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Vinculos

Este documento presenta la primera conferencia de una serie sobre educación clínica en procesos somáticos y vínculos. Explora la vinculación como un proceso somático, comenzando con la conexión entre el feto y la madre en el útero. Describe cómo la necesidad de conexión y distancia se establece temprano y forma las relaciones prepersonales, personales y postpersonales. Examina cómo el proceso pulsátil de expansión y contracción influye en el desarrollo de las formas corporales tanto de la madre como del feto.

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Vinculos

Este documento presenta la primera conferencia de una serie sobre educación clínica en procesos somáticos y vínculos. Explora la vinculación como un proceso somático, comenzando con la conexión entre el feto y la madre en el útero. Describe cómo la necesidad de conexión y distancia se establece temprano y forma las relaciones prepersonales, personales y postpersonales. Examina cómo el proceso pulsátil de expansión y contracción influye en el desarrollo de las formas corporales tanto de la madre como del feto.

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EDUCACIÓN CLÍNICA EN PROCESOS

SOMATICOS

VINCULOS

Una aproximación
somatico-emocional
a la transferencia

STANLEY KELEMAN
Tabla de Contenidos

Introducción

Conferencia Uno
Conexión y Distancia: El Significado de la Vinculación
El Propósito de la Vinculación: Crear, Mantener y Desorgani-
zar la Forma
La Vinculación: Un Proceso Somático
La Vinculación: Un Proceso Cíclico de Moverse hacia el Mun-
do y Regresar a uno mismo.

Conferencia Dos
La Vinculación: un Fenómeno Normal
Visión Terapéutica
Pulsación: la Base de la Vinculación
Cuatro Niveles de Vinculación
Vinculación y Reorganización

Suzie: Un Estudio de Caso de Deseo y Deseo de Ser Deseada

Roger: Un Estudio de Caso de Impulsividad

Conferencia Tres
Una perspectiva del Modelo Pulsátil
La Pulsación como Modelo de la Situación Terapéutica
Cómo se Crean los Límites
Aserción y Respuesta
La Interacción Terapéutica como un Vínculo Pulsátil
Los Cuatro Movimientos y sus Distorsiones
Auto-extensión y Auto-recogimiento y sus Distorsiones
La Vinculación de los Cuatro Tipos.

Conferencia Cuatro
Desmantelando el Vínculo
Los Cinco Pasos: Somatizando el Vínculo
La Aparición de Sentimientos No Resueltos
Aplicaciones Prácticas y Metodología
Ann: Un Estudio de Caso de Vinculación como una Mujer
Joven o como una Niña

Betty y Greg: Un Estudio de Caso de Seducción y Rechazo

Bob y Cy: Un Estudio de Caso de Vinculación


Masculina

Conferencia Cinco
La Vinculación como un Sistema
Patrones de Acción: el Ingrediente Clave
Espejeo Somático
Amar y Ser Amado

Posdata
Introducción

Desde una perspectiva somática, la transferencia y la con-


tratransferencia son más que fenómenos emocionales y
psicológicos. Ellas son, lo más relevantemente, el cómo una
persona se forma a sí misma y da sentido a sus experiencias
a través de la manera en que se vincula y separa de los otros.
El cómo una persona se vincula con otra envuelve procesos
y patrones de acción que son actitudes celulares, motrices,
musculares.

La transferencia y la contratransferencia se refieren a cómo


un cliente y un terapeuta desarrollan una relación con el otro
para individualizarse, buscar satisfacción o mantener sus
vidas sociales, instintivas y personales. La experiencia pasa-
da de cada uno, concretizada en sus procesos y estructuras
corporales presentes, da forma a su vinculación actual.

Un cliente viene con molestias físicas, dificultades sexuales,


conflictos de autoridad, falta de autoestima o preocupaciones
interpersonales, pero cualesquiera que sean sus problemas
presentes, la vinculación somática es un elemento signifi-
cativo en lo que acontece entre el auxiliador y la persona
que busca ayuda. La interacción verbal es una parte de este
proceso, pero también lo son las posturas somático-mus-
culares que el terapeuta y el cliente asumen. Esto es cierto
independientemente de la escuela particular de terapia que el
terapeuta ofrece. Por ejemplo, el auxiliador puede proyectar
una postura actitudinal de ser grande y maternal, mientras
el cliente invoca la postura de ser pequeño y desvalido. A
medida que la terapia progresa, el cliente puede volverse
más pequeño y desvalido, o, si el auxiliador no se ira grande
o aceptante, el cliente responde con actitudes musculares:
respiración cautelosamente reprimida, dedos de manos o
pies rígidos, abdomen y ano apretados. El terapeuta siente
crecientes demandas, y crea su propia respuesta. Endurece su
cuello o boca en una actitud de rechazo, o trata de aparentar
tranquilidad ·para cubrir su propia falta de respuesta a las

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crecientes llamadas de auxilio. El cliente, a su vez, experi-
menta estos signos somáticos como rechazo o desaproba-
ción.

La relación terapéutica, entonces, es un vínculo de actitudes


y expresiones musculares motrices, así como de sentimiento
y contrasentimiento. La vinculación, tal como es usada en
esta monografía, se refiere a los patrones somáticos de am-
bos, cliente y terapeuta, lo que la literatura psicológica llama
transferencia y contratransferencia . La transferencia incluye
los patrones de respuesta muscular por los cuales el cliente se
vincula al terapeuta. La contratransferencia también incluye
las respuestas somáticas del auxiliador, las formas en que
él acepta o rechaza los estados somáticos y emocionales del
cliente. Esta vinculación es un proceso continuo de posturas
musculares, actitudinales, emocionales, e involucra respues-
tas voluntarias a la vez que involuntarias. En estas conferen-
cias, la transferencia y la contratransferencia son vistas como
polos artificiales de un singular continuum relacional, y el
término vinculación es usado para referirse a este conti-
nuum.

Este es el aspecto de la terapia somática que la diferencia de


acercamientos más tradicionales, que se enfocan solamente
en sentimientos, emociones, fantasías e imágenes. La terapia
somática visualiza los gestos corporales y las expresiones
motrices como el verdadero espejo de sentimientos y nece-
sidades. La interacción de posturas y gestos somático-emo-
cionales entre el terapeuta y el cliente es lo que establece el
vínculo o sistema que se va desarrollando entre ellos.

Identificar este sistema y ser capaz de desorganizarlo es


la meta de esta monografía . Está basada en una serie de
conferencias impartidas durante 1984-1985, en las cuales
la transferencia somática era visualizada como un proceso
de vinculación, una progresión similar a los patrones de
desarrollo desde la vida fetal hasta la edad adulta. El formato

Pag. 8
de la conferencia presenta el tema central de la vinculación a
través de una variedad de marcos o situaciones traslapadas
que asumen un significado práctico en estudios de caso se-
leccionados, y a medida que el lector se involucra en pregun-
tas de autorreflexión. Este formato invita a un diálogo entre
el material presentado y la experiencia clínica del lector .

Pag. 9
Conferencia Uno

La transferencia y la contratransferencia describen fenóme-


nos muy concretos -los procesos por los cuales una persona
trata de establecer una conexión con otra persona, y qué
dinámicas ocurren a medida que una persona conecta por
cualquier razón. Existen conexiones de trabajo y conexiones
amorosas, y así sucesivamente. Por ejemplo, algunas perso-
nas necesitan convertir a todos en una autoridad, mientras
que otros convierten a todos en subordinados. Cada uno
está basado en necesidades individuales. Una perspectiva
del proceso somático comienza con la clase de vinculación
o conexión que una persona está tratando de establecer con
el auxiliador, y la clase de respuestas a la vinculación que un
auxiliador quiere formar con él. La transferencia y la contra-
transferencia son formas de vinculación, formas de cone-
xión, maneras de crear comportamiento.

Conexión y Distancia: El Significado de la Vinculación

El modelo del proceso somático de vinculación comienza


con cómo el embrión altamente animado comienza a conec-
tarse en el útero. Un verdadero diálogo comienza: “Soy parte
de ti, sin embargo no soy una parte de ti. Necesito ser parte
de ti para mi propio bienestar y crecimiento, así que no te
deshagas de mí, aún cuando parezca ser un cuerpo extraño.
¿Puedes aceptar quién soy yo aún cuando no sea tú? En pala-
bras humanas, estas son las conversaciones básicas que ocu-
rren en el nivel uterino. Preguntado de otra manera, ¿cómo
es que el sistema inmunológico de la madre y el feto en cre-
cimiento llegan a un estado neutralizado en el cual ninguno
rechaza al otro? ¿Cómo una pieza animada de protoplasma
conecta con otro, conservando sin embargo alguna separa-
ción mientras mantiene la urgencia de vincularse y unirse?
Esta pregunta es la clave para cada etapa de la relación.

Estas dinámicas básicas -la relación de la madre con el niño


y del niño con la madre- son la analogía para todos los

Pag. 10
fenómenos de vinculación. La calidad y la cantidad de la
distancia y la conexión son establecidas desde muy tem-
prano. Esto forma primero una relación prepersonal, una
relación genética, una relación anterior a la personalidad
individual tal como la entendemos. La distancia y la cercanía
son reguladas desde el mismo principio. Hay un intercambio
de sangre venosa y arterial, un fenómeno pulsátil empezan-
do con la interrupción y continuando con la formación de
tubos y ondas pulsantes. Este es el comienzo de la dualidad,
“yo y tú”. Esto es lo que se lleva a cabo, la estructura fetal en
crecimiento quiere respuestas ilimitadas, pero tiene que es-
perar a que la bomba de la placenta le envíe. La vinculación
comienza con la dualidad .

Con el nacimiento viene una segunda etapa, una etapa


personal, la relación madre-niño. Esta es como la conexión
uterina, sólo que ahora forman la conexión la superficie
completa del cuerpo de la madre y los pechos. Existe la
posibilidad de mayor cercanía y distancia de lo que ocurría
en el vientre. Sin embargo sigue habiendo la misma lucha
-”tú y yo”, separados pero conectados. Más tarde, el padre
y los hermanos son introducidos, y ya no es más un sistema
dual, sino triádico. Así que los primeros dos niveles involu-
cran a la madre y al niño, primero prepersonalmente y luego
personalmente, esperándose que sea una conexión de
cuidados. La aparición del padre como figura introduce a la
sociedad. No tiene que ser el padre per se, pueden ser otros
parientes, pero es la introducción de un impulso social. Estas
interacciones resultan en las tres capas del yo : prepersonal,
personal y postpersonal.

El continuum pulsátil de expansión y contracción está rela-


cionado con las formas que están sufriendo desarrollo. En .
el vientre, el continuum pulsátil crea un ambiente embrio-
lógico para el niño, y formas maternales para la madre. El
cuerpo de ella cambia, ya no es una mujer, sino que está en
el proceso de convertirse en madre. La forma de su vientre,
la forma de sus pechos, sus cambios hormonales, cambiando

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la distribución de la grasa, todo organiza los cambios de su
figura a medida que se dan los cambios embriológicos. Esto
es un reflejo externo del diálogo que va y viene entre el feto
y la madre. Post-uterinamente, el continuum pulsátil cons-
truye esta primera vinculación para crear un niño joven y
después un niño madurando. Esto de nuevo cambia la forma
de la madre, ella deja de lactar y comienza una interacción
dinámica con el niño como una persona. Emerge una forma
completamente diferente. Otras formas de compartimento
surgen a medida que ella se relaciona con el niño, oscilando
entre madre, mujer y maestra . Luego, con la relación triádi-
ca del padre y otros, se introducen los imperativos socioló-
gicos, el comienzo de la distancia y la objetividad. La cone-
xión y la vinculación tienen que ver con la forma en que la
experiencia se organiza, cómo es transferida a otros, y cómo
es introyectada para convertirse en una parte de nuestro yo.

El Propósito de la Vinculación: Crear, Mantener y Desor-


ganizar la Forma

El contacto, el patrón de cercanía y distancia, sirve a una


función. Esa función es la interacción mutua para mantener
una forma o desarrollar una forma emergente. Un cliente
acude a un auxiliador porque está en crisis acerca de orga-
nizar su vida o moverse a la siguiente etapa. Es un error
pensar en la terapia como un proceso de involucionar al pa-
ciente, llevarlo hacia atrás para superar su pérdida o herida
emocional. El trabajo del proceso somático no acepta este
punto de vista. Considera que cada persona trae integrada
una necesidad de pasar a través de las etapas de transforma-
ción desde el embrión hasta el adulto. Esta inversión en el
futuro determina las dinámicas de la relación presente . Para
el niño en crecimiento, el contacto no está organizado para
inmediato placer o bienestar. Es parte de un ambiente de
soporte esencial que lleva al niño de embrión a feto a bebé a
niño a adolescente. La relación del niño con su madre u otras
personas está al servicio de estas formas de desarrollo. Así
que un paciente trata de relacionarse en una forma tal que

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le permita captar en dónde está y en dónde estaba, para ir
hacia delante y crear su siguiente forma.

Un cliente proyecta en el auxiliador aquellas cualidades que


requiere para su propio crecimiento. Esas mismas cualida-
des serán introyectadas y formarán parte de su figura en la
siguiente etapa de su desarrollo. La proyección es un proceso
que expresa la manera en que una persona sabe cómo existir
en el presente, así como su urgencia para establecer esa clase
de relación que lo llevará al siguiente paso. “Necesito una
figura de autoridad para ponerme límites. Esos límites re-
presentan mi necesidad de canalizarme y enfocarme a lo que
está a la mano. Esos límites me dan identidad propia.”

Un cliente puede estar buscando un terapeuta para esta-


blecer límites para él. Él provocará al terapeuta, lo probará,
incluso le atribuirá cualidades que no tiene. Por ejemplo, un
cliente puede decir: “Eres tan ordenado, Stanley, en cómo
planeaste tu conferencia”. Pero yo soy un pensador intuitivo,
no un planeador compulsivo. Esta persona necesita verme
tan ordenado para tener una reacción ante su propio desor-
den y lidiar con él para su propio crecimiento. El pone algo
en mí para llevárselo luego de regreso. No es una proyec-
ción, sino la manera en que él se organiza para tratar con
su propia función creadora-de-lógica, y luego se la lleva de
vuelta. Para un niño, todas las funciones son inicialmente
percibidas como externas; es un paso en el desarrollo cuando
las interioriza. En la medida en que lo hace, su individuali-
dad crece.

Para recapitular, la transferencia es lo que un cliente trae al


terapeuta como su estado emocional, y cómo él mira al tera-
peuta o a su mundo en esos momentos cuando se permite a
sí mismo mirar a través de sus fachadas sociales aceptables.
“Ya que no tengo que ser racional ni educado contigo, déja-
me decirte cómo veo al mundo o te veo a ti”. Esto es transfe-
rencia, la proyección hacia delante del ambiente emocional
del cliente tal como era, como es, y como desea que sea.

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“Tú no eres mi padre rechazador, ¿o sí?”, puede preguntar
un cliente. Pero, ¿y si necesita un terapeuta rechazador para
vincularse de manera diferente? No hay nada malo en un
terapeuta que utiliza el rechazo, mientras sepa que lo hace
y forma un verdadero vínculo para que el cliente aprenda a
manejar su realidad.

La Vinculación: Un Proceso Somático

William Condon, de la Universidad de Pittsburgh, estudió


las raíces del lenguaje y descubrió que estaban basadas en el
intercambio motor entre la madre y el hijo. Su trabajo indica
que el lenguaje, el uso de la voz, ritmo y melodía son asimé-
tricos. En otras palabras, la voz de la madre, los movimien-
tos de balanceo y contorsión, y los movimientos naturales
de balanceo y contorsión del niño son parte de un proceso
de comunicación. Lo que expresa el trabajo de Condon para
una perspectiva de proceso somático es que el comporta-
miento motor es la base de la maternidad y la comunicación
humana. Los patrones del comportamiento muscular-emo-
cional son el substrato de los lazos entre la madre y el hijo.
Los patrones de movimiento se expanden, de las pulsaciones
básicas intrauterinas, al hambre y alimentación del pecho, al
lenguaje, mientras se van desarrollando la estructura ósea y
el sistema muscular en movimientos de contacto y distancia.

La búsqueda de cercanía y el estar separados son patrones


que se extienden a lo largo de toda la vida. La vida se inicia
con programas dados de conducta que buscan desarrollo
y respuestas, y el desarrollo de la forma humana llama a
un continuo diálogo e interacción. Los patrones que es-
tán programados genéticamente comienzan el proceso de
desarrollo. Estos patrones adquieren significación social y
personal a través de la asociación y de la experiencia . Cuan-
do un bebé no recibe respuestas, grita pidiendo ayuda y llora
de coraje, esperando con ello hacer contacto y tener algún
control sobre la madre o sobre sí mismo. El sentimiento de
desvalidez y la necesidad de ser protegido son imágenes que

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todos reconocemos. El espasmo del infante, con la cara roja,
acalambrada, y la respiración entrecortada, agitada y reteni-
da, provocan preocupación emocional. Los padres respon-
den a esta imagen visual, somática y emocional a través de
actos musculares y viscerales de preocupación, investigación
y ayuda. La respuesta muscular viene antes del sentimien-
to. Una madre responde por reflejo, se mueve para proveer
asistencia.

La misma sinfonía se repite durante la niñez, la adolescencia


y la etapa adulta. Los niños se encogen, actúan como desva-
lidos y se vuelven pequeños, cuando quieren una respuesta
diferente de los padres, más cercanía o más distancia. Los ni-
ños aprenden a alternar entre ser grandes y ser pequeños. El
niño se vuelve pequeño cuando desea que su padre o madre
sea grande, protector, o se haga cargo. Del mismo modo, el
niño se erguirá, se hará grande y valiente, dejará de llorar o
será fuerte cuando desee ser crecido o más adulto.

Los patrones musculares-emocionales de una persona ad-


quieren su significado dado a través de su historia única. Los
padres y hermanos responden a patrones de actuar desvali-
dos, buscar intimidad, empujar para hacer a un lado, buscar
independencia o dominación. Un niño interioriza estas res-
puestas, y a su vez, adquiere respuestas motrices adicionales
para manejar estos patrones. Con el tiempo, estas respuestas
se vuelven habituales.

Estos patrones son generalmente inconscientes, suceden sin


su conocimiento. O bien racionaliza sus actos o carece de
conocimiento de lo que persigue con sus posturas muscula-
res-emocionales. Una persona puede pedir verbalmente ayu-
da y sin embargo inconscientemente asumir una postura de
negación, o su desvalidez puede ser cubierta por una postura
de orgullo. Con demasiada frecuencia, desafortunadamente,
una persona presta atención a su diálogo interno sólo en los
niveles mental o emocional. Hace caso omiso de los aspectos
somático-motores, y por lo tanto, es probable que malinter-

Pag. 15
prete las respuestas que obtiene de los otros, y nunca resuelve
sus conflictos acerca de la cercanía y la distancia.

La Vinculación: Un Proceso Cíclico de Moverse hacia


el Mundo y Regresar a sí mismo.

La vinculación involucra una onda pulsátil que pasa por los


ciclos de expansión y contracción, cercanía y distancia. No
todo distanciamiento del paciente es hostil. No todo acer-
camiento es agresivo. El continuum pulsátil de necesidades
y deseos proyectados e imágenes del mundo, también viene
acompañado por un retiro, una renuncia, un autorecogi-
miento, un descanso. Las proyecciones e introyecciones
iniciales en la entrevista y las siguientes sesiones crean los
vínculos, que luego siguen un patrón cíclico. A medida que
el terapeuta se mueve hacia el cliente y se retira de él, está
acercándose y alejándose de ti. Él proyecta, introyecta, incor-
pora y re-emerge. Parte de la contratransferencia consiste
en cómo respondes a su comportamiento cíclico. Cuando el
cliente se retira o es pasivo, ¿dices que es hostil o está depri-
mido? Si una persona tiene una necesidad de regularse a si
mismo y a las formas emergentes de su conducta, entonces
existe una imagen más clara de lo que su cercanía y su dis-
tancia significan .

Es importante saber cómo el cliente se vincula. Si un cliente


trata de hacerte parecer como una persona muy ordenada
y lógica, y no lo eres, tú podrías buscar la función de su
proyección. ¿Es la función distorsionar la realidad de modo
que él se sienta a salvo? Puede ser una afirmación acerca de sí
mismo proyectada en ti con el fin de regresarlo nuevamente
a él. Si una persona te ve como lógico, puedes hablar acerca
de cómo él usa su propia lógica. Él puede entonces tomar de
regreso lo que es de él y tú puedes admitir que no eres muy
lógico.

La vinculación tiene que ver con la habilidad del terapeuta


de entenderse a si mismo. Un terapeuta puede encontrar que

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un cliente ve algo en él, que él mismo desconoce acerca de si
mismo. Quizás el cliente vea al terapeuta como una persona
fría y rechazadora. Si el terapeuta tiene la seguridad de verse
a si mismo como cálido y aceptante, entonces debe negar
las proyecciones del cliente. Pero el cliente que dice que el
terapeuta es frío y distante puede estar pidiendo a éste .que
sea de esa manera, de modo que el cliente no sea atrapado
por la culpa o la empatía. Quizá este cliente tuvo una madre
que siempre quería que fuera cálido, y resintió eso, así que
ahora hace al terapeuta frío de modo de no quedar atrapado
como antes.

No estoy seguro que el cliente siempre trate de establecer una


relación que sea cómoda para él. Puede necesitar organizar
una situación que sea no amenazante, pero eso es algo dife-
rente. Yo les digo a mis hijas que es difícil crecer, y ellas están
de acuerdo. Las ayuda a entender sus dificultades en ser coo-
perativas o tratar de llevarse bien entre ellas. Sin embargo,
algunas mamás dicen: “no seas infeliz”. ¿Y si la infelicidad de
la criatura no tiene nada que ver con su mamá? Puede tener
que ver con la lucha del niño contra su propia realidad.

Las principales herramientas que tiene el terapeuta son sus


propias respuestas. Ser capaz de examinar su frialdad en tér-
minos de su función, cómo él responde a lo que esta persona
evoca en él, y entender su lugar al tratar con el cliente, esto
es lo que se requiere. Un proceso terapéutico no es objetivo,
Aún si el terapeuta mantiene una distancia, sigue siendo una
relación personal. “Me mantengo a distancia porque estoy
tentado a ser amistoso y no lo quiero ser”, o “debo ser frío
porque eres una persona muy atractiva, seductora y mani-
puladora, y tengo que defenderme”. O un terapeuta podría
decir: “es útil para ti manejar la distancia, porque siempre
estás tratando de hacer al mundo amistoso y acercarlo a ti”.

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Conferencia Dos

La Vinculación: un Fenómeno Normal

Un examen de la transferencia y la contratransferencia


somática y emocional revela que son como cualquier otro fe-
nómeno de la conducta humana. Ellos definen una relación,
pero de una manera especial. Mi visión es que la transferen-
cia y la contratransferencia son fenómenos normales. Ocu-
rren en cada relación sencilla donde una persona asume una
posición de autoridad mientras la otra persona asume una
posición que no es equivalente, por ejemplo, entre un padre
y un hijo, un maestro y un estudiante, o un jefe y su subor-
dinado. Y la razón de que estos sean fenómenos normales, es
que constituyen los mecanismos por los cuales se establecen
los lazos de comunicación.

El intento de vincularse establece caminos, túneles, canales


de comunicación. Es importante al practicar la terapia enten-
der que revivir una emoción o una pieza del pasado no es el
mecanismo esencial. Lo que ocurre primariamente es el in-
tento de establecer un vínculo, un camino de comunicación
de cualquier manera que puedan el cliente y el terapeuta.

Algunos lazos tienen la finalidad de probar al terapeuta.


“¿Va esto a ser como el pasado?”, “¿Eres igual que mi mamá y
mi papá?” Estas son las preguntas. Pero probar es un meca-
nismo secundario. El propósito principal es establecer un
vínculo o vía de comunicación entre el cliente y el terapeuta .
Cuando se le mira como un intento de establecer un vínculo
somático-emocional de comunicación, la transferencia es
puesta bajo una luz diferente. Por ejemplo, tengo problemas
con mi paciente, Mary. Ella viene a mi oficina y en quince
minutos estoy listo para irme a dormir. Encuentro que ella
me aburre. Si yo propongo algo, ella trata de arruinarlo me-
diante una queja o depresión perpetua. El hecho del caso es
que el paciente crea un vínculo con el que se siente cómodo,
y el terapeuta responde, no de una manera idealizada, sino

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de una manera que lo convierte en la otra parte del vínculo o
sistema de comunicación. En el ejemplo anterior, el terapeuta
se conecta a través de su somnolencia o su indisposición para
participar emocionalmente .

La transferencia, entonces, es un intento de establecer un


camino emocional o somático. Dicho poéticamente, la trans-
ferencia y la contratransferencia son un intento de establecer
conexiones entre las almas, de somatizar necesidades, de
crear un cuerpo vivido. Los clientes vienen a los terapeutas
con una variedad de problemas presentados, pero quieren
enfrentarlos a través de una conexión emocional o un víncu-
lo de intimidad .

¿Cómo te comunicas tú como terapeuta con tus clientes?


Si tu comunicación es: “No te quiero demasiado cerca”, o
“Estoy escuchando, pero no soy tu mama”, entonces estas
posturas se convierten en la base de la relación. El cliente
tratará persistentemente de que tu respuesta sea diferente. Es
por eso que repite su conducta, para obtener una respuesta,
cualquier respuesta. La alienación resulta cuando no logra
obtener una respuesta, y es el más cruel de los castigos.
Nuestro sistema penal está construido sobre esto, -priva a
una persona de contacto intimo y libre con otros, esperando
que esto le enseñe a no repetir su crimen. Desafortunada-
mente, con demasiada frecuencia algunos terapeutas no en-
tienden que muchos gritos de auxilio no son eso en absoluto,
son gritos en busca de contacto. Estas expresiones de desva-
lidez son intentos de hacer contacto y empezar una conexión
por la cual el cliente crecerá .

Si trabajas somáticamente con alguien, es muy importante


saber cómo te vinculas somática y emocionalmente. Debes
saber lo que está sucediendo en ti muscularmente, así como
en el nivel sentimental. Entonces puedes aprender a manejar
tus respuestas. Puedes empezar con el reconocimiento de
que estás limitado situacionalmente por tu habilidad para
ser responsivo. Más aún, la receptividad es en la misma

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medida una organización muscular y somática, como lo es
emocional.

Visión Terapéutica

Es importante identificar tu propia visión terapéutica, si


has de entender situaciones de transferencia que surjan en
tu práctica. Por ejemplo, la estrategia de frustrar al cliente,
dejando que los impulsos sean expresados, pero no gratifi-
cados, es un intento por construir una relación de transfe-
rencia con un cliente. También intensifica las necesidades
instintivas del cliente, de manera que pueda verlas, y a las
clases de asociaciones que tiene, y así ganar en autocono-
cimiento. Por lo tanto, la frustración o la no respuesta del
terapeuta es un intento por enseñan al cliente a encontrar
lo que quiere, y cómo ir por ello, sin tener que depender del
terapeuta.

La contra-transferencia significa las respuestas que tiene


el terapeuta a las necesidades, asociaciones e intentos de
vinculación del cliente. Los propios conflictos motores y
emocionales del terapeuta se convierten entonces en parte
integral de la terapia, pero no pueden involucrar al cliente.
La relación de vínculo intensifica la transferencia, y permite
que el cliente experimente estados somático-emocionales
tempranos. La respuesta del terapeuta ayuda al cliente a ver
lo que ha sucedido y a organizar una respuesta diferente.

En el proceso de terapia, esta vinculación o relación pasa a


través del reto y la reformulación. No hay una sola actitud
que continúe a lo largo de toda la terapia. Si la hay, es arti-
ficial. La terapia es una serie de relaciones cambiantes. En
algún punto, ya sea el terapeuta o el cliente puede no querer
seguir adelante, o la terapia se atora porque ninguno es
capaz de desorganizar la relación que tiene para formar otro
vínculo. Debido a que el encuentro terapéutico principal-
mente involucra un intercambio de sentimientos, el tera-
peuta debe saber lo que puede aceptar y aquello con lo cual

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puede vivir, mientras que al mismo tiempo no se aproveche
de la persona que ha venido por ayuda .

En el proceso de vinculación, un individuo trata de esta-


blecer, de cualquier manera posible, un toma y daca con la
relación con el fin de mantener una vivencia normal. El acer-
camiento es una manera para lograr esto, pero también lo es
lo opuesto, el distanciamiento. El efecto de distanciarse es
que el otro lo siga, lo cual es un intento de crear un víncu-
lo . Deberá tenerse cuidado en no descomponer el proceso o
romperlo, porque puede que el cliente no sepa cómo estable-
cer cualquier otra forma de conexión, y tampoco pueda el
terapeuta.

Se piensa muy frecuentemente que liberando al cliente de


sus proyecciones establece otro tipo de conexión, pero la
experiencia prueba que esto con frecuencia no es así. Debido
a la suposición de que la psique encontrará otra forma de
reconectarse, mucha miseria es creada en terapia. De hecho,
el organismo puede no tener los medios para construir,
rápidamente o en algún momento, un lazo de comunicación
que no sea el existente. La terapia somático­emocional no
desorganiza el comportamiento hasta que proporciona una
matriz que anime al otro a formarse a sí mismo.

Pulsación: la Base de la Vinculación

La pulsación es la realidad básica de la existencia animada,


un acontecimiento que continua sobre el tiempo como una
ondulante ola peristáltica. La pulsación implica una circula-
ción continua, y el destino de esta circulación es todo de lo
que se trata la vinculación .

