 18, f. 340-431.
10
Causa criminal contra Casildo Antonio Rico, operario arañero, por el hurto de unos
pedazos de plata, 1779, AGN, Criminal, v. 449, exp. 13, f. 235-259.
11
Causa criminal contra Isidro José de Amazorrain, operario acordonador, sobre haber
extraído 55 cospeles para moneda de real sin cordón, 1760, AGN, Criminal, v. 448, exp. 1,
f. 2-27v.
12
Causa criminal contra Francisco Santiago, indio carbonero, y Alejandro Sánchez tam-
bién indio, operario en las oficinas del fiel de moneda, sobre hurto de siete pedazos de rieles
de plata, 1750, AGN, Criminal, v. 445, exp. 7, f. 77-91v.; Causa criminal contra Tomás Navarro,
operario de la oficina de tierras, y contra Manuel Ximénez, mozo de mandados, por hurto
de una poca de plata, 1804, AGN, Criminal, v. 737, exp. 6, f. 178-190.
13
Causa criminal contra Joseph Miguel de Catarrosa, Juan de Villegas Basurto, Carlos
Padilla, Salvador de Gálvez, Juan Antonio de Mier..., 1739, AGN, Criminal, 581, exp. único;
autos hechos sobre el escrito presentado por Juan Eligio, oficial escobillero, 1739, AGN, Cri-
minal, v. 602, exp. 17, f. 172-177.
14
Por ejemplo en Causa criminal contra Juan Francisco Romero y Juan Manuel Evan-
gelista, por haberse encontrado al primero vendiendo un poco de plata perteneciente a la
Casa de Moneda, 1780, AGN, Criminal, v. 449, exp. 18, f. 300-306.
2. El tribunal privativo
15
Causa criminal contra Cornelio Torrecilla, maestro fundidor, por hurto de plata, 1810.
AGN, Criminal, v. 718 exp. 24, f.293-308.
16
Causa criminal contra José Manuel Patiño, sirviente del ensaye, por hurto de plata; y
contra el expendedor Salvador López, 1796, AGN, Criminal, v. 614, exp. 4, f. 195-206.
17
La separación no era siempre clara y evidente, y dio lugar a algunos incidentes juris-
diccionales. Así ocurrió a raíz de un grave accidente sucedido en las oficinas del Apartado
el 2 de septiembre de 1796, de que pretendió tomar conocimiento la Sala del Crimen de la
Real Audiencia. El virrey Branciforte acudió prestamente en defensa de su jurisdicción, y
escribió que “La jurisdicción que el rey me tiene conferida en esta Real Casa y su anexa del
Apartado es real ordinaria como emanada del mismo soberano y extensiva a lo económico,
gobernativo y providencial.” AGN, Casa de Moneda, v.81, exp. 21, f. 426-442.
18
Fonseca y Urrutia, Historia general de Real Hacienda, v. 1, p. 226, 227.
19
Real orden; se comunica al superintendente que el rey ha dispuesto la creación de la
plaza de asesor letrado, 1764, AGN, Casa de Moneda, v. 32, exp. 64, f. 223, 224.
20
Certificación de las causas criminales que se han fulminado desde 1732 a fines de 1734
en el privativo juzgado de la Real Casa de Moneda contra falsificadores y expendedores de
moneda, oficiales, ladrones de dicha Real Casa, 1735, AGN, Criminal, v. 535 exp. 6, exp. 7;
también Joseph Gaspar de Cardeña y Joseph Antonio de Grandival, Alegación jurídica en
defensa del capitán don Joseph Diego de Medina y Saravia, thesorero propietario de la Real Casa de
Moneda de México..., 1728, p. 20, 21.
21
Instancia de Pedro de Vargas y Reyna, preso por indiciado de falsificación de mone-
da, 1735, AGN, Criminal, v. 535, exp. 8, f. 174-177.
22
Testimonio del expediente en que se declaró por el señor virrey tocar a la justicia
ordinaria el conocimiento de la causa formada contra un hombre al que se aprehendió por
expendedor de moneda falsa, 1774, AGN, Criminal, v. 377, exp. 10, f. 383-390.
23
Sobre el fuero eclesiástico, véase Nancy Farriss, La corona y el clero en el México colonial,
1579-1821. La crisis del privilegio eclesiástico, México, Fondo de Cultura Económica, 1995,
p. 13-22.