La pulsación es un evento del organismo. El cuerpo entero


pulsa en una onda resonante que cambia la figura. Este cam-
bio de figura evoca cantidades y calidades de sentimiento, y
está ligado a la manera que funciona una persona. Nos expan-
dimos con el deseo y el apetito, regresamos a nosotros mismos
cuando estamos saciados y satisfechos.
Pag. 21
La figura cambiante de una persona revela su energía, senti-
miento, y cómo él funciona. Imagina un bebé mamando del
pecho de su madre, y las distintas maneras de mamar que
están involucradas -acciones vigorosas y agresivas conecta-
das al hambre, y acciones más suaves y sosegadas similares
a la tranquilidad umbilical. La madre responde con una
variedad de figuras- suavidad, contacto, donación, indiferen-
cia, resistencia, rigidez. Así que las figuras que un organismo
experimenta durante su intensificación de pulsación con
otros son importantes. Algunas de estas figuras están dadas
genéticamente, por ejemplo, el obtener, el quitar, el alcanzar,
el recibir, el dar, el esperar, el necesitar, el rabiar y el llorar.
Cuando la figura de la necesidad de una persona es interfe-
rida, su función y expresión son distorsionadas: el morder
reemplaza al mamar, se contrae o se alimenta de tal manera
que resiste al abotagamiento con hambre y aserción .

La vida se inicia con un vínculo uterino, una incrustación


que establece una estrecha pulsación, y transmite aceptación
y conexión . Un profundo sentimiento de unidad creciente
evoca la figura del embrión, el feto pulsando desde el ombli-
go. La oxigenación, la alimentación y la secreción, toman to-
das lugar en una cadena ininterrumpida de pulsos: expandir,
pausa, contraer, empujar, pausa, recibir, penetrar, pausa, ser
penetrado. Todo este tiempo, el espacio cerrado de la matriz
y la superficie entera de las membranas del feto intrauteri-
no están pulsando. Esta unión de expansión y contracción
establece las figuras celulares de conexión, aceptación, calor
y crecimiento .

Al nacer, este estado de continua pulsación cambia . La


conexión intacta abdomen-ombligo es interrumpida. La
pulsación cambia a la parte superior del cuerpo cuando la
respiración tiene lugar a través de la nariz, y la nutrición
tiene lugar a través de la boca. Las ondas pulsantes previa-
mente localizadas en el árbol arterial dan lugar a pulsación
respiratoria en los pulmones y el tubo digestivo superior.
Aire, alimento y calor corporal son ahora buscados a través

Pag. 22
de conexiones que son episódicas. A medida que las pulsa-
ciones se intensifican, salimos enérgicamente en busca de
restablecer el vínculo que representa alimento y cercanía. La
necesidad de una respuesta es imperativa. Como esto ocurre
repetidamente, desarrollamos una sensación de autodomi-
nio: el mundo está allí y puede ser llamado a responder. No
obstante, si recibimos poca respuesta, respuesta retrasada,
o ausencia de respuesta, la ira, el miedo, la impotencia o el
terror son invocados. El desarrollo de la parte superior del
cuerpo, aunado a la conexión que nos hace integrados, es el
fundamento para arrastrarse, gatear, caminar, el uso de la
voz y el gesto, --nuestros enlaces hacia la acción.

El nacimiento cambia la naturaleza de la vinculación. En el


nacimiento nos vinculamos piel con piel, sistema nervioso
con sistema nervioso, pero la conexión fetal previa puede ser
reconstituida sobre demanda. Al profundizarse esta etapa
boca-pecho, aprendemos acerca de la conexión, una sen-
sación de pertenencia, la naturaleza de la respuesta, y el co-
mienzo del auto-control y el control de otros. A medida que
la habilidad para controlar nuestras conexiones con otros se
incrementa, formamos diferentes relaciones con las fuentes
de nuestro confort, seguridad y ambiente emocional, a la vez
que con nuestras propias necesidades. Cuando ya no está
otro allí demandando, aprendemos a controlar nuestras ur-
gencias y desarrollamos la necesidad de sentir contacto, más
que una simple conexión instintiva .

Con la maduración de los órganos genitales, la pulsación de


nuevo cambia de la parte superior del cuerpo -boca, pecho,
cabeza-, a la parte inferior del cuerpo -abdomen, pelvis, ge-
nitales. Cuando la pulsación intensifica los sentimientos en
estas áreas, nuestra auto-imagen y funcionamiento cambian.
Con el impulso de vincularse genitalmente, viene una urgen-
cia de establecer diferentes conexiones con otros. En la fase
genital el contacto es otra vez episódico, así que una vez más
debemos aprender a mantener el contacto y regular nuestra
necesidades. Con la siguiente gran evolución de la pulsación,

Pag. 23
la fase cuerpo a cuerpo, tenemos la oportunidad de comple-
tar el vinculo de la circulación pulsante, estar en uno mismo
y sin embargo sostener aquella con otro. Cuando el instinto
no es la fuerza impulsora podemos aprender a sostener el
contacto y completar la circulación -de - la pulsación dentro
de nosotros mismos, mientras que antes tuvimos que apren-
der a controlar conexiones incompletas y contacto roto .

Las cuatro etapas de la vinculación, Gráfica 1, involucran


una localización cambiante del continuum pulsátil ligado a
aprendizajes diferenciados acerca de la conexión, el contacto,
y el control. Nos movemos de 1) una fusión continua ininte-
rrumpida de uno mismo con otro, a 2) una conexión episó-
dica de la parte superior del cuerpo impulsada por demanda,
a 3) una intensa conexión en la parte inferior del cuerpo, a 4)
el sostenimiento de la pulsación continua interna y externa-
mente .

La conexión comienza con la fusión, la unión, la incrusta-


ción, donde somos el otro mas que nosotros mismos. Luego
la conexión cambia a una demanda episódica, un anhelo
separado por el otro con el cual ahora nos identificamos. La
conexión se convierte en una demanda que busca el recono-
cimiento del otro, nos identificamos con nuestra necesidad
y demandamos que el otro también lo haga. Finalmente, la
conexión se convierte en identificarnos con nosotros mismos
así como con otro en interacciones separadas y conjuntas.
El contacto cambia de 1) un don, a 2) una demanda, a 3) una
necesidad controlada, a 4) una experiencia interiorizada, y el
control cambia de externo a interno a una combinación de
los dos.

Para el terapeuta es significativo cómo un cliente ha pasado


a través de estas etapas y cómo intenta conectar, controlar,
o hacer contacto a su manera. Un cliente puede quedarse
atorado en un tipo particular de vínculo del cual no puede
separarse, o intenta restablecer un vínculo que estaba incom-
pleto para él. Es importante cómo un cliente intenta vincu-

Pag. 24
larse con el terapeuta y cómo se usa a sí mismo para formar
figuras de conexión, contacto y control: ¿Es el cliente un
niño dependiente, pasivo o agresivo? ¿Es demasiado deman-
dante? ¿Controla o resiste el control en cuanto a tomar, ob-
tener, o dar? ¿Resiste el aceptar a otro? ¿Se mete en sí mismo,
se retrae, asume la forma de un caparazón duro y cóncavo?
¿ Se siente con tal derecho que se llena de agresión, toman-
do posturas de ataque y penetración? ¿Se echa para atrás o
empuja hacia delante?

La transferencia tiene que ver con reexperimentar la propia


urgencia de conexión, de control, y de contacto, y formar
nuevos caminos para alcanzarlos. Esta se refiere a tratar de
obtener control obre la propia necesidades de conexión, de
sentirse en control o no de alguien más, de crear contacto
con otro más bien que siempre esperar el contacto o evitarlo
porque significa pérdida de control.

Cuando sus intentos de vincularse son interrumpidos, una


persona se vuelve colérica, temerosa, hiperactiva, impotente,
sumisa, deprimida o derrotada. Si esta conexión bloqueada
ocurre intrauterinamente, resulta en un aborto espontáneo.
Si ocurre en la etapa boca-pecho, se produce un pecho hin-
chado e inflamado de ira y temor. El niño teme el abandono
o falta de respuesta y se siente impotente para controlar sus
propias necesidades o a otros. Puede surgir un sentimiento
de indignidad.

En el nivel genital una persona puede carecer de contacto


con otros o temer el tener que estar siempre controlándo-
se. Termina teniendo miedo al rechazo y su autoconfianza
disminuye. O se vuelve agresivo y colérico para hacer que
los otros se le sometan. Alternativamente se vuelve apático y
resignado si es controlado por el otro.

Una carencia de conexión, control y contacto destruye la


individuación y separatidad, y hace que uno sobrevalúe o
disminuya a los otros. O bien nos mantenemos totalmente

Pag. 25
alejados de los otros o nunca logramos apartarnos de ellos.
Nos volvemos víctimas, temerosos, sumisos o derrotados.
Acompañando a estos estados están las proyecciones que
buscan perpetuar un vínculo o tratan de superarlo. El
terapeuta se convierte en aquel que el cliente necesita para
que continúen las proyecciones del cliente. Por ejemplo, un
cliente que tiene dificultades en salir hacia los demás pue-
de proyectar sobre su terapeuta la racionalización por sus
propio estado interno, “te estas retirando”, “me estas recha-
zando”. Este cliente busca un terapeuta que lo pueda ayudar
a reconocer su propia postura hacia el contacto y practicar el
salir de sí mismo hacia los demás.

La meta en la terapia somático-emocional es restablecer el


continuum pulsátil. Por lo tanto al terapeuta se le pide que
asuma roles que complementan las cuatro etapas de la vin-
culación -como matriz, como proveedor de alimento, como
resonador-aceptor de pulsaciones sexuales, como guía adulto
y amigo. Un terapeuta no deberá caer en la trampa de esta-
blecer la respuesta del “padre hiriente”, ni tampoco deberá
convertirse en el “padre bueno”. Mas bien, el terapeuta es el
otro cuya respuesta puede ayudar al cliente a formar sus pul-
saciones dentro de los niveles diferenciados de la interacción
humana. La transferencia es el proceso por el cual el cliente
crea su visión del terapeuta tal como él necesita que sea -un
receptáculo para sí mismo, una manera de organizar su
comportamiento. Las respuestas de un terapeuta lo convier-
ten ya sea en parte de un sistema predeterminado o de un
sistema en formación. El gran potencial de la transferencia es
la posibilidad para el cliente de aprender nuevamente a amar
y ser amado a hacer contacto y conexión mientras mantiene
el control de sí mismo

Cuatro Niveles de Vinculación

El continuum pulsátil crea estos cuatro niveles de vincula-


ción: el de feto-útero-placenta, el de boca-pecho, el genital, y
el nivel generalizado de contacto social de cuerpo-a-cuerpo.

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GRAFICA UNO LA VINCULACION Y EL CONTINUUM PULSATORIO

Etapa Localización, Foco, Duración de la Pulsación

M Madre Pulsación Ininterrumpida: Embrion


1 Uterina Utero Una circulación contraria de Feto
sangre, oxigeno y nutrientes
A Placenta

D
2 Boca-Pecho Madre Niño
R Separada Separado

Pag. 27
Sola Solo

E
{
3 Genital-Genital Otro del

O Sexo Adolescente:
Opuesto Separado
T Separado Solo
Solo

R
4 Cuerpo-a-Cuerpo
O
{ Conexión del prototipo Yo.

Compartido con Otro


El nivel de desarrollo por el cual el cliente funciona determi-
na la naturaleza de la transferencia.

Embrión-útero-placenta. En este nivel, la transferencia está


sin discriminación. El cliente necesita ser recibido ya sea en
un vientre materno acogedor o no acogedor. El cliente invade,
empuja, se fusiona con el terapeuta. Tiene una urgencia de
ser implantado y de tirar las paredes de los vasos sanguíneos
para hacer un vínculo. La meta es intercambiar nutrientes.

Este tipo de transferencia involucra a la sicología de im-


plantación y a la transferencia de energías para sostenerla.
Gigantescos cambios hormonales y bioquímicos toman lugar
en el huevo-embrión y en el útero-madre, todos llevándose
a cabo bajo la superficie, por debajo de los umbrales de
conocimiento, por debajo de la personalidad. Este tipo de
transferencia, por consiguiente, tiene poco que ver con la
confianza mutua.

El nivel embrión-útero-placenta es uno de actividad conti-


nua. Existe poco silencio en la conexión uterina. Se da un
constante intercambio de sustancias nutritivas, y el comien-
zo del intercambio de sustancias sociales. El nivel de placenta
progresa a la siguiente etapa, donde existe contacto corporal
y los inicios del comportamiento.

Lo siguiente ilustra este tipo de vinculación y la respuesta de


contratransferencia del terapeuta:

Mujer Terapeuta: Tengo una paciente esquizofrénica donde


el vínculo es bueno. Ella me llamó recientemente y dejó un
mensaje en mi máquina contestadora que decía, “Hola, nena,
estoy cancelando por el día de hoy”. Luego preguntó si en la
siguiente sesión podría ver con ella sus fotos de bebé. Yo tuve
una respuesta colérica hacia eso. Siempre invade mi vida, y le
permito más intromisiones de las que quiero. Sin embargo,
quizá en el contexto de estas etapas ella me está enviando un
mensaje diferente.

Pag. 28
Stanley Keleman: ¿Te llamó “nena”?

M.T.: Ella necesita control, por lo que interpreté su mensaje


como: “te trataré en la forma que quiero que me trates”.

S.K.: Yo diría que está en el nivel de intromisión, el cual


no puede evitar. Este es el nivel de implantación, el nivel
embrión-útero-placenta. Hay fuerzas en operación aquí que
están por debajo de la personalidad. Ella está tratando de
encontrar un vientre materno donde encerrarse, por lo tanto
ella invade, se entromete. La calidad de su insistencia pro-
vee la pista para la naturaleza del vínculo. Y tú y yo podría-
mos discutir cómo tú resistes la implantación .

Boca-Pecho. La transferencia a este nivel se caracteriza por


su naturaleza episódica. Cualitativamente, contrasta con el
nivel embrión-útero-placenta, ya que el cliente es más insis-
tente, pero menos invasor.

Después del nacimiento, hay contacto corporal entre madre


y niño, entre la exterioridad de sus cuerpos. Esto produce
contacto y estimula los sentidos. El sistema nervioso del niño
nunca se siente a si mismo desligado. Sin embargo, esto es
episódico, gobernado por el hambre del niño o su necesidad
de quietud . La conexión continua en el vientre ha sido reem-
plazada por separación y luego reunión . El niño debe encon-
trar una manera de atraer la madre hacia sí. Esta vinculación
toma lugar a través del aparato sensorial, en contraste con la
vinculación literal del embrión-útero-placenta . El vínculo
boca-pecho se caracteriza por una perpetua hambre de la
parte del cliente, una demanda de gratificación inmediata, y
una necesidad de ser atendido.

Sexual-Genital. Este tipo de vínculo se caracteriza por


traer a la unión géneros opuestos, mientras se mantiene una
conexión con el sexo similar. Uno es impelido a moverse de
una posición de separación a una de conexión. Esto involu-
cra aproximarse al otro o atraer al otro. En la etapa genital,

Pag. 29
la intimidad del periodo de nutrición temprana o su carencia
es transferida a otro. El cliente busca al terapeuta para afir-
mar su género o para establecer una sexualidad adulta. La
meta es el mismo estado de sentimientos del estado umbili-
cal, pero con la conexión ocurriendo a través de los genitales.

En este tipo, la transferencia puede ser problemática _


Mientras un terapeuta puede conectar emocionalmente y
alentar gestos somáticos en todos los otros niveles, ¿cómo va
a hacer una conexión o vínculo en el nivel sexual-genital sin
violar las reglas del cliente y la sociedad? Una gran cantidad
de problemas surge cuando a un cliente o al terapeuta le
gusta el juego de la estimulación, o necesita alguna clase de
excitación no genital, pero sexuada, para fortalecer su senti-
miento de masculinidad o feminidad . Es similar a acelerar
tu máquina mientras mantienes el freno puesto, o formar un
vínculo sexual platónico secreto, el cual eventualmente brota
en forma de coraje y acusaciones mutuas, dado que ningún
lado es capaz de actuar sobre los sentimientos y sensaciones
que están allí.

A este nivel hay límites para tener una conducta seducto-


ra. El cliente ,deja de ser totalmente un cliente, porque el
desempeño del rol de su propio género necesita··ser forta-
lecido. Él quiere una unión que le de solidez en el mundo.
Una manera de enfrentarse a esta situación es discutirla
abiertamente. Otras opciones son ya sea terminar con la
terapia, teniendo en mente que cada vínculo tiene un aspecto
conductual implícito, o profundizar la intimidad sexual del
cliente con su pareja . En cualquier caso, es de la incumben-
cia del terapeuta afirmar la creciente masculinidad o femini-
dad del cliente.

Lo siguiente ilustra cómo un terapeuta responde a la vincu-


lación genital-sexual.

Orientador Masculino: Tengo una cliente que encaja en esta


categoría. Siento que ella no ha aprendido mucho de su ex-

Pag. 30
periencia en terapia . Mi proyección es que ella sexualiza mi
contacto físico, y eso me hace actuar tímidamente .

Stanley Keleman: Mucha gente que ha tenido severos


problemas de contacto en su vida temprana posteriormente
sexualizarán su contacto . ¿Cómo la tocas?

O.M.: Le doy un abrazo después de cada sesión.

S.K.: ¿ Por qué?

O.M.: A veces ella lo pide.

S.K : ¿Cómo la abrazas?

O.M.: Sólo pongo mi brazo alrededor de ella.

S.K.: Si un cliente sexualiza mi experiencia de mi abrazo,


siempre puede hacerlo. Pero para que ella sexualice la expe-
riencia, ella tiene que tener ·algún señuelo del otro lado. Es
un camino de doble carril. Así que vamos descubriendo tu
lado del problema. Di más acerca del tocar.

O.M.: Mucho de mi contacto físico es acercamiento-evita-


ción. Corro la máquina con mi freno puesto. Reconozco la
estimulación, luego me retraigo.

S.K.: ¿Qué edad tiene esta mujer?

O.M.: Edad universitaria, unos veintiún años.

S.K.: ¿ Continúa ella haciéndote proposiciones?

O.M.: Ella nunca me ha hecho propuestas . Al comienzo


el problema que presentaba era marital. Ella fantaseaba y
me escribía cartas diciendo “me gustaría encontrar alguien
como tú”.

Pag. 31
S.K.: ¿Cómo manejaste eso?

O.M.: Hablamos acerca de ello. Yo expresé alguna inco-


modidad con eso, ya que teníamos trabajo por hacer, y yo
quería una relación de trabajo.

S.K.: ¿Cómo pensaste que respondería a tu rechazo?

O.M.: En un nivel ella lo quería, pero en otro no.

S.K.: ¿ Qué hiciste con esto?

O.M.: Nunca lo resolví.

S.K.: ¿Cómo es eso?

O.M.: No lo sé.

S.K.: ¿Cuál es tu punto de vista?

O.M.: Era irreal. Me presento en la terapia , pero no puedo


cambiar el tipo de vínculo que ella quiere.

S.K.: ¿ Tienes miedo de su energía sexual?

O.M.: Si se materializara.

S.K.: Por qué no exploramos eso. ¿Tienes miedo de su energía


sexual?

O.M.: Sí.

S.K.: ¿Cómo es eso?

O.M.: Yo me sentiría explotado. Entonces ya no estaría tra-


tando con una situación terapéutica.

Pag. 32
S.K.: ¿Qué clase de problemas tiene ella en casa?

O.M.: No contacto con su esposo .

S.K.: ¿Cuál es tu atadura en negar la clase de vínculo que ella


quiere? Tú eres un hombre joven y ella es una mujer joven.
¿Te sientes demasiado vulnerable? La cuestión no es si te
sientes atraído a ella o no.

O.M.: ¿ Cuál es mi error en esto?

S.K.: De lo que te he escuchado decir, tu error es este. Esta


mujer tiene problemas maritales. Ella sexualiza la experien-
cia . Tú rechazas la conexión sexual proyectada. Tú insis-
tes en otra clase de vínculo. “De esta forma no, de aquella
forma”. Eso es con lo que ella ha batallado toda su vida.
Debido a que ella sexualiza la conexión, tú puedes estar
asumiendo que ella quiere ir a la cama contigo. Tienes que
dejar que esa fantasía salga. Entonces puedes lidiar con la na-
turaleza de la fantasía, ¿Qué quiere ella en la fantasía? ¿Qué
es lo que quiere que regrese? ¿Qué puedes tú darle de regreso
? ¿Cuál es la intensidad emocional? ¿Cómo sabes que ella
quiere involucrarse románticamente? Tus propias suposicio-
nes y fragilidades establecen más complicaciones . ¿Qué es lo
que surge en tí cuando ella actúa de esta manera?

O.M.: Una parte siente que no es correcto. Yo soy orientado


hacia la meta . El cliente viene a mí para hacer una mejor
conexión en la vida, para sentirse más a ella misma, sin em-
bargo ella quiere conectar conmigo.

S.K.: O tener sentimientos sexuales contigo de manera que


ella puede acostumbrarse a ellos y luego transferirlos a
alguien en el mundo exterior. Tú podrías tomar esa posición.
Tú podrías decir “Cuando tú estás aquí adentro tú puedes
sentir lo que quieras. Está perfectamente bien”.

Pag. 33
O.M.: Yo hago eso intelectualmente, pero en el nivel fisico
hay una atracción y estoy negándole su experiencia somáti-
camente .

S.K.: ¿Discutiste eso con ella?

O.M.: No, pero me gustaría confesarle mi experiencia de ella,


de mi rechazo hacia ella.

S.K.: ¿Cómo harías esto, como lo estás haciendo ahora?

O.M.: Sí.

S.K.: ¿Por qué lo harías de esa manera ?

O.M.: Para permitirle sintonizar con dónde yo estoy.

S.K.: Eso es incendiario . La invitarías a entrar en tu propia


reluctancia . Tú podrías preguntar, “¿Cómo te sientes acerca
de mi rechazo?”; o ¿Qué efecto el que te niegue el acceso a
mi otro yo? ¿Por qué no darle una oportunidad de discutir el
significado de sus sentimientos en vez de hacer esos senti-
mientos a un lado? Entonces podrías mantener un vínculo
de distancia cálida en vez de distancia fría. Podrías llegar a
un tipo de vínculo diferente desde tu lado. Dale una opor-
tunidad de hacer a un lado sus imágenes románticas, eso es,
qué es diferente aquí que en su casa, o quién eres realmente
más bien que su imagen de ti. Si ella viviera contigo por diez
minutos, probablemente te odiaría. Ella tiene que hacer a
un lado su idealización .

De cuerpo a cuerpo. Este tipo de transferencia involucra


un vínculo en tomo a la actividad, a tareas y problemas
más que a una gratificación instintiva . Este nivel envuelve
cooperación emocional e interdependencia, un tipo de con-
tacto que involucra al cuerpo entero. El vínculo básico es la
diferenciación cerebro-músculo, donde el organismo entero
busca conexión basada en el dominio de la actividad, más

Pag. 34
que en la gratificación instintiva.

El cliente está en busca de cambiar su forma, configurar


su relación, o dominar una tarea de auto-transformación.
El cliente está más centrado como , adulto, por lo que el la
transferencia se enfoca en aspectos de autoridad, aserción
y autocontrol. Este nivel se caracteriza por la habilidad del
cliente para estar separado del terapeuta, para ser un indivi-
duo, y formar un vínculo no basado en necesidades o expe-
riencias pasadas, sino en observar juntos un problema.

Los niveles previos de transferencia se referían a situaciones


que están basadas en una necesidad urgente de vivir dentro
del otro, alimentarse del otro o hacer contacto sexual. El
terapeuta tomaba e1 rol del adulto mientras que el cliente
asumía un rol más de niño. En el nivel cuerpo a cuerpo, el
cliente está más aterrizado en si mismo, de una manera que
es más auto-sustentable, por lo que se mantiene una autodi-
ferenciación con el terapeuta . La separación no es soledad,
el contacto no es fusión. Una multiplicidad de contacto se
establece, en la cual tanto el cerebro como el corazón influ-
yen en el nivel de contacto y distancia. La transferencia está
basada sobre la comunicación de sentimientos, ideas y ac-
ciones para servir al crecimiento del cliente. A medida que el
cliente crece así, también lo hace el terapeuta, ya que sus co-
nocimientos y sentimientos son desafiados. La transferencia
cuerpo a cuerpo permite al cliente profundizar su madurez
y formar nuevas respuestas. Es una mezcla de separación y
cercanía, contacto y control, todo en persecución de organi-
zar una vida personal.

Por ejemplo, yo tuve una paciente que estaba estudiando


para ser terapeuta. Su orientación era psicoanalítica, más
bien que somática. Mucho de nuestro trabajo conjunto
consistía en que ella desafiara mis puntos de vista y fuera
capaz de mantener su propia posición. Ella quería su propia
autoridad reconocida, aún cuando ella desafiaba la mía. Mi
meta no era cambiar su orientación, sino facilitarle el espacio

Pag. 35
y las respuestas para trabajar en sus propias cuestiones de
aserción .

Los cuatro niveles de transferencia están basados en diferen-


tes etapas de crecimiento y desarrollo somático. Cada etapa
puede crear problemas en conectar una persona consigo
mismo o con otros, controlando o resistiendo el control de
los otros, y haciendo contacto sin tener que actuar o fingir.
La reacción somática del terapeuta a cada una de estas eta-
pas es lo que es importante. El cerebro de un cliente puede
ser inundado con sensaciones pélvicas, las que a su vez lo
asustan o fascinan. ¿ Cómo responde el terapeuta al nivel
sexual de la transferencia? Un cliente puede estar asustado
o seducido por las pulsaciones en su boca y garganta. Estas
pulsaciones invocan profundos anhelos y demandas sobre
otros, o sentimientos de coraje y depresión. ¿Qué se produce
en el terapeuta cuando él enfrenta el nivel de transferencia
boca-pecho? El aumento en las pulsaciones en el abdomen
son asociadas con la necesidad de jalar a otros hacia adentro,
o meterse en otros, y sentimientos de incorporación o de ser
olvidado. ¿Qué postura toma el terapeuta hacia el vínculo
uterino-placenta!? El cliente puede tener sentimientos de
estar demasiado cercano o demasiado distante, confundido
acerca de ser igual o diferente del terapeuta . ¿Qué invoca el
nivel cuerpo-a-cuerpo en el auxiliador?

Las cuatro etapas están basadas en un proceso interactivo


de dos lados: primero, cómo el cliente responde a los senti-
mientos y la localización de la vitalidad de su propio tejido, y
segundo, cómo él necesita otro para contener, avivar, atenuar
o expresar estos sentimientos .

La tarea terapéutica es ayudar al cliente a formar un conte-


nedor o avenida de expresión, desprogramar las respuestas
del pasado;·y formar excitación pulsátil en el siguiente nivel.

Pag. 36
Vinculación y Reorganización

La terapia involucra a una persona que está reorganizando su


manera de ser en el mundo y sus experiencias . Es necesario
apreciar cómo un organismo es capaz y está dispuesto a
dejar ir lo que ya no le es útil, y reorganizarse a sí mismo de
una manera que lo fortalece. Parte de este proceso depende
del terapeuta . El debe reintroducir estímulos sin incendiar.
Hay un camino somático para hacer esto, asumiendo que el
terapeuta entiende los cuatro niveles de vinculación. Cada
nivel está precedido por un intercambio entre personas
sensibles, para ver si la vinculación es posible. El resultado
es un tipo diferente de transferencia y contratransferencia.

La reorganización puede asemejarse a los pasos del embara-


zo. Hay una implantación con dos sólidos encontrándose, el
huevo y la pared del útero. Allí los dos sólidos establecen una
red de comunicación. Esto es seguido por una fragmenta-
ción, a medida que el huevo se divide y subdivide para crear
más área superficial. La estructura se descompone, pero
no es destruida, se reorganiza en algo nuevo. Esta separa-
ción entre el sólido y la creación de más área superficial no
es un colapso. Es la apertura de límites, de modo que
pueda haber circulación y más sentimiento. Entonces hay
otra reforma . En esta etapa, si el cliente no encuentra otros
caminos para expresarse a sí mismo, tendrá que regresar a
sus propios viejos caminos de organización. Esto es a lo que
la literatura se refiere con “estar atorado” o fijado.

Algunos círculos terapéuticos albergan la ilusión de que el


organismo sabe lo que es mejor para él. Pero eso frecuente-
mente no es cierto. Un organismo sólo sabe lo que es mejor
para él en ·un campo de responsabilidad. Puede saber que su
ambiente no es saludable y que tiene que salir de él, pero sólo
sabe esto por el vínculo que ha hecho . El ser humano no pue-
de vivir en aislamiento. Es erróneo decir que el ser humano
nunca descubre quién es él durante largos periodos de aliena-
ción. Él descubre quien es en respuesta a esa alienación .

Pag. 37
Si un organismo no sabe lo que es mejor para él, ¿tiene un
cliente que ser orientado? Yo no sé cómo un terapeuta puede
tomar responsabilidad por a dónde un cliente necesita ser
guiado. Lo que realmente tiene lugar es simplemente una
exploración de las posibilidades del comportamiento, sin
tomar al cliente de la mano ni decirle cómo. Por ejemplo, yo
tuve un cliente con un problema de impotencia. Él podía te-
ner una erección, pero no mantenerla. En el curso de nuestra
conversación, él me describió su crianza . Era el clima más
emocionalmente devastador que se puedan imaginar. Como
una posibilidad para que él la explorara, sugerí: “cuando en-
tres en una mujer, una manera de obtener placer es moverse
suavemente.” Él me miró y dijo: “jamás nadie me dijo eso”.
Le sugerí que lo intentan. En la siguiente sesión me dijo: “no
tuve ningún problema”. Esto es a Jo que me refiero con pro-
poner posibilidades para que el cliente las practique .