24
Causa criminal contra Joseph Miguel de Catarroxa, Juan de Villegas Basurto, Carlos
Padilla, Salvador de Gálvez...., testimonio de Simón de Ortega, 1739, AGN, Criminal, v. 581,
exp. único, f. 60.
32
Causa criminal contra José Ferrufino, molinero, por el hurto de unos pedacitos de
plata. Y declaración de tocar al superintendente el conocimiento de esta causa, sin embargo
de ser soldado de milicias, 1789, AGN, Casa de Moneda, v. 236, exp. 15, f. 241-311.
33
Colin MacLachlan, La justicia criminal del siglo XVIII en México, México, Secretaría de
Educación Pública, 1976, p. 113-115.
34
Causa criminal contra Anastasio Velasco, operario que fue de la oficina de la cizalla,
por el hurto de una porción de plata, que se le averiguó por el juzgado de la Acordada de
donde se remitió, 1766, AGN, Criminal, v. 452, exp. 11, f. 118-165; Causa criminal contra
Andrés Fernández, limador de la fielatura, y José Román Ortega, oficial de platero, por un
tejo de plata que vendió a este último, 1792, AGN, Criminal, v. 717, exp. 8, f. 160-224. Sobre
las condiciones de la cárcel de la Acordada, véase Teresa Lozano Armendares, “Recinto de
maldades y lamentos: la cárcel de la Acordada”, en Estudios de Historia Novohispana, n. 13,
1993, p. 149-157.
37
Causa criminal contra Bernardo Miranda, manijero, por el hurto de cinco onzas y
siete ochavas de limalla de plata, 1768, AGN, Criminal, v. 452, exp. 13, f. 171-210.
38
Causa criminal contra José Trinidad Castillo, hilero, por hurto de oro y plata, 1808,
AGN, Criminal, v. 718, exp. 12, f.123-157.
39
Causa criminal contra José Landecho, manijero, por hurto de dos pedazos de rieles
de plata, 1795, AGN, Criminal, v. 559, exp. 13, f. 392-423.
49
Causa criminal contra Joseph del Castillo, operario, sobre habérsele hallado en la
bolsa tres pedacillos de plata, 1750, AGN, Criminal, v. 445, exp. 9, f. 126-130v.
50
Causa criminal contra el indio Alejo del Carmen, por haberle encontrado debajo de
la lengua dos pedacitos de plata, 1750, AGN, Criminal, v. 679, exp. 6, f. 79-82.
51
Causa criminal contra Francisco Santiago, indio carbonero, y Alejandro Sánchez tam-
bién indio, operario en las oficinas del fiel de moneda, sobre hurto de siete pedazos de rieles
de plata, 1750, AGN, Criminal, v. 445, exp. 7, f. 77-91v.
52
Causa criminal contra Antonio Miñón y Juan Francisco Abilés, operarios de herrería,
por dos pedazos de fierro, 1791, AGN, Criminal, v. 717, exp. 3, f. 76-79.
53
Alejandro Mayagoitia y Hagelstein, “De Real a Nacional: el Ilustre Colegio de Abo-
gados de México”, en La supervivencia del derecho español en Hispanoamérica durante la época
independiente, México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investiga-
ciones Jurídicas, 1998, p. 411.
54
Causa criminal contra Juan Arroyo, por haber herido en la cabeza a Francisco Anto-
nio Hernández, ambos acordonadores en las oficinas de la fielatura, 1809, AGN, Criminal,
v. 718, exp.
55
Causa criminal contra Francisco Blanco y José Núñez por el hurto de un pedazo de
riel de plata, 1788, AGN, Casa de Moneda, v. 236, exp. 6, f. 61-112.
56
En la causa contra Nicolás Ambrosio Ramírez el superintendente “dio las órdenes
correspondientes para que se le pusiesen dos pares de grillos, y le exhortó a que dijese la
verdad; pues de lo contrario se le aumentaría el castigo por todo rigor, hasta que lo verifica-
se”. Vale la pena señalar que los casos de utilización de grilletes como medio de obtener una
confesión corresponden a trabajadores contratados para alguna obra, que no eran operarios
de la Casa. En Causa criminal contra Nicolás Ambrosio Ramírez, albañil, y José Manuel
Huerta, peón, por hurto de tres rieles de plata para moneda de pesos, 1801, AGN, Criminal,
v. 661, exp. 4, f. 25-56.