Las etapas de la vinculación ocurren independientemente del


género del terapeuta o del cliente. Un vínculo. embrión-úte-
ro puede tener lugar entre un cliente masculino y un tera-
peuta masculino; un cliente femenino puede establecer una
conexión boca-pecho con un terapeuta masculino. Para
algunos clientes, la intimidad y el cuidado tempranos fueron
provistos por el padre, mientras que otros experimentaron
a su madre como la figura dominante de autoridad en la
familia, y la que proveía la orientación de la realidad hacia el
mundo. Un cliente dirá: “He sido rechazado tan malamente
por mi madre, que sólo puedo aceptar sentimientos mater-
nales de un hombre”. Otro dice: “mi padre me rechazó tanto
que sólo puedo aceptar hombres maternales”. Otro excla-
ma : “Necesito un hombre o mujer fuerte para vincularme,
debido a que mi padre o madre era tan débil”. Por lo tanto,
un cliente puede no necesitar una interacción con un género
particular para pasar a través de los varios vínculos”. Lo que
es significante es el vínculo que trata de establecer, el género
del terapeuta que escoge para establecerlo y lo que esto signi-
fica para él.

Pag. 38
Como terapeutas tenemos que preguntamos tanto quiénes
somos como qué contrato tenemos con un cliente particular.
Como terapeutas, tenemos una idea de quienes somos, y
quienes debemos ser. ¿Pero verificamos esto? Podemos fallar
en responder, quién tengo que ser yo en esta interacción par-
ticular. A medida que pasamos a través de interacciones par-
ticulares, tenemos que considerar cuándo y cómo la terapia
terminará. En algún punto tenemos qué cambiar la manera
en que nos vamos a relacionar con el otro. Establecemos una
serie de reglas básicas diferentes: “Ya no me relacionaré más
contigo .como el pecho”, o lo que sea. Establecemos diferen-
tes condiciones: “Ahora me voy a relacionar contigo en el
nivel cuerpo-a-cuerpo”, por ejemplo. Así que una vez más,
estás investigando posibilidades de comportamiento. Una
vez que se establece qué tipo de vínculo e intercambio de
comunicación desea un cliente, la terapia se fortalece. Pero
existe otro nivel. ¿Qué es lo que el terapeuta quiere o necesita
del cliente? ¿ Qué clase de vínculo se está pidiendo?

Cuántos de nosotros hemos oído que el paciente pregunta :


¿Qué es lo que te doy yo?, o ¿Qué obtienes tú de mí? Tarde
o temprano cada cliente se hace estas preguntas. Lo que él
está preguntando es: ¿Hay algo aparte de dinero, que se está
intercambiando entre nosotros? Tu respuesta revela al cliente
algo acerca de sí mismo, --su sentido del humor, su calidez,
cualquier cosa que él tenga aparte de dinero.

Mucha de la provocación que viene de un cliente es un in-


tento por penetrar lo que piensa que le estamos escondiendo.
¿Estamos realmente entendiendo? ¿Realmente nunca vamos
a perder los estribos?¿ Realmente vamos a estar allí para él?
¿Qué es lo que realmente pensamos de él? Todos estos son
intentos de establecer un canal de comunicación, un vínculo.

Por lo tanto, un terapeuta deberá entender la naturaleza de


su vinculación y cómo facilita el proceso de vinculación, o
cómo lo obstaculiza. Es importante reconocer que un cliente

Pag. 39
está tratando de hacer o alterar una conexión o vínculo y
que tú, el terapeuta, también determinas la naturaleza de
esta conexión .

Suzie: Un Estudio de Caso de Deseo y Deseo de Ser


Deseada

Suzie vino a mí quejándose de que no podía tener un orgas-


mo o rendirse ante su esposo. Había un aire de excitación
alrededor de ella. Ella era moderadamente bien parecida, a
la manera de una mujer joven . Su vestido era provocativo y
llamaba la atención, haciendo juego con su autoimagen de
atractiva y deseable.

Cuando la entrevisté, descubrí que su cuerpo tenía forma


parecida a la de un levantador de pesas, todo hombros y
pecho, con una pelvis angosta. Su forma era como la letra V,
-­cintura pequeña, pecho levantado, hombros anchos, cuello
rígido -diferente de una forma femenina de reloj de arena.

Su excitación tenía una globalidad que abarcaba todo. Me


sentí inundado por su excitación, como si todos mis sentidos
estuvieran siendo estimulados por una fina pluma. Era un
uso total de ella -el uso de sus ojos, sus gestos, su elección de
las palabras. Reconocí que su excitación era realmente temor,
un temor que clamaba por ayuda. Era el llamado de una
mujer en aprietos. Una vez que respondí a esos gritos, una
vez que fui atrapado, las demandan vinieron .

Pronto me di cuenta que su estructura densa, compacta, era


un plato pesado, hecho para conservar una especie de límite.
Ella era una estructura sin límites, una joven bonita con ‘un
aire de “ven, acércate”. Ser atrapado, sin embargo, significaba
entrar en un vacío. Su excitación global superficial desperta-
ba en el otro el deseo de satisfacerla. Cuando yo me mantuve
atrás y no respondí a su desvalidez o invitación, emergieron
un crudo temor y una desesperada dependencia. Su grito era
“no me rechaces, dependo de ti, te necesito”. Sus intentos por

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incorporar al otro en ella misma se volvieron en dependen-
cia, quejas de temor y abandono, y terror de estar separada.

Como una estructura sin límites, Suzie vivía en otras perso-


nas. Escogía ciertas personas clave para ser su seno materno.
Utilizaba las herramientas de la seducción y el desamparo
para alcanzar esta meta. Ella empezó a proyectar en mí que
yo era su salvador. Yo era el único que entendía todo lo que
ella hacía. Tenía confianza en mí sin ninguna reserva, y sin
embargo, me probaba a cada paso. Me convertí en una parte
integral de una complicada fantasía; yo era el alma al cual
ella finalmente podía estar unida.

Suzie es un ejemplo de vinculación útero-placenta. Era


corno si hubiese nacido antes de tiempo. Estaba inundada
de imágenes de una buena mamá, una conexión en la cual
no tenía que hacer las cosas bien, ni tener miedo al rechazo o
a ser abandonada. Endureció todos sus músculos en la parte
superior de su cuerpo para sofocar todos los tubos digesti-
vos y sus sentimientos acompañantes de hambre y anhelo.
Cuando le pedí que deshiciera las contracciones en su torso y
quijada, así como que abandonara su aire de muñeca Bar-
bie, sentimientos de ansiedad y vacío la inundaron . Inten-
tó hacerme su interior a través de la lisonja, la timidez, la
seducción, y la complacencia . En la medida en que fuimos
trabajando y su corsé de hierro se fue suavizando, fue capaz
de sentir sus partes internas y estuvo más dispuesta a no
contraerse. Empezó a sentir una identidad interior. Cuando
me fui de vacaciones, estuvo deprimida y desarrolló una
enfermedad;menor, pero pudo manejarlo, ya que sentía algo
dentro de sí.

El siguiente paso fue desorganizar su dependencia. Rom-


per el estado dependiente trajo consigo depresión, temor y
erupción. Cuando empezamos a suavizar la densidad de su
estado depresivo, estaba inundada de una ansiedad global. Se
volvió una criatura sola, perdida y sin ninguna orientación.
Recordó cómo su madre la había dejado sola en su cuarto en

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varias ocasiones, o cómo la había dejado sola en el jardín de
niños. Su madre tenía que trabajar, y su padre estaba au-
sente. Empezó, por primera vez, a sentir su estado de no ser
deseada . A la edad de diez años, fue enviada a un internado
de niñas. Ahí, su soledad se volvió intolerable . Exprimién-
dose a si misma, logró contener su temor y su carencia de
conexión paternal y maternal, y empezó a imitar a otros para
parecer más crecida.

En la medida en que fuimos capaces de diferenciar la niña


escondida debajo de su rol de adulta, pudo hacer suya la rea-
lidad de estar separada sin pánico alguno. Pudo sentir una
necesidad de contacto y pedirlo sin sentir temor de rechazo
o pánico por exponer su parte infantil al mundo adulto. Por
primera vez, tomó un trabajo y comenzó a experimentar a
otros como competentes e incompetentes. A medida que su
experiencia creció, se volvió más crítica respecto a mí. El
globo salvador desarrolló un agujero. En este punto empezó
a permitirse fuertes pulsaciones que descendían desde su
cuerpo superior hasta su pelvis y piernas. Luego, experi-
mentaba olas de apetito y calidez avivando su pelvis, y estas
sensaciones mezcladas dieron nacimiento a un sentimiento
de ser mujer. Empezó a sentir la diferencia entre la imagen
de ser mujer y las sensaciones de la condición de ser mujer.

Se volvió más seductora, pero me pidió mantener una


distancia. Quería probar de qué otra manera se sentía sin
cansarse de fingir o manipularse a sÍ misma para repre-
sentar un papel. Sus· fantasías sexuales dieron ahora lugar
a sentimientos sexuales. Se encontró a sí misma como ya
no más dispuesta a ser sumisa o dejar a otro entrar en ella
para sentir su interioridad. Ella no se sentía obsesionada con
aliviar sus sentimientos de vacío o sostenerse pesadamente a
sí misma contra el rechazo .

En la medida en que organizamos su estado por aceptar la


separación sin ningún pánico o histeria, empezó a formar
una vida activa. En vez de actuar como una huérfana aban-

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donada en busca de salvación, se convirtió en una jovencita
que crecía y era capaz de estar sola. No tuvo que luchar con
otras mujeres que previamente veía como madres o rivales.
Ella quería atención y compañía, y se consiguió amantes.
Pero al hacerlo se volvió sumisa a sus deseos, y una vez más,
se encontró a sí misma en relaciones abusivas muy parecidas
a las que había tenido con su esposo. Empezó a evitar la cer-
canía sexual masculina, así como la compañía femenina .

Al establecer un lazo con Suzie, tuve que desestructurar su


proyección de mí como su salvador y madre amorosa, para
permitir que emergiera su adolescencia. Habría sido un
error no permitir que se formaran las etapas útero-placenta
y boca -pecho, así como habría sido un error no deshacerlos
una vez que habían cumplido con su cometido. Ayudarla
requería la formación de estos primeros lazos para darle
límites naturales, sin exigir que fuera una adulta prematura.
Fue capaz de pasar por las tres etapas de vinculación y for-
mar una membrana que actuaba como una barrera ante las
imágenes e impulsos no anclados de su vida temprana. Si yo
personal no era ya anulado por una excitación y un terror no
canalizados. Nuestra conexión permitió que surgieran sus
proyecciones infantiles, y creó los primeros vínculos, sobre
los cuales podía construirse un lazo más maduro . De esta
manera pudo formar una persona adulta.

Una vez que se dio cuenta de las señales que la empezaron


a desorganizar, pudo tolerar la soledad. Había formado su
parte interna . Había empezado a trabajar cooperativamente
con otros. Ya no necesitaba ser una muñeca para obtener la
admiración de los otros.

El caso de Suzie demuestra que la autoimagen es una orga-


nización somática. La imagen que tenía de sí misma como la
muñeca deseable y su desvalidez, fueron organizadas como
contracciones densas en su torso superior. Cuando estas
profundas contracciones musculares alrededor de su tubo
digestivo se desorganizaron, su estado no contenido salió a

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la superficie. Cuando alcanzamos el cuarto nivel de transfe-
rencia, cuerpo a cuerpo, fue capaz de sentir sus límites y re-
conocer que había alguien allí para ella. Fue entonces capaz
de crear una forma para ella. Pasó de estar sobre-vinculada,
a no formada, y a poco formada, y luego creo límites para
ella misma, y un interior. Se reformó a ella sí, cambiando
literalmente de la figura de cuña de un levantador de pesas,
jalada hacia arriba y hacia adentro, un estado de terror, a una
mujer con figura de pera, con pelvis y abdomen curveados.
Ella empezó a acercarse a otros sin ser dependiente o con-
vertirse en esclava .

Para que un terapeuta se sienta útil, es importante que sea


capaz de responder a las necesidades del cliente. Al mismo
tiempo, es una trampa convertirse en el salvador del cliente.
La rigidez de Suzie era una máscara que cubría su estado
infantil. Sus mensajes de provocación y promesa podían ser
fácilmente confundidos con posturas sexuales adultas·.
Su comportamiento seductor, la manera rígida en que se
conducía, su movimiento de cabeza restringido , su mirada
de falsa modestia, su tórax levantado para enfatizar sus pe-
chos, todo servía para hacer menos notoria su región pélvica.
Ella se retrasaba a sí misma como sofisticada y sin embargo,
en su interior ella quería ser deseada. El deshacer su pose
social trajo consigo una mezcla de pánico y terror, y una
postura derrumbada . Este estado derrumbado era una afir-
mación de “deséame”, “ayúdame”. No era una afirmación
sexual sino una necesidad por el cuerpo de otro para darle a
ella un interior. Su abandono temprano la había dejado sin
las introyecciones que una niña recibe de su madre, algo que
Suzie aún necesitaba .

Para estar presente para el cliente, no es necesario responder


a su pose social o a lo que su necesidad evoque en ti. Selec-
cionando mis propias respuestas emocionales y somáticas,
no fui arrastrado por la falta de límites de Suzie para actuar
como su salvador. Ella evocaba respuestas sentimentales
en mí de preocupación y deseo de ayudar. Fui capaz de

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desmantelar estas respuestas. Cada vez que le señalaba su
mensaje emocional, cuánto deseaba ella ser una criatura que
perteneciera a alguien, y le decía que no podía pertenecer-
me, ella caía en la desesperación, el temor, y su sentimiento
ilimitado de no tener a otro que fuera su madre . Sin em-
bargo, este era el punto preciso en el cual yo podía permitir
que nuestro vínculo creciera. Yo podía ser alguien para que
Suzie formara un vínculo, con el fin de sentirse a sí misma y
evolucionar al siguiente estado. Yo no estaría fusionado con
ella, sino que sería una membrana que le permitiera crecer
mientras mantenía una separación. Así es como los vínculos
son formados y reformados. Acepté su estado sin límites
como:·algo que ella necesitaba temporalmente, sin que yo me
convirtiera en la persona a la que ella necesitaba vincularse
permanentemente. Esto permitió que se formara el siguiente
lazo, uno en el cual las separaciones no fueran devastadoras.
Me mantuve en un lazo de persona a persona como una pro-
mesa, de modo que ella pudiera llenarse a sí misma y formar
un contenedor para vivir con los sentimientos sin perderse
a sí misma. Ya no estaba vacía ni era la niña con sólo deseos
e impulsos inmaduros que necesitaba una guía adulta, sino
una persona en crecimiento que podía formar relaciones
adultas con otros.

Sus proyecciones eran el querer que yo la quisiera, un estado


uterino; ser el objeto de su deseo, un estado boca-pecho;
y fusionarse conmigo, un estado sexual. Juntas, estas pro-
yecciones indicaban que no estaba en contacto con su lado
demandante. Esta demanda era infantil, obsesiva y opresiva,
y provocaba mi enojo. Cuando le señalé esto, ella proyec-
tó abandono y pánico, comportamiento que significaba
un chantaje. Una meta central de la terapia era señalar su
naturaleza demandante, y ayudarle a aprender a manejar
demandas.

Yo debía entender no sólo los sentimientos detrás de sus


demandas, sino su conexión con sus posturas corporales,
la inflación y rigidez en la parte superior de su cuerpo,

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acompañada de una confusa y débil estructura en la parte
inferior. Su actitud básica era convertirse -en el centro de
atención, una postura de “dame, nótame, deséame, te deseo”.
La proyección de deseo de Suzie era de hecho, en el nivel más
profundo, un deseo de ser incubada. A medida que trabaja-
mos somáticamente aplicando el ejercicio del COMO a las
pulsaciones de los cuatro niveles de vinculación, una co-
rriente ‘pulsátil más completa se estableció. Ella fue capaz
de crear una forma emocional adulta para sí misma.

Roger:
Un Estudio de Caso de Impulsividad

Un cliente se vincula con su terapeuta en formas característi-


cas que parecen siempre estar presentes. Este patrón consis-
tente identifica a la persona tanto ante los otros como ante sí
misma, y establece su conducta como un movimiento que se
acerca o se aleja de la siguiente etapa de desarrollo.

Roger presentó su problema como incapacidad para contener


su rabia. Siempre estaba enojado. Su postura colérica de gri-
tar o cerrar los puños era una expresión característica cada
vez que no se salía con la suya. Su expresión de intimidación
se acompañaba de una intensidad de ataque, ya sea que estu-
viera en una discusión con alguien o se dirigiera a una mu-
jer. Yo pensaba que otros podrían envidiar su estado fuera
de control, hasta que comprendí que era un ataque orientado
tanto a controlar como a dominar a otros, y salirse con la
suya. Era una persona rígida que tenía una sola manera de
enfrentarse a sus necesidades emocionales, la cual consistía
en hacer que el otro llevara a cabo sus órdenes. El realizaba
esto asumiendo posturas de desafió y petulancia.

Le pedí que me dijera cómo actuaba de esa manera desafian-


te, y cómo creaba el papel de intimidador. Él describió cómo
se inflaba, haciéndose más grande, levantando su pecho,

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inflándolo; apretando sus hombros, o endureciendo su
quijada. Todos estos movimientos jalaban su excitación a la
parte superior de su cuerpo, lo hacían más grande, y crea-
ban su imagen amenazadora. Le señalé que él era, de hecho,
un niño gritón dentro de un cuerpo de adulto. Le pedí que
cambiara su figura y desorganizara su patrón exaltado de co-
raje. Cuando él bajaba el patrón extralimitado de ataque, se
experimentaba a sí mismo como un niño pequeño, indefenso
y asustado. Empezamos a darnos cuenta que su extralimi-
tación era una compensación por su pequeñez escondida,
mientras que sus cóleras eran intentos por obtener lo que el
niño sin limitaciones necesitaba pero no podía obtener: la
atención y la cercanía de sus padres. Cuando él sentía estas
necesidades crecer en su interior, se defendía de sus senti-
mientos entrando en pánico, arrojándose a un estado de
desesperación y actuando fuera de control. Esto se repetía.
Su necesidad de cercanía traía consigo una respuesta de ira e
indignación por estar apegado, humillado, no comprendido,
y entonces se enojaba más por sentirse dependiente mien-
tras trataba de ser adulto. Se relacionaba consistentemente
con otros en este patrón de niño adulto, tratando de ser más
grande de Jo que era. Su necesidad de cercanía invocaba en
él temor, y su temor invocaba ira.

Formamos un contacto en el cual él podía desorganizar o


separarse de su figura de niño con privaciones, dejar que
su niño tomara forma, y encontrar maneras de ser ambos,
pequeño y adulto. Durante estos periodos él proyectó sobre
mí una variedad de formas de su pasado, un padre incom-
petente, una madre descuidada, una autoridad demandante,
y un amigo adulto. Tomé el papel del adulto que podía dar
cabida a su necesidad, afirmar su deseo de ser amado, y ayu-
darlo a obtener esto de su novia, en lugar de dominarla. Mi
papel consistía en ser ordenado, justo y establecer límites.
Al mismo tiempo, no podía ser demasiado personal con
él, una postura que seguía evocando su patrón. Su necesidad
de aceptación era seguida de agitación por hacer que el otro
entendiera. También modelé el rol de intimidador para él,

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de modo que él pudiera ver su propia intimidación . Gra-
dualmente nuestra relación tomó la forma de la interrelación
entre un retador fuerte, animado, y una figura de autoridad.
Esta postura dio lugar a una relación de cooperación entre
su niño y su adulto, y empezó a aceptar la realidad de otro
como diferente de la suya. Él pudo entonces formar una rela-
ción basada en interés mutuo, en lugar de su propio interés.

El problema de la vida de Roger involucra todas las cuatro


etapas de transferencia descritas en este documento. En
un nivel él deseaba ser pequeño de nuevo, pero esto era
bloqueado por su ira. Sin embargo el coraje era usado para
entrar en el otro. Al principio pensé que su cólera debería ser
desanimada y contenida, hasta que me di cuenta que era una
señal para acercarse. Cuando desestructuré mi reacción a ser
invadido, tuvimos largos periodos de un flujo pulsátil entre
nosotros, en los cuales él se sentía a salvo y en paz. Separar-
se de esto fue difícil para él, y respondía con ataques de ira
hasta que comprendió que yo estaba ahí para él, y él podía
regresar a ese estado y estar a salvo. La manera para que él
regresara era desorganizar sus hombros y pecho exagerados.

En un punto posterior en la terapia, él deseaba simplemente


recibir. Luego se iba para probar por sí mismo, y regresaba
para pedirme que estuviera ahí para él. Esta demanda fue
desafiada en un punto. ¿Por qué él asociaba el tomar de mí
con controlarme? Ni yo ni ningún adulto quieren ser con-
trolados. Él odiaba esto en sí mismo. Como yo no respondía
a sus demandas, desprogramó su postura extralimitada
de demanda. Mientras lo hacía, empezó a sentir oleadas de
hambre en su garganta y boca. Estas lo asustaban. Él vivía
esto tratando de obtener, obtener, obtener, tomando a todos
sin que lo acompañara ningún sentimiento de satisfacción.
Trabajamos con esto hasta que él pudo sentir necesidad,
tomar del otro sentirse saciado, y entonces esperar a que su
hambre surgiera de nuevo.

La necesidad de Roger de controlar, dominar y aprisionar

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al otro se manifestaba también en el nivel genital-genital.
Se lanzaba en patrones involuntarios de abandono sexual
con una mujer. Al mismo tiempo no quería estar bajo la
influencia de ella. Se sentía humillado por necesitar al otro
y empezaba a actuar como un niño imitando a un hombre
demandando que la mujer se sometiera a todas sus deman-
das. El no podía tolerar la separación. En este nivel el quería
que yo fuera su padre que lo guiara. Como yo trataba de
poner la responsabilidad en él, él otra vez se ponía furioso .
En la medida en que esto se desorganizó, él pudo ver que yo
era diferente de su padre real. Yo mantenía el diálogo, aún
cuando yo le demandaba que se sostuviera en sus propios
dos pies y manejara sus sensaciones y sentimientos acerca
de la sexualidad

Era importante para Roger tratar de formar una manera de


estar en el mundo, primero conmigo, enseguida con otros en
su trabajo y en su hogar. Tenía que aprender a usarse corpo-
ralmente para formar un recipiente para su expresión, y un
canal para la satisfacción . Para hacer esto, él tenia que dejar
que su ira se volviese una necesidad , y no sentir resenti-
miento o engañarse con su infancia .

Los insultos que Roger experimentaba resultaban en su


enraizamiento con otros. Él temía la desvalidez y el rechazo
de sus padres interiorizados y, por lo tanto, se encendía. Su
estado pulsátil daba lugar a sentimientos de necesidad que
lo asustaban. A medida que aceptaba sus estados emocio-
nales-corporales, su sentido de ser persona y su masculi-
nidad se desarrollaron. Su actividad fálica -compensatoria
en servicio de su necesidad infantil decreció. Su postura de
intimidar y actuar como más grande de lo que era, tratan-
do de forzar la cercanía, y haciendo al otro responder a sus
necesidades o actuar como un auto-regulador, disminuye-
ron. Repitió conmigo las únicas maneras que conocía para
relacionarse. Sin embargo envidiaba mi poder y mi estado
adulto. Desafiar sus estados 1e hizo capaz de hacerse cargo
de sus propios sentimientos y pulsaciones. En lugar de resp

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estas de rabia, indignación, y inflación frenética, él podía
contenerse dentro de su propio cuerpo.

A medida que continuaba la terapia, y nuestra relación


cambiaba, formarnos una manera en que él se relacionara
diferentemente con los cuatro niveles de vinculación. Des-
organizó su parte superior inflada, su pecho, cabeza y cuello
sobre-compactados, y organizó más forma en su pelvis y
piernas . Formó un yo somático para regular sus propios
impulsos y sentimientos, más bien que vivir impulsivamen-
te, deshaciéndose de aquellas pulsaciones que asociaba con
sentir desvalidez y necesidad. Aumentó su comprensión de
la verdadera masculinidad, y profundizó su sentido de sí
mismo.

Roger entendió su situación y su respuesta incendiaria a to-


das las situaciones en que actuaba con roles de niño grande,
abusón, enfant terrible, toro invasor y furioso, los factores
consistentes de su auto-imagen. Experimentó cómo se
inflaba a sí mismo, se organizó muscularmente lejos de sus
pulsaciones e impulsos, y creó una respuesta más activa para
proyectar de manera externa sus sentimientos. A medida
que Roger desmanteló la cualidad explosiva de su estructura,
aprendió cómo su pequeñez no formada había sido frustrada
en su crecimiento, y cómo lo compensaba actuando el papel
de ser más grande. La generación y asimilación de estas pri-
meras pulsaciones en la pelvis, cabeza, y piernas permitieron
a Roger crear nuevas visiones internas y formar un yo menos
desvalido. Mientras Roger vivía con sus sentimientos y les
daba forma, practicó estar en el mundo corno un individuo
separado, alguien que era capaz de estar cerca sin ser invasor
. Empezó a relacionarse con el otro corno una persona sepa-
rada, más que como uno que responde a sus necesidades.

El caso de Roger demuestra la transferencia y la contra-


transferencia involucradas cuando una persona cambia sus
estados sobrelimitados y se reforma a sí mismo. Yo requería
darle cabida a Roger y no dejarme invadir por su energía y

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sus tácticas. También tenía que enseñarle el sentimiento de la
falta de límites, actuando como su contenedor externo. Si yo
hubiese conservado mi propia necesidad de no ser invadido,
él sólo habría experimentado represión y rechazo. Creando
una variedad de respuestas a sus estados, pude establecer
una comunicación pulsátil que se dirigía a todos los cuatro
niveles de su problema, y ayudó a formar una relación con él
-de persona a persona . Formar esta relación requirió que él
estableciera formas de comportamiento para enfrentarse a
su pasada pérdida de dirección y su necesidad de actuar más
grande de lo que era. Sus estados celulares, así como sus sen-
timientos y pensamientos tenían que ser desorganizados y
reorganizados. A través de este viaje, yo fui alternativamente
útero, madre, padre, hermano mayor, así como un amigo
adulto. Él fue desde conocer su forma de actuar a aprender la
organización de esa acción, a inhibir los reflejo s programa-
dos, a crear un nuevo significado y vínculo.

Roger se vinculó conmigo tratando de ser grande para evitar


su pequeñez. Estas fueron actitudes corporales sentidas,
reflejadas en la actitud extralimitada, inflada, de la parte
superior de su cuerpo, y en su pequeñez necesitada, invasora,
intrauterina, que dio lugar a su auto-percepción y compor-
tamiento emocional. Nuestro trabajo conjunto involucró
movimiento desde el exterior hacia el interior, hacia los
estratos intermedios, formando una capa personal para el
manejo de sí mismo . Esta transformación emocional-somá-
tica consistió en una travesía de desorganizar sus intentos de
entrar en otro y organizar un yo corporal para vivir en él. Al
mismo tiempo que yo desorganizaba sus respuestas reactivas
reflejas hacia los otros, le enseñaba a organizar una historia
de relación con el otro. Este es el papel de la transformación;
no sólo deshacer las injurias y los insultos del pasado, sino
formar de ellos el conocimiento de cómo reorganizarse en
un adulto que está mas cerca de la verdad de su propio pro-
ceso. Roger llegó hasta un punto donde se dio cuenta de sus
energías fuertes y vitales, y de sus cualidades penetrantes,
intensas y llenas de sentimiento. Aprendió que su tendencia

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a invadir e intimidar también provenía de su alto nivel de
energía y su fuerte cuerpo. Aprender a formar vínculos para
aceptar su propio poderío así como las limitaciones de otros,
fue parte de su crecimiento . Roger descubrió la diferencia
entre formar un impulso y simplemente actuario.

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Conferencia Tres

Para repasar lo que se ha dicho hasta este punto: la Transfe-


rencia y la contratransferencia se refieren a los procesos de
vinculación y desvinculación entre un terapeuta y un cliente.
El punto central es cómo el cliente está o no está tratando de
organizar una situación para él mismo, creando el vínculo
que necesita o cree necesitar. “Para poder crecer, yo necesito
una conexión contigo en el cual tú seas una “mamá buena”.
Un cliente crea un comportamiento transfiriendo su ex-
periencia histórica a la situación presente. Básicamente ésta
tratando de realizar alguna clase de conexión presente, o de
deshacer una. Este concepto es una dimensión básica de la
terapia .

Transferencia significa traer un estado interno al primer


plano y proyectarlo sobre el entorno inmediato. Es el estado
interno de un cliente que él trae a la situación terapéutica.
Al mismo tiempo, el terapeuta trata de comportarse de una
manera autocontrolada o auto­inhibida, por ejemplo, “yo me
siento necesitado, pero no lo voy a proyectar sobre mi clien-
te, sino que trataré de ser objetivo”. Cuando las necesidades
del terapeuta están en segundo término, puede ser ya sea un
observador benigno y neutral o un participante. Entonces el
que ayuda ésta menos involucrado en el aspecto contratrans-
ferencia, cuando él quiera o no relacionarse con la forma en
que el cliente está tratando de vincularse con él. En este pun-
to, todo la cuestión de cómo un terapeuta conduce su terapia
sale a la luz. ¿Qué tipo de relaciones quiere? Pero el estado
interno del cliente es lo que sale a primer plano mientras él
trata de formar el comportamiento o las condiciones que po-
drían o no traen satisfacción. Aquí es donde el postpersonal
y el personal entran en juego. Un cliente necesita vincularse
de una manera uterina, maternal, sexual, o adulta . Esto da
comienzo a la mayor operación que el cliente organiza en su
interacción . Sin embargo, puede no verlo así el auxiliador.

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La respuesta del terapeuta tiene que ver con cómo se relacio-
na con el niño, adolescente y adulto del cliente.

Cuando se trabaja somáticamente con personas, una meta


terapéutica básica es que el cliente reorganice su forma
corporal o emocional para que pueda comportarse distin-
tamente. No es el objetivo primario de la terapia somática
el cambiar las imágenes mentales del cliente. Así que la
naturaleza de la transferencia es diferente en cuanto que no
se necesitan estrategias para cocinar la transferencia para
calentar el conflicto interno, generar dependencias, frustrar
el cliente y permitir sus proyecciones tal como sucede en el
modo analítico normal. Estos puntos salen a la superficie en
el momento en que el cliente entra a su configuración somá-
tico-emocional (tiesa, rígida, densa, hinchada). Una vez que
el terapeuta desafía la estructura del cliente y el papel que él
tiene, --el oyente, el objetivador, el pasivo, el loco-- cualquier
rol que es organizado somáticamente, lo que está inmediata-
mente detrás son todos los temores emocionales que crearon
ese rol. Capa por capa a través del mecanismo que forma el
comportamiento, la sinfonía de todo el pasado y presente
con todas sus asociaciones está allí. A ese respecto, todo lo
que tiene que hacer el auxiliador es poner atención y tener
un modelo para interpretar lo que ve apareciendo. El

Una Visión General del Modelo Pulsatorio.

El continuum pulsatorio tiene tres capas; una capa preperso-


nal, una capa social, más humana, y una capa personal. Este
fenómeno pulsatorio busca contacto, conexión y continui-
dad, que significan control y forma. El contacto es en la
superficie, la conexión es una capa más abajo, la continuidad
es el manejo del proceso pulsatorio. Juntos hacen una forma.
El contacto crece y decrece, algunas veces es fuerte, a veces
no tan fuerte. El verdadero aprendizaje comienza cuando el
contacto es débil, pero la conexión es fuerte. El cliente quiere
retirarse, pero se siente conectado de modo que puede mane-
jar su vida.

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El contacto representa un estado que se cultiva, mientras la
conexión representa un mínimo de esfuerzo personal, algo
así como un estado prepersonal. Un niño no necesita contac-
to con su madre, necesita conexión. Él se conformará con la
conexión y renunciará al contacto si eso es todo lo que hay
disponible. Por ejemplo, los esquizofrénicos quieren cone-
xión, no contacto. Ellos no pueden manejar el contacto. Así
que le dicen al terapeuta que se está acercando demasiado.
Algunas personas quieren conexión dentro de una comuni-
dad, pero no desean contacto intenso o quieren controlarlo.
Hay personas que asisten a terapia de grupo por largo tiem-
po; jamás trabajan o hablan. A ellos simplemente les gusta
la conexión con el grupo, pero no el contacto con el grupo.
Es importante para el terapeuta reconocer la diferencia entre
conexión, un vínculo prepersonal, y contacto, un vínculo
personal, para que su respuesta sea apropiada.

Hay cuatro movimientos en el continuum pulsátil:


• El movimiento hacia otro, extensión de sí mismo, ex-
pansión, proyección.
• El movimiento de auto recogimiento, retomar, contrac-
ción, ingestión.
• El movimiento de contención, homeostasis, descanso.
• El movimiento de hincharse en preparación para la
acción.

Cuatro distorsiones o exageraciones pueden acompañan a


estos estados:
• Un aumento en la agresión, rechazo, golpes.
• Regresión, retirada, no permitir la entrada a nada.
• Congelamiento, rendición, resignación .
• Expandirse, hincharse para englobar o fusionarse con el
otro.

El primer movimiento reduce los límite de una persona, el


segundo movimiento requiere la regresión para desmantelar
los límites, el tercer movimiento congela los límites de una
persona, y el cuarto movimiento engrandece los límites de

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una persona. La primera exageración, el rechazo, se puede
asociar psicológicamente con la paranoia y la proyección;
el segundo, la regresión, se puede asociar psicológicamente
con la depresión; el tercero, la hibernación o congelamiento,
se asocia a la obsesión y la pasividad; mientras la cuarta, la
hinchazón, se puede asociar a la manía y la histeria.

Así que los cuatro movimientos del continuum pulsátil son


salir, regresar, asimilación o contención e hinchazón. Las
cuatro distorsiones incluyen dos sobrelimitadas, rechazo
hacia fuera, lanzar golpes, hiperactividad; retirarse, regresar,
poca actividad; y dos sublimitadas, hinchazón, fusión, hipe-
ractividad; e inmovilidad, congelamiento, poca actividad. El
golpear hacia fuera es una respuesta hiperactiva; es extra-
limitada, agresiva, maníaca, histérica. El jalar hacia atrás
involucra un decaimiento de la actividad, es un movimiento
que se aleja de la estructura. El congelamiento y la hincha-
zón implican menores grados de movimiento.

Una estructura del proceso somático es relativista. General-


mente se ve corno aserción el salir, mientras que el retraerse
no; sin embargo, retraerse puede ser igual de asertivo que
lo primero. Un modelo pulsátil ve el salir y regresar como
el mismo acto asertivo, solamente que yendo en direcciones
opuestas. La noción del prepersonal, personal, y postperso-
nal también añade complejidad a la estructura. El sistema
pulsátil no es rígido y absoluto, pero es una manera de ver
los fenómenos clínicos, y luego desviarse con seguridad .

Cada función estructural, llevada al extremo, invoca su opues-


to. Esto puede observarse en un boxeador: él se organiza y se
enfoca para poner su poder donde corresponde. Estar fuera
de control es también posible, porque en este estado él fun-
ciona en automático. Pero a medida que el ataque enfocado se
recrudece y el miedo aparece, se va volviendo más congelado o
rígido. El se comprime hasta el punto donde queda no vincu-
lado.

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Esa es la paradoja, una organización, llevado al extremo, se
convierte en lo opuesto. Un cliente congelado de ira debe ser
movido un poco hacia atrás para que pueda contener su ira en
vez de explotar con ella. Es Jo mismo con una persona que se
retrae y se desvincula; si va lo suficientemente lejos, termina
en contracciones primitivas, un estado de encogimiento, pero
también denso.

Los clientes acuden a su terapeuta con su imagen de quién es


él o quiénes tienen necesidad de que sea. Se moverán hacia
él, pero podrían ser capaces de hacerlo sólo siendo agresivos.
Para ellos, acercarse a otro puede ser amenazador. Un cliente
puede necesitar una respuesta de su terapeuta que nunca ha
obtenido. Entonces él se mueve hacia ti de una manera tiesa y
rígida. Él también tiene que lidiar con tus respuestas. ¿Cómo
puede él hacerte que regreses si necesita algo? O bien, otro
cliente viene a ti de una manera rígida y provocativa para
agitarte, de modo que explotes y así te puede atrapar. O tienes
un cliente que dice: “uh, uh, uh”, --no es capaz de hablar--, y te
encuentras a ti mismo corriendo a ayudarlo, y descubres que
te ha atrapado.

Así que el continuum pulsátil tiene cuatro movimientos:


expansión, contracción, retención en descanso, hinchazón.
Reconocemos la extensión de uno mismo y la hinchazón
como proyección, y la retirada y el descanso como introyec-
ción. De ahí usted puede llegar a las distorsiones. Al expandir-
se o moverse hacia el mundo, existe organización, la creación
de forma. El retirarse implica devolver la forma, una desorga-
nización . En un lugar homeostático, existe el mantenimiento
de la forma. El salir hacia el mundo crea energías excitantes
-emocionales; el retirarse del mundo implica absorber las
energía excitantes­emocionales de otros. El estar estático
significa la circulación de los estado excitantes­emocionales.
Los estados excitantes-emocionales, por lo tanto, establecen
el escenario para la interacción de la vinculación .

Las siguientes gráficas ilustran este modelo de vinculación :

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GRAFICA UNO LA VINCULACION Y EL CONTINUUM PULSATORIO
Etapa Localización, Foco, Duración de la Pulsación
M Madre Pulsación Ininterrumpida: Embrion
1 Uterina Utero Una circulación contraria de Feto
sangre, oxigeno y nutrientes
A Placenta
D
2 Boca-Pecho Madre Niño
R Separada Separado
Sola Solo
E
3 Genital-Genital Otro del
O Sexo Adolescente:
Opuesto Separado
T Separado Solo
Solo
R
4 Cuerpo-a-Cuerpo
O Conexión del prototipo Yo.
Compartido con Otro
GRAFICA DOS:
LA PULSACION COM O UN MODELO
DE LA SITUACION TERAPEUTICA
El polo exterior
Madre-Sociedad

El postpersonal

La Capa
Intermedia

El polo einterios
La
Creación El Niño
de una
Frontera El No Formado
El Prepersonal
Impulsos Primitivos

El
personal

El continuum pulsátil entre Madre/Sociedad


y el Niño dando lugar a una Capa Personal
GRAFICA TRES: CÓMO SON CREADAS LAS FRONTERAS
Polo Exterior Polo Exterior
Polo Polo
Interior Interior
Interacciones Fuertes:Más Fronteras Interacciones Debiles:Menos Fronteras
SOBRELIMITADO SUBLIMITADO
La creación de membranas o fronteras sobrelimitadas o sublimadas
GRAFICA CUATRO: AFIRMACION Y RESPUESTA

Afirmación

Postpersonal Polo Exterior


Personal Polo Intermedio
Proyección
Polo
Pre
Interior
personal
(Niño) No formado

(Cliente No
formado)
(Mundo, pafres,
terapeuta)
Respuesta
Introyección
Cada capa:
Proyecta e introyecta * ¿Cuál capa se mueve en cuál dirección?
Expande y contrae
Se mueve hacia y desde * ¿A cuál capa esta respondiendo el auxiliador?
Para los propositos de
Contacto *Control *Conexión
GRAFICA CINCO:
LA INTERVENCION TERAPEUTICA COMO VINCULO PULSATIL
Auxiliador Cliente
Post-personal Post-Personal
Personal Personal
Pre- Pre-
personal personal
* ¿Cuál de las capas está en contacto tratando de alcanzar?
* ¿Es el vínculo adulto?¿Infantilizado?¿Ena la parte de quién?
Gráfica Dos: la Pulsación como un Modelo
de la Situación Terapéutica.

El niño o el prepersonal está no formado, su madre y la


sociedad demandan forma y la interacción entre estos dos
movimientos crea una tercera capa, el personal. Existe una
onda hacia atrás y hacia adelante. En el feto activo hay un
movimiento normal, atrás y adelante, el cual crea una mem-
brana entre lo que está allá afuera y el feto. Esa membrana
es el separador potencial entre el feto y el mundo. Después
del alumbramiento, este mismo movimiento ondulatorio
continúa entre los impulsos primarios, las reacciones del
mundo ante los impulsos primarios, y la zona de amortigua-
miento. La personalidad llega a su madurez cuando es capaz
de tomar sus funciones involuntarias y hacerlas voluntarias,
cuando puede tomar sus funciones espontáneas, autopro-
gramadas, metabólicas, que generan excitación, salir hacia
el mundo, regresar a su interior, y regular su función. Esto
forma una persona.

Gráfica Tres: Cómo se Crean los Límites

La gráfica tres nos muestra los procesos interactivos de romo


son estructuradas las membranas, cómo uno va de una
membrana semipermeable a una membrana menos per-
meable, de tener fronteras a una ausencia de límites. Entre
más una persona va hacia fuera, más se resiste el mundo,
más membranas se forman. Entre más se mete el mundo,
más trata él de mantener fuera .al mundo, más membranas
tiene él. Cuanto más va él hacia fuera, más es rechazado, más
membranas crea él. En un cierto punto, si el mundo exterior
no resiste y responde a cada necesidad, se rompen las mem-
branas, o él se remueve a sí mismo y entonces tiene menos
membranas . Esta es la declaración base de cómo ocurren la
distorsiones de la pulsación.

Pag. 63
Gráfica Cuatro: Afirmación y Respuesta

La gráfica cuatro muestra el movimiento básico de hin-


chazón y congelamiento, de salir y regresar, aumentar y
declinar, abrirse y regresar. Una persona toma su estado
interno y trata de satisfacerlo en el mundo exterior. Él pro-
yecta su necesidad sobre el mundo exterior, y luego toma de
regreso algo que lo satisface del mundo exterior y se retira
dentro de él mismo. Esto es un proceso normal, un proceso
cíclico, un proceso en curso. Un cliente trabaja con un tera-
peuta y proyecta una organización o una necesidad, y media
hora después la desarma y se vuelve diferente, sólo para
tener luego la primera de regreso. Todos nosotros funciona-
mos sobre muchas capas simultáneamente. La búsqueda de
nuestra formación tiene que ver con el reciclaje de estados
más maduros para reemplazar estados menos maduros .
Somos jóvenes y viejos al mismo tiempo. Por ejemplo, un
niño pequeño trata de actuar como mayor -él oscila atrás
y adelante entre necesitar y no necesitar. Este es un proceso
normal. Ningún niño convierte perpetuamente a sus padres
en autoridad, y ningún adulto quiere ser autoridad conti-
nuamente.

En la parte temprana de nuestras vidas, un ser personal es


sólo un potencial, algo por convertirse en realidad. Básica-
mente oscilamos entre el mundo social, la superficie exterior,
y el mundo genético, el mundo interior, entre las formas
de la naturaleza y la sociedad. El comportamiento de los
rebaños es un buen ejemplo de la manera de una sociedad.
Lo que sucede es que hay una necesidad que se expande o se
contrae, acercándose o alejándose del mundo, moviéndose
del prepersonal al social y de regreso otra vez. Es un sistema
de dos niveles con el tercero apenas empezando a formarse
entre ambos mundos. Una persona tiene una necesidad de
realizar una conexión, para establecer la continuidad, para
afirmar el control. A veces el control viene de afuera. Un
niño quiere que sus padres actúen como un sistema nervio-
so maduro, aún si ese control hace enojar al niño. Un niño

Pag. 64
podría decir, “Quiero que me des estructura”, mientras se
comporta de una manera que hace al padre darle estructura
en uno de los niveles. Un terapeuta trabaja con un cliente y
un torrente de impulsos involuntarios sale a la superficie. El
cliente espera que el terapeuta le ofrecerá la estructura que le
permita estar a salvo en esa situación, pero no infantilizado.
En el pasado, estar fuera de control significaba que el cliente
estaba desvalido; ahora él no quiere regresar a ese estado.

El continuum pulsátil va del mundo hacia el niño, y del niño


hacia el mundo. Por niño, en esta gráfica, quiero referirme
a esa parte relativamente no formada del cliente que está
buscando al objeto apropiado sobre el cual proyectarse, para
encontrar las respuestas que lo animen a formarse. Así que
esta gráfica se refiere a una forma joven que está buscando
adolescencia o adultez; el atleta novato, al atleta entrenado,
al atleta experimentado; el padre joven, al padre en creci-
miento, al padre con experiencia. Moverse hacia el mundo
acarrea ya sea aprobación o el rechazo que implica que el,
comportamiento no es apropiado. Esta gráfica sugiere que
la terapia no trata con un niño real, sino con una forma
simbólica, la estructura emergente de un niño. Por supuesto,
no todos los clientes que buscan ayuda son niños subdesa-
rrollados. Algunos están en crisis porque están en transición
dentro de una relación. Ellos tienen una nueva identidad
aniñada que no necesita ser regresada atrás para resolver
un problema padre-hijo que ocurrió hace treinta y cinco
años. Ejemplos de esto podrían ser una persona que busca
interdependencia más que independencia, o una persona
cuyos niños están crecidos, que tiene una oportunidad de ser
diferente en el mundo, pero encuentra una parte no formada
de sí mismo que busca emerger. El punto es que el conflicto
de un cliente no siempre tiene que ver con el pasado, pero
puede tener que ver con la organización y reorganización de
su forma presente.

Pag. 65
Gráfica Cinco: La Interacción Terapéutica como una Vin-
culación Pulsátil

La premisa básica en la terapia somática es que el trabajar


con un cliente implica un continuum pulsátil existente en
uno, dos o tres niveles -exterior, medio, e interior. Un tera-
peuta interactúa en todos estos tres niveles con un cliente.
Todas las capas del cliente se manifiestan, juntas o indepen-
dientemente . Y el terapeuta responde al cliente desde una u
otra de sus propias capas. Por ejemplo, un terapeuta res-
ponde desde su capa externa, profesional, a la capa interior,
profunda, del cliente. O un terapeuta puede ir de su nivel
social al proceso primario del cliente.
O un terapeuta puede usar su propio proceso primario para
llegar al proceso primario del cliente a través de la pantalla
de formas sociales: “me sentaré detrás el diván y comenta-
ré sobre tu proceso primario”. Así el terapeuta puede no
interactuar nunca de persona a persona: “Soy una pantalla
para esta persona, lo dejaré penetrar mi yo social mientras
él proyecta su niño prepersonal o su adolescente o adulto
aniñado.” O miles de otras permutaciones. O un terapeuta
puede tener una buena relación con un cliente, y a medi-
da que las olas de contacto del cliente se incrementan en
intensidad, y van más y más a fondo, el terapeuta responde
con más niveles de forma, imágenes y sentimientos. ¿Cuál
yo está el cliente buscando proyectar y qué clase de respuesta
busca del terapeuta? ¿Está el yo prepersonal del cliente en
busca de una respuesta prepersonal? ¿Está convirtiendo al
terapeuta en madre o sociedad? ¿Qué necesita él de ti? Esta
gráfica proporciona un marco de referencia para mirar la
proyección y el retiro como fenómenos pulsátiles.

Las gráficas anteriores ayudan al terapeuta a manejar la


complejidad. Ya que hay tantas interacciones posibles, es
necesario entender varias cosas. Primero, cada cliente es
complicado, y el auxiliador tiene que mantener su asombro y
quizá hasta confusión con lo que va emergiendo. Segundo,
es posible identificar tres mundos: interior, medio y exterior

Pag. 66
al interactuar él contigo. Pero, lo que es más importante, esta
gráfica demuestra que el contacto con el cliente es un pro-
ceso que lleva a un patrón de comportamiento organizado.
Mientras que muchos de estos procesos son semiautomáticos
o automáticos, es posible que el cliente tome piezas de ellos
para construir su vida personal.

Si un cliente no tiene límites, por ejemplo, el terapeuta tiene


que ser un límite para él, hasta que sepa hacer los suyos. Eso
es lo que las instituciones externas hacen, garantizan una
forma. ¿Qué proyecta un cliente sobre ti? Para un cliente, el
terapeuta puede representar el polo externo, madre, padre, el
otro, o todos los tres a la vez. Él pone el control en ti, quiere
que tú lo controles. ¿Quién controla qué, o ambos controlan
la situación? O él sobre­controla para ver cómo reaccionas tú.
Él quiere verte responder a la separación y a la cercanía. La
vinculación significa conexión, contacto y control, e incluye
tanto aceptación como distancia. Estas gráficas preguntan:
¿cuál es el nivel de acercamiento, cuál es la cantidad de dis-
tancia, y quién determina cada uno?

Existen múltiples niveles de realidad. Tú puedes tener un


cliente que es adulto en la superficie, pero infantil en rea-
lidad, o un terapeuta que actúa como adulto, pero es tan
infantil como el cliente. Lo que sucede entre los dos es el
intento de establecer un continuum pulsátil: uno por el cual
ambos sienten su propio proceso de crecimiento o creación
de forma. Para la mayoría de nosotros, todos los niveles
existen. Somos niños, y adolescentes, y adultos. Todos noso-
tros sentimos esto al hacer el amor. Sentimos la superficie
exterior, las internas, acercándose, el atrás y adelante. Así, no
debería ser demasiado difícil recordar este mismo proceso
en la interacción terapéutica.

Recuerde, el ser humano funciona como una serie de even-


tos organizados, organizando otros eventos. La persona
no consiste en tres capas pulsantes. Es un proceso de orga-
nización y desorganización, una cadena de eventos sobre el

Pag. 67
tiempo. Una sesión el cliente será joven, la próxima vez, más
viejo. En un momento es intuitivo, luego regresa a su modo
analítico, dominante. Yo veo esto como una sinfonía de for-
mas, cuando un cliente lucha por estar contigo, tratando de
organizar su comportamiento delante de ti. Por ejemplo, de-
cir que una persona rígidamente organizada debería ser más
suelta o relajada, es la respuesta incorrecta. La cuestión es
qué es lo que está tratando de organizarse o desorganizar-
se. ¿Está esta persona sobre-vinculada tratando de organizar
un ataque o tratando de hacerse más receptiva?

En esta sinfonía de formas, hay un desplazamiento de uno al


otro, con frecuencia muy rápidamente. Tú puedes no decir
nada, sino sólo reconocerlo, y luego esperar por el momento
oportuno para dirigirte a esta forma. El proceso somático
mira al yo, no como una estructura coherente, sino como
partes y piezas circulando alrededor de la forma. Cada una
de nosotros tiene una forma consensual, y docenas de otras
formas que asumimos durante el día. Cada uno envía un
mensaje acerca de nosotros mismos.

Aunque la gráfica cuatro implique que los tres niveles están


integrados, esto no es cierto. Ellos ocupan el mismo espacio,
ellos pueden incluso hablarse uno al otro sin saberlo. Todos
nosotros tenemos un yo prepersonal que nuestros yo perso-
nales y sociales no entienden. Somos impulsados por apeti-
tos que nos fuerzan a hacer cosas extrañas en diferentes par-
tes del día, como comer, defecar, dormir. Pero no sentimos
esas urgencias en otras partes de nosotros mismos. Cada
parte del organismo tiene poca conexión con la otra, ellas
circulan como entidades separadas. Nuestro trabajo es hacer
manifiestas las figura que conectan. Así, si alguien pregunta
¿quién soy yo?, la respuesta es ¿en qué ámbito? ¿Prepersonal-
mente? Una máquina replicadora ¿Socialmente? Una unidad
de trabajo, parte de la maquinaria fiscal. ¿Constitucional-
mente? Un mesomorfo-ectoformo, de acuerdo a las catego-
rías de William W. Sheldon. ¿Personalmente? Eso es lo que
está buscando forma.

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Para resumir, los estados descritos en estas gráficas se hacen
manifiestos cuando tú trabajas somáticamente, ayudando a
la gente a desorganizar sus contracciones y tensiones cró-
nicas, cuando estás provocando olas de excitación, cuándo
estás organizando y desorganizando posturas. Entonces los
clientes están mucho más disponibles. Tú ves la comunica-
ción entre el trabajo que hacen sobre ellos mismos y el lugar
en que están en sus vidas.

Los tres niveles del cliente se relacionan, en alguna manera,


con los tres niveles del terapeuta. Muchas veces un cliente se
engancha en el nivel prepersonal del auxiliador porque es de
ahí de donde básicamente se comunica, y el auxiliador tiene
que formar una comunicación social para el cliente, porque
no existe ninguna. Hay otras veces en que el terapeuta for-
ma una conexión social con un cliente, y trabaja de la otra
forma.

La gráfica cinco sugiere qué relación quiere un cliente con el


auxiliador. El cliente puede no querer integración en todos
los tres niveles. Él puede solo querer establecer una relación
entre su prepersonal y personal, o traer su prepersonal al
mundo social. Puede no querer formar un vínculo con el
auxiliador por más de una hora . El no quiere una relación
personal a largo plazo.

Como el cliente se relaciona con el terapeuta puede también


ser un modelo de como se vincula o no con el mundo. A
menos que conozcas al cliente en su entorno social, todo
lo que puedes describir es como se relaciona contigo en tu
oficina, y esperar que algo de ello encaje. Sin embargo, tu de
hecho aprendes lo que son sus estados prepersonal, personal y
postpersonal, observando su ejercicios somático-emocionales,
o por el lenguaje que usa al describir su experiencia. No seria
entonces difícil decirle a un cliente que el se proyecta en su
jefe y lo convierte en un pecho que lo amamanta. Mas aun,
tu puedes señalar porque esto no funcionara, o preguntarle
porque el convierte el trabajo en una situación maternal.

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Mi inclinación personal es que la resolución de la dinámica
intrapsicológica y la dinámica uno a uno, manifestada en
la situación terapéutica, establece el estado celular para que
una persona se relacione con el mundo de manera diferen-
te, No veo el trabajo del terapeuta como ayuda para que un
cliente funcione más exitosamente en el mundo o en su tra-
bajo, o a mejore su matrimonio. La tarea es ayudar al cliente
a estar consigo mismo de tal manera que forme una vida o
tenga algo qué decir en la formación de su vida. Mi interés
como terapeuta somático es cómo un cliente es consigo mis-
mo, y cómo forma una conexión con otra persona, y todos
los ingredientes acompañantes .

Cada persona que existe llega a ser algo, la naturaleza pro-


grama eso. Pasamos de ser un embrión a ser un feto, de ser
un niño a convertirnos en un adulto, y luego envejecemos y
morimos. Por supuesto, las familias y la sociedad y las cir-
cunstancias a veces se paran encima de nosotros con un bat
de beisbol y se aseguran que hagamos lo que ellas quieren.
Pero no todos forman un yo personal. Más bien, la mayoría
de la gente vive vidas que son compromisos entre el preper-
sonal y el postpersonal. Y mientras que no hay nada malo en
estar en las manos del destino o de la voluntad de Dios, hay
también una gran cantidad de sabiduría en formar una vida.

EJ terapeuta pregunta: “¿Quién es este cliente y qué es lo que


busca formar? ¿Tiene una relación personal con su preperso-
nal y por lo tanto sólo quiere él mismo ser vivido? Cuando
Georg Groddeck formó el concepto del id, él estableció que
el id vive al ego, el ego está al servicio del id, Freud no podía
aceptar eso, aún cuando aceptó el concepto del id. Freud dijo
que donde quiera que está el id, allí debería estar el ego. Para
Groddeck era todo lo contrario. Y la tercera posibilidad es,
donde quiera que el ego esté, allí debería estar la sociedad.
Sería en ese punto el super-yo. Sin embargo, yo preferiría ser
moderadamente oprimido por la sociedad que vivir en una
tribu donde la naturaleza me oprima. Al menos, yo sabría de
dónde v1enen mis tres comidas diarias. Estas son elecciones.

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Gráfica Seis: Los cuatro movimientos
y sus Distorsiones

Aquí se ven los cuatro movimientos y su dirección; moverse


hacia el mundo, regresar del mundo, descansar e hincharse
en preparación para repetir el ciclo. Descansar, estar dentro
de ti mismo viene antes de hincharse, la preparación para
moverse hacia el mundo, así que es un movimiento cíclico.
Estas cuatro formas representan movimientos normales
hacia y desde el mundo, y hay cuatro fases para ello:

Expansión dentro del mundo, aserción


Retiro, regresar a ti mismo
Descanso, contención
Hincharse, alistarse para la acción

En el continuum pulsátil, la forma expresa una función


hecha a propósito. “Yo quiero salir de mí mismo, estoy en
expansión, estoy moviéndome hacia el mundo”. “He tenido
suficiente, me estoy retirando, necesito estar solo”. Todos
nosotros nos movemos hacia el mundo y penetramos en él.
Luego nos retraemos, sin retirarnos del todo del mundo, y
entramos en un lugar de reposo moderado hasta que em-
pezamos a hincharnos con los productos de nuestro propio
metabolismo, y estamos listos para empezar a actuar de nue-
vo, --cuatro posibles movimientos dentro de un continuum
pulsátil. Estos cuatro movimientos tienen formas acompa-
ñantes: rígido, denso, hinchado y derrumbado. Otra forma
de decir esto es reforzado, retraído, inflado y receptivo. Con
una forma actuamos en el mundo, en la segunda mantene-
mos nuestro territorio, en la tercera nos llenamos de noso-
tros mismos, y en la cuarta creamos una forma en la cual
estamos a gusto y receptivos. Nos metemos en el mundo,
listos para acometer tareas, nos retiramos y retraemos para
mantener lo que tenemos, estamos llenos de nosotros mis-
mos pero sin necesidad de actuar, y nos descargamos, y sin
embargo sentimos reposo. Tenemos un ciclo donde estamos
subinflados, inflados, reteniendo nuestra inflación, y luego

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actuando sobre ·ella. Un estado básico de reposo, la genera-
ción de excitación, el mantener la excitación en su lugar, y
luego actuar sobre ella. Hay dos formas de movimiento hacia
fuera y dos formas de movimiento hacia adentro. En este
punto es sólo un continuum de formas, no es patológico. Las
dos capas exteriores, actuar y mantener su propio terreno,
son estados sobrelimitados, delimitar fronteras, actividad.
La sublimitación implica menor actividad, menos fronteras,
reposo, estar en descanso.

La patología entra cuando existe una incapacidad para


desorganizar una forma, siempre excitada pero nunca con
permiso para actuar, cargada y llena de potencial, pero sin
una estructura para actuar. El resultado es la manipulación y
seducción, conseguir que otros lo hagan por ti. Un compulsi-
vo, por otro lado, nunca descansa, sino que gana aprobación
a través de la actividad; aún en el sueño, él está soñando
conscientemente.