57
Fue condenado a seis años de presidio con el argumento que ser el único que podía
cometido el robo, sin que hubiera algún indicio concreto de que lo hubiera hecho. Causa
criminal contra Miguel Contreras, operario de la oficina de tierras sobre hurto de un pedazo
de oro, 1761, AGN, Criminal, v. 448, exp. 10, f. 153-201.
58
Causa criminal contra Juan Manuel Hidalgo, operario limador, por hurto de una
porción de limalla, 1782, AGN, Casa de Moneda, v. 180, exp. 8, f. 167-227.
59
Causa criminal contra Matías Posadas, operario arañero, sobre hurto de dos piezas
de plata, 1760, AGN, Criminal, v. 679, exp. 14, f. 171-184.
60
Causa criminal contra Pedro Rodríguez, operario molinero, por hurto de dos pedazos
de rieles de plata o moneda de a peso, 1806, AGN, Criminal, v. 718, exp. 3, f. 40-55.
61
Causa criminal contra Ignacio Nicolás Jiménez, cargador de la oficina del recocimien-
to, sobre hurto de tres monedas, 1761, AGN, Criminal, v. 448, exp. 9, f. 127-152.
62
Causa criminal contra Manuel Bernardo, alias Pichón, albañil, sobre haberle hallado
en los zapatos, plata mezclada con barro, 1763, AGN, Criminal, v. 452, exp. 5, f. 54-69.
63
Causa criminal contra José Joaquín Márquez Amarillas, operario sonador de los fue-
lles, por el hurto de una porción de plata, 1779, AGN, Criminal, v. 449, exp. 17, f. 277-299.
64
Citado por Eduardo Enrique Ríos, “La rebelión de Canek, Yucatán 1761”, en Boletín
de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, v. 54, n. 7, 8, nov.-dic. 1940, p. 483-493.
65
Causa criminal contra José Joaquín Márquez Amarillas, operario sonador de los fue-
lles, por el hurto de una porción de plata, 1779, AGN, Criminal, v. 449, exp. 17, f. 277-299.
66
Causa criminal contra José María Gonzáles, operario de las fundiciones, por hurto de
plata, 1790, AGN, Casa de Moneda, v. 236, exp. 17, f. 322-372.
67
Causa criminal contra José Salas, operario hilero, por el hurto de unos pedacitos de
plata, 1789, AGN, Casa de Moneda, v. 236, exp. 10, f. 171-212.
68
Causa criminal contra Manuel de Minas, Pedro Castañeda, Lorenzo Tiburcio Herrera,
Bernabé Arellano y Mariano José Ramírez, operarios volanteros, sobre hurto de varias mo-
nedas de peso, 1773, AGN, Criminal, v. 377, exp. 1, f. 3-94.
Cuadro 14
PENAS IMPUESTAS EN SENTENCIAS DEL TRIBUNAL PRIVATIVO 78
Absolución 17 8.2
Azotes 11 5.3
Costas 14 6.8
Destierro 25 12.1
Expulsión 48 23.2
Presidio 25 12.1
Prisión 20 9.7
Servicio personal 32 15.4
Suspensión 6 2.9
Vergüenza pública 9 4.3
Total 207
76
Autos hechos sobre la averiguación de la fuga que hizo Julián de Puente de la cárcel
de la Casa de Moneda, reo por extracción de un pedazo de plata, 1762, AGN, Criminal, v. 448,
exp. 12, f. 210-217.
77
Autos sobre la fuga de la cárcel que hicieron Joseph Basurto y Basilio García, 1739,
AGN, Criminal, 581, exp. único.
78
Basado en 183 expedientes criminales procesados entre 1732 y 1821, existentes en los
ramos de Criminal y Casa de Moneda del Archivo General de la Nación. La suma de castigos
es mayor que el de casos debido a que había sentencias que incluían varias penas concurren-
tes. Finalmente, he incluido como “expulsión” de la Casa de Moneda solamente aquellas
sentencias que lo especificaban como castigo más grave; en un sentido amplio, ninguno de
los condenados podían volver a trabajar en el establecimiento.
81
Causa criminal contra Pedro Chovell, guarda de vista de las oficinas de la fielatura,
por la falta de una piña de plata con azogue, 1780, AGN, Criminal, v. 449, exp. 22, f. 331-400.
82
Causa criminal formada contra don Juan Domingo de Ordozgoyty y don Antonio
Vidaurre, sobre haber cogido para sí las cantidades que se expresa, 1772, AGN, Criminal,
v. 445, exp. 25, f. 387-433v.
83
Causa criminal contra Ciprián Guerrero y Juan José Vázquez, operarios de la fundición
de cizallas, por denuncia que se hizo de que robaban plata, 1777, AGN, Criminal, v. 449, exp. 9,
f. 114-123.
84
Denuncia del fiel administrador sobre haberse hallado un saquito con limalla de oro,
1785, AGN, Casa de Moneda, v. 180, exp. 19, f. 291-297.
85
Causa criminal contra José María González Pereda, limador, por un cospel de pesos,
1788, AGN, Casa de Moneda, v. 236, exp. 7, f. 113-121, 1788. Este operario sería promovido en
1797 a guardavista supernumerario “por la honradez y aptitudes que ha mostrados en sus
años de servicio” y seguiría trabajado hasta 1817, cuando reclamó su jubilación después de
44 años de servicio; véase José González, guardavista de la oficina de fielatura, solicita una
ayuda durante la enfermedad que padece, 1817, AGN, Casa de Moneda, v. 75, exp. 5, f. 32-39.
86
Causa criminal contra Casildo Antonio Rico, operario arañero, por el hurto de unos
pedazos de plata, 1779, AGN, Criminal, v. 449, exp. 13, f. 235-259.
87
Causa criminal contra Manuel de Minas, Pedro Castañeda, Lorenzo Tiburcio Herrera,
Bernabé Arellano y Mariano José Ramírez, operarios volanteros sobre hurto de varias mo-
neda de peso, 1773, AGN, Criminal, v. 377, exp. 1. f. 3-94.
88
Causa criminal contra Isidro José de Amazorrain, operario acordonador de la mone-
da menuda de las oficinas del fiel de la Casa de Moneda, sobre haber extraído 55 cospeles,
1760. Fue inicialmente condenado a 200 azotes, que se conmutaron debido a que tenía pa-
rientes sacerdotes y había sido colocado en la Real Casa por Francisco Fernández Molinillo,
secretario de cámara del virrey Fuenclara y luego miembro del Consejo de Indias, AGN,
Criminal, v. 448, exp. 1, f. 2-27v.
89
Causa criminal contra Juan de Torres, ayudante de acordonador, por el hurto de 44
monedas, 1738, AGN, Criminal, v. 602 exp. 14, f. 158-162.
90
Por ejemplo, Causa criminal contra Joaquín Arias, operario volantero, por el hurto de
una moneda sellada de a peso, 1784, AGN, Casa de Moneda, v. 180, exp. 15, f. 273-276.
97
Causa criminal contra Carlos Anastasio Sierpe, operario de la oficina de tierras, por
hurto de un poco de granalla y plata, 1802, AGN, Criminal, v. 661, exp. 8, f. 137-158.
98
Causa criminal contra Casildo Antonio Rico, operario arañero, por el hurto de unos
pedazos de plata, 1779, AGN, Criminal, v. 449, exp. 13, f. 235-259.
99
Causa criminal contra José Flores, indio, por hurto; fue condenado a tres años en San
Juan de Ulúa, 1789, AGN, Casa de Moneda, v. 236, exp. 9, f. 135-170.
100
Véase por ejemplo Causa criminal contra Juan Antonio Rodríguez, arreador de
mulas de uno de los molinos, por haber amarrado y envuelto un pedazo de plata de riel
para moneda menuda y colgárselo a una mula que él manejaba, 1754, AGN, Criminal, v. 445,
exp. 14, f. 201-215.
101
Causa criminal contra José Manuel Antonio Urbina, operario pisador de la oficina
de tierras, por hurto de un pedazo de riel de plata, 1793, AGN, Criminal, v. 717, exp. 13,
f. 351-378.
105
Causa criminal contra Manuel Gómez, operario cortador, por hurto de plata, 1787,
AGN, Casa de Moneda, v. 236, exp. 4, f. 44.
106
Causa criminal contra José Ferrufino, molinero de las oficinas de fielatura, por el
hurto de unos pedacitos de plata, 1789, AGN, Casa de Moneda, v. 236, exp. 15, f. 241-311.
EPíLOGO
LA REAL CASA DE MONEDA Y LA REVOLUCIóN
DE INDEPENDENCIA
Y continuaba
nosotros que no podemos auxiliarles con nuestras personas, estamos
sin duda en la indispensable obligación de hacerlo, no sólo con nuestro
votos al señor Dios fuerte y poderoso en las batallas para que bendiga
sus operaciones, sino con nuestros caudales y con cuantos socorros
1
J. E. Hernández y Dávalos, Historia de la guerra de independencia de México (edición
facsimilar), Alfredo Ávila y Virginia Guedea (eds.), México, Universidad Nacional Autónoma
de México, 2007, v. 1, n. 242.