Estas son las formas a través de las cuales entra un cliente a


terapia. El puede entrar en terapia en una forma distorsiona-
da, la persona obsesiva siempre preparándose para actuar, y
estableciendo categorías mentales, como un cazador persi-
guiendo a un animal. Tú ves su actividad, atrapado en una
forma, le es imposible organizar otra. Lo que él quiere es ya
sea que el auxiliador acepte su forma, o que la desafíe, o que
lo ayude a cambiarla . “Quiero que seas el padre que mira
que tengo algo bueno que decir”. O “mantente retirado de
mí, porque si me aceptas, seré un adulto y entonces tendré
que hacerme cargo de mí mismo”. El auxiliador puede no
entender la hiperactividad de su cliente. ¿Es el adulto el que
viene al terapeuta, o es el niño?

Al organizar el comportamiento, el cliente dice: “Yo quie-


ro ser un niño en mi cuerpo adulto”. ¿Me permitirás tú,
mi terapeuta, ser un muchacho? ¿O tengo que crecer, ser
un adulto, trabajar y no divertirme? ¿Tendré siempre que
hacerme cargo de mi familia, y nunca estar en la posición

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de recibir amor? ¿Sólo obtengo amor realizando un buen
trabajo ? O el cliente dice lo contrario: “qué quieres decir,
el amor significa meter a la otra persona dentro de mí? Me
gusta mi imagen, no quiero que mi cuerpo cambie, saldré y
haré ejercicio”. Así que la transferencia es la man era en que
un cliente se presenta a sí mismo al terapeuta, la forma que
él presenta al terapeuta, así como lo que él espera en respues-
ta . El terapeuta puede responder en una de dos maneras
: afirmación o rechazo. Un terapeuta no sabe esto en un
principio. Pero la manera en que un cliente se presenta a sí
mismo le da al terapeuta una pista acerca de cómo respon-
der. ¿Tú confrontas o actúas receptivamente ante los rígidos
y densos? ¿Deberías dejar que el hinchado se meta dentro
de ti, o detenerlos y darles un contenedor para que se metan
dentro de- sí mismos? ¿Entras en la persona colapsada para
darle un sentimiento de estructura o lo haces salir hacia ti de
manera que ellos construyan su propia estructura? Estas
son cuestiones complicadas acerca de cambiar y reorgarlizar
la forma.

Un cliente se acerca a ti, o tú tienes que acercarte a él. Tú


tienes que ser confrontador con uno y receptivo con otro.
El cliente sublimitado envía un mensaje, “Quiero ser tú, o
impídeme ser tú”. Él necesita entrar en ti para restablecer
un estado intrauterino que estaba incompleto, por ejemplo,
líneas de demarcación, esquizoides. Ellos necesitan un auxi-
liador para que sea un útero acogedor. Ellos necesitan estar
dentro de ti como una madre. Estas experiencias te llenan de
asombro y humildad. Tú reconoces lo que es estar conscien-
temente en un mundo prepersonal donde la otra persona
te “lee” como tú mismo. Sientes la circulación de dos seres
como uno. Insistir prematuramente en que el cliente no tiene
derecho dentro de ti traiciona su expectativa correcta. Tú de-
bes llevarlo a través de las etapas de crecimiento y desarrollo
y compartir, y las experiencias post-uterinas donde él sólo
mama en lugar de tomar sangre, y así sucesivamente. De esta
manera él crece y entra al estado sobrelimitado.

Pag. 73
Luego existen clientes sobrelimitados, en quienes necesitas
transformarte, donde tienes que entrar en ellos. Ellos tienen
que sentir que si alguien entra en ellos, no van a desaparecer.
Si ellos acogen a otra persona dentro de ellos mismos, y sien-
ten a esa persona, aprenderán lo que es la empatía y la iden-
tificación con otro. Ellos aprenden que recibir a alguien no
es una limitación o una aniquilación. Estas personas tuvie-
ron madres invasoras que entraron en ellos y los anularon.
Ahora cualquiera que se acerca a ellos es percibido como un
peligro para el yo. Generalmente, las formas más rígidas y
densas tratan de mantener al terapeuta fuera, pero tú tienes
que entrar en ellos, estar con ellos en un nivel de proceso
primario en el cual existe una circulación de imágenes y
libre asociación de ideas, estimular el sentimiento pulsátil de
estar con otro sin humillación .

Esto es lo que significa la transferencia. ¿Cómo es que estas


formas estructurales te afectan? ¿Qué es lo que ellas te
acarrean? ¿Qué es lo que la persona rígida, el confrontador,
el que se hincha e invade, o el que se retira te acarrean? Un
terapeuta tiene que organizar formas distintas para clientes
distintos. En última instancia, es cómo tú y el cliente per-
miten que exista una realidad emocional y pulsátil, y cómo
tú honestamente permites, animas, o rechazas las formas
que están emergiendo en él, la clase de persona que él está
luchando por llegar a ser. Si tú, como el auxiliador, piensas
que un cliente debería ser “libre como un ganso”, recibir al
mundo, ser como Buda, ¿qué haces con una persona que
tiene fuertes componen es fálicos, o uno que disfruta atacan-
do al mundo? O si tú sientes deseos de ser intuitivo y emo-
cional, ¿qué haces con una persona analítica y racional? Tú
puedes querer sacar la función interior que le impide ser más
integrado, pero no al precio de pasar por encima de su forma
dominante o emergente.

Pag. 74
GRAFICA SEIS: LOS MOVIMIENTOS
DE AUTO-EXTENSION Y AUTO-RECOGIMIENTO
Y LAS DISTORSIONES

Auto-extension Auto-recogimiento

RIGIDO DENSO HINCHADO DERRUMBADO

MOVIMIENTO FUERTE MOVIMIENTO DEBIL

MUNDO YO MUNDO
Rìgido Hinchado
Sobre limitado Sub limitado

MUNDO YO MUNDO
Denso Derrumbado
Sobre limitado Sub limitado
Gráfica Siete: Auto-extensión
y Auto-recogimiento y sus Distorsiones

Un terapeuta se sienta con un cliente, y ve que el cliente se


mueve hacia él o lejos de él, mientras que él hace lo mismo.
El terapeuta tiene una reacción social, una instintiva, y una
personal. El cliente trata de salir hacia el terapeuta de una
manera instintiva, o compartir ideas con él, o de estar en la
ambigüedad de cómo establecer una relación personal, algo
que no es ni naturaleza ni sociedad.

Todos nosotros tenemos una forma dada por la naturaleza,


que es vivida como nuestro tipo constitucional. Todos tene-
mos una forma dada por la sociedad. No existimos por mucho
tiempo a menos que adoptemos la forma de la civilidad.
Actuar de otra manera es ser confinado en una institución
mental o en una prisión. Esas formas reflejan el patrón de ten-
sión que tratamos de adoptar para alcanzar la aceptación de
la sociedad. Pero todos nosotros tenemos una forma personal.
Para algunos, la terapia es vista primariamente como la rela-
ción entre demandas sociales y demandas institucionales. “Re-
trocede y reconstitúyete como un animal, y entonces regresa
a ser civilizado”, es lo que ellos dicen. Lo que yo digo es que el
cliente tiene la posibilidad de ser un animal personalizado, ni
totalmente en el prepersonal, ni en el social, ni en un compro-
miso entre ellos, sino formando un cuerpo personal. Mientras
vivimos en todos estos tres mundos, tenemos la oportunidad
de crear una expresión personal.

Cómo se mueve el cliente hacia el terapeuta, y cómo se mueve


de regreso a sí mismo, esa es la cuestión. Cada criatura vivien-
te debe salir de sí misma y regresar, aún para respirar. Este
movimiento de expansión y contracción, hacia el mundo y de
regreso al yo, es un evento cíclico que se manifestará en el en-
cuentro terapéutico. Los terapeutas frecuentemente imponen
declaraciones acerca de cómo piensan que ellos o el cliente
deberían ser. Nos criticamos a nosotros mismos por retirarnos
o no estar presentes, en vez de tomar ventaja de cómo estamos

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presentes, cómo queremos retiramos y qué significa esto para
nosotros. El cliente dice, “Oh, no estoy aquí. ¿Cómo es que no
estoy aquí? ¿Dónde estoy? Se supone que debo estar aquí”. O
el lado de contratransferencia sería que el auxiliador “no está
aquí”. Más que observarse a si mismos, ambas partes podrían
hablar acerca de cómo ellos están o no están presentes, cómo
forman un vínculo y luego lo deshacen otra vez. ¿El cliente
sale de una manera fuerte o suave? ¿Trata él de penetrar en
ti? ¿Cuándo empieza a retirarse retrotrayéndose a sí mismo?
¿Qué pasa si tú, el auxiliador, estableces una distancia? ¿Cuán-
do se recoge él en sí mismo? Estos son los cuatro tipos y los
cuatro movimientos, --Salir de una manera rígida o hincha-
da, retrotraerse de una manera más dura o en una más suave
(Gráfica Siete).

El despertar sexual ilustra los cuatro: movimientos. No existe


penetración de la otra persona a menos que haya una can-
tidad moderada de rigidez. Los pechos y el pene tienen que
ponerse erectos. La vulva se hincha. Tiene que haber un cierto
grado de rigidez organizada para formar un canal en el mun-
do. Después de que has organizado la rigidez para salir, hay
un suavizamiento gradual para penetrar. Tú te retraes y fluyes
dentro de ti mismo, y llegas muy profundo de una manera
más suave. Así que salir y regresar involucran cantidades de
rigidez o sobrelimitación, formando fronteras, o deshaciéndo-
las, desmantelando los límites. Acompañando el acto sexual
hay imágenes -penetración, expansiva, hinchada, incorpora-
dora, invasora, regreso a sí mismo, defendiendo, mantenien-
do el terreno; y hundirte en ti mismo, hibernar, retirarte.

Esta gráfica muestra las diferentes maneras de salir y las


formas de lo que parecen. El enfoque es cómo un cliente trata
de vincularse contigo. Esto es de lo que se trata toda la transfe-
rencia. Si él trata de formar un vínculo contigo de una manera
rígida, quieres suavizar su rigidez prematuramente? O si él
trata de mantener su terreno, tratas de irrumpir en él? O si él
quiere retirarse de ti, tienes que cazarlo y decirle que no está
en contacto?
Estas son las preguntas a responder.
Pag. 77
GRAFICA SIETE:
LOS CUATRO MOVIMIENTOS
Y SUS DISTORSIONES

Normal Distorsionado

1ro Expansión Rígido


Salir

2do Contracción Denso


Retroceder

3ro Descanso Derrumbado


Contenido

4to Hincharse
Preparación Hinchado
Para Actuar
Gráfica Ocho: La Vinculación de los Cuatro Tipos.

Cada cliente quiere, de una manera u otra, tener el valor de


entrar a tu oficina de todas las maneras que son verdaderas
para él en el momento, y luego encontrar maneras de retirar-
se. Durante una sesión, tú puedes ver cuando el cliente em-
pieza a retirarse. Frecuentemente él compensa el no dejarla
terminar, por ejemplo, hablando más. La observación no es
que el cliente hable más, sino cómo él trata de interrumpir la
retirada del terapeuta.

La declaración básica es que cada persona busca tener el


control de la forma de la relación. Una sensación de dominio
fue negada al cliente en el pasado, y es lo que necesita ser
defendido en el presente. Cada persona tiene este conflicto
básico -cómo va él a formar o no formar la relación en la
que se encuentra. Él quiere tener un sentido de continuidad
y control en su vida, ya sea que demande ser comprendido
o desafiado. El tema básico es el emerger de cómo la forma
trata de concretizarse o disolverse a sí misma.

Una persona busca tener control, contacto y conexión con


su propio proceso. La parte delicada de esto es que algunas
personas sólo pueden hacer eso a través de otros. Ellos pue-
den sólo tener control, contacto y continuidad aceptando la
forma de otros o haciendo que otros les den forma. Cuando
yo estaba en entrenamiento en Zurich, Medard Boss dijo
“Hay dos clases de pájaros, una bandada completa de pájaros
sentados juntos, y por allá un pájaro solitario. Uno de la
bandada vuela, y la bandada completa lo sigue, pero el pájaro
único sigue sentado.” Así . que hay pájaros que necesitan
contacto y pájaros que necesitan estar solos. De la misma
manera, a alguna gente le gusta estar en la manada, pero
otros necesitan una relación con la manada que es ligera-
mente distante.

El tratar de controlar una situación, y el tratar de controlar


tu propio interior, son de alguna manera similares. Hay tan-

Pag. 79
tas personas que tratan de cambiar su mundo exterior como
otras que tratan de cambiar su mundo interno en relación
con el exterior. Estas son elecciones, elecciones constitucio-
nales y psicológicas. Si tú cambias tu estado interno, también
cambias tu estado externo.

La Gráfica Ocho continúa definiendo la noción de proyec-


ción e introyección. Un cliente toma su estado interno, el
cual representa sus urgencias, y lo proyecta hacia el mundo.
El proyecta sobre el entorno lo que tiene que estar allí para
que él funcione. Cualquier movimiento hacia el mundo
lleva consigo una serie completa de proyecciones y supo-
siciones. Cuando tú desmantelas la estructura defensiva de
un cliente; cuando animas a una persona para que se mueva
de cierta manera, respirar de cierta manera, ejercitarse de
cierta manera, tú estableces un desafió indirecto para su
estructura. Este desafió alimenta los fuegos y crea las imá-
genes y urgencias que comienzan a mover hacia el mundo.
La proyección del cliente puede no llegar tan lejos como el
mundo, puede llegar tan sólo a su pantalla superficial, pero
aún será un movimiento hacia el mundo y un movimiento
de regreso a su mundo interno.

El modelo pulsátil de contacto y distancia nos muestra que


es imposible estar en el mundo sin el otro. La Gráfica Ocho
muestra movimientos hacia el mundo y la proyección de
estados internos, necesidades y recuerdos sobre el mundo,
esperando por una cierta clase de respuesta. Un cliente que
no tuvo padre busca un padre en cada hombre que encuen-
tra. El proyecta sobre el otro una respuesta paternal y se sien-
te decepcionado cuando no la obtiene.

Cada impulso que brota en una persona busca un ambiente


paternal en sus fases iniciales. Por ejemplo, alguien reciente-
mente me dio una máscara, así que me interesé en aprender
sobre máscaras. Pensé en ir a la biblioteca y sacar un libro,
pero luego decidí hablar con un amigo que conoce de másca-
ras. Con esta proyección establecí la primera frontera. Yo

Pag. 80
quería una respuesta a algo que era nuevo, así que busqué,
bajo la apariencia de información, un cuerpo con más ex-
periencia. Sería inapropiado si yo simplemente siguiera una
autoridad por la línea en vez de introyectar el diálogo para el
crecimiento de mi interés.

La Gráfica Ocho muestra al cliente moviéndose hacia el


mundo y de regreso a él mismo. Auto-recogimiento y
auto-extensión, expansión y retirada. Estos son diferentes
términos para el mismo fenómeno, dependiendo del nivel
de organización del cliente. Si él vive en el nivel prepersonal,
él simplemente se expande y se contrae; si él tiene algún rol
social o yo personal, entonces él se mueve hacia la sociedad
o a un yo personal. La base de la gráfica señala lo que sucede
cuando diferentes tipos de clientes se encuentran un obstá-
culo o un desafió. El rígido lo atacara, tratará de derribarlo.
El hinchado lo invadirá y rodeará. El denso se retirará de él.
El derrumbado se colapsará ante él. Este es el ciclo normal
de expansión y contracción, y cómo organiza maneras para
llegar al mundo o para alejarse del mundo. Las imágenes de
rígido e hinchado parecen de alguna manera lo mismo, pero
difieren. Para entender la diferencia, imagina el ser seducido.
Alguien se mueve hacia ti de una manera muy asertiva, y te
absorbe. Pero ellos no te han absorbido, te han invadido. Es
diferente a un golpe en la nariz. Corno dice el viejo adagio,
“el objetivo de la guerra no es ganar, sino salirte con la tuya”.

El terapeuta hace la pregunta, ¿cómo está tratando un


cliente de acercarse, cómo está tratando de formar un vín-
culo? ¿Cómo responde el terapeuta? ¿Insiste en su propio
camino? Alguna gente hace contacto vigorosamente. Otros
se implantan subrepticiamente. Algunos te invitan a pasar,
mientras otros resisten. Existen dientes a los que les gusta
discutir, aquellos a los que les gusta pelear, aquellos a los
que les gusta que rebotes contra ellos, aquellos que te dejan
entrar para poder asimilarte, y aquellos que les gusta cer-
carte e invadirle.

Pag. 81
La vida interior es similar, una danza interna que se desa-
rrolla entre lo social, lo prepersonal y lo personal. “Muchas
veces el conflicto interno entre el prepersonal y el personal
es proyectado hacia fuera sobre el mundo. El diálogo entre
formar una relación con el yo personal y el yo instintivo es
vivido mediante la demanda de que otro tome el rol de tu
propia vida interior. “No puedo controlarme a mí mismo,
por favor controlarme tú. Estoy abrumado por mis propios
procesos internos, por favor sé tú mi adulto. Tengo una
necesidad personal de darme a mí mismo a mi prepersonal,
pero lo hago fundiéndome a tus sensaciones. No puedo ser
mi propio adulto, pero puedo ser el tuyo. No puedo hacerme
rígido a mí mismo, pero puedo hacer que tú lo hagas, por
lo tanto vivo a través tuyo lo que no puedo en mí mismo .”
O la persona colapsada, ‘’No puedo formar un límite o una
estructura interna, así que lograré que tú lo hagas”.

Pag. 82
GRAFICA OCHO: LA VINCULACION DE LOS CUATRO TIPOS
VINCULACION: Las ondas pulsátiles normales de contacto y distancia
PROYECCION: Hacia el mundo, apartándose de uno mismo
INTROYECCION: Desde el mundo, hacia uno mismo

Auto-extensión Expansión
YO
MUNDO MUNDO
YO
Auto-recogimiento Contracción

PATRONES DE VINCULACION DE LOS CUATRO TIPOS


RIGIDO HINCHADO
Ataca el obstáculo Invade el obstáculo
M M
U U
N N
D DENSO DERRUMBADO D
Resiste el obstáculo YO Se viene abajo
O O
Conferencia Cuatro

Desmantelando el Vínculo

El trabajo del proceso somático ve cómo el cliente ha estruc-


turado su experiencia pasada y cómo puede desestructurarlo
para formar una nueva estructura. Cuando la manera de un
cliente de salir de sí mismo y regresar a sí mismo es bloquea-
da, su forma se reprime o distorsiona. Entonces él proyecta
sus necesidades sobre el mundo de maneras estilizadas. Un
foco central del trabajo de proceso somático es desorganizar
estos patrones muscular­emocionales. Esto se llama poner
a tierra, un proceso somático, psicológico y emocional que
implica imaginación, pensamiento, sentimiento y acción.

Las relaciones que ha tenido el cliente con otros significati-


vos en su infancia, niñez y adolescencia, determina la cerca-
nía o distancia de su vínculo con el terapeuta . Un terapeuta
nota esto en cómo un cliente se le acerca o la rechaza, cómo
lo invade, lo empuja, se aparta, se le pega o se niega a dejarlo.
Estos son patrones muscular-emocionales: un pecho hun-
dido, derrotado una mandíbula retraída, un cuello rígido
por la tensión, una pelvis agitada, una barriga sumida por
el temor, u hombros encogidos se rabia. Diferentes patrones
pueden indicar expectativas de rechazo o humillación. El
cliente puede desear pelear con su terapeuta o complacerlo.
El pasado histórico del cliente está presente cuando espera
que el terapeuta discuta con el, lo humille, se porte servil, o
lo rechace, satisfaga cada una de sus necesidades, sea amable
o lo cuide cuando se sienta como un niño. Esta transferencia
del pasado sobre el presente es, ciertamente, el primer paso
al tratar de establecer contacto como uno lo ha conocido.

Un terapeuta somático ayuda al cliente utilizando los Cinco


Pasos (Embodying Experience, Center Press 1987). Las
dependencias, terrores, miedos ocultos y humillaciones del

Pag. 84
cliente son expresados en la forma de su cuerpo. Esta expre-
sión omático-emocional es el Paso Uno, su organización
el Paso Dos. El Paso Tres es cómo el cliente desorganiza su
estructura. La incubación de los sentimientos, asociaciones y
revelaciones es l Paso Cuatro, y su impulso hacia una nueva
organización es el Paso Cinco.

Los Cinco Pasos

Paso Uno : La historia del cliente, su situación, la manera en


que trata de unirse al terapeuta, su comportamiento crónico,
su papel habitual.

Paso Dos: Cómo organiza el cliente muscular y emocional-


mente su historia, su situación, su vinculación, su comporta-
miento y su papel,

Paso Tres: Cómo el cliente desorganiza la expresión somática


y emocional de su historia, su situación, su vinculación, su
comportamiento y su papel.

Paso Cuatro: Cómo maneja el cliente el brote involuntario de


asociaciones, recuerdos pasados, y sentimientos.

Paso Cinco: Cómo el cliente se utiliza a sí mismo para esta-


blecer una nueva historia, situación, vinculación, comporta-
miento y papel.

Cada uno de estos pasos es acompañado de ciertos senti-


mientos y pensamientos. ¿Tendré éxito en la construcción de
mi papel y en su desempeño? ¿Seré rechazado si no cons-
truyo mi papel y no puedo o no quiero desempeñarlo? ¿Seré
abandonado, alienado o dejado solo si tomo un largo tiempo
en reformarme? ¿Puedo soportar lo desconocido mientras
trato de reformarme? Los terapeutas, de manera similar,
responden a estas diferentes etapas a su propia manera. Ellos

Pag. 85
pueden ponerse ansiosos, rechazadores, cautelosos o sobre
identificados con cualquiera de las etapas: deseo, organiza-
ción, desorganización, asociación y sentimientos, y re-for-
mación.

Las etapas de cómo un cliente se vincula con un terapeuta


pueden ser reorganizadas. En la búsqueda de contacto y cre-
cimiento del desarrollo emocional, el cliente se mueve hacia
el terapeuta y se aleja de él. Se vincula y hace contacto, luego
desorganiza para hacer un contacto diferente. A través de
este proceso, aprende el acercamiento y el distanciamiento,
y cómo sostener e interrumpir el contacto, la continuidad y
el control. Cuando un terapeuta participa en el proceso de
deshacer la manera en que un cliente se vincula con él; la
necesidad del cliente de acercamiento y soporte se mantiene
elevada. Pueden aparecer temores de soledad o abandono,
hasta que el cliente aprenda a manejar las tormentas de
excitación y emoción que amenazan su integridad orgánica .
Un cliente demanda respuesta, y cuando le es dada, le ayuda
formar su independencia.

Vincular y reorganizar el vínculo requiere que el terapeuta


y el cliente aprendan cómo, funcionan, exploren sus asocia-
ciones y experiencias emocionales pasadas, y aprendan las
técnicas de auto-administración y control. Los Cinco Pasos
proveen una estructura para este aprendizaje.

Los Cinco Pasos: Somatizando el Vínculo

PASO UNO: Le pido al cliente que describa su postura


somática en relación conmigo, por ejemplo, siendo sumiso
o en postura de pelea, o tratando de complacerme. Él puede
descubrir que su aplacamiento psicológico incluye la organi-
zación muscular de entiesar su cuello y sonreír, o el hinchar
su pecho, una postura psicológica de exagerada bravura o
sexualidad. Él empieza a reconocer el PASO DOS, su patrón
de contracciones musculares. El mira como éstas están co-
nectadas a recuerdos, asociaciones y sentimientos de heridas

Pag. 86
pasadas en las cuales él tuvo que defenderse muscularmen-
te y psicológicamente . Él reconoce cómo está fusionado o
inmerso en su historia de heridas y desilusiones, y como él
proyecta la necesidad del pasado sobre el presente, haciendo
del terapeuta una autoridad intimidante o aceptante .

Cuando es desafiado a desorganizar este patrón, desmem-


brando lentamente su organización emocional-muscular,
PASO TRES, el diente empieza a sentir su miedo de estar
sin estructura. El puede recordar terror o desamparo pa-
sados y sentirlos interiorizados dentro de sí. La separación
y desorganización ayudan a crear una distancia de lo que
ha sido interiorizado y separado del auto-conocimiento.
Por ejemplo, el cuello tieso por el aplacamiento esconde los
sentimientos de terror asociados con el rechazo de otro. En
el PASO TRES, la desorganización, el terror es transferido
sobre el terapeuta, a quien se le pide que no se comporte
como los padres o las autoridades lo hicieron en el pasado.
Más aún, el desamparo del cliente puede llevarlo a la ira o al
llanto. Como un terapeuta, usted maneja su propia reacción
al terror, desamparo, rabia o lágrimas del cliente, y trata de
enseñarle que la desorganización no necesita ser asociada
con el desamparo pasado. Entonces él puede aprender a vivir
con su desorganización emocional .

Cuando formas interiorizadas de vínculos pasados se des-


organizan, el cliente entra en una etapa de no formación,
PASO CUATRO. Aquí las imágenes y sentimientos pasados
se incuban, el cliente aprende a integrar las lecciones de su
dolor diferentemente. Esta lugar de restablecimiento emo-
cional-muscular-psicológico hace brotar los sentimientos
y revelaciones que habilitan al cliente a hacer otro tipo de
vínculo con personas significativas, PASO CINCO. Este paso
requiere una actitud interactiva y de respuesta de parte del
terapeuta. Formar un nuevo vínculo no es solamente un acto
de imaginación o sentimiento. Involucra las maneras en que
un cliente practica el usar su cerebro y músculos para inte-
grar el aprendizaje emocional e imaginativo en una conexión

Pag. 87
para el contacto que él pueda controlar o manejar .

Este proceso de Cinco Pasos de vincular, deshacer el vínculo,


y revincular, es un patrón pulsátil de expansión y contrac-
ción, organización y desorganización. Es similar a la forma
cambiante del embrión a los doscientos ochenta días, o al
aprendizaje de un niño a vincularse con su madre y lue-
go cambiar ese vínculo para crecer hacia la adolescencia y
adultez. Todos nosotros nos vinculamos y desmantelamos
los vínculos muchas veces, como un embrión, bebé, niño,
adolescente, adulto, anciano y en la muerte. Pulsar entre po-
los de la existencia implica vínculos y el cambio de vínculos,
y es lo que un terapeuta ve cuando sus clientes tratan de re-
vivir estas etapas y reconocer y formar los sentimientos que
se han derivado de esto. Los Cinco Pasos contienen el campo
de la experiencia humana, el proceso básico de cómo noso-
tros interiorizamos el mundo y luego lo proyectamos hacia
fuera. En este proceso, nosotros cultivamos nuestra propia
forma. Cuando un cliente puede aceptar que en cualquier
situación dada, su propio yo sale a la superficie, él ya no le
tiene miedo a su vida o a cualquier cosa que la vida le traiga .
Esta es una meta principal al hacer terapia somática .

El terapeuta se alinea con los Cinco Pasos, cuál es la situa-


ción o historia del cliente, cómo la organiza, cómo la va a
desorganizar, qué pasará si no hace nada, y cómo va a uti-
lizar estas experiencias para revincularse de nuevo. Lo que
preocupa a un auxiliador somáticamente orientado es cómo
un cliente exagera su situación, como el desestructura esta
exageración, como él descansa a la orilla del mar, y cómo se
organiza para salir de nuevo con sus introspecciones. Estos
son los Cinco Pasos.

Los Cinco Pasos son la manera en que .el cliente da forma


a su experiencia y desestructura su pasado. El auxiliador se
une al cliente para desestructurar su experiencia pasada o
para organizar una estructura para sus experiencias pre-
sentes, aún cuando su pasado esté involucrado. Establecer

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y desmantelar los vínculos tiene que ver con organizar una
identidad. Para entender mejor a un cliente, un terapeuta
debería preguntarse si él está desorganizando, manteniendo,
o reorganizando una forma.

La Aparición de Sentimientos No Resueltos

Al trabajar con clientes en el proceso somático-emocional,


una vez que las profundas estructuras de defensa se han des-
mantelado, los sentimientos saldrán a la superficie. El ritmo
pulsátil de vinculación y desvinculación involucra proyec-
ción e introyección, expandiendo un estado interno en el
mundo o retrocediendo dentro de uno mismo. Este ritmo
puede estar acompañado por sentimientos de miedo y enojo,
pena y tristeza. Con la expansión, un cliente teme perderse
así mismo; con la contracción, teme perder su conexión con
su terapeuta. Ambas situaciones provocan el temor del clien-
te de perder sus límites. Otro temor es invocado proyectando
hacia fuera o tomando dentro. Un cliente se imagina los
peligros de la penetración, otro ser dentro de él, o estar en
lo desconocido. Otro temor es absorber al terapeuta . Estos
casos involucran el miedo de perder lo que es.

Lo contrario es igualmente verdadero. Pedirle a un cliente


que contraiga sus músculos puede acarrear enojo y sen-
timientos de pérdida por tener que reducirse, así como el
temor de hacerse más pequeño. Otro cliente se mantendrá
retraído del mundo hacia su ego inflado. Aún otro cliente
inhibe cada expansión emocional de excitación para evitar
sobre­ vincularse.

Los clientes tratan de inhibir o exagerar el proceso cíclico


normal de expansión, hinchazón, aserción, o contracción,
auto-recogimiento, y retiro. O ellos se llenan de si mismos,
se ponen rígidos o densos para prevenir el encogimiento, o
se hacen densos o se escurren para prevenir la expansión .
La manera en que un cliente se vincula con un terapeuta está
relacionada directamente con la manera en que ese cliente

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experimenta sus propios patrones de expansión y contrac-
ción. Un tipo colapsado mina su propia expansión desde
adentro hacia fuera; sus impulsos y deseos nunca se hinchan.
El acusa al terapeuta de no entenderlo o busca soporte exce-
sivo. El auxiliador se siente restringido o agresivo mientras
sus esfuerzos son tragados o no correspondidos.