-I ridiculiza el execrable proyecto del cura Hidalgo y sus socios (Zúñiga y On-
tiveros, 1811).4
El contraste entre el legitimismo entusiasta de 1808 y los sucesos
de 1810 nunca ha dejado de sorprender e intrigar a los historiadores y
sobre ello se han escrito varias interpretaciones.5 Lo que aquí nos inte-
resa es la manera cómo las repercusiones a largo plazo de estos acon-
tecimientos afectaron a la Casa de Moneda. En efecto, la revolución fue
un verdadero desastre para la institución. El estado de permanente
conmoción armada hizo muy riesgoso guiar las “conductas” de plata
hacia la lejana capital virreinal, lo cual llevó al gobierno a aceptar la
creación de cecas provinciales en Zacatecas (1810), Sombrerete (1810),
Chihuahua (1811), Durango (1811), Guanajuato (1812) y Guadalajara
(1812),6 que son notables tanto por sus circunstancias, como por su
arcaísmo técnico. Fue una medida de emergencia que ya no podría
revertirse, y significó el fin de un monopolio que, por distintas razones,
había sido empeñosamente defendido durante casi tres siglos. La ley
de estas monedas fue muy desigual, pues a veces era de plata casi pura
y en otras el contenido era muy cercano al cobre, como consecuencia
de la ausencia de supervisión. ésto ocasionó no pocos problemas al
comercio y a los usuarios, y contribuyó al progresivo deterioro del
antiguo prestigio de las monedas mexicanas.7
Gráfica 6
PRODUCCIóN DE MONEDA DE PLATA, 1808-1821
30 000 000
25 000 000
20 000 000
Valorenpesos
15 000 000
10 000 000
5 000 000
0
1810 1812 1814 1816 1818 1820
1809 1811 1813 1815 1817 1819 1821
4
Amaya Garritz, Impresos novohispanos, 1808-1821, 2 v., México, Universidad Nacional
Autónoma de México-Instituto de Investigaciones Históricas, 1990, v. 1, 229.
5
Marco Antonio Landavazo Arias, La máscara de Fernando VII: discurso e imaginario mo-
nárquicos en una época de crisis. Nueva España, 1808-1822, México, El Colegio de México-Uni-
versidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo-El Colegio de Michoacán, 2001, 357 p.
6
Rina Ortiz Peralta, “Las casas de moneda provinciales en México en el siglo XIX”, y
Juan Fernando Matamala, “La Casa de Moneda de Zacatecas”.
7
Covarrubias, La moneda de cobre en México, 1760-1842: un problema administrativo,
p. 76-77.
8
Monedas insurgentes, 1813, AGN, Casa de Moneda / Hacienda Pública, caja 275, exp. 2, 3 f.
9
Orozco y Berra, “Moneda en México”, p. 435-440.
10
El gobernador de Atlapulco reclama por la prisión que sufre con otros individuos por
atribuírseles complicidad con los revoltosos, 1817, AGN, Criminal, v. 123, exp. 23, f. 287-297.
11
Bando del virrey Félix María Calleja, México a 28 de noviembre de 1813, AGN, Casa
de Moneda, v. 188, exp. 7, f. 282.
Cuadro 15
MORTALIDAD ENTRE LOS ASOCIADOS DE LA CONCORDIA
(1807-1813)16
12
Expediente formado sobre provisión de colpa para el apartado y comisión conferida
para el efecto a don Felix Dufresne, 1813, AGN, Casa de Moneda, v.465, exp. 14, f. 192-513.
13
Véase Covarrubias, op. cit., cap. II.
14
[Expediente sin carátula, sobre obras que debían hacerse en la Casa de Moneda], AGN,
Casa de Moneda / Hacienda Pública, caja 185, exp. 24, 36 f.
15
El perito de las fundiciones sobre que se asigne a él y a su ayudante alguna gratificación
por la plata de vajilla que se funda en su oficina, 1811, AGN, Casa de Moneda, v.425, exp. 19,
f. 238-247v.
16
Debe notarse que la mortalidad en la Casa debió ser algo mayor, porque la lista so-
lamente incluye a los miembros de la asociación. Lista de los empleados y operarios que han
muerto pertenecientes a la Concordia, 1814, AGN, Casa de Moneda, v. 771, exp. 40, f. 99.