El cliente hinchado es demasiado expansivo, verbalmente


asertivo, y nunca se retrae dentro de sí mismo. Él toma cada
una de los impulsos del auxiliador y los desvía con asociacio-
nes de tipo maníaco y verborrea. El auxiliador siente que se
está defendiendo contra una inundación emocional de exci-
tación. Un individuo con esta estructura va cargando con el
mismo tipo de guerra internamente. Él se agobia a sí mismo,
siempre está inundado, agitado o confuso, cada impulso tie-
ne que ser vivido. Este comportamiento fuerza a su terapeuta
a actuar como una represa, un policía o un fijador de límites.

El cliente rígido transfiere la autoridad al terapeuta, de ma-


nera que pueda luego tratar de quebrantarla con su aserción.
En esta situación, el despertar interno sobrepasa las estruc-
turas internas del rígido ya sea, fragmentándolas o hacién-
dolas estallar con sus excusas y persuasión. Él proyecta todo
sobre el auxiliador, quién se ve sobrepasado o restrictivo, o
trata de ser la realidad para la persona. La función de la pro-
yección es hacer del terapeuta un límite para el cliente.

El cliente denso aplasta cada impulso en sí mismo, de modo


que está perpetuamente deprimido, nunca se despierta
internamente, nunca deja que la esperanza surja. Este auto­
compactador usa una imagen de crítica interna para perpe-
tuar su encogimiento interno, atacándose o desmoralizán-
dose a sí mismo. El terapeuta se convierte en su salvador, la
reserva de esperanza, el límite conocido. Los individuos con
esta estructura proyectan una necesidad de contención, lími-
tes, aceptación y esperanza de ser rescatado sin humillación.
Mientras los diferentes tipos de clientes pasan a través de
los Cinco Pasos, piden una respuesta para su organización y

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desorganización, y las respuestas del terapeuta deberán ser
consistentes con los patrones de expansión y contracción del
cliente.

Aplicaciones Prácticas y Metodología

Las siguientes preguntas revisan el modelo pulsátil de vin-


culación y los Cinco Pasos. Su propósito es ayudar al tera-
peuta a explorar la naturaleza del vínculo que él y el cliente
establecen .

La -Naturaleza del Vínculo

1)¿Cuál es la naturaleza o la imagen del vínculo?


2)¿Cuáles son las acciones que el cliente toma para mantener
este vínculo?
3)¿Cómo puede un cliente inhibir, deshacer, o desorganizar
su patrón muscular-emocional de vinculación?
4)¿Cómo permite un cliente la extracción de respuestas e
ideas frescas?
5)¿Cómo se usa él a sí mismo para organizar nuevas revela-
ciones emocionales­psicológicas en acción?

La Vinculación y los Cinco Pasos

1)¿Cómo se presenta el cliente a sí mismo? (Qué vínculo está


tratando de revivir)
2)¿Qué roles o acciones son organizados?
3)¿Cómo son ellos desorganizados? (inhibición de acción y
argumentos)
4)¿Cómo acepta el cliente la indiferenciación? (libre asocia-
ción de imágenes, sentimientos)
5) ¿Cómo reforma el cliente su vinculación?

La Situación del Vínculo

1) ¿Cuál es el estado de desarrollo del cliente? (uterino,


maternal, incestuoso, edípico, rechazo, temor, aceptación,
confusión , seguridad )

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2) ¿Cómo es organizado su vínculo? (fusionado, unido, pola-
rizado, indiferenciado, cerrado, diferenciado)
3) ¿Cómo es desmantelado su vínculo? (distancia, separa-
ción, amputación)
4) ¿Cómo vive el cliente sin vínculos? (inmerso, abandona-
do, exiliado, indiferenciado, creativo, fluyendo libremente,
incubado)
5) ¿Cómo ocurre la revinculación?

El Vínculo entre el Cliente y el Terapeuta

Los Cinco Pasos pueden ser usados para entender la forma


de vinculación entre terapeuta y cliente:

Desde el punto de vista del cliente:

1) ¿Cómo forma él una imagen de vinculación? (hijo, hija,


amigo, estudiante)
2) ¿Cómo organiza él somáticamente este vínculo?
3) ¿Qué pasa cuando él desorganiza este vínculo?
4) ¿Cómo visualiza él una nueva forma de vinculación?
5) ¿Cómo mantiene él este nuevo vínculo?

Desde el punto de vista del terapeuta :

1) ¿Cuál es tu imagen de la vinculación como un tera-


peuta? ¿Cómo recibes al cliente? (padre-madre)
2) ¿Qué roles o acciones realizas para perpetuar este vínculo?
3) ¿Cómo te retiras, inhibes desorganizas de estos roles o
acciones?
4) ¿Cómo esperas y creas una nueva visión o intuición del
vínculo?
5) ¿Cómo reorganizas o creas una nueva forma de vincula-
ción?

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Los Cuatro Tipos

La Postura Terapéutica Básica del Cliente

Al trabajar con un cliente, son cuestiones centrales a explo-


rar la naturaleza de su forma somática, qué función sirve en
relación con el terapeuta, y cómo tú, el terapeuta, respondes
a los diferentes tipos.

Rígido: crea una forma para evitar que el terapeuta entre


atacándolo, penetrándolo o apaciguándolo. La función es
estar separado, fragmentando a otros, aunque permanecien-
do agitado. La independencia es la meta.

Denso: crea una forma para ahuyentar al terapeuta, resiste


la entrada, se retira del campo de acción, alternativamente
provoca y resiste. Nada entra o sale. Acumula energía para
hacer erupción. La libertad es la meta .

Hinchado: crea una forma para introducirse en el terapeuta,


halaga para atrapar o incorporar al terapeuta o ser invitado
a pasar a base de ser lo que el terapeuta quiere; seduce, imita
para hacer posible el vínculo. La meta es estar contenido.

Derrumbado: crea una forma para provocar al terapeuta, la


función es ser rescatado, evitar el esfuerzo, o retrasar el com-
promiso. Moviliza la empatía y el apoyo del terapeuta para
conseguir estructura. La meta es la inflación.

La Secuencia de Vinculación

La secuencia de vinculación es diferente para los cuatro


tipos:

1) Hambre de contacto

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2) Acciones hacia el mismo, directa o indirectamente :
Rígido- luchar Hinchado- estar esperanzado
Denso- contener Derrumbado- aferrar

3) Acciones alejándose del contacto, inhibición:


Rígido- sacar la vuelta Hinchado- esperar
Denso- posponer Derrumbado- estar pasivo

4) Comportamiento antes, durante el contacto:


Rígido- buscar distancia Hinchado- buscar cercanía
Denso- buscar distancia Derrumbado-buscar cercanía

5) Cambio

Los Patrones Característicos de los Cuatro Tipos

Uno: El cliente anhela y necesita

Dos: Cómo un cliente sale o se proyecta


Rígido: asertivamente
Denso: eruptivamente
Hinchado: impulsivamente
Derrumbado: cautelosamente

Tres: Cómo el cliente se retrae o introyecta


Rígido : a través de resistir
Denso: haciendo erupción
Hinchado: fluyendo de regreso
Derrumbado: rindiéndose

Cuatro: Cómo un cliente espera en un estado no vinculado


Rígido: mediante la agitación
Denso; a través de la determinación
Hinchado : con impaciencia
Derrumbado : en resignación

Cinco: Cómo el cliente regresa al mundo es abierto en un


extremo. Un cliente puede regresar a su estructura original

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con el fin de perfeccionar su pasad, o él puede organizar
menos rigidez, densidad, hinchazón o colapso .

Cada etapa tiene su propia demanda acompañante para el


terapeuta. ¿Quiere el cliente que su terapeuta le responda en
una forma que soporte la Etapa Dos o soporte la Etapa Tres?
¿Se presenta él al terapeuta con su Etapa Dos, rigidez, orga-
nización, proyección, penetración del mundo y quiere que
el terapeuta lo reciba o lo resista? ¿Quiere él ser recibido de
manera de sentir el poder de Dos o retraerse y sentir el poder
de Tres? ¿Quiere que el auxiliador lo acompañe y este con él
en la Etapa Cuatro donde él flota libremente atrás y adelante
o quiere que el terapeuta sea el contenedor en el cual él nada
para sentirse contenido antes de emerger? ¿Debería el tera-
peuta echarlo fuera a patadas o dejarlo encontrar un camino
hacia fuera? .

La Función de la Vinculación

Vinculación es como un cliente mantiene conexión, contac-


to, y continuidad. Es como él ejerce control sobre su cercanía
y distancia respecto al otro. Un cliente puede imponerse a
otros (rígido, hinchado) o mantener se alejado de ellos (den-
so, derrumbado). Los tipos rígidos y denso son egocéntricos
y excesivamente demandantes. Los tipos hinchado y colapsa-
do son casos límite, ellos desean ser el otro.

La persona rígida proyecta dominación o guerra con


la autoridad.
La persona densa proyecta estar invadida ; demasiadas
demandas.
La persona hinchada desea ser el otro,
La persona derrumbada desea que tú estés dentro de
ellos.

¿Tiene el cliente dificultades

En buscar apoyo?

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En dejar que otro entre en él sin ser humillado?
En entrar en otro sin perderse a sí mismo?
En resistir a otro sin erupción?
En dominar una situación sin hostilidad?
En ser sumiso?
En ser pasivo?
En ser receptivo?
En ser dominante?
En retroceder?
En controlar?
En identificarse con otros?
En actuar sobre metas a largo plazo?
En actuar sobre la frustración?
En ser fiel a una visión?

El patrón de excitación del cliente

A1 trabajar con un cliente con la cuestión esencial a pregun-


tar concierne a la calidad de su vitalidad, deseo y vivacidad
(alta, moderada, baja) y su dirección (hacia adentro o hacia
fuera). ¿Cuál necesita ser desorganizado y reorganizado?

Rígido: Alta vitalidad, dirigida hacia fuera. El rígi-


do quiere entrar en su terapeuta, pero teme lo opuesto.

Denso: Baja vitalidad, dirigida hacia dentro. El


denso quiere mantener a su terapeuta fuera, para evitar ser
aceptado .

Hinchado : Alta vitalidad, dirigida hacia fuera. El hin-


chado quiere fusionarse con su terapeuta.

Derrumbado: Baja vitalidad, dirigida hacia dentro. El


colapsado quiere que su terapeuta se haga parte de él.

Pag. 96
Metodología Terapéutica

Los terapeutas utilizan una variedad de técnicas y metodo-


logías en su trabajo con sus clientes. Desde una perspectiva
somática-emocional, la pregunta a formular de cada una de
estas metodologías es:

¿Estructura al cliente?
¿Desestructura al cliente?
¿Crea un estado de libre flotación para el cliente?
¿Crea un retiro para el cliente?

Las Trampas de la Contratransferencia

Un terapeuta puede ser atrapado por las fuerzas y limitacio-


nes de su propia estructura somática. Algunas de las áreas
para estar alerta son:

Rígido: Empuja al cliente a moverse, supera su resis-


tencia, sin embargo resiste al afecto que proviene del cliente.

Denso: Empuja poco hacia la acción, se conforma


con reconocimiento, aceptación, empatía, resiste al ataque
del cliente.

Hinchado: Se sobreidentifica con el cliente, se identifica


con el estado interno del cliente, empuja para controlar los
eventos.

Derrumbado: Se retira del contacto, resiste al afecto o la


acción.

Los terapeutas rígidos e hinchados tienden a mantener al


cliente distante; la dominación es el punto central.

Los terapeutas densos y derrumbados tratan de atraer al


cliente cerca; el contacto y la conexión son las cuestiones.

Pag. 97
Vinculaciones Terapeuta - Cliente por Tipo

Se listan abajo posibles interacciones terapeuta-cliente basa-


das sobre la estructura de ambos, el terapeuta y el cliente.

POSICIÓN DEL TERAPEU- POSICIÓN DEL


TA CLIENTE
Rígido: Orientación a la acción, con- Lo haré a mi manera
frontación ataque, asociación
Denso: Provoca al cliente, anima al No lo haré
cliente a salir, lo frustra, em- Déjame en paz
patiza con él

Hinchado: Trata de entrar, se incorpora, Sé yo


se anima
Derrumbado: Trata de meter al cliente den- Ayúdame
tro de ellos
Empatiza, se identifica con
ellos

Pag. 98
Los Cinco Pasos Contrastados con los Cuatro Tipos

Cada cliente, dependiendo de su estructura, encontrará uno


u otro de los Cinco Pasos difícil o fácil.

CINCO PASOS TIPOS FUERTES EN TIPOS DEBILES


ESTA AREA EN ESTA AREA
1)Imagen, situación, Orientación a la acción, Lo haré a mi
reconocimiento de la confrontación ataque, manera
realidad (inmerso, a asociación
distancia, polarizado,
colapsado)
2) Organización; Rígido, denso Hinchado,De-
acción (Formando rrumbado
límites)
3)Desorganización Derrumbado Rígido, Denso,
(Deshaciendo límites) Hinchado
4)Creación, incuba- Hinchado, Derrumbado Rígido, Denso
ción (viviendo con
forma mínima)
5) Reorganización, Rígido Denso, Hinchado,
reformación Derrumbado

Preguntas de Contratransferencia

¿Cuál es tu respuesta terapéutica a cada uno de los tipos


como:
imagen
estructura
sentimiento
acción
¿Cómo respondes tú:

Al ataque, invasión, penetración?


A la resistencia, rebelión, ser dejado afuera?
A la incorporación?
A ser habitado, demandado como apoyo?

Pag. 99
Roles de Vinculación Potenciales basados en el Género de
Terapeuta- Cliente

TERAPEUTA MASCULINO CLIENTE FEMENINO

PADRE MADRE
ADULTO ADULTA
HIJO HIJA
HERMANO HERMANA
NIÑO NIÑA

CLIENTE MASCULINO TERAPEUTAFEMENINO

PADRE MADRE
ADULTO ADULTA
HIJO HIJA
HERMANO HERMANA
NIÑO NIÑA

TERAPEUTA MASCULINO CLIENTE MASCULINO

PADRE PADRE
ADULTO ADULTO
HIJO HIJO
HERMANO HERMANO
NIÑO NIÑO

CLIENTE FEMENINO TERAPEUTAFEMENINO

MADRE MADRE
ADULTA ADULTA
HIJA HIJA
HERMANA HERMANA
NIÑA NIÑA

Pag. 100
¿Cuáles de estos roles eres tú capaz de asumir como

un terapeuta masculino?
un terapeuta femenino ¿

¿Cuáles de estos roles es tu cliente capaz de asumir como:

un cliente masculino?
un cliente femenino?

Vínculo que el cliente desea:

Vínculo que el terapeuta permite:

Pag. 101
Ann:
Vincularse como una Mujer Joven o como una Niña

Terapeuta: Me gustarla presentarle a un cliente mío con


quien he tenido algunas dificultades.

Ann es una mujer en su segundo matrimonio, con dos hijos.


Ella trabaja como dependiente de mostrador. Sus quejas
iniciales eran una ausencia de apoyo emocional y el tener
que responder a las demandas de todos. No obstante que se
sentía incompetente, ella tenía que regresar a trabajar debido
a sus necesidades financieras. Había un ciclo para sus con-
ductas: conseguía trabajo, empezaba a trabajar adecuada-
mente, experimentaba una creciente presión para hacer más,
luego se colapsaba y enfermaba, se incapacitaba algunos días
y luego renunciaba o era despedida. Esto sucedía una y otra
vez. Ella tenía numerosas quejas corporales: asma, migraña,
dolor de hombros y cuello, infecciones vaginales y dolores
abdominales.

Ella nació en Nueva York y vivió con sus dos padres. Recuer-
da haber deseado tomar lecciones de teatro, pero sus padres
lo impidieron. Sus padres trabajaban, así que ella buscaba
la compañía de sus vecinos, por lo cual era reprendida .
También tenía que cuidar de su hermano. Sus padres cons-
tantemente le decían que era una incapaz. Su historia era de
rechazo. Su primer matrimonio fue para escapar de sus pa-
dres, pero el hombre con quien se casó tuvo una enfermedad
grave y después de su recuperación Ann se divorció de él.
Tuvo una cantidad de trabajos y, como escape, tenía un estilo
de vida promiscuo. Comenzó a visitar doctores debido a los
síntomas antes referidos. Empezó a usar un antidepresivo.
Su segundo esposo, al igual que su padre, era un graduado
universitario, quien fue mejor remunerado en empleos de
labores manuales. Aquí es cuando ella vino a terapia .

Permítame darle un ejemplo de la crisis en la cual vive Ann.


Su madre estaba enferma, y quería venir y vivir con Ann,
aún cuando el esposo de ella no estaba trabajando . Ann no
Pag. 102
quería que su madre viniera, pero también se sentía enojada
y culpable acerca de esto. Ella no quería cuidar de su madre,
pero temía que iba a rendirse.

Stanley Keleman: Entonces, ¿cuál es el problema? Tu presen-


tación ha sido muy general, no suficientemente precisa.

T: Ella vino originalmente por unas cuantas sesiones y eso


fue hace varios años. En ese entonces ella quería que yo
tuviera una actitud aceptadora, no rechazadora. Pero, ahora,
quizá ella esté lista para un tipo diferente de terapia. Quizá
ella necesita una respuesta diferente de mí. Quisiera mos-
trarle un dibujo que ella hizo de si misma.

S.K.: Este somagrama presenta una forma que está colap-


sada, retraída e hinchada. Las piernas, brazos y cabeza son
débiles. Luce como una mujer separando su cabeza del mun-
do indiferenciado del proceso primario. Hay poca oxigena-
ción. Esta persona está luchando. Usemos los Cinco Pasos:
el Paso Uno es el somagrama, así como la historia que usted
ha presentado. La historia de Ann, Paso Uno, es: “Soy una
mujer, que podría haberla hecho, pero fui socavada en mi
independencia”. Pero su somagrama muestra una mujer que
no puede actuar. Así que su historia y su imagen son dife-
rentes. Estamos mirando un potencial sin forma. Una parte
más de la historia es: “No pude a causa de ellos, pero quizá
gracias a ti sí pueda”. Sus síntomas físicos son un patrón
desorganizador que involucra protestas, enojos, llamadas
de auxilio, alejamiento y colapso. Ann está pidiendo apoyo,
te está pidiendo que la llenes, que la mantengas activa, que
la levantes de su depresión .

El impasse que sientes como su terapeuta tiene que ver con el


tipo de relación que ustedes dos han formado a través de los
pasados años. Dado que este paciente tiene un anhelo pro-
fundo y temprano de apoyo y reconocimiento , ella necesita
una relación maternal. Ella buscaba una conexión boca-pe-
cho, y tú se la has dado. Ustedes dos sienten que una nueva
forma quiere emerger en ella ahora. De la historia que tú me
cuentas acerca de ella, parece ser que quiere ser más asertiva,
Pag. 103
más separada. Ella está pidiendo volverse más independiente.
Su forma física, sin embargo, no tiene la estructura para sopor-
tar esto. Tu incapacidad de ayudarla tiene que ver con el apoyo
que le estás dando a ella, el cual no estimula completamente
su actividad corporal y su formación de límites. Tú la alientas
verbalmente, pero no corporalmente. El que continúes con lo
que fue requerido previamente, el rol umbilical madre-pecho
no le da a Ann los sentimientos de fuerza física y separación
que ahora está requiriendo. Quizá podrías ayudarla a sopor-
tar más presión. Ann tiene que aprender separación y firmeza
corporal-emocional. Ella tiene que sentir tanto la distancia
como la cercanía como no amenazantes. Ella tiene que decir no
cuando siente demasiadas demandas y empezar a decirse sí a
si misma. De esta manera ella puede organizar su sentido de la
realidad. Claramente, ella no sabe cómo formar o manejar su
aserción. Sus somagramas muestran una mujer sumisa con fal-
ta de autoestima. Te ves también una niña, una niña asustada,
una adolescente congelada. Y su realidad paternal le dijo: “eres
inadecuada, deberías ser obediente, y no asertiva”.

Así que Ann está emocionalmente conflictuada entre la niña


en ella y sus intentos como adulta. Ella teme tener que llenar
las demandas de otros, sin embargo también teme al abandono.
Ella necesita separarse del pecho y demandar que su terapeuta
la trate como de más edad. No es suficiente que tú seas un útero
o un pecho. Tú tienes que animarla a usarse a si misma para
ser más asertiva y controlar su propio colapso. Esto le daría a
ella un mejor sentido de su realidad, empezando con su propia
postura asertiva. Sabemos que ella puede trabajar, también
sabemos que ella puede protestar a través del colapso. Ahora
su terapeuta tiene que proveer a Ann con firmeza corporal y
aprobar aquellas acciones que ella toma por si misma más bien
que por otros.

Tú podrías hacer un contrato con Ann que de aquí en adelante


tú no vas a ser tan aceptante como un padre, tú serás mucho
más un hermano mayor o un formador de su yo femenino. Tú
podrías decirle: “Tú eres una adulta y tienes que usar tu pecho,
empezando con respirar”. Ese es tu ejercicio. Insisto en que tú
me digas acerca de la respiración y los sentimientos en el pecho
Pag. 104
y las clases de ansiedad o excitación que tú obtienes de tu pe-
cho cuando estás con otros. Porque si continúas sin respirar
o ser asertiva en el pecho, continuarás teniendo ataques de
asma y no teniendo suficiente energía, y otra gente usará tu
miedo para dominarte. Debes empezar a darle a tu yo una
forma asertiva”.

Ahora la cuestión es por qué tú, el terapeuta, no le muestras


cómo usar su pecho o ser más asertiva contigo. ¿Por qué
empatizas con su niño pequeño asustado? ¿Por qué no ves
su retirada como una afirmación de agresión, así como de
derrota? ¿No miras su colapso como una demanda para que
tú vengas a ella, o un temor de que su aserción será rechaza-
da por ti?

Un acercamiento somático-emocional formativo también


incluiría una historia sexual. Por ejemplo, “¿qué significaba
tener tu período o cómo eras tú como adolescente en torno
a tus impulsos eróticos?” De esta manera, tú obtendrías una
idea de cómo ella trataba de usarse a sí misma en el mundo
y formar una adolescente. Ella podría obtener una idea de
como ser en el mundo más como una hembra, y desman-
telar la mujer disminuida. Y entonces tú podrías acercarte
más a su capa intermedia. Puedes estar respondiendo a una
mujer de mediana edad que es verdadera para su exterior y
su niño interior congelado, pero no es verdad para su joven
mujer adolescente no formada. Tú estas en la posición donde
ella no sabe cómo traer su joven dama activa al primer
plano, y tú, entonces, eres igual que sus padres. Puede haber
una hibernación escondiéndose detrás del pecho colapsado.
Tú podrías preguntarle a ella: “¿qué crees tú que quiere salir
y formarse?”. Pon atención a eso una y otra vez. Pídele que
contraiga y relaje su pecho. Deshaz lo oculto. Esta es la Etapa
Tres. Entonces un sueño, una fantasía, un deseo olvidado
puede venir a la superficie para ser practicado somáticamen-
te, Etapa Cuatro. Pero su somagrama sugiere que tú serías
derrotado si elevaras sus expectativas demasiado alto en la
escala del desempeño. Eso significa que tú tienes que desa-
rrollar a una mujer, de joven a mayor. El ejercicio somático­
emocional, entonces, es que Ann se use a sí misma para
Pag. 105
formar su mujer joven practicando el levantar el pecho y
exhalando con demanda y erotismo. Su afirmación entonces
se convierte en: “Aquí estoy, apréciame, no me hagas una
mujer disminuida”.

Si miras su dibujo, ves un pecho denso, sobre-limitado,


aplastado, y un cuerpo inferior hinchado, débil, pasivo.
Los órganos de la vitalidad y el amor han sido acallados,
mientras que los órganos del género y la sexualidad están
sin formar. Sus esfuerzos la mantienen infantilizada, como
una sirvienta, asexual, y resulta en un fracaso. Ella termina
sintiendo que “no es suficientemente buena”, y luego, pro-
bablemente, proyecta esto sobre ti. Este vínculo debería ser
desmantelado. Tu mayor esfuerzo es desorganizar el “no
suficientemente buena”.

La meta esencial del trabajo de proceso somático es que una


persona experimente su vida en su forma corporal y emocio-
nal con los sentimientos que están presentes y cómo están
organizados, y luego conocer los recuerdos y significados
asociados. Conocer tu propio proceso de formación es cono-
cer cómo tú has encarnado tu experiencia.

¿Cuál es el significado del fracaso para Ann? ¿Es una expre-


sión de desaprobación para sus padres, es una afirmación de·
no saber cómo formar la siguiente etapa, o una declaración
acerca de estar recibiendo demasiadas demandas? ¿Está Ann
diciendo: “déjame crecer por mí misma de acuerdo a mis
propios estándares”? Si tu postura como terapeuta es sólo
ser un apoyo o evitar la confrontación, entonces la forma
emergente del cliente se topa con masa blanda, y su realidad
somática será socavada. Quizá tienes que ser más firme, pero
no demandante sobre ella. En esta situación, el colapso y la
falta de límites de Ann es una retirada de la realidad de sus
padres y una búsqueda de la suya propia. Tú la has soporta-
do como un útero y un pecho. Ahora tú podrías responder a
sus demandas enseñándole lo que es físicamente ser asertivo
y auto-soportante. Desmantelar la conexion boca-pecho per-
mitirá que emerja la conexión genital donde hay individuali-
dad y separación. Entonces Ann puede aprender su realidad
Pag. 106
por ensayo y error en vez de que otros definan su realidad .

Ahora miremos cómo tú estás conectado a ella. Tú te vincu-


las con Ann en una conexión suave, soportante, abarcante
y alimentadora. La conexión y el contacto tienen alta prio-
ridad, pero no el control. Ann está ahora pidiendo que este
vínculo cambie. Tú mencionaste que sus matrimonios invo-
lucraban hombres que eran demasiado demandantes y que la
hacían apoyarlos. Me impacta que ella sea competente, y sin
embargo se derrumba ante la coacción y el estrés. La escolio-
sis, el asma, las migrañas y la depresión, son declaraciones de
conflicto en tomo a la aserción. Ella necesita apoyo para su
protesta. Ella es una adolescente no formada, funcionando
marginalmente; sin embargo ella puede trabajar y enfrentar
las demandas de la realidad, sólo que no para ella misma.

Me gustaría preguntar por qué tú respondes de una manera


tan cautelosa a esta clase de persona. ¿Puedes presentarle una
superficie en la cual rebotar? ¿Es que tu propia suavidad y
postura reclinada dicen algo acerca de no provocar o pertur-
bar a la mujer? ¿Está tu vínculo diciendo: ¿no seas más de lo
que puedo manejar somáticamente?

T: Mi padre me enseñó a no molestar a mi madre cuando


estaba enferma y quejándose. Dada su historia, ella no podía
aceptar comportamiento agresivo o escandalosamente rebel-
de. Yo trataba de armonizar y complacerla.

S.K.: ¿Cómo haces eso?

T: Me echo hacia atrás, no confronto, no uso afirmaciones


vigorosas o inflamo la situación.

S.K.: ¿Acaso una postura vigorosa, o presentarte a ti mismo


como empujando hacia atrás, significa que la mujer puede
sentir que está siendo retada?

T: ¿Qué quieres decir?

S.K.: Bueno, me parece que la escoliosis, el asma, el dolor


Pag. 107
vaginal-abdominal son una afirmación acerca de conflicto
en los órganos de excitación y anhelo de autodefinición, así
como de soporte para ella como una mujer. Tu cliente se
derrumba, pero es capaz de actuar independientemente, sólo
que no como una mujer.

T: Mi madre era enfermiza y demandante. Ella no quería que


la familia fuera ningún problema. Hasta mi padre cedía ante
ella para tranquilizarla. Debo decir que yo no quiero estar
enojado con mi cliente. Tampoco quiero que ella me haga
más demandas .

S.K.: Tu cliente usa la ansiedad para romper su conexión


boca-pecho contigo. La historia de su vida es que su propio
sentido de la realidad está degradado. Ahora ella desea vin-
cularse contigo de una manera que sea más asertiva. Todos
su síntomas físicos son afirmaciones acerca del conflicto
entre aserción-independencia y queja-servilismo. ¿Es la
antidepresión un intento por sofocar la ansiedad y excitación
de la autoaserción? ¿No es esto lo mismo que la compresión
y colapso del tórax de Ann, disminuyendo el ascenso de su
excitación?

Tu propia indisposición de usar más la fuerza revela el


problema. Mirándola como una mujer mayor que necesita
ayuda, creas una postura de sobreprotección, algo que te es
familiar en tu propio pasado. Lo que yo estoy sugiriendo es
que el vínculo boca-pecho ha terminado y tú necesitas poner
en juego el siguiente nivel, haciéndote más asertivo. Tú
podrías empezar preguntándole a Ann acerca de cómo ella
te experimenta a ti.

T: Ya veo, yo debería tratar de actuar más firmemente .

S.K.: Quiero decir que trates de darte a ti mismo una imagen


firme, reforzarte a ti mismo, empezar a deshacer el estado
sobreprotector que tienes, así como a presentar una imagen
más vivida de la situación.

T: Eso significa respirar más en mi pecho .


Pag. 108
S.K.: Correcto.

T: Veo que no respiro mucho en mi pecho porque me pone


ansioso.

S.K.: ¿Acerca de qué?

T: Siento que yo gritaría: ‘’No seas tan debilucho. Estoy harto


de tu falta de excitación”.

S.K.: Me imagino que tus propios sentimientos pectorales


son proyectados sobre tu cliente.

T: Quizá la preocupación con sentir mi propia excitación y


protesta mantiene mi pecho reprimido.

S.K.: Quizá ahora que tú has empezado el Paso Tres, desha-


cer tu pecho, tú puedes sentir su significado -no te excites o
enojes con tu madre, no seas malo. Así que tenemos el Paso
Uno, tu postura reclinada hacia atrás, protectora, cuidado-
ra . Y, Paso Dos, cómo lo haces jalándote hacia atrás en tu
pecho y garganta. Luego tienes el Paso Tres, deshacerlo, lo
que también te permite quitar los límites de tu postura de no
molestar al cliente o se pondrá enferma. Tú puedes experi-
mentar tu propio temor de un vínculo estructurado, o un
vínculo más asertivo, donde tú serías asertivo . Ahora estás
armonizando y apoyando como un padre que estimula la
dependencia o la agresión reprimida .

T: Ahora veo que mi propia actitud desanima a mi cliente de


formar una postura más asertiva. Y mi actitud está enrai-
zada en mi propia historia familiar y postura emocional de
tratar de ser una buena persona.

S.K.: Podríamos resumir este caso con un diagrama que


muestra la interacción entre el cliente y el terapeuta :

Pag. 109
ANN TERAPEUTA

Quiero apoyo sin control


Yo te apoyare, pero necesito tener el control

Yo quiero conexión, pero escojo hombres


que son demasiado demandantes.

Yo me conecto contigo en el nivel


Boca-Pecho

Yo quiero ser parte de, ser cuidada, ser dependiente

Yo te cuidaré, pero no hagas demandas aunto-


asertivas

Quiero sentirme mas auto-asertiva, pero no estar separada

No puedo darte eso. Yo tengo que controlar


ahora tu contacto

Esto es Ann
igual busca
que el un
pasado, estoyde
contacto derrotada.
mujer joven y se le ofrece contac-
to de niño. Ella quiere conexión y se le ofrece distancia. La
batalla es sobre el control, qué vínculo será formado, --aquel
que Ann busca, o aquel que el terapeuta ofrece.

Pag. 110
Betty y Greg:
Un Estudio de Caso de Seducción y Rechazo

Greg: Me gustaría presentar a una cliente femenina, y usar


algunos dibujos de ella para entender la situación terapéuti-
ca. Betty es una mujer divorciada en sus cuarentas, con dos
niños crecidos, que estaba previamente casada con un abo-
gado. Ella lo dejó hace cuatro años y ha pasado a través de
una sucesión de hombres desde entonces, y, según ella, todos
ellos son de la misma clase de hombres, dependientes y que
luego se vuelven contra ella. Ellos se hacen más demandan-
tes, pidiendo ser cuidados. Uno es un alcohólico en recupe-
ración, otro es un exitoso hombre de negocios que aparenta
ser poderoso pero no lo es. Ella es una persona decepciona-
da. La cuestión para mí es que la percibo como una mujer
muy enojada, y estoy reluctante a trabajar con su ira.

Stanley Keleman: ¿Por qué piensas que ella está enojada?

Greg: Ella es como una niña lastimada, enojada, cuando


habla acerca de uno u otro de estos hombres o su anterior
marido. Es como si ella hubiera sido privada de algo por la
vida .

S.K.: ¿Cómo qué?


;_,

Greg: Ella no está siendo atendida.

S.K.: ¿Por qué tienes miedo de su ira?¿ Te espanta eso en ti


mismo?

Greg: He estado reflexionando sobre los años pasados. Re-


cuerdo el no ser capaz de enfrentarme a la ira de mi madre,
siendo un niño en crecimiento. Era muy atemorizante para
mí. También recuerdo a mi tía diciéndome que no esté
enojado con ella. Así que soy reluctante a confrontar la ira de
frente con otra mujer que tiene alrededor de la edad que te-

Pag. 111
nía mi madre cuando yo era joven. Ella es una mujer fuerte.
Es una trabajadora social en una agencia social muy innova-
dora, y tiene reputación de ser muy buena en lo que hace .

S.K.: ¿Para qué viene ella hacia ti?

Greg: Ella vino con un sentido de desarraigo y una pérdida


de dirección en su vida. Hemos enfrentado eso exitosamente
por cerca de seis meses.

S.K.: ¿Cómo afrontaste eso?

Greg: Atrayendo su atención a qué tanto está ella gobernada


por sus creencias acerca de lo que debería hacer, cuál es la
cosa correcta a hacer.

S.K.: Al estar discutiendo tú esto conmigo, siento que hay


desorganización en tu presentación. Eres titubeante, no hay
una discusión de lo que has aprendido de la estructura de
Betty. Así que estoy tratando de descubrir cuál es tu imagen
y que es lo que estás tratando de hacer con ella. Esto significa
usar el Paso Uno, obtener una imagen de la situación y luego
ver cómo tú y ella se usan a sí mismos y uno al otro.

Suena como que estás haciendo un vínculo no formado


basado en “cuídame”, del lado de Betty, y “no me amenaces”
de tu lado. No estoy seguro de qué tan colérica es esta mujer.
Tú hablas de que esta mujer escoge hombres débiles, quienes
luego resultan encajar en un patrón de desilusión. ¿Qué ha-
rías de la persona que se muestra en estas imágenes, estruc-
turalmente, emocionalmente, y psicológicamente?

Greg: Mi primera percepción es de los hombros cuadrados y


la cantidad de energía en su pecho, algo está ocurriendo allá
arriba. En segundo lugar, mi imagen es de la suavidad en el
vientre. Mi tercera imagen es de sus piernas, ellas aparentan
no estar aterrizadas, sino que parecen palos.

Pag. 112
S.K.: ¿Te gusta esta mujer?

Greg: Sí, me siento bien con ella.

S.K.: ¿Qué tanto te gusta ella?

Greg: Suficiente para continuar trabajando con ella.

S.K.: ¿Te gusta lo suficiente para continuar estando confun-


dido por ella y evitar su ira e intensidad?

Greg: Eso podría ser.

S.K.: Empecemos con eso, tu gusto y tu confusión.

Greg: :Me coloco a mí mismo en la posición de gustarme al-


guien, lo cual automáticamente evita que perciba algo que es
útil, o hablarle francamente a la persona. Trato de escuchar.
Dejo de ser receptivo hacia adentro y empiezo a analizar lo
que se está diciendo, colocándolo en categorías.

S.K.: Betty se mira como una estructura hiperactiva meso-


mórfica, una persona de acción, una hacedora, con una parte
baja del cuerpo débil, una persona que establecerá situacio-
nes de desafió y provocación, y quiere hacer cosas, y logra
que se hagan las cosas. Sin embargo, su inseguridad, falta de
autoconfianza , y necesidad de apoyo emocional, subyacen a
todos sus intentos. Hay un choque entre la parte mesomór-
fica, --”Soy fuerte, quiero ser dominante”, y la mitad inferior
difusa, no organizada, que busca apoyo-- ”yo no puedo,
no quiero ser dominante”. Parece que la mitad dominante
compensa por la mitad no formada. ¿Me pregunto si estás
siendo manejado por Betty para ser competente y no amena-
zante, si te está pidiendo ser un apoyo, y paternal , pero no
un hombre?

Greg: He sido succionado en algo y no tengo claro como


enfrentarme a ello.

Pag. 113
S.K.: Te atrapas a ti mismo por tú propia necesidad de ser
efectivo. Eres provocado y caes en el juego de dar apoyo.

Greg: Así lo siento, me pregunto cómo he dejado que esto


suceda. Tengo una sensación de que tengo un ideal de ser
efectivo, más bien que comportarme como efectivo. Me digo
a mí mismo: “lo estás haciendo bien”, pero ignoro lo que está
realmente sucediendo. Me pongo rígido y atento para dar la
impresión de potencia. Pero en realidad estoy seducido por
la vitalidad y calma de la mujer, extraño la dependencia.

S.K.: ¿Es ella como tu madre?

Greg: Sí, en la energía de su rostro, los ojos fuertes.

S.K.: ¿Qué haces tú con eso?

Greg: Retrocedo y trato de alejarme. Uso mi cuerpo para


transmitir una actitud: “estoy en control”, “soy fuerte”,
mientras enmascaro mi temor con rigidez. Luego trato de
probarme a mí mismo, probar que soy varonil, que estoy
en control, levantando mi pecho. Asumo una postura de
pretensión y fanfarronería. Desde el exterior parece que soy
más fuerte, pero el sentimiento interior es de inseguridad y
evasión .

S.K.: ¿La vitalidad de tu madre te entusiasmaba y atemori-


zaba a la vez? Probar que eres efectivo significa controlar y
esconderte. Esta evasión sirve como una protección y te en-
laza a tu propia excitación y a la de tu madre. ¿Por qué Betty
abandonó a su esposo?

Greg: Ella dice que él era demasiado agradable, callado,


pacífico. Él nunca la resistió, el1a nunca tuvo algo contra que
empujar.

S.K.: Eso encajaría con su aspecto mesomórfico. Las con-


tradicciones en sus imágenes son la parte superior de su

Pag. 114
cuerpo, vital, bien formada, y una pelvis amorfa. Hay una
discrepancia en la pulsación investida en la parte superior y
exterior del cuerpo comparado con la parte inferior. La parte
superior y externa cubre o esconde la parte baja, sumisa
o sin límites, policía duro contra policía blando, adulto
contra adolescente, ”yo soy alguien” contra “no soy nadie”,
“puedo cuidar de mí mismo” contra “quiero ser cuidado”,
“soy agresivo” contra “soy sumiso”. Esta contradicción
provee una pista de por qué ella escoge gente que tendría
que decepcionarla. Una parte o la otra, la de arriba o la de
abajo, se sentirá traicionada y abandonada. Esta es la razón
de que ella se enoje y se sienta desilusionada de los hombres.
Cuando su asertividad pulsátil no encuentra respuesta, esto
lleva a la decepción de su parte superior. La pulsación débil
en el cuerpo inferior crea decepción para los hombres, y
resentimiento para Betty. Así que estás hablando de la fuerza
postpersonal contra la debilidad prepersonal instintiva. Su
afirmación superior dominante es: “Yo puedo hacerlo”, “Yo
lo hago”, “Quiero que te unas a mí”. Pero su cuerpo inferior
dice “no”, “no puedo”, “ayúdame”, “no me provoques”.

Greg: Yo no quiero decepcionarla, así que soy atrapado por


su “¿puedes unirte a mi?” o “¿puedes ayudarme?

S.K.: Tú eres estimulado y provocado, y luego solicitado


como su apoyo, sus piernas. Así que hay confusión en el
comportamiento, entre controlar tus respuestas y ser varonil,
y actuar como su apoyo. Muéstrame físicamente cómo te
usas a ti mismo para organizar la confusión.

Greg: Cuando ella proyecta dominación y luego sumisión,


me controla. Ella saca mi apoyo por mi necesidad de pro-
barme a mí mismo y complacerla . Trabajo para darle apoyo.
Mantengo baja mi propia asertividad emocional.

S.K.: ¿Cómo?

Greg: Jalando hacia atrás y poniendo rígida mi espalda,

Pag. 115
apretando mi mandíbula, levantando mi pecho, y tensando
mis hombros y pelvis.

S.K.: Hazlo más marcado. ¿Qué postura emocional es esta?

Greg: Se siente en la superficie como orgullo, pero más en el


fondo se siente como que estoy preparándome para ser gol-
peado, o estoy asustado. Cuando libero la tensión superior,
me siento excitado.

S.K.: ¿Es así como te haces a ti mismo inefectivo emocional-


mente?

Greg: Ella sigue regresando, así que ella debe ganar algo con
eso. Supongo que el reto de probarnos a nosotros mismos es
lo que mantiene funcionando la relación.

S.K.: Hay una conexión confusa entre ustedes. La situación


dual en la que ella se encuentra está representada en ti. Las
aserciones vitales de su cuerpo superior te afectan, y sin
embargo evitas los sentimientos de dependencia en la parte
inferior. ¿Evitas la cólera de esta mujer? ¿Es tu afirmación
“No quiero que esta mujer se enoje”, o “no debo dejarla
ganar control”, o significa “Siento la excitación, no me atrevo
a satisfacerla” ?Repitamos el ejercicio de cómo tú te controlas
a ti mismo.

Greg: Me jalo hacia atrás y hacia arriba. Me pongo tenso. No


quiero sentir mi propia pulsación en mi pecho y pelvis. Digo
que tengo que ser fuerte, probar que me puedo controlar
a mi mismo. De esa manera no siento su debilidad, sólo la
excitación que siento de su provocación.

S.K.: ¿Cómo utilizas esto?

Greg: Cuando lo desprogramo, experimento una excitación


en mí y una rabia. Me digo a mí mismo, “alto, alto, alto”. “No
quiero ser tu hijo o tu padre”.

Pag. 116
S.K.: Podrías usar la fuerza de esta mujer como el punto de
partida. Podrías pedirle aprender su patrón de demanda y
provocación, y cómo le da una sensación de fuerza. Gradual-
mente, ella llegará a sentir su debilidad y sentido de confu-
sión. A medida que te suavices, disminuirás tu propia temor
de recibir pulsaciones fuertes en la parte superior del pecho
y la cara. Podrías desafiar tu manera de no hacerte cargo, y
el patrón de querer probarte a tí mismo. Al mismo tiempo,
podrías solicitar que ella desprogramara la provocación y
comience a hacerse cargo de sí misma .

Yo preguntaría cómo se organiza ella para evitar su depen-


dencia, y hace que otros formen un vínculo de dependencia
con ella. Yo exploraría cómo se usa a ella misma para ser
desvalida y “paternízar”, cómo se vincula de una manera
adulta y de una manera boca-pecho. Yo explorarla cómo te
usas a ti mismo como su salvador implícito. Así que hay dos
vínculos: uno, hiperactivo, dominante, controlador y adulto;
el otro, infantil, demandante, pasivo e incorporador. Esta
estructura somática-emocional dual explica los mensajes
cruzados y el vínculo mixto de control y conexión, y el terror
de estar separado y ser separado. La fuerte conexión bo-
ca-pecho de Betty puede ser una pista de qué tan profunda-
mente está enraizado el temor a la falta de identidad acerca
de su feminidad. Tu necesidad de controlarte a ti mismo,
retroceder alejándote de la excitación de su cuerpo superior,
también atrae lo succionador, “hazte cargo de mi”, de su
cuerpo inferior. Tu rigidez invita a su no apego no formado,
así como a sus provocaciones. Ella puede elegir decepcionar
a los hombres para sentirse segura, debido a la dependencia
en su cuerpo inferior. “Yo proyecto fuerza, escondo la debili-
dad. Si te controlo, me siento decepcionada. Si tú me contac-
tas en la parte inferior de mi cuerpo, y estableces demandas
sobre mí, me siento decepcionada”. Greg, tú te pones una
trampa a ti mismo para contenerte, como una manera de
vincularte con ella.

Pag. 117
Greg: Cuando trabajo con mi cuerpo superior, incrementan-
do la conciencia de mi retraimiento en mis brazos y hom-
bros, viene un suavizamiento espontáneo, y un extenderse
hacia fuera. Surgen tristeza y añoranza. Cuando trabajo con
su estructura baja para incrementar la forma y un sentimien-
to de columna vertebral pidiéndole a ella que haga lo que
yo hago con mi cuerpo superior, recogerse, ser firme, allí se
desarrolla su “ No te acerques sexualmente, no tomes ventaja
de mi falta de forma”.

S.K.: Tú puedes, como un hombre, proveer un sentido de


presencia emocional e identificar cuál le da a ella un sen-
timiento de contacto y un sentido de su interioridad. Tu
vinculación “Yo vengo a ti”, o “Yo me pego contigo”, cambia
a “Puedo dejarte venir a mí. No tengo que invalidarte”. Ella
puede entonces empezar a experimentar su sensación inte-
rior y aprender a vincularse desde ella. Más bien que control
y conexión, tú tienes contacto y auto-administración. Esto
brinda la satisfacción que es el contacto a través del tiempo.
El contacto involucra el encuentro, y mantener esta conexión
sobre el tiempo. Esto da un sentido personal de uno mismo y
los otros, el cual se tiene que trabajar. Es trabajar para man-
tener esas conexiones individuales personales a través de un
rango de experiencias diferentes lo que forma los vínculos
pulsátiles maduros de uno mismo con el del otro. Mantener
el contacto con uno mismo y los demás es en donde está la
satisfacción. Eso es central para trabajar somáticamente con
otro o con uno mismo. La habilidad para formar una vida,
para mantener contactos a largo plazo, tiene que ver con
las maneras emocionales de vincularse de una persona. En
lenguaje concreto, eso significa que cuando realizas trabajo
somático le enseñas a una persona una manera personal de
dar forma a las pulsaciones como expresión personal, un
vinculo personal.

En esta situación, Greg parece ser fuerte por su rigidez y su


afirmación “Aquí estoy”. Él se usa a si mismo para proyectar
fuerza y control. Ella viene desorganizada, desamparada,

Pag. 118
creando confusión siendo , desvalida, mostrando compe-
tencia y controlando. Ella tiene contacto con Greg como un
niño, una conexión boca-pecho de “responde a mis deman-
das” y como una madre dominante. Pero ella quiere dar a
entender “hazte cargo de mí, no actúes como si yo fuera una
persona sexualmente adulta”. Este es un vínculo mixto, don-
de el cliente desea que el cliente sea tanto equitativo como
inequitativo. “Preferirme, acéptame, déjame dominar”, dice
Betty, “Yo puedo cumplir y controlar tus necesidades, no te
enojes conmigo, no estés fuera de control”, dice Greg. Este
vínculo forma una connivencia, ya que ninguna de las dos
personas está siendo adulta. Cada uno busca controlar al
otro, creando así una conexión turbia. La actitud de actuar,
tanto del terapeuta como del cliente, se encuentra en su par-
te superior -pecho, cabeza, cuello, brazos. Esta postura busca
mantener fuera, empujar fuera, engancharse y aferrarse,
mientras invita a la dependencia. Greg dice “depende de mí”,
y también “espero que tú me excites”. Betty dice: “déjame
depender de ti, pero yo debo tener el control”. Greg dice: “No
me iré ni te amenazaré, sino que actuaré paternalmente o
como un hijo”. Ella dice: “No te aproveches de mí”, déjame
depender de que tú cuides de mí, sé mi padre, o sé mi her-
mano o hijo”. Ustedes dos necesitan desmantelar la postura
pseudoadulta, controladora, activa, del cuerpo superior.
Esto mostrará que su vínculo ha sido confundir al otro y
hacer que se decepcione. El vínculo real no es ser adulto,
sino estar en control, lo que es equiparado con la adultez.
La confusión para ustedes dos es el choque entre la pérdida
de control y la inhabilidad para ceder el control. ¿Cómo te
sientes acerca de su exigencia de dominar, de ser cuidada?

Greg: Me pone furioso y resentido.

S.K.: ¿Cómo expresas eso?

Greg: Me alejo.

S.K.: ¿De ella o de tu propia ira? Tú necesitas reconocer tu

Pag. 119
propia cólera, más bien que controlar la de ella. Así que tú
levantas tu pecho, pones rígida tu columna, te jalas hacia
atrás y actúas como un buen chico para su madre. Esto pue-
de confundir a Betty, quien siente tu actuación como control
y fuerza. Tu postura dice: “mantente alejada de mí”, aún
cuando se mira como cooperación .

Greg: Veo que en realidad trato de complacer a mi madre


haciendo lo que es propio y portándome bien para evitar su
ira, así como la mía propia. Y de esta manera también digo
“Te rechazo mientras trato de complacerte”.

S.K.: Lo que necesita hacerse es desorganizar el vínculo


y patrón de complacencia y cumplimiento, y dejar que la
pulsación excitada forme un nuevo vínculo. La confusión
en este vínculo tiene que ver con no ser capaz de realizar la
transición de boca-pecho, de control a contacto. La confu-
sión está estructurada en ti como “cuidar de” y “yo no quiero
controlarme a mí mismo y cumplir”. En Betty es: “Déjame
dominar y controlar, tú hazte cargo de mí”. De esta manera
la necesidad de conexión se mantiene, mientras tú tratas de
resolver la confusión. Tú, Greg, creas un vínculo donde dejas
a esta mujer usarte, esto es, tú tratas de complacerla como tu
manera de estar conectado. Ella trata de controlarte como
una manera de protegerse a sí misma para no convertirse en
una víctima genital. Al desafiar tu estructura de confusión,
--cómo te echas hacia atrás, das la vuelta, permaneces allí
pero te mantienes atrás, disociado de tu deseo de no cumplir
-descubrirás tu ira y cómo se supone que tú debes complacer
y no ser una amenaza para la dama. Tú entonces encaras la
situación de no cumplir, y dejar que la hembra se separe.

Yo me imaginaría que cuando Betty comienza a desafiar y


desestructurar el Paso Dos, su y postura dominante y com-
petitiva, verás agitación, vaguedad, una falta de enfoque, y
una actitud de búsqueda en su pelvis. Esta es la necesidad de
controlar a otros y su miedo a la sumisión, un patrón de “No
me uses”. Con suerte, ella empezará a ver que quiere apoyo

Pag. 120
y contacto para una forma adulta emergente que le permita
individualidad y separación. La experiencia de sus propias
sensaciones pulsátiles pélvicas pueden entonces usarse para
ayudarla a aprender a incorporar éstas en la aserción y la
contención, y aprender que ella da forma a sus sentimientos
y crea un vínculo donde la gente tanto plantea demandas
como cuida una de la otra. De esta manera, el contacto
sexual no se convierte en una conexión de dependencia, sino
en dos personas separadas que vienen a juntarse.

Pag. 121
Bob y Cy:
Un Estudio de Caso de Vinculación Masculina

Bob: Mi cliente, Cy, está siempre preparado para el rechazo.


Cy tiene 39 años, tiene un hermano mayor y una hermana
menor. Estuvo casado una vez, cuando era un estudiante.
Cuando salió de la universidad, dio clases varios años pero
ahora trabaja con niños discapacitados. Se divorció de su
esposa porque resentía él tener que cuidar de ella, no se
podían llevar bien, y no entendía sus demandas. Después del
divorcio, se fue a vivir a una comuna en las montañas, pasó
a través de dos crisis psicóticas inducidas por drogas, y des-
pués de su primera crisis se convirtió en seguidor de un gurú
indio. Él ha estado con el grupo por ocho años. Está dividido
internamente en cuanto a comprometerse con un camino
espiritual. Él lo rechaza, aún cuando se dice a sí mismo que
no debería. Su queja presentada era la división entre su yo
emocional y su yo racional, una división que él ve como ser
fuerte contra ser débil, ser libre contra ser necesitado. Hasta
la edad de dieciocho era castigado por su padre; azotado,
enviado a su cuarto, privado de dinero. Él se enfrenta a sus
periodos bajos, cuando está deprimido, haciendo algo que
llama “dar pisotones”, metiéndose en la cama y enroscán-
dose en una bola, y permaneciendo allí hasta que siente
ganas de emerger. Recientemente, conoció a una mujer que
trabaja con niños como trabajadora social. Él está asustado
porque ella podría hacerle demasiadas demandas, demandar
ser cuidada, permanecer en casa, quizás incluso adoptar un
niño.

Si miras sus fotos, verás un estómago muy comprimido,


como el hombre musculoso ideal de California, su pecho
empujado hacia arriba, y tensión en su cuello y hombros.
Siempre que me aproximo a algo emocional, noto su cara,
mandíbula, cuello, y cómo se aprieta para mantener su
postura. Mucho de su función es aguantar. Él ha tenido dos
episodios sicóticos desestructuradores, así que tengo que
ser cauteloso. En mi trabajo con él, trato de lograr que él se

Pag. 122
permita bajar dentro de sí mismo, de manera que pueda ver
cómo se mantiene apretado. Mi pregunta de largo plazo es
cómo enfrenta el rechazo, cómo lo organiza, cómo trata de
prevenir la aserción y la ambición. Mi preocupación es que él
se colapse sobre mí.

Stanley Keleman: La característica general de Cy es rigidez


y agarrotamiento. Él se aleja de sus genitales y del suelo, y se
retrae de la gente. Él es tan rígido que se queda sin límites,
tan espástico que no puede estar en sí mismo. Cy no estaba
obteniendo suficiente atención, su esposa no se hacía cargo
de él, sin embargo él necesitaba que ella trabajara para ganar
dinero. Él se retiró a una comuna para alejarse del mundo.
Él desestructuró sus logros adultos con drogas y se retiró
de su yo social y personal como una manera de entrar al
ámbito prepersonal, donde su inconsciente se ponía salvaje y
lo inundaba con deseos e imágenes. Cy está ya sea en un es-
tado depresivo o regresivo boca-pecho, o umbilical. El tiene
hambre de una estructura de apoyo, pero la busca a través
de otros, en lugar de a través de él mismo. La escisión entre
sus emociones y su yo racional es realmente un conflicto
entre los impulsos de un niño, un mundo umbilical preper-
sonal, y su hambre de forma masculina y estructura. Él es
un niño adultificado, un adulto en su educación y un niño
en sus emociones, buscando un vínculo temprano en el nivel
boca-pecho. Él busca conexión y atención y demanda ser el
niño especial, estar incrustado en el otro, ser reconectado. La
escisión de Cy es entre la realidad presente y la fantasía pa-
sada, entre lo socialmente realista y lo dado instintivamente,
entre su niño interior y su adulto exterior, entre la pulsación
no contenida y la contenida. Cy se vincula prepersonalmen-
te; él evita los vínculos adultos o los socava.

El cómo Cy se organiza para recibir apoyo, para sentirse


importante, para ser uno de los niños, es lo que es importan-
te. Él forma vínculos con niños o con otra gente sin límites,
como un niño. A través de la desestructuración, él busca ser
liberado de sus pulsaciones y hambres de contención, y se

Pag. 123
devora a sí mismo con otros en un mar global de indiferen-
ciación. Él forma vínculos aniñados o infantiles.

Bob: Creo que él juega a ser hombre, actúa como una perso-
na crecida.

S.K.: Cy se mira y, suena amorfo. Él dice que quiere resolver


su escisión, ser espiritual y racional en vez de emocional.
Lo que yo pienso que él quiere decir es vivir en el mundo de
hombres y mujeres de una manera indiferenciada. Siento que
es un error no desafiar tu propia empatía. Al tratar con Cy,
su historia te ciega. Tú sobreempatizas con lo que dice, en
lugar de mirar a cómo lo dice, y cómo trata de deformar una
conexión y crear un vínculo a partir de un estado informe.

Bob: ¿Estás sugiriendo que sólo estoy escuchando su histo-


ria, y no a su estructura?

S.K.:De alguna manera tú no resuenas con la forma en que


él se usa a sí mismo. Tú estas atrapado en una connivencia
o empatía, uniéndote con su imagen de él mismo como una
víctima. Tú no miras su rebelión o su no rechazo al trabajo.
Tu enemigo, Bob, es tu buena voluntad.

Bob: Querrás decir, mi necesidad de buena voluntad

S.K.: Tú necesitas hacer un aliado del cliente. (Paso Uno)

Bob: Eso encaja Yo hago eso mucho.

S.K.: ¿Cómo se organiza eso? (Paso Dos) ¿Cómo te usas a ti


mismo para expresar preocupación?

Bob: Me parece que me aproximo de la manera opuesta, me


endurezco elevando y comprimiendo mi pecho y compri-
miéndome a mí mismo.

S.K.: Organízalo más, haz el apretón más intenso hasta que

Pag. 124
lo sientas. Ahora desorganízalo lígeramente.(Paso Tres)
Ahora desorganízalo más, luego más, luego más. Deja de
comprimir pata invocar preocupación .

Bob: Siento algo aflojándose en mi pecho, y luego un sen-


timiento cálido que sube. Se siente como una necesidad de
llorar o salir de mí mismo. Las palabras son: “Nadie me
escucha, nadie toma mi llanto en serio.” Eso encaja perfec-
tamente. La historia de mi vida es tratar de ser tomado en
serio. Nunca he sido capaz de poner esto en palabras antes.

S.K.: El Paso Cuatro te da esclarecimiento. Te dice que tu ne-


cesidad de ser tomado en serio o escuchado emocionalmente
se convierte en tu vinculo de connivencia. Ese es el contrato
en el que entras con un cliente. “Te escucharé y te tomaré en
serio, luego tú me escucharás”. Lo que tenemos entonces es
un vínculo de cooperación de connivencia, recibir y ser reci-
bido, una forma adulta de un sentimiento boca-pecho. Para
hacer esto, tú suspendes tu percepción adulta de la realidad y
organizas una actitud rígida de escucha .

Cy se vincula mediante la desestructuración, la erupción,


incorporándote en pulsaciones globales, sollozando, queján-
dose, haciendo que escuches, proyectando sobre ti “el padre
empático”. El se mete en ti como un niño que fastidia a sus
padres, luego él te succiona en su interior. Tú proyectas “Te
tomaré seriamente” lo cual es tu necesidad de ser tomado
en serio. En esto sientes tu propio anhelo. ¿Cómo tratas de
suprimir este grito en ti? (Paso Dos)

Bob: Comprimo mi diafragma y garganta. Frunzo mis


labios, me los chupo. Tengo un sentimiento de “Ven aquí, te
necesito”.

S.K.: Justo como lo hace Cy.

Bob: Oh, Dios mío, tienes razón. Estoy asombrado. Mi

Pag. 125
imagen es que me mantengo a mí mismo embotellado aquí
dentro de mi garganta y pecho como en una jaula.

S.K.: Cuando lo aflojas, (Paso Tres) ¿qué sucede? (Paso Cua-


tro)

Bob: Cuando experimento algo subiendo allí, salgo a toda


prisa y hago algo. Cuando ahora aprieto esto, jalo, succiono
mi cara y la suelto, siento que quiero gritar “Tómame en
serio, quiero conectar contigo.” “Para obtener esta conexión,
estaré interesado en lo que tú me digas.”