17
Concordia, informaciones, 1815, AGN, Casa de Moneda, v. 771, exp. 40, f. 57-59. Sobre
esta epidemia que nunca ha podido ser diagnosticada claramente, véase Donald B. Cooper,
Las epidemias en la ciudad de México: 1761-1813, México, Instituto Mexicano del Seguro Social,
1980, cap.11.
18
Los operarios del Apartado solicitan se extinga la hermandad o concordia, 1815, AGN,
Casa de Moneda, v. 64, exp. 3, f. 326-335.
19
Sobre que se permita a los guardavistas de sus oficinas el uso o portación de armas
prohibidas dentro o fuera de las oficinas de día y noche, 1817, AGN, Casa de Moneda, v. 307,
exp. 14, f. 150-157.
20
Representación del fiel administrador sobre que por la corta labor se socorra a los
operarios que expresa en las listas que acompaña, 1817, AGN, Casa de Moneda, v. 75, exp. 4,
f.26-31; Joaquín Muñoz Avilés, limador, solicita la ayuda de dos reales diarios el día que no
trabaje; y averiguación sobre los socorros que se prestan a los operarios, 1821, AGN, Casa de
Moneda, v. 75, exp. 11, f. 99-119; Superiores órdenes sobre que se suspendan los socorros que
se deben dar a los operarios, 1821. Se adjuntan listas de los operarios que disfrutan socorro
y el importe del mismo, AGN, Casa de moneda, v. 232, exp. 1, f. 2-16.
ANEXOS
ANEXO 1
SALARIOS DE LOS MINISTROS Y OFICIALES, 1730 Y 1779
(VERSIóN COMPLETA)
Escribano, 1000
Escribano, escribiente del 200
Merino o alguacil 400
Fuente: Fonseca y Urrutia, p. 279-281; 214-220. El reglamento de 1730 y en menor
medida el de 1779 aún recurrían a la antigua práctica de incorporar los salarios
de algunos dependientes, y en algunos casos los gastos administrativos, den-
tro de los ingresos del responsable de cada dependencia. Así sucedía con 200
pesos previstos para papel y tinta de la contaduría, o los salarios de los ama-
nuenses, pagados por el escribano y fundidor. Aquí he desagregado estos
casos.
ANEXO 2
OFICIOS PREVIOS DE LOS TRABAJADORES
Escobillero: 1 Latonero: 2
Herrador: 4 Minero, hacienda de beneficio: 3
Herrero: 11 Platero: 4
Hojalatero: 1 Tirador de oro, dorador: 3
Otros artesanos
Almidonero: 1 Pintor: 1
Armero: 2 Sastre: 9
Botonero: 1 Sayalero: 1
Carpintero: 4 Sillero: 1
Cohetero: 1 Tejedor: 8
Confitero: 2 Tintorero: 3
Gamucero: 2 Velero: 2
Pasamanero: 3 Zapatero: 3
Comercio y servicios:
Amanuense: 1 Cochero: 1
Barbero: 3 Sirviente: 1
Boticario: 1 Tratante libros, mercader: 2
ANEXO 3
PADECIMIENTOS DE LOS TRABAJADORES, SEGúN SUS MéDICOS
1
Ceguera parcial o total, sin lesiones visibles.
2
Inflamación de los ganglios, asociada a la sífilis y otras enfermedades venéreas.
3
Sífilis.
4
Insomnio
5
Cavidad craneal.
6
Estremecimientos, escalofríos.
7
Fiebre.
8
Hernia que afecta al tejido conjuntivo que une el estómago y el intestino con las pare-
des abdominales, y que presenta el aspecto de un bubón o inflamación.
9
Padecimiento nervioso atribuido a la corrupción de la sangre menstrual o del líquido
seminal.
10
Padecimiento nervioso definido por alternativas de agitación, ideas obsesivas y me-
lancolía.
11
Sífilis.
17
Desnutrición extrema.
18
Estreñimiento.
19
Chancro sifilítico.
20
Embotamiento de los sentidos, ausencia total de juicio.
21
Tumores pulmonares, asociados a la tuberculosis.
ANEXO4
SENTENCIASYSENTENCIADOSPORELTRIBUNALPRIVATIVO
Nombre Calidad Oficio Sentencia Año
ANEXO4(continuación)
ANEXO4(continuación)
ANEXO4(continuación)
BIBLIOGRAFíA
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íNDICE DE CUADROS
íNDICE DE GRÁFICAS