S.K.:Estar preocupado es la forma en que te sientes conec-


tado y en contacto con él. Es cómo tú y él crean un vínculo
padre-hijo. Tú eres su “papá bueno”, él es tú como un niño.
Tu rigidez y su rigidez empatizan, armonizan, resuenan.
Ustedes tienen un vínculo de estructuras y necesidades pare-
cidas. Sin embargo, tú, Bob, tienes una forma adulta con un
niño dentro, mientras que Cy tiene una forma de niño con-
gelado que desea estar conectado con otro, nunca separado.
Eso te amenaza porque tú deseas ser tomado en serio. Tú no
deseas ser un padre para un niño que no crecerá. Tú querías
que tu propio padre te escuchara, compartiera contigo, y te
ayudara a separarte de tu madre .

¿No crees que Cy te está chantajeando diciendo “Voy a deto-


nar una bomba, tomar ácido, ponerme loco y ser irresponsa-
ble si tú no cuidas de mí’’, o “Nunca renunciaré a mi necesi-
dad de estar vinculado a mi madre?”

Bob: ¡Sí! Yo también quería amar a mi padre, vincul arme


con él. Él era tan malditamente perfecto que me forzó a ir de
regreso hacia mi madre .

S.K.: Pienso que Cy desea vincularse umbilicalmente,


descansar en tí y crecer como un feto. Él desea pertenecer no
dar o compartir. Tú deseas estar conectado compartiendo
tuyo masculino y estando en .el mundo de tu padre.

Pag. 126
Bob: Tengo miedo de esa situación no estructurada. Yo
traigo a la memoria cómo mi madre siempre quería que yo la
cuidara. Eso me enoja bastante, pero ahora siento que esa ira
era porque mi padre no me permitía estar cerca.

S.K.: ¿Cómo puedes separarte de la demanda de tu padre de


no estar cerca, tu respuesta de echarte atrás, y tu afirmación:
“Yo traté de escucharlo, no funcionó, él me rechazo?

Bob: Cuando yo deshago mi rigidez y me retiro, siento un


impulso de empujar. La afirmación acompañante es “salte
de aquí.” Pero yo nunca llevo hasta el final esta afirmación,
porque me preocupa no haber tenido un padre aceptante.
Pero supongo que en un nivel estoy rechazando la demanda
de Cy, exactamente como mi padre rechazó la mía. En otro
nivel, estoy tratando de ser tomado en serio.

S.K.: Podrías dejar de pedirle que te tome en serio. Tú pien-


sas que Cy desea trabajar para vivir, pero no es así. Necesitas
mostrarle cómo él está constantemente desestructurando
vínculos, o no dejándolos nunca que se formen. ¿Cómo
desmantelarás tu necesidad de ser tomado en serio? Quizá
cuando reorganices tu actitud de preocupación y aceptes tu
propia pulsación interior, no serás seducido por las pulsacio-
nes que te recuerdan a tu madre, y al temor a tu padre. En-
tonces, tú puedes ser más realista acerca de sus demandas y
ayudarlo a ver que su propio clamor es realmente por forma.
Quizá si tú pones su historia en segundo plano y rechazas
su actitud desestructuradora, eso lo empujará dentro de sí
mismo y empezará a tab1ecer vínculos de auto-contención
y cooperación. Hacer esto requiere más que pensamientos
de compartir y esclarecimientos, requiere acciones, gestosy
posturas para organizar este comportamiento.

Esta situación se mira como un vínculo adulto boca-pecho,


descrito como emoción contra racionalidad, o como el im-
pulso de Cy hacía la índivídua1idad contra su vida comunal.
Bob teme a la tendencia de Cy a no limitar su estructura

Pag. 127
personal y social. Él no mira su componente destructivo. Cy
quiere deshacer su forma aduita y ser lievado, impiantado,
tomado dentro del otro. El temor de Bob es su reacción a
su propio clamor, él quiere prevenirlo. Cy quiere vincularse
en el Paso Cuatro, incubación. Él quiere vivir en un estado
indiferenciado. Es exactamente como un embrión. La actitud
de Bob es conseguir que el acepte la organización, Paso Dos,
estructura y realismo. Bob tiene que insistir en que Cy tra-
baje en su problema y forme un adulto que se diferencie del
requerimiento de ser uno, dejar a Cy ser un muchacho con
su padre, un muchacho que quiere formar un adulto.

Lo que tiene Bob que deshacer en si mismo es su deseo por


un padre que lo escuche. Rebajando su propia rigidez, el
niño en busca de ser escuchado, puede formar un vínculo
donde él puede convertirse en un padre, y dejar al niño de
Cy crecer.

Bob: Así que trato de lograr que sea un adulto, sín mirar
que él es incapaz de hacerlo a menos que cambie su forma
de contacto conmigo. Él tiene una conexión, pero tiene que
aprender a tratar con separaciones, demandas, y rechazo, y
debe respaldar estos valores conla acción,

S.K.: Sí. Cy puede desear formar de un niño un hombre,


vincularse contigo eventualmente como un hombre adulto.
Él teme esto y es colérico y destructivo. Yo veo a Cy como
que está en el Paso Cuatro, no en el Paso Tres. Él oscila entre
destruir la forma adulta Paso Tres, donde hay una estructura
mínima, y el retomo al vientre o mundo materno del Paso
Cuatro, el placer de la pulsación no inhibida, suministrada
sin esfuerzo. Cy evita la forma masculina, los valores mascu-
linos, la cooperación masculina.

Bob: Sí, creo que Cy tiene poca estructura y esto me asusta


y espanta. Yo necesito estructura, mi garganta apretada mi
necesidad de escuchar. Me encanta la racionalidad de Cy,
y formo una connivencia con él Yo relaciono él orden y la

Pag. 128
estructura con la racionalidad, pero nuestro vínculo no está
basado en eso, sino en tomarnos el uno al otro en serio.

S.K.: Pero tu necesidad de orden forma un vínculo masculi-


no. Desorganizar tu propia estructura te asusta. Sin embargo
tienes que dejar a Cy organizar su forma, aún si eso te pone
ansioso y deprimido. Quizás él puede formar un vínculo
de trabajo cooperativo contigo si tú rechazas su postura de
víctima y tu propia necesidad de ser escuchado.

Este caso enseña algo acerca del vínculo hombre a hom-


bre, cómo un cliente se vincula con un terapeuta como una
“mamita buena” pero está realmente buscando un “papito
bueno.” La rigidez de ambos, terapeuta y cliente, sirve para
evitar su dolor acerca de sus padres rechazadores. La rigidez
de Bob dice: “puedo aguantarlo, puedo controlar mi llan-
to.” La rigidez de Cy dice: “me niego a dejar a los hombres
o mujeres que entren en mi.” La rigidez de Cy convierte el
anhelo en rebelión, rabia, y desestructuración. Su rigidez es-
pástica sirve para evitar compañía masculina o vinculación
masculina. Bob no es tan rígido como Cy, él puede aceptar
a otro, puede ser receptivo, mientras que Cy tiene pánico
de la receptividad. Bob forma el vínculo siendo grande e
identificándose con el niño en Cy. Cy se vuelve pequeño y
convierte al terapeuta masculino en una hembra, alguien
que es receptivo y aceptante. Si Bob puede desestructurar su
miedo de perder el control, él puede entonces vincularse con
Cy de una manera masculina, ayudarlo a aceptar su propia
masculinidad y enseñarle acerca del mundo masculino de
cooperación .

Este caso ilustra mas allá que la vinculación involucra una


conexión con miembros del género propio, así como del
opuesto, porque sin esto uno hace elecciones desbalancea-
das, fusiones en vez de conexiones, crea separación en vez de
distancia. La alternancia entre las dos polos de similares y
opuestos es la esencia de la individualidad.

Pag. 129
Este caso también enseña algo acerca de la psicoterapia.
¿Está la psicoterapia interesada en solucionar un enigma, o
sólo en la diagnosis y acción correctiva? La terapia somática
es misterio, investigación, observar cómo las cosas están
organizadas. Un terapeuta ayuda a formar vínculos para que
él cliente aprenda acerca de sus propios patrones somático­
emocionales. El corazón de la terapia somática es la organi-
zación de cómo un cliente se presenta a si mismo, así como
la respuesta del terapeuta. El conocimiento del proceso de
vinculación, la experiencia concreta de la expresión muscu-
lar-emocional del cliente y la tuya propia lleva .al esclareci-
miento terapéutico de cómo el cliente se vincula contigo y
cómo él te permite vincularte con él, y cómo juntos pueden
formar una variedad de nuevos vínculos

Pag. 130
Conferencia Cinco

Como se ha presentado en estas cinco conferencias, la trans-


ferencia tiene múltiples dimensiones:

La transferencia es vinculación, --cómo un cliente y un tera-


peuta establecen una relación basada en el grado de cercanía
y distancia que cada uno desea.

La transferencia involucra una secuencia de desarrollo :

• umbilical
• boca-pecho
• genital
• cuerpo-a-cuerpo

La transferencia puede ser adicionalmente entendida como


cuál capa del yo --prepersonal, personal, postpersonal--, bus-
ca contacto, conexión y control.

La transferencia involucra distorsiones del continuum pul-


sátil, --de qué manera estructuras que están rígidas, densas,
hinchadas o colapsadas buscan relacionarse con un terapeu-
ta.

Los Cinco Pasos son los medios para desorganizar y reorga-


nizar la relación vinculante .
.
La transferencia y la contra-transferencia se refieren a vín-
culos emocionales que están distorsionados por la necesi-
dad del cliente de hacer que el terapeuta sea lo él quiere, o
viceversa. Por ejemplo, un cliente quiere que su terapeuta sea
cooperativo o resistente. Para que la vinculación o cone-
xión emocional se de, es necesario que toda una sinfonía de
eventos somático-emocionales tenga lugar. Por ejemplo, un
cliente habla de una manera particular, torna una postura
tal que su corazón empieza a latir más rápido, o su cerebro
empieza a asociar al terapeuta con recuerdos e imágenes de

Pag. 131
eventos pasados. El cliente es inundado con viejos y nuevos
sentimientos, y busca respuestas de su terapeuta para llenar
la necesidad de estar desvalido, enojado, o amoroso. La vin-
culación entonces involucra una organización somática del
yo, que puede no ser consciente para el cliente o el terapeuta.

Como terapeuta, tú respondes a las señales emociona-


les-musculares del cliente con tu propia organización. Te
encoges, te haces pasivo, te preparas para atacar, te suavizas
en un comportamiento seductor, te elevas por encima de él
con indiferencia, o eres seducido para que lo cuides, porque
sus señales pidiendo ayuda movilizan tu necesidad de ser un
padre o una autoridad .

Las posturas somáticas juegan un papel tan importante


como las palabras, explicaciones e interpretaciones. Porque
es a través de estas organizaciones somático-emocionales
que el cliente aprende aceptación y nuevas maneras de orga-
nizar el comportamiento. La aceptación es más que palabras
o acciones, es el estado del terapeuta recibiendo al cliente.

Demasiadas veces las autoridades nos dicen que les cae-


mos bien o actúan como nuestros amigos, y sin embargo,
experimentamos rechazo. Cuando otros hablan o actúan
diferentemente a nuestra experiencia de ellos, nos sentimos
confundidos .

La comunicación de estados somático-emocionales entre


el terapeuta y el cliente es una díada organizada buscando
ya sea perpetuarse a si misma u organizarse de otra forma.
El sistema nervioso maduro del adulto es el maestro para el
infante. Pero el adulto organiza más que el comportamiento
paternal para un niño. Lo que es organizado es una relación
individual que continúa formándose y creciendo toda la
vida. De esta misma manera, la vinculación terapéutica está
supuesta a organizar una relación que sea capaz de muchos
niveles de experiencia, desde la experiencia prepersonal de
individualidad, a la conexión individualista de la comunión
entre géneros .
Pag. 132
Las actitudes somático-emocionales del cliente y las respues-
tas del terapeuta son lo central para la vinculación. Ellas son
las que organizan la transferencia y la contra-transferencia.
La indiferencia, la distancia, la objetividad, forman una clase
de relación. La receptividad hacia el comportamiento del
cliente forma otra. Si nosotros actuamos hacia fuera nues-
tras respuestas sobre el cliente, se forma otra respuesta, más
peligrosa.

Este entendimiento es aún más significativo cuando un


terapeuta usa métodos somático-emocionales -tocar, realizar
ejercicios corporales específicos, o enfrascar a los clientes en
ejercicios somático-imaginativos. Al evocar estados somá-
ticos básicos a la vez que se mantiene reservado o no recep-
tivo, un terapeuta crea el mismo estado que existió en la
infancia del cliente, niños despiertos y padres no receptivos,
o niños despiertos y padres sobre-receptivos. La receptividad
organiza un estado para el cliente que da nacimiento a su
manera particular de hacer las cosas, cómo él organiza una
forma que lo convierte en un individuo al relacionarse con
los demás.

El punto principal en toda transferencia es que el cliente


desea organizar y formar una relación de acuerdo con sus
propios principios de diferenciación. Cada uno de nosotros
busca hacer las cosas a su propia manera. Paradójicamente,
también anhelamos ser cooperativos, ser parte de una fami-
lia, pertenecer. Muchas formas de terapia ayudan al cliente
dándole una sensación de pertenencia, pero estas aproxi-
maciones pueden comprometer la manera propia del cliente
de hacer las cosas. Otras terapias sugieren que la autonomía
del cliente se gana desistiendo de la conexión con otros. Sin
embargo, la “separatidad” es diferente de la separación, la
individualidad diferente del individualismo. Casa persona
tiene una necesidad de “separatidad”. Queremos relacionar-
nos de una manera diferenciada, no separada ni tampoco
fusionada .

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La vinculación terapéutica es un proceso continuamente
cambiante, con muchas etapas de iniciación y prueba para
ambos, terapeuta y cliente. Cada etapa del proceso de re-es-
tablecer el crecimiento emocional comienza a organizar la
siguiente etapa hasta que una forma de relación se establece,
en la cual la profundidad del contacto y la comunicación
permite separación a la vez que satisfacción. Lo que es más
importante, esta relación establece una intimidad para
el cliente con su propio proceso de organización somáti-
co-emocional, que el cliente puede aplicar a otros aspectos
de su vida. La transferencia y la contra-transferencia no sólo
curan reorganizando heridas pasadas o inadecuaciones del
contacto, sino que establecen un proceso de individuación y
libertad personal que puede formar una vida para el cliente.

La vinculación involucra una organización compleja. Para


crear un vínculo, un cliente debe estructurar su compor-
tamiento. La pulsación, el sentimiento, la excitación y la
sensación deber ser organizadas y proyectadas junto con una
expectativa del pasado. La respuesta que el cliente recibe es
entonces introyectada o rechazada. La vinculación, por lo
tanto, involucra no sólo sentimientos e imágenes sino, más
relevantemente, patrones somático-musculares. La organiza-
ción completa de esto es lo que tiene que ser entendido.

Recuerdo a un cliente contándome de su madre (Paso Uno)


mientras al mismo tiempo comprimía sus brazos a sus
costados, como para controlarse a sí mismo (Paso Dos). Era
esta compresión lo que constituía el enlace entre ser cui-
dado y la humillación. Fue mi sentido de esta constricción
somático-muscular lo que me alertó acerca de su dilema
emocional en relación con el amor y la vergüenza, un patrón
desconocido que él estaba viviendo. Las acciones en las que
él se enfrascó (Paso Dos) exageradas e intensificadas, por
ejemplo, “Mira cómo te comprimes, hazlo otra vez y otra vez
de nuevo”, ayudaron a este cliente a conocer tanto su acción
como su historia. De esta manera aprendió tanto lo que ha-
cía (Pasos Tres y Cuatro), como un medio para deshacerlo.

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La habilidad para desorganizar lo que ha sido organizado es
la clave para resolver la transferencia. Cuando el patrón es
desorganizado, viejas introyecciones, identidades de otras
personas que estructuramos como nuestras, se disuelven. Al
final de la desorganización está un sitio donde la respuesta
emocional está libre del pasado personal, la búsqueda de
amor, la vitalidad o el deseo. Un cliente entra en un estado
incondicionado en el cual encuentra nuevos caminos para
conocer su pasado y estar en el presente .

Si un cliente falla en desorganizar parte de su compor-


tamiento dañino, tiende a no reformar o reorganizar sus
patrones, sino que los repite hasta agotarlos. Tal vez no tenga
contacto en el mundo exterior que le permita practicar un
nuevo comportamiento, y se mantiene en un viejo patrón.

La Vinculación como un sistema

La terapia somático-emocional es un sistema de interacción


entre un polo estable, el terapeuta, y uno inestable, el clien-
te. Es función del más estable y organizado asistir al menos
organizado. El terapeuta es un organizador para el cliente.

La transferencia activa un sistema de vínculos. El lazo


uterino está basado en la fusión, el terapeuta y el cliente sé
convierten en uno. El papel del terapeuta es ser el incubador,
y el otro el embrión. El lazo boca-pecho se basa en hambre y
demanda. El terapeuta y el cliente están separados, mas sin
embargo su relación es simbiótica. El rol del terapeuta aquí
es ser el que es necesitado, y el del cliente es ser el que necesi-
ta y está hambriento. En el lazo genital-genital, el terapeuta y
el cliente intiman. El terapeuta acepta y socializa las proyec-
ciones genitales del cliente, y lo transfiere al mundo externo.
El terapeuta acepta el rol de objeto de amor, o hermano
o hermana. En el lazo cuerpo-cuerpo , la relación se hace
como de algún miembro de la familia, amigo o hermano. El
terapeuta actúa como hermano mayor, padre, tío o maestro.

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La meta de este sistema es crecimiento e individualización; el
terapeuta actúa como el polo que atrae al cliente hacia la in-
dividualización, ya que éste debe proveer distintas situacio-
nes de vínculo como parte del proceso de crecimiento. Mien-
tras el cliente proyecta hacia el terapeuta y evoca respuestas,
se establece un proceso resonante. Esto es un proceso de
pulsación donde olas de expansión y concentración, proyec-
ción e introyección, organizan campos de actividad celular
de comportamientos complejos. La intimidad propia y con
otros se incrementa.

La transferencia y contratransferencia organizan la experien-


cia para formar experiencias somáticas. La terapia constituye
un proceso de desarrollo, donde los dos interactúan. Pul-
saciones de necesidad y expectativa son intercambiadas. El
terapeuta recibe las proyecciones del cliente, las enlaza y las
organiza.

Patrones de Acción: el Ingrediente Clave

El vínculo se evoca no sólo al hablar de necesidades, sino


mediante posturas y expresiones que asumen el cliente o el
terapeuta. Durante el trabajo somático-emocional, patrones
de respuesta orgánicos preceden a los sentimientos e intui-
ciones.

Un estado latente del organismo está listo a reaccionar según


la situación lo amerite. En el trabajo somático, la transfe-
rencia se refiere a la postura muscular y emocional, aparte
del cliente y el terapeuta, de cómo se establece una conexión
que refleje un dolor pasado. La transferencia es la acción del
cliente a responder de alguna manera.

El terapeuta puede estar resistiendo a sus propias respuestas


o patrones somáticos, sus reacciones a lo desconocido, o a
ser despertado. Más importante, la resistencia del terapeu-

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ta puede ser su inhabilidad para responder o suspender su
respuesta, acercarse o retirarse. Sin darse cuenta, él endurece
sus piernas, brazos y manos, siguiendo patrones de alistarse
para correr, y la sensación de “tengo que irme lejos de aquí”.

En el trabajo somático, la respuesta somática y emocional del


terapeuta es lo central. El proceso somático se enfoca en la
respuesta organísmica de la vinculación son sus pensamien-
tos, sentimientos e imágenes acompañantes. En el grado en
que el terapeuta no está consciente de sus repuestas neurona-
les, emocionales, musculares, tiende a proyectarlas como lo
que está pasando en el cliente. Él acusa al cliente de retener-
se, de ser invasor o resistente. Un terapeuta puede contener
su respiración, suspender su acción, y aflojar los músculos de
su abdomen con el fin de estar receptivo. Un cliente depen-
diente adopta una actitud de mirar hacia arriba, asume una
postura que lo hace más pequeño. Un terapeuta puede desear
ser una autoridad aceptante, no obstante su postura somá-
tico-emocional es de columna entiesada, labios apretados,
mantenerse a distancia, y manda el mensaje: “no te acepto,
no soy receptivo hacia ti, mantén tu distancia.” Más aún, él
puede tener poca conciencia de que esa es su postura.

Así que la necesidad de vincularse o reestructurar vínculos


obsoletos es todo de lo que se trata la terapia somática. Y las
posturas de actitud somático-emocionales son el mensaje
real que está circulando de ida y vuelta. El cliente quiere
vincularse de una manera de la que está sólo ligeramente
consciente, mientras que el terapeuta responde, así se espera,
con su propia conciencia somática de lo que el cliente está di-
ciendo y cómo él responde instintivamente. Un cliente puede
desear vincularse cuerpo-a cuerpo, pero el terapeuta está tan
identificado con su rol como ayudante que no puede deses-
tructurarlo y ser el que acompaña al cliente, o se permite a sí
mismo ser el escucha mientras el cliente ensaya patrones de
dominación.

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Espejeo Somático

La actitud y estado del cuerpo de un cliente reflejan sus


sentimientos y experiencia internos. El cliente se presenta a
sí mismo en capas cada vez más profundas: “aquí estoy como
reteniendo, avanzando lentamente”, etc. Él espera que el te-
rapeuta lo vea y le refleje quién es él. Luego el terapeuta hace
esto con su propio proceso somático, que refleja sus respues-
tas internas. El aprieta su quijada o retiene su respiración.
Es de esperarse que el terapeuta esté consciente de cómo
él responde muscular y emocionalmente, y conozca lo que
proyecta y cuáles son sus respuestas a las proyecciones de su
cliente. El terapeuta transmite a su cliente su receptividad o
distancia con su postura somático-emocional.

Reflejar posturas somático-emocionales es un proceso de


proyección-introyección. El cliente transfiere o se proyecta a
sí mismo sobre el terapeuta para conocerse a si mismo. “Ne-
cesito un padre, asumo la postura de un hijo en relación con
la autoridad masculina. Me hago dócil, obediente, rebelde,
desafiante, Una vez más, siento el vínculo padre-hijo. “La
respuesta del terapeuta le refleja ya sea al padre autoritario,
una postura rígida, o al padre aceptante, una postura más
suave. El cliente puede entonces vincularse diferentemente
con otros hombres.

Este proceso de reflejo es somático. No es con palabras o


emociones que un estado se transmite, sino con la elevación
o relajación del pecho, el vientre tieso o suave, los ojos y
quijada tensos o relajados. Lo práctico de la imagen reflejada
es que le permite al terapeuta sentir el vínculo buscado por
el cliente mediante la postura que éste adopta. El terapeuta
puede entonces dirigir la atención del cliente a su postura
somática y qué puede estar significando, y ayudar al cliente
a aprender su propio lenguaje interno. Finalmente, la ima-
gen reflejada le permite al terapeuta descubrir sus propias
respuestas, y qué clase de vínculo busca él.

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La terapia somático-emocional trata con un estado generali-
zado somático, organizado, -rígido, denso, hinchado , colap-
sado-, que se expresa a sí mismo en las múltiples imágenes
que crea. El estado es primero una experiencia interiorizada,
que luego se convierte en una expresión exteriorizada bus-
cando un vínculo y una respuesta del otro. Por ejemplo, en
la vinculación uterina un cliente siente que le falta una pieza
en su organización interna, y exterioriza esto en una actitud
motriz, buscando en el terapeuta una matriz que lo albergue.
La acción del cliente trata de evocar una respuesta específica
del terapeuta. La respuesta que él recibe es interpretada por
el cliente a la luz del vínculo que él consciente o inconscien-
temente intenta formar. El terapeuta, sin darse cuenta de su
respuesta somática, cree que su imagen de sí mismo es a lo
que el cliente está respondiendo. Sin embargo, es entre las
posturas y expresiones somático-emocionales subyacentes,
tanto del lado del cliente como del terapeuta, que se da el
diálogo básico. Es este aspecto de la terapia somática lo que
la diferencia de la terapia más tradicional donde la transfe-
rencia es vista como sentimientos, emociones, fantasías e
imágenes. La terapia somática analiza gestos corporales y
expresiones de actitud como los verdaderos espejos del sen-
timiento y la necesidad. La terapia somática mira la interac-
ción de posturas y gestos somático-emocionales de la parte
del terapeuta y del cliente, como eso que establece el vínculo
o sistema en marcha entre ellos. Más aún, es la conciencia de
estas expresiones somáticas, y la habilidad para desorganiza-
das y reorganizadas, lo que constituye el trabajo principal en
la terapia somática .

El Vínculo de Amar y Ser Amado

La transferencia es un proceso emocional que busca for-


mar una conexión con otro. Está enraizado en profundas y
poderosas olas de necesidad acompañadas por sentimientos
de urgencia y gratificación. La urgencia de proyectar sobre
otro nuestras esperanzas de satisfacción y amor representan
la continuación de nuestra existencia, crecimiento, e indivi-

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duación. Sin esta urgencia, un individuo moriría, o estaría
insatisfecho, atrofiado, o no sería plenamente humano.

Por lo tanto, el orden y la lógica de la transferencia pue-


den ser entendidos sólo emocionalmente. La transferencia
involucra el deseo de amor. La transferencia es la proyección
de necesidades emocionales, de permanecer, de ser deseado,
de ser cuidado, de donarse, de intimar. Las proyecciones del
cliente son su seudópodo de vinculación, ellas demandan
una respuesta. La clase de respuesta que recibe su proyección
determina el destino de su necesidad .

La transferencia negativa, de manera similar, involucra un


deseo de conexión emocional. La transferencia negativa es
un vínculo distorsionado en el cual un cliente afirma su
dependencia, o se distancia del terapeuta al confundirlo con
alguien del pasado . En la transferencia negativa, un cliente
trata de establecer un lazo de amor a través de una máscara
que lo niega.

La contra-transferencia, en su sentido más amplio, es la


respuesta a las proyecciones de un cliente. La respuesta
somático-emocional del cliente constituye el otro lado de la
necesidad del cliente de ser cuidado. Por lo tanto es peligroso
para un terapeuta actuar su propia parte no consciente o no
vivida.

La transferencia es un esfuerzo por el cliente de abrir su


corazón y arriesgarse a amar otra vez. La transferencia lleva
consigo la esperanza de estar en intimidad. Significa aven-
turarse, poner sobre otro lo que no puede ser aceptado por
su propio yo, y finalmente tomar de regreso y regresar al
propio yo lo que ha sido proyectado. Así como anhelamos
pertenecer, ser cuidado, o entregarse, así aprendemos, a
través de la transferencia, a dejamos a nosotros mismos ser
adoptados. Así como deseamos ser recibidos, aprendemos
a dar, a interiorizar al otro. Así como nosotros anhelamos
estar separados, dejamos a otros estar separados. Así como

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aprendemos a incorporar nuestra experiencia, aprendemos a
incorporar al otro.

Las etapas de la transferencia y la vinculación están ligadas a


nuestro desarrollo emocional. El estado de amar, pertenecer,
ser parte de, pueden ser enlazadas con el vínculo umbilical.
Querer, demandar, estar reunificado, es una parte de la etapa
boca-pecho. Desear, tomar, ser tomado, estar juntos, luego
aparte, luego reconciliados con el otro, son las cualidades
asociadas con la fase genital. Para estar en la intimidad con
uno mismo y con otro, el amor es la característica distintiva
de la fase cuerpo a cuerpo. Lo que es proyectado es el yo, lo
que es respondido es el yo del otro; el yo se extiende a sí mis-
mo y crea un estado con el otro para revelarse a sí mismo,

Si los patrones emocional-musculares del cliente o del


terapeuta son fijados, permanecen atascados en patrones
particulares, por ejemplo, espasmos en los órganos de la
digestión, un subdesarrollo en el cerebro o los músculos de
la succión los patrones de engancharse o aferrarse, empujar o
jalar agresivamente. Todos estos patrones pueden ser com-
pulsivamente vividos hacia fuera en posturas musculares de
dominación, ataque, o sumisión .

El continuum de vinculación empieza con ser donado y


termina como donando. Este continuum va de tomar a dar,
de proyectar el propio yo a recibir las proyecciones de otro,
en un continuum sin fin de dar y tomar, amar y ser amado,
que sirve al crecimiento del otro y de uno mismo. La trans-
ferencia empieza con la necesidad de ser amado mediante la
satisfacción de nuestras necesidades, y evoluciona hacia pro-
yectar la necesidad de amar. Mientras que se ha dicho que
el amor del terapeuta cura, es igualmente cierto que el amor
del cliente, proyectado sobre el terapeuta es introyectado de
regreso en sí mismo, es un medio por el cual el diente se cura
a sí mismo, y, quizás incluso al terapeuta.

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Posdata

La vinculación somática ensena:

Receptividad
cómo estar emocionalmente conectado con otro, pero
manteniendo el contacto con uno mismo.

Cómo conectar con otro


que es similar u opuesto.

Cómo desmantelar conexiones emocionales


y separarse de otro.

Cómo crear lazos emocionales que sean


flexibles y personalizados.

Más que todo, la vinculación enseña


que algunos vínculos son involuntarios, determina-
dos, destinados, impredecibles.

Otros son voluntarios, elegidos,


capaces de ser influenciados.

Algunos vínculos son creados


y mantenidos, mientras otros no lo son, y cada uno
de nosotros tiene que aprender cómo vivir con esta
verdad.

